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UNIVERSIDAD DE PANAMÁ

. CENTRO REGIONAL UNIVERSITARIO DE COLÓN.

FACULTAD DE HUMANIDADES

ESCUELA DE ESPAÑOL

NOMBRE DE LA ASIGNATURA:

HISTORIA 2

TRABAJO SEMESTRAL

PROFESORA: MARÍA FÉLIX FERRERA C.

INTEGRANTES DEL GRUPO Y NÚMERO DE CÉDULA:

JAILYN EVANGELISTA 3-738-336

AÑO:

PRIMER SEMESTRE. 2,022.


INTRODUCCIÓN

La invasión estadounidense de Panamá de 1989, denominada en


código militar: Operación Causa Justa (en inglés: Operation Just
Cause), fue una acción militar del Ejército de los Estados
Unidos llevada a cabo entre el 20 de diciembre de 1989 y el 3 de
enero de 1990.6 Se realizó durante la administración del presidente de
Estados Unidos George H. W. Bush, en Panamá y Colón. El 15 de
diciembre de 1989, Panamá, bajo la dictadura del general Manuel
Noriega, se declaró en estado de guerra contra Estados Unidos.
Diversas fuentes indican que la invasión se dio en violación del tratado
constitutivo de las Naciones Unidas y de la Organización de Estados
Americanos. El 29 de diciembre de 1989, la Asamblea General de las
Naciones Unidas condenaba la intervención como una flagrante
violación del derecho internacional, con 75 votos a favor, 20 en contra
y 40 abstenciones.
LA INVASIÓN ESTADOUNIDENSE DE
PANAMÁ EN 1989

HISTORIA:
Invasión estadounidense a Panamá. Operativo militar realizado en
la República de Panamá por el ejército de Estados Unidos en el
año 1989, que representó una de las mayores infamias de las muchas
perpetradas por el Imperio en Latinoamérica.

En 1903, Panamá surgió como república catapultada por la expansión


geopolítica del pujante imperialismo de Estados Unidos. Eran
entonces los tiempos del presidente Theodore Roosevelt.
La necesidad de este país, de expandir sus mercados y controlar la
ruta de los mismos determinó el apoyo que le dio el Gobierno
estadounidense a los panameños, que deseaban la separación
de Colombia.
El canal de Panamá.

El 3 de noviembre de 1903, Panamá se independizó de la República


de Colombia. Los beneficiados directamente de este hecho fueron el
Gobierno estadounidense y la naciente burguesía panameña. El
Gobierno estadounidense reanudó la construcción del canal, que
había iniciado en el siglo anterior el francés Ferdinand de Lesseps (el
mismo que dirigió la construcción del canal de Suez) y después fue
abandonado por dificultades en la construcción y epidemias que
segaron la vida de cientos de trabajadores.
La independencia de Panamá estuvo condicionada a la firma
del Tratado Hay-Buneau Varilla, que le garantizó al Gobierno
estadounidense la construcción, uso y control del Canal de Panamá a
perpetuidad. Obviamente la construcción del canal y la dinámica
comercial de la ruta benefició enormemente a la burguesía panameña,
quien vió en este proceso una forma rápida de invertir y recuperar sus
capitales. Sin embargo, esto trajo consigo que la presencia militar y la
intervención en los asuntos internos del país por parte del Gobierno
estadounidense se hiciera notoria desde ese entonces.
Desde la primera hora el Gobierno estadounidense se había
asegurado los derechos a perpetuidad sobre la vía fluvial, sus
aledaños y sus accesos sobre los dos océanos. Allí montaron su red
de bases militares y sus centros de instrucción, donde adoctrinaron a
cientos de oficiales de las fuerzas armadas latinoamericanas en la
nefasta doctrina de la seguridad nacional y en la práctica de torturas.
Allí se formaron los dictadores y golpistas militares que sembraron el
terror en América Latina a lo largo del siglo pasado. Hoy esas
edificaciones están destinadas a usos civiles.

Esclusas del Canal de Panamá.


