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04 Antropologia Filosofia y Educacion Te
04 Antropologia Filosofia y Educacion Te
Se trata de una ANTROPOLOGÍA que dialoga generosamente con las ciencias que abordan el
tema del hombre desde perspectivas diversas, y – al mismo tiempo – articula este diálogo para
poder construir una síntesis que sea responsable del diálogo con otras disciplinas o áreas del
conocimiento. Por eso el abordaje asume siempre una perspectiva crítico-problemática.
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La ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA se hace cargo de las preguntas fundantes del ser del hombre,
aquellas que no pueden ser abordadas por las ciencias: persona, individuo, identidad, sujeto, el
otro, el nosotros, las relaciones intersubjetivas, vida, muerte, trascendencia, unidad bio-pico-
espiritual, sexo y género, obrar humano, responsabilidad moral, consciencia social y compromiso
político.
Sabemos que FILOSOFÍA Y EDUCACION tienen vida propia, es decir, no se agotan en la relación:
la filosofía vive perfectamente y opera libremente sin ocuparse de los temas educativos. De
hecho hay numerosos autores que no han abordado el tema o no se interesan por el mismo. A su
vez, existen numerosos problemas de la filosofía que no afectan directamente a la educación. Y a
su vez la educación no siempre recurre a la filosofía: frecuentemente confía en los seguros
saberes que provienen de otras ciencias. A diferencias de ciertas posiciones de la tradición clásica,
podemos afirmar que una y otra tienen ocupaciones, tareas, menesteres que pueden llevar
adelante sin requerir de la presencia de su pareja.
Es una relación que – aplicado un criterio del tomismo clásico – permite armonizar y distinguir
ambos aportes y discursos. Sin embargo el cruce entre la filosofia y la educación (o filosofía de la
educación) puede representar – operando juntas y articuladas – un escenario propio, dinámico,
dialéctico, ajustado a las demandas que mutuamente se formulan, desencadenando las tensiones
propias de los cruces dialécticos. No basta la filosofía para fundamentar y poner en marcha la
educación, pero no hay un verdadero fundamento de la educación sin la presencia de la filosofía.
Lo que nos interesa es problematizar la relación, mostrando las tensiones, que pueden o
deben producirse. La filosofía es tal – y sobre todo es necesaria – si funciona o se transforma en
una fuerza motriz de la educación, en un TÁBANO MOLESTO que la inoportuna y, una presencia
que la inquieta y obliga a revisiones constantes, a procesos de des-naturalización, de discusión de
lo que se considera obvio, necesario, sustancial, definitivo.
Una rápida mirada por la historia nos permite reconocer la irrupción del pensamiento sobre las
prácticas: ése es el papel de quienes revolucionan la educación desde la filosofía. Ni siquiera se
dan tiempo para certificar si funcionan las ideas. Les basta saber que debe ser así: no les interesa
saber si es posible, porque suponen que es necesario. Y lo necesario se convierte – tarde o
temprano – en posible. Podríamos citar a Sócrates, Platón, Agustín, Comenio, Rousseau,
Condorcet, Kant, Herbart, Comte y hasta el mismo Freire.
Tal vez, con respecto a la filosofía, la función de la ANTROPOLOGÍA FILO SÓFICA sea otra: más
constitutiva, porque sus aportes le otorgan un rol más productivo que crítico, especialmente al
definir esencia y existencia de lo humano y, sobre todo, las categorías antropológicas que
permiten ampliar la definición y caracterización de lo humano para facilitar el enunciado de las
dimensiones educables de la persona. Mientras las CATEGORÍAS son predicados de lo humano,
afirmaciones que se realizan tomando como referencia la definición de lo humano, para
ampliarla, para poder ser mas precisa, para saber qué es lo que el hombre pleno ha decidido ser;
la DIMENSIONES EDUCABLES son los fines o propósitos que debe formularse y llevar adelante
toda educación para ser integral. Sin las CATEGORÍAS las dimensiones educables son vacías y
ciegas, y sin las DIMENSIONES EDUCABLES las categorías con estériles e improductivas.
Así, por ejemplo, cuerpo, libertad, cultura son categorías antropológicas que se convierten en
dimensiones educables para constituirse en tal, para pasar de la potencia al acto, de la mera
posibilidad a la realidad: esencia que se constituye a través de la existencia.
