Está en la página 1de 22

SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0749/2015-S2

Sucre, 8 de julio de 2015

SALA SEGUNDA
Magistrado Relator: Dr. Juan Oswaldo Valencia Alvarado
Acción de amparo constitucional

Expediente: 08094-2014-17-AAC
Departamento: Chuquisaca

En revisión la Resolución 293/014 de 13 de agosto de 2014, cursante de fs. 209 a


213, pronunciada dentro de la acción de amparo constitucional interpuesta
por Roberto Carlos Gironás Cervantes, Coordinador Nacional, Anacleto
Torrico Arnez, Jefe Regional, Julio César Mendoza Aliaga, Director
Jurídico, René José Ríos Benavides, Responsable I de Gestión Jurídica y
Carlos Fernando Pizarro Alcázar, Responsable I de Análisis Jurídico, de la
Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), y del proyecto
“OACI/BOL 13/801” en representación de la entidad y proyecto
mencionados contra Carmen Núñez Villegas y María Arminda Ríos García,
Magistradas de la Sala Social y Administrativa Liquidadora Primera del
Tribunal Supremo de Justicia.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Por memorial presentado el 28 de julio de 2014, cursante de fs. 120 a 134 vta.,
subsanado el 4 de agosto del mismo año (fs. 140 a 146), los representantes de la
entidad y proyecto accionantes, exponen los siguientes fundamentos de hecho y
de derecho:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

El 22 de febrero de 2007, Bernardo Antonio Baldivia Strampfer, interpuso


demanda laboral contra la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), en
el departamento de Cochabamba, acción que tuvo por objeto el pago de un
quinquenio en la suma de $us3250.- (tres mil doscientos cincuenta dólares
estadounidenses), alegando el trabajador que ingresó a trabajar en la DGAC, en el
mes de enero de 2001, como Inspector de Cabina, por intermedio de la OACI,
concluyendo su relación laboral a los cinco años, seis meses y veinticuatro días,
enfatizando que, si bien el contrato especificaba que era contratado para ser

1
funcionario de la DGAC, dicha institución no participó en su suscripción, lo que
denotaba que tenía dicha calidad en la OACI y no así en la Dirección aludida.

Notificada con la demanda la DGAC y la misión OACI, formularon su defensa,


presentando excepciones de incompetencia en razón de la materia y de
impersonería en el demandado, estableciendo claramente que, las estipulaciones,
condiciones, obligaciones y derechos del contrato administrativo eran claras y
precisas en cuanto a la relación y dependencia entre el funcionario público y la
DGAC, no debiendo ser considerado como funcionario de la OACI, por lo que, no
se hallaba sujeto a las disposiciones de la Ley General del Trabajo, operando en
consecuencia, la incompetencia del juez en materia laboral; indicando además
que, al estar dirigida la demanda contra la OACI, se notificó y citó al Coordinador
designado del proyecto, Erick Vargas Campero, sin considerar que la Organización
referida, no tiene representación legal en nuestro Estado, siendo el Coordinador
mencionado, otro funcionario público de la DGAC, en cuyo mérito concernía la
notificación al representante legal con sede en Montreal, Canadá, en cumplimiento
de los canales diplomáticos pertinentes, vía cancillería, además de las
prerrogativas de inmunidad con las que goza la citada organización internacional,
al ser parte de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Añadiendo en el mismo
memorial, como respuesta a la demanda que, las funciones para las que fue
contratado el demandante, pertenecían exclusivamente a la estructura
organizativa de la Autoridad Aeronáutica Civil, clasificadas en el puesto 1787,
cargo de atribución y competencia indelegable de la DGAC, entidad en la que
desempeñaba sus funciones y a quien “daba cuenta” de sus labores, tomando en
cuenta adicionalmente que, su fuente de remuneración provenía de fondos
públicos del Tesoro General de la Nación (TGN), a través de la DGAC, la que
transfería los mismos a su vez a la OACI, en calidad de fondos en fideicomiso para
ser ejecutados por el referido proyecto.

Precisan que, a fin de probar sus aseveraciones, se presentó prueba suficiente


que demostraba la inexistencia una relación laboral entre el demandante y la
DGAC y la OACI, comprobándose así su calidad de funcionario público; declarando
la Jueza de primera instancia, improbadas las excepciones, difiriendo dicha labor
para la Sentencia, en busca de procurar brindar el acceso amplio a la justicia, la
que fue dictada el 22 de agosto de 2007, declarando improbada la demanda. Por
lo que, el demandante recurrió dicho fallo en apelación, confirmándolo mediante
Auto de Vista 269/2009 de 16 de septiembre, emitido por la Sala Social y
Administrativa del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba.

Manifiestan que, la relación amplia de antecedentes efectuada en párrafos


precedentes, es necesaria al centrar su demanda tutelar, en impugnar el Auto
Supremo 178/2014 de 10 de junio, que fue dictado en mérito al recurso de
casación en el fondo y la forma que formuló el demandante contra el Auto de
Vista 269/2009, fallo que fue casado, declarándose probada la demanda laboral,
sin explicar motivada y fundamentadamente, el contenido de la decisión, glosando
un sin fín de apreciaciones “entre falsas, confusas y descontextualizadas”,
ordenando el pago del quinquenio a un funcionario público por parte de una
institución del Estado, cuestión “inaudita” dentro de la jurisprudencia laboral y

2
procesal, contraria a más de ello a la estructura normativa que tiene definida los
campos de aplicación de los derechos laborales; incurriendo igualmente en
incongruencia, alejándose de lo impetrado por el demandante, ingresando en
contradicciones con lo dispuesto por los Autos Supremos 385 de 5 de septiembre
de 2008, 159 de 19 de mayo de 2006 y 186 de 21 de abril de 2008, además de
indicar que no existía prueba alguna que denote que el actor haya desarrollado
sus actividades como funcionario público, sin considerar la amplia prueba
presentada al efecto, a fin de demostrar que fungió en dicha calidad en una
entidad pública del Estado; concluyendo así que compelía el pago del quinquenio,
al tener derechos adquiridos por haber sido contratado antes de la puesta en
vigencia del Estatuto del Funcionario Público, sin respaldar dicha afirmación con la
abstracción necesaria de los datos del proceso, en estricta concordancia y
correspondencia a la legislación aplicable; toda vez que, no todas las entidades
públicas estaban inmersas en la Ley General del Trabajo, como es el caso,
reiteran, de la DGAC, más aún si sus funcionarios percibían y perciben sus
remuneraciones de fondos del TGN.

Finalizan expresando que, el Auto Supremo, está “…impregnado de incertidumbre


y adolece de lógica procesal…” (sic), otorgando incluso más allá de lo pedido,
fundamentando e interpretando la norma emitiendo conclusiones nuevas a favor
del recurrente como si fuese su abogado, afirmando que sí le correspondería el
quinquenio pedido, insisten, por haber ingresado a trabajar antes de la vigencia
del Estatuto del Funcionario Público, cuando aquello, no fue impugnado en
momento alguno por el demandante.

I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados

Estiman lesionados los derechos de la entidad y proyecto que representan, al


“reconocimiento de la personalidad”, al debido proceso –en sus componentes de
congruencia, fundamentación y valoración pertinente de la prueba de descargo
presentada–, así como del principio a la seguridad jurídica, citando al efecto los
arts. 14, 115.I, 119.I y 120.I de la Constitución Política del Estado (CPE).

I.1.3. Petitorio

Solicitan se conceda la tutela que impetran, dejando sin efecto la totalidad del
Auto Supremo 178/2014 de 10 de junio, disponiendo que las Magistradas
codemandadas, emitan uno nuevo, conforme a los antecedentes del proceso y a
la legislación aplicable al caso.

