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TRABAJO FINAL

GUILLERMO HERRERA

CONSIGNA A:

- Las prácticas educativas y las formas organizacionales e institucionales de la EJA


colocan al sujeto joven y adulto/a, sus condiciones de aprendizaje y sus
condicionantes socio-vitales, como centrales en sus definiciones y propuestas. En
ese entrecruzamiento se ubican dos nociones que hacen a la pertinencia y
especificidad pedagógica de la EJA: el diálogo de saberes y la negociación
cultural. Ambas consideran que el sujeto de la EJA no es un sujeto que por no
haber iniciado o completado sus trayectorias educativas y no haber accedido a las
correspondientes certificaciones, no posea saberes, sino que, esos saberes
procedentes de distintas formas y espacios de aprendizaje son la base para
aprender y desarrollar capacidades. La función del currículum apropiado a la EJA
y la dimensión evaluativa de los procesos educativos son significativos en función
de valorar y reconocer esos saberes a fin de evaluarlos dentro de un marco que
supera la evaluación tecnocrática y positivista. Es en este sentido la acreditación
de saberes se convierte también en otro pilar fundamental no solo para estructurar
currículum apropiado, sino también para dotar de especificidad organizativa e
institucional de la EJA. Desde la especificidad de la EJA, el diálogo de saberes
tiene su principal fundamento en el pensamiento freiriano. El cual se constituye
como una propuesta educativa de carácter profundamente humanista en un
horizonte que coloca a la educación desde una perspectiva liberadora que supera
la mirada reproduccionista. Constituye un pensamiento pedagógico que ubica a las
condiciones de opresión de distintos sujetos de la sociedad. Al mismo tiempo,
reconoce a la educación como una posibilidad de transformar dichas condiciones
de opresión en un horizonte liberador. Las prácticas educativas y las formas
organizacionales e institucionales de la EJA colocan al sujeto joven y adulto/a, en
condiciones de aprendizaje y en condicionantes socio-vitales, como centrales en
sus definiciones y propuestas. La consideración necesaria abarca no sólo sus
trayectorias educativas previas, sino, fundamentalmente, los saberes y prácticas
de la que son portadores y el lugar en que los sujetos se ubican y circulan en la
sociedad y en el sistema educativo. No sólo es necesario considerar a los sujetos
de la EJA en los modos en que sus condiciones vitales y sus trayectorias
personales han estado atravesadas por múltiples y variadas exclusiones, sino
también, cómo los saberes que poseen han sido desvalorizados socialmente y
desacreditados por los procesos hegemónicos en el sistema educativo. El diálogo
de saberes es mucho más que una mera técnica que permite mejorar la calidad de
los aprendizajes. Contribuye significativamente, desde su cabalidad epistémica y
pedagógica, a la formación de sujetos que construyen sus proyectos vitales,
recuperan y valoran sus saberes y, por lo tanto, también sus culturas y formas de
vida. La transformación del medio en que se desenvuelven y de participación
activa en el entorno cultural social y productivo que la propuesta de enseñanza
debe integrar. Los jóvenes y adultos construyen conocimientos por fuera del
sistema educativo que les permiten desenvolverse en una sociedad letrada. Las
habilidades, como despliegue de las capacidades, construyen la heterogeneidad
de lo humano, ya que se constituyen mediadas por esas historias personales
enmarcadas en la cultura del grupo social de la persona. Por ello, la educación
básica y media debe ser lo más integral posible, en cuanto debe mostrar el
abanico de posibilidades que den paso al desarrollo de esas habilidades en
coherencia con las capacidades, proceso que hace posible la diversidad
manifiesta en cada sujeto, donde la individuación, lo común, se torna específico
por el contexto que le da forma a la subjetividad. (Mejía, pp. 137 y 138).
- El sujeto social se caracteriza, como ya señalamos, por poseer conciencia
histórica; esto es, por saberse parte de un grupo o sector que suscribe
determinado proyecto social. La identidad de la Modalidad de Educación de
Jóvenes y Adultos/as requiere la especificidad de una mirada que amplíe las
decisiones organizativas respetando un modelo institucional inclusivo, respetuoso
