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Capítulo 1. (Adela Cortina.

Como parte de la Filosofía, la Ética es un tipo de saber que intenta construirse


racionalmente, utilizando para ello el rigor conceptual y los métodos de análisis y
explicación propios de la Filosofía. Como reflexión sobre las cuestiones morales, la
Ética pretende desplegar los conceptos y los argumentos que permitan comprender la
dimensión moral de la persona humana en cuanto tal dimensión moral.

Se puede decir que la Ética, la Filosofía moral, habrá conseguido dar razón del
fenómeno moral, dar cuenta racionalmente de la dimensión moral humana, de modo
que habremos crecido en saber acerca de nosotros mismos, y, por lo tanto, habremos
alcanzado un mayor grado de libertad. Filosofamos para encontrar sentido a lo que
somos y hacemos; y buscamos sentido para colmar nuestras ansias de libertad, dado
que la falta de sentido la experimentamos como cierto tipo de esclavitud. [primer
definición]

También la moral es un saber que ofrece orientaciones para la acción, pero mientras
esta última propone acciones concretas en casos concretos, la Ética (como filosofía
moral) se remonta a la reflexión sobre las distintas morales y sobre los distintos modos
de justificar racionalmente la vida moral, de modo que su manera de orientar la acción
es indirecta: a lo sumo puede señalar qué concepción moral es más razonable para
que, a partir de ella, podamos orientar nuestros comportamientos.

Los saberes prácticos


La distinción aristotélica entre los saberes teóricos, poiéticos y prácticos:
 Los saberes teóricos se ocupan de averiguar qué son las cosas, qué ocurre de
hecho en el mundo y cuáles son las causas objetivas de los acontecimientos.
Son saberes descriptivos: nos muestran lo que hay, lo que es, lo que sucede.
Son saberes teóricos en la medida en que lo que buscan es, sencillamente,
mostrarnos cómo es el mundo. Aristoteles decia que son los saberes que
versan sobre “lo que no puede ser de otra manera”. No los disponemos a
nuestra voluntad.

En cambio, los saberes poiéticos y prácticos versan, según Aristóteles, sobre “lo que
puede ser de otra manera”, es decir, sobre lo que podemos controlar a nuestra
voluntad.
 Los saberes poéticos son aquéllos que nos sirven de guía para la elaboración
de algún producto, de alguna obra, ya sea de algún artefacto útil o simplemente
un objeto bello. Las técnicas y las artes son saberes de ese tipo. Lo que hoy
llamamos tecnologías son igualmente saberes que abarcan tanto la mera
técnica (basada en conocimientos teóricos) como la producción artística. Los
saberes poieticos, a diferencia de los saberes teóricos, no describen lo que
hay, sino que tratan de establecer normas, cánones y orientaciones sobre
cómo se debe actuar para conseguir el fin deseado. Los saberes poieticos son
normativos, pero no pretenden servir de referencia para toda nuestra vida, sino
únicamente para la obtención de ciertos resultados que se supone que
buscamos.
 Los saberes prácticos, que también son normativos, son aquellos que tratan
de orientarnos sobre qué debemos hacer para conducir nuestra vida de un
modo bueno y justo, cómo debemos actuar, qué decisión es la más correcta en
cada caso concreto para que la propia vida sea buena en su conjunto. Tratan
sobre lo que debe haber, sobre lo que debería ser, sobre lo que sería bueno
que sucediera. Intentan mostrar cómo obrar bien, cómo conducirnos
adecuadamente en el conjunto de nuestra vida.
El término “moral” como sustantivo:
A. Se usa a veces como sustantivo para referirse a un conjunto de principios,
preceptos, mandatos, prohibiciones, permisos, patrones de conducta, valores e
ideales de vida buena que en su conjunto conforman un sistema más o menos
coherente, propio de un colectivo humano concreto en una determinada época
histórica. En este uso del término, la moral es un sistema de contenidos que
refleja una determinada forma de vida.
B. Puede ser usado para hacer referencia al código de conducta personal de
alguien. Hablamos entonces del código moral que guía los actos de una
persona concreta a lo largo de su vida; se trata de un conjunto de convicciones
y pautas de conducta que suelen conformar un sistema más o menos
coherente y sirve de base para los juicios morales que cada cual hace sobre
los demás y sobre sí mismo. Esos juicios cuando se emiten en condiciones
óptimas de suficiente información son llamados a veces “juicios ponderados”.
Tales contenidos morales concretos, personalmente asumidos, son una
síntesis de: El patrimonio moral del grupo social al que uno pertenece y la
propia elaboración personal sobre la base de lo que uno ha heredado del
grupo.
C. A menudo se usa también el término de “Moral” como sustantivo, pero esta
vez con mayúscula, para referirse a una ciencia que trata del bien general, y de
las acciones humanas en orden a su bondad o malicia. Existe una variedad de
doctrinas morales y una disciplina filosófica, la Filosofía moral o Ética , que a su
vez contiene una variedad de teorías éticas diferentes, e incluso contrapuestas
entre sí.
Moral pensada→ Tratan de sistematizar un conjunto concreto de principios,
normas, preceptos y valores.
Moral vivida→ Constituyen a un intento de dar razón de un hecho: el hecho de
que los seres humanos se rigen por códigos morales, el hecho de que hay
moral, hecho de la moralidad.
Las doctrinas morales suelen construirse mediante la conjunción de elementos
tomados de distintas fuentes; las más significativas de estas fuentes son:
 Las tradiciones ancestrales acerca de lo que está bien y de lo que está
mal, transmitidas de generación en generación,
 las confesiones religiosas, con su correspondiente conjunto de
creencias y las interpretaciones dadas por los dirigentes religiosos a
dichas creencias,
 los sistemas filosóficos de mayor éxito entre los intelectuales y la
población.

D) La moral es sinónimo de “buena disposición de ánimo”; “tener fuerzas, coraje o


arrestos suficientes para hacer frente, con altura humana, a los retos que nos plantea
la vida”. Desde esta perspectiva, la moral no es sólo un saber, ni un deber, sino sobre
todo una actitud y un carácter, una disposición de la persona entera que abarca lo
cognitivo y lo emotivo, las creencias y los sentimientos, la razón y la pasión, en
definitiva, una posición de ánimo que surge del carácter que se haya forjado
previamente.

E) Lo moral en género neutro. De este modo nos estaremos refiriendo a una


dimensión de la vida humana: la dimensión moral, es decir, esa faceta compartida por
todos que consiste en la necesidad inevitable de tomar decisiones y llevar a cabo
acciones de las que tenemos que responder ante nosotros mismos y ante los demás,
necesidad que nos impulsa a buscar orientaciones en los valores, principìos y
preceptos que constituyen la moral en el sentido que hemos expuesto anteriormente.
El término “moral” como adjetivo:
Cuando decimos que tenemos “certeza moral” acerca de algo, normalmente
queremos decir que creemos firmemente en ello, aunque no tengamos pruebas que lo
pudieran confirmar o desmentir; este uso del adjetivo “moral” es, en principio, ajeno a
la moralidad, y se sitúa en un ámbito meramente psicológico.
El adjetivo “moral” tiene sentidos distintos:
A. “Moral” como opuesto a “inmoral”. En este sentido es usado como término
valorativo, porque significa que una determinada conducta es aprobada o
reprobada, correcto o incorrecto. Este uso presupone la existencia de algún
código moral que sirve de referencia para emitir el correspondiente juicio moral.
B. “Moral” como opuesto a “amoral”, que no tiene relación alguna con la
moralidad. Carece de moral (ej: bebes, animales).

El término “moralidad”:
A. Aunque el término “moralidad” se utiliza a menudo como referencia de algún
código moral concreto, también es utilizado con otros sentidos diferentes:
B. En muchos contextos se usa el término “moralidad” para denotar esa forma
común a las diversas morales concretas que nos permite reconocerlas como
tales a pesar de la heterogeneidad de sus contenidos respectivos. En este
sentido, “moralidad” sería sinónimo de “vida moral” en general.
Pese a la diversidad de contenidos, puede rastrearse lo moral o la moralidad
en una serie de rasgos comunes a las distintas propuestas morales.
 Toda moral cristaliza en juicios morales.
 Los juicios morales correspondientes a morales distintas presentan
ciertas afinidades:
 En el aspecto formal→ Los juicios morales hacen referencia a
actos libres, responsables e imputables, lo cual permite suponer
en los seres humanos una estructura psicológica que hace
posible y necesaria la libertad de elección y la consiguiente
responsabilidad e imputabilidad.
 En cuanto al contenido, los juicios morales coinciden en referirse
a lo que los seres humanos anhelan, quieren, desean,
necesitan, consideran valioso o interesante. Hay dos tipos de
juicios según el contenido: Los que se refieren a lo justo→
Presentan un aspecto de exigibilidad, de autoobligación, de
prescriptividad universal. Los que tratan sobre lo bueno→
Muestran una modesta aconsejabilidad en referencia al conjunto
de la vida humana.

