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VALENTINA MORETIC

Escuela Tarot
cuadernillo módulo 11
Bibliografía básica primeros módulos
Tarot mítico

La vía del tarot

Arquetipos e inconsciente colectivo

Metagenealogía

Kybalion
Rueda de la Fortuna
MOIRAS

Cueva *ver El
Loco
Mundo Real *ver
Capucha *ver El Persefone
Hilo
Hermitaño

Tijeras

Rueda
Rueda de la Fortuna
MOIRAS

La carta de la Rueda de la Fortuna retrata a tres mujeres sentadas en una cueva oscura. La primera es joven e
hila un hilo con un huso de oro. La segunda es hermosa y madura y mide un trozo de hilo entre sus manos. La
tercera es vieja y sujeta un par de tijeras. En el centro, entre ellas, hay una rueda de oro, alrededor de la cual
se pueden ver cuatro figuras humanas en distintas posturas. A través de la boca de la cueva se observa un
fértil paisaje verde.

La cueva sugiere a la vez el vientre del que sale la vida y la tumba a la que vuelve: el principio y el fin del
destino.

Las tres edades de las moiras reflejan las fases lunares: luna creciente, luna llena y, finalmente, la que no se
ve, las tres etapas de cada vida humana.

El hilo que las moiras hilan, miden y cortan, está relacionado con la trama de los tejidos del cuerpo que tiene
lugar en el útero, sugiriendo de ese modo que el destino está sujeto a la herencia y al propio cuerpo

Aquí encontramos a las tres diosas del destino, que los griegos llamaban Moiras. Según la mitología, las
Moiras eran hijas de la Madre Noche y habían sido concebidas sin padre. Cloto era la que hilaba, Láquesis la
que medía y Atropos, cuyo nombre quiere decir «la que no se puede evitar», la que cortaba. Las tres Parcas
urdían el hilo de una vida humana en la oscuridad secreta de su cueva, y su trabajo no lo podía hacer ningún
dios, ni siquiera el gran Zeus. Una vez que se urdía el destino de un individuo, eso era irrevocable, y no podía
ser alterado, y la longitud de la vida y el tiempo de la muerte eran la parte y el lote del cupo que las Moiras
adjudicaban. Si un individuo intentaba desafiar al destino, como a veces hacían los héroes, entonces padecía
de lo que llamaban ubris, que quiere decir arrogancia, ante los dioses. Dicho individuo no podía,
naturalmente, escapar a su destino, y a veces era castigado severamente por los dioses por intentar
transgredir los límites establecidos por las Moiras. En una versión de la mitología, se dice que Apolo, el dios-
sol, en una ocasión se burló de las Moiras y maliciosamente las emborrachó para salvar a su amigo Admetus
de la muerte. Pero se creía normalmente que el mismo Zeus tenía miedo de las Parcas, porque no eran hijas
de ningún dios, pero descendían de las profundidades de la Noche, que era el poder más antiguo del
universo.

A nivel interno, las tres Moiras que tienen la Rueda de la Fortuna son imagen de una ley profunda y
misteriosa que funciona en el individuo, que no se conoce ni se ve, pero que al parecer apresura los cambios
repentinos de la fortuna que dan un vuelco al proyecto de vida establecido. Las cuatro figuras humanas sobre
la Rueda representan diferentes experiencias de la Fortuna, porque, cuando la vida se atraviesa de este modo,
nosotros en un principio no miramos detrás de la rueda para ver qué es lo que ha originado el cambio, sino
que estamos preocupados con nuestras propias reacciones. El hombre que está arriba ha sido catapultado al
éxito por la vuelta de la Rueda, mientras que el hombre que está abajo ha sido arruinado por la que él cree
que es la «mala suerte» no la suerte del todo, sino más bien la firma visible de algún plan misterioso que está
funcionando. El hombre de la derecha ha empezado su ascenso, ayudado por ese mismo poder oculto que ha
encumbrado a una persona y ha arruinado a otra; mientras que el hombre de la izquierda, en contra de su
voluntad, ha iniciado su descenso, porque la Rueda ha dado la vuelta y su «suerte» se está viniendo abajo.

Pero la carta de la Rueda de la Fortuna no significa en realidad las vueltas de la suerte, una casualidad o un
accidente. Detrás de la Rueda están las Moiras, y detrás de los cambios aparentemente fortuitos de la vida
hay un plan inteligente y ordenado.

Estas figuras antiguas están dentro de nosotros, hundidas en el vientre del subconsciente, aunque no forman
parte de la personalidad consciente. Nosotros llegamos a darnos cuenta de ellas a través de sus efectos
externos, que sentimos como el Destino, aunque no proceden de ningún poder externo, sino de dentro, de las
profundidades del alma.
Rueda de la Fortuna
MOIRAS

La experiencia de la Rueda de la Fortuna es, en realidad, una experiencia de ese «Otro» que está en nosotros,
que normalmente proyectamos en el mundo de fuera, echando así la culpa de nuestros repentinos cambios
de fortuna a alguien o a algo fuera de nosotros mismos. La vuelta de la Rueda de la Fortuna nos fuerza a
darnos cuenta de este Otro, el movimiento inteligente detrás de la rueda, que es el destino que llevamos cada
uno dentro de nosotros. La imagen de la misma Rueda es algo profundo, porque el aro en movimiento de la
Rueda es como el panorama en movimiento de la vida con que tropezamos; pero el eje queda justo en el
centro, una esencia o fuente constante e inmutable. Por eso el eje es como el Yo oculto que «decide» (aunque
no es una decisión del yo consciente) dirigirse hacia distintas situaciones, acontecimientos, caminos y
personas. No es el destino el que viene a buscarnos: más bien somos nosotros los que vamos a buscar nuestro
destino. En la carta de la Suma Sacerdotisa, el Loco encuentra esta facultad intuitiva en sí mismo,
personificada por Perséfone, que puede vislumbrar este plan funcionando. Aquí, en la carta de la Rueda de la
Fortuna, el Loco se encuentra con lo que hila el designio, la fuente de la vida misma, apartada e invisible, más
vieja que el más viejo de los dioses, con un poder absoluto que ni siquiera el rey de los dioses se atreve a
desafiar. Incluso el espíritu está sometido a las órdenes de este centro invisible que los griegos imaginaban
como las tres Parcas, y que nos sacude de nuestra complacencia y de nuestra ilusión de control.

