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RACISMO

INTEGRANTES:
BUITRAGO HERNANDEZ VALERY SOFIA
CAMARGO MESSA LAURA SOFIA
VERA HERRERA JUANA VALENTINA
VILLALOBOS MOLINA DANA VIOLETA

DOCENTE:
YOLANDA PINZON

COLEGIO COFREM
GRADO 10-4
JM MAÑANA
2024
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
El racismo es una forma de discriminación basada en la creencia de que ciertos
grupos humanos poseen características innatas que los hacen superiores o
inferiores a otros. Históricamente, el racismo ha estado arraigado en diversas
sociedades, manifestándose a través de la esclavitud, la segregación racial y otras
formas de discriminación.
En el siglo XV, con la expansión europea, surgió la idea de jerarquías raciales
para justificar la colonización y la esclavitud. El comercio transatlántico de
esclavos africanos exacerbó este fenómeno, perpetuando estereotipos y prejuicios
raciales.
(El comercio transatlántico se refiere al intercambio de bienes, principalmente
esclavos africanos, materias primas y productos manufacturados, entre Europa,
África y las Américas durante los siglos XVI al XIX. Este sistema comercial fue una
parte fundamental de la expansión colonial europea y estuvo estrechamente
vinculado al fenómeno de la esclavitud.
Las rutas del comercio transatlántico implicaban la exportación de productos
manufacturados desde Europa hacia África, donde se intercambiaban por
esclavos. Estos esclavos eran luego transportados a las colonias europeas en
América, donde trabajaban en plantaciones y minas. A cambio, se enviaban
materias primas y productos coloniales de vuelta a Europa.
Este comercio tuvo consecuencias significativas en términos económicos, sociales
y culturales. Contribuyó al enriquecimiento de las potencias coloniales europeas,
pero también generó sufrimiento humano masivo debido a la trata de esclavos y
las condiciones inhumanas en las que se llevaba a cabo. El comercio
transatlántico de esclavos es una parte oscura de la historia mundial y ha dejado
un impacto duradero en las comunidades afectadas.)El racismo es un problema
complejo que afecta a las sociedades de todo el mundo. Se manifiesta a través de
actitudes, creencias y acciones que discriminan o subestiman a las personas
debido a su raza o etnia. Esto puede incluir comportamientos abiertamente
hostiles, como insultos raciales o actos de violencia, así como formas más sutiles
de discriminación, como la negación de oportunidades laborales, educativas o de
vivienda basadas en la raza de una persona.
El siglo XIX vio la justificación pseudocientífica del racismo, con teorías que
afirmaban la superioridad de ciertas razas sobre otras. Esta ideología influyó en
políticas discriminatorias, como las leyes de Jim Crow en Estados Unidos y el
apartheid en Sudáfrica.

A lo largo del tiempo, movimientos como el de los derechos civiles en los años 60
y la lucha contra el apartheid contribuyeron a desafiar el racismo institucionalizado.
Sin embargo, el racismo persiste en diversas formas hoy en día, recordándonos la
importancia de abogar por la igualdad y la justicia social.
El racismo no solo afecta a los individuos en un nivel personal, sino que también
está arraigado en las estructuras sociales y políticas, lo que resulta en
desigualdades sistémicas y perpetúa la marginación de ciertos grupos étnicos. Por
ejemplo, las leyes discriminatorias o las políticas gubernamentales que favorecen
a ciertos grupos étnicos sobre otros pueden crear barreras significativas para el
progreso y la igualdad de todos los miembros de la sociedad.
Además de sus efectos directos en las personas que son blanco de
discriminación, el racismo también tiene un impacto negativo en la cohesión social
y el bienestar general de la sociedad en su conjunto. Fomenta la división, el
conflicto y la desconfianza entre grupos étnicos, lo que dificulta la construcción de
comunidades inclusivas y colaborativas.
Es importante reconocer la existencia del racismo y trabajar activamente para
abordarlo en todas sus formas. Esto implica desafiar las actitudes y creencias
racistas, promover la igualdad de oportunidades y luchar contra las políticas y
prácticas discriminatorias. Al hacerlo, podemos avanzar hacia una sociedad más
justa, equitativa y respetuosa con la diversidad humana.
El racismo se perpetúa a través de la transmisión de prejuicios, estereotipos y
actitudes discriminatorias de generación en generación. Además, influyen factores
como la falta de exposición a otras culturas, el miedo a lo desconocido, y la
perpetuación de narrativas negativas sobre ciertos grupos étnicos.
Asimismo, el racismo puede ser alimentado por estructuras sociales, políticas y
económicas que favorecen a ciertos grupos mientras marginan a otros. Estas
estructuras crean desigualdades sistemáticas que refuerzan los prejuicios raciales.
Superar el racismo requiere un esfuerzo colectivo que aborde estas complejas
dinámicas. Se necesita educación para desafiar los estereotipos y prejuicios
arraigados, promover la empatía y el entendimiento intercultural. Además, es
crucial implementar cambios estructurales para abordar las desigualdades
sistémicas que perpetúan el racismo.
En resumen, el racismo es el resultado de una combinación de factores históricos,
culturales, sociales y económicos que han llevado a la discriminación y
marginalización de personas basándose en su raza o etnia. Superarlo requiere un
compromiso continuo con la igualdad y la justicia social en todos los ámbitos de la
sociedad.
DIAGNOSTICO

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