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Instituto de Teoría General del Derecho - Facultad de Derecho, Ciencias Sociales y Políticas - UNNE
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I – Introducción
II - Antecedentes
Para Jaeger, es una incomprensible paradoja que “jamás hasta ahora se haya aplicado el
principio del desarrollo orgánico a su creador”. La principal razón de ello es “la idea
escolástica de la filosofía como un sistema estático de conceptos”. No redime esta visión
de la filosofía aristotélica el hecho de que los comentaristas de Aristóteles sean “maestros
consumados en su aparato dialéctico”.
Ni siquiera los comentaristas occidentales que sucedieron a Andrónico de Rodas han sido
capaces, según Jaeger, de “restaurar el espíritu original” del pensamiento del Estagirita. El
problema de comprensión radicaría en la inexistencia de “un firme progreso de las ciencias
naturales y humanas capaz de educarles debidamente”.
El humanismo no produjo cambio alguno, dando ello como resultado que Aristóteles sea la
gran figura de la filosofía y literatura antiguas “que no ha tenido jamás un renacimiento”.
En consecuencia, el pensamiento aristotélico no pasó de ser una tradición, lo cual subraya
la necesidad de colación del mismo por su contenido, ignorante, no obstante del desarrollo
evolutivo inherente a su creación.
Bajo el tamiz de la filología moderna, Aristóteles pasaba a ser materia de dedicación por el
contenido de su obra, dándose por supuesto que la misma no tenía “forma alguna”.
Uno de los aspectos fundamentales del punto de vista del estudioso sueco es el relativo a
las diferencias entre Aristóteles y Platón. Mientras este último menosprecia a los
doxógrafos, Aristóteles, por el contrario, considera legítimo ocuparse de las opiniones de
otros pensadores. Fue el lector diligente y estudioso.
Según Düring:
En cuando a la concepción general filosófica del Estagirita, Düring señala los siguientes
rasgos:
En cuanto al carácter especial de los escritos aristotélicos, Düring nos informa que la
mayor parte de la obra del Estagirita son manuscritos de clases. Éste habría fijado su
doctrina esencial en los 106 escritos conservados. Según el profesor sueco no habría
ningún Aristóteles “perdido”.
Con Aristóteles comienza la era de la erudición. Para Düring es un dogma afirmar, como lo
hace Jaeger, que Aristóteles fue un discípulo devoto de Platón hasta la muerte de éste,
careciendo de puntos de vista propios que se desviaran de Platón. En sentido contrario a lo
sostenido por Jaeger, para Düring Aristóteles rechazó desde un principio la doctrina de las
idea pues no concebía nada universal separado de las cosas singulares. El esfuerzo de
Jaeger en demostrar una evolución o desarrollo evolutivo tiene una tajante respuesta crítica
en la perspectiva de Düring, sostenida por sólidos argumentos basados en rigurosas
pruebas no menos relevantes que los que emplea aquel.
IV – Conclusión
Tanto Jaeger como Düring expresan dos perspectivas y abordajes distintos, en algunos
puntos incluso opuestos. El punto de controversia central finca en la teoría del desarrollo
evolutivo sostenida por Jaeger. Düring lo rechaza y ofrece las razones, reveladas en los
tratados y en los fragmentos de las obras que se perdieron, por las cuales no es pertinente
hacer del Aristóteles de juventud un devoto discípulo de su maestro Platón.
V – Bibliografía
Jaeger, Werner, Aristóteles, bases para la historia de su desarrollo intelectual, 1era. ed. en
español, 2da. reimp., Fondo de Cultura Económica, México, 1992.