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Facultad de Humanidades
Departamento de Ciencias Sociales
Licenciatura en Ciencias Sociales
Seminario: Sociedades Contemporáneas
Profesor: GERMAN HISLEN GIRALDO CASTAÑO
Las Revoluciones Francesa e Industrial: logros, consecuencias y legado
Por: Jaime Liben Poveda
Dos eventos fueron transcendentales en la historia para la configuración actual de la
sociedad occidental: La Revolución Francesa de 1789 y la Revolución Industrial de finales del
siglo XVIII. Ambas revoluciones fueron ecuménicas al expandirse por todo el globo e
influenciando notablemente con sus ideas liberales las sociedades de distintos continentes
permitiendo la consolidación lo que actualmente se conoce como los Estados-nacionales. Esto
conduciría al afianzamiento del capitalismo como modo de producción hegemónico a escala
mundial. Este ensayo busca mostrar los aportes en materia económica, política, social y cultural
de éstas dos revoluciones liberales junto con sus efectos positivos como negativos que han
conllevado al mundo partiendo desde los planteamientos teóricos y conceptuales de Braudel,
Hobsbawn, Tarrow, Acemoglu y Robinson.
Esto sería el caldo de cultivo perfecto para que la oportunidad política fuese
aprovechada por el naciente movimiento social en Francia. Este inició una acción colectiva que
incluyó múltiples repertorios de lucha hasta la caída y ulterior ejecución del rey y la
proclamación de la República. Esto marcaría en términos políticos el fin del Antiguo Régimen y
del Estado Absolutista para consolidar uno nuevo enmarcado en las ideas liberales y el
comienzo del Estado-nación moderno. Esta revolución y sus ideas repercutieron por toda
Europa y más con la llegada de Napoleón Bonaparte, lo que significaría el fin del feudalismo
como modo de producción en el continente y el lento pero seguro ascenso del incipiente
capitalismo. Hobsbawm menciona la importancia de esta revolución en el aspecto político-social
al introducir los primeros códigos civiles, como la Declaración de los Derechos del hombre y del
ciudadano, y los programas que caracterizarían a los partidos liberales del siglo XIX. Asimismo,
influyó en la ciencia con la organización científica y la aparición del sistema métrico decimal
(2011).
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El impacto de la revolución fue tal que pese a que hubo otras revoluciones
contemporáneas como en los Estados Unidos, Bélgica o los Países Bajos ninguna tuvo el
alcance como la francesa y sus consecuencias fueron más profundas al haber ocurrido en el
más poderoso y populoso Estado europeo del siglo XVIII puesto que, esta revolución fue un
verdadero levantamiento social de masas y la más radical de todas (Hobsbawm, 2011). El
afianzamiento del Estado-nación en Europa y en el resto del mundo, como consecuencia directa
de esta revolución, permitiría también de forma indirecta e involuntaria la consolidación de los
movimientos sociales puesto que, facilitaron los medios de comunicación, como la imprenta, por
los cuales sería posible movilizar a la opinión pública. Así como también, estandarizó los
procedimientos a los que podían acudir la gente para desafiar o relacionarse con las
autoridades estatales (Tarrow, 1997).
De esta manera, las islas británicas pasan de un capitalismo comercial y mercantil a uno
de tipo industrial que fomentaría el libre mercado y su capital Londres se convertiría el polo o
centro de gravedad de la economía-mundo -Weltwirtschaft- que terminaría consolidando el
mercado interior británico y transformándola en una economía nacional que poco a poco se
convierte en una economía mundial gracias al mercado mundial abierto y aprovechado por el
colonialismo inglés y protegiendo de manera excepcional su naciente industria mediante el
monopolio a su favor (Braudel, 1985).