I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías

La audiencia pública de consideración de la presente acción de defensa, se realizó


el 12 y 13 de agosto de 2014, según consta en las actas cursantes de fs. 191 a
204 y 207 a 208, produciéndose los siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación de la acción

3
Los apoderados de la parte accionante, ratificaron íntegramente los argumentos
contenidos en la demanda tutelar.

I.2.2. Informe de las autoridades demandadas

Carmen Núñez Villegas y María Arminda Ríos García, Magistradas de la Sala Social y
Administrativa Liquidadora Primera del Tribunal Supremo de Justicia, presentaron el
informe escrito cursante de fs. 151 a 156 vta., señalando: a) Los representantes de
la entidad y proyecto accionantes, confundieron esta acción de defensa con un
recurso ordinario; toda vez que no fundamentaron ni desarrollaron análisis y crítica
desde el punto de vista jurídico doctrinal constitucional, limitándose al desarrollo de
observaciones y reclamos sobre la base de la cita de textos normativos y
jurisprudencia constitucional, sin especificar de qué manera se vulneró el debido
proceso, al traducirse su reclamo en una simple queja que carece en absoluto de
elementos técnicos jurídicos que demuestren objetivamente las afirmaciones
vertidas; b) El Auto Supremo 178/2014, cuestionado en la demanda tutelar, fue
resuelto en los términos del recurso de casación en el fondo y en la forma
deducido, otorgando respuesta puntual a cada uno de los argumentos expuestos
por la parte recurrente; c) No desconocieron los derechos, obligaciones y
prerrogativas de la DGAC, en lo relativo a los fines y objetivos para la contratación
de Bernardo Antonio Baldivia Strampfer, por lo que, no lesionaron el art. 14 de la
CPE, en el ejercicio de los derechos y garantías fundamentales que el Estado otorga
a las personas individuales y colectivas; d) La entidad y proyecto accionantes,
demostraron una actitud de inercia y apatía en el proceso, por cuanto, aceptaron
tácitamente la competencia de la Jueza Laboral, al no interponer recurso ulterior
ante la declaratoria de improbada la excepción de incompetencia que opusieron,
siendo “absurdo” reclamar este hecho vía acción de amparo constitucional; e) No
es evidente que el Auto Supremo impugnado hubiera abierto excepcionalmente
competencia para el pago de derechos adquiridos del demandante en su condición
de funcionario público, por cuanto, el fallo aludido, sólo reconoció que le
correspondía el pago del quinquenio, porque el trabajador se encontraba tutelado
por la Ley General del Trabajo, conforme a lo establecido por los arts. 77 y 5 del
Estatuto del Funcionario Público (EFP), ley que entró en vigencia a partir del 19 de
junio de 2001, y el mencionado ingresó a trabajar el 1 de enero de 2001; es decir,
con anterioridad al Estatuto aludido, en cuyo mérito se encontraba amparado por la
Ley General del Trabajo; f) El art. 69 del EFP, regula claramente el tratamiento
para el personal de las entidades públicas autónomas, autárquicas y
descentralizadas, estableciendo que los servidores públicos cuyas actividades se
regulen por las disposiciones legales o estatutarias singulares amparadas por la Ley
General del Trabajo, que estuviesen prestando servicios en las mismas hasta la
fecha de vigencia del referido Estatuto, seguirán sujetos a dicho régimen laboral, en
tanto que los nuevos servidores públicos, que ingresen a prestar funciones en fecha
posterior a la vigencia del mismo, se sujetarán a las previsiones contenidas en las
disposiciones estatutarias y normas específicas de cada entidad; lo que afirma que
el demandante se encontraba bajo el régimen laboral de la Ley General del
Trabajo, correspondiéndole en consecuencia, la cancelación de los derechos
sociales que demandó, tomando en cuenta su irrenunciabilidad consagrada en los
arts. 4 de la Ley General del Trabajo (LGT), 48 y 162 de la CPE; g) No pueden

4
desnaturalizarse o confundirse los alcances de la jurisdicción constitucional,
advirtiendo que en la acción de amparo constitucional presentada, se pretende una
nueva interpretación de normas que en su momento no fue invocada, incluso otra
valoración de la prueba ingresando al fondo del tema, no abriéndose la
competencia del Tribunal de garantías a dicho efecto, al no constar lesión de
derechos fundamentales alguna; y, h) El Auto Supremo 178/2014, constituye una
Resolución judicial ajustada a derecho, teniendo unidad en su contenido, debiendo
ser interpretada en su conjunto. Solicitaron denegar la tutela impetrada, conforme
a los argumentos expuestos en su informe escrito.

I.2.3. Intervención del tercero interesado

Bernardo Antonio Baldivia Strampfer, citado en calidad de tercero interesado


dentro de la presente acción tutelar, no presentó memorial alguno ni concurrió a
la audiencia realizada a efectos de su consideración, no obstante su legal
notificación (fs. 186).

I.2.4. Resolución

La Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Chuquisaca,


constituida en Tribunal de garantías, pronunció la Resolución 293/014 de 13 de
agosto de 2014, cursante de fs. 209 a 213, por la que, denegó la tutela solicitada
por la parte accionante, con los siguientes fundamentos: 1) Del contenido de la
acción de amparo constitucional, así como de la fundamentación oral pertinente
realizada en audiencia, se evidencia que los representantes de la entidad y
proyecto accionantes, confundieron la acción constitucional con una acción de la
jurisdicción ordinaria, demandando errónea interpretación de la legalidad ordinaria,
así como omisión en la valoración probatoria en la emisión del Auto Supremo
178/2014, decisión que alegan de carente de congruencia, siendo además
imprecisa, contradictoria y atentatoria a los intereses del Estado; 2) La jurisdicción
constitucional no puede ingresar a cumplir la labor de interpretación de legalidad
ordinaria y de la prueba, aludidas en el punto anterior, salvo excepcionalmente,
cuando se hayan otorgado “los insumos” al Tribunal de garantías, precisando las
reglas o sistemas de interpretación o de valoración probatoria que no hubieran
sido tomados en cuenta, o cuáles son las reglas de razonabilidad y de la sana
crítica que habrían sido obviados por las autoridades judiciales codemandadas,
siendo éstas barreras de contención que impiden abrir la competencia para
ingresar a pronunciarse sobre dichos aspectos; 3) Los impetrantes de tutela no
tomaron en cuenta que la acción de amparo constitucional no es un recurso
alternativo, opcional ni complementario al recurso de casación; habiendo invocado
como derecho presuntamente transgredido, al debido proceso, sin especificar las
vertientes o elementos del mismo consideradas como lesionadas, estableciendo
únicamente “…error evidente a partir de declararlo al demandado del proceso del
que emerge la acción constitucional en aplicación de la Ley General del Trabajo…”
(sic), sin establecer el nexo de causalidad entre la contradicción, arbitrariedad,
“absurdez” e incongruencia alegadas; y, 4) Se denunciaron como vulnerados
principios constitucionales como la legalidad, seguridad jurídica e igualdad,
olvidando que aquellos no se encuentran bajo el paraguas de protección de la

5
acción de amparo constitucional, a partir de la vigencia de la Norma Suprema, a no
ser que estén vinculados debidamente con derechos fundamentales, lo que –según
refirió el Tribunal de garantías– no ocurrió en el caso de examen, por lo que,
atender en las condiciones aludidas, la tutela pretendida por la parte accionante,
provocaría un desequilibrio entre jurisdicciones, derivando en consecuencia
aquello, en su denegatoria.

Por memorial presentado el 15 de agosto de 2014, los representantes de la


Dirección General de Aeronáutica Civil y del proyecto “OACI/BOL 13/801”,
impetraron la complementación y enmienda de la Resolución dictada por el
Tribunal de garantías, en sentido de precisar por qué no se consideraron los
argumentos relativos a la carencia de fundamentación del Auto Supremo
178/2014, que se basó en una legislación que no correspondía a la Dirección
General de Aeronáutica Civil, y la omisión valorativa total en la que se incurrió, al
establecer “falsamente”, que no se presentaron pruebas, cuando éstas incluso
fueron aportadas por “el demandante” (fs. 216 y vta.); solicitud que mereció el
Auto 298/14 de 18 del mismo mes y año, que la declaró no ha lugar, al estar
dirigida a obtener un pronunciamiento de fondo en relación a la problemática
planteada (fs. 218 a 219).