• ¿Es oportuno optar por UNA MIRADA HISTÓRICA tratando de reconstruir las fuentes y los
autores y certificando cómo se han podido articular ambos discursos (explícitos o
implícitos) a lo largo del tiempo y en diversos contextos?
• ¿Es una FILOSOFÍA TRADICIONAL Y RIGUROSA que se mantiene fiel a los soportes de la
historia y que se solaza en la hermenéutica de lo ya dicho, o es una filosofía que hunde sus
pies en el barro de la historia y multiplica los soportes para poder dar a conocer el
pensamiento y lograr que la fuerza de las ideas llegue a todos?
• ¿Es una EDUCACION que privilegia la función social y heterónoma o es una propuesta de
crecimiento y desarrollo personal con autonomía creciente?
• ¿EDUCACIÓN que surge de los teóricos y autores que se van presentando en el escenario
del conocimiento (a los que se estudia, se repite y se trata de obedecer) o EDUCACIÓN que
brota como reflexión activa sobre la práctica docente e institucional?
Nadie puede ser educador sin salirse de sí mismo, abrirse al otro, pero no sólo para conocerlo,
sino para hacerse cargo del otro. Este proceso es pedagógico, didáctico y dialéctico y
necesariamente lo convierte en responsable no solo de mí mismo, sino que también de los otros
(educandos).
¿Por qué el rostro? Porque es lo que primero nos sale al encuentro, aquello con lo que nos
topamos: el otro es cuerpo, es presencia, pero sobre todo es rostro que MIRA, HABLA, SONRÍE,
LLORA, SUFRE, PIDE. El rostro es siempre algo, alguien que interpela, que exige respuesta. El
rostro nos mira y observa nuestra mirada. El rostro nos habla y nos escucha, nos suplica, nos grita,
nos murmura, nos susurra o nos agrede.
ETICAMENTE es lo que debe hacer el educador: hacerse cargo de los otros, de todos esos
rostros que se descubre especialmente en el primer encuentro: un docente, un educador ingresa
1
Gracias a un íntimo entramado de crianza, domesticación y educación, se consumó la producción
humana, en un movimiento que por cierto supo hacerse profundamente invisible y que ocultó el proyecto
de domesticación que tenía como objeto bajo la máscara de la escuela. - afirma SLOTERDIJK (1993), Regla
para el parque humano. Versión digital.
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al aula y se encuentra con todos los OTROS, con todos esos rostros que miran desde sus pupitres:
allí están expectantes, observadores, curiosos, al acecho. Y el educador pasa tu vista y va
preguntando nombres y tomando contacto con cada uno. Hay un encuentro inicial que se define
en la mirada, en los rasgos, en la reacción (sonrisa, temor, indiferencia, agresión, dolor), en el
encuentro. Después vendrá la historia, porque la historia de la educación de cada docente es la de
encuentros con los otros, con todos los otros que le han sido entregado.
Los otros son un compromiso ETICO porque son siempre MENESTEROSOS, pobres,
necesitados. Todos lo somos, porque en algo tenemos una carencia que debe ser cubierta con la
ayuda de los demás, de los que intervienen en nuestra existencia. Nuestro mismo nacimiento es
la mayor muestra de que somos menesterosos porque no podríamos sobrevivir sin la ayuda de los
otros. Y esto no reconoce barreras de clases, recursos, medios sociales: los otros necesitan ser
reconocidos, ser tenidos en cuenta, ser promovidos, ser acompañados, ser escuchados, un
mensaje esperanzador, la posibilidad de ser, de encontrarle sentido a la existencia, de definir el
presente o el futuro.
Todos los otros son menesterosos porque todos los somos. También el educador es un
menesteroso, que tiene las mismas carencias, pero ETICAMENTE sabe que el hacerse cargo de los
otros le permite volverse más fuerte y crear los anticuerpos para sus propias situaciones y
vivencias. El educador que antropológicamente es y sigue siendo menesteroso, éticamente
cambia, se transforma y sólo piensa en la situación que viven los otros en su orfandad, en su
soledad, en sus demandas, en sus carencias, en su abandono, en sus incapacidades. Las
existencia heroicas que celebramos en personajes notables son expresión de esta realidad: son
humanos y menesterosos como todos nosotros (ANTROPOLOGÍA), pero se vuelven gigantes por el
compromiso ético que saben y deciden asumir (ÉTICA).
