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Imágenes pediátricas del sistema nervioso central de casos no accidentales

Trauma: más allá de los hematomas subdurales

Medicina (Instituto Universitario CEMIC)

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Sistema nervioso central pediátrico
Imágenes de traumatismos no accidentales:
Más allá de los hematomas subdurales
Divya Gunda, MD
Benjamin O. Cornwell, DO
Hisham M. Dahmoush, MD
Sammer Jazbeh, MD
Anthony M. Alleman, MD, MPH
Abreviaturas: AHT = traumatismo craneoencefálico por abuso,
LCR = líquido cefalorraquídeo, DAI = lesión axonal difusa,
GRE = eco de gradiente, HII = lesión isquémica hipóxica,
SAH = hemorragia subaracnoidea,
SDH = hematoma subdural, STIR = recuperación en versión
τ corta, 3D = tridimensional
RadioGráficos 2019; 39:0000–0000
https://doi.org/10.1148/rg.2019180084
Códigos de contenido:
Del Departamento de Ciencias Radiológicas, Centro de
Ciencias de la Salud de la Universidad de Oklahoma, PO Box
26901, Garrison Tower, Suite 4G4250, Oklahoma City, OK
73126 (DG, BOC, SJ, AMA); y Departamento de Radiología,
Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, Palo
Alto, California (HMD). Presentado como exhibición educativa
en la Reunión Anual de la RSNA de 2017. Recibido el 12 de
marzo de 2018; revisión solicitada el 27 de abril y recibida el
28 de mayo; aceptado el 4 de junio. Para esta actividad SA­
CME basada en revista, los autores, editor y revisores no han
revelado relaciones relevantes. Dirigir correspondencia a
Director General (correo electrónico: divyagunda@gmail.com).
©RSNA, 2018
OBJETIVOS DE APRENDIZAJE SA­CME
Después de completar esta actividad SA­CME basada en
un diario, los participantes podrán:
■ Describir las afecciones cerebrales, espinales y
oculares asociadas con la HTA.
■ Reconocer las características de las imágenes del
sistema nervioso central en caso de traumatismos no
accidentales en bebés.
■ Optimizar los protocolos de TC y RM para lactantes
con sospecha de HTA.
Consulte rsna.org/learning­center­rg.
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IMÁGENES PEDIÁTRICAS
1
Los lactantes y niños menores de 2 años corren mayor riesgo de sufrir
complicaciones neurológicas devastadoras después de un traumatismo no
accidental. Si bien un hematoma subdural (SDH) es el hallazgo más común y a
menudo es suficiente para levantar sospechas de abuso, ninguna lesión es
patognomónica de traumatismo craneoencefálico por abuso (AHT). Más bien, la
combinación de hallazgos físicos y de imagen y la presentación clínica ayudan a
confirmar el diagnóstico de HTA. La familiaridad con el espectro de hallazgos y la
identificación adecuada de las anomalías en las imágenes es importante para que
el radiólogo facilite el tratamiento y la retirada del paciente del entorno abusivo. Las
lesiones suelen ser el resultado de sacudidas, que incluyen hiperflexión,
hiperextensión y fuerzas de rotación y, con menos frecuencia, traumatismos por
impacto o una combinación de ambas. Las características anatómicas clave exclusivas
de la cabeza, el cuello y la columna del bebé y las fuerzas biomecánicas asociadas
son responsables de entidades como la lesión isquémica hipóxica, la trombosis
venosa en puente, la SDH, la laceraciones parenquimatosas y las lesiones de la
columna y la retina. Aunque no se ha investigado la asociación de la hemorragia
subpial con la HTA, merece atención en lactantes muy pequeños que sufren un
traumatismo accidental o infligido. Una combinación de tomografía computarizada
de la cabeza y resonancia magnética del cerebro y la columna cervical ayuda al
diagnóstico preciso, el tratamiento adecuado y la protección posterior de estos
pacientes.
©RSNA, 2018 • radiographics.rsna.org
Introducción
Si bien el término síndrome del bebé sacudido se ha utilizado durante mucho
tiempo en la comunidad médico­legal para hablar de lesiones neurológicas infligidas en
niños, el traumatismo craneoencefálico por maltrato (TAA) es ahora el término más
amplio utilizado para describir el traumatismo no accidental del sistema nervioso central,
que incluye sacudidas. y traumatismo por impacto (1). Los golpes directos, la asfixia,
el asfixia, el estrangulamiento y las lesiones penetrantes son mecanismos adicionales
de lesión (2). La presentación clínica puede variar desde hallazgos leves inespecíficos,
como mala alimentación, irritabilidad y letargo, hasta hallazgos más graves de apnea,
convulsiones, hipotonía, vómitos y muerte (3). Si bien la muerte es el resultado más
grave, observado en hasta una cuarta parte de los pacientes, la HTA también puede
provocar trastornos convulsivos, retraso en el desarrollo, discapacidad visual, parálisis
cerebral y trastornos del lenguaje y del comportamiento (1,3).
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2 enero­febrero 2019
PUNTOS DE ENSEÑANZA
■ La TC submilimétrica de sección delgada junto con imágenes tridimensionales
del cráneo con superficie sombreada y renderizadas en volumen proporciona la
evaluación más óptima de las fracturas de cráneo.
■ Una localización interhemisférica de alta convexidad o fosa posterior está muy
asociada con la HTA. Por lo tanto, tener imágenes reformateadas multiplanares,
especialmente en el plano coronal, es valioso para evaluar SDH pequeñas en
el vértice.
■ La relativa falta de confiabilidad de la TC para determinar la edad de los SDH ha
llevado a varios autores a recomendar informar la atenuación de estos
hematomas en lugar de intentar determinar la edad del hematoma en los
exámenes iniciales.
Más bien, la evolución del SDH a través de estudios de imágenes
seriados de intervalos cortos puede ser más valiosa para descifrar la
edad del hematoma.
■ La resonancia magnética del cerebro, que incluye la realización de imágenes
ponderadas por difusión, GRE o ponderadas por susceptibilidad y la obtención
de imágenes de cortes delgados con gran intensidad ponderada en T2, es
valiosa para el diagnóstico de casos sospechosos de HTA en lactantes.
■ Aunque la demostración de lesiones de la columna puede no cambiar el
tratamiento clínico, la identificación de estas anomalías apoya el diagnóstico de
abuso y puede tener implicaciones para la protección infantil. Como resultado,
varios autores han recomendado la realización rutinaria de resonancia magnética
de la columna cervical y la obtención de imágenes coronales potenciadas en
T2 junto con la resonancia magnética cerebral en todos los casos sometidos a
estudios de HTA.
Si bien es difícil fundamentar la verdadera incidencia de
la HTA debido a su infradetección o diagnóstico erróneo, la
incidencia estimada es de 30 casos por 100 000 niños menores
de 1 año, y la incidencia disminuye con la edad (3). Dada la
incidencia, el diagnóstico erróneo y los efectos a largo plazo de la
HTA, es importante que el radiólogo intérprete esté consciente de
los hallazgos de neuroimagen postraumáticos en niños y al
mismo tiempo comprenda que ningún hallazgo de imagen por sí
solo es diagnóstico de HTA.
La combinación de múltiples hallazgos físicos y de imagen, una
presentación clínica inespecífica y una historia discordante o
cambiante ayudan a suponer el diagnóstico de abuso (4).
Anatomía exclusiva del bebé
Las medidas que protegen al cerebro de lesiones maduran con
la edad. Los bebés corren un riesgo particular de sufrir lesiones
intracraneales por traumatismos no accidentales. Los bebés
tienen una cabeza grande en relación con su masa corporal,
músculos del cuello débiles, espacios subaracnoideos
grandes, un cráneo delgado y flexible y una base del cráneo
relativamente plana (5). El cráneo delgado proporciona una
protección limitada contra lesiones por impacto. El cerebro infantil también del cráneo renderizadas en volumen con superficie sombreada en
relativamente blando en comparación con el cerebro adulto.
Esto está relacionado con el cerebro infantil que contiene alta
contenido de agua y células gliales inmaduras y falta de axones
mielinizados. Estas características únicas hacen que los bebés
sean especialmente susceptibles a sufrir lesiones por corte. La
base del cráneo relativamente plana coloca al cerebro infantil en
mayor riesgo de sufrir lesiones rotacionales en comparación con
el riesgo de lesiones en los cerebros adultos.
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porque el movimiento está más restringido una vez que se
desarrollan crestas óseas en la base del cráneo (6,7).
La cabeza del bebé es grande y pesa hasta un tercio del
peso corporal total del bebé. El gran tamaño de la cabeza en
combinación con los músculos débiles del cuello crea la
posibilidad de sufrir una lesión grave de la columna cervical.
La columna cervical infantil no completamente osificada tiene
articulaciones facetarias poco profundas orientadas
horizontalmente, apófisis espinosas poco desarrolladas,
acuñamiento anterior fisiológico de los cuerpos vertebrales
y ligamentos de soporte laxos y débiles. Todas estas variables
colocan a los ligamentos y la médula espinal del bebé en mayor
riesgo de lesión, particularmente en la unión craneocervical,
que alberga la unión cervicomedular (8,9). La laxitud de los
ligamentos también permite un mayor grado de flexibilidad de la
columna vertebral en relación con la médula espinal, lo que pone
a la médula en riesgo de sufrir lesiones por estiramiento o
lesiones transitorias por subluxación del cuerpo vertebral, que
pueden ser visibles o no en la resonancia magnética (10). .
Fracturas de cráneo
Se estima que la probabilidad de abuso en niños con fractura
de cráneo es del 30% (11). Las fracturas de cráneo parietales
lineales son el tipo más común de fractura de cráneo después de
una HTA y un traumatismo accidental (11). Múltiples estudios han
intentado identificar tipos de fracturas que pueden considerarse
específicas de la HTA. Sin embargo, parece que ningún
patrón de fractura es diagnóstico de abuso. Se sabe que las
fracturas múltiples, complejas, diastásicas, deprimidas y en
crecimiento sugieren un mecanismo de alta energía y, por tanto,
son sospechosas de HTA en ausencia de una historia clínica
adecuada (Fig. 1).
(11­13). Las fracturas del hueso occipital también se observan
con mayor frecuencia con la HTA (14). La determinación de
la edad de las fracturas de cráneo es imprecisa, ya que los
criterios de imagen utilizados para fechar las fracturas de
huesos largos no se pueden aplicar a las del cráneo,
principalmente debido a la ausencia de formación de callos
intensos (15). Un hematoma en el cuero cabelludo adyacente a
una fractura de cráneo sugiere agudeza. Sin embargo, la ausencia
de un hematoma de tejido blando no excluye una fractura aguda,
especialmente si la lesión ocurrió inmediatamente antes de la
obtención de imágenes (16).
Distinguir las fracturas de cráneo de las accesorias
Las suturas siguen siendo un desafío diagnóstico y son más
difíciles en el cráneo pediátrico en desarrollo.
La TC submilimétrica de sección delgada junto con imágenes
3D proporciona la evaluación más óptima de las fracturas de
cráneo (17). Si bien las radiografías de cráneo se obtienen
como parte de estudios esqueléticos en casos sospechosos
de HTA, a menudo no son confiables para diagnosticar fracturas
pequeñas y diferenciar suturas accesorias de fracturas. Por
lo tanto, es mejor confiar en la TC para el diagnóstico de
fracturas de cráneo y posibles lesiones intracraneales
concurrentes.
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RG • Volumen 39 Número 1 Gunda et al 3

