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2do año Historia y FEC Profesor: Matías Aguilar

EL ORDEN INDEPENDIENTE
El republicanismo latinoamericano
Los nuevos países surgidos de las guerras de independencia en América latina debieron definir la
organización de instituciones que reemplazaran el sistema colonial y adoptar una forma de gobierno. Aunque
algunos dirigentes del período propusieron la monarquía, finalmente prevaleció la forma de gobierno
republicana.
Para lograr una organización política estable, los grupos dirigentes de estas nuevas repúblicas intentaron
dictar constituciones. Sin embargo, las frecuentes disputas internas llevaron a guerras civiles que impidieron
la sanción o la puesta en práctica de las constituciones. Así, por ejemplo, sucedió en el Río de la Plata con la
Constitución unitaria dictada en 1819, que fue rechazada por las provincias.

Militarización y ruralización
Las revoluciones de independencia pusieron fin al orden colonial dominado por las ciudades y
los grupos económicos ligados a ellas. Desde 1810, la guerra se extendió por el territorio
hispanoamericano, con consecuencias como la militarización, la ruralización y el caudillismo.
Para hacer frente a la guerra contra los realistas, los gobiernos revolucionarios organizaron dos
tipos de fuerzas militares: ejércitos regulares, con una oficialidad predominantemente criolla, y
milicias rurales, destinadas a custodiar el orden local. La principal fuente de hombres para esta
organización militar fue el campo. Esto se debió a que las áreas rurales, que eran lugares donde se
producía para exportar, concentraban más población que las ciudades.
Las milicias rurales quedaron bajo el control de los terratenientes o de sus representantes.
Estos actuaron como delegados de las autoridades, quienes a su vez dictaron normas que
colocaban a la población rural bajo la protección de los terratenientes. Estas disposiciones
permitían el control de la mano de obra y aseguraban la provisión de soldados.
Durante las guerras, el vínculo entre los jefes de milicias y los gobiernos se fue deteriorando. El
aumento de los impuestos y las contribuciones a las poblaciones rurales, los desacuerdos políticos
y las disputas por cuestiones económicas contribuyeron al enfrentamiento entre algunos jefes de
milicias y las autoridades. Así sucedió, por ejemplo, en el Río de la Plata entre Artigas y los
gobiernos porteños.
Mientras que los ejércitos regulares aseguraban el cobro de las cargas impuestas por los
gobiernos del período, las milicias expresaron el descontento de los sectores sociales agobiados
por el peso de esas exacciones. Como consecuencia, las milicias comenzaron a independizarse del
gobierno central y sus jefes recurrieron a ellas como base de un poder autónomo. De este modo se
originó un nuevo orden político sustentado en el poder militar de los caudillos o jefes locales.
El caudillismo
El caudillismo surgió en Hispanoamérica durante el período de la guerra de independencia y
de los debates y las luchas por la conformación del Estado en las nuevas naciones.
A diferencia del ejército regular, en el que la obediencia del soldado responde al principio de
verticalidad, en las milicias el vínculo entre los caudillos y sus hombres se sustentaba en la lealtad.
Los caudillos movilizaban a estas tropas a cambio de ciertos beneficios.
Este vínculo implicaba reciprocidad, ya que cada parte aportaba algo. Sin embargo, la relación
no se daba en condiciones de igualdad. Los caudillos eran poseedores de tierras y de poder político
y militar, y siempre se colocaban “por encima” de sus hombres. Eran la fuente de autoridad en la
localidad, región o provincia bajo su dominio. En algunos casos, llegaron a tener el control de
territorios más amplios, incluso el poder central, por medio de sistemas de acuerdos o alianzas o la
imposición por la fuerza.
Vínculos personales
El poder de los caudillos se sostenía, fundamentalmente, en dos tipos de vínculos. Uno, el que
colocaba a cada caudillo en relación de alianza o de enfrentamiento con sus pares, los otros
caudillos. El otro era el que lo ligaba con sus subordinados, con los que tenía un trato personal.
Precisamente, sus hombres lo obedecían porque el caudillo les ofrecía trabajo, protección, alguna
parcela de tierra para producir sus alimentos o criar animales y, en algunos casos, hasta se
convertía en padrino de sus hijos. La lealtad al jefe quedaba por encima de cualquier otra forma de
obediencia, como el acatamiento a las disposiciones de los gobiernos legalmente constituidos.

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Los cambios económicos en el Rio de la Plata
Desde 1810, los gobiernos revolucionarios de las Provincias Unidas del
Río de la Plata establecieron el libre comercio, dejando sin efecto las
restricciones que habían estado vigentes durante la época colonial. Esta
decisión, que beneficiaba a los comerciantes, llevó a que ingresaran a bajo
precio productos manufacturados en las fábricas británicas. Estos bienes
competían con las producciones artesanales del Interior, que en muchos
casos (sobre todo, los tejidos) perdieron mercados. En cambio, se vieron
favorecidos los hacendados, en particular los bonaerenses, cuyas estancias
producían cueros, sebo y carne salada, que eran los principales bienes de
exportación.
En el Interior, la guerra de independencia llevó a la desarticulación de
los circuitos comerciales anteriores a 1810. Estos circuitos se basaban en la
producción destinada al Alto Perú, que al quedar en manos realistas ya no fue un mercado para la ganadería y las artesanías de
provincias como Salta, Tucumán y Córdoba.
Por otra parte, fue muy frecuente que los ejércitos se abastecieran con la confiscación de ganado, alimentos y otros bienes en las
zonas de los combates. También se recurría a los trabajadores rurales y los esclavos para incorporarlos como soldados, lo que quitaba
mano de obra para la producción. Las economías más perjudicadas por estos factores fueron las de las provincias donde se desarrollaron
las guerras, como las provincias del Interior y del litoral.
El predominio del puerto
En Buenos Aires, muchos hombres se incorporaron a los ejércitos y, para
financiar las campañas militares, los gobiernos aumentaron los impuestos y
las contribuciones, en especial sobre los comerciantes españoles. Pero, en
comparación con el Interior, la ciudad y la campaña bonaerenses se vieron
menos afectadas por las guerras.
En cambio, la política aduanera aplicada por los gobiernos centrales
favoreció su economía. Desde la Primera Junta hasta el final del Directorio se
aplicaron bajos impuestos a la importación y a la exportación para favorecer
el comercio con el exterior, sobre todo con Gran Bretaña y el Brasil. La
entrada y salida de productos por el puerto de Buenos Aires aumentó
considerablemente, por lo que la recaudación aduanera se incrementó, pese
a cobrar aranceles (impuestos a la importación y la exportación) más bajos.
El puerto de Buenos Aires controlaba el comercio exterior y las
autoridades cobraban un derecho de paso a los buques que remontaban los
ríos Paraná y Uruguay. Esto perjudicaba a los ganaderos y comerciantes del
Litoral y fue una de las principales causas económicas de que, en su mayoría, apoyasen las propuestas federales del artiguismo. Un
reclamo reiterado de estos sectores fue la libre navegación de los ríos interiores.
Inestabilidad, militarización y caudillismo
Entre 1810 y 1820, la situación política de las Provincias Unidas estuvo marcada
por una gran inestabilidad. Esta se debió a un conjunto de factores, cuyo trasfondo
era la guerra entre patriotas y realistas: la existencia de proyectos diferentes entre
los revolucionarios (morenistas y saavedristas, republicanos y monárquicos,
federales y centralistas) y los distintos intereses económicos y políticos de Buenos
Aires y de las provincias, entre otros aspectos fundamentales. La misma guerra de
independencia se convirtió en un factor de inestabilidad, ya que según el curso de la
misma se produjeron cambios de gobierno, como el reemplazo de la Junta Grande
por el Primer Triunvirato (como consecuencia de la derrota de la primera expedición
al Alto Perú) y la caída de ese Primer Triunvirato (tras la victoria de Belgrano en la
batalla de Tucumán), entre otros ejemplos.
Las guerras, además, hicieron que el proceso de militarización, iniciado en la
ciudad de Buenos Aires durante las invasiones inglesas, se consolidase y extendiese
en el conjunto de las Provincias Unidas. Muchos criollos, incluidos miembros de
familias de menores recursos dentro de la elite, encontraron en la carrera militar un
ámbito para adquirir mayor poder político y posición social. El papel de los cuerpos
armados (ya fuesen los ejércitos regulares o las milicias) cobró gran importancia para
definir la situación política y dio un creciente poder a sus jefes, tanto en el gobierno
central como en las provincias. En la crisis de las Provincias Unidas, esos jefes
militares se convirtieron en caudillos políticos que asumieron el gobierno o
influyeron en las decisiones acerca de quién gobernaría.