Este compromiso ETICO del educador que interviene en el territorio del otro y que se
encuentra con el rostro y habla y escucha y dialoga, es lo que permite anclarse en el otro,
HOSPEDARSE en el otro, hacerse lugar, dejar HUELLAS, quedarse allí como quien en algún
momento ha sido relevante y significativo, aunque la las historias personales hayan seguido su
rumbo. El educador y el educando en algún momento se encuentran, pero ambos siguen su
camino (como el agua del río con respecto a la orilla, llega la besa y se va, el agua y la orilla no se
verán más).
Educar es hacerse cargo del otro. Resuena la consigna bíblica del GÉNESIS: ¿Qué has hecho de
tu her a o? Y ese u ive sal lla ado ÉTICO qué Dios le reclama a CAIN, se convierte en un
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reclamo para todos y por todos. La educación es un lugar para responder a este llamado: ¿Qué
han hecho de sus hermanos, que han hecho por los otros, con los otros que les ha tocado?
Aquí aparece con toda su fuerza la PEDAGOGIA CRITICA, especialmente el planteo de FREIRE,
en cuyos escritos y en cuya acción se articulan EDUCACIÓN, ÉTICA Y POLÍTICA. Toda educación es
un compromiso ético y toda educación es política. Toda educación es LIBERADORA, es liberadora
del EDUCADOR (que descubre y asume su compromiso) y de los EDUCADOS a quienes se los
despierta para el BUEN VIVIR y en VIVIR EN COMUNIDAD a través del proceso de concientización.
Para FREIRE la educación siempre es CRITICA porque des-naturaliza las situaciones y las relaciones
humanas y genera alternativas, propuestas, innovaciones, creando los mundos nuevos para una
nueva civilización.
• Este cuidado del hermano, el hacerse cargo de los otros, tiene una base ANTROPOLOGICA, se
prolonga en una CATEGORIA ETICA y encuentra el sentido definitivo en lo POLITICO. El prójimo,
el próximo es quien comparte conmigo sociedad, ciudadanía, espacio público y común.
• No hay ETICA que no se asocie con la POLITICA, porque todo lo que se haga tiene
repercusiones en los otros. La salida del yo educador hacia el tú educando, implica hacerse cargo,
hacerse responsable del otro, de los otros (siempre son muchos), pero lo importante es que el
sali y el e cue t o pe ite co stitui el osot os, ue es el ROSTRO POLÍTICO del otro, un
rostro del que nosotros mismos formamos parte.
• Sin embargo el nosotros es frágil y contingente, por eso LA POLÍTICA ES CONSTRUCCIÓN ÉTICA
permanente: el otro se oculta, se resiste, es negado, postergado, no reconocido como un
legítimo otro. Y así como no puede renunciarse a la POLITICA no puede soslayarse la presencia de
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la ETICA en la política. Sin este re-conocimiento, el otro queda neutralizado por ceguera,
indiferencia, la desconfianza, mezquindad, rechazo, invasión, exclusión, invisibilidad. Sobran
ejemplos históricos o actuales al respecto.
• La acción política de los ciudadanos sólo tiene sentido en el marco de la pertenencia a una
comunidad que se auto-reconoce como tal, que tiene conciencia de sí, que se asume como
educadora y promotora de sujetos libres y autónomos. La ciudadanía que se fundamenta y se
respalda en el ejercicio de todos los derechos, pero al mismo tiempo en la vigencia de los
derechos de todos. Y en esta dirección, EL DERECHO A LA EDUCACIÓN es la puerta de entrada a
todos los derechos.
• Estas ideas no representan sólo un EJERCICIO TEÓRICO del pensamiento (como si fuera un
simple mapa para un territorio ignorado): no son solamente textos y proclama, sino que es un
compromiso que se instala en la praxis, que se instala en las prácticas. Puestas acción, en
práctica, en los hechos las ideas son performativas, generan una relación dialéctica y permanente
entre teoría que piensa y formula ideas, y prácticas que hacen, intervienen, transforman:
pensamiento y teoría / práctica y praxis son anverso y reverso de la misma acción.
