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Breve análisis literario de El Aleph

El olvido, esa otra muerte


La erosión del olvido arrasando sobre el alma, la erosión de la muerte arrasando

sobre el cuerpo. La muerte que existe para los vivos desde la desmemoria o desde

una memoria que tergiversa, deforma, convierte en otro (es decir, acaba con) el

pasado vivido. Es una memoria en un ser vivo, es una memoria en el tiempo, a la

que le gana el olvido y después la muerte, es una memoria en el tiempo, que

interacciona con el presente ineludible que todo lo olvida, la memoria que deforma

se va decolorando y sustituyendo por ese presente que para existir necesita

independizarse (olvidar) el pasado, es un presente que al pasar será a su vez

olvidado. El olvido a olvidarse. Borges personaje, por ejemplo, recurre al olvido de

la memoria que deforma lo vivido, memoria que niega la realidad, que recuerda a

una amada Beatriz etérea creada a imagen y semejanza de sus deseos, endiosada,

consagrable a su devoción, celebrada durante los póstumos cumpleaños, Beatriz

retrato que falsea y sustituye a la (cruel dice) Beatriz física o verdadera, aquella

que no lee los libros que le ofrenda, libros cuyas cuartillas Borges aprendió a cortar

para no comprobar “meses después, que estaban intactos”. Ese es uno de los

olvidos del cuento, la memoria que falsea la realidad y que se produce en Borges,

quien como ser vivo existe en el tiempo, esa serie infinita de cambios y de

instantes dentro de un universo que es tan conjetural como el retrato de un dios.

“Tal vez ineludible”, entonces, que la memoria sea sustituida por otra memoria que

represente otros acontecimientos, que sea desgastada por el olvido, por otros

presentes futuros sucesivos que sustituyan los anteriores, que al visitar la casa
donde lo recibía Beatriz con el propósito de contemplar sus retratos, ahora quien le

dé la bienvenida sea el primo Carlos Argentino Daneri, 1que Carlos Argentino

Daneri le arrostre a su falsa memoria creadora la verdadera realidad que pretendía

ignorar. Falsa memoria de Beatriz, memoria de un instante atemporal. Entorpecido

por el Aleph, Carlos Argentino vive los sucesivos presentes, renace en cada uno de

ellos, se satisface en instantes y luego muere, presentes fragmentados, presentes

que se olvidan unos a otros. No existe historia en una sucesión de instantes, no

hay identidad, quizá por eso Daneri es un niño revelando fotografías (instantáneas

del Aleph), quizá por eso el niño que descubrió el Aleph sea ahora otro niño

descubriendo otro Aleph, sea otro en el mismo. El Aleph de Daneri es inajenable

de la misma forma en que es inajenable la Beatriz de Borges. El futuro avanza

sobre el pasado [Daneri sobre Beatriz (Borges)/Zunino y Zungri sobre el Aleph

(Daneri)], lo moderno se come lo viejo y es un olvido a olvidarse pronto. Daneri

necesita de ese Aleph para burilar el poema, debe verlo y recordarlo hasta

escribirlo, pero el escrito, si bien se pretende registro fiel, copia del verdadero

Aleph, es un poema, es falso. Si bien el Aleph es aquel punto donde confluyen

todos los puntos, su representación (el poema) se extiende en varios puntos

(versos) en cada uno de los cuales resulta imposible que confluyan todos los

puntos. Un presente finito que encierra un conjunto infinito (El Alpeh) deviene en

un poema que se extiende en varios instantes presentes y finitos que Daneri ha

contemplado a lo largo de su vida para intentar acaparar una porción de ese

conjunto infinito develado por el Aleph en cada instante. No le alcanzaría la vida ni


1
[ "encuentros vagamente eróticos"; "tiene (como Beatriz) grandes y afiladas manos hermosas]
la memoria para escribir lo infinito, infinito que no confluye en un punto, como sí

ocurre en el Aleph. Además, si se pretende registro de lo visto en el Aleph en un

soólo instante, si se jacta de la perfección formal y del rigor científico, Daneri

incurre en un error, Su poema no enumera lo visto en un mismo momento en el

Aleph, describe lo visto en diferentes instantes, mezcla los universos de cada

instante en su poema, en su presente diferido, anacrónico. Borges se engaña con

su memoria, Daneri también. Su poema no es un reflejo de lo real, es una

sustitución de realidad por palabra. Se trata de una doble sustitución. La palabra

es a su vez sustituida por otra palabra, por un sinónimo o un neologismo. Borges

también describe la realidad en su informe (el cuento mismo), pero comprende

que una palabra no puede reflejar fielmente lo vivido. Carlos Argentino olvida su