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LA ETAPA RIVADAVIANA
Tras la disolución de las autoridades nacionales en 1820, las provincias se organizaron en entidades autónomas. Los intentos de
reunificación fracasaron debido a la existencia de distintos proyectos políticos. Bernardino Rivadavia, primero como ministro de la
provincia de Buenos Aires y luego como presidente de la nación, fue protagonista clave durante la década del 1820.
La crisis de 1820
A principios de 1820, la batalla de Cépeda puso fin al régimen directorial. Las Provincias Unidas se constituyeron, entonces, en un
conjunto de provincias autónomas que no respondían a ninguna autoridad central.
A pesar de los numerosos conflictos que se plantearon por el control del poder, gradualmente cada provincia comenzó a gobernarse
por sí sola, dicto un estatuto o constitución y organizó sus instituciones: un gobernador (Poder Ejecutivo), una Legislatura o Junta de
Representantes (Poder Legislativo) y jueces y tribunales de justicia (Poder Judicial).
Así sucedió con la provincia de Buenos Aires que, después de un período de crisis política, a fines de 1820 organizó una Junta de
Representantes. Esta institución integrada por hacendados y comerciantes, eligió a Martín Rodríguez nombró como gobernador.
Las reformas de Rivadavia
Bernardino Rivadavia, ministro del gobierno de Martín Rodríguez, fue el principal
impulsor de las transformaciones que se produjeron en la provincia de Buenos Aires.
La reformas político administrativas: se suprimieron los cabildos existentes y se creó la
Junta de Representantes. Para elección de los representantes se estableció el sufragio
universal masculino, es decir que todos los varones mayores de edad de todas las clases
sociales podían votar.
Las reformas militares: Se dispuso por ley el retiro de muchos militares; pero como fue
muy difícil cubrir las vacantes se recurrió a reclutamiento forzosos a través de las leyes de
vagos. Al nuevo ejército se le asigno como tarea principal la defensa de la frontera y de las
áreas rurales contra los ataques indígenas.
Las reformas eclesiásticas: el gobierno suprimió el diezmo y algunas órdenes
religiosas, cuyos bienes pasaron al Estado provincial.
Las reformas culturales: favorecieron la libertad de prensa y de educación. Durante
este período circularon varios periódicos y se crearon la Sociedad Literaria y la Sociedad de
Beneficencia. Esta última estableció las primeras escuelas para niñas. También se abrieron
escuelas públicas en la ciudad y en el campo. En 1821, el gobierno fundo la Universidad de
Buenos Aires.
El Congreso de 1824-1827
El nuevo gobernador de Buenos Aires, Gregorio de las Heras, convocó a un Congreso General Constituyente. Los representantes del
Congreso fueron elegidos por las provincias en número proporcional a su población, por lo que la delegación de Buenos Aires tuvo más
presencia a la hora de las decisiones.
En 1825 el Congreso estableció un Poder Ejecutivo provisorio en manos del gobernador de la provincia de Buenos Aires, quien
quedaba a cargo de las relaciones exteriores y la guerra. Las provincias conservaban su autonomía y la constitución que dictase el
Congreso debía ser ratificada por ellas para entrar en vigencia.
La guerra con el Brasil
En 1816 las fuerzas portuguesas habían invadido la
Banda Oriental y logrado derrotar a Artigas y sus
seguidores. El imperio del Brasil aunque no contaba con
el apoyo de la población oriental, mantuvo el control
sobre la Banda Oriental, a la que denomino provincia
Cisplatina
En 1825, Juan Antonio Lavalleja, con apoyo de los
hacendados y comerciantes de Buenos Aires, Santa Fe Y
Entre Ríos, organizó la expedición de los Treinta tres
Orientales. Desembarcó en las costas uruguayas, donde
con refuerzos locales venció a los brasileños en Sarandí y
puso sitio a Montevideo. Los representantes del pueblo
oriental, reunidos en el Congreso de la Florida,
decidieron la reincorporación de la Banda Oriental a las
Provincias Unidas.