• La única manera de ser educador implica des-vivirse por el otro, vivir para los otros. Esa es la
enseñanza de la historia, del pasado de la educación, del origen mismo de la escuela, como
propuesta de educación formal. Ser responsable y cuidar es parte de la esencia del sujeto que
educa, porque se define como un siendo para los demás, su subjetividad no es un para sí, sino un
para los otros. Por eso pueden recordarse las resonancias religiosas de estos conceptos, en el
concepto de poder pastoral que re-trabaja Foucault.2
• El rol de la educación es enseñar a mirar de frente al ser del otro, aunque esa mirada cause
sufrimiento, angustia, impotencia. Porque el educador no puede darse vuelta, ignorar, no
escuchar, cerrar los ojos, des-entenderme de los otros les toca en suerte o que sale a buscar (el
Pastor y las Ovejas perdidas). La única manera de ser educador implica des-vivirse por el otro,
vivir para los otros.
2
El poder pastoral. La vida de los hombres infames. Versión digital. Trabaja parábola e imagen del Pastor y
las ovejas que traen las diversas versiones de los evangelios, para trabajar el concepto de PODER que
incorpora el cristianismo.
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Hay momentos en la historia – y este parece ser uno de ellos - en que los contratos se
desarman, los acuerdos se rompen, las leyes se ignoran, la vida en común se disuelve. En estos
momentos en que el pensamiento navega desorientado buscando un puerto, una orilla, una bahía
protectora, la educación se pregunta cual es su función y su destino: ¿es ella la que - cual gesta
heroica o nueva frontera - re-construye la sociedad que necesitamos, vuelve a tener
pacie te e te la t a a o ge e a los uevos espacios… o educació sólo puede operar en una
sociedad en funcionamiento, recibiendo de ella los mandatos necesarios?
¿Cuál es la FUNCIÓN DEL ESTADO que se desplaza desorientado entre dos extremos: la
omnipresencia que anula toda posibilidad de iniciativa alternativa y su desaparición que sumerge
en la orfandad a numerosos sectores sociales? Y en este sentido, ¿cuál es la responsabilidad
efectiva del estado de nuestros días en la construcción de la educación de todos (especialmente
los sectores mas vulnerables), conscientes del exitoso operativo de salvamento que deposita a los
sectores mas favorecidos a salvo de cualquier contingencia disfrutando de una educación para
pocos?
Sobre todo, la vida en sociedad pone en contacto un yo fragmentado que se estrella contra la
desarticulación del otro. BAUDRILLARD señala: Con la modernidad, entramos en la era de la
producción del otro. Ya no se trata de matarlo, de devorarlo, de seducirlo, de rivalizar con él, de
amarlo o de odiarlo; se trata fundamentalmente de producirlo. Ya no es un objeto de pasión, es un
o jeto de produ ió . Los otros no son lo que son sino lo que necesitamos que sean, se
funcionalizan y se banalizan las relaciones, se contagian de la liquidez del entorno. Si yo no soy
siempre el mismo yo sino que voy mutando según mis posibilidades y necesidades, si no existe
una sola vida, sino múltiples vidas que multiplican los roles que puedo desempeñar en cada una
de ellas, si mi identidad no es un referente ontológico definido sino un rompecabezas de piezas
que se ensamblan, los otros deben ajustarse a la dinámica de un yo proteico.
Los otros no son una alteridad irreductible, sino una alternativa funcional. Temas como la
violencia (en todas las direcciones y manifestaciones), la acumulación de riqueza, el disfrute de los
placeres, el manejo del tiempo, la condiciones de trabajo, la justicia en la distribución de los
bienes, los manejos del poder y la política, las crisis en las instituciones, la confusión en los roles,
remiten a esta nueva forma de registrarnos y constituirnos mutuamente. Mientras un sector
importante existe, tiene reconocimiento, se identifica, demarca las condiciones y el territorio del
juego, una población mucho más numerosa permanece ajena, extraña, fuera: a la espera de
alguna oportunidad, envidiando el banquete de los invitados, luchando por encontrar la grieta
que les permita ingresar o dispuestos a cualquier cosa por lograr alcanzar no el lugar de los
elegidos, sino el disfrute pleno de sus privilegios.
los hombres en torno a nuevas instituciones, ciudades, nombres y lenguas que se tornen
comunes, familiares para todos. (LARROSA, 2001)3
“egú BLOCH existen cuatro tipos de sueños: los sueños nocturnos, los sueños regresivos, los
sueños que no llevan a ningún sitio; y por otra, los sueños que tienen razón: hay irrealidades
portadoras de realidades; y en el soñar despierto, que es el que nos conduce al porvenir, se puede
ya esbozar lo que puede acontecer: las utopías.
