Está en la página 1de 2

UN PADRE LLAMADO JAIRO

Lucas 8:40-56
Celebramos el día del padre. Cualesquiera que haya sido nuestra experiencia o impresión
de nuestro propio padre, que Dios nos ha creado con la posibilidad de ser una influencia
positiva y transformadora para nuestros hijos.
La buena noticia es que no es demasiado tarde para ser transformados en hombres que
cumplan con el propósito de Dios.
Al llegar Jesús es recibido ansiosamente por una multitud gozosa. Dentro de esa multitud
se encontraba un hombre, un padre que atravesaba por una experiencia difícil. Su única
hija de 12 años estaba en proceso de muerte.
Jairo no era cualquier hombre sino un líder prominente de una congregación judía. Como
principal Jairo cuidaba del edificio, eso significa que era un hombre de confianza.
También debía tener todo preparado para los servicios, eso significa que era responsable,
tenía también que seleccionar a aquellos que participaban en el culto y a un asistente que
cuidaba de los rollos sagrados, lo que nos indica que era un hombre con autoridad
espiritual. Era conocido y respetado entre la comunidad, eso nos indica que tenía un buen
testimonio.
Pero lo que más se destaca aquí es su rol como padre y su preocupación por la salud y
bienestar su niña de 12 años. ¿Qué podemos ver en Jairo que nos sirve de estimulo para
nosotros los padres?
JAIRO NO TUVO TEMOR NI VERGÜENZA DE BUSCAR A JESÚS (v. 41a)
Una verdad en cuanto a los hombres es que tendemos a aislarnos, a guardar silencio y a
sufrir en silencio cuando atravesamos por dificultades. Muchas veces esto es una cuestión
de temperamento, pero otras simplemente es el ego mismo que nos impide ser humildes y
admitir que hay situaciones o crisis que se escapan totalmente de nuestras manos,
esfuerzos y posibilidades.
Jairo no buscó a Jesús en secreto ni mucho menos en privado. Fue en medio de una
multitud entre los cuales había conocidos y desconocidos que este hombre expuso su
necesidad y su preocupación al Señor. No podemos dejar de notar dos aspectos
importantes:
Jairo no envió a su esposa a buscar ayuda como algunos hombres acostumbran. Ni
tampoco consideró enviar a uno de sus familiares o sirvientes.
Jairo fue a entrevistarse con Jesús personalmente.
Que diferente sería la familia y la iglesia si tuviéramos más padres como Jairo, humanos
sensibles y humildes, que no tienen vergüenza de buscar al Señor.
Para Jairo aquella hora era importante porque su hija la necesitaba, ella está enferma.
“Tu hija ha muerto; No molestes más al Maestro.”
JAIRO NO TITUBEÓ EN COLOCAR EL BIENESTAR DE SU HIJA EN LAS
MANOS DE JESÚS (V. 51)
Jairo tenía solamente dos opciones: a) Pedirle a Jesús que se olvidara del asunto o b) creer
que Jesús podía remediar lo sucedido. Jesús simplemente lo anima: “No temas, cree
solamente y tu hija será sana” Extraño ¿no le parece? El mensaje de aquel hombre fue
claro para Jairo, pero quizás no para Jesús.
El mensaje terrenal era de muerte: “Tu hija ha muerto” y de desesperanza: “…no molestes
más al Maestro”. Sin embargo, el mensaje del cielo fue de esperanza: “No temas, cree
solamente” y de vida: “tu hija será sana”
La buena noticia es que no es demasiado tarde para ser transformados en hombres que
cumplan con el propósito de Dios.

También podría gustarte