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2.1. Actitud
Definiciones clásicas
Definición funcional
2.2. Apego
Definiciones clásicas
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con respecto a otro individuo diferenciado y preferido» (p. 60).
Definición funcional
Definiciones clásicas
Definición funcional
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Patrón conductual caracterizado por una alta frecuencia de emisión de
conductas operantes de acercamiento ante estímulos novedosos. La ex-
plicación a la existencia de este patrón, al igual que cualquier otro patrón,
es que la propia conducta de acercamiento a ciertos estímulos haya sido
reforzada sistemáticamente o, al menos, no se haya emparejado contin-
gentemente con estímulos aversivos; de esta manera, la respuesta emo-
cional generada ante contextos novedosos adquiere propiedades apetiti-
vas. Fruto de esta historia de aprendizaje, la novedad, como característi-
ca del estímulo, discriminará respuestas de acercamiento y exploración,
al contrario que si hubiese habido un condicionamiento aversivo (miedo o
rechazo ante lo novedoso), que discriminaría respuestas de escape o
evitación.
2.4. Asertividad
Definiciones clásicas
Definición funcional
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reforzante por estar asociado con adjetivos condicionados apetitivamente
en la comunidad verbal que el hablante podría asociar consigo mismo.
2.5. Autoestima
Definiciones clásicas
Definición funcional
2.6. Autocontrol
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Definiciones clásicas
Definición funcional
2.7. Creatividad
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Definiciones clásicas
Definición funcional
2.8. Creencia
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Definiciones clásicas
Definición funcional
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entre personas cis y personas trans, por lo que al menos parte de su
comportamiento debería estar gobernado por reglas verbales del tipo «si
me encuentro con una mujer trans, debo comportarme con respecto a
ella de la misma forma que me comportaría con una mujer cis». Sin em-
bargo, como vimos, David tenía serias dificultades para implementar este
tipo de comportamientos en su día a día; es decir, su conducta no expre-
saba lo que él decía creer o, mejor, dichas reglas verbales no tenían un
control discriminativo sobre su conducta en situaciones relevantes. En
este segundo sentido del término, por tanto, la definición funcional de
creencia sería, simplemente, el conjunto de conductas operantes y pavlo-
vianas que de hecho una persona emite en determinadas situaciones re-
levantes (que pueden estar bajo el control tanto de reglas verbales como
contingencias «incompatibles» con los comportamientos que prescribe la
regla identificada con la creencia «dicha»).
Definición clásica
Definición funcional
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2.10. Enamoramiento
Definiciones clásicas
Definición funcional
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respuestas fisiológicas y verbalizaciones se asocian precisamente al
efecto que la otra persona elicita.
Por un lado, por tanto, el enamoramiento sería la asociación surgida a
partir del intercambio de reforzadores y de la experimentación de RI/RC
controladas por la otra persona y los contextos en los que se han dado
estas respuestas, asociación que puede llegar a funcionar como OE in-
crementando la probabilidad de que se lleven a cabo R conducentes a
obtener esos reforzadores y exponerse a esos EC, «puesto que altera
nuestra relación con el mundo que nos rodea» (Pérez, 2004, p. 137). En
consecuencia, el valor del resto de reforzadores previos (por ejemplo,
salir con amigos o tocar un instrumento) puede verse mermado, teniendo
aquí la explicación a aquello que muchas veces se puede observar cuan-
do una persona conoce a otra y comienza a enamorarse: los E d de R
conducentes a obtener reforzadores que estaban presentes anteriormen-
te pierden control sobre la conducta del enamorado frente a los nuevos
discriminativos que acercan a la persona al amado o amada. O, en la
misma línea, ante un E d que discrimina dos respuestas distintas, será
más probable aquella que dé acceso al reforzador más potente, siendo
en este caso, con toda probabilidad en el enamoramiento, acercarse a la
persona amada.
Sin embargo, todo condicionamiento varía a lo largo del tiempo si se
dan las condiciones necesarias, y el conjunto de asociaciones que típica-
mente identificamos como amor no es una excepción. La experimenta-
ción de las RI/RC tan intensas que se asocian con la persona amada, in-
cluso la exposición a todos esos reforzadores que, por novedosos, dispo-
nibles e intensos pueden ser tremendamente gratificantes, terminan por
disminuir su intensidad por el propio proceso de habituación/saciación, al
exponerse durante el tiempo suficiente. Esto no quiere decir que uno de-
je automáticamente de estar enamorado. Funcionalmente, explica el fin
de las «mariposas en el estómago» y el inicio de las relaciones amorosas
basadas en la elicitación, por parte de la otra persona y en el contexto
compartido como EC, de respuestas emocionales o fisiológicas más es-
tables, agradables, pero menos intensas. En función de cada experiencia
en particular, del grado de privación o saciación, de la historia de apren-
dizaje de cada persona, de la experimentación de RC aversivas por el
surgimiento de conflictos, de la diversificación en el intercambio de refor-
zadores, de la aparición de otros estímulos potencialmente reforzantes
en el entorno, etc., las conductas que se engloban en el término enamo-
ramiento se mantendrán durante un periodo más o menos largo o, en
muchas ocasiones, terminarán por pasar al control de nuevos estímulos.