I.3. Trámite procesal en el Tribunal Constitucional Plurinacional

Mediante decreto constitucional de 24 de marzo de 2015, cursante a fs. 296, se


dispuso la suspensión del plazo a efectos de recabar documentación
complementaria, reanudándose el mismo por providencia de 17 de junio de igual
año, que fue notificado el 23 de junio de 2015, por lo que la presente Sentencia
Constitucional Plurinacional, es pronunciada dentro del plazo.

Asimismo, no habiéndose encontrado consenso en la Sala, de conformidad al art.


30.I.6 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional (LTCP), se procedió a
convocar al Presidente del Tribunal Constitucional Plurinacional a fin de dirimir con
su voto el caso en análisis, por lo que el pronunciamiento de la presente
Sentencia se encuentra dentro de plazo.

II. CONCLUSIONES

De la atenta revisión y compulsa de los antecedentes que cursan en el


expediente, se establece lo siguiente:

II.1. El 22 de febrero de 2007, Bernardo Antonio Baldivia Strampfer, interpuso


demanda laboral de pago de quinquenio contra la OACI, en su calidad de
organismo de ejecución del proyecto “OACI/BOL/04/901-Seguridad
Operacional y Navegación Aérea”, alegando que a partir de enero de 2001,
suscribió numerosos contratos de trabajo con la Organización citada, siendo
éstos consecutivos hasta el año 2006, prestando servicios en el cargo de
Inspector de Operaciones (Cabina). Habiéndose mencionado “ilegalmente”
en los contratos firmados, que supuestamente no era considerado
funcionario de la OACI, por lo que, no existiría relación jurídica laboral,

6
señalando que el vínculo contractual sería con la DGAC, institución que no
suscribió ni participó en los documentos. En ese mérito, alegó que le
correspondía un quinquenio que ascendía a la suma de $us3250.- (tres mil
doscientos cincuenta dólares estadounidenses), cuya cancelación fue negada
por la OACI, pese a haberse desempeñado en su puesto de trabajo por cinco
años, seis meses y veinticuatro días (fs. 48 a 49 del anexo 1). A ese efecto,
se citó y emplazó a Erick Vargas Campero, representante legal de la OACI
(fs. 173 del anexo 1).

II.2. Por memorial presentado el 10 de mayo de 2007, Jaime Oscar Arauco Frías,
Jefe de la Misión OACI, formuló excepciones previas de incompetencia por
razón de la materia –alegando que el demandante “…en todo momento y
durante el tiempo que prestó sus servicios…” (sic), lo hizo en la DGAC, como
“Inspector de Operaciones/Cabina-Cat.1”, en la ciudad de Cochabamba, bajo
el puesto 1787, en tal condición no sujeto a la aplicación de la Ley General
del Trabajo, porque la Dirección aludida era una institución enmarcada
dentro de la estructura del Poder Ejecutivo; es decir, una entidad pública del
Estado, siendo por ende aplicable, el Estatuto del Funcionario Público– y de
impersonería en el demandado –anotando que la representación legal de la
OACI, recaía en el Secretario General, no así en el Jefe de Misión–,
respondiendo asimismo, a la demanda interpuesta (fs. 158 a 162 vta. del
anexo 1). Declarando la Jueza Primera de Partido de Trabajo y Seguridad
Social del departamento de Cochabamba, mediante Auto de 28 de mayo de
2007, sin lugar a las excepciones previas referidas, abriendo periodo
probatorio, a efecto de comprobar la procedencia o no de la demanda
interpuesta (fs. 177 y vta. del anexo 1); decisión apelada por el Jefe de la
Misión de la OACI en Bolivia (fs. 249 a 251 del anexo 2), que respondida por
el demandante (fs. 266 a 267 del anexo 2), fue concedida en el efecto
devolutivo, por Auto de 13 de agosto de 2007 (fs. 268 del anexo 2); siendo
resuelta a través del Auto de Vista 182/2009 de 22 de mayo, confirmando el
fallo apelado de 28 de mayo de 2007 (fs. 509 a 510 del anexo 3).

II.3. Mediante Sentencia de 22 de agosto de 2007, la Jueza Primera de Partido del


Trabajo y Seguridad Social del departamento de Cochabamba, declaró
improbada la demanda, sin costas, por no haberse pronunciado en el fondo,
estableciendo que conforme a la cláusula sexta de los contratos suscritos,
Bernardo Antonio Baldivia Strampfer, no fue considerado funcionario de la
OACI, constituyéndose el vínculo jurídico laboral con la DGAC, dependiente
del Ministerio de Desarrollo Económico, siendo por ende una institución de
orden autártico de Derecho Público, con personería jurídica y patrimonio
propio, con jurisdicción nacional y autonomía de gestión administrativa, legal
y económica para el cumplimiento de su misión institucional; estando bajo
tuición del Ministerio de Servicios y Obras Públicas, a través del
Viceministerio de Transporte; por ende, su relación laboral, en el ámbito de
aplicación del art. 9.I del EFP, que prevé el ámbito de aplicación del Estatuto
anotado, que abarca a todos los servidores públicos que presten servicios en
relación de dependencia con cualquier entidad del Estado,
independientemente de la fuente de remuneración; por lo que, carecía de

7
derecho de exigir el pago del quinquenio que impetró; en razón a no
encontrarse dentro del campo de aplicación de la Ley General del Trabajo y
de su Decreto Reglamentario (fs. 290 a 293 del anexo 2).

II.4. La decisión glosada en la Conclusión anterior, fue apelada por el


demandante, ahora tercero interesado (fs. 296 y vta. del anexo 2),
respondiendo el recurso de apelación mencionado, Jaime Oscar Arauco Frías,
en representación de la OACI (fs. 299 a 300 del anexo 2); dictándose el Auto
de Vista 269/2009 de 16 de septiembre, por la Sala Social y Administrativa
del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba, confirmando la
Sentencia impugnada, indicando que la Jueza de primera instancia, no basó
su Resolución, determinando que el actor fuera un funcionario público
eventual, sino que se llegó a la convicción que carecía de derecho para exigir
el pago de la indemnización por un quinquenio debido a su condición de
funcionario público; por lo que, no era aplicable el principio laboral “indubio
pro operario”, aducido en la apelación; siendo la percepción de la Juzgadora
correcta, dado que conforme al art. 9.I y II del EFP, existía certeza que el
demandante, al ser dependiente de la DGAC, tuvo la condición de funcionario
público, no enmarcado en el ámbito de aplicación de la Ley General del
Trabajo y su Decreto Reglamentario, para demandar su indemnización por
un quinquenio. Precisando finalmente, que únicamente tratándose de
reclamos de derechos consolidados, que no constituyan beneficios sociales,
como los sueldos devengados, aguinaldo y vacaciones, se abría la judicatura
laboral, aunque el funcionario no se encontrare sometido a las previsiones de
la Ley General del Trabajo (fs. 513 a 514 del anexo 3).