El Canal de Panamá y la presencia militar estadounidense en este
territorio, se convierten en la piedra angular de todo el desarrollo
histórico de la república. A raíz de esto muchos sectores de la
sociedad panameña se percataron de que el enclave colonial en el
centro de su territorio, además de la humillación que representaba, se
convertía en el obstáculo más importante para el desarrollo económico
y cultural independiente de la nación. Desde esta perspectiva
empezaron los conflictos.
A pesar de que los sectores patrióticos de la sociedad, exigían por lo
menos la revisión del tratado de 1903; las clases dominantes
(burguesía oligárquica) que se beneficiaban de la presencia
estadounidense, maniobraban y manipulaban a la opinión pública y a
los sectores populares, en primera instancia, para justificar la
presencia estadounidense en el territorio. Dentro de este aspecto
general se desenvolvió la vida política y social de Panamá.
El Gobierno estadounidense prácticamente determinaba quién o
quienes gobernaban a Panamá. A pesar de eso, la presión de los
sectores populares y patrióticos hizo que se lograra revisar diversos
aspectos de los tratados. Esta situación también produjo, que
aparecieran en Panamá agrupaciones nacionalistas e ideológicas
cuyos basamentos se fundamentaron en la recuperación de la
soberanía en la zona del canal.
La situación de reclamos por parte del movimiento popular, de los
derechos soberanos condujo al enfrentamiento entre estudiantes y el
pueblo en general contra los militares yanquis en la zona del Canal de
Panamá, ocurriendo hechos como los conocidos mundialmente como
la jornada del 9 de enero de 1964. Este hecho crucial en la historia
evidencia claramente que la solución al conflicto canalero, no puede
dar cabida a meras revisiones de los tratados, sino a la anulación
definitiva del enclave colonial.
La corrupción y la completa sumisión de la oligarquía panameña a los
intereses estadounidenses, contribuyeron a la crisis de poder que
estalló a finales de los años sesenta. El 11 de octubre de 1968 se da
un golpe de Estado militar, derrumbando del poder al entonces recién
nombrado presidente Arnulfo Arias Madrid. Este hecho hizo cambiar la
historia de Panamá durante más de dos décadas.
El contragolpe de estado de 1969 cambió el escenario político. Este
golpe dirigido por el general Omar Torrijos, paulatinamente se va
alejando de los intereses oligárquicos y busca el apoyo, en primera
instancia, de la burguesía nacionalista y los profesionales; para
después subir a otras esferas con alianzas con sectores intelectuales,
obreros y campesinos.
Tratados Torrijos-Carter.
El Gobierno de Torrijos se encargó de un nuevo objetivo, poner fin a la
presencia estadounidense en el país. Es por ello que con el apoyo
internacional prácticamente unánime, a pesar de una oposición interna
abanicada por el Gobierno estadounidense en contra de los tratados;
en 1977 se logra la firma de los tratados Torrijos-Carter, que señala
una fecha de entrega del canal a manos panameñas y programa la
salida sistemática del ejército de Estados Unidos de la zona del canal.
La muerte de Torrijos en 1981, cambió totalmente el rumbo del país. El
proceso revolucionario fue degenerando rápidamente y la lucha por el
poder dentro de las Fuerzas de Defensa, aumenta los niveles de
conspiración y corrupción a tal grado, que fue imposible sostenerla o
justificarla. Esto hizo crisis y su protagonista Manuel Antonio
Noriega fue creando el camino que llevaría al país a la hora más
trágica y oscura de su historia: la invasión a Panamá.
INVASIÓN:

