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Las cinco principales funciones del editor

Philippe Schuwer

Diferencias que caracterizan el papel de editores: según los tipos de libros que publican, la
naturaleza de sus mercados y estructura de su empresa. Encontramos similitudes, sin replica.

Descubrir autores, temas y fórmulas editoriales

La búsqueda de autores:

• Estatus de editor consolidado facilita la tarea: especialización atrae autores, aun si hay
muchas elecciones.
• La fórmula editorial sirve de base a la relación entre creador y público.
• Editores jóvenes, luego de éxitos, enfrentan más dificultades que los consolidados. Sus
publicaciones destacadas eliminarán resistencias de escritores que buscan editores
conocidos. Ser recibido por firmas establecidas es lejano. Vínculos personales desempeñan
un papel primordial. Deben demostrar un espíritu de competencia.
• La búsqueda de autores no mira solo nuevos postulantes. Se hacen maniobras para captar
a autores ya publicados por colegas. No se limita a los autores del propio país.
• Estrategias de acorralamiento y diplomacia impiden que la fidelidad de un autor proteja a
un editor de ser capturado. Competencia se hace entre editoriales conocidas.
• Editores jóvenes son despojados de sus descubrimientos por editores poderosos que saben
valer sus éxitos: eficaces redes de complicidades en la prensa escrita e el impacto de sus
circuitos de promoción y distribución.

La búsqueda de un tema y/o la edición especializada:

• E. técnica: editor decide dar vida y forma a una obra/colección (libro escolar, universitario,
enciclopedias, obras de divulgación, derecho, medicina, libros prácticos, de no ficción).
• La edición especializada, incesante búsqueda de temas, no es tranquilizadora: sus
variaciones prestan atención a modas, nuevos temas surgidos de la actualidad, desarrollo
de ciencias y técnicas, evolución social, sus estructuras, inquietudes o esperanzas.
• El editor tiene mérito de haber presentido un nuevo tema de colección, haber sabido
seleccionar a autores que lo encarnen, pero especialistas de disciplina aportan
contribuciones: el editor tendrá que discriminar títulos que dan respuesta a una
expectativa y elegir o rechazar textos mayores.
• La innovación no es por sí misma un valor absoluto: hay distancia entre la avalada por el
público y la anticipada a su adhesión. Hay colecciones sin reconocimiento, desaparecieron
y, retomadas por otro editor, afirman su éxito. Esta anticipación de temas proviene de una
alquimia en que editor y autor se secundan.

La búsqueda de fórmulas editoriales:

• El libro es elección capital.


• Una fórmula vista como nueva puede corresponder a elecciones que otros consolidaron.
• La verdadera apuesta se apoya en fuertes inversiones, estrategia comercial y promocional
que privilegia una o varias líneas editoriales.
• El libro con ilustraciones sigue academicismo o propone fórmulas inéditas. Aquí el editor,
su equipo artístico y servicio de producción necesita conocimiento de temas exitosos,
técnicas gráficas y elecciones financieramente adaptadas a la forma del libro para
establecer un costo correspondiente a expectativas del mercado.
• El público no desea nada, adhiere o no lo hace.
• Adecuada distribución de textos, ilustraciones en blanco y negro/colores, combinadas o no
con fotografías, documentos antiguos, signa fracaso o se incorpora a modelos garantizados
• Editores persiguen la ecuación autor/tema/fórmula que exige un largo y costoso trabajo:
estrategias editoriales deben innovar, desarrollar nuevas colecciones identificables por
puntos de venta y público, reforzar la imagen de marca de series establecidas. Voluntad de
diversificación de catálogos se ve en toda historia de editorial que adoptan esta política.
• Decisiones del editor recaen menos sobre manuscritos y más en proyectos en función de
su capacidad mediática. Penetración de multimedios es cuestión que hoy está en juego

Garantizar y financiar la producción de las obras

• El editor está obligado a efectuar la producción que financia al aceptar el proyecto y


original, suceden operaciones a su responsable. Etapas de preprensa anticipan la compra
del papel, impresión y terminación.
• Hay editoriales que subcontratan la totalidad de producción y otras que tienen talleres de
impresión y encuadernación.
• Poseen producción integrada: editoriales que publican muchas de colecciones de textos y
otras especializadas en obras con ilustraciones a colores, más en grupos editoriales, que no
excluye la subcontratación cuando hay superproducción, pero disminuciones en sus
programas y rentabilización de instalaciones los hacen imprimir y encuadernar para
editoriales de competencia. Hay trabajos internos y externos, que induce acercamientos,
acuerdos, de compra y transferencias.
• Pequeñas editoriales administran su taller de composición, fotograbado e impresión.
• El desarrollo de informática editorial modificará la actual distribución de funciones.
• Parte de la producción de editores proviene de licitaciones que dejan aprovechar muestras
de empresas especializadas para cada tipo de trabajo, evitar picos de producción y generar
fuerte competencia.
• La organización, planificación, sentido de gestión rigurosa e incesante innovación de
servicios técnicos siguen siendo esenciales.
• Determinar la porción de inversiones de producción tiene sentido al tener en cuenta la
naturaleza de obras. No hay porcentajes estables. Cada obra es una apuesta.
• La producción es la cara más visible del iceberg editorial, cuantificable a posteriori, puesto
que equipos editoriales no siempre saben calcular las consecuencias de sus decisiones:
tarea de corrección, procedimientos de puesta en página y grabado encierran sus trampas.
No representa la carga principal.
• Costo de producción industrial en mira del responsable editorial lo considerar factor
principal en el establecimiento del PVP, subestima el tiempo y carga del trabajo editorial.
• Publicidad y distribución tienen un peso considerable (60%).

Hacerse cargo de la promoción y la distribución del libro

• Editor está obligado a garantizar explotación permanente y difusión comercial conforme a


usos de la profesión.
• El director comercial/de mercadeo y su equipo planifican estrategias hacia diversos
canales de venta. Su acción se relaciona a promoción: distinguida en logística. Promoción
es área integrada en editoriales medianas que, en función de facturación, soporta la carga
financiera de un equipo representativo que defienda su producción en el año.
• Grupos y editoriales grandes tienen varios equipos comerciales que organizan sus zonas de
venta de distinto modo.
• En otras empresas, cada representante de región tiene a cargo todas librerías consideradas
y supermercados.
• Mercados de exportación están a cargo de un “Departamento internacional” en grupos y
editoriales importantes. Las filiales en exterior aseguran la difusión y distribución de sus
obras. Exportación afronta imprevistos y crisis económicas o políticas que se producen en
países extranjeros; la inflación y variaciones en el tipo de cambio requieren atención
continua. Varios países poseen infraestructura deficiente de mayoristas y libreros. Las
cobranzas son tardías o aleatorias.
• Información sobre puntos de venta, encargos, organizados mediante grilla de consignación
definida en acuerdo con el punto, y visitas de representantes condicionan la vida del editor.
• Un cambio de política mal acordado o tensiones entre el editor y puntos de venta pueden
caer la facturación. Discusiones por oposición a posibilidades de devolución son causa de
discordia entre promotores/distribuidores y puntos de venta.
• Editoriales pequeñas, incapaces de financiar equipos de representantes, firman acuerdos
con un promotor que las recibe por afinidad editorial, no suponen competencia directa
para él o para mejorar facturación. El equilibrio entre editoriales débiles codeadas con
poderosas necesita diplomacia, en crisis es tentación echarle la culpa al promotor que
trabaja para varias editoriales. También aprovechan otros canales de venta: instituciones,
comisiones internas de empresas, mayoristas de entrega a puntos de venta pequeños,
permanentes o estacionales.
• Área comercial/de mercadeo actúa en etapas iniciales del proyecto, en cada editorial es
particular y no hay estructura modelo: lleva investigaciones cuantitativas y cualitativas,
realiza determinadas pruebas, fija objetivos de venta, entregas, desembolsos y gastos de
envío, entregas superiores a habituales y promociones. Todo vinculado al área de
publicidad, trabajan en conjunto, bajo la dirección general. En etapas finales, edita, de
acuerdo con gestión informática y distribución, estadísticas de ventas, para supervisar y
alertar al editor sobre problemas de funcionamiento. Vela por reimpresiones y avisa al
editor para que realice correcciones y actualizaciones. Ante un éxito brusco podría decidir
una reimpresión demasiado anticipada.
• Área de publicidad produce catálogos, material publicitario para punto de venta, avisos
para medios de prensa, radio y televisión, y organiza concursos de vidrieras.
• Fórmulas presentan ventajas y desventajas: la decide naturaleza de programas y mercados.
• Cuando área de producción cumplió su tarea hasta etapa de encuadernación, los
ejemplares se entregan al centro de distribución o se subcontrata a un distribuidor que
gestiona fondos de varias editoriales. La distribución es responsable del almacenamiento
de libros y de una organización que asume el envío de encargos y reposiciones hacia
puntos de venta. Se ocupa de facturación, supervisa cobranzas y clasifica devoluciones e
imputa al editor costos correspondientes. Ejemplares en mal estado son destruidos,
saldados o reparados. Grupos y editoriales poderosos poseen su centro de distribución.
• La producción no siempre tiende hacia una racionalización de su catálogo, pues la
diversificación, peligrosa, presenta también la ventaja de limar riesgos.
• Editoriales pequeñas se asocian para posibilitar su distribución, pero falla de un socio
puede comprometer al conjunto. Tales estructuras, alentadas por poderes públicos para
asegurar pluralidad de producción, son vulnerables en relación con empresas beneficiadas
por mejor reparto de riesgos. Pero incluso ellas tienen años excelentes, pasables o
mediocres: sus costos son difícilmente comprimibles, y dado que márgenes de ganancia
son pequeños, una flexibilización puede poner en rojo. Poseer un fuerte fondo editorial
permite compensar estos riesgos.

Promover su fondo editorial

• Óptima colocación, seguimiento de reposiciones e intervención de publicidad son mejores


garantías de promoción.
• Dosificar entregas, ni por debajo de ventas ni arriba a exceso de devoluciones, es esencial.
• Dentro de una misma colección este cálculo se reinicia continuamente. La vida del libro
depende de él, pero el trabajo de representantes es primordial.
• El área de publicidad depende de la comercial/de mercadeo.
• Toda cadena de promoción es conjunto indisociable de acciones concertadas o no. Pero
hay que tener en cuenta la relación de editorial con autores. Solo autores de Best Sellers
van directo con área comercial y reciben su atención. Luchar por éxito es más rentable.
• Para autores elegidos y otros, existen dos zonas: el área de prensa y de publicidad. Una
relación privilegiada con el encargado de prensa comienza con la confección de listas de
periodistas, prescriptores e instituciones a las que se enviará la novedad.
• Área de publicidad es la cara visible del esfuerzo que el editor desea aportar a su autor.
Para el autor un éxito debe motivar el refuerzo de publicidad, pero el editor tiene un
presupuesto que no desea parcializar mucho. Esta es fuente principal de tensiones, autores
veces abandonan editorial a causa de lo que ven como débiles esfuerzos de promoción.
• Editores insisten en los esfuerzos que hacen para “crear lectores” multiplicando contactos
con responsables de ministerios involucrados, de organismos culturales, nacionales o
locales, incluso con las empresas privadas. Son las principales funciones del editor.
• En una editorial en que trabajan muchas personas, la división de tareas es marcada.
Conviene prestar atención a las diferencias entre una empresa y otra: ellas dependen de
factores objetivos (empresa independiente o integrada a un grupo, capacidad financiera,
edición especializada o no, diversidad de los mercados) y de factores subjetivos: gusto por
un poder hipercentralizado o preferencia por delegar tareas. Esta disparidad de actitudes
se encuentra en todas empresas.
• La industria editorial favorece el individualismo: la mediatización de cualquier éxito de un
autor recae sobre la editorial, y por contagio, sobre diferentes peldaños.

Tener obligación de resultado

• Una función esencial del editor: necesidad o esperanza de alcanzar el autofinanciamiento y


obtener ganancias. Su búsqueda es importante para asumir sin contratiempos programas
editoriales y mantener independencia que márgenes estrechos vuelven problemáticos.
• A editoriales jóvenes, a pesar de éxitos obtenidos, les cuesta mantener rumbo, en un
mercado global cualquier empresa importante y grupo son vulnerables. Sus accionistas
examinan balances, análisis del Banco de Francia y cotizaciones de la bolsa. No es posible
disociar esfuerzos editoriales de comerciales. Es el precio del éxito y libertad.
• Editoriales están sometidas a economía mundial, factores sociopolíticos y culturales,
evolución tendencias y mentalidades, progresos o regresiones, rescates y concentraciones.
• Continuo deslizamiento del mercado hacia el comercio moderno desencadena diversos
cambios estratégicos.

Textos, impresos, lecturas


Chartier

Quiere formular propuestas e hipótesis que sustenten un trabajo sobre la historia de prácticas
de lectura, comprendidas en relaciones con objetos impresos y textos que llevan. Rojas:
contrastes en la recepción del texto se deben a lectores, por diversidad de caracteres y
humores, pluralidad de aptitudes y expectativas. Se diferencian según:

• Grado de edades: no manejan el escrito de igual forma (no saben leerlo/quieren o pueden)
• Según los distintos usos dados al mismo texto.
De la Celestina, tres lecturas (usos que la mutilan y privan de significación):

• No se fija en totalidad de la historia, sino en algunos de sus episodios separados.


• Se retiene fórmulas memorizables, refranes y frases hechas, que no establecen relación
íntima/individual entre el lector y lo leído.
• Su autor: opone la lectura correcta que capta el texto en su totalidad sin reducirlo, hacen
una lectura plural que distingue lo cómico y serio, extrae moralidades capaces de guiar la
existencia individual, entender en primera persona lo que propone a todos.

Tensión de toda historia de la lectura: es práctica creadora, productora de significaciones


irreductibles a intenciones de autores o hacedores de libros: es caza furtiva. Autor y editor
piensan que el lector debe someterse a un sentido único, a comprensión correcta o lectura
autorizada. Acercar la lectura es considerar la libertad de lectores y coacciones que intentan
frenarla, a partir de reconocer estrategias que se usaban para imponer una lectura obligada,
unas explícitas recurrentes al discurso, otras implícitas que hacen del texto una maquinaria
para imponer justa comprensión. El lector se inscribe en el texto, pero éste se inscribe
diversamente en sus diversos lectores. De ahí requiere reunir dos perspectivas: el estudio de la
forma en que textos e impresos organizan la lectura que debe hacerse, y la colecta de lecturas
efectivas, sabidas por confesiones individuales o reconstruidas a escala de comunidades de
lectores. Rojas: opiniones diversas deben relacionarse con pluralidad de competencias,
expectativas y disposiciones de lectores y maneras de leer el texto. Se dirige a quien lee el
prólogo para sí mismo, en silencio e intimidad, pero no todos leen así: en voz alta la lectura es
escucha de la palabra lectora, se debe saber variar el tono, encarnar personajes, decir apartes
hablando entre dientes, movilizar mil artes y modos de leer a fin de captar la atención.

Esta observación ofrece pistas de investigación sobre:

• Las sociabilidades de la lectura, contra de la privatización del leer y retiro a la intimidad.


XVI y XVIII: subsisten lecturas en voz alta.
• El análisis de relaciones entre textualidad y oralidad, expectativa de lector y práctica oral.
Entre pronunciado y escrito hay gran diferencia, pero sus lazos son numerosos: conducen,
en textos de amplio público, a la inscripción de fórmulas de la cultura oral. La escritura que
copia formas de decir de narradores de cuentos. Esa dependencia asegura el retorno a la
oralidad de textos múltiples.
Otra razón sobre la comprensión del texto: intervención malhadada de impresores. La
observación da distinción entre texto e impreso, trabajo de escritura y fabricación del libro:
autores no escriben libros, son fabricados. No hay texto fuera del soporte que lo da a leer, ni
comprensión de un escrito independiente de la forma en que alcanza a su lector. Así, hay
selección entre 2 tipos de dispositivos: los derivados de puesta en texto (estrategias de
escritura/intención del autor) y puesta en libro/impreso (producidos por decisión editorial,
apuntando a lectores/lecturas que pueden no ser los deseados por el autor). Esa diferencia se
olvida por los enfoques clásicos que piensan la obra como texto puro cuyas formas tipográficas
no importan y por la teoría de la recepción que postula una relación directa, inmediata, entre
el texto y lector, entre señales textuales manejadas por el autor y expectativa de a quienes se
dirige. Es una simplificación ilegítima del proceso adquisición de sentido. Restituirlo exige
considerar relaciones entre tres polos: el texto, objeto portador y práctica que se apodera de
él. De variaciones de esa relación dependen mutaciones de significación.

4 mutaciones a tener cuenta:

• Paso de ediciones separadas de la pieza, a su publicación en ediciones colectivas, ficticias o


paginación continua, que la inscriben en corpus y donde su sentido se contamina por la
proximidad de otras comedias.
• La teatralización del impreso que multiplica indicaciones escénicas, que deja conservar la
memoria de juegos escénicos en una lectura separada de la inmediatez de representación.
• La introducción de la imagen que obliga a elecciones y constituye un protocolo de lectura
para el texto acompañado.
• La edición conjunta de la comedia, como si a principios del siglo XVIII la pieza, situada a
distancia histórica, debiera ser restituida en el contexto de su primera representación. El
texto estable cambia porque cambian los dispositivos que lo dan a leer.
Segunda figura: cuando el paso de un texto de una impresión a otra ordena transformaciones
en su letra misma. Esta debe ser definida como una fórmula editorial que trata de ganar a los
lectores más numerosos y populares entre XVII-XIX. Las características comunes a ediciones
que propone son:

• Materiales: libros encuadernados, cubiertos de papel azul, impresos con caracteres viejos
y poco adecuados, ilustrados con grabados de madera empleados y donde, en página de
título, la imagen ocupa el lugar del sello del impresor.
• Comerciales: aunque la longitud de obras sea variable, sus precios son bajos, inferiores a
los producidos por un mercado distinto del libro, más cuidados y caros. Esto exige costos
de edición calculados al máximo.

Los textos que componen su fondo no fueron escritos para ese fin editorial. La política de los
inventores de la fórmula consiste en buscar en el repertorio de textos ya editados aquellos que
en su opinión convienen a expectativas y competencias del amplio público al buscan llegar. Un
trabajo de adaptación modifica el texto de la edición anterior, que sirve de copia a impresores
de libros populares, y es guiado por representación que tienen éstos de competencias y
expectativas culturales de lectores que no frecuentan el libro. Transformaciones de 3 órdenes:

• Abrevian textos, eliminan capítulos, episodios y digresiones considerados superfluos,


simplifican enunciados despojando frases de sus relativos e incisos.
• Recortan textos, crean nuevos capítulos, multiplican párrafos, añaden títulos y resúmenes.
• Censuran alusiones tenidas por blasfematorias o sacrílegas, descripciones consideradas
licenciosas, términos escatológicos o inconvenientes.

La lógica de este trabajo adaptador es doble: trata de controlar textos sometiéndolos a


exigencias de la religión y moral contrarreformadas, pretende volverlos fácilmente descifrables
por lectores torpes. La lectura a que apunta es una que exige puntos de referencia visibles,
lectura cómoda sólo mediante secuencias breves, cerradas, separadas, satisfactoria en una
coherencia global mínima. Hay ahí una forma de leer no de élites cultas, familiares del libro,
hábiles en desciframiento y dominio de textos en su totalidad. La lectura de lectores de libros
bleus parece discontinua, despedazada, acomodada a rupturas e incoherencias. En el libro
manipulado hay hallazgos de textos ya conocidos. Leídos en voz alta por un lector oralizador no
sólo los textos bleus pueden ser memorizados por oyentes que, enfrentados luego al libro, los
reconocen más que los descubren. De esa relación entre texto, libro, y comprensión se da una
lectura distinta cuando un texto, estable en letra y forma, es objeto de lecturas contrastadas.
Un libro cambia por el hecho de que no cambia mientras el mundo cambia, mientras que su
modo de lectura cambia. De ahí la localización de divisiones mayores que pueden articular una
historia de las prácticas de lectura: entre lectura en voz alta y silenciosa, privada y pública,
intensiva y extensiva. Cada una de estas maneras de leer comporta sus gestos específicos, usos
propios del libro, su texto de referencia cuya lectura se vuelve arquetipo de las demás. Su
caracterización es indispensable para cualquier enfoque que intente reconstruir la forma en
que podían ser aprehendidos, comprendidos y manejados los textos.

Últimas observaciones de Rojas: conciernen al género del texto: han litigado diciendo que la
celestina no sería comedia sino tragedia. Se podría llamar tragicomedia. La observación puede
llevarnos a dos reflexiones:

• Los puntos de referencia explícitos que designan y clasifican textos crean expectativas de
lectura, anticipaciones de comprensión. Ocurre cuando se indica el género que relaciona el
texto a leer con otros ya leídos.
• También ocurre con indicadores formales o materiales: como el formato e imagen. Del folio
a pequeños formatos existe una jerarquía que relaciona el formato del libro, género del
texto, momento y modo de lectura. También la imagen, frontispicio o página de título, en
margen del texto o última página, clasifica el texto, sugiere una lectura, construye
significación. Es protocolo de lectura e indicio identificador.

Rojas induce a pensar que la historia de los géneros, textuales y tipográficos, podría dar anclaje
al proyecto de historia de discursos: comprenderlos en su discontinuidad, desmontar principios
de su regularidad, identificar sus racionalidades particulares supone que se tomen en cuenta
las coacciones y exigencias venidas de las formas en las que se dan a leer. De ahí la atención a
leyes de producción y dispositivos obligados que gobiernan cada clase o textos convertidos en
libros, también el descubrimiento de migraciones de un género a otro cuando una forma dada
se encuentra investida por envites que le son ajenos o por enunciados que se dicen en otro
lado y modo. Estas hipótesis de trabajo se suman a cierto número de revaluaciones críticas que
son otras tantas distancias tomadas respecto a certidumbres y hábitos de la historia cultural
francesa. Las primeras conciernen a empleos clásicos de la noción de cultura popular. Esta no
parece que pueda resistir a tres dudas:

• Ya no parece defendible establecer correspondencias estrictas entre separaciones


culturales y jerarquías sociales, relacionar de modo simple objetos o formas culturales
particulares y grupos sociales específicos. Lo que hay que reconocer son las circulaciones
fluidas, prácticas divididas que atraviesan horizontes sociales.
• Tampoco parece posible identificar la absoluta diferencia y radical especificidad de la
cultura popular a partir de textos, creencias, códigos que le serían propios. Todos los
materiales que portan prácticas y pensamientos de la mayoría son siempre mixtos,
mezclando formas y motivos, invención y tradiciones, cultura docta y base folclórica.
• La oposición entre popular y culto ha perdido pertinencia. A esa división masiva se
prefieren divisiones múltiples que fragmentan el cuerpo social. Su ordenación obedece a
principios que ponen de manifiesto diferencias u oposiciones entre hombres y mujeres,
urbanos y rurales, reformados y católicos, entre las generaciones, oficios y barrios.

La historia sociocultural acepto por mucho tiempo una definición reductora de lo social,
confundido con la sola jerarquía de fortunas y condiciones, olvidando que otras diferencias,
fundadas en pertenencias sexuales, territoriales o religiosas son sociales y susceptibles de dar
cuenta, igual o mejor que la oposición dominante/dominados, de la pluralidad de prácticas
culturales. Como ignora préstamos e intercambios, enmascara la multiplicidad de diferencias,
plantea la validez de una división que está por establecer, el concepto de cultura popular que
fundamentó los primeros estudios pioneros sobre el libro de divulgación debe ser revocado.
Como debe serlo el contraste reconocido entre las formas orales y gestuales de la cultura
tradicional y el área de circulación de lo escrito, manuscrito primero, luego impreso, que
delimita una cultura distinta, minoritaria, reservada. La división llevo a compartimentar los
enfoques de esos dos modos de adquisición y transmisión culturales y a la antropología
histórica, que se vincula a los sistemas de gestos, usos de la palabra, dispositivos rituales, y una
historia cultural consagrada a lo escrito, su producción y circulación. Pero así formulada la
oposición da cuenta mal de las situaciones entre siglos XVI y XVIII en que siempre se imbrican
medias y prácticas múltiples. De tales imbricaciones, unas asocian la palabra y el escrito,
porque una palabra dicha se fije en el escrito, o porque un texto retorne a la oralidad por una
lectura en voz alta. Otras articulan los escritos y gestos. Muchos textos tienen por meta
anularse como discurso y producir comportamientos o conductas consideradas legitimas o
útiles. El escrito está instalado en el corazón de las formas centrales de la cultura tradicional:
por ejemplo, los rituales eclesiásticos que exigen a la presencia del objeto escrito, manejado,
leído y transmitido. La historia de las prácticas culturales debe considerar esas imbricaciones y
restituir trayectorias complejas, de la palabra proferida al texto escrito, del escrito leído a los
gestos hechos, del libro impreso a la palabra lectora. Parece útil una noción: apropiación, que
permite pensar las diferencias en la división, porque postula la invención creadora en el
corazón de los procesos de recepción. Una sociología que durante mucho tiempo ha hecho de
la desigual distribución de objetos el criterio primero de la jerarquía cultural debe sustituirse
por un enfoque que centre su atención en empleos diferenciados, en usos contrastados de los
mismos bienes, textos e ideas. Esa perspectiva no renuncia a identificar, pero desplaza el lugar
mismo de su identificación porque ya no se trata de calificar socialmente unos corpus tomados
en su totalidad, sino de caracterizar prácticas que se apropian de manera diferencial de los
materiales que circulan en una sociedad. El enfoque estadístico que intentaba medir el desigual
reparto social de objetos, discursos y actos buenos que poner en series no sería suficiente.
Suponiendo correspondencias simples entre niveles sociales y horizontes culturales que capten
pensamientos y conductas en sus expresiones más repetitivas y reductoras, tal paso carece de
lo esencial: la manera contrastada con que grupos o individuos utilizan motivos o formas que
comparten con otros. Sin abandonar las medidas y series, la historia de los textos y libros debe
ser reconstrucción de diferencias en prácticas: una historia del leer. Pensar de este modo las
apropiaciones culturales autoriza a no considerar eficaces y radicalmente aculturantes los
textos o palabras que buscan modelar los pensamientos y conductas. Las prácticas que se
captan siempre son creadoras de usos o representaciones que resultan reductibles a las
voluntades de productores de discursos y normas. El acto de lectura no puede ser anulado en
el texto mismo, ni los comportamientos vividos en las prohibiciones y preceptos que intentan
regularlos. La aceptación de los mensajes y modelos siempre se realiza a través de arreglos,
desvíos, nuevos empleos singulares que son el objeto de la historia cultural. La noción de
apropiación no se toma aquí en el sentido que hace la apropiación social de los discursos uno
de los procedimientos que los controlan y un dispositivo que limita su distribución. Nuestra
perspectiva atiende no a las exclusiones por confiscación sino a diferencias en el uso dividido
tal como: el gusto, propensión y aptitud para la apropiación de una clase determinada de
objetos o prácticas clasificadas o clasificadoras, es la fórmula que está en el principio del estilo
de vida, conjunto unitario de preferencias distintas que expresan, en la lógica específica de
cada uno de los subespacios simbólicos, la misma intención expresiva. Lo cual quiere decir que
las prácticas contrastadas deben comprenderse como concurrencias, que sus diferencias están
organizadas por estrategias de distinción o imitación y que los empleos diversos arraigan en las
disposiciones del hábito de cada grupo. De ahí la elección de dos modelos de comprensión,
para dar cuenta de los textos, libros y lecturas:

• El primero contrasta disciplina e invención considerando esas dos categorías no como


antagonistas, sino como categorías que deben ser manejadas en pareja. Cualquier
dispositivo que trate de crear control y coacción segrega tácticas que lo domestican o
subvierten, a la inversa, no hay producción cultural que no emplee materiales impuestos
por la tradición, la autoridad o mercado y que no esté sometido a vigilancias y censuras de
quien tiene poder sobre las palabras o gestos.
• Es simple la oposición entre espontaneidad popular y coerciones de instituciones o
dominantes: hay que reconocer cómo se articulan las libertadas forzadas y disciplinas
derrocadas. Disciplina e invención, pero también distinción y divulgación. Esa segunda
pareja de nociones permite proponer una comprensión de la circulación de objetos o
modelos culturales que no la reduce a una simple difusión.

Los procesos de imitación o vulgarización son más complejos, dinámicos y deben pensarse
como luchas de concurrencia, donde toda divulgación, otorgada o conquistada, produce la
búsqueda de una nueva distinción. Cuando el libro se vuelve un objeto menos raro, menos
confiscado y distintivo por su sola posesión, son las maneras de leer las encargadas de mostrar
desfases, de poner de manifiesto diferencias socialmente jerarquizadas. Las representaciones
simplistas y estereotipadas de la dominación social o difusión cultural deben ser sustituidas por
una forma de comprenderlas que reconozca la reproducción de las distancias en el seno mismo
de los mecanismos de imitación, concurrencias en el seno de las divisiones, la constitución de
nuevas distinciones debidas a los procesos de divulgación. Estas pocas hipótesis y nociones
parecieron una buena entrada en la cultura de los siglos XV-XIX por dos razones:

• Fijan o portan la palabra, cimentan sociabilidades y prescriben comportamientos, permiten


creer, hacer o imaginar: alteran la cultura en su conjunto pactando con fuerzas
tradicionales de la comunicación, instaurando nuevas distinciones.
• Permiten una circulación de lo escrito en escala inédita, a un tiempo porque la imprenta
rebaja el coste de fabricación del libro y abrevia plazos de producción.
Desde Gutenberg, toda cultura de Occidente puede considerarse cultura del impreso porque
los productos de prensas y composición tipográfica irrigan todas las relaciones y prácticas.
Comprender usos múltiples, diferenciados y enfrentados del impreso, dado que autoridades
tuvieron fe en sus poderes y que lectores lo manejaron según sus competencias o expectativas.
Reinscribir la innovación tipográfica en la historia de las formas del libro o soportes de textos y
en la historia de formas de leer inscritas en la trama que lleva de la lectura oralizada a la que
puede hacerse mediante los ojos y en silencio.

El editing de originales no ficcionales


Piccolini

Introducción (tema): ilustrar la dificultad del editor frente al original y como lograr un buen
producto dentro de las restricciones establecidas. Denis Diderot plantea un problema de la
autoría y editorial: trabaja un libro de proyecto editorial con límites establecidos. Muestra la
tensión que se recorre: cómo lograr el mejor resultado final dentro de los límites previstos. Hay
una orientación hacia el lector, escenas de lectura. Esto es lo más definitorio de la actividad
editorial, y lo que la distingue del “hacer libros”.

El editing: una lectura profesional (tema): el tipo de lectura que hace el editor.

La orientación hacia el lector: hace que editing de originales sea ineludible. Editor lee puesto
en el lugar de destinatarios y trabaja con el autor para que el texto final sea un buen texto,
interesante, bien organizado y que cumpla con su propósito. Considera la forma en que se
adecua a la audiencia dirigida, características del material gráfico acompañante o a
incorporarse, relación del texto con otros capítulos del libro y cuestiones como permisos de
uso de materiales publicados, posibilidad de realizar sin riesgo los procedimientos descritos en
el texto. Es un trabajo de lectura especializada que hace que el original (texto e imágenes)
muestre lo mejor de sí mismo, al despojarse de elementos superfluos y desarrollar lo
sustantivo.

Pensar en el editing decir: el texto tiene problemas, pero escondido hay buen original y autor.

Descripción dura del editing: La enumeración de los objetivos puede malentenderse por quien
no está familiar con la tarea:

• Argumentar que los destinatarios pueden tener perfiles diferentes


• Que hay libros que aceptan lecturas a distinta profundidad
• Que pretender adecuarse a la audiencia puede traer un aplanamiento del texto
• Que editor no conoce del tema como el autor y puede no detectar errores de contenido.
• No lesionar la imagen, ¿los libros tienen que acordar con el pensamiento corporativo?
• En cuanto a organización y consistencia, ¿no es lo que hace un corrector?
• Libro llegado a lectores sin mediación editorial: algunos buenos y otros oscuros,
pretenciosos y plagados de generalizaciones y vaguedades (se molestaron los lectores que
tengan autonomía intelectual, pensaran que el texto no se entiende por su profundidad o
no están a su nivel).
• Pensar la intervención de editor como corrección no describe lo central de la tarea, su
núcleo es hacer que el texto diga lo que el autor quiso decir. Ellos sacan provecho de esto,
ya que brinda una lectura distanciada, a la que es difícil de acceder ellos o con colegas.

