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Nazario Benavídez

Nazario Benavídez (San Juan, 28 de julio de 1805 -


23 de octubre de 1858) fue un militar y caudillo
argentino, que ejerció como gobernador de la
Nazario Benavídez
Provincia de San Juan en cuatro periodos distintos.
Fue aliado de Juan Manuel de Rosas y Justo José de
Urquiza, figurando como el hombre fuerte de Cuyo
durante más de 20 años, y participó de las luchas
entre unitarios y federales. Su asesinato fue uno de
los desencadenantes de la Batalla de Cepeda (1859),
que puso fin al período de organización
constitucional de la Argentina.

Su largo gobierno fue ordenado y pacífico: fue un


gobernante con pretensiones de "recto y justo". Se lo
llamó "el caudillo manso"; reprimió siempre el
pillaje y la matanza, fue tolerante con sus enemigos
y generoso con los vencidos ante quienes nunca
buscó venganza. Ese carácter fue reconocido por sus
enemigos y detractores: Sarmiento, quien pedía su
muerte desde sus artículos en la prensa, decía de él: Gobernador de la Provincia de San Juan
26 de febrero de 1836-13 de agosto de 1841
Benavides es un hombre frío; a eso debe
San Juan haber sido menos ajado que los Predecesor José Luciano Fernández
otros pueblos. Tiene un excelente corazón, Sucesor Mariano Acha
es tolerante, la envidia hace poca mella en
su espíritu, es paciente y tenaz.
8 de octubre de 1841-29 de mayo de 1852
Predecesor José Manuel Quiroga Sarmiento
Por su parte, Salvador María del Carril, de quien fue
mucho tiempo enemigo pero terminó como aliado en Sucesor Zacarías Yanzi
tiempos de Urquiza, aunque jamás se guardaron
simpatía ni aprecio, le decía en una carta: 8 de agosto de 1852-4 de enero de 1855
Predecesor Zacarías Yanzi
Usted en aquella época infausta, estancó la
sangre que había corrido a torrentes y dio Sucesor Francisco Díaz
asilo generoso a los oprimidos sin amparo.
18 de marzo de 1857-abril de 1857
Predecesor Francisco Díaz

Índice Sucesor Nicanor Molinas

Primeros años Información personal


Participación en el ejército de Facundo
Nombre de
Quiroga José Nazario Benavídez
nacimiento
La campaña al desierto
Nacimiento 28 de julio de 1805
Matrimonio San Juan, Virreinato del Río
Mayor de Plaza en San Juan de la Plata
Fallecimiento 23 de octubre de 1858
Muerte de Quiroga y crisis política en San Juan, Argentina
Cuyo Nacionalidad Argentina
Primer Período de Gobierno (1836 - 1841) Familia
Obra de gobierno Padres Pedro Benavídez y Juana
Campaña contra la Coalición del Norte y Paulina Balmaceda
Batalla de Angaco Cónyuge Telésfora Borrego Cano
(matr. 1833; fall. 1858)
Segundo período de gobierno (1841 -
1852) Hijos Segundo de los Reyes
Invasiones del Chacho Peñaloza Benavídez
Rebelión en Mendoza Telésfora Benavídez
Obra de Gobierno Pedro Pascacio Benavídez
La Batalla de Caseros y la revolución de Nazario del Carmen Benavídez
1852
Tomás Numa Benavídez
Tercer periodo de gobierno
Juan Rómulo Numa Benavídez
La asonada de noviembre de 1852 y la
Constitución Nacional de 1853 Juana Ángela del Carmen
Benavídez
Renuncia de Benavídez
Juan Rómulo del Carmen
Cuarto período de gobierno Benavídez
Benavídez fuera de la gobernación
Paulina Laurentina Benavídez
Caída de los gobernadores de La Rioja y
San Juan Paulina de Jesús Benavídez

Prisión y muerte de Benavídez Eduardo Javel Benavídez


Gobernación de Gómez Gerardo Juval Benavídez
Asesinato de Benavídez Información profesional
Consecuencias de su muerte Ocupación Militar
Museos vinculados Rango militar General
Bibliografía utilizada Conflictos Guerras civiles argentinas
Referencias Partido
Federal
político

Primeros años
Nació el 28 de julio de 1805, hijo de Pedro Benavídes –vinculado a la arriería y con ascendencia chilena– y
Paulina Balmaseda, criolla, y bautizado como José Nasario Benavides.1 Creció en la localidad
denominada "Pueblo Viejo", actual Concepción, en la ciudad de San Juan en un entorno modesto, sin
llegar a la pobreza. Tuvo tres hermanos varones y una hermana mujer.

Primeramente trabajó como tapiador y podador, dedicándose luego de 1812 a 1828 a la arrería junto con su
hermano Juan Antonio.

Respecto a su aspecto físico, Pedro Echagüe lo describe como

un hombre de talla elevada y cintura delgada, ancho de espaldas y un poco encorvado, su


cabeza pequeña estaba cubierta de cabellos renegridos e indómitos que con frecuencia caían
sobre la frente, sus mejillas ostentaban escasa barba. Era raro que sus ojos de mirada incierta
mirasen de frente a su interlocutor. Largo de piernas, su cuerpo no tenía proporción.
Su hermano Juan Alberto fue soldado del Ejército de los Andes y participado en las batallas de Chacabuco,
Cancha Rayada y Maipú. Como miembro del Batallón de Cazadores de los Andes, participó del alzamiento
de 1820 que dio lugar a la autonomía provincial. Participó de las montoneras de Francisco Aldao y,
derrotado este, de José Miguel Carrera siendo tomado prisionero en la Batalla de Punta del Médano, luego
de lo cual fue enviado a San Juan y condenado a muerte. En 1821 fue fusilado por "anarquista y
montonero" por órdenes del gobernador de la San Juan, Pérez de Urdinea.

Participación en el ejército de Facundo Quiroga

En enero de 1827 las montoneras de Facundo Quiroga invadieron


San Juan, poniendo en fuga al gobernador unitario Sánchez. En
esta ocasión, Facundo reclutó 50 arrieros que conocieran el norte,
entre los cuales se encontraba Nazario Benavídez.

En marzo de 1827, el ejército de Quiroga partió al norte argentino,


a luchar contra el general Gregorio Aráoz de Lamadrid, del partido
unitario. En julio, Quiroga logró una completa victoria,
recuperando todo el noroeste argentino para el partido federal.
Durante la campaña, Benavídez, hasta entonces arriero, intervino
en el combate para rescatar a un soldado herido y fue ascendido a
teniente primero. Poco después de ese hecho, se destacó por su
valor en la defensa del camino de Tucumán a Salta.