La filosofía ha sido – a lo largo de la historia - una constructora de UTOPIAS: hablando con más
propiedad no se trataba de sin-lugares o de irrealidades, sino de idealidades que intentaban
traccionar la realidad hacia la perfección. El quiebre de la modernidad se llevó las últimas utopías.
Tal vez sea una cuestión discutida, pero el utopi-cidio postmoderno pudo mutar las luchas
revolucionarias de la política en programas pragmáticos de transformación y eficiencia, pero lo
cierto es que no se puede pensar en una educación que no reconozca sobre sí y siembre en el
interior de cada uno de los sujetos una utopía de sociedad que le asigne un lugar a todos los
miembros de la sociedad. Esta trágica sustitución de los ideales comunes y solidarios por la lucha
obsesiva por el propio bienestar cambia la inmediatez de la autorrealización por el suicidio
colectivo de la sociedad. Y ante ella, la educación se debate entre la imposibilidad, la complicidad
o compromiso que la obliga a pensar y a buscar el bien común y compartido.
Los relatos son los que sostienen la marcha de las comunidades, el funcionamiento de las
instituciones, los mandatos sociales, y – específicamente – las prácticas y los rituales escolares
porque son ellos los que imponen una trama, un recorrido necesario, subordinando a sus
3
BAUDRILLARD (1996), El crimen perfecto. Anagrama. y LARROSA- SKLIAR (2001), Habitantes de Babel.
Laertes.
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principios los actores y las funciones. Si los relatos rigen para todo cuerpo social, en la educación
y en la escuela desempeña un papel primordial e ineludible, y representan un capítulo necesario
para poder articular la narrativa fundamental que es la constitución de la sociedad y de la propia
existencia. Una vez establecido y vigente, el relato legitima y opera como fuerza motriz que
empuja y atrae, fortaleciendo cada unos de los actos y de las prácticas, y operando como
pasaporte y peaje para la continuidad de las ideas. 4 Con un criterio operativo podemos definir a
los relatos como discursos que articulan en una narración una serie de ideas fuerzas que una
sociedad considera fundacionales de su identidad y de sus proyectos. Aunque la mayoría de los
relatos asumen un discurso verosímil en torno a una sucesión de hechos y personajes, podemos
encuadrar como relatos hasta los mismos sistemas filosóficos que se construyen no sólo edificado
sobre la solidez de las demostraciones, sino postulando una adhesión incondicional.
Ha sonado la hora del fin de los grandes relatos y sin un relato oficial y legitimador, seguro y
definitivo, conocido y aceptado por todos, desaparecen las estrategias (o se convierten en letra
muerta) y no hay capacidad para definir tácticas. El sistema se repite a sí mismo, pierde fuerza
creativa, utópica y redentora. Sin una narrativa vigorosa las estructuras de las instituciones se
mueren, aun cuando permanezcan en pie. Sin embargo, las instituciones no se pueden tolerar la
ausencia de relato. Lo que en realidad desaparece es el relato único, el relato oficial, el relato
vigente, y comienzan a aparecer otros relatos, relatos contrapuestos, legitimaciones diversas, que
transforman los acuerdos en conflictos y enfrentamientos. La educación de nuestros días padece
ese quiebre y, sobre todo, la sustitución de los grandes relatos diseñados y compartidos por la
comunidad por los micro-relatos, mini-relatos o relatos a la carta, en la que cada uno de los
comensales del sistema redacta, propone y reclama el cumplimiento de su propia historia, en una
suerte de babelización de la sociedad. 5
¿No será tarea de la filosofía re-construir los relatos necesarios, reunir los fragmentos
dispersos en los innumerables palimpsestos en que se escribe y se interpreta la sociedad del
presente y del futuro? ¿No debería ser esa una de sus tareas, profundamente asociadas a las
demandas de la educación en cualquiera de sus formas?
4
Con ese criterio, la modernidad propuso – entre otros – relatos que permitieran construir: (1º) feligreses
convencidos de sus creencias; (2º) soldados obedientes para los ejércitos; (3º) trabajadores dóciles y
disciplinados para la creciente industria y diversas formas de trabajo; (4º) servidores civiles subordinados al
gobierno; (5º) ciudadanos racionales e ilustrados capaces de circunscribir su libertad y sus derechos en el
marco de los contratos sociales.
5
La propia existencia y el propio cuerpo: sexualidad, alimentación, rituales de las bebidas. Los placeres y la
refinada satisfacción de los deseos a través del consumo. Las gestas deportivas. La fidelidad casi tribal a
grupos o representantes musicales.