¿Sobre papel o en el archivo electrónico? (tema): alternativas de soportes y como trabajarlos

Para hacer editing, el editor puede trabajar sobre:

• Una copia de la versión digital del original del autor (usando control de cambios)
• Papel (lee, subraya, señala, anota sugerencias en lápiz, usa bolígrafos de diferentes colores
para indicar distintas dificultades que encontradas en el avance en la lectura del original)

Proyecto editorial (escritos a pedido): la edición suele hacerse en el archivo electrónico y


comentarios se reducen al mínimo. Trabajar con él permite encontrar fácil los pasajes sobre los
que necesitan volver. Se debe acordar con autores una manera de trabajo que sea eficaz y no
invasiva (el formato del original depende de la comodidad del lector al recibir correcciones), y
también organizar estrategia de trabajo pautada con autores que desentendieron de sus textos

De lo general a lo particular: Macroediting y Microediting

Tipos de lecturas: de lo general (de principio a fin, cuestiones generales, de organización del
texto, estructurales), a lo puntual (problemas específicos). Desde el primer encuentro hasta la
corrección de la última prueba, el texto será leído muchas veces, pero cada vez de diferente
modo y atendiendo a distintas dificultades.

Organizar lecturas: distinguir dos momentos (en ambos las primeras lecturas serán generales y
las siguientes localizadas):

El Macroediting:

Unidad de trabajo: el texto completo o texto de capítulo (si hay autonomía entre ellos).

Propósitos:

• Evaluar la conveniencia o no de aceptar el original en función de su calidad, pertinencia y


los cambios necesitados para mejorarlo.
• Aceptado: asegurar su calidad global y buena organización del texto.
• En escritos a pedido: controlar su adecuación a las pautas establecidas.
• Primera lectura, la más distanciada, que permite ponerse en el lugar de los destinatarios.

Tareas:

• Leer el original a la luz de atributos de la colección/serie.


• Diseñar un plan de trabajo con el autor para asegurar que el texto tenga la calidad prevista,
que cumpla su propósito y que esté bien organizado.
• Considerar las características y disposición de los elementos visuales
• Evaluar si se necesita cambiar la forma de presentación de la información
• Resolver cuestiones de derechos y autorizaciones
• Trabajar con el autor o intervenir el original hasta cumplir con los objetivos propuestos.

Esta instancia es compleja y necesita ser encarada por editores que tengan una visión global de
la obra y conozcan a las características de las publicaciones de la editorial.

Conceptos clave: pertinencia, calidad de la información, organización y extensión, elementos


visuales, formas de presentación de la información, derechos y autorizaciones.

El Microediting:

Unidad de trabajo: unidades menores dentro de un capítulo/sección (bloques de información,


párrafos, oraciones, palabras).

Propósito:
• Asegurar la claridad y fluidez de la exposición
• Corrección de datos
• Calidad y pertinencia de las imágenes y su razonada relación con los textos
• Verificar que el texto se dirija adecuadamente al público previsto y de haber instrucciones
o sugerencias de actividades, que estén cuidadosamente pautadas.
Tareas:

• Leer el original, verificar y corregir lo necesario a fin de cumplir con objetivos establecidos.
• Negociar cambios con el autor.

Conceptos clave: claridad, fluidez, adecuación a la audiencia, relación textos-imágenes.

¿Cómo lee el editor los originales en el momento de Macroediting?

No todas las preguntas aplican a todos los libros, y algunos requieren considerar otro ítem:

1. Verificar que el original puede integrarse a la colección para la que se lo propone


2. Verificar que el contenido sea de calidad
3. Verificar que el texto esté bien organizado
4. Verificar que el contenido esté expuesto por medio de recursos adecuados, en función del
tipo de libro y su propósito
5. Verificar que las imágenes se integren de manera armónica y pertinente al conjunto
6. Ver que los materiales incluidos en el original cuenten con autorizaciones correspondientes
y que no afecten la imagen ni intereses de la empresa
7. Ver que actividades sugeridas puedan llevarse a cabo y no supongan riesgo para lectores

En textos escritos a pedido:

8. Verificar que el autor haya desarrollado el tema que se le ha propuesto


9. Ver que la extensión del original sea la acordada y que no presente saltos u omisiones.
10. Verificar que la organización del capítulo responda a la maqueta
11. Si trata de capítulo de un libro de autoría colectiva, ver que no afecte la unidad del libro.

¿Cómo lee el editor los originales en el Microediting?

1. Verificar que los temas estén expuestos con claridad


2. Ver que el texto fluya sin obstáculos y tenga un tono adecuado al tipo de publicación
3. Verificar que el texto se adecue a competencias de lectores a los que va dirigida.
4. Verificar que las imágenes que van a formar parte del libro sean de la calidad esperable
para la publicación y que se relacionen con los textos de una manera consistente
5. Verificar que las instrucciones sean precisas y estén bien ordenadas, y que haya
correspondencia entre preguntas y respuestas / planteos y soluciones

En textos escritos a pedido para libros de proyecto editorial:

6. Verificar que la extensión / tamaño de cada uno de los materiales que van a formar parte
de las páginas respete las pautas de la maqueta

El chequeo de los datos


Discusión habitual: si el editor debe chequear datos aportados por autores y si está en
condiciones de detectar errores. Aquí algunos puntos:

• Siempre chequear al menos los datos que resulten dudosos


• Los errores fácticos que no son ocasionales suelen venir acompañados por otros
problemas: vaguedades, generalizaciones abusivas, pasajes pretenciosos y oscuros,
afirmaciones sin demasiado sustento. El descuido no se da solo en trabajo autoral.
• El conocimiento que se tenga del autor es un dato no menor. Si en antes se destacó por su
rigurosidad, cabe esperar que sea igual de cuidadoso en esta nueva experiencia. Quien no
es confiable al transmitir información o escribe “de memoria”, tiene altas probabilidades
de mantener ese estilo de trabajo en todas oportunidades: autores necesitados de publicar
por exigencias de la carrera académica y con poco tiempo para dedicar a la escritura suelen
formar parte de este grupo. Ante un pasaje oscuro en una cita directa, el editor puede
pedir una simple fotografía del documento para chequear que la transcripción fuera hecha
de manera correcta. Si allí se detecta un error, es conveniente solicitar al autor que revise
todas las citas.
• En editoriales universitarias o de libro académico el editor tiene la posibilidad de contar
con lectores externos que conocen del tema y pueden hacer una lectura cuidadosa, o
directores de colección preparados. Pero el editor no puede despreocuparse del asunto.
• En países donde la edición está más profesionalizada editoriales de libros académicos y de
texto suelen trabajar con editores especializados, con experiencia editorial en áreas
disciplinares específicas.
• Los libros escolares dirigidos a niños y jóvenes requieren un especial cuidado editorial,
dada su importancia en los procesos de aprendizaje y su circulación masiva, que hace que
sean el único material de lectura que llega a muchos hogares de los sectores populares.
Editoriales dedicadas a este tipo de libros cuentan con editores especializados en grandes
campos del conocimiento. En este segmento del mercado editoriales están expuestas a
miradas más o menos atentas por parte del periodismo o ámbitos académicos: un error en
el número de un artículo constitucional, en los años de inicio y finalización de una
presidencia o en un dato de la vida de un personaje histórico controvertido no suelen ser
interpretados como lo que son sino como desconocimiento de datos importantes por parte
de la editorial o como acciones con segundas intenciones.

Cómo ilustrar una publicación


Canitrot y Lutz-Sorg

Se necesita: conocer qué es la imagen: sus cualidades, funciones, componentes, lecturas que
pueden hacerse por ella, cómo aprovecharla integrándola a una política redaccional y con qué
criterios elegirla.

¿Qué es la imagen?

• La imagen es para cubrir la falta de texto ni es decoración: cuesta cara, es un mensaje entre
un emisor y el lector "espectador" y es medio de comunicación. Son ambiguas y
polisémicas: es portadora de muchos sentidos y puede ser percibida de diferentes
maneras.

• Una imagen no constituye un lenguaje universal: es accesible y comprensible por todos,


que no comprenderán la misma cosa. Tiene tantos sentidos como personas que la miran.
Cada uno percibirá más o menos bien los sentidos dados por el emisor. Se interpretará en
función de la historia, cultura individual y lugar de pertenencia.

• La imagen no es objetiva y ni prueba de verdad: es el fruto de subjetividades sucesivas,


comenzando por la del fotógrafo que eligió el tema, modo de tratamiento, encuadre, las
fotos que elige o rechaza. El iconógrafo selecciona una foto antes que otra en función de su
percepción y gustos. El diseñador podrá reencuadrarla o no (destacar uno de los elementos
que la componen), y eliminar otros. La puesta en página, el texto con el cual será
publicada, los titulares, epígrafes, el modo de tratamiento en fotograbado harán de la foto
un mensaje subjetivo.

Las cualidades de la imagen

• Descriptiva y sugestiva: muestra (un niño juega con su mamá) y al mismo tiempo sugiere
(la escena evoca la alegría de vivir y felicidad)

• Inmediata y global: la escena es percibida instantáneamente por el lector-espectador, los


elementos se presentan de una sola vez y en mismo espacio. Domina el tiempo de
simultaneidad no de linealidad. La imagen se da en bloque y sin matices.

• Afectiva y emocional: su poder de sensibilización e impacto sobre la imaginación es fuerte.


Provoca sentimientos, emociones. Esto las hace un medio de comunicación eficaz: un solo
golpe de vista permite recibir un mensaje visual y emocional, cuyo impacto es inmediato y
fuerte. Una cubierta o publicidad, debe atraer la vista, seducir y vender.

Las funciones de la imagen

Funciones con las cuales es necesario saber jugar:

• Informativa: aportan información e informan alguna cosa al lector. Expresa


acontecimientos que al texto se le dificulta relatar.

• Documental: autentifica un acontecimiento o cosa. Tiene un poder fuerte e innegable. El


lector compra la confirmación visual de un hecho: fotos de la caminata en la Luna
aportaron la prueba de que el hecho tuvo lugar.

• Simbólica: tienen poder de evocación y sugestión, que resumen un concepto o idea


abstracta. Se trata de la síntesis de hechos en un símbolo que ocupa el lugar central. Es el
caso de: logos o ciertos dibujos que usan códigos simples y no ambiguos. A veces, fotos
pueden tener alcance simbólico.

• Estética: tiene una dimensión estética que se debe saber utilizar: aquí reside gran parte de
su poder de seducción. La foto o dibujo ilustran o decoran páginas. La belleza de una
imagen le confiere un poder de atracción ligado a la calidad de su composición y estética
propia del tema. A veces, esta dimensión puede ser un objetivo y no solo un medio.

• Diversión: las imágenes o dibujos demandan menos atención, y el lector puede


aprovecharla para dejar volar su pensamiento e imaginación. Alguna vez, el mensaje es
humorístico.

Los componentes de una imagen

• Formato y composición: El formato y líneas que componen una imagen juegan un rol
importante. Un cuadrado: sus lados son iguales y dan impresión de equilibrio, es más
"objetivo". La diapositiva 24x36 es más dinámica si es vertical que si es horizontal. La
vertical no excluye el movimiento, como el del formato a la italiana que expresa
apaciguamiento. En la composición de una foto o dibujo, las líneas verticales, horizontales
y oblicuas no inducen los mismos significados. La oblicua: percibida como un pasaje,
transición entre inercia y movimiento, como un desequilibrio.

• Luz: En una foto es esencial. Si está bien trabajada, la imagen será técnicamente buena y
estéticamente fuerte. Toda foto que no sigue este código inducirá a impresiones diferentes.
El contraluz reforzará el contraste fondo-forma y mostrando un contorno, confirmará el
sentido fantasmal de la imagen. Una iluminación de abajo hacia arriba confirmará lo
fantasmal, la imagen de la luz de derecha a izquierda, lo sobrenatural, y la luz saliendo de
una fuente luminosa central, la intimidad y misterio.

• Encuadre: Una imagen puede ser encuadrada a la altura del hombre, la perspectiva más
natural y corriente, y dar así un carácter realista y objetivo. Este no es el caso de la toma en
picado (de arriba hacia abajo, da al lector una impresión de seguridad, de dominar la
situación) o en contrapicado (de abajo hacia arriba, lo inquietará, hará que se sienta
amenazado o presionado). Un retrato encuadrado en primer plano (la cara), atraerá la
atención sobre una expresión; un primerísimo plano (detalles de la cara) dramatizará o
propondrá una lectura más psicológica. En cambio, un plano en conjunto dará impresión de
libertad, mostrando al personaje en su contexto. El medio plano (personaje de cuerpo
entero), subrayará la acción.

Es importante conocer estas características en vista a lo que se desea comunicar por la imagen.
Una foto o un dibujo pueden disgustar o agradar.

Las lecturas de la imagen al lector

La lectura de la imagen se haría en tres fases:

• La percepción es solamente un fenómeno óptico (la persona ve la imagen)

• La identificación es a la vez óptica y mental (la persona registra el contenido)

• La interpretación es solo mental y corresponde al momento en que la personal mezcla su


subjetividad y vivencia con la imagen que está viendo.

Estudios sobre la lectura de imagen permiten hacer algunas afirmaciones. No se oponen unas a
otras, se sitúan en momentos diferentes y parecen complementarias:

• El trayecto de la mirada partirá del centro de la imagen, hacia la esquina inferior izquierda,
después hacia el sentido de rotación de aguja del reloj (se sustenta en fase de percepción)

• Elementos contrastantes y de pequeña dimensión serán percibidos primero, en detrimento


de las grandes superficies de la imagen (se sustenta en la fase de identificación)

• Paul Almas: los componentes vivientes serán los primeros en ser percibidos (hombres,
animales), después los elementos móviles (gestos, humo), por último, la vista se interesará
por las cosas fijas (objetos, casas). Regla no válida en caso en que los objetos fijos se
encuentren en una posición inhabitual que les daría prioridad sobre componentes
vivientes (si no tienen más que un pequeño lugar en una foto o dibujo pasarían a un
segundo plano). En el caso de una linealidad total de lo dado, la lectura se hará como en un
texto, de izquierda a derecha (se sustenta sobre la fase de la interpretación).
¿Cómo aprovechar la imagen?

Es necesario saber trabajarla y saber lo que se le puede hacer decir, cómo utilizarla en función
del soporte y publicación: definir una política propia con respecto a la imagen.

La imagen forma parte de la política redaccional: la comunicación se apoya sobre el texto e


imagen. Establecer un concepto redaccional implica encontrar un equilibrio cualitativo y
cuantitativo entre esos dos componentes y confrontarlo con los otros parámetros constitutivos
de la publicación (segmento del público al que se dirige, posibilidades técnicas de la fabricación
y medios financieros)

La relación texto-imagen:

• El texto prima sobre la imagen: La prioridad se da a la publicación que se quiere sencilla.


Así, la imagen puede estar borrada o jugar un rol de complemento. No perturbar la lectura.

• El texto e imagen tienen un peso semejante: reflexión y emoción se refuerzan


mutuamente: el color puede subrayar las articulaciones del texto, la imagen ayuda a
comprender del mensaje.

• La imagen prima sobre el texto: es la elección de la emoción, del todo ilustrado:


información escenificada, fotos perturbantes o sensacionalistas, búsquedas estéticas,
utilización máxima de colores. El texto se vuelve imagen.

Si se conocen las posibilidades que ofrece la imagen, y se establece una relación clara entre
ésta y el texto, se parte de bases nítidas, elegidas, deseadas y asumidas. Toda política de
imagen reposa sobre elementos sobre los que no se puede obrar, pero es necesario conocer lo
mejor posible.

El lector:

El lector: no pertenece a la publicación, más bien ella le pertenece a él que él lo compra y le es


o no fiel. La imagen se percibe de manera diferente según la edad, nivel de instrucción y
receptividad a imágenes. Para lectores habituados al color, una foto en blanco y negro tomará
una connotación de imagen antigua. Para otros, un retrato en primer plano sobre una página
entera será superfluo y ciertos encuadres le serán chocantes. Las elecciones iconográficas
deben tener en cuenta las costumbres visuales del lector, aunque se permita salir a veces de
los caminos trillados.

Las posibilidades técnicas:

La calidad de la reproducción de imágenes depende en gran parte de las elecciones de


fabricación efectuadas en función de los medios de publicación. Es necesario tener en cuenta y
saber de qué modo interfieren éstos en las elecciones visuales:

• La calidad del papel: El rendimiento de fotografías será mejor cuando el gramaje del papel
(peso del papel) sea elevado y el acabado de calidad. Es necesario elegir el papel en
función de su personalidad. Un papel áspero y no blanco puede ser buen soporte para
fotos en blanco y negro de muy buena calidad

• El procedimiento de impresión: el offset es rápido y económico, pero no ofrece la misma


calidad que el heliograbado ideal para restituir toda la fineza de una foto, la densidad de
los negros y medios tonos. Está reservado para publicaciones de un tiraje muy grande, que
permiten amortizar el costo de la fabricación de los cilindros.
• El formato: tendrá consecuencias sobre la elección de la puesta de página. De acuerdo con
las características de encuadernación será más o menos fácil que ilustraciones a doble
página queden bien ubicadas.

• El color: Las elecciones visuales no serán las mismas si se imprime en blanco y negro o
color (se puede disponer de el sobre todas las páginas o sólo en algunas, posibilidades
variables en función de la manera en que las páginas son dispuestas según el formato del
papel, plegado y encuadernación). No sería demasiado recomendar la necesidad de
informarse precisamente sobre todas las modalidades de fabricación de la publicación.

Los medios financieros

La imagen es cara, en derechos pagados a fotógrafos y gastos de fabricación. Esta situación


tiene el mérito de obligar a hacer elecciones y motivarlas. La solución simple: renunciar a la
imagen, pero no la mejor. Por el contrario, no caer en el exceso inverso: el mejor diario no es el
que publica más ilustraciones, sino el que sabe elegir, en función de sus medios, las mejores
imágenes. De allí el proceder a una selección de imágenes y prever un presupuesto de
ilustración para cada número.

Elegir las imágenes

Los principios: qué tipo de imagen elegir

Se deben equilibrar y combinar todos estos elementos para elegir el tipo de imagen:

• Los tipos de imágenes (imágenes fotográficas e ilustraciones)

• Las funciones de la imagen (informativa, ilustrativa)

• El grado de proximidad con el texto (se desea que estén muy próximas al texto, que lo
prolonguen, que se opongan a él, o que lo substituyan)

• El buen conocimiento del público.

La variable:

La tasa de iconicidad del tema: es la posibilidad de visualizar el tema.

• Primer ejemplo: para ilustrar la colección del nuevo gobernante de un país resulta natural
publicar un retrato del individuo. Se elegirá una situación según el ángulo del artículo.

• Segundo ejemplo: se desea ilustrar resultados de un estudio que muestra que vacas
producen más leche cuando son ordeñadas escuchando música clásica. Éste es un ejemplo
de un tema imposible de ilustrar por medio de fotografías pero que puede ser ilustrado con
un dibujo humorístico.

La aplicación de los principios: la puesta en página

Es la disposición del texto e imagen en el espacio y el espacio de la página o doble página. Esta
puesta guía la percepción de una imagen. Se tratará entonces de jugar con el conjunto de
características del texto e imagen.

• Trabajar con el espacio:

El conjunto del diario: A partir de un cuadro que muestre el desarrollo de páginas, se tratará de
encontrar el más armonioso: apertura con un reportaje con fotos, artículos poco ilustrados a
continuación. Mirando el desarrollo se podrá observar también que una página entera
ilustrada que se pensó como apertura de un capítulo quede resultar muerta si se encuentra
frente a una página de publicidad, más si ésta está muy ilustrada. Se deberá prever la ubicación
de las imágenes obligatorias.

En una página simple: se evitará relegar la imagen a la base de la página, porque será percibida
como incongruente (tapa agujeros). Esquemáticamente, se sabe que la imagen que se
encuentre más arriba de una diagonal que va desde el borde inferior izquierdo al borde
superior derecho, es vista antes que el resto. Cuanto más alto en página y más cerca del título
se encuentre la foto, mejor percibida será.

En la doble página: se trabajará con los contrastes entre el conjunto de grises del texto y la
masa ilustrada, lo que conduce a concentrar la ilustración alrededor de una imagen fuerte.

• Trabajar con los formatos: tres fotos de idéntico tamaño se confunden. Es preferible
trabajar con los contrastes de tamaño y de forma

• Trabajar con los planos: plano general/primer plano/medio plano, picado/en contrapicado

• Trabajar con los elementos de la foto: vivientes/móviles/fijos.

• Procurar una buena relación entre el título y la imagen: Es desagradable encontrar bajo el
título "El blues de los campesinos andaluces", una foto de un agricultor risueño. La relación
título-foto es ley de hierro a respetar. La elección es esencial, pero puede pasar de que una
foto tenga tal fuerza y simbolice tan bien la situación tratada en una página o artículo, que
sea necesario conservar y encontrar otro título que cubra el contenido del texto y foto.

• Cuidar el epígrafe: Elemento indispensable, permite la identificación de la imagen y guía al


lector en la interpretación de la foto: reduce la polisemia de la imagen.

PRIMERA JORNADA
Las dos vertientes de la lectura

Petit: en París vivió rodeada de libros, escogiendo libre en la biblioteca de sus padres y de
verlos día tras con libros en las manos: todo ello propicia que uno se convierta en lector. En
América Latina descubrió las bibliotecas, y una en particular, la de un instituto en el que mi
padre daba clases. En Francia, por aquella época, las bibliotecas eran todavía oscuras, austeras;
los libros no eran de libre acceso, comunicaban a un adolescente que no tenía nada que hacer
allí. Las cosas han cambiado. La juventud preocupa porque el porvenir es inasible. En
sociedades tradicionales, uno reproducía la vida de sus padres: cambios demográficos,
urbanización, expansión del sistema salarial, emancipación de mujeres, restructuración de las
familias, globalización de la economía, avances tecnológicos, han revolucionado todo eso. Se
perdieron muchos de puntos de referencia que daban sentido a la vida. Parte de la
preocupación proviene de la pérdida de dominio, de pánico ante lo desconocido. La juventud
simboliza el mundo que no dominamos, cuyos contornos no conocemos bien. ¿Y la lectura de
libros en particular? En Francia la proporción de lectores asiduos entre jóvenes disminuyo en
los últimos veinte años, pese a la expectativa de que aumentara por mayor escolarización.
Según ellos, prefieren el cine o televisión a los libros: deploran que los jóvenes ya no leen.
Desconozco cuál es la situación en México, pero en Francia este tema se plantea en los
periódicos cada nueva estación del año. Durante mucho tiempo el poder, la Iglesia y
educadores estuvieron preocupados por los peligros que podía traer una amplia difusión de la
lectura. Pero desde los años sesenta lamentan que sea insuficiente. esto preocupa porque
algunos temen que se pierda una experiencia humana irremplazable. Estados Unidos 80% de
niños no saben lo que significa la experiencia de leer en silencio. escritores también temen
que, en un mundo ruidoso, ya nadie se acuerde de ese territorio de la intimidad que es la
lectura, de esa libertad y soledad que siempre han asustado al ser humano. Temen que, ante el
énfasis que se da a la "comunicación" y comercio de información, nos desviemos hacia una
concepción instrumentalista y mecanicista del lenguaje. Pero en buena parte de los discursos
sobre el descenso de la frecuencia de lectura en los jóvenes me parece que intervienen otros
motivos. Decía que en las formas tradicionales de integración social se reproduce la vida de los
padres. Y la lectura, si tenía acceso a ella, era parte de esa reproducción. En el inicio la lectura
fue una actividad prescrita, coercitiva, para someter, controlar a distancia, aprender a
adecuarse a modelos, inculcar "identidades" colectivas, religiosas o nacionales. me parece que
algunos añoran una lectura que permita delimitar, moldear, dominar a los jóvenes. En los
medios se oyen lamentaciones como "los jóvenes ya no leen", "hay que leer", o "se debe amar
la lectura", lo cual ahuyenta a todos. Se deplora que se pierda la lectura de textos
supuestamente edificantes, "patrimonio común" que es reunificador al que se supone
deberíamos congregarnos. En mi país, el debate sobre la lectura entre jóvenes se reduce así a
una querella entre antiguos y modernos. antiguos lloran la pérdida de las letras, con un tono y
argumentos que no me parecen los mejores para atraer a su causa a quienes no leen, más si se
trata de jóvenes. los modernos, afirman que tal telenovela es capaz de satisfacer nuestra
necesidad de narración como tal o cual texto elaborado, y que todo consiste en un asunto de
gustos heredados, de consumo cultural socialmente programado. si bien la proporción de
lectores asiduos ha disminuido, la juventud sigue siendo el periodo en el que hay mayor
actividad de lectura. Y más allá de lo estadístico, si se escucha hablar a los jóvenes, se
comprende que la lectura tiene para ellos ciertos atractivos que la distinguen de otras formas
de esparcimiento. Se comprende que, a través de la lectura, se encuentren mejor equipados
para resistir cantidad de procesos de marginación, que los ayude a construirse, imaginar otros
mundos posibles, soñar, encontrar un sentido, encontrar movilidad en el tablero de la
sociedad, a encontrar la distancia que da el sentido del humor, y a pensar en tiempos en que
escasea el pensamiento. Creo en la lectura ayuda a los jóvenes a ser más sujetos de su propia
vida, y no objetos de discursos represivos o paternalistas. Y que puede constituir un atajo que
lleva de una intimidad rebelde a la ciudadanía. Eso es lo que intentaré mostrarles: la pluralidad
de lo que está en juego con la democratización de la lectura entre jóvenes. Así pues, organicé
cuatro conferencias:

Las dos vertientes de la lectura

Trataré las dos vertientes de lectura: el poder absoluto que se le atribuye al texto escrito y la
libertad del lector. Las evocare apoyándome primero en una investigación sobre la lectura en el
medio rural. elaboré entrevistas con personas de diversos estratos sociales que vivían en el
campo y que les gustaba leer. Hay medio siglo de distancia entre las infancias que evocan.

• Jeanne es jubilada y se acuerda de los tiempos en que estaba interna: "Todo lo que no era
el programa era prohibido. No teníamos tiempo libre, ni permiso de hablar, nos leían vidas
de niños modelo y de santos".
• Pierre es agricultor de cincuenta años. El libro que evoca lleva por título La vuelta de
Francia de dos niños y fue leído por varias generaciones de niños durante la primera mitad
del siglo. Su finalidad era inculcar en los jóvenes un fuerte sentimiento de identidad
nacional: Mi abuelo me leía La vuelta de Francia de dos niños. el caso es que leía "bien";
vivíamos esa historia a medida que la iba contando, ¿sabe? Con mi hermano, cuando
hablamos de esa Vuelta de Francia podíamos verla. Eso debió ser allá por 1945 o 1946.
• Christine tiene cuarenta años. Antes de irse al campo, vivió mucho tiempo en la ciudad. Y
habla de su hijo adolescente: "Eso es lo que intentaba explicarle: no te sientes frente a la
tele, hay millones como tú que miran la tele. Si tomaras un libro, serías el único. ¡No me
digas que no es otra forma de placer!"

Estas escenas reflejan la partición entre la lectura colectiva, oral, edificante, y la lectura
individual, silenciosa, en la que se encuentra uno palabras que permiten se exprese lo singular
que hay en cada quien. Entre esa época en que unos cuantos controlaban el acceso a textos
impresos y sacaban de ellos fórmulas para inculcar a los demás, sometidos y en silencio, una
identidad religiosa o nacional, y esa otra en la que se "toma" un libro, se apropia uno de él, se
encuentran palabras e imágenes a las que se asignan significados al gusto. Tres escenas que
recuerdan que la lectura tiene varios rostros, que está señalada por el poder absoluto que se
atribuye a la palabra escrita, y por la irreductible libertad del lector, como Chartier:

• El lenguaje escrito permite dominar a distancia, mediante la imposición de modelos


difundidos. Se utilizó el lenguaje escrito para someter a la gente a la fuerza de un precepto
y atraparla en redes de “identidad colectiva".

Todo humano preocupado por influir en sus semejantes parece entender esa función
“mandarínica” del lenguaje escrito. dos ejemplos.

• El primero nos lo proporciona una niñita, Emilie, de siete años en el medio rural. habla de
una de sus amigas que, para establecer su poder, pasa el tiempo leyendo y haciendo leer a
los demás. La cito: Prefiere ser la jefa: así que trabaja, escribe, veinticuatro horas al día, y le
gusta mucho leer. Porque tiene que prepararnos trabajo, y luego tenemos que aprenderlo
de memoria. Ya sabe por experiencia que el manejo del lenguaje escrito es instrumento
crucial para el poder.
• Lévi Strauss, en un "Lección de escritura", relata un incidente cuando se encontraba en la
tierra de los indios nambikwara en Brasil. El jefe que no sabía leer ni escribir le pide una
libreta de notas. La cubrió de líneas, reunió a su gente y enumeró la lista de regalos que el
etnólogo les iba a traer. ¿Qué es lo que esperaba? Engañarse a sí mismo, más bien llenar de
admiración a sus compañeros, convencerlos de que los obsequios pasaban por su
intermediación, que conseguido aliarse con el blanco y que era partícipe de sus secretos".
al reflexionar sobre este incidente, Lévi- Strauss sacó la conclusión: La función primaria de
la comunicación escrita es favorecer la sumisión. El empleo de la escritura para fines
desinteresados, con el objetivo de encontrar en ella satisfacciones intelectuales y estéticas,
es un resultado secundario, y se reduce casi siempre a un medio para reforzar, justificar o
disimular al otro.

Manejar el lenguaje escrito incrementa el prestigio y autoridad frente a semejantes. Y el


aprendizaje de lectura es a veces un ejercicio que sirve para inculcar temor, que somete el
cuerpo y el espíritu, que incita a la persona a quedarse donde está. Pero nunca se puede estar
seguro de dominar a los lectores: se apropian de los textos, los hacen significar otras cosas,
cambian el sentido, interpretan a su manera deslizando su deseo entre líneas: se pone en juego
toda la alquimia de la recepción. No es posible controlar la forma en que un texto se leerá,
entenderá, interpretará. Por esa razón en todas las épocas se temió el acceso directo a los
libros y la soledad del lector ante el texto, y por eso los poderes autoritarios prefieren difundir
videos, fichas o fragmentos escogidos, acompañados de su interpretación y con el menor
"juego" posible en su contenido para el lector.

• Michel de Certeau: Los lectores son viajeros, nómadas que cazan furtivamente en los
campos que no han escrito. Y luego hablaba de la actividad silenciosa, transgresora, irónica
o poética, de lectores que conservan su particularidad en el ámbito privado. Decía: La
escritura acumula, embodega, se resiste al tiempo mediante el establecimiento de un lugar
y multiplica su producción gracias al expansionismo de la reproducción. La lectura no se
protege contra el desgaste del tiempo (uno olvida y se olvida de sí), no conserva o conserva
mal sus logros, y cada uno de los lugares por que pasa es la repetición del paraíso perdido.

Los lectores hacen lo que les placa y además se fugan. Al leer, en nuestra época, uno se aísla, a
distancia de sus semejantes, en una interioridad autosuficiente. La lectura es una habitación
propia. Se separa uno de lo más cercano y evidencias de lo cotidiano. Si la lectura incita al
espíritu crítico, clave de una ciudadanía activa, es porque permite un distanciamiento,
descontextualización, pero también abre puertas de un espacio de ensoñación en el que se
pueden pensar otras formas de lo posible. No debe establecerse una oposición entre la lectura
instructiva y la que induce a la ensoñación. Tanto la una como la otra, la una junto con la otra,
pueden suscitar el pensamiento, el cual pide esparcimiento, rodeos, pasos fuera del camino. La
lectura convirtió en un gesto de afirmación de la singularidad.

El lector "trabajado" por su lectura

Segunda vertiente: diálogo entre el lector y el texto. el lector da un sentido que se le escapa al
autor y a quienes se esfuerzan por imponer una única lectura autorizada. El lector no es pasivo:
lleva a cabo un trabajo productivo, reescribe. Hace desplazarse al sentido, hace lo que se le
ocurre, desvía, reutiliza, introduce variantes, deja de lado usos correctos. Pero a su vez es
alterado: encuentra algo que no esperaba y no sabe hasta dónde puede ser llevado.