En septiembre de 1829 combatió en la Batalla de Pilar contra las


tropas del denominado "movimiento de Los Barriales" de la vecina Facundo Quiroga.
Provincia de Mendoza, aplastando la rebelión y uniéndose a las
tropas de José Félix Aldao.

En febrero de 1830 se hallaba en Córdoba bajo el mando del Benito Villafañe, quien no logró incorporarse
al grueso de las tropas comandadas por Quiroga, lo que causó la derrota de este. Luego de ello, el Villafañe
firmó un armisticio con el general Paz, lo que provocó la escisión de sus tropas, unas acatando el armisticio
y las otras negándose al mismo; en este último grupo quedó Benavídez, quien marchó San Juan.

Al llegar Benavídez a San Juan, se sublevó, junto con otros, contra el general Nicolás Vega, jefe de las
fuerzas de ocupación unitarias en su provincia. A raíz de ello fue tomado prisionero en mayo de 1830. Se
fugó en noviembre del mismo año, durante la sublevación del cuartel de San Clemente, y huyó a Chile.

Desde Chile organizó montoneras, que operaban desde la Sierra del Tontal hasta la estancia de Maradona.

El 8 de abril de 1831, luego de la Batalla de Rodeo de Chacón, ingresó a San Juan con una tropa de
cuarenta y un soldados y tres oficiales. Fue incorporado a la plana mayor del ejército provincial, y al poco
tiempo obtuvo el grado de Comandante de la recientemente creada División Auxiliar de Los Andes.

Luego de que el ejército unitario quedara acéfalo por la captura del general Paz, Quiroga organizó un gran
ejército para marchar hacia el norte. Benavídez destacó en la campaña, especialmente en un encuentro
próximo a Coneta.

Véase también: Segunda guerra entre unitarios y federales en el interior

La campaña al desierto
En enero de 1832, luego de la Batalla de La Ciudadela, las tropas regresaron a sus provincias. Este regreso
patentizó la falta de recursos con la que se había dirigido la campaña; el gobierno sanjuanino debió afrontar
el pago a la tropa, lo que causó una gravosa situación a la economía de la provincia, por el vaciamiento del
tesoro público y la contribución forzosa impuesta.

En diciembre de 1832 se comenzó a planificar la campaña al sur con el objeto de reducir a los indígenas, en
la campaña conocida generalmente como Campaña de Rosas al Desierto. En la misma intervinieron tres
divisiones, una de la Provincia de Buenos Aires, a cargo de Rosas, otra de Córdoba y San Luis,
comandada por Ruiz Huidobro, y otra cuyana bajo el mando del brigadier general José Félix Aldao. En
marzo de 1833, la división en que participaban las tropas sanjuaninas –en las que Benavídez figuraba como
teniente coronel– comenzaron su avance desde el fuerte San Carlos, siguiendo un trazado coincidente con
el de la actual ruta nacional 40 hasta el río Colorado. Tuvieron enfrentamientos menores con los indígenas,
en particular con los comandados por el lonco Yanquetruz, y se dedicaron a barrer el área ocupada por la
indiada y atacar las tolderías.

La campaña finalizó en diciembre de 1833, aunque Benavídez parece haber regresado con alguna
anterioridad. Durante la misma, Benavídez ganó prestigio y experiencia en la lucha contra los indígenas,
una experiencia ignorada en San Juan, que no tenía fronteras con ellos.

Véase también: Campaña de Rosas al Desierto

Matrimonio

Es leyenda en San Juan que, en momentos de hallarse Quiroga pasando revista a la tropa, lo notó nervioso
y dijo

A ese hombre le perturba la traición o algo grave le sucede.

Lo mandó a llamar y lo increpó acusándolo de traidor, ante esta circunstancia, Benavídez confesó que sus
nervios eran causados por el amor, y que la familia de su novia se negaba al matrimonio por ser él un
hombre pobre.2 Quiroga le respondió: No se desanime, todo es cuestión de tiempo. Al mediodía, la futura
suegra del visitó el cuartel llamada por Quiroga, y a la semana siguiente se produjo el matrimonio.

El hecho concreto es que Benavídez contrajo matrimonio el 25 de octubre de 1833 con Telésfora Borrego
Cano, hija de Pedro Pascacio Borrego y Maria de los Ángeles Cano, y fueron sus padrinos y testigos
presenciales el brigadier general Facundo Quiroga y Felipa Cano y Castro.

El matrimonio tuvo 10 hijos, incluyendo mellizos en dos ocasiones.

Segundo de los Reyes


Telésfora
Pedro Pascacio
Nazario del Carmen
Juan Rómulo Numa
Juana Angela del Carmen
Juan Rómulo del Carmen
Paulina Laurentina
Eduardo Javel
Gerardo Juval
Mayor de Plaza en San Juan

A fines de 1833, Benavídez se encontraba ocupado en luchar contra una gravísima inundación de la ciudad
de San Juan. En 1834, con el apoyo de Quiroga, fue nombrado gobernador de San Juan el coronel Martín
Yanzón, que había sido el superior de Benavídez en la campaña al desierto, y a los pocos días este nombró
Mayor de Plaza a Benavídez, quedando a cargo de los asuntos militares de la provincia.

En ese carácter, estableció destacamentos fronterizos en Jáchal, Calingasta y Valle Fértil.

Muerte de Quiroga y crisis política en Cuyo

El asesinato de Facundo Quiroga en Barranca Yaco en 1835


convulsionó al país y particularmente a la región de Cuyo, donde
se produjeron alzamientos como el de Mendiolaza en San Luis, y
el de Ignacio Correa y Alejo Cuitiño en Mendoza.

El mismo año, el ministro sanjuanino Domingo de Oro urdió un


plan para apresar a Aldao en Mendoza y destituir al gobernador de
esa provincia. Para ello conspiró junto con el coronel unitario
Lorenzo Barcala –uno de los afroamericanos con mayor rango y
prestigio en el ejército en su tiempo– a quien Quiroga había
prestado especial protección. Esta conspiración fue notable por la
participación que en la misma tuvieron figuras influyentes de San
Juan, Córdoba, La Rioja y San Luis. El plan fue descubierto y sus
cabecillas fusilados en Mendoza, incluido el coronel Barcala.
Acusado por Barcala antes de su ejecución, Oro huyó a Chile,
Juan Manuel de Rosas.
protegido por el gobernador Yanzón. Una investigación ordenada
por la legislatura sanjuanina –en que tuvo especial participación–
llevó a Benavídez a la convicción de la participación de Yanzón en
la conspiración.