La invasión estadounidense a
Panamá, fue uno de los
episodios más desgarradores
y traumáticos de toda la
historia panameña; sólo
comparada con los horrores
de la conquista hispana,
la Guerra de los Mil Días entre
los conservadores y liberales
a fines del siglo XIX e inicios
del siglo XX y la matanza de
estudiantes por policías y
soldados estadounidenses
acantonados en la zona
del Canal de Panamá el 9 de
enero de 1964.
La situación del país, fue el preámbulo para que el Gobierno de los
Estados Unidos montara una estrategia para cambiar de raíz el
proceso político del país. Para ello el general Manuel Antonio
Noriega le había proporcionado elementos justificadores para una
intervención en el territorio panameño.
Poco a poco Noriega se había convertido en un dictador sumamente
astuto, gozaba de un arte muy fino para la conspiración; además de
acumular una enorme riqueza producto del negocio ilícito de
las drogas. De esta manera Noriega ―antiguo amigo del Gobierno
estadounidense, y agente de la CIA― cayó víctima de sus propias
conspiraciones y se hizo enemigo número uno del Gobierno de
Estados Unidos.
El Gobierno estadounidense preparó entonces el camino para derrocar
a Noriega y desmantelar a las Fuerzas de Defensa. Para ello contó
con el descontento popular y el apoyo de las agrupaciones y partidos
políticos oligárquicos y de la alta burguesía. Fueron los grupos
económicos dominantes quienes abanderaron las luchas civilistas en
contra del régimen de Noriega.
Por sí solos estos grupos no tenían la credibilidad necesaria entre las
masas para acabar con Noriega, pero una campaña bien dirigida por
los medios de comunicación estadounidenses, la ayuda financiera que
recibieron y el sectarismo de los grupos más allegados al régimen hizo
que precipitadamente la oposición se fortaleciera y la estructura sólida
de las Fuerzas de Defensa poco a poco se fuera resquebrajando.
Las actividades militares estadounidenses se intensificaron. Las
constantes violaciones del espacio aéreo panameño no eran
anunciadas a las autoridades panameñas, por lo que éstas no podían
advertir a los estadounidenses sobre los peligros posibles en relación
con la aeronavegación civil.

Los incidentes militares eran deliberadamente provocados, George H.


W. Bush (padre), en una conferencia de prensa de mediados de mayo,
instó a las Fuerzas de Defensa a destituir a Noriega. Y a mediado del
mes de junio, fuerzas estadounidenses bloquearon el paso en una
carretera de uso conjunto, a
más de cien parlamentarios,
dirigentes políticos y
partidarios latinoamericanos.
Para la segunda semana de
agosto los incidentes iban en
incremento. En esta
oportunidad el ejército yanqui
detuvo a 29 personas, entre
las que se encontraban tres
oficiales de las Fuerzas de
Defensa, una autoridad civil y
cinco periodistas.
Las razones dadas por George H.
W. Bush para justificar la invasión fueron, proteger la vida de los
ciudadanos estadounidenses que residían en Panamá, defender
la democracia y los derechos humanos de los panameños, detener a
Noriega para combatir el tráfico de drogas, y defender el tratado
Torrijos-Carter sobre el canal.
EL PRELUDIO
Ya no sólo aumentaban las provocaciones del ejército
estadounidense, sino además la oposición civilista aumentaba sus
manifestaciones y provocaciones con la inevitable represión militar por
parte del régimen. Todo esto exasperaba los ánimos de parte y parte
creando un clima de tensión. El fracaso de la asonada militar del 3 de
octubre, apoyada sin mayor convicción por Estados Unidos, hacía
prever que este tomaría una decisión a corto plazo.

El 16 de noviembre el general Noriega se hizo nombrar jefe de


Gobierno, con los poderes que un día tuvo el general Omar Torrijos.
Se esperaba entonces que se desatara una operación comando sobre
Noriega y su Estado Mayor que dejara desvertebradas las Fuerzas de
Defensa.

El sábado 16 de diciembre un soldado estadounidense muere en un


incidente con los miembros de las Fuerzas de Defensa y el día 19
George H. W. Bush declara ominosamente que revisa sus opciones (lo
que en Panamá no se hizo público). Un policía panameño ya había
sido herido de bala por un teniente del comando sur. La Alerta Delta,
la inmediatamente anterior a la que significa combate, es trasmitida
por la televisión que opera en las bases militares estadounidenses.
Panamá responde con su alerta Cutarra, su homóloga.

La opinión pública estadounidense había sido lo suficiente moldeada


para aprobar la invasión. El embajador de Panamá en Washington,
había declarado que era el momento de las decisiones; había que
actuar. Por su parte el director de la Cruzada Civilista en Miami, y
dirigente democristiano, aclaraba que el caso escapaba a la
posibilidad de los panameños para pasar a ser de importancia
internacional.
En la revisión de sus opciones George H. W. Bush decidió por la más
sanguinaria, la que inevitablemente conducía al genocidio: la invasión
y ocupación del territorio nacional.