• Citaré a un psicoanalista, Didier Anzieu: Una obra no "trabaja" al lector psíquicamente si


sólo le procura el placer de un momento agradable, pero sin mañana. El lector que empieza
a ser "trabajado" por la obra entabla con ella otro tipo de relación. durante las
interrupciones de su lectura, mientras se prepara para reiniciarla, se abandona a la
ensoñación, su fantasía se ve estimulada, inserta fragmentos de ella entre las páginas del
libro, y su lectura es algo mixto, un injerto de su propia actividad de fantasmización sobre
los productos de la actividad de fantasmización del autor.

En la lectura hay algo que es del orden del trabajo psíquico, en el sentido de trabajo de sueño,
de trabajo de duelo, de trabajo de creación. muchos lectores lo experimentan aun cuando
provengan de medios modestos y es curioso que muchas veces es silenciado o pasa
inadvertido. Para que entendamos de qué manera puede la lectura trabajar al lector, citaré a
una serie de jóvenes:

• Fanny tiene veintiún años: "Me gusta cuando hay libertad para el lector. Las novelas que no
toman a por imbéciles, que no explican todo, que dejan recorrer nuestro propio camino".
• Ridha: Cuando era niño, el bibliotecario dejaba su trabajo a ratos y se ponía a contarles
cuentos a los niños. A mí eso me llegó mucho; la sensación, la emoción que sentí en aquel
momento, permaneció, es algo parecido al encuentro. No me dijeron: haz esto o haz
aquello, sino que me mostraron algo, me hicieron entrar en un mundo. Me abrieron una
puerta, una posibilidad, una alternativa entre miles tal vez, una manera de ver que no es
necesariamente la que hay que seguir, que no es necesariamente la mía, pero que va a
cambiar porque habrá tal vez otras puertas. Cada uno de los libros era una alternativa, una
posibilidad de encontrar salidas, soluciones a problemas, y cada uno era una persona, una
individualidad a la cual podía conocer en el mundo. A través de la diversidad de los libros y
de las historias, hay una diversidad de las cosas. Si no hubiera diversidad sería monótono,
ella enriquece al ser. El sentimiento de asfixia se da cuando siente que todo está inmóvil,
que todo alrededor está petrificado, una situación que le impide moverse, es desesperante.
La biblioteca ideal es una biblioteca que hace soñar, que no impone ideas o imágenes o
historias, sino que les muestra posibilidades, alternativas. Leer historias por el puro placer
de mostrar que se puede soñar y que hay salidas y que no todo está inmóvil. Que uno
inventa su vida, que es posible inventarse la vida. La búsqueda de sí mismo, el encuentro
consigo mismo, es la cosa más importante para un ser humano, para un individuo.
• Daoud, de origen senegalés: La lectura para mí no es una diversión, es algo que me
construye. La biblioteca me dio la posibilidad de imaginar mis propias películas como si
fuera un realizador. Con esos librotes, a veces leía el resumen, me imaginaba la historia,
leía la primera página, primera línea, y me contaba todo lo que pasaba.

Daoud y Ridha asocian el hecho de construirse con la alteración que produce el encuentro con
un texto o sólo un renglón. Están expresando lo mismo que el psicoanalista: es por medio de la
intersubjetividad como se constituyen los humanos, y que el lector no es una página en blanco
donde se imprime el texto: introduce su fantasía entre líneas, la entrelaza con la del autor. Las
palabras del autor hacen surgir su propio texto.

• Citaré a Patrick Chamoiseau. En un libro que se intitula Camino de la escuela, evoca su


relación con la lengua y con la escuela durante su niñez: En el primer tiempo, el "negrito"
vive fascinado por esa escuela a la que asisten sus hermanos y hermanas mayores;
fascinado por esas letras que trazan en sus cuadernos o en las divisiones del corredor de la
casa. Un día, su hermano escribe cuidadosamente algo a la altura de sus ojos. El negrito se
veía a sí mismo ahí, apresado todo él en un trazo de gis. ¡Así pues, podían borrarlo del
mundo! Entonces el niño decide copiar mil veces, sacando la lengua, el trazo de su nombre,
"para proliferar, y así evitar un genocidio". Y de este modo conoce "el placer de aprisionar
pedazos de la realidad en sus trazos con gis". Fascinado por la escritura y también por los
libros, se aventura a explorar una caja en la que su madre ha guardado obras de Julio
Verne, Lewis Carroll, Stevenson, Daniel Defoe.
El negrito recomponía los libros a partir de las imágenes, imaginaba historias y se
esforzaba por encontrarlas en los textos impresos siempre indescifrables. Construía sus
propios relatos, los difuminaba entre las letras incomprensibles y los seguía oscuramente,
frase a frase, de ese modo, hasta el final. Aprendió a amplificar un suceso para que
correspondiera al número de líneas de una página. Pronto supo lanzarse desde una imagen
hasta alcanzar la siguiente, adaptándose bien. Se hubiera dicho que estaba haciendo como
si leyera; pero, en realidad, leía realmente lo que su delirante imaginación proyectaba cada
vez en el libro.

Aquí, antes de saber descifrar, lee en el sentido en que el libro desencadena en él toda una
actividad de fantasmización, de construcción narrativa. Y como el poder de descifrar las letras
enigmáticas parecen provenir de la escuela, reclama el derecho de poder asistir a ella. Pronto
se arrepentirá. En la escuela primaria recibirá un aprendizaje que moldea ortopédicamente su
cuerpo, espíritu y lengua. Y la imposición de una lengua extranjera: el francés. Los niños
aprenden a vigilarse, a corregir su acento. Pero la lengua será también el instrumento de su
supervivencia. Quiere comprender los misterios de la escritura, se sumerge en las letras, llena
páginas con su pluma, no para darle gusto al maestro sino para él mismo. Y Chamoiseau
concluye su libro con estas palabras: en ese saqueo de su universo natal, en esa ruina
invalidante, el negrito, agachado sobre su cuaderno, ponía tinta en un rastro de supervivencia.
Él se apropiará de esa lengua que devastó su universo natal, pero también revolucionará sus
formas, la convertirá en una lengua mosaico, engarzada con palabras tomadas de la diversidad
caribeña. Chamoiseau evoca en otro libro (Escribir en un país dominado), esta inversión desde
el momento en que se es prisionero de las letras del otro hasta que la escritura de los otros le
da a uno un lugar y le permite hacerse de un espacio en la lengua, encontrando sus propias
palabras, su propia manera de decir o de escribir. Observa ese poder fecundante de las
palabras de un escritor: Al final de una lectura, el mundo que se extrajo del libro sigue teniendo
vida autónoma dentro de uno. Uno se ve forzado a crear nuevas historias a partir de ese
mundo. Evoca en especial una prisión en la que trabajó como educador, y a un joven recluso
martiniqués a quien le lleva libros a escondidas. Cito: Leía. Escribía. Mi amistad con el jefe de
custodios me permitió conseguirle una máquina de escribir. Se dedicaba a ello todo el día, toda
la noche. Viéndolo escribir, tomé conciencia del potencial de la lectura-escritura en una
situación extrema. Mi nuevo amigo se había reconstituido una densidad que aniquilaba la
represión carcelaria. Ya no era todo rencor sine toda voluntad. Se proyectaba con confianza.
Aun cuando uno no sea antillano, toda cultura tiene una estructura colonial. Eso lo dice
Jacques Derrida: Toda cultura es originalmente colonial. Toda cultura se instituye mediante la
imposición unilateral de una u otra política de la lengua. Lo sabemos, el dominio empieza por el
poder de nombrar las cosas, de imponer y legitimar las apelaciones. Unas páginas más
adelante, Derrida recuerda el momento en que, siendo un joven judío criado en África del
Norte, fue como arponeado por la literatura y filosofía francesas y evoca ese sueño, no de herir
la lengua o maltratarla, sino de hacerla convertirse en algo, esa lengua que permanece intacta,
siempre venerable y venerada.

Aun cuando no lo lleve a uno a convertirse en escritor, la lectura puede, mediante un


mecanismo parecido, hacernos un poco más aptos para enunciar nuestras propias palabras,
nuestro propio texto, volvernos más los autores de nuestra propia vida. Ella, el escritor y lector
se construyen el uno al otro, el lector desplaza la obra del escritor, y este desplaza al lector,
revelando a veces en él a otro diferente del que creía ser. Acabo de decir "el escritor", y no
autor. En la literatura el escritor lleva a cabo un trabajo de desplazamiento de la lengua. Lo dice
el semiólogo Roland Barthes, que subraya la fraternidad de la lengua y poder: el lenguaje es
una legislación: desde el momento en que es proferida, aunque sea en la intimidad del sujeto,
la lengua se pone al servicio del poder. Observa también: No queda más que hacer trampa con
la lengua, hacerle trampa a la lengua. A esta triquiñuela saludable, esta desviación, este
magnífico engaño que permite escuchar la lengua fuera del poder, en el esplendor de una
revolución del lenguaje, yo la llamo literatura. Las fuerzas de la libertad que se encuentran allí
no dependen de la persona civil, del compromiso político del escritor, que no es más que un
"señor" entre otros, ni siquiera del contenido doctrinal de su obra, sino del trabajo de
desplazamiento que ejerce sobre la lengua.

Quisiera plantear algunos elementos de la experiencia de la lectura literaria:

Leer permite al lector descifrar su propia experiencia. El texto "lee" al lector, lo revela; sabe
mucho de él, de las regiones de él que no sabía nombrar. Sus palabras constituyen al lector. Los
escritores ponen palabras en donde nos duele, ellos nos ayudan a ponerle un nombre a los
estados de ánimo por los que pasamos, a apaciguarlos, conocerlos mejor, compartirlos. Gracias
a sus historias, nosotros escribimos la nuestra entre líneas. Y desde el momento en que tocan
lo más profundo de la experiencia humana, la pérdida, el amor, la búsqueda de sentido, no hay
razón para que escritores no lleguen a todos y cada uno de nosotros. Es en ese punto donde los
jóvenes lectores de sectores pobres pueden encontrarse con ellos. Con esta dimensión de la
lectura que "trabaja" al lector, estamos lejos de divisiones establecidas que oponen entre sí a
los partidarios de la lectura "útil" y a los de "distracción". Cuando encuentro palabras que
perturban porque hacen posible que se diga lo más íntimo que yo sentía, ¿es esto algo útil?,
¿es esto placer? Tal vez es algo que está "más allá" del placer. Gracias a esa forma de lectura, a
esos encuentros, elaboramos un espacio interior, un país propio, incluso en contextos en los
que parecía no haber ningún espacio personal. Existe también la idea de que toda verdadera
palabra tiene algo oculto:

• La lectura tiene que ver con secreto, la noche, el amor y disolución de la identidad. Recurre
al pudor.
• Marguerite Duras observaba durante una entrevista: Es posible que siempre leamos en la
penumbra. Incluso cuando se lee en pleno día, al exterior, la noche se instala alrededor del
libro.
• Michel de Certeau: Leer es estar en otra parte; ahí donde no están, en otro mundo, es
crear rincones de sombra y de noche en una existencia sometida a la transparencia
tecnocrática

Ese espacio íntimo de lectura no es sólo un engaño o huida, es una manera de fugarse, una
escapatoria hacia un lugar en el que no se depende de los demás cuando todo parece estar
cerrado, nos hace ser, nos "da lugar". Ese espacio íntimo está muy poblado. En él vagabundean
fragmentos de frases, escritas o dichas por otros, que hemos recogido y que revelaron esa
parte oculta de nosotros. A partir de esa otra manera de habitar el tiempo que surge cuando
leemos, tenemos otra percepción de lo que nos rodea. Vamos construyendo artesanalmente el
sentido a partir de fragmentos sacados de aquí y allá. El sentido no es un sistema total que dice
la última palabra, la razón de ser de nuestra presencia sobre la Tierra. No es algo que esté allí:
es algo hacia lo cual se tiende, un movimiento, disposición, capacidad de acoger, una forma de
estar atento. La lectura nos da el sostén de una definición. De una puesta en orden y forma. Se
siente que hay en ella más de verdad que en otras formas de expresión lingüística. Que el buen
escritor rompe estereotipos, desempolva el lenguaje, expulsa los clichés y es uno de pocos que
hablan de contradicciones y las ambivalencias que nos constituyen. Es sobre esas
contradicciones, esa parte de sombra en el interior del ser humano, sobre lo que trabaja.

Presente algunos fragmentos a propósito de la experiencia literaria. Pero les mostraré que
muchos lectores jóvenes de sectores pobres expresaron cosas parecidas. Cuando se es pobre,
en la mayoría de los casos se desconoce esa experiencia porque no se tiene acceso a libros o
sólo a ciertos libros. No obstante, hay personas de este sector que tuvo la fortuna de acceder a
la lectura, y que conoce, a veces a través de un solo texto, toda la amplitud de la experiencia.
En ese texto encontraron palabras que los alteraron, que los "trabajaron", muchas veces
tiempo después de haberlas leído. Por el contrario, hay gente nacida rica que habla de
literatura en salones y que nos hace sentir que nunca han conocido esa experiencia de
alteración. Usan los libros solo para impresionar amigos. No hay nada peor que estar privado
de palabras para darle un sentido a lo que uno vive, y la humillación de quedarse fuera del
mundo del lenguaje escrito. En la actualidad estar fuera del lenguaje escrito es estar fuera del
mundo. Quienes no tuvieron acceso al lenguaje escrito o no conocen sus costumbres, se
sienten agobiadas por la indignidad. A la inversa, mediante el hecho de compartir a través de la
lectura, pueden sentir su pertenencia a algo. Si el hecho de leer puede abrir hacia el otro, no es
solo por las formas de sociabilidad y conversaciones en torno a los libros, es también por el
hecho de que al experimentar tanto la propia verdad íntima como la humanidad compartida
con los demás. Leer no aísla del mundo. Leer introduce en el mundo de forma diferente. Lo
más íntimo puede alcanzar en este acto lo más universal. La pobreza material es temible
porque se carece de los bienes culturales que confieren dignidad, inteligencia de sí mismo y del
mundo, poesía e intercambios que se entrelazan con esos bienes. La pobreza impide formar
parte de una sociedad, estar ligado con el mundo a través de lo que produjeron quienes lo
componen: esos objetos culturales que circulan y que desembocan en otros círculos diferentes
del parentesco o barrio, que son el espacio de lo íntimo y de lo que se comparte más allá de la
frontera familiar. Y para pensarse, para definirse, muchas veces no les queda a los pobres más
que el pertenecer a una comunidad mítica o a un territorio.

Del lado de los lectores

Comentaba, hablando de la inquietud respecto a la juventud, que en Francia algunos sienten


nostalgia por una lectura que permitiría encerrar, moldear, dominar jóvenes (perteneciente a la
primera vertiente de la lectura. Según historiadores, tuvo lugar una de las revoluciones de la
lectura vinculada con la multiplicación de libros y periódicos publicados y con la disminución de
precios. En Europa, mucha gente se apoderó de estos nuevos impresos y los leyó sin medida y
con desenvoltura. Fue en ese momento cuando florecieron pinturas, imágenes, descripciones
literarias en las que se evocaba la lectura campesina.

Leeré algunas frases del libro de Cavallo y Chartier, Historia de la lectura en el mundo
occidental: El modelo tan usado a finales del siglo XVII por pintores y escritores, de una lectura
campesina, patriarcal y bíblica, realizada durante las veladas por el padre de familia que leía en
voz alta para toda la gente de la casa congregada ahí, nos habla de la añoranza de una lectura
perdida. En esa representación ideal de la vida campesina, tan gustada por la élite letrada, la
lectura comunitaria significa un mundo en el que el libro es reverenciado y en que se respeta la
autoridad. Con esa figura mítica lo que se denuncia es el gesto de una lectura contraria,
citadina, negligente, desenvuelta. La furia de la lectura, descrita como un peligro para el orden
político, como un "narcótico" que distrae de la verdadera Ilustración, o como un desorden de la
imaginación y de los sentidos, es patente para los observadores contemporáneos. Desempeña
un papel esencial en la separación que empieza a darse entre los súbditos y su príncipe, entre
los cristianos y sus iglesias en toda Europa, pero especialmente en Francia.

En la actualidad se observa una nostalgia del mismo tipo entre gente entre las filas del poder
político o universitario. Añoranza de esa figura que reúne a todos a su alrededor: el patriarca,
que es el único que habla. Un deseo de restauración de esa autoridad que la lectura contribuyó
a debilitar. Me pregunto si el miedo que los poderes sienten ante el libro y su difusión no es
fantasmático y si los peligros son reales. A esos historiadores no les cabe la menor duda. La
lectura compartida vuelve más fluidas las adhesiones, ya sean familiares, comunitarias,
políticas y religiosas. Muchas resistencias a la difusión de la lectura se deben al temor de esas
separaciones. Hay políticos e intelectuales que llaman a la restauración de una cohesión social
perdida o amenazada, y al rescate a la cultura a la que atribuyen poderes reparadores o
reconciliadores. Les alarma que jóvenes no compartan "el patrimonio común", florilegio de
valores, de referencias que debería mantener unida una sociedad. La juventud que causa
preocupación en Francia es la que vive en los barrios marginados, a la que los medios de
comunicación asocian con el aumento de la violencia, delincuencia y tráfico de drogas. Según
políticos e intelectuales, correspondería a educadores y bibliotecarios llevar a esos jóvenes
marginados a una especie de rito de paso, de obligación de pertenecer, mediante el acto de
compartir grandes textos. Volvemos a encontrar en esos discursos la creencia de que los textos
escritos pueden modelar a quien lo descifra, y que ciertos textos podrían imprimirse en ellos
como si fueran páginas en blanco, hasta que lectores se asemejaran a lo que ingieren. Nos
encontramos en la primera vertiente de la lectura. Fue en el transcurso de esta investigación
que llevé a cabo sobre la lectura en el medio rural, cuando entendí a fondo lo en juego en la
democratización de la lectura.

Tanto en esta investigación como en la que se refería a la lectura en el medio rural, elegí
situarme del lado de los lectores, y me gustaría explicarles un poco mi proceder. En principio
eso no se debe hacer. La primera cosa que hice antes de contestar a la licitación que recibí del
Ministerio de Cultura sobre ese punto, fue tratar de recuperar a la adolescente que había en
mí, acordarme de la representación del mundo que tenía en aquel entonces. Claro está que mi
percepción era singular y estaba vinculada a mi historia personal y familiar, y que el mundo
había cambiado. Pero pensaba que parte de la experiencia adolescente perduraba por encima
de las generaciones, de los países y de los sexos. Para refrescarme las ideas me fui a ver
películas. Los artistas conservan una proximidad con el niño o adolescente que un día fueron,
se dejan inundar por él. En ese momento, había en cartelera varias películas producidas por
cineastas de diferentes generaciones que lleva baban su adolescencia a la pantalla. Pensé
también en otras películas sobre ello. A medida que veía esas imágenes, lo que más me
llamaba la atención era que la adolescencia, la juventud, es un poco la época en la que uno se
dice a sí mismo: Yo soy uno y ellos son todos. Es la época en la que se tiene la impresión de que
el mundo está lleno, de que los lugares están ocupados, que las casas están ya construidas, los
libros han sido escritos, los saberes se han constituido, desde hace una eternidad. Y que la
gente se extiende por todos lados. Para encontrar lugar será necesario remover todo eso. Y eso
no tiene la intención de dejarse remover. Tener quince años es ese sentimiento: el mundo está
lleno, ¿dónde diablos podré colocarme? Al ver esas películas me encontré de nuevo con la
impresión de que el mundo ya ocupaba todo el espacio. Lo diferente en películas adolescentes
más recientes era una violencia mayor, conductas autodestructivas, omnipresencia de la droga.
Al ver esas películas encontré otra cosa: la adolescencia, en todas las épocas, para muchachos
y muchachas de todas las categorías sociales y países, es un momento de crecimiento
pulsional, son años en que el cuerpo se transforma totalmente. Todos se enfrentan con
emociones, deseos, pulsiones que temen no poder controlar. Tienen miedo de sí mismos, del
miedo que inspiran los adultos por los que se sienten incomprendidos, de ser los únicos en el
mundo que sienten lo que les ocurre. Creo que la soledad del adolescente puede resultar
temible. Porque la pandilla es despiadada, lo obliga a uno a alardear, a nunca dejar la máscara,
puesto que todos nutren su seguridad. Así, tenemos un mundo exterior que se percibe como
hostil, excluyente, que deja muy poco lugar, y de hecho las generaciones de mayor edad ven
con ojos ambivalentes a esos rivales en potencia. Y tenemos un mundo interior extraño,
inquietante. Una edad de lo más incómoda, de lo más exaltante y exaltada a veces, en la que
no se sabe cómo definirse y en que se tiene miedo de las definiciones. Encontrar palabras que
le muestren a uno que en el fondo no hace más que compartir afectos, tensiones y angustias
universales, aun cuando se declinen de forma muy diferente según hayamos nacido niña o
niño, rico o pobre, en tal o cual rincón del mundo. En el momento de redactar este proyecto vi
también un programa de televisión porque me pareció peculiar. Trataba de un cantante de rap
muy conocido en Francia. Éste, un adolescente que se crio en los suburbios, contaba cómo
había entrado un día, en París: en un tesoro, una gran biblioteca donde uno no está orientado
por obligaciones escolares, en donde puede escoger el libro que quiera, el periódico que quiera,
ver microfilms, películas... tomarse su tiempo. Además, hay mucho de donde escoger que no ha
encontrado en la escuela. Regresó a ella, desarrolló un gusto por los escritores. Y fue ahí donde
se convirtió en un "torero verbal", un domador de palabras. Igual que el escritor antillano
Chamoiseau, igual que el preso del que hablaba Chamoiseau, igual que el filósofo Jacques
Derrida, MC Solaar había inventado su propia forma de decir, su propia manera de cantar,
incursionando día tras día en los libros de otros. Así hice la introducción del proyecto de
investigación con la historia de este cantante, y expliqué que pensábamos analizar historias
singulares, insistiendo en esta dimensión de la apropiación, estos encuentros, en diálogos con
los textos. Y en que queríamos identificar en esas historias los desplazamientos de todo tipo
que la lectura y la biblioteca favorecen. Nos colocábamos en la segunda vertiente de la lectura.
Así empezamos a estudiar cuál puede ser el papel de las bibliotecas públicas en la lucha contra
los procesos de exclusión y relegación, analizando no la forma en que los jóvenes recibían o no
una lluvia de buenos textos destinados a asegurar su adecuación a una supuesta "identidad
francesa", sino de qué manera se apropiaban del contenido de una biblioteca, lo que hacían
con él, y cómo modificaba esto sus vidas.

Para mí era muy importante, desde antes de estas investigaciones, no disociar lo "social" de
"los seres particulares e inteligentes" que lo conforman. Pero entendí que, si bien
determinismos sociales tienen importancia, cada destino es también una historia particular,
constituida por una memoria y sus lagunas, por acontecimientos, encuentros y movimiento.
Cada uno de nosotros no solamente es asignable a un grupo, espacio o lugar en el orden social,
del que no haría sino declinar rasgos, gustos, maneras de actuar y de pensar, características de
su clase o grupo étnico. Él, o ella, se construye de forma singular e intenta crear, con mayor o
menor éxito, un espacio en el que encuentre su lugar; trata de elaborar una relación con el
mundo y los demás, que le dé sentido a su vida. Me parecía así que, si bien la integración social
o marginación eran resultado de transformaciones estructurales a gran escala, esos procesos
se declinaban en historias singulares. A lo largo de ellas había un juego de plazos diferentes,
largo y corto. Los humanos se constituyen siempre en la intersubjetividad y sus trayectorias
pueden cambiar de rumbo después de algún encuentro. Esos encuentros, interacciones a veces
propiciadas por una biblioteca, ya sea se trate del encuentro con un bibliotecario, otros
usuarios o con un escritor que está de paso, que pueden redescubrirse y ofrecerse para ser
compartidos de una manera amplia, pero afectándonos en forma individual. La experiencia del
psicoanálisis me enseñó que lo que determina la vida de los humanos es el de las palabras o el
peso de su ausencia. Por ello aproveché esta oportunidad de trabajar sobre la lectura y la
relación con los libros, con la idea de que era un camino privilegiado para ver en qué medida y
de qué manera podía uno abrirse hacia otros desplazamientos mediante el reacomodo de un
universo simbólico, un universo de lenguaje, mediante el hallazgo de un margen de maniobra
en el uso de la lengua.

Como veremos en la próxima jornada, la lectura y una biblioteca pueden contribuir a


recomposiciones de la identidad, sin entender la identidad como algo fijo, detenido en la
imagen, sino como un proceso abierto, inconcluso, como una conjunción de múltiples rasgos.
Dichas recomposiciones se efectúan en una relación con eso que está "ya ahí", el contenido de
una biblioteca, una cultura, un patrimonio, que no es inamovible, petrificado, al que uno se
someta para conformarse a ciertas normas. En el fondo, lo que constituía el centro mismo de la
investigación era todo lo que contribuye a volverse un poco más el actor de su propia vida, lo
que confiere una distancia crítica, un entendimiento de sí mismo, del otro, del mundo; todo lo
que permite abrir un poco el espacio de los diversos posibles, y por lo mismo encontrar un
lugar en un mundo. Estaba igualmente convencida de que esa elaboración de una identidad
propia, singular, que la lectura contribuía a formar, era la única capaz de permitir el acceso a
otras formas de sociabilidad, diferentes de las que preocupan a mucha gente a propósito de
esos barrios difíciles. Y de que ésta podía constituir un fundamento de la ciudadanía, de ese
derecho a tomar parte activa en diferentes dimensiones de la vida social, a tener una opinión
que cuenta. Y de que podía contribuir a darle un contenido vivo a la democracia. Situarse del
lado de los lectores también requería una metodología. Fue del lado de la singularidad donde
situamos esta investigación: escuchamos a jóvenes cuya vida se había transformado debido a
una biblioteca en uno u otro terreno, en uno u otro momento. La parte esencial del trabajo de
la entrevista consiste en ser lo más receptivo posible, no es un cuestionario. No hay que
considerar tonta a la gente. Si desde el principio se enuncia el tema de una investigación, ellos
entienden, y lo que enuncian a su vez se relaciona poco o mucho con el tema. Poseen un saber
sobre sí mismos, sobre sus experiencias, y de ellos obtiene su saber el investigador. Estas
entrevistas fueron grabadas y luego íntegramente transcritas para analizar. Dicho análisis se
llevó a cabo primero a través de una "lectura flotante", que permitió identificar temas
inesperados, palabras sorprendentes, y dejar que surgieran las relaciones. Una segunda lectura
más sistemática se apoyó en diversos listados. Por otro lado, las entrevistas se completaron con
una observación en diferentes bibliotecas respecto a la organización del espacio, el acervo, las
maneras de funcionar. Realizamos también entrevistas con los bibliotecarios y con personas
que desempeñaban un papel particular en aquellos barrios, ya sea por sus funciones, oficio o
participar en alguna asociación. Y estudiamos la historia económica, social, cultural, política de
cada uno de los lugares en los que investigamos. Todo ello nos permitió entender mejor la
aportación de las bibliotecas en los campos en que desempeñan ya un papel tangible en la
lucha contra los procesos de exclusión y relegación, pero además identificamos campos en los
que ciertas utilizaciones menos visibles, más informales de estas bibliotecas permiten vaticinar
que tal vez podrían acrecentar su campo de acción. Leer la oportunidad de darse un tiempo
para sí, en forma clandestina o discreta, en el que imaginan otras formas de lo posible, en el
que reafirman su espíritu crítico. Así, el libro es para ellos la novela que permite abrir la
imaginación, ampliar el repertorio de las identificaciones posibles, dejarse llevar por la
ensoñación subjetiva de un escritor. Sin embargo, pueden encontrar las palabras que les den
acogida en textos muy diversos. Cazan furtivamente en los textos, prueban a que conmuevan
las palabras y se burlan de rúbricas, clasificaciones establecidas, líneas divisorias entre géneros
más o menos legítimos. Las divisiones que establecen una oposición entre lecturas "útiles" y de
"distracción" han dejado de tener validez. Igualmente, imprevisible es la forma como reciben
un texto: con frecuencia sólo extraen de él algunos fragmentos, frase, metáfora, que copian o
que olvidan pronto, pero que sin embargo desplaza el punto de vista desde donde se piensan o
desde donde piensan su relación con el mundo. Pero a menos que tengan una mano
afortunada o cuenten con consejos de un iniciador al libro intuitivo e inventivo, no cabe duda
de que entre más excursiones realicen, más posibilidades de encontrar una frase semejante
tendrán. Agregó que los jóvenes no son marcianos y que tienen una gran necesidad de saber.
Sienten curiosidad por este mundo contemporáneo en el que se ven confrontados a tanta
adversidad, y que les deja muy poco espacio. Citaré una última frase de Daniel Sibony: El
adolescente no es un animal que nace hacia los doce años y desaparece a los veinte. No es una
entidad que se pueda delimitar, objetivar, sino un proceso en el que uno está atrapado.

SEGUNDA JORNADA
Lo que está en juego en la lectura hoy en día

Citare a dos jóvenes de la jornada anterior.


• Ridha: Hay un libro que tuve y que volví a encontrar aquí (en la biblioteca municipal). Está
un poco estropeado, pero al tocarlo sentí algo extraño. Hay recuerdos que se pierden, pero
con los que uno vuelve a encontrarse al tocar algún objeto. Lo que reencontré fue en primer
lugar el placer de volverme a ver más o menos tal como fui cuando era niño, y no tengo
fotos mías. Es como encontrar también algo como una referencia. Una experiencia, un
rastro en un momento del camino. Uno siente una sensación agradable, algo más fuerte y
es el ser dueño de su destino.

Lo que pone de manifiesto al evocar el momento es que lo que está en juego es la identidad
misma de quienes se acercan a los libros, su manera de representarse a sí mismos, de situarse,
de tener una forma de acción sobre sus destinos.

• Daoud: Cuando se vive en los suburbios está uno destinado a tener malos estudios, un
trabajo asqueroso. Hay una gran cantidad de acontecimientos que lo hacen ir a uno en
cierta dirección. Yo supe esquivar eso, convertirme en anticonformista, irme por otro lado,
ahí está mi lugar. Los "rudos" hacen lo que la sociedad espera que hagan y ya. Son
violentos, vulgares e incultos. Dicen: "Yo vivo en los suburbios, entonces soy así", y yo fui
como ellos. Tener bibliotecas como ésta me permitió entrar allí, venir, conocer otras gentes.
Una biblioteca sirve para eso. Yo escogí mi vida y ellos no.

Es su destino el que este chico siente haber cambiado gracias a su encuentro con una
biblioteca y los bienes o personas que ahí se conocen, lo cual le permitió apartarse del camino
trazado de antemano, que lo llevaba a toparse con un muro. ¿por qué es importante leer, por
qué la lectura no es un entretenimiento como tantos otros? Es la pluralidad de registros lo que
me parece importante. La democratización de la lectura es poder acceder a voluntad, a la
totalidad de la experiencia de la lectura, en sus diferentes registros. Es un poco artificial
distinguir entre registros que se encuentran vinculados unos con otros, pero intentémoslo.

Tener acceso al saber

Primer aspecto: la lectura es un medio para tener acceso al saber, a conocimientos


formalizados, y por puede modificar las líneas de nuestro destino escolar, profesional, social.
Chicos y chicas que viven en barrios marginados mencionaron este aspecto, y expresaron la
importancia que tenían para ellos la lectura y bibliotecas como medio de acceso al saber:

• Mourad: Todo el que entra en una biblioteca es porque quiere saber cosas. Es que quiere
leer. Es que quiere aprender.
• Wassila: La biblioteca representa ya el lugar del saber, porque hay en ella muchos libros
sobre los conocimientos históricos, científicos, matemáticos, astronómicos. El saber
equivale a la libertad porque difícilmente puede uno dejarse engañar. Cuando
organizábamos pláticas con la población rural, surgía también un tema: "los libros son
saber, son lo que yo quisiera saber".