Por ello Benavídez dirigió una revolución en contra del gobernador, que terminó en un fracaso y el exilio
del responsable. En su camino conferenció con Aldao y los gobernadores de Mendoza y San Luis, pero al
llegar a Buenos Aires fue arrestado, aunque fue liberado al poco tiempo por orden del gobernador Rosas,
que lo tomó bajo su protección.

Durante su ausencia, el gobernador Yanzón invadió La Rioja, apoyado por grupos de montoneros del
departamento riojano de Los Llanos. Fue derrotado en el Combate de Pango por el después general Tomás
Brizuela, y depuesto en ausencia en San Juan, acusado de "traición y violación a la Liga Federal". En su
lugar, tras la salida del interino Ortega, la Sala de Representantes eligió a José Luciano Fernández como
nuevo gobernador, mientras las fuerzas riojanas ocupaban San Juan.

Benavídez fue enviado de regreso a su provincia por Rosas, y a su arribo fue restituido en el cargo de
Comandante General de Aduanas y el de Mayor de Plaza, cargos que no aceptó.

Primer Período de Gobierno (1836 - 1841)


Tras la renuncia de Fernández, el 25 de febrero de 1836, la Sala de Representantes eligió gobernador
interino a Nazario Benavídez, quien a los 33 años de edad debió conducir una provincia ocupada por el
ejército riojano, en que las clases dominantes eran mayoritariamente adictas al partido unitario, y el tesoro
público vacío, estando aún pendientes los pagos exigidos por La Rioja y San Luis por la intervención en la
provincia.

En su mensaje de asunción estableció las bases de lo que sería su política de gobierno a lo largo de su vida.
Siempre buscó mantener la paz y tranquilidad. Dice su mensaje:

No tengo que ofreceros sino mis deseos de nuestro bien, a este objeto no reservo aun mi
propia vida si fuere necesario sacrificarla... Apuraos en ayudarme a restablecer la tranquilidad
y la paz alevosamente interrumpida... Sanjuaninos pasificos y virtuosos. Descansad en la
protección de un Gobierno paternal que solo sera inecsorable con los unitarios perturbadores
del orden y el perverso infractor de la Ley.
(Se ha conservado la ortografía original)

Designó ministro de gobierno a Amán Rawson, quien había militado en el partido unitario con anterioridad.
Esto despertó suspicacias en el resto de las provincias federales. Como primera medida de gobierno,
Benavídez resolvió federalizar la provincia reinsertándola en el esquema rosista. Esta medida fue apoyada
por los gobernadores de La Rioja y San Luis, con lo que en mayo logró la retirada de las tropas riojanas y
puntanas que ocupaban la provincia y causaban graves desmanes y crímenes. Para ello pagó parte de la
deuda que se debía a las tropas por la campaña contra San Juan, para lo cual recurrió a contribuciones
forzosas, muy gravosas para los sanjuaninos.

Reorganizó el ejército, que se había visto muy disminuido, para mantener el orden interno y defenderse de
posibles invasiones de unitarios asilados en Chile.

No innovó en materia administrativa. Procuró que se prosiguieran las causas contra los acólitos del
exgobernador Yanzón.

El 8 de mayo de 1836 fue elegido gobernador propietario, dejando de ser gobernador interino. En la misma
elección fue designado como coronel mayor del ejército por la Sala de Representantes. Benavídez se negó
a aceptar el cargo de gobernador y declaró que solo lo haría si la Sala de Representantes derogaba la ley
aprobada días antes, extendiendo la duración del mandato del gobernador, y los representantes se
comprometían a asistir regularmente a las sesiones. Aceptados los términos por los Representantes asumió
Benavídez el 22 de mayo. Fue reelecto en mayo de 1838 y mayo de 1840.

Durante este período, la paz de la Confederación Argentina se vio alterada: se libró la Guerra contra la
Confederación Perú-Boliviana, se produjo el bloqueo francés del Río de la Plata, se formó la Coalición del
Norte, y Lavalle inició una campaña en Entre Ríos.

El 19 de octubre de 1836 falleció Fray Justo Santa María de Oro, congresal en Tucumán y Obispo de Cuyo
desde 1830. Su reemplazo causó rencillas con Mendoza y San Luis, que fueron zanjadas por Rosas
aprobando la designación de José Manuel Quiroga Sarmiento, impulsada por Benavídez.

Obra de gobierno

Al ser electo gobernador titular, reemplazó a Rawson por Timoteo Maradona, que había ejercido tres veces
como gobernador.

Delegó las relaciones exteriores en Rosas, quien fue designado por decreto "Ilustre Restaurador de las
Leyes". Asimismo dispuso la obligatoriedad de utilizar la divisa punzó.

Permitió el regreso de muchos unitarios exiliados en Chile, entre ellos Domingo Faustino Sarmiento,
Anselmo Rojo y Antonino Aberastain. No obstante, dos años más tarde, el periódico editado por Sarmiento
fue cerrado por atacar la persona de la esposa de Benavídez, y poco después el mismo Sarmiento fue
encarcelado por conspirar contra el gobierno. Liberados a los
pocos días, se exilió en Chile; fue en esta oportunidad que escribió
en la Quebrada de Zonda su frase “ont no tue point les idées” (en
francés: “Las ideas no se matan”).

Reorganizó el ejército y las milicias.

Nombró juez supremo al unitario Aberastain, el mismo que sería


gobernador en 1860. Puso especial cuidado en materia judicial,
como había sostenido en el mensaje de asunción de 1836:

Asegurar los derechos individuales, con prescindencia del


Ejecutivo.

Realizó obras de defensa en el río San Juan para evitar las


inundaciones.

Impulsó la minería, creó una secretaría de gobierno al efecto y Domingo Sarmiento.


decretó un Manual Reglamentario Sobre el Trabajo en Minas.
También dispuso que no tributaran los derechos a las cargas los
alimentos destinados a los trabajadores mineros.

Dictó abundante disposiciones en el orden municipal, incluyendo cerramiento de baldíos, blanqueamiento


de frentes, restauraciones de edificios públicos, venta de licores y aglomeración de placeras. En este orden
dictó un curioso decreto que permitía a la policía

... perseguir y aprehender a los niños que se encontrasen en las calles mal entretenidos, los que
conducidos al departameno Gral., se les impondra una oportuna correccion.
(Se ha conservado la ortografía original)

Benavídez comenzó a atender los problemas vinculados a la educación pública, en su mensaje de asunción
decía

Es lamentable observar el estado de abandono en que esta la educación publica, sin más
socorro que los padres de familia, cuyo mayor número en indigensia se ven privados del
consuelo de proporcionar a sus hijos, los conocimientos cual ecsije la moral cristiana y nuestas
instituciones políticas; y el de temer que en lugar de ciudadanos utiles e industriosos, el osio
en que se van formando, les convierta en un semillero de corrompidos y criminales. Este
inmenso vació es necesario llenar a toda costa.
(Se ha conservado la ortografía original)

Reabrió la Escuela de Primeras Letras del Estado y la dotó de los escasos recursos con los que contaba la
provincia. La cultura avanzó durante su gobierno, mayormente de la mano de los unitarios de la llamada
Generación del '37. Se fundó la Sociedad Filarmónica, se reinstaló la Compañía de Jesús y Sarmiento creó
el Colegio Santa Rosa de Lima y fundó el periódico El Zonda, a través del cual fustigó a Rosas y se opuso
a Benavídez. Esta fue una de las causas principales de un nuevo exilio de Sarmiento.