Así pues, la Revolución Industrial liberó el poder productivo y logró hacer una ilimitada
multiplicación de bienes y servicios, el famoso take-off o crecimiento sostenido. El aumento de
la producción y de la productividad estuvo marcado por las innovaciones tecnológicas, como la
aparición de diferentes maquinarias que permitieron procesos productivos más rápidos y
eficientes junto con el ferrocarril como transporte ideal para llevar las mercancías por todo el
continente europeo. A esto se le debe añadir, la creciente mano de obra barata, o ejército
industrial de reserva, que proporcionaba las zonas rurales a las nacientes fábricas e industrias.
La combinación de todos esos elementos permitiría la acumulación de capital por parte de los
sectores de la burguesía quienes consolidarán su poder tanto político como económico gracias
a esta revolución (Hobsbawm, 2011).
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trabajadores en distintas áreas y cuyos salarios se verían reducidos drásticamente con el fin de
incrementar las ganancias de los patronos (Hobsbawm, 2011).
Las dos caras de la moneda, los aspectos positivos y negativos de estas dos
revoluciones
Y las consecuencias significarían una fuerte baja de los salarios a causa de la gran
cantidad de mano de obra barata, la mayoría eran desplazados del campo en medio de la
acumulación originaria del capital en la Inglaterra del siglo XVIII, lo que provocaría una fuerte
desmoralización de los obreros que pese a sus grandes esfuerzos apenas si alcanzaban a
subsistir en medio de las precarias condiciones de existencia en los suburbios, el sentimiento de
injusticia provocaría la rebelión de éstos, lo que conllevaría a la formación de asociaciones,
cooperativas y sindicatos junto con la destrucción de maquinarias. Aunque, todo esto
coadyuvaría a la formación de una conciencia de clase, la de la naciente clase proletaria.
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De igual forma, se puede denotar la destrucción de las industrias nacionales, la
relegación como meras dispensas de materias primas de los países del Tercer Mundo, la
imposición de la cultura y de las costumbres de Occidente, la fetichización de las mercancías
junto con la creación de falsas necesidades, la fuerte competencia de los precios, la
interdependencia de los mercados, la progresiva destrucción de la naturaleza y la consolidación
de capitalismo como modo de producción dominante y hegemónico.
Conclusiones
Las Revoluciones Francesa e Industrial sin duda alguna fueron determinantes para el
devenir histórico de la sociedad occidental y del capitalismo como modo de producción
dominante. La expansión de las ideas revolucionarias francesas marcó el fin del absolutismo y
el inicio de las instituciones liberales enmarcadas en el Estado-nación cuyo eje fundamental
sería la defensa a ultranza de la propiedad privada. Estas ideas permitieron el afianzamiento de
una serie de instituciones inclusivas en toda Europa Occidental y en los Estados Unidos que
permitirían las innovaciones tecnológicas necesarias junto con la destrucción creativa que
impulsarían a la Revolución Industrial comenzada en Gran Bretaña, la cual terminaría
expandiéndose en todo el mundo gracias a la revolución de los transportes, siendo el ferrocarril
símbolo de esta. Esto dejaría el camino pavimentado para el afianzamiento del libre mercado y
del capitalismo.
Para concluir, en nombre de las ideas liberales que impulsaban ambas revoluciones se
justificó las guerras e invasiones hacia los países del sur global, estos últimos se convertirán en
simples despensas de materias primas para los productos manufacturados que Occidente se
los revenderá a precios muy elevados. La diplomacia y la guerra serán armas disuasivas para
imponer sus ideas en aquellas regiones del mundo que se negaban a hacer parte del juego. La
democracia liberal será el disfraz eficaz del capitalismo para imponerse de forma casi natural e
incluso innata en el mundo entero y cuyas consecuencias se siguen soportando en la
actualidad.
Bibliografía
Acemoglu D. & Robinson J. A. (2011). Por qué fracasan los países: Los orígenes del poder, la
prosperidad y la pobreza. Ediciones Deusto.
Eric Hobsbawm (2011) La era de la revolución 1789-1848. Editorial Planeta S.A., Barcelona,
España.
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Sidney Tarrow (1997) El poder en movimiento: Los movimientos sociales, la acción colectiva y
la política. Alianza Editorial, Madrid, España.