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Parálisis cerebral:
puede definirse como una afectación en la motricidad que aparece antes de los tres
años de edad y se debe a una lesión neurológica no progresiva que interfiere en el
desarrollo del cerebro, donde las lesiones cerebrales pueden ser múltiples y se
manifiestan a través de síntomas como: trastornos del tono motor, alteraciones
sensoriales auditivas o visuales, trastornos del lenguaje y de la comunicación,
manifestaciones epilépticas, retraso intelectual y, en general, alteraciones o retrasos
importantes en la adquisición de patrones de conducta para la autonomía personal
(control de esfínteres, deglución, masticación o vestirse por sí mismo). El grado de
afectación también puede ser variable, puede ser grave e invalidante, o bien, una
ligera hiperkinesia, leve déficit de atención o un trastorno motor poco perceptible
(García, 2015, p. 15).
Las variedades clasificadas clínicamente se han hecho en base al signo clínico más
evidente (espasticidad, atetosis, ataxia...), a su distribución topográfica (paraplejia,
hemiplejia...) o a su intensidad (leve, moderada o grave).
Variación de la inteligencia, con una marca tendencia a ser menor en este tipo
de parálisis cerebral.
Grave: La persona afectada necesita toda la ayuda de los demás para atender
sus necesidades más vitale
Los contenidos básicos de la Educación Física que mayor aportación tienen en los
paralíticos cerebrales son los siguientes:
Los objetivos generales planteados desde el ámbito motor para las personas con
parálisis cerebral son:
Los criterios de adaptación a tener en cuenta con alumnos/as que sufran una
parálisis cerebral no deben ser tomados como obligatorios, sino como aportaciones y
guías de orientación flexibles según la realidad y el criterio de cada profesional:
Espacio. Es importante:
o Añadir el rito de contar en voz alta para dar más tiempo al niño/a con
parálisis cerebral.
De esta manera se hará necesario revisar todos los juegos y establecer las
adaptaciones necesarias; incluso se podría presentar la posibilidad de equiparar la
problemática del alumno/a al resto (por ejemplo, si usa una silla de ruedas, tener
varias, también para los demás) o limitando normas y posibilidades a los alumnos/as sin
deficiencias.
Habrá que darle en todo momento algo para que haga, aunque sea simplemente
la responsabilidad de arbitrar u observar fallos en el resto cuando él no pueda realizar
una determinada actividad, de forma que no se sienta abandonado/a. Con imaginación y
esfuerzo se puede conseguir que el alumno/a esté siempre integrado/a.
Ante cualquier duda que aparezca por parte de los demás compañeros/as con
respecto a la discapacidad habrá que contestarla con naturalidad y de forma que
comprendan la realidad pero destacando los aspectos positivos.
Una premisa fundamental es la de mostrar seguridad ante los discentes y en
especial ante la persona discapacitada, que no sienta que “nos da más trabajo” y que no
vea nuestras dudas, miedos o inseguridades.
CONCLUSIONES
con el presente documento se ha pretendido dar una visión global, a la vez que
específica en los diferentes aspectos educativos de los alumnos con Parálisis Cerebral
y discapacidades afines. A lo largo del mismo, se han ido describiendo las
manifestaciones y características, las necesidades educativas especiales y la
respuesta educativa específica para estos alumnos a través de toda la etapa escolar.
Nos gustaría terminar este documento con una serie de reflexiones que son
consideradas de interés para mejorar la educación y la calidad de la enseñanza de esta
población. Si bien es cierto que para la mayoría de los alumnos son aspectos
importantes, para los alumnos con Parálisis Cerebral y discapacidades afines se
convierten en aspectos muy relevantes y significativos. Estas son: - Las necesidades
educativas de este tipo de alumnado son específicas y diferenciales con respecto a
otros alumnos con discapacidad y, por tanto, requieren de una respuesta educativa
específica.
- El proceso educativo ha de extenderse más allá del entorno escolar más inmediato al
alumno (aula, gabinetes), a todo el contexto escolar en que el alumno se desenvuelve
(comedor, aseos, transporte,...). Es preciso entenderlo como una forma de intervención
sobre el alumno que se abre a distintos entornos: familia, grupo social cercano, etc.
pues en ellos también es preciso que se contemple la actividad educativa.
- La coordinación entre los distintos profesionales es imprescindible para tener una
visión global de las características y necesidades y poder establecer una distribución
racional de la atención específica que pueda precisar, de manera que no interfiera en
otras necesidades educativas.
- Los recursos personales, materiales y formales que el alumno precise deberán estar
garantizados en cualquiera de las etapas educativas: educación infantil, educación
obligatoria y educación postobligatoria.
- En el documento se reflejan las posibles manifestaciones que los alumnos con P.C. y
discapacidades afines, no obstante se destacan por su gravedad y especificidad los
alumnos plurideficientes.