Está en la página 1de 5

La Revolución Mexicana, trajo consigo innumerables cambios tanto

políticos como sociales para el país y el resto del mundo.


La primera de las grandes revoluciones sociales del siglo tuvo lugar en la América Latina. México estaba bajo
el fuerte control del dictador Porfirio Díaz y aunque su política económica favoreció el progreso comercial y la
producción mexicana, los beneficios se repartían entre los miembros de una oligarquía excluyente.

La Revolución Mexicana, trajo consigo innumerables cambios tanto políticos como sociales para el país y el
resto del mundo. La segunda revolución armada del país, un siglo después de independizarse, hizo que un
gobierno de 30 años cayera y dejara al descubierto el descontento de sus habitantes.

Historia

El cambio político después de la Revolución


Mexicana
Por: Gloria

14 de noviembre, 2014

La Revolución Mexicana, trajo consigo innumerables cambios tanto


políticos como sociales para el país y el resto del mundo.
La primera de las grandes revoluciones sociales del siglo tuvo lugar en la América Latina. México estaba bajo
el fuerte control del dictador Porfirio Díaz y aunque su política económica favoreció el progreso comercial y la
producción mexicana, los beneficios se repartían entre los miembros de una oligarquía excluyente.

La Revolución Mexicana, trajo consigo innumerables cambios tanto políticos como sociales para el país y el
resto del mundo. La segunda revolución armada del país, un siglo después de independizarse, hizo que un
gobierno de 30 años cayera y dejara al descubierto el descontento de sus habitantes.

LEE: La Revolución Mexicana, resumen del acontecimiento histórico

Publicidad
En 1910, bajo el mando de Francisco I. Madero, en diferentes puntos de la República se levantaron las armas al
grito de “sufragio efectivo, no reelección”, exigiendo la renuncia del General Porfirio Díaz. Si bien, la nación
demandaba, además de estos derechos civiles y políticos, los principios democráticos y sociales esenciales
como: la igualdad, la justicia, la equidad y la libertad. La Revolución Mexicana sentó así las bases para la
construcción de una nación socialmente democrática.

La Revolución Mexicana comenzó ese año del ideario y los planes Madero, pero su objetivo principal no era
transformar el sistema económico y cultural, y en el aspecto social, nunca propuso una transformación radical.
Desde luego, es falso que el Plan de San Luis Potosí que inspiró la primera fase de la revolución no fuera
revolucionario. Lo era, pero no al grado como generalmente se piensa. El plan de Madero y de los
revolucionarios que al principio lo siguieron, era el de trasformar al sistema político de México (que pasara de
una dictadura personalista de corte autoritario a una democracia republicana). El ideario original de la
revolución era meramente político y estaba motivado por la insatisfacción de la clase media de no poder
participar en la política del país sin toparse con la represión gubernamental.

En su calidad de candidato a la Presidencia de la República, Francisco Madero realizó una nueva gira política por diversos
sitios, despertando no escaso de entusiasmo a favor de sus planteamientos de oposición al régimen de Porfirio Díaz,
enfocados a lograrlo no por la violencia, sino por la participación de los ciudadanos el día de las elecciones.

El gobierno se alarmó a la vista de tal situación y decidió actuar aprehendiendo a Madero y acusándolo de haber
incurrido en delitos de ultrajes a la autoridad y de intento de rebeldía en Monterrey. Esto lo condujo a San Luis
Potosí para que se siguiera el proceso correspondiente; su defensa logró que saliera libre bajo caución, pero con
el deber de permanecer en la ciudad.

En este ambiente tenso, difícil, en el que la violencia política ya se dejaba sentir por ambas partes, tuvieron
lugar las elecciones a mediados de 1910, que se efectuaron con todas las irregularidades que eran de suponerse
para evitar que los antirreeleccionistas pudieran ganar.