II.5. El 30 de octubre de 2009, Bernardo Antonio Baldivia Strampfer, formuló


recurso de casación en el fondo y en la forma, contra el Auto de Vista
269/2009, señalando en cuanto a los argumentos de fondo que: i) Las
determinaciones adoptadas en Sentencia y en el Auto de Vista, contenían
violación de la ley e interpretación errónea de la misma, además de incurrir
en error de hecho y de derecho en el régimen jurídico de la valoración de la
prueba para definir su competencia, con carácter previo a la tramitación de
la causa, debiendo considerarse en todo caso que, las decisiones asumidas
no podían ser omisivas de las normas que rigen la materia de derechos
laborales adquiridos del trabajador cualquiera fuere su condición; por lo que,
lejos de intentar justificar “empeñosamente” su calidad de supuesto servidor
público, las autoridades de primera y segunda instancia, estaban obligadas a
pronunciarse sobre sus derechos adquiridos; ii) En el último considerando de
la Sentencia, la Jueza argumentó y fundamentó “extemporáneamente” su
propia competencia, haciendo alusión a los arts. 4, 9 y 43 del Código
Procesal del Trabajo (CPT), afirmando que la judicatura laboral sólo tenía
competencia para decidir las controversias emergentes de los contratos
individuales del trabajo y otros; declarándose “implícitamente” incompetente
para el conocimiento de la causa, lo que provocaba la nulidad del fallo
dictado en primera instancia, constituyendo un error de hecho y de derecho
la tramitación de la causa; iii) El argumento central de falta de competencia
contenido en la Sentencia, debió ser pronunciado antes de ser admitida la

8
demanda, o “en el peor de los casos”, después de haber sido respondida la
misma a instancia de parte, no siendo viable que después de cerrarse todas
las etapas procesales, recién revise su propia competencia, debiendo
aplicarse los arts. 127, 129 y 57 del CPT; iv) Conforme al punto anterior, la
Jueza de primera instancia, pese a referir que nunca tuvo competencia para
conocer el proceso, inversa y contradictoriamente, insertó en su fallo,
resoluciones expresas y positivas sobre la tutela requerida y la acción de
pedir, al establecer que carecía del derecho de exigir el pago de los
beneficios sociales de indemnización –quinquenio–, al no encontrarse en el
ámbito de aplicación de la Ley General del Trabajo ni de su Decreto
Reglamentario; v) La antes denominada Corte Suprema de Justicia, sentó
una línea jurisprudencial en sentido que se abre excepcionalmente la
competencia de la judicatura laboral, para tutelar derechos adquiridos; así, el
Auto Supremo 403 de 23 de marzo de 2007; en cuyo mérito, aun tendría la
condición de funcionario público, al ser el quinquenio un derecho adquirido
por el trabajador, en aplicación análoga de la Ley General del Trabajo y
conforme a las disposiciones contenidas en el Decreto Supremo (DS) 11478
de 17 de marzo de 1974, los Jueces de instancia, estaban constreñidos a
pronunciarse y analizar en el fondo si correspondía el pago de los mismos;
vi) El Estatuto del Funcionario Público, en el que se pretendía amparar los
fallos dictados, no prevé la instancia a la que deba acudir un servidor público
para reclamar sus derechos laborales, omisión suplida por el art. 61 del CPT,
previendo que las controversias sociales que no tengan señalado un
procedimiento especial, se tramitarán conforme al procedimiento laboral
común para los procesos establecidos en el referido Código, cualquiera sea
su naturaleza; por lo que, las autoridades judiciales debieron pronunciarse en
el fondo de su pretensión, aun si tendría la calidad de funcionario público; y,
vii) La Jueza de la causa, vulneró la totalidad de las normas legales que
invoca, negándole sus derechos, esencialmente, el de acceso a la justicia y al
debido proceso, quebrantando la alta función encomendada por el Estado
que es, administrar justicia.

Ahora bien, en relación a la casación en el fondo, respecto al Tribunal de


segunda instancia, el recurrente indicó que se: a) Pronunció un fallo
“forzado”, lesionando el art. 236 del Código de Procedimiento Civil (CPC),
limitándose a un examen sucinto de la Sentencia, sin absolver los agravios
expresados en la alzada; b) Justificó de manera resumida los elementos de
juicio que contenía la mencionada Sentencia, transgrediendo el principio de
independencia e idoneidad previsto en el art. 1 de la Ley de Organización
Judicial abrogada (LOJabrg); c) Estableció que, no tenía derecho al pago del
quinquenio debido a su condición de funcionario público, sin pronunciarse
sobre sus derechos adquiridos, como trabajador, cualquiera fuere su
condición; d) Citó el Auto Supremo 403, cuando no correspondía su
aplicación; e) Incurrió en un fundamento contradictorio a la línea
jurisprudencial asumida por la misma Sala Social y Administrativa, en el Auto
de Vista de 17 de marzo de 2009, demostrando la grave contradicción e
interpretación distinta en casos sometidos a su revisión; y, f) Cometió error
de hecho y de derecho, por la definición extemporánea de la competencia de

9
la Juzgadora de primera instancia que incurrió en graves contradicciones, la
falta de aplicación supletoria de normas citadas, la justificación indebida del
Tribunal de apelación a la Sentencia y, falta de uniformidad en los fallos
dictados en ambas instancias en relación a sus derechos adquiridos.

Por su parte, la casación en la forma, se ciñó a demandar que, el Tribunal de


apelación omitió pronunciarse en relación a toda la expresión de agravios
presentada en alzada, habiéndose limitado su decisión, a justificar la
Sentencia emitida, en transgresión del art. 236 del CPC (fs. 518 a 522 vta.
del anexo 3).

II.6. El recurso de casación descrito ampliamente en la Conclusión precedente,


para su estudio posterior en el Fundamento Jurídico III.4 del presente fallo,
centrado al análisis del caso concreto; fue respondido por Jaime Oscar
Arauco Frías, por memorial presentado el 10 de noviembre de 2009,
señalando: 1) Conforme a las pruebas aportadas por su parte, se demostró
que el demandante, cumplió funciones dentro de la DGAC, teniendo en
consecuencia la condición de servidor público, no estando incluido dentro de
los alcances de la Ley General del Trabajo y de su Reglamento, no
procediendo el pago de beneficios sociales ni el quinquenio pretendido,
habiendo sido dichos aspectos evaluados correctamente por la Jueza de
primera instancia, así como por la Sala Social y Administrativa, al momento
de resolver la apelación que se formuló; 2) El Auto de Vista, estableció con
claridad que, en el marco del DS 28478, la Ley de Organización del Poder
Ejecutivo y el Estatuto del Funcionario Público, el demandante carecía de
derecho para exigir el pago de la indemnización por quinquenio debido a su
calidad de funcionario público; y, 3) Conforme a correctamente señaló el
Tribunal de apelación, la jurisdicción y competencia de la judicatura del
trabajo, se abren de forma excepcional sólo para el reclamo de derechos
consolidados como sueldos, aguinaldos o vacaciones; sin embargo, en el
caso, se impetró la cancelación por un quinquenio, derecho únicamente
aplicable en los casos en los que la relación laboral está regida por los
alcances de la Ley General del Trabajo, no así para funcionarios públicos (fs.
524 y vta. del anexo 3).

II.7. Por memoriales presentados el 4 de enero de 2011 y el 21 de marzo de


2013, Jaime Oscar Arauco Frías; y, Carlos Eduardo Medinaceli Muñoz,
Roberto Carlos Gironás Cervantes y Carlos Fernando Pizarro Alcázar;
respectivamente, pidieron a la Sala Social y Administrativa Primera
Liquidadora del Tribunal Supremo de Justicia, se consideren los extremos
detallados en sus escritos, a efectos de dictar el auto supremo
correspondiente, indicando esencialmente que, no se consideró que en el
recurso de apelación formulado por el demandante, éste incumplió con la
expresión de agravios ineludible sobre el tema, pretendiendo “sorprender” al
Tribunal de casación con la casación planteada (fs. 529 a 532; 539 a 540,
todas del anexo 3).