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2.11. Esquema mental
Definición clásica
Definición funcional
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2.12. Expectativas
Definiciones clásicas
Definición funcional
2.13. Extraversión
Definiciones clásicas
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pone que la persona tiene rasgos mayores de sociabilidad, impulsi-
vidad, desinhibición, vitalidad, optimismo y agudeza de ingenio.
Definición funcional
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que algunas personas emitan estos comportamientos (que pueden
ir desde bailar en público hasta contar anécdotas embarazosas, pa-
sando por decir cosas que pueden ser desagradables) es función
de su historia de aprendizaje, que puede haber condicionado el
conjunto de respuestas emocionales asociadas a situaciones de
riesgo social como apetitivas, o haber reducido el valor aversivo de
los posibles estímulos sociales (la atención, la cara de enfado, la ri-
sa) o incluso haberlos contracondicionado (o condicionado desde
un primer momento) de tal forma que puedan funcionar como refor-
zadores. Un comportamiento desinhibido puede ser fruto también
de operaciones de establecimiento que lo hagan más probable, co-
mo el haber bebido alcohol, por ejemplo.
— Vitalidad: Eysenck parece aludir aquí a que se dé una mayor tasa
de respuesta, es decir, que la persona a la que se denominaría ext-
ravertida esté frecuentemente emitiendo comportamientos que po-
drían recibir el apelativo de «vitales». Habitualmente se aplica este
adjetivo a las actividades que implican gran gasto energético (de-
porte, por ejemplo) o que incluyen estimulación social (salir con los
amigos). Es decir, esos comportamientos o sus consecuencias han
adquirido un poder reforzador.
— Optimismo: véase el apartado correspondiente.
— Agudeza de ingenio: Eysenck podría referirse, con esta expresión,
a que se emitan con frecuencia verbalizaciones en distintos entor-
nos sociales que van a recibir reforzadores sociales por su topogra-
fía. Esta topografía, para recibir el apelativo de «ingeniosa», tendría
que hacer referencia al contexto estimular en el que se da (el tema
de la conversación o algún elemento del entorno presente), y apa-
rejarlo con algún estímulo novedoso para la audiencia de tal forma
que su reacción no sea la que tendrían habitualmente ante la pre-
sentación de ese mismo estímulo. En esto consisten, por ejemplo,
los juegos de palabras que habitualmente se asocian con el inge-
nio: en introducir en un contexto verbal determinado una variación
en el uso de una palabra o expresión de tal manera que se presen-
ta una contingencia no (o poco) aparecida en la historia de aprendi-
zaje de los oyentes, generando en estos una respuesta diferente a
la que anticipaban (y cuya forma dependerá, una vez más, de su
propia historia de aprendizaje).
2.14. Impulsividad
Definiciones clásicas
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— La Real Academia Española define impulsividad (s.f., definición 1)
como «cualidad de impulsivo», siendo impulsivo (s.f., definición 2)
«dicho de una persona: que suele hablar o proceder sin reflexión ni
cautela, dejándose llevar por la impresión del momento».
— En 1977, Eysenck y Eysenck establecieron que el concepto de im-
pulsitivad estaba compuesto por cuatro diferentes factores:
Definición funcional
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puede estar sujeto a control estimular, de tal manera que en el momento
en el que se presenta el estímulo se da la respuesta, independientemen-
te de los consecuentes que pueden aparecer (por ejemplo, ante un toque
en el hombro, alguien podría darse la vuelta mientras lanza un puñetazo
directamente, sin saber quién o por qué le ha tocado). Este último caso
podría venir facilitado por reglas que especificaran precisamente modos
de actuar independientes de las consecuencias, como «golpea primero,
pregunta después», «hay que lanzarse y luego ya se verá», o «carpe
diem».
En cuanto a la «capacidad» de improvisación que menciona Eysenck
en su definición, se refiere sencillamente a aquellos comportamientos im-
pulsivos que resultan exitosos, esto es, que proporcionan acceso al refor-
zador.