Figura 1. Fracturas de cráneo en una niña

de 3 años a quien también se le
diagnosticaron hematomas subdurales
bilaterales (HSS), hemorragia
subaracnoidea (HSA), hematomas
parenquimatosos y numerosas hemorragias
retinianas. La imagen de TC tridimensional
(3D) del cráneo renderizada en volumen
muestra múltiples fracturas de cráneo
biparietal, con diástasis de los fragmentos
de fractura en el hueso parietal derecho
(flecha negra) y diástasis de la sutura
sagital (flecha blanca). También hay una
fractura (punta de flecha) en el hueso
occipital de la izquierda.

Figura 2. Fractura parietal y suturas parietales accesorias en un niño de 1 mes que presentó hinchazón de las piernas y abrasiones en
los pies. Un estudio esquelético (no mostrado) mostró numerosas fracturas metafisarias en las extremidades. (a) La imagen de TC
tridimensional del cráneo renderizada en volumen muestra una fractura parietal izquierda (flecha blanca) y suturas parietales accesorias
normales o fisuras parietales (flechas negras), que se extienden anteriormente desde la sutura lambdoidea. (b) Imagen de TC axial sin
contraste de la cabeza (ventana ósea) que muestra los márgenes agudos no corticados de la fractura del hueso parietal izquierdo no
desplazado (flecha).