II.8. Mediante Auto Supremo 178/2014 de 10 de junio, la Sala Social y

10
Administrativa Liquidadora Primera del Tribunal Supremo de Justicia, casó el
Auto de Vista 269/2009, y deliberando en el fondo, declaró probada la
demanda de pago del quinquenio, disponiendo que la OACI, pague a favor
del actor la suma de $us3250.-; sin responsabilidad de multa por ser
excusable. Decisión que en su primer considerando, sintetizó los puntos
impugnados tanto en el recurso de casación en el fondo, como en la forma,
sustentando su decisión en el segundo considerando, conforme a los
siguientes fundamentos: i) En cuanto a la casación en el fondo, refirió que:
a) Respecto a la acusación efectuada por el recurrente, reflejada en la
supuesta incompetencia manifestada por la Jueza a quo, para asumir
conocimiento de la causa, advirtió que, efectivamente dicha autoridad
determinó en el quinto considerando de la Sentencia que dictó, ser
incompetente para el conocimiento y tramitación de la demanda en cuestión,
amparada en los arts. 4, 43 y 47 del CPT; sin embargo, ingresó al fondo de
la demanda declarándola improbada; b) A objeto de determinar si la Jueza a
quo tenía o no competencia para tramitar la demanda interpuesta, efectuó
una definición de la competencia, así como citó lo dispuesto en los arts. 26,
27 y 152.2 de la LOJabrg; además del art. 43 inc. b) del CPT, estableciendo
conforme a ello que, el juez en materia laboral, sí tenía competencia para
conocer y decidir sobre la acción; c) La admisión en el ámbito laboral es
formal, siendo el único requisito que precisa cumplir el actor trabajador, el de
acomodar su pretensión a la norma contenida en el art. 117 del CPT, lo cual
no inhibe a que la autoridad judicial, en sentencia, desestime su pretensión
por considerarse incompetente, si de los datos del proceso llega a dicha
conclusión, aspectos emergentes del art. 47 del Código anotado; d) Ante la
incertidumbre del demandante de la competencia o no de la Jueza a quo,
ésta si era competente; toda vez que de los datos del proceso, se
evidenciaba que el actor suscribió más de doce contratos consecutivos de
servicios especiales con la OACI, comprobándose en ese marco que inició sus
labores desde el 1 de enero de 2001, al 31 de enero de 2006, de manera
ininterrumpida, con un horario de ocho horas de trabajo diario, propios del
contrato laboral, demostrando la existencia de un contrato laboral, al
haberse definido la prestación del servicio por cuenta ajena y la
subordinación, elementos constitutivos de ese tipo de relación; e) La
competencia de la Jueza a quo, ya había sido determinada por ella misma, a
través del Auto de 28 de mayo de 2007; f) Por otro lado, a efectos de
determinar la relación laboral del demandante, se afirmó no existir prueba
alguna que demuestre que la actividad desarrollada por el actor haya sido
fungida como funcionario público, en entidad pública dependiente del
Estado; g) El art. 33 de la Norma Suprema abrogada, concordante con el art.
123 de la CPE vigente, prevé que la ley solo dispone para lo venidero y no
tiene efecto retroactivo, excepto en materia social cuando lo determine
expresamente y en materia penal cuando beneficie al delincuente;
instituyendo de otro lado el art. 81 de la CPEabrg, que la ley es obligatoria
desde el día de su publicación, salvo disposición contraria de la misma ley,
previendo a su vez, el art. 164.II de la Ley Fundamental que, la ley es de
observancia ineludible desde el día de su publicación, salvo que en ella se
establezca un plazo diferente para su entrada en vigencia; h) Conforme al

11
art. 77 del EFP, modificado por el art. 5 de la Ley 2104 de 21 de junio de
2000, y al art. 58 de la Ley anotada, la vigencia del Estatuto del Funcionario
Público, data a partir del 19 de junio de 2001; i) El art. 69 del EFP,
determina sobre el tratamiento para el personal de las entidades públicas
autónomas, autárquicas y descentralizadas, que en caso que se encuentre
ejerciendo actividades amparadas por la Ley General del Trabajo, hasta
antes de la vigencia del Estatuto aludido, seguirán sujetos a dicho régimen
laboral; contrariamente, si se incorporaren posteriormente a las entidades
mencionadas, se sujetarán a las previsiones instituidas en las disposiciones
estatutarias y normas específicas de cada entidad; y, j) De acuerdo a la
normativa expresada, analizados los actuados procesales y la prueba
producida por las partes, concluye que, el actor se encuentra bajo el régimen
de la Ley General del Trabajo, al haber ingresado a su fuente de trabajo
antes de la vigencia del Estatuto del Funcionario Público, no siendo la ley
retroactiva sino únicamente cuando favorezca al reo o trabajador, habiendo
ingresado a trabajar a la OACI, el 1 de enero de 2001; estando dentro del
ámbito de las disposiciones laborales en vigencia, concerniendo en
consecuencia, la cancelación de los derechos sociales demandados, en virtud
a su irrenunciabilidad, expresada en los arts. 4 de la LGT y 162 de la CPE, no
habiendo actuado la Jueza de primera instancia, conforme a ley; ii) En
cuanto a la forma, anotó que: 1) Resulta cierta la vulneración de lo prescrito
por el art. 236 del CPC, dado que el Tribunal de apelación, ingresó al fondo
para conocer la causa; tomando de la Sentencia, el presupuesto de admisión,
conocimiento y resolución, sin pronunciarse en relación a todos los agravios
expresados; y, 2) Según lo expuesto en el punto anterior, el Tribunal de
segunda instancia, incumplió su deber de aplicar el principio de congruencia,
al no otorgar respuesta razonada y razonable respecto de cada uno de los
agravios expresados, afectando el debido proceso y la seguridad jurídica; y,
iii) Conforme a lo expuesto, son ciertas y evidentes las infracciones
acusadas, tanto en el recurso de casación en el fondo, como en la forma,
correspondiendo resolverlo según los arts. 271 inc. 4) del CPC y 252 del CPT.

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

Los representantes de la entidad accionante denuncian la vulneración de los


derechos de la entidad y proyecto que representan, al “reconocimiento de la
personalidad”, al debido proceso –en sus componentes de congruencia,
fundamentación y valoración pertinente de la prueba de descargo presentada–,
así como del principio a la seguridad jurídica, alegando que dentro del proceso
laboral iniciado por Bernardo Antonio Baldivia Strampfer, contra la OACI,
persiguiendo el pago de un quinquenio en la suma de $us3250.-, la Jueza de
primera instancia, declaró improbadas las excepciones de incompetencia en razón
de la materia e impersonería en el demandado, así como también la demanda
formulada, a través de la Sentencia de 22 de agosto de 2007, decisión que
apelada fue confirmada por Auto de Vista 269/2009, que fue objeto de recurso de
casación en el fondo y en la forma. En ese mérito, indican que, el Auto Supremo
178/2014 de 10 de junio, dictado por las Magistradas codemandadas, casó el fallo
impugnado, declarando probada la demanda laboral, con una carencia de

12
fundamentación y motivación evidente, glosando un sin fín de apreciaciones que
no respondieron a los puntos sujetos a casación, pronunciándose más allá de lo
pedido, sin respetar el principio de congruencia inherente al debido proceso.
Además de ello –indican que–, el Auto Supremo cuestionado, estableció que no
existía prueba alguna que se hubiere presentado para demostrar que el actor
hubiera prestado sus servicios como funcionario público, omitiendo toda la
adjuntada al efecto, concluyendo ser viable el pago del quinquenio, al tener
derechos adquiridos por haber sido contratado antes de la vigencia del Estatuto
del Funcionario Público, cuando aquello no fue referido por el recurrente en
casación, estableciendo así que la OACI, cumpla con la cancelación aludida,
obviando que la DGAC, fue la entidad pública del Estado, de la que provinieron las
remuneraciones del demandante, con fondos del TGN, por lo que, era evidente
que el actor se encontraba fuera del régimen laboral, siéndole aplicables las
normas relativas a la función pública y en ese sentido, el no pago del quinquenio
pretendido.

En consecuencia, compele en revisión verificar si tales extremos son evidentes, a


fin de conceder o denegar la tutela impetrada.

III.1. Del recurso de casación en materia civil, aplicable al caso de


exégesis, por disposición del art. 252 del CPT

Derivando la problemática planteada de una demanda laboral, son


aplicables en lo relativo al recurso de casación, las normas del
procedimiento civil, por expresa determinación del art. 252 del CPT; en
ese mérito, sobre el recurso aludido, instituido en el Capítulo VI del CPC,
la SCP 1916/2012 de 12 de octubre, realizando un estudio pormenorizado
del mismo y de todas las normas atinentes a éste, señaló: “La casación es
un recurso extraordinario, porque su interposición no cabe, sino contra
determinadas resoluciones y por motivos preestablecidos por la ley; no
constituye una tercera instancia ni una segunda apelación, sino que se la
considera como una demanda nueva de puro derecho y sujeta al
cumplimiento de requisitos esenciales específicamente determinados por
ley. Se encuentra prevista por los arts. 250 y ss. del CPC, donde dispone
que se la concederá para invalidar una sentencia o auto definitivo en
aquellos casos señalados expresamente en la norma; pudiendo ser en el
fondo y en la forma; ambas que pueden ser interpuestas al mismo tiempo.