de la diversidad de los y las sujetos aprendientes y de sus experiencias de vida,
esta nueva institucionalidad debe garantizar la participación democrática de los y
las actores/as institucionales como así también la apertura a la comunidad que
vincule la escuela con el entorno. Una condición que posibilita el trabajo en equipo,
cooperativo, y el logro de la transformación curricular es la capacidad de abrirse a
la escucha del otro y a la construcción de lo nuevo con una disposición afectiva y
mental de flexibilidad y desapego a lo ya conocido. Los contextos
problematizadores acordados a nivel nacional que se encuentran desarrollados en
el documento “Hacia la Estructura Curricular de la Educación de Jóvenes y
Adultos” contienen enunciados que caracterizan de modo general la problemática
específica de cada contexto problematizador. Debemos tener en cuenta que la
concepción pedagógica y curricular que subyace a esta propuesta, deben producir
una vinculación de esos campos temáticos de conocimiento con la especificidad o
particularidad que cobran esas problemáticas en cada centro educativo. Por lo
tanto, es preciso tener en cuenta algunos aspectos que operen a modo de criterios
orientadores para la vinculación de cada contexto problematizador, teniendo como
referencia directa el entorno en que cada centro educativo desarrolla su labor,
como así también las condiciones institucionales particulares. En este enfoque lo
que se pretende es resignificar el conocimiento escolar a partir de situaciones
problemáticas reales y proyectos de acción en función de desarrollar y construir
capacidades. Los aprendizajes socialmente significativos guardan relación
epistemológica, política y conceptual con los saberes socialmente productivos,
porque incorporan saberes producidos a través de la experiencia, incluidos los
saberes no letrados pero significativos para la vida de las personas y de las
identidades culturales. La educación de jóvenes y adultos es la modalidad del
sistema educativo que, a partir de las propuestas de diseños curriculares, pone en
el centro de la evaluación a los y las estudiantes, entendidos como sujetos
aprendientes situados en contextos diversos. La evaluación no es castigo
normalizador ni mérito individual, es más bien un acto de justicia educativa que
reconoce a los y las estudiantes de la EJA como sujetos históricos, sociales y
políticos, atravesados y atravesadas por múltiples intersecciones, género, etnia,
clase social, cultura. Los aprendizajes construidos a lo largo de las trayectorias
vitales transforman a las personas y las vinculan con saberes y prácticas sociales
contextualizadas en procesos históricos y políticos, que les permiten comprender
el mundo, leer la realidad y desarrollar capacidades que se ponen en juego en los
diversos escenarios vitales. Desde los lineamientos generales de la EPJA optamos
por un enfoque del aprendizaje basado en el desarrollo y construcción de
capacidades como una alternativa válida de la EPJA. Permite salir del encierro de
una estructura escolarizada centrada en el enciclopedismo o seducida por el
efectivismo de las competencias.

CONSIGNA B

- La preparación constituye elemento indispensable para el desarrollo de


conocimientos, habilidades y competencias en el marco de la profesión, siempre
en respuesta a las necesidades de los miembros de una sociedad dinámica y
cambiante que se hace eco de su tiempo y de su historia. El proceso de
enseñanza aprendizaje empieza con la participación del profesor como un guía
que orientará al alumno. El alumno se encuentra en constante búsqueda de
conocimiento. Para lograr su enfoque, se debe estimular su curiosidad ante el
mundo. La enseñanza y el aprendizaje son dos temas que se trabajan de la mano.
Si es viable porque permite a los trabajadores y trabajadoras, reconocer
oficialmente los saberes que hayan adquirido a través de su experiencia laboral o
educativa, en circuitos formales o no formales. La EPJA cumple un papel relevante
en diversos aspectos de la vida individual y comunitaria, tales como: salud y
bienestar; empleo y mercado de trabajo (incluidos los medios de vida sostenibles);
justicia y democracia; asuntos sociales, ciudadanos y comunitarios; arte y cultura;
nuevas tecnologías y redes sociales.

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