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Universo, Música, Hombre de hoy

“Desde que el hombre existe ha habido música. Pero también los animales, los átomos y
las estrellas hacen música” (karlkheinz Stockhausen).
La música aparece en los rituales funerarios, de caza, de guerra y donde
alrededor del fuego se danzaba haciendo alabanza previamente. El hombre
primitivo asocia la vida y la muerte con el movimiento y el sonido, cantar y danzar
se convierten en símbolos de la vida, con el pasar del tiempo se encarga de
descubrir sus posibilidades sonoras y se empiezan a elaborar deliberadamente
instrumentos de música. “La música es un nexo entre el hombre y el cosmos
(PITAGORAS)”.
En la humanidad, las diferentes culturas que hoy en día se han extinguido en su
entorno original, tenían un modo de ver y conectar la música con el universo, así
mismo la tecnología ha llegado a un nivel muy alto en el que satélites con
micrófonos han sido llevados afuera del planeta para dar una opinión verídica de
lo que realmente es el universo. Dentro de estos descubrimientos se encuentran
hallazgos muy interesantes, como la música de los planetas que no es más que la
velocidad en la que viaja todo lo que contiene y crea una serie de ondas que los
musicólogos la identifican como conjunto de vibraciones que se propagan en
forma de ondas (sonido). pero… ¿qué tiene que ver la música con el universo y el
hombre?

En septiembre de 1967 fue lanzado la sonda Voyager que tenía como tarea
capturar imágenes de los planetas y algo muy importante que hizo fue “oír los
planetas”, Luego de muchos años de análisis aparece un nuevo descubrimiento en
el que se denomina “la música de los planetas” en donde la información se guarda
en un Disco de oro, Muchas personas fueron instrumentales en el diseño,
desarrollo y fabricación del disco de oro. Pyral SA de Creteil, Francia, proporcionó
registros en blanco. CBS Records contrató al JVC Cutting Center en Boulder,
Colorado, para cortar los maestros de laca que luego se enviaron al centro de
procesamiento de discos James G. Lee en Gardena, California, para cortar y
grabar ocho discos de Voyager. El chapado en oro tuvo lugar el 23 de agosto de
1977; después, los registros se montaron en contenedores de aluminio y se
entregaron a JPL. El registro está construido de cobre chapado en oro y tiene 12
pulgadas (30 cm) de diámetro. La cubierta del disco es de aluminio y
electrochapada es una muestra ultra pura del isótopo uranio-238. Uranio-238 tiene
una vida media de 4.468 millones de años. Los discos también tenían la
inscripción "A los creadores de música - todos los mundos. (NASA, 1967)
Disco de oro (NASA, 1967)

Cada planeta tiene un sonido diferente que curiosamente está dentro de nuestro
rango audible de 20000 Hz, pareciera que cada uno de ellos tienen una banda
sonora, exageradamente casi cantan, existen sonidos de diferentes planetas como
júpiter, Urano (el séptimo planeta), Saturno (el sexto planeta y el segundo en
tamaño, por último, la tierra un sonido de mar, viento, muy ruidoso. “Todo en el
universo tiene ritmo, toda baila” (Maya Angelou)

En todos los descubrimientos tras siglos, los científicos le han dado la razón a
Platón, que afirma “los planetas se mueven sobre esferas que emiten música continua”
(PLATON). La música, según la distinción anterior, no es lo más importante, pero
es el único medio del que podemos ayudarnos para alcanzar el mundo de las
ideas. Es cierto que debemos despreciar los sonidos, al igual que las visiones
(cuyo mejor ejemplo material lo encontramos en la música y la astronomía), y
debemos quedarnos con la inteligencia, lo bueno y lo bello; pero no es menos
cierto que no podremos acceder a dichas ideas sin la ayuda de estas ciencias.
Los pensamientos son como ondas en un lago, el silencio es un lago sin ondas,
solo es, de repente nos volvemos como una onda de música que nos ha rodeado,
pero para escuchar la música del cosmos tenemos que olvidarnos de esos
pensamientos, el corazón late al mismo ritmo que todos los humanos, cuando en
el corazón hay un conflicto con el ritmo significa que puedes estar enfermo, pero si
todo está en orden y con ritmo igual que la totalidad humana es estar sano, el
corazón debe latir al mismo tiempo que el corazón del universo, no hay que perder
el paso, pero para estar en ritmo con el universo hay que estar tranquilo, sin hacer
nada, en meditación, nos volvemos parte de esta gran sinfonía, Jesús dice, “Dios
es amor” si amas a alguien abandona todos los conflictos con esa persona. Pero
es tan difícil porque siempre vivimos en conflicto con nosotros mismos y esto nos
lleva a mostrarnos como un reflejo de esta misma desarmonía, la verdad de las
cosas sensitivas no tiene que ser conquistada, nosotros tenemos que ser
conquistados por la verdad, si luchamos con nuestros métodos quizá nos
volveremos más groseros y no tendría sentido el estar tranquilo y saber escuchar
la música del universo.

Si eres un músico tus oídos se vuelven muy sensibles, si eres un pintor tus ojos se
vuelven tremendamente sensitivos, entonces ves colores que otros nunca han
visto, el verde no es sólo verde hay mil y un matiz del el, entonces cada hoja del
árbol es diferente, tiene un matiz diferente de verde, es único, es individual. Si
eres un poeta entonces cada palabra tiene su propio romance, cada palabra se
vuelve música sutil y poesía, te vuelves capaz de ver poesía por todos lados
siempre que miras, miras con los ojos de un poeta ves algo más que nadie más
puede ver.

Ahora los cosmólogos han llegado a la conclusión de que el universo es como un


inmenso órgano. Aparentemente, las galaxias se distribuyen como la materia de
una esponja, dejando inmensos vacíos entre unas y otras.
Por todo aquello, la música es el arte del placer, las esferas, cuerpos danzando
ante una danza en movimiento. Quien quiera conocer los misterios del universo
tiene una gran responsabilidad, nunca parar de hacerse preguntas.

NASA. (1967). VOYAGER. Obtenido de VOYAGER: https://voyager.jpl.nasa.gov/galleries/making-of-


the-golden-record/

Molina, R. y Ranz, D. (2000). La Idea del Cosmos. Cosmos y Música en la Antigüedad. Barcelona:
Paidós.

Sachs, C. (1927). La música en la Antigüedad. [E. Martínez Ferrando (trad.)]. Barcelona: Editorial
Labor.

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