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Como el Congreso reunido en Buenos Aires aceptó
esta decisión, el Brasil declaró la guerra a las Provincias
Unidas. A principios de 1826, comenzaron los combates
terrestres y las acciones navales.
Pese al importante triunfo de Carlos de Alvear en la
batalla de Ituizangó (1827). La falta de recursos les
impidió perseguir al enemigo y definir la guerra. Otro
escenario de la guerra fuel el río. La flota brasileña
bloqueó el puerto de Buenos Aires, lo que paralizó el
comercio. La guerra se prolongó, en perjuicio de los
intereses económicos de los hacendados y de los
comerciantes locales y extranjeros.
La presidencia de Rivadavia
La guerra con el Brasil hizo necesario crear u gobierno central que se ocupara de ese tema y de las relaciones exteriores en nombre
de todas las provincias. A comienzos de 1826, el congreso dictó la Ley de Presidencia, por la cual se estableció un Poder Ejecutivo
nacional a cargo de Bernardino Rivadavia.
Rivadavia representante del proyecto unitario, tuvo desde el principio de su gestión una fuerte oposición de los federales del
Interior, encabezada por el caudillo riojano Facundo Quiroga. El conflicto se combinaba intereses económicos y políticos. Rivadavia
intento crear una compañía con capitales ingleses y porteños para explotar las minas de oro de Famatina, ubicadas en el territorio
riojano, lo que fue rechazada por Quiroga. Por otra parte, el general Gregorio Aráoz de Lamadrid, enviado al interior a reclutar tropas
para la guerra con el Brasil, depuso al gobernador de Tucumán. Esto provocó la protesta de los caudillos federales y el inicio de
enfrentamientos armados con las fuerzas del ejército nacional.
Por su parte, el pueblo de Buenos Aires se dividió cuando el Congreso aprobó la Ley de Capitalización. Esta ley declaraba a Buenos
Aires capital del poder nacional recientemente creado, al que subordinaba parte de su territorio. Debido a esta decisión, la provincia
perdía la principal franja para el comercio exterior y los recursos aduaneros, que pasaban a manos del gobierno nacional. Los grandes
comerciantes y hacendados se resistieron a la pérdida de su autonomía, le quitaron el apoyo político a Rivadavia y se sumaron a los
federales.
La disolución de las autoridades nacionales
En Diciembre de 1826, el Congreso a instancia de Rivadavia, sancionó una constitución centralista. Este documento proclama que el
presidente duraba cinco años en sus funciones y era encargado de elegir a sus gobernadores. Además, se establecía el sufragio
restringido: criados, peones, jornaleros, soldados de líneas y “vagos” no podía votar.
En defensa del federalismo las provincias rechazaron esta constitución, por los que Rivadavia quedó en situación de debilidad. A esto
se sumó el rechazo generalizado a un acuerdo de paz firmado por el representante diplomático enviado a Río de Janeiro, según el cual la
Banda Oriental quedaba en poder del Brasil. En junio de 1827, Rivadavia renunció, de esta manera se inicia un nuevo período sin
autoridades nacionales, El Congreso se disolvió, la provincia de Buenos Aires se hizo cargo del manejo de la guerra y las relaciones
exteriores y las provincias reasumieron su plena soberanía.

ACTIVIDADES
1) ¿Cuál es la situación de las Provincias Unidas en 1820? Explicar que realiza cada provincia.
2) ¿Cuál de todas la reformar que realiza Bernardino Rivadavia en Buenos Aires te parece más importante? Explica o fundamenta por
qué es importante.
3) En el Congreso de 1824-1827 ¿cuál es la provincia que tiene mayoría de diputados? ¿Qué decisión política se toma en el Congreso?
4) a) ¿Cuál es el motivo del conflicto entre las Provincias Unidas y el Imperio Brasil?
b) Explicar cómo inicia la guerra.
c) ¿A pesar de que el ejército de las Provincias Unidas obtuvo importantes triunfos y por qué no se logró una victoria definitiva?
d) ¿Por qué la guerra perjudicaba los intereses económicos de los hacendados y de los comerciantes locales y extranjeros?
5) Completar el cuadro sinóptico sobre la presidencia de Bernardino Rivadavia que el profesor realizara en la pizarra.

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HISTORIA: LA ÉPOCA DE ROSAS
La guerra civil en Buenos Aires
En 1827 se designó como gobernador de la provincia de Buenos Aires a Manuel Dorrego, un
federal con gran influencia sobre los sectores populares urbanos.
Dorrego debió enfrentar tanto la oposición de los unitarios desplazados del poder como la de
los federales del Interior, que desconfiaban del él por su condición de porteño. Su desprestigio
creció cuando acepto poner fin a la disputa con el Brasil mediante la concesión de la independencia
de Banda Oriental, que se convertiría en la República Oriental del Uruguay. Los militares que habían
combatido en la guerra se sintieron traicionados por esta decisión, que parecía desconocer los años
de lucha. Algunos oficiales aceptaron colaborar con los grupos unitarios que querían recuperar el
poder.
El 1 de diciembre de 1828, Juan Lavalle dirigió un golpe de Estado en Buenos Aires. Una
asamblea, organizada por los unitarios al margen de las leyes vigentes, lo nombró gobernador.
Lavalle derrotó a Dorrego y, por presión de los dirigentes unitarios, lo fusiló sin juicio previo. Esta
drástica decisión generalizó la guerra civil en el territorio bonaerense.
A principio de 1829, fuerzas federales santafesinas y bonaerenses se enfrentaron a Lavalle. El
hacendado federal Juan Manuel de Rosas propicio un levantamiento de la campaña contra el
gobierno unitario. En abril, Lavalle fue derrotado y debió pactar con Rosas. Finalmente, Juan José
Viamonte fue elegido como gobernador interino.

El primer gobierno de Rosas


En diciembre de 1829, la Legislatura de Buenos Aires eligió como gobernador de
Buenos Aires a Juan Manuel de Rosas. Contaba con el apoyo de grupos sociales altos
(hacendados y comerciantes) y de los sectores populares urbanos y rurales.
La Legislatura le concedió al nuevo gobernador facultades extraordinarias, es decir, la
posibilidad de suspender las garantías individuales (libertad de tránsito, reunión y
expresión). Esta concesión se justifica por la situación de violencia que había vivido la
provincia y que continuaba en el Interior. Además, se le otorgó el título de Restaurador de
la Leyes, porque había restablecido las instituciones provinciales.
Esta gobernación fue un período de prosperidad para la provincia, en el que
aumentaron las exportaciones ganaderas. Rosas ordenó las finanzas públicas y controlo el
gasto público. Con respecto a sus enemigos, siguió una política intransigente y persiguió a
la prensa opositora. Como símbolo federal, impuso el uso de la divisa punzó a los
empleados civiles, militares y eclesiásticos.

El sistema de alianza
Al igual que Lavalle, otro jefe militar había combatido en la guerra contra el Brasil, José
María Paz, volvió a imponer el unitarismo en el Interior. Paz derrotó al gobernador de Córdoba,
Juan Bautista Busto, y tomó el poder en esa provincia. También derroto al caudillo riojano
Facundo Quiroga en las batallas de las Tablada (1829) y Oncativo (1830). Como consecuencias,
Quiroga se retiró a Buenos Aires, donde Rosas le ofreció ayuda. Paz extendió su poder a un
conjunto de provincias (Córdoba, Tucumán, Salta, Mendoza, San Juan, San Luis, La Rioja,
Santiago del Estero y Catamarca) que formaron una alianza opuesta al federalismo porteño y
del litoral, llamada la Liga del Interior.
Al mismo tiempo, en el litoral se conformó otro bloque, de ideología federalista. En 1831,
Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe establecieron el Pacto Federal. Sus objetivos eran enfrentar
las fuerzas de Paz y formar una comisión representativa de los gobierno provisionales, con
facultades para celebra la paz, declara la guerra e invitar a las demás provincias a unirse bajo el
sistema federal.
En mayo de 1831, cuando Paz se disponía a atacar a las fuerzas santafesinas, fue
sorprendido por un grupo de enemigos, que lo tomó prisionero. Durante los meses siguientes,
los ejércitos federales dirigidos por Estanislao López y Facundo Quiroga derrotaron a las
fuerzas de la Liga de Interior. Hacia fines de ese año, todas las provincias habían adherido al
Pacto Federal y los caudillos federales controlaban la situación: Quiroga en el Interior, López en el Litoral y Rosas en Buenos Aires.

