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psicológica
Presentación de unidad
Apreciable estudiante, con mucho gusto te damos la bienvenida a la asignatura Teoría y
técnica de la entrevista; esperamos que estés iniciando este periodo con mucho ánimo de
aprender.
En esta primera unidad titulada Bases para la entrevista psicológica, conoceremos los
elementos esenciales para el desarrollo de esta estrategia de recolección de información,
tanto en aspectos técnicos, como la disposición del espacio, hasta lo correspondiente a las
habilidades del propio entrevistador.
Estamos seguros de que esta primera unidad sentará las bases adecuadas para construir el
conocimiento de toda la asignatura.
¡Comencemos con mucho ánimo!
Incidente crítico
Analiza la siguiente situación hipotética:
Recientemente comenzaste a trabajar en una institución privada que se dedica a brindar
talleres vivenciales dirigidos a estudiantes de secundaria. A partir del diagnóstico
obtenido de los talleres, cuando así se requiere, se deriva a algunos jóvenes a atención
psicológica individual.
En esta ocasión te tocó acudir a una telesecundaria en el que impartirás un taller de
autoestima. Al llegar al salón, la profesora encargada del grupo se dirige a ti para
comentarte una situación en la que necesita tu apoyo. Recientemente, entre los adolescentes
ha surgido una tendencia permeada por las redes sociales a burlarse de las personas por su
color de piel. Al principio iniciaron como bromas en la que se hacía referencia a memes en
donde se mencionan frases como “prietos en aprietos” y otras expresiones despectivas más
referentes a las características negativas atribuidas supuestamente a las personas con color
de piel más oscura.
La maestra indica que al principio le pareció normal pues incluso los adultos usamos frases
para hablar de las personas “más morenitas”, por lo que no le dio importancia, pero ahora,
se han tornado en agresiones físicas y segregación que parece estar impactando en la
autoestima y desempeño de los adolescentes.
Con la autorización de tu supervisor y de las autoridades de la escuela comienzas a
investigar un poco más sobre este fenómeno social que está ocurriendo en la institución;
quieres saber, por un lado, cómo se está desarrollando este proceso de discriminación desde
quienes la ejercen, y por el otro, cómo está impactando a la salud mental de quienes la
viven, por lo que realizarás una serie de entrevistas tanto de investigación como de tipo
clínica para atender a quienes sean derivados a intervención individual.
Con ello, tienes como objetivo, desarrollar programas de intervención que sean apropiados
para frenar esta situación y contribuir al desarrollo psicológico apropiado de los
adolescentes. Para lograrlo, te planteas las siguientes preguntas:
¿Cómo emplear la entrevista como estrategia para conocer a profundidad este fenómeno?
¿Qué condiciones del espacio físico para las entrevistas se deben considerar?
¿Qué aspectos se deben tomar en cuenta para prepararse para realizar una entrevista de la
mejor manera?
¿Qué actitudes y habilidades necesita tener un entrevistador para realizar una entrevista?
Como lo señala Perpiñá (2012, p. 23), la entrevista además de ser una técnica de obtención
de información y de evaluación, es un instrumento versátil y moldeable a las necesidades
del entrevistador y del entrevistado. Por ello es tan valiosa en el campo de la psicología
dentro de los diversos ámbitos, entre los que resalta el clínico, pues permite explorar a
detalle las problemáticas de los individuos.
Una de las principales clasificaciones que se han manejado para hablar de los
tipos de entrevistas, corresponde al tipo de directividad que se tiene. Como
indica Zepeda (2008, p. 33) y podemos a continuación:
Si bien existen clasificaciones técnicas y definiciones de la entrevista que
atienden a sus funciones y particularidades, en este caso vamos a abordar a la
entrevista como un encuentro entre dos personas, es decir, no solo como una
técnica en la que el psicólogo debe dirigir la conversación y obtener información
necesaria para cumplir un objetivo determinado.
En los abordajes positivistas desde las distintas ciencias, se busca que el
entrevistador sea objetivo y se mantenga en un papel neutral de modo que
pueda obtener información sin interferir en ella. En este caso, como ya se indicó
al entenderlo como un encuentro humano, se entiende que el psicólogo no
puede mantenerse suspendido en el proceso de la entrevista pues influye
plenamente en la dinámica de la misma, es parte del proceso de interacción y
debe aprovechar esa posición para beneficiar a la persona con quien estará
trabajando (Perpiñá, 2012, p. 41).