La dificultad y hasta el temor que algunas personas sienten hacia estudios tales como el Tarot, la astrología y
otras artes mánticas puede que proceda en parte de la inquietud que se produce cuando la personalidad
consciente, acostumbrada a las decisiones y a la imaginación de la voluntad omnipotente, se enfrenta al Otro
en las profundidades. Por mucho que nos afecte, no está en nuestro poder controlarlo, igual que Zeus tiene
que temer a las Moiras. Por eso la Rueda de la Fortuna es más que un indicador de cambio. Es un heraldo de
un profundo camino interior a través del cual el Loco, la imagen de nosotros mismos, poco a poco llega a
ceder ante su propio destino.

A nivel adivinatorio, la Rueda de la Fortuna presagia un cambio repentino de suerte. Esto puede ser «bueno»
o «malo», pero, cualesquiera que sean las vueltas de la Rueda, da origen a un crecimiento y a una nueva fase
de la vida. No podemos predecir qué es lo que nos va a llegar o, mejor dicho, qué es lo que nosotros estamos
destinados a encontrar. Pero detrás de estos cambios están las Moiras, una imagen de nuestro centro
interior. Por eso el Loco es derribado de su complacencia, y empieza el descenso hacia su propia fuente.
Diccionario de los Símbolos
Rueda

La rueda posee la perfección sugerida por el círculo, pero con cierta valen-
cia de imperfección, pues se refiere al mundo del devenir, de la creación continua, y por tanto de la
contingencia y de lo perecedero. Simboliza «los ciclos, las repeticiones, las renovacioneS» (CHAS, 24). El
mundo es como una rueda dentro de una rueda, una esfera dentro de una estera. según el pensamiento de
Nicolás de Cusa. La rueda. como el -+ ala. es un simbolo privilegiado del «desplazamiento. de la superación
de las condiciones de lugar. y del estado mental que le es correlativo» (eHAs.
431).

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Tijeras

Las tijeras son un atributo de Atropas, la inflexible, una de las tres Parcas (romanas) o Moiras (griegas),
encargada de cortar el hilo de los días: símbolo de la posibilidad de un fin repentino y del hecho de que la
vida depende de los dioses.

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Hilo

El simbolismo del hilo es esencialmente el del agente que «liga entre ellos y a su Princípio todos los estados
de existencia» (Guénon). Este simbolismo se expresa sobre todo en los Upanishad, donde el hilo (süIra) se
dice que efectivamente religa «este mundo y el otro mundo y a todos los seres». El hilo es a la vez atma (el Sí)
y prana (el aliento). La vinculación al centro principal, a veces representado por el sol, precisa que el hilo sea
rastreado en todo. Esto evoca el simbolismo del hilo de Ariadna, que es el agente de la vinculación al centro
del laberinto y que conduce del mundo de las tinieblas al de la luz. Haría falta citar aún en este sentido los
hilos que atan las marionetas a la voluntad central del hombre que las anima, como en el teatro japonés.
Tus notas
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Rueda de la Fortuna
RIDER WAITE

Aguila *ver El
Ángel
loco

Libro * Ver
Sacerdotiza
Esfinge *ver El
Carro/La Maga

Serpiente*ver
la Colgada
Anubis

Toro
Leon
Diccionario de los Símbolos
Anubis

Anubis es el dios egipcio de la momificación y la otra vida, así como el dios patrón de las almas perdidas y los
desamparados. Es uno de los dioses más antiguos de Egipto, que muy probablemente se desarrolló a partir
del dios chacal anterior (y mucho más antiguo), Wepwawet, con el que se lo suele confundir.

https://www.worldhistory.org/trans/es/1-11903/anubis/

Angel

Seres intermediarios entre Dios y el mundo, mencionados en diversas formas por los textos akkadios,
ugariticos, bíblicos y otros. Son seres puramente. espirituales, o espíritus dotados de un cuerpo etéreo,
aéreo; pero sólo pueden tomar de los hombres las apariencias. Desempeñan para Dios las funciones de
ministros: mensajeros, guardianes, conductores de los astros, ejecutores de las leyes, protectores de los
elegidos, etc., y están organizados en jerarquías de siete órdenes, de nueve coros, o de tres triadas. El pseudo
Dionisio Areopagita ha elaborado sobre ellos la más perfecta y la más mística de las teorías en sus Jerarquías
celestiales.

pp 98/pdf 49

Toro

El toro evoca la idea de potencia y de fogosidad irresistible, el macho impetuoso, y también el terrible
Minotauro, guardián del laberinto. Es el feroz y mugiente Rudra del Rig- Veda, cuyo semen abundante sin
embargo fertiliza la tierra. Ocurre lo mismo con la mayor parte de los toros celestes, especialmente con el
Nlil babilonio.

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León

El león es símbolo de poderío y de soberanía; símbolo también del sol, el oro, la fuerza penetrante de la luz y
el verbo.

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Tus notas
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Rueda de la Fortuna
MADRE PAZ

Planetas

Cielo
Rueda de la Fortuna

CAPÍTULO XI
RUEDA DE LA FORTUNA (WHEEL OF FORTUNE)
Yendo en el Gran Círculo

Los historiadores del Tarot creen que esta palabra deriva de la palabra latina "rota" como "rotación" y refleja el
antiguo sentido de la vida como una rueda móvil. En el centro de la rueda el eje está fijo, pero todas las otras partes
están siempre girando a través de los acontecimientos externos. En particular, la Rueda de la Fortuna está
identificada con el zodíaco. Por lo tanto, aquí, más que en cualquier otro capítulo describimos a la Diosa en
términos astrológicos y a fin de bosquejar el rico capítulo de símbolos nos permitimos más espacio que para
cualquiera otro de los Arcanos Mayores.

