Está en la página 1de 4

Claves de navegación en la ETC

1- ¿Qué caracteriza a una ETC?

La ETC debería diferenciarse claramente de una escuela de 4 horas. La característica principal es su


desestructuración en alguno de sus módulos (preferentemente el de la tarde). Pero además existen otras notas
distintivas que permiten leer la gramática institucional de algún modo. Entre ellas señalamos:

1- La vida de una ETC está organizada en tres módulos diarios. Uno de los módulos debería mostrar otra cosa
que el maestro “dictando clase” para dar paso a: una asamblea de clase, una hora del juego, un trabajo en
talleres de proyectos, una sesión de trabajo con un profesor especial, un momento para la convivencia, una
participación en la asamblea de centro, entre otras cosas.
2- Todos los maestros deberían conocer o al menos “estar al tanto” de la trayectoria de todos los alumnos de la
escuela, especialmente los que tienen algún rezago. Para ello el maestro debería tener encuentros con
alumnos que no son sus alumnos del grupo clase. Esto es posible si se realiza en la escuela los talleres de
Proyectos, la modalidad multigrado, la rotación de grupos, rotación de maestros para hora de juego, entre
otros modos.
3- La reunión semanal de colectivo docente debería ser un espacio de producción de los docentes. Por lo tanto
debería ser acotado el espacio en la sala para planificar talleres de proyectos u organizar actos. La agenda de
cada sala debería mostrar claramente ese momento fuerte de producción y debate así como la consigna que
lo genera.
4- Una ETC suele mostrar para el visitante una población escolar que circula por el edificio con autonomía y
para cuestiones diversas. Cada salón es un espacio que se reconvierte para tratamiento de asuntos diversos
y cada grupo o duplas de grupos de edades cercanas, reinventa el espacio de trabajo según la actividad. En
este sentido, es necesario “aprender a ver” que estas formas existen y leerlas en su contexto.
5- En algunos momentos algunos grupos deberían estar en el patio o en el aula participando de un juego sobre
el cual el maestro tiene ciertas claves.
6- Luego del almuerzo la escuela “reposa”, no se trata de un recreo más sino de estar en calma para una mejor
digestión, hacer el cepillado de dientes; es la hora del descanso y así la concebimos. Este momento no
debería prolongarse infinitamente y debería estar ajustado por el cronograma de la escuela. En el caso de las
escuelas con turnos para el almuerzo, debería ocurrir que algunos grupos están en ese momento y otros ya
lo culminaron. Esto mostraría una autonomía de los grupos, de los maestros y atenerse al cronograma
presente y conocido por todos.
7- Un momento del almuerzo en el que se comparte y se conversa con calma. No se trata de simplemente
comer, sino de compartir un almuerzo con lo que ello significa: adquirir el hábito de sentarse a la mesa,
aprender el uso de los cubiertos, de servirse el agua, ensaladas, esperar a que todos finalicen, conversar con
los compañeros y el maestro. El almuerzo se configura así en momento educativo, posible de ser observado
y tratado en reuniones de asambleas.
8- Lavado de manos y cepillado de dientes. Estos momentos se enseñan y se interviene sobre ellos. Una vista a
cómo queda el lavamanos luego del uso de todos da cuenta si esto ha sido trabajado por el maestro con sus
alumnos.
9- Entrar a la escuela, al comedor, salir de la escuela son momentos que expresan lo que la escuela promueve y
cuánto se discute sobre convivir y compartir espacios comunes. Dice también de la calma que la escuela
promueve o no en sus alumnos, dice de los ajustes a lo largo del año, dice de cómo la escuela se relaciona
con las familias y el barrio. El saludo de la mañana y compartir un momento todos juntos expresa la
necesidad de que el niño se sienta recibido y bienvenido cada día y ofrece una oportunidad de explicitar por
dónde circulará la jornada de trabajo en la escuela. El riesgo es que estos momentos pensados por cada
escuela bajo una forma singular, luego se “queden prendidos a la cara” del director que los promovió.
10- El trabajo con las familias y el entorno de la escuela. Si la escuela construye estos vínculos es fácilmente
perceptible leerlos en su día a día. La escuela no debería prescindir de los vecinos, de las familias. Por el
contrario, necesita construir esos vínculos que den cuenta de que los roles están claros, que hay reglas que
se respetan y que todos pueden tomar la palabra para aportar, para plantear sus dudas o quejas pero en un
lenguaje que se acuerda y en un espacio que se “acomoda” para escuchar al otro.
11- Un director presente y que conoce lo que ocurre en su escuela cada día aún sin entrar a cada aula. Para ello
se necesita alguna recorrida espontánea, unas conversaciones con cada maestro, el visado de sus
planificaciones, las entrevistas, el trabajo con documentaciones de los maestros y de GURÍ. Ese director
representa en cada espacio de la jornada a su escuela y debería ser capaz de responder siempre a las
preguntas “¿qué pueden lograr los alumnos de esta escuela?, ¿qué tiene la escuela para contar y que valga
la pena?”. Un buen director no debería comenzar las respuestas a las anteriores preguntas por lo que falta o
por lo que no tiene.
12- Unos maestros y profesores comprometidos con la tarea de que todos los alumnos de la escuela aprendan y
aprendan bien. Se trata de promover la responsabilidad compartida por los aprendizajes de todos los
alumnos. Para ello se necesitan ciertos puntos de partida en las discusiones para conceptualizar sobre el
aprendizaje y la enseñanza y la definición de unas rutas comunes en el ciclo. Esto solo es posible si existe una
construcción colectiva de todos los implicados en la tarea de enseñar. Pero además todos los maestros que
trabajan en una ETC saben cuál es su lógica y saben además que seguramente la escuela contará con una
población escolar que insumirá tiempo, paciencia y la convicción de que sí pueden aprender. Maestros y
profesores deberían tener instancias de discusión y de acuerdos que se logran en la sala pero además en
espacios informales de trabajo.