Con relación a las formas que puede revestir el recurso de casación,


Gonzalo Castellanos Trigo en su libro Análisis Doctrinal y Jurisprudencial
del Código de Procedimiento Civil Boliviano, Tomo III, pág. 36, indicó que:
„El recurso de casación en el fondo está instituido para proteger dos
finalidades esenciales: la defensa del Derecho objetivo y la unificación de
la jurisprudencia.

(…)

En cambio, en la forma, se imputan errores de procedimiento y vicios

13
deslizados que sean motivo de nulidad por haber afectado el orden
público. Responde expresamente a los casos comprendidos en el art. 254
del CPC, que se sintetizan a que el fallo o auto recurrido, hubiere sido
dictado: i) Por juez o tribunal incompetente, o por tribunal integrado
contraviniendo lo dispuesto por la ley; ii) Por un juez o con la concurrencia
de un vocal legalmente impedido o cuya excusa o recusación estuviere
pendiente o hubiere sido declarada legal por tribunal competente; iii) Por
un tribunal con menor número de votos o con menos número de vocales
que los requeridos por ley; iv) Otorgando más de lo pedido por las partes
o sin haberse pronunciado sobre alguna de las pretensiones deducidas en
el proceso y reclamados oportunamente ante los tribunales inferiores; v)
En apelación desistida; vi) En uno de los casos señalados por los arts. 208
y 209 del Código procesal adjetivo, referidos a la pérdida de competencia
del juez y de los vocales relatores; y, vii) Fallando a alguna diligencia o
trámite declarados esenciales, falta expresamente penada con nulidad por
ley.

(…)

…la jurisprudencia del extinto Tribunal Constitucional, en la SC 1312/2010-


R de 20 de septiembre, señaló lo siguiente: «…el recurso de casación, se
excluye del conocimiento del fondo controvertido del litigio particular; es
decir, ante la impugnación de una determinada resolución
judicial, el juez o tribunal de casación, debe limitar su accionar a
verificar si la sentencia que se impugna contiene o padece los
defectos denunciados en el recurso, ya que el agraviado, al
recurrir, se vale de una vía judicial que ha sido concebida con el
propósito de defender la correcta actuación de la ley; en este
sentido, las sentencias pronunciadas por los tribunales de
justicia, deberán estar fundadas en el texto expreso de la norma
legal, y a falta de ésta, en los principio jurídicos de la legislación
vigente en la materia respectiva, debiendo además, estar
cimentadas en los motivos, justificaciones, argumentos
razonados, objetivos, serios y completos vinculados en todo a lo
que necesariamente es conducente y decisivo para alcanzar
medianamente el raciocinio jurídico.

Es imprescindible aclarar; sin embargo, que la resolución a ser emitida


por el juzgador, deberá circunscribirse a lo demandado por el
recurrente de casación y a la prueba aportada por éste para la
consecución de su propósito; es así que, es responsabilidad ineludible
e inexcusable del profesional en derecho, cumplir con todos los requisitos
exigidos para la procedencia de este recurso, exagerando su cuidado y
precisión en la relación de los hechos, sin que esto derive en un relato de
innumerables páginas que a más de contener innecesarias reiteraciones
sobre los actuados procesales de la primera instancia, pueden inducir a
errores; por tanto, es indispensable que el recurrente, al interponer el
recurso de casación en el fondo, cite de forma clara y concisa el artículo

14
de la ley que considera ha sido vulnerada, especificando en qué consiste
la infracción, falsedad o error en que se ha incurrido y la correcta solución
de la situación jurídica que se objeta en la resolución impugnada»‟” (las
negrillas son nuestras ).

III.2. De la fundamentación y congruencia de las decisiones, como


elementos esenciales del debido proceso

La fundamentación exigible en el pronunciamiento de los autos supremos,


descrita en el Fundamento Jurídico anterior, deriva de la garantía del
debido proceso –arts. 115.II y 117.I de la CPE–, siendo precisamente la
fundamentación y motivación de las resoluciones, un componente de la
misma, como garantía de legalidad que constriñe a toda autoridad a emitir
actos motivados, citando los preceptos legales, sustantivos y adjetivos que
apoyen su decisión, expresando asimismo los razonamientos lógico
jurídicos del por qué considera que el caso se ajusta a la hipótesis
normativa.

Conforme a lo anotado, los jueces y tribunales ordinarios o


administrativos, se hallan constreñidos al cumplimiento de una debida
fundamentación y motivación en la emisión de sus decisiones, no siendo
viable omitir un elemento de transcendental importancia al constituir la
fundamentación el conjunto de razonamientos de hecho y de derecho
sobre los cuales se cimenta la determinación asumida, que permite
comprender en consecuencia, la parte dispositiva del fallo en relación a la
parte considerativa o expositiva. Debe entenderse entonces que,
argumentadas las razones fácticas y jurídicas que justifican el fallo, se
otorga al justiciable la posibilidad de conocer los motivos por los que se
arribó a la decisión, a fin de no dejarlo en incertidumbre ante el
desconocimiento de los mismos, sin que la motivación implique: “…la
exposición ampulosa de consideraciones y citas legales, sino que exige una
estructura de forma y de fondo. En cuanto a esta segunda, la motivación
puede ser concisa, pero clara y satisfacer todos los puntos demandados,
debiendo expresar el juez sus convicciones determinativas que justifiquen
razonablemente su decisión en cuyo caso las normas del debido proceso se
tendrán por fielmente cumplida…”‟ (SC 1326/2010-R de 20 de septiembre).

Ahora bien, en relación a la congruencia, también componente del debido


proceso, la SC 1494/2011-R de 11 de octubre, reiterando fallos
constitucionales anteriores, precisó que de la esencia del mismo: “…deriva a
su vez la congruencia como principio característico del debido
proceso, entendida en el ámbito procesal como la estricta
correspondencia que debe existir entre lo peticionado y lo
resuelto; ahora bien, esa definición general, no es limitativa de la
coherencia que debe tener toda resolución, ya sea judicial o administrativa,
y que implica también la concordancia entre la parte considerativa y

15
dispositiva: sino que además, debe mantenerse en todo su contenido,
efectuando un razonamiento integral y armonizado entre los distintos
considerandos y razonamientos contenidos en la resolución. La
concordancia de contenido de la resolución y su estricta
correspondencia entre lo pedido, lo considerado y lo resuelto, (…).
En base a esas consideraciones, es que quien administra justicia, emitirá
fallos motivados, congruentes y pertinentes” (negrillas añadidas).
Asimismo, sobre el particular, la SC 0486/2010-R de 5 de julio, precisó
que: “„…la congruencia ha venido clasificada en diversos tipos o categorías
que nos interesa anotar a los fines que se seguirán, y así es moneda
corriente hablar en doctrina de incongruencia „ultra petita‟ en la
que se incurre si el Tribunal concede „extra petita‟ para los
supuestos en que el juzgador concede algo distinto o fuera de lo
solicitado por las partes; „citra petita‟, conocido como por „omisión‟ en la
que se incurre cuando el Tribunal no se pronuncia sobre alguno de los
pedimentos que le han sido planteados, etc.‟ (Principios Constitucionales
en el Proceso Civil, Consejo General del Poder Judicial, El deber Judicial de
Congruencia como Manifestación del Principio Dispositivo y su Alcance
Constitucional, Madrid 1993, Mateu Cromo, S.A., Pág. 438)” (las negrillas
nos corresponden).