Desde el Antiguo Egipto tenemos el famoso círculo del zodíaco de Denderah, encontrado en el cielo del templo de
Hathor. Este zodíaco fue la última versión (300 A. C.) de un diseño de un templo mucho más antiguo que fue
destruido en el mismo lugar. Su propósito fue organizar y anotar datos astrológicos que Fix llama "el producto de
una observación larga y cuidadosa". Fix afirma que este zodíaco, como muchos monumentos similares, estaba
orientado por las estrellas circumpolares (Osa Mayor, Dragón y Osa Menor) y lo "que sea que pasó dentro de las
pirámides tuvo que ver con esas estrellas". ¿Qué tuvo lugar allí? Quizás una versión de los grandes misterios
celebrados por los antiguos habitantes de las cavernas paleolíticas y artistas rupestres africanos. Aún hoy día, el
pueblo dogon en África celebra y reverencia la sabiduría secreta contenida en una especie de código en antiguos
mapas estelares.

En Denderah, los misterios fueron representados en el templo bajo la rueda de Hathor. Las imágenes en este
zodíaco eran cuadros con estrellas, mapas de vuelos mágicos y viajes chamanes. En estado de trance, los egipcios
viajaban al "reino de la muerte" mientras estaban vivos y vivían para contarlo. Al volver podían proveer información
en forma de símbolos e imágenes que podían ayudar al próximo iniciado a ir en su viaje a las estrellas y volver a
salvo. Desde mi punto de vista, lo que hacían estos iniciados es similar al viaje psíquico de la mujer sin cabeza de las
paredes de las cavernas arcaicas, o de los chamanes alrededor del mundo.

La Rueda representa también las ruedas calendarios y los círculos de piedras encontrados en muchos lugares. El
calendario fue originalmente un reloj lunar, que eventualmente llegó a incluir los círculos solares. Stonehenge es
un buen ejemplo de la asimilación de ambos, los druidas aparentemente aunaron la antigua religión de la Madre y
la más nueva religión del Padre y las combinaron de manera claramente amistosa (distinta a muchos lugares donde
la transición fue cruel).

En la imagen de la Madre Paz, la Rueda de la Fortuna muestra al zodíaco como está presentado en una carta
astrológica "natal", las doce "casas" regidas por los diferentes "signos". Cada casa contiene una ilustración de la
antigua cultura de veneración a la Diosa. En este capítulo examinamos la docena de ilustraciones en secuencia
empezando con la mujer contra el fondo rojo de la izquierda y en movimiento opuesto al de las agujas del reloj.

La primera casa es Aries, signo cardinal de fuego. La mujer con su mano en la cadera es una figura de cobre
encontrada en Mohen-jo-Daro, India (fechada entre los años 2400 y 2000 A.C.). Los historiadores del arte
generalmente se refieren a ella como la "niña danzante" (algunas veces "la niña esclava"), pero la he visto retratada
más exactamente como "una yogini divina", lo que la coloca como una maestra de los misterios sexuales y la hace
una representante de la antigua religión tántrica de la India. En India hoy día, es considerado auspicioso lograr esta
enseñanza de una auténtica sacerdotisa de la Diosa, una gurú que es hábil en las artes mágicas del Tantra y puede
conducir al iniciado a lo largo del sendero de la entrega y la trascendencia que ella representa. Aunque Kali ha sido
distorsionada en el arquetipo de una Madre Terrible quien devora o representa la muerte física, de hecho ella
representa la muerte del ego y el poder regenerativo de los misterios sexuales.
Rueda de la Fortuna
La casa número 2 es Tauro, signo fijo de tierra del toro. Una impactante imagen de potencia masculina, el toro en
los tiempo, antiguos traía a la mente el aspecto fértil de la Diosa, quien incluía todos los aspectos de la sexualidad-
En la imagen de la Madre Paz, a la mujer se la muestra fertilizando a ala comunidad al dar a luz. En el mundo
arcaico. se representa a la mujer en el acto de dar a luz y su fertilidad es alabada y reverenciada. Esta imagen
particular es pre-colombina, similar a la bien conocida Madre Tierra azteca Tlozolteutl, mostrándola en posición de
dar a luz con sus dientes apretados por el trabajo de parto.

Una bonita estatua precolombina de los primeros niveles de una excavación en México, muestra a una mujer
agachada y empujando hacia abajo su gran vientre como ayudándose a dar a luz. Una figura agachada similar viene
del Congo belga y muestra una mujer africana empujando hacia abajo con sus manos su vientre muy maduro. En
una pared en el Cañón Chaco, Nuevo México, personalmente vi una serie de cuatro petroglifos de una madre en el
proceso de dar a luz. Claramente esta imagen está llena del poder "divino" del mundo.

Judy Chicago observa, en conexión con su último esfuerzo artístico “The Birth Project", que las imágenes de
mujeres dando a luz están notoriamente ausentes en el arte occidental. Indirectamente sugiere que si los hombres
dieran a luz, habría miles de imágenes de "consumación" del momento, cuando la criatura emerge por el canal del
nacimiento.

Cerca de la parte inferior de la rueda, la tercera casa, pertenece a Géminis, signo de aire de los mellizos.
Representa el cerebro con sus lóbulos derecho e izquierdo y la dualidad presente en todas las cosas percibidas por
la mente humana. La figura aquí es un "oio de ídolo", una variación de la imagen de la madre encuclillada de la
Diosa Fértil. Mientras que en las figuras de la Edad de Piedra a la Diosa en cuclillas le faltaban las facciones
distintivas, en el Período Neolítico (de la agricultura) el motivo del ojo empieza a aparecer. Este ejemplo particular
es una de las miles de figuras encontradas en el "Templo Ojo" de Tel Brak en Siria Oriente (cerca de 3.500 años A.C.).

