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COLEGIO SAN ISIDRO SUR ORIENTAL IED

GRADO DECIMO
PROFESOR: JESÚS DAVID ÁVILA RAMÍREZ

PROPÓSITO AFECTIVO:
Comprender el valor de las manifestaciones literarias del siglo XVI.

PROPÓSITO COGNITIVO:
Identificar las características de la época Renacentista, a partir de la lectura de fragmentos
representativos.

PROPOSITO EXPRESIVO:
Al final de la veintena los estudiantes comprenderán y analizaran textos Renacentistas
representativos.

ENSEÑANZA AFECTIVA:
Seguramente habrás oído que alguien utiliza el término ´´ Renacer ´´ para referirse a la situación de
volver a ,. O nacer nuevamente, pues bien ese concepto se refiere a la resurrección de la cultura
grecolatina, olvidada durante largos siglos, es necesario que conozcas y analices esta corriente
ideológica, para comprender los cambios sociales económicos, religiosos y políticos a través del tiempo.

ENSEÑANZA COGNITIVA:

UNA VERDADERA REVOLUCIÓN


El Renacimiento fue una corriente cultural que se fue gestando en Europa durante el siglo XV y se
consolidó en el siglo XVI.
La palabra Renacimiento se refiere a la resurrección de la cultura grecolatina, olvidada y desatendida
durante la Edad Media fue la base de esta transformación. Por esta razón el Renacimiento fue una
auténtica revolución que abarcó todos los órdenes de la vida: político, religioso, cultural, artístico, etc.
Los humanistas, en el silo XV, impusieron una nueva concepción antropocéntrica del mundo. En ella el
hombre era el jefe de la vida y del mundo. Esta forma de pensar floreció abiertamente en el
Renacimiento. A lo largo de este periodo se empezó a confiar en la razón humana y los hombres se
dedicaron a la investigación física del universo. Esta nueva actitud hizo que las ciencias avanzaran
notablemente y se hicieran importantísimos descubrimientos científicos. Fue entonces cuando se
descubrió, por ejemplo, que la tierra giraba alrededor del sol.

LA CULTURA RENACENTISTA.

El hombre del siglo XVI era muy distinto al del siglo anterior. Varias fueron las razones de estos
profundos cambios:

• Los inventos técnicos y científicos: el perfeccionamiento de los mapas, la construcción de naves y el


invento de la brújula, permitieron que el hombre se aventurara hasta lugares remotos.
• La invención de la imprenta por Gutenberg, a mediados del siglo XV, causó una profunda
transformación en el mundo cultural. Recordemos que, hasta entonces, cada ejemplar de un libro
había sido escrito trabajosamente a mano por los monjes de los monasterios. El uso de la imprenta
permitió la difusión masiva del conocimiento.
• El descubrimiento de América por los Europeos, que provocó un cambio trascendental en la
concepción que tenían de la tierra: sólo poco después del Descubrimiento se comprobó la teoría de
la redondes de la tierra.

GÉNEROS LITERARIOS EN EL RENACIMIENTO:

LA LÍRICA: tuvo dos vertientes una de influencia italiana, iniciada por Garcilaso de la Vega, quien
adaptó el soneto , composición de origen italiano que se introdujo en España y caracterizados por ser
composiciones en verso endecasílabos formadas por cuatro estrofas dos cuartetos y dos tercetos
con rima
La otra vertiente es la mística, y religiosa, cuyos principales representantes son Santa Teresa de
Jesús y San Juan de la Cruz.
SONETO:

En tanto que de rosa y azucena


Se muestra la color en vuestro gesto,
Y que vuestro mirar, ardiente, honesto,
Enciende el corazón y lo refrena;

Y en tanto que el cabello, que en la vena


Del oro se escogió, con vuelo presto,
Por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
El viento mueve, esparce y desordena;

Coged de vuestra alegre primavera


El dulce fruto, antes que el tiempo airado
Cubra de nieve la hermosa cumbre,

Marchitará la rosa el viento helado,


Todo lo mudará la edad ligera,
Por no hacer mudanza en su costumbre.

GARCILASO DE LA VEGA.

ENSEÑANZA EXPRESIVA:

1. Identifique las rimas en el anterior soneto.


2. Sepárelo por sílabas métricas
3. Cuál es la temática del poema.
4. Cuantos versos tiene el poema
5. Cuántas estrofas tiene
6. Elabore un soneto con rima y siguiendo el modelo anterior . ( Tema libre ).

GÉNERO NARRATIVO:
La novela fue uno de los principales subgéneros trabajados en el Renacimiento: existen tres tipos

NOVELAS EJEMPLARES: Son un conjunto de novelas cortas de cuya lectura puede extraerse,
según Cervantes una enseñanza moral. A ese propósito didáctico obedece el adjetivo ejemplares

NOVELA PICARESCA : obra representativa “LAZARILLO DE TORMES” texto escrito en prosa


en forma de autobiografía , y en primera persona. El humor es una de las características esenciales de
esta novela, Lázaro, con sus ojos de niño, critica y ridiculiza los defectos de la sociedad de su tiempo.
Es una obra realista, no porque narre sucesos reales, sino porque presenta una visión del mundo sin
idealizaciones.

NOVELA DE CABALLERÍA: Obra representativa “DON QUIJOTE DE LA MANCHA”. Es la


obra cumbre de Cervantes. En 1.605. parodia de las novelas de caballería

NOVELA PASTORIL : obra representativa “ LA GALATEA” novela que reproduce la vida de los
pastores idealizados exponen sus problemas amorosos en el marco de una naturaleza idílica.

ENSEÑANZA EXPRESIVA:

En su cuaderno elabore un cuadro con los principales géneros literarios obras representativas.

TRABAJO DE CONSULTA:
Con relación a la época Renacentista, consulte los grandes inventos que se originaron en esta época ,
prepare una pequeña socialización creativa, puede emplear acetatos, láminas o maquetas
representativas del invento elegido por usted. Tiempo 3 a 2 minutos por persona.
COLEGIO SAN ISIDRO SUR ORIENTAL IED
GRADO DECIMO
PROFESOR: JESÚS DAVID ÁVILA RAMÍREZ

PROPÓSITO AFECTIVO: Valorar el género dramático como una herramienta para el desarrollo de habilidades
comunicativas.
PROPÓSITO COGNITIVO: Identificar las características del género dramático, en textos representativos.
PROPÓSITO EXPRESIVO: Adaptar y crear guiones a partir de textos asignados en clase.

ENSEÑANZA AFECTIVA: Una buena expresión oral, te ayuda a mejorar tus relaciones interpersonales y así
mismo te permite entablar nuevas amistades, por esto es indispensable el desarrollo de. esta habilidad
comunicativa, y lo puedes lograr, a través de la representación de acciones o sentimientos.
El teatro es una habilidad que te permite desarrollar la expresión oral y enfrentarte a un auditorio con
seguridad .

ENSEÑANZA COGNITIVA:
El teatro en la Edad media o medioevo, fueron manifestaciones muy rudimentarias , como diálogos en latín,
que se representaban en los atriós de las iglesias, acerca de alguna verdad de la religión católica, , especialmente
en el tiempo de navidad y de resurrección . Tales diálogos, la lengua hablada lo exigía se llevaban a cabo entre los
clérigos se les daba el nombre de Misterios . Después de un tiempo, admitieron a un rústico que cantaba en
lengua vulgar y por esta razón se llamó Villancico.

Sin embargo se cometieron algunos excesos en los templos con ocasión de tales fiestas y por eso se generalizó la
costumbre de salir a los atrios y a las plazas, en vez de hacer las representaciones dentro del recinto de la
iglesia. Esto ocasionó algunos cambios, tales como la variación de los temas que ya no eran de motivos
exclusivamente religiosos y el surgimiento de compañías teatrales que, en palacios y lugares públicos ,
representaban sus piezas , cantos y danzas. Más tarde, se les proporcionaron lugares adecuados para tales
representaciones , a los que les dieron el nombre de corrales.

Cuando las obras se hicieron muy largas se dividieron en jornadas y se representaron historias de la biblia,
leyendas de santos, milagros, etc. Luego al abrirse a otros temas no religiosos , nació el género de las
moralidades donde se personificaban los vicios y las virtudes.

Las clases de obras teatrales en la Edad Media fueron:


El teatro religioso o litúrgico: revivía asuntos sagrados con la finalidad de adoctrinar a los fieles que lo
presenciaban.
El teatro profano o laico : Coexistió con el religioso pero trataba asuntos de la vida cotidiana. A su lado el
religioso comenzó a perder popularidad.
El teatro cortesano: se presentaba durante el siglo XV en las cortes, con el fin de entretener la vida en los
palacios.

Obras representativas: el auto de los reyes magos. Escrita por un clérigo.

Los milagros de nuestra señora. Berceo.

La celestina. O tragicomedia de Calisto y Melibea. Fernando de Rojas.

El texto teatral comprende: diálogos, acotaciones , actos, escenas, personajes. Además una historia que tiene
inicio, nudo y desenlace de sucesos, según el tipo de obra. Es decir el teatro es la puesta en escena de un guión
o texto teatral.

El género literario es la clasificación de los textos, por tal motivo podemos afirmar que el género dramático o
teatro, hace parte de esta clasificación general.

Otro género literario, diferente al género dramático es el Narrativo, que presenta historias narradas de forma
oral o escrita.

ENSEÑANZA EXPRESIVA:

1.Con base en la anterior lectura sobre el concepto teatro o género dramático, extraer las proposiciones para su
clasificación y jerarquización. Y luego representarlas en un mentefacto conceptual en el cuaderno.