El conocimiento de la anatomía normal de las
suturas es primordial. Si bien las suturas accesorias en
los huesos parietales y occipitales son relativamente
raras, es importante identificarlas ya que pueden confundirse
con fracturas. Las suturas parietales accesorias, también
conocidas como fisuras parietales, son el tipo más común
de suturas accesorias (Fig. 2). También se encuentran
con frecuencia suturas occipitales accesorias, también
conocidas como suturas mendosales (Fig. 3).
Las suturas accesorias son generalmente bilaterales y
simétricas, pero rara vez pueden ser unilaterales. Se
pueden seguir algunas reglas generales que ayudan a
distinguir las fracturas de las suturas. Las fracturas
tienen bordes agudos no escleróticos y pueden cruzar y ensancharvalioso
suturas, mientras que las suturas accesorias unen las
suturas mayores sin cruzarlas. Las suturas también tienen
un patrón en zigzag o interdigitativo con bordes
escleróticos (17­19).
Hematoma subdural
La SDH es el hallazgo intracraneal más común en la
HTA y a menudo es bilateral y asimétrica en tamaño y
atenuación y/o intensidad de señal (6).
Una ubicación interhemisférica de alta convexidad o
fosa posterior está altamente asociada con la HTA (Fig.
4) (20,21). Por lo tanto, tener imágenes reformateadas
multiplanares, especialmente en el plano coronal, es
el para evaluar SDH pequeñas en el vértice.

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4 enero­febrero 2019
Figura 3. Suturas occipitales accesorias en un niño de 21 meses
que presentó fiebre y vómito y fue
diagnosticado con meningitis viral. 3D renderizado en volumen
La imagen de TC del cráneo muestra suturas mendosales
bilaterales (flechas blancas) que se extienden medialmente desde cerca.
la confluencia de las suturas lambdoidea y parietomastoidea. La
fisura mediana superior (flecha negra) del hueso occipital se
extiende hacia abajo desde la confluencia de las suturas sagital
y lambdoidea.
Aunque la ecografía transcraneal se utiliza en recién nacidos
para la evaluación de la hemorragia de la matriz germinal, no
se utiliza de forma rutinaria para el diagnóstico de HTA, a pesar de
el bebé tiene una fontanela abierta.
Distinguir los SDH de los espacios subaracnoideos
prominentes es una de las tareas más importantes a la hora
de interpretar imágenes cerebrales en bebés.
La enseñanza clásica es que los vasos leptomeníngeos deben
desplazarse hacia adentro y lejos de la tabla interna de la
calota en la SDH crónica o en los higromas y/o hematohigromas
agudos y borrar los surcos adyacentes. Por el contrario,
el agrandamiento benigno de los espacios subaracnoideos
(BESS) se acompaña de macrocefalia y demuestra vasculatura
interdigitativa dentro de ellos, a menudo simétrica y
isoatenuada y/o
o isointenso respecto al del líquido cefalorraquídeo (LCR)
sin efecto masa. Las colecciones subdurales incidentales y las
SDH en el contexto de BESS siguen siendo controvertidas, pero
se ha observado que rara vez ocurren sin traumatismo. Sin
embargo, se debe excluir el traumatismo abusivo o accidental,
como ocurre con cualquier paciente que presente SDH (22).
Determinar la edad de los productos sanguíneos
subdurales puede ser un desafío y no sigue las reglas de
evolución descritas en la hemorragia parenquimatosa en la
resonancia magnética porque la concentración elevada de
tromboplastina tisular y oxígeno conducen a una degradación
más rápida de la hemoglobina en este último. En la TC, la
SDH hiperaguda se describe clásicamente como atenuante
antes de que la sangre haya tenido tiempo de coagularse.
Las colecciones subdurales hiperagudas isoatenuantes son poco
frecuentes en comparación con las epidurales arteriales.
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Figura 4. SDH aguda de fosa posterior en un niño de 10
semanas que presentó dificultad respiratoria y se le
diagnosticó laceraciones y hematomas parenquimatosos,
hemorragias retinianas, fracturas costales y fractura
frontal de cráneo. T2 axial­
La imagen de resonancia magnética ponderada a través
de la fosa posterior muestra SDH bilaterales a lo largo
de los hemisferios cerebelosos, con sedimentación de
sangre en la porción dependiente del hematoma (flecha),
lo que indica que la SDH proviene de una lesión más reciente.
sangrado y también puede observarse en casos de anemia,
trastornos de la coagulación y hemorragia subaguda. La SDH
aguda se define clásicamente por sangre coagulada
hiperatenuada, pero con mayor frecuencia tiene una atenuación
mixta en el contexto de la HTA.
Los SDH de atenuación mixta pueden ocurrir en cuatro
escenarios comunes: (a) coexistencia de hemorragia aguda e
hiperaguda; (b) hematoma agudo con sedimentación; (c)
mezcla de sangre aguda con LCR, también conocida
como hematohigroma traumático; y (d) hemorragia episódica,
aguda o crónica. La relativa falta de confiabilidad de la TC
para determinar la edad de los SDH ha llevado a varios autores
a recomendar informar la atenuación de estos hematomas
en lugar de intentar determinar la edad del hematoma en los
exámenes iniciales. Más bien, la evolución del SDH a través
de estudios de imágenes seriados de intervalos cortos
puede ser más valiosa para descifrar la edad del hematoma.
El cambio rápido en la atenuación, la redistribución de la
hemorragia y la sedimentación de productos sanguíneos de
alta atenuación en la porción dependiente del SDH sugieren
una naturaleza más reciente de la lesión desencadenante (Fig.
5) (23,24).
Los higromas subdurales y los SDH crónicos pueden
tienen una apariencia de imagen superpuesta debido a su
hipoatenuación en la TC. En general, los SDH crónicos rara vez
aumentan de tamaño en estudios de seguimiento seriados
a corto plazo, mientras que los subdurales agudos
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RG • Volumen 39 Número 1 Gunda et al 5

Figura 5. SDH aguda en un niño de 9 meses con dificultad respiratoria, hemorragias retinianas, fracturas de las extremidades
superiores e inferiores y hematomas faciales en el momento de la presentación. (a) La imagen de TC axial sin contraste de la
cabeza obtenida en la presentación muestra una SDH de atenuación mixta a la derecha y una SDH hipoatenuada a la
izquierda. Se observa un componente hiperatenuante del SDH (flecha) en la porción no dependiente del hematoma. (b) La
imagen de resonancia magnética ponderada en T2 axial del cerebro obtenida 3 días después muestra la sedimentación del
hematoma (flecha) en la porción dependiente y el agrandamiento del intervalo de los SDH bilaterales con intensidades de señal mixtas.

Figura 6. Preocupación por la HTA en un

niño de 4 meses. Coronal T2­
La imagen de RM ponderada muestra
higromas subdurales bilaterales con una
vena puente de apariencia normal (flecha)
que atraviesa el higroma subdural a la
derecha. Obsérvese la ausencia de
membranas y productos sanguíneos
remotos dentro de los higromas, lo que
indica que es menos probable que representen SDH crónicas.

Trombosis venosa puente

Las venas puente son venas cortas, no tortuosas, orientadas
verticalmente, que conectan las venas corticales superficiales
con el seno sagital superior (Fig. 6). El número y tamaño de las
venas puente son variables, pero lo más común es que haya entre
15 y 20 venas. A medida que atraviesan el espacio
subaracnoideo y subdural, su rotura puede provocar una
hemorragia subaracnoidea o subdural.