Así, desde la mirada humanista, esta estrategia toma un sentido particular para
el ejercicio de la psicología por lo que es necesario retomar algunas bases de
esta perspectiva para comprender mejor cómo llevar a cabo la entrevista
entendida como un encuentro humano.
1.1.2 Aspectos conceptuales básicos de una entrevista con enfoque humanista
Para continuar hablando de la entrevista, primero es necesario retomar algunos de los
planteamientos básicos del enfoque humanista de la psicología, propuesto por Carl Rogers,
quien, desde su modelo de terapia centrada en el cliente, enfatiza en la no directividad de
los encuentros con los otros. Con ello, Rogers marcó avances importantes en el desarrollo
de la entrevista como técnica, pues según lo plantea Perpiñá (2012, p. 24), él realizó la
primera transcripción textual de una entrevista y adoptó la audiograbación de las sesiones
como una práctica habitual que permitía el estudio posterior de los discursos de quienes
acudían a él.
De acuerdo con Morga (2012, p. 47), las bases del humanismo, están sentadas
en el planteamiento de que los individuos están en constante búsqueda del
equilibrio personal; nacen libres y se comportan con base en las maneras en que
perciben subjetivamente su mundo, su entorno, experiencias presentes y
pasadas. Para intervenir, el psicólogo deberá, entonces, acceder a los relatos de
estas subjetividades.
Rogers, sostenía también que existía una fuerza interna que llevaba a los
individuos a buscar su crecimiento personal y desarrollo pleno, aunque en
diversas ocasiones puede verse obstaculizada, lo que lleva a la persona a
esconderse y detener esta búsqueda; sin embargo, prevalecen mayoritariamente
la motivación para ser mejor y la bondad básica de los seres humanos.
Podríamos pensar que la entrevista es una técnica relativamente sencilla que no requiere
de instrumentos complejos, tecnologías avanzadas y que simula una conversación
cotidiana de las que todos, en teoría, sostenemos día a día. Esto es una concepción
errónea de dicha técnica, pues requiere no solo de un proceso de conversación natural,
sino que obedece a los objetivos que se tengan planteados y a la búsqueda de resultados
particulares (Perpiñá, 2012, p. 28).
Para desarrollarla de la mejor manera, en diversos manuales se han planteado pasos, fases y
elementos a considerar, que son una guía importante para quienes se inician en el proceso
de realizar entrevistas, donde se contemplan generalidades, pero en los que también existe
la apertura para ser flexibles dependiendo de las necesidades y objetivos.
1.2.1 Etapas o fases de la entrevista
Como todo instrumento metodológico, la entrevista se compone de una serie de fases que
deben ser tomadas en cuenta para desarrollarla de forma óptima. Morga (2012, p. 16),
indica que la entrevista se compone de tres etapas:
1.2.3 Las actitudes humanistas básicas del entrevistador, según Carl Rogers
Es importante recordar que estamos hablando de la entrevista desde un modelo humanista,
por lo que las actitudes del investigador estarán marcadas por estos planteamientos. Ya
decíamos al inicio que se trata de una entrevista no directiva y esto solo significa que el
entrevistador debe contar con una serie de habilidades para construir el clima que se
mencionó en las páginas anteriores para tener una entrevista exitosa.
El modelo humanista o centrado en la persona implica una forma particular de relacionarse
con los otros, un encuentro de persona a persona, donde se está presente y acompañando.
Como ya indicamos, la finalidad es que, en el espacio de la entrevista, se vislumbren y
creen posibilidades de búsqueda de soluciones y resignificación de las dificultades. El
psicólogo deberá fungir como catalizador, trabajar desde una actitud de comprensión y para
ello será necesario que los aspectos relacionales sean prioritarios y estén por encima de los
elementos teóricos y metodológicos, pues estos se deben contemplar de forma flexible y
acorde a las necesidades de las circunstancias (Barceló, 2012, p. 132).
Retomemos un poco lo ya mencionado al inicio de este escrito para contextualizar las
actitudes que se mencionan como básicas para el entrevistador. El enfoque humanista,
insiste en que el papel del psicólogo debe ser crear un clima de libertad, apoyo y escucha en
el que la persona pueda desplegar su potencial y autoconocimiento. Hacerlo requiere que el
entrevistador esté presente, es decir conectado consigo mismo de modo que despliegue su
propio potencial y pueda conectar, a su vez, con el entrevistado (Barceló, 2012, p. 133). A
esto es a lo que nos referimos con ese encuentro entre personas.
Específicamente, Rogers enfatiza que el entrevistador debe contar con tres actitudes
fundamentales que son: la autenticidad o congruencia, la escucha empática y el aprecio o la
aceptación positiva incondicional, que veremos a continuación de forma detallada.