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puesta en escena retrospectiva, una reserva natural, como si alguien anunciara: ¡En directo de la
realidad! ¡Visiten este mundo extraño! ¡Concédanse el est e eci ie to del u do eal! .
(3) Aportes a la sobrevida y recambio funcional de algunas de las partes del cuerpo a través
del creciente desarrollo de la tecnología de LOS TRANSPLANTES Y LA INTERVENCIÓN EN EL
CUERPO HUMANO, sin reconocer límites ni barreras.
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(4) TECNOLOGIZACIÓN DEL CUERPO: los cyborg, término que se utiliza para designar una
criatura medio orgánica y medio mecánica, generalmente con la intención de mejorar las
capacidades del organismo utilizando tecnología artificial.6
(6) Cambios e intervenciones sobre LA ESTÉTICA DEL CUERPO (para asegurar salud,
juventud, rendimiento, reconocimiento social, goce) a través de: la cosmética, la gimnasia,
la cirugía y la nueva ascética (entendida como diversas formas de privación, a veces
convertida en anorexia o bulimia). 7
(8) NUEVO SENTIDO DEL CUERPO: no es ya que lo prepara y se reserva para las demandas
del trabajo (alimentación, estado físico, descanso), sino que el que se utiliza en la
satisfacción de los deseos y gratificaciones. Los desbordes en todos los sentidos no son
vistos como patología de algunos, sino como derecho de todos los que pueden. Si el
cuerpo ya no es un lugar de alteridad, sino de identificación, entonces es preciso
urgente e te re o iliarse o él, repararlo, perfe io arlo, o vertirlo e u o jeto ideal
(Baudrillard) Con mucha dificultad se puede instalar la cultura de la privación y el esfuerzo,
la volu tad y la poste gació del deseo, cua do lo ue ige es u a ética i dolo a
(Lipovetsky)
6
Cfr. SIBILA Paula, El hombre postorgánico. Cuerpo, Subjetividad y Tecnología digitales. FCE.
7
Cfr. Las producciones de CHRISTIAN FERRER sobre la nueva intervención del cuerpo: (1) El arte del cuerpo
en la era de la infinita perfectibilidad técnica. (2) El cuerpo humano y la conquista técnica de la carne. (3) El
sufrimiento sin sentido y la tecnología,
8
El más conocido es la droga que bajo diversos nombres comerciales se aplica a los niños con problemas de
conducta: Trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDA oTDAH). Se trata con drogas psico-
estimulantes tales como metilfenidato, dextroanfetamina y remolina. A pesar de que estos medicamentos
tienen un efecto estimulante en la mayoría de las personas, en los niños y adultos que tienen TDAH éstos
tienen un efecto calmante. También con: atomoxetina, clonidina, desipramina y bupropión.
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05. CONCLUSIÓN
Hay una grieta, un intersticio, una pequeña luz. Entre el ser y el hacer, entre el deber y el
poder, entre el ideal y la implementación efectiva se abre un largo camino, siempre en
construcción: en ese terreno pantanoso, incómodo, pero lleno de aventuras para el pensamiento
y para la acción, se mueve la filosofia de la educación. Si abrimos los ojos y los oídos a la realidad,
si hacemos lugar a los mensajes incómodos, si establecemos un diálogo con todo lo que a nuestro
alrededor emerge, sin refugiarnos en la cómoda repetición de lo dado, filosofía y educación
representan un atrevimiento para el presente y el futuro de la filosofía, y una fuerza de cambio
para la educación. Entonces es posible que uno imagine, planifique la cátedra de filosofía de la
educación (o como se la designe) no como el sitio de la seguridad, del corpus establecido, de las
respuestas consagradas, sino como un lugar para el atrevimiento, las preguntas, la creatividad, la
sospecha, las miradas suspicaces, la lectura de los mensajes que emergen de todos los soportes,
desapegado de las fórmulas establecidas, de las producciones académicas que sólo atienden a la
coherencia de los discursos y se desinteresan de las voces de la vida (que en eso consiste, en
suma, la educación).
JUARROZ nos presta su palabra poética en la conclusión, sabiendo que un poema siempre es la
plenitud del pensamiento encerrado en la belleza del lenguaje.
Es el aprendizaje
que se convierte en lo aprendido,
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el pleno aprendizaje
que después no se resigna
a que todo lo demás,
sobre todo el amor,
no haga lo mismo.