CAUSAS DE LA INVASIÓN
La invasión estadounidense a Panamá bajo el nombre de "Causa
Justa", tuvo como pretexto sacar del poder al Gobierno del general
Manuel Antonio Noriega y preservar la vida de los estadounidenses en
el país. Significó, según expertos, un ensayo para el modelo de guerra
total, sin importar el alcance del experimento. Para muchos
panameños la verdadera causa de la intervención fue que este general
se había convertido en un "estorbo" para los planes políticos
estadounidenses.

El interés estadounidense en Panamá siempre se ha enfocado hacia


una cosa: la importancia estratégica del canal. Ha sido crucial para sus
operaciones globales, como la penetración capitalista de
Latinoamérica y Asia, y su capacidad de desplazar fuerzas militares
agresivamente por todas partes del mundo.
Es bien sabido que el Gobierno de Estados Unidos le arrebató
Panamá a Colombia en 1903. Colonizó la zona del canal y llenó esa
área de bases militares para que nadie, ni siquiera el pueblo
panameño, pudiera sacarlo; y después de la Segunda Guerra Mundial
instaló SOUTHCOM, el centro de comando de espionaje y
contrainsurgencia para toda Latinoamérica.
Ante la derrota en la Guerra de Vietnam y la rivalidad con la Unión
Soviética, la clase dominante estadounidense decidió cambiar de un
control colonial directo del canal a un control neocolonial, a través del
Gobierno panameño. Pero ya no tenía confianza de que Noriega
pudiera seguir siendo el capataz. Apenas diez días antes del traspaso
del canal (programado para el 1 de enero de 1990), Estados Unidos
invadió y lo sacó.
Los estudios muestran que la administración del entonces presidente
George H. W. Bush desplegó para la agresión unos 26 000 efectivos
de unidades élite, entre ellas la 82 División Aerotransportada. Otros 12
000 hombres se encontraban dislocados en la extensa red de bases
que disponía Washington en territorio panameño, a fin de enfrentar a
las Fuerzas de Defensa y los llamados Batallones de la Dignidad.
Como complemento, Panamá sirvió de laboratorio para el empleo de
armamentos sofisticados del tipo del bombardero "invisible" Stealth F-
117, helicópteros del tipo Blackhawk, Apache y Cobra, además de
misiles, cañones blindados de fuego rápido.
La mal llamada operación "Causa Justa", con una elevada cuota de
víctimas civiles, evidenció que las acciones tuvieron un objetivo más
amplio que el de actuar contra Noriega. Varios analistas sospechan
que las verdaderas motivaciones del Gobierno estadounidense eran
distintas a las proclamadas. Fue manipulada para que apareciera
como una gran victoria de la Casa Blanca sobre un peligroso enemigo.
Incluso, la analista Jane Cramer consideró que esa acción se concibió
y ejecutó por razones de política interna en Estados Unidos.
El Partido Alternativa Popular afirmó que a dos décadas del genocidio:
«Se ha caído la máscara de supuesta liberación con que los medios
de comunicación al servicio del imperialismo han querido cubrir la
salvaje y cruenta agresión militar».
El Gobierno de Estados Unidos podría haber eliminado o secuestrado
a Noriega, pero la invasión permitió a Bush (padre): "Estar las 24
horas del día en la televisión para demostrar que él era un hombre
fuerte y decidido, que era capaz de tomar decisiones", y de paso
Estados Unidos se presentaba al mundo como la primera potencia tras
la caída del Muro de Berlín, ocurrida pocas semanas antes.

CONSECUENCIAS DE LA INVASIÓN
La invasión perpetrada por el ejército de Estados Unidos contra
Panamá, el 20 de diciembre de 1989, fue un acto de extremada e
injustificada violencia. Esta acción bélica, realizada contra una
población completamente desprevenida, contó con los más
sofisticados armamentos y con un elevado contingente de tropas

Civiles muertos en las calles de Ciudad de Panamá por la invasión.