Madero, persuadido de que toda solución pacífica era imposible, se fugó de San Luis Potosí hacia San Antonio,
Texas, y dispuesto a iniciar la lucha armada, proclamó allí el Plan de San Luis, del 5 de Octubre de 1910, en el
que dijo: “Haciéndome eco de la voluntad nacional, declaro ilegales las pasadas elecciones y quedando por tal
motivo la República sin gobernantes legítimos, asumo provisionalmente la Presidencia de la República,
mientras el pueblo designa conforme a la ley a sus gobernantes”.

Acto seguido, señaló en el artículo 7 de dicho plan, “El 20 de Noviembre, desde las seis de la tarde en adelante,
todos los ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que
actualmente nos gobiernan”. Ese día, sin embargo, prácticamente no pasó nada, y, salvo los acontecimientos de
Puebla del día 18, la mayor parte de los brotes rebeldes de escasa importancia estallaron en los días
subsiguientes.

En el México posrevolucionario, el Estado, al convertirse en rector de la economía, buscó dinamizar y


diversificar la estructura productiva con el objetivo de crear las bases para que ocurriera el crecimiento. Sin
embargo, la inversión en la industria encontró una población con baja escolaridad, un sistema de educación
técnica a nivel artesanal y un sistema profesional con oferta escasa y centrado en profesiones liberales, que en el
campo de la ingeniería se dirigía a la formación de agrónomos. El acelerado desarrollo de la técnica, los
descubrimientos en el campo de la ciencia, así como el auge que las nociones de articulación entre la ciencia y
el Estado tuvieron en los países avanzados condujo a los primeros intentos de una política orientada a impulsar
el desarrollo científico por medio del mejoramiento de las condiciones de infraestructura y de formación de
recursos humanos para la investigación.

Si bien la lucha trajo consigo muchos cambios que se vieron reflejados años después, en el aspecto político, la
revolución implicó un cambio inmediato: la institucionalización del sistema autoritario.

El autoritarismo político de la época porfiriana era personalista y basado en el carisma y la fuerza de un caudillo
(Porfirio Díaz). Este sistema de gobierno predominó después de la etapa armada de la revolución, aunque con
caudillos revolucionarios en el lugar de Porfirio Díaz: primero Venustiano Carranza, después Álvaro Obregón y
posteriormente Plutarco Elías Calles. Sin embargo, en parte como consecuencia de las ideas revolucionarias y
en parte por otros motivos, el régimen de la revolución se trasformó en un autoritarismo institucionalizado
durante los años treinta. El régimen que surgió de la revolución pasó de ser un sistema basado en la obediencia
y el carisma de caudillos, a un sistema basado en la lealtad a una institución (la presidencia), sostenido
ideológica y políticamente por un partido político, el PRI. El presidencialismo sustituyó al caudillismo.
Si aún tienes dudas sobre cómo sucedió uno de los movimientos
armados más grandes en México, te compartimos un resumen de la
Revolución Mexicana y sus etapas más importantes.

Entre 1876 y 1911 México estuvo gobernado por Porfirio Díaz, un personaje que ha vivido bajo la polémica de
quienes lo defienden y los que lo tachan de tirano e instigador de un modelo político que favorecía a pocos y
afectaba a millones. Del descontento de los que no encontraban oportunidades de sobresalir debido a la opresión
del gobierno mexicano, mucho más preocupado en mostrar una cara de opulencia al resto del mundo, nació la
Revolución Mexicana, uno de los levantamientos armados más grandes de América Latina. Si aún tienes dudas
sobre cómo sucedió uno de los movimientos armados más grandes en México, te compartimos un resumen de
la Revolución Mexicana y sus etapas más importantes.

Cuál fue la causa que detonó la Revolución Mexicana


Uno de los ejemplos de la opresión que vivían las clases menos favorecidas del México prerrevolucionario son
los trabajadores de las fincas de henequén, quienes laboraban en situación infrahumana a cambio de pagos
desiguales. La esclavitud comenzó a generar el descontento de las clases bajas de México.

En el momento en que Díaz declaró que no pensaba reelegirse más, varios contendientes salieron al paso con el
propósito de participar en las elecciones para ostentar un nuevo gobierno para el país, pero fue Francisco I.
Madero quien con mayor ahínco quería desbancar a Díaz.