2- ¿Cómo debería organizar su tiempo?


a. Cada escuela elabora su propia versión del Tiempo Completo a partir de la interpretación colectiva
de los documentos matrices (Propuesta Pedagógica, 1997 y Acta 90, 1998) pero en la que los puntos
nodales de una ETC deberían estar incluidos. Uno de los modos de materializar esta versión es el
cronograma de la escuela. El cronograma, elaborado en forma colectiva, rescata lo que la escuela ha
organizado en términos de “tiempo físico” destinado a ciertas tareas; ordena a la escuela para el uso
de espacios; facilita que todos sepan qué está haciendo cada uno y en qué tiempo y momento;
permite equilibrar los tiempos. Ese cronograma debería estar presente en la escuela y en cada salón
de clase, ser conocido visible y respetado por todos.

3- ¿Qué concepción de Talleres debería impulsar una ETC?


a. Para las ETC conviene distinguir entre los Talleres de Proyecto y los Profesores Especiales. Los
profesores Especiales son docentes con 15 horas en la escuela y atienden todos los grupos. Los
Talleres de Proyecto, tal como aparecen en el Acta 90 deben ser llevados por los maestros de la
escuela intentando trabajar en modalidad de duplas y con grupos de edades cercanas. Para ello se
asume el Proyecto como herramienta que permite continuidad en el tiempo y la elaboración de un
producto final que se muestra a los demás y a las familias. El “producto” es la excusa para definir un
recorrido conceptual que atiende al PEIP y al DAC con foco en ciertos conceptos clave o nodales.
Desde el inicio los alumnos estarán sabiendo de qué se tratará el Proyecto, qué producto elaborarán
y qué deberían aprender para ello, así como las preguntas problema que disparan el Proyecto. El
único modo de realizarlo con doble grupo es el Taller. Allí conviene señalar que existen ciertos rasgos
que dan cuenta de ese modo de trabajar: existe una apertura con una consigna que convoca a todos
los participantes; existe un momento de producción que es de los niños pero con la atenta mirada,
participación y preguntas sustantivas del maestro; y existe el cierre provisorio que deja algunas
respuestas, algunas preguntas que aparecen cuando se está en producción y hay un cierre por parte
de los maestros que señalan aspectos relevantes del taller así como pendientes.
b. Cabe destacar allí que lo que debe estar claro son los recorridos y los conceptos, esto es, hay una
secuencia sobre la que la dupla trabaja y revisa y allí el MD o el MIZ puede aportar y sugerir. Lo
importante no es el producto que se logra sino lo que se aprende durante el recorrido, las preguntas
que se responden o que surgen, los problemas que hubo que resolver en el camino. El producto final
es excusa para pensar.

4- ¿Por qué las asambleas?


a. Las asambleas de clase y de centro deberían estar presentes en la ETC con frecuencias variadas de
acuerdo a los niveles y a los problemas que defina el colectivo o el equipo de Dirección. Mientras las
asambleas de clase son más íntimas, de cada grupo con su maestro, más allá de que se puedan
convocar dos grupos para el tratamiento de un asunto, las de centro deberían tener un referente
institucional, sea en MD o el MS, quien convoca a los delegados de clase para el tratamiento de
asuntos comunes.
b. Son necesarias porque permiten la construcción de ciudadanía en la escuela ya que se aprende a
participar, a tomar la palabra, a elaborar argumentos y discurso, a convencer o conocer opiniones
contrarias, entre otros aspectos.
c. Permiten a todos estar enterados de lo que pasa en la escuela, los problemas o asuntos que la
afectan, las soluciones que se piensan y los consensos.
d. Los riesgos posibles a tener en cuenta: la imposición de temas por parte del maestro o del director,
la “aparente” escucha a la voz de los niños, la no integración de las familias.