Campaña contra la Coalición del Norte y Batalla de Angaco

En mayo de 1840, La Rioja se separó de la confederación y se sumó a la Coalición del Norte, hecho que
puso a las provincias cuyanas en campaña para invadir La Rioja. Benavídez marchó al frente de las tropas
sanjuaninas, aunque se produjeron pocos enfrentamientos, destacándose sus movimientos tácticos
constantes.

Al año siguiente, Rosas logró finalizar el apoyo francés al partido unitario, rechazando a Lavalle en la
Provincia de Buenos Aires y anulando la injerencia de la Comisión Argentina en Montevideo, comenzando
a imponerse en la contienda.

Benavídez permaneció un tiempo estacionado en Jocolí, para apoyar a la provincia de Mendoza ante un
intento de rebelión apoyado por el agregado comercial de Chile. Por ese tiempo se produjo una invasión de
fuerzas riojanas a Valle Fértil, que en febrero de 1841 ocuparon Jáchal y saquearon la hacienda y los
recursos, retirándose a los cuatro días. En marzo repitieron el episodio, poniendo en fuga a Juan Antonio
Benavídez, hermano del gobernador. Esto causó temor en la ciudad y el malestar generalizado ocasionó un
conato de asonada.

Banvavídez avanzó nuevamente hacia La Rioja, derrotando en Sañogasta a Brizuela; en la persecución que
siguió, el gobernador riojano fue herido y tomado prisionero, muriendo pocas horas después.

No obstante, los unitarios no habían sido derrotados: tras separarse de las fuerzas de Lavalle que habían
llegado a Tucumán, el general Lamadrid marchó sobre La Rioja, ocupando la capital e incorporando las
fuerzas del caudillo de Los Llanos, coronel Ángel Vicente Peñaloza –conocido como el ‘’Chacho’’–
amenazando San Juan y hostigando las poblaciones fronterizas.

En agosto, 650 hombres que formaban la avanzada del ejército de Lamadrid, al mando del general Acha,
marchó desde La Rioja hacia San Juan; esquivando las fuerzas de Benavídez, tomó la desprotegida ciudad
de San Juan sin efusión de sangre y se preparó para el contraataque del gobernador. En Angaco se produjo
la denominada Batalla de Angaco, calificada como la más cruenta de todo el período de las guerras civiles
argentinas, entre Acha y las tropas del Ejército Coaligado de Cuyo comandadas por el general Aldao,
secundado por Benavídez. Pese a la superioridad numérica de los federales, Acha triunfó en la batalla y
regresó a San Juan, aunque Benavídez logró reunir nuevas fuerzas.

Pocos días más tarde, Benavídez atacó a Acha en la llamada Batalla de La Chacarilla, en las afueras y
luego en las calles de la ciudad de San Juan, derrotándolo y tomándolo prisionero. Enviado a Aldao, Acha
fue fusilado por orden de este; fue fusilado por la espalda, castigo usual para los traidores, debido a la
participación que había tenido trece años antes en el asesinato de Manuel Dorrego.

Tras la victoria, Benavídez evacuó nuevamente la ciudad de San Juan, que fue ocupada por Lamadrid. Este
continuó su camino hacia Mendoza, donde fue atacado y derrotado por el ejército unido federal, mandado
por Ángel Pacheco, en la batalla de Rodeo del Medio. Benavídez mandaba una de las alas de caballería.

Segundo período de gobierno (1841 - 1852)


A su regreso a San Juan fue recibido en triunfo y con todo tipo de elogios por los vecinos. La Sala de
Representantes lo nombró Brigadier General y le otorgó el título de Ilustre Restaurador de la Libertad.
Benavídez no castigó a los unitarios que habían apoyado a Acha, devolvió los animales requisados y
reconoció las deudas contraídas en la campaña.

El triunfo obtenido en Rodeo del Medio ocasionó el ocaso de Aldao como líder de Cuyo y su reemplazo
por Benavídez. El gobierno de Mendoza lo nombró Jefe Interino del Ejército Combinado de Cuyo, hecho
que originaría el resentimiento de las relaciones con Aldao.

Pocos años después, Sarmiento lo describía del siguiente modo:

...San Juan: único poder militar en el interior de la República: Benavídez su gobernador goza
de un inmenso prestigio en todas las provincias de las costas del pacífico, y domina La Rioja y
Mendoza... Es querido de las masas y respetado de los vecinos, sobre los cuales unitario
alguno tiene influencia... Carta al Gral. Paz, 22 de diciembre de 1845

Invasiones del Chacho Peñaloza

En febrero de 1842, el Chacho Peñaloza –proveniente de Chile–


ocupó Jáchal, y en abril Felipe Varela hizo lo mismo en
Guandacol. Desde allí, las fuerzas del Chacho pasaron hacia el
norte, ocupando sucesivamente La Rioja, Catamarca y Tucumán.
Fue una guerra dificultosa para ambos ejércitos por la falta de
recursos, agotados en la guerra de 1840, y con un escenario que
abarcaba San Juan hasta Tucumán.

El 18 de julio, luego de las marchas y contramarchas del Chacho


Peñaloza, ambos ejércitos se encontraron en la Batalla del
Manantial, con el triunfo de Benavídez. Peñaloza contramarchó
hacia los Llanos de La Rioja, mientras el ejército de Benavídez
quedó estacionado en Tucumán por falta de recursos para volver a
San Juan. Esta circunstancia fue aprovechada por el Chacho para
tomar nuevamente Jáchal. En enero de 1843, Benavídez pudo
finalmente alcanzar y derrotar al Chacho en la Batalla de Iliaca,
expulsándolo de los Llanos hacia la Cordillera. Sólo después de
Ángel Vicente Peñaloza.
que tropas riojanas lo enfrentaran dos veces más, el Chacho se vio
finalmente obligado a refugiarse nuevamente en Chile.