2. Elaborar un párrafo con tres proposiciones en las cuales plasme el origen del teatro medieval.
Lea el siguiente fragmento de la obra : La Celestina.
EN SUS MARCAS, LISTOS A LEER

LA CELESTINA O TRAGICOMEDIA DE
CALISTO Y MELIBEA.
ARGUMENTO:
Calixto joven rico, perseguido por un halcón de caza penetra en el jardín de la hermosa Melibea, hija
del noble Pleberio, impresionado por su belleza , le hace declaraciones amorosas pero es rechazado .
Calixto se muestra apesadumbrado ante su criado Sempronio , quien le propone conseguir la ayuda de
una vieja hechicera , astuta y sagaz llamada Celestina, que puede servir de alcahueta. Sempronio hace
trato con la vieja que acepta servirle a Calixto, pensando en sacar, junto con el criado, el mayor
provecho material. En el encuentro de Celestina con Calixto , ésta recibe un anticipo de cien monedas
de oro . Ya en casa, la bruja hace conjuros para hechizar unas manejillas de hilo que más tarde lleva a
casa de Melibea para vendérselas. En un momento en que logra quedar a solas con la joven, le habla de
su enamorado y concierta una cita para la media noche. En pago, Calixto le da una cadena de oro. Por
la noche, cumple la cita amorosamente en compañía de sus criados Sempronio y Parmenio. Más tarde
los criados van a reclamarle a Celestina su parte de pago pero ésta se niega y termina siendo apuñalada
por ellos. Estos son ajusticiados por la justicia y decapitados en la plaza pública. Calixto lamenta la
pérdida de sus colaboradores pero acude a una nueva cita nocturna con otros criados. Al alba ya de
regreso, cuando salta la tapia resabala y cae, muriendo de inmediato en el piso . Cuando Melibea se
entera de la noticia , se arroja desde una torre de su castillo y muere después de confesar a su
padre su amor y su deshonra . La obra termina con la lamentación del padre refiriéndose a la tragedia,
a las miserias del mundo del amor y de la vida.

FERNANDO DE ROJAS.

A través del fragmento siguiente de La Celestina de Fernando de Rojas, se puede apreciar el carácter de los protagonistas
de la obra. Calisto y Melibea tienen un encuentro amoroso y ante sus palabras de amor, la criada de Melibea también se
enciende de pasión.

Fragmento de La Celestina.

De Fernando de Rojas.

Acto XIX

CALISTO. Vencido me tiene el dulçor de tu suave canto; no puedo más çofrir tu penado
esperar. O mi señora y mi bien todo, ¿quál mujer podría aver nascida que desprivasse tu gran
merescimiento? O salteada melodía, o gozoso rato, o coraçón mío, ¿y cómo no podiste más
tiempo çofrir sin interrumper tu gozo y complir el desseo de entramos?
MELIBEA. O sabrosa trayción, o dulçe sobresalto, ¿es mi señor y mi alma, es él? No lo puedo
creer. ¿Dónde estavas, luziente sol? ¿Dónde me tenías tu claridad escondida? ¿Havía rato que
escuchavas? ¿Por qué me dexavas echar palabras sin seso al ayre con mi ronca boz de cisne?
Todo se goza este huerto con tu venida. Mira la luna, quán clara se nos muestra. Mira las
nuves, cómo huyen. Oye la corriente agua desta fontesica, quánto mas suave murmurio y
zurrío lleva por entre las frescas yervas. Escucha los altos cipresses, cómo se dan paz unos
ramos con otros por intercessión de un templadico viento que los menea. Mira sus quietas
sombras, quán escuras están y aparejadas para encobrir nuestro deleyte. Lucrecia, ¿qué
sientes, amiga? ¿Tórnaste loca de plazer? Déxamele, no me le despedaces, no le trabajes sus
miembros con tus pesados abraços; déxame gozar lo que es mío; no me ocupes mi plazer.
CALISTO. Pues, señora y gloria mía, si mi vida quieres, no cesse tu suave canto; no sea de
peor condición mi presentia con que te alegras que mi absentia que te fatiga.
MELIBEA. ¿Qué quieres que cante, amor mío? ¿Cómo cantaré, que tu desseo era el que regía
mi son y hazía sonar mi canto? Pues conseguida tu venida, desaparescióse el deseo;
destémplase el tono de mi boz. Y pues tú, señor, eres el dechado de cortesía y buena criança,
¿cómo mandas a mi lengua hablar y no a tus manos que estén quedas? ¿Por qué no olvidas estas
mañas? Mándalas estar sossegadas y dexar su enojoso uso y conversación incomportable.
Cata, ángel mío, que assí como me es agradable tu vista sossegada, me es enojoso tu riguroso
trato; tus honestas burlas me dan plazer, tus deshonestas manos me fatigan quando passan de
la razón. Dexa estar mis ropas en su lugar, y si quieres ver si es el hábito de encima de seda o
de paño ¿para qué me tocas en la camisa?, pues cierto es de lienço. Holguemos y burlemos de
otros mil modos que yo te mostraré; no me destroces ni maltrates como sueles. ¿Qué
provecho te trae dañar mis vestiduras?
CALISTO. Señora, el que quiere comer el ave, quita primero las plumas.
LUCRECIA. (Mala landre me mate si más lo escucho; ¿vida es esta? Que me esté yo
deshaziendo de dentera y ella esquivándose por que la rueguen Ya, ya, apaziguado es el ruydo;
no ovieron menester despartidores; pero tanbién me lo haría yo si estos necios de sus criados
me fablassen entre día, pero esperan que los tengo de yr a buscar.)
MELIBEA. Señor mío, ¿quieres que mande a Lucrecia traer alguna collación?
CALISTO. No ay otra colación para mí sino tener tu cuerpo y belleza en mi poder; comer y
bever dondequiera se da por dinero y cada tiempo se puede aver y qualquiera lo puede
alcançar, pero lo no vendible, lo que en toda la tierra no ay ygual que en este huerto, ¿cómo
mandas que se me passe ningún momento que no goze?
LUCRECIA. (Ya me duele a mí la cabeza descuchar y no a ellos de hablar ni los braços de
retoçar ni las bocas de besar; andar, ya callan; a tres me parece que va la vencida).
CALISTO. Jamás, querría, señora, que amanesciesse, según la gloria y descanso que mi
sentido recibe de la noble conversación de tus delicados miembros.
MELIBEA. Señor, yo soy la que gozo, yo la que gano; tú, señor, el que me hazes con tu
visitación incomparable merced.

ENSEÑANZA EXPRESIVA

CON BASE EN EL TEXTO LA CELESTINA

1. Porqué hace parte del género dramático


2. El vocabulario empleado hace parte del español arcaico o antiguo, deduzca por contexto
el significado de las siguientes palabras:
A. çofrir tu penado esperar
B. Déxamele
C. Por qué me dexavas echar palabras sin seso al ayre con mi ronca boz
D. quán escuras están y aparejadas para encobrir nuestro deleyte
3. Infiera el sentido de la siguiente frase: “Señora, el que quiere comer el ave, quita
primero las plumas.”
4. Narre brevemente la historia presentada en este episodio .
5. Qué relación tiene Lucrecia con la pareja.
6. Por qué lleva por título tragicomedia de Calisto y Melibea
7. Que significa la palabra Celestina. Busque otros sinónimos.
8. Elabore dos oraciones empleando la palabra Celestina.
9. Prepare un guión de teatro con base en la obra la celestina, seleccione una escena y dramatícela ante
sus compañeros , no olvide aprender de memoria el guión y emplear vocabulario y trajes representativos(
en lo posible)
COLEGIO SAN ISIDRO SUR ORIENTAL IED
GRADO DECIMO
PROFESOR: JESÚS DAVID ÁVILA RAMÍREZ

EL LAZARILLO DE TORMES
TRATADO PRIMERO
CUENTA LAZARO SU VIDA Y CUYO HIJO FUE

Pues sepa vuestra merced ante todas las cosas que a mí llaman Lázaro de Tormés, hijo de Tomé
González y de Antona Pérez, naturales de tejares, aldea de Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del
río Tormes, por la cual causa tomé el sobrenombre, y fue de esta manera: mi padre, que Dios perdone,
tenía cargo de proveer una molienda de una aceña que está ribera de aquel río, en la cual fue molinero
más de quince años; y estando mi madre una noche en la aceña, preñada de mí, tomóle el parto y
parióme allí; de manera que con verdad me puedo decir nacido en el río.

Pues siendo yo niño de ocho años, achacaron a mi padre ciertas sangrías mal hechas en los costales de
los que allí a moler venían, por lo cual fue preso, y confesó, y no negó, y padeció persecución por
justicia. Espero en Dios que está en la Gloria, pues el Evangelio los llama bienaventurados. En este
tiempo se hizo cierta armada contra moros, entre los cuales fue mi padre, que a la sazón estaba
desterrado por el desastre ya dicho, con cargo de acemilero de un caballero que allá fue; y con su
señor, como leal criado, feneció su vida.

Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determino arrimarse a los buenos por ser uno de
ellos, y vínose a vivir a la ciudad, y alquiló una casilla, y metióse a guisar de comer a ciertos
estudiantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos de caballos del Comendador de la Magdalena, de manera
que fue frecuentando caballerizas.

Ella y un hombre moreno, de aquellos que las bestias curaban, vinieron en conocimiento. Este algunas
veces se venía a nuestra casa, y se iba en la mañana; otras veces de día llegaba a la puerta, en achaque
de comprar huevos, y entrábase en casa. Yo, al principio de su entrada pesábame con él y habíale
miedo, viendo el color y el mal gesto que tenía; mas de que vi que con su venida mejoraba el comer,
fuile queriendo bien, porque siempre tría pan, pedazos de carne, y en el invierno leños a que nos
calentábamos.

De manera que, continuando la posada y conversación, mi madre vino a darme un negrito muy bonito, el
cual yo brincaba y ayudaba a calentar. Y acuérdome que estando el negro de mi padrastro trabajando
con el mozuelo, como el niño veía a mi madre y a mí blancos, y a él no, huía de él con miedo para mi
madre, y, señalando con el dedo decía: " ¡ Madre, coco! ". Respondió él riendo: " ¡Hideputa! ".

Yo, aunque bien mochacho, noté aquella palabra de mi hermanico, y dije entre mí: "¡Cuantos debe de
haber en el mundo que huyen de otros porque no se ven a sí mismos! ".

Quiso nuestra fortuna que la conversación del Zaide, que así se llamaba, llegara a oídos del
mayordomo, y hecho pesquisa, hallóse que la mitad por medio de la cebada que para las bestias le
daban hurtada; y salvados leña, almohazas, mandiles, y las mantas y sábanas de los caballos hacía
perdidas; y cuando otra cosa no tenía, las bestias desherraba, y con todo esto acudía a mi madre para
criar a mi hermanico. No nos maravillemos de un clérigo ni fraile porque el uno hurta de los pobres, y
el otro de casa para sus devotas y para ayuda de otro tanto, cuando a un pobre esclavo el amor le
animaba a esto.

Y porbósele cuanto digo, y aun más, porque a mí, con amenazas me preguntaban, y como niño respondía
y descubría cuanto sabía con miedo, con ciertas herraduras que por mandato a mi madre a un herrero
vendí.

Al triste de mi padrastro azotaron y pringaron, y a mi madre pusieron pena por justicia, sobre el
acostumbrado centenario, que en casa del sobredicho Comendador no entrase ni al lastimado Zaide en
la suya acogiese.