Autenticidad o congruencia
En la relación con el otro, el psicólogo entrevistador debe procurar en todo
momento mostrarse libre de máscaras y presentarse tal como es. Se trata de ser
una persona congruente y unificada en los niveles de la experiencia, la
conciencia y la comunicación. Así, durante todo el proceso debe identificar las
emociones que experimenta y comunicarlas cuando sea necesario y pertinente.
Esta característica de autenticidad lleva al entrevistador a no negar lo que está
experimentando bajo la premisa de ser un profesional que no siente o que es
objetivo; más bien sabe que puede poner su propio mundo en una especie de
paréntesis mientras escucha el mundo del otro. Hacerlo requiere de
independencia por parte del entrevistado, de autoconocimiento y un núcleo bien
definido.
Ser congruente es posible sólo mediante el autodescubrimiento, al conocimiento
de las emociones propias sin negarlas o alterarlas y permitiéndote vivir la
experiencia; de ese modo podrá comunicarse de forma congruente. Cuando el
entrevistador se muestra auténtico, transparente y libre de manipulaciones y
falsedades, logrará un vínculo apropiado con la persona que tenga enfrente y
podrá desarrollar un comportamiento empático (Barceló, 2012, p. 141).
Empatía
Este concepto ha sido ampliamente usado en la vida cotidiana y asimilado como
una forma de ponerse en los zapatos del otro; sin embargo, cuando hablamos de
esta como una de las habilidades del entrevistador, nos referimos a una
comprensión del mundo perceptual del otro, lo que implica captarlo aún desde
nuestra propia mirada y poder adentrarnos a mirarlo y comprenderlo. Barceló
(2012, P. 134) retoma la definición del propio Rogers quien indicaba: “Empatía
es la capacidad de percibir ese mundo interior, integrado por significados
personales y privados, como si fuera el propio pero sin perder nunca este como
sí. Parece ser una cualidad esencial en una relación que promueva el desarrollo
de la personalidad… Esta clase de empatía muy sensible parece ser un factor
importante en el proceso de posibilitar a una persona el acercamiento a sí
misma, el aprendizaje, cambio y desarrollo”.
Como vemos, ser empático significa apropiarse de la experiencia del otro
observando la mía, por ello la importancia del autoconocimiento y la congruencia
señalada en el punto anterior. Así, será posible reflejar el estado empático, pues
no es mera cuestión de identificarse con el otro y decirle lo que espera escuchar,
sino que se trata de una escucha activa y sin juzgar (Barceló, 2012, p, 135).
Esta empatía puede generar efectos sumamente positivos no solo en la relación
entrevistador y entrevistado, sino en el propio proceso de comprensión y
transformación del individuo que se siente escuchado y apreciado.
Aceptación o aprecio positivo incondicional
Finalmente, tenemos este tercer elemento que consiste en mirar a la persona y
apreciarla genuinamente tal como es. Esto no es una mera cuestión de “cariño”
sino de respeto absoluto y de confianza en su capacidad para elegir y
desarrollarse (Barceló, 2012, p. 137).
Como ya se mencionó en los dos apartados previos, en este caso también es
fundamental mirar a las personas sin juzgarlas, sin esperar que actúen como el
psicólogo desea y considera correcto, más bien se trata de confiar en el otro y
aceptar incondicionalmente. Esto último no significa que se esté de acuerdo o
que al no juzgar el psicólogo sea “neutral” u objetivo, más bien implica que
respeta las decisiones del otro y lo trata de forma cálida.
Este difícil trabajo de aceptación, de nuevo, requiere principalmente que el
entrevistador trabaje en la aceptación propia, que facilite la disposición al afecto
por los otros; abrirse a la experimentar lo que ocurre en él mismo, en su cuerpo,
en su conciencia y así podrá conocer a quien tiene en frente (Barceló, 2012, p.
142).
Como vemos, estas tres actitudes se entraman y son mutuamente necesarias
para el entrevistador. En esencia, requieren de estar presente, conectado y
dejándose llevar, para ver los resultados favorables de este tipo de interacción
que conforma las condiciones para un desarrollo óptimo de la persona a quien se
acompaña.
2.1 Herramientas
En las diferentes disciplinas y ciencias la entrevista es ampliamente utilizada por ser una
estrategia que, por sus bondades para la obtención de información, permite estudiar y
explicar diversos fenómenos y procesos de interés de los campos profesionales.
