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I.E.S.

“BERNALDO DE QUIRÓS”
Curso 2019/2020

TEMA 13. EL RENACIMIENTO. POESÍA

La cultura renacentista. Características generales del Renacimiento

El Renacimiento fue un movimiento ideológico, artístico y literario que se inició en Italia y desde allí se
extendió a Europa gracias a la invención de la imprenta, que favoreció la difusión rápida de las ideas. El
Renacimiento se identifica en España con el siglo XVI.

El invento de Gutenberg

Hasta la llegada de la imprenta de Gutenberg reinaba el argumento de autoridad. Nadie


sabía leer por la sencilla razón de que los libros no existían. El conocimiento se transmitía de
forma oral. Las cosas eran lo que eran porque así lo contaban los clérigos y los maestros de viva
voz en los púlpitos, en las cátedras, a una legión de analfabetos.
El invento de Gutenberg hizo posible que los códices donde la teología y la filosofía
estaban herméticamente guardadas pudieran ser reproducidos en serie y puestos a merced de los
lectores vulgares. La gente comenzó a leer la Biblia y los textos clásicos. Los interpretó por su
cuenta. Sacó sus propias conclusiones. Los clérigos y los maestros fueron muy pronto rebatidos y
al quebrarse el argumento de autoridad se inició la cultura popular.
Hoy están los maestros en las aulas explicando los textos impresos por Gutenberg, llegan
los alumnos cebados por la televisión y la radio y se reproduce el mismo drama, la misma
revolución cultural del siglo XV. Entonces los maestros eran contestados por los alumnos que
habían leído el último libro impreso; ahora son discutidos por lo que acaban de contemplar en el
vídeo de la noche anterior.

Manuel Vicent, “Maestros” EL PAÍS, 30-1-94

Los renacentistas consideraban la Edad Media como un período de oscuridad entre dos épocas esplendorosas
por su cultura: la antigüedad grecolatina y la suya propia. De ahí el nombre de Renacimiento (renacer, “volver a
nacer”) que dieron a su época.
La base ideológica del Renacimiento fue el redescubrimiento y valoración de las antigüedad clásica
grecolatina. Y por eso este movimiento surgió de la mano de los humanistas precisamente en Italia, donde las ruinas
arquitectónicas del antiguo imperio romano permanecían como testigos mudos de un pasado de esplendor.
El Renacimiento se identifica con el Humanismo, movimiento cultural que valora el ser humano por encima
de todas las cosas. Su origen está en el conocimiento de las obras filosóficas y literarias griegas y latinas, que fueron
estudiadas en profundidad y dadas a conocer por los humanistas. Esto supuso una revolución, un cambio profundo en
la concepción del mundo y de la vida. El ser humano dejó de ser considerado como un peregrino en la tierra y se
convirtió en centro del universo (antropocentrismo) y medida de todas las cosas. Se valoraron, por consiguiente, tanto
su inteligencia y su espíritu como su cuerpo, de acuerdo con la máxima clásica de “mens sana in corpore sano”, al
tiempo que se exaltaba la vida como un valor en sí mismo. Se exalta el poder de la razón y el cultivo de la
inteligencia. La razón debe dominar a la pasión., se debe buscar el equilibrio y la mesura; se debe tender a un
desarrollo armónico de lo físico y lo espiritual.
A todas las características señaladas anteriormente responde el ideal del hombre del Renacimiento: el
cortesano, que habrá de ser tan diestro en las armas como en las letras, refinado y valiente, y que cultivará la música y
el amor. Un perfecto ejemplo de caballero cortesano será el poeta Garcilaso de la Vega.
La valoración del ser humano de una forma optimista se lleva a cabo con un carácter pagano, exaltando la vida
terrena cuyos placeres hay que gozar (el tópico del “Carpe diem”). Pero esto no impidió que los humanistas se
ocuparan de la religión y dedicaran sus esfuerzos al estudio de las fuentes originales del cristianismo.
El análisis de los textos bíblicos originales y su traducción a las lenguas vulgares respondió a una
preocupación por vivir una religiosidad más auténtica. Este anhelo supuso el caldo de cultivo en el que nacieron
distintos intentos de reforma, entre los que destacó la reforma luterana. Las ideas de Lutero se extendieron
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rápidamente y provocaron la escisión de la comunidad cristiana en dos grandes bloques: protestantes y católicos. Las
ideas reformistas se difunden con la ayuda de la imprenta: países como Alemania a Inglaterra se hacen protestantes.
La Iglesia reacciona convocando el Concilio de Trento que reafirma las ideas católicas, establece el Índice de Libros
Prohibidos y da mayor poder al Tribunal de la Inquisición.

