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El sujeto moderno y el sujeto existencial

Miguel Angel Duran Hernandez

Para la filosofía, la época conocida como la modernidad fue una era revolucionaria
en el pensamiento filosófico. Desde la antigüedad y la era medieval la reflexión
filosófica se había ocupado del tema del mundo y sus fundamentos, a partir de la
búsqueda de los principios de la realidad se derivan los fundamentos del ser
humano, su papel en el mundo y su misión. Por mucho tiempo fue el pensamiento
aristotélico el que predominó la reflexión, la realidad se podía explicar en términos
de substancia, accidente, acto, potencia y las 4 causas junto con las 12
categorías, así, partiendo del motor inmóvil, podíamos seguir la línea de causas
hasta llegar al ser humano, explicar el movimiento de este en términos de la
búsqueda de la actualización con la felicidad como fin último. El sujeto como tal se
definía como una tabula rasa que se desarrollaba a medida que culminaba en acto
cada una de las potencias activas en su ser. Cuando el cristianismo se instaura
como religión oficial en el imperio romano, el pensamiento aristotélico resultó
bastante atractivo para explicar los misterios de la revelación divina y fundamentar
los cimientos de la Iglesia en la sólida doctrina de Aristóteles.

Así llegó el medioevo, como un siglo dedicado a reflexionar la idea de Dios y


develar sus misterios a la luz de la razón. En esta era la visión del sujeto no
cambió mucho, la misión del hombre se definía en términos del plan divino y la
providencia, la búsqueda del acto se entendía en relación con la búsqueda de la
perfección y de Dios como el único ser perfecto. Tomás de Aquino fue uno de los
más grandes representantes de este pensamiento haciendo grandes propuestas a
la reflexión sobre la relación que existe entre el ser, la esencia y la existencia.

Tomás defendía que el primer y último principio de todo cuanto existe es el Ser
(Dios), seguido del ser, se da la esencia como determinación de la infinitud del ser
(sólo en Dios se da que la esencia y su ser sean lo mismo, su esencia es ser),
posterior a la esencia viene la existencia. En este pensamiento hay un plan divino
al cual está subsumida la naturaleza y el hombre, a su vez hay un orden natural
derivado de las leyes divinas al que el hombre se encuentra sujeto, y el hombre
desarrolla una serie de leyes que se derivan de las naturales y las divinas para
ordenar su vida según la voluntad de Dios.

Para fines de la era medieval surgen ideas en la reflexión filosófica que permiten
un gran cambio en desarrollo de ésta, un ejemplo es Berkeley que proponía que la
realidad sólo existía mientras la percibiéramos, su tesis ya presentaba la idea del
sujeto como condición de posibilidad de la realidad, finalmente se defendía de las
críticas sobre si un objeto existía y dejaba de existir intermitentemente, según lo
percibiéramos o no, diciendo que Dios lo percibía todo en todo momento, por eso
la realidad existía aunque no la percibamos de rectamente en su totalidad.

Siguiendo el canon de la historia de la filosofía, la llegada de Descartes fue el


parteaguas que marcaba el fin del medioevo y el inicio de la modernidad. La
nueva era trae consigo nuevos proyectos, específicamente tres: la razón, el
hombre y el progreso. Una serie de circunstancias permitieron un nuevo desarrollo
en el pensamiento filosófico como la reforma luterana, el comienzo de la
industrialización y el cambio de enfoque de la base de la reflexión sobre la
realidad, pensar desde el sujeto y no desde los principios últimos metafísicos.

El sujeto de la era moderna es un sujeto completamente racional que se preocupa


por la búsqueda de la verdad y el conocimiento indudable, de modo que la
búsqueda de los principios últimos de la realidad se daba a partir del sujeto desde
su racionalidad, la investigación se dirigió a encontrar primero los fundamentos
racionales que conforman al hombre para buscar después los principios
metafísicos.