En el caso de la psicología, como veremos, esta es una de las principales herramientas de
las que se vale el experto para desarrollar su trabajo en los diferentes ámbitos donde se
desempeñe; de ahí su gran relevancia.
2.1.1. Anamnesis
Este es un recurso que se ha empleado desde hace muchas décadas en los distintos ámbitos
de la salud. Rodríguez y Rodríguez (1999, p. 409) plantean que la anamnesis, “es el
proceso de exploración clínica que se ejecuta mediante el interrogatorio”. En esta
definición podemos identificar que durante la entrevista se debe recuperar la información
correspondiente a la exploración de los motivos generales que llevan a la persona a acudir a
la sesión con el psicólogo. En esta será necesario identificar a la persona y conocer
elementos que nos permitan comprender la situación que presenta, como pueden ser
aspectos familiares y ambientales, entre otros.
Cornejo y García, (2021, p. 27) la definen como el registro confidencial familiar y del
individuo que acude al encuentro, en este caso, con el psicólogo, llámese paciente, usuario,
consultante, etc. En el ámbito médico, en este registro se enmarcan los motivos que llevan
al entrevistado a solicitar la intervención y permiten establecer los caminos para las
posibles soluciones, es decir, en ocasiones necesarias, el diagnóstico y tratamiento.
Tradicionalmente, para tener la información necesaria, se plantea una organización de los
datos en las siguientes categorías: informante, datos de identificación, historia de la
enfermedad actual, antecedentes personales, antecedentes familiares e historia psicosocial
(Rodríguez y Rodriguez, 1999, p. 409).
Como vemos, estas categorías corresponden a una dimensión médica donde se espera
establecer un diagnóstico, conocer la enfermedad y el historial de la misma dentro de la
familia. En el caso de la psicología, es probable que este tipo de datos no sean obligatorios
de obtener en todas las situaciones, aunque en otras seguramente sí será necesario
recabarlos; todo dependerá de las circunstancias; tal vez más que la historia de una
enfermedad, podemos preguntar por la historia de la problemática presentada, o de las
circunstancias que se están viviendo y que afectan al individuo.
Para evitar la fatiga del entrevistado, debemos atender a la practicidad, es decir, no buscar
la exhaustividad de la información; en otras palabras, hay que preferir la calidad por sobre
la cantidad y esto dependerá, como ya se ha comentado, de las necesidades del individuo,
del psicólogo entrevistador y del tipo de relación que se plantea (intervención,
investigación, prevención). Por ello, se deben establecer prioridades y guiar el diálogo a los
aspectos puntuales que se requieren conocer; incluso, como veremos más adelante, el
psicólogo deberá emplear ciertas técnicas para ahondar en aspectos puntuales, pues no todo
es solamente hacer preguntas abiertas.
Entre los elementos básicos recomendados para obtenerse encuentran los datos de
identificación, como el nombre y los apellidos, la edad, el sexo y la dirección, el lugar de
nacimiento, el estado conyugal, la escolaridad, la ocupación; los motivos para solicitar la
atención, que como ya indicamos, pueden ser diversos, ahondar en el comienzo de esta
situación y los cambios o transformaciones que han ocurrido al respecto. En este caso, es
importante recabar también las percepciones que la persona tiene respecto a la situación.
Rodríguez y Rodríguez (1999, p. 413), indican una serie de áreas para para esquematizar la
información:
Desarrollo previo
Lugar de nacimiento y crianza; hechos y experiencias importantes durante la
infancia y adolescencia.
Educación y ocupación
Escolaridad, perfil ocupacional, satisfacciones, retiro.
Ambiente
Estado de la vivienda; creencias religiosas; situación familiar, económica y
médica, naturaleza de sus relaciones personales.
Hábitos
Patrones dietéticos, de sueño, de trabajo, de ejercicio, de recreación.
Autoconcepto
Visión en el presente y en el futuro; sexo y matrimonio.
Adaptación
Tensión emocional, humor predominante, reacciones usuales al estrés, actitud
ante cada actividad, expectativas.
Incidente crítico
Analiza la siguiente situación hipotética.
Recientemente comenzaste a trabajar en una institución privada que se dedica a brindar
talleres vivenciales dirigidos a estudiantes de secundaria. A partir del diagnóstico obtenido
de los talleres, cuando así se requiere, se deriva a algunos jóvenes a atención psicológica
individual.