En el Renacimiento se describe el mundo no como es, sino como debería ser, siguiendo un ideal de belleza. La
naturaleza es el modelo al que ha de ajustarse cualquier actividad humana. El arte, por tanto, debe buscar la
naturalidad. La mujer se describe siempre según unas características fijas (joven, rubia, de ojos claros, etc.). El amor
se idealiza y se concibe desde el punto de vista platónico, según el cual es un sentimiento espiritual que ennoblece el
hombre y lo eleva hacia Dios. El enamorado, arrebatado por la pasión, casi nunca es correspondido. El rechazo, la
ausencia o incluso la muerte del ser amado hacen el amor imposible, lo que da lugar al sufrimiento: el amante se
siente alternativamente alegre o triste, deseoso de gozar de la vida o de que le llegue la muerte, según sea el
comportamiento de la mujer amada.
A pesar de que el Renacimiento es una época de valoración optimista del ser humano, es también una época de
crisis provocada por enormes transformaciones que se producen en la sociedad respecto a la Edad Media.

En el Renacimiento español se diferencian claramente dos etapas:

- El reinado de Carlos V, en el que se reciben las nuevas ideas que vienen de Italia, hasta el punto de que
puede decirse que el Renacimiento español es un calco del italiano con Garcilaso y sus seguidores.
- El reinado de Felipe II, en el que se cortan las comunicaciones con el exterior por miedo a la herejía
protestante; se acentúa la intolerancia religiosa.

La literatura renacentista

El Renacimiento supuso una profunda renovación de los temas literarios, las formas métricas, el estilo y los
géneros. La literatura de la época refleja en gran medida el mundo clásico y el Renacimiento italiano, sin olvidar los
temas españoles. Por influencia de la antigüedad grecolatina, se trata el tema de la naturaleza, concebida como
símbolo de armonía, y los mitos griegos, en especial los relacionados con el amor; la mitología grecolatina adquiere
una gran trascendencia en este período. Uno de los temas más tratados es el amor idealizado.

Con respecto a las formas métricas, la influencia italiana se manifiesta en la introducción de versos y estrofas
de origen italiano, especialmente el verso endecasílabo y el soneto.
Referente al estilo, la lengua literaria en el Renacimiento tiende a lograr la belleza formal mediante un
lenguaje lo más natural posible. Se preocupan notablemente por la forma de sus composiciones, en las que abundan
los recursos literarios y los tópicos clásicos. El gusto por la naturalidad, propio del Renacimiento, no es sin embargo
sinónimo de simplicidad, como demuestran las estrofas que utilizan: sonetos, octavas reales, silvas…
En cuanto a los géneros, en el renacimiento español se cultivan casi todos los géneros de la poesía lírica
(églogas, elegías, odas…); también se desarrolla la prosa y el teatro y se crean algunos géneros nuevos como la novela
picaresca.
La poesía lírica. La influencia italiana

Primera etapa
En el siglo XVI se produce una renovación de la poesía castellana. Se instauró en nuestro país una corriente
de poesía lírica influida por la italiana, caracterizada por el uso de poemas y estrofas basados en el verso endecasílabo:
sonetos, canciones, tercetos encadenados, octavas reales... El endecasílabo, introducido en España por el poeta Juan
Boscán tras un viaje a Italia, permitirá también que se introduzcan nuevos temas en la
poesía.
La lírica renacentista tiene como principal representante en esta etapa a
Garcilaso de la Vega, ejemplo del ideal renacentista del caballero cortesano. Fue
hombre de armas y de letras. Participó en numerosas campañas militares junto al
emperador Carlos V.
La obra de Garcilaso se reduce a una epístola, dos elegías, tres églogas, dos
canciones y treinta y ocho sonetos. Destacan las églogas primera y tercera. Las églogas
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son composiciones poéticas en las que unos pastores hablan de sus amores desdichados en el marco de una naturaleza
idílica.

