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Universidad Externado de Colombia

Laura Alejandra Méndez Espitia

Derecho - Segundo C

Principios rectores del derecho penal colombiano y su aplicación en casos de


vulnerabilidad: Dignidad humana, Antijuricidad y Culpabilidad.

El derecho penal se erige como uno de los pilares fundamentales del sistema jurídico
colombiano. Como rama del derecho, desempeña un papel insustituible en la
configuración y mantenimiento de una sociedad justa y ordenada. Su importancia radica
en el poder punitivo que otorga al Estado, permitiéndole sancionar conductas que atenten
contra el orden social, la seguridad y los derechos fundamentales de los ciudadanos. Este
poder punitivo del Estado, sin embargo, debe ser ejercido con cautela y equidad.

En Colombia, como en cualquier estado de derecho, el derecho penal se encarga de


establecer las reglas y procedimientos necesarios para determinar cuándo, cómo y por qué
se deben imponer sanciones penales. Además, el derecho penal debe asegurar que los
principios fundamentales del derecho, como la igualdad ante la ley y el respeto a la
dignidad humana, rijan su aplicación. El derecho penal es la expresión de la capacidad
del Estado para mantener el orden y proteger a sus ciudadanos. En consecuencia, su
actuación debe ser proporcional, justa y respetuosa de los derechos fundamentales de
todos los individuos.

Esta rama del derecho tiene por objeto el delito y la contravención, reconocidas por el
legislador tal y como lo dispone el articulo 19 de la ley 599 del 2000. En tratándose del
delito debe tenerse presente que el concepto de hecho punible, como fundamento del
derecho penal es esencial para determinar cuándo y cómo el sistema legal debe intervenir
para sancionar conductas que desatienden el deber ético social, que afecten o pongan en
peligro un bien jurídico. La definición de lo que constituye una conducta punible es un
proceso que según la dogmática implica cuestiones esenciales como la tipicidad, la
antijuricidad y la culpabilidad. Sin embargo, en situaciones en donde las circunstancias
llevan a los individuos a cometer actos punibles por necesidad extrema de vulnerabilidad,
surgen desafíos particulares que demandan una reflexión jurídica profunda.

Para comprender a profundidad el trato diferenciado que debe recibir un grupo de


personas en condiciones de vulnerabilidad en el sistema penal colombiano, es esencial
definir jurídicamente este segmento de la población, como lo hace la Corte Constitucional
en la sentencia T-701-2017 (Corte Constitucional Colombiana, 2017)

La vulnerabilidad social de sujetos y colectivos de población se


expresa de varias formas, ya sea como fragilidad e indefensión ante
cambios originados en el entorno, como desamparo institucional
desde el Estado que no contribuye a fortalecer ni cuida
sistemáticamente de sus ciudadanos (…)”. Desde esta perspectiva, el
estado de vulnerabilidad está relacionado con circunstancias que le
impiden al individuo (i) procurarse su propia subsistencia; y (ii)
lograr niveles más altos de bienestar, debido al riesgo al que está
expuesto por situaciones que lo ponen en desventaja en sus activos.
.
Con relación a la anterior definición, resulta evidente cómo este grupo poblacional se
encuentra en condiciones socioeconómicas de desamparo estatal que no les permiten
adquirir los mínimos vitales de existencia para poder tener una calidad de vida digna.

En el contexto legal y de derechos humanos, la vulnerabilidad se reconoce como un estado


que requiere de atención especial y una protección adicional por parte del estado y la
sociedad, es por ello que reconocer la vulnerabilidad en el sistema legal colombiano es
de vital importancia para garantizar que todas las personas reciban un trato justo y
equitativo. Este reconocimiento es esencial en dos aspectos importantes:

La protección de los derechos humanos. Colombia como estado y nación está


comprometida con la protección de los derechos humanos, como se refleja en la Carta
Política y en los tratados internacionales ratificados por el país en virtud del artículo 93
de la misma; considerar y abordar la vulnerabilidad es esencial para asegurar que, en
situaciones precarias, como la necesidad extrema, estas personas sean tratadas de manera
diferenciada con especial atención respecto de la protección de sus derechos
fundamentales, incluso cuando estas hayan cometido conductas punibles.