En enero de 1845, Peñaloza hizo llegar a Benavídez su deseo de volver a los Llanos, a lo que el "caudillo
manso" contestó ofreciendo:

...Serias garantías individuales para Usted y todas las personas que en esta vez le han seguido,
siempre que inmediatamente de recibir ésta..., se ponga en marcha para esta Provincia.

Benavídez libró correspondencia con las demás provincias para que otorgaran igual indulto y sostuvo
económicamente a la tropa de Peñaloza hasta que ellos hallaran ocupación útil. A Peñaloza y su familia se
los instó a instalarse en la provincia de San Juan donde se le otorgó pensión y finca. Benavídez desoyó los
requerimientos de Rosas de apresarlo y enviarlo a Buenos Aires. Desde San Juan participó en el
derrocamiento del gobernador riojano Hipólito Tello, aparentemente con anuencia de Benavídez.

Autorizado por Benavídez, el Chacho regresó a La Rioja definitivamente en 1848. Al año siguiente
participaría en el movimiento que depuso al gobernador Vicente Mota y lo reemplazó por Manuel Vicente
Bustos. Benavídez no se opuso a esta revuelta, aunque no simpatizaba con Bustos.

Rebelión en Mendoza

En diciembre de 1847, el gobernador mendocino Alejo Mallea declaró insurrecto al subdelegado de la


frontera de San Rafael, Juan Antonio Rodríguez y requirió los auxilios de Benavídez. Este marchó con su
ejército a la provincia afectada y ofreció a Rodríguez el indulto, a cambio de que depusiera las armas.
Aceptado el indulto, Rodríguez volvió a insurreccionarse poco después, por lo que Benavídez marchó
rápidamente en su busca, venciéndolo en el Combate de Coihueco, tras lo cual el derrotado fue ejecutado.

La región cuyana vivió a partir de entonces un período de calma y paz.


Obra de Gobierno

En junio de 1842, Benavídez fue reelegido para otro bienio, hecho que se repitió cada dos años hasta 1855.
En ocasiones delegó el gobierno para intervenir en campañas militares o mejorar su salud, para ello confió
en:

José María Oyuela (enero a abril de 1842 y febrero a junio de 1843).


Miguel Echegaray (marzo a mayo de 1845).
Saturnino Manuel de Laspiur (1841 a 1844).

Durante su mandato ejerció una autoridad paternal, propia de los caudillos de la época. Nominalmente se
respetó la división de poderes a pesar del alto grado de ausentismo de la Sala de Representantes y de los
constantes reemplazos en el poder judicial.

Cuidó de mantener un ejército fuerte, disciplinado y preparado para salir a campaña, transformándolo en el
garante de la paz en todo Cuyo. Al respecto dice el historiador José María Rosa:

Benavídez, gobernador de San Juan desde 1836, era la primera figura federal del interior, y
capitaneaba el mejor ejército de milicias provinciales.

En 1843, Rosas expulsó a la Compañía de Jesús de la Confederación Argentina. Benavídez hizo caso
omiso de esta medida y los jesuitas se mantuvieron en la provincia hasta 1849, año en que se retiraron
voluntariamente. En las relaciones con la Iglesia católica ejerció su derecho al patronato y tuvo trato cordial
con el Obispo de Cuyo.

Se realizó en San Juan un Censo General de la población de la provincia, pero no se han conservado los
registros. En 1851 abolió los derechos de tránsito de las mercaderías provenientes de otras provincias, en
consonancia con un reclamo que venía haciéndoles de evitar ese tributo.

Continuó construyendo defensas para el río San Juan y construyó el dique San Emiliano, aún existente.
Creó comisiones vecinales para atender a los asuntos de riego y distribución del agua. En 1851 dictó el
Reglamento de Irrigación y creó una Inspección General de Aguas.

Durante todo este período, debido a la moderación demostrada, recibió constantes solicitudes de los
unitarios exiliados de que se uniera a ellos contra Rosas. Así lo hicieron, entre otros, Anselmo Rojo,
Sarmiento, Pedro Echagüe y el general Paz.

La Batalla de Caseros y la revolución de 1852

El primero de mayo de 1851 tuvo lugar el Pronunciamiento de Urquiza, frente al cual Benavídez se
manifestó en favor de Rosas, calificando al general Urquiza de loco traidor salvaje unitario Urquiza".

Benavídez ofreció a Rosas su asistencia a la campaña contra Urquiza, que fue aceptada; por ello incorporó
al ejército a los hombres de entre 16 y 55 años de edad y concentró recursos. Para asegurarse la estabilidad
de su provincia expulsó a algunos opositores, entre ellos Guillermo Rawson, hijo de su exministro. Solicitó
a las provincias cuyanas y a La Rioja y Córdoba tropas para incorporarlas al ejército, pero recibió sucesivas
negativas bajo distintos pretextos. Esta negativa demoró la partida de su ejército en ayuda de Rosas, por lo
que la Batalla de Caseros se libró sin su participación.

Enterado de la caída de Rosas, Benavídez adoptó una actitud prudente: derogó las disposiciones laudatorias
a Rosas y denigratorias contra Urquiza, y prohibió el uso de la divisa punzó. También nombró secretario de
su gobierno a Guillermo Rawson, reconocido unitario. No se opuso al derrocamiento del mendocino
Mallea.

A fines de abril, Benavídez se trasladó a San Nicolás de los


Arroyos para concurrir a las deliberaciones que darían lugar al
Acuerdo de San Nicolás, del cual fue suscribiente. En su ausencia,
el 12 de abril la Sala de Representantes de la provincia cedió a
Urquiza el manejo de las relaciones exteriores.

El 9 de mayo la Sala de Representantes revocó los poderes dados a


Benavídez y facultó a Urquiza a firmar los acuerdos en nombre de
la provincia. Tres días más tarde, las milicias provinciales fueron
licenciadas.

El 6 de junio de 1852 se sancionó una ley, dejando sin efecto el


nombramiento de Benavídez como gobernador, con considerandos
El general Justo José de Urquiza.
acusatorios sobre su proceder y llegando a prohibirle habitar suelo
provincial. En su lugar se designó a Zacarías Yanzi.

Conocidos los hechos por Benavídez y Urquiza, este último


desautorizó lo sucedido en virtud del art. 14 del Acuerdo de San
Nicolás y apoyó a Benavídez, autorizando el uso de las fuerzas
militares de otras provincias para restituirlo. Las provincias de
Mendoza y La Rioja aprestaron a sus ejércitos. Las tropas
restituyentes riojanas estaban comandadas por un antiguo enemigo
de Benavídez', el Chacho Peñaloza, quien ahora tenía por misión
devolverle la gobernación.