Por no echar la soga tras el caldero, la triste se esforzó y cumplió la sentencia; y por evitar peligro y
quitarse de malas lenguas, se fue a servir a los que al presente vivían en el mesón de la Solana. Y allí,
padeciendo mil importunidades, se acabo de criar mi hermanico hasta que supo andar, y a mí hasta ser
mozuelo, que iba a los huéspedes por vino y candelas y por lo demás que me mandaban.

En este tiempo vino a posar al mesón un ciego, el cual, pareciéndole que yo sería para adiestrarle, me
pidió a mi madre, y ella me encomendó a él diciéndole cómo era hijo de un buen hombre, el cual, por
ensalzar la fe, había muerto en la de los Gelves, y que ella confiaba en Dios no saldría peor hombre que
mi padre, y que le rogaba me tratase bien y mirase por mí, pues era huérfano. El respondió que así lo
haría y que me recibía no por mozo, sino por hijo. Y así le comencé a servir y adiestrar a mi nuevo y
viejo amo.

Como estuvimos en Salamanca algunos días, pareciéndole a mi amo que no era la ganancia a su contento,
determinó irse de allí, y cuando nos hubimos de partir yo fui a ver a mi madre, y ambos llorando, me
dio su bendición y dijo:

- Hijo, ya sé que no te veré más. Procura ser bueno y Dios te guíe. Criado te he y con buen amo te he
puesto; válete por ti.

Y así, me fui para mi amo, que esperándome estaba.

Salimos de Salamanca, y llegando a la puente, está a la entrada della un animal de piedra, que casi tiene
forma de toro y el ciego mandóme que llegase cerca del animal, y allí puesto me dijo:

- Lázaro, llega el oído a este toro y oirás gran ruido dentro de él.

Yo simplemente llegué, creyendo ser ansí; y como sintió que tenía la cabeza par de la piedra, afirmó
recio la mano y diome una gran calabazada en el diablo del toro, que más de tres días me duro el dolor
de la cornada, y díjome:

- Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo.

Y rió mucho la burla.

Parecióme que en aquel instante desperté de la simpleza en que, como niño, dormido estaba. Dije
entre mí: " Verdad dice éste, que me cumple avivar el ajo y avisar, pues solo soy, y pensar cómo me
sepa valer".

Comenzamos nuestro camino, y en muy pocos días me mostró jerigonza y como me viese de buen
ingenio, holgabase mucho y decía: " Yo oro ni plata te lo puedo dar; mas avisos para vivir muchos te
mostraré". Y fue ansí que, después de Dios, éste me dio la vida, y siendo ciego me alumbró y adestró
en la carrera de vivir.

Huelgo de contar a Vuestra Merced estas niñerías para mostrar cuánta virtud sea saber los hombres
subir siendo bajos, y dejarse bajar siendo altos cuánto vicio.

Pues tornando al bueno de mi ciego y contando sus cosas, Vuestra Merced sepa que desde que Dios
crió al mundo, ninguno formó más astuto ni sagaz. En su oficio era un águila; ciento y tantas oraciones
sabía de coro; un tono bajo, reposado y muy sonable, que hacía resonar la iglesia donde rezaba; un
rostro humilde y devoto, que con muy buen continente ponía cuando rezaba, sin hacer gestos ni visajes
con boca ni ojos como otros suelen hacer. Allende de esto, tenía otras mil formas y maneras para
sacar el dinero. Decía saber oraciones para muchos y diversos efectos: para mujeres que no parían,
para las que estaban de parto, para las que eran malcasadas, que sus maridos las quisiesen bien.
Echaba pronósticos a las preñadas si traían hijo o hija. Pues en caso de medicina, decía que Galeno no
supo la mitad que él para muela, desmayos, males de madres. Finalmente, nadie le decía padecer alguna
pasión, que luego no le decía: " Haced esto, haréis estotro, coced tal yerba, tomad tal raíz". Con esto
andábase todo el mundo tras él, especialmente mujeres, que cuanto les decía, creían. De éstas sacaba
él grandes provechos con las artes que digo, y ganaba más en un mes que cien ciegos en un año.

Mas también quiero que sepa Vuestra Meced que con todo lo que adquiriría y tenia, jamás tan
avariento ni mezquino hombre no vi, tanto que me mataba a mí de hambre, y así no me remediaba de lo
necesario. Digo verdad: sí con mi sotileza y buenas mañas no me supiera remediar, muchas veces me
finara de hambre; mas con todo su saber y aviso le contaminaba de tal suerte que siempre, o las más
veces, me cabía lo más y mejor. Para esto le hacia burlas endiabladas, de las cuales contaré algunas,
aunque no todas a mi salvo.

El traía el pan y todas las otras cosas en un fardel de lienzo, que por la boca, se cerraba con una
argolla de hierro y su candado y su llave, y al meter de todas las cosas y sacarlas, era con tan gran
vigilancia y tanto por contadero, que no bastara hombre en todo el mundo hacerle menos una migaja.
Más yo tomaba aquella laceria que él me daba, la cual en menos de dos bocados era despachada.
Después que cerrado el candado y se descuidaba, pensando que yo estaba entendiendo en otras cosas,
por un poco de coser, que muchas veces de un lado del fardel descosía y tornaba a coser sangraba el
avariento fardel, sacando no por tasa pan, mas buenos pedazos, torreznos y longaniza. Y ansí buscaba
conveniente tiempo para rehacer, no la chaza, sino la endiablada falta que el mal ciego me faltaba.

Todo lo que podía sisar y hurtar traía en medias blancas; y cuando le mandaban rezar y le daban
blancas, como él carecía de vista, no había el que se le daba amagado con ella, cuando yo la tenia
lanzada en la boca y la media aparejada, que por presto que él echaba la mano, ya iba de aparejada, que
por presto que él hechaba la mano, ya iba de mi cambio aniquilada en la mitad del justo precio.
Quejábaseme el mal ciego, porque al tiento luego conocía y sentía que no era entera, y decía:

-¿Qué diablo es esto, que después que conmigo estás no me dan sino medias blancas, y de antes una
blanca y una maravedí hartas veces me pagaban? ¡En ti debe estar esta desdicha!

También él abreviaba el rezar y la mitad de la oración no acababa, porque me tenía mandado que en
yéndose el que la mandaba rezar, le tirase por cabo del capuz. Yo así lo hacía. Luego él tornaba a dar
voces, diciendo: "¿Mandan rezar tal oración?", como suelen decir.

Usaba poner cabe sí un jarrillo de vino cuando comíamos, y yo, muy de presto, le asía y daba un par de
besos callados y tornábale a su lugar. Mas turóme poco, que en los tragos conocía la falta, y por
reservar su vino a salvo, nunca después desamparaba el jarro, antes lo tenía por el asa asido. Mas no
había piedra imán que sí trajese así como yo con una paja larga de centeno que para aquel menester
tenía hecha, la cual metiéndola en la boca del jarro, chupado el vino dejaba a buenas noches. Mas como
fuese el traidor tan astuto, pienso que me sintió, y dende en adelanté mudo propósito, y asentaba su
jarro entre las piernas, y atapábale con la mano, y ansí bebía seguro.

Yo como estaba hecho al vino, moría por él; y viendo que aquel remedio de la paja no me aprovechaba ni
valía, acorde en el suelo del jarro hacerle una fuentecilla y agujero sotil, y delicadamente con una muy
delgada tortilla de cera taparlo, y al tiempo de comer, fingiendo haber frío, entrábame entre las
piernas del triste ciego a calentarme en la pobrecilla lumbre que teníamos, y al calor della luego
derretida la cera (por ser muy poca) comenzaba la fuentecilla a destilarme en la boca la cual yo de tal
manera ponía que maldita la gota que se perdía. Cuando el pobreto iba a beber no hallaba nada.
Espantábase, maldecíase, daba al diablo el jarro y el vino, no sabiendo qué podía ser.

-No diréis, tío, que os lo bebo yo -decía-, pues no le quitáis de la mano.

Tantas vueltas y tientos dio al jarro que halló la fuente, y cayó en la burla; más así lo disimuló como si
no lo hubiera sentido. Y luego otro día, teniendo yo rezumando mi jarro como solía, no pensando el daño
que me estaba aparejado ni que el mal ciego me sentía, sentéme como solía. Estando recibiendo
aquellos dulces tragos, mi cara puesta hacia el cielo, un poco cerrados los ojos por mejor gustar el
sabroso licor, sintió el desesperado ciego que agora tenía tiempo de tomar de mí venganza, y con toda
su fuerza alzando con dos manos aquel dulce y amargo jarro, le dejó caer sobre mi boca, ayudándose,
como digo, con todo su poder de manera que el pobre Lázaro, que de nada de esto se guardaba, antes,
como otras veces estaba descuidado y gozoso, verdaderamente me pareció que el cielo, con todo lo que
en él hay, me había caído encima.

Fue tal el golpecillo, que me desatinó y sacó de sentido, y el jarrazo tan grande, que los pedazos de él
se me metieron por la cara, rompiéndomela por muchas partes, y me quebró los dientes, sin los cuales
hasta hoy día me quedé. Desde aquella hora quise mal al mal ciego; y aunque me quería y regalaba y me
curaba, bien vi que se había holgado del cruel castigo. Lavóme con vino las roturas que con los pedazos
del jarro me había hecho, y sonriéndose decía:

-¿Qué te parece, Lázaro? Lo que te enfermó te sana y da salud; y otros donaires que a mi gusto no lo
crean.

Ya que estuve medio bueno de mi negra trepa y cardenales, considerando que a pocos golpes tales el
cual ciego ahorraría de mí, quise yo ahorrar de él; más no lo hice tan presto por hacerlo más a mi salvo
y provecho. Y aunque yo quisiera asentar mi corazón y perdonarle el jarrazo, no daba lugar al mal
tratamiento que el mal ciego donde allí adelante me hacía, que sin causa ni razón, me hería dándome
coscorrones y repelándome. Y si alguno le decía por qué me trataba tan mal, luego contaba el cuento
del jarro diciendo:

-¿Pensaréis que este mi mozo es algún inocente? Pues oíd si el demonio ensayara otra tal hazaña.

Santiguándose los que lo oían, decían:

-¡Mirá quién pensara de un mochacho tan pequeño tal ruinidad!

Y reían mucho el artificio y decíanle:

-Castigadlo, castigadlo, que de Dios lo habréis.

Y él, con aquello, nunca otra cosa hacía.