Para ellos el saber les brinda apoyo en su trayectoria escolar y les permite constituir un capital
cultural gracias al cual tendrán mayores oportunidades de abrirse paso hacia un empleo. Y la
biblioteca es un lugar en donde es posible encontrar documentos y libros de consulta que no
tiene uno en casa. Leer en casa cuando hay medios para ello, o en la biblioteca, es una manera
de completar la enseñanza adquirida en la escuela y manuales escolares, gracias a otras
fuentes de información que permiten entender mejor. También pueden profundizar en un
curso que les interesó, ya que pueden contar con los consejos de un profesional. Además,
encuentran un ambiente propicio para el estudio, tranquilo, en el que reina cierta disciplina, en
el que se apoyan los unos a los otros, a veces por ver trabajar al otro. También encontramos
esta búsqueda del saber en prácticas autodidácticas, que se observan entre quienes
interrumpieron sus estudios o han recibido una enseñanza técnica. Para algunos entrevistados,
leer constituye el acompañamiento "natural" de cada empresa y proyecto:

• Tal es el caso de Christian: Hace más o menos dos años, me fui tres meses a Senegal por
parte del municipio, para un encuentro de ciudades hermanas. Y antes de eso fui a la
biblioteca: tenía que encontrar libros sobre Senegal. El proyecto consistía en cultivar
hortalizas... Y todo lo que era la horticultura no sabía muy bien cómo sembrarlas, entonces
por suerte había yo leído unos libros en la biblioteca. Después, empecé a estudiar
floricultura. Así que necesité muchos libros, especialmente para las palabras en latín, etc.
Estudié entre los libros de la biblioteca. El día de hoy ya alcancé mi meta, porque obtuve mi
Certificado de Calificación Profesional. Hay que decir que para mí es importante porque,
sea como sea, tuve problemas escolares, así que esto me permitió integrarme en una
educación profesional.

A través de la lectura, algunos obtuvieron información sobre oficios, cursos de adiestramiento.

• Florian fue a consultar libros para buscarse un empleo: Están muy bien documentados,
incluso tienen una sección nada más para el empleo especializada, con diferentes entradas
temáticas, las candidaturas, métodos, curriculum vitae, los tests psicológicos, grafológicos,
instituciones dedicadas al adiestramiento.

También está la educación complementaria, como las lenguas. Otros que concluyeron su
escolaridad, siguen leyendo y asistiendo a biblioteca para documentarse sobre la vida
cotidiana.

• La biblioteca puede ser la salvación de la mujer soltera, como en el caso de Laure: Lo que
más me interesa es la decoración, todo lo que pueda ser más o menos manual, porque vivo
sola, y es cierto que una se siente algo maniatada".
• el caso de la joven que educa a sus hijos, como Magalí: Tomé en préstamo muchas revistas
para criar a mi hijo, o sobre manualidades, jardinería, y también me gustan las revistas en
las que hay un poco de todo, reportajes sobre la naturaleza".

Formación, preparación de un proyecto, conocimiento para la vida cotidiana. Así las


implicaciones de esos aprendizajes que uno hace por sí mismo, leyendo en casa o biblioteca,
son múltiples. Leer para tener acceso al saber es algo que puede ayudar además a no caer en
la marginación, conservar un poco los vínculos y mantener el dominio sobre un mundo
cambiante, en particular en lo que toca al acceso a diversos medios de información escrita.

• Daré un ejemplo del medio rural, el del vinicultor secretario del alcalde de una pequeña
comunidad, que evoca la lectura refiriéndose a la adquisición de todas las informaciones
necesarias para la gestión de su pueblo: En la alcaldía, hay una buena cantidad de libros;
recibimos revistas que hablan de la vida política, de la evolución de leyes, de lo que se hace
en la región; eso nos da una idea de lo que sucede. Dedicamos una hora por las noches a
leer. Nos pone en contexto. No cabe duda de que hay que estar al corriente.

El saber no sólo se adquiere con la finalidad de darle un uso inmediato y práctico, es también
un medio para no sentirse "tonto" y no quedar al margen de su tiempo. Esto se manifestaba en
el medio rural y el urbano marginado:

• Zohra: Aprendí a no ser una tonta que no sabe qué contestar


• Philippe: Le permite a uno estar al corriente de todo y no dar impresión de ser tonto
enfrente de los demás.

El saber acumulado es una manera de iniciar la conversación, seducir, se considera al saber


cómo la llave para alcanzar la dignidad y libertad. Y la búsqueda de sentido no se encuentra
muy lejos. Apropiarse de los conocimientos mediante el estudio es una manera de ser parte
del mundo, comprenderlo mejor y encontrar un lugar en él. En el primer registro de lectura
coexisten aprendizajes funcionales, inducidos por demanda escolar, el ejercicio de un oficio, las
necesidades cotidianas; y aprendizajes en los que interviene una curiosidad personal y se
perfila un cuestionamiento propio.

Apropiarse de la lengua

Segundo aspecto de lectura: la lectura es una vía privilegiada para acceder a un uso más
desenvuelto y conocimiento más amplio de la lengua, que puede constituir una barrera social.
Entre jóvenes de barrios urbanos marginados varios que mencionaron eso:

• Mourad fascinado por la época de la Revolución francesa: Me gusta mucho, sobre todo el
lenguaje: muy elegante. Nada que ver con el de hoy. Un súper lenguaje.
• Pilar: La palabra y lo escrito es tan importante que cuando no lo tenemos somos animales.
Quien posee lo escrito es alguien que registra su experiencia de vida y puede comunicarla.

Esa lengua, pasaporte esencial para encontrar un lugar en la sociedad, difiere de las que se
hablan en familia y calle, conocerla bien garantiza a uno cierto prestigio.

• Malik: El francés que yo hablo con una compañera de clase no es el mismo que yo hablo
con mis amigos o familia. No es el mismo lenguaje, son dos lenguas, tengo dos lenguas.

Al practicar la lectura, ¿perfecciona uno su conocimiento de la lengua, de la lengua escrita?


Entre los jóvenes, las apreciaciones son contradictorias. Establecen una diferencia entre "buen
alumno de francés" y "buen lector". Afida no mejoró su francés en la escuela, aunque devora
los libros. Manu es categórico: la lectura lo ha ayudado mucho en ese campo, y más aún para
sus estudios: Todos los estudios se basan en eso. Todo lo que nos enseñan, nos lo enseñan en
francés, entonces para empezar hay que dominar la lengua. Jean-Michel es más ponderado:
Me gusta mucho la literatura, me gusta la redacción, pero sigo siendo igual de negado para la
ortografía. Por el contrario, desde el punto de vista de la sintaxis estaba muy contento, porque
año con año lograba progresar. La práctica de la lectura no constituye una garantía de éxito
escolar para los jóvenes franceses, pero puede ser diferente para los jóvenes inmigrados.

• Escuchemos a Pilar, cuyos padres son españoles: Recuerdo muy bien los esfuerzos que
hacía para construir bien las frases, para tener un vocabulario cada vez más variado. Y en
eso, estoy segura de que los libros me ayudaron enormemente.
• Y Mounir: Había dos aspectos: los libros que tomaba en préstamo para la escuela, y otros
para mí, que me proporcionaban una apertura mental, enriquecimiento de mi vocabulario,
de mi manera de hablar; eso me ayudó mucho en las redacciones, en las disertaciones. El
enriquecimiento del vocabulario me daba seguridad frente a una hoja en blanco. El chico
habló de la desventaja de la ausencia de capital cultural legítimo y del papel que
desempeñaron la lectura y la biblioteca para vencer esa desventaja, en una estrategia
deliberada de puesta al corriente: En primaria, no tuve dificultades. Fue después, cuando
entré a la secundaria. Había otras personas, de otro tipo de familias, más bien francesas,
de clases sociales en que los padres eran maestros o investigadores, etc., ¡y ahí vi la
diferencia entre ellos y yo!

Había diferencia en lo relativo a la cultura y conocimientos. Pero apropiarse de la lengua,


manejarla con más de soltura, es algo que va más allá de la cuestión de un mayor nivel de
francés en la escuela, o de la continuación del programa escolar. Arriesgarse a tomar la palabra
y la pluma son los gestos propios de una ciudadanía activa, como lo veremos a partir de
ejemplos sobre la lectura en el medio rural donde la lengua como barrera social se menciona
con frecuencia.

• Léonce Chaleil: No tener instrucción es también ser presa de todos los enredos de ese
mundo, que es el mundo de los trámites burocráticos. Yo no sabía expresarme en las
oficinas, era tímido. Puedo afirmar que un campesino prefiere trabajar dos días a
presentarse diez minutos en una oficina.
• La dificultad para adquirir una práctica desenvuelta de la lengua fue un tema recurrente
entre interlocutores campesinos. Escuchemos cómo Roger, un agricultor autodidacta que
adora leer, evoca las reuniones de padres de familia en que participaba: En las reuniones
me sentía chiquito, era tan tímido. Empecé a intentar comprender, sobre todo escuchar,
durante uno o dos años, y un día me dije: Hay que tomar la palabra. Así aprendí a
educarme. Permanecí nueve años en el consejo de padres de familia de la escuela. Los tres
últimos años entré al consejo de administración en calidad de delegado de los padres de
alumnos. Es algo que enseña, tiene uno la obligación, cuando se habla, no hay que decir
tonterías. En francés, me las arreglo más o menos, no cometo muchos errores, pero hay
que mencionar que la lectura contribuye en algo: cuando escribo un discurso, si no me
acuerdo de alguna cosa, usted sabe que hay tantos nombres en francés, hay cuatro o cinco
nombres para decir algo. Si busco inspiración para una palabra, tomo a Louis Nucera: con
las descripciones que hay, extrañaría no encontrar algo en menos de 2 minutos.

En diferentes regiones rurales conocimos gente que leía el diccionario, a veces metódicamente,
letra por letra, preocupados por expresarse correctamente y enriquecer su vocabulario.
Encontramos cosas parecidas en los barrios urbanos periféricos, incluso en chicos que rechazan
la escuela, pero están fascinados por los juegos de palabras de los rареros. Su resentimiento
hacia la cultura e instituciones que la representan es proporcional a la fascinación que dicha
cultura ejerce en ellos; y el primer libro que se "bajan" es el diccionario. Las personas que
conocimos saben que sin una cierta destreza para manejar la lengua no existe ciudadanía, y
que el iletrado es aquel que siempre necesita ser asistido y el más frágil ante los demagogos
que aportan respuestas simplificadoras. Algunos interlocutores nos contaron cómo el hecho de
leer les proporcionó armas para atreverse a tomar la palabra y rebelarse. Vemos que las formas
de expresión literaria sugieren que es posible ocupar un lugar en la lengua, inventar una
manera de decir propia, en vez de tener que remitirse a los demás. Como lo expresa Fethi
Benslama: Con la literatura, pasamos de una humanidad hecha por el texto a una humanidad
que hace el texto.

Construirse uno mismo

La desigualdad en la habilidad para servirse del lenguaje no traduce simplemente una posición
más o menos llena de gloria en el orden social. El lenguaje no es reductible a un instrumento,
tiene que ver con la construcción de nosotros como sujetos parlantes. Lo que determina la vida
del humano es el peso de las palabras o ausencia. Cuanto más capaz es uno de nombrar lo que
vive, más apto será para vivirlo y transformarlo. En caso contrario, la dificultad de simbolizar
puede ir acompañada de agresividad incontrolable. Cuando se carece de palabras para
pensarse a sí mismo, para expresar su angustia, coraje, esperanzas, no queda más que el
cuerpo para hablar: ya sea el cuerpo que grita, el enfrentamiento violento de un cuerpo con
otro, la traducción en actos violentos. En esos barrios periféricos las construcciones no son lo
único que está deteriorado, y el tejido social no es lo único que es afectado negativamente,
también está menoscabada la capacidad de simbolizar, imaginar y pensar un poco por sí
mismos, de pensarse, y tener un papel en la sociedad. La construcción o reconstrucción
psíquica son tan importantes como la rehabilitación de barrios. La lectura puede ser, en todas
las edades, un camino privilegiado para construirse uno mismo, pensarse, darle un sentido a la
propia experiencia, a la propia vida, para darle voz a su sufrimiento, forma a deseos y sueños
propios. Me detendré en este tercer aspecto de la lectura. En Francia uno de cada cuatro
jóvenes adopta conductas riesgosas y presenta alteraciones del comportamiento. En conductas
riesgosas, me parece que México no se queda atrás. El odio al otro tiene que ver con el odio a
sí mismo y los más desprovistos de referencias culturales son más propensos a dejarse seducir
por los que ofrecen prótesis para la identidad. Para no estar reducidos a tener que pensarse y
definirse en términos solo negativos: como excluidos, desempleados, habitantes de un barrio
estigmatizado, pueden tener la tentación de precipitarse sobre imágenes, palabras, que
recomponen los pedazos. Y van a revertir su exclusión considerándose como francés de raza
pura o adepto de tal o cual secta, miembro de tal o cual territorio. Conocen ustedes esas
"fiebres de identidad", en reacción ante la exclusión y marginación. Con esto, conocerse mejor,
poder pensarse en su subjetividad, y mantener un sentimiento de individualidad, cobra una
mayor importancia. Así se evita que una relación totalizadora con una banda, secta o territorio,
traiga remedio para las crisis de identidad, la marginación económica y política. Si escuchamos
a los jóvenes que evitaron esas trampas, vemos que lo que aportan la lectura y biblioteca es la
elaboración de una representación de sí más rica, compleja, que protege de abalanzarse dentro
de este tipo de trampas y quedarse detenido ante una imagen. Contrariamente a otras
prácticas del tiempo libre que tienden a encerrar a sus seguidores en el interior de sus tribus y
a confundir la identidad personal con el hogar. La lectura es vía para inventar un camino para
construirse una identidad abierta, en evolución, no excluyente. Desde la infancia desempeña la
lectura un papel en el campo de la construcción de uno mismo, así pudo constituir para estos
jóvenes el espacio de apertura del campo de lo imaginario, el lugar de expansión del repertorio
de identificaciones posibles, mientras los de calles no tenían por modelos más que a algunos
héroes de series policiacas, al traficante de drogas y al fundamentalista islámico. En la
adolescencia, juventud y toda la vida, los libros son compañeros consoladores, en ellos
encontramos palabras que expresan lo más secreto e íntimo que hay en nosotros. Porque la
dificultad para encontrar un lugar en el mundo no es solo económica: es afectiva, social, sexual,
existencial en un medio rural y suburbios de nuestras ciudades. Varios adolescentes o jóvenes
adultos que viven allí hablaron de obligación de vivir en actitud defensiva y del sentimiento de
no ser comprendido.

• Aziza: Desde chica, tuve siempre amigas de mi clase, de barrio, y ahora soy mi única amiga
• Guo Long: Yo no le hablo a nadie, si a mi conciencia. Como decía Goldman en alguna
canción: cinco mil millones de gentes, pero tantos ausentes. En las ciudades y campo, no
siempre hay alguien a quien confiar penas, angustias, esperanzas, las palabras para
formularlas pueden faltar y el pudor puede amordazar. Cuando se está a solas con un libro
uno se da cuenta de que somos muchos los que estamos solos en el mundo. Y en la
literatura, nos encontramos las palabras de hombres y mujeres que permiten se exprese lo
más íntimo que hay en nosotros, que hacen surgir a la luz del día a aquel que no sabíamos
todavía que éramos. Palabras e imágenes, donde encontramos un lugar que nos dan
acogida y dibujan nuestros rasgos.

Textos que revelan al que lee: sacan a la luz lo que se encontraba sellado y no podía decirse.
Esas palabras pueden ser perturbadoras en un primer momento, pero tienen la virtud de
calmar y dar alivio

• Pilar: a través del libro, cuando uno tiene pensamientos, angustias, el hecho de saber que
otras personas sintieron, lo han expresado, eso es muy importante. Tal vez porque el otro lo
dice mejor que yo. Hay una especie de fuerza, vitalidad que emana de mí porque lo que esa
persona dice yo lo siento intensamente.
• Matoub: No quiero ser culto, lo que me interesa es el hecho de sentir emoción, sentirme
cerca de otras personas que pueden sublimar pensamientos que yo puedo experimentar
• En el caso de un joven homosexual, fue en los relatos de dos actrices, una sorda y otra
enana, donde encontró palabras que le dieron fuerzas para asumir su propia diferencia: Es
sorda y muda y sin embargo vive, es lo que me gusta de ella.

Hay frases, metáforas, recogidas en obras nobles o humildes, algunas veces en letra de alguna
canción o planos de una película, que pueden transformar el punto de vista con el que estos
jóvenes se representaban a sí mismos. No son por ello grandes lectores; son unas cuantas
páginas, fragmentos recogidos, lo que incita a recomponer su forma de representarse las cosas.
Una sola frase que uno apunta en un cuaderno o memoria, o que olvida, lo el mundo más
inteligible. Al evaluar la lectura a partir de indicadores numéricos todo aspecto cualitativo de
lectura desaparece. Se puede ser un lector no frecuente en términos estadísticos, y conocer en
toda su amplitud la experiencia de lectura (se tuvo acceso a diferentes registros, y se hizo
hallazgo en algún texto de palabras que alteraron y transformaron a veces tiempo después de
haberlas leído). Aun en el momento actual, intermediarios del libro, profesores, trabajadores
sociales quisieran encerrar a lectores de medios sociales desfavorecidos en el marco de
lecturas "útiles", supuestamente serviciales inmediatamente para sus estudios o búsqueda de
empleo. En algunos casos conceden algunas lecturas de "distracción", dos o tres best-sellers de
baja calidad. El resto es catalogado como "cultura letrada". Pero con estas clasificaciones se
ignora una de las dimensiones esenciales de la lectura, que lectores evocan en descubrimiento
de ciertos textos: el encuentro con palabras les permite simbolizar experiencias, darle sentido a
lo que vivían, construirse. Si el papel de la lectura en construcción es sensible en adolescencia y
juventud, es igual importante en todos los momentos de la vida en que haya que reconstruirse:
cuando se sufre una pérdida, desgracia, desempleo, una crisis psíquica, son pruebas que
constituyen la materia de nuestro destino, afectan negativamente la representación de sí
mismo y el sentido de existencia.

Otro lugar, otro tiempo

Un libro ofrece hospitalidad y un espacio habitable. Vemos hasta qué punto lo que está en
juego en la apropiación de la lengua va más allá del buen desempeño escolar. Atañe a la
posibilidad de pertenencia: con palabras se nos expulsa y da acogida. Semprún encuentra un
lugar en la lengua gracias a los libros; las palabras de Gide le brindan ese lugar y el derecho de
estar allí. Su experiencia es un eco de cosas que me contaron ciertos jóvenes, quienes
pertenecen a un medio social diferente. Los libros, particular de ficción, abren puertas de otro
espacio y modo de pertenecer al mundo. Los escritores abren paso hacia otro tiempo, en que
la capacidad de ensoñación es libre y permite imaginar, pensar otras formas de lo posible.
Cuando lee, uno puede tomarse su tiempo y no estar siempre plegado al de los demás, de la
publicidad, de la tele, al ritmo de obligaciones escolares, agitación del recreo, e incluso dentro
de la biblioteca misma al ritmo apresurado de las visitas guiadas.

• Como cuenta una joven: No me gustaba cuando venía toda la clase, porque no tenía
tiempo para escoger mis libros, no había tiempo: escojan rápido, apúrense. A mí me gusta
tonarme mi tiempo. Prefería venir sola.

Los maestros no son los únicos que hacen recorrer a paso acelerado: bibliotecarios invitan a
usuarios a visitar las instalaciones con actitud de mando militar. En el medio rural, hablaron de
otro tiempo con el que comunica la lectura, el ritmo diferente.

• Como esta señora: En la tele todo va rápido, la lectura deja espacio para la imaginación
que la imagen. La tele no deja tiempo para pensar, que los personajes nos habiten,
mientras que cuando se lee, reposa uno su libro, piensa en él durante el día y lo que viene.

En Francia, para ellos, el libro supera al audiovisual en un aspecto: abre una puerta hacia el
mundo de los sueños y elaborar un mundo propio. Lo que está en juego con la
democratización de la lectura es también la posibilidad de habitar el tiempo de un modo que
sea propicio para el ensueño, para lo imaginario. Sin ensoñación no hay pensamiento.

• Daoud: En la Ciudad de las Ciencias quitaron los libros de ficción, los muy imbéciles; según
no era científico. Es aberrante, ¿cómo quieren que los jóvenes se acostumbren a la
imaginación científica, que quieran construir robots, si no tienen libros que les hablen de
algo ficticio? Uno se hace a través del sueño, no abriendo un libro con fórmulas científicas.

Los animadores de la asociación Accès, partieron de observación: una causa de discriminación


en el acceso al lenguaje escrito es que en ciertas familias el uso de la lengua es limitado, y
utilitario: se habla de situaciones inmediatas; el placer de jugar con la lengua y contar historias
no tienen cabida. Cuando los niños de esas familias entran en contacto con el lenguaje escrito,
desarrollado en el registro de la lengua del relato, del tiempo diferido, les faltan referencias y
se ven marginados en relación con quienes, en sus familias, tienen acceso a más registros
lingüísticos: el de utilidad inmediata, también el de narración. Así, esta asociación intenta
reparar esta diferencia, prevenirla, abrir desde temprana edad los registros de la lengua. Hay
varios elementos interesantes en su forma de proceder. Son cuidadosos en todo lo relativo a
rentabilidad: desconfían de toda desviación "útil" o recuperación "rentable" de lo que hacen.
No leen a niños para que aprendan algo, les hacen escuchar la música de la lengua, entender
que en los libros hay historias que lo llevan a uno a otros lugares y hacen soñar. Y saben que sin
ensoñación con la imaginación no hay pensamiento posible. A través de los bebés ejercen
también una acción en las mujeres que se muestran reticentes al principio, temen a los libros,
o se muestran agresivas ante esta cultura letrada. También se abren a los libros. Si la acción se
ejerce solo sobre el niño, éste se iniciará en el placer, pero si en su casa tienen una relación
ambivalente con el libro, podría perder ese placer. Nada está aun definitivamente implantado.
Pueden observar cómo están entremezclados los diversos aspectos de la lectura, como ya lo
dije antes: se trata de la construcción de sí mismo y también de la introducción a un registro de
utilización de la lengua que será útil en la escuela. Esto abre nuevos espacios de sociabilidad.
La ensoñación tuvo mala fama, se le consideraba un estado de ánimo burgués egoísta. En
Europa los patrones, la Iglesia, élites obreras, se pusieron de acuerdo para alejar a los pobres
de este tipo de riesgos, remitiéndolos a actividades de recreación colectivas vigiladas y con fin
edificantes. Lo íntimo, interior, no era para ellos. Todavía hoy se confunde la elaboración de un
mundo personal con el individualismo. Los soñadores, o lectores, son considerados asociales o
antisociales, y se intenta traerlos de vuelta al orden común. Pero los jóvenes que leen literatura
son los que tienen mayor curiosidad por el mundo real, la actualidad y temas sociales. Lejos de
distanciarlos de los demás, este gesto solitario les hace descubrir cuán cercanos pueden ser.

• Aziza, al evocar lectura de un relato biográfico: Me aportó más conocimientos sobre la


segunda Guerra Mundial, cómo la había vivido la gente. Se estudia en historia, pero nunca
es lo mismo. Ahí sí tenía la impresión de vivir la historia, con la gente. Parece abstracta
cuando el profesor dice: "Pues bien, hubo cien mil muertos". Se anota una cifra y es todo.

Nos recuerda que la ciencia histórica la constituyen vidas anónimas. La novela, biografía,
memorias, diario íntimo, le dan un nombre a un personaje al que uno acompaña y que, por su
singularidad, puede llegar a cada lector.

• Fueron la emoción e identificación que llevaron a Mounira a volverse más abierta, a tomar
una distancia crítica y definirse respecto al discurso de su padre: Había una exposición de
libros, y en ellos hablaban de la condición de los judíos en los campos de concentración.
Transformó mi manera de ver las cosas. El concepto que ahora tengo de la comunidad
judía. Bueno, mi padre no está de acuerdo. El mundo, aquí, ya no está dividido entre ellos y
nosotros, clasificación frecuente en medios populares, pero no privativa de ellos.

Esta apertura ante el otro puede realizarse por medio de la identificación, en la que uno se
coloca en el lugar de la experiencia del otro, gracias a la lectura de esas "vivencias", y por un
conocimiento acrecentado, que confiere nivel de dominio para dejar de sentir temor del otro.

• Como dice Magalí: Es una manera de aceptar lo que viene del exterior, de abrirse más a los
demás. Si hay algo que no se conoce, ese algo asusta, y uno se cierra.

Muchos entrevistados dieron la importancia que tuvo para ellos el acceso a una diversidad de
puntos de vista, una apertura, un distancia-miento crítico. A veces desde la infancia la lectura
ha contribuye a esta formación del espíritu crítico, por ejemplo, cuando en un cuento el ogro
no devoraba al niño, conforme al estereotipo, sino que se mostraba amable.

• Ridha: Los prejuicios vienen muchas veces de un cliché, le repiten constante- mente a uno la
misma cosa. Había allí una posibilidad de ejercer un espíritu crítico y de decirse que hay que
ir al fondo de las cosas.

Por la lectura se aprende la fuerza de los ejemplos y el arte de argumentar, discutir, no bien
vistos en el medio de origen.

• Liza, camboyana, se siente con derecho de tener opinión propia, gracias a lo que le
aportaron los estudios, encuentros y libros tomados en préstamo en la biblioteca: Ahora
empiezo a tomar posiciones políticas, mientras que antes la política no me interesaba en lo
absoluto. Y el hecho de tener opinión, todas esas tomas de partido, las conocí por la
lectura, por los intercambios con amigos, con los profesores o por cosas como ésas. Estoy
madurando, para poder decidir, elegir tomar decisiones y sostenerlas.

La lectura y biblioteca, son lugares en que algunos encuentran armas que dan seguridad en una
afirmación de sí mismos, en donde se distinguen de lo que habían conocido hasta entonces.

Conjugar la pertenencia a diversas culturas

Gracias a la lectura, muchos jóvenes de origen inmigrado conjugan universos culturales a que
pertenecen, en vez de que esos universos luchen entre sí. México es una sociedad pluricultural:
componentes lingüísticos y culturales múltiples. Experimento una urbanización rápida, que
enfrentó a gran cantidad de hombres y mujeres a un mundo y un modo de vida diferentes de
los que conocieron sus padres. Creo que en este fin de siglo la mayoría nos encontramos entre
dos o más lugares, entre varios medios, diversas culturas, y que la cuestión de la conjugación
de esos universos culturales plurales en los que participamos se plantea. Por esto, confiare la
experiencia de unos cuantos jóvenes cuyos padres, originarios de medios rurales analfabetos,
salieron de África, Turquía o Extremo Oriente para probar suerte en Francia. Encontrarán que la
experiencia de esos jóvenes tiene que ver con una cuestión "universal": cómo diferenciarse de
los padres sin vivir eso como traición. El deseo de purificarse del propio origen es excepcional.
Pero estos jóvenes se dedican a negociar esta evolución y cambio, sin causar demasiado daño.
Aunque se hayan alejado de sus padres en hechos, ideas o valores, y enfrenten a situaciones
muy conflictivas o dolorosas en el medio familiar, lo que aparece con frecuencia son discursos
de gratitud, comprensión hacia los padres, e intentan disminuir la distancia creada por los
estudios, lectura, encuentros, esforzándose por compartir lo que descubren y enriquecer a los
suyos. No hay que subestimar las posibilidades de evolución de los padres. Hay que medir el
abismo cultural que separa, en jóvenes de ascendencia extranjera, la civilización originaria de
los padres de aquella en la que crecen los hijos. Jóvenes cuyos padres inmigraron, mencionan
el gran sufrimiento que significa el vivir entre dos mundos: adaptados a la manera de pensar,
de vivir y a valores franceses, pero imposibilitados de vivir en cercanía con jóvenes franceses
de origen por causa de la xenofobia, y por miedo de traicionar a sus familias y país de origen,
en el que muchas veces también se sienten tan extranjeros y rechazados como en Francia. La
cuestión de la integración, en sentido psicológico de la palabra, su historia y capítulos negros,
de dónde vienen y del recorrido que los trajo a donde están se plantea para todos. Tal vez la
integración social no sea posible sin esta integración.

Ridha: Yo digo que tuve un pasado y, para mí, integrar es aceptar lo pasado. Acepto mis
orígenes y no tengo razón para no aceptarlos, porque son lo que son, yo vengo de ahí y es todo.
Hubiera podido venir de otra parte. Lo esencial es lograr que las poblaciones que llegaron aquí
se sientan en su lugar al aceptar la situación en que se encuentran. Que hayan aceptado lo que
la historia hizo allí, que hizo eso, y que hayan aceptado vivir ahí, en ese lugar.

Por la lectura y la biblioteca, algunos hacen descubrimientos gracias a los cuales el ser
originario de dos culturas se experimenta más como riqueza y menos como sufrimiento.
Vinculan eslabones de su historia, integran una parte de su cultura de origen, para ya no tener
una deuda con ella, de manera más o menos consciente, y para poder apropiarse de la cultura
del lugar en el que se encuentran ahora. Reconocen al país y cultura de origen como parte de
su historia.

• Zohra gracias a sus lecturas encontró respuestas a las preguntas que se hacía: ¿Qué es lo
que leía? La literatura de dónde venía, la historia de Argelia, mi historia. Porque mi padre
peleó en la guerra de Argelia y nunca nos ha hablado de eso. Entiendo que él no pueda
hablar, como entiendo que muchos franceses no pueden hablar de ella. Vivieron situaciones
dolorosas a él y a la población argelina. Pero al mismo tiempo nosotros nos quedamos ahí,
sin respuesta. Hay que encontrarlas.

Sus lecturas no la llevan a una identidad inmóvil, apegada al pasado, todo lo contrario. Le
permiten liberar la palabra. Al volver a tener una historia, Zohra puede continuarla, leer al
mismo tiempo a novelistas contemporáneos argelinos y occidentales, y confirmar su apego por
la laicidad y derechos de las mujeres. Gracias a sus visitas a la biblioteca, se abrió también a la
historia de Francia. Para las chicas de origen musulmán, el margen entre la sumisión a la familia
y ruptura es más estrecho que para muchachos. Y para defenderse de confinamientos y
regresiones, muchas encuentran en la biblioteca armas que las confirman en su proceso de
emancipación activa. En Francia, algunos bibliotecarios se preguntan qué tan oportuno es dar
acceso a las culturas de origen a los usuarios inmigrados o hijos de inmigrados, o cuáles son
formas de hacerlo. Cuando uno ha sido criado en una lengua y cultura determinadas, y luego
tiene que crecer en otras, la capacidad de simbolizar puede sufrir daños. Por ello es necesario
encontrar formas de comunicar y conciliar una con otra. El deseo individual de conocer sus
orígenes, de saber de dónde se viene es legítimo, y los padres, que pueden ser analfabetos y
que están aislados del país que dejaron atrás, transmiten solo fragmentos de sus culturas o
costumbres que a veces ni siquiera siguen practicándose en su país. Si a los jóvenes no se les
proporcionan medios para responder a interrogantes de su origen de manera individual, otros
vendrán a llenar sus expectativas bajo la modalidad de la identidad comunitaria, con los riesgos
que eso implica de desviación hacia diversas formas de autoexclusión y xenofobia. Al contrario,
si por las lecturas pueden asumir la pluralidad de pertenencias, apropiándose a la vez de las
culturas "dominantes" y del lugar de origen, pero con toda diversidad, sus particularidades y
dinamismo, porque una cultura no es algo inmóvil sino viva y movida todo el tiempo, puede
contribuir a impedir que la unión totalizante con una religión, etnia o territorio se convierta en
identidad. Esos jóvenes expresan un alegato en favor de una posición alejada de dogmatismo,
de dos posturas opuestas, que se originan en una misma concepción monolítica, inmóvil,
inmovilista, de la cultura: el universalismo ortodoxo y el relativismo cultural llevado al extremo
conservadurismo. En Francia, los que se fundamentan en el universalismo ortodoxo, quisieran
hacer tabula rasa del pasado, la memoria, para uniformar a todos con una regla de grandes
valores y referencias, que supuestamente son las únicas adecuadas para "cimentar" a una
nación. En cuanto a apologistas del relativismo cultural extremo, encierran a la gente en lo
reaccionario, mutilante que hay en las tradiciones. Yo opondría a los discursos de unos y otros,
las palabras y formas de proceder de la mayoría de los jóvenes, quienes, con curiosidad,
combatividad, y no sin sufrimiento, se esfuerzan por encontrar caminos propios para conciliar
las culturas a que pertenecen. Promotores de libros pueden contribuir a darles medios para
realizar esos descubrimientos y vinculaciones. Vincular y mezclar es gesto primordial de cultura

• Como dice Jean-Luc Nancy: el gesto de la cultura es en sí mismo un gesto de mezclar: es


enfrentar, confrontar, transformar, reorientar, desarrollar, recomponer, combinar.