Al ver la falta de apoyo del gobierno nacional y los aprestos


militares en las provincias vecinas, los sediciosos entablaron
negociaciones con Benavídez' para devolverle el gobierno, a
cambio de evitar venganzas contra ellos. El 16 de agosto ingresó el
caudillo manso a la ciudad.
Guillermo Rawson.

Benavidez entro precedido de una comisión de siete


individuos que el gobierno envió a su encuentro seguido de
ese paisanaje de las campañas pastoras armado de picas,
sucio, cubierto de harapos ... La barbarie entraba de nuevo
en San Juan con toda su desnudez, con toda su fealdad ...
Las puertas permanecían cerradas, las calles desiertas, los
vecinos ocultos.
(Se ha conservado la ortografía original)

Benavídez reasumió las funciones de gobernador de la provincia. Fue benevolente con los revolucionarios
vencidos, aunque Yanzi y Rawson fueron encarcelados.

Tercer periodo de gobierno

La asonada de noviembre de 1852 y la Constitución Nacional de 1853

Durante la gobernación de Yanzi se habían producido las elecciones de convencionales constituyentes para
la convención constituyente de Santa Fe, resultando electos Sarmiento y Salvador María del Carril, siendo
Rawson electo suplente.
Benavídez' no reconoció esta elección por haber sido realizada sin
la concurrencia del pueblo y llamó a nuevas elecciones para el 2
de septiembre. Fueron elegidos Bernardo de Irigoyen y Eugenio
Sánchez, como suplente Fidel Torres. La elección fue cuestionada
porque el primero no era sanjuanino y el segundo hacía años que
no residía en la provincia.

En Buenos Aires se produjo la revolución del 11 de septiembre de


1852, que tuvo por consecuencia la separación del Estado de
Buenos Aires de la Confederación Argentina y el traslado de la
capital de la última a la ciudad de Paraná. Benavídez recibió
instrucciones de la Sala de Representantes de apoyar a la
Confederación Argentina en el conflicto.

Véase también: Guerra entre la Confederación Argentina y el


Estado de Buenos Aires

Ante el conflicto por las elecciones de constituyentes, Urquiza


decidió intervenir y para ello solicitó al gobernador de Mendoza, Salvador María del Carril.
general Pedro Pascual Segura, que interviniera como árbitro; este
envió a San Juan a Baltazar Sánchez y Damián Hudson.
Benavídez no recibió de buen grado la medida y dio por sentado que existía connivencia de la Comisión
Mediadora con el partido unitario. Los mediadores retornaron a Mendoza.

La noche del 13 de noviembre los militares Santiago Albarracín, José María Ortiz y José Ignacio Coria se
alzaron en armas y se dirigieron a la plaza principal. Adujeron problemas con el pago de los salarios, pero
en realidad se hallaban influenciados por los unitarios, y unirse a la causa del Estado de Buenos Aires.

Benavídez se refugió en Pueblo Viejo (Actual Concepción), y el día 18 tomó la iniciativa, ofreciendo una
gratificación a los militares sediciosos que abandonaran la lucha, sitiando la ciudad y cortando el suministro
de agua y prometiendo pasar por las armas a los rebeldes que acometiesen contra persona alguna o sus
bienes. El día 19 terminó todo con la rendición de los rebeldes. Benavídez hizo a los vencidos suscribir un
empréstito por los gastos originados en el levantamiento. Rawson y otros unitarios fueron apresados por
unos días. Otros, como Antonio Lloveras, Marcelino Rojo y Gregorio Rufino fueron expulsados de la
provincia.

Sostuvo Benavídez en una carta al gobernador de Mendoza:

Este grupo liberal es un club sosten asérrimo de las ideas inmorales y subversivas que esparce
por toda la República, don Domingo Faustino, promoviendo el espíritu de conspiración para
embarazar la instlación del Congreso General Constituyente y propender a que la organización
de la República quede sin efecto.
(Se ha conservado la ortografía original)

Estos sucesos impidieron la partida de los diputados electos a la Convención Constituyente. Se llamó a una
nueva elección y el 28 de noviembre de 1852 la población de San Juan eligió a los dos diputados titulares y
uno suplente que representarían a la provincia en el Congreso Constituyente. Resultaron elegidos Salvador
María del Carril, Antonino Aberastain, y como suplente Ruperto Godoy, que reemplazaría a Aberastain.
Los sanjuaninos se sumaron al congreso –que ya estaba sesionando desde noviembre de 1852– en febrero
de 1853.

Por decreto del 23 de junio de 1853, Benavídez ordenó el juramente en todos los pueblos y villas de la
provincia de la Constitución Argentina de 1853, que había sido sancionada el 1 de mayo de ese año.
Renuncia de Benavídez

En marzo de 1854 se realizaron las primeras elecciones constitucionales nacionales, en las que fueron
elegidos los candidatos oficialistas Justo José de Urquiza –para la presidencia– y el sanjuanino y unitario
Salvador María del Carril para vicepresidente. Del Carril y Benavídez no tenían buen trato entre ellos. Al
respecto del segundo decía el primero

...me parece que no engrana en la política de V. E., porque no sabe, o porque no puede... la
persuasión que yo tengo es que el General Benavídez no sabe hacer el bien ni el mal.

En esta época, Benavídez comenzó a alejarse del ejercicio del poder alegando razones de salud. La
gobernación fue ejercida entre agosto de 1853 y abril de 1854 por Juan Luis Riveros.

En octubre de 1854 se desató un conflicto de poderes entre los tres poderes provinciales a raíz de las
acusaciones de fraude en las elecciones de Representantes provinciales por parte de los opositores. Esto
originó un nuevo alejamiento de la gobernación de Benavídez, quien la cedió hasta diciembre a José
Antonio Durán. El 1 de diciembre regresó al cargo y expidió un decreto convalidando las elecciones.

El día 13 del mismo mes presentó su renuncia ante la Sala de Representantes. En su carta de renuncia dijo:

San Juan... no tiene que deplorar como las demás el sacrificio de las víctimas inmoladas al
capricho de pasiones innobles ni los efectos desastrosos de la Guerra Civil... San Juan ha sido
el centro de la reconciliación donde el asilado político encontraba el refugio humanitario y
hospitalario que garantía su vida y su propiedad.

Asimismo sostenía que siempre había sido su ánimo separarse del gobierno, que estaba garantizada la paz
pública, que anhelaba retirarse a la vida privada y que su salud se hallaba debilitada. El 4 de enero de 1855
se aceptó su renuncia, aunque recién el 21 fue elegido para sucederlo Francisco Díaz.

