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SALA SEGUNDA
Magistrado Relator: Dr. Juan Oswaldo Valencia Alvarado
Acción de amparo constitucional
Expediente: 08094-2014-17-AAC
Departamento: Chuquisaca
Por memorial presentado el 28 de julio de 2014, cursante de fs. 120 a 134 vta.,
subsanado el 4 de agosto del mismo año (fs. 140 a 146), los representantes de la
entidad y proyecto accionantes, exponen los siguientes fundamentos de hecho y
de derecho:
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funcionario de la DGAC, dicha institución no participó en su suscripción, lo que
denotaba que tenía dicha calidad en la OACI y no así en la Dirección aludida.
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procesal, contraria a más de ello a la estructura normativa que tiene definida los
campos de aplicación de los derechos laborales; incurriendo igualmente en
incongruencia, alejándose de lo impetrado por el demandante, ingresando en
contradicciones con lo dispuesto por los Autos Supremos 385 de 5 de septiembre
de 2008, 159 de 19 de mayo de 2006 y 186 de 21 de abril de 2008, además de
indicar que no existía prueba alguna que denote que el actor haya desarrollado
sus actividades como funcionario público, sin considerar la amplia prueba
presentada al efecto, a fin de demostrar que fungió en dicha calidad en una
entidad pública del Estado; concluyendo así que compelía el pago del quinquenio,
al tener derechos adquiridos por haber sido contratado antes de la puesta en
vigencia del Estatuto del Funcionario Público, sin respaldar dicha afirmación con la
abstracción necesaria de los datos del proceso, en estricta concordancia y
correspondencia a la legislación aplicable; toda vez que, no todas las entidades
públicas estaban inmersas en la Ley General del Trabajo, como es el caso,
reiteran, de la DGAC, más aún si sus funcionarios percibían y perciben sus
remuneraciones de fondos del TGN.
I.1.3. Petitorio
Solicitan se conceda la tutela que impetran, dejando sin efecto la totalidad del
Auto Supremo 178/2014 de 10 de junio, disponiendo que las Magistradas
codemandadas, emitan uno nuevo, conforme a los antecedentes del proceso y a
la legislación aplicable al caso.
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Los apoderados de la parte accionante, ratificaron íntegramente los argumentos
contenidos en la demanda tutelar.
Carmen Núñez Villegas y María Arminda Ríos García, Magistradas de la Sala Social y
Administrativa Liquidadora Primera del Tribunal Supremo de Justicia, presentaron el
informe escrito cursante de fs. 151 a 156 vta., señalando: a) Los representantes de
la entidad y proyecto accionantes, confundieron esta acción de defensa con un
recurso ordinario; toda vez que no fundamentaron ni desarrollaron análisis y crítica
desde el punto de vista jurídico doctrinal constitucional, limitándose al desarrollo de
observaciones y reclamos sobre la base de la cita de textos normativos y
jurisprudencia constitucional, sin especificar de qué manera se vulneró el debido
proceso, al traducirse su reclamo en una simple queja que carece en absoluto de
elementos técnicos jurídicos que demuestren objetivamente las afirmaciones
vertidas; b) El Auto Supremo 178/2014, cuestionado en la demanda tutelar, fue
resuelto en los términos del recurso de casación en el fondo y en la forma
deducido, otorgando respuesta puntual a cada uno de los argumentos expuestos
por la parte recurrente; c) No desconocieron los derechos, obligaciones y
prerrogativas de la DGAC, en lo relativo a los fines y objetivos para la contratación
de Bernardo Antonio Baldivia Strampfer, por lo que, no lesionaron el art. 14 de la
CPE, en el ejercicio de los derechos y garantías fundamentales que el Estado otorga
a las personas individuales y colectivas; d) La entidad y proyecto accionantes,
