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Son el conjunto de herramientas que resumen la intención de la alta gerencia de conjugar la estrategia del
negocio con el desarrollo de los empleados de la organización. Abarca las decisiones y los criterios
relacionados con la equidad interna y la competitividad externa.
Es una de las estrategias utilizadas para mejorar el rendimiento de los empleados y mantener un equilibrio
en la estructura de remuneraciones de la empresa es la implementación de un programa de
compensaciones, incentivos y beneficios.
Generalmente las Políticas de Compensaciones son elaboradas por el gerente del Área de Recursos Humanos
o Compensaciones. Una vez elaborada la propuesta, quien decide hacer efectiva su implementación o no, es
la gerencia de alto nivel o los directivos de la empresa.
Equidad interna: los índices de pago deben ser equitativos, todos los empleados deben ver su remuneración
como equitativa de acuerdo con lo que se paga a otros en la organización.
Competitividad ó equidad externa: la capacidad de la empresa de poder atraer y retener personal que
dependerá de su posicionamiento respecto del mercado.
Algunas cuestiones a tener en cuenta a la hora de diseñar una política de compensaciones son: el nivel de
competitividad de los salarios, la composición del paquete compensatorio total, la estructura de
remuneraciones interna, y por último, el mercado salarial.
Existen tres formas de compensación: el pago, los incentivos y los beneficios.
Componentes de la Compensaciones
Remuneración Fija: Sueldo – Honorarios - Otros Pagos Fijos
Remuneración Variable: Bonus - Incentivos de Corto Plazo - Incentivos de Largo Plazo
Beneficios: Prestamos – Automóvil - Plan de Retiro - Prestaciones Médicas, Etc.
Servicios: Almuerzo - Servicios Legales – Viajes – Club, Etc.
Es necesario destacar que, si bien el plan de compensaciones es particular de cada organización, hay
lineamientos que se deben seguir al momento de implementar cualquier sistema de compensación variable.
Relevancia: el empleado debe poder relacionar directamente su performance con el premio, debe sentir que
ese premio se lo tiene bien ganado. Caso contrario, lo percibirá como un aumento de sueldo encubierto o
una dádiva, y cuando se haya esforzado y no reciba su recompensa quizá termine más desmotivado que
antes.
Equilibrio: el sistema debe tener un buen equilibrio entre lo fijo y lo variable: generalmente, el sueldo fijo
debe ser el valor más importante de la remuneración que recibe cualquier persona, y el variable un premio
por los resultados logrados.
Simpleza: los planes deben ser comprensibles por la gente y entender por qué los están premiando.
Desafiante: debe ser equilibrado entre lo sencillo y lo imposible. Si el comportamiento premiado es percibido
como irrealizable, los empleados optarán por no preocuparse por el incentivo y quitarán toda colaboración,
en cambio, si los objetivos son demasiado sencillos se corre el riesgo de que sea un premio inmerecido y por
lo tanto no sirve como sistema de reconocimiento.
Premiar lo sobresaliente: un error frecuente es premiar por hacer lo que deben hacer, hay que premiar lo
que esta por encima de las pautas establecidas o de las performance esperadas.
Tener “techo”: Lo ideal es que el sistema esté calculado sobre la base del sueldo fijo, con un tope que sea
bastante difícil de alcanzar, lo cual bastará para motivar mucho y mantener el equilibrio interno de las
remuneraciones.