Cuarto período de gobierno

Benavídez fuera de la gobernación

En febrero de 1855 –por decreto nacional firmado por el vicepresidente Del Carril– se le otorgó el grado de
Comandante en Jefe de la División Militar del Oeste de la Confederación Argentina, con el grado de
Brigadier General de los ejércitos de la Confederación. De este modo quedó como jefe de los ejércitos
acantonados en San Juan, La Rioja, Mendoza y Catamarca.

En la elección para convencionales constituyentes de 1855, que debían dictar la constitución provincial,
triunfó la lista encabezada por Benavídez. Aunque en abril –aún no reunida la convención– presentó la
renuncia a su cargo, esta fue rechazada, por lo que terminó por ser el presidente de la Convención.

Durante este periodo fuera de la gobernación, Benavídez conservaba su prestigio y poder político y militar,
y era reconocido por partidarios y detractores como el hombre fuerte de la provincia. Esto, sumado a la
jefatura militar de Benavídez, resintió las relaciones con el gobernador Díaz. A pesar de ello, el gobernador
intentó complacer al caudillo manso otorgándole honores y tierras públicas como reconocimiento a sus
aportes a la provincia. Benavídez rechazó los homenajes y recompensas, logrando que sus partidarios
derogasen las leyes que los otorgaban.

Se sostenía en la época que en esa época existían en San Juan cuatro partidos políticos, formados por
federales y unitarios, divididos cada uno entre partidarios y enemigos de Benavídez.
Caída de los gobernadores de La Rioja y San Juan

El 20 de septiembre de 1856 se produjo una revolución en La Rioja que –aunque sofocada– generó
inestabilidad en la provincia. El gobierno de la Confederación comisionó a Benavídez buscar una solución
amistosa y ordenó al Chacho Peñaloza que lo apoyara. No obstante, Benavídez no se trasladó a La Rioja,
mientras que Peñaloza ocupó la capital de su provincia y llegó a ser el hombre fuerte de la misma.

El 17 de marzo de 1857 estalló en San Juan una revolución militar incruenta, que colocó a Benavídez en el
cargo de gobernador interino en reemplazo de Francisco Díaz, a quien acusaban de haber girado hacia el
sector de los liberales del Estado de Buenos Aires. La revuelta contó con la participación de parte de la
población civil, por lo que el gobernador no presentó oposición a los revolucionarios.

La corta gobernación de Benavídez impidió su comisión en La Rioja, lo que llamó la atención del gobierno
nacional. Este envió en abril una comisión interventora presidida por Nicanor Molinas, que asumió la
gobernación.

Prisión y muerte de Benavídez

Gobernación de Gómez

Restaurada la paz en la provincia, el interventor llamó a elecciones,


por las que en septiembre fue elegido Manuel José Gómez Rufino,
reconocido unitario que había participado en el golpe de mayo de
1852 contra Benavídez. Contaba con las simpatías de los liberales
y los federales opuestos a Benavídez, y mantuvo fluidas relaciones
con los liberales de Buenos Aires, entre los que se hallaba el
sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento.

Benavídez conservó sus cargos militares, lo que produjo


constantes roces con el gobernador por la constante intervención
de este en los asuntos castrenses. Gómez creó cuerpos militares
fuera del ámbito de Benavídez, cambió los oficiales, persiguió a
los partidarios del caudillo y buscó desafiar su autoridad. Ambos
recurrieron a Urquiza para que zanjara las diferencias, y el
presidente se inclinó por Benavídez, pero sin dar instrucciones
claras de cómo proceder al respecto, y librando medidas confusas
en relación al conflicto. Retrato al óleo de Nazario
Benavídez, pintado por Franklin
En las elecciones para renovar la mitad de la Legislatura provincial Rawson, 1843.
de agosto de 1858 triunfaron los partidarios de Benavídez, que
contaban con un gran apoyo popular. Dijo Indalecio Cortínez:

... el resultado fue que la población en masa corrió a los comicios en todas las partes y en una
elección en que no se ha visto nimas ordenada, nimas numerosa le retiró completamente su
confianza. Tomando la actitud (Gómez) de no aprobarlaz ante el resultado que le era adverso.
(Se ha conservado la ortografía original)

El gobierno comenzó a buscar mecanismos para anular las elecciones y, percibido esto por la población en
general, la misma comenzó a asistir en gran número a las sesiones de la Legislatura. El gobernador se
incomodó por la situación y ordenó la prisión de los amigos de Benavídez, muchos de ellos jefes y oficiales
del ejército.
Gómez hizo correr la voz de que era Benavídez el responsable de los movimientos cívicos y ordenó su
arresto. El 19 de septiembre de 1858, Benavídez fue detenido en una riña de gallos, ubicada en lo que hoy
es la calle San Luis, entre Sarmiento y Entre Ríos, por una gran cantidad de hombres armados. Lo dejaron
preso e incomunicado y le colocaron una barra de grillos de 32 libras.

Se acusó judicialmente a Benavídez por conato comprobado de sedición. Esto alteró gravemente la paz
social. El secretario de la Comandancia, Santiago Quiroga, informaba al gobierno nacional:

...El pueblo de todas las clases pulula por doquiera con conatos de alsamiento, lo que no se
verifica solo por el dominante y terrible temor de que en ese paso se presente a los enemigos
del orden y de la persona del Gral. encarcelado la ocasión de con sumar su obra nefasta...
(Se ha conservado la ortografía original)

La prensa porteña, especialmente La Tribuna y El Nacional –redactado por Sarmiento– requerían


explícitamente la eliminación del tirano. El gobernador Gómez acusó a Benavídez de complotar con los
porteños alejados de la Confederación Argentina contra el presidente Urquiza. Su esposa Telésfora,
llamada por ese entonces la generala, buscó apoyo en amigos y enemigos para evitar que mataran a su
marido y se reunió con sus partidarios que se organizaron para liberarlo.

Asesinato de Benavídez

El 23 de octubre de 1858 los partidarios de Benavídez asaltaron la cárcel para liberarlo. Las tropas del
gobernador estaban bajo aviso del ataque, que no pudieron detener. Los benavidistas tomaron la parte baja
de la prisión y liberaron a más de sesenta presos, la mayoría por ser partidarios del caudillo. Debían llegar a
los Altos del Cabildo, que servía de prisión, y cuando sólo los separaba una pesada puerta –que ya estaban
hachando– el coronel Domingo Rodríguez disparó a quemarropa al pecho de Benavídez, quien se hallaba
engrillado, y luego le clavó la bayoneta en el corazón. Luego de ello arrojaron el cuerpo por una ventana y
huyeron. Horas después fue desnudado y expuesto al escarnio en la plaza central.