La porción subdural es particularmente frágil. Esta anatomía

Los higromas aumentan de tamaño en el contexto de un traumatismo
reciente (23). Los higromas también carecen de las membranas
que se observan en la SDH crónica (Fig. 6). Se ha descubierto que
las membranas realzadas son el hallazgo más confiable para indicar
la cronicidad de la SDH y pueden ocurrir tan pronto como 2 a 3
semanas después del evento desencadenante (24) (Fig. 7).
También es importante tener en cuenta que un volumen pequeño
La SDH puede ser un hallazgo esperado dentro del primer mes de
vida después del parto en recién nacidos asintomáticos. La SDH
en recién nacidos puede ocurrir con partos vaginales y cesáreas,
generalmente mide menos de
3 mm, y se localiza más comúnmente a lo largo de los lóbulos
parietooccipital y la tienda (25).
predispone a las venas puente a romperse con la aceleración y
desaceleración y con el movimiento de rotación del cráneo.
La sangre de las venas puente lesionadas divide la capa de
células del borde dural (la capa más profunda de la duramadre) y se
acumula dentro del espacio subdural (aunque una ubicación
intradural puede ser una descripción más precisa que el espacio
subdural, ya que la sangre está contenida dentro de la duramadre).
En unas pocas horas, se desarrolla una trombosis dentro o
alrededor de la vena puente lesionada (26).
Los coágulos de sangre extraaxiales con forma tubular en las
regiones parasagitales sugieren una trombosis venosa puente aguda
(Fig. 8) (27). la piruleta

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6 enero­febrero 2019 radiografia.rsna.org

Figura 7. SDH bilaterales crónicas en un niño de 1 año que presentó

congelación de ambas manos y pies y retraso del crecimiento. (a)
Imagen axial de TC sin contraste de la cabeza que muestra
membranas delgadas (flechas) dentro de SDH bilaterales
predominantemente hipoatenuadas. (b) La imagen axial GRE MR
muestra focos globulares de susceptibilidad dentro de las SDH
bilaterales crónicas, que tienen una intensidad de señal similar a la
del LCR y las membranas con tinción con hemosiderina. (c) La
imagen de RM axial ponderada en T1 obtenida después de la
administración de material de contraste (poscontraste) muestra un
realce de las membranas (flechas) a lo largo de los bordes pial y
dural de la SDH izquierda crónica.

signo y signo del renacuajo son términos acuñados para
describir las venas puente que terminan abruptamente con una
hiperatenuación focal suprayacente. El cuerpo ovalado o
redondo del renacuajo representa material trombótico dentro del
espacio subaracnoideo o subdural, y la cola doblada del
renacuajo refleja una vena puente desgarrada expandida por
sangre coagulada. Estos hallazgos pueden identificarse en
la TC, pero se visualizan mejor con secuencias de eco de
gradiente (GRE) o de resonancia magnética ponderada por
susceptibilidad (26,28). La resonancia magnética con realce
de contraste muestra falta de realce dentro de la vena puente
lesionada en casos equívocos (29).
La presencia de venas puente rotas no es patognomónica
de HTA, pero su presencia respalda una causa traumática de
la SDH (30).
Lesiones parenquimatosas
Se puede observar un amplio espectro de hallazgos de
imágenes parenquimatosas en el cerebro de pacientes con
SDH y trombosis venosa en puente. Los cambios
parenquimatosos adicionales a menudo aumentan la
especificidad del trauma por abuso y permiten una evaluación precisa. más comúnmente el resultado de un impacto.
pronóstico (13). La sensibilidad de la resonancia magnética es
mucho mayor para detectar estas lesiones en comparación
con la de la tomografía computarizada sola (14). La TC a
menudo puede dar lugar a un subdiagnóstico de pequeños
hematomas extraaxiales, contusiones no hemorrágicas, DAI y
lesión isquémica hipóxica (HII). La resonancia magnética
también es mejor para caracterizar hemorragia intraaxial o
extraaxial, identificar posibles lesiones crónicas, especificar
el tipo de lesión parenquimatosa e identificar lesiones de la
unión craneocervical en la columna (14,16,21,23,31).
Por lo tanto, la resonancia magnética del cerebro que incluye
la realización de imágenes ponderadas por difusión, GRE o
ponderadas por susceptibilidad y la obtención de imágenes
de secciones delgadas fuertemente ponderadas en T2 es
valiosa para el estudio diagnóstico de casos sospechosos
de HTA en lactantes.
Contusión cerebral
Las contusiones cerebrales no son específicas de la HTA y
son poco frecuentes en los lactantes (32). Cuando se ven, son

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RG • Volumen 39 Número 1 Gunda et al 7

Figura 8. Trombosis venosa en puente en un niño de

10 semanas con convulsiones, retraso del crecimiento,
niveles elevados de enzimas hepáticas, fracturas de
costillas posteriores, SDH, trombosis venosa en puente
y lesión axonal difusa (DAI) en el momento de la
presentación. (a) Imagen sagital de TC de la cabeza
que muestra una vena puente dilatada, hiperatenuada
y trombosada (flecha) que atraviesa la colección
subdural supratentorial. Se observa sedimentación de
hemorragia hiperatenuada en la fosa posterior (punta
de flecha). (b) Imagen coronal de RM GRE que muestra
una vena puente trombosada expandida (flecha) que
atraviesa la colección subdural derecha. (c) Imagen de
RM sagital ponderada en T1 que muestra una señal
hiperintensa dentro de la vena puente trombosada
(flecha) y dentro de la fosa posterior SDH (punta de flecha).