En esta ocasión te tocó acudir a una telesecundaria en el que impartirás un taller de
autoestima. Al llegar al salón, la profesora encargada del grupo se dirige a ti para
comentarte una situación en la que necesita tu apoyo. Recientemente, entre los adolescentes
ha surgido una tendencia permeada por las redes sociales a burlarse de las personas por su
color de piel. Al principio iniciaron como bromas en la que se hacía referencia a memes en
donde se mencionan frases como “prietos en aprietos” y otras expresiones despectivas más
referentes a las características negativas atribuidas supuestamente a las personas con color
de piel más oscura.
La maestra indica que al principio le pareció normal pues incluso los adultos usamos frases
para hablar de las personas “más morenitas”, por lo que no le dio importancia, pero ahora,
se han tornado en agresiones físicas y segregación que parece estar impactando en la
autoestima y desempeño de los adolescentes.
Con la autorización de tu supervisor y de las autoridades de la escuela comienzas a
investigar un poco más sobre este fenómeno social que está ocurriendo en la institución;
quieres saber, por un lado, cómo se está desarrollando este proceso de discriminación desde
quienes la ejercen, y por el otro, cómo está impactando a la salud mental de quienes la
viven, por lo que realizarás una serie de entrevistas tanto de investigación como de tipo
clínica para atender a quienes sean derivados a intervención individual.
Con ello pretendemos desarrollar programas de intervención que sean apropiados para
frenar esta situación y contribuir al desarrollo psicológico apropiado de los adolescentes.
Para lograrlo, te planteas las siguientes preguntas:
¿Cómo puedo emplear la entrevista como estrategia para conocer a profundidad este
fenómeno?
¿Cuáles son los objetivos que debo plantearme para guiar las entrevistas?
Desde este ámbito de la psicología ¿qué posibilidades y limitantes tengo para recopilar la
información necesaria?
¿Qué elementos debo cuidar durante los encuentros para que se lleven a cabo de forma
adecuada?
3. La entrevista en los diferentes campos de la psicología
Después de contemplar las generalidades para el desarrollo de la entrevista, veremos ahora
que su desarrollo está enmarcado por los objetivos que se plantean en función de ámbito en
el que se encuentre el psicólogo; es decir, vamos a ver que la entrevista como proceso
dinámico, se transforma dependiendo de lo que se espera obtener con ella.
3.1 La entrevista con objetivos clínicos
En el ámbito clínico de la psicología, la intervención terapéutica toma como base a la
entrevista. Esta tendrá ciertos matices dependiendo del modelo teórico en el que se esté
sustentando el trabajo terapéutico, pues sus propios planteamientos epistemológicos
enmarcan la forma en que se conduce el psicólogo, cómo se relaciona (y define) al
usuario/paciente/cliente/consultante o como se le considere desde cada perspectiva teórica.
De forma sintética, Carrió y Belloch (2012, p. 343) nos presentan algunas particularidades
de la entrevista en el trabajo clínico desde diferentes modelos teóricos.
Como hemos visto, si bien se habla de una serie de elementos que es necesario
cuidar respecto a la disposición del espacio físico durante la entrevista, hay
circunstancias en las que es imposible considerarlos o están sujetos a las
condiciones del lugar o institución donde nos encontremos; de ahí que, como ya
se ha mencionado constantemente, es importante ser flexibles.
Entre estos tres elementos, se construye uno de los fundamentos más
importantes, que es la llamada “alianza terapéutica”. De acuerdo con Carrió y
Belloch (2012, p. 342), esta representa el principal elemento para el cambio, y se
define como la relación de comprensión que el psicoterapeuta tiene hacia el
paciente y que facilita que este último crea en el primero; se conforma así un
vínculo positivo entre ambos que será la base que sustenta que el usuario pueda
construir su propia recuperación.
Como ya lo hemos abordado, desde el modelo en el que estamos trabajando, es
la persona, en este caso usuaria, quien tiene el potencial para resolver sus
propias dificultades y el psicólogo solo se encarga de acompañar el camino y
propiciar las condiciones para que llegue a la reflexión propia. Por ello hablamos
de la importancia de la alianza terapéutica en el ámbito de la psicología clínica,
pues este vínculo es la clave para el éxito de la intervención y para obtener
beneficios a favor del consultante. Recordemos que para que este se establezca,
es necesario que el entrevistador se dirija siempre desde la escucha activa, la
aceptación positiva incondicional y la empatía auténtica.
Carrió y Belloch (2012, p. 342) hablan de la alianza terapéutica en función de
tres componentes que son el vínculo, las metas y las tareas.
El vínculo corresponde a la relación de afecto que se da entre ambas partes en
la que el entrevistado debe sentirse valorado y comprendido; en otros momentos
ya se ha mencionado la importancia de la autenticidad, por lo que este vínculo
debe ser real y no simulado.