2.15. Imaginación
Definiciones clásicas
Definición funcional
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pero poco probable o costoso de obtener mediante la emisión de una
conducta manifiesta, por lo que, de forma encubierta, se accede a un re-
forzador condicionado, que lo es por su asociación repetida con el estí-
mulo reforzador real. En otras ocasiones, esta respuesta operante funcio-
na como E d de emitir ciertas conductas de forma manifiesta al haberse
reforzado de forma encubierta el hecho de llevarlas a cabo, teniendo esta
conducta encubierta, por tanto, control sobre el comportamiento manifie-
sto y sus consecuencias. En este último caso, la imaginación sería una
operante reforzada, positiva o negativamente, por sus efectos en la con-
ducta manifiesta.
2.16. Motivación
Definiciones clásicas
Definición funcional
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que un terapeuta puede hacer de los resultados apetitivos o aversivos
que tendrá el seguimiento de unas determinadas pautas de acción que
puede (o no) seguir el cliente. Todas estas operaciones tendrán un efecto
en el comportamiento, sea buscar un grifo, no mirar escaparates o com-
prometerse con la realización de una tarea indicada por un psicólogo,
respectivamente (De Pascual Verdú y Trujillo-Sánchez, 2018).
Se hace frecuentemente una división entre la motivación que se «tie-
ne por sí mismo», que «surge de uno mismo», y la que se «impone» o
«manipula desde fuera» (nótense las comillas). Esta división coloquial
tiene su reflejo académico en los conceptos de motivación intrínseca y
extrínseca, eje de la teoría de la autodeterminación (Ryan y Deci, 2017),
y que han sido especialmente utilizados en la psicología educativa. Des-
de una perspectiva funcional, la distinción entre «intrínseca» y «extrínse-
ca» como cualidades de la motivación no hacen más que aludir a la fuen-
te del estímulo reforzador. Si un comportamiento está siendo reforzado
por el entorno, como podría ser el ejemplo de un ilustrador que trabaja en
una pieza por la que va a cobrar, los proponentes de esta distinción di-
rían que esa conducta está motivada extrínsecamente; por otro lado, si el
reforzador para el comportamiento no es público o no resulta evidente,
como en el caso de un niño pequeño que coge un papel y un lápiz y se
pone a dibujar sin que nadie se lo diga, dirían que esa conducta está mo-
tivada intrínsecamente. En los dos ejemplos presentados hay un compor-
tamiento topográficamente similar, pero que puede obedecer a progra-
mas de reforzamiento diferentes. Sin embargo, no tiene sentido afirmar
que el niño «tiene motivación intrínseca», como si su comportamiento
fuera cualitativamente diferente del que despliega el ilustrador, incurrien-
do, de paso, en un razonamiento dualista que trata de explicar el com-
portamiento aludiendo a una entidad incomprobable como motor causal
del mismo. Evidentemente, el comportamiento de dibujar del niño está
tan sujeto a reforzamiento como lo está el del ilustrador: por ejemplo,
puede estar siendo mantenido por un programa de reforzamiento intermi-
tente que haga que en este momento no parezca evidente el reforzador;
también, el propio comportamiento de dibujar puede haberse condiciona-
do como apetitivo (y por tanto potencialmente reforzante) a través de su-
cesivos emparejamientos con estímulos apetitivos del entorno (los pa-
dres o cuidadores alabándole por dibujar, por ejemplo); como proponía-
mos en el apartado de creatividad, también puede ser un comportamien-
to que se ha generalizado a este complejo estimular sin haber sido refor-
zado en él previamente; puede estar sujeta a control estimular, etc. Las
posibilidades son muchas, demasiadas como para llegar a la conclusión
de que, simplemente, «le sale de dentro» hacerlo. El que no nos resulten
inmediatamente obvias las contingencias que mantienen un comporta-
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miento no es motivo suficiente para considerar que son cualitativamente
distintas u obedecen a leyes ajenas al resto de comportamientos que
puede desplegar una persona.
2.17. Neuroticismo
Definición clásica
— Eysenck (1960, 1967) describe que una persona tiene una alta
puntuación en neuroticismo cuando tiene un sistema nervioso lábil
y sobreactivo, de forma que reacciona demasiado intensamente y
de manera muy persistente ante estímulos externos demasiado
fuertes.
Definición funcional
2.18. Optimismo
Definiciones clásicas
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ble».
— Según Seligman (1991), el optimismo puede definirse como una
tendencia o disposición relativamente estable a realizar un tipo par-
ticular de atribuciones en situaciones y dominios distintos. Una per-
sona optimista tiende a ser más esperanzada, perseverante, tener
mejor autoestima, generar acciones más exitosas, mantener más
alerta sus defensas inmunológicas, mostrarse más activa frente a
las dificultades, tomar más decisiones y adoptar mayor cantidad de
medidas para crearse una red de apoyo afectivo y social.
Definición funcional
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perados. Retomaremos esta cuestión en el capítulo 6, cuando se anali-
cen funcionalmente frases coloquiales y refranes que se utilizan con fre-
cuencia en nuestra vida diaria.