Durante esta investigación en barrios urbanos marginados, conocí a un joven albañil que
aprendió a cultivar bonsáis. Integró a su manera sus orígenes asiáticos en forma poética. Iba a
llevar el domingo a los niños del barrio al bosque, para enseñarles a recoger el lirio de valles.
Para él, la pertenencia plural era eso: saber recoger el lirio y cultivar los bonsáis. Pero es en los
libros donde aprendía el arte de cultivarlos. Tener acceso a esas modalidades distintas de
simbolización presupone que uno conozca los códigos de la escritura. No es necesario salir en
cruzada para difundir la lectura, eso ahuyenta a todo el mundo. Pero tampoco se gana si no se
distingue la eficacia específica de cada práctica, esas actividades que sociólogos y estadísticos
llaman "prácticas culturales" o "prácticas de esparcimiento".

Círculos de pertenencia más amplios

La lección que enseña la lectura: antes de pertenecer a tal o cual territorio, se es humano.

• Matoub: Culturalmente yo ya no me siento ni kabil ni francés; uno es un individuo, y eso es


todo. Ahora bien, yo nací en Kabilia; tengo recuerdos, hay una relación con mi país, con la
gente, con la tierra misma, con el paisaje, lo cual hace que tenga lazos muy fuertes con el
país, pero también los tengo en Francia, y puedo tenerlos con África o con cualquier país.
• Ridha: "así que eres de origen argelino", yo les digo: "si quieres, pero yo no fui el que le dio
el nombre de Argelia". Les digo: "mis padres vivían en esa tierra con gentes que pensaban
de cierta forma y que tenían cierto tipo de cultura y que eran ellos". Es todo. Yo soy yo y
todo el resto no son más que etiquetas. La noción de identidad es importante, pero no debe
ser el centro de una política. Es secundaria; antes que eso está la persona.

La lectura, como se practica en la actualidad, invita a otras formes de vínculo social, formas de
compartir, socializar, diferentes de aquellas en que se apretujan todos como un solo cuerpo
alrededor de un jefe o bandera. Leer es tener un encuentro con la experiencia de hombres y
mujeres, de aquí o de otras partes, de nuestra época o de tiempos pasados, transcrita en
palabras que pueden enseñarnos mucho sobre nosotros mismos, sobre ciertas regiones de
nosotros mismos que no habíamos explorado, o que no habíamos sabido expresar. Sentimos
surgir en nosotros a un tiempo la propia verdad más subjetiva, íntima, y la humanidad
compartida. Esos textos que nos pasan, y nosotros pasamos, representan la apertura hacia
círculos de pertenencia amplios, más allá del parentesco, localidad y etnicidad. Es ése un
cuarto aspecto de la lectura. Lo que distingue a las categorías sociales es también el horizonte,
el espacio de referencia de quienes las conforman. Hay quienes pueden ver más allá que los
demás, pensar sus vidas en otra escala. Y el horizonte de muchos habitantes del campo de
condición modesta y popular urbano, fue por mucho tiempo la familia, vecinos, nosotros, en el
resto del mundo es ellos, y sus rasgos no están bien definidos. Pero existen a veces puentes
levadizos. Albert Camus, nacido en familia pobre, expresó su gratitud por un maestro de
escuela y una biblioteca municipal que lo ayudo a descubrir que existía algo diferente más allá
del espacio familiar. Los puentes levadizos eran ese maestro y esa biblioteca. La lectura es una
promesa de no pertenecer solo a un pequeño círculo. La lectura permite romper el aislamiento
porque facilita el acceso a espacios amplios. En el medio rural, la lectura es un medio para
desapretar el espacio, abrirse a lo nuevo y lejano.

• Luc recuerda a su abuela: Era un medio pobre, no había radio ni tele. Y ella leía hasta muy
tarde. Era su escapatoria, su válvula de escape. Eso le permitía estar en otra parte. Para
ella, era algo magnífico. Transportarse a otros lugares en la lectura, no tenía otra cosa
• Sucede lo mismo en barrios urbanos marginados, separados del centro de las ciudades, en
donde un joven nos dijo: Puedo quedarme ahí sentado y leer sobre cualquier país, pueblo,
persona, y a través de eso entender su vida, pensamiento, país, muchas cosas, sin moverme
de Bobigny y de mi pequeña silla.

Esta apertura al otro, que es consecuencia de la lectura, adopta también la forma de nuevas
sociabilidades, de compartir, de conversaciones alrededor de los libros. En Francia un número
cada vez mayor de profesionales de la lectura organizan debates, animaciones, incluso en
ciudades pequeñas, pueblos y barrios desheredados. Estas nuevas modalidades de animación
en torno a los libros se ven hoy en día fomentadas por poderes públicos, que esperan que la
cultura repare el maltratado tejido social. Hay también formas de compartir espontáneas,
gente que intercambia libros y habla de ellos entre sí. Y por esas redes de sociabilidades,
flexibles y múltiples, circulan ideas y sensibilidades. Algunas de esas formas de intercambio son
tenues y clandestinas. Por ejemplo, las palabras escritas por otros en las páginas de los libros
que se sacan de la biblioteca. Jacques-Alain busca en los libreros si alguien ha tomado los libros
de Tolkien que él tanto quiere, y siente una complicidad secreta con ese usuario desconocido.
Las palabras compartidas a hurtadillas son también palabras escuchadas.
• Zohra evoca sus primeras visitas a la biblioteca: Escuchábamos, porque hay cosas que se
dicen en las bibliotecas. Había conversaciones...

Bibliotecarios tienen dificultades para administrar esas dos funciones: la del estudio-lectura, y
la del intercambio. Los jóvenes pueden ser expulsados "a la calle" para discutir, cuando la
biblioteca es lo que les permitió escapar de ella y un lugar en donde se ofrece una alternativa
para pandillas, en donde se esbozan otras formas de sociabilidad. En barrios marginados
situados en los suburbios de ciudades francesas, es el único lugar vivo en donde darse cita,
reunirse con otros, participar en un grupo, tener nuevos encuentros. Muchos exigen una mayor
convivencia y expresan su deseo de que haya debates sobre temas de contenido social. Como
si dentro de la vocación misma de la biblioteca estuviera el lugar del lenguaje compartido. Y ya
sea en las bibliotecas o otros lugares, habría que encontrar formas que permitan el ejercicio de
una libertad de palabra y actualización de un deseo de expresión civil, política, para que éste
no se pierda en un callejón sin salida. No hay verdadera ciudadanía sin una toma de palabra. La
opinión de moda en Francia describe a los jóvenes como poco politizados o individualistas,
pero los que conocimos nos parecieron ciudadanos: sin dejar de intentar hacerse dueños de su
destino, muestran gran preocupación por el bien público. Casi todos están decepcionados de la
política, identificada con los juegos de la clase política, pero no significa que no se interesen
por la cosa pública. Se afilian a asociaciones, desarrollan redes de solidaridad que no se limitan
a atender a quienes son como ellos. Tienen mucha curiosidad por los temas de contenido
social y actualidad. Pero rara vez satisfacen esa curiosidad con sus lecturas. Para contribuir en
la formación de su inteligencia histórica, política, los promotores del libro podrían ir más allá si
permitieran el acceso a fuentes de información diversificadas gracias a diferentes medios. No
hay verdadera ciudadanía sin un trabajo del pensamiento, presupone que se proporcionen los
medios para ese trabajo. He sugerido algunas veces a los bibliotecarios que propusieran mesas
de exposición sobre temas de actualidad que se renovaran con mucha frecuencia, pues les
permitirían conocer otros puntos de vista sobre los temas de que hablamos. Imagen e impreso,
no son opuestos: a veces tras ver una película los jóvenes quieren conocer leer el libro que la
inspiro y ciertas lecturas podrían estar motivadas por programas en la televisión.

Recapitular: Al escuchar a los lectores, vemos que la reorganización de un universo simbólico y


del lenguaje a través de la lectura puede contribuir a que lleven a cabo desplazamientos, reales
o simbólicos, en diferentes campos: en el historial escolar y profesional que les permitan llegar
más allá que la programación social; en la autoimagen, la manera de pensarse, de decirse,
situarse, en el tipo de relaciones con la familia, su grupo social y cultura de origen;
desplazamientos de asignaciones relacionadas al hecho de nacer niño o niña; en formas de
sociabilidad y solidaridad; en la manera de habitar y percibir el barrio, ciudad, país en que se
vive. La lectura contribuye a crear un poco de juego en el tablero social; a que se hagan un
poco más actores de sus vidas, sujetos de sus destinos, y no solo objetos del discurso de los
demás. Ayuda a salir de los puestos prescritos, diferenciarse de las imágenes que los excluyen y
de lo que esperan de ellos, o de lo que cada uno de ellos creía más adecuado para definirse.
Hoy la lectura puede desempeñar un papel no sólo para personalidades "fuera de lo común".
En Francia, aprovechando el desarrollo de bibliotecas municipales en esos barrios, hay toda
una minoría activa que intenta salir de los caminos prestablecidos que llevan a un callejón sin
salida, a través de la frecuentación de bibliotecas y lectura. Lo que está en juego no tiene que
ver solo con el recorrido personal, su destino singular. Leer puede ser un atajo que lleva de
una intimidad rebelde a la ciudadanía, infunde la idea de que es posible apartarse del camino
que le habían trazado otros, escoger la propia ruta, manera de decir, tener derecho a tomar las
decisiones y participar en un devenir compartido, en vez de siempre remitirse a los demás.
Estar familiarizado con los juegos del lenguaje permite estar menos desprotegido ante
cualquiera que proponga curarle a uno las heridas con una retórica simplista. Lo que está en
juego en el desarrollo de la lectura, entre los jóvenes hombres y mujeres para los que leer no
es algo natural, no es reductible a una cuestión social. Lo que está en juego creo afecta a la
ciudadanía, a la democratización profunda de una sociedad. Una ciudadanía activa es algo
que se construye. La lectura ayuda, en todos los aspectos que he mencionado: acceso al saber,
apropiación de la lengua, construcción de sí mismo, ensanchamiento del horizonte de
referencia, desarrollo de nuevas formas de sociabilidad. Mediante la difusión de la práctica de
la lectura, se crea un número de condiciones necesarias para acceder a una ciudadanía, pero
insuficientes. Si bien hay una lectura que ayuda a simbolizar, a moverse de su lugar, a abrirse al
mundo, no cabe duda de que hay otra que sólo conduce a los placeres de la regresión. Para mí,
lo esencial es que existe un lugar al que puede ir la gente cuando tiene ganas de cultivarse o
cambiar y ser diferente. Algo que la sociedad puede poner a disposición de la gente.

TERCERA JORNADA
El miedo al libro

¿Cómo se vuelve uno lector?

Hemos visto que la lectura podía ser la clave para recomponer la identidad y formas de
pertenencia. Por eso, no hay que sorprenderse de que suscite miedos, resistencias, inclusive en
la actualidad, cuando se clama: "Hay que leer". Los humanos tienen una relación ambivalente
con el movimiento, novedad, libertad, pensamiento, los cuales pueden ser el objeto de un
deseo y miedos a la medida de ese deseo. Se encuentra también en el entorno, más si nacieron
en donde el libro es poco familiar. Puede estar activo en sus familias, barrios, incluso entre
profesores, presente en el poder, detrás de bellos discursos de políticos sobre la difusión de la
lectura. Se piensa que el acceso al libro debería ser natural, a partir del momento en que tiene
uno un grado escolar, pero la práctica de la lectura puede resultar imposible o arriesgada, más
al entrar en conflicto con las costumbres, valores del grupo, del lugar en el que se vive. No es
una actividad aislada: encuentra lugar en un conjunto de actividades dotadas de sentido.

El difícil escape de la actitud comunitaria

Hay algo específico relacionado al hecho de pertenecer a pequeñas comunidades y vivir en


espacios cercanos a la naturaleza, al margen de lugares en que operan poderes de decisión y se
concentran bienes culturales: maneras de vivir, valores que estuvieron relacionados con la
economía de supervivencia y que se prolongan hasta el interior de ciudades debido a
migraciones. Francia tiene impronta rural, aunque la mayoría de población viva en ciudades.
Allí, la población rural, más la campesina, fueron escolarizadas hace tiempo, antes de la
Revolución francesa hasta la generalización de la instrucción primaria gratuita, obligatoria y
laica, a finales XIX, tras la promulgación de las leyes Jules Ferry. A pesar de esta alfabetización,
la lectura sigue siendo una actividad menos común en el campo que en ciudades. Cuando
preguntamos a lectores rurales cómo les nació el gusto por la lectura, evocaron historias con
obstáculos, no eran sólo físicos (únicamente lejanía geográfica de librerías o bibliotecas), sino
sociales, culturales, psíquicos. La lectura era actividad riesgosa. Transgreden, aun en la
actualidad, diversos tabúes: la culpabilidad con el acto de leer, miedo al qué dirán.

• 1er tabú: al leer uno se entrega a una actividad cuya "utilidad" no está bien definida. Los
interlocutores se referían: es malo perder el tiempo, estar inactivo, sin hacer nada. Referían
a la memoria de esa ética compartida que fue garantía de supervivencia en toda Francia
rural y que daba al trabajo el valor más alto y condenaba el ocio.
• 2do tabú: Ese tabú que afecta a la lectura "inútil" se ve duplicado por ser un placer
solitario: hoy mientras uno lee se retira del grupo, se distrae y separa. Esto no era bueno en
un mundo rural que se reconocía por la homogeneidad de sus creencias y
representaciones, distinguirse con valores, opiniones o sentimientos personales no era
bien visto. La afirmación de una singularidad no siempre es algo natural, aun cuando la
sociabilidad tradicional pierda importancia, éramos como una familia y todos actuaban
igual. Ahora cada quien está en su propio espacio, pero para entregarse a la lectura tiene
que escapar del grupo: resulta notable que la gente del campo que conocimos haya dicho
que leía de noche, cualquiera fuera su edad, situación familiar o profesional.
• 3er tabú: en el campo, el dominio de la lengua y acceso a textos impresos fue el privilegio
de quienes detentaban el poder: notables, representantes del Estado y la Iglesia, católica
en particular, obsesionada por los peligros de la lectura a nivel popular, estigmatizó las
lecturas no controladas de la Biblia u obras profanas, y se esforzó por hacer de la lectura un
acto colectivo y vigilado. Confrontarse a libros, sin intermediarios, es desligarse del modelo
religioso de lecturas edificantes y vigilada que se aplicó en sociedades rurales. Es salirse de
puestos prescritos, traicionar la propia condición.

Habitantes del campo hablaron de la difícil conquista de un espacio de lectura clandestinos. Y


no eran solo personas de edad, que hablaran de infancias lejanas. Todavía hoy hay gente que
se esconde para leer.

• Como la esposa de un agricultor que decía: es la mentalidad de aquí: no se debe perder el


tiempo leyendo, resolviendo crucigramas. Cuando veo que alguien llega, escondo el libro.
Estoy atenta a lo que sucede.

Como si eso supusiera rupturas, desgarramientos, separarse de la infancia que se vivía en la


naturaleza (afuera, con el sol, o con el día y noche), de los lazos familiares, pueblerinos,
comidillas del pueblo. Muchos se aficionaron a los libros durante un momento de separación:
durante su encierro en el internado, una guerra o estancia en el hospital. Al oírlos hablar,
pensaba que la lectura y escritura eran cómplice del exilio. Se instauraba mediante una pérdida
del vínculo corporal con la tierra. En psicoanálisis, la lectura tiene parentesco con actividades
de sublimación, que se originan en pulsiones sexuales, pero que se derivan hacia objetos
socialmente valorados: principalmente la actividad artística e investigación intelectual. Estas
nacen junto con la separación, con el primer objeto cuyo duelo hay que asumir. Experiencias
culturales presuponen un espacio donde situarlas: área transicional, la cual se instaura en el
espacio de la separación entre hijo y madre. Esos objetos protegen de la angustia de
separación, simbolizan la unión de cosas separadas y restablecen continuidad. No es imposible
pensar que la lejanía respecto al lugar de origen active la angustia de separación, y que sea
propicia para la lectura. Esa lejanía representa oportunidad de establecer otros encuentros con
gente para quien leer es más usual, de tener acceso a libros que no existen donde uno vive y
de liberarse del control en el pueblo. Pero la gente del campo que leía era siempre un poco
tránsfuga: se sentían desarraigados y se iban un día del pueblo porque al leer un libro
escuchaban el llamado de algo diferente, también todos los que no se habían ido pero que
cuando se entregaban a la lectura se fugaban. Los libros los transportaban a otras partes a
partir de ese espacio discretamente conquistado, aprendían y se apropiaban de conocimientos.
Adquirían un dominio amplio del mundo y se liberaban de los que detentaban el monopolio
del saber. Al mismo tiempo, al abrirse a lo novedoso, descubrían en sí mismos territorios y
deseos desconocidos. Para salir del modelo de vínculo social en el que el grupo ejerce su
predominio sobre todos, la lectura en el medio rural era vía real de acceso a la individuación.
Con ello se convertía en práctica riesgosa para el lector, privado de su seguridad, zarandeado
en sus formas de pertenencia y para el grupo uno de sus miembros podía tomar su distancia y
abandonarlo. Lo que, a mi parecer, resultaba difícil en el campo, era ese paso de una
modalidad inicial de lectura pública, oral, edificante, a otra privada, silenciosa, en la que cada
uno suele encuentra palabras que permiten se exprese lo más íntimo que hay en ellos, en la
que el juego de la lengua va creando juego en los puestos asignados, y en la que le viene a uno
la idea de derecho a tomar la palabra y pluma. La transición de primera a segunda vertiente
de la lectura no se efectuaba sin dificultad, preocupaba a quienes detentaban poderes y no se
resignaban a dejar de controlar a los que leían. Lo que estaba en juego en ello era la transición
a otra forma de vínculo social. Hay ahí algo que rebasa el espacio rural francés. Escritores
malineses hablaban de lo difícil que resulta en la vida cotidiana aislarse para leer o escribir. Al
que se aísla le dicen “el malo". El presidente de Malí hablaba de la multiplicidad de cosas que
se ponían en juego con la alfabetización y lectura, y del papel que desempeñaban en el acceso
a la individuación y concepto de libertad individual. La lectura pone en entredicho el la formas
en las que el grupo predomina por encima del individuo. No hay que confundir individuación e
individualismo: que no se quiera seguir apretujándose en torno a un líder no significa que se
preocupe solo por su parte del pastel. La lectura puede introducir en círculos más amplios de
pertenencia, nuevas sociabilidades, formas diferentes de vivir con los demás, y que desempeña
un papel en la democratización de una sociedad. Las resistencias respecto a la lectura son
proporcionales a lo que está en juego: la manera en que se vincula un individuo con un grupo y
sociedad. Por ello uno de los primeros actos que realizan los poderes totalitarios es controlar
las formas de utilización del lenguaje impreso. Por eso la soledad del lector ante el texto es
causa de inquietud.

Del lado de los poderes: el horror de que las líneas se muevan

El miedo que sienten los que tienen el poder de que el monopolio del sentido se les escape de
las manos tiene una legión de ejemplos: las leyes que prohibían a los negros el aprendizaje de
la lectura hasta mitad del XIX. Propietarios de esclavos temían que encontraran en libros ideas
revolucionarias que constituirían una amenaza para su poder, se abrieran a ideas de rebelión y
libertad. Había propietarios de plantaciones que colgaban a esclavos que intentaran enseñar a
leer a los demás, que aprendieron a leer por los medios más insólitos. Así, leer es arriesgarse a
ser alterado, invadido a cada instante, el miedo es también a esa invasión, a una fisura de
nuestro ser que provocaría el desplome de todo el edificio y la armadura que uno piensa que
es su identidad.

• Harún, hijo de un cuentacuentos, conoce a un personaje llamado el maestro del culto que
tiene una ambición en la vida: quiere destruir todas las historias. Le pregunta: ¿Pero por
qué detesta usted las historias hasta ese grado? Las historias son chistosas. El maestro le
responde: Sin embargo, el mundo no es chistoso, está hecho para ser controlado. Todos
están ahí para ser dirigidos. Y en cada historia única, dentro de cada corriente de historias,
hay un mundo, un mundo-historia que yo no puedo controlar. He ahí la razón.

Las historias, ensoñaciones subjetivas de los novelistas son incontrolables, e inquietantes para
quien pretende controlarlo todo. Existe la voluntad de tener el monopolio absoluto del sentido.
Son más inquietantes porque las palabras tienen la característica de quedar fuera del alcance
de cualquier policía de los signos, cada quien puede cargarlas de su propio deseo y asociarlas
con otras palabras. Se muestra hasta dónde puede llevar la voluntad política de controlar los
juegos del lenguaje. Malika Greffou: observaciones sobre el sistema de enseñanza del árabe
que se aplica en Argelia, que no tiene más finalidad que empobrecer la lengua para intentar
reducirla a una función instrumental. Explica que, durante los cuatro primeros años de escuela,
los niños no escuchan ni leen texto alguno, se les condiciona a reflejos pavlovianos por medio
de audiovisuales del tipo pregunta-respuesta. No construyen nada por sí mismos, no tienen
acceso al lenguaje, a la argumentación y pensamiento. Observa que con base en instrucciones
oficiales se recomendó a maestros que dieran preferencia al término genérico: pájaro y no
golondrina, rojo y no carmín. Lo mismo en la enseñanza religiosa: se recurre al audiovisual y a
fichas, se excluye el acceso al texto, relatos, versículos y poesía. Todo eso no deja de tener
relación con la situación actual de ese país. En ninguna parte se está a salvo de esa voluntad de
los poderes autoritarios de controlar el juego de palabras. En Francia, durante estos últimos
años, un partido de extrema derecha, xenófobo, ganó las elecciones. Cuando asumió el poder,
una medida consistió en apoderarse de bibliotecas, limitar su acceso y controlar los acervos.
Querer controlar los desplazamientos físicos y juegos del lenguaje es una sola y misma cosa. Un
solo y mismo horror de que las líneas se muevan, un mismo miedo a quienes no pueden ser
encerrados en una casilla. Allí donde existe una cultura, hecha de aportaciones múltiples,
abierta a todos los juegos y apropiaciones, los poderes autoritarios quisieran imponer un
código y conjunto de preceptos. Creo que debemos estar atentos a las formas sutiles que
adopta el miedo a esos juegos del lenguaje, miedo a lo que surge imprevisto gracias a la
polisemia de la lengua. En especial, el miedo a los textos literarios, en que se desempolva la
lengua y se expresan la contradicción y complejidad humanas. Las sociedades occidentales
también están enfermas de un modo de tratar la lengua, de esa ideología de comunicación que
fomenta la representación de la lengua como simple comercio de informaciones. Esta manera
de mutilar la lengua se acompaña de la descompostura del mundo imaginario y crisis del
vínculo social que en Francia aturden.

¿Traicionar a los suyos?

Una minoría activa se adueña de bibliotecas instaladas en esos barrios y libros en ellas, la
mayoría nunca atraviesan ese umbral. La razón: también esos jóvenes enfrentan obstáculos y
tabúes reforzados unos a otros. Encontramos en sus familias características parecidas a las del
medio rural: la ausencia de libros, imposición de "lo útil", desconfianza de lo que se piensa que
es algo propio de ricos, o de explotadores y colonizadores. También encontramos ese temor al
libro, que puede alterar al lector, llevarlo a otras partes, alejarlo de los suyos, emanciparlo del
grupo. En familias inmigradas originarias de África del Norte, o Turquía, esta desconfianza es
abierta y declarada. Al grado de que pone en peligro la educación de los niños.

• Aiché: Ahí tiene usted la imagen, en la secundaria o escuela primaria, del hombre
prehistórico. Nuestra religión no la admite. Entonces el niño vuelve a casa con sus libros y
los padres lo regañan. ¿Qué quiere decir eso? Te cuentan una historia estúpida y te la crees.
La imagen que el educador construye en la cabeza del niño es destruida en el hogar. Ella
tuvo que esquivar estos tabúes: Mis padres me prohibían tomar en préstamo todo lo que
fueran libros franceses. Decían: ¿Y ahora qué libro sacaste?
• Joven kurdo, que habla del lugar de origen de sus padres: Allá todo era pequeño y había
una cultura. Todo el mundo tenía la misma, una religión igual, y estaba el trabajo del
campo o construcción. Toda su vida se basa en esas cuantas cosas. No ven el mundo como
lo vemos nosotros. Ven solo ese rincón, y su rinconcito aquí. No el resto. Cuando se les
habla de algo nuevo que no conocen, encuentran una respuesta negativa. Es miedo lo que
sienten: como no conocen, le ponen a uno una barrera. Es una protección; quieren que uno
permanezca dentro del círculo de ellos. Pero no podemos quedarnos dentro de su círculo.

Las familias inmigradas, que llegaron a esos barrios de las ciudades francesas, originarias de
medios rurales analfabetos, se enfrentan en una colisión entre universos culturales. Es como si
la familia tuviera la obligación de ser una fortaleza que no admite transformación. Así, la
lectura representa el riesgo de que el mundo exterior haga irrupción y ponga a temblar los
muros de la fortaleza. Tienen miedo de que los libros se lleven a sus hijos, perder el control
sobre ellos, y más sobre ellas porque les asusta la idea de que vengan a distraerlas del mundo
doméstico. Ciertos niños y niñas tuvieron que conquistar en batalla el derecho de leer e ir a la
biblioteca, hacer frente al rechazo que manifestaban sus padres respecto a la cultura de letras.

• Zohra: No admitían que hubiera una cultura, y menos aún una cultura francesa. Para ellos
la palabra cultura era más bien "quedarse en casa y protegerse lo más posible del exterior".
Había que conquistar el derecho de ir a la biblioteca, era más bien un lugar de placer y ocio,
algo difícil de aceptar por los padres. Cuando mis padres nos veían leyendo, y que no
queríamos movernos porque teníamos un libro en las manos, se ponían a dar de alaridos.
Les costaba aceptar que tuviéramos momentos propios. Aun en este caso en que el miedo
es manifiesto, las cosas pueden cambiar: Mi padre leía muchas veces el periódico. Hacía
como si estuviera leyendo, y lee el periódico a partir de números. Conoce perfectamente su
periódico, logra codificar, encontrar puntos de referencia. El padre es analfabeto, pero a su
manera es "lector". En cuanto a la madre: mi madre me decía: Deberías escribir un libro.
¡Tenía ganas de contar lo que sabía! Porque nos contaba historias de familia terribles, y yo
pensaba: estaría bien escribir todo esto, porque voy a olvidar todo lo que ella me cuenta

Podríamos preguntar si, al apropiarse de la cultura escrita, Zohra no expresó una parte secreta
de sus padres, si no trató de hacer realidad un deseo no expresado de esta cultura. O podemos
pensar que la apropiación reveló en sus padres un deseo de ese tipo.

• Zuhal: Tenía padres que veían la lectura con desconfianza. No sirve para nada. Y creo que
eso fue lo que nos llevó a mis hermanas y a mí a leer. La madre no recibió ninguna
educación: En este momento está por regresar a la escuela, intenta aprender francés. Se
puso a leer ahora y tiene ganas de leer ella sola. Es cierto que ha tenido un cambio total.

Tome estos ejemplos de familias musulmanas. Pero en esos barrios populares, para muchas
familias de origen francés leer es igualmente temido, denigrado. Había rivalidad, consciente o
inconsciente, e inquietud de ser superado, de la que se protegían burlándose de esos
muchachos. Ir más lejos que sus padres, distinguirse de ellos, no es tarea fácil. Puede ser vivido
como una traición y asesinato simbólico. Freud observaba esto analiza el sentimiento de culpa
que acompañaba la satisfacción de haber tener éxito: como si lo principal para tener éxito
fuera ir más lejos que el padre, y como si eso estuviera prohibido. Pierre Bourdieu observa esto
en el desgarramiento que surge de la experiencia del éxito vivida como transgresión: cuanto
más éxito, más fracasas, matas a tu padre, separas a los tuyos. Ciertos escritores evocaron los
riesgos de estas escapadas solitarias, que a veces alcanzan lo trágico, como en Martín Edén:
libro en el que el héroe, un obrero fanático de la lectura y novelista, se siente incomprendido
en su medio original y los ricos, y acaba suicidándose. Cuando el ir más lejos y diferenciarse de
los suyos, se inscribe también en un alejamiento geográfico por migración, las cosas son aún
más difíciles. Tener un fracaso escolar o rechazar la cultura de letras puede ser la manera de
pagarle una deuda a esa cultura de origen, o a la de los padres. Nos hemos ocupado de las
familias en que el miedo a los libros se presenta de forma manifiesta, pero existen familias en
las que es más retorcido, en las que padres alejan a los niños de libros porque son demasiado
insistentes en sus recomendaciones. En el medio rural, el mandamiento de no pierdas el
tiempo se sustituye por Hay que leer y tener instrucción. En Francia los discursos sobre la
lectura se invirtieron. Hasta los 70, preocupaban los peligros a los que podría exponer una
difusión incontrolada de la lectura. A partir de entonces, todos se quejan de su insuficiente
distribución, es considerada hoy por la mayoría de padres como un capital, y la gente del
campo y ciudades se quejan de que: Los jóvenes no leen bastante. Muchas veces es una visión
utilitaria la que hace desear que hijos lean: hay que leer para mejorar el francés, alcanzar el
conocimiento, tener buenas calificaciones en la escuela, en esta época en que la tasa de
desempleo es alta y en que uno se pregunta cómo brindar a sus hijos posibilidad de encontrar
empleo. Hoy se tiene la impresión de que el gusto por la lectura traza su camino entre lo
prohibido y lo obligatorio. Los niños, en el campo y ciudad, se enfrentan con consignas
paradójicas: debes tener gusto por la lectura, es decir: debes desear lo que es obligatorio.
Ciertos padres pueden incitar a sus hijos a la lectura, por útil para sus estudios, e irritarse
porque los sorprendieron con un libro en manos. Si bien la escuela brinda a jóvenes medios
para liberarse de los determinismos sociales, y ciertos profesores hacen todo para sacar
adelante a los niños y ayudarlos a salir de senderos trazados, otros maestros contribuyen a que
la escuela funcione como una máquina para reproducir el orden social y de excluir. A estos
jóvenes de barrios marginados se les destina con frecuencia a sistemas formativos que llevan a
una deficiente preparación, que llaman armarios y acotamiento.

• Zohra: Nosotros estábamos en un armario. Era la maestra de los débiles mentales y


extranjeros, porque la clase estaba compuesta por no francófonos y niños con dificultades
de aprendizaje que a veces eran de origen francés.
• Y desde la infancia aprendieron a valerse de la astucia, como Nejma: nos orientaron a
hacer carreras cortas. Sin embargo, nunca nos dejamos influir, y todos hicimos estudios
superiores. Los profesores impulsaban a algunos a orientarse hacia las secciones de
acotamiento. Y eso se siente, aun cuando uno sea muy chico. Me acuerdo que en el primer
año de primaria no hablaba, no conocía todas las palabras en francés, y recuerdo que
ocultaba ese hecho porque sentía que, si lo dejaba ver, iba a tornarse en contra mía. A
todos los niños que tenían dificultades los ponían en una escuela especializada de donde
nunca volvían a salir. Y aunque fuera chica, y sin saber por qué, sentía las cosas, veía que
no había que confiar en esta persona, y que había que ocultar esa desventaja mía.

Pero otros se quedarán con la idea de que el aprendizaje es una humillación y que la lengua de
los libros es de los que tienen poder. Así, manifiestan conductas defensivas para compensar su
marginación cultural, exclusión simbólica y política. Rebeldía cuando se sienten arrinconados
en la sumisión, impotencia, que puede llegar hasta el odio a la cultura y vandalismo contra
instituciones que la encarnan. Entre los entrevistados, muchos piensan que la enseñanza tiene
efecto disuasivo sobre el gusto por la lectura. Se quejan de cursos en donde disecan textos y les
es imposible verse reflejados. De las fichas de lectura abominables y programas que rinden
culto al pasado. Cuanto más asisten a la escuela los alumnos, menos libros leen: según esos
sociólogos, la enseñanza del francés contribuye a crear un proceso de rechazo a la lectura. La
transición de la secundaria a la preparatoria es acompañada de una transformación de las
normas de lectura, que desestabiliza a la mayoría de alumnos, pues se exige a una verdadera
conversión mental: deben tomar ante los textos una actitud distante de desciframiento del
sentido, diferente de sus lecturas anteriores. El predominio en el sistema de enseñanza francés
de un modelo de lectura "decodificable" o "descifrable" del texto inhibe la emoción e impide la
identificación. Las quejas de los alumnos son s las mismas en otros países, como Alemania,
donde la formación literaria se orienta al retorno hacia sí mismo, más que al distanciamiento
respecto a textos. Puede haber una contradicción entre la dimensión clandestina, rebelde,
intima de la lectura para sí mismo, y ejercicios realizados en clase, en un espacio expuesto a la
mirada de los demás. Volviendo a los jóvenes de sectores marginados, los libros recuerdan
demasiado a la escuela, y eso trae memorias de humillación y aburrimiento. Rechazan ese
saber que no los admitió, tienen una relación de despecho con la lengua y cultura de letras.