Y en esto, yo siempre le llevaba por los peores caminos, y adrede, por le hacer mal y daño; sí había
piedras por ellas; si lodo, por lo más alto que aunque yo no iba por lo más enjuto, holgábame a mí de
quebrar un ojo por quebrar dos al que ninguno tenía. Con esto siempre con el cabo alto del tiento me
atentaba el colodrilo, el cual siempre traía lleno de tolodrones y pelado de sus manos; y aunque yo
juraba no lo hacer con malicia, sino por no hallar mejor camino, no me aprovechaba ni me creía, más tal
era el sentido y el grandísimo entendimiento del traidor.

Y porque vea Vuestra merced a cuánto se extendía el ingenio de este de este astuto ciego, contaré un
caso de muchos que con él me acaecieron, en el me parece dio bien a entender su gran astucia. Cuando
salimos de Salamanca, su motivo fue venir a tierra de Toledo, porque decía la gente más rica, aunque
no muy limosnera; arrimábase e este refrán: "Mas da el duro que el desnudo". Y venimos a este camino
por los mejores lugares. Donde hallaba buena acogida y ganancia, deteníamonos; donde no, a tercero
día hacíamos San Juan.

Acaeció que, llegando a un lugar que llaman Almorox al tiempo que cogían las uvas, un vendimiador le dio
un racimo dellas en limosna. Y como suelen ir los cestos maltratados, y también porque la uva en aquel
tiempo está muy madura, desgranábasele el racimo en la mano; para hecharlo en el fardel, tornábase
mosto, y lo que a él se llegaba. Acordó de hacer un banquete, así por no lo poder llevar como por
contentarme que aquel día me había dado muchos rodillazos y golpes. Sentámonos en un valladar, y
dijo:

-Agora quiero yo usar contigo de una liberalidad, y es que ambos comamos este racimo de uvas, que
hayas de él tanta parte como yo. Partillo hemos de esta manera: tú picarás una vez, y yo otra; con tal
manera que me prometas no tomar cada vez más de una uva. Yo haré lo mismo hasta que lo acabemos, y
de esta suerte no habrá engaño.

Hecho ansí el concierto, comenzamos; más luego el segundo lance el traidor mudó propósito, y comenzó
a tomar de dos en dos, considerando que yo debería hacer lo mismo. como vi que él quebraba la
postura, no me contenté ir a la par con él, más aún pasaba adelante; dos a dos, y tres a tres, y como
podía las comía. acabado el racimo, estuvo un poco con el escobajo en la mano, y meneando la cabeza
dijo:

-Lázaro, engañado me has; juraré yo a Dios que has comido las uvas de tres a tres.
-No comí -dije yo-, más ¿por qué sospecháis eso?

Respondió el sagacísimo ciego:

-¿sabes en qué veo, que las comiste tres a tres? en que comí yo dos y callabas.

Reíme entre mí, y aunque mochacho, noté mucho la discreta consideración del ciego.

Más por no ser prolijo, dejo contar muchas cosas, así graciosas como de notar, que con este mi primer
amo me acaecieron, y quiero decir el despidiente y, con él acabar.

Estábamos en Escalona, villa del duque della, en un mesón, y diome un pedazo de longaniza que le asase.
Ya que la longaniza había pringado y comídose las pringadas, sacó un maravedí de la bolsa y mandó que
fuese por el de vino a la taberna. Púsome el demonio el aparejo delante los ojos, el cual, como suelen
decir, hace al ladrón, y fue que había cabe el fuego un nabo pequeño, larguillo y ruidoso, y tal que, por
no ser para la olla, debió ser echado allí.

Y como al presente nadie estuviese sino él y yo solos, como me vi con apetito goloso habiendo puesto
dentro el sabroso olor de la longaniza (del cuál solamente sabía que había de gozar), no mirando qué me
podría suceder, propuesto todo el temor por cumplir con el deseo, en tanto que el ciego sacaba de la
bolsa el dinero, saqué la longaniza, y, muy presto, metí el sobredicho nabo en el asador, el cual, mi amo
dándome el dinero para el vino, tomó y comenzó a dar vueltas al fuego, queriendo asar al que de ser
cocido, por sus deméritos, había escapado.

Yo fui por el vino, con el cual no tardé en despachar la longaniza; y cuando vine, hallé al pecador del
ciego que tenía entre dos rebanadas apretado el nabo al cual no había conocido por no lo haber tentado
con la mano. Como tomase las rebanadas y mordiese en ellas, pensando también llevar parte de la
longaniza, hallóse en frío con el frío nabo, alteróse y dijo:

-¿Que es esto, Lazarillo?

-¡Lacerado de mí! -dije yo- ¿Si queréis a mí echar algo?

¿Yo no vengo de traer el vino? Alguno estaba ahí, y por burlar haría esto.

-No, no -dijo él-, que yo no he dejado el asador de la mano. No es posible.

Yo torné a jurar y perjurar que estaba libre de aquel trueco y cambio; más poco me aprovechó, pues a
las astucias del maldito ciego nada se le escondía. Levantóse y asióme por la cabeza y llegóse a olerme.
Y como debió sentir el huelgo, a uso de buen podenco, por mejor satisfacerse de la verdad y con la
gran agonía que llevaba, asiéndome con las manos abríame la boca más de su derecho y
desatentadamente metía la nariz, la cual él tenía luenga y afiliada, y a aquella sazón, con el enojo, se
había aumentado un palmo, con el pico de la cual me llegó a la gulilla.

Y con esto, y con el gran miedo que tenía, y con la brevedad del tiempo, la negra longaniza aún no había
hecho asiento en el estómago, y lo más principal, con el destiento de la cumplidísima nariz, medio cuasi
ahogándome, todas estas cosas se juntaron, y fueron causa que el hecho y golosina se manifieste y lo
suyo fuese devuelto a su dueño; de manera que antes que el mal ciego sacase de mi boca su trompa, tal
alteración sintió mi estómago, que le dio con el hurto en ella, de suerte que su nariz y la negra mal
mascada longaniza a un tiempo salieron de mi boca.

¿Oh, gran Dios, quién estuviera aquella hora sepultado, que muerto ya lo estaba! Fue tal el coraje del
perverso ciego que, si al ruido no acudieran, pienso no me dejara con la vida. sacáronme de entre sus
manos, dejándoselas llenas de aquellos pocos cabellos que tenía, arañada la cara y rascuñado el
pescuezo y la garganta. Y esto bien lo merecía, pues por su maldad me venían tantas persecuciones.

Contaba el mal ciego a todos cuantos allí se allegaban mis desastres, y dábales cuenta una y otra vez,
así de la del jarro como de la del racimo, y agora de lo presente. Era la risa de todos tan grande que
toda la gente que por la calle pasaba entraba a ver la fiesta; mas con tanta gracia y donaire recontaba
el ciego mis hazañas, que aunque yo estaba tan maltratado y llorando, me parecía que hacía sinjusticia
en no se las reír.

Y en cuanto esto pasaba, a la memoria me vino una cobardía y flojedad que hice porque me maldecía, y
fue no dejarle sin narices, pues tan buen tiempo tuve para ello que la mitad del camino estaba andando,
que con sólo apretar los dientes se me quedaran en casa, y, con ser de aquel malvado, por ventura lo
retuviera mejor mi estómago que retuvo la longaniza y no pareciendo ellas pudiera negar la demanda.
¿Pluguiera a dios que lo hubiera hecho, que eso fuera así que así!

Hiciéronnos amigos la mesonera y los que allí estaban, y con el vino que para beber le había traído
laváronme la cara y la garganta. Sobre lo cual discantaba el mal ciego donaires, diciendo:

-Por verdad, más vino me gasta este mozo en lavatorios al cabo del año que yo bebo en dos. A lo menos,
Lázaro, eres en más cargo al vino que a tu padre, porque él una vez te engendró mas el vino te ha dado
la vida.

Y luego contaba cuántas veces me había descalabrado y arpado la cara, y con vino luego sanaba.

-Ya te digo -dijo- que si un hombre en el mundo ha de ser bienaventurado con vino que serás tú.

Y reían mucho los que me lavaban con esto, aunque yo no renegaba. Más el pronóstico del ciego no salió
mentiroso, y después acá muchas veces me acuerdo de aquel hombre, que sin duda debía tener espíritu
de profecía, y me pesa de los sinsabores que le hice, aunque bien se lo pagué, considerando lo que aquel
día me dijo salirme tan verdadero como adelante Vuestra Merced oirá.

Visto esto y las malas burlas que el ciego burlaba a mí, determiné de todo detalle, y como lo traía
pensado y lo tenía en voluntad, con éste postrer juego que me hizo, afirmélo más. Y fue ansí, que luego
otro día salimos por la villa a pedir limosna, y había llovido mucho la noche antes; y porque el día
también llovía, y andaba rezando debajo de unos portales que en aquel pueblo había, donde no nos
mojamos; mas como la noche se venía, y el llover no cesaba, díjome el ciego:

-Lázaro, esta agua es muy porfiada, y cuanto la noche más cierra, más recia; acojámonos ala posada
con tiempo.

Para ir allá habíamos de pasar un arroyo que con la mucha agua iba grande. Yo le dije:
–Tío el arroyo va muy ancho; mas si queréis, yo veo por dónde atravesamos más aína sin nos mojar,
porque se estrecha allí mucho, y saltando pasaremos a pie enjuto.

Paricióle buen consejo, y dijo:

-discreto eres, por esto te quiero bien. Llévame a ese lugar donde el arroyo se ensangosta, que agora
es invierno y sabe mal el agua, y mas llevar los pies mojados.

Yo, que vi el aparejo a mi deseo, saquéle de bajo de los portales, y llevéle derecho a un pilar o poste de
piedra que en la plaza estaba, sobre el cual y sobre otros cargaban saledizos de aquellas casas y
dígole:

-Tío, este es el paso más angosto que en el arroyo hay.

Como llovía recio y el triste de mojaba, y con la prisa que llevábamos de salir, del agua, que encima se
nos caía, y lo más principal, porque Dios le cegó aquella hora el entendimiento (fue por darme
vergüenza), creyóse de mí dijo:

-Ponenme bien derecho y salta tú el arroyo.

Yo le puse bien derecho enfrente del pilar, y doy un salto y póngome detrás del poste como quien
espera tope de toro y díjele:
-¡Sús! Saltá todo lo que podáis, porque deis de este cabo del agua.

Aun apenas lo había acabado de decir, cuando se abalanza el pobre ciego como cabrón, y de toda su
fuerza arremete, tomando un paso atrás de la corrida para hacer mayor salto, y da con la cabeza en el
poste, que sonó tan recio como si diera con una gran calabaza y cayó luego para atrás, medio muerto y
tendida la cabeza.