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ACTIVIDADES
1) ¿Luego de la caída de Rivadavia, a quién se elige como gobernador de Buenos Aires y de quien recibe el apoyo?
2) Completar el esquema conceptual que el profesor realizara en la pizarra.
3) Leer la carta de Dorrego y responder:
a) ¿A pesar de ser fusilado injustamente, qué tipo de mensaje deja Dorrego a sus amigos y esposa?
La última carta a su esposa y el anillo de bodas para su hijita
"Vaya usted e intímelo que dentro de una hora será fusilado", ordenó el general Juan Lavalle a su edecán, Juan Estanislao Elías. Al
escucharlo, el prisionero, el coronel Manuel Dorrego, se dio un golpe en la frente y exclamó: "¡Santo Dios!". No perdió la entereza y pidió
a su compadre, el general Gregorio Aráoz de Lamadrid, que le alcanzara un tintero y papel, para dejar en orden sus cuentas y despedirse
de su familia.
Dejó su anillo de bodas a Angelita, su hija menor, de 7 años. A Isabel, de 12, devolvió los tiradores de seda que le había bordado.
Pidió la chaqueta a su compadre y se quitó la suya, para hacérsela llegar a su esposa.
"Mi querida Angelita —le escribió—: En este momento me intiman que dentro de una hora debo morir; ignoro por qué; más la
Providencia divina, en la cual confío en este momento crítico, así lo ha querido. Perdono a todos mis enemigos y suplico a mis amigos
que no den paso alguno en desagravio de lo recibido por mí. Mi vida: Educa a esas amables criaturas; sé feliz, ya que no lo has podido ser
en compañía del desgraciado Manuel Dorrego".

El fusilamiento de Dorrego por Gustavo Campodónico


4) Explicar a qué se refieren los siguientes símbolos de la obra de Gustavo Campodónico:
a) Los dos caballos:
b) La mujer llorando:
c) El soldado mirando el horizonte:
d) La mujer sobre los caballos:
5) ¿Qué sucedió en Buenos Aires luego del fusilamiento de Dorrego? ¿Quién surge como nuevo líder en la Provincia?
6) ¿Qué eran las facultades extraordinarias que recibió Rosas y qué título le fue otorgado?
7) ¿Qué hizo Rosas con sus enemigos?
8) ¿Qué jefe importante tuvo el unitarismo?
a) ¿Sobre qué provincias extendió su poder? ¿Qué nombre recibió la alianza unitaria de todas estas provincias?
9) ¿Qué provincias eran federales y cómo se llamó el acuerdo que firmaron?
10) ¿Cuáles eran los objetivos del Pacto Federal?
11) ¿Cuál es el motivo de la derrota unitaria?
12) ¿Cómo quedo repartido el territorio de las Provincias Unidas luego del triunfo federal?

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BUENOS AIRES UNA PROVINCIA EN EXPANSIÓN

Durante la década de 1820 y 1830, la provincia de Buenos Aires atravesó período de gran prosperidad económica. Para responder a la
creciente demanda externa de productos ganaderos, se incorporaron nuevas tierras a la producción y aumentaron las actividades de las
estancias y los saladeros.

La incorporación de nuevas tierras

Durante la primera década independiente, los indígenas


ocupaban gran parte del territorio bonaerense. Además,
como los gobiernos del período destinaron las fuerzas
militares a la guerra de la independencia y los
enfrentamientos civiles, la frontera estuvo descuidada
recrudecieron los malones contra las estancias y los
fortines. Alarmados por estos ataques y alentados por la
creciente demanda externa, los hacendados
bonaerenses emprendieron la expansión de la frontera
en la década de 1820.

En 1823, el gobernador Martín Rodríguez realizó una


“campaña al desierto”, que permitió extender la
frontera hasta Tandil. Las tierras obtenidas fueron vendidas o cedidas por el gobierno a partidarios de la política oficial.

Estos mismos grupos se beneficiaron con la Ley de Enfiteusis dictada por Rivadavia. Mediante esta ley, la provincia de Buenos Aires,
entregó enormes extensiones en alquiler. Sin embargo, muchos propietarios incorporaron esas tierras de manera definitiva a su
patrimonio.

En 1833, tras completar su primer mandato, Rosas dirigió una nueva campaña que llego hasta el río Colorado. Con ella incorporó 2.900
leguas cuadradas de tierras a la producción ganadera y frenó los ataques indígenas, mediante alianzas con algunas comunidades. Como
había ocurrido antes, las nuevas tierras fueron distribuidas entre los partidarios del gobierno.

Estancias y saladeros

Desde la época colonial, la unidad de producción característica de la provincia de


Buenos Aires era la estancia. A partir de 1810 se agregó una actividad de tipo
industrial: el saladero, que contribuyó al incremento del comercio porteño.

Las estancias eran establecimientos rurales dedicados a la cría extensiva de ganado,


sobre todo vacuno, aunque también había caballos y ovejas. Tenían una casa
principal, generalmente ubicada en el centro de la propiedad, para el hacendado y
su familia. En las cercanías se construían corrales con postes y una tranquera para
encerrar el ganado, en caso de que fuera necesario. El resto de la estancia estaba
dividida en puestos, donde un puestero se ocupaba de cuidar el ganado que se
criaba suelto, en ese lugar. Cada puestero dependía de un capataz y todo ellos, a su
vez, de un mayordomo.

Las tareas que se realizaban en las estancias no requerían mucho personal ni de


grandes inversiones en tecnología. En cambio, los saladeros fueron los primeros
establecimientos industriales y necesitaban más mano de obra –a la que se le
pagaba salario- e inversiones de capital que solo podían realizar algunos
hacendados. Estos, generalmente, formaban sociedades entre ellos o con
comerciantes locales o extranjeros.

Los trabajadores de los saladeros hacían variadas tareas: extraían el sebo para hacer
velas y jabones o para exportar, mediante máquinas de vapor importadas de Gran
Bretaña; elaboraban tasajo, que era carne salada destinada a la alimentación de los
esclavos del Brasil y de Cuba; y preparaban distintos tipos de cueros (por ejemplo,
para tapicería, calzado y encuadernación) que se exportaban a Europa y los Estados Unidos.

La introducción del saladero en Buenos Aires y en las provincias del litoral produjo una diferenciación entre los hacendados. Aquellos
que pudieron costear la instalación de uno o más de estos establecimientos ocuparon un lugar más alto en la pirámide social. Este fue el
caso de Rosas, en Buenos Aires y el de Justo José de Urquiza, en Entre Ríos.

