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Ministerio de Educación

Colegio Adventista Metropolitano

Anelys Avila Villarreal

12 comercio

Historia de Panamá

Adolzaide Lezcano

Trabajo Formal

Invasión de Panamá

2022

Índice

1
Introducción 3
¿Por qué se dio la Invasión Militar? 4
Hechos de la Invasión de Estados Unidos a Panamá 5,6
Resultado de la Invasión de Estados Unidos a Panamá 7,8
Ningún Miembro de los Civilistas jamás hablo de la Invasión 9
No era el Desenlace que quería para mi País 10
Ilustraciones 11
Conclusión 12

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Introducción

A lo largo de este trabajo vamos a conocer un poco más a sobre la historia de nuestro
país. Conoceremos los detalles de la Invasión de Estados Unidos hacia Panamá, veremos el
por qué ocurrió, como ocurrió y el desastroso desenlace. El 20 de diciembre de 1989 debe
ser una fecha que viva en nuestra mente y corazones por la gran cantidad de vidas
perdidas que tuvimos.

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¿Por qué se dio la Invasión Militar?

Diversas fuentes indican que la invasión se dio en violación del tratado constitutivo de
las Naciones Unidas y de la Organización de Estados Americanos. El 29 de diciembre de
1989, la Asamblea General de las Naciones Unidas condenaba la intervención como
una flagrante violación del derecho internacional, con 75 votos a favor, 20 en contra y 40
abstenciones.
La acción militar estadounidense tenía como propósito desmantelar a las Fuerzas de
Defensa de Panamá y capturar a Noriega, dictador militar de ese país desde 1983, quien
además era un antiguo colaborador de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y era
requerido por la justicia estadounidense por los delitos de extorsión y narcotráfico.

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Hechos de la Invasión de Estados Unidos a Panamá

El 16 de diciembre de 1989, el teniente estadounidense (colombiano de nacimiento)


Robert Paz Fisher fue hallado muerto en un confuso incidente luego que él y otros
soldados vestidos de civil huyeran de un retén policial frente a la Comandancia (que era el
cuartel central de las Fuerzas de Defensa de Panamá).
El presidente George Bush utilizó este hecho como detonante para ejecutar la operación
Causa Justa, la cual inició durante la medianoche del 20 de diciembre de 1989, cuando se
sintieron los primeros bombazos en el populoso barrio de El Chorrillo, lugar donde se
ubicaba la Comandancia.
En lo que el bombardeo acontecía, la nómina ganadora de las anuladas elecciones
presidenciales del 7 de mayo de 1989 (compuesta por Guillermo Endara, Ricardo Arias
Calderón y Guillermo Ford) tomaba posesión como presidente y vicepresidentes en la
base militar de Clayton.
No sólo la Comandancia fue atacada; también los cuarteles militares de Tinajitas, Panamá
Viejo, el cuartel de infantería de Los Pumas de Tocumen y la base de Río Hato. Asimismo,
los aviones de las Fuerzas de Defensa localizados en el desaparecido aeropuerto de Punta
Paitilla y Tocumen fueron destruidos. La ausencia de policías en las calles provocó un
saqueo descontrolado a los diferentes comercios de la ciudad, el cual dejó pérdidas
millonarias. El mismo fue controlado paulatinamente por soldados estadounidenses.
En esta operación militar, el ejército de los Estados Unidos (con un aproximado de 26,000
soldados) invadió Panamá con el objetivo de remover del poder a Manuel Antonio Noriega
y a las Fuerzas de Defensa. Noriega era solicitado por la justicia estadounidense debido a
los cargos de narcotráfico a los que fue imputado en febrero de 1988.
El ejército panameño tenía un poco más de 12,000 efectivos dispersos a lo largo del país y
no estaban tan bien preparados, lo que representó una enorme ventaja para los Estados
Unidos, quienes emplearon armamento de última tecnología.
A pesar del amplio despliegue norteamericano que se dio en la ciudad capital, el general
Noriega logró escabullirse hacia la Nunciatura Apostólica el 24 de diciembre, en donde
estuvo asilado hasta el 3 de enero de 1990, día en que se entregó luego de una fuerte
presión ejercida por el ejército estadounidense.
Si bien se instauró la democracia en Panamá y Noriega fue llevado a prisión para ser
juzgado por sus delitos, este suceso fue uno de los episodios más traumáticos de toda la
historia del país. La invasión hizo desaparecer 21 años de dictadura en un abrir y cerrar de
ojos, pero el costo de vidas que se llegó a pagar fue muy alto.