Para que se afiance el vínculo las tareas y los objetivos o metas deben estar
claros y ser de acuerdo mutuo entre ambas partes; también deben ser realistas y
estar bien aterrizados. Estos se plantean desde el inicio de la relación
terapéutica y se mantienen a lo largo de esta; por ello, en los encuentros de
entrevista sucesivos se debe buscar fortalecer el vínculo.
A pesar de los esfuerzos, es posible que ocurran las rupturas en la alianza
terapéutica, sobre todo debido a malentendidos. Estos pueden darse por la
percepción que tiene el usuario sobre el comportamiento del psicólogo, que
puede no ser de su agrado, por ejemplo, si este olvida elementos importantes o
da opiniones críticas y no solicitadas; también puede deberse a otras
manifestaciones más sutiles vinculadas al lenguaje no verbal que si no se
abordan pueden llevar a la ruptura total de la relación terapéutica (Carrió y
Belloch, 2012, p. 340).
En síntesis, cómo podemos distinguir en este apartado, para llevar a cabo la
entrevista de forma adecuada en este ámbito, sostener la alianza terapéutica y
favorecer al usuario, es necesario ser flexible y analítico respecto a las
circunstancias que rodean a cada paciente.
Ahora hablaremos del ámbito de la educación. Empecemos por aclarar que el trabajo del
psicólogo en este campo consiste en contribuir a la reflexión e intervención en torno a
situaciones educativas, de forma individual, grupal e incluso a nivel de las instituciones. Al
hablar de educación es importante recalcar que no se trata solamente de las escuelas, sino
de todos los sistemas sociales en donde ocurren estos procesos educativos, sin importar los
niveles o modalidades, de manera formal e informal y a lo largo de todo el ciclo vital
(Castro y Barrasa, 2012, p. 399).
Así, una de las principales labores del psicólogo en este campo es la evaluación
y para realizarla ha de valerse de la entrevista psicológica. Esta se puede llevar
a cabo con estudiantes, padres, tutores, profesores, autoridades de las escuelas
y más miembros de estos contextos, con la finalidad, como ya mencionamos de
orientar o resolver alguna problemática relacionada a los procesos de enseñanza
y aprendizaje.
Este tipo de entrevista también es semiestructurada, pero se caracteriza por ser
un tanto más directiva que la del ámbito clínico, pues si bien en el inicio y cierre
se pueden plantear cuestionamientos más flexibles, durante la fase central de la
entrevista se recurre a preguntas específica en búsqueda de información
particular.
Los objetivos de la entrevista en el ámbito educativo se vinculan con la obtención
de datos en torno a los implicados, que pueden ser como ya dijimos, estudiantes
de los distintos niveles de educación formal.
Dentro de las escuelas, las entrevistas pueden ser periódicas, de modo que se
tenga información actualizada de los alumnos; esto es particularmente
importante cuando se trata de la orientación vocacional, pues se debe reconocer
al estudiante en sus fortalezas y áreas de oportunidad, distinguir las dificultades
que puede estar viviendo y el progreso de su aprendizaje.
Así, de acuerdo con Castro y Barrasa (2012, p. 400) los siguientes son algunos
de los objetivos que se plantean para la realización de la entrevista educativa:
PROPORCIONAR INFORMACIÓN
Este punto no es solo para que el psicólogo obtenga los datos que requiera, sino
para que este también puede proporcionar datos en torno al aprendizaje,
comportamiento y potencial de los estudiantes, a ellos mismos, a sus padres,
profesores o directivos. Con esta información es posible apoyar a la persona a
dirigir su futuro y tomar decisiones que considere pertinentes, teniendo como
base la retroalimentación e información que el psicólogo le pueda brindar.
CORREGIR HÁBITOS Y ACTITUDES
En este caso se habla de la necesidad de resolución de dificultades que pueden
presentarse. Inicialmente en la entrevista se buscará obtener información
respecto a los elementos que sean necesarios para comprender la problemática
(como pueden ser los relacionados a la familia y el aula), y posteriormente
devolver la información mediante propuestas de estrategias de intervención que
permitan atender a la problemática.
ORIENTACIÓN VOCACIONAL
Estos se persiguen sobre todo cuando se trata de estudiantes de niveles en que
están próximos a tomar decisiones respecto a la escuela o carrera que deben
elegir. Así, una vez que se obtiene la información necesaria, el psicólogo deberá
analizar las posibilidades y ofrecer una guía para que el estudiante y las
personas involucradas, puedan orientarlo para desarrollar su potencial y
vincularlo a una profesión futura.