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EL SEGUNDO GOBIERNO DE ROSAS
Al finalizar su primer mandato, Rosas fue reelegido gobernador por la Legislatura
bonaerense, Sin embargo, como no le renovaron las facultades extraordinarias, no aceptó el
cargo y abandonó la ciudad para realizar la campaña al “desierto” de 1833.
La situación de las Provincias Unidas se agravó en 1835, cuando Facundo Quiroga, aliado
de Rosas, fue asesinado por los hermanos Reinafé, dueños del gobierno de Córdoba. Está
noticia conmovió a la sociedad, que empezó a pedir mayor seguridad. En Buenos Aires, el
deseo de un gobierno fuerte llevó nuevamente a la elección de Rosas como gobernador. Para
que este aceptara el cargo, la Legislatura le concedió nuevamente las facultades
extraordinarias y, además, la suma del poder público. Esto significaba que Rosas, además de
ejercer el Ejecutivo provincial, podía tomar decisiones que eran propias de los poderes
legislativo o judicial.
Facundo Quiroga
La Confederación bajo el rosismo
Una vez que consolidó su autoridad en Buenos Aires, Rosas fue extendiendo su poder a las
demás provincias. La falta de caudillos opositores poderosos y la aceptación de su poder por los
caudillos federales del Interior facilitaron la conformación de la Confederación Argentina, basada en
el Pacto Federal de 1831.
Rosas asumió distintas funciones: estaba encargado dela relaciones exteriores y del mando de los
ejércitos federales, podía intervenir en las provincias en que peligrase la causa federal y juzgar los
delitos federales; controlaba el tráfico fluvial de los ríos Paraná y Uruguay y vigilaba la circulación de
publicaciones. De este modo, Rosas ejercía de hecho un poder de alcance nacional, sin que hubiera
una constitución. Él mismo se oponía firmemente a la convocatoria de un congreso constituyente,
argumentando que los debates generarían más divisiones y enfrentamientos.
Aliados y opositores
Rosas contaba con un gran consenso en la provincia de
Juan Manuel de Rosas Buenos Aires. Hacendados, comerciantes, militares y
sectores medios apoyaron su gestión, ya que lo veía como
promotor del orden y la prosperidad bonaerense. También tuvo la adhesión de las clases bajas
rurales y los sectores populares urbanos, en particular la población negra de la ciudad de
Buenos Aires.
Sin embargo, para Rosas el orden consistía en acallar todas las voces opositoras, tanto la de
los unitarios como la de los federales dogmáticos. Por eso dispuso numerosas cesantías de
empleados civiles y militares y de miembros de la Iglesia. Además, impuso a toda la población el
uso de la cinta punzó, como símbolo de incondicionalidad política.
Para imponer su política represiva contaba con la Sociedad Popular Restauradora. Algunos
de sus integrantes formaron la Mazorca, un grupo encargado de realizar acciones violentas
contra los enemigos políticos.
Debido a la creciente persecución política, muchos opositores optaron por emigrar. En su
mayoría, los unitarios, los federales opositores e intelectuales de la generación del 37 que huían
de la represión del régimen rosista, se dirigieron a Montevideo. Soldado Federal
La política comercial de Rosas
Rosas mantuvo una política d puerto único, es decir que solo Buenos Aires funcionaba como puerto de entrada y salida de
mercaderías. A pesar de los reclamos de las provincias del Litoral, no permitió la libre navegación de los ríos Paraná y Uruguay.
En 1835 dictó la Ley de Aduana que favoreció a las economías del Interior al establecer el cobro de altos aranceles a los productos
extranjeros que competían con la producción local. Además, esta ley prohibía la entrada de ciertos productos que podían fabricarse
localmente, como herrajes para puertas y ventanas, manufactura de latón, espuelas, frenos y botones de asta, hueso o madera. Para
proteger la agricultura se regulo la importación de trigo y harina.
Aunque la ley de carácter proteccionista fue muy bien recibida en las provincias del Interior, no solucionó los problemas del litoral,
que siguió sujeto a la intermediación del puerto de Buenos Aires.
Los levantamientos en el litoral y el Interior
En 1839, Juan Genaro Berón de Astrada, gobernador de Corrientes, una de las provincias perjudicadas por la política comercial de
Rosas, inició un levantamiento que fue derrotado.
Ese mismo año, con apoyo francés y de los emigrados de Montevideo, Lavalle invadió Entre Ríos para iniciar la campaña contra
Rosas. En julio 1840, derrotado en esa provincia y sin el apoyo de la población local, se dirigió al Noroeste, donde se había producido un
levantamiento. Las provincias de Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja y Córdoba, en reclamo por la política intervencionista de

