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El Viaje

de Una
Gota
Go
de Agua

Blanca y Cristal eran dos gotas de agua. Ellas vivían


en la misma nube junto a otros miles de gotas. Un
día se escuchó un fuerte ruido. ¿Son truenos?,
preguntó Blanca.

Es una tormenta, contestó Cristal. Si llueve caeremos


todas y desaparecerá esta nube. Podemos ir a parar
a cualquier parte y no volveremos a vernos nunca más. Las dos gotas se abrazaron y empezó a
llover. La nube gigantesca que las envolvía se convirtió en miles de gotas de agua. Notaron cómo
la nube se deshacía a su alrededor.

¡Adiós Blanca!, se despidió Cristal.


¡Adiós Cristal!, se despidió Blanca. Y las dos gotas cayeron a la tierra, perdidas en la cortina de
agua que caía. Cristal se sumergió en las aguas de un río junto a otras gotas, transportada por la
corriente atravesaba valles y pueblos a gran velocidad. El río llegó al mar y Cristal se encontró
rodeada por infinidad de nuevas gotas. Cristal exclamó:

¡Qué inmenso es el mar! ¡Hay miles de millones de gotas! Y luego preguntó a otras gotas:

¿De dónde vienen? Las gotas le contestaron:

Hemos caído directamente de las nubes, en forma de lluvia. Dejó de llover y llegaron días de sol.
Con el calor Cristal se sentía cada vez más ligera, pesaba menos, casi flotaba. El sol siguió
calentando el agua del mar y las gotas de la superficie comenzaron a elevarse, hasta formar
nuevas nubes. Las gotitas de agua de mar calentadas por el sol se encontraban ahora juntas,
suspendidas en el aire, formando una pequeña nube de color blanquecino.

¡Blanca!, gritó Cristal. Qué sorpresa tuvo Cristal al encontrar de nuevo, entre otros cientos de miles
de gotas, a su amiga. ¡Cuántas aventuras tenían que contarse!
FIN
EL CICLO DEL AGUA

La gotita Berta

La gotita de agua Berta está feliz y muy contenta. Vive con su familia
en un riachuelo, juega, salta y baila mirando al cielo.
Un día nublado comenzó a llover, y Berta sin querer se empezó a mover.
Viajó y viajó hasta un inmenso lugar, al que todos sus primos llamaban
mar.

Allí pasaron juntas muchas horas, hablando y nadando con las olas. De
pronto, sintió que se estaba mareando, y cuando se despertó…¡estaba
volando! Berta y sus primas llegaron hasta las nubes, que desde lejos les
parecían azules. Pasado un tiempo notó que se movía, su cara palideció
por no saber qué sucedía. Voló y voló hasta llegar de nuevo al
suelo, miró a su alrededor… ¡estaba en un riachuelo!

Berta abrazó a su familia y dijo con fuerza: “¡No hay nada en el mundo
con más belleza, que el agua de la naturaleza!”.

FIN
EL CICLO DEL AGUA

El Ciclo del Agua


En las laderas de una
preciosa montaña vivía
Nieve. Desde allí podía ver
una preciosa aldea que nacía
a los pies del monte.
Nieve no recordaba haber
estado en otro lugar, pues
en esa parte del planeta
siempre hacía bastante frío y
los picos de los montes
permanecían nevados todo
el año.

Cada mañana, Niev


e di s f r u t aba v i en do a
l os aldeanos con su trajín
diario.
Los niños iban a la escuela, los
agricultores marchaban a controlar las cosechas y todos tenían siempre algo
que hacer en la pequeña aldea.

Había un niño a quien Nieve no le quitaba el ojo de encima. Era Diego, un joven
de siete años que acababa de llegar nuevo a la escuela. Le estaba costando
mucho hacer amigos y, aunque sus padres insistían en que era muy bueno
jugando al fútbol, nunca quería participar en los partidos que sus compañeros
preparaban en la hora del recreo.