demostraron una actitud de inercia y apatía en el proceso, por cuanto, aceptaron
tácitamente la competencia de la Jueza Laboral, al no interponer recurso ulterior
ante la declaratoria de improbada la excepción de incompetencia que opusieron,
siendo “absurdo” reclamar este hecho vía acción de amparo constitucional; e) No
es evidente que el Auto Supremo impugnado hubiera abierto excepcionalmente
competencia para el pago de derechos adquiridos del demandante en su condición
de funcionario público, por cuanto, el fallo aludido, sólo reconoció que le
correspondía el pago del quinquenio, porque el trabajador se encontraba tutelado
por la Ley General del Trabajo, conforme a lo establecido por los arts. 77 y 5 del
Estatuto del Funcionario Público (EFP), ley que entró en vigencia a partir del 19 de
junio de 2001, y el mencionado ingresó a trabajar el 1 de enero de 2001; es decir,
con anterioridad al Estatuto aludido, en cuyo mérito se encontraba amparado por la
Ley General del Trabajo; f) El art. 69 del EFP, regula claramente el tratamiento
para el personal de las entidades públicas autónomas, autárquicas y
descentralizadas, estableciendo que los servidores públicos cuyas actividades se
regulen por las disposiciones legales o estatutarias singulares amparadas por la Ley
General del Trabajo, que estuviesen prestando servicios en las mismas hasta la
fecha de vigencia del referido Estatuto, seguirán sujetos a dicho régimen laboral, en
tanto que los nuevos servidores públicos, que ingresen a prestar funciones en fecha
posterior a la vigencia del mismo, se sujetarán a las previsiones contenidas en las
disposiciones estatutarias y normas específicas de cada entidad; lo que afirma que
el demandante se encontraba bajo el régimen laboral de la Ley General del
Trabajo, correspondiéndole en consecuencia, la cancelación de los derechos
sociales que demandó, tomando en cuenta su irrenunciabilidad consagrada en los
arts. 4 de la Ley General del Trabajo (LGT), 48 y 162 de la CPE; g) No pueden
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desnaturalizarse o confundirse los alcances de la jurisdicción constitucional,
advirtiendo que en la acción de amparo constitucional presentada, se pretende una
nueva interpretación de normas que en su momento no fue invocada, incluso otra
valoración de la prueba ingresando al fondo del tema, no abriéndose la
competencia del Tribunal de garantías a dicho efecto, al no constar lesión de
derechos fundamentales alguna; y, h) El Auto Supremo 178/2014, constituye una
Resolución judicial ajustada a derecho, teniendo unidad en su contenido, debiendo
ser interpretada en su conjunto. Solicitaron denegar la tutela impetrada, conforme
a los argumentos expuestos en su informe escrito.
I.2.4. Resolución
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acción de amparo constitucional, a partir de la vigencia de la Norma Suprema, a no
ser que estén vinculados debidamente con derechos fundamentales, lo que –según
refirió el Tribunal de garantías– no ocurrió en el caso de examen, por lo que,
atender en las condiciones aludidas, la tutela pretendida por la parte accionante,
provocaría un desequilibrio entre jurisdicciones, derivando en consecuencia
aquello, en su denegatoria.
II. CONCLUSIONES
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señalando que el vínculo contractual sería con la DGAC, institución que no
suscribió ni participó en los documentos. En ese mérito, alegó que le
correspondía un quinquenio que ascendía a la suma de $us3250.- (tres mil
doscientos cincuenta dólares estadounidenses), cuya cancelación fue negada
por la OACI, pese a haberse desempeñado en su puesto de trabajo por cinco
años, seis meses y veinticuatro días (fs. 48 a 49 del anexo 1). A ese efecto,
se citó y emplazó a Erick Vargas Campero, representante legal de la OACI
(fs. 173 del anexo 1).