Este tipo de entrevista suele emplearse con frecuencia para acceder a elementos que de otro
modo sería imposible conocer, como vivencias específicas, hechos del pasado y sobre todo
las experiencias y significados que las personas le dan a ciertos eventos o sucesos que se
desean explorar y analizar (Díaz-Barriga, 1991, p. 163).
Ideológicos
Creencias religiosas, afiliación política y/o sindical, pertenencia a organizaciones
de la sociedad civil y/o asociaciones religiosas
De salud
Estado de salud, historial clínico, enfermedades, información relacionada con
cuestiones de carácter psicológico y/o psiquiátrico, etc
Características personales
Tipo de sangre, ADN, huella digital, hábitos sexuales, origen (étnico y racial.)
Características físicas
Color de piel, iris y cabellos, señales particulares, etc., entre otros.
Así, cualquier actividad en la que se emplee este tipo de datos, es fundamental
considerar el tratamiento adecuado de los mismos, desde su obtención, uso,
posesión, registro, organización, conservación, acceso, elaboración, utilización,
comunicación, difusión, almacenamiento, divulgación, transferencia y
disposición.
Justamente, para la protección de las personas ante el posible uso de estos
datos, es que las leyes indican que el individuo puede decidir a quién, cómo y
para qué proporciona su información. Por ello las personas tenemos derecho a
acceder, rectificar, cancelar y oponerse al tratamiento de la información personal,
que por sus iniciales, son conocidos como derechos ARCO:
Artículo 9
El psicólogo reconoce que sus problemas y conflictos pueden interferir con su
efectividad. Por lo tanto se abstiene de llevar a cabo una actividad cuando sabe
o debía saber que sus problemas personales probablemente dañen a un
paciente, cliente, colega, estudiante, participante de investigación y otra persona
con quien tenga una obligación académica o científica.
Artículo 12
El psicólogo toma las medidas razonables para evitar dañar a sus pacientes o
clientes, participantes en investigación, estudiantes, y otros con quienes trabajé,
y para minimizar el daño cuando éste sea previsible e inevitable.
Artículo 50
Cuando el psicólogo hace valoraciones, evaluaciones; o proporciona tratamiento,
consejo, supervisión, enseñanza, consultoría, investigación, u otros servicios
dirigidos a individuos, grupos, comunidades u organizaciones, lo hace utilizando
un lenguaje razonablemente entendible para el receptor de sus servicios o
actuación, proporcionando de antemano información apropiada acerca de la
naturaleza de tales actividades y posteriormente sobre los resultados y
conclusiones. Si la ley o los roles organizacionales impiden que el psicólogo
proporcione tal información a individuos particulares o grupos, podrá hacerlo al
término del servicio.
Artículo 51
El psicólogo se asegura de que se proporcione una explicación de los resultados
utilizando un lenguaje entendible para la persona valorada o para otras personas
autorizadas legalmente para actuar a favor de ésta. Independientemente de que
las calificaciones e interpretación las realice el psicólogo, un ayudante, por
medios automáticos, u otros servicios externos, sólo el psicólogo puede tomar
las medidas razonables para asegurar que se den las explicaciones apropiadas
de los resultados. En los casos en los que la naturaleza de la relación impida dar
estas explicaciones a la persona evaluada o personas autorizadas para recibirlas
(como ocurre en algunos casos de selección o consultoría organizacional,
preempleo o selección de elementos de seguridad, y evaluaciones y peritajes
judiciales o forenses), el psicólogo aclarará con antelación que no proporcionará
tales explicaciones.
Artículo 61
El psicólogo mantiene la confidencialidad debida al crear, almacenar, recuperar, transferir y
eliminar registros y expedientes bajo un control, y toda información obtenida a partir de la
relación profesional, sean éstos escritos, automatizados, o en cualquier otra forma. Lo hace
con apego a la ley y de manera que permita el cumplimiento de los requisitos del presente
Código Ético. Asimismo, el psicólogo está obligado a tomar las medidas pertinentes para
proteger sus registros electrónicos de cualquier forma de incursión por parte de extraños.
En estos artículos, vemos algunas excepciones respaldadas por la ley para omitir
cierta información, pero es solo en los casos que así lo requieran y siempre es
importante hacerle saber a las personas que no tendrán acceso a estas
interpretaciones y análisis.