La variedad de concepciones morales pone de manifiesto la existencia de una


estructura común de los juicios en que se expresan, y que esta estructura moral
común está remitiendo a un ámbito particular de la vida humana, un ámbito de la
moralidad.

C) El término “moralidad” en sentido netamente filosófico.

El término “ética”:
La palabra ética procede del griego ethos, que significaba originariamente “morada”,
lugar donde vivimos, pero posteriormente pasó a significar “el carácter”, el “modo de
ser” que una persona o grupo va adquiriendo a lo largo de su vida. Por su parte, el
término “moral” procede del latín “mos, moris”, que originariamente significa
“costumbre”, pero que luego pasó a significar también “carácter” o “modo de ser!. De
este modo “ética” y “moral” confluyen etimológicamente en un significado casi idéntico:
todo aquello que se refiere al modo de ser o carácter adquirido como resultado de
poner en práctica unas costumbres o hábitos considerados buenos.

El término “ética” como filosofía moral. Así llamamos “moral” a ese conjunto de
principios, normas y valores que cada generación transmite a la siguiente en la
confianza de que se trata de un buen legado de orientaciones sobre el modo de
comportarse para llevar una vida buena y justa. Y llamamos “ÉTICA” a esa disciplina
filosófica que constituye una reflexión de segundo orden sobre los problemas morales.
La pregunta básica de la moral sería entonces “¿Qué debemos?”.

La ética no es ni puede ser neutra:


Esta disciplina no se identifica, en principio, con ningún código moral determinado.
No es posible semejante “neutralidad” o “asepsia axiologica”, puesto que los métodos
y objetivos propios de la ética la comprometen con ciertos valores y la obligan a
denunciar a algunos códigos morales como “incorrectos”, o incluso como “inhumanos”,
al tiempo que otros pueden ser reafirmados por ella en la medida en que los encuentre
razonables, recomendables o incluso excelentes.

Funciones de la ética:
1. Aclarar que es lo moral.
2. Fundamentar la moralidad→ tratar de averiguar cuáles son las razones por las
cuales tiene sentido que los seres humanos se esfuercen en vivir moralmente.
3. Aplicar a los distintos ámbitos de la vida social los resultados obtenidos en las
dos primeras funciones, de manera que se adopte en esos ámbitos sociales
una moral crítica, en lugar de un código moral dogmáticamente impuesto o de
la ausencia de referentes morales.

Actos humanos: Corresponde a nuestra naturaleza racional libre. Actos que se caracterizan
por ser racionales, deliberados, conscientes y libres de los que nos podemos hacer cargo
(responsabilidad). Sobre estos actos reflexiona la ética.
La libertad se fundamenta en la inteligencia (nos permite conocer) y la voluntad (impulsora de
movimiento a querer obrar o no), que son las grandes facultades del hombre.
Actos del hombre: Aquellos que brotan de nuestra naturaleza animal. Lo compartimos con
otros animales. No brotan de una decisión libre, sino que broten de una naturaleza que nos
pertenece.

Fenomenología de nuestra experiencia del orden moral:


a. En un hechos que el hombre se halla dentro de un orden moral. Nos
encontramos dentro de una serie de relaciones de orden moral, es decir, que
afectan de manera especial a nuestra actividad de hombres libres y
conscientes, y calificamos espontáneamente de buenas o malas nuestras
acciones.
b. Se trata de un sentimiento íntimo relacionado principalmente con nuestro
propio modo interior de juzgar nuestras acciones.
c. Este hecho es universal. Se ha manifestado en todas las sociedades humanas,
en todas las razas y en todas las culturas. Y ha aparecido en la propia pena
que los individuos se han infligido a sí mismos y en el juicio que han formado
de sus propias acciones.
d. Se ha evidenciado la conciencia de una distinción general entre acciones
buenas y malas. Y se ha juzgado al hombre bueno o malo según ellas.
e. Se ha manifestado el sentimiento de obligación “esto deberías hacer o evitar”.
No queda al libre arbitrio del hombre determinar si ciertas acciones son buenas
o malas, ni dejar de hacerlas o evitarlas. La obligatoriedad es una característica
que ha acompañado siempre a la conciencia del orden moral.
f. Responsabilidad o imputabilidad. Después de hecha determinada acción,
considerada conforme o disconforme con el orden moral, surge en el hombre el
sentimiento de la responsabilidad de dicha acción: “yo soy el sujeto de ella, me
la atribuyo como mía” , es decir, me la imputo a mí mismo y me considero
responsable de ella sea buena o mala.
g. El remordimiento, según que la acción sea buena o mala. El remordimiento es
psicológicamente inevitables para el hombre normal, y se fundan precisamente
en la conciencia de un orden moral obligatorio y de la propia responsabilidad
de actuar.
h. Estos fenómenos son propios del hombre y se hallan totalmente ausentes en
los seres irracionales.
i. Aún cuando la sociedad ejerce un influjo muy considerable en la determinación
de nuestra actitud moral, se trata, en su raíz misma, de un sentimiento mucho
más profundo que el social humano.
j. Se halla siempre íntimamente unida a la experiencia de una obligación
absoluta y, por ende, de un principio de obligación.
k. Surge en nosotros la conciencia del legislador personal, el cual nos hace sentir
interiormente la existencia, la fuerza y la obligación moral.
l. Supremo legislador que vela por el cumplimiento de la ley con las debidas
sanciones. Se ha manifestado en las culturas primitivas, en todas las
religiones, y ha sido el objeto de los más profundos estudios filosóficos en las
culturas avanzadas de todos los tiempos.

1. La ética general.
Noción: La ética general se ocupa de los principios más grandes del orden moral.
A. Esencia de la moral: De aquí la definición común de moralidad→ es cierta
cualidad de los actos humanos por la cual son honestos o deshonestos. En
otras palabras, son dignos de alabanza o de vituperio para el hombre en
cuanto tal. Honesto es lo mismo que moral. Moral, pues, será lo conforme con
el hombre en cuanto tal, es decir, con el hombre en cuanto ser racional. Por
esto se denomina al hombre por las acciones morales bueno o malo
simplemente. Se distinguen tres clases de bien: El bien deleitable (aquello que
produce placer); el bien útil (que sirve para la consecución de un bien ulterior);
bien moral (lo que al hombre hace bueno o malo simplemente, porque es lo
que conviene a la naturaleza humana en cuanto tal)

Opiniones: Aún cuando todo el mundo concede que hablamos necesariamente


de acciones buenas y malas, muchas escuelas niegan que propiamente tal
diferencia excita en las acciones mismas, y las atribuyen a una manera
convencional de proceder en los hombres.
El positivismo sostiene que no hay propiamente hablando actos buenos y
malos. La bondad o malicia se debe a una arbitraria determinación de los
hombres.
Los socialistas y estatistas rechazan todo principio estable de moralidad.
Aquello es bueno o malo, según sea conforme o contrario al interés del Estado.
Los escolásticos sostienen que la moralidad consiste en un principio intrínseco
a los actos mismos humanos, y, por tanto, hay actos que por su misma esencia
son buenos y otros que por su misma esencia son malos, con independencia
de la voluntad de los hombres, y aún de la misma voluntad divina.
Declaración (de Quiles) : El bien y el mal moral, por su misma esencia,
significan aquello que es conveniente o disconveniente para el hombre en
cuanto tal, esto es, en su plano racional y libre. Ahora bien, el ser racional tiene
una esencia estable, inmutable, en cuanto tal.

La ética del cambio.(Augusto Hostal)


Que las cosas cambien no significa que sea bueno que cambien, y menos aún
que hayan cambiado en concreto como lo han hecho.
Uno de los raros privilegios de la ética es el no dejar de ser correcta por que
los hombres no nos atengamos a ella. Que los hombres vivan y se comporten
de forma distinta de como antes lo hacían no significa que, puesto que lo
hacen, es bueno que lo sigan haciendo. Incluso el hecho de que hayan
cambiado los criterios con los que se suelen valorar moralmente las formas de
vivir y de comportarse no significa en modo alguno que ésa sea la ética a la
que hay que atenerse en adelante, abandonando la anterior.