II.2. Por memorial presentado el 10 de mayo de 2007, Jaime Oscar Arauco Frías,
Jefe de la Misión OACI, formuló excepciones previas de incompetencia por
razón de la materia –alegando que el demandante “…en todo momento y
durante el tiempo que prestó sus servicios…” (sic), lo hizo en la DGAC, como
“Inspector de Operaciones/Cabina-Cat.1”, en la ciudad de Cochabamba, bajo
el puesto 1787, en tal condición no sujeto a la aplicación de la Ley General
del Trabajo, porque la Dirección aludida era una institución enmarcada
dentro de la estructura del Poder Ejecutivo; es decir, una entidad pública del
Estado, siendo por ende aplicable, el Estatuto del Funcionario Público– y de
impersonería en el demandado –anotando que la representación legal de la
OACI, recaía en el Secretario General, no así en el Jefe de Misión–,
respondiendo asimismo, a la demanda interpuesta (fs. 158 a 162 vta. del
anexo 1). Declarando la Jueza Primera de Partido de Trabajo y Seguridad
Social del departamento de Cochabamba, mediante Auto de 28 de mayo de
2007, sin lugar a las excepciones previas referidas, abriendo periodo
probatorio, a efecto de comprobar la procedencia o no de la demanda
interpuesta (fs. 177 y vta. del anexo 1); decisión apelada por el Jefe de la
Misión de la OACI en Bolivia (fs. 249 a 251 del anexo 2), que respondida por
el demandante (fs. 266 a 267 del anexo 2), fue concedida en el efecto
devolutivo, por Auto de 13 de agosto de 2007 (fs. 268 del anexo 2); siendo
resuelta a través del Auto de Vista 182/2009 de 22 de mayo, confirmando el
fallo apelado de 28 de mayo de 2007 (fs. 509 a 510 del anexo 3).
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derecho de exigir el pago del quinquenio que impetró; en razón a no
encontrarse dentro del campo de aplicación de la Ley General del Trabajo y
de su Decreto Reglamentario (fs. 290 a 293 del anexo 2).
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demanda, o “en el peor de los casos”, después de haber sido respondida la
misma a instancia de parte, no siendo viable que después de cerrarse todas
las etapas procesales, recién revise su propia competencia, debiendo
aplicarse los arts. 127, 129 y 57 del CPT; iv) Conforme al punto anterior, la
Jueza de primera instancia, pese a referir que nunca tuvo competencia para
conocer el proceso, inversa y contradictoriamente, insertó en su fallo,
resoluciones expresas y positivas sobre la tutela requerida y la acción de
pedir, al establecer que carecía del derecho de exigir el pago de los
beneficios sociales de indemnización –quinquenio–, al no encontrarse en el
ámbito de aplicación de la Ley General del Trabajo ni de su Decreto
Reglamentario; v) La antes denominada Corte Suprema de Justicia, sentó
una línea jurisprudencial en sentido que se abre excepcionalmente la
competencia de la judicatura laboral, para tutelar derechos adquiridos; así, el
Auto Supremo 403 de 23 de marzo de 2007; en cuyo mérito, aun tendría la
condición de funcionario público, al ser el quinquenio un derecho adquirido
por el trabajador, en aplicación análoga de la Ley General del Trabajo y
conforme a las disposiciones contenidas en el Decreto Supremo (DS) 11478
de 17 de marzo de 1974, los Jueces de instancia, estaban constreñidos a
pronunciarse y analizar en el fondo si correspondía el pago de los mismos;
vi) El Estatuto del Funcionario Público, en el que se pretendía amparar los
fallos dictados, no prevé la instancia a la que deba acudir un servidor público
para reclamar sus derechos laborales, omisión suplida por el art. 61 del CPT,
previendo que las controversias sociales que no tengan señalado un
procedimiento especial, se tramitarán conforme al procedimiento laboral
común para los procesos establecidos en el referido Código, cualquiera sea
su naturaleza; por lo que, las autoridades judiciales debieron pronunciarse en
el fondo de su pretensión, aun si tendría la calidad de funcionario público; y,
vii) La Jueza de la causa, vulneró la totalidad de las normas legales que
invoca, negándole sus derechos, esencialmente, el de acceso a la justicia y al
debido proceso, quebrantando la alta función encomendada por el Estado
que es, administrar justicia.
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la Juzgadora de primera instancia que incurrió en graves contradicciones, la
falta de aplicación supletoria de normas citadas, la justificación indebida del
Tribunal de apelación a la Sentencia y, falta de uniformidad en los fallos
dictados en ambas instancias en relación a sus derechos adquiridos.