trauma que una lesión por temblor, pero se puede ver en
ambos. A diferencia de los adultos y los niños mayores que
sufren contusiones en lugares característicos (p. ej.,
adyacentes a las superficies irregulares de la base del cráneo
en los polos frontal y temporal inferiores), las contusiones en
los bebés ocurren más comúnmente junto a las contusiones
del cuero cabelludo y a las zonas deprimidas. o fracturas de
cráneo no hundidas (Fig. 9) (2,7,31,33). Con menos frecuencia,
ocurren en los lóbulos parietooccipital y el cerebelo.
Lesión axonal difusa
DAI también es un hallazgo no discriminatorio para distinguir el
trauma abusivo del accidental. También se cree que es un
hallazgo poco común en bebés más pequeños con trauma por
abuso. De manera similar a la DAI en adultos, la presencia de
DAI en un bebé podría tener un valor importante en el pronóstico
(31). La DAI es a menudo el resultado de una fuerza de rotación,
que puede provocar una difusión restringida y microhemorragias
en ubicaciones características, incluida la interfaz parasagital
de la sustancia gris­blanca, el cuerpo calloso, la cápsula interna
y el tronco del encéfalo (Fig. 10) (2).
Lesión isquémica hipóxica
La presencia de HII se ha asociado significativamente con
la HTA (20,21) y se ha observado en aproximadamente un
tercio de los pacientes con HTA (34,35). Ichord et al (35)
informaron que las anomalías en las imágenes HII son 4
veces más comunes en la HTA (37%) que en los
traumatismos accidentales (9%). También encontraron que los
niños con HII tenían puntuaciones más bajas en la Escala de
coma de Glasgow, tenían más convulsiones, requerían
intubación en el momento de la presentación y necesitaban
más intervención neuroquirúrgica en comparación con los niños
que no tenían HII (35).
La fisiopatología de la HII no se comprende bien. Existen
varias teorías sobre la causa de la lesión hipóxica. La lesión
de los ligamentos de la columna cervical se ha asociado con
HII en el cerebro, lo que sugiere una relación causal debido a
la lesión del
los centros respiratorios del tronco del encéfalo. Lesión a
Es posible que la unión cervicomedular no sea visible en las
imágenes. Sin embargo, las lesiones por corte y estiramiento en
esta región parecen ser la teoría más aceptada sobre la causa
de la anoxia global y el HII resultante.
sobre la base de los resultados de los estudios de autopsia.
También se ha postulado que la actividad convulsiva es un síntoma.

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8 enero­febrero 2019 radiografia.rsna.org

Figura 9. Contusión no hemorrágica en una niña de 10 meses que presentó hinchazón del ojo izquierdo y también se le diagnosticó
fracturas agudas de clavícula derecha y fémur izquierdo. (a) Imagen axial de TC sin contraste de la cabeza que muestra un área de
hipoatenuación (flecha) en el lóbulo frontal izquierdo, colindante con una fractura de hueso frontal. (b) Imagen de TC tridimensional
de la cabeza renderizada en volumen que muestra una fractura del hueso frontal izquierdo (flecha) con depresión focal y extensión
de la fractura a través de la sutura coronal hasta el hueso parietal izquierdo. Obsérvese el artefacto (punta de flecha), que fue
resultado del movimiento. (c) La imagen de RM ponderada por difusión axial muestra focos de mayor intensidad de señal (flechas),
correspondientes a una difusión restringida dentro de las contusiones no hemorrágicas. (d) La imagen de RM ponderada en T2
axial muestra un aumento de la intensidad de la señal en T2 dentro de la contusión no hemorrágica (flecha) y un higroma subdural derecho.

o una causa de HII y, por lo tanto, puede exacerbar el
estrés excitotóxico en el cerebro ya lesionado.
El cerebro infantil puede ser particularmente susceptible
al edema cerebral postraumático secundario, que podría
provocar vasoespasmo y disminución del flujo sanguíneo
cerebral debido a la presión intracraneal elevada. A menudo
es probable que la lesión sea multifactorial por una combinación
de apnea, hipotensión secundaria, vasoespasmo reactivo
adyacente a la hemorragia, dificultad respiratoria,
estrangulación y estrés oxidativo por traumatismo (2,13–
15,21,31, 34–36).
Los patrones de lesión incluyen isquemia difusa o
multifocal que a menudo no tiene una distribución arterial y
carece de oclusión o disección de grandes vasos.
en angiografía por resonancia magnética. Los infartos de
distribución arterial ocurren más comúnmente como
resultado de una hernia, lo que resulta en la compresión de
las arterias cerebrales anterior y posterior (34). Los
hallazgos imagenológicos más comunes son un patrón
isquémico supratentorial difuso (Fig. 11) y un patrón
isquémico del territorio de cuenca parasagital supratentorial
(Fig. 12). Puede haber preservación de los territorios de la
circulación posterior, incluidos el cerebelo, el tronco del encéfalo
y los tálamos bilaterales, en la fase temprana, lo que se ha
denominado signo de inversión en la TC (37). Es probable que
esta preservación sea resultado de la autorregulación, que
preserva preferentemente la circulación posterior. Sin embargo,
si la isquemia

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RG • Volumen 39 Número 1 Gunda et al 9

Figura 10. DAI en un niño de 10 semanas que presentó convulsiones y hallazgos de retraso del crecimiento, niveles
elevados de enzimas hepáticas, fracturas de costillas posteriores y SDH. (a) Imagen de RM ponderada en difusión axial
que muestra focos de difusión restringida (flecha) dentro del esplenio del cuerpo calloso. (b) La imagen axial GRE MR
muestra focos de susceptibilidad (flechas) en la interfaz de la sustancia gris­blanca en los lóbulos parietooccipital
bilaterales, un hallazgo compatible con DAI hemorrágico.

Figura 12. HII unilateral en un niño de 6 meses que presentó

Figura 11. HII en un niño de 3 meses que presentó episodios
similares a convulsiones y también se le diagnosticó SDH,
SAH, una antigua fractura de cráneo y fractura bilateral.
fracturas de fémur. La imagen de RM ponderada en difusión
axial muestra un patrón difuso de HII con difusión restringida,
que afecta la corteza y la materia blanca subcortical del
cerebro supratentorial. Se conservan los núcleos bilaterales
de color gris oscuro.
Si una lesión es lo suficientemente grave o progresa, puede
afectar la fosa posterior y los núcleos grises profundos,
incluido el tálamo (31).
Se ha descrito que un patrón unilateral de HII ocurre
ipsilateral a un SDH asimétrico o unilateral (Fig. 12) o en el
contexto de una lesión por estrangulación (2,34). La HII en
la lesión por estrangulamiento también puede afectar
preferentemente los territorios de la arteria carótida interna
debido a su culpabilidad por la compresión.
convulsiones y letargo y fue diagnosticado con SDH intracraneal
y espinal. El padre del paciente confesó haberlo sacudido de
izquierda a derecha. La imagen de RM ponderada en difusión
axial muestra un patrón unilateral y en cuenca de HII con
difusión restringida que involucra los territorios de cuenca de la
arteria cerebral anterior izquierda y la arteria cerebral media
(MCA), y la MCA y la arteria cerebral posterior.
sión, dada su ubicación entre el músculo
esternocleidomastoideo y las vértebras cervicales (2).
Laceraciones parenquimatosas
Las laceraciones parenquimatosas también se conocen como
desgarros contusionales, hendiduras contusionales o
contusiones deslizantes. Son una entidad única que se
observa en bebés pequeños, más comúnmente en bebés
menores de 5 meses de edad (5,32). Las lesiones
pueden ser el resultado de un traumatismo por sacudidas y/
o impactos, que provocan el corte de la sustancia blanca y preservan la

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10 enero­febrero 2019 radiografia.rsna.org