Pretendemos, pues, abordar aquí el tema de los criterios con los que poder
discernir qué hay de legítimo y de ilegítimo en los cambios. Tal vez así
podamos abordar con más lucidez las nuevas situaciones y, de paso, entender
mejor la mentalidad moral de las nuevas generaciones.

La palabra “fundamento” es, ante todo, una metáfora que nos remite al mundo
de la construcción de edificios; fundamentación es algo así como una buena
cimentación.
La ética bien fundamentada seguiría subsistiendo y permaneciendo
inalterablemente frente a los cambios sociales y culturales.

Una Ética fundamentada sería, ante todo, lo contrario de una Ética infundada;
arbitraria , caprichosa, de aquella que no está en condiciones de distinguir las
propuestas serias de los infundios éticos. Una ética fundamentada sería lo
contrario de una ética que todo lo puede decir en favor de sus propias
propuestas normativas es que “siempre de ha hecho o pensado así”, y que “así
lo manda Dios y la santa madre iglesia”, que “así lo dicta la moda y lo
presentan los medios de comunicación social”, que “así piensa mi grupo, mi
secta, mi clase social o mi partido”.

La pregunta por la fundamentación de la Ética es una pregunta que nos hace


indagar más allá de la facticidad de los hechos sociales, más allá del “porque
así se hace”, más allá de la pura apelación al principio de autoridad, más allá
del “porque está mandado”, más allá de la puera arbitrariedad del “porque sí”,
por que así lo he decidido, porque esa es “mi opción”, porque no se me ocurre
nada mejor o porque, en el fondo, todo da lo mismo.

La pregunta por la fundamentación de la Ética nos invita a buscar razones


válidas para justificar las propuestas de actuación que hacemos. Sí llegamos
encontrarlas, entonces estamos en condiciones de afirmar con fundamento (es
decir, con razones) que unas cosas son buenas y otras no.

Hablamos en primer término de acciones, de conductas, de comportamientos


y actuaciones; de aquellas actuaciones que son o pueden ser hechas
libremente por los hombres.
Una acción es éticamente buena sí y sólo si realiza deseos humanos bajo la
forma de universalidad y necesidad. Los criterios o razones para valorar
comportamientos humanos son éticos cuando hacen propuestas de humanidad
universalizables y necesariamente vinculadas con la realización de lo humano.

No hay más criterio para valorar los comportamientos de los hombres que
averiguar si contribuyen a la realización humana de los humanos.
Éticas son aquellas acciones que no hacen (permiten) vivir y convivir con
dignidad y con la plenitud alcanzable en reciprocidad y universalidad. Todo lo
que está conectado con eso es necesariamente bueno, y lo que lo impide es
necesariamente malo.

Sí por “cambio de las normas morales” se entiende un cambio indiscriminado y


arbitrario, que sólo atienden a modificar lo que estorba o no agrada. Conviene
recordar que las normas morales, a diferencia de las jurídicas, no son
susceptibles de un cambio deliberado; uno no las puede cambiar a voluntad.

En toda norma, y sobre todo en toda justificación de normas, hay una


apelación a valores vitales, sociales y personales que no son los que esas
normas tratan de salvaguardar, proteger o realizar. La mejor realización de
esos valores o mejor armonía de alguno de esos valores con otros igualmente
importantes es lo que puede dar lugar, sobre todo al transformarse en
situaciones, a formular normas algo diferentes, a modificar las normas
existentes.

No se hizo el hombre para las normas, sino las normas para el hombre.

Los cambios de la ética no tiene que llevar el relativismo y la desorientación.


Pero tampoco es ética, por no ser humana, una postura de adaptación
relativista y oportunista.
Hay que intentar salvar lo humano de todos los humanos en circunstancias
cambiantes y de modos cambiantes.

Capítulo 2. Adela Cortina.


Llamamos “concepción moral” en general a cualquier sistema más o menos
coherente de valores, principios, normas, preceptos, actitudes, etc. que sirve
de orientación para la vida de una persona o grupo. Todos adoptamos una
determinada concepción moral.
A lo largo de la vida, las personas pueden adoptar, o bien una sola o bien una
sucesión de concepciones morales personales; si no nos satisface la que
teníamos hasta ahora en algún aspecto.
En realidad no existe una única tradición moral desde la cual edificar la propia
concepción del bien y del mal, sino una multiplicidad de tradiciones que se
entrecruzan y se renuevan continuamente a lo largo del tiempo y del espacio.
Todas las concepciones morales contienen algunos elementos (mandatos,
prohibiciones, permisos, pautas de conducta) que pueden entrar en
contradicción con los de otras concepciones morales diferentes.
Sin embargo cada concepción moral, pretende que su modo de entender la
vida humana es el modo más adecuado de hacerlo: su particular manera de
orientar a las personas se presenta como el mejor camino para ser plenamente
humanos.
Contraste entre el ámbito moral y otros ámbitos.
 Moral y derecho: Ese código de normas destinadas a orientar las
acciones de los ciudadanos, que emana de las autoridades políticas y
que cuenta con el respaldo coactivo de la fuerza física del estado para
hacerlas cumplir. Las normas del derecho positivo establecen el ámbito
de la legalidad, esto es, el marco de mandatos, prohibiciones y
permisos que han de regir obligatoriamente los actos de los ciudadanos
en el territorio de un determinado estado.
Algunas semejanzas entre normas jurídicas o legales y las morales:
a. El aspecto prescriptivo: En ambos casos se trata de enunciados que indican
que ciertos actos son obligatorios para las personas.
b. Referencia a actos voluntarios, lo que implica responsabilidad e imputabilidad.
c. En muchos casos el contenido de ambos tipos de prescripciones es el mismo.
Existen contenidos morales que no forman parte del derecho positivo, y
viceversa, existen o pueden existir contenidos jurídicos que no tienen carácter
moral.
Diferencias:
a. Las normas morales connotan un tipo de obligación “interna”, una auto-
obligación que uno reconoce en conciencia, es decir, como contenido
normativo que alguien se impone a sí mismo.
Es diferente que hayamos aprendido la norma moral en la familia, en la escuela o en la calle; también es
indiferente que la norma en cuestión pertenezca a una tradición religiosa, o a una tradición laica. Lo
importante es que uno acepta la norma voluntariamente y la considera como una obligación, hasta el
punto de que, sí en adelante uno cede a la tentación de vulnerarla, aparecerá un sentimiento de
autorreproche o remordimiento.
En cambio, las normas jurídicas sólo pueden imponer un tipo de obligación “externa”.
Una posible fuente de conflictos: algunos contenidos morales que alguien reconoce en
conciencia puede estar en contradicción con lo que ordena el estado en un momento
determinado. De este modo puede surgir la llamada “objeción de conciencia” de la
persona frente a las normas legales correspondientes.
b) Las normas morales se presentan ante la propia conciencia como “instancia
última” de obligación. Esto significa que el sujeto considera a su propia conciencia
como tribunal último de apelación ante el cual se tiene que dar cuenta del
cumplimiento o incumplimiento de la norma moral. En cambio, los mandatos legales: el
ciudadano sabe que tales mandatos son promulgados por los organismos legislativos
del estado, que obliga a todos los miembros de la comunidad política, y que en caso
de incumplimiento habrá de responder ante los tribunales de justicia.
c) Las prescripciones morales exhiben un carácter de universalidad que no poseen
las jurídicas. Que las prescripciones morales son universalizables significa que su
contenido se considera exigible a todo ser humano que se encuentre en la situación en
la que la norma es aplicable. Los mandatos legales que se les afectan en tanto que
ciudadanos de un estado determinado.
 Moral y religión: Cualquier credo religioso implica una determinada concepción
moral, puesto que contienen necesariamente consideraciones valorativas sobre
determinados aspectos de la vida, consideraciones que a su vez permiten
formular principios, normas y preceptos para orientar la acción. El creyente de
una determinada religión recibe la concepción moral del grupo religioso al que
pertenece, y con ella asimila también un determinado código de normas que
para el tendrá la doble condición de código religioso y de código moral.
Una religión no es sólo un código moral, sino algo más: es un determinado modo de
comprender la trascendencia y de relacionarse con ella. Algunas de las prescripciones
que pertenecen al código moral religioso poseen un carácter estrictamente religioso, y
por tanto no pueden considerarse como prescripciones morales propiamente dichas.
No toda concepción moral hace referencia a creencias religiosas, ni tiene el deber de
hacerlo.
Los preceptos de una moral religiosa sólo son vinculantes para los creyentes de la
religión en cuestión. Por tanto, una moral común exigible a todos, creyentes y no
creyentes.
Tiene que ser simplemente laica, esto es, independiente de las creencias religiosas
pero no contrapuestas a ellas. De este modo, las distintas morale que están presentes
en una sociedad pluralista pueden sostener cada una desde sus propias creencias.