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Administrativa Liquidadora Primera del Tribunal Supremo de Justicia, casó el
Auto de Vista 269/2009, y deliberando en el fondo, declaró probada la
demanda de pago del quinquenio, disponiendo que la OACI, pague a favor
del actor la suma de $us3250.-; sin responsabilidad de multa por ser
excusable. Decisión que en su primer considerando, sintetizó los puntos
impugnados tanto en el recurso de casación en el fondo, como en la forma,
sustentando su decisión en el segundo considerando, conforme a los
siguientes fundamentos: i) En cuanto a la casación en el fondo, refirió que:
a) Respecto a la acusación efectuada por el recurrente, reflejada en la
supuesta incompetencia manifestada por la Jueza a quo, para asumir
conocimiento de la causa, advirtió que, efectivamente dicha autoridad
determinó en el quinto considerando de la Sentencia que dictó, ser
incompetente para el conocimiento y tramitación de la demanda en cuestión,
amparada en los arts. 4, 43 y 47 del CPT; sin embargo, ingresó al fondo de
la demanda declarándola improbada; b) A objeto de determinar si la Jueza a
quo tenía o no competencia para tramitar la demanda interpuesta, efectuó
una definición de la competencia, así como citó lo dispuesto en los arts. 26,
27 y 152.2 de la LOJabrg; además del art. 43 inc. b) del CPT, estableciendo
conforme a ello que, el juez en materia laboral, sí tenía competencia para
conocer y decidir sobre la acción; c) La admisión en el ámbito laboral es
formal, siendo el único requisito que precisa cumplir el actor trabajador, el de
acomodar su pretensión a la norma contenida en el art. 117 del CPT, lo cual
no inhibe a que la autoridad judicial, en sentencia, desestime su pretensión
por considerarse incompetente, si de los datos del proceso llega a dicha
conclusión, aspectos emergentes del art. 47 del Código anotado; d) Ante la
incertidumbre del demandante de la competencia o no de la Jueza a quo,
ésta si era competente; toda vez que de los datos del proceso, se
evidenciaba que el actor suscribió más de doce contratos consecutivos de
servicios especiales con la OACI, comprobándose en ese marco que inició sus
labores desde el 1 de enero de 2001, al 31 de enero de 2006, de manera
ininterrumpida, con un horario de ocho horas de trabajo diario, propios del
contrato laboral, demostrando la existencia de un contrato laboral, al
haberse definido la prestación del servicio por cuenta ajena y la
subordinación, elementos constitutivos de ese tipo de relación; e) La
competencia de la Jueza a quo, ya había sido determinada por ella misma, a
través del Auto de 28 de mayo de 2007; f) Por otro lado, a efectos de
determinar la relación laboral del demandante, se afirmó no existir prueba
alguna que demuestre que la actividad desarrollada por el actor haya sido
fungida como funcionario público, en entidad pública dependiente del
Estado; g) El art. 33 de la Norma Suprema abrogada, concordante con el art.
123 de la CPE vigente, prevé que la ley solo dispone para lo venidero y no
tiene efecto retroactivo, excepto en materia social cuando lo determine
expresamente y en materia penal cuando beneficie al delincuente;
instituyendo de otro lado el art. 81 de la CPEabrg, que la ley es obligatoria
desde el día de su publicación, salvo disposición contraria de la misma ley,
previendo a su vez, el art. 164.II de la Ley Fundamental que, la ley es de
observancia ineludible desde el día de su publicación, salvo que en ella se
establezca un plazo diferente para su entrada en vigencia; h) Conforme al
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art. 77 del EFP, modificado por el art. 5 de la Ley 2104 de 21 de junio de
2000, y al art. 58 de la Ley anotada, la vigencia del Estatuto del Funcionario
Público, data a partir del 19 de junio de 2001; i) El art. 69 del EFP,
determina sobre el tratamiento para el personal de las entidades públicas
autónomas, autárquicas y descentralizadas, que en caso que se encuentre
ejerciendo actividades amparadas por la Ley General del Trabajo, hasta
antes de la vigencia del Estatuto aludido, seguirán sujetos a dicho régimen
laboral; contrariamente, si se incorporaren posteriormente a las entidades
mencionadas, se sujetarán a las previsiones instituidas en las disposiciones
estatutarias y normas específicas de cada entidad; y, j) De acuerdo a la
normativa expresada, analizados los actuados procesales y la prueba
producida por las partes, concluye que, el actor se encuentra bajo el régimen