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Según cifras oficiales, murieron de 472 a 500 personas. Sin embargo, grupos de derechos
humanos creen que esta cifra va más allá del millar. Existen varias organizaciones que, a lo
largo de los años, han realizado sus propias investigaciones con respecto al tema de los
fallecidos. La Iglesia Católica de Panamá considera que hubo unas 655 bajas panameñas
(314 militares y 341 civiles). El Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses contabilizó
255 fallecidos y 93 desaparecidos (entre militares y civiles).
No obstante, el Comité Panameño por los Derechos Humanos registró 556 muertos, y la
Asociación de Familiares de los Caídos del 20 de diciembre de 1989 reconoce que la
cantidad de víctimas fue más de 4,000.
Independientemente de cuántos murieron durante la invasión, de cuánto armamento
nuevo estrenó el ejército norteamericano en Panamá, de si hubo unidades de las Fuerzas
de Defensa que combatieran o no, de cuántos soldados estadounidenses murieron;
independientemente de todos los mitos y realidades que se saquen a la luz sobre el 20 de
diciembre, no cabe duda alguna que la invasión fue un evento que se pudo haber evitado.

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Resultado de la Invasión de Estados Unido a Panamá

Entre los primeros objetivos perseguidos por los invasores estuvieron los cuarteles
militares de las Fuerzas de Defensa de Panamá, pero las acciones en dichos sitios
repercutieron en las áreas civiles aledañas, afectadas tanto por la acción directa de las
tropas estadounidenses como por el posterior saqueo.
Lo que al inicio iría enfocado a las fuerzas militares panameñas, se extendió a la población
civil y la infraestructura de varias zonas residenciales. Las cifras de muertos y heridos
fueron dramáticas y varían en dependencia de las fuentes.
Según datos ofrecidos por la Iglesia católica, a causa de la invasión se produjeron 655
muertes de panameños, de los cuales 314 eran militares y 341 civiles. En cuanto a los
heridos, la cifra asciende a 2.007, y de ellos solo 124 militares.
Mientras tanto, el Instituto de Medicina Legal de Panamá registró 255 muertes y 93
desapariciones. De estos últimos, 39 correspondían a militares, el resto eran civiles.
El Comité Panameño de Derechos Humanos, por su parte, contabilizó 556 muertos y 93
desapariciones, y otros organismos como la Asociación de Familiares de los Caídos el 20
de diciembre de 1989, fija el número de víctimas en alrededor de 4.000.
Por el lado estadounidense el Comando Sur dio cuenta de 26 muertos y 324 heridos. A
pesar de la divergencia, cualquiera de las cifras que se tome como referencia será alta.
Además de las pérdidas humanas, esta invasión ocasionó la destrucción de gran parte de
la infraestructura del país, dejando a miles de personas sin hogar, obligadas a desplazarse
de sus domicilios, refugiándose en otros territorios.
Aunque la Ciudad de Panamá fue la más golpeada por esa operación bélica, también hubo
víctimas en Colón y Río Hato. Estas zonas, según Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH), "fueron bombardeadas e incendiadas indiscriminadamente". Otra de las
áreas residenciales más afectadas fue El Chorrillo, donde habitaban más de 30.000
personas en unas 20 hectáreas.
El alto número de hogares y edificaciones afectadas por la invasión da muestras de que las
tropas norteamericanas no hicieron el menor esfuerzo por limitarse a blancos militares, y
evitar daños a las vidas y bienes de la población civil panameña.
El resultado fue que, según la demanda presentada ante la CIDH, 18.000 personas civiles
quedaron sin techo.
A pesar de las promesas de los invasores de compensar los daños causados en las
viviendas de estos refugiados, lo cierto es que no ha sido suficiente para los afectados.
Un estudio del Instituto noruego para Investigación en Economía y Administración de
Negocios (SNF) destacó que en el sector financiero la gran mayoría del dinero "es de

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origen estadounidense, lo que convierte a Panamá en el mayor paraíso fiscal con
influencia estadounidense".
De este modo, durante los primeros años del segundo milenio miles de empresas se
radicaron en el país, y cientos de multinacionales se han instalado.
Esta realidad contrasta con los índices de pobreza que exhibe Panamá. En las ciudades
panameñas actualmente coexisten los grandes rascacielos, propiedad de lucrativas
empresas, y las paupérrimas viviendas de los ciudadanos comunes.
En 1997, el 37.3 por ciento de la población estaba en condición de pobreza, incluyendo
18.8 por ciento en pobreza extrema. En 2017, la situación no había cambiado mucho, pues
de acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL),
la pobreza se mantenía en 20.7 por ciento más 9.8 por ciento de pobreza extrema, o sea,
una tasa general de 30.5 por ciento.
Aun hoy para los miles de víctimas de estos sucesos no se ha hecho justicia, y varios
colectivos panameños se pronuncian cada año en esta fecha para rendir tributo y exigir
justicia.