Figura 13. Laceraciones parenquimatosas en un niño de 10 semanas que presentó dificultad respiratoria y también se
le diagnosticaron hematomas parenquimatosos, SDH, hemorragias retinianas, fracturas costales y fractura frontal de
cráneo. (a) Imagen axial de TC sin contraste de la cabeza que muestra edema focal en los lóbulos bifrontales que
rodean las laceraciones parenquimatosas bilaterales del lóbulo frontal, con hemorragia dependiente de capas (flechas)
dentro de ellas. También hay hemorragia parenquimatosa focal en el lóbulo parietal izquierdo parasagital. (b) Imagen
axial de TC sin contraste de la cabeza que muestra una laceración parenquimatosa orientada transversalmente (flecha)
dentro del lóbulo frontal inferior derecho y hemorragias parenquimatosas/subpiales superficiales posteriormente en los
lóbulos parietooccipital bilaterales. (c) Imagen de resonancia magnética ponderada en T2 axial que muestra cavidades
en forma de hendiduras en los lóbulos frontales bilaterales que contienen LCR y hemorragia. El hematoma del lóbulo
parietal parasagital posterior izquierdo también se corresponde con una laceración (flecha) que contiene LCR y
hemorragia. (d) Imagen de RM ponderada por difusión axial que muestra una difusión restringida lineal leve que
margina las laceraciones parenquimatosas bifrontales (flecha negra). También hay evidencia de HII con difusión
restringida (flechas blancas) en los lóbulos parietooccipital bilaterales.

materia gris. Palifka et al (38) encontraron que la presencia de estas
lesiones únicas era específica de la HTA y las encontraron en el 13%
de los pacientes con traumatismo por abuso, a diferencia de
ninguno en pacientes con lesiones accidentales. Las
laceraciones parenquimatosas son exclusivas de los lactantes
debido a la consistencia diferencial de la sustancia gris giral en
relación con la de la sustancia blanca subcortical amielínica. Por lo
tanto, las fuerzas de corte dañan preferentemente la sustancia blanca
gelatinosa, lo que provoca el desgarro de la sustancia blanca.
asunto. Aparecen como hendiduras irregulares o con márgenes muy
marcados que contienen LCR y también pueden contener hemorragia
dependiente (5). Las cavidades pueden estar revestidas por
hemorragia y tener una difusión restringida circundante (39).
La TC es menos sensible y específica para la evaluación.
ción de laceraciones parenquimatosas, pero pueden ser
características cuando son lo suficientemente grandes (Fig. 13). En
la resonancia magnética, las hendiduras a menudo tienen edema
vasogénico y citotóxico circundante, así como sangre que recubre las paredes.

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RG • Volumen 39 Número 1
márgenes de las cavidades. La presencia de edema
circundante y/o difusión restringida y hemorragia aguda dentro de
las laceraciones parenquimatosas ayuda a determinar que el
momento de la lesión es más reciente. A medida que las
lesiones evolucionan, sus paredes se vuelven más lisas. Las
laceraciones se encuentran con mayor frecuencia en los lóbulos
frontales bilaterales, pero pueden ocurrir en los lóbulos
parietales, occipitales y temporales (Fig. 13). No existe
literatura sustancial sobre la presencia de estas hendiduras en la
fosa posterior, probablemente debido a la falta de una cantidad
significativa de sustancia blanca amielínica en la fosa posterior
(5,32,38,40).
Hemorragia subpial
La hemorragia subpial es la acumulación de sangre entre la corteza
superficial y la piamadre.
No es una entidad descrita en la literatura radiológica en el
contexto de la HTA. Sin embargo, la literatura de patología ha
aludido a la entidad en el contexto de la HTA. La falta de literatura
puede deberse a su superposición sustancial con la HAS (32). Se
ha hecho referencia a la hemorragia subpial en el contexto de la
hemorragia perinatal, y las muestras de patología demuestran
pequeñas hendiduras entre los procesos gliales superficiales y la
piamadre y una ausencia de hemorragia intraparenquimatosa y
HSA en el examen patológico (41). Por lo tanto, los resultados
del muestreo de LCR no mostró xantocromía en 10 pacientes
adultos con hemorragia subpial, a diferencia de los resultados del
muestreo de LCR en pacientes con HSA (42).
Si bien existe una fuerte red de trabéculas
a lo largo de las venas y arterias en el espacio subaracnoideo,
esta red trabecular falta alrededor de las venas en el espacio
subpial. Esto crea un posible mecanismo patogénico para que la
lesión venosa dé como resultado la descompresión de la
hemorragia superficial hacia el espacio subpial (43). Huang y
Robertson (44) descubrieron que la hemorragia subpial era una
entidad exclusiva de los recién nacidos a término, por lo demás
sanos, que habían experimentado partos vaginales, algunos con
instrumentación. El estudio de siete pacientes implicó una causa
postraumática para la hemorragia, que ocurrió profunda en
relación con las suturas abiertas de transitorios.
presión/oclusión/hipertensión de las venas superficiales. La
isquemia venosa provocó hemorragia parenquimatosa y difusión
restringida y hemorragia leptomeníngea adyacente, también
conocida como hemorragia subpial o hemorragia parenquimatosa
superficial (44).
En las imágenes, la hemorragia subpial puede aparecer como
una mezcla de SAH y SDH, con una posible hemorragia
parenquimatosa superficial contigua y/o edema subyacente y/o
difusión restringida (Fig. 14). La presencia de difusión restringida
y edema.
en el cerebro subyacente y el efecto de masa en el cerebro
posiblemente podrían ayudar a distinguir las hemorragias subpiales.
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Gunda et al 11
rabia por HAS. En los recién nacidos, la ubicación más común son
los lóbulos temporales anterior, inferior y lateral, profundos en
relación con un pterion abierto (44).
De manera similar, debido a una combinación de fracturas de
cráneo o suturas abiertas, la trombosis venosa puente asociada
con SDH probablemente resulte en una hemorragia subpial profunda
en relación con estos sitios de lesión (32).
Lesiones de la médula
Históricamente, las lesiones de la columna se consideraban raras
en el contexto de un traumatismo por abuso, ya que las
radiografías de rutina del esqueleto y las imágenes de TC a
menudo son negativas y los datos patológicos se centraban en la
evidencia de lesión en casos fatales. La creciente tendencia a
realizar resonancias magnéticas de la columna cuando se sospecha
un traumatismo por abuso ha dado lugar a la comprensión de que
las lesiones de la columna son más comunes de lo que se pensaba inicialmente.
La presencia de lesiones de la columna (particularmente lesiones
de la columna cervical) ahora se considera una prueba más de
trauma por abuso.
Lesión ligamentosa
La columna cervical es vulnerable a lesiones por hiperextensión y/o
flexión con temblores debido a factores anatómicos discutidos
anteriormente en este artículo.
Las lesiones del complejo ligamentoso posterior y las lesiones
capsulares de la articulación atlantooccipital/atlantoaxial son las
lesiones que se encuentran con mayor frecuencia (Fig. 15) (36,45).
La presencia de lesiones de la columna cervical no puede ayudar a
distinguir entre lesión accidental y HTA, pero brinda evidencia que
respalda una HDS intracraneal traumática en lugar de causas
no traumáticas de HDS (20,45). La presencia de lesión del
complejo ligamentoso posterior es más común en la HTA que en
el traumatismo accidental (20,36). El edema prevertebral también
es un hallazgo imagenológico frecuente (36,46). Rara vez se
observan lesiones del ligamento longitudinal anterior y posterior
(45,46).
SDH espinal
La SDH espinal también es un hallazgo común; la mayoría
de las SDH se identifican en la columna toracolumbar (Fig. 16).
La mayoría de las SDH espinales están asociadas con la SDH
de la fosa posterior, que puede no ser contigua a la sangre
subdural espinal, pero a menudo tiene una intensidad de señal
similar. Se cree que el origen de la SDH espinal representa la
gravitación de la sangre hacia la porción más dependiente o surge
localmente por una lesión de las estructuras venosas espinales.
La SDH espinal es más común en traumatismos por maltrato que
en lesiones accidentales (47).
fractura de columna
Las fracturas de columna son indicadores poco comunes pero
importantes de traumatismo por abuso y están asociadas con
lesión intracraneal. Las fracturas de la columna cervical son poco
comunes en el contexto de un traumatismo por abuso.
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12 enero­febrero 2019 radiografia.rsna.org

