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Arquitectura de la RevoluciónCubana
En 1959 Cuba contaba con seis provincias, división heredada de 1878, cuando aún
era una posesión española y La Habana mantenía la condición de capital,
adquirida a inicios del siglo XVII. El más importante de sus municipios por cantidad
de población y las funciones que albergaba era llamado también La Habana y le
seguía Marianao, al oeste del río Almendares, cuyo territorio había sido urbanizado
en su mayoría durante el siglo XX. La vocación policéntrica de la capital cubana,
puesta de manifiesto desde su etapa más temprana en las cinco grandes plazas
de intramuros, se acentuó en su desarrollo posterior pues fue gestando nuevos
centros según crecía.
A inicios del siglo XX el Paseo del Prado acogió los principales edificios públicos y
privados y su protagonismo se prolongó por el litoral con la construcción del
Malecón, a la vez que las calzadas se consolidaron como ejes lineales comerciales.
Poco más tarde las grandes fortunas emigraron hacia el oeste, primero hacia el
Vedado y cruzando el río Almendares continuaron hacia Miramar y sus sucesivas
prolongaciones a lo largo de la costa. En la mayoría de los barrios habaneros
existían parques arbolados que ocupaban manzanas completas, unos mayores y
suntuosos y otros más discretos en función de la zona, pero en general constituían
espacios públicos de esparcimiento y encuentro de las respectivas comunidades.
El muralismo mexicano seguía un programa para lograr los propósitos del estado
revolucionario: en primer lugar, la valoración y recuperación de la historia, fuente
de la identidad nacional, y, en segundo lugar, el reconocimiento de que los
descendientes de esa historia seguían presentes en la contemporaneidad. Si bien
el muralismo era un arte concebido por el estado para una estrategia social, es
claro que debía tener un alcance público, lo que solo podía lograrse mediante el
muro o la escultura monumental. Así, el soporte esencial de muralismo mexicano
fue, evidentemente, el muro, lo que le daría monumentalidad al concepto artístico.
Estos muros estaban dispuestos en edificios del estado, en escuelas, universidades
o iglesias.
Con muro, no solo es referido a las paredes planas, sino también a techos
abovedados, pechinas, bóvedas de cañón y tableros. Así lo hace ver elise mijando
de jesús en su ensayo "una aproximación a las técnicas de la pintura mural
siqueiriana".
Entre sus principales participes son bastante conocidos como david alfaro siqueiros,
diego rivera y josé clemente orozco quienes fueron los artistas de renombrados del
muralismo gracias a su relación con josé vasconcelos.
Introducción
Mientras que, por otro lado, creemos pertinente reflexionar en torno a Cuba que se
desarrollaron estrategias muy propias en el manejo del espacio en todas las escalas
relevantes desde el punto de vista de la planificación física y de la arquitectura. Las
metas tanto de la planificación nacional y regional como a escala urbana y
arquitectónica fueron definidas dentro de una perspectiva general y con metas
diferentes a aquellas prevalecientes tanto en el período histórico anterior como en
el contexto latinoamericano.
Conclusión
Con respecto a este primer momento que, podríamos denominar como recepción
del marxismo en América Latina, es importante señalar la enorme influencia en la
región del marxismo pregonado por el Partido Social Demócrata Alemán y el
Partido Socialista Español. Las influencias se presentaron en diferentes campos: la
noción de progreso histórico, la relevancia de la industrialización, la necesidad de
desarrollar las fuerzas productivas para abrir un proceso revolucionario, etc. A su
vez, el influjo también se pudo apreciar en las reflexiones de las nacientes ciencias
sociales donde la centralidad de la clase obrera como sujeto político, relegaba a
segundo plano la dimensión cultural, la cuestión campesina4 y la cuestión
indígena. Todo lo anterior permite explicar, por ejemplo, la irrelevancia asignada
durante las primeras décadas del siglo XX por el marxismo latinoamericano a la
experiencia de la revolución mexicana de 1910 o la revolución de cuba en 1956.