III.3. Valoración integral de la prueba

Advirtiendo que los representantes de la entidad y proyecto accionantes,


denuncian también que el Auto Supremo impugnado, incurrió en omisión
valorativa total, respecto a la prueba presentada para demostrar que el
demandante del proceso laboral incoado contra la OACI, era funcionario
público no regido por ende, por la Ley General del Trabajo; corresponde
señalar que la valoración de la prueba en las resoluciones, constituye
también un elemento configurativo del debido proceso, toda vez que,
aunque este aspecto no esté debidamente consignado por la
jurisprudencia constitucional, la lista que ésta realiza no es de modo
alguno limitativa sino enunciativa en el marco del principio de
progresividad, tomando en cuenta que el debido proceso como garantía
general está compuesto por numerosos componentes que buscan
asegurar el cumplimiento del valor justicia. De esa forma, resulta claro
que dichos elementos se hallan relacionados con la seguridad jurídica, que
dentro del Estado Social y Democrático de Derecho, debe ser concebida
no sólo como un principio sino también como un valor de rango supremo;
observando que el Estado, en la medida en que asegure la certidumbre,
trasunta la paz social y la consecución de este fin previsto en el art. 10 de
la Norma Suprema.

Resulta necesario precisar entonces que, de acuerdo a la previsión


contenida en el art. 180.I de la Ley Fundamental, que consagra los
principios de la jurisdicción ordinaria, se halla contemplado el de verdad
material, que comprende la superación de la dependencia de la verdad
formal o la que emerge de los procedimientos judiciales, por eso es

16
aquella verdad que concierne a la realidad, superando cualquier limitación
formal que restrinja o distorsione la percepción de los hechos, a la
persona encargada de juzgar a otro, o de definir sus derechos y
obligaciones, arribando a una decisión injusta que no corresponda a los
principios, valores y valores éticos instituidos en la Ley Fundamental y a
los que todas las autoridades de todos los órganos de poder, están
compelidos a cumplir; en ese sentido, es lógico que a fin de efectivizar
una impartición de justicia menos formalista y procesalista, dando lugar a
una material y efectiva, que respete los derechos fundamentales y
garantías constitucionales de las personas, devenga la obligación de una
correcta apreciación de los medios probatorios durante el proceso.

En consecuencia, en virtud del respeto a un debido proceso, en el caso en


que se denuncie omisión de valoración de los medios probatorios o
apartamiento de los principios de razonabilidad y/o equidad, al igual que
en el supuesto de inobservancia de fundamentación de las resoluciones
judiciales o administrativas, se activa el control tutelar de
constitucionalidad para su restitución; ciñéndose todo lo mencionado a los
lineamientos definidos por la jurisprudencia constitucional.

Sobre el particular, la SCP 0410/2013 de 27 de marzo, refirió: “…por regla


general, la jurisdicción constitucional está impedida de ingresar a valorar
la prueba, por ser una atribución conferida privativa y exclusivamente a
las autoridades jurisdiccionales o administrativas; empero, tiene la
obligación de verificar si en dicha labor: 1) Las autoridades no se
apartaron de los marcos legales de razonabilidad y equidad; 2)
No omitieron de manera arbitraria la consideración de ellas, ya
sea parcial o totalmente; y, 3) Basaron su decisión en una prueba
inexistente o que refleje un hecho diferente al utilizado como
argumento. Claro está que además de ello, en cualquier caso, se debe
demostrar la lógica consecuencia de que su incumplimiento ocasionó
lesión de derechos fundamentales y/o garantías constitucionales al
afectado; lo que se traduce en relevancia constitucional. Supuestos que
constituyen excepciones a la regla aludida, dado que se admite injerencia
de la jurisdicción constitucional, únicamente cuando se evidencian dichas
vulneraciones; empero, dicha competencia se reduce únicamente a
establecer la ausencia de razonabilidad y equidad en la labor
valorativa, o bien, si existió una actitud omisiva en esta tarea, ya
sea parcial o total; o finalmente, si se le dio un valor diferente al medio
probatorio, al que posee en realidad, distorsionando la realidad y faltando
al principio de rango constitucional, como es la verdad material, pero en
ningún caso podrá pretender sustituir a la jurisdicción ordinaria,
examinando directamente la misma o volviendo a valorarla, usurpando
una función que no le está conferida ni legal ni constitucionalmente.

Ahora bien, esta jurisdicción constitucional ha sido constante en exponer


que para que el Tribunal Constitucional Plurinacional pueda ingresar al
análisis de la valoración de la prueba, la ya citada SC 0965/2006-R,

17
estableció que la parte procesal que se considere agraviada con los
resultados de la apreciación efectuada dentro de un proceso judicial o
administrativo, debe invocar la lesión a sus derechos fundamentales y
expresar: „Por una parte, qué pruebas (señalando concretamente) fueron
valoradas apartándose de los marcos legales de razonabilidad y equidad
previsibles para decidir; o, cuáles no fueron recibidas, o habiéndolo sido,
no fueron producidas o compulsadas (…).
Asimismo, es imprescindible también, que el recurrente señale en qué
medida, en lo conducente, dicha valoración cuestionada de irrazonable de
inequitativa o que no llegó a practicarse, no obstante haber sido
oportunamente solicitada, tiene incidencia en la Resolución final; por
cuanto, no toda irregularidad u omisión procesal en materia de prueba
(referida a su admisión, a su práctica, a su valoración, etc.) causa por sí
misma indefensión material constitucionalmente relevante,
correspondiendo a la parte recurrente, demostrar la incidencia en la
Resolución final a dictarse, es decir, que la Resolución final del proceso
hubiera podido ser distinta de haberse practicado la prueba omitida, o si
se hubiese practicado correctamente la admitida, o si se hubiera valorado
razonablemente la compulsada…‟.

No obstante lo anotado, es ineludible exponer que las reglas precedentes,


que impone como carga procesal obligatoria a la parte accionante explicar
de modo sistemático y metódico la irrazonabilidad, inequidad, omisión
arbitraria, o valoración equivocada de la prueba, como ha sido explicado
en la presente Sentencia Constitucional Plurinacional, constituyen
instrumentos argumentativos, no causales de denegatoria de la acción de
amparo constitucional…” (las negrillas son agregadas).

III.4. Análisis del caso concreto

Lo expuesto en los Fundamentos Jurídicos precedentes, es aplicable a la


problemática de exégesis, en la que se advierte que los representantes de
la entidad y proyecto accionante denuncian la vulneración de los derechos
al “reconocimiento de la personalidad”, al debido proceso –en sus
componentes de congruencia, fundamentación y valoración pertinente de
la prueba de descargo presentada–, así como del principio a la seguridad
jurídica, conforme a los hechos fácticos debidamente precisados en el
presente apartado, ceñidos esencialmente a denunciar, la presunta
ausencia de fundamentación y motivación del Auto Supremo 178/2014,
que casó el Auto de Vista dictado dentro de la demanda laboral
interpuesta por Bernardo Antonio Baldivia Strampfer, contra la OACI, a
más de impugnar la omisión valorativa total en la que se habría incurrido,
al establecer que no se hubiera presentado prueba alguna para demostrar
que el demandante, era funcionario público de la DGAC, cuestión que no
era evidente, según refirieron, dada la amplia prueba que se presentó al
efecto.