Figura 14. Hemorragia subpial en una niña de 3 meses que presentó cambios de comportamiento y hematomas en los ojos
y también se le diagnosticó SDH, hemorragias retinianas bilaterales y hemorragia subconjuntival del ojo derecho. (a) La
imagen axial de TC sin contraste de la cabeza muestra lo que parece ser una combinación de SAH y SDH contiguas (flecha)
con edema subyacente del lóbulo parietal derecho (*). (b) Imagen axial de TC sin contraste de la cabeza (ventana ósea) que
muestra una sutura lambdoidea derecha asimétricamente abierta (flecha), que es inmediatamente superficial a la hemorragia
subpial focal. (c) Imagen de RM ponderada en T2 axial que muestra un edema del lóbulo parietal derecho ( ) profundo en
relación con una hemorragia subpial (flecha negra) y una SDH más superficial con sedimentación (flecha blanca). Hay un
desplazamiento asociado de la línea media hacia la izquierda. (d) La imagen coronal de resonancia magnética ponderada en
T2 del cerebro muestra la hemorragia subpial ( ), que produce un desplazamiento hacia adentro de las circunvoluciones
(flecha) y edema subcortical. Se observa una SDH (*) más superficial adyacente a la hemorragia subpial.

y los casos generalmente se publican como informes de casos.
Barber et al (48) encontraron sólo una fractura de columna
cervical con un estudio esquelético positivo en su cohorte de
pacientes de 145 niños, que incluía 22 fracturas de columna.
No hubo fracturas de la columna cervical en otra cohorte de 89
pacientes en los que el 69% demostró evidencia de lesión de la
columna cervical (45). Las fracturas por compresión del cuerpo
vertebral toracolumbar son las más comunes, pero los hallazgos
en las radiografías pueden causar una subestimación de su
prevalencia (48). Las fracturas­luxaciones son poco comunes y
pueden ser sutiles en las radiografías (49).
En la HTA se encuentran con poca frecuencia edema de la
médula ósea, lesiones discales, restricción de la difusión de la
médula espinal, hemorragia de la médula espinal y líquido y/
o hemorragia epidural (Fig. 17) (45).
Governale et al (46) encontraron que ninguno de los
los niños con hallazgos de resonancia magnética de lesión
de la columna cervical en su cohorte de pacientes tenían una
lesión de la columna cervical clínicamente evidente ni clínicamente
inestable y, como resultado, ninguno requirió intervención
quirúrgica (46). Aunque la demostración de lesiones de la
columna puede no cambiar el tratamiento clínico, la identificación
de estas anomalías respalda el diagnóstico de abuso y puede tener
implicaciones para la salud.

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RG • Volumen 39 Número 1 Gunda et al 13

Figura 15. Lesión de los ligamentos de la columna cervical en un niño de 9 meses con dificultad respiratoria, SDH, hemorragias retinianas, fracturas de las
extremidades superiores e inferiores y hematomas faciales en el momento de la presentación. (a) Imagen coronal de resonancia magnética ponderada en
T2 de la columna cervical que muestra líquido articular asimétrico en la articulación atlantooccipital derecha (punta de flecha) y en la articulación atlantoaxial
(flecha), hallazgos que indican lesión capsular. (b) Imagen de resonancia magnética sagital corta con inversión­recuperación (STIR) que muestra edema en
los tejidos blandos suboccipitales (flecha) y ligamentos interespinosos (punta de flecha), hallazgos compatibles con lesión del complejo ligamentoso posterior.

Figura 16. SDH espinal en un niño de 6 meses que presentó convulsiones y letargo y también fue diagnosticado con HII unilateral y SDH intracraneal. El
padre del paciente confesó haberlo sacudido de izquierda a derecha. (a) Sagital T2­
La imagen de RM ponderada muestra una señal hipointensa (flechas) que reemplaza la señal normal de LCR hiperintensa en T2 en el saco tecal ventral y
dorsal procedente de la SDH espinal. (b) Imagen de resonancia magnética ponderada en T2 axial que muestra SDH anterior y posterior (punta de flecha)
en el saco tecal, comprimiendo las raíces nerviosas de la cola de caballo (flecha).

Figura 17. Fractura de la lámina C4 y

hematoma epidural en un niño de 11 meses
que se presentó con preocupación por
obstrucción intestinal y se le encontraron
hematomas faciales y numerosas fracturas
costales bilaterales en diferentes etapas de
curación. (a) Imagen de TC sagital sin
contraste de los huesos faciales que muestra
una fractura por avulsión de la lámina de C4
(flecha). (b) Imagen de RM sagital ponderada
en T2 de la columna cervical que muestra un
hematoma epidural posterior (flecha) entre la
duramadre y el ligamento amarillo, que se
extiende hacia abajo desde la fractura de la
lámina C4.