Las personas en situaciones de vulnerabilidad extrema pueden caer en un ciclo de


delincuencia como resultado de la falta de opciones y de oportunidades. Teniendo en
cuenta esta condición se permitiría implementar medidas que ayuden a prevenir la
persistencia de la criminalidad.

La relación entre el concepto de conducta punible y el trato diferenciado en el sistema


penal colombiano es evidente. Las disposiciones legales y los principios que guían la
definición de conducta punible tienen un impacto directo en la forma en que el sistema
penal aborda a aquellos que, por necesidad o extrema vulnerabilidad, cometen hechos
punibles.

El objetivo de este ensayo es analizar y reflexionar sobre la aplicabilidad de algunos de


los principios rectores del derecho penal colombiano. El principio de dignidad humana,
tan fundamental para el derecho, consagrado tanto en la Constitución como en el Código
Penal es el principio central que ordena imperativamente el respeto a los derechos
fundamentales de todos los individuos. Por ello la aplicación del derecho penal
indudablemente debe ser coherente y eficaz con dicho principio, cuya aplicación se
expande indudablemente a todas las ramas del derecho. Por otro lado, el principio rector
de la antijuricidad es de particular importancia en estas situaciones, por ello requiere un
análisis riguroso y el principio de culpabilidad, por su parte, se relaciona con la capacidad
del individuo para comprender, controlar y decidir razonablemente sobre sus acciones.

En un principio la dignidad humana es uno de los pilares fundamentales del sistema


jurídico colombiano y se encuentra consagrada en el artículo 1 de la Constitución Política
de Colombia. Este principio establece que "La dignidad de la persona humana es
inviolable" y que "El Estado y la sociedad están obligados a respetarla y a protegerla". La
dignidad humana es un valor supremo en la Constitución y sirve como guía para la
interpretación y aplicación de las leyes colombianas, incluyendo el derecho penal.
Debido a los estudios que se han realizado desde la antropología filosófica que se
establece la importancia y significación de aquellos valores que interactúan de una u otra
manera en el comportamiento del ser humano, reconociendo no solamente aquellas
aptitudes “corporales psíquicas y espirituales” sino delimitando una mejor dimensión
mediante la conciencia. Por ello nos referimos a la impétrate racionalidad que se remarca
de la especie humana y en virtud de ella junto con la comunicación y lenguaje, el pleno
menester de su implementación y respeto dentro de los ordenamientos jurídicos. Este
claro está, divulgándose de absolutamente todo ser humano, tal y como lo manifiesta
(Gomez, 2018) “cualquiera que sea la condición física, psíquica y social en que se
encuentre”

Entrando en materia, este principio tiene gran relevancia en el contexto de personas en


condición de vulnerabilidad. En estos casos, el sistema penal debe respetar y proteger la
dignidad de estas personas, incluso cuando hayan cometido actos punibles. Ademas este
exige que las sanciones penales sean proporcionales y humanas. Esto significa que, en
casos de extrema necesidad o vulnerabilidad, el sistema penal debe considerar factores
atenuantes, protegiendo indudablemente todos los derechos del actor o el agente en virtud
de las garantías del desarrollo de la personalidad.

Por otro lado, la antijuricidad es un principio rector elemental para el derecho penal que
se constituye según lo que señala el artículo 11 del código penal del 2000, el juicio de
este mismo implica una conforontacion de la conducta con todas las dispociones del
ordenamiento jurídico. Por ello antes de explorar su aplicación en situaciones de
vulnerabilidad, es fundamental comprenderla.