Al respecto, de la revisión de la documentación y Conclusiones

18
ampliamente detalladas en la presente Sentencia Constitucional
Plurinacional, a fin de verificar precisamente si, el Auto Supremo
178/2014, dictado por las Magistradas codemandadas, incurrió en las
ilegalidades anotadas en la demanda tutelar, en relación principalmente al
debido proceso, en sus componentes de fundamentación debida,
congruencia y valoración de la prueba; esta Sala advierte y concluye lo
siguiente:
El 30 de octubre de 2009, Bernardo Antonio Baldivia Strampfer, formuló
recurso de casación contra el Auto de Vista 269/2009 de 16 de
septiembre, que confirmó la Sentencia, que declaró improbada la
demanda laboral de petición de pago del quinquenio efectuada por el
nombrado; en ese orden, la casación fue presentada, en el fondo y la
forma, conforme a lo descrito en la Conclusión II.5 de la presente
Sentencia Constitucional Plurinacional, cuyos puntos fueron debidamente
identificados, estando los mismos ceñidos esencialmente a denunciar que
la Jueza a quo, se declaró incompetente extemporáneamente, por lo que,
las autoridades de primera y segunda instancia se hallaban obligados a
pronunciarse sobre sus derechos adquiridos, independientemente, de
haber prestado sus servicios en calidad de funcionario público o no, no
existiendo un procedimiento regulado por ley, para resolver problemas
emergentes de un servidor público para reclamar sus derechos laborales;
entre otros aspectos, debidamente consignados. Estableciendo por su
parte, respecto al Tribunal de segunda instancia que, éste lesionó el art.
236 del CPC, al efectuar únicamente un examen sucinto del fallo, sin
absolver los agravios expresados en la alzada. Aduciendo en la forma
igualmente que, el Tribunal de apelación omitió pronunciarse en relación a
toda la expresión de agravios presentada en alzada.

Recurso que, fue respondido por Jaime Oscar Arauco Frías, en


representación de la OACI, alegando que las pruebas aportadas por su
parte en el proceso, demostraban que el demandante cumplió funciones
dentro de la DGAC, teniendo la calidad por ende de servidor público, no
incluido en los alcances de la Ley General del Trabajo y de su Reglamento,
por lo que, no le correspondía la cancelación del quinquenio pedido;
abriéndose únicamente la judicatura laboral, ante derechos consolidados
como sueldos, aguinaldos o vacaciones, en el caso de servidores públicos.

Así las cosas, efectuada la contrastación debida, entre lo expuesto en los


párrafos precedentes, considerablemente glosado en las Conclusiones II.5
y II.6 del presente fallo constitucional plurinacional, con el contenido del
Auto Supremo 178/2014, detallado a su vez, en la Conclusión II.8, se
concluye ser evidentes las alegaciones de los representantes de la entidad
y proyecto accionante, en cuanto a la ausencia de fundamentación,
congruencia de la decisión y valoración de la prueba, teniéndose evidencia
cierta que:

El fallo indicó que la Jueza a quo sí era competente para conocer el


proceso, al advertirse la suscripción de más de doce contratos

19
consecutivos de servicios especiales con la OACI, a partir del 1 de enero
de 2001, al 31 de enero de 2006, con un horario de ocho horas diarias,
propias del contrato laboral, definiéndose la prestación del servicio por
cuenta ajena y la subordinación, como elementos constitutivos de ese tipo
de relación, no existiendo prueba que demostrare lo contrario; es decir,
que la actividad desarrollada por el actor haya sido como funcionario
público en una entidad pública dependiente del Estado. Cuestión sobre la
que, además de no citar normativa legal alguna, para establecer la
primera afirmación, respaldada por la debida documentación; no consideró
la prueba aportada por la DGAC y la OACI, desde el primer momento del
proceso; vale decir, desde la formulación de las excepciones de
incompetencia por razón de la materia e impersonería del demandado,
cuyos documentos según alegó Jaime Oscar Arauco Frías, fueron
presentados precisamente para comprobar que la DGAC, es una entidad
pública del Estado y que, el actor sujetó su relación con la misma,
percibiendo su remuneración de fondos del TGN. Lo que no se aludió en
momento alguno, sea afirmando o negando la veracidad de dichas
alegaciones.

Por otra parte, el Auto Supremo, anotó que la ley disponía para lo
venidero, no teniendo efecto retroactivo, excepto en materia social y penal
cuando beneficie al delincuente, concluyendo que al estar vigente el
Estatuto del Funcionario Público, a partir del 19 de junio de 2001,
habiendo ingresado a trabajar el demandante a la entidad, el 1 de enero
del mismo año, era aplicable la Ley General del Trabajo a su caso,
conforme al art. 69 del EFP, sin referirse en momento alguno, a lo
cuestionado por la parte demandada, en relación a que dicha normativa
no era aplicable, siendo que la DGAC, fue desde su creación una entidad
pública que funciona con recursos provenientes del TGN, por lo que, el
demandante tendría calidad de funcionario público. Es así que, se advierte
también que, a más que las Magistradas codemandadas, no resolvieron
adecuadamente al respecto, incurriendo en una falta de argumentación,
que no permitió comprender de manera ineludible, los motivos de su
decisión, al no haberse referido a las constantes alegaciones en cuanto a
la calidad de funcionario público del demandante, por haber ceñido su
relación con la DGAC, y no con la OACI, los fundamentos que expresaron,
no coinciden con lo impugnado en el recurso de casación, el que se centró
a manifestar que la Sentencia y Auto de Vista pronunciados no
consideraron los derechos adquiridos independientemente de su calidad,
la que debía ser considerada en el fondo, aspecto obviado en dichas
instancias. Sin que tampoco, se haya anotado de manera coherente, qué
puntos no fueron resueltos por el Tribunal de segunda instancia, en
transgresión del art. 236 del CPC.

Conforme a lo expuesto, se advierte que el precitado Auto Supremo, no


respetó el principio de congruencia, al no haberse circunscrito totalmente
a lo demandado por el recurrente en casación y a la prueba presentada
por ambas partes para la consecución de su propósito, siendo plenamente

20
verificable además, que el fallo de casación analizado, no contiene una
estructura de forma y fondo, que haya respondido debidamente a cada
uno de los puntos expuestos en el recurso, contestados por la parte
demandada, identificándolos y resolviéndolos en base a un respaldo
argumentativo certero, advirtiendo contrariamente la carencia parcial del
mismo, sin considerar que es deber de las autoridades judiciales, más aun
en instancia de casación, efectuar un estudio minucioso y sustentado de la
causa, explicando debidamente los motivos de la decisión asumida, en el
marco de la pertinencia y congruencia entre los hechos, las pretensiones y
la decisión, resolviendo todos los aspectos expuestos por las partes,
aunque se lo haga a través de una explicación concisa y coherente,
siempre que se cumpla con lo mencionado.

Argumentos desarrollados que permiten concluir que, el Tribunal de


garantías, no obró correctamente, por cuanto, compelía conceder la
tutela, a fin que, las autoridades judiciales codemandadas, emitan un
nuevo auto supremo, que respete las garantías mínimas del debido
proceso en su dimensión adjetiva, a efectos de asegurar a los justiciables
la certeza, justicia y legitimidad de la decisión asumida, sin que el fallo
dictado por la jurisdicción constitucional, pueda ser tomado como
direccionador del sentido de la decisión a dictarse; toda vez que, la
concesión de la tutela emerge de la evidente transgresión del debido
proceso, ante la ausencia de motivación y fundamentación, así como de la
omisión valorativa en la que se incurrió, lo que debe ser subsanado por las
demandadas, emitiendo el fallo pertinente.

Por lo expuesto, se concluye que el Tribunal de garantías, al haber denegado la


tutela solicitada, actuó incorrectamente.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Segunda; en virtud de la


autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado Plurinacional de
Bolivia y el art. 12.7 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional; en
revisión, resuelve: REVOCAR la Resolución 293/014 de 13 de agosto de 2014,
cursante de fs. 209 a 213, pronunciada por la Sala Penal Primera del Tribunal
Departamental de Justicia de Chuquisaca; y en consecuencia, CONCEDER la
tutela solicitada por los accionantes; disponiendo la nulidad del Auto Supremo
178/2014 de 10 de junio, ordenando que la actual Sala Social y Administrativa del
Tribunal Supremo de Justicia emita nueva resolución, conforme a los fundamentos
de la presente Sentencia Constitucional Plurinacional.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional


Plurinacional.

No interviene la Magistrada Dra. Mirtha Camacho Quiroga, por ser de voto


disidente.

21
Fdo. Dr. Zenón Hugo Bacarreza Morales
PRESIDENTE

Fdo. Dr. Juan Oswaldo Valencia Alvarado


MAGISTRADO

22

También podría gustarte