 Moral y normas de trato social: Un buen número de contenidos morales suelen


ser al mismo tiempo reglas del trato social, puesto que las normas morales
cumplen en todas las sociedades una determinada función de control social
que permite una convivencia más o menos pacífica y estable.
Diferencias: Las normas meramente sociales presentan un tipo de obligatoriedad
externa, bajo cierta coacción psicológica que todo grupo ejerce sobre sus miembros, y
no constituyen la instancia última de referencia para el agente moral, mientras que las
normas propiamente morales nos obligan en conciencia y funcionan como instancia
última de juicio para la propia conducta.
En el caso de las normas morales es la propia conciencia el tribunal último que nos
pide cuentas de nuestros actos, mientras que las infracciones a las reglas de trato
social son juzgadas por la sociedad que circunda al infractor. Tampoco es igual el tipo
de sanción que de hechos se le impone a los infractores de una u otras normas:
generalmente la sociedad circundante reacciona de un modo más virulento cuando se
infringen normas morales que cuando se trata de trato social.

 Moral y normas de tipo técnico: Moral y técnica se diferencian en cuanto a los


fines de las respectivas acciones, ya que el fin de la técnica es la producción
de bienes útiles o bellos, mientras que el fin de la moral es la acción buena por
sí misma. Una cosa es actuar eficazmente con respecto a un fin deseado y otra
muy distinta es actuar moralmente bien.
Las normas técnicas tienen por meta generar un bien particular, mientras que las
reglas morales apuntan a la consecución del mayor bien práctico que sea posible para
un ser humano.
Las normas técnicas también orientan la conducta de las personas, pero en un
sentido diferente al de las normas morales: mientras que las primeras orientan sobre
los medios más adecuados para realizar todo tipo de fines sin ocuparse de la bondad
o malicia de los mismos, ni del fin último que se pueda conseguir a través de fines
parciales, las segundas apuntan directamente a la licitud o ilicitud moral de los
diferentes fines que pueden ser perseguidos, así como el bien supremo y al fin último,
pero nada nos dice sobre las habilidades que haya poner en juego para la
consecución de tales fines.

Dignidad.
Alude al concepto de persona “y la palabra “persona” esboza la idea de algo
importante, noble, digno. Ser persona refiere a un carácter sobresaliente. Que
sobresale del resto de los seres. Alude a lo que suena con fuerza necesaria para
sobresalir o destacarse. Este origen nos hace pensar algo noble y a este concepto se
refiere también el de dignidad→Es excelencia (del latín, excelere: descartar.) por que
algo resalta entre otros seres por razón del valor que le es exclusivo propio. Entonces
la dignidad refiere, por esa importancia que le cabe a cierto tipos de seres.”
Hay dos tipos de dignidad:
 Ontológica: Hace referencia al ser personal, nos corresponde por lo que
somos, por el hecho de que la persona es libre. Esa dignidad no se gana ni se
pierde según su uso. Nos corresponde a todos. Es innata.
 La articulamos con el comportamiento. Se gana o se pierde con el buen o mal
uso que hagamos con nuestra libertad. Tiene que ver con el obrar de esta
persona y en concreto de lo que hace en sentido moral. Ser persona y ejercer
como persona.

