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EL RELOJ MARCA LA HORA

Ecl. 3:1, Mr. 10:46-52


Todos alguna vez hemos puesto alarmas para algo, y cuando sonó era el momento de cumplir el
mandato de la alarma
Nadie puede decir que Dios no haya venido a buscarlo, que Dios no le habla, que Dios no lo llama.
Aunque algunos, se esconden (como si pudieran hacerlo), para no atender esa invitación del Señor,
negando su existencia, otros más rehusándose a creer, y algunos haciéndose los despistados. Y
continuaremos engañándonos a nosotros mismos, pensando que aquí, no pasa nada, porque no
escuche, pero cada uno, somos responsables de atender ese llamado.
Cuando el ser humano está junto al camino, pero no entra a él, se queda postrado, pidiendo
misericordia, sin asumir el compromiso, viviendo, en la total oscuridad, y sin poder ver la gloria de
Dios, sin percibir su presencia, porque no queremos entender que el reloj de Dios, ya marca la
hora, que el tiempo se acaba, y mientras esto sucede, seguiremos allí, postrados, menospreciados,
y mendigando amor, pan, y felicidad que no llegara.
I.- DESPOJARNOS DE LOS ESTORBOS PARA ATENDER EL LLAMADO … “El entonces,
arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús.” Mar.10:50
En el antiguo oriente, el manto o capa simboliza el espíritu o estilo de vida de la persona. Por eso,
al arrojar el estorbo (capa) para atender el llamado de Jesús, el ciego va a cambiar de vida, ya no
estará más junto al camino, ahora será dignificado por su Señor, por aquel que lo llamo.
Pero, ¿de qué estorbos se despojó este hombre, para atender el llamado? No solo era la capa,
también lo era: 1. Sus limitaciones. Ciego, mendigo, y excluido de la sociedad.
La gente que le pedía que se callara, quería quitarle lo poco que le quedaba: Su voz y su palabra.
Si anhelamos atender el llamado, en este momento que el reloj de Dios marca la hora final,
haremos lo de Bartimeo, arrojar la capa, y atender a la exhortación del escritor de los hebreos al
decirnos: “…despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia
la carrera que tenemos por delante,” Heb. 12:1 ¿Qué nos está estorbando en este momento, para
atender al llamado del maestro? El carácter, Las “riquezas”, La familia, Las multitudes que quieren
callar tu voz y dejarte mudo. El estilo de vida del mundo
El Señor expreso estas sabias palabras, para aquellos que persisten en continuar la vida igual:” "Si
alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y
aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo” Luc. 14.26. Esta es la hora de atender el
llamado de Jesús, para darte una nueva vida e identidad, como hijo de Dios, pues en su reloj, todo
tiene su hora.
II.- ACERCARNOS A QUIEN NOS ESTA LLAMANDO … “…se levantó y vino a Jesús” v. 50b
Este hombre, al ser llamado por el Señor, sin más dilación, se levantó pegando un salto, para
acercarse al Señor, más que la acción de ponerse de pie, Bartimeo se estaba levantando por que el
Señor había de dignificar su vida.
No importa donde este usted postrado, no importa donde se haya metido o este usted atrapado,
Jesús te llama, acércate a él sin temor, sin prejuicios, abandónate en sus brazos, el espera tu
respuesta en la hora que marca su reloj, estas a tiempo, porque tal vez es tu última oportunidad de
vida. El maestro, nunca abandona al que llama, no estas lejos de Dios, recuerda que ya te eligió y
ahora sigue apresurándote por que el tiempo apremia.
ÉL pasa junto a ti, te puedes quedar en tus pensamientos y razonamientos, puedes pensar en eso
tanto como quieras y dudar si quieres. Pero amigo mío, ¿sabes qué? Te vas a quedar CIEGO para
siempre. Porque, cuando el Señor estaba pasando junto a ti tú no le invitaste, no te acercaste, sino
que te encerraste, tú mismo, en las cadenas de tu orgullo y egoísmo.
El maestro expreso estas palabras, si te sirven de motivación para acercarte a el: (Mt. 11.28; Juan.
6.35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí
cree, no tendrá sed jamás., 37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le
echo fuera.; Ap. 22.17 Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene
sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.)
III.- SINCERARNOS CON QUIEN NOS LLAMA… “--¿Qué quieres que haga por ti? El ciego le
contestó: --Maestro, quiero recobrar la vista.” V. 51
Que importante esta actitud de parte de Bartimeo, fue muy sincero delante del Señor, ¿Qué quieres
que haga por ti? Le dijo Jesús. Cuantas cosas podía pedir aprovechando al Señor que lo había
llamado. Pidiendo, tal vez una mejor posición social, o una salida a su vida familiar, o una mayor
comprensión de las personas que lo habían excluido. Pero pidió recobrar la vista, era lo que
necesitaba, más que otras cosas,
¿Qué tan sinceros somos al llamado de Dios? ¿Le estamos respondiendo o continuaremos
engañándonos a nosotros mismos, escondiéndonos en excusas, para no responderle a Jesús? El
Señor te llama, para sacarte de las oscuras tinieblas en que vives, y puedas vivir, ya no en la
miseria del pecado, ya no más junto al camino, ya no en la tragedia, sino en su perdón, esperanza y
salvación. No te demores más, el reloj sigue avanzando y tu oportunidad se hace más pequeña, se
sinceró con el maestro hoy.
Conclusión: Si estas atrapado y postrado a orillas del camino, por las veredas de la tragedia, o por
los caminos de muerte que en tu parecer te parecen rectos, no continúes mas así, Dios te hace un
llamado especial en este momento. La hora ha llegado para ti, y para los que por voluntad
escuchen lo que el espíritu te dice. Si tienes oídos para oír, escucha la tierna voz del maestro, solo
basta despojarte de lo que te está estorbando en tu vida, para llegar rápidamente y con urgencia a
su llamado, acercándote y con sinceridad expresarle:” Ya no quiero más tinieblas, dame tu luz
Señor” Sin duda alguna, si respondes así a la voz de Jesús, él también te responderá con portentos
y milagros en tu vida.

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