Son algunos ejemplos de la "diosa ojos” en España, durante el período neolítico, los ojos en abstracto esculpidos en
huesos y potes. Una puerta famosa en Malta está grabada con ojos espirales. Lo mismo sucede con la puerta de
piedra de la cámara de entierros neolítica en New Grange, Irlanda. En Egipto, los ojos de Horus representan el sol y
la luna, y un solo ojo -Uzait- es un poderoso símbolo frecuentemente representado allí, incluso hoy. Una piedra
sello de Sumeria del tercer milenio A.C., vincula el motivo de la Diosa Ojo Ishtar, con la Gran Madre sumeria-
babilónica.

La cuarta casa del zodiaco es Cáncer, signo cardinal de agua, de la Gran Madre en forma de una nodriza, que da
vida y amor. Esta estatua, sosteniendo sus pechos, ofrece el presente de la leche materna. En la imagen de la Madre
Paz esta figura se inspira en una figura de greda de Susa (actualmente Irak) del tercer milenio A.C. Figuras similares
nos han llegado desde Chipre y Mesopotamia (siglo XXIV A.C.) y desde Creta (2.000 a 1.200 años A.C.). Desde la
ciudad de Ur, alrededor de 3.000 años A.C., viene la estatua de terracota de la Diosa sosteniendo sus pechos.

A menudo se muestra a la Madre ofreciendo su pecho a un niño, como en las estatuas de Isis y Horus en Egipto o los
potes-efigie encontrados en América. Esotéricamente el misterio de la transformación representado por estas
figuras, se refiere al néctar secretado por los pechos femeninos durante prácticas sexuales tántricas - una
secreción reconocida como impartiendo poderes de sanación a través de su esencia sutil, la que su pareja
literalmente puede saborear durante el acto sexual.

La quinta casa es Leo, signo fijo de fuego del sol y casa de los poderes creativos. Contra un fondo naranja, una
figura pre-colombina es representada con un sol irradiando calidez desde su vientre. A pesar de ser una precursora
de "Maya" en el posterior "culto del sol", ella enfatiza el poder sexual-generativo femenino. Considero esta estatua
como una imagen Shakti, muchas de las cuales se han encontrado en India, y que representan el ardiente poder
creativo femenino, cambiante y variable, danzando la danza eterna de la vida misma. En la cosmología india, Shakti
es el poder femenino activo (proyectado desde la mente del Dios-Cabeza masculino).
Rueda de la Fortuna

En algunas formas de yoga, esta energía Shakti es incitada a encontrar la unión con su opuesta energía Shiva,
creando éxtasis y equilibrio a través de la unión sexual, un casamiento de cabeza y corazón. En otras escuelas de
yoga, la energía sexual es deliberadamente aprovechada y "transmutada" o elevada a los centros altos, para uso en el
trabajo creativo o espiritual.

La sexta casa es Virgo, signo mutable de la Virgen, no en el sentido restrictivo de "castidad" o "tener el himen
intacto" sino en el antiguo sentido del mundo: una mujer que es autónoma, libre sexual y emocionalmente, y plena
en sí misma. La figura femenina representada en esta casa está tomada de un fresco del palacio egipcio en Tebas de
la décimo octava Dinastía. Este fresco, como los posteriores de Creta en el palacio de Knossos, muestra mujeres
reunidas celebrando sus ritos religiosos a través de movimientos rituales del cuerpo y danzas.

Aunque esta figura, omo la usada para ilustrar Aries, es frecuentemente descrita como una “niña danzante”, sin
duda ella es una sacerdotiza acrobata realizando un ritual de extasis en la tradición de la antigua religion de la
Diosa. En vez de hacer giros para la entretención de los hombres, como implica el título moderno, ella está
adorando en la exclusiva compañía de mujeres.

Las primeras representaciones de mujeres danzando se encontraron en pinturas de cavernas africanas y europeas
que datan desde tan temprano como la antigua Edad de Piedra. En cada cultura donde se reverencia a la Diosa, las
mujeres danzan en éxtasis a celebración de la energía sagrada que puede ser sentida y gozada por el cuerpo. Como
evidencia tenemos, a las figuras de mujeres danzando en un círculo alrededor de un niño (España), alrededor de un
músico masculino (México) y de la Diosa misma (Boecia). Se encontraron representaciones posteriores en arte
griego de las Ménades, las mujeres salvajes que danzaban en los rituales dionisíacos.

Todas las figuras muestran mujeres con poder otorgado por el espíritu, efectuando una integración entre el cuerpo
físico y ese reino que es considerado "traído desde" y "más alto que" el cuerpo. El mismo paradigma religioso que
separa el espíritu (bueno) y el cuerpo (malo), también tiende a alinear el espíritu con lo masculino y el cuerpo con lo
femenino, creando la desafortunada jerarquía que caracteriza al patriarcado en todo el mundo. Siguiendo esto, el
arquetipo femenino de "Virgen", que incluye libertad sexual y espiritual, está dividida en los arquetipos modernos
de "virgen" y "prostituta”.

Contra el fondo violeta, la séptima casa está habitada por Libra, signo cardinal de aire. En la imagen de la Madre
Paz ella es Afrodita en su ganso blanco, tomado de una copa griega (470 A.C.). Esta imagen es una variante de la
representación de la Diosa como una criatura alada, mitad humana y mitad pájaro, capaz de volar al reino de los
espíritus. Artemisa es frecuentemente representada con alas y ocasionalmente con pájaros alrededor suyo. Algunas
de las hermosas versiones de Isis la muestran alada y austera, ligeramente apartada de pensamientos terrenales e
inmersa en el frío mundo espiritual de la inspiración. Este concepto se adentra en el chamanismo y la habilidad del
cuerpo para viajar a "otro mundo" y volver nuevamente, reuniendo información, trayendo el pasado sagrado a la
tierra, comunicándose con los espíritus. La Madre Gansa inglesa de los poemas de niños en las guarderías
infantiles, es una derivación posterior de esta figura de Afrodita.