ÉTICA PARA PSICÓLOGOS


Introducción a la Psicoética
(O. Franca Tarragó)
EL PROFESIONAL DE LA PSICOLOGÍA Y SU “ETHOS”
Modernamente los sociólogos coinciden en definir como “profesión” a aquel grupo
humano que se caracteriza por: tener un cuerpo coherente de conocimientos
específicos que use una teoría unificadora y aceptada ampliamente x sus miembros;
que les permite poseer capacidades y técnicas particulares basadas en esos
conocimientos; haciéndolos acreedores de un prestigio social reconocido; generando
así, expectativas explícitas de confiabilidad moral; que se expresan en un Código de
Ética.
El “ethos” de una profesión como la del psicólogo es el conjunto de aquellas
actitudes, normas éticas específicas, y maneras de juzgar las conductas morales, que
la caracterizan como grupo sociológico. El “Ethos” de la profesión fomenta, tanto la
adhesión de sus miembros a determinados valores éticos, como la conformación
progresiva a una “tradición valorativa” de las conductas profesionalmente correctas.
En términos prácticos, el ethos se traduce en una especie de estímulo mutuo entre
los colegas; para que cada uno se mantenga fiel a su responsabilidad profesional,
evitando toda posible desviación de los patrones usuales. Al conjunto de todos estos
aspectos se ha dado en llamar Ética Profesional que es, a su vez, una rama
especializada de la Ética.
Podemos entender que “Ética” o “Filosofía Moral” (con mayúscula) es la disciplina
filosófica que reflexiona de forma sistemática y metódica sobre el sentido, validez y
licitud (bondad o corrección) de los actos humanos individuales y sociales en la
convivencia social.
Escrita con minúscula o usada como adjetivo “ética” o “moral” hace referencia al modo
subjetivo que tiene una persona o un grupo humano determinado, de encarnar los
valores morales.
Tanto en el lenguaje vulgar como en el intelectual, a la palabra Moral (con mayúscula)
se le da también un contenido conceptual similar al de Ética.
Por otro lado, también se habla de moral para referirse a la dimensión práxica, vivida
de hecho, o a lo experimentado por los individuos o x las “tradiciones” morales
específicas de determinados grupos.
La Ética o Filosofía Moral tiene como objeto valorar la objetividad de las acciones
humanas en la convivencia, a la luz de los valores morales. Cuando la ética reflexiona,
intenta encontrar aquellos criterios universales, que eliminen la arbitrariedad de las
relaciones humanas y lleven al ser humano a hacerse cada vez más plenamente
hombre. De esta manera, la Ética trata de justificar racionalmente si puede
considerarse bueno para todo ser humano (criterio universal ético) el deber de dejar
vivir o de matar. La ética se ocupa, de encontrar las convergencias axiológicas
racionalmente justificables para todo ser humano. Su intento siempre consistirá en
evitar la arbitrariedad y, en ese sentido, la función del especialista en ética es la de ser
testigo crítico de las prácticas profesionales arbitrarias y la de ser portavoz cualificado
de las minorías no tenidas en cuenta.
PSICOÉTICA O ÉTICA DE LA RELACIÓN PSICÓLOGO-PERSONA
Dentro del conjunto de las “Éticas profesionales”, la Bioética ocupa un lugar muy
destacado. Esta última disciplina tiene como objeto el estudio sistemático de todos los
problemas éticos de las ciencias de la vida (incluyendo la vida en su aspecto psíquico).
En la medida que la Psicoética toma como objeto de estudio especializado los dilemas
éticos de la relación que se establece entre los pacientes y los profesionales de la
salud mental, adquiere una identidad propia en relación a la Bioética.
En el pasado se incluía a este campo de la reflexión moral dentro de la “Deontología
profesional” (del griego deontos = deber, logía = saber). Pero esta forma de plantear
las cosas nos parece inapropiada x dos motivos principales:
1. La “Deontología” se ocupa fundamentalmente de los deberes profesionales. Si
llamáramos así a la Psicoética la restringiríamos a aquellos asuntos o intereses
que sólo competen a los profesionales. Por el contrario, la relación entre un
psicólogo o psiquiatra y una persona que solicita su capacitación profesional,
implica una relación dual, entre 2 sujetos activos. Es dicha relación diádica la
que es objeto de estudio por parte de la Psicoética.
2. La deontología, como ciencia del deber, implica que la perspectiva que se
adopta para la reflexión es la que surge de un polo de la relación: el
profesional. Sin embargo, también el paciente, la persona o el cliente tienen
sus respectivos deberes y derechos en dicha relación. Y ambos aspectos son
objeto de reflexión x parte de la Psicoética. Hablar de Psicoética y no de
Deontología Psicológica significa, adoptar un cambio de perspectiva en el
análisis y considerar relevante que la práctica de los profesionales de la salud
mental es un asunto que pertenece al conjunto de la sociedad y no a un
organismo corporativo.
Consideramos que una de las expresiones + eminentes de la Psicoética aplicada son
los “códigos éticos” del Psicólogo y del Psiquiatra.
Un código de ética profesional es una organización sistemática del “ethos
profesional”, es decir de las responsabilidades morales que provienen del rol social
del profesional y de las expectativas que las personas tienen derecho a exigir en la
relación con el psicólogo o Psiquiatra. Es una base mínima de consenso a partir de la
cual se clarifican los valores éticos que deben respetarse en los acuerdos que se
hagan con las personas durante la relación psicológica. Resulta ser un valioso
instrumento en la medida que expresa, de forma exhaustiva y explícita, los principios y
normas que emergen del rol social del psicólogo y psiquiatra.
Funciones principales de los Códigos de Ética:
1. Declarativa: formula cuáles son los valores fundamentales sobre los que está
basada una determinada ética profesional.
2. Identificativa: permite dar identidad y rol social a la profesión, mediante la
uniformidad de su conducta ética.
3. Informativa: comunica a la sociedad cuál son los fundamentos y criterios
éticos específicos sobre los que se va a basar la relación profesional-persona.
4. Discriminativa: diferencia de los actos lícitos de los ilícitos; los que están de
acuerdo con la ética profesional y los que no lo están.
5. Metodológica y valorativa: de cauces para las decisiones éticas concretas y
permite valorar determinadas circunstancias específicamente previstas x los
códigos.
6. Coercitiva: establece cauces para el control social de las conductas negativas
desde un punto de vista ético.
7. Protectiva: protege a la profesión de las amenazas que la sociedad puede
ejercer sobre ella.
Aunque los Códigos de Ética son un instrumento educativo de la cc ética del
profesional, adolecen, con frecuencia, de impotentes limitaciones. 1º Pueden inducir a
pensar que la responsabilidad moral del profesional se reduce a cumplir sólo lo que
explícitamente está prescrito o prohibido en esos códigos. 2º pueden ser
disarmónicos, es decir, dar importancia a ciertos principios morales (como el de
Beneficencia) pero dejar de lado otros como el de Autonomía o de Justicia; o las
reglas de Veracidad y Fidelidad. 3º Pueden incurrir en el error de privilegiar la relación
psicólogo-persona individual x encima de la relación psicólogo-grupos, psicólogo-
instituciones o psicólogo-sociedad.
Pese a estas limitaciones son un instrumento educativo para formar la conciencia
ética, no sólo del profesional que tiene que cumplirlos, sino del público, que x ese
medio se informa de cuáles con las expectativas adecuadas que puede tener cuando
consulta a un profesional de la salud mental.
LOS PUNTOS DE REFERENCIA BÁSICOS DE LA PSICOÉTICA
Diferentes planos o componentes del discurso ético:
1º. Los valores éticos son aquellas formas de ser o de comportarse, que x configurar
lo que el hombre aspira para su propia planificación y/o la del género humano, se
vuelven objetos de su deseo + irrenunciable; el hombre los busca en toda
circunstancia xq considera que sin ellos, se frustraría como tal; no todos tienen la
misma jerarquía y con frecuencia entran en conflicto entre sí. Es imprescindible saber
cuál es el Valor ético “último” o “máximo”, aquel valor innegociable y siempre
merecedor de ser alcanzado en cualquier circunstancia. Toda teoría ética tiene un
valor ético supremo o último, que hace de referencia ineludible y sirve para juzgar y
relativizar a todos los demás valores, como si fuese un patrón de medida. Entre las
teorías éticas están las que globalmente pueden ser llamadas personalistas xq
consideran que el valor último o supremo es tomar a la persona humana siempre
como fin y nunca como medio para otra cosa que no sea su propio
perfeccionamiento como persona. “Persona” es, para nosotros, todo individuo que
pertenezca a la especie humana.
2º. Los principios morales. Un principio ético es un imperativo categórico justificable
por la razón humana como válido para todo tiempo y espacio. Son orientaciones o
guías para que la razón humana pueda saber cómo se puede concretar el valor ético
último: la dignidad de la persona humana.
Cuando se asienta el principio de que “toda persona es digna de respeto en su
autonomía” se está diciendo que ése es un imperativo ético para todo hombre en
cualquier circunstancia; no porque lo imponga la autoridad, sino porque la razón
humana lo percibe como evidentemente válido en sí mismo. Considerar que una
persona pueda no ser considerada digna de respeto parecería que es contradictorio
con el valor libertad, que es tan esencial a la naturaleza humana. Podríamos enunciar
3 principios morales fundamentales, que son: el de Autonomía, el de Beneficencia
y el de Justicia. Los principios éticos básicos son formales, es decir, su contenido
es general: “debemos hacer el bien”, “debemos respetar la libertad de los demás”,
“debemos ser justos”, etc. Pero los principios no nos permiten saber cómo debemos
practicarlos en una determinada circunstancia.
3º. Las normas morales son aquellas prescripciones que establecen qué acciones de
una cierta clase deben o no deben hacerse para concretar los Principios Éticos
básicos en la realidad práctica. Las normas éticas pueden ser de carácter
fundamental o de carácter particular. Creemos que en la práctica profesional hay 3
normas éticas básicas en toda relación con los clientes: la de veracidad, de
fidelidad a los acuerdos o promesas, y de confidencialidad. También las normal son,
en cierta manera, formales pero su contenido es mucho mayor que el de los principios.
4º. Se consideran juicios (éticos) particulares aquellas valoraciones concretas que
hace un individuo, grupo o sociedad cuando compara lo que sucede en la realidad con
los deberes éticos que está llamado a cumplir. Cuando juzga si, en una circunstancia
concreta, puede o no aplicar las normas o principios éticos antes mencionados. La
capacidad de juicio, decían los antiguos, se ejerce x el uso de la “Prudencia” o
capacitación que se adquiere x la práctica repetida de aplicar los ideales éticos en la
realidad mediante el “ensayo y error”, o luego de conocer la experiencia que tienen los
“entendidos” o los “sabios” al respeto. Se trata de un juicio valorativo particular aquél
que emite el entendimiento de un hombre cuando –teniendo en cuenta los datos que le
proporcionan las ciencias y su experiencia espontánea confrontada
intersubjetivamente- juzga.

No basta con saber cuáles son los ideales éticos, es necesario también aprender a
aplicarlos en la realidad y conocer cuáles son los métodos para la toma de decisión
ética cuando se trata de situaciones difíciles y conflictivas.
PRINCIPIOS PSICOÉTICOS BÁSICOS
Cuáles son los “caminos” o “vías” éticas x las cuales el valor ético máximo, que es la
Dignidad Humana, puede canalizarse o concretizarse en la interacción profesional-
persona.
Principios: su función dentro del proceso de razonamiento ético es la de ayudar al
entendimiento o comprender lo que implica –en la práctica concreta- la dignificación de
la persona humana.
Tres son los principios éticos básicos que “manifiestan” “revelan”, o “muestran”,
cómo llegar a la dignificación del ser humano: el Principio de Beneficencia, el
Principio de Autonomía y el Principio de Justicia.