Nieve no entendía por qué Diego tenía tanto miedo a hacer amigos y a
demostrar lo bien que jugaba. Desde allí arriba había podido ver al joven jugar
en el jardín de su casa y lo cierto es que se le daba muy bien.

Además, a Diego le encantaba subir a la montaña con su balón y allí, cuando


nadie lo veía, jugaba y soñaba que era un gran futbolista.

En lo alto del monte, solo Nieve podía disfrutar del gran don que poseía el
muchacho. – Este chico sería de gran ayuda para el equipo de fútbol del
colegio. Este año no están jugando muy bien, les falta un buen delantero y
Diego lo haría fenomenal – pensaba Nieve.
Y así pasaron los días y las semanas, hasta que una tarde de
diciembre, Nieve tomó una importante decisión. -Voy a hablar con el
muchacho,
EL CICLO DEL AGUA

espero que no se asuste, pues nunca he hablado antes con un humano –


pensó. Esa tarde, Diego llegó temprano. Les acababan de dar las
vacaciones de Navidad y habían salido antes de clase.

Comenzó a mover el balón con su habitual


destreza, pasándoselo de un pie a otro.
–Hola Diego.
El joven, al oír una voz desconocida, se
asustó y dejó caer la
pelota.
–¿Quién anda ahí?
–Soy Nieve. No te asustes.
–¿Nieve? ¿Qué Nieve? No conozco a
nadie que se llame así.
–Es que no me conoces, pero yo a ti sí. Hace
tiempo que permanezco a tu lado y observo lo bien que juegas. Estoy justo bajo tus
pies. Soy Nieve.
Diego se frotó los ojos incrédulo, pues no podía creer que la montaña, o
mejor dicho, la nieve de la montaña le estuviera hablando – ¡madre mía, me
estoy volviendo loco!

–No Diego, no te estás volviendo loco. Nunca antes había hecho esto, pero es
que nunca antes había visto a nadie que jugase tan bien al fútbol y no
quisiera demostrar a todos su habilidad.

Soy una gran admiradora tuya.

Diego permaneció unos instantes en silencio, sin entender lo que estaba


ocurriendo.

Nieve guardó silencio para dar tiempo al joven a asimilar la situación.


Finalmente, decidió volver a hablar con él.
–Diego, ¿por qué te da miedo hacer amigos?
–Es que echo mucho de menos a mi otro colegio y a mis otros compañeros. No
sé si les caeré bien a los nuevos y me da miedo que no les guste como soy o
que se rían de mi manera de jugar al fútbol.
–Pero Diego, no debes sentirte mal, en la vida hay que ser fuerte ante los cambios e
intentar buscar el lado positivo de todo lo que nos sucede.
–Claro, es fácil decirlo para ti. Tú no tienes que cambiar, estas aquí siempre y nadie
te molesta.
– Tienes razón, pero he visto a muchas personas sentirse como tú te sientes
ahora mismo y te aseguro que al final todos salen adelante y son muy felices.
EL CICLO DEL AGUA

Diego y Nieve pasaron toda la tarde charlando y riendo y desde aquel día se
forjó una preciosa amistad entre ellos.

Cada tarde Diego salía de la escuela y subía a la montaña para charlar con su
gran amiga y para contarle cómo iba haciendo nuevos amigos y lo mucho
que disfrutaba jugando en el equipo de fútbol del pueblo.

Poco a poco el joven fue sintiéndose más cómodo con sus nuevos compañeros
y su nueva escuela y todo se lo debía a Nieve, que le había hecho entender lo
importante que es enfrentarse a las nuevas situaciones con ánimo y
fortaleza.

El verano llegó, pero en la pequeña aldea seguían con mucho frío. Sin embargo,
se comentaba que ese verano iba a ser distinto, pues se esperaba más calor
de lo habitual.

Diego se despidió de sus compañeros y caminó a la montaña para reunirse


con Nieve.

Cuando llegó, notó a Nieve algo débil – ¿Qué te ocurre amiga?