Los bombardeos indiscriminados en los barrios más populosos


provocaron un número indeterminado de muertos, presumiblemente
varios miles, y cinco mil detenidos, sin hablar de 2000 millones de
dólares de pérdidas. El popular barrio El Chorrillo fue prácticamente
destruido por los ataques estadounidenses, con un estimado de 4000
viviendas dañadas. Tras este acto, Manuel Antonio Noriega fue
extraditado a Estados Unidos y Guillermo Endara (títere del imperio)
juró como presidente en Fort Clayton, una de las bases militares
estadounidenses implantadas sobre el canal.

En la invasión de Panamá, los estadounidenses asesinaron a Juantxo


Rodríguez, fotógrafo del diario español proestadounidense El País. Un
soldado estadounidense le disparó cuando se disponía a hacer una
instantánea. La administración del Gobierno de los Estados Unidos
sigue sin aceptar responsabilidad alguna y se niega a que los autores
de los crímenes sean perseguidos judicialmente.

Muchos jóvenes delincuentes, siendo niños vivieron la barbarie de la


intervención armada estadounidenses en sus barrios, casi como reflejo
de la experiencia centroamericana que tras los acuerdos de paz;
experimentaron la aparición de pandillas o bandas juveniles que
incrementaron la violencia en el país con el uso de armas de guerra,
crueldades y ejecuciones. Este tipo de prácticas y violencia extrema,
son hijas de la guerra, la miseria y las heridas del pasado.

Además de la destrucción de la mayor parte de la estructura militar de


las Fuerzas de Defensa de Panamá, el daño material a la economía
panameña fue incalculable. El barrio de El Chorrillo fue destruido
prácticamente en su totalidad. El saqueo en la Avenida Central y otras
áreas produjo pérdidas millonarias. Aeropuertos, escuelas, edificios
públicos y viviendas fueron destruidos o dañados. El país quedó en
bancarrota y en los meses siguientes no se hizo esperar los despidos
masivos de empleados públicos y trabajadores de empresas privadas.

En los días siguientes a la intervención, debido a la ausencia de


policía y ante la pasividad de las tropas estadounidenses, se
produjeron en varias ciudades saqueos y actos de vandalismo,
aumentando las pérdidas materiales. El congreso estadounidense no
compensó a Panamá por los daños causados. Por el contrario tiró un
manto de olvido con la intención de borrar la tragedia de la invasión,
dejando a las víctimas sin posibilidad de confrontar lo ocurrido y
superar mediante la verdad sus traumas (pérdida de familiares,
esposos, hijos, padres, abuelos, amigos, hogares, profesiones,
negocios, relaciones sociales, forma de vida, sus barrios, su
vecindad).
Alto saldo de civiles muertos por la invasión.

En términos políticos la invasión convirtió a Panamá en un país


ocupado y sometido a la tutela yanqui. El Gobierno de Estados Unidos
hizo todo lo posible por minimizar los efectos de la invasión,
presentando ésta como una causa justa para imponer la democracia.
Sin embargo, en el ámbito mundial, cada vez más crecían las críticas
a la intervención del ejército estadounidense en Panamá y el Gobierno
panameño era presentado como un gobierno títere.

El pueblo panameño, además, fue víctima de la manipulación más


bochornosa y sistemática por parte de los grandes medios de
comunicación y de todo el aparato ideológico estadounidense, nunca
se podía determinar con certeza qué era una verdad y que era una
mentira. La oligarquía panameña mintió hasta la saciedad y se vendió
al invasor sin el menor escrúpulo. Quienes ostentaban el poder, se
vanagloriaban de su corrupción y de su capacidad de comprar
conciencias; la prepotencia,
la demagogia y el falso patriotismo se conjugaron para conducir a un
pueblo hacia el calvario
Muertos y desaparecidos
Esta negligencia del ejército estadounidense respecto a la población
civil y sus bienes se manifestó con especial dramatismo en las cifras
de muertos y heridos. Sin que se haya llegado a una estimación oficial
respecto a este punto, los datos recabados por diversos organismos
confirman el alto número de víctimas civiles producidas por la llamada
operación Causa Justa. En esta intervención militar, como en tantas
otras, los civiles fueron los más afectados y los verdugos señalan a las
víctimas como culpables.