El principio de Beneficencia
El deber hacer el bien – o al menos, de no perjudicar – proviene de la ética médica. La
antigua máxima latina: “primun non nocere” (primero que nada, no dañar).
Algunos autores consideran que el deber de no dañar es + obligatorio e imperativo
todavía, que el de promover positivamente el bien. Piensan que el daño que uno
puede provocar en otros, es + rechazable que el omitir hacer el bien en ciertas
circunstancias.
Quizá el nivel psicológico sea + fácil percibir, que, al menos, hay que evitar
perjudicar. Pero a nivel ético, el no perjudicar no es más que una cara del mismo
imperativo moral: el de hacer el bien.
Lo que ellos llaman Principio de no perjudicar no es + que una parte del Principio
de Beneficencia, x cuanto el imperativo de no dañar sólo puede considerarse como
“Bueno” a la luz del imperativo que siente la razón ética humana de “hacer el bien”. De
ahí que el Principio de Beneficencia, desde el punto de vista conceptual, sea lo que
da sentido final al deber de no perjudicar. En cambio, cuando se trata de la práctica
ética, el deber de no perjudicar sería lo primero que hay que buscar, es decir, sería el
mínimo de deber deseable.
El Principio de Beneficencia tiene 3 niveles diferentes de obligatoriedad, en lo que
tiene que ver con la práctica profesional:
1. Debo hacer el bien, al menos, no causando el mal o provocando un daño. Es el
nivel más imprescindible y básico. Todo ser humano –y un profesional con +
razón- tiene el imperativo ético de no perjudicar a otros intencionalmente.
2. Debo hacer el bien ayudando a solucionar determinadas necesidades
humanas. Este nivel corresponde a la mayoría de las prestaciones de los
profesionales, cuando responden a las demandas de ayuda de sus clientes.
Cualquier profesional puede responder o no, con los conocimientos que le ha
brindado la sociedad, a la necesidad concreta, parcial y puntual, que le
demanda una determinada persona que requiere sus servcios.
3. Debo hacer el bien a la totalidad de la persona. Este nivel tiene contenido
mucho + inespecífico, xq no se limita a responder a la demanda puntual dela
persona sino que va mucho + allá. Trata de satisfacer la necesidad que tiene
todo individuo de ser beneficiado en la totalidad de su ser. Persona humana: su
necesidad fundamental es la de incrementar su cc, su autonomía y su
capacidad de convivir con los demás. De ahí que el deber de beneficiar a la
totalidad de una persona consiste en hacer todo aquello que aumente en ella
su vida de relación con los demás y su capacidad de vivir consciente y
libremente de acuerdo a sus valores y deseos.
En no pocas ocasiones aquello que tanto el psicólogo como el paciente entienden
como “hacer el bien y evitar el daño” es diferente y aún opuesto.
El imperativo de hacer el bien se mezcla muchas veces con el paternalismo, que
sería como su contracara negativa.
PATERNALISMO: actitud ética que considera que es justificado obrar contra o sin le
consentimiento del paciente, para maximizar el bien y evitar el perjuicio de la propia
persona o de terceros. (Ej: niño que sufre abuso).
La dificultad que surge con el paternalismo ético es saber cuándo una acción
paternalista está justificada moralmente o no. Es evidente que asumir una actitud
paternalista en contra de la voluntad de otra persona para evitar daños graves a
terceros puede estar justificada moralmente en ciertas circunstancias.
Una posición contraria sería la de los “autonomistas” que afirman que le
paternalismo viola los derechos individuales y permite demasiada injerencia en el
derecho a la libre elección de las personas.

 Paternalismo débil: se justifica para impedir la conducta referente a uno


mismo o a terceros, siempre que dicha conducta sea notoriamente involuntaria
o irracional; o cuando la intervención de un profesional sea necesaria para
comprobar si la conducta es consciente y voluntaria. Ej: médico o psicólogo le
ocultan info a un paciente que de saber que tiene cáncer se mataría; porque
tienen serias evidencias, por las características psicoafectivas y espirituales del
paciente, que este va a reaccionar de forma irracional y no autónoma frente a
la noticia.
 Paternalismo fuerte: seria aquella actitud ética que justifica la manipulación
forzosa de las decisiones de una persona consciente y libre cuyas conductas
no están perjudicando a otros pero que, a juicio del profesional implicado, son
irracionales o perjudiciales para el propio paciente. Ej: médico que hace una
transfusión de sangre, en contra de la decisión explicita de un Testigo de
Jehová.
El autor, Franca-Tarragó, desde el punto de vista de una ética personalista, estaría
justificando al paternalismo débil pero nunca al paternalismo fuerte.
Otros ejemplos, en el caso de la practica psicológica:
 Paternalismo débil: seria la actitud de un psicólogo que considera que las
personas no estan en condiciones de decidir sobre las posibilidades que
estiman adecuadas con respecto al tipo de intervención psicológica que se
le va a aplicar, y en consecuencia, no brinda info sobre le procedimiento o
camino terapéutico que seguirá.
 Paternalismo fuerte: seria aplicar técnicas de condicionamiento
(conductistas) en contra de la voluntad de la persona con la intención de
hacerle un bien.
En casos de paternalismo débil estaría justificada moralmente la actitud destinada a
impedir que la persona se dañe a si misma. Los casos de paternalismo débil son
faciles de justificar puesto que la decisión de beneficiar a la persona no atenta contra
su autonomía, sino que busca protegerla de la irracionalidad no autónoma. El
paternalismo débil no violaría la autonomía de la persona puesto que se trataría de
situaciones en las que hay ausencia de autonomía.
El deber hacer el bien por parte del psicólogo puede entrar en conflicto, en algunas
ocasiones, con el concepto de bien que tiene la persona.
La obligación moral del psicólogo es poner al sujeto en lugar de decidir por sí mismo. Este
es el elemento justificativo de la intervención psicológica (J.L.Pinillos)
El problema surge cuando el psicólogo tiene que juzgar en las situaciones límites, es
decir, en aquellas en las que no es claro si el sujeto esta efectivamente decidiendo por
si mismo, si se va a suicidar, si va a matar a otros, si va a seguir abusando de un niño,
etc.
El deber de hacer el bien formulado en este Principio de Beneficencia es algo que
involucra el psicólogo también en aquellas situaciones en que su puesto en práctica,
puede violentar la voluntad de la persona.
El deber o la obligación del psicólogo consistiría en ser un “minimo samaritano” en
aquellas ocasiones en que la expresión de la decisión de la persona entra en conflicto
con la idea de bien que el psicólogo posee como integrante de la comunidad de
interacción comunicativa.
Su esfuerzo va encaminado a ser un medio para que el sujeto conserve o recupere su
conciencia, autonomía y comunitariedad etica.

El Principio de Autonomia
La nocion moderna de autonomía surge principalmente con Kant y significa la capacidad
de todo individuo de gobernarse por una norma que él mismo acepta como tal, sin
coerción externa. Por el hecho de gobernarse a si mismo, el ser humano posee un
valor que es el de ser siempre fin y nunca medio para otro objetivo que no sea él
mismo. Pero, para Kant, esta autolegislacion no es intimista sino todo lo contrario ya
que una norma exclusivamente individual seria lo opuesto a una verdadera norma y
pasaría a ser una “inmoralidad”. Lo que vale es la norma universalista, cuya
imperatividad es impuesta a partir de que la mente humana la percibe como cierta.
Esta capacidad de optar por aquellas normas y valores que el ser humano estima
como racional y universalmente validad, es formulada a partir de Kant, como
autonomía. Es la raíz del derecho a ser respectado en las decisiones que una persona
toma sobre si misma sin perjudicar a otros.
Stuar Mill, representante de la corriente ética del utilitarismo, considera a la autonomía
como ausencia de coerción sobre la capacidad de acción y pensamiento del individuo.
A Mill lo que le interesa es que el sujeto pueda hacer lo que desea sin impedimentos.
Su planteo insiste más en la individualidad de la autonomía que en su universalidad
(aspecto fundamental en Kant).
Ambos autores coinciden en pensar que la autonomía tiene que ver con al capacidad del
individuo de autodeterminarse ya sea por propia voluntad cae en la cuenta de ley
universal (Kant) o ya sea porque nada interfiere en su decisión (Mill). Para ambos, la
autonomía es un derecho que debe ser respetado. Para Kant, no respetar la
autonomía seria utilizar a los sujetos como medios para otros fines. Para él, no hay
humano sin libertad ni sin autonomía. Para Mill, cree que la autonomía es condición
imprescindible para que el hombre pueda buscar su valor máximo (utilidad en su
mayor número).

El pensamiento filosófico postkantianos incorporó la noción de autonomía: todo hombre


merece ser respetado en las decisiones no perjudiciales a otros. Desde Kant, la
decisión de un hombre autónomo siempre es adecuarse a la ley universal, que , a su
vez nunca puede ser perjudicial en si misma.

El principio de autonomía considera que el peso de autoridad que tiene una determinada
decisión,, se deriva del mutuo consentimiento que entablan los individuos. Como
consecuencia, si no hay consentimiento no puede haber autoridad. El mutuo
consentimiento no solo se puede originar en el hecho de que cada persona sea un
centro autónomo de decisión al que no se puede violar.
Del principio de autonomía se deriva la obligación social: garantizar a todos los individuos
el derecho a consentir antes de que se tome cualquier tipo de acción con respecto a
ellos.

El Principio de Justicia
J.Rawls ha sido el más célebre autor en reformular el Principio de Justicia. Según el, en la
“posición original”, es decir, en una sociedad supuestamente no “corrompida” todavía
compuesta por seres iguales, maduros y autónomos, es esperable que sus
ciudadanos estructuren dicha sociedad sobre bases racionales y establezcan que los
criterios y bienes sociales primarios accesibles para todos estén compuestos de:
libertad, igualdad de oportunidades, renta, riqueza y bases del respeto humano
En esa “posición original” o sociedad “pura” sus ciudadanos estimarían razonable que
todos los bienes se distribuyeran igualitariamente a menos que una desigual
distribución beneficiara a todos.
El Principio de Justicia es aquel imperativo moral que nos obliga, en primer lugar, a la
igual consideración y respeto por todos los seres humanos. Esto supone evitar todo
tipo de discriminación. Pero, sobre todo, implica el deber moral positivo de brindar
eficazmente a todos, la igualdad de oportunidades para acceder al común sistema de
libertades abiertas para todos. Se debe garantizar el derecho de todo ciudadano a la
igual oportunidad de buscar satisfacción de las necesidades básicas: vida, salud,
libertad, educación, trabajo.
El Principio de Justicia implica que solo es éticamente justificable aceptar diferencias de
algún tipo entre los seres humanos, si esas diferencias son las menores humanamente
posibles y las que mas favorecen al grupo meno favorecido.