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14 enero­febrero 2019
Figura 18. Hematoma retroclival en un niño de 10 semanas a quien también se le diagnosticaron hemorragias retinianas bilaterales, SDH,
SAH, múltiples fracturas costales y hematomas abdominales. (a) La imagen de RM sagital ponderada en T1 muestra una imagen hiperintensa.
SDH lineal (flecha), profunda en relación con la membrana tectorial. También hay una fosa posterior SDH (*). (b) La imagen de RM STIR
sagital muestra una señal hipointensa profunda en relación con la membrana tectorial (flecha), correspondiente a la SDH retroclival, que es
similar en intensidad de señal a la de la SDH de la fosa posterior (*).
protección infantil. Como resultado, realizar una resonancia magnética
de la columna cervical de rutina y obtener imágenes coronales T2­
Varios autores han recomendado imágenes ponderadas junto
con resonancia magnética cerebral en todos los casos sometidos
a diagnóstico de HTA.
Hematoma retroclival
El estudio más completo hasta la fecha identificó hematoma
retroclival en el 32% de los pacientes con HTA menores de 3 años
(50).
La hemorragia puede ocurrir anterior o posterior a la membrana
tectorial, lo que representa epidural y SDH, respectivamente
(Fig. 18). Los hematomas retroclivales, que se identifican mejor
mediante resonancia magnética sagital ponderada en T1 o STIR,
a veces pueden identificarse en la TC, siendo las imágenes
sagitales reformateadas más sensibles que las imágenes
axiales. El hallazgo asociado con mayor frecuencia es la SDH de
la fosa posterior a lo largo de la escama occipital, pero también
se observan con frecuencia SDH multifocales. La presencia de
un hematoma retroclival puede ser un marcador de lesión de la
unión craneocervical (50).
Hemorragia retiniana
La hemorragia retiniana se observa en el 85% de los casos de HTA.
Aunque no son específicas del traumatismo por abuso, las
hemorragias retinianas secundarias al abuso tienden a ser
numerosas, afectan a ambos ojos y se extienden periféricamente
hasta la ora serrata a través de múltiples capas de la retina
(intrarretiniana, prerretiniana y subretiniana). La retinosquisis,
que es la formación de cavidades por la división de las capas
retinianas y los pliegues perimaculares de la retina, también es
un hallazgo que se observa en el examen del fondo de ojo
dilatado en pacientes que sobrevivieron a abuso. Cuando la
hemorragia retiniana se extiende al cuerpo vítreo, tiene el
potencial de comprometer la visión. Sin embargo, la hemorragia
retiniana por sí sola no tiene efectos a largo plazo.
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radiografia.rsna.org
efecto sobre la visión (51). La hemorragia retiniana observada
con una lesión accidental es extremadamente rara; un estudio
demuestra que el 5% de los casos son lesiones accidentales y
el 78% de los casos son lesiones por abuso. En una lesión
accidental, la hemorragia retiniana suele ser unilateral, afecta
una o dos capas de la retina y se limita al polo posterior cerca de
la cabeza del nervio óptico y/o la mácula (52).
Se han postulado múltiples mecanismos
para la causa de hemorragia retiniana en la HTA.
Sin embargo, la teoría más aceptada es que las fuerzas de
aceleración y desaceleración rápidas y repetitivas debidas a
sacudidas y/o impactos provocan lesiones por tracción
vitreorretiniana (51,53). La lesión también puede ocurrir por
sacudida orbitaria, con lesión preferencial en los sitios de tracción,
como la interfaz entre el nervio óptico y el globo, lo que resulta en
hemorragia de la vaina del nervio óptico. Desde entonces, la
evidencia clínica ha descartado otros mecanismos propuestos,
incluida la obstrucción venosa de la retina por el aumento
de la presión intracraneal o intratorácica y la diseminación directa
de la sangre a lo largo del nervio óptico (53).
Aunque la hemorragia retiniana es un diagnóstico clínico,
los hallazgos por imágenes a menudo pueden ayudar a la
confirmación o pueden funcionar como una alternativa cuando los
exámenes fundoscópicos son difíciles de realizar o no están
disponibles. Siempre se prefiere la resonancia magnética a la
tomografía computarizada cuando se intenta confirmar o
diagnosticar una hemorragia retiniana debido al riesgo adicional
de la radiación con la tomografía computarizada. Sin embargo,
cuando se detecta en la TC, la hemorragia retiniana y vítrea
aparece como focos hiperatenuados en la porción posterior del
globo (Fig. 19). Los protocolos cerebrales de rutina de resonancia
magnética que incluyen secuencias GRE pueden representar
hemorragias retinianas, con mayor sensibilidad para hemorragias
de mayor grado (Figs. 20, 21) (54). Las imágenes de la órbita
ponderadas por susceptibilidad de alta resolución pueden
aumentar aún más la sensibilidad de la resonancia magnética para detectar
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RG • Volumen 39 Número 1 Gunda et al 15

Figura 19. Hemorragia retiniana/vítrea en un niño de 2 años que

presentado con falta de respuesta. El paciente fue diagnosticado de edema cerebral
con isquemia y hernia, tenía niveles elevados de enzimas hepáticas y posteriormente
falleció. La imagen axial de TC sin contraste de la cabeza muestra una hemorragia
retiniana/vítrea hiperatenuada (flecha) que se extiende en capas posteriores dentro
del globo derecho.

Figuras 20, 21. (20) Hemorragias retinianas bilaterales en un niño de 9 meses que presentó hallazgos de dificultad respiratoria, SDH, lesión de ligamentos de la columna
cervical, fracturas de las extremidades superiores e inferiores y hematomas faciales. La imagen de resonancia magnética ponderada en T2 axial del cerebro muestra
pliegues retinianos (flechas) en ambos globos debido a hemorragias retinianas subyacentes. (21) Hemorragias retinianas bilaterales en un niño de 5 meses que presentó
falta de respuesta, se le encontraron hematomas en las nalgas y se le diagnosticó SDH. La imagen axial GRE MR del cerebro muestra múltiples focos de susceptibilidad
en ambos globos que se extienden periféricamente hasta la ora serrata (flecha).

hemorragia retiniana y puede ser útil cuando el hallazgo 7. Caso ME, Graham MA, Handy TC, Jentzen JM, Monteleone JA; Comité ad
hoc de la Asociación Nacional de Examinadores Médicos sobre el
no se puede observar clínicamente (55).
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La HTA es la principal causa de morbilidad y mortalidad
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en casos de traumatismos no accidentales. Por lo tanto, 71–79.
la identificación rápida y precisa de diversos hallazgos 9. Lustrin ES, Karakas SP, Ortiz AO, et al. Columna cervical pediátrica:
anatomía normal, variantes y traumatismos. RadioGraphics 2003;23(3):539–
de imágenes intracraneales, oculares y espinales ayudará
560.
en el diagnóstico de la HTA y en la predicción del 10. Kemp A, Cowley L, Maguire S. Lesiones de la columna en traumatismos
pronóstico del paciente. Se deben utilizar protocolos craneoencefálicos por abuso: patrones y recomendaciones. Pediatr Radiol
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