Algunas fuentes estiman que la sangrienta intervención dejó como


resultado un saldo entre 3000 y 5000 muertos como consecuencia de
los bombardeos de El Chorrillo, y que aproximadamente 20 000
personas perdieron sus hogares y nunca fueron compensadas.

La Iglesia católica panameña ha estimado que en la invasión se


produjeron 655 muertes por el lado panameño, de los cuales 314 eran
militares y 341 eran civiles. Ellos estiman los heridos en 2,007, de los
cuales tan sólo 124 eran militares panameños. Sin embargo, los datos
recabados por el Instituto de Medicina Legal de Panamá registraron
255 muertos y 93 desaparecidos. De los desaparecidos, 39
corresponden a militares y el resto son civiles. Por su parte, el Comité
Panameño de Derechos Humanos contabilizó 556 muertos y 93
desaparecidos. Otros organismos, como la Asociación de Familiares
de los Caídos el 20 de Diciembre de 1989, consideran que las víctimas
deben ser alrededor de 4000.

Muchos de los muertos fueron incinerados, sepultados en fosas


comunes en Panamá y probablemente en bases militares
estadounidenses en Centroamérica, sin registros, sin controles, sin
humanidad, sin una oración. Las víctimas de esta ofensiva fueron
denominadas por el Gobierno estadounidense como "daños
colaterales" para evitar que la opinión pública del país se volviera en
su contra.

Dieciocho años después de haber ocurrido este hecho trascendental


de la historia latinoamericana, aún sus consecuencias son manifiestas
en la sociedad panameña, sobre todo entre los miles de afectados por
las heridas psicológicas y físicas de la guerra. La cifra real de los
muertos tal vez nunca se llegue a saber mientras a nivel oficial y
gubernamental no se realice una investigación al respecto.

Pérdidas materiales.
Una evidencia de la acción destructora de la invasión estadounidense
sobre la población civil es el alto número de personas que perdieron
sus hogares y que han pasado a considerarse damnificados o
refugiados de la invasión. De acuerdo a testigos presenciales, el
combate más duro se produjo en la zona residencial de El Chorrillo,
comprendida entre las calles 25, 26 y 27, en las que habitaban más de
30 000 personas en un área que no excede de 20 hectáreas.
En encuestas realizadas a refugiados en la Escuela Secundaria de
Balboa, a donde fueron llevados inicialmente los chorrilleros
evacuados, se contabilizaron 18,000 personas agrupadas en 2,800
familias que perdieron sus hogares en El Chorrillo. Allí fueron
destruidos también 123 comercios de diversa índole. A las familias
refugiadas de El Chorrillo, hay que agregar otras 48 familias que
perdieron sus hogares por la invasión en la ciudad de Colón y un
número no precisado de casas que fueron afectadas por los combates
en San Miguelito.

El elevado número de hogares y edificaciones afectadas por la


invasión demuestra que las tropas estadounidenses no hicieron el
menor intento por limitarse a blancos militares, evitando daños a las
vidas y bienes de la población civil panameña.

Daños económicos
Dentro de las pérdidas sufridas en la propia invasión hay que
considerar los daños directos causados por el enfrentamiento militar,
sobre todo en las instalaciones públicas, y los daños directos
causados a propiedades privadas por la invasión y el saqueo.
Como una muestra de las millonarias pérdidas sufridas por entidades
del Estado, basta mencionar que la Dirección de Correos y Telégrafos
del Ministerio de Gobierno y Justicia estimó daños en 386 000 dólares.
En el plano fiscal, el Estado dejó de percibir por lo menos 4 millones
de dólares debido a la invasión.

En el sector privado, en un primer momento estimó las pérdidas


ocasionadas por la invasión en 1500 millones de dólares,
posteriormente el Centro de Estudios Económicos de la Cámara de
Comercio de Panamá (CEECAM) ha dado cifras más pequeñas pero
confiables. Esta información, que fue obtenida por el CEECAM a
través de una encuesta aplicada a 1,147 empresas comerciales e
industriales, estimó que se había perdido durante la invasión el 90%
de los inventarios y un 10% de los activos fijos.

