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Texto: San Juan 9:1-7

Podemos hallar en este párrafo, tres momentos relevantes en la vida de un cristiano que se ven reflejados a
través de la historia de este hombre.

El primer momento relevante es cuando recibe el milagro físico.

Este milagro fue algo que ni siquiera él estaba esperando.

La Biblia nos dice cuál fue la causa de su ceguera y esto responde a algunos interrogantes: al pasar le
preguntaron a Jesús por qué aquel hombre estaba ciego de nacimiento, si era causa del pecado propio o de
sus padres, es decir, le preguntaban si este muchacho estaba heredando la maldición de su familia, quien
aparentemente había desobedecido a Dios.

Jesús da una respuesta que para nosotros es muy importante aprender. Les dice: "No pecó él ni sus padres
sino que esto es para que las obras de Dios se manifiesten en él". De aquí podemos extraer una gran verdad,
la cual consiste en que cualquier circunstancia que nos toque vivir, más allá de buscar los motivos y las
razones, lo más importante es creer que Dios se va a glorificar.

Jesús vino al mundo para mostrar la gloria de Dios, a través de sus obras, a través de los milagros, a través
de las manifestaciones de su poder. Su propósito fue demostrar que era el enviado de Dios a este mundo. Él
vino a esta tierra para que el mundo crea.

Así es que la enfermedad que este muchacho estaba padeciendo no la había recibido a causa de su pecado,
ni el de su familia, sino que era para que sea vista la gloria de Dios en su vida. Las cosas que Dios hace en
la tuya son para que el mundo crea, para que las des a conocer a los demás mostrando que no estás
experimentando solo una religión, no estás viviendo algo heredado de tus padres, ni algo pasado de moda
sino algo que se ha hecho real en tu vida, un encuentro personal con la presencia de Dios.

La falta de visión era una enfermedad incurable y también reflejaba a la ceguera espiritual. Esto hace
referencia a la persona sin esperanza, a la persona que no puede entender las cosas de Dios.

Jesús estaba comprometido con la evangelización

En estas últimas lecciones hemos hablado de algunos fundamentos importantísimos para la vida del
cristiano por los cuales deberíamos tener pasión:

· El primer fundamento fue el de la pasión por sembrar.

No solamente debemos sembrar en lo material, sino en el amor, en las sonrisas, en el optimismo y la honra.
La Biblia dice que todo lo que sembraremos lo cosecharemos al ciento por uno.

· El segundo fundamento fue la pasión por orar.

Cuando ores cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto.

· El tercer fundamento es la pasión por predicar.

La pasión por anunciar que Jesús es la luz del mundo.

En este tema estaremos haciendo hincapié en la lección de hoy.


Estamos entrando en un tiempo donde debemos dejar de ser espectadores, comprometiéndonos con la
predicación del evangelio. Debemos testificar más que nunca, como lo hacía Jesús, quien estaba totalmente
involucrado con esta causa. (Véase San Marcos 16:15-18) En este pasaje Jesús está haciendo referencia a la
gran comisión. Es vital destacar que él no le esta hablando solo a los pastores, sino que estas palabras son
para el pueblo de Dios en general. Cuando el apóstol Pablo hace referencia al evangelio dice: "Yo no me
avergüenzo del evangelio, porque el evangelio es poder de Dios para los que creen". Él estaba diciendo esto
porque en ese tiempo el imperio romano estaba siendo gobernado por el emperador Nerón quien
martirizaba brutalmente a los cristianos. Ellos morían por causa del evangelio y es por eso que el apóstol
decía en otra palabras: "Yo no me avergüenzo del evangelio porque el evangelio me cambió la vida". Dice
en una de sus cartas que el evangelio no consiste en comida ni bebida, ni en ritos religiosos, sino que el
evangelio es gozo, paz y justicia, en otras palabras, el evangelio es la comunión con Dios.

La fidelidad

Las grandes victorias en nuestra vida comienzan a través de la fidelidad. Debemos ser fieles en hablar del
Señor y en ser luz en el lugar donde estamos viviendo. No debemos negar el evangelio, no debemos
callarnos. Hoy tenemos que contarles a todos que Jesús vive! Esta es nuestra tarea: predicar, testificar de
Cristo, contar lo que pasó en nuestra vida en cada lugar donde estemos. Debemos tener pasión por
alumbrar, pasión por testificar y pasión por hablar del amor de Cristo. Hay un gozo tremendo cuando uno
puede ganar una persona para Cristo, no dejemos que otro lo haga, hagámoslo nosotros.

El segundo momento relevante nos habla del don de fe.

Podemos encontrarlo en San Juan 9:8-11 (Leer)

¿Cómo se recibe un milagro?

Primero se recibe una palabra, luego se la cree completamente y después hay que obedecer a lo que Dios
nos diga con respecto a esto; por último tengo que declarar que el milagro está hecho. En todo esto hay un
proceso que se llama el don de fe. Dios nos da la fe para creer a pesar de nuestra incredulidad. Este es el
don para creer lo imposible. El don de fe lo tenía Moisés al abrir el mar rojo, lo tenía también David al
enfrentar a Goliat. El don de fe estaba en las manos de Jesús, donde todo lo que tocaba se multiplicaba y los
enfermos eran sanados.

Es el deseo del corazón de Dios que nosotros caminemos en esta misma fe.

Este ciego tuvo que creer a la palabra de Jesús cuando le untó lodo en sus ojos y lo mandó a lavarse en el
estanque de Siloé. Él puso su fe en marcha. El secreto no estaba en el lodo, sino en quien lo dijo, el Rey de
Reyes y el Señor de Señores. Es por eso que la palabra de Dios dice que debemos tener la fe de un niño,
que cree sin hacer tantas preguntas.

San Juan 9:15. vemos que a este hombre los fariseos le preguntaron acerca de su sanador y él les respondió
diciendo: "Lo único que sé es que antes no veía y ahora veo".

Podemos observar en este pasaje que ser cristiano nos da bendiciones pero también obligaciones y una de
las responsabilidades es la de testificar. Una de las cosas que tienes que aprender es que después de aceptar
a Cristo tienes que crecer espiritualmente y comenzar a ser discipulado para seguir creciendo y conociendo
el verdadero plan de Dios para tu vida. Lo que vemos a través de este pasaje es que hay responsabilidades
en ese crecimiento, en esa madurez pero también en ese testimonio, porque este hombre no solamente dijo:
"Yo era ciego", sino que también dijo: "Yo creo por mi testimonio".

El tercer momento relevante se da al encontrarse con Jesús, donde comienzan a caminar juntos en
una unión espiritual.

Esto lo podemos observar en los versículos 35 al 39ª. (Leer). Imagínate, que sus padres se desentendieron
de él y no solo eso, sino que también fue expulsado de la sinagoga por los fariseos. En ese mismo momento
aparece Jesús en escena, quien lo busca para conversar con él, cuando todos lo habían dejado de lado, el
Señor llegó a su vida para cambiarla para siempre.
Lo más hermoso del cristianismo no es solo el milagro, ya que este es solo el comienzo. Lo más
hermoso es que Jesús caminará con nosotros todos los días. Y cuando padre o madre, amigos o
hermanos nos dejaren, más cerca tendrás a Jesús. A partir de ahora tenemos un amigo inseparable,
que estará todo el tiempo con nosotros. Él te ha hecho un pacto de amor, de fidelidad y de
compromiso.

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