de la Ley General del Trabajo, al haber ingresado a su fuente de trabajo
antes de la vigencia del Estatuto del Funcionario Público, no siendo la ley
retroactiva sino únicamente cuando favorezca al reo o trabajador, habiendo
ingresado a trabajar a la OACI, el 1 de enero de 2001; estando dentro del
ámbito de las disposiciones laborales en vigencia, concerniendo en
consecuencia, la cancelación de los derechos sociales demandados, en virtud
a su irrenunciabilidad, expresada en los arts. 4 de la LGT y 162 de la CPE, no
habiendo actuado la Jueza de primera instancia, conforme a ley; ii) En
cuanto a la forma, anotó que: 1) Resulta cierta la vulneración de lo prescrito
por el art. 236 del CPC, dado que el Tribunal de apelación, ingresó al fondo
para conocer la causa; tomando de la Sentencia, el presupuesto de admisión,
conocimiento y resolución, sin pronunciarse en relación a todos los agravios
expresados; y, 2) Según lo expuesto en el punto anterior, el Tribunal de
segunda instancia, incumplió su deber de aplicar el principio de congruencia,
al no otorgar respuesta razonada y razonable respecto de cada uno de los
agravios expresados, afectando el debido proceso y la seguridad jurídica; y,
iii) Conforme a lo expuesto, son ciertas y evidentes las infracciones
acusadas, tanto en el recurso de casación en el fondo, como en la forma,
correspondiendo resolverlo según los arts. 271 inc. 4) del CPC y 252 del CPT.
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fundamentación y motivación evidente, glosando un sin fín de apreciaciones que
no respondieron a los puntos sujetos a casación, pronunciándose más allá de lo
pedido, sin respetar el principio de congruencia inherente al debido proceso.
Además de ello –indican que–, el Auto Supremo cuestionado, estableció que no
existía prueba alguna que se hubiere presentado para demostrar que el actor
hubiera prestado sus servicios como funcionario público, omitiendo toda la
adjuntada al efecto, concluyendo ser viable el pago del quinquenio, al tener
derechos adquiridos por haber sido contratado antes de la vigencia del Estatuto
del Funcionario Público, cuando aquello no fue referido por el recurrente en
casación, estableciendo así que la OACI, cumpla con la cancelación aludida,
obviando que la DGAC, fue la entidad pública del Estado, de la que provinieron las
remuneraciones del demandante, con fondos del TGN, por lo que, era evidente
que el actor se encontraba fuera del régimen laboral, siéndole aplicables las
normas relativas a la función pública y en ese sentido, el no pago del quinquenio
pretendido.
(…)
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deslizados que sean motivo de nulidad por haber afectado el orden
público. Responde expresamente a los casos comprendidos en el art. 254
del CPC, que se sintetizan a que el fallo o auto recurrido, hubiere sido
dictado: i) Por juez o tribunal incompetente, o por tribunal integrado
contraviniendo lo dispuesto por la ley; ii) Por un juez o con la concurrencia
de un vocal legalmente impedido o cuya excusa o recusación estuviere
pendiente o hubiere sido declarada legal por tribunal competente; iii) Por
un tribunal con menor número de votos o con menos número de vocales
que los requeridos por ley; iv) Otorgando más de lo pedido por las partes
o sin haberse pronunciado sobre alguna de las pretensiones deducidas en
el proceso y reclamados oportunamente ante los tribunales inferiores; v)
En apelación desistida; vi) En uno de los casos señalados por los arts. 208
y 209 del Código procesal adjetivo, referidos a la pérdida de competencia
del juez y de los vocales relatores; y, vii) Fallando a alguna diligencia o
trámite declarados esenciales, falta expresamente penada con nulidad por
ley.
(…)
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de la ley que considera ha sido vulnerada, especificando en qué consiste
la infracción, falsedad o error en que se ha incurrido y la correcta solución
de la situación jurídica que se objeta en la resolución impugnada»‟” (las
negrillas son nuestras ).
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dispositiva: sino que además, debe mantenerse en todo su contenido,
efectuando un razonamiento integral y armonizado entre los distintos
considerandos y razonamientos contenidos en la resolución. La
concordancia de contenido de la resolución y su estricta
correspondencia entre lo pedido, lo considerado y lo resuelto, (…).
En base a esas consideraciones, es que quien administra justicia, emitirá
fallos motivados, congruentes y pertinentes” (negrillas añadidas).
