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"Si escuchas cerca los silbidos, el Silbón está lejos y no hay peligro; si
los escuchas lejos, no tienes escapatoria, el Silbón está cerca y corres
peligro"
Dicen algunos que esta historia tiene una base histórica. Se trataría de
una cierta Luisa, amante de don Muno Móntez Claro. Ella le había dado
tres hijos ya. Cuando don Muno la dejó para casarse con una mujer de
más categoría, Luisa mató a sus tres hijos.
Otros opinan, que esta historia remonta al tiempo de los aztecas. Había
una diosa llamada Civocatl, que había tenido que sacrificar a sus hijos
a los dioses. Se veía ella en la noche cargando una cuna vacía.
LA SAYONA
En lo más profundo de los llanos de Venezuela nace una de las más
épicas leyendas latinoamericanas de terror, que ha servido para
atemorizar y escarmentar a los hombres mujeriegos e infieles. Se trata
de La Sayona, una mujer alta, de larga cabellera negra y muy hermosa,
que seduce a los viajeros que se desplazan por las carreteras oscuras
y solitarias, a la espera de hombres infieles a quienes dar el susto de
sus vidas, y así escarmentar sus malos comportamientos.
EL RIVIEL
Dicen los pobladores, que, el día del juicio final, Candelaria fue
condenada a deambular por los caminos en forma de bola de fuego o
candileja con brazos chorreantes de fuego, asustando a los viajeros
borrachos, irresponsables e infieles. Se recomienda a los aventureros
que la vean no rezar ni por error, pues se siente especialmente atraída
por ellos.
LA CALLE DE LA QUEMADA
LA PLANCHADA
Dicen que en el Hospital de Juárez, hace muchos años, trabajó una
enfermera llamada Eulalia. Era una mujer joven y rubia, de ojos claros y
facciones delicadas. Todos la querían por su infinita amabilidad. Pero,
lo que más llamaba la atención es lo impecable que estaba siempre: no
había un uniforme mejor planchado que el suyo. Un día ingresó en el
equipo un médico muy apuesto, de nombre Joaquín. Dicen que todas
las enfermeras se sintieron atraídas por él, a pesar de que era un poco
arrogante. Eulalia no fue la excepción, pero ella hizo que al doctor le
costara trabajo conquistarla. Una vez que se hicieron novios, Eulalia se
mostraba muy enamorada, probablemente más que él. Incluso había
rumores de que el joven médico seguía coqueteando con otras
mujeres. Aún así al año de ser novios, Joaquín le pidió que se casaran,
lo que sorprendió a la joven, quien accedió feliz. Sin embargo, el
médico tuvo que salir de viaje a un seminario durante quince días en
otra ciudad, quedaron de planificar la boda a su regreso. Durante los
días de espera, uno de los enfermeros declaró su amor a Eulalia, a lo
que ella contestó que no estaba disponible, pues estaba comprometida
con el Dr. Joaquín. Extrañado, el joven enfermero le dijo que eso no era
posible, pues el Dr. Joaquín había renunciado una semana atrás y se
había ido de luna de miel con su nueva esposa. Destrozada, Eulalia
corroboró la información en los registros del Hospital y con otros
compañeros. A partir de ese entonces, dejó de ser la enfermera
dedicada que solía ser y debido al desamor, muchos pacientes
sufrieron a causa de su negligencia. A largo plazo, la joven cayó
enferma y murió, no sin antes haberse arrepentido de no dar lo mejor
de sí en su profesión. Lo más curioso es que, después de su muerte,
empezaron a surgir testimonios similares de muchos pacientes, en los
que indicaban que una enfermera con las características de Eulalia los
atendía amablemente, y aunque nadie podía distinguir su rostro, todos
coincidían en que su cabello era rubio y no había un uniforme mejor
planchado que el que llevaba puesto. Por eso la apodaron, La
Planchada.
EL ARBOL DEL VAMPIRO
Hace muchos años atrás la ciudad de Guadalajara era un pueblo
pequeño y muy tranquilo. Era común que los extranjeros se mudaran a
este lugar para pasar sus días de descanso. Pero de repente, la paz de
este poblado se terminó. Un día apareció un perro muerto, algo que al
principio parecía común, pero al mirar de cerca era algo
verdaderamenteextraño, pues el perro no tenía sangre. Parecía que le
habían succionado todo el líquido. La policía pensaba que se trataba de
un animal mucho más grande, lo que generó algo de tranquilidad. Al
otro día apreció un gato a quien le sucedió lo mismo, y al otro día lo
mismo pero a todo un grupo de gatos, y así por varios días. La
población se sentía algo asustada. El miedo llegó a la cúspide cuando
una mañana encontraron una persona sin una gota de sangre. Muy
pronto todo el pueblo empezó a comentar que se trataba de un
vampiro. Los rumores crecieron cuando al día siguiente apareció otro
hombre en las mismas condiciones. Guadalajara ya no era un pueblo
tranquilo y la gente ya no se atrevía a salir de noche por miedo a
encontrarse con el "vampiro". Tanto el pueblo como la policia se
reunieron para tratar el problema y llegaron a la conclusión de que
había que buscar al vampiro por la noche y matarlo con un palo de
madera. El carpintero del pueblo propuso que la estaca tenía que ser
de madera de camachín, porque esa era la que era buena para matar a
los vampiros. Todas y todos buscaron la madera de camachín y se
fabricaron estacas. Los hombres del pueblo y los policías se fueron a
cazar al vampiro y después de buscar y buscar por fin lo encontraron y
le clavaron la estaca en el corazón, e inmediatamente murió. Se dieron
cuenta que el vampiro era un extranjero que provenía de Inglaterra y al
jubilarse se mudó a Guadalajara. Las autoridades ordenaron enterrar al
vampiro en el Panteón de Belén y pidieron poner una piedra gigante
encima para que jamás pudiera escapar. Pasado un tiempo, un
trabajador del panteón, se dio cuenta de que de la tumba estaba
brotando una rama de un árbol de camachín, la misma madera de la
cual estaba fabricada la estaca con la que atacaron al vampiro. La
rama comenzó a crecer y nadie la pudo detener. Esta se convirtió en el
árbol de camachín que hoy la gente visita en el Panteón de Belén,
como recordatorio de que allí descansan los restos del vampiro. Desde
entonces ese árbol es conocido como el árbol del vampiro.