pesar en la forma (piensa Borges), olvida la realidad por la forma. No hay manera

para que la realidad ilimitada sea exactamente equivalente a un discurso poético

limitado. Daneri le dará posibilidad de porvenires a Borges supuestamente anclado

en el universo de su memoria, y él se las dará a Daneri supuestamente anclado en

el universo del Alpeh. Ante un pedido del sustituto de Beatriz, el autor

personificado del cuento deberá elegir entre hablar con Álvaro Melíán Lafinur o

rechazar la gestión para que prologue su poemario. Daneri será tratado con

indiferencia, como un loco, por Borges cuando ya ha visto El Aleph y apoyará con

ese tratamiento que la casa (pasado inclusivo de Beatriz) donde habita el Aleph

(presente) sea derrumbada por los progresistas Zunino y Zungri. Si la memoria

tergiversa o falsea la realidad, el aleph será olvidado en la memoria. Quizá esa sea
la razón para que, recién en la post-data, Borges crea que el aleph contemplado

en la casa de la calle Garay era sea falso. Pero quizá, dudará del Alpeh para olvidar

la realidad ya olvidada en su memoria, pero en El Alpeh expuesta y confirmada.

Borges aprovecha la ocasión en que contempla El Alpeh para vengarse de Daneri,

como lo confiesa en su informe. ¿Detesta Daneri a Borges como Borges a Daneri?

Puede tener razones. Daneri ve la realidad a través del Aleph. Puedo haber visto -

por ejemplo- que Borges no asistía al encuentro con su posible prologuista. Dos

cosas: en primer lugar, el Aleph nunca sirve como instrumento de espionaje; en

segundo lugar, a través de él se ve lo actual del mundo, ni su pasado ni su futuro

(no hay historias en la descripción de Borges ni en el poema de Daneri. Quizá no

por olvido, como aduce el autor el narrador, personaje Borges antes de conocer la

existencia del aleph, sino por haber visto, no lo llamó a Borges posteriormente

para consultarle sobre ese prometido encuentro. Conjetura tan indemostrable

como irrefutable Y Borges, ¿lo detesta por mostrarle un Aleph que evidenció a una

Beatriz corroída por la muerte, autora de cartas obscenas dirigidas precisamente a

Daneri? ¿Lo desteta por hacerlo asistir a la realidad que confirma que su memoria

de Beatriz es irreducible y falsa, reconocimiento de la verdad que quizá propiciará

la muerte de la memoria de Beatriz, el olvido definitivo? ¿Detestaba Borges (quien

se horroriza ante los cambios) a Daneri porque él ha descubierto los instantes que

en sí mismos no cambian y que él a través de su memoria de Beatriz no pudo

atrapar? ¿Lo detesta "íntimamente" porque esos instantes que no cambiaban en sí

mismos eran un presente confirmatorio de un pasado verdadero y cruel para con


su desmentida memoria? Ídem comentario anterior Un no cambio, un punto fijo en

una serie infinita de instantes que por infinita no tiene un origen ni un final

precisos. Memoria mediadora entre la realidad y Borges, que no quiere comprobar

que los cambios azarosos detestados se introducen también dentro de en él. Aleph

mediador entre la realidad y Daneri, que prefiere no salir de su casa, que prefiere

conocer antes de conocer, que no deja el conocimiento librado al azar, que al

conocer lo conocido previamente ya no tendrá asombro que no sea fingido pero sí

razones y formas. Finalmente, Daneri irá olvidando el Aleph. Borges irá olvidando

la memoria que olvidaba (sustituía) la realidad más pasada (Beatriz) y sustituirá la

realidad más presente (El Aleph) por el informe que ha redactado, es decir,

olvidará la realidad más presente que le confirmó la realidad pasada. El informe, el

cuento, no es memoria, el (¿“es”?) olvido. Su voluntad de ignorar la realidad

pasada arrastró a Borges hacia el universo idealizado que su memoria había

trabajado para consagrarse al retrato etéreo y amado de Beatriz Elena Virterbo

perdida ya, definitivamente, para siempre.

Respeto tus aficiones y tu estilo poéticos, pero de por sí ese poetizar no

constituye una reflexión sobre el cuento. No es que no haya ninguna; algunas

puntas de análisis veo, junto con interpretaciones/sugestiones que cuentan más

como recreación del argumento que como análisis o reflexión textual. El riesgo de

trasladar a un análisis, al que conviene la honestidad de la claridad y la precisión,

un discurrir poético, que se deleita más en sugestiones, es considerable.


La nota es 8- (ocho menos).

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