La casa ocho es Escorpión, signo fijo de agua de la mujer guerrera o sanadora, se ve aquí como una Gorgona (una
versión alada, relacionada con la figura anterior). Muy conectada tanto a las amazonas como a la hechicería, la
gorgona como Artemisa está frecuentemente rodeada de bestias -leones, leopardos o pájaros y como Isis, Hécate o
Medusa está conectada a la serpiente. La idea de la Terrible Madre, la Diosa en su aspecto destructivo, es atribuida
con frecuencia a las gorgonas y serpientes. Su rol principal es, según Graves, proyectar la reserva de la mujer que
practica los antiguos artes de brujería, de sanación y magia. La gorgona sacando la lengua, como en muchas
imágenes de Kali, dice "manténgase alejado", y advierte contra la intromisión de los no iniciados.
Rueda de la Fortuna
Sagitario regenta la casa novena, representada aquí por otra versión de la "Diosa-ojo" una expresión elevada de
pájaro divino, una difundida y antigua forma de expresar el poder de la Diosa. Esta Diosa con cabeza de pájaro,
figura sumeria del tercer milenio A.C., enfatiza el ojo generativo del útero, reflejando la unidad del cuerpo y la
mente. En esta figura, el poder religioso viene unido con el poder físico o sexual. La figura sumeria se parece a
muchos "ídolos" hebreos y cananeos de la Biblia, como la Diosa Ishtar, Astarté, Anth o Astoret. Con frecuencia ella
es mostrada de pie y de frente sosteniendo flores o plantas, su yoni marcado con líneas distintivas forma un
triángulo apuntando hacia abajo en su abdomen. De vez en cuando, aparece rodeada de animales (como Lilith, que
más tarde se convierte en "Demonio"), lo que la vincula a la Dama de las Bestias, Artemisa, y posteriormente, Diana
de las Brujas.

La décima casa es Capricornio, signo cardinal de tierra, marcada por el Árbol de la Vida y flanqueada por las
tradicionales bestias mellizas de Artemisa. En este caso, los animales son cabras representando la fertilidad, un
aspecto terreno de la Diosa y su consorte Pan, dios caprino. La cabra es probablemente la bestia de Artemisa que
señala la temprana domesticación de los animales por la mujer, ya que le proporcionaban la leche para su dieta
esencialmente vegetariana. En algunos lugares, la cabra sola (o macho cabrío) se entiende que representa a
Artemisa o Diana de las brujas. La antigua Madre-cabra es ella-la cabra Amalthea.

El Árbol de la Vida y el Árbol del Conocimiento de la Biblia, son versiones posteriores de las primeras formas más
gráficas de la Diosa. El "culto del árbol" de los semitas era una adoración disfrazada de Ashera (diosa que “cobija,
protege, cria el mundo animal”), en la forma del Gran Árbol del Mundo, no diferente a los de la religión budista. Es
posible seguir la adoración de la Diosa desde lso bosquecillos de sus árboles sagrados, hasta el Asherin bíblico, o
pilares emejantes a árboles (los que tambien simbolicamente representan el signo de la sacerdotiza). Como las
sacerdotizas eran perseguidas por adorar la Vieja Religión, la religión misma se ocultó en formas de simbolos
abstractos, como el biblico Árbol Alquimico, y es estudiado hoy como parte de la Cábala judia, como Árbol de la
Vida, con sus diez Séphiras o Emanaciones.

La undécima casa del zodiaco es Acuario, signo fijo de aire que trae luz y amor a la Nueva Era, en la que estamos
entrando ahora. La Diosa pintada contra un fondo amarillo es "Artemisa de Efeso con múltiples pechos", del último
milenio A. C. Originalmente una de las maravillas del mundo, este famoso altar de Artemisa o Diana fue fundado
por una tribu de Amazonas cuando la sociedad matrilineal llevó a cabo su tumultuoso esfuerzo para permanecer
viva durante el período de transición. Artemisa de los Mil Pechos se conoció, en particular, por su poder para sanar
enfermedades, y la gente visitó su altar religioso por muchos siglos.

El sentimiento, en esta versión particular del tema de Artemisa, es inusual, comparado con otros retratos de ella
como fuerte Diosa guerrera. Esta estatua tiene una cualidad más nutriente que la que puede recordarnos la china
Kuan Yin, la tibetana Tara Blanca, o la cristiana Virgen María, cuyo primitivo título era "la madre de todos con
múltiples pechos". Desde Siberia a Grecia, Artemisa llevó el tema del chamanismo o el poder del grupo femenino.
Durante la sangrienta transición, parece ser que hubiera habido una división de su imagen como respuesta a varias
formas de esclavitud femenina. Aunque la fragmentación de las culturas matrilineales significó que el grupo ya no
realizó sus rituales de cada estación como comunidad, continuó la adoración por un milenio en cuevas secretas, en
islas distantes y frecuentemente en "santuarios-refugio" a las que se hacían peregrinajes.