En términos formales, la antijuricidad como lo menciona (Gómez, 2020) “denota la


simple contrariedad del acto con la ley, excluyéndose la responsabilidad solo cuando entre
a operar el concepto de regla excepción”, esto denota que la antijuricidad vista desde un
plano meramente formal lo que se analiza y se evalúa es la existencia de causales que si
bien son justificadas eximen a el autor de la responsabilidad del delito, si no se llegasen
a manifestar la conducta en si misma es antijuridica, ya que es evidente que la accion es
prohibida y por lo tanto tipica, afirmando en si misma que el hecho punible es contra
derecho.
Pero es ostensible que deconformidad con el articulo 11 de la ley 599 del 2000 solo se
exprese la antijuricidad formal ya que como lo afirma (Gómez, 2020) “para que se
configure la conducta punible, no basta que se satisfaga desde el punto de vista netamente
formal, esto es, exclusivamente referido a la contradicción entre la norma jurídica y la
conducta del agente, sino que, correlativamente es imperioso que ponga efectivamente en
peligro o lesione sin justa causa el bien juridico objeto de protección, es decir, debe
suscitarse la antijuricidad material de la cual se deriva el principio del lesividad”

Esta evolución del concepto de la antijuricidad material en estricto sentido no cumple la


funcion de remplazar el concepto de antijuricidad formal, sino que se implementa como
criterio fundamental para la configuración de esta. En razón de lo anterior, cuando se
analiza el contexto de las situaciones de vulnerabilidad de las personas que comente
conductas punibles debido a su extrema necesidad, se plantean interrogantes sobre sí esas
conductas deben considerarse antijuridicas o si existe una exención de responsabilidad.

Es claro que en esta problemática el hecho punible se reconoce dentro del ordenamiento
juridico contra a derecho, es decir, la antijuricidad formal si se está configurando en este
caso, debido a que el actor lleva a cabo una conducta no se compasa con la ley ni mucho
menos con el propio ordenamiento. La dificultad se hace evidente cuando se verifica la
antijuricidad material debido a que no se afecta ni se pone el peligro el bien juridico
usando la persona hurta bienes de primera necesida, al contrario, con esa conducta lo que
pretende el agente es proteger su propio bien juridico o el de su núcleo familiar ya que
esta es la única manera de salvaguardar su bien juridico. En esxtrema necesidad las
conductas quee normalmente serían antijuridicas pueden ser justificadas. Esta
justificación tiene fundamento en el principio de proporcionalidad y la protección a la
dignidad humana.

En el análisis de casos de personas en situación de necesidad extrema o vulnerabilidad,


el principio de culpabilidad plantea grandes interrogantes sobre cómo se debe llevar a
cabo la evaluación de dicho principio de la teoría del delito en esos supuestos. Esto en
relación con el manifiesto estado de necesidad o indefensión en el que se pueda llegar a
encontrar un sujeto perteneciente a un grupo en condiciones de vulnerabilidad, ya que, en
dichos escenarios, resulta común que la única vía que tenga el sujeto para la salvaguarda
de un determinado bien jurídico del cual este o un miembro de su núcleo familiar cercano
sea titular; sea la comisión de una conducta prevista como punible por la tipificación
penal; piénsese en los delitos indicados como famélicos, en donde el autor obra orillado
por una necesidad de supervivencia que no ha sido solventada ni mediada a través del
amparo estatal o el apoyo institucional.

En este tipo de escenarios, se indica la necesidad legal de la aplicación del artículo 32 del
Código Penal (Codigo Penal, 2000), en donde se indican aquellos supuestos de hecho en
donde no hay lugar a la responsabilidad penal, siendo el numeral 7 de dicho artículo el
que resulta procedente para las situaciones descritas, pues indica que no habrá
responsabilidad penal cuando

7. Se obre por la necesidad de proteger un derecho propio o ajeno


de un peligro actual o inminente, inevitable de otra manera, que el
agente no haya causado intencionalmente o por imprudencia y que
no tenga el deber jurídico de afrontar.

Esta eximente de responsabilidad penal es correcta para su aplicación en la tipología de


casos mencionados, debido a que en esas situaciones el sujeto agente actúa por la
necesidad de proteger un bien jurídico propio como lo puede ser su vida misma,
recordemos los escenarios de delitos por hambre que se cometen a diario en las grandes
urbes, y el peligro inminente por el que se genera el riesgo al bien jurídico del cual el
sujeto en condición de vulnerabilidad es titular, no se da a causa de un acto de sujeto, sino
que generalmente se da en virtud de una desprotección y vulnerabilidad sistemática bajo
la que se encuentra sometido en razón de un evidente desamparo estatal que no le asegura
ni le garantiza ni siquiera las mínimas condiciones materiales de existencia para una vida
digna.