2.19. Personalidad
Definiciones clásicas
Definición funcional
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tamientos, que, como tales, han sido moldeados por el entorno y están
principalmente bajo su control. El carácter innato de la personalidad, así
como su supuesto valor explicativo de la conducta, son, por tanto, otra
muestra de la confusión conceptual que desborda la psicología.
2.20. Procrastinación
Definiciones clásicas
Definición funcional
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2.21. Psicoticismo
Definición clásica
Definición funcional
2.22. Resiliencia
Definiciones clásicas
Definición funcional
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Resultado del uso de estrategias efectivas de afrontamiento, como po-
drían ser la exposición a EC condicionados aversivamente por un suceso
«perturbador o adverso» para eliminar las RC asociadas a la tristeza, el
malestar, el enfado o apatía, o el mantenimiento o inicio de actividades
potencialmente reforzantes incluso en situaciones en las que uno o va-
rios de los estímulos que las discriminaban o que funcionaban como ope-
raciones de establecimiento hayan desaparecido (por ejemplo, pérdidas,
despidos, divorcios). Es decir, la persona a la que se llama resiliente reci-
be ese nombre porque se observa que se expone a los EC aversivos co-
mo estrategia de afrontamiento y que persiste en conductas que proba-
blemente irán seguidas de la consecución de reforzadores positivos in-
cluso en situaciones que podrían muy fácilmente actuar como operacio-
nes de abolición para esas mismas conductas. De este comportamiento,
con toda probabilidad, se aprenderá una forma efectiva de enfrentarse a
situaciones que comportan una gran carga aversiva. Por tanto, ante si-
tuaciones nuevas donde aparezca una adversidad, es decir, una situa-
ción donde haya EC/EI aversivos, y gracias a la generalización de dicho
aprendizaje, las personas resilientes tenderán a repetir este patrón de
afrontamiento que se ha demostrado eficaz en contextos similares.
2.23. Responsabilidad
Definiciones clásicas
Definición funcional
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pero que no se incluyen en la instrucción o regla como deseables o ade-
cuadas. Por ejemplo, los defensores del modelo de rasgo podrían decir
de una persona que es responsable si consistentemente elige quedarse
estudiando en casa en lugar de salir con sus amigos. El comportamiento
de estudiar de esta persona está gobernado con toda probabilidad por in-
strucciones verbalizadas por otras personas o bien por reglas del tipo de
«es mejor estudiar ahora y no salir que pasarlo mal después», o «mi de-
ber como estudiante es hacer esto». Con el tiempo y el manejo adecua-
do de contingencias, unas derivarán en otras, es decir: las instrucciones
acabarán siendo reglas de comportamiento que discriminarán o facilita-
rán que se den comportamientos de renuncia a comportamientos con
consecuentes apetitivos en favor del valor aún más apetitivo de seguir la
regla (véase el apartado de autocontrol ).
3. CONCLUSIONES
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considerablemente que el trabajo de este sea todo lo eficaz que podría
ser.
El lector atento se habrá dado cuenta de que gran parte de las defini-
ciones aquí propuestas son muy similares entre sí, y que ponen en juego
los mismos elementos una y otra vez. Efectivamente, el que las múltiples
combinaciones de elementos de la cadena, topografías de respuesta y
variables disposicionales hayan derivado con el paso del tiempo en un
abanico tan amplio de conceptos es un potente argumento en favor del
análisis funcional y los conceptos del análisis de la conducta como len-
guaje común a todos los psicólogos. El análisis funcional permite ver los
«ladrillos» con los que los «edificios» (conceptos aparentemente comple-
jos) están construidos; en otras palabras, y siguiendo lo ya dicho en el
capítulo 3, permite establecer los hechos conductuales que posibilitan
que hagamos atribuciones de «estados o procesos mentales», entre
ellos algunos de los vistos a lo largo de este capítulo, así como las rela-
ciones causales que los controlan. Esto, a su vez, permite a los terapeu-
tas describir, explicar, predecir y controlar mejor su actuación clínica y, en
última instancia, el comportamiento de sus clientes, haciendo que la in-
tervención psicológica sea, como mínimo, más eficiente, si no más efi-
caz.
FUNDAMENTAL
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4. El deber de todo psicólogo, trabaje en el área clínica o no, es apor-
tar claridad a la descripción y explicación del comportamiento, para
lo cual es imprescindible ser capaz de expresar en términos científi-
camente correctos qué significan todos los términos que utilice,
más allá de explicaciones coloquiales.
NOTAS
16 Esto es, sin que sus expresiones faciales, las palabras que utilicen u otros factores paraverba-
les funcionen como E d de comportamientos tales que permitan acceder a reforzadores sociales
administrados por ellos, o como E d − de respuestas que obtendrían consecuentes aversivos. En
una palabra, que su comportamiento resulte predecible.
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