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Rosas y estancamiento económico, habían formado la Coalición del Norte. Para unirse a las fuerzas militares de esa alianza, Lavalle
avanzó sobre Córdoba, pero fue derrotado por tropas rosistas en Quebracho Herrado, en noviembre de 1840.
Durante la década de 1840, Rosas mantuvo el control de la Confederación a través de sus gobernadores aliados: Felipe Ibarra
(Santiago del Estero), Nazario Benavídez (San Juan) y Justo José de Urquiza (Entre Ríos)
El bloqueo anglo-francés
Batalla de la vuelta de Obligado A partir de 1839, Rosas intervino en la política
del Uruguay, a favor de su aliado, Manuel Oribe.
Esta intervención preocupó a Francia y Gran
Bretaña, que tenía fuertes intereses comerciales en
la región del Río de la Plata y pretendían la
apertura del comercio a través de los ríos Paraná y
Uruguay.
En 1843, Oribe, auxiliado por una escuadra
enviada por el gobernador porteño, inició el sitio a
Montevideo. Los emigrados unitarios y extranjeros
que residían en esa ciudad organizaron la defensa y
pidieron la intervención de Gran Bretaña y Francia.
Las potencias europeas exigieron la retirada de las
fuerzas de la Confederación Argentina. Ante la negativa de Rosas, la flota anglo-francesa bloqueó el puerto de Buenos Aires en
septiembre de 1845.
Con la intención de dominar los ríos interiores e iniciar el comercio con los puertos del Litoral, la flota anglo-francesa remontó el
Paraná. El 20 de noviembre de 1845 se produjo el combate de la vuelta de Obligado. Después de una lucha desigual, en que las fuerzas
rosistas, conducidas por el general Lucio Mansilla, trataron de impedirles el paso, las naves extranjeras siguieron su recorrido hasta las
proximidades de Asunción del Paraguay. Sin embargo, no encontraron el mercado que esperaban: las provincias del litoral estaban
empobrecidas y no tenían recursos para comprar bienes importados.
Rosas se mantuvo firme es su apoyo a Oribe, el no reconocimientos del gobierno de Montevideo y el rechazo a la libre navegación
de los ríos interiores. Francia y Gran Bretaña intentaron convencerlo por la vía diplomática, pero fracasaron.
Esta situación perjudicó, particularmente, a los comerciantes ingleses, para los cuales el mercado más importante era Buenos Aires.
Por eso, el gobierno británico negoció el fin de bloqueo en 1847. Lo mismo hizo Francia el año siguiente.
La alianza antirrosista
La finalización del conflicto con las potencias europeas y la instauración de la paz interna parecían anunciar un largo período de
predominio de Rosas. Sin embargo, la resistencia del Restaurador a convocar al congreso constituyente para organizar definitivamente al
país y su negativa a satisfacer los reclamos de las provincias del litoral llevaron a la formación de una nueva alianza opositora.
Durante la década de 1840, la provincia de Entre Ríos había alcanzado un importante desarrollo económico como productora
ganadera. Pero la política comercial de Rosas impedía que se comercializara a través de los puertos de los ríos Paraná y Uruguay. El
gobernador entrerriano, Justo José de Urquiza, que había sido uno de los más importantes aliados de Rosas, decidió crear una alianza
contra el gobernador porteño. Para ello inició contactos con el gobernador de Corrientes y con representantes del Brasil y los
“colorados” del Uruguay.
El pronunciamiento de Urquiza
A comienzo de 1851, Urquiza hizo pública su oposición a favor de la organización nacional. El
1 de mayo de ese año, e l gobernador entrerriano público u decreto, conocido como el
Pronunciamiento de Urquiza, en el que expresaba la decisión de su provincia de reasumir el
ejercicio de las relaciones exteriores e invitaba a los demás gobiernos provinciales a organizar
constitucionalmente la nación. Solo la provincia de Corrientes adhirió a su propuesta.
Urquiza consolidó su alianza con el Brasil y los enemigos de Rosas para formar un ejército. Los
emigrados argentinos y el gobierno de Montevideo decidieron aliarse con Urquiza porque temían
que la ciudad cayera en poder de Oribe, aliado del Restaurador. Por su parte, el Brasil rivalizaba
con Rosas por el control de la cuenca del Plata y por la intervención en el Uruguay.
El fin de la Confederación rosista
En Buenos Aires, las acciones de Urquiza despertaron una reacción popular a favor de Rosas.
Este, como no creía que su poder corriera verdadero peligro, no ordenó preparativos militares
especiales. Justo José de Urquiza
Mientras tanto, los integrantes de la alianza habían puesto fin al sitio de Montevideo y
formado el Ejército Grande, compuesto por unos treinta mil hombres. Al frente de esa fuerza y con apoyo de la escuadra brasileña en el
río Paraná, Urquiza inició la campaña contra el gobernador porteño. Finalmente, ambos ejércitos se enfrentaron en la batalla de Caseros,
el 3 de febrero de 1852, donde las tropas rosistas fueron derrotadas. Entonces Rosas presentó su renuncia ante la Legislatura y poco
después partió hacia Gran Bretaña, donde pasaría el resto de su vida.
Urquiza, tras su victoria en Caseros, convocó a los gobernadores de las demás provincias a reunirse para acordar la convocatoria a un
congreso constituyente.

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2do año Historia y FEC Profesor: Matías Aguilar

TRABAJO PRÁCTICO: LA CONFEDERACIÓN ROSISTA


El segundo gobierno de Rosas
1) ¿Cuál es el hecho trágico que conmovió a la población y empezó a pedir mayor seguridad?
2) ¿Cuándo asume su segundo gobierno, Rosas que poderes se le entrega?
La Confederación Argentina
Rosas extendió su poder por todas las provincias gracias a la falta de caudillos poderosos y la aceptación de los gobernadores de interior.
3) ¿Qué funciones asumió Juan Manuel de Rosas en la Confederación Argentina?
4) ¿Por qué Rosas se oponía a la convocatoria de un congreso constituyente?
5) Completar el Esquema

Juan manuel de Rosas

Recibió el apoyo Opositores


Utilizó una política represiva

La política comercial de Rosas


6) a) Explicar la política de puerto único que mantuvo Rosas
b) Explicar la ley de Aduana
El bloqueo anglo-francés
Batalla de la Vuelta de Obligado
7) ¿Cuáles son los motivos por qué Francia e Inglaterra deciden bloquear el puertos de Buenos Aires?
8) ¿Por qué la flota anglo-francesa no logró su objetivo de comerciar con las provincias del litoral?
El fin dela Confederación Rosista
9) a) ¿Por qué motivos se forma una nueva alianza para derrocar a Rosas?
b) ¿Quién es líder de esta nueva alianza contra Rosas y quiénes la integraban?
c) ¿Cuál es el nombre de la batalla en dónde se enfrentan las fuerzas de Rosas y Urquiza, cuál es el resultado y qué sucede con cada
líder?

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2do año Historia y FEC Profesor: Matías Aguilar
BUENOS AIRES Y LA CONFEDERACIÓN (1852-1862)
La batalla de Caseros puso fin al periodo de la Confederación rosista en febrero de 1852. Rosas partió al exilio en Inglaterra y
Urquiza entró con las tropas vencedoras en la ciudad de Buenos Aires, donde nombró gobernador provisional a Vicente López y Planes.
Muchos porteños se sintieron descontentos por la presencia del ejército en la
ciudad y por la pérdida de la hegemonía de su provincia en la política nacional. Por su
parte los exiliados antirosistas comenzaron a volver, pero sus expectativas chocaron
con las medidas tomadas por Urquiza, quien, en respeto de las autonomías
provinciales y para evitar nuevos enfrentamientos, se opuso al reemplazo de los
gobernadores el Interior que habían apoyado a Rosas.
Urquiza mostro un gran interés por concretar la organización nacional. Para
ello se reunió con los gobernadores y el 31 de mayo de 1852 firmaron el Acuerdo de
San Nicolás de los Arroyos, por medio del cual nombraron a Urquiza como director
provisorio de la Confederación Argentina y se estableció la convocatoria a un
Congreso General Constituyente en la ciudad de Santa Fe, al que asistirían dos Acuerdo de San Nicolás
diputados por provincia.
La secesión de Buenos Aires
Ante la nueva situación política, los grupos dominantes de Buenos Aires adoptaron distintas posiciones:
 Los federales defendían el proceso de organización nacional.
 Los autonomistas, cuyo líder era Valentín Alsina, se oponían a la política de Urquiza, a la capitalización de Buenos Aires y
a la nacionalización de la aduana. En caso de no lograr el predominio sobre la demás provincias, proponían la secesión
de Buenos Aires en un Estado independiente.
 Los nacionalistas, seguidores de Bartolomé Mitre, eran partidarios de la organización nacional, pero bajo la dirección de
Buenos Aires.
El debate sobre el Acuerdo de San Nicolás llegó a la legislatura bonaerense, el cual fue rechazado y provocó la renuncia del
gobernador Vicente López y Planes. En respuesta Urquiza ocupó militarmente la ciudad y asumió personalmente el gobierno de la
provincia. Sin embargo, la oposición no cesó y el 11 de septiembre de 1852, aprovechando que Urquiza se había marchado a Santa Fe
para la inauguración del Congreso Constituyente, los ciudadanos porteños se levantaron contra el gobierno nacional. La legislatura
porteña desconoció al Congreso Constituyente, retiró a sus diputados y reasumió el manejo de las relaciones exteriores. A partir de
entonces, Buenos Aires se separó de la Confederación.
La Constitución de 1853
En noviembre de 1853 se inauguraron las sesiones del Congreso General Constituyente en Santa Fe. Una comisión redactó el
proyecto a partir del cual se aprobó la Constitución. El texto fijaba que el Estado debía resguardar el bien público y las libertades
individuales y fomentar el progreso de la sociedad y la inmigración extranjera. La Constitución fue promulgada el 1 de mayo de 1853.
Los diputados adoptaron la forma de gobierno representativa, republicana y federal, lo que significaba que las provincias
conservaban su autonomía. Sin embargo, se trataban de autonomías restringidas, ya que el gobierno federal asumía amplios poderes,
entre ellos, la posibilidad de declarar el estado de sitio y el recurso de la intervención federal. Se estableció la división en tres poderes. El
Poder Legislativo, compuesto por dos cámaras, la de Senadores, integrada por dos senadores por provincia, y la de Diputados, elegidos
proporcionalmente al número de habitantes de cada provincia. Establecía un Poder Ejecutivo integrado por un presidente, acompañado
por un vicepresidente; elegidos por seis años. El Poder Judicial quedaba conformado por la Corte Suprema de Justicia y tribunales
inferiores.
Urquiza, presidente constitucional
En noviembre de 1853, Urquiza fue elegido presidente constitucional.
Debido a la separación de Buenos Aires, la ciudad de Paraná se constituyó en la
sede de las autoridades nacionales. Urquiza llamó a elección de diputados y
senadores para formar el primer Congreso Nacional. En cambio, la organización del
Poder Judicial fue más difícil, ya que faltaban personas capacitadas.
La Confederación debió enfrentar serios problemas: la falta de recursos, la
dependencia del puerto de Buenos Aires para el comercio exterior, diversas trabas
para organizar el mercado interno (cobro de derecho de tránsito entre las
provincias, dificultades en las comunicaciones y en el tránsito de mercaderías) y la
escasa recaudación aduanera y fiscal.
Urquiza tomó medida en pos de la unificación y modernización económica,
como la abolición de las aduanas interiores y los derechos de tránsito, la Justo José de Urquiza