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Ningún Miembro de los Civilistas jamás hablo de la Invasión

Aurelio Barría, fundador de la Cruzada Civilista, cuenta cómo vivió ese hecho: “Me
encontraba residiendo en Miami con mi esposa Patricia y mis tres hijos, pensando cuándo
saldría me permiso de trabajo, porque como exilado político del régimen de Manuel
Antonio Noriega, había completado todo un proceso legal para poder estar habilitado
como asilado que puede laborar en Estados Unidos.
Ese día, escuchamos que se estaban dando movimientos de transporte de tropas desde la
base de Texas hacia las bases militares del Comando Sur en Panamá. A diario nos
comunicábamos con amigos civilistas que nos mantenían informados de cómo estaban las
cosas en Panamá, que día a día se complicaban más con las amenazas y atropellos que la
dictadura de Noriega infligía a panameños e inclusive civiles norteamericanos que residían
en la ciudad. Como a las 11:00 p.m., recibí una llamada de un contacto del Gobierno
americano que me hizo saber, que este no era un ejercicio militar más, sino que se trataba
de una invasión militar a Panamá, al principio no le creía, pero cuando me dijo que, en era
cierto, me preocupé muchísimo porque mi familia y amistades podrían estar en grave
peligro. Inmediatamente, llamé a mis padres quienes me dijeron que escuchaban
detonaciones, pero no sabían qué estaba pasando. Les informé y les pedí que no salieran
de sus casas.
Tuve un sentimiento mixto, sorprendido de que los americanos tomaran esa decisión para
sacar a Noriega tuvieran que invadir militarmente a Panamá, para lo cual no me
imaginaba, en ese momento, la magnitud de la fuerza militar que se usaría. Y, por otro
lado, preocupado por lo que pudiera pasar a mi seres queridos y amigos. Llegaron a mi
residencia en el área de Kendall, en las afueras de Miami, periodistas de la televisión y
prensa para conocer nuestras opiniones porque con frecuencia daba declaraciones contra
el régimen en Miami. Reitero lo que he venido declarando siempre, que ningún miembro
de los Civilistas, jamás habló de la invasión a Panamá. Lo que dije entonces: que era triste
que hubiéramos tenido que llegar a una invasión para sacar a Noriega y destruir las
Fuerzas de Defensa; que los americanos habían creado un ejército, entrenado y armado,
bajo la excusa de que sería para la defensa del Canal de Panamá, y en realidad, ese
ejército había secuestrado al pueblo panameño bajo una dictadura que violaba los
derechos humanos, reprimía violentamente las manifestaciones pacíficas, había asesinado
a civiles y militares que se habían opuestos al régimen de Noriega; y que ahora, para sacar
a ese ejército abusivo, habían tenido que intervenir militarmente con el costo para
Panamá. Seguimos toda la noche y todo el día los acontecimientos, y en la mañana
siguiente nos reunimos con el exvicepresidente Carlos Rodríguez, Roberto Eisenmann,
Guillermo Sánchez Borbon y otros panameños para conversar y evaluar el alcance de la
situación. Inmediatamente llamé al nuncio apostólico monseñor, José Sebastián Laboa,
quien se encontraba en San Sebastián, España, de visita para Navidad, y de inmediato
coordinamos su regreso a Panamá, vía Madrid-Miami en Iberia. Desde ahí, conseguimos
que la única forma de ingresar a Panamá era en un avión militar americano, lo cual se hizo
días después desde la base de Homestead”.

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No era el Desenlace que quería para mi País

El hoy diputado José Blandón narra su testimonio: "En junio de 1988, fui arrestado y me
condujeron esposado a un avión de Eastern. Allí se inició mi exilio. Como mi familia
materna es puertorriqueña, me fui a Puerto Rico. Días antes de la invasión, un amigo
panameño que residía en Miami [Estados Unidos] y que era parte de la Cruzada, me llamó
para decirme que preparara maletas que antes de Navidad estaría de vuelta en Panamá. El
20 de diciembre de 1989, me despertó la llamada de un amigo en Washington para
decirme que en CNN estaban anunciando que había iniciado la invasión de EU a Panamá.
Inmediatamente me puse a llamar a amistades y familiares en Panamá para saber cómo
estaban. Recuerdo que, estando yo en Puerto Rico, algunos que vivían en Panamá se
enteraron de la invasión por mi llamada. Esa misma madrugada hice llamadas a emisoras
puertorriqueñas a opinar sobre la invasión. Estuve en contra de ella. Era una posición
difícil de explicar porque adversé la dictadura y aunque con la invasión se daba fin a la
misma, no era el desenlace que quería para mi país. Me dolía ver que en CNN se hablaba
de la revolución pacífica en Checoslovaquia con Havel a la cabeza, mientras de Panamá lo
que salían eran las imágenes de soldados norteamericanos".

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Ilustraciones

Conclusión

Al concluir con la realización de este trabajo, pude entender a los miles de personas que
vivieron este suceso histórico, jamás había sentido la historia de mi país tan cercana como
en el momento en que estaba leyendo cada una de las diferentes experiencias, cientos de
casos reales, cada uno peor que otro, desaparecidos que al sol de hoy buscan y lloran,
familias que quedaron incompletas y quebrantadas por el errar humano.

11
La invasión de Estados Unidos hacia Panamá fue algo que se pudo haber evitado, incluso
prevenido, pero por mala administración no se dio, por ello y por muchas otras cosas fue y
es triste el desenlace que tuvimos.

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