La casa doce es Piscis, signo mutable de agua, de la antigua Diosa Pez, evocando imágenes de la luna y de la
posterior "Afrodita nacida de las espumas", cuyos templos más famosos se construyeron cerca del mar. La imagen
de la Madre Paz es una sirena, la "Diosa escrita con piernas de culebra", probablemente una versión de Medusa. El
motivo de la sirena está difundido en el tiempo y en el espacio. Graves vincula a las "sirenas" con la "doncella feliz"-
(como la Gran Sacerdotisa de las Brujas es llamada a veces), a la Diosa de los Misterios Eleusianos en Grecia, y la
Diosa de la Luna Euronoma, a la Diosa de todas las cosas, de origen pelasgiano, y también a la Namnu sumeria,
creadora de todo el cosmos, (“Ella cuyas aguas son todo el Universo"). Graves cita un mitógrafo del siglo segundo
quien dice que Artemisa fue "sin éxito, perseguida y finalmente escapó en forma de pez". Yo creo que este mito se
refiere al escape realizado por las sacerdotisas de la Diosa y sus tribus en barcos, que los sacaron del Mediterráneo.
Hay inscripciones en piedra, escritas por los libios, celtas, fenicios e ibéricos, y en Norte y Sudamérica, cantos de
oración a la Diosa, firmados por sus sacerdotisas y sacerdotes. Estas inscripciones datan de tiempos pre-históricos,
mucho antes de que Colón "descubriera" América.
Rueda de la Fortuna

Las antiguas Diosas del Mar han dejado sus huellas grabadas desde la figurilla de la diosa elamita (tercer milenio
A.C.) hasta la sirena tallada en la Catedral de Exeter (Gran Bretaña) y los pictoglifos de barcos en las paredes de
Cañón Chaco (Nuevo México). "La Madre Original que creó el universo, siempre fue un cuerpo de agua... el líquido
amniótico del origen que una vez bañó toda la superficie de la tierra"

En una de las primeras Ruedas de la Fortuna estaban inscritas estas palabras: "El Tarot habla de la Ley de Hathor".
Hathor, la Diosa egipcia del cambio, evolucionó de la primitiva Diosa Madre Isis, uno de cuyos símbolos fue la
Rueda. El círculo mismo, por supuesto, es un símbolo primitivo de lo femenino, simbolizando totalidad.

Robert Graves relaciona la Rueda con la Diosa céltica Arionhod y su rueda de plata, representando la laberíntica
entrada y salida de muerte y renacer, y la antigua puerta giratoria entre este mundo y el otro. Inscripciones célticas
de esta doble espiral, como aquélla en New Grange, en Irlanda (2.500 A.C.), refleja esta idea de la Rueda de la Vida
siempre girando.

En el pensamiento budista, la Rueda de la Vida es Samsara, la eterna y sin rumbo rueda de la ilusión que representa
el mundo de los sentidos físicos y emocionales. Los budistas creen que la solución es salirse de la rueda mediante el
trascender los mundos físico y emocional.

En contraste, la religión de la Diosa sugiere un ponerse de acuerdo con la Rueda buscando un entendimiento de
causa y efecto, y dirigiendo la cida de cada uno en conformidad. Fortuna (Diosa de la Buena Suerte), Hator, Isis, son
imagenes positivas de la Gran Madre del Mundo, quien da la vida, nos guia hacia el todo, y nos da la bienvenida de
vuelta al final de la vida. Ella puede ser representada por el Tiempo, como si la Rueda de la Fortuna fuera un “relog
del destino”, representando la transformación que uno puede esperar a través del curso de la vida. La religion de la
Diosa no nos ve como prisioneros en la Rueda -la visión budista- sino mas bien como participantes en nuestro
destuno y como fuerza motora en nuestro destuno individual y colectivo.

Cuando obtienes esta carta en una lectura, sugiere que tu vida está en manos del Destino, la Fortuna te sonríe y
puedes muy bien rendirte al flujo, porque algo notable un gran acontecimiento está sucediendo. Como si fueras en
una rueda de un parque de entretenciones que te lleva a la cúspide del mundo, de alguna manera estás siendo
arrastrada a lo sobresaliente. Aunque el Destino no controla nuestras vidas en ningún sentido, cuando se ha
deseado algo y se ha trabajado para conseguirlo, es la Diosa de la Fortuna la que decide el momento del acontecer.
La Rueda de la Fortuna significa un punto alto, un deseo realizado, la manifestación de algo presentido.

La imagen de la Madre Paz enfatiza la naturaleza cíclica del tiempo y del cambio, antes de focalizar, como lo hace el
Tarot tradicional, los "altos" y "bajos" que uno puede esperar. Cada punto de la rueda zodiacal es positivo y
potencialmente "afortunado", cada posición tiene un significado particular o un impacto para nuestra vida en un
momento determinado. Quizás si meditando en las doce casas y los aspectos de la Diosa presentados en este
capítulo, puedas localizar tu posición presente en la Rueda y ganar una percepción profunda en la transición que
estás viviendo. Al mismo tiempo, puedes desear comparar tu "carta" astrológica con la Rueda de la Madre Paz y
establecer una relación planetaria.

* (En inglés "mermaid" es "sirena" y “merry maid" es "doncella, alegre o feliz" IN. del T.).
Diccionario de los Símbolos

Cielo

Símbolo cuasi universal por el cual se expresa la creencia «en un Ser divino celeste, creador del universo y garante de
la fecundidad de la tierra (gracias a las lluvias que él vierte). Tales Seres [celestiales] están dotados de una presciencia
y una sabiduría infinitas; las leyes morales y a menudo los rituales del clan han sido instaurados por ellos durante su
breve estancia sobre la tierra; ellos velan por la observancia de las leyes y el relámpago fulmina a quien les
desobedece)

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Planetas
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Rueda de la Fortuna
VICE VERSA

Anhk *ver El
eEmperador

Bosque
Esfinge *ver El
Carro

El Mago *ver El
Anubis
Mago

Tifon

Desierto *ver El
Carro
Rueda de la Fortuna

=ESTE LADO=

Bajo un cielo desértico sin piedad, una esfinge apoya su pata sobre la Rueda de la Fortuna. La Rueda está tallada con
símbolos sagrados y esotéricos que hablan de los grandes Misterios de la vida, la muerte y el renacimiento. Dos
dioses egipcios están al lado de la Rueda: Tifón con cabeza de serpiente, que trae caos y destrucción, y Anubis con
cabeza de chacal, que acompaña a los muertos al más allá y más allá.

Ambos están vestidos de griego y tienen cuerpos humanos, lo que denota una unión con el dios griego Hermes,
quien también es guía de almas. Hermes agrega discernimiento e inteligencia a los poderes de Typhon y Anubis, de
modo que a medida que nuestras vidas giran sobre la Rueda, ganamos sabiduría con cada giro.