El miedo a la interioridad

Además de padres temerosos de que los libros lleven lejos a sus hijos, de educadores que no
siempre han logran comunicar que leer no era someterse a un sentido impuesto, están los
amigos. Conductas de fracaso o rechazo a la escuela, al saber y la lectura, vienen a sustentar
una armadura que identifican con virilidad, reforzada por el deseo de no verse rechazado por el
grupo. Un educador me contó que en el barrio en que trabajaba, cuando un muchacho quería
acercarse a los libros, los miembros de su banda decían: No vayas. Vas a perder tu fuerza. En
medios populares, el intelectual es sospechoso; se hace a un lado como un paria y lambiscón,
marica, traidor a su clase, sus orígenes. Sociólogos y escritores relatan esto en diferentes
países: hecho compartido comúnmente y que no conoce fronteras, aun cuando variaciones
culturales son de gran importancia. Daré algunos ejemplos, es necesario conocer esta forma de
resistencia para poder ayudar a los jóvenes a escapar de ella.

• Sigamos al novelista Andreï Makine: el narrador es un adolescente interno en una pensión


al que le gusta mucho leer: me sentía poco diferente de los demás, no creía merecer tanta
hostilidad. Es verdad que no me extasiaba ante las películas que su mini sociedad
comentaba durante los recreos, no distinguía uno de otro a los equipos de futbol de los que
eran apasionados fanáticos. Mi ignorancia los ofendía, veían en ella un desafío.
• Sigamos al novelista Paul Smail: Me inicié en el box a los trece años. Estaba en cuarto año
de secundaria, en el liceo Jacques-Decour y en cada pausa, los demás me caían a golpes.
¿Por qué? Pues porque yo era el más joven y tenía las mejores calificaciones. Porque le caía
bien a las niñas. Porque leía todo el tiempo. Porque no me sentía deshonrado por contestar
cuando el maestro interrogaba a la clase.

En medios populares y más allá de ellos, hombres piensan que la lectura afemina al lector. Esta
relación entre aproximarse a los libros y el riesgo de perder la virilidad se da ante todo lenguaje
escrito que exponga al riesgo de verse influido, aun en forma momentánea: confunden el dejar
de lado por minutos su caparazón y el caer en la debilidad. Esto resulta claro en lecturas que
tienen que ver con la interioridad. Para ellos no es fácil aceptar que existe un hueco en el que
se puede dar cabida a la voz de otra persona, y ese tipo de lectura puede ser percibido como
algo que expone al riesgo de castración. La pasividad e inmovilidad necesarias para la lectura,
pueden vivirse como algo angustioso. El abandonarse a un texto, dejarse llevar, poseer
palabras, presupone para ellos la aceptación e integración de su parte femenina. Si bien esto es
algo fácil en clases medias o burgués, en un medio popular, donde muchachos se mantienen
bajo un control mutuo, resulta más difícil. Los conflictos socioculturales pueden reforzar o
disfrazar miedos más inconscientes: ellos tal vez no soporten la duda, la sensación de carencia
que acompaña al aprendizaje y se sientan acosados por palabras que remiten a interrogaciones
arcaicas, a la muerte, sexo, misterios de la vida y pérdida.

• Melanie Klein escribió: Leer significa en inconsciente tomar la ciencia del interior del cuerpo
de la madre. El miedo a despojarla es factor en inhibiciones respecto a la lectura.
• Alberto Manguel coincide: La inquietud común respecto a lo que podría hacer un lector
entre las páginas de un libro se parece al temor eterno que sienten los hombres ante la idea
de lo que las mujeres podrían hacer en los lugares secretos de su cuerpo, de lo que podrían
realizar en la oscuridad brujas y alquimistas detrás de sus puertas cerradas.

Es posible ayudar a los jóvenes a dejar atrás esos miedos: en Francia, hay un psicoterapeuta
que reconcilia a los muchachos con la lectura aportándoles, por medio de mitos, cuentos,
poesías, un material enriquecedor a su imaginación, y gracias al cual pueden filtrar los
sentimientos inquietantes que les despiertan la lectura y las situaciones de aprendizaje que
bloquean su pensamiento. Algunos eligen de manera espontánea la búsqueda de sí mismos.
Sorprende la cantidad de muchachos que confesaron que les gusta leer poesía o escribirla,
pero sin revelárselo a sus amigos, para evitar la represión. El factor vergüenza tiene mucho
peso sobre la lectura y relación con la escritura. En medios populares, no cualquier muchacho
es el que sigue el camino de la lectura: será alguno que se diferencie del grupo.

• Jacques-Alain: Siempre fui un niño solitario y diferente. Mis amigos eran los libros.
• Roger agricultor autodidacta: Sabe usted, a los veinte años caminaba por el pueblo pegado
a las paredes, no saludaba.
• Richard Hoggart: Necesitaba descubrir algo por mí mismo, apartarme en cierto modo del
camino trazado, realizar mis propios descubrimientos, encontrar mis propios espacios para
el entusiasmo fuera de lo que los maestros proponían y más allá de los temas de que
hablaban casi todos mis compañeros. Ese camino pasaba por la biblioteca municipal.

La individuación y la lectura van de concierto, pero la lectura presupone, para los muchachos,
el haber salido del grupo, la dificultad de sentirse parte integrante de él, o un deseo de
diferenciarse. Y esta diferencia se ve ratificada, desarrollada, gracias a la lectura. Esto puede ser
cierto, en menor proporción, en el caso de muchachas. Incluso entre quienes frecuentan las
bibliotecas, hay algunos que sólo vienen en grupo a hacer su tarea, y que nunca desarrollarán
el gusto por la lectura o descubrir algo por sí mismos. ¿Por qué algunos permanecen pegados
unos con otros, sin que se les ocurra nunca abrir un libro, mientras que otros emprenden un
camino singular hacia la lectura? Es una cuestión de temperamento personal; pero también
suponen que el usuario de una biblioteca cuenta con una autonomía que se espera que la
lectura y biblioteca ayuden a construir. Pero no pueden más que contribuir, infundir seguridad.
La lectura puede reforzar la autonomía, pero entregarse a ella presupone cierta autonomía.
Puede ayudar a construirse, pero presupone que se esté lo suficientemente construido y se
soporte la soledad y confrontación consigo mismo. Para leer libros, debe haber una especie de
estructuración mínima del sujeto. ¿De qué margen de acción se dispone para atraer hacia la
lectura a la gente, joven o menos joven, que necesita una identidad hecha de concreto? Si no
puede trabajarse en ese sentido, habrá dos caminos: algunos elegirán el comunitarismo viril, y
sentirán temor del encuentro consigo mismos que implica la lectura y alteración que la
acompaña, de la carencia que puede significar; y otros van a elegir un camino singular. En
Francia, la división entre muchachos y muchachas respecto a la lectura se acrecienta: tres
cuartas partes de quienes leen novelas son lectoras. ¿Cómo hacer para que los muchachos le
tengan menos miedo a la interioridad, a la sensibilidad? ¿Cómo transmitirles la experiencia de
otros hombres que vieron en ella dimensiones infinitamente deseables? La lectura se ve
asociada con las mujeres. Pero para ese escritor, lejos de volverla despreciable, esto es por el
contrario lo que constituye su atractivo, su encanto. ¿Existe algo en común entre los
fundamentalistas religiosos, muchachos preocupados por la pérdida de su virilidad, padres que
temen que sus hijos se les vayan de las manos? Si, ese temor a perder el dominio sobre algo y
enfrentarse a la carencia, a la pluralidad del sentido, contradicción, alteridad, a salir del uno, a
que la identidad se resquebraje y desplome, que sólo se concibe como hecha de concreto,
exenta de fisuras e inmutable. O al menos la dificultad de la transición entre una modalidad
donde la identidad, que se vive como fija y se preserva gracias a la cerrazón ante el otro, hacia
otra modalidad en que la identidad se concibe como un proceso, movimiento, y en que se
percibe al otro no como amenaza, sino posibilidad de enriquecimiento. Quizá quien está
alejado de los libros es porque cree que va a perder algo, y quien se acerca entiende que tiene
algo que ganar. El primero tiene miedo a que se le dé un nombre a la carencia. El segundo sabe
que, a través de los libros y literatura, podrá apaciguar sus miedos.

• Lo dice Alessandro Baricco: La literatura debe constituir un medio para enfrentarse a la


tristeza de la realidad, miedos y silencio. Debe intentar pronunciar palabras, porque
tenemos miedo a lo desconocido e innombrable. Creo entonces que todas las historias
tanto las mías como las de los otros escritores no son más que elaboraciones lingüísticas
complejas que intentan darle un nombre a nuestras heridas y miedos, haciéndolos de esta
manera menos atemorizantes. He ahí el inmenso valor ético y civil de las narraciones. Si
mucha gente lee mis libros, es entre otras cosas porque tienen miedo a la realidad, aun
cuando no siempre lo sepan. Si uno conoce lo que le asusta, puede escapar de ello.

Nombrar es conocer, escritores ayudan a dominar nuestros miedos. Quien tiene miedo a los
libros no ve en ellos más que algo repelente, austero, alejado de la vida, y el lector sabe que
pueden ser una fuente de infinito placer. Algunos hablan de la lectura como de un ejercicio
vital, otros se dejan tocar, invadir por el texto, se entregan a sus aventuras, se abandonan a la
alteración. La lectura puede ser un asunto de pasión que no espera, por ejemplo, en esa mujer:
Si es realmente apasionante, me instalo ahí. No importa que griten mis hijos. O les preparo un
huevo frito, y rápido regreso a mi lectura. Y los que gustan de leer encuentran atajos que les
permiten entregarse a esa pasión, como este agricultor: Sabe usted, mi mujer y yo teníamos
siete hijos; es algo que realmente lo mantiene a uno ocupado. Pero siempre encontramos
formas de compartir el trabajo, nos las arreglamos. Así que no me venga con no tengo tiempo.
Para ellos, el gusto por la lectura adopta la forma de una incorporación ávida, de un asunto
oral. La intensa necesidad de lectura, incapacidad de liberarse de ella, hacen que se le compare
con una droga, como esa mujer: Los libros son como una droga. Si no lee uno, puede morirse.
Es una enfermedad. Leía incluso mientras comía, ya no hacía otra cosa.

¿Cómo se vuelve uno lector?

Es una cuestión de medio social: cuando se nace pobre, aun si se es alfabetizado, obstáculos, y
tabúes pueden ser múltiples: pocos libros en el hogar, la idea de que eso no es para uno, la
preferencia a actividades de grupo sobre placeres egoístas, las dudas respecto a la "utilidad" de
esta actividad, la dificultad de acceso al lenguaje narrativo, todo puede unirse para disuadirlo a
uno de leer. A esto se agrega un estigma sobre practica afeminada y burguesa, que para ellos
se asocia con el trabajo escolar. Pero los determinismos sociales no son absolutos: en Francia,
tercera parte de hijos de obreros leen por lo menos un libro al mes, y de hijos de empleados de
alto nivel leen menos de un libro. En los medios más familiarizados con el libro muchos son los
que no leen, se limitan a lecturas en marco profesional o se encierran en un género. Es común
observar en el metro parisino, que es la principal biblioteca, a gente modesta que se entrega a
la lectura con gran placer. Estas diferencias entre personas de misma categoría social pueden
deberse a diferencias de temperamento. Hay gente que no puede dormir sin libros, que
compra libros más allá de sus posibilidades financieras, los Sepia se endeudarán, miran la
portada, leen la contraportada y compran todo. Los psicoanalistas dicen que, si se está
depresiva, se halla más predispuesto a la lectura que cuando se está paranoide.

Pero la relación con la lectura, más allá de la estructura psíquica o del perfil de cada uno, es
una cuestión de familias. Investigaciones hablan de la importancia de la familiaridad temprana
con los libros, su presencia física en el hogar, manipulación ver adultos que leen, importancia
de los intercambios de libros y de las lecturas en voz alta, las inflexiones de voz, para que un
niño se convierta en lector. Lo que atrae la atención del niño es el interés de los adultos por los
libros, su deseo y placer real.

• Chamoiseau, padres no leían nunca: Mi acercamiento a los libros fue solitario, nunca me
leyeron nada ni me iniciaron a esos libros dormidos, inútiles, pero que recibían cuidados de
Man Ninotte. Eso llamó mi atención: ella se interesaba en ellos, aunque no tenían utilidad
alguna. Lo intentaba comprender al manipularlos Me maravillaba de su complejidad cuyas
razones desconocía. Les atribuía virtudes latentes, sospechaba que eran poderosas.

Hay familias en donde el gusto por los libros se transmite de una generación a otra. En el
medio rural, sea cual sea su nivel sociocultural, la mayoría quienes leen han visto y escuchado
leer en su primera infancia y continuaron con esa tradición familiar. En barrios urbanos
marginados, convertirse en lector es cuestión de familias, si bien hay padres que desconfían del
libro, otros le dan importancia a la dignidad que da el ser "sabio", culto, letrado, pese a que
vienen de medios rurales y analfabetos. Ven la instrucción es un bien y los logros de los hijos
son una revancha social. Incluso si no pueden ayudar a sus hijos en tareas o lecturas, les
manifiestan con palabras y gestos, su deseo de que se apropien de esa instrucción y cultura de
la que ellos carecieron. A veces, son ellos quienes incitan a niños a ir a la biblioteca o quienes
los acompañan. Resulta menos paralizante tener padres que, aunque analfabetos, valoran los
conocimientos y el libro, que padres que tuvieron escolaridad caótica y tienen una relación
ambivalente con la escuela, la cual transmiten a sus hijos de forma consciente o no. Otros se
vuelven lectores en contra de su familia.

• Daoud da testimonio de este tipo de rebeliones: Tengo diez hermanos y hermanas, somos
hijos de los mismos padres, pero no nos parecemos ni por los gustos. Ellos no leen.
Consideran eso como un acto de traición. Yo, al principio, era como ellos. Daoud iba a la
biblioteca los días que llovía, desde los siete años: me entraron ganas de leer cuando las
dos televisiones se descompusieron. Me quedé, ¿con qué? ¡Pues con un libro en la mano!
Viajé con ese libro, investigué con el personaje en Inglaterra, sufrí los miedos de Stephen
King; pero son libros que luego olvidé, me parecían poca cosa.

Ciertos profesores y bibliotecarios ayudaron mucho a Daoud más adelante. Ciertos encuentros
ayudan a estos tránsfugas a modificar su destino: la lectura es también una cuestión de
encuentros. En el campo, cuando los padres no eran lectores o no impulsaban a sus hijos a
leer, otras personas cumplieron ese papel de "iniciadores" al libro, desde la infancia o más
tarde: otro miembro de la familia, la hermana o hermano, abuelos, hijos, maestros que
"empujaron" al niño desde que tuvo el deseo de leer. Ya que, aunque ciertos maestros
disuaden a los niños a nunca abrir un libro, hay otros que sostienen su deseo de aventurarse en
la lectura. Los iniciadores al libro pueden ser también personas a las que uno conoció en
circunstancias que facilitan la mezcla social: asociaciones, amistades con niños acomodados,
que hacen posible salirse de las programaciones familiares, contar con otros modelos para
identificarse, tener un acceso a los libros. La militancia política puede favorecer estos
encuentros. O puede ser cuestión del espíritu del lugar: un contexto o ambiente más amplio
que el de la familia y del propio medio social, puede favorecer esto: en una pequeña región de
montaña, donde desde tiempos remotos existe una tradición de las letras, casi todos nuestros
interlocutores dieron muestra de tener una relación familiar con los libros. En otras regiones
poco familiarizadas con libros, donde se privilegia una convivencia deportiva y festiva, la
lectura es menos frecuente y más tensa, más determinada por el modelo escolar o religioso. En
s barrios urbanos marginados, cuando los padres no han impulsado a sus hijos a introducirse
en los libros, a veces la intervención de un maestro, el apoyo de una prefecta, animador en una
asociación, asistente social, bibliotecario/a, fue lo que logró cambiar el destino. Una última
observación: incluso en las familias en que los padres nunca han prohibido la lectura, hay niños
que leen bajo las sábanas en contra del mundo entero. Hay una dimensión de transgresión en
la lectura. Si hay tantos lectores que leen por la noche, no es solo porque haya en ello un
sentimiento de culpa: se crea un espacio para la intimidad, protegido de las miradas. Se lee
sobre los márgenes, las riberas de la vida, en los linderos del mundo.

Entre preocupaciones sociales e investigación científica: el desarrollo de


sociologías de la lectura en Francia en el siglo XX
Martine Poulain

Sociologías de la lectura: nacen a comienzos del siglo XX. El desarrollo de los estudios está
ligado a la historia política y social del siglo, a sus crisis y esperanzas. El mayor peligro: el no
lector, el iletrado, en el siglo XXI: el lector de escritos en pantallas. Los planteos tienen doble
intención:

• Compartir: se cree en los beneficios de la lectura y exigencia democrática de igualdad.


• Controlar: atento a los peligros que asedian al lector común, no experimentado (jóvenes
de origen popular o inmigrante, con dificultades escolares y profesionales).

Nacimiento de las sociologías de la lectura entre las dos grandes guerras

La Gran Guerra y crisis económica, social y política (1920 y 1930) enmarcan los primeros
estudios de sociología de lectores, en Europa oriental y Estados Unidos. Serán en 1930,
conocidos para algunos defensores del libro, que pueden utilizadas en Francia por editores,
poderes públicos y bibliotecas para aclarar algunos temas. En crisis económica, editores
requieren encuestas que ayuden a prevenir el posible caos y caídas de ventas. Bibliotecas
esperan conocer mejor la psicología de los lectores, para cumplir su misión de hacer leer.

La bibliopsicología de Nicolas Roubakine (origen ruso)

Emigrado a Suiza influido por el iletrismo ruso y la Gran Guerra: Ve en el desarrollo de lectura
la solución a males de la humanidad. Desarrolla una producción para analizar los modos de
producción de libros y su contenido, y el de apropiación de los lectores. Todo esto para hacer
publicar obras que correspondan a necesidades y expectativas de lectores. Confecciona un
catálogo de grandes obras según métodos de bibliopsicología, que establece fórmulas
matemáticas que permiten juzgar la eficacia de acción de cualquier libro y que, con
propagandistas, induciría a una acción poderosa irresistible. Concentra atención en el lector:
Para señores cultos, el lector no es nada. Pero es todo. La psicología bibliológica afirma que un
libro está en función del que lo lee. Un libro es lo que pensamos de él, ya sea ese nosotros un
lector aislado, unidad, colectividad, grupo social, condición social, clase, círculo, nación. Cada
lector es variable independiente. La idea que él se hace de su contenido y cualidades, depende
de ese lector. Para estudiar producciones desde distintos ángulos, crea Instituto Psicología
Bibliológica. El objetivo de Roubakine es político. La bibliopsicología es el medio de humanizar
a la humanidad. Indica la vía que conduce a profundidades del alma donde se ocultan la
conciencia moral, verdad y principio de vida espiritual. Con esta ciencia, elegidos y élites
podrán cumplir su deber: conducir masas populares, instruirlas y guiarlas espiritualmente. El
objetivo es crear una vía nueva, para ello deben suministrar a clases de trabajadores de todos
los países los conocimientos exactos y una cultura intelectual: hábito de pensar correctamente.

¿Qué lecturas se realizan en un país en crisis económica?

Estados Unidos: la sociología se interesa por los efectos de los medios de comunicación y del
libro. Las preocupaciones vienen de la crisis de 1929. La finalidad de encuestas es adecuar las
decisiones políticas a los deseos de población. Buscan ver quién lee qué y por qué lo hace, e
identificar efectos que la lectura produce sobre lectores en circunstancias específicas de esa
época. Investigadores dicen que la depresión económica impulso a estadounidenses hacia
bibliotecas y que la lectura fue sostén que permitió resistir la crisis y sus consecuencias. Para
ellos es también una crisis de la democracia. La lectura puede proporcionar información y
desarrollar actitudes que propicien tolerancia y cooperación social. Douglas Waples y Bernard
Berelson crean conceptos que son base de la sociología de la lectura. Quieren comprender de
qué manera la lectura afecta a lectores y los modifica. Las predisposiciones de lectores
coinciden con las disposiciones de textos, también variables. Es necesario analizar y reunir
indicios tan diversos como, en lo escrito, las razones, condiciones y modos de publicación,
distribución, difusión, la tendencia de opinión sobre ciertos temas y, respecto al lector, sus
predisposiciones (provenientes de su perfil sociocultural, motivaciones de lectura, opiniones,
expectativas o lugar que ocupa en el tejido social), así como los efectos de la lectura:

• Instrumental: adquisición de conocimientos suplentes o resolución de problema práctico.


• De prestigio: ligado al grado de autoreafirmación que da una lectura acorde con opiniones
o impresiones propias.
• De refuerzo: ligados a un cambio de opinión o sentimiento.
• Estéticos: el placer del texto es la única expectativa.
• De distracción: para olvido de tensiones.

El tipo de efecto se determina por relaciones que se establecen entre textos y actitudes de
lectura: se tratará de determinar el grado de absorción, modos e intensidades de identificación
con personajes, el contenido de memorización, la correspondencia o distancia entre lo dicho
en el texto y concepciones y valores del lector.

Preocupación sociológica que nace en una Francia sacudida por los competidores del libro

La difusión de estos trabajos en Francia fue marginal, pero se sugiere tomarlos en cuenta. La
razón: existe inquietud por la crisis editorial e invasión de nuevos medios de comunicación.
Comentarios, lejos de insertar la crisis del libro en contexto de crisis económica, consideran el
libro víctima de una guerra librada por nuevos medios de comunicación. Los primeros estudios
se difunden en ese dramático contexto. La interpretación aceptada es que la crisis editorial
refuerza y prolonga una crisis de lectura originada en nuevos medios de comunicación y en
deterioro de la exigencia cultural de franceses. Por esto, se los interpela para saber, prevenir y
tranquilizar. Es una expectativa marcada por un cientificismo que no siempre distingue entre
objetivos económicos, políticos, educativos, estéticos, éticos, corporativistas, que nadie
considera elementos divergentes. La voluntad de mantener este forzado consenso hará que los
estudios sobre lectura no se tengan en cuenta, pero se propondrá necesidad de recurrir a ellos.
Lectura y esparcimiento: las sociologías de la lectura en el período 1945-1965

La idea de esparcimiento: importara en años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.


Militantes y profesionales del libro tratarán de que, el tiempo dedicado al esparcimiento en
aumento, se dedique a la lectura y no tanto a otras actividades, en 1960 típicas de la sociedad
de consumo. Aparecen las primeras encuestas y estudios sobre la lectura e intereses de
lectores de bibliotecas. El discurso sociológico rechaza el alarmismo y comparte fe en la
posibilidad de mejorar las calidades de lecturas de la población. Convocado como apoyo para
denunciar carencias (de oferta de producción, redes de lectura y difusión social), debe
tranquilizar y confortar. La preocupación en 1950 es hacer leer a una Francia rural, pero en
años siguientes se tratará de favorecer la democratización de la cultura en ciudades en
expansión. Aunque el libro y la lectura no son competencia del recién creado Ministerio de
Asuntos Culturales, estas tentativas quedan restringidas a la noción de educación permanente.

La «investigación-acción» de los pioneros franceses

A fines de 1950 y comienzos de 1960, se conocen las primeras tentativas de importancia en


sociología de la lectura. El esparcimiento debe orientarse a disfrutar la cultura y que esto sea
posible para todos. Aunque es positivo, el progreso técnico deja desprotegido ante la
aceleración y perpetua evolución de la vida cotidiana. El progreso es fuente de numerosos
desequilibrios a corregir buscando la igualdad social. La educación popular permanente es el
único remedio: la escuela provee bases elementales para leer, escribir, contar, pero no da
medios de cultura ni prepara para la vida. Se debe aprender a aprender. Para conquistar un
público, la educación popular y sus responsables deben establecer metodologías propias.
Clubes, fichas de lectura y bibliotecas deben permitir pasar de la pasividad a la actividad. La
lectura debe estimular la transformación del lector, este debe aprender a sentir, comprender,
comparar y juzgar para poder actuar. Se debe vencer la pasividad y lograr que el lector sienta la
modificación de su comportamiento. Pero, para ser eficaz y conciliar la enseñanza con las
necesidades, la educación debe conocer bien su público: comprensión de la mentalidad,
aspiraciones, motivaciones, necesidades de un grupo que no se improvisan. Las ciencias
sociales son indispensables. Jean Hassenforder y Joffre Dumazedier practican una
investigación-acción: investigación es para la acción un orden importante. Debe clarificar
elecciones y ser audaz en sus previsiones. Estudiará realizaciones francesas en relación con las
extranjeras. Será comparativa. Necesario que quienes que actúan en la cultura rompan con
actitudes empíricas y dogmáticas, e investigadores de la sociología cultural rompan con una
actitud estática y contemplativa. La acción será crítica y la ciencia constructiva.

Los análisis de los sociólogos

Escritos de Joffre Dumazedier y Jean Hassenforder comentan encuestas nacionales ya


existentes o monografías. Sus investigaciones refieren a producción de escritos y su difusión y
lectura. Principales análisis:

• La lectura, disminuye en ciertos casos, se vuelve una práctica más difundida socialmente y
el público lector más numeroso.
• La competencia existe y el tiempo de lectura disminuyó. Pero los medios de comunicación
acercan el público a los libros.
• La producción y edición de libros: la cantidad de títulos publicados anualmente es estable a
lo largo del siglo, las tiradas aumentaron, eso prueba un desarrollo de la lectura.
• La adaptación de producciones a las necesidades del público es insuficiente.
• El libro de bolsillo en 1953 da esperanzas, ya que llegan a un público más amplio que el
conformado por lectores letrados.
• El libro para la juventud progresó en 1945: Frente a la competencia de libros ilustrados y
cómics, estas obras difunden conocimientos variados y complicados, multiplicando
imágenes de alta definición que favorecen la comprensión del texto.
• La difusión: el número de librerías que da esperanza de una difusión de mayor alcance
equitativo, se mantiene estable. La cantidad de cafés disminuyó, librerías aumentó. Con el
desarrollo de colecciones populares, puntos de venta se multiplicaron: bibliotecas de
estaciones, quioscos, estancos, papelerías, casas de música, supermercados, almacenes.
Los clubes de libros se difunden. Bibliotecas se modernizan al lado de las municipales
tradicionales, se crea una red de pequeñas bibliotecas relacionadas con el impulso del
esparcimiento recreativo, cultural y con el movimiento asociativo.

Pero la situación no es alentadora. Bibliotecarios no incitan a la población a la lectura al


organizar clubes de lectura, presentando colecciones atractivas. La distribución social de
lectores sigue desigual, su ampliación se considera bajo cantidad de lectores, niveles de
instrucción y capacidad de lectura. Es difícil de determinar ya que el aumento disemina los
referentes textuales comunes y surgirán dudas sobre los beneficios de saber leer. Sociólogos
llevarán estudios para llegar a conclusiones casi opuestas al sentido común e ideas sostenidas
por editores e intelectuales. Para ellos, la lectura no es amenazada ni desaparecerá: evolución
de géneros de producción, modos de difusión, gustos y prácticas no indican retroceso.

Robert Escarpit y la sociología de la literatura

1958 publica una Sociología de la literatura, hablar de ello es adherir a dos ideas en apariencia
inconciliables: el estudio de la literatura en la sociedad y el de la sociedad en la literatura. Ese
proyecto reclama la construcción de una sociología del libro (entendido como medio del
proceso e instrumento del aparato), una psicosociología de la lectura y sociología de la obra
literaria. Se trata de estudiar el conjunto de circuitos creadores-obras-públicos, en Francia y el
mundo, en pasado y presente. Por ello se convocan variadas disciplinas: economía, historia,
literatura, sociología, psicología, lingüística, bibliología. Escarpit insiste en el papel fundador del
lector en la existencia del texto, llama la atención sobre la diversidad de lecturas (reivindicadas
o menospreciadas) y las formas de imposición que ejercen elecciones del público culto sobre el
popular. Cada escritor lleva sobre hombros el peso de un público más o menos numeroso, y el
lector forma parte de una comunidad de cultura que hace que sienta una determinada familia
de autores como más o menos cercana. Tener cultura es poder llamar a miembros de la familia
por su nombre de pila. El extranjero no es de la familia, no tiene cultura (tiene otra cultura). Allí
reside la diferencia entre público letrado, cercano al escritor, y el gran público. Escarpit analiza
la situación del lector: el acto de lectura reproduce el acto de escritura; pero el lector no tiene
un proyecto, sino una predisposición que proviene de su formación escolar, lecturas anteriores
e información, sobre todo de su problemática personal. Debe establecerse un equilibrio -
adecuación u oposición- entre la predisposición de una parte y proposición de ese producto
social/libro. Hay infinidad de posibles lecturas de una misma obra por un mismo lector.

1968-1985, lecturas legítimas, lectores ilegítimos

Los cuestionamientos de la relación que se mantiene con los saberes (1968), planteos sobre el
reconocimiento de las culturas populares o sobre la dominación de culturas legítimas generan
abundante producción sociológica. 1960 y 1970 son el momento de sociología de cultura
signada por la voluntad de demostrar los mecanismos de dominación social que se establecen
en el campo de lo educativo y cultural.

Las prácticas culturales de los franceses

En 1961 el Ministerio de Asuntos Culturales incorpora un Servicio de Estudios e Investigación.


Sus fundadores esperan tener posibilidad de efectuar a gran escala y con nuevos elementos la
medición de progresos, consecutivos a la implementación de políticas culturales. Comienza una
tradición de encuestas sobre prácticas culturales de franceses. El término no es inocente, pone
en evidencia dos exigencias: del Estado, que creó Ministerio de Cultura y no de esparcimientos,
y del ciudadano, ya no entregado al esparcimiento de manera pasiva y consumista, sino que
practica actividades culturales. En las encuestas nacionales se habla de actividades de diversión
al lado de otras culturales, cosa que llevara a debates en 1980. Sus horizontes de expectativa
influirán sobre comentarios que se harán de ellas, algunos contrarios a resultados obtenidos.
Se produce una inflexión de la que ningún comentario midió la importancia y consecuencias. La
exigencia de aumento de practicantes de actividades culturales resulta central, en detrimento
de la cuestión de los efectos. La exigencia del siempre más es primordial en materia de
políticas culturales. La lectura es ejemplo de este desplazamiento. La interrogación apunta a la
lectura y sus formas, más que a sus contenidos: solo interesa la cantidad de lectores, que
reemplaza el tema de la calidad de lecturas.