Asimismo, sobre el particular, la SC 0486/2010-R de 5 de julio, precisó
que: “„…la congruencia ha venido clasificada en diversos tipos o categorías
que nos interesa anotar a los fines que se seguirán, y así es moneda
corriente hablar en doctrina de incongruencia „ultra petita‟ en la
que se incurre si el Tribunal concede „extra petita‟ para los
supuestos en que el juzgador concede algo distinto o fuera de lo
solicitado por las partes; „citra petita‟, conocido como por „omisión‟ en la
que se incurre cuando el Tribunal no se pronuncia sobre alguno de los
pedimentos que le han sido planteados, etc.‟ (Principios Constitucionales
en el Proceso Civil, Consejo General del Poder Judicial, El deber Judicial de
Congruencia como Manifestación del Principio Dispositivo y su Alcance
Constitucional, Madrid 1993, Mateu Cromo, S.A., Pág. 438)” (las negrillas
nos corresponden).
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aquella verdad que concierne a la realidad, superando cualquier limitación
formal que restrinja o distorsione la percepción de los hechos, a la
persona encargada de juzgar a otro, o de definir sus derechos y
obligaciones, arribando a una decisión injusta que no corresponda a los
principios, valores y valores éticos instituidos en la Ley Fundamental y a
los que todas las autoridades de todos los órganos de poder, están
compelidos a cumplir; en ese sentido, es lógico que a fin de efectivizar
una impartición de justicia menos formalista y procesalista, dando lugar a
una material y efectiva, que respete los derechos fundamentales y
garantías constitucionales de las personas, devenga la obligación de una
correcta apreciación de los medios probatorios durante el proceso.
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estableció que la parte procesal que se considere agraviada con los
resultados de la apreciación efectuada dentro de un proceso judicial o
administrativo, debe invocar la lesión a sus derechos fundamentales y
expresar: „Por una parte, qué pruebas (señalando concretamente) fueron
valoradas apartándose de los marcos legales de razonabilidad y equidad
previsibles para decidir; o, cuáles no fueron recibidas, o habiéndolo sido,
no fueron producidas o compulsadas (…).
Asimismo, es imprescindible también, que el recurrente señale en qué
medida, en lo conducente, dicha valoración cuestionada de irrazonable de
inequitativa o que no llegó a practicarse, no obstante haber sido
oportunamente solicitada, tiene incidencia en la Resolución final; por
cuanto, no toda irregularidad u omisión procesal en materia de prueba
(referida a su admisión, a su práctica, a su valoración, etc.) causa por sí
misma indefensión material constitucionalmente relevante,
correspondiendo a la parte recurrente, demostrar la incidencia en la
Resolución final a dictarse, es decir, que la Resolución final del proceso
hubiera podido ser distinta de haberse practicado la prueba omitida, o si
se hubiese practicado correctamente la admitida, o si se hubiera valorado
razonablemente la compulsada…‟.
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ampliamente detalladas en la presente Sentencia Constitucional
Plurinacional, a fin de verificar precisamente si, el Auto Supremo
178/2014, dictado por las Magistradas codemandadas, incurrió en las
ilegalidades anotadas en la demanda tutelar, en relación principalmente al
debido proceso, en sus componentes de fundamentación debida,
congruencia y valoración de la prueba; esta Sala advierte y concluye lo
siguiente:
El 30 de octubre de 2009, Bernardo Antonio Baldivia Strampfer, formuló
recurso de casación contra el Auto de Vista 269/2009 de 16 de
septiembre, que confirmó la Sentencia, que declaró improbada la
demanda laboral de petición de pago del quinquenio efectuada por el
nombrado; en ese orden, la casación fue presentada, en el fondo y la
forma, conforme a lo descrito en la Conclusión II.5 de la presente
Sentencia Constitucional Plurinacional, cuyos puntos fueron debidamente
identificados, estando los mismos ceñidos esencialmente a denunciar que
la Jueza a quo, se declaró incompetente extemporáneamente, por lo que,
las autoridades de primera y segunda instancia se hallaban obligados a
pronunciarse sobre sus derechos adquiridos, independientemente, de
haber prestado sus servicios en calidad de funcionario público o no, no
existiendo un procedimiento regulado por ley, para resolver problemas
emergentes de un servidor público para reclamar sus derechos laborales;
entre otros aspectos, debidamente consignados. Estableciendo por su
parte, respecto al Tribunal de segunda instancia que, éste lesionó el art.