–¿Cómo, y olistes la longaniza y no el poste? ¡Olé! ¡Olé!

–le dije yo.

Y dejóle en poder de mucha gente que lo había ido a socorrer, y tomo la puerta de la villa en los pies de
un trote, y antes que la noche viniese di conmigo en Torrijos. No supe más lo que Dios dél hizo, ni curé
de lo saber.
COLEGIO SAN ISIDRO SUR ORIENTAL IED
GRADO DECIMO
PROFESOR: JESÚS DAVID ÁVILA RAMÍREZ

NOVELA DE RINCONETE Y
CORTADILLO
En la venta del Molinillo, que está puesta en los fines de los famosos campos de Alcudia, como vamos
de Castilla a la Andalucía, un día de los calurosos del verano, se hallaron en ella acaso dos muchachos
de hasta edad de catorce a quince años: el
uno ni el otro no pasaban de diez y siete; ambos de buena gracia, pero muy descosidos, rotos y
maltratados; capa, no la tenían; los calzones eran de lienzo y las medias de carne. Bien es verdad que lo
enmendaban los zapatos, porque los del uno eran alpargates, tan traídos como llevados, y los del otro
picados y sin suelas, de
manera que más le servían de cormas que de zapatos. Traía el uno montera verde de cazador, el otro
un sombrero sin toquilla, bajo de copa y ancho de falda. A la espalda y ceñida por los pechos, traía el
uno una camisa de color de camuza, encerrada y recogida toda en una manga; el otro venía escueto y
sin alforjas, puesto que en el
seno se le parecía un gran bulto, que, a lo que después pareció, era un cuello de los que llaman valones,
almidonado con grasa, y tan deshilado de roto, que todo parecía hilachas. Venían en él envueltos y
guardados unos naipes de figura ovada, porque de
ejercitarlos se les habían gastado las puntas, y porque durasen más se las cercenaron y los dejaron de
aquel talle. Estaban los dos quemados del sol, las uñas caireladas y las manos no muy limpias; el uno
tenía una media espada, y el otro un cuchillo de cachas amarillas, que los suelen llamar vaqueros.
Saliéronse los dos a sestear en un portal, o cobertizo, que delante de la venta se hace; y, sentándose
frontero el uno del otro, el que parecía de más edad dijo al más pequeño: -¿De qué tierra es vuesa
merced, señor gentilhombre, y para adónde bueno camina? -Mi tierra, señor caballero -respondió el
preguntado-, no la sé, ni para dónde camino, tampoco.-Pues en verdad -dijo el mayor- que no parece
vuesa merced del cielo, y que éste no es lugar para hacer su asiento en él; que por fuerza se ha de
pasar adelante. -Así es -respondió el mediano-, pero yo he dicho verdad en lo que he dicho, porque mi
tierra no es mía, pues no tengo en ella más de un padre que no me tiene por hijo y una madrastra que
me trata como alnado; el camino que llevo es a la ventura, y allí le daría fin, donde hallase quien me
diese lo necesario para pasar esta miserable vida.
-Y ¿sabe vuesa merced algún oficio? -preguntó el grande. Y el menor respondió:
-No sé otro sino que corro como una liebre, y salto como un gamo y corto de tijera muy delicadamente.
-Todo eso es muy bueno, útil y provechoso -dijo el grande-, porque habrá sacristán que le dé a vuesa
merced la ofrenda de Todos Santos, porque para el Jueves Santo le corte florones de papel para el
monumento. -No es mi corte desa manera -respondió el menor-, sino que mi padre, por la misericordia
del cielo, es sastre y calcetero, y me enseñó a cortar antiparas, que, como vuesa merced bien sabe, son
medias calzas con avampiés, que por su propio nombre se suelen llamar polainas; y córtolas tan bien,
que en verdad que me podría examinar de maestro, sino que la corta suerte me tiene arrinconado.-
Todo eso y más acontece por los buenos -respondió el grande-, y siempre he oído decir que las buenas
habilidades son las más
perdidas, pero aún edad tiene vuesa merced para enmendar su ventura. Mas, si yo no me engaño y el
ojo no me miente, otras gracias tiene vuesa merced secretas, y no las quiere manifestar. -Sí tengo -
respondió el pequeño-, pero no son para en público, como vuesa merced ha muy bien apuntado. A lo cual
replicó el grande: -Pues yo le sé decir que soy uno de los más secretos mozos que en gran parte se
puedan hallar; y, para obligar a vuesa merced que descubra su pecho y descanse conmigo, le quiero
obligar con descubrirle el mío primero; porque imagino que no sin misterio nos
ha juntado aquí la suerte, y pienso que habemos de ser, déste hasta el último día de nuestra vida,
verdaderos amigos. «Yo, señor hidalgo, soy natural de la Fuenfrida, lugar conocido y famoso por los
ilustres pasajeros que por él de contino pasan; mi nombre es Pedro del Rincón; mi padre es persona de
calidad, porque es ministro de
la Santa Cruzada: quiero decir que es bulero, o buldero, como los llama el vulgo. Algunos días le
acompañé en el oficio, y le aprendí de manera, que no daría ventaja en echar las bulas al que más
presumiese en ello. Pero, habiéndome un día ficionado más al dinero de las bulas que a las mismas
bulas, me abracé con un talego y di conmigo y con él en Madrid, donde con las comodidades que allí de
ordinario se ofrecen, en pocos días saqué las entrañas al talego y le dejé con más dobleces que
pañizuelo de desposado.Vino el que tenía a cargo el dinero tras mí, prendiéronme, tuve poco favor,
aunque, viendo aquellos señores mi poca edad, se contentaron con que me arrimasen al aldabilla y me
mosqueasen las espaldas por un rato, y con que saliese desterrado por cuatro años de la Corte. Tuve
paciencia, encogí los hombros, sufrí la tanda y mosqueo, y salí a cumplir mi destierro, con tanta priesa,
que no
tuve lugar de buscar cabalgaduras. Tomé de mis alhajas las que pude y las que me parecieron más
necesarias, y entre ellas saqué estos naipes -y a este tiempo escubrió los que se han dicho, que en el
cuello traía-, con los cuales he ganado mi vida por los
mesones y ventas que hay desde Madrid aquí, jugando a la veintiuna;» y, aunque vuesa merced los vee
tan astrosos y maltratados, usan de una maravillosa virtud con quien los entiende, que no alzará que no
quede un as debajo. Y si vuesa merced es
versado en este juego, verá cuánta ventaja lleva el que sabe que tiene cierto un as a la primera carta,
que le puede servir de un punto y de once; que con esta ventaja, siendo la veintiuna envidada, el dinero
se queda en casa. Fuera desto, aprendí de un cocinero de un cierto embajador ciertas tretas de
quínolas y del parar, a quien también llaman el andaboba; que, así como vuesa merced se puede
examinar en el corte de sus antiparas, así puedo yo ser maestro en la ciencia vilhanesca. Con esto voy
seguro de no morir de hambre, porque, aunque llegue a un cortijo, hay quien quiera pasar tiempo
jugando un rato. Y desto hemos de hacer luego la experiencia los dos: armemos la red, y veamos si cae
algún pájaro destos arrieros que aquí hay; quiero decir que jugaremos los dos a la veintiuna, como si
fuese de veras; que si alguno quisiere ser tercero, él será el primero que deje la pecunia.
COLEGIO SAN ISIDRO SUR ORIENTAL IED
GRADO DECIMO
PROFESOR: JESÚS DAVID ÁVILA RAMÍREZ

TEXTO ARGUMENTATIVO GRADO DÉCIMO.


Profesora: Carmenza Hernández González.

PROPÓSITO AFECTIVO:
Valorar el texto argumentativo como mecanismo de expresión y defensa de nuestras ideas.
PROPÓSITO COGNITIVO:
Identificar la tesis en los textos argumentativo.
PROPÓSITO EXPRESIVO:
Los estudiantes estarán en capacidad de reconocer y analizar la tesis expuesta en los textos
argumentativos.

ENSEÑANZA AFECTIVA:

Alguna vez te has visto en la necesidad de convencer a alguien para que te ayude a defender una idea o
punto de vista, o para que te permita pertenecer a un grupo, o simplemente para defenderte en
alguna situación en la que te han juzgado mal o te culpan de alguna pilatuna que tú no hiciste.
Sabías que esas habilidades necesarias para saber salir airosos en esas situaciones se pueden adquirir
a partir de la lectura y reflexión sobre el tratamiento ideativo de una clase específica de textos.
Así como lo oyes; el ser humano escribe textos no sólo para exponer conocimientos o relatar
historias; también produce textos para defender una idea o punto de vista. A este tipo de escrito lo
llamaremos TEXTO ARGUMENTATIVO.
Descubrir que el conocimiento de los textos argumentativos contribuye a la formación personal, al
desarrollo académico y a la cualificación de las destrezas comunicativas de los seres humanos.

ENSEÑANZA CONCEPTUAL:

PRERREQUISITOS:

¿QUÉ ES UN ARGUMENTO?
Es un razonamiento mediante el cual se pretende probar una idea, una afirmación.
Probar una afirmación implica presentar razones a favor de su validez. Por ejemplo, si yo quisiera
convencer a mi hijo de la necesidad de comer habitualmente carne y granos, ¿ Qué razones le puedo
presentar para lograrlo? Sencillo La carne y los granos son una fuente de proteínas, y la proteínas
son indispensables para los seres vivientes. Sin duda alguna, las razones presentadas apuntan a
demostrar la veracidad de la afirmación.

ESTRUCTURA DE UN TEXTO ARGUMENTATIVO:

TESIS: Es la idea o pensamiento que el autor del texto busca sustentar o defender.

ARGUMENTALES: Son ideas y pensamientos que brindan evidencia a favor de la tesis, la sustentan.

DERIVADAS: Son las ideas o pensamientos que se derivan o evidencian una consecuencia de la
tesis.(conclusión)

DEFINICIONES: Las ideas o pensamientos que definen términos claves para entender un texto.

