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La universidad y la crisis social

En éste escrito se tratará de exponer la palabra Universidad bajo distintos criterios


fundamentados por “El ethos de la universidad” de Guillermo Hoyos Vásquez y desde
otras perspectivas eludiendo al maestro Etanislao Zuleta.

Podemos decir que la educación ahora es un campo de combate entre la incomunicación


y lo obsoleto. Entre lo significativo y la memorización. Una educación que está siendo
pensada como un modelo de industrialización; mayor información, menos tiempo y
espacio. Digamos que una de las tareas que esgrime la universidad para contrarrestar la
crisis social, primero es evaluar la educación actual e incluir la filosofía como el amor
sincero por aprender, desinteresado y noble. Pues, considero que el uso de la razón es un
punto fundamental para formación de la integridad humana, para las decisiones y el
cambio social. Entonces, tendríamos matemáticos que también son filósofos o
científicos. Personas que todos los días leen, se preparan y se siguen construyendo hasta
el final de su existencia.

Pensar en términos de independencia, de cómo el coloniaje afecto los puertos y luego


las montañas, de cómo vivían los indígenas, negros y españoles antes de la
trasculturación, pensar en que no hay una gran diferencia entre éste punto histórico y la
educación actual. Pues en ambas se reprime el pensamiento y en general la integridad
humana. Se obedece, se observa, se oye y repite. Un círculo donde no hay una relación
entre contenido y vidas humanas.

El ethos de la universidad es la comunicación tanto al interior como en relación con la


sociedad civil. La de carne y hueso. Es aquello que incita a preguntarse el por qué,
cómo, cuándo y dónde. La universidad ha trasegado por muchos cambios, modificando
su sentido e interpretando sus contextos. Entonces, asumir el ethos es que la universidad
sobreviva en la crisis, incentive el conflicto, acepte los puntos subjetivos, las tradiciones
propias, la familia y la educación.

La universidad de ahora debe considerar el debilitamiento de la sensibilidad moral y


readecuar la enseñanza para que la educación moral en valores no sea una estructura de
contenidos. Así, bajo criterios de relevancia, discernimiento, justificación razonada y la
crítica en relación con la ética discursiva, es que se pretende abrir un dialogo de otras
formas de argumentación moral, otras tradiciones, los contextos, el pluralismo
razonable y la cultura.

En ese orden de ideas, la universidad que se rige sobre parámetros de la autonomía, la


ética, la ciudadanía, el derecho a la diferencia, la relevancia, lo universal y la pluralidad,
es aquella que asume su ethos, se modifica constantemente y así mismo readecua su
sentido.

Ahora, la conciencia moral en la universidad debe ser aquella que parte de los
sentimientos y principios morales, pues ya no es vista como la estructuración de
contenidos sino como el camino para aprender desinteresadamente, a indignarse por la
situaciones, a considerar el sentimiento de la culpa y el resentimiento como una forma
de vida sensible, autónoma, ética y social.

La universidad debe mover la juventud, promover espacios que rescaten la identidad


cultural y el amor propio. La universidad debe asumir su ethos y sobrevivir a la crisis.

Juan Diego Caro Cardona.

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