–No sé Diego, llevo varios días algo cansada. Siento que estoy perdiendo
fuerza. Intentaron averiguar cuál sería el motivo por el que Nieve se
encontraba tan mal, pero no lo consiguieron.
A la mañana siguiente, la profesora de Diego explicó algo que al muchacho le
llamó especialmente la atención: El ciclo del agua.
Diego prestó mucha atención, pues no quería perder detalle para poder
contarle a su amiga Nieve lo que allí había aprendido.
Estaba seguro de que había dado con la causa por la que Nieve se debilitaba.
Cuando sonó la campana del final de las clases, el muchacho corrió sin perder
un instante para poder hablar con Nieve – espero que no sea demasiado tarde
– pensó el muchacho.
–Nieve, Nieve, ya sé lo que te ocurre…- grito Diego.
– Hola Diego, que alegría verte. Mira, cada vez estoy más débil y mi tamaño
está menguando.
–Hoy he aprendido algo muy interesante y estoy seguro de que tiene que ver
con lo que a ti te está sucediendo. Verás, como este verano está siendo muy
caluroso, el sol está haciendo que te conviertas en agua.
– ¿Cómo? ¿En agua? Pero Diego, yo no quiero cambiar, no quiero dejar de
ser Nieve.

–Escucha con atención amiga mía. Cuando te conviertas en agua vas a hacer
un gran viaje a lo largo de ríos y mares, ¡vas a vivir una preciosa aventura!
–Pero yo no quiero marcharme de tu lado, no quiero dejar mi montaña.
– Tranquila Nieve, algún día regresarás a esta montaña, déjame que te
siga contando.
EL CICLO DEL AGUA

Cuando llegues al mar, el calor del sol te hará subir en forma de vapor ¡Vas a volar y
llegarás al cielo! ¡Imagínate!
–Tengo miedo amigo…
–Ahora viene lo mejor, no tengas miedo, cuando estés en el cielo te juntarás
con muchas gotas de agua formando las nubes.
Seguro que haces muchas amigas. Entonces, el viento te empujará y podrás
volar y seguir viajando por el mundo. En algún momento, cuando todas las
gotas de agua os hagáis más grandes, bajaréis a la tierra en forma de lluvia o
nieve…¿has visto?
¡Volverás a convertirte en nieve! Estoy seguro de que volverás a esta
montaña y que en algún momento volveremos a vernos.
Te voy a echar mucho de menos, pero nunca dejaré de esperarte, amiga mía.
No tengas miedo, recuerda todo lo que me has enseñado en este tiempo. Las
cosas nuevas no deben darnos miedo, debemos afrontar los cambios con
fuerza y alegría. Estoy seguro de que vas a disfrutar mucho de tu viaje y
conocerás nuevos amigos por el camino.
– Yo también te voy a echar de menos amigo. Ya siento como me voy
deshaciendo. Te prometo que voy a ser tan valiente como tú lo fuiste y
disfrutaré del viaje.
–Diego posó su mano sobre lo poco que quedaba de Nieve y con el calor del
sol terminó de convertirse en agua.
Pasaron los años y Diego se convirtió en un gran futbolista. Viajó y formó
una familia. Aunque tuvo que irse a vivir lejos de su amada montaña, nunca
dejó de regresar en las épocas de frío y nieve para intentar buscar a su
amiga.
Diego creció y sus hijos también. El joven se convirtió en abuelo y decidió volver a su
aldea con su amada esposa para disfrutar de la paz de la montaña.
Diego siguió subiendo cada tarde al monte, esperando que su amiga Nieve
regresara de ese largo viaje que emprendió cuando él aún era un niño.
Un día…
–Hola Diego, tenías razón, ha sido un viaje fascinante.
–¡Nieve!
– Si amigo, el viaje del agua me ha hecho recorrer gran parte del planeta. He
conocido otros montes, cielos de muchos colores y mares con especies
marinas desconocidas. Como tú dijiste, ha sido una gran aventura, pero me
alegro estar de vuelta.
–Yo también he viajado mucho, pero te he echado de menos vieja amiga.
Y casi como si no hubiesen pasado los años comenzaron a charlar como hicieron
el día en que se conocieron, pero esta vez sabían que tenían poco tiempo,
pues Nieve, en algún momento, debería volver a viajar, porque así es el ciclo
del agua, así es el viaje sin fin de la amiga de Diego, el Agua.
Diego posó su mano sobre su fría amiga y sintió el preciado calor de su
amistad.

