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Etapa Cognitiva del Duelo

Es una etapa que contiene 2 fases:

Fase de Negación: habitualmente es una de las primeras reacciones ante la


pérdida. Nos permite amortiguar el dolor temporalmente. Permite a la psique
separarse de la realidad traumática para poder asimilarla poco a poco.

Puede vivirse como una sensación de calma aparente, como si no hubiese


ocurrido. Si ponemos un ejemplo, como puede ser la muerte de un familiar, es
posible que inicialmente nos cueste hacernos a la idea de la pérdida y que en
nuestros pensamientos siga apareciendo como disponible. Otros ejemplos de
negación podrían ser pensamientos “pero si ayer mismo estaba bien” “no me
lo puedo creer” “no consigo hacerme a la idea de no volver a verle” o tener la
sensación de verle por la calle, actuar como si no hubiera fallecido, hablar en
presente como si siguiera vivo… Si nos fuésemos a otro ejemplo como puede
ser la ruptura de pareja, una conducta típica de la fase de negación es hacer
como si no se hubiera producido diciendo “estamos pasando una crisis” o
“seguro que pronto me llama”. En ocasiones ésta fase puede durar años,
pudiendo llegar a producir un Duelo Patológico.

Para salir de la fase de negación es muy importante hacer lo necesario para


admitir y asumir la realidad, por dura que sea, ya que es lo que va a permitir a
la persona hacerse responsable de su propio proceso de duelo, y con él de su
vida.

Fase de Racionalización: es lo que usamos para entender lo que ocurre y al


hacerlo nos aporta seguridad. Se trata de una necesidad como seres
racionales que somos para poder interpretar la realidad externa. Por ello
resultan tan necesarias las explicaciones del médico ante un fallecimiento o,
para personas creyentes, las explicaciones dadas por un sacerdote.

Al realizar el proceso de la fase de racionalización la persona cognitivamente


(“de cabeza”) pasa a tener la certeza de que la relación terminó para siempre.

Muchos de los rituales de duelo tradicionales tienen la función de “hacernos


saber” que ha habido un final. Como ejemplos podríamos hablar de los
rituales fúnebres, o los rituales de cambio de etapa como bodas, despedidas
de solteros/as. En éstos últimos ejemplos podríamos hablar de pérdida del Yo
soltero.
Etapa Emocional del Duelo

Esta etapa está compuesta de 4 fases diferentes:

Fase de Protesta: todas las relaciones tienen momentos buenos y malos. De


éstos últimos, tendremos rabia acumulada a nivel inconsciente que en el
momento de la pérdida de la relación puede hacerse más fácil su acceso.

Si nos fuésemos al ejemplo del fallecimiento de una persona cercana, la rabia


surge por el mismo hecho del fallecimiento y ésta se añadirá a la ya
acumulada. Es muy importante saber que, aunque evidentemente la persona
más perjudicada es la fallecida, es normal y tenemos todo el derecho a
sentirnos enfadados por su pérdida sin a la vez sentir culpa.

Fase de Tristeza: La tristeza es la emoción asociada a la pérdida, por lo que en


todo duelo habrá un espacio para ella. Hay que tener en cuenta que cuando
hablamos de pérdida, no lo hacemos exclusivamente de la relación que se ha
terminado, sino que también perdemos muchos elementos asociados.

Cambiando ésta vez de ejemplo, yendo a un caso de divorcio, además de la


ruptura de pareja, sentiremos la pérdida de tener que repartir el tiempo a
disfrutar de los hijos, si es que los hay, o los lugares a los que fuimos juntos, o
a la casa común si es que tenemos que irnos.

Fase de Miedo: ante la pérdida de una relación se abre una nueva etapa en la


que nos preguntaremos ¿Qué será de mí sin la relación que se acabó? Esto,
por el mero hecho de conectarnos con lo desconocido nos hará sentir miedo.
Su intensidad puede ser muy variable según lo que suponga para nosotros la
pérdida.

Suele ser una emoción muy intensa ante la pérdida de familiares de primer
grado pudiendo llegar a sentir cierta carencia de sentido de nuestra vida. Es
muy importante acoger el miedo apoyándonos en el cariño de otros seres
queridos.

Fase de Aceptación emocional: además de aceptar la pérdida a nivel


racional, si hemos expresado las emociones que nos ha producido, estaremos
disponibles para aceptar en el plano emocional. Cuando acompañamos a
nuestros pacientes en un duelo, y nos encontramos en ésta fase, el paso será
el de decir adiós.
El hecho de decir adiós lleva a la persona que está realizando su proceso de
duelo a chequear cuanto ha limpiado a nivel emocional. Si siente que todavía
hay emociones por salir le acompañaremos nuevamente a expresar tantas
veces como necesite. Esto será clave para evitar hacer un falso duelo.

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