La inseparabilidad de los principios


Los 3 principios son deberes primarios de todo ser humano y los derechos inalienables de
las personas y de los pueblos. Son columnas fundamentales de la etica personalista.
Se aplican también a cualquier ética profesional o especial.
Es la trinidad de los 3 principios tenidos en cuenta, los que deben articularse para que se
pueda entablar una adecuada relación etica entre el profesional, la persona y la
sociedad; y además, para que pueda vehicularse en la práctica concreta, el sostén, la
protección y el acrecentamiento del valor ético supremo, que es la dignidad de la
persona humana en sus tres dinamismos: incremento de la cc, autonomía y
comunitariedad.
Cuando existen problemas entre un principio y una normal, parece relativamente sencilla
la decisión de darle prioridad al principio sobre la norma pero cuando el conflicto es
entre 2 principios la resolución es mas compleja.

APUNTES:
 Ética profesional: se preocupa y ocupa x averiguar cuál es el bien máximo
que como fin último persigue una determinada profesión.
 Deontología (deo=deber): se preocupa y ocupa de los deberes que debe
cumplir un determinado profesional. Estos deberes están explicitados en el
código de ética profesional.
F. Tarragó propone el concepto de Psicoética que tiene principios que toma de la
Bioetica (tiene como objeto de estudio las cuestiones morales vinculados a los
problemas de la vida).
F. Tarragó no admite exclusivamente el concepto de Dentología. Va mas allá porque
sostiene que la relación es dual; hay 2 polos: el profesional y el paciente/persona a
tratar. La Deontologia se detiene en un solo polo el del profesional).

Psicoética: trata problemas éticos que pueden surgir en esa relación dual que incluye
2 sujetos activos con deberes y derechos cada uno.
Puntos claves:
 Valores morales/éticos: son todos aquellos valores que cuentan para la
realización humana plena posible de cada uno. Porque revisten importancia
uno debería buscarlos y poder encararlos en cada una de las actividades que
desarrollamos. Los busco autónomamente porque pienso que esos valores
ayudan a la realización humana de cada uno.
El valor máximo/ultimo/supremo al que cada uno tiende es el respeto por la persona humana
y su dignidad (desde una visión personalista).
Tomar a la persona humana siempre como Fin y nunca como medio para otra cosa que no
sea su propia perfección. Esta propuesta es absolutamente Kantiana Es un imperativo
categórico kantiano.
Kant considera que el valor máximo es la persona, su libertad y dignidad.

 Principios éticos/morales (beneficencia, autonomía, justicia): un principio


también es un imperativo categórico; es absoluto. Estos ppios morales sirven
como orientaciones para que la persona humana sepa cómo se puede
concretar el valor ultimo: dignidad de la persona humana.

 Normas morales (veracidad, confidencialidad y fidelidad): también son


orientaciones x las que podemos discernir qué acciones deben hacerse y
cuales evitarse. Una norma mide la rectitud de un acto. Encierra también
valores.

 Juicios éticos/morales: el autor habla de juicios éticos pero en realidad son


juicios morales xq son particulares y se aplican a una situación concreta donde
tengo que tomar una decisión.

Capítulo 6 de Adela cortina


Ética aplicada
¿En qué consiste la ética aplicada?
 Aplicación de sus descubrimientos a los distintos ámbitos de la vida social (política,
economía, empresa, medicina, ingeniería etc.)
 La tarea de la aplicación consista en averiguar cómo pueden esos principios ayudar a
orientar los distintos tipos de actividad.
 No basta con reflexionar sobre cómo aplicar los principios éticos a cada ámbito
concreto, sino tener en cuenta que cada tipo de actividad tiene sus propias exigencias
morales y proporciona sus propios valores específicos.
 Averiguar cuáles son los bienes internos que cada una de esas actividades debe
aportar a la sociedad y que valores y hábitos (buenos=virtud) es preciso incorporar
para alcanzarlas.
 Una ética aplicada a los ámbitos sociales propios de una sociedad pluraliza moderna
tiene que tener e cuenta la moral cívica que rige en este tipo de sociedades, puesto
que se trata de una moral que cuenta con sólidos fundamentos filosóficos y que ya
reconoce determinados valores y derechos como patrimonio común de todos los
seres humanos.
 Un planteamiento correcto de la ética aplicada, tiene que aclarar cuál es su método
propio (como se relaciona el plano de los principios éticos y el de las decisiones
concretas), cual es el marco de valores cívicos que ha de tener en cuenta y cuales son
los valores propio de cada actividad.

Proceso de toma de decisiones en los casos concretos


 Como argumentamos nuestra toma de decisiones
 Estos argumentos deben tener en cuenta:
 la actividad de la que nos ocupamos (médica, económica, ecológica) y la meta
por la que esa actividad cobra su sentido;
 los valores, principios y actitudes que es menester desarrollar para alcanzar la
meta propia, y que surgen de la modulación del principio dialógico en esa
actividad concreta;
 los datos de la situación, que deben ser descritos y comprendidos del modo
más completo posible;
 y las consecuencias de las distintas alternativas.
 Para diseñar la ética aplicada de cada actividad será necesario recorrer los siguientes
pasos:
1. determinar claramente el fin específico, el bien interno por el que cobra su
sentido y legitimidad social.
2. Averiguar cuáles son los medios adecuados para producir ese bien en una
sociedad moderna
3. Indagar qué virtudes y valores es preciso incorporar para alcanzar el bien
interno
4. Descubrir cuáles son los valores de la moral cívica de la sociedad en la que se
inscribe y qué derechos reconoce esa sociedad a las personas.
5. Averiguar qué valores de justicia exige realizar en ese ámbito el principio de la
ética del discurso, propio de una moral cívica universal, que perite poner en
cuestión normas vigentes
6. Dejar la toma de decisión en manos de los afectados que, con la ayuda de
instrumentos de asesoría, ponderar las consecuencias sirviéndose de criterios
tomados de distintas tradiciones éticas.
Ética aplicada al campo de la profesión:
 remite al concepto de ética profesional (descubrir cuál es el fin último, el bien
aximo que debe ser alcanzado en mi actividad profesional)
 y al de Deontología: se ocupa de clarificar cuales son los deberes del
profesional de determinada actividad, y de establecer normas que debe seguir
un determinado profesional.