Segunda etapa. Poesía religiosa. Ascética y Mística

Fray Luis de León continuó la tradición que inauguró Garcilaso en cuanto


al uso del verso endecasílabo, pero sus poemas están impregnados del sentimiento
religioso cristiano tan de moda en la época (Reforma, Concilio de Trento,
Contrarreforma). Escribió en prosa y en verso, pero debe su fama a su obra lírica.
Sus poemas tratan como tema básico el ansia de paz y de soledad, el deseo
de vida eterna, de unión con Dios. Destacan sus odas. La poesía de Fray Luis está
plagada de símbolos.

El ambiente de exaltación religiosa que se vivió durante el reinado de Felipe II dio lugar a dos corrientes
espirituales: la ascética y la mística.
La ascética es un camino de perfeccionamiento espiritual mediante la oración y el sacrificio que prepara el
alma para recibir los dones que proceden de Dios. La ascética es un proceso voluntario. El ser humano se vuelve hacia
Dios mediante el desprendimiento de los bienes terrenales, la oración y el recogimiento.
La mística es un estado de perfección espiritual en el que el alma nota la presencia de Dios, recibe sus dones y
acaba uniéndose a él. La experiencia mística es sentida tan sólo por unos pocos elegidos, de ahí que la comunicación
sea tan difícil de expresar, puesto que rebasa los límites del entendimiento humano. Se trata de un proceso
involuntario. Dios pone la mano sobre el elegido y éste experimenta un éxtasis místico de unión con Dios que acarrea
la pérdida de la conciencia. En la mística el alma debe recorrer un camino que consta de tres etapas o vías:

- La vía purgativa, en la que el alma enamorada se purifica y se libera del pecado mediante la oración, la
penitencia y la renuncia a las pasiones terrenales.
- La vía iluminativa, en la que el alma, ya purificada recibe la luz de la gracia divina que la prepara para el
encuentro con Dios.
- La vía unitiva es el final del proceso: el alma (Amada) se entrega y se funde con el Amado (Dios), en un
éxtasis espiritual en el que todos los sentidos quedan anulados.

Podríamos decir que la ascética abarca los dos primeros pasos de este proceso. Por tanto, para que se dé la
unión mística se tiene que producir previamente un proceso ascético.

Los mejores representantes de la mística fueron San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.

San Juan de la Cruz es autor de algunas composiciones de corte tradicional, escritas en su mayoría en
octosílabos, pero su obra más importante son tres grandes poemas que expresan experiencias místicas:

 Noche oscura del alma, breve poema formado por ocho liras en el que
describe simbólicamente el proceso de unión del alma con Dios, por medio
de una alegoría: la amada (el alma) sale de su casa en una noche oscura
para encontrarse con su amado (Dios) y unirse a él (éxtasis místico).
 Cántico espiritual, subtitulado Canciones entre el alma y el Esposo, es el
más extenso de sus poemas. En las cuarenta liras que lo componen se
describen, también por medio de una alegoría, las tres vías místicas: vía
purgativa: la esposa (el alma) sale a buscar a su esposo (Dios),
preguntando por él a la naturaleza; vía iluminativa: la esposa encuentra al
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esposo reflejado en una fuente y entabla con él un diálogo amoroso; vía unitiva: se produce la unión
amorosa de los dos esposos, símbolo de la unión mística entre el alma y Dios.
 Llama de amor viva, el más breve de los tres poemas, consta de veinticuatro versos en seis estrofas
que expresan el sentir del alma abrasada por el amor divino.

Para explicar el significado simbólico de estos tres poemas, escribió posteriormente cuatro tratados en prosa,
a modo de comentario, en los que expone lo esencial de su doctrina mística: Subida al Monte Carmelo, que
comenta las dos primeras estrofas de Noche Oscura; Noche oscura del alma, que comenta esas mismas
estrofas y el principio de la tercera, y Llama de amor viva, que comenta el poema del mismo nombre.