Cuando obtienes este lado en una lectura:

La Rueda de la Fortuna no puede detenerse en su giro intemporal. Nacer es estar en la Rueda. Los dos lados de esta
carta muestran dos enfoques de este hecho inalterable. Este lado habla de los grandes Misterios de la Rueda, que
pueden meditarse durante toda la vida, o muchas vidas, y aún así nunca llegar a comprenderse por completo. La
Esfinge guarda los secretos del destino. La aceptación de esto trae paz. La lucha por comprender lo que está más
allá de la comprensión mortal trae desesperación.

=ESE LADO=

La esfinge y los dos dioses se han ido, y el calor del día ha dado paso a la noche fría y estrellada. El Mago (Arcanos
Mayores 1) está de pie con la Rueda. En su mano derecha, donde en su propia tarjeta sostiene una vela, ahora
sostiene el ankh, símbolo de la vida.

Su mano izquierda apunta a la tierra como antes. Con este gesto, llama a la fuerza vital para que se manifieste en la
tierra, y así ha sido: la vegetación brota del suelo árido del desierto.

Cuando obtienes este lado en una lectura:

La Rueda es la misma, con sus símbolos de sabiduría y secretos esotéricos. El Mago es un maestro de estos
Misterios, pero no domina la Rueda en sí. El destino es el destino. Su mensaje aquí es recordar que eres un alma en
un viaje terrenal. Has elegido montar la Rueda. Use su voluntad de manera positiva para influir en los eventos y
circunstancias para aprovechar al máximo ese viaje. Estudie los misterios, que brillan como puntos de luz en la
oscuridad de la noche.
Diccionario de los Símbolos
Tifón

En la mitología griega, Tifón, Tifeo,Tifoeo o Tifaón (en griego antiguo Τυφών Typhôn, Τυφάων Typhaôn, Τυφωεύς, de
τῦφος Typhôeus o Τυφώς Typhôs typhos, ‘humo’; en latín Typhon) es una divinidad primitiva relacionada con los
huracanes.
Tifón o Tifeo era un monstruo terrorífico, resultante de una unión entre Gaya (madre tierra) y Tártaro, el más
profundo e inhóspito lugar del inframundo. Su fuerza era como la de un buey y tenía 100 cabezas de serpiente con
lenguas negras y ojos de fuego que brotaban de sus hombros. Todas sus cabezas tenían sus propias voces,
produciendo indescriptibles sonidos. Una podía hablar el lenguaje de los dioses, mientras otras podían mugir como
un toro, rugir como un león, otras ladrar como una jauría de sabuesos o hacer extraños sonidos siseantes… Los ruidos
eran aterradores y con ellos Tifón pretendía dominar el mundo.
https://www.ecured.cu/Tif%C3%B3n_(mitolog%C3%ADa_griega)

Bosque

En diversas regiones, especialmente entre los celtas, el bosque constituía un verdadero santuario en estado natural:
así el bosque de Brocelianda, y el bosque de Dodona entre los griegos. En la India, los sannayasZi se retiran al bosque,
lo mismo que los ascetas búdicos: «Los bosques son benignos, se lee en el Dhammapada, cuando el mundo no entra
allí; el santo halla su reposo.» En el Japón, el IOrh designa, más que la entrada al dominio de un templo, la de un
verdadero santuario natural, que es por lo general un bosque de coníferas. En la China la montaña coronada por un
bosque es casi siempre el paraje de un templo.

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L'a·Rove·de·Fortvne
MARSELLA/JODOROWSKY

Corona *ver El
Emperador

Espada
Ver *La Emperatriz

Falda

Garras
L'a·Rove·de·Fortvne
MARSELLA/JODOROWSKY
X
La Rueda de Fortuna

Principio, mitad o final de un ciclo La Rueda de Fortuna, número X, cierra el primer ciclo decimal de los arcanos
mayores. Su forma circular y su manivela nos indican su primer significado: el final de un ciclo y la espera de la
fuerza que pondrá en movimiento el ciclo siguiente. En la continuidad del Tarot, el Arcano XI, justamente titulado
La Fuerza, es el que sucede a La Rueda de Fortuna e inicia el ciclo decimal siguiente. Más que cualquier otro arcano,
La Rueda de Fortuna está claramente orientada hacia el cierre del pasado y la espera del futuro. Desde este punto
de vista, el lugar que ocupe esta carta en una lectura permitirá decir si un aspecto de la vida pide ser concluido para
dejar paso a un nuevo aspecto, o si una nueva época ya está empezando. Si se decide analizar esta carta como un
fracaso, es para descubrir que el fracaso no es el final de todo, sino una posibilidad de reconversión: un cambio de
camino.

A primera vista, este Arcano da una impresión de inercia, quietud que es negada por el movimiento de las ondas en
el suelo azul claro. El mensaje podría ser que la realidad, bajo una apariencia sólida, está en perpetuo cambio como
las olas del mar. Todo está condenado a desaparecer, lo real es un sueño efímero, y la Tierra una ilusión del océano
cósmico. Aquí, un único elemento puede aspirar a la eternidad: el centro de la rueda, el punto de sujeción de la
manivela, que, según se puede observar, se sitúa en el centro exacto del rectángulo que constituye la carta. Todo
gira en torno a este núcleo, donde se puede ver un símbolo del misterio divino. Mientras que los elementos
externos que influyen en la rueda (los tres animales) llegan, a través de sus maniobras, a la inercia, el centro es el
punto a partir del cual puede producirse el cambio. El mensaje de la carta está claro: el principal factor de cambio,
de vida, es esta acción cósmica que también se llama la divina providencia. Se puede observar que la rueda es doble:
un círculo rojo y uno amarillo, que representan la doble naturaleza animal y mental del hombre. La mente humana
será siempre autora y testigo a la vez de todas sus acciones. Sin embargo, una vez unidos en la divinidad, el autor y
el testigo son lo mismo. El objetivo del hombre, como lo sugiere La Rueda de Fortuna, es llegar a esa unidad a
través de la dualidad.

