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MUERTE Y LUTO

Bien debe ser conocido por todos, que el proceso cíclico de la vida humana está
enmarcado por el nacimiento, el crecimiento, la reproducción y la posterior muerte
del individuo; esto en términos teóricos resulta muy fácil de entender, sin embargo,
llevándolo a la práctica no es tan sencillo, ya que los constantes roces sociales con
determinadas personas en nuestro entorno, hacen que, de manera voluntaria o
involuntaria, se creen vínculos de amistad, cariño o amor, a distintos niveles, algo que
hace realmente difícil afrontar la idea de la pérdida de un ser querido.

Pero, este proceso tan natural y sencillo, pero no por ello, menos doloroso; debe tener
una especie de “manual de instrucciones”, es decir, los especialistas, mediante sus
constantes estudios, han de proveer instrucciones claves para que el proceso de duelo
sea mucho más llevadero para las personas que, en algún momento, tuvimos, tenemos
o tendremos que decir adiós a un ser amado.

En tal sentido, es importante destacar que el proceso de luto puede ser somatizado por
las personas, no solamente causando así un decaimiento psicológico; o incluso, si se
agrava, la depresión del individuo; sino que además, también es capaz de causar
ansiedad, miedo, culpa, confusión, negación, depresión, tristeza y shock emocional,
entre otros síntomas.

La muerte de un ser querido, sea cual sea la situación, deja a los individuos cercanos
al difunto, en un estado de luto; este duelo, representa una herida, aunque a nivel
emocional, que debe ser sanada. Lo más recomendable y natural, es que este duelo se
resuelva con el pasar del tiempo, pero, dependiendo de la gravedad o intensidad del
mismo, además del nivel de la relación que se tenía con el occiso, es apropiado acudir
a un especialista, sobre todo en individuos vulnerables como niños que han perdido a
sus padres o a uno de ellos.

También es preciso conocer, a sabiendas de que, como ley de vida, en algún momento
tendremos que pasar por un proceso de luto; las etapas en las que este ha sido
dividido por especialistas como la psicóloga Julia Pascual, son las siguientes:

 Negación: En primer lugar se encuentra la fase de negación; esta etapa es la


primera en la que nos encontramos cuando recibimos la noticia del
fallecimiento de algún individuo; generalmente ocurre como un mecanismo de
defensa que intenta decirle a la realidad que aún no se está preparado para
afrontarla; se pretende, mediante la negación, escapar de la realidad existente.
Sin embargo, también hay personas que aparentan asimilar muy rápido lo
acontecido, pero en el fondo es otra manera de negar los hechos.
 Enfado: es natural sentir rabia ante lo sucedido, sin embargo, es apropiado
reconocerla y aceptarla, para sí poder deshacerse de ella.
 Miedo o depresión: una vez concluido el enfado, pasamos a la sensación de
vacío que nos deja la pérdida del ser querido; además de la experimentación
del miedo que vivir sin este individuo, supone, especialmente si tenía un rol
importante en nuestra vida. Sin embargo, estar en esta etapa es indicio de que
estamos encontrando la superación del duelo; a pesar de ello, esta fase se
puede prolongar grandemente si llega a la depresión, en donde lo mejor es
acudir a un especialista para que ayude al sujeto a encontrar la salida del túnel.
 Aceptación: es la fase final del duelo, con esto no se pretende que la persona
ya no sienta tristeza alguna al recordar a la persona fallecida; sino que
precisamente, acepta su ausencia, y aprende a convivir con ella. No es un
proceso sencillo llegar a esta etapa, pero es algo que se debe conseguir si se
quiere tener paz y armonía a nivel emocional. No aceptar la pérdida de un ser
querido, es esperar que llegue luego del trabajo, querer que ocupe su lugar en
la mesa a la hora de la comida o demás acciones que, evidentemente, no
podrán llevarse a cabo, lo que solamente se traduciría en un dolor
interminable para quien padece el proceso de duelo. En tal sentido, lo mejor es
buscar la manera en la que el cerebro sea capaz de aceptar la pérdida del ser
querido; sin que esto suponga una deslealtad o pérdida de fidelidad al sujeto
fallecido, mucho menos el que se ha dejado de querer; pero es la única manera
que se tiene de poder seguir adelante con la vida que debe llevarse, de la
mejor manera posible y continuar con ella en paz. La aceptación es la única
manera que tiene el familiar de un fallecido, de volver a ser libre de los
sentimientos producidos por un duelo.

Para la ponencia, se utilizó como referencia el punto de vista de Julia Pascual,


psicóloga.
Bibliografía
 Julia Pascual. El duelo. Disponible en:
http://www.juliapascual.com/duelo/
 Área Humana. Superar el duelo emocional. Disponible en:
https://www.areahumana.es/superar-duelo-emocional/

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