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mejora en el sistema de correo, caminos y mensajerías, la habilitación del puerto de Rosario para el comercio exterior y el impulso a la
instalación de ferrocarriles y a la colonización.
En 1856, le Congreso aprobó la Ley de Derechos Diferenciales, que fijaba aranceles aduaneros más altos a las mercaderías que
provinieran de otros puertos. El objetivo era incrementar el comercio de la Confederación y perjudicar los intereses de Buenos Aires. Sin
embargo, estas medidas no dieron los resultados esperados y el puerto de Buenos Aires siguió siendo el principal centro del comercio
exterior del país.
El Estado de Buenos Aires
Después de desconocer el Acuerdo de San Nicolás, Buenos Aires se organizó como Estado independiente. En 1854 dictó una
Constitución que proclamaba el libre ejercicio de su soberanía. Para la provincia fue un periodo de gran prosperidad, debido a que el
aislamiento le permitió disfrutar de las rentas aduaneras en momento en que crecía el comercio exterior, sin tener que hacer frente a
gastos nacionales.
El gobernador Pastor Obligado comenzó un proceso de modernización, con novedades como la iluminación a gas, la inauguración
del primer Teatro Colón, la pavimentación de calles, la instalación de muelles y la Aduana Nueva. En 1857 se inauguró el primer
ferrocarril, también se construyó el Hospital de Mujeres y se crearon escuelas para niñas y huérfanas.
Las relaciones con la Confederación
Buenos Aires y la Confederación habían firmado tratados de pacificación para establecer el carácter provisional de la separación
en 1854 y 1855. Pese a ello, la permanente intervención de Buenos Aires en la política interna de las provincias y la sanción de la Ley de
derechos Diferenciales originaron nuevo conflictos. Además de las razones políticas, el conflicto tenía razones económicas: la grave
situación económica de la Confederación, que necesitaban resolver con urgencia la reincorporación de Buenos Aires.
Un acontecimiento político precipitó el enfrentamiento: el encarcelamiento y posterior asesinato del gobernador sanjuanino,
Nazario Benavídez, hecho instigado por los porteños. El Congreso autorizó al presidente de la Confederación a resolver el conflicto por la
fuerza. El 23 de octubre de 1859, el ejército confederal, dirigido por Urquiza, derrotó al de Buenos Aires, conducido por Mitre, en la
batalla de Cepeda. Urquiza exigió la renuncia del gobernador Alsina e inicio negociaciones para reincorporar a Buenos Aires a la
Confederación; esto se acordó en el Pacto de Unión Nacional, también conocido como Pacto de San José de Flores, por el lugar donde
se firmó.
Buenos Aires se impone a la Confederación
La unión no suprimió la rivalidad entre Buenos Aires y las otras provincias. El gobierno
porteño trató de mantener su autonomía y, en especial, el manejo de sus recursos aduaneros.
En 1860, cuando Bartolomé Mitre fue elegido gobernador de Buenos Aires, se firmó un
convenio, mediante el cual Buenos Aires mantenía el manejo de la aduana por un tiempo
indeterminado y se comprometía a entregar 1.500.000 pesos mensuales a la Confederación.
El nuevo presidente Santiago Derqui, intentó mantener relaciones cordiales con el
gobernador bonaerense para fortalecer su posición y asegurar la paz. Sin embargo, en el
Interior aumentaron las rivalidades entre los partidarios de la Confederación y los de Buenos
Aires. Surgieron grupos favorables a los porteños en Santiago del Estero, Córdoba y San Juan,
mientras que Mitre postergaba el pago de los fondos prometidos al gobierno nacional.
En noviembre de 1860, el interventor federal de San Juan, José Vicente Virasoro, fue
Bartolomé Mitre
asesinado y reemplazado por un gobierno liberal, partidario de Buenos Aires. En
respuesta a esta situación, la Confederación envió tropas que ejecutaron al
gobernador liberal Antonino Aberastain, por lo que Mitre protestó ante Urquiza y
Derqui. La situación se agravó cuando los diputados porteños que debían
integrarse al Congreso en Paraná fueron rechazados por el gobierno.
El 17 de septiembre de 1861, las fuerzas de Urquiza y Mitre volvieron a
enfrentarse en la batalla de Pavón. Después de las primeras acciones, Urquiza se
retiró del campo de batalla, por lo que Derqui, se vio obligado a renunciar.
Urquiza y Mitre se reunieron y pactaron que este último le correspondía
establecer la unidad nacional, para la cual asumió presidente provisional en
enero de 1862. Durante los meses siguientes, las expediciones militares que
Mitre envió al interior controlaron la situación y las provincias fueron delegando Partida de la Guardia Nacional de Buenos Aires rumbo
el manejo de los asuntos nacionales en la persona de Mitre. El centro de poder a la batalla de Pavón
político se había desplazado del Litoral a Buenos Aires. Mitre fue elegido presidente constitucional y tomó posesión del cargo el 13 de
octubre de 1862.
ACTIVIDADES:
1) ¿Qué establecía el Acuerdo de San Nicolás?