FIN
EL CICLO DEL AGUA

PREGUNTAS SOBRE EL CUENTO INFANTIL SOBRE EL CICLO DEL AGUA:

1. ¿Por qué Diego no quiere jugar al fútbol?

2. ¿Por qué crees que le dan miedo los cambios? Explica con tus propias palabras
cómo crees que se siente Diego en su nuevo colegio.

3. ¿Alguna vez te has sentido igual que Diego o has sentido miedo a las cosas nuevas
que te han sucedido?
Explica cómo te sentiste (miedo, dolor de tripa, picores, etc.)

4. ¿Qué hiciste para superar el miedo?

5. ¿Has ayudado a algún amigo a superar sus miedos?


¿Cómo?

6. ¿Cómo superas tú el miedo a lo desconocido?

7. Explica brevemente cuál es el ciclo del agua según este cuento. Entra en internet y
busca alguna ilustración que explique el ciclo del agua. Después visualiza cómo
coinciden lo descrito en este cuento con la ilustración.
EL CICLO DEL AGUA

El cuento
cuen del viernes
E
n un país lejano llamado Naturalia hay un pequeño pueblo conocido
como Agualandia debido a la cantidad de agua que tiene. Es famoso
por sus bellos jardines de ores coloridas y como centro de atracción
turístico tiene
un enorme molino rojo.

Los hombres se dedican a la agricultura y a la pesca, lo que les sirve de alimento


y productos de comercialización. Las mujeres se dedican a los quehaceres
de la casa, al cuidado de los niños y a la jardinería. Los niños asisten a la
escuela, y los ancianos tejen, bordan y otros cuentan historias a los niños sobre
animales y de la lucha de algunos pueblos por salvar y conservar sus
costumbres.

Los habitantes vivían seguros de que nunca les faltaría el agua, pues tienen
la enorme “Laguna Aguazul” que es su fuente principal y piensan que la
laguna no se secará, pues llueve fuerte y seguido.

Lascosascambiar
o n cu an d o e m p e z ar
o n a derrochar el agua y
le siguió un largo
periodo de sequía. Debido
a la falta de lluvias la laguna
se fue secando, pero este
gran problema no fue
percatado al inicio por los
pobladores.

Sin embargo Miguel y Juan


se dieron cuenta que el
nivel de la laguna había
bajado y corrieron a
comunicarlo a
los del pueblo. Sólo recibieron risas y burlas, no les hicieron caso pues decían
que era cosa de niños.

Miguel y Juan no se quedaron tranquilos y pensaron en actuar rápidamente.


Fueron a buscar a Salvador, el amo de los bosques, un hombrecillo de apenas
un metro de estatura, pero muy sabio y con mucho poder.
Luego de andar por horas lograron encontrarlo y con cierto temor le contaron
lo que estaba sucediendo. Salvador los escuchó pacientemente y les dijo:
“esto es un castigo para el pueblo por derrochar el agua sin pensar que
algún día podría
EL CICLO DEL AGUA
suceder una desgracia. Se perderán
las cosechas, habrá plagas de
insectos y los niños enfermarán.

Miguel y Juan se asustaron y con


mucho tacto y sentimiento le
pidieron a Salvador que los
ayudara y prometieron no
derrochar el agua.