EJERCICIO DE APLICACIÓN:

Lectura de un texto argumentativo:


REVISAN EL PASADO DE LOS DINOSAURIOS

La diversificación de los mamíferos se habría iniciado hace cien millones de años, bastante antes de
la extinción de los dinosaurios, que sucedió aproximadamente hace 65 millones de años. Defendida por
dos biólogos de la Universidad Park, de Pensylvania ( Estados Unidos) , está hipótesis se fundamenta
en el estudio de los genes de 207 especies animales actuales. Eligieron 658 genes que presentan
mutaciones a un ritmo constante en el transcurso del tiempo. Estos genes constituyen una especie de
reloj genético que
determina la época en la cual se produjo separación de dos líneas. Los biólogos americanos han
identificado cinco líneas en genes de ardillas, elefantes, armadillos, puerco espines, y caballos que ya
existen en la época de los dinosaurios . Estos animales no habrían esperado que los grandes reptiles
hubieran dejado la vacante para diversificarse. Recibidas con frialdad por los paleontólogos , estas
conclusiones no concuerdan con aquellas que se deducen del estudio de los fósiles. K:M

PROCEDIMIENTO para identificar la tesis:

1. Separación de oraciones:

a. La diversificación de los mamíferos se habría iniciado hace cien millones de años, bastante antes
de la extinción de los dinosaurios, que sucedió aproximadamente hace 65 millones de años.

b. Defendida por dos biólogos de la Universidad Park, de Pensylvania ( Estados Unidos) , está
hipótesis se fundamenta en el estudio de los genes de 207 especies animales actuales.

c. Eligieron 658 genes que presentan mutaciones a un ritmo constante en el transcurso del tiempo.

d. Estos genes constituyen una especie de reloj genético que determina la época en la cual se
produjo
Separación de dos líneas.

d. Los biólogos americanos han identificado cinco líneas en genes de ardillas, elefantes, armadillos,
puerco espines, y caballos que ya existen en la época de los dinosaurios .

e. Estos animales no habrían esperado que los grandes reptiles hubieran dejado la vacante para
diversificarse.

g. Recibidas con frialdad por los paleontólogos , estas conclusiones no concuerdan con aquellas que se
deducen del estudio de los fósiles. K:M

TESIS: Está expresada en la oración a.

ARGUMENTO PRINCIPAL : está expresado en la oración e. Pero que tiene que ver la existencia
de esas cinco líneas en los genes de los animales mencionados con los animales mencionados en la
tesis?
La información necesaria para entender esto , nos la brinda el texto en las oraciones c y d. (
definiciones)

ENSEÑANZA EXPRESIVA:
1 .Lea las siguientes proposiciones:

P1: En Juricó, a pesar de la inversión en servicios públicos que hizo la empresa extractora de
petróleo, la población gana un 30% menos que en la época de extracción del crudo.
P2: En Hiuty, la economía ha seguido creciendo aún después de finalizada la extracción de carbón,
gracias a la inversión en microempresas.
P3: En Yeirt, los ingresos de las personas siguieron creciendo después de finalizada la producción de
sal.
P4: Según el premio Nobel de economía, el Estado debe fomentar las empresas familiares sobre la
inversión en servicios, para disminuir la corrupción y garantizar la economía de las regiones a mediano
plazo.
P5: Según Ragó y Posada, el estado debe promover la creación de empresas, especialmente en las
zonas de extracción de recursos no renovables, para evitar que las personas se empobrezcan cuando
se agoten los recursos como consecuencia de la mala inversión que hacen de sus ingresos.

2. Identifique y escriba la tesis en su cuaderno.


3. Explique porque cumple la función de tesis.

EJERCITACIÓN DOS.
1. LEA EL SIGUIENTE TEXTO, IDENTIFIQUE LA TESIS Y ESCRÍBALO EN EL CUADERNO.

Las personas soberbias no piensan más que en sí mismas, y se creen superiores o mejores que otras.
Esta adoración de la propia persona se debe a que no se aprecian las virtudes ajenas. Por eso estas
personas se comportan de forma altanera y arrogante con los demás.

Vemos, por ejemplo, la actitud de algunas de las personas de clase alta y emergentes, que miran por
encima del hombro a los que consideran inferiores por tener menos dinero y, en consecuencia, menos
posibilidades de acceder a comodidades, vivir en barrios de estratos altos o estudiar en reconocidos
colegios y universidades. Por esto, son por lo general solitarias e indeseables.

Por otro lado, se consideran superiores porque no conocen el respeto, la tolerancia, la bondad ni
ninguna otra virtud que no esté asociada con el engrandecimiento de su propio ego. Esto es evidente
en ciertos intelectuales, que lejos de compartir sus conocimientos, los acumulan con el único fin
inflar su ego, bajo el supuesto equivocado de que esto los eleva por encima de los demás y los
convierte en seres indispensables para el desarrollo de la humanidad. Es así como levantan una
barrera para evitar que los demás entren a su mundo, que consideran perfecto.

EJERCITACIÓN

1. Identifique la tesis y escríbala en el cuaderno.


2. Explique porque cumple la función de tesis.

EXPRESIÓN ESCRITA

Elabore una tesis con base en los siguientes temas:

1. La agresión física entre jóvenes.

TESIS______________________________________________________________

´2. La violencia familiar.

TESIS____________________________________________________________

3. La promoción automática.

TESIS_______________________________________________________________
COLEGIO SAN ISIDRO SUR ORIENTAL IED
GRADO DECIMO
PROFESOR: JESÚS DAVID ÁVILA RAMÍREZ

LEA DETENIDAMENTE:

CÓMO LÁZARO SE ASENTÓ CON UN CLÉRIGO, Y DE LAS COSAS QUE CON EL PASÓ
Otro día, no pareciéndome estar allí seguro, fuíme a un lugar que llaman Maqueda, adonde me toparon mis
pecados con un clérigo que, llegando a pedir limosna me preguntó si sabía ayudar a misa. Yo dije que sí, como era
verdad, que aunque maltratado, mil cosas buenas me mostró el pecador del ciego, y una dellas fue ésta.
Finalmente el clérigo me recibió por suyo.
Escapé del trueno y di en el relámpago, porque era el ciego para con éste un Alejandro Magno, con ser la misma
avaricia, como he contado. No digo más sino que toda la lacería del mundo estaba encerrada en éste (no sé si de
su cosecha era o la había anexado con el hábito de clerecía).
El tenía un arcaz viejo y cerrado con su llave, la cual traía atada con una agujeta del paletoque, y en viniendo el
bodigo de la iglesia, por su mano era luego allí lanzado, y tornaba a cerrar el arca. Y en toda la casa no había
ninguna cosa de comer, como suele estar en otras; algún tocino colgado al humero, algún queso puesto en alguna
tabla o en el armario, algún canastillo con algunos pedazos de pan que de la mesa sobran que me parece a mí que
aunque dello no me sobran que me parece a mí que aunque dello no me aprovechara, con la vista dello me
consolara.
Solamente había una horca de cebollas, y tras la llave, en una cámara el lo alto de la casa. De éstas tenía yo de
ración una para cuatro días, y cuando le pedía la llave para ir por ella, si alguno estaba presente, echaba mano al
falsopecto y, con gran continencia, la desataba y me la daba diciendo:
-Toma, y vuelva luego, y no hagáis sino golosinar.
Como si debajo della estuvieran todas las conservas de Valencia, con haber en la dicha cámara, como dije,
maldita la otra cosa que las cebollas colgadas de un clavo, las cuales él tenía tan bien por cuenta, que si por malos
de mis pecados me desmandara a más de mi tasa, me costara caro. Finalmente, yo me finaba de hambre.
Pues ya que conmigo tenía poca caridad, consigo usaba más. Cinco blancas de carne era su ordinario para comer y
cenar. Verdad es que partía conmigo del caldo, que de la carne, ¡tan blanco el ojo!, sino un poco de pan, y
¡pluguiera a Dios que me demediara!
Los sábados cómense en esta tierra cabezas de carnero, y enviábame por una que costaba tres maravedíes.
Aquélla le cocía y comía los ojos, y la lengua y el cogote y sesos, y la carne que en las quijadas tenía, y dábame
todos los huesos roídos, y dábamelos en el plato, diciendo:
–toma, come, triunfa, que para ti es el mundo; mejor vida tienes que el Papa!
–"¡Tal te la dé Dios!" –decía yo paso entre mí.
A cabo de tres semanas que estuve con él, vine a tanta flaqueza, que no me podía en las piernas de pura hambre.
Vime claramente ir a la sepultura, si Dios y mi saber no me remediaran. Para usar de mis mañas no tenía aparejo,
por no tener en qué darle salto, y aunque, algo hubiera, no podía cegarle, como hacía al que Dios perdone (si de
aquella calabazada feneció), que todavía, aunque astuto, con faltarle aquel preciado sentido, no me sentía, más
estotro, ninguno hay que tan aguda vista tuviese como él tenía.
Cuando el ofertorio estábamos, ninguna blanca en la concha caía que no era dél registrada; el un ojo tenía en la
gente y el otro en mis manos. Bailábanle los ojos en el casco como si fueran de azogue. Cuantas blancas ofrecían
tenia por cuenta, y acabado el ofrecer luego me quitaba la concheta y la ponía sobre el altar.
No era yo el señor de asirle una blanca todo el tiempo que con él vivó, o, por mejor decir, morí. De la taberna
nunca le traje una blanca de vino, mas aquel poco que de la ofrenda había metido en su arcaz, compensaba de tal
forma, que le turaba toda la semana. Y por ocultar su gran mezquindad, decíame:
-Mira, mozo, los sacerdotes han de ser muy templados en su comer y beber, y por esto yo no me desmando como
otros.
Mas el lacerado mentía falsamente, porque en cofradías y mortuorios que rezamos, a costa ajena comía como
lobo, y bebía más que un saludador.

CON BASE EN LA LECTURA DEL FRAGMENTO EL LAZARILLO DE TORMES, RESPONDE:


1. Con base en el enunciado: ¨Escape del trueno y dí con un relámpago ¨, se puede inferir que:

a. El cambio fue de una buena situación a otra óptima


b. El cambio se dio de una óptima situación a una buena.
c. El cambio se dio de una mala situación a otra peor.
d. El cambio se dio de una grave situación a otra situación más favorable
2. En la frase: “No digo más sino que toda la lacería del mundo estaba encerrada en éste”¨, la palabra
subrayada indica:
a. Misería
b. Indignación
c. Enfermedad
d. Maltrato.

3. Las palabras: “-Mira, mozo: Los sacerdotes han de ser muy templados en su comer y beber, y por
esto yo no me desmando como otros” , tienen la intención de:
a. Justificar la mala situación.
b. Explicar una opinión personal
c. Dar argumentos sobre la escasez de alimentos
d. Informar sobre la mala alimentación de los clérigos.

4. La función que cumple el guión en el enunciado anterior es:


a. Llamar la atención sobre una información presentada anteriormente
b. Indicar al lector que quien está hablando es uno de los personajes
c. Señalar al lector que debe hacer una pausa para continuar la lectura
d. Incluir una información nueva que amplía el contenido de lo dicho.