Lo culto y lo popular

Cuando sociólogos o militantes hablan, luego de la guerra, de impulsar la cultura popular, no


aluden a una cultura específica, pero señalan la importancia de que el pueblo comparta con el
público instruido las riquezas que recibe naturalmente. La perspectiva cambia en 1970. En
1968 se denunciaba la cultura burguesa y se rechazaba un orden cultural cuyos valores y
jerarquías son los de grupos dominantes. En 1970 aparece un libro que ejercerá gran influencia
en sociólogos de la cultura. En La culture du pauvre, Richard Hoggart muestra que relaciones
de clases populares con la cultura y objetos culturales, textos escritos, obedecen a lógicas
distintas a las de categorías privilegiadas y no pueden separarse de su experiencia de vida
global, un sentimiento de fuerte pertenencia a la comunidad familiar, al grupo y sentimiento de
bipartición entre "ellos" y "nosotros". Así el sociólogo inglés alude a los modos de relación con
el texto. La cultura del pobre no se deja engañar por la pobreza de la cultura que se le ofrece,
pero no se preocupa por eso porque considera otros valores. La mayoría de imágenes de clases
populares son, insiste Passeron, proyecciones de sociólogos y de modos de vida de clases
medias. Su voluntarismo y etnocentrismo ignoran que otros valores, maneras de actuar y
modos de representarse, están allí y resisten porque están construidos como sentidos y no son
resultado de una carencia. Las clases cultas elogian la distinción y diferencia, clases populares
prefieren adherir a las normas, intereses, valores y habilidades del grupo, conclusiones de
Pierre Bourdieu. Se produce una modificación en toda la sociología de la cultura: ya no se trata
de medir progresos o elaborar estrategias para vencer resistencias, sino de comprender lo que
construye el sentido y el valor para unos y otros. El interés no se centra tanto en gustos
admitidos sino en la manera de hacer y decir: no olvidar que la estética popular es una estética
dominada, obligada a diferenciarse de estéticas dominantes. Al no poder ignorar la estética
culta, que recusa la de ellos, y no poder renunciar a sus inclinaciones socialmente
condicionadas, y menos proclamarlas y legitimarlas, miembros de clases populares viven a
menudo su relación con las normas estéticas como un desdoblamiento. A la inversa, la
competencia cultural de conocedores otorga una certeza, correspondida con la de retener la
legitimidad cultural y bienestar, con el cual se identifica la excelencia. Se produce una relación
paradójica, constituida por la seguridad de la ignorancia (relativa) y la desenvoltura familiar con
la que burgueses tradicionales perciben la cultura, especie de bien de familia de la que se
sienten herederos legítimos. Legitimidad compartida por un pequeño grupo: El rasgo distintivo
de las posesiones o consumos culturales disminuye cuando crece el número de los que pueden
apropiarse de ellas, con lo cual los beneficios de la distinción disminuirían si el campo de la
producción de bienes culturales, que se rige por dialéctica de la pretensión y distinción, no
ofreciera nuevos bienes o maneras de apropiación de esos bienes. Creer es fácil hacer
compartir valores de una cultura rechazados por todo un habitus social es un acto de
ilusionismo social, equivale a sostener que la proposición hace que se imponga el uso. Esta
nueva sociología aportará a los profesionales de la cultura una doble sensación de amparo y
desasosiego, al confrontarlos con las dificultades y límites de sus propios intentos de
democratizar la cultura, idea fundadora de la acción cultural hasta 1980.

Lecturas ilegítimas, lectores distinguidos

Las investigaciones inspiradas en teorías de Bourdieu o Passeron se multiplican a fines de 1970.


Joëlle Bahloul se dedica a describir a lectores poco frecuentes. Para ella el aumento del
número de estos lectores entre 1973 y 1981 no es signo de decadencia que conduciría a la no
lectura e iletrismo, sino al contrario: un pasaje de la no lectura hacia la lectura. Propone
considerar la escasa frecuencia como conjunto de escenarios evolutivos más que como dato
inmutable ligado a categorías sociales precisas. El lector poco frecuente está dividido entre
prácticas y representaciones. Aparece como un no lector porque lee géneros no avalados y
opone sus propios valores, desestimados, a los legítimos: la escasa frecuencia de lectura
aparece como dominada desde modelos legítimos. El lector poco frecuente dice que le gustan
las "novelas", opuesta al concepto de "libro", que es un clásico leído por un profesional de
lectura. Las taxonomías por géneros no son empleadas para estos lectores. Su terminología
recurre a palabras como acción, experiencia, práctica. La lectura de libros no obedece a
ninguna regla o política de organización, implica una visión pasiva, sólo se le dedica los restos
del tiempo activo. Ellos no consideran el acto de leer una actividad de acumulación de
beneficio simbólico o social, por eso no puede ser objeto de una programación específica del
tiempo. La selección de obras, al hablar de los jóvenes que trabajan, se efectúa por canales de
sociabilidad no institucionales. Bibliotecas no aparecen como primeros referentes en la
elección de libros, inspirada en lo que el entorno social o la prensa audiovisual y televisión
difunden como temas de interés. Las reminiscencias escolares dejan impresión negativa,
sinónimo de fracaso, pero de la que puede emerger la imagen de algún profesor que estimuló
la lectura. Otros trabajos, inspirados en Bourdieu, tratan de describir al lector letrado. Claude
Lafarge considera que el valor literario no es un dato estético, sino una construcción social. El
papel de la crítica literaria es sacralizar ciertos textos y desacreditar otros. El lector distinguido
debe descalificar los gustos de otros haciendo aparecer a los suyos como objetivos y los ajenos
como pasados de moda o vulgares. La objetivación menosprecia la operación social efectuada.
Es así como el valor literario debe acordarse a poca cantidad de obras, para evitar el riesgo de
devaluación: es el valor de lo excepcional. El lector letrado adopta una actitud de distancia con
respecto al texto: tiene la obligación de resistir la seducción ficcional y de rechazar la actitud
popular que implica la identificación con los héroes de novela. Rechaza la primera lectura,
nunca descubre un autor o texto, todo es relectura. La lectura se convierte en el numerario de
la legitimidad cultural, moneda de cambio de beneficios sociales de legitimidad.

Mundo del texto y mundo del lector: del libro al acto de leer
Otros trabajos, inspirados en la estética de la recepción, presentan una visión opuesta a la
anterior. Jacques Leenhardt y Pierre Jozsa comparan modos de aprehensión y comprensión de
dos textos destacados de fines de 1960: Les choses y Le Cimetière de Rouille. La experiencia
incluye lectores franceses y húngaros entre los cuales distinguen diferentes modalidades y
sistemas de lectura, variantes según nacionalidades. Los húngaros tienen un modo de lectura
fusional e identificatorio, que se justifica a partir de su historia y papel que desempeñó la
literatura en el proceso de constitución de la conciencia nacional. Los franceses presentan una
modalidad de lectura intelectiva, a causa de la concepción de saber distanciado promovida por
la escuela. Los investigadores tratan de analizar cómo las referencias a sistemas de valor, a
principios éticos, a ideales o el interés por el realismo de situaciones de ficción, por su grado de
exactitud social, reúnen o distinguen tipos de lectura y grupos de lectores.

Michel Peroni también rechaza una dicotomía basada en oposición entre lecturas distinguidas
y dominadas, y propone sustituir la noción de imposición por apropiación, que diferencia el
mundo del texto del mundo del lector y describe el acto de lectura como una confrontación
entre esos mundos, de la cual se modifica el horizonte de expectativa del lector. Distingue las
nociones de lectura limitada y abierta. La lectura no es una práctica lineal, puede abandonarse
y retomarse a lo largo de la vida, incluso sus modos de realización y centros de interés pueden
evolucionar. Esto no se debe a una fragilidad de orden social, sino a que la lectura depende de
la situación en la que se origina y adquiere sentido. Es la confrontación entre el mundo del
texto y del lector lo que resulta o no posible, productor o no de sentido. La lectura limitada se
rige por un imperativo de conformidad entre el mundo del texto y una realidad, la abierta
considera el mundo del texto en sí mismo. Para enriquecer estas posturas, la sociología apeló a
los nuevos trabajos de historia de la lectura. Toda lectura, sostiene Ricoeur (1983- 1991), es
una experiencia viva, emigración en la que el lector realiza un movimiento que lo lleva de la
configuración a la refiguración del mundo. Anteriormente, las experiencias lo ayudaron a
formar una configuración del mundo; después de una lectura, lo reconfigura. Para Michel
Certeau, el lector, provisto de competencias y expectativas propias, caza furtivamente en
tierras ajenas. No es consumidor pasivo: es protagonista de una actividad creadora, su lectura
hace que el texto exista; crea uno nuevo. Las actuales propuestas de una historia de la lectura
proponen pasar del libro al acto de leer y analizar la lectura como lugar y ejercicio de la
distinción y divulgación, disciplina e invención. Si bien los objetos, modalidades y perfiles de
lecturas dividen a las comunidades sociales, también las unen. No existen culturas totalmente
heterogéneas y antinómicas, sino objetos impresos que atraviesan colectividades y grupos
sociales que se aproximan, distinguen, singularizan y comparten textos. Las diferencias se
construyen a partir de modos de lectura y eventuales beneficios del texto, variados y variables,
y no tanto a partir de objetos de lectura heterogéneos.

Desde 1980 a la actualidad: explosión y diversificación de las sociologías de la lectura sobre


un fondo de crisis social generalizada

A mediados de los 80, nuevas inquietudes agitan el espacio social. Hay dudas marcadas por la
difusión de un discurso que deplora la crisis del libro hasta la muerte de la lectura, el aumento
del iletrismo o la derrota del pensamiento. Investigaciones, que antes ayudaban a medir
progresos, ahora se realizan para explicar y comprender decepciones. El Ministerio de Cultura
ya no es el único que recurre a encuestas para poner en marcha estrategias de conquista
(multiplicar la cantidad y calidad de lecturas), o defensa (combatir el supuesto aumento del
iletrismo, detener la caída del número de lectores asiduos, hacer leer a jóvenes, resistir los
embates de la pantalla). La lectura y la no lectura, es tema de discursos públicos en el más alto
nivel político. La multiplicación de estudios legitima las investigaciones sobre las lecturas,
sociólogos de renombre dirigen trabajos sobre el tema.

El iletrismo

Francia descubre en 1984 que existen iletrados. El término se aplica a la persona escolarizada,
que perdió su habilidad de lectura. Esta idea se precisa sobre la base de la definición del
término analfabeto: persona incapaz de leer y escribir, aun comprendiéndolo, un relato simple
y breve relacionado con su vida cotidiana. La prensa escrita, horrorizada, hará que Francia
tome conciencia de esta diferencia difícilmente aceptable. El analfabetismo podía estimarse
según criterios simples, no es igual con el iletrismo. ¿Cómo medir con exactitud algo que nunca
se delimitó? El informe se ocupa de describir situaciones desfavorables que atraviesan
iletrados, agregando que el iletrismo es un desafío a la democracia. Engendra, en una sociedad
compleja, riesgos de marginalización social. Hay una fractura del cuerpo social frente a
conocimientos elementales que dificulta el ejercicio igualitario de los derechos cívicos,
participación en el desarrollo económico y social, libertad de circulación, opinión y el desarrollo
cultural. La viva emoción producida, culpa social y exposición mediática del tema son razones
que justifican los fantasiosos análisis del tema. Antes de algunos esfuerzos de cuantificación,
las estimaciones variaban entre miles y decenas de millones, como si lo escandaloso del
fenómeno solo pudiera sostenerse sobre un número de iletrados cada vez mayor. Además, se
impuso la descripción del iletrado como compendio de todas las necesidades, penurias,
vergüenzas, embarcado en una paciente y compleja búsqueda de modalidades de expresión
que estas carencias dificultan. Se dijo que es incapaz de pensar, sin medir las consecuencias de
esa afirmación. La cuestión de la cuantificación está lejos de agotar interrogantes sobre el
tema, no debemos ignorarla. Ayudaría a esclarecer si el iletrismo es un fenómeno nuevo,
resultado de lagunas sociales acumuladas desde hace 20 años, o si lo novedoso es la toma de
conciencia de este fenómeno, ya que la confianza en los efectos de la escolarización habría
impedido hasta 1960 apreciación de fracasos y pérdida de ciertas habilidades que una
situación social difícil produce. Según la respuesta que se dé, se adopta con respecto al
iletrismo un determinado discurso y política. Para algunos es signo de un fracaso social general,
para otros es nueva exigencia de la sociedad que, después de haber aprendido a leer y escribir,
se preocupa por mantener esas capacidades en los confrontados a distintas adversidades
sociales, económicas y culturales.

La decadencia de la lectura y sus múltiples interpretaciones

En plano local, las políticas culturales conquistaron, después de 1970, un lugar de privilegio en
las políticas municipales. El punto de inflexión son elecciones municipales de 1977. En plano
nacional, la llegada de izquierda al poder y el nombramiento de Jack Lang como ministro de
Cultura se complementan con la duplicación del presupuesto destinado a esa área y una
resuelta acción en favor del desarrollo de la lectura. El Ministerio de Educación reacciona con
más lentitud. Pero, lejos de que el esfuerzo público diera sus frutos y resultados se plasmaran
en desarrollo de lectura, encuestas sobre las prácticas culturales de franceses (1989 y 1997)
señalan una evolución negativa. Se evidencia un estancamiento y retroceso: el 25% de más de
15 años no lee libros a lo largo de un año (1981, 1989, 1997). La proporción de lectores poco
frecuentes aumenta de 24% a 35% en 1997. También baja la proporción de lectores asiduos:
los que leían más de 25 libros por año pasan del 22% al 14% en 1997. Frente a la revelación del
iletrismo irrumpen discursos de lamentación, que encuentran en datos de encuestas una
confirmación de sus tesis. La lectura está en peligro y en extinción, sufriendo el ataque de la
competencia mediática de una televisión controlada por mediciones de audiencia, asistiendo a
la victoria de un relativismo cultural penetrado hasta en las escuelas y que, con disfraz de
modernización y apertura a la realidad, habría renunciado a la visión educativa para ceder al
consumismo. La preocupación, antes concentrada en el público poco lector o no lector, se
extiende ahora a un público antes libre de sospechas en prácticas de lectura: jóvenes,
estudiantes, alumnos y profesores. La inquietud sobre el nivel y modos de lectura se generaliza
a todas capas sociales. Sin embargo, resultados de encuestas nacionales representan un
inconveniente para sociólogos que sostienen un combate contra los discursos de lamentación,
reprochándoles su legitimismo y concentración sobre la lectura letrada. Están convencidos de
que la democratización de la enseñanza desde la Segunda Guerra Mundial tenía como efecto
más o menos automático aumentar la cantidad de lectores, aunque fueran sin calidad. Los
desestabiliza el cúmulo de datos que prueban la decadencia de la lectura y por eso deben
reconsiderar sus análisis. Francia lee más, pero los franceses leen menos. Según Olivier
Donnat, esta baja de ritmo de lectura podría ser aparente: los encuestados tendían a sobre
evaluar sus lecturas en sus declaraciones para manifestar su pertenencia la cultura legítima.
Pero la democratización del acceso al libro, su vulgarización lo hace menos legítimo y las
declaraciones de encuestados tenderían a acercarse a la realidad. Otras explicaciones insisten
en la ambigüedad de la recepción de la palabra libro en las encuestas: ¿cuál sería la validez de
los libros leídos solo parcialmente? Anne-Marie Chartier se preocupa por este aspecto de las
encuestas. François de Singly dirige dos encuestas sobre la lectura de los jóvenes. Se basa en
una encuesta cuantitativa y en entrevistas cualitativas y muestra en detalle prácticas de lectura
de los jóvenes. Confirma que la vulgarización de la lectura en este grupo tiene consecuencias
paradójicas, que provocan una presencia habitual del libro en lo juvenil y relativización de su
uso y representaciones simbólicas. Relaciones entre la intensidad de lectura y capacidades
desarrolladas en la escuela no tienen una única interpretación: leer no es sinónimo de logros
escolares. Saber leer y gustar de la lectura no son sinónimos. El libro y la lectura ocupan un
lugar relativo en el universo simbólico: en dichos de jóvenes la televisión precede a la lectura
como fuentes de información, conocimiento y distracción. Hacen lecturas poco cultas y
negocian sus prácticas de lectura en relación con la rentabilidad escolar, lo cual en actualidad
no es tan indiscutible como cuando la excelencia en lengua francesa era instrumento de
selección escolar.

¿El fin del modelo humanista?

Christian Baudelot, Marie Cartier y Christine Détrez retoman y desarrollan el análisis con un
trabajo revelador: Et pourtant ils lisent (1999). Más que a una crisis, asistimos a una mutación
del modelo tradicional, a considerar no lamentar. Los jóvenes leen, pero de otra manera, sin
reverenciar grandes autores ni confundirlos. La lectura es una actividad cultural como otras,
ocupa un lugar modesto entre los entretenimientos adolescentes. Ya no es para jóvenes un
hecho cultural total. Para la mayoría de encuestados, leer no es un acto vital, ni de reverencia
con respecto al patrimonio literario. Pero no significa que la lectura esté para ellos desprovista
de valor: es una práctica como tantas, de diversión o formación, sometida a la intermitencia de
deseos y necesidades, y a mandatos de las redes de sociabilidad. Indiferentes a discursos que
sacralizan la lectura y la equiparan con la literatura, establecen una relación realista y práctica
con la lectura. Para ellos la lectura no está investida de valores y significaciones: las situaciones
crean la necesitad, el deber o placer de leer, determinando así el uso de los libros. Disminuye
mientras avanza la escolaridad.

Entre la determinación social y los distanciamientos individuales


Gérard Mauger, Claude Fossé-Poliak y Bernard Pudal publican en 1999 sus Histoires de
lecteurs, que trata de restituir itinerarios de 15 lectores cuyo común denominador es su
pertenencia a la generación de 1968. Se esfuerzan por establecer una relación entre la posición
social y el discurso que la acompaña y por identificar las huellas objetivadas de un itinerario
ideológico, cultural y sus estratos sucesivos como si fueran un resumen geológico de diferentes
períodos de este itinerario. Si bien estos lectores reivindican su particularidad y tratan de
demostrar esta singularidad aparente, deben buscarse las razones de sus elecciones y gustos
en las posiciones que ocupan o creen ocupar en un espacio social evolutivo. Bernard Lahire
construye casi una sociología inventiva, que da cabida a recorridos individuales sin desdeñar el
procedimiento sociológico. Estudia la manera en que reaccionan y piensan los individuos en
configuraciones particulares y provistos de disposiciones evolutivas. Las personas se adaptan a
los universos heterogéneos en los que viven, pero también tratan de dominarlos. Este contexto
es móvil, en el plano sincrónico (para el individuo, leer en el marco familiar, escolar o
profesional es una actividad de múltiples aspectos que se realiza en contextos diferentes), y
diacrónico (las disposiciones de individuos y configuraciones en las que se mueven cambian a
lo largo de la vida). Las prácticas de lectura o escritura, al igual que otros comportamientos
sociales, no pueden separarse del contexto en el que se desarrollan. Señala que introducen
distancia entre sujeto hablante y su lenguaje y suministran medios de dominar simbólicamente
aquello que dominaba prácticamente. Implican una ruptura con respecto al sentido práctico,
acentuando la idea del distanciamiento al que se somete voluntariamente el individuo. Al
analizar fracasos y logros escolares en clases populares, trata de entender de qué manera los
individuos pueden dar espacio a la lectura en las configuraciones sociales en que evolucionan.
Cuando Michèle Petit se interesa por lecturas de jóvenes inmigrantes que viven en suburbios
pobres, estima que bibliotecas y la lectura contribuyen a la lucha contra el proceso de exclusión
y relegación porque, al apropiarse de los textos, estos lectores elaboran una comprensión de sí
mismos, del otro, del mundo, una distancia crítica que permite salirse de lugares asignados,
poder ser cada vez más sujetos de su destino. Pueden buscar en la lectura y bibliotecas un
apoyo en su recorrido escolar y ayuda para la integración profesional, pero también la
comprensión de su propio lugar en el mundo, historia, capacidad de representarse, de
construir una identidad con el dominio simbólico de su condición. Martine Burgos trata de
comprender los múltiples caminos de la construcción de sentido en lectores, ya sean jóvenes
que siguen carreras cortas, o porque deben juzgar textos y autores, o porque se trata de
lectores adultos que desarrollan una actividad literaria, o porque desarrollan una de
sociabilidad cotidiana en torno al libro. Compara también la recepción de textos en el público
europeo de diferentes nacionalidades.

Escrito en la pantalla

Otra mutación de lectura Mundial: la irrupción de Internet. Todavía no existen estudios


sociológicos que permitan responder a las cuestiones que plantea esta revolución tecnológica y
social. A pesar de la calidad de algunos escritos, los discursos sobre los efectos sociales de la
revolución electrónica son ante todo ideológicos y no resultado de una paciente y modesta
observación de comportamientos sociales. Para unos, la decadencia de la cultura del libro es
así ineluctable. Para otros, Internet es la esperanza de la democracia planetaria, todo se
encuentra al alcance de ciudadanos internautas que pueden multiplicar sus capacidades
creadoras, comunicacionales, sociales, inventiva, y que para ello necesitan apoyarse en el uso
intensivo de textos escritos, sublimando las antiguas divisiones y distribuciones de habilidades,
y en las que todos son al mismo tiempo lectores, autores y editores. Sin embargo, la sociología
de efectos sociales advierte que el uso de una invención técnica no siempre coincide con el que
preveían sus creadores o difusores. A veces usuarios toman otras decisiones. La apropiación se
realiza en etapas, hay evoluciones. El uso es resultado de una negociación entre lo que
herramientas técnicas permiten, lo que difusores proponen y lo que usuarios construyen. Entre
los temas que debería estudiar una sociología de usos de la pantalla está el de la relación entre
lectura y escritura. En la lectura en pantalla, el lector se transforma en lector-escritor. El uso de
la escritura para acceder a textos es de rigor, pero el que escribe queda confinado a arrabales
del texto. Otra mutación se da en las relaciones entre el saber y modalidades del aprendizaje.
El recorrido del internauta a través de la red es un desplazamiento hacia un territorio más
grande e infinito, que no puede realizarse con limitaciones de un libro, y esto podría modificar
el proceso de aprendizaje. El recorrido del escrito es ahora intermitente. El lector deberá
reinstalar un poco de su experiencia de lectura lineal, contrastar con estabilidad la inestabilidad
de la pantalla, que al ser silenciosa relega la oralidad. El internauta, desde su soledad, se
conecta con el mundo entero. Para suplir la imposibilidad de lo oral, oraliza sus escritos e
inventa chats y mensajerías electrónicas, descarga música. Pero siendo una persona que
escribe, el internauta está privado de palabra y por ello se habla de las soledades interactivas.
El otro, en pantalla, está en una relación contradictoria: presente, pero ausente.

El futuro de la lectura

La multiplicación de estudios sociológicos sobre la lectura en Francia es una conquista


ambigua. Conquista porque tal abundancia es signo de un deseo de comprender y compartir.
Significa aceptación de la pluralidad de prácticas de lectura. El modelo del letrado no es el
único que tiene validez, y la sociología trata de mostrar cómo el individuo lector construye un
sentido: el suyo. Ambigua porque se da en un contexto de crisis cultural generalizada. La
insatisfacción a propósito del dominio de las capacidades de lectura o contenido y la calidad de
las lecturas practicadas es una constante en estudios que se interrogan sobre la situación
cultural de poblaciones modernas. La cuestión planteada es de gran actualidad. Sin embargo, la
evolución de las formas, placeres y beneficios de la lectura no debería sorprender. La imagen
de la lectura emancipadora perdió fuerza, debido a que la difusión de la lectura es, a pesar de
lagunas y carencias, un hecho consumado, y es evidente que esto no es sinónimo necesario e
inmediato de emancipación. Ya nadie impide la lectura. En este nivel de difusión la lectura
pierde su fuerza y rebeldía. Pero no por ello está desvalorizada, ni desaparece, disminuye la
fuerza de los lectores y la lectura.

Noticias de libros
Gabriel Ferrater

ERICH AUERBACH, Literatursprache und Publikum in der lateinischen Spätantike und im


Mittelalter. Francke.

Una obra maestra. Por el cuerpo propio del libro y la introducción, en la que Auerbach da una
de las mejores discusiones de metodología histórica que he leído nunca. Él afirma derivar ante
todo de Vico, y su interpretación del juego de la imaginación histórica es sugestiva. Pero es más
interesante todavía su principio, metodológico-científico, de que sólo preguntas específicas
rinden fruto, y su definición de lo que significa interrogar a una época histórica. En este caso, el
interés genérico de Auerbach era el de interrogar el complejo magmático de la literatura de la
Edad Media, y mostrar que no es una literatura clásica fallida, sino algo nuevo, destinado a
otros públicos para otros fines. La pregunta específica que ha guiado a Auerbach es la de
buscar qué se hizo en la Edad Media de la distinción clásica entre los tres niveles del estilo, y
por qué se perdió el estilo noble hasta su recobramiento por Dante. La pregunta ha rendido
frutos enormes, y el libro es una de las mejores realizaciones que conozco en orden a imbricar
la sociología de la literatura con la psicología de la creación literaria.

A. J. AYER, The concept of a person. Macmillan.

Es una colección de ensayos sueltos, que, en el estilo del positivismo lógico inglés, analizan
variados problemas, desde la justificación del considerar la filosofía como una mera
clarificación del lenguaje, hasta el problema del determinismo. Ayer es muy agudo y escribe
admirablemente con claridad y ritmo. Pero no me parece que este libro sea el mejor para
introducirle en España. Discute problemas demasiado reducidos, y con demasiada discusión de
opiniones de otros filósofos ingleses contemporáneos.

E. H. CARR, What is history? Macmillan.

Si Carr anuncia un libro sobre metodología y filosofía de la historia, da derecho a exigir que sea
un libro de primer orden y esperar que pueda ser genial. Estas conferencias cumplen con la
exigencia, pero no satisfacen la esperanza. El libro es interesantísimo, rico en ideas y en
sugerencias, coherente y orientado con mano firme, pero no alcanza el supremo orden de
excelencia de un Collingwood o Oakeshott. El fondo de la obra es curioso. En un último
término, consiste en un intento de repensar ab ovo, desde fuera del marxismo, una idea
marxista, cuyo origen Carr ni quiere ni podría esconder. El problema que el libro discute es el
de la posibilidad de la objetividad histórica. Carr niega la posibilidad de que un historiador
alcance la objetividad por el camino de la imparcialidad, según el ideal que pudiéramos llamar
del liberalismo. Negada dicha posibilidad, la idea marxista en la que se ve forzado a refugiarse
es la de que, siendo todos los historiadores parciales e incluso partidistas, el historiador
objetivo es aquel cuyo partidismo coincide con la corriente de la historia. Todo el libro
desarrolla la casuística de dicha idea. Tiene que evitar trampas obvias (no siempre lo consigue)
y procurar concebir una idea personal del progreso, que sea bastante concreta y no se
confunda con la idea de la revolución clasista. No puede decirse que el libro logre del todo lo
que se propone: no es genial. Pero le anda muy cerca, lo cual quiere decir que es excelente.

KAY CICELLIS, The way to Colonos. Secker & Warburg.

Se compone de tres relatos breves, en los que la autora adapta a situaciones y personajes de la
Grecia actual los esquemas de sendos mitos griegos antiguos, el de la marcha a Colonos de
Edipo y Antígona, el del retorno de Orestes y su encuentro con Electra, y el de la obtención del
arco de Filoctetes. El sentido tradicional de las leyendas es modificado con bastante libertad
por la autora. Los tres relatos son admirables, sobre todo la versión de Electra y Orestes. Sólo la
versión de Filoctetes flojea un poco, ya que la autora no consigue dar una versión enteramente
convincente de la camaradería militar masculina que es pieza esencial en la motivación de su
héroe. Incluso este relato se salva por unas descripciones de paisaje enormemente sugestivas.
Con una lengua concisa e incluso seca, de ascendencia stendhaliana, la autora consigue en
todos sus relatos alcanzar una intensidad pasional que impone la comparación con Pavese. La
traducción española me recomendable. Se la puede incluir en Biblioteca Breve y Formentor.

1961-1965. PRIMEROS INFORMES PARA SEIX BARRAL

NADINE GORDIMER, Friday's footsprint. Gollanz.

Es una colección de cuentos, admirablemente escritos muy hábiles en su construcción, que


cubren un muy ancho registro de temas y de personajes, pero tienen un esquema básico
común: un incidente, impremeditado y generalmente trivial, lleva al protagonista del cuento a
tomar conciencia de cierto aspecto de su vida emotiva, que hasta entonces le resultaba
inadvertido. Es este un esquema muy común en el relato breve de lengua inglesa de los
últimos cincuenta años, y en efecto, estéticamente, los cuentos de Nadine Gordimer no se
apartan del estilo que una Katherine Mansfield desarrolla a partir de Chejov. De todos modos,
la comparación a que invitan estos cuentos es con los de Doris Lessing, ya que el común
escenario surafricano, y la coetaneidad de las autoras, producen innumerables coincidencias
en el temple y los temas. Probablemente Nadine Gordimer es la más artista de las dos autoras,
pero Doris Lessing posee una vitalidad intelectual y emotiva mayor, y la pasión que vierte sobre
sus asuntos produce la impresión de frío. Mi impresión es que los cuentos merecen ser
traducidos, pero que los de Doris Lessing lo merecen mucho más, y que la publicación,
simultánea o casi, de cuentos de ambas autoras en una misma colección dañaría a una y otra.

RONALD GRAY, Brecht. Oliver & Boyd Ltd.

Una introducción a la obra de Brecht, que relata brevemente su vida y su carrera, expone sus
teorías y describe sus realizaciones escénicas, y finalmente analiza sus obras dramáticas
mayores e intenta justipreciar su valor literario. El libro tiene dos defectos: su excesiva
brevedad, y el hecho de que sólo estudia a Brecht como dramaturgo y director de teatro,
omitiendo la consideración de su poesía y narraciones. Como cualidades del librito, destacan su
interés puramente literario por Brecht y el hecho de que no se demore en discusiones políticas,
y el buen gusto y el comedimiento crítico del autor, que establece una jerarquía adecuada
entre las distintas obras de Brecht. El libro, y la conveniencia de su traducción, sólo pueden
juzgarse relativamente, por comparación con otras introducciones semejantes a la obra de
Brecht. Esta es sin duda buena, pero no magistral, existen otras mejores.

Informes de lectura
Roberto Bazlen

Algunos informes de lectura que Roberto Bazlen envió a sus amigos editores.

MUSIL, EL HOMBRE SIN ATRIBUTOS (12 de junio de 1951)

Es un asunto complicado, me hubiera gustado escribirles más largamente y traducirles algunos


fragmentos. Pero por urgencia, te devuelvo hoy los tres volúmenes y te mando unas líneas que
podrán ayudarlos a tomar una decisión. En cuanto al nivel, es indiscutible y merece publicarse
con los ojos cerrados. En cuanto al valor sintomático de cada página, en cuanto al valor
absoluto de muchísimos pasajes, es uno de los más importantes trabajos de todos los grandes
experimentos narrativos inconformistas escritos después de la Primera Guerra Mundial, que en
su mayoría son obras basadas en el predominio de una sola función llevada hasta los límites
permitidos por la pedantería e incluso más allá. Es muy discutible desde el punto de vista
edito-rial-comercial. Tengo cuatro argumentos. La novela es:

1) Demasiado larga: 1674 páginas definitivas, 307 páginas consideradas en un primer


momento definitivas por Musil, hasta tal punto que ya habían sido impresas y luego se
arrepintió, 150 páginas de capítulos terminados y sin terminar, sin continuidad entre ellos,
y en los cuales no ningún indicio sobre cómo habría sido el final de la novela
2) Demasiado fragmentaria: la primera parte está completamente desarrollada; siguen
capítulos desordenados; ningún indicio sobre la conclusión. Aquí, uno intuye el arco
histórico, pero ¿qué sucede con los personajes? yo mismo, aunque el libro valga por otras
razones que no son el relato propiamente dicho, luego de haber vivido dos meses
leyéndolo cada día, quedé un poco defraudado, porque también quería saber quién
sobrevive, quién se casa y muere.
3) Demasiado lenta (aburrida o difícil): todo avanza a fuerza de ensayos de doce, veinte,
cincuenta o cien páginas, las más de las veces en forma de observaciones del autor, o en
forma de reflexiones de los personajes o de ensayos dialogados.
4) Demasiado austriaca: todo se desarrolla sobre el fondo implícito de la Austria anterior a
1914 y está lleno de alusiones a las formas de vida, costumbres, instituciones, machines
burocráticos, de ese mundo, poco familiar para el lector italiano. Eso no sería grave si no
fuera porque aquí se pierde mucho en la traducción: la fisonomía de nombres y apellidos,
que tienen una sintomatología y una precisión clínica tan pasmosas que suelen bastar por
sí solos para caracterizar casi completamente al personaje; cierta dicción negligé que crea
la "atmósfera" y da cuerpo a los personajes, y que en italiano se pierde inevitablemente.