236 del CPC, al efectuar únicamente un examen sucinto del fallo, sin
absolver los agravios expresados en la alzada. Aduciendo en la forma
igualmente que, el Tribunal de apelación omitió pronunciarse en relación a
toda la expresión de agravios presentada en alzada.
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consecutivos de servicios especiales con la OACI, a partir del 1 de enero
de 2001, al 31 de enero de 2006, con un horario de ocho horas diarias,
propias del contrato laboral, definiéndose la prestación del servicio por
cuenta ajena y la subordinación, como elementos constitutivos de ese tipo
de relación, no existiendo prueba que demostrare lo contrario; es decir,
que la actividad desarrollada por el actor haya sido como funcionario
público en una entidad pública dependiente del Estado. Cuestión sobre la
que, además de no citar normativa legal alguna, para establecer la
primera afirmación, respaldada por la debida documentación; no consideró
la prueba aportada por la DGAC y la OACI, desde el primer momento del
proceso; vale decir, desde la formulación de las excepciones de
incompetencia por razón de la materia e impersonería del demandado,
cuyos documentos según alegó Jaime Oscar Arauco Frías, fueron
presentados precisamente para comprobar que la DGAC, es una entidad
pública del Estado y que, el actor sujetó su relación con la misma,
percibiendo su remuneración de fondos del TGN. Lo que no se aludió en
momento alguno, sea afirmando o negando la veracidad de dichas
alegaciones.
Por otra parte, el Auto Supremo, anotó que la ley disponía para lo
venidero, no teniendo efecto retroactivo, excepto en materia social y penal
cuando beneficie al delincuente, concluyendo que al estar vigente el
Estatuto del Funcionario Público, a partir del 19 de junio de 2001,
habiendo ingresado a trabajar el demandante a la entidad, el 1 de enero
del mismo año, era aplicable la Ley General del Trabajo a su caso,
conforme al art. 69 del EFP, sin referirse en momento alguno, a lo
cuestionado por la parte demandada, en relación a que dicha normativa
no era aplicable, siendo que la DGAC, fue desde su creación una entidad
pública que funciona con recursos provenientes del TGN, por lo que, el
demandante tendría calidad de funcionario público. Es así que, se advierte
también que, a más que las Magistradas codemandadas, no resolvieron
adecuadamente al respecto, incurriendo en una falta de argumentación,
que no permitió comprender de manera ineludible, los motivos de su
decisión, al no haberse referido a las constantes alegaciones en cuanto a
la calidad de funcionario público del demandante, por haber ceñido su
relación con la DGAC, y no con la OACI, los fundamentos que expresaron,
no coinciden con lo impugnado en el recurso de casación, el que se centró
a manifestar que la Sentencia y Auto de Vista pronunciados no
consideraron los derechos adquiridos independientemente de su calidad,
la que debía ser considerada en el fondo, aspecto obviado en dichas
instancias. Sin que tampoco, se haya anotado de manera coherente, qué
puntos no fueron resueltos por el Tribunal de segunda instancia, en
transgresión del art. 236 del CPC.
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verificable además, que el fallo de casación analizado, no contiene una
estructura de forma y fondo, que haya respondido debidamente a cada
uno de los puntos expuestos en el recurso, contestados por la parte
demandada, identificándolos y resolviéndolos en base a un respaldo
argumentativo certero, advirtiendo contrariamente la carencia parcial del
mismo, sin considerar que es deber de las autoridades judiciales, más aun
en instancia de casación, efectuar un estudio minucioso y sustentado de la
causa, explicando debidamente los motivos de la decisión asumida, en el
marco de la pertinencia y congruencia entre los hechos, las pretensiones y
la decisión, resolviendo todos los aspectos expuestos por las partes,
aunque se lo haga a través de una explicación concisa y coherente,
siempre que se cumpla con lo mencionado.
POR TANTO
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Fdo. Dr. Zenón Hugo Bacarreza Morales
PRESIDENTE
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