5. Según la frase: ¨Pues si deste desisto y doy en otro más bajo, Qué será sino fenecer? El
sentimiento que se refleja en el personaje es de:
a . Inseguridad en la toma de una decisión.
a. Temor de morir
b. Incapacidad de viajar solo
c. Miedo de vivir.

6. La clase de narrador del texto es:


a. Narrador participante, porque narra y hace parte de los sucesos
b. Narrador omnisciente porque conoce todos los sentimientos y pensamientos de los personajes.
c. Narrador en tercera persona porque narra lo que le sucede a otros.
d. Narrador en segunda persona porque dialoga con otro personaje

7. Cuál es la mayor preocupación de Lázaro, según el fragmento leído:


a. Robarle a su amo de comer.
b. Acompañar a su amo
c. Buscar otro amo
d. Escaparse del clérigo.

8. El clérigo se puede caracterizar como una persona:


a. avara y mezquina con el lazarillo
b. amable y atenta con el lazarillo
c. Creyente y de buen corazón
d. Solidaria y tolerante.

4. Con base en el texto podemos afirmar que el oficio del lazarillo era:
a. Ayudante de misa
b. Ayudante del pueblo
c. Sepulturero
d. Limosnero

10 La secuencia como se presentan los hechos es:


a. Encuentro, solicitud, lamento, sufrimiento y resignación.
b. Solicitud, lamento, sufrimiento, resignación y encuentro.
c. Encuentro, solicitud, sufrimiento, lamento y resignación.
d. Solicitud, encuentro, lamento, sufrimiento, resignación.
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GRADO DECIMO
PROFESOR: JESÚS DAVID ÁVILA RAMÍREZ

GRADO 10º
LA MÚSICA TIENE TODO UN LENGUAJE

A lo largo de los años la música ha sido considerada como un


lenguaje universal, pero esta concepción ha cambiado. En al
actualidad el concepto más aceptado es el de fenómeno universal
ya que forma parte de la cultura de todos los pueblos. Como
lenguaje queda limitado a ciertas culturas.

Humberto Ecco (Crítico literario, semiólogo y escritor (S.XX)) fue


uno de los primeros en pronunciarse al respecto, diciendo que la
música no es un lenguaje universal porque carece de contenido
semántico. Al no tener un significado concreto, no se puede
entender por todos de la misma manera, cada oyente la interpreta
de distinto modo. Pero no por ello se puede negar que la música sea un lenguaje, ya que es una comunicación y
expresión, y tienen sus códigos específicos de representación e interpretación. Es un lenguaje hecho arte, más
expresivo si cabe que la propia lengua. Es creada por un compositor, transmitida por un intérprete, escuchada y
recreada por los oyentes que la percibimos, aunque sea de diversa forma, incluso atribuyéndole significados que
ni siquiera el autor hubiese imaginado. Del carácter inefable de la música se hace eco Aldous Huxley en su
famosa frase: “la música expresa lo inexpresable”. La música, como arte se encuentra situada en el marco de los
lenguajes artísticos, diferenciándose de estos en que junto a la poesía, se transmite en el tiempo. A través de la
música se pueden describir situaciones, expresar sensaciones, emociones, sentimientos o ideas puramente
musicales. La profusión de todos ellos, expresados a través de la historia, y en la música perteneciente a
diversas culturas, es innumerable. Es un lenguaje que puede tener más significados que el lenguaje oral.

Todo esto sirve para decir que es innegablemente importante la relación música y la palabra, pues ambas
comparten algunas formas de organización y expresión. Estos dos medios de comunicación tienen en común el
ritmo, la entonación y la dinámica, que se encuentran tanto en el discurso oral como en el discurso musical. Los
dos necesitan de estos elementos para mantener el interés en el oyente o receptor, que unen y matizan lo que se
desea trasmitir. Al hablar nos expresamos de diferentes maneras, dependiendo de lo que queremos comunicar.
En música ocurre exactamente lo mismo. La música, así como el lenguaje escrito, tiene sus pausas, sus
acentuaciones y sus cadencias. También pueden compartir la forma. Un claro ejemplo lo podemos encontrar en
las narraciones tanto escritas como musicales. Ambas necesitan de una exposición-planteamiento, desarrollo-
nudo y desenlace para contar o recrear la historia que quieren trasmitir.

1. De acuerdo con la lectura del texto, se puede afirmar que sus oraciones son:
a. Argumentales b. Narrativas c. Académicas d. Literarias

2. El propósito del texto es:


a. Determinar las características de la música b. Justificar el valor de la música como lenguaje
c. Informar la opinión de Ecco sobre el tema d. Proponer a la música como el acto narrativo

3. La expresión “Todo esto nos sirve para” ubicada al inicio del último párrafo, hace énfasis sobre los
párrafos anteriores, estructuralmente se refiere a:
a. Las conclusiones b. Las derivadas c. Los argumentos d. La tesis

4. El trabajo de macroproposiciones, aplicado sobre el texto, como lector te permite:


a. Resumir el texto de manera irrelevante b. Acortar el texto en proposiciones sueltas
c. Minimizar la cantidad de texto en uno nuevo d. Construir un nuevo texto relevante

5. La oración “Según el lenguaje, todo acto musical otros escenarios comunicativos potencia”, aparece en el
orden:
a. CrPr -CrN2 – N2 – EN2 - CrN1 – EN1 – N1 – R
b. CrPr - CrN1 – N1 – EN1 - CrN2 – EN2- N2– R
c. CrPr -CrN1 – EN1 – N1 - CrN2 – EN2- N2– R
d. CrPr -CrN1 – N1 – EN1 - CrN2 – N2 - EN2– R
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GRADO DECIMO
PROFESOR: JESÚS DAVID ÁVILA RAMÍREZ

DON QUIJOTE DE LA MANCHA


Miguel de Cervantes Saavedra

Capítulo I
Que trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo Don Quijote de la Mancha

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía
un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla
de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados,
lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su
hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus
pantuflos de lo mesmo, y los días de entresemana se honraba con su vellorí de lo más fino.
Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte,
y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la
edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años; era de complexión recia, seco de carnes,
enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el
sobrenombre de Quijada, o Quesada, que en esto hay alguna diferencia en los autores que
deste caso escriben; aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llamaba
Quijana. Pero esto importa poco a nuestro cuento: basta que en la narración dél no se salga un
punto de la verdad.

Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso, que eran los más
del año, se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo
punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda; y llegó a tanto su
curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para
comprar libros de caballerías en que leer, y así, llevó a su casa todos cuantos pudo haber
dellos; y de todos, ningunos le parecían tan bien como los que compuso el famoso Feliciano de
Silva; porque la claridad de su prosa y aquellas entricadas razones suyas le parecían de perlas,
y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafíos, donde en muchas partes
hallaba escrito: «La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón
enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura». Y también cuando leía: «... los
altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas os fortifican, y os hacen
merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza».

Con estas razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas y
desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mesmo Aristóteles, si
resucitara para sólo ello. No estaba muy bien con las heridas que don Belianís daba y recebía,
porque se imaginaba que, por grandes maestros que le hubiesen curado, no dejaría de tener el
rostro y todo el cuerpo lleno de cicatrices y señales. Pero, con todo, alababa en su autor aquel
acabar su libro con la promesa de aquella inacabable aventura, y muchas veces le vino deseo
de tomar la pluma y dalle fin al pie de la letra, como allí se promete; y sin duda alguna lo
hiciera, y aun saliera con ello, si otros mayores y continuos pensamientos no se lo estorbaran.
Tuvo muchas veces competencia con el cura de su lugar (que era hombre docto, graduado en
Sigüenza), sobre cuál había sido mejor caballero: Palmerín de Ingalaterra, o Amadís de Gaula;
mas maese Nicolás, barbero del mismo pueblo, decía que ninguno llegaba al Caballero del Febo,
y que si alguno se le podía comparar, era don Galaor, hermano de Amadís de Gaula, porque
tenía muy acomodada condición para todo; que no era caballero melindroso, ni tan llorón como
su hermano, y que en lo de la valentía no le iba en zaga.
En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de
claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer se le secó
el celebro de manera, que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía
en los libros, así de encantamentos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas,
requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de tal modo en la
imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones que leía, que
para él no había otra historia más cierta en el mundo. Decía él que el Cid Ruy Díaz había sido
muy buen caballero; pero que no tenía que ver con el Caballero de la Ardiente Espada, que de
sólo un revés había partido por medio dos fieros y descomunales gigantes. Mejor estaba con
Bernardo del Carpio, porque en Roncesvalles había muerto a Roldán el encantado, valiéndose
de la industria de Hércules, cuando ahogó a Anteo, el hijo de la Tierra, entre los brazos.
Decía mucho bien del gigante Morgante, porque, con ser de aquella generación gigantea, que
todos son soberbios y descomedidos, él solo era afable y bien criado. Pero, sobre todos,
estaba bien con Reinaldos de Montalbán, y más cuando le veía salir de su castillo y robar
cuantos topaba, y cuando en allende robó aquel ídolo de Mahoma que era todo de oro, según
dice su historia. Diera él, por dar una mano de coces al traidor de Galalón, al ama que tenía, y
aun a su sobrina de añadidura.

En efeto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco
en el mundo; y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como
para el servicio de su república, hacerse caballero andante, y irse por todo el mundo con sus
armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que
los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio, y poniéndose en
ocasiones y peligros donde, acabándolos, cobrase eterno nombre y fama. Imaginábase el pobre
ya coronado por el valor de su brazo, por lo menos, del imperio de Trapisonda; y así, con estos
tan agradables pensamientos, llevado del extraño gusto que en ellos sentía, se dio priesa a
poner en efeto lo que deseaba. Y lo primero que hizo fue limpiar unas armas que habían sido
de sus bisabuelos, que, tomadas de orín y llenas de moho, luengos siglos había que estaban
puestas y olvidadas en un rincón. Limpiólas y aderezólas lo mejor que pudo, pero vio que tenían
una gran falta, y era que no tenían celada de encaje, sino morrión simple; mas a esto suplió su
industria, porque de cartones hizo un modo de media celada, que, encajada con el morrión,
hacían una apariencia de celada entera. Es verdad que para probar si era fuerte y podía estar
al riesgo de una cuchillada, sacó su espada y le dio dos golpes, y con el primero y en un punto
deshizo lo que había hecho en una semana; y no dejó de parecerle mal la facilidad con que la
había hecho pedazos, y, por asegurarse deste peligro, la tornó a hacer de nuevo, poniéndole
unas barras de hierro por de dentro, de tal manera, que él quedó satisfecho de su fortaleza y,
sin querer hacer nueva experiencia della, la diputó y tuvo por celada finísima de encaje.