La reflexión sobre el sujeto y la realidad siempre se ha dado en el campo de la


metafísica, de quien Aristóteles fue fundador. Es pertinente hacer un paréntesis
para explicar que Aristóteles diferenciaba entre metafísica como el estudio de los
primeros principios de la realidad y ontología como el estudio del ente en cuanto
ente, no obstante, la distinción de estas ramas de la reflexión filosófica era sólo en
la nomenclatura pues en su estudio se dirigían y culminaba en lo mismo. Cerrando
el paréntesis, esta distinción se separa de la original para hacer una diferencia
más acentuada en el objeto de estudio y las conclusiones de la investigación. Para
la modernidad, estudiar al sujeto y lo que lo rodea es estudiar los fundamentos del
ente que llamamos hombre, su naturaleza racional y la relación que tiene este con
el mundo se puede ubicar como ontología (distinta a la metafísica donde el sujeto
es sólo una parte de la realidad y de ésta es de lo que se va a ocupar), sin
embargo, los modernos no hacían como tal esa distinción, fue hasta la época
contemporánea donde el énfasis en la aplicación de la nomenclatura según el
objeto de estudio tuvo su más fuerte acentuación.

Como se mencionó al inicio, en el medioevo se hablaba de un plan divino del que


derivan las leyes naturales, de las cuales se derivan las leyes del hombre. Esta
noción de orden divino que determinaba dentro del plan de Dios el papel de cada
una de las cosas que existen (incluyendo el ser humano) va a desempeñar para el
equilibrio y balance de la realidad se mantuvo vigente durante la modernidad, pero
al presentar al ser humano como un ser sublime, capaz de resolver cualquier
conflicto y explicar cualquier fenómeno por medio de la razón, se posicionó al
hombre en un estatus casi divino. Pero se presentaron la primera y segunda
guerra mundial donde el ideal de hombre racional, harmonía y balance cayeron
desde lo más alto de sus pedestales liderando a una nueva era de reflexión.

Una de las corrientes que surgieron de estos acontecimientos fue el


existencialismo. Existen muchas formas de existencialismo, pero en términos
generales se puede decir que su propuesta es poner a la existencia antes que la
esencia para entender mejor al sujeto. Al inicio se mencionaba que Tomás de
Aquino presentaba la esencia antes de la existencia, de esto se infería una
especie de determinismo, es decir, antes de existir ya estaba definido qué serías,
llegabas a la existencia con una infinitud de potencias precargadas en tu esencia,
ya sólo dependía de que se dieran los medios adecuados para que se realizarán
en acto, pero sólo podías alcanzar aquello que tú esencia te permitía. El
existencialismo niega esta predeterminación, el sujeto llega a la existencia por
mero azar, de manera contingente y por el puro devenir, después es cuando su
esencia se empieza a conformar según se desarrolla la persona, la naturaleza de
la persona ya no se entiende como un impulso al que debe obedecer el sujeto
para realizarse, sino como la conformación de sí mismo en las circunstancias en
las que se desarrolla.

Depende de a qué existencialismo nos refiramos es como vamos a definir al


sujeto, en algunos el sujeto es conciencia que se afirma ante el mundo y busca
afirmarse sobre las demás conciencias, otros lo definen como sujeto arrojado al
mundo para sobrevivir al caos del devenir, jugando se su propia existencia en
cada decisión que toma, otros ven el sujeto un solipsismo donde la única éste es
una única conciencia que percibe el mundo como objetos de los cuales valerse y
le es imposible reconocer otras conciencias más que como enemigos de su
proyecto que necesita destruir para realizarse.

El sujeto ha sido uno de los temas de reflexión filosófica más abordado a lo largo
de la historia, incluso en la actualidad existen nuevos problemas que amplían la
investigación mucho más, el avance de ciencias como la psicología o la
neurociencia nos arrojan cada vez más datos sobre el funcionamiento de la mente
y el cerebro humano, las ciencias sociales nos permiten abordar la complejidad del
comportamiento humano como ser inmerso en una sociedad y cultura, las ciencias
naturales como la física, la astronomía y la biología nos muestran la relación que
tiene el humano como parte de un universo y de un mundo, la ecología nos
presenta el impacto de nuestra especie en los ecosistemas de nuestro planeta, es
decir, cada vez tenemos más información sobre el ser humano y las conexiones
que tiene con otros humanos, seres vivos y objetos materiales que complejizan
cada vez más la reflexión sobre la pregunta ¿qué es el ser humano?

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