Mentira total

Arrepentido de sus palabras, Díaz de nuevo se reeligió como presidente y mandó encarcelar a Madero,
acusándolo de instigador. Dicha situación no sólo cansó a sus contrincantes sino al pueblo que ya exigía una
nueva cara que gobernara con justicia al país.

Plan de San Luis

Madero huyó a Estados Unidos antes de ser aprehendido, no sin antes redactar el Plan de San Luis, un
documento que invitaba a un levantamiento armado para derrocar a Díaz. Dicho documento se firmó el 5 de
octubre de 1910 y proponía que para el 20 de noviembre de ese año los enemigos del actual gobierno unieran
fuerzas para luchar en su contra.

Huida de Díaz

Tras varios meses de lucha, Díaz renunció a la presidencia y huyó a Francia. La Revolución involucró a muchos
personajes que se enfrentaron en sangrientas batallas e idearon múltiples instigaciones. Los restos de Díaz se
encuentran en el cementerio de Montparnasse en París.

Madero asume la presidencia

Finalmente en 1911 el país estaba listo para conocer un nuevo presidente: Madero ganó las elecciones y con ello
México lograba una etapa en la que tendría que gobernar la democracia.

Plan de Ayala

Pero no todo fue fácil para México: uno de los caudillos que se unieron en contra de Díaz, Emiliano Zapata,
alegaba que las tierras que pertenecían a los campesinos no fueron devueltas a ellos una vez que Madero llegó
al poder. Así nació el Plan de Ayala el 25 de noviembre de 1911, que reclamaba esas tierras.

Orozco contra Huerta

Inconforme por la manera en que Madero estaba llevando las riendas de la nación, Pascual Orozco, general de
los ejércitos del norte, se levantó en armas en contra de Madero pero fue abatido por el general Victoriano
Huerta.

Decena Trágica

Tras una larga serie de intrigas y traiciones que generaban una tensión en todos los rincones de la nación, Francisco I.
Madero fue asesinado junto con el vicepresidente José María Pino Suárez en el acontecimiento conocido como la
Decena Trágica. Todo ello fue coordinado por Victoriano Huerta, quien tomó la presidencia.
¿Quien fue el que inició la Revolución Mexicana?
Pancho Villa y Emiliano Zapata tomaron la Ciudad de México cuando ambos se unieron en contra de Carranza,
cuyo gobierno se instaló de manera temporal en Veracruz. Sin embargo, no pudieron soportar el cerco y fueron
derrotados por el ejército de Carranza.

Intereses encontrados

Dos personajes estaban teniendo un papel relevante desde sus respectivas trincheras: Pancho Villa, que
comandaba la División del Norte, y Venustiano Carranza, que lideraba el Ejército Constitucionalista. La tensión
entre ambos, a pesar de que querían la destitución de Huerta, creció de forma considerable aunque llegaron a un
acuerdo: Villa poseería el dominio del norte de México y Carranza llegaría hasta la silla presidencial. Por su
parte los simpatizantes de Zapata no dejaban de reclamar sus Derechos.

Constitución de 1917

Al estar controlados Villa y Zapata, Carranza se afianzó en el poder con ayuda de otros países que intervinieron
en su favor y promulgó la Constitución de 1917. Sin embargo, en el camino salieron dos opositores: Álvaro
Obregón e Ignacio Bonillas, quienes deseaban el poder. Venustiano Carranza fue asesinado por grupos radicales
y Obregón llegó a la presidencia.

¿Cuándo terminó la Revolución Mexicana?


Se considera que la Revolución Mexicana terminó con la promulgación de la Constitución de 1917, sin embargo, la lucha
continuó años después. Con los asesinatos de Emiliano Zapata en 1919 y Pancho Villa en 1923, el país vivió una relativa
paz que permitió la consolidación del final de la Revolución Mexicana. No hay una fecha exacta para marcar el final de
este movimiento, ya que fue un proceso largo, complicado y doloroso.

También podría gustarte