5- ¿Cómo y por qué la hora de juego?


a. En siete horas y media existe tiempo para el juego que convoca a jugar pero a pensar sobre lo que se
juega. Por lo tanto este espacio sistemático en el ETC debería contar con una planificación del
maestro, con intenciones sobre determinados aprendizajes que quiere que se logren y con una
evaluación con los niños sobre ese momento. No importa el juego, si es en espacios comunes o en el
aula, lo importante es que el niño se sienta convocado por la propuesta y el maestro, aún si juega,
está atento a ciertos desempeños que define observar. Allí hay reglas a cumplir, frustraciones que se
procesan, tareas individuales o compartidas a enfrentar, vuelta a la calma.
b. Existen dos riesgos: 1) confundir hora de juego con juego libre después del almuerzo, sin
planificación ni intenciones; 2) asumir que con educación física este momento es ya innecesario.

6- ¿Cómo y por qué el momento de la convivencia?


a. Esta instancia semanal permite procesar los logros y los conflictos de cada grupo y de cada alumno.
Es una buena oportunidad de poner a los niños a discutir sobre asuntos que les compete y sobre los
cuales el maestro ha recogido información que coloca a disposición. Allí se exponen las habilidades
socio emocionales (HSE) de los alumnos para el tratamiento de temas que les son propios o que les
provocan conflictos o dudas. Se trata de una “evaluación” sobre el estar juntos en el transcurso de la
semana y los problemas que han debido enfrentar, así como las buenas (o malas) soluciones que han
encontrado. El riesgo es no forzar situaciones en este espacio.

7- ¿Cuál es el momento de los profesores especiales?


a. Allí es donde la escuela “se da su propia forma” negociando con los profesores horarios y tiempos de
atención a los grupos. Los profesores especiales no son “talleristas” y “no vienen a la escuela para
que el maestro pueda descansar”. Existe una Inspección Nacional de Artística que orienta su trabajo
y deben dar cuenta de lo que van a hacer en la escuela. Del mismo modo, los Profesores de
Educación Física cuentan con Orientadores para su tarea y contenidos del PEIP a trabajar. Si bien
podrían verse como “agentes externos” a la ETC, esta no es la filosofía de su presencia allí. Ellos
conforman el colectivo y forman parte, deben ser integrados y enterados sobre la vida de la escuela
en general.
b. El maestro de aula debe estar presente en estos momentos de trabajo porque es otro modo de “ver”
a sus alumnos en situaciones diferentes.

8- ¿Qué debería encontrar en una Reunión del colectivo docente o Sala?


a. Tal vez este se constituya en el más rico espacio de trabajo de los maestros de una ETC. Para ello la
reunión de colectivo debe mostrar continuidad en los temas, ligarse al plan de supervisión de la
dirección, y generar documentación disponible y auténtica, esto es, más allá del acta que se carga en
GURÍ, sería conveniente mantener la carpeta de salas que recoge los borradores de trabajo, las
propuestas de taller, los acuerdos que se han revisado.
b. La reunión de colectivo es espacio de producción y como tal debería promover: 1) una apertura con
los temas a tratar; 2) un momento de taller o producción seguido o antecedido por aportes de algún
integrante del colectivo; 3) un cierre que recoja los acuerdos y los asuntos pendientes. Se trata de un
momento fuerte de trabajo docente en el que la escuela se dispone para pensar-se y revisar-se en
asuntos diversos. Para el logro de la “disposición” se necesita acondicionar el espacio y las
voluntades así como acotar los tiempos de la catarsis. Lo que se proponga para ser pensado o
discutido debería seducir o al menos preocupar a los docentes que integran el colectivo.
c. Es necesario procurar recoger todas las voces y alentar a todos los maestros, reconocer su trabajo y
desafiar a avanzar a partir de lo que se presenta u ofrece para discutir. Convencer de abrir las
planificaciones para pensar con una evidencia visible es uno de los tantos modos de generar estas
discusiones.
d. Se necesita allí un director presente y habilitante, que conoce sobre su escuela y dispone la
información para todos, resume recorridos transitados en un período, interpela cifras o logros de la
escuela, coloca preguntas interesantes, alienta, reconoce y propone ciertos acuerdos para definir
rutas de ciclo. Es quien puede ofrecer la mirada al ciclo y habilita “salirse” de la mirada reducida a
cada grupo. Es además quien problematiza asuntos que podrían aparecer como rutinarios o
naturalizados y quien dispone de un espacio virtual o físico para compartir lecturas que permitan la
construcción de ciertos sentidos comunes en la escuela.

También podría gustarte