Los comercios mayormente afectados por el saqueo producido


durante la invasión – ocupación, fueron las ciudades de Panamá y
Colón, en las que las tropas estadounidenses aniquilaron a las
Fuerzas de Defensa panameñas. El interior de la república, donde casi
no hubo combates, no se registraron saqueos. O sea, el saqueo se
produce en las áreas que sufren directamente la invasión; estas áreas
más afectadas por el saqueo fueron, en ese orden: los barrios de
Calidonia, Bethania, Bella Vista, San Miguelito, Santa Ana y Juan
Díaz. Las áreas más alejadas fueron las que menos sufrieron daños
materiales. En cuanto a las áreas rurales, las mismas no sufrieron
destrozo alguno.

Los daños económicos a las empresas comerciales e industriales de


las ciudades de Panamá y Colón fueron estimados por CEECAM en
432.1 millones de dólares. De los cuales 334.8 millones corresponden
a mercancías perdidas, 67.2 millones a instalaciones físicas perdidas,
8.7 millones a materias primas, 21.4 millones se estiman en la
categoría no especificada de otros.

Daños a entidades del Estado.


En cuanto a rubros específicos, los datos de CEECAM señalan que se
perdieron 58.7 millones de dólares en alimentos, 44 millones en el
área de transporte, 11.9 millones de dólares en medicinas y productos
químicos y 14.9 millones se perdieron en el área de la construcción.
Tan sólo en la ciudad de Colón se contabilizan pérdidas por un monto
de 68 millones de dólares.
La invasión produjo, además, la pérdida directa de 15 mil empleos, los
que se deben agregar a los 60 mil empleos perdidos en 1988 con las
sanciones económicas. Esta situación elevó el índice de desempleo en
el país a más del 30 por ciento de la población económicamente
activa, lo que agravó las condiciones de miseria socioeconómica de
cientos de miles de panameños. El Ministerio de Planificación calculó
que la población que subsiste con ingresos inferiores al mínimo
necesario para vivir sobrepasa el 40 por ciento de los panameños.

LA CAPTURA DE NORIEGA

"No es un hecho desconocido que Noriega era un militar que estaba al


servicio de la inteligencia estadounidense", dice Ortiz. "Hay biografías
que comentan que, desde antes de ser militar, ya estaba al servicio de
la CIA".
"Él fue acusado de narcotráfico, de terrorista, de dictador. Con la
particularidad de que era un dictador entrenado en Estados Unidos y
que su figura fue alimentada por la propia agencia estadounidense,
por eso fue un militar de confianza para Bush", añade el
investigador basándose en documentos de la propia CIA que salieron
a la luz pública.
"Todo ello desembocó en una invasión para sacar a Noriega del poder
y, como decía la 'Operación Causa Justa', por la seguridad de los
ciudadanos estadounidenses y para 'devolverle la democracia' a
Panamá'... aunque habría que ver qué democracia nos
devolvieron", apunta.
FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES
"La entrega de Noriega calmó rápidamente a todo el mundo. Se lo llevaron a
Estados Unidos en calidad de prisionero de guerra y finalmente, veintipico años
después, vino a fallecer en Panamá", señala Castro.

 Muere a los 83 años Manuel Antonio Noriega, "el último general de la era
militar" de Panamá
CONCLUSIÓN
La acción militar estadounidense tenía como propósito desmantelar a
las Fuerzas de Defensa de Panamá y capturar a Noriega, dictador
militar de ese país desde 1983, quien además era un antiguo
colaborador de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y era requerido
por la justicia estadounidense por los delitos de extorsión y
narcotráfico.

Como resultado del ataque se destruyó gran parte del barrio popular El
Chorrillo; y también fueron afectados otros importantes sectores de la
ciudad de Panamá y de la ciudad de Colón. Además, se produciría un
número indeterminado de muertos civiles y militares.7 Existen diversos
informes que indican que se cometieron varios crímenes de guerra.8

En medio de estos acontecimientos juramentan como presidente y


vicepresidentes de la República a Guillermo Endara, Ricardo Arias
Calderón y Guillermo Ford en la base militar de Clayton, claramente
ganadores de las elecciones de mayo de 1989.9 Human Rights Watch
describió la reacción de la población civil panameña a la invasión
como "generalmente comprensiva".

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