Algunos ámbitos de la ética aplicada


 Bioética, Gen-ética, ética económica, ética empresarial, ética ecológica, ética y
educación moral democrática.
BIOETICA
Este término empezó a utilizarse a comienzos de los años setenta para referirse a una
serie de trabajos científicos que tienen por objeto la reflexión sobre una variada gama
de fenómenos vitales. En este sentido, sería una “macroética”, una manera de enfocar
toda la ética desde la perspectiva de la vida amenazada. Sin embargo se llevó a
reservar el término bioética para cuestiones relacionadas con las ciencias de la salud y
las biotecnologías.
En la actualidad existe un amplio consenso entre los especialistas en cuanto al
reconocimiento de los principios de autonomía, beneficencia y justicia como principios
de la bioética. Una formulación reciente se encuentra en el Belmont Report. En dicho
documento se recogen los tres principios mencionados:
1. el respeto a las personas, que incorporan al menos dos convicciones éticas:
primera, que los individuos deberían ser tratados como seres autónomos, y
segunda, que las personas cuya autonomía esta disminuida deben ser objeto
de protección.
2. el principio de beneficencia, según el cual las personas son tratadas de forma
ética, no solo respetando sus decisiones y protegiéndolas del daño, sino
también haciendo un esfuerzo para asegurar el bienestar. se la entiende como
una obligación médica, y en este sentido se explicita en dos reglas: 1. el
principio hipocrático de no-maleficencia. 2. la obligación de extremar los
posibles beneficios y minimizar los posibles riesgos.
3. el principio de justicia, que intenta responder a la pregunta de ¿Quién debe
recibir los beneficios de la investigación y sufrir sus cargas?
En el principio de no-maleficencia se recoge lo que podemos llamar el bien interno de
este tipo de actividad: hacer el bien al enfermo. Esto último ha de ser una meta
obligada, pero dado a que este bien puede ser entendido de maneras distintas por
parte del médico y del enfermo, se ha caído en cuenta que de la necesidad de superar
ese paternalismo medico por el cual los profesionales de la sanidad imponían su propia
concepción del bien al enfermo sin contar con el consentimiento de este. el rechazo al
paternalismo médico ha dado paso al principio de autonomía como expresión del
reconocimiento de que los afectados por la acción médica no son seres heterónomos,
incapaces de decidir acerca de su propio bien, sino, por el contrario seres autónomos a
quienes se debe consultar en muchos momentos para recabar su consentimiento
informado.
El principio de justicia es el más reciente en la cc médica y social. En el mundo los
recursos son escasos y la necesidades con muy amplias y variadas, pero se necesitan
criterios para administrar los recursos de tal manera que el resultado se pueda
considerar justo. Se trata de cierto tipo de acuerdo social que obliga al estado a
garantizar unos niveles elementales de asistencia sanitaria a toda la población. La
prioridad de los gastos sanitarios públicos es dar la garantía del mínimo decentes a las
personas.
Los tres principios mencionados son principios válidos para servir de orientación en las
cuestiones de bioética pero conviene fundamentarlos filosóficamente mediante el
concepto de persona entendida como interlocutor válido para apreciar plenamente su
validez intersubjetiva. Además se trata de unos principios prima facie, deben ser
seguidos siempre que no entren en conflicto, y que nos obliguen a reflexionar y
ponderar cuando entran entre sí en conflicto, de modo que la decisión última en los
casos concretos ha de quedar en manos de los afectados por ella.

Ética y Educación Moral democrática

Distintos tipos de habilidades que se pretende desarrollar en niños y niñas de nuestras


sociedades modernas:
 Habilidades técnicas: todo tipo de conocimientos instrumentales para poder
“defenderse en la vida” (idiomas, cálculo matemático, etc.)
 Habilidades sociales: capacidad para crear a su alrededor una buena trama de
relaciones con las personas mejor situadas, de modo que, con ayuda de
estas, les sea posible prosperar sin excesivas dificultades.
 Valores de libertad: valores que inspiran una sociedad que se pretende
democrática. (autonomía, igualdad, solidaridad, imparcialidad)
 Autonomía: se entiende como “libertad negativa” o “libertad positiva”, es decir,
el derecho a gozar de un espacio de libre movimiento, sin interferencias
ajenas, en el que cada quien puede ser feliz a su manera, y también el
derecho a participar activamente en las decisiones que me afectan.
 Solidaridad: consiste en una “doble actitud”, la actitud personal de potenciar la
trama de relaciones que une a los miembros de una sociedad, pero no por
afán instrumental, sino por afán de lograr un entendimiento con los
restantes miembros de la sociedad; y también como actitud social dirigida a
potenciar a los más débiles, habida cuenta de que es preciso intentar una
igualación, si queremos realmente que todos puedan ejercer su libertad.
⇒ Es imposible construir una sociedad auténticamente democrática contando
únicamente con individuos técnica y socialmente diestros, porque tal sociedad ha de
sustentarse en valores para los que la razón instrumental es ciega, valores como la
autonomía y la solidaridad, que componen de forma inevitable la conciencia racional
de las instituciones democráticas.
⇒ Si lo que queremos es que el resultado del proceso educativo sea un modelo de
persona que busca sólo su propio bienestar, entonces bastaría con una educación
basada solo en la racionalidad instrumental, que es dada por las habilidades técnicas.
Pero si lo que buscamos es la formación de personas autónomas con afán de
autorrealización, entonces se precisa una educación moral.

Hay distintas formas de entender la moral, y a partir de ellas se aclara en qué consiste
la educación moral:
1. Si la moral se entiende como la capacidad para enfrentar la vida frente a la
“desmoralización”, entonces la educación moral tiene que ayudar a la
formación del carácter individual. Es imprescindible potenciar el auto
concepto, y fomentar la autoestima.
2. Si la moral es la búsqueda de la felicidad, la prudente ponderación de lo que
conviene a la persona en el conjunto de su vida (si bien la felicidad puede ser
entendida de múltiples maneras), entonces la educación moral se encarga de
esforzarse en aclarar a todos, educadores y educados, que una cosa es la
felicidad y otra es el deber. La felicidad es una cuestión personal, y por eso
no se debe tratar de imponer a todos un único modelo de realización
personal.
3. Si la moral consiste en sentirse un miembro activo de una comunidad
concreta, en la cual nos socializamos y aprendemos a vivir los valores
heredados de unas tradiciones que se manifiestan en las costumbres, normas
legales e instituciones que conforman el estos comunitario; en este sentido,
la educación moral requiere valorar esa dimensión comunitaria, que
configura en un primer momento nuestra propia identidad, y enraizar a los
niños y niñas en el humus de las tradiciones de su comunidad particular.
4. La educación moral no debe limitarse a socializar al educador en su propia
comunidad, sino que debe adoptar una perspectiva de solidaridad
universalista. No basta con tener en cuenta la dimensión comunitaria, y la
adopción de un proyecto de autorrealización, sino que es preciso también
desarrollar su capacidad de universalización. En este sentido, la educación
moral, ha de ayudar a distinguir entre normas comunitarias, que pertenecen
al nivel convencional, y principios universalistas.

Los métodos dialógicos de educación moral. Permiten aplicar una ética formal o
procedimental sin que ello signifique renunciar a todo tipo de contenidos morales: hay
unos contenidos mínimos, que constituyen una valiosa herencia moral a la que no
estamos dispuestos a renunciar en las sociedades democráticas liberales. Estos serían
el respeto profundo por los mínimos de justicia y los valores que los hacen necesarios,
y el afán por desarrollar y ejercitar la autonomía personal y el deseo de
autorrealización personal.

Un modelo de educación moral debe tomar como marco pedagógico el diálogo,


teniendo en cuenta las siguientes observaciones:
1. El diálogo es la única vía razonable, puesto que no existen principios éticos
materiales vinculantes para todos.
2. Los principios éticos son procedimentales, es decir, que sólo indican qué
procedimientos deben seguir los afectados por una norma, para decidir si se
considera moralmente correcta.
3. Los afectados han de tomar las decisiones en condiciones de racionalidad,
habiendo participado en un diálogo celebrado en condiciones iguales, donde
triunfará la fuerza del mejor argumento.
4. Las decisiones sobre la corrección de normas son siempre revisables.
5. Las normas morales no son absolutas ni definitivas. Los puntos centrales de
lo moral son los principios procedimentales, los valores que acompañan
necesariamente a esos principios, los derechos de los participantes en el
diálogo y las actitudes de quienes participan en él.
6. Responsabilidad de todos y cada uno, la decisión de la corrección de normas
está en nuestras manos (4). Cobra gran importancia la actitud que cada quién
lleva al diálogo.
7. El ethos que llevará a decisiones moralmente correctas puede ser calificado
de dialógico, y podría caracterizarse como la actitud de quien:
a. Sabe que para llegar a pronunciarse sobre lo correcto necesita tener
conocimiento de las necesidades, intereses y argumentaciones de los demás
afectados por una norma; por eso está abierto al diálogo intrasubjetivo e
intersubjetivo.
b. Es consciente de que debe recabar la máxima información posible, a través del
diálogo, el estudio y la investigación.
c. Está dispuesto a informar de sus intereses y necesidades a los demás afectados,
y respaldar sus propuestas con argumentos.
d. Toma su decisión desde una “buena voluntad”, es decir la voluntad de
satisfacer intereses universalizables y sólo dejarse convencer por la fuerza del
mejor argumento
e. Toma responsablemente una decisión, porque sabe que solo él puede decidir
sobre lo que considera moralmente correcto.

8. “Ética dialógica” significa que es cosa de cada sujeto determinar la obligatoriedad


de una norma moral, siempre que esté dispuesto a escuchar, replicar y decidir según
los intereses universalizables.
9. Se necesita que la educación en general, y la educación moral ayude a los
educados a practicar un diálogo que muestre una auténtica argumentación, y no una
mera negociación.
10. Sólo una educación moral que propicie el diálogo abierto entre las personas
consideradas como interlocutores válidos puede dar lugar al desarrollo de ellas mismas
como personas críticas y responsables. A través de la argumentación se ejerce la doble
dimensión de cada persona: la autonomía, por la que es capaz de conectar con otra
persona, y la autorrealización, que a cada uno conviene.

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