Salvador preparó unas pócimas que


tenían que ser lanzadas al aire para
provocar la descarga de las nubes.
Una vez terminado el conjuro, el
se internó en el bosque hombrecillo
silenciosamente.
Cuando regresaron al pueblo escucharon a dos pescadores decir que el nivel
del agua de la laguna había bajado tanto que se quedarían sin agua. Recién
el pueblo
se dio cuenta de que los niños
decían la verdad. Miguel y Juan
contaron todo y les dijeron que a
partir de ese momento todos
debían cuidar el agua. Las pócimas
dieron buenos resultados y hubo
lluvia en grandes proporciones.

Los habitantes agradecieron la


buena obra de Salvador y de los
niños. Miguel y Juan recibieron
premios por su esfuerzo de salvar
al pueblo. Agualandia continuó
siendo un lugar bello y feliz
donde sus
habitantes cuidaban el agua y toda la naturaleza.

FIN
EL CICLO DEL AGUA

La Gota y Santiago
Había una vez un niño llamado Santiago, que le gustaba mucho jugar con
pistolas de agua y globos, no cuidaba el agua, la desperdiciaba mucho,
dejaba el agua corriendo cuando se bañaba, al lavarse los dientes y las
manos, pero lo que no sabia que una gota parlante, llamada Luisa, lo
observaba todo el tiempo.

En una ocasión en la escuela fue al baño y al lavarse las manos olvidó cerrar
la llave y en el baño descubrió que alguien le hablaba y se asustó al darse
cuenta que la voz salía de la llave, era la gota Luisa, y le dijo: “Oye
Santiago olvidaste cerrar la llave otra vez”. Él le contestó: “Espera las gotas
de agua no hablan, sólo sirven para jugar”.

La gota respondió: “Las gotas de agua no sirven para jugar y además, soy
una gota especial, así puedo hablar y moverme de un lado a otro cuando yo
quiera o me plazca”.

Santiagodijo: “Estabien, cerraré la llave”.


Al llegar a su casa se dio cuenta de que ya no había agua potable para
bañarse o para lavarse las manos, de pronto ocurrió un gran incendio,
estaba solo encerrado y lo mas importante no había agua para apagar el
fuego.

Santiago no sabia qué hacer y estaba todo prendido en llamas, asustando en


un rincón, en eso llegó Luisa la gota y empezó a esparcir agua por todos
lados apagando toda la casa, salvando a Santiago.

Desde ese momento Santiago aprendió a cuidar el agua porque en


cualquier momento la podemos necesitar y que sin ella no podemos vivir.

FIN
EL CICLO DEL AGUA

El niño del no y el agua


Un cuento que habla de un niño
desobediente que no hacía caso de lo
que le decían sus padres y su abuelo. Lo
llamaban “el niño del no” porque
siempre hacía lo contrario de lo que le
ordenaban. Dejaba la luz encendida, la
nevera abierta y cuando le decían que
apagara la luz o cerrara el refrigerador
solo decía “ahora, ahora” y se quedaba
viendo la tele o jugando en la
computadora.

Un día deja el grifo abierto y no se


levanta para cerrarlo. Más tarde, quiere
que su mamá, su papá o su abuelo le
traigan un
vaso con agua porque tiene mucha sed, mas nadie le responde. Se pone
de pie, pero al abrir el grifo no cae ni una gota. Empieza a buscar el
agua por todas partes y luego mete un dedo por el tubo del grifo para
comprobar que no esté atascado. Sin embargo, al hacerlo él se
convierte en una gota de agua y se va por el desagüe.

En las tuberías encuentra muchas gotas de agua que se preparan para


crear energía y le preguntan si quiere ayudar. Al principio, les dice que
prefiere jugar en la computadora, pero le explican que para eso
necesita electricidad y, entonces, siente la necesidad de ayudarlas.

Después, regresa a su casa como un niño otra vez, dándoles besos y


abrazos a sus papás y su abuelo, haciéndoles caso cuando le dicen algo.
Ellos no creen la historia, pero al ver que hace las cosas bien y en lugar
de decir “ahora, ahora”
contesta “ahorra, ahorra”, dejan de llamarle el niño del no.

Este cuento enseña sobre la importancia de cuidar el agua y obedecer a


papás y
familiares.

FIN

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