Si se observan los tres animales, se constata que uno tiende a descender, otro a subir, y el tercero a permanecer
inmóvil.

El animal de color carne, vestido sólo en la parte inferior del cuerpo, desciende hacia la encarnación. Se ve en el
color de este elemento y en el hecho de que sus partes sexuales están cubiertas, un símbolo orientado hacia la
materia. En cuanto al animal amarillo, está vestido de la cintura hacia arriba, y una cinta que rodea sus orejas
parece taparlas o ponerlas de relieve. Se puede ver en ello una visión del intelecto que aspira a ascender, con su
tendencia a girar alrededor de sí mismo y su dificultad para escuchar. Por último, el animal azul, con aspecto de
esfinge y una capa roja en forma de corazón, y que estrecha contra su propio corazón una espada que mide
exactamente lo mismo que la varita de El Mago, representa la vida emocional que se presenta a la vez como un
enigma y como la vía hacia la sabiduría. Obsérvese también que este animal lleva dos manchas moradas, color que,
como hemos visto, simboliza la sabiduría (ver pág. 119).

El corazón se representa, pues, como elemento que puede unir o inmovilizar las demás instancias, la vida espiritual
y la vida animal. A menudo es un enigma emocional, un núcleo afectivo sin resolver que bloquea la acción vital del
consultante. Las cinco puntas de la corona de la esfinge nos remiten a la quintaesencia del ser esencial, la
Consciencia capaz de unir las instancias dispares del ser humano como el pulgar une los dedos de la mano. El suelo
azul y movedizo parece, por lo demás, llamar a los animales hacia las profundidades, hacia una búsqueda de sí
mismos en las aguas matriciales. Al descender a lo más profundo de nosotros mismos, en la aceptación de nuestro
inconsciente, podemos encontrarnos con el Dios interior y emerger como seres iluminados. En este sentido, el
centro de la rueda representa a la vez el lugar de la parada, el núcleo del problema y el del posible movimiento, la
llamada a despertar ante el tesoro interior. Una vez más, el animal azul parece ser, como representante del
corazón, aquél a través del cual puede llegar la conciencia. Obsérvese en su frente un óvalo añil que se asemeja al
chakra del tercer ojo, ajna, el de la clarividencia. Esta clarividencia tiene el poder de unir el esfuerzo material
descendente al esfuerzo intelectual ascendente.
L'a·Rove·de·Fortvne
MARSELLA/JODOROWSKY

Las patas de los animales, enlazadas a los radios de la rueda, parecen retenerla e impedir su movimiento, pero
también se puede pensar que la sujetan entre los tres para que no se hunda. La actividad material, emocional e
intelectual sostiene el ciclo vital. Y éste, para generar un nuevo ciclo, necesita la intervención de la cuarta energía,
representada por La Fuerza accionando la manivela: la energía sexual creativa.

En una lectura

La Rueda de Fortuna es una carta de amplias interpretaciones que dependerán en gran medida de las
circunstancias evocadas por el consultante. Indica en qué momento se encuentra de su vida. Si se presenta al
principio de una tirada, sugiere el cierre de un episodio pasado y el inicio de un nuevo ciclo. Al final de una frase,
puede anunciar que lo que está sucediendo se concluye rotundamente, representa entonces una página pasada, un
ciclo completo. Pero a menudo, situada en mitad de la tirada o al final, indica un bloqueo que hay que superar.
Conviene entonces sacar una carta para ver qué es lo que hace girar la manivela, o dilucidar el enigma emocional
(representado por el animal azul) que sugiere.

En las concepciones populares, debido a la palabra «fortuna», anuncia una ganancia de dinero. Remite a veces a un
centro de interés o un sistema que se estructura sobre una forma circular: la rueda del karma, la astrología, incluso
la gran rueda de la lotería... Se puede ver en ella el ciclo de la muerte y el renacimiento en el sentido amplio, o de la
circulación de la vida.

La Rueda de Fortuna invita a reflexionar acerca de las inevitables alternancias de ascenso y de caída, de
prosperidad y de austeridad, de alegría y de tristeza. Nos orienta hacia el cambio, ya sea positivo o negativo, y la
aceptación de la constante mutación de lo real.

Palabras clave:
Riqueza - Bloqueo - Renovación - Enigma - Solución -
Ciclo - Impermanencia - Mutación - Eterno retorno -
Comienzo y fin - Cuerpo/corazón/mente - Destino -
Girar…

Entre las interpretaciones tradicionales de esta carta:


Fin de un ciclo - Principio de un ciclo - Necesidad de una ayuda
exterior - Nueva partida - Cambio de fortuna - Circunstancias
ajenas a la voluntad del consultante - Ocasión que no hay que dejar
pasar - Ciclo hormonal - Enigma emocional por resolver - Bloqueo -
Parada - Callejón sin salida - Rueda del karma, reencarnaciones
sucesivas - Leyes de la naturaleza - Providencia - Ciclo completo -
Compleción - Rodaje de una película - Ganancia de dinero
Diccionario de los Símbolos

Espada

La espada es en primer lugar el símbolo del estado militar y de su virtud, la bravura, así como de su función, el
poderio. El poderio posee un doble aspecto: destructor, pero la destrucción puede aplicarse a la injusticia, a la
maleficencia, a la ignorancia y, por este hecho, convertirse en positivo; constructor: establece y mantiene la paz y la
justicia. Todos estos símbolos convienen literalmente a la espada, cuando es el emblema real (sable sagra!io de los
japoneses, de los khmer, de los chan, este último conservado hoy por el Sadet del Fuego de la tribu jarai). Asociada
con la balanza, se relaciona más especialmente con la justicia: separa el bien del mal, hiere al culpable. [Nombre
castellano de la espada es el de «respeto».]

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VALENTINA MORETIC

Fin

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