Ahora bien, en vista del análisis que tiene lugar en el presente ensayo, resulta importante
determinar la explicación dogmática desde las reflexiones del derecho penal general del
¿Por qué? De la existencia de esta causal de exención de responsabilidad penal, y es que
en este aparte es que el análisis y la aplicación justa y correcta del principio de
Culpabilidad se hace necesaria para asegurar la equidad en los juicios de responsabilidad
penal. Esto en razón de que, con la vigencia del esquema finalista de la teoría del delito,
la culpabilidad como el ultimo análisis necesario para la declaración de responsabilidad
penal del autor (pues previamente la conducta debió ser determinada como típica y
antijuridica), se compone de la imputabilidad del autor, el conocimiento de la
antijuridicidad y la exigibilidad de otra conducta.

Cuando se habla de la culpabilidad en referencia a la naturaleza de los supuestos de hecho


objeto de análisis en donde se está en presencia de un sujeto en condiciones de
vulnerabilidad, se indica que el sujeto es perfectamente imputable, pues este es totalmente
consciente de su actuación y no sufre de ningún desequilibrio de ninguna índole que le
impida entender razonablemente lo que está haciendo, y además también hay un
altamente probable conocimiento de la antijuridicidad, pues el sujeto, por ejemplo, que
roba por hambre es consciente de que su conducta se entiende reprobada socialmente de
manera grave y sancionada a través del poder punitivo del estado representado en el
derecho penal. Sin embargo, debe entenderse que en estos casos el sujeto se encuentra
bajo un contexto y unas condiciones específicas en donde resulta difícil indicar, mediante
una valoración ex-ante, que el sujeto agente efectivamente podía actuar de manera
diferente a como actuó.

Siendo así, sí al sujeto no se le podía exigir otra conducta debido a las condiciones de
vulnerabilidad y desprotección en las que se encontraba y que ponían en un inminente
riesgo un bien jurídico del cual este o su familia es titular, comúnmente la vida por falta
prolongada de alimento, situación que impide inevitablemente la supervivencia; es clara
la imposibilidad de realizar un juicio de reproche respecto de la actuación del sujeto, y
por lo mismo no hay lugar, dogmáticamente hablando, a que la conducta sea indicada
como culpable, razón por la que, como el mandato legal del numeral 7 del articulo 32 del
Código Penal impone, el sujeto no tendría responsabilidad penal.

Por otro lado, es importante aclarar que este breve análisis de algunos de los principios
rectores del derecho penal aplicados a este caso específico, son netamente con fin teórico
general. Ya que como se evidencia cada caso puede variar dependiendo los hechos que lo
acontecieron.

En conclusión, el sistema penal colombiano se sustenta en un conjunto de principios


rectores que guían su funcionamiento y su misión de administrar justicia. Entre estos
principios, la dignidad humana, la antijuricidad y la culpabilidad ocupan un lugar central.
A lo largo de este ensayo, hemos explorado cómo estos principios se aplican en el
contexto de personas en situación de vulnerabilidad que, en ocasiones, se ven obligadas
a cometer conductas punibles por necesidad.

Se debe asegurar que la justicia se administre con sensibilidad y respeto por las personas
en condición de vulnerabilidad. Estos principios sirven como baluartes de un sistema de
justicia que busca equilibrar la protección de la sociedad con el respeto a la dignidad y
los derechos de todos los individuos, la aplicación de estos en casos de vulnerabilidad
refleja un compromiso con los valores constitucionales y humanitarios que definen al
sistema penal colombiano en su búsqueda de justicia y humanidad.

Bibliografía

Codigo Penal. (24 de Julio de 2000). Ley 599 del 2000.


Constitucion Politica de Colombia . (1991).
Corte Constitucional Colombiana. (28 de Noviembre de 2017). Sentencia T-701-2017.
Gomez, C. A. (2018). Introduccion a el derecho penal Constitucional . Nueva Juridica .
Gómez, C. A. (2020). El principio de la antijuricidad material. Externado.
Guzmán, A. J. (1998). Apuntes de Derecho penal . Bogota: Ediciones Jurídicas Gustavo
Ibáñez Ltda.

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