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Una de sus teorías sostenía que la tierra sobre la que pisamos es una especie de
isla que «flota» sobre el agua de forma parecida a un leño. Utilizando esta
analogía, Tales de Mileto quiso explicar por qué la tierra a veces temblaba: al no
estar sostenida sobre unas bases fijas, el agua que hay debajo de la superficie
terrestre hace que ésta se tambalee.
Anaximandro
Anaximandro se dedicó a múltiples investigaciones. A su nombre ha quedado unida la
confección del primer mapa de la Tierra, elaborado a partir de los mapas y noticias de los
mercaderes griegos, que sería perfeccionado más tarde por Hecateo y del cual se
sirvió Herodoto. Anaximandro imaginaba la Tierra como un cilindro inmóvil, contra la opinión
general que la consideraba aplastada. También se le atribuyen otros trabajos, como la fijación
de los equinoccios y los solsticios y el cálculo de las distancias y los tamaños de las estrellas,
así como la elaboración de un reloj de sol y de una esfera celeste, entre otras aportaciones.
No menos asombrosas son las elucubraciones de Anaximandro sobre el origen de los seres
vivos y del hombre. Todos proceden del fenómeno húmedo (la tierra en un principio era
líquida, y por el proceso de disociación, lo húmedo dio lugar a lo viviente). El hombre tuvo
como primeros antepasados a los peces y luego a otros animales primitivos. Con razón, por lo
tanto, podría ser considerado como el primer cosmólogo y como el antecesor (aunque sin
ningún apoyo en evidencias científicas) de la moderna teoría de la evolución.
La filosofía de Anaximandro
Anaximandro de Mileto fue también el primer pensador griego que puso en prosa sus
reflexiones filosóficas. Su tratado Sobre la naturaleza debió ser una de las más notables
tentativas de sistematización de lo real anterior a Aristóteles; sólo ha llegado hasta nosotros
un fragmento, pero algunas noticias de Aristóteles y de Simplicio permiten reconstruir, al
menos en parte, la doctrina del autor.
En su filosofía, Anaximandro coincide con Tales de Mileto en defender que existe un solo
principio básico (arjé o arché) como generador de todas las cosas, al que Anaximandro
llamó ápeiron (lo indefinido o indeterminado): una sustancia indeterminada, ilimitada e
infinita, que es a la par eterna. Sólo el ápeiron es incorruptible e imperecedero. Todos los
seres del universo se derivan de él y están sujetos a nacimiento y desaparición por la fuerza de
los contrarios presentes en ellos: caliente y frío, húmedo y seco, etc.
En su intento de determinar el principio primero, Anaximandro sigue la constante de los
demás filósofos milesios, pero es preciso subrayar que en lugar de hallar este principio en una
naturaleza finita (el agua, según Tales, o el aire, según Anaxímenes), Anaximandro lo ve en
algo (el ápeiron) que no es percibido por la experiencia, sino que ha de postularse como causa
permanente y trascendente del acontecer del mundo empírico; algo indefinible en el espacio y
en el tiempo que es causa y principio de las cosas perecederas y definidas, las cuales están
destinadas a disolverse de nuevo en el ápeiron. La novedad de Anaximandro, en cuya doctrina
quedan, sin embargo, muchos detalles oscuros, consiste en haber buscado el principio infinito
de las cosas finitas fuera de las materias que son objeto de nuestra experiencia
Anaximenes
Anaxímenes afirmó que el principio material y primero, el origen de todas las cosas
(arjé o arché) era el aire, sustancia sensible, pero que raya en lo incorpóreo. Es posible que
Anaxímenes pensara, con esta aportación, reunir las ventajas de cada una de las soluciones
anteriores, evitando sus inconvenientes. En efecto, el aire es tan necesario para la vida como
el agua, pero no tiene el inconveniente de necesitar un soporte físico, puesto que, según
Anaxímenes, flota en sí mismo. Por otra parte, tiene una extensión ilimitada como el ápeiron,
puesto que parece llenar los espacios inmensos, pero en cambio es una realidad observable
por todos y que permite explicar de modo sencillo la formación de los seres, mientras que
el ápeiron es solamente una entidad hipotética.
Anaxímenes explicó el origen de todas las cosas a partir de un doble proceso por el que el aire
se modifica: rarefacción, que da origen al fuego, y condensación, del que se derivan las nubes,
el agua, la tierra y las rocas. Con estas dos nociones, Anaxímenes describió los cambios de la
naturaleza, o lo que es lo mismo, dos modalidades de movimiento: la cuantitativa y la
cualitativa. Las cosas no son más que aire en distinto grado de condensación o de dilatación. El
fuego es aire en su punto máximo de dilatación o de calor; el viento no es más que aire
condensado que, al condensarse más, se convierte en nube, después en agua, y luego en
tierra y rocas.