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LA ARTRITIS REUMATOIDE

La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad sistémica autoinmune,

caracterizada por provocar inflamación crónica de las articulaciones, que produce

destrucción progresiva con distintos grados de deformidad e incapacidad

funcional. En ocasiones, su comportamiento es extraarticular: puede causar daños

en cartílagos, huesos, tendones y ligamentos de las articulaciones pudiendo

afectar a diversos órganos y sistemas, como ojos, pulmones, corazón, piel o

vasos.

CAUSAS, INCIDENCIA Y FACTORES DE RIESGO

La artritis reumatoidea (AR) se considera una enfermedad autoinmunitaria y se

desconoce su causa. El sistema inmunitario del cuerpo normalmente combate las

sustancias extrañas, como virus. Pero en una enfermedad autoinmunitaria, el

sistema inmunitario confunde o toma los tejidos sanos como sustancias extrañas

y, como resultado, el cuerpo se ataca a sí mismo.

La enfermedad se puede presentar a cualquier edad y las mujeres resultan más

afectadas que los hombres.


La artritis reumatoidea generalmente afecta a las articulaciones de ambos lados

del cuerpo por igual, siendo las muñecas, los dedos de las manos, las rodillas, los

pies y tobillos las partes del cuerpo más comúnmente afectadas. El curso y la

gravedad de la artritis reumatoidea pueden variar considerablemente. La

infección, los genes y las hormonas pueden contribuir a su desarrollo.

SÍNTOMAS

La enfermedad generalmente comienza de manera gradual con:

 Fatiga

 Rigidez matutina (que dura por más de una hora)

 Dolores musculares generalizados

 Pérdida del apetito

 Debilidad

Finalmente, aparece el dolor articular. Cuando la articulación no está en uso por

algún tiempo, se puede tornar caliente, sensible y rígida. Cuando el revestimiento

de la articulación se inflama, produce más líquido y la articulación se inflama. El

dolor articular a menudo se siente en ambos lados del cuerpo y puede afectar la

muñeca, las rodillas, los codos, los dedos de la mano, los dedos de los pies, el

tobillo o el cuello.

Los síntomas adicionales abarcan:

 Anemia debido a la insuficiencia de la médula ósea para producir

suficientes glóbulos rojos nuevos

 Ardor, prurito y secreción del ojo

 Deformidades de manos y pies


 Rango de movimiento limitado

 Fiebre baja

 Inflamación del pulmón (pleuresía)

 Entumecimiento u hormigueo

 Palidez

SIGNOS Y EXÁMENES

Hay disponibilidad de un examen de sangre específico para diagnosticar la

artritis reumatoidea y diferenciarla de otros tipos de artritis. Este examen se

denomina examen de anticuerpos antipéptidos cíclicos citrulinados (anticuerpos

anti-PCC). Otros exámenes que se pueden hacer abarcan:

 CSC

 Proteína C reactiva

 Tasa de sedimentación eritrocítica

 Radiografías de las articulaciones

 Factor reumatoideo (positivo en aproximadamente el 75% de las personas

con síntomas)

 Análisis del líquido sinovial

COMPLICACIONES

La artritis reumatoidea no es una enfermedad que sólo destruye las

articulaciones, ya que puede comprometer casi todos los órganos.

Se puede presentar una complicación potencialmente mortal en las articulaciones

cuando la columna cervical se torna inestable como resultado de la artritis

reumatoidea.
La vasculitis reumatoidea (inflamación de los vasos sanguíneos) es una

complicación seria y potencialmente mortal de este tipo de artritis, que puede

llevar a que se presenten ulceraciones e infecciones cutáneas, úlceras gástricas

sangrantes y problemas neurológicos que ocasionan dolor, entumecimiento u

hormigueo. La vasculitis también puede afectar el cerebro, los nervios y el

corazón, lo cual puede provocar accidente cerebrovascular, ataque cardíaco e

insuficiencia cardíaca.

La artritis reumatoidea puede hacer que el revestimiento exterior del corazón se

inflame (pericarditis) y causar complicaciones cardíacas. Igualmente, se puede

presentar inflamación del músculo cardíaco, llamada miocarditis, y ambas

afecciones pueden llevar al desarrollo de insuficiencia cardíaca congestiva.

TRATAMIENTO

La artritis reumatoidea generalmente requiere tratamiento de por vida que incluye

medicamentos, fisioterapia, ejercicio, educación y posiblemente cirugía. El

tratamiento agresivo y oportuno para este tipo de artritis puede retardar la

destrucción de la articulación.

MEDICAMENTOS

Medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARD, por

sus siglas en inglés): estos medicamentos son el patrón actual de cuidado para

casos de artritis reumatoidea, además del descanso, los ejercicios de

fortalecimiento y los fármacos antinflamatorios. El metotrexato (Rheumatrex) es

el DMARD más comúnmente utilizado para la artritis reumatoidea. La

leflunomida (Arava) se puede sustituir por el metotrexato.


Medicamentos antinflamatorios: éstos abarcan aspirina y medicamentos

antinflamatorios no esteroides (AINES), como ibuprofeno y otros. Aunque los

AINES funcionan bien, su uso prolongado puede causar problemas estomacales,

como úlceras y sangrado, y posibles problemas cardíacos. Los AINES ahora

vienen con etiquetas de advertencia sobre el producto para alertar a los usuarios

sobre un aumento del riesgo de eventos cardiovasculares y sangrado

gastrointestinal.

Inhibidores de la ciclooxigenasa-2 (COX-2): estos medicamentos bloquean una

enzima que favorece la inflamación, llamada COX-2.

Medicamentos antipalúdicos: este grupo de medicamentos abarca

hidroxicloroquina (Plaquenil) y sulfasalazina (Azulfidine) por lo general con

metotrexato.

CIRUGÍA

Ocasionalmente, se realiza cirugía para corregir las articulaciones gravemente

afectadas. Las cirugías pueden aliviar el dolor articular, corregir deformidades y

mejorar modestamente la función articular.

Las cirugías más exitosas son las que se llevan a cabo en rodillas y caderas. Por

lo general, el primer tratamiento quirúrgico es la sinovectomía o extirpación del

revestimiento de la articulación (sinovia).

FISIOTERAPIA
Los ejercicios de rango o amplitud de movimiento y los programas de ejercicio

individualizados indicados por un fisioterapeuta pueden retardar la pérdida de la

función articular.

Las técnicas de protección articular, los tratamientos con calor y frío y el uso de

férulas o dispositivos ortóticos para apoyar y alinear las articulaciones pueden ser

muy útiles.

Algunas veces, los terapeutas usan máquinas especiales para aplicar calor

profundo o estimulación eléctrica para reducir el dolor y mejorar la movilidad

articular.

PREVENCIÓN

No existe prevención conocida para la artritis reumatoidea. Sin embargo, es

posible prevenir el daño mayor a las articulaciones con tratamiento adecuado al

inicio de la enfermedad.

Debido a que la artritis reumatoidea puede causar complicaciones oculares, los

pacientes deben hacerse chequeos regulares de los ojos.

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