En los dos artículos previos, podemos ver que, aun sin intenciones de hacerlo, el
psicólogo entrevistador puede caer en una falta ética por omisión del cuidado de
los registros, por ejemplo, en la actualidad al utilizar dispositivos electrónicos y
almacenamiento en línea. Si no se tienen las debidas precauciones y se pierde el
acceso a las cuentas, o somos víctimas de la delincuencia y nos despojan de los
dispositivos en donde tenemos almacenadas las grabaciones, por ejemplo,
estamos colocando a los entrevistados en una situación de vulnerabilidad pues
es posible que sus datos sean divulgados y utilizados de formas que le
perjudiquen.
Artículo 67
El psicólogo no menciona en sus trabajos escritos o al dar clases o conferencias,
o por otros medios públicos, información confidencial obtenida durante el curso
de su trabajo, en que se identifiquen personas o grupos, sean éstos sus
pacientes, clientes individuales u organizaciones, estudiantes, sujetos de
investigación, u otros receptores de sus servicios, a menos que estas personas u
organizaciones den su consentimiento por escrito, o que haya otra autorización
ética o legal para hacerlo.
Artículo 68
En sus presentaciones científicas o profesionales y publicaciones, el psicólogo
disfraza la información confidencial de personas u organizaciones de que tratan,
de modo que otros no puedan identificarlas y que las discusiones resultantes no
dañen a sujetos que pudiesen identificarse a sí mismos.
Artículo 76
El psicólogo toma medidas necesarias para cumplir todos los compromisos que
hubiese contraído con los participantes en una investigación
Artículo 81
El psicólogo se abstiene de establecer relaciones múltiples no profesionales con
usuarios de sus servicios, ya sean pacientes, clientes, organizaciones,
estudiantes, grupos, sujetos de investigación, etcétera.
Artículo 85
Cuando el psicólogo proporciona servicios a grupos, como es el caso de la
terapia grupal, o la docencia, aclara debidamente los peligros de la
confidencialidad de la información que se ventile al interior del grupo, y hará todo
lo que esté a su alcance para protegerla.
Artículo 90
En las actividades relativas a su trabajo, el psicólogo respeta los derechos que
otros tienen para sustentar valores, cultura, actitudes y opiniones diferentes a los
suyos. Asimismo, no discrimina injustamente a partir de edad, género, raza,
origen étnico, idioma, nacionalidad, religión, orientación sexual, minusvalía, nivel
socioeconómico o cualquier criterio proscrito por la ley
Artículo 118
El psicólogo obtiene consentimiento informado apropiado a la terapia,
investigación, u otros procedimientos, utilizando un lenguaje entendible para los
participantes. El contenido del consentimiento informado variará dependiendo de
muchas circunstancias, sin embargo, generalmente supone que la persona:
1. Posee la capacidad para consentir.
2. Se le ha proporcionado la información significativa concerniente al
procedimiento.
3. Ha expresado libremente y sin influencias indebidas su consentimiento y
4. El consentimiento se ha documentado en forma apropiada.
Artículo 130
El psicólogo nunca engaña a los participantes en una investigación acerca de
aspectos significativos que pudieran afectar la disposición para participar, tales
como riesgos físicos, incomodidad, experiencias emocionales desagradables o
algún otro efecto negativo.
Artículo 131
Cualquier otro engaño que sea una característica integral del diseño y la
conducción de un experimento debe explicarse a los participantes tan pronto
como sea factible, preferentemente al concluir su participación, pero no más
tarde que al término de la investigación.
Artículo 133
Con el fin de minimizar intrusiones en la privacidad, el psicólogo sólo incluye en
sus informes escritos u orales, consultorías o asesorías y similares, aquella
información pertinente al propósito de dicha comunicación.
Artículo 134
El psicólogo discute la información confidencial obtenida en relaciones clínicas o
de consultoría, o los datos de valoración relativa a pacientes y clientes, ya sean
individuos u organizaciones, estudiantes, sujetos o participantes en
investigación, supervisados y empleados, únicamente para los propósitos
apropiados de tipo científico o profesional, y sólo con las personas clara y
adecuadamente relacionadas con dichos asuntos. El psicólogo muestra
información confidencial sin consentimiento del individuo, sólo cuando le obligue
la ley o cuando ésta lo permita para propósitos válidos tales como:
1. Proveer servicios profesionales necesarios al paciente o al cliente individual u
organización.
2. Para obtener consultoría o asesoría profesional apropiada.
3. Para proteger al paciente, cliente u otros, de algún daño.
4. Para obtener el pago de servicios, en cuyo caso, la información que muestre se
limitará al mínimo necesario para lograr dicho propósito.