Benjamín Victorica relataba en el periódico El Nacional de Buenos Aires:

El general Benavidez medio muerto fue enseguida arrastrado con sus grillos y casi desnudo
precipitado desde los altos del Cabildo a la balaustrada de la plaza donde algunos oficiales se
complacieron en teñir sus espadas con su sangre atravesando repetidas veces el cadáver,
profanándolo, hasta escupirle y pisotearlo.

El historiador sanjuanino Horacio Videla relata al respecto:

El cuerpo de Benavides fue arrojado desde la habitación donde fue ultimado en los altos del
Cabildo a un patio contiguo. Poco después un caballero de la alta sociedad sanjuanina, Juan
Crisóstomo Quiroga y su hermana, Isidora Quiroga Garramuño de Salas, entraron al Cabildo
y vejaron al cadáver.

Su cadáver quedó en el lugar en que hoy se emplaza la fuente de la Plaza 25 de mayo, principal de la
Ciudad de San Juan.

El cadáver fue entregado a la familia la tarde del día 24 y fue sepultado sin ceremonia ni escolta. Recién
recibiría honras fúnebres en enero de 1859, luego de la intervención federal de la provincia. El decreto que
los otorgaba contiene las siguientes palabras:

Considerando ... Que el finado Brigadiero General Don Nazario Benavides, Comandante en
Gefe de la Circunscripción Militar del Oeste, fue durante la dispersión de las provincias
argentinas el defensor de la de San Juan, en el furor de las tempestades políticas el protector
de todo perseguido, en la era de la regeneracion el firme sostenedor de la Constitución
Nacional y ántes y en todo tiempo la personificación del orden, de la justicia y de todo lo que
es recto y noble. (Se ha conservado la ortografía original)

Consecuencias de su muerte

La provincia fue intervenida por el gobierno nacional. Entre los


interventores estuvo el ministro Santiago Derqui, que mejoró con su
actuación en San Juan su posición ante el gobierno de Urquiza, lo que le
llevaría en 1860 a ser el siguiente presidente de la Confederación. El
mando castrense de la División Oeste del Ejército quedó en manos del
general Juan Esteban Pedernera, gobernador de la provincia de San Luis,
quien se convertiría en vicepresidente de Derqui.

El Chacho Peñaloza se levantó en armas para vengar la muerte de su


antiguo enemigo y tomó algunas poblaciones del norte y el este
sanjuanino, manifestando luego su apoyo a la intervención federal de la Santiago Derqui.
provincia. Esto le granjeó la buena voluntad de Urquiza, quien a partir
de entonces confió en él como jefe militar de Cuyo; al asumir Pedernera
la vicepresidencia, Peñaloza quedaría como comandante de la División Oeste.

Cabe destacar que los asesinos de Benavídez recibieron exaltados elogios por parte de la prensa porteña,
muchos de ellos firmados por sanjuaninos como Sarmiento o Domingo de Oro.

La muerte de Benavídez y la intervención federal a San Juan tensaron la situación con Buenos Aires,
cortando todos los diálogos para que se reincorporara a la Confederación Argentina, y precipitando el
enfrentamiento bélico que se daría en la Batalla de Cepeda (1859).

En la provincia de San Juan se polarizaron las opiniones políticas, dividiendo los ánimos entre liberales y
federales. Esto daría lugar en los años siguientes a los asesinatos de los gobernadores Virasoro y
Aberastain.

Museos vinculados
El Museo y Biblioteca Hermanos Nacif Weiss, en San Juan, guarda la Cama de bronce
matrimonial labrada estilo oriental del s. XVIII y otros efectos de Benavídez.
El Museo Enzo V. Manzini, en Zonda, guarda las charreteras de Benavídez y otros objetos
suyos y de su familia.
Los restos de Benavídez y su esposa se hallan en el mausoleo de la familia Quiroga en el
Cementerio de la Capital de la ciudad de San Juan, sobre la calle principal del mismo,
vereda norte. Frente al mausoleo se halla el monumento a los padres de Domingo Faustino
Sarmiento, uno de sus más grandes enemigos.3

Bibliografía utilizada
Instituto de Investigaciones de Historia Regional y Argentina "Prof. Héctor Domingo Arias"
(2007). Archivo del Brigadier General José Nazario Benavidez. Editorial Facultad de
Filosofía, Humanidades y Artes. Tomos I, II, III IV y V.
Cutolo, Vicente, Nuevo diccionario biográfico argentino, 7 volúmenes, Ed. Elche, Bs. As.,
1968-1985.
Academia Nacional de la Historia, Partes de batalla de las guerras civiles, Bs. As., 1977.
Carretero, Andrés M., La santa federación. Memorial de la Patria, tomo VIII, Ed. La Bastilla,
Bs. As., 1984.
Chávez, Fermín, Vida del Chacho, Ed. Theoría, Bs. As., 1974.
Newton, Jorge, José Félix Aldao, el fraile general. Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1972.
Páez de la Torre, Carlos (h), El derrumbe de la Confederación. Memorial de la Patria, tomo
XI, Ed. La Bastilla, Bs. As., 1984. ISBN 950-508-093-X
Quesada, Ernesto, Acha y la batalla de Angaco, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1965.
Quesada, Ernesto, Lavalle y la batalla de Quebracho Herrado, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1965.
Quesada, Ernesto, Pacheco y la campaña de Cuyo, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1965.
Ras, Norberto, La guerra por las vacas, Ed. Galerna, Bs. As., 2006. ISBN 987-05-0539-2
Ruiz Moreno, Isidoro J., Campañas militares argentinas, Tomo II, Ed. Emecé, Bs. As., 2006.
ISBN 950-04-2794-X
Ruiz Moreno, Isidoro J., Campañas militares argentinas, Tomo III, Ed. Emecé, Bs. As., 2008.
ISBN 978-950-620-245-3
Scobie, James, La lucha por la Consolidación de la Nacionalidad Argentina, Ed. Hachette,
Bs. As., 1965.
Zinny, Antonio, Historia de los gobernadores de las Provincias Argentinas, Ed,
Hyspamérica, 1987. ISBN 950-614-685-3
Quiroga Micheo, Ernesto, El asesinato de Nazario Benavídez, Revista Todo es Historia, nro.
387.
Pérez Fuentes, Gerardo, La campaña antirrosista del Chacho, Revista Todo es Historia, nro.
171.

Referencias
1. Se ha respetado la grafía original de la partida de nacimiento.
2. Como referencia, al momento de una contribución forzosa en 1827 la familia Benavídez
tenía bienes por $1360 y la familia Borrego, su futuro suegro, $5262, lo que incluía cinco
criados.
3. Artículo en el Diario de Cuyo. (http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?notici
a_id=232126)

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