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2) ¿Cuáles eran los grupos en Buenos Aires que se oponían a Urquiza o al proceso de organización nacional? Explicar sus ideas.
3) ¿En 1852, qué decisión toma la legislatura porteña y qué sucede con Buenos Aires?
4) El 1 de mayo de 1853 se promulgó la Constitución:
a) ¿Qué forma de gobierno establecía?
b) Explicar la división de poderes que se estableció.
5) Completar el cuadro comparativo

La Confederación Buenos Aires


Situación económica
6) ¿Qué establecía la Ley de Derecho Diferenciales y cuál era su objetivo?
7) Explicar lo que sucede en la Batalla de Cepeda de 1859.
8) Explicar lo que sucede en la Batalla de Pavón de 1861.

9) ¿Para controlar las provincias que hace Mitre y qué cargo de gobierno recibe en 1862?

LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO NACIONAL (1862-1880)

La centralización de la autoridad política

Entre 1862 y 1880, se consolidó la autoridad del Estado


nacional; durante la presidencia de Bartolomé Mitre
(1862-1868), Domingo Faustino Sarmiento (1868-1874) y
Nicolás Avellaneda (1874- 1880) el gobierno central fue
asumiendo y concentrando muchas funciones que, hasta
entonces, tradicionalmente, ejercían los poderes locales.
Los distintos presidentes impulsaron la centralización de
la autoridad política a través de diferentes acciones:
algunas de las más importantes fueron la formación del
Ejército nacional, que garantizó la autoridad del Estado
sobre los cuerpos militares de las provincias; la
nacionalización de la Aduana, la organización de un sistema de rentas y un aparato recaudado de impuestos de alcance
nacional, la creación del Banco Nacional y el Banco Hipotecario. También se consolidó un sistema un sistema jurídico, a
través de la elaboración del Código Civil, Penal y de Comercio y la creación de la Corte Suprema de Justicia.

Durante estas presidencias también se realizó el primer Censo Nacional y se conectó a las provincias por medio de líneas
telegráficas. Se crearon colegios nacionales como base de la educación secundaria; también se sancionó la ley universitaria.
En este punto hay que destacar la política de Sarmiento al impulsar, como nunca, la educación popular, mediante la
fundación de casi un millar de establecimientos. Para la formación de maestras se crearon las escuelas normales. Al mismo
tiempo el Estado fomentó la inmigración extranjera y favoreció el desarrollo del ferrocarril que permitió la incorporación a la
producción de vastas extensiones de tierra, el transporte y la comunicación, para hacer efectiva la integración del territorio
nacional.

La resistencia frente al avance del gobierno central

Después de Pavón y hasta 1880, distintos grupos sociales y políticos se negaron a subordinarse al gobierno central y lo
enfrentaron. En el litoral y en el interior, la resistencia se expresó a través del alzamiento dirigido por caudillos federales. Las
llamadas montoneras, que contaban con el apoyo de los sectores más humildes de las provincias, exigieron la mejora de la
grave situación económica y social que padecían las poblaciones provinciales. La producción artesanal del interior –la de
tejidos era la más importante- estaba alejada de los puntos de contacto con el mercado externo y, además, no podían
competir con los productos manufacturados extranjeros que ingresaban por el puerto de Buenos Aires. Las consecuencias
de esta situación fueron la falta de trabajo y el empobrecimiento de la población.

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Por otra parte, en Buenos Aires, el gobierno central enfrentó a los sectores autonomistas que se opusieron a la
federalización de la ciudad de Buenos Aires. Además de las rebeliones provinciales y de la oposición de los grupos
autonomistas porteños, el gobierno federal participó en un conflicto internacional –la guerra del Paraguay- y organizó
distintas acciones para frenar los avances de los indígenas en la frontera sur. La participación del Ejército nacional en estos
conflictos consolidó y perfeccionó su organización, y lo transformó en un instrumento fundamental en el proceso de
centralización de la autoridad.

Los últimos caudillos

En 1863, le caudillo riojano Ángel Vicente Peñaloza, el


“Chacho”, encabezó un alzamiento contra el gobierno central.
Después de sufrir una serie de derrotas, fue tomado
prisionero y muerto a lanzazos por el coronel Pablo Irrazábal.
Como forma de escarmiento, fue degollado; y su cabeza
expuesta en una pica, en la plaza del pueblo de Olta. Esta
orden había sido dada por el responsable de la represión en el
interior, el gobernador sanjuanino y miembro del Partido

Liberal, Domingo F. Sarmiento quien se había proclamado un EL mayor Irrazábal asesina a un rendido y desarmado general
Chacho Peñaloza.
“baluarte contra la barbarie”.

Después de la muerte de Peñaloza, se produjeron otras revueltas en Córdoba, Mendoza, Santa Fe, Corrientes y Catamarca.
El último alzamiento federal de envergadura estuvo relacionado con la guerra del Paraguay. La contienda era muy impopular
en el interior del país. Los caudillos federales se negaban a combatir contra el Paraguay, ya que los consideraban un país
hermano. La oposición popular a la guerra impulsó la rebelión. En 1866, le caudillo catamarqueño Felipe Varela, que había
sido lugarteniente de Peñaloza, encabezó un nuevo alzamiento contra el gobierno nacional. Varela lanzó una proclama en la
proponía la unidad de los pueblos latinoamericanos contra las potencias extranjeras, defendía a Urquiza y acusaba a Mitre
de usurpar el gobierno nacional. Varela fue derrotado definitivamente hacia el año 1870.

En la provincia de Entre Ríos, el caudillo Ricardo López Jordán se opuso al gobierno central. López Jordán, igual que Peñaloza
y Varela, esperaba que Urquiza encabezara un ejército federal contra los liberales, pero el gobernador de Entre Ríos a su
acuerdo con el gobierno central. En 1870, Urquiza fue asesinado por López Jordán como gobernador. El presidente
Sarmiento decretó la intervención dela provincia; López Jordán resistió, pero en 1871 fue derrotado. En 1873 y 1876,
encabezó nuevo alzamientos contra las autoridades nacionales, pero fue vencido.

TRABAJO PRÁCTICO: LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO NACIONAL (1862-1880)


Actividades:
1) Escribir las medidas o logros que llevaron a cabo las presidencias de Mitre, Sarmiento y Avellanada en los siguientes
ítems:
 Ejército:
 Economía:
 Justicia:
 Sociedad y Cultura:
2) a) ¿Cuáles son los problemas o conflictos que todavía debe enfrentar el gobierno nacional?
b) ¿Qué elemento utilizó el gobierno para resolver estos conflictos? Explicar.
3) Nombrar los caudillos que se levantaron en contra del Estado Nacional.
4) ¿Cuáles eran sus exigencias o reclamos y que sucedió con ellos?

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