Por último, Teresa de Cepeda y Ahumada, Santa Teresa de Jesús, vinculada a la mística, escribió tanto en
prosa como en verso. Su vida y su evolución espiritual se pueden seguir a
través de sus obras de carácter autobiográfico: “La vida” (1562-1565);
“Relaciones espirituales”; “Libro de las fundaciones” (iniciado en 1573 y
publicado en 1610); y sus casi quinientas “Cartas”. Fundó las carmelitas
descalzas y también fue la gran reformadora de la orden junto a San Juan de la
Cruz. Para ayudar a sus religiosas a la realización de su vida espiritual compuso
“Camino de perfección” (1562-1564) y “Las moradas” o “Castillo interior”
(1578). La reacción de los miembros de la antigua observancia carmelita llegó a
su punto culminante en 1575, año en que denunciaron a los descalzos a la
Inquisición. Murió en Alba de Tormes (Salamanca), en 1582.

TAREA.
Cita el tema de los siguientes textos y explica su métrica y los recursos literarios que
veas

GARCILASO DE LA VEGA vos sola lo escribistes; yo lo leo


tan solo que aun de vos me guardo en esto.
SONETO V
En esto estoy y estaré siempre puesto,
Escrito está en mi alma vuestro gesto que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
y cuanto yo escribir de vos deseo: de tanto bien lo que no entiendo creo,
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tomando ya la fe por presupuesto.


CANCIÓN V
Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida; ODE AD FLOREM GNIDI
por hábito del alma misma os quiero;
Si de mi baja lira
cuanto tengo confieso yo deberos; tanto pudiese el son que en un momento
por vos nací, por vos tengo la vida, aplacase la ira
por vos he de morir, y por vos muero. del animoso viento
y la furia del mar y el movimiento,
SONETO XXIII
y en ásperas montañas
En tanto que de rosa y azucena con el süave canto enterneciese
se muestra la color en vuestro gesto, las fieras alimañas,
y que vuestro mirar ardiente, honesto, los árboles moviese
enciende al corazón y lo refrena; y al son confusamente los trujiese:
y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto, no pienses que cantado
por el hermoso cuello blanco, enhiesto, seria de mí, hermosa flor de Gnido,
el viento mueve, esparce y desordena; el fiero Marte airado,
a muerte convertido,
coged de vuestra alegre primavera de polvo y sangre y de sudor teñido.
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado,


todo lo mudará la edad ligera,
por no hacer mudanza en su costumbre.

FRAY LUIS DE LEÓN

ODA I. VIDA RETIRADA

¡Qué descansada vida


FRAGMENTO DE LA ÉGLOGA I la del que huye del mundanal ruïdo,
(Habla Salicio a su amada Galatea) y sigue la escondida
senda, por donde han ido
Por ti el silencio de la selva umbrosa, los pocos sabios que en el mundo han sido;
por ti la esquividad y apartamiento
del solitario monte m’agradaba; Que no le enturbia el pecho
por ti la verde hierba, el fresco viento, de los soberbios grandes el estado,
el blanco lirio y colorada rosa ni del dorado techo
y dulce primavera deseaba. se admira, fabricado
¡Ay, cuánto m’engañaba! del sabio Moro, en jaspe sustentado!
¡Ay, cuán diferente era
y cuán d´otra manera No cura si la fama
lo que en tu falso pecho se escondía! canta con voz su nombre pregonera,
Bien claro con su voz me lo decía ni cura si encarama
la siniestra corneja, repitiendo la lengua lisonjera
la desventura mía. lo que condena la verdad sincera.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.
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¿Qué presta a mi contento Quien a Dios tiene,


si soy del vano dedo señalado; nada le falta.
si, en busca deste viento, Solo Dios basta.
ando desalentado
con ansias vivas, con mortal cuidado?

¡Oh monte, oh fuente, oh río!


¡Oh secreto seguro, deleitoso!
Roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestuoso.

Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiero ver el ceño
vanamente severo
de a quien la sangre ensalza o el dinero.

Despiértenme las aves


con su cantar sabroso no aprendido;
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
el que al ajeno arbitrio está atenido.

Vivir quiero conmigo,


gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.

Del monte en la ladera,


por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto.

Y como codiciosa
por ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura.

SANTA TERESA DE ÁVILA


NADA TE TURBE

[Letrilla que llevaba por registro en su breviario]

Nada te turbe;
nada te espante;
todo se pasa;
Dios no se muda,
la paciencia
todo lo alcanza.
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