Fue luego a ver su rocín, y aunque tenía más cuartos que un real y más tachas que el caballo de
Gonela, que tantum pellis et ossa fuit, le pareció que ni el Bucéfalo de Alejandro ni Babieca el
del Cid con él se igualaban. Cuatro días se le pasaron en imaginar qué nombre le pondría;
porque (según se decía él a sí mesmo) no era razón que caballo de caballero tan famoso, y tan
bueno él por sí, estuviese sin nombre conocido; y ansí, procuraba acomodársele de manera que
declarase quién había sido antes que fuese de caballero andante, y lo que era entonces; pues
estaba muy puesto en razón que, mudando su señor estado, mudase él también el nombre, y le
cobrase famoso y de estruendo, como convenía a la nueva orden y al nuevo ejercicio que ya
profesaba; y así, después de muchos nombres que formó, borró y quitó, añadió, deshizo y
tornó a hacer en su memoria e imaginación, al fin le vino a llamar Rocinante, nombre, a su
parecer, alto, sonoro y significativo de lo que había sido cuando fue rocín, antes de lo que
ahora era, que era antes y primero de todos los rocines del mundo.

Puesto nombre, y tan a su gusto, a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y en este


pensamiento duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar don Quijote; de donde, como
queda dicho, tomaron ocasión los autores desta tan verdadera historia que, sin duda, se debía
de llamar Quijada, y no Quesada, como otros quisieron decir. Pero, acordándose que el
valeroso Amadís no sólo se había contentado con llamarse Amadís a secas, sino que añadió el
nombre de su reino y patria, por hacerla famosa, y se llamó Amadís de Gaula, así quiso, como
buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya y llamarse don Quijote de la Mancha, con
que, a su parecer, declaraba muy al vivo su linaje y patria, y la honraba con tomar el
sobrenombre della.

Limpias, pues, sus armas, hecho del morrión celada, puesto nombre a su rocín y confirmándose
a sí mismo, se dio a entender que no le faltaba otra cosa sino buscar una dama de quien
enamorarse: porque el caballero andante sin amores era árbol sin hojas y sin fruto y cuerpo
sin alma. Decíase él: «Si yo, por malos de mis pecados, o por mi buena suerte, me encuentro
por ahí con algún gigante, como de ordinario les acontece a los caballeros andantes, y le
derribo de un encuentro, o le parto por mitad del cuerpo, o, finalmente, le venzo y le rindo,
¿no será bien tener a quien enviarle presentado, y que entre y se hinque de rodillas ante mi
dulce señora, y diga con voz humilde y rendida: «Yo, señora, soy el gigante Caraculiambro,
señor de la ínsula Malindrania, a quien venció en singular batalla el jamás como se debe
alabado caballero don Quijote de la Mancha, el cual me mandó que me presentase ante
vuestra merced, para que la vuestra grandeza disponga de mí a su talante»? ¡Oh, cómo se
holgó nuestro buen caballero cuando hubo hecho este discurso, y más cuando halló a quien dar
nombre de su dama! Y fue, a lo que se cree, que en un lugar cerca del suyo había una moza
labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque, según se
entiende, ella jamás lo supo, ni le dio cata dello. Llamábase Aldonza Lorenzo, y a ésta le
pareció ser bien darle título de señora de sus pensamientos; y, buscándole nombre que no
desdijese mucho del suyo, y que tirase y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a
llamarla Dulcinea del Toboso, porque era natural del Toboso; nombre, a su parecer, músico y
peregrino y significativo, como todos los demás que a él y a sus cosas había puesto.
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GRADO DECIMO
PROFESOR: JESÚS DAVID ÁVILA RAMÍREZ

GUÍA DE GRAMÁTICA
CONECTORES : CONJUNCIONES.

PROPÓSITOS AFECTIVOS:
Valora la importancia del uso de los conectores en la comunicación oral y escrita.
PROPÓSITOS COGNITIVOS:
Identifica la función de los conectores en diversa clase de textos.
PROPÓSITOS EXPRESIVOS:
Elabora textos empleando conjunciones.

ENSEÑANZAS AFECTIVAS:

¿CÓMO ESTÁN NUESTRAS RELACIONES?


Las conjunciones y las preposiciones, aunque poco conozcas de ellas , son elementos claves en
las relaciones que se dan en los términos de una oración, cuando las conozcas, aprenderás a
quererlas, pues ellas te serán de gran ayuda para entender ese circulo grandioso que es la
comunicación.

El empleo de conectores lógicos es básico si deseas tener coherencia y concordancia en las


ideas que expresas tanto a nivel escrito como oral.

El uso de conectores es indispensable en la redacción de textos de diferente género literario


y en la comunicación diaria.

Así como los puentes comunican ciudades, pueblos y sociedades, los conectores ayudan a unir
o relacionar ideas palabras y pensamientos.

El empleo de conectores no sólo te será útil en la asignatura de español sino en otras


asignaturas, si deseas presentar un informe de laboratorio debes hacer uso de conectores
para explicar con claridad un proceso o resultado de una observación.

ENSEÑANZAS COGNITIVAS:
En español contamos con dos tipos de nexos o conectores: las conjunciones y las
preposiciones.

LAS CONJUNCIONES:
La función es unir o enlazar palabras u oraciones con el mismo valor gramatical o con valor
diferente. A diferencia de las preposiciones, las conjunciones establecen relación entre las
partes de una oración compuesta, las preposiciones sirven de nexo entre algunas partes de la
oración.
CLASIFICACIÓN DE LAS CONJUNCIONES
TIPO NEXO EJEMPLOS
COPULATIVOS: Y [e], ni. Los estudiantes y los profesores
Expresan unión. trabajan en conjunto.
No asistieron ni alumnos ni padres de
familia ala reunión.
DISYUNTIVO: O [u] Estudias o pierdes el año.
Expresan opción. Gloria o Alejo, pueden acompañarme.
EXPLICATIVOS: O sea, es decir, esto es. No puedes descuidarte, es decir, hay
Expresan aclaración. que estudiar desde el comienzo.
ADVERSATIVOS: Pero, más, sino, antes Yo te lo cuento, pero nadie más lo
Expresan oposición. bien, sin embargo, no puede saber.
obstante.
CASUALES: Porque, ya, pues, como, El estudiante no vino porque estaba
Expresan causalidad. que. enfermo.
CONSECUTIVOS: Luego, así que, por El profesor de química no vino, así que
Expresan consecuencia. tanto, con que. yo cuidaré la previa.
CONDICIONAL: Si. Los colegios funcionan si todos
Expresa condición. trabajamos conjuntamente.
CONCESIVOS: Aunque, a pesar de que, Deben estudiar, a pesar de que falte
Expresan dificultad. aun cuando, si bien. sólo una semana para terminar.
FINALES: Para que, a fin de que, Hay que respetar las normas, con el
Expresan finalidad. con el objeto de que. fin de que podamos vivir en paz.

NOTA: CON QUE equivale con el cual, con la cual.


CONQUE Significa de manera que.
Las anteriores palabras se clasifican como homófonas, tiene igual pronunciación, pero
diferente escritura.

ENSEÑANZAS EXPRESÍVAS:
Resuelva en el cuaderno y de forma individual:

1. Con base en la parte conceptual de la guía:


a. Extraer y escribir en el cuaderno oraciones importantes.
b. Jerarquizarlas: concepto, clasificación general, conceptos diferentes, subclases del
concepto.
c. Representarlas en un mentefacto conceptual.

2. Redacta una oración con cada uno de los tipos de conjunciones..

3. Reemplaza los espacios vacíos por una de las conjunciones de la lista. Ten en
cuenta el buen sentido de la frase.
MAS, AUNQUE, SINO, POR TANTO, SIN EMBARGO, CON QUE,
PUESTO QUE, SIEMPRE QUE, SI , CONQUE .

1. Tendremos mejores vías_____________________________ se realiza el proyecto.


2. Debes votar, ___________________________________ eres ciudadano.
3. Iré a verte _______________________________ no llueva.
4. Tú eres la lámpara _________________________ alumbro mis desvelos.
5. No hubo quórum; ___________________________ no se celebró la sesión.
6. No quiero madrugar ___________________________ debo.
7. Eres buen deportista____________________________ a triunfar.
8. Posee aptitudes; _________________________________ no las desarrolla.
9. Huye del mal amigo_______________________________ te quedes solo.
10. No toma cerveza____________________________________ vino.
3. Identifica las conjunciones del texto y enciérralas en un circulo.
Escríbelas en el cuaderno y dí la función que cumplen .

Había una vez un hombre que vivía en Buenos Aires , y estaba muy contento porque era un
hombre son y trabajador. Pero un día se enfermo, y los médicos le dijeron que solamente
yéndose al campo podría curarse. Él no quería ir, porque tenía hermanos chicos a quienes
daba de comer y se enfermaba cada día más . Hasta que un amigo suyo, que era director del
zoológico, le dijo un día:
- Usted es amigo mío, y es un hombre bueno y trabajador. Por eso quiero que se vaya a vivir al
monte, a hacer ejercicio al aire libre para curarse. Y como usted tiene mucha puntería con la
escopeta, cace bichos del monte para traerme los cueros , y yo le daré plata adelantada para
que sus hermanitos puedan comer bien.

El hombre enfermó aceptó y se fue vivir l monte, lejos, más lejos que misiones todavía
Hacía allá mucho calor, y eso le hacia bien.

5. dentifique la función que cumplen las conjunciones en las siguientes oraciones.

A. Compraría eso pero no tengo dinero.


B. ha enfadado porque no le hicimos caso.
C. Es pobre pero es honrado.
D. Cante aunque suene mal.
E. Puedes viajar el lunes o el domingo.

6. Subraye las conjunciones de las siguientes oraciones y diga a qué clase pertenecen:

1. Lo vi pero no lo saludé.
2.. Ya están avisados, por lo tanto deben estar listos.
3. Exigió más, mas no logró nada.
4. Pienso lo que quiero y digo lo que pienso.
5. Se calla, o se sale.
6. Atendí, sin embargo no entendí.
7. Enseñar e ilustrar son las funciones de la didáctica.
8 . Hablan y pelean sin razones ni motivos.
9 . Ese es el cuento con que se ganó el premio.
10. Iba a salir, mas llovió
 
 
 
 
 
 
 
 

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