Y en lo que respecta al argumento, son argumentos y más argumentos, la historia de al menos


una docena de personajes de primerísimo plano, más o menos ensambladas entre sí. Todos
esos argumentos, todas esas historias están hilvanadas alrededor del siguiente esqueleto: En
agosto de 1913, un grupo de aristócratas austríacos decide preparar un gran acto para festejar
el 70º aniversario del "reino de paz" de Francisco José, que se cumplirá en 1918. El lugar de
reunión del comité es la casa de la musa del comité, una ex pequeña burguesa bastante
encumbrada en tanto mujer de un alto funcionario de la cancillería. De ella se enamora un gran
financista judío alemán (que gravita alrededor del comité en parte por ella, en parte por una
historia sobre unos pozos de petróleo en Galicia. El comité designa como secretario al
protagonista, el "hombre sin cualidades que es matemático y tiene la manía de la precisión, por
lo tanto piensa con una inflexibilidad inapelable, y con una desenvoltura, riqueza de ideas, de
asociaciones y cultura más que ejemplares, acerca de todo lo que sucede o podría suceder,
siempre un poco más allá de los límites convencionales dentro de los cuales los personajes y los
otros aceptan comúnmente las cosas, y dentro de los cuales las cosas adquieren su forma,
consistencia y s justificación por fuerza convencionales, hasta el punto en que todo podría ser
otra cosa, o hasta que todo llega al absurdo y se disuelve, y puedes imaginarte el desastre que
se arma. A lo largo de más de mil páginas, el comité está ocupadísimo en encontrar la idea
central del acto y la única decisión que toman es formar subcomités que decidirán la toma de la
decisión, hasta que al fin deciden, teniendo en cuenta el hecho de que en 1918 Austria
cumpliría setenta años de paz casi continua, crear una gran Friedensaktion. Todo esto solo
avanza mediante reflexiones, ensayos, diálogos, descripciones, diagnósticos históricos, y
enseguida uno empieza a leer con mucha dificultad, y a veces con tedio, si bien todos esos
ensayos son de una precisión de pensamiento y de escritura impecables y de sensibilidad
asociativa que suele superar a las más bellas páginas en prosa de Rilke. Luego adquieren la
densidad y plasticidad de los grandes personajes de novela, que la acción, de la cual no te
habías percatado, fluye que es un placer, y que en lugar de aburrirte te divertiste, que tomaste
partido, que durante dos meses viviste en parte ese mundo, y que te enamoraste de Agathe, la
hermana del hombre sin cualidades. Sin embargo, aunque el nivel de los lectores italianos es
más alto de lo que suele creerse, publicar un libro de estas características implica un riesgo
bastante alto; para leerlo se requiere tiempo, paciencia, premisas culturales compartidas con el
autor. Ahora bien, no excluiría que pueda interesar, o que intervenga algún factor que lo ponga
de moda. Pero no querría tener la responsabilidad, ni siquiera en una mínima parte, de haber
embarcado a un editor en semejante aventura. Y repito lo que te escribí sobre la Freundin
bedeutender Männer, es una comedia de juventud, mucho más fácil y simple, tanto que Musil
ha renegado de ella. Pero es muy accesible al público.
CIENCIA-FICCIÓN (19 de noviembre de 1952)

Hace dos meses sentí cierta fascinación por algunos cuentos que encontré en antologías
norteamericanas, pero el entusiasmo me duró poco. Son interesantes porque anuncian una
nueva atmósfera y geografía en las cuales el mundo vivirá un par de décadas después de la
Tercera Guerra Mundial, y que tal vez no llegue a ver con mis propios ojos. Pero es literatura
tan penosamente mala que no pude seguir leyéndola. Por otra parte, la polenta íntima
desborda: hoy, junto con tu carta, me llegó el nuevo número de Aul, aut: hay que leer para
creer el artículo de Camus sobre Wilde, de una banalidad plebeya repugnante. Y hace unos
días Einaudi me mandó de regalo el libro de Neruda y el teatro de Lorca. De Neruda no
esperaba mucho, pero me ofendió más de lo que esperaba. Pero Lorca fue una desilusión:
notaste esa falta de una forma íntima grande e inflexible, esa imbecilidad y bovarismo debajo
de la poesía y solidificaciones homéricas que no (pero bastaría con que uno o dos de los
cuentos tuvieran algún elemento de ciencia ficción, y todo el libro funcionaría bien). Lástima.

P-J. JOUVE, LE MONDE DESERT (2 de junio de 1960)

Aquí influye un hecho personal. En Ámsterdam leí hasta la página 34, después lo abandoné. En
el tren hacía frío, había pasado una irritante noche sobre ruedas, tenía una desagradable
sensación de fiebre, me sentía nuevamente enfermo de pulmonitis. Para alejar esa sensación,
retomé el libro donde lo había dejado. Si lo hubiera leído en frío, quizá me habría parecido
forzado, artificial, traído de los pelos, pero leído en aquellas condiciones me di cuenta de que
era de una precisión fotográfica, y todo lo que hubiera podido parecer "estilo" no era sino una
economía genial. Y leí de un tirón todo el libro bajo este signo, y debo decir que me ha
conquistado. Es la historia del hijo del pastor ginebrino que cree haber conquistado, contra
Ginebra, la gran serenidad apolínea con ligeras desviaciones hacia un dionisismo higiénico-
deportivo y bastante homosexualidad práctica. A través de un escándalo homosexual, de un
matrimonio con una mujer rusa, de aspiraciones "artísticas" que confunde con realizaciones,
cree cada tanto haberse "liberado", pero en realidad pasa por arrebatos, dudas, depresiones,
euforias, se desmorona cada vez más, y a dos tercios de empezado el libro termina por
suicidarse en el Ródano. La tercera parte: el amor de la viuda por un poeta, amigo del difunto;
no se dice, pero se percibe que sus posibilidades de felicidad quedan arruinadas para siempre
por la experiencia con aquel hombre aniquilado por Ginebra; inmediatamente después del
casamiento huye con el hijo y desaparece. El marido la busca por todo París, se desmorona
también él, y termina en un estado de inexistencia definitiva. Hay ese toque de oeuvre d'art
que puede molestar, pero hay algo muy tenso, dramático, y bajo la descarnada angulosidad hay
una riqueza genuina, hecha de breves capítulos que son verdaderos cristales; y todos unidos
forman un libro que recuerda las ejemplificadoras novelitas morales del peor Gide, pero que
tiene una transparencia y angustia incondicionales que, siempre para mí, jamás han tenido las
novelitas de Gide, ni siquiera cuando las leía en el momento justo, cuando era muchacho.

BROWN, EROS Y TANATOS (14 de julio de 1960)

Es un libro inteligente, claro, pensado hasta el fondo. Enseña a leer y a pensar a Freud, como
corresponde, desde atrás hacia delante, pone en su lugar las cosas que Freud no pudo poner
en su lugar, y saca esas conclusiones que Freud no tuvo tiempo de sacar, o al menos de escribir.
Seamos claros: no se trata de que yo quiera publicitar imagen del mundo que resulta del libro,
tomo el libro por lo que es y quiere ser (no como quisiera que fuese) y debo decir que no podía
hacerse algo mejor, y que no se podía poner tanta libertad nueva dentro de límites tan viejos y
tan estrechos. Ha logrado arrancar todo lo (mucho) de pequeñoburgués que los freudianos y
neofreudianos han cristalizado alrededor de Freud y sin excederse jamás; ha escrito la obra de
Freud veinte años después de su muerte ¿Te parece poco? Es algo que me impresionó mucho:
los episodios de la historia individual se ubican cada vez más cerca del nacimiento. Todo esto,
repito, dentro de los límites freudianos, aplicando las leyes freudianas, usando del valor de la
obra, aclarando ciertas contradicciones de Freud y pensando hasta las últimas consecuencias
todas las ideas que Freud solo pudo pensar a medias. Esa es la primera parte del libro, y me
pareció bien hecha. Perfecta. La segunda es diagnosis e interpretación de la situación actual del
hombre, con los medios obtenidos en la primera parte. Si aceptas la primera no puedes objetar
la segunda. No puedes alegrarte porque una persona inventa un lenguaje nuevo y plausible, y
luego enojarte porque lo habla. Así como tampoco se puede reconocer, que es un libro
importante y estimulante y dudar en publicarlo. De estos nacen pocos.

MCLUHAN, LA GALAXIA GUTENBERG5 de diciembre de 1962

Me irritó bastante, y tomé la decisión de terminar con la historia del pensamiento causal;
cualquier libro de astrología, hasta el más mediocre y confuso, nos revela más que cientos de
estas pequeñas perspectivas monomaníacas. El modo en que plantea el problema puede
significar, para buena parte de los italianos, un paso hacia delante; y debo decir que, en la
interpretación del material, aunque sean virtuosismos ejecutados en una sola cuerda, hay a
veces intuiciones que verdaderamente me "iluminaron". Por lo tanto: sí.

CAGE, SILENCIO18 de febrero de 1963

Por un camino inusual llegué a la conclusión de que podría ser un acierto publicarlo. Pero
únicamente como los ensayos de un músico, a condición de que Cage tenga verdadera
importancia, no solo sintomática, sino como invención o al menos como postulación de
problemas, dentro de esa extraña actividad que será o no música, pero que sin duda es una
aventura sonora significativa, y de la que es posible entrever la fertilidad de sus consecuencias.
Gran parte de los lectores de Adelphi deberían encontrarse en la misma situación que yo,
incluso agravada por el hecho de que tengan más prejuicios a favor y en contra de los que
tengo yo. Por eso me parece indispensable una introducción muy concreta, histórica y
analítica, que sea clara y sin palabras iniciáticas que requieran un conocimiento previo, que
sitúe la figura de Cage en un conjunto de problemas explicados de modo que yo pueda
entenderlos. Y que no me vengan con esas frases acerca del "salto" y "si no se entiende
enseguida" y que yo pertenezco todavía a otro mundo. Sé (y esto no se discute) que son
problemas que pueden formularse con sencillez, y que, claramente formulados, hay que ser
estúpido para no entenderlos. Entonces: prefacio y textos de un músico. Así se le puede
perdonar mucho; mientras que si se publicaran solo como ensayos, a mitad de camino entre lo
programático general y el manifiesto o el autorretrato revolucionario, resultarían
imperdonables (aunque su condición de imperdonables quedara atenuada por una frescura
auténtica, por una desenvoltura y estilo, por una cadencia genuinamente propias). Esas
cualidades se tornan a agravantes si se considera que solo fueron posibles gracias al simplismo,
inconsecuencia y al facilismo norteamericano; y aquí chocamos de nuevo con mi perplejidad
frente a Homero y con el problema irresoluble de los criterios de valor aplicables a una
editorial que publica libros para lectores europeos en 1963. En el prefacio, Cage dice que los
críticos consideran su música como zen o dadaísmo. Zen, NO, Y dadaísmo de quinta mano,
nada de dadaísmo. Zen: es posible que de una acción aleatoria irracional (que forma parte de
los trucos de Cage) nazca una intuición, un relámpago, y que uno crea entrever algo detrás de
la rasgadura; pero diría que entre la casualidad infanto-anarcoide de Cage y la profunda y
deliberada irracionalidad de los maestros zen, hay una gran diferencia. Dadaísmo: el dadaísmo
fue una experiencia importante y única que no puede tener una historia. Por definición es
irrepetible, inimitable. Y hoy aparecen estos muchachitos norteamericanos con conformismo
antipuritano y su intolerancia prefabricada por la educación de los colleges y de la cultcher
norteamericana en general, y creen estar haciendo lo mismo, y no son sino antifantasmas de
fantasmas, y no vida que quiere vivir contra vida que no quiere morir. Para que adviertas la
grotesca inconsistencia de esta gente, de la falta de indicio de seriedad lee la página 45. Lo
malo es que lo "nuevo" no debe nacer, necesariamente, de valores que podamos medir con
nuestros parámetros, y que solo puede abrirse camino en un terreno menos solidificado.
Superada la crisis, creo verdaderamente que en Cage hay un "germen de vida", y dado que a
fin de cuentas es un muchacho muy simpático, me siento casi obligado a decirte que sí. Al
menos servirá como antídoto contra los corazones bien informados. Creo que hay algo en él.

BENOITE Y FLORA GROULT, DIARIO A CUATRO MANOS

Habría que dilucidar qué es exactamente, y si se trata de un diario íntimo auténtico o de una
reescritura/novela/pastiche reelaborado a partir de un diario íntimo, muchos años después de
que fue escrito. En el caso segundo, sería un buen libro, divertido, elegante, respetable, con
dos protagonistas simpáticas que no se olvidan fácilmente, y asunto concluido. En el primer
caso, sería un extraordinario y fascinante "documento de civilización", de otra civilización cuya
existencia en Italia ni siquiera sueñan. Había particularmente en los pasajes de Flora a los
quince o dieciséis años, algo demasiado elaborado y literario, de una inmadurez vivida, juzgada
y expresada con una madurez excesiva, pero no había sospechado nada porque, en un mundo
que ha dado varios Radiguet, todo es posible. La vida de dos muchachitas en el París que va
desde poco antes de la Ocupación hasta poco después de la Liberación, que saben ser
humanas sin olvidarse de ser mujeres, y de ser mujeres sin olvidarse de ser humanas, en
intimidad/amistad/solidaridad afectuosa, sobria y nunca melindrosa. La más grande: la
intelectual un poco esquemática, hasta que pruebe lo contrario; y por suerte prueba lo
contrario muchas veces, y con pruebas de todos los colores, La menor: la vamp de la familia,
más desenvuelta, pero de una límpida intransigencia moral que impone verdadero respeto. El
ambiente es el refinado y expeditivo de la buena burguesía francesa, sin demasiados lujos,
pero con la modestia de la verdadera solvencia. La cultura inmediata y que da el tono:
Giraudoux que es el Dios, y Cocteau que es su bailarín. Pero la verdadera cultura, y que da vida
al libro la verdadera ciudad eterna, con esa mezcla perfecta de charme y de seriedad, de
vitalidad desenfrenada y despreocupada y de responsabilidad, elegancia, inteligencia, de
reflexión, ligereza, y verdadera, profunda humanidad, que se revela en el modo más puro. Si no
es una novela, es uno de los pocos libros de enseñanza modernos que conozco. Saber vivir
todos los enredos y contradicciones de la vida de dos muchachitas entre 1940 y 1945, sin caer
nunca en el caos, e incluso con una lúcida delicadeza que llega hasta el fondo, es casi un
milagro. Estoy enamorado, y el amor no razona. No quiero convencerte, porque todavía tengo
lucidez suficiente para saber que asumir la responsabilidad de la publicación significaría asumir
también la de tu martirio. Porque Adelphi iría al encuentro del martirio, acusaciones de
frivolidad, de esnobismo, descalificación implícita, y peor aún: Montenapoleone. Debo
advertirte que el libro es demasiado largo. Hay, sobre todo al principio, demasiada literatura no
infantil para que no sea verdaderamente infantil, hay aquí y allá un gusto demasiado marcado
por la boutade, pero todo esto forma parte del retrato.
Dentro de la gran maquinaria del deseo

Los analistas del 70 argumentaban que las estrategias de la cultura de masas tenían éxito
porque satisfacían necesidades y deseos reales, pero no nos introducían en la "maquinaria del
deseo" para revelarnos cómo empresas hacedoras de ganancia procuraban identificar y
moldear esas necesidades. En los 80, Raymond Williams decía que el estudio de producción de
textos es un aspecto de la cultura de masas descuidado. Es fácil ver el trabajo de la National
Geographic operando del modo familiar a la cultura de masas. Las fotografías de la revista,
animan y calman ansiedades y deseos sociales y políticos que tienen que ver con privilegios de
la clase media blanca en un sistema de clases internacional. Estas fotografías son generadas a
través de una serie de complejas y contestatarias prácticas de producción. Este capítulo explora
el contexto institucional dentro del cual se producen, roles desempeñados en su construcción
por fotógrafos, editores, redactores de epígrafes, y políticas y tensiones que gobiernan la
producción de fotografías. Lo basamos en 25 entrevistas realizadas en la National Geographic
en varias visitas durante 1989 y 1990. Hablamos con fotógrafos, editores gráficos director y
director asociado de fotografía, redactores, diseñadores gráficos, especialistas en impresión y
grabado, y personas del área de marketing. Aun sin fines de lucro, deberían estar preocupados
por suscripciones y sensibles a críticas. Pero si bien su poder institucional podría cerrarla ante
los no pertenecientes, poder que puede producir confidencia de clase (sensación de que la
posición de uno en la cultura está asegurada y es inexpugnable). La mejor manera de transmitir
la práctica diaria en la National Geographic es describir una reunión semanal de planificación
del 14 de junio de 1989:

Wilbur Garrett, editor, de pie frente un auditorio. En el fondo, una cabina con computadora
para proyectar imágenes. La reunión inició cuando comenzó a narrar una historia acerca de un
sitio arqueológico maya que él había visitado. Investigaciones habían encontrado que restos de
un individuo, jaguar de humo, cuya edad al morir fue estimada en 85 años, tenía la dentadura
de una persona de 35. Comentó las cifras de venta, que parecían aumentar y se esperaba que
aumentaran más con la publicación de una historia sobre los restos del acorazado Bismarck.
Garrett observó que una nueva investigación mostraba que solicitudes enviadas por correo no
eran abiertas. Agregó que la inclusión de material de promoción encuadernado junto a la
revista resultaría más efectiva. Los Shakers (comunidad religiosa de E.U) estaban disgustados
por el artículo que reportaba sus ganancias y desavenencia dentro de la comunidad. Hubo
discusión sobre si se trataba de un problema legal o personal. La reunión volvió a su objetivo
principal: la organización y plan de números futuros, que se mostró en la pantalla en el frente
del salón. Garrett pidió que confirmaran si ciertas historias estaban ya listas para su producción
y una mujer corrigió gráficos en la computadora-proyector de acuerdo a la nueva información.
Había una sugerencia del staff de que, si el artículo estaba listo, podría sustituir una historia ya
programada sobre Harlem Este. La discusión cambió hacia las dificultades de tener un miembro
del staff en Hong Kong para fotografiar refugiados de un disturbio en China. Reporto al cuartel
que los disidentes no arrestados estaban escondidos y que mientras era aún posible hablar con
la gente, no era buen momento para entrar en las casas y estar más cerca. Garrett preguntó
cuál era la situación del proceso de impresión que se desarrollaba en Mississippi. La respuesta
fue: el gasto baja, la calidad sube. Volvió al tema señalando que el poster producido para
promocionar un número especial sobre el bicentenario de la Revolución Francesa, mostrando
un kiosco y la Torre Eiffel con fuegos artificiales, debía aparecer a tiempo para julio. Una
persona de primera fila observó que la nota del bicentenario fue observada favorablemente
por la Associated Press y Washington Post.
Esta breve reunión encerró mucho de lo que aprendimos acerca del trabajo interno en la
National Geographic:

• Había camadería, de trabajar juntos hacia objetivos comunes, combinado con una fuerte
prerrogativa del editor de señalar estos objetivos. Esta peculiar combinación fue definida
como "una dictadura participativa".
• La reunión estaba dominada por hombres blancos. Las mujeres presentes, con una o dos
excepciones, pertenecían a departamentos de servicio, como marketing o promoción.
• Había una conducta orientada a la acción, un énfasis en la experiencia de primera mano. La
rápida revisión de asuntos, el ocurrente intercambio entre Garrett y el staff, todo creaba la
impresión de ir a paso firme, de estar al tanto de cómo se debe realizar el trabajo.
• La agenda va estructurando un balance libre de desviaciones: entre consideraciones de
mercado y contenido, información fáctica y cortesía (Shakers) y puntualidad y profundidad
en la cobertura (China). El balance relacionado con la composición racial de un número: si
el artículo sobre los Efe se incluyera, el de Harlem Este debería salir.

La intencionalidad en un medio social complejo

Las teorías de "autor" o "artista" sobre imágenes fotográficas son inadecuadas para dar cuenta
del complejo conjunto de presiones y expectativas que encaran los fotógrafos en un entorno
como la National Geographic, y el proceso por el cual sus fotografías son transformadas por:
medio del editing, diagramación, epígrafes, impresión y retoques computarizados. El momento
de tomar la fotografía es complejo, donde hay un poder de negociación privado entre fotógrafo
y fotografiado. Para fotógrafos de la National Geographic este momento está en medio de
otros procesos que determinan el producto final.

• Está la socialización de la tarea en la organización e instrucciones explícitas que editores de


material gráfico dan a fotógrafos antes de su partida al trabajo.
• El proceso de selección de las fotos (30-40) e innumerable manipulación una vez elegida.

Una cuestión de la complejidad del proceso de producción de fotos es el de la intencionalidad


o intención comunicativa. Intencionalidad no es igual que consecuencia: la intención de un
artista puede ser malentendida o subvertida. Para entender la producción, debemos hacer
inferencias acerca de quiénes están comunicando y lo que quieren decir. Griswold argumenta
que estudios sobre cultura popular tratan la intencionalidad de dos maneras muy simplificadas:

• Se reduce la intención del autor a su subjetividad (psicología individual o conciencia). La


intencionalidad en este sentido parece un fenómeno consiente unitario, con un artista
visto como apuntando a alcanzar un cierto resultado, pero que puede incluido el fotógrafo,
estar inseguro o ambivalente con respecto a lo que desea decir por medio de la obra.
También coloca la intencionalidad más allá del reino de la metodología antropológica o
sociológica. Esta concepción es muy estrecha, impide discutir o comprender modos en que
la intencionalidad es conformada por elementos sociales.
• Se conceptualiza la intencionalidad muy ampliamente. Ubicada en el orden social
totalmente, una intencionalidad hegemónica es vista represora y moldeadora de
conciencia popular, sin prestar atención a las múltiples y ambiguas características de los
objetos culturales.

Griswold: el tipo de intencionalidad ni es personal e idiosincrática, ni hegemónica y univoca.


Baxandall sugiere que el acto individual de producción puede estar vinculado a un contexto
social a través de dos conceptos:
Carga es un impulso general e inmediato de un agente a actuar, generándose internamente o
provenir de una fuente externa específica. Puede tomar la forma de una comisión. Así, la tarea
abarca un conjunto de expectativas acerca de cómo son esas formas y preocupaciones de
patrones acerca de cómo deben ser realizadas. Baxandall ilustra con el caso del pintor Piero,
comisionado para pintar una pieza de altar de la iglesia de Sanse. Su tarea de se vinculaba con
un conjunto de expectativas sociales: Una pieza de altar debe representar un pasaje reconocido
de escrituras, ser instructivo, emocionalmente movilizador y capaz de generar reverencia, claro
y memorable, y reflejar el gusto y opulencia del cliente que paga por él. Griswold: Para cada
tarea, el analista puede reconstruir un informe o memoria (lista de limitaciones e influencias
que en conjunto constituye la probable intención del artista). El informe incluiría:

1. Circunstancias inmediatas o tareas entre manos (para el fotógrafo de National Geographic,


fotografías asignadas)
2. El entrenamiento y experiencia del artista (para fotógrafo, entrenamientos previos y
socialización dentro de la empresa)
3. Condiciones locales o expectativas acerca de la forma del producto (en National
Geographic están basadas en investigaciones de mercado y estrategias utilizadas por
editores para imaginar a lectores y gustos).
4. Medios y limitaciones físicas (limitaciones técnicas dentro de las cuales operan fotógrafos y
técnicas y equipamiento que National Geographic brinda y pide que utilicen sus fotógrafos)
5. Convenciones estéticas (en National Geographic, éstas podrían ser caracterizadas como de
estilo realista, con convenciones delineadas dentro de dicho estilo)

El comienzo de una historia

La idea inicial para una historia:

• Puede provenir de muchas fuentes: fotógrafos, staff editorial, redactores o miembros del
Consejo de directores.
• Si sobrevive a discusión con colegas será desarrollada en una propuesta enviada al Consejo
de Planeamiento, que decide cuales se llevan adelante.
• Necesitan ser atrapantes, tomar temas familiares con un nuevo enfoque.
• Debe incluir un tema, área (peregrinaje en Perú) y manera de presentar el tema o modo
visualmente distinto de presentación.

Pueden ser rechazada por:

• No ser suficientemente innovadora, demasiado amplia o estrecha en su concepción


• Se superpone con otra que ya está en proceso de elaboración
• Alguna similar ha sido publicada recientemente.

La persona que tiene una idea busca apoyos para su propósito dentro de la organización antes
de presentar su proyecto. Cuando se da marcha atrás con una historia es por cuestiones
políticas. Esto refiere menos a la manera en que la historia debe adecuarse a políticas de la
institución que a su percepción de que se debe trabajar estratégicamente para desarrollar
apoyos entre los varios niveles de toma las decisiones.

Una vez es aprobada, se asigna un equipo de tres personas: redactor, fotógrafo y editor gráfico.
El director de fotografía es responsable de la elección del fotógrafo, un trabajo que implica
conjunción entre capacidad y sensibilidad del fotógrafo y el tema a fotografiar. Al redactor no
se le asigna un fotógrafo para que ilustre su historia, esta se construye en virtud de fotografías
que deben contar por sí mismas una historia. El equipo de tres tiene un encuentro de trabajo.
Luego, hay poco contacto entre redactor y fotógrafo, pero el ultimo trabaja en contacto con el
editor de fotografía para desarrollar las ideas surgidas en la reunión. Editores de fotografía se
ven como responsables de la investigación de temas o usan los materiales a su disposición del
departamento de investigación. Estiman que su rol es conceptualizar la historia y mantener a
fotógrafos en la senda correcta. Reconocen que fotógrafos se opongan a la caracterización de
la división de tareas y que prefieren verse con independencia, gobernándose. Como editores
de fotografía son o fueron fotógrafos, se identifican con el lado artístico de la tarea. Sienten
que comprenden cuáles son las condiciones para que el fotógrafo se desempeñe como un
artista y tratan de proveérselas. Se ven como soportes emocionales para fotógrafos o sutiles
controladores de sus conductas, o como cerebros detrás de la operación, los que dan
coherencia al trabajo fotográfico, o como el nexo de control por el cual el trabajo creativo de
fotógrafos es conducido en la misma línea que objetivos y políticas de la organización. Esta
separación entre concepción y ejecución del trabajo fotográfico no es inusual. El primer paso
para el editor de fotografía: Proveer al fotógrafo el tema o temas que servirán para organizar la
toma de fotografías. Un editor que trabajaba en una nota sobre Bolivia quería que las
fotografías mostrasen lo poco que habían cambiado las cosas en el país desde la
independencia. Quería que la historia diera a entender que aún hay allí dictadores de poca
monta. El editor distinguía entre el logro de una particular mirada sobre una historia y la
práctica, evaluada negativamente, de fotografiar gente posando. La noción de historia contada
con imágenes es crucial para el proceso fotográfico en la National Geographic. Ideas y temas
que unen un conjunto de fotografías y le dan coherencia no surgen a partir de la revisión del
trabajo del fotógrafo. Más bien hay una carga que emerge del Consejo de Planeamiento y staff
editorial. Se pide a fotógrafos que sean creativos en las ilustraciones de ideas: se espera que
tengan sentido de la escena, instinto por lo inusual e interesante, sentido dramático, habilidad
para apelar a los sentidos; que usen todas estas capacidades al servicio del encargo. Los
fotógrafos pueden adherir a ese trabajo en diferentes grados y tiempos. Pero la historia no sólo
es escrita de manera preliminar a través de instrucciones al fotógrafo, es reconstruida a través
del proceso de selección de fotos. La selección y estructura de las historias es de las más
fuertes maneras en que la National Geographic configura el trabajo del fotógrafo e impone una
línea ideológica. Razón por la cual el proceso es visto altamente político: como lugar de lucha
dentro de la institución. El proceso es democrático y abierto, cada uno puede proponer una
historia; pero para que ésta tenga éxito debe estar cortada a la medida de las percepciones en
el Consejo. La historia puede ser modificada para que encuadre en esa línea o desechada si
está muy lejos de ella. La estructuración de un artículo es significativa en términos de lo que
enfatiza y omite. ¿Estará un artículo sobre Corea del Sur centrado en lo que se llama el país del
milagro económico o estará estructurado de manera que resalte la represión y dictadura? La
National Geographic hace honor a su cometido de presentar sólo material fáctico, al decidir a
través del proceso de selección y encargo a fotógrafos, qué parte de hechos se mostrarán.

El fotógrafo en el campo

En National Geographic, la fotografía es diseñada sobre una serie de tradiciones fotográficas,


que no opera con equidad dentro de alguna de ellas. Hay contrastes entre su fotografía y otras
tradicionales, como las del fotoperiodismo, fotografía documental y fotografía de arte.
Fotógrafos plantean diferencias que reflejan sus maneras de pensar acerca de la objetividad de
la fotografía y acerca de su subjetividad opuesta a sus características sociales. A veces, la teoría
ofrece desafió a los objetivos de la National Geographic, pero está bien situada para producir
imágenes del mundo que la sociedad desea. El uso de fotógrafos contratados permite
incorporar cambios en estilos fotográficos, mientras los del staff dan continuidad y preservan
ciertos valores establecidos. La mayoría de fotógrafos trabajaron como fotoperiodistas. Aún
aprecian las fotografías para el registro (valoradas por su contenido informativo). Se apasionan
con la idea de un fotógrafo en contacto con el mundo real de sucesos y apropiándose, por
conocimiento o intuición, de fragmentos de vida significativos. Pero entienden que su trabajo
en la National Geographic difiere de esta función de registrar eventos. Cuando hablan de
diferencias, refieren a fotoperiodistas como productores de noticias acotadas o imágenes
puntuales. Este tipo registra un suceso y su valor no es duradero porque, excepto que estén
muy bien hechas, tienen sólo una dimensión: proveer información. Las fotografías de National
Geographic son multidimensionales. Pensadas para proveer información, tienen también
dimensión estética que comunica sentimientos y emociones.

Un editor distinguía: imágenes puntuales sirven para ilustrar puntos específicos, son literales y
simples. Otras tienen poesía y otorgan sentimiento a las cosas, no sólo ilustran las palabras. Los
hechos no son ignorados; los fotógrafos tienen conocimiento de ellos, pero este no maneja
todo. Ellos reaccionan sobre la base de ese conocimiento, pero no salen a ilustrarlo.

Continuó diciendo que cuando fotógrafos vienen de un entrenamiento en noticias, tienden a


ser superficiales y centrarse en el registro de sucesos, deben impulsarse a ir profundamente en
cada situación y suceso. Se pide que encuentren escenas cuyo significado no sea sólo el suceso
puntual a registrar, sino que digan algo acerca de la vida de todos los días de la sociedad.
Editores fotográficos comentan que la fotografía de National Geographic se diferencia del
fotoperiodismo por tener un criterio más amplio de qué es históricamente significativo. La
revista trata de mostrar el contexto total más que sucesos en un momento histórico particular.
Si se registran ciertos hechos, se les puede dar un peso indebido en la creación de la imagen
pública de una particular parte del mundo. El editor citó el caso de un fotógrafo enviado a
Corea del Sur para cubrir Olimpíadas que tuvo oportunidad de fotografiar una manifestación
de estudiantes y su represión. Se sorprendió cuando el staff se rehusó a publicar muchas.
Sostuvo la posición de que si bien éstas eran documentos reales la revista daría una imagen
distorsionada de la vida en Corea si les daba preeminencia. El objetivo no era mostrar qué
sucedía en Corea en un determinado momento, sino dar un panorama equilibrado de cómo era
la vida allí. Moeller diferencia entre "momento decisivo" y "momento del azar" en fotografías
de noticias, que concentran su atención en momentos en que la historia se hace; subrayan
conexiones entre el suceso fotografiado y aquellos que lo precedieron y siguieron. Se dirigen a
capturar el momento decisivo, oportuno en que las cosas se dan de manera como nunca se dio
antes y que no se volverían a repetir, momento imbuido de significado histórico. En otros
casos, fotógrafos pueden encuadrar un suceso para presentarlo como momento al azar: ese
instante que puede ser cualquier momento y ocurrir todo el tiempo. Tales fotografías subrayan
la oportunidad más que la historia. La revista buscaba retratar el momento "incisivo", una
calma temporaria entre acciones culminantes. No siendo totalmente azaroso, tal momento
está centrado en afirmaciones acerca de valores y cualidades humanas que informa el suceso
más que en el suceso en sí mismo. Camina fuera del momento histórico efímero para hablar de
temas más permanentes. Pratt describe una estrategia para representar diferencias en los
relatos de viaje, que sugiere cómo fotografías de momentos azarosos trabajan en la conciencia
de individuos. Gente retratada en crónicas de viajes occidentales no es vista como individuos
con nombre propio envueltos en un suceso histórico significativo, están homogeneizados en un
colectivo ellos, que es condensado aún más en un "él". Este abstracto "él/ellos" es el sujeto en
un tiempo presente permanente, lo que caracteriza a "él" no es en función de un particular
suceso histórico, sino como ejemplo de una costumbre o rasgo preestablecidos. Este énfasis
sobre la permanencia, inherencia y valores humanos perdurables no es exclusivo de la National
Geographic. Mientras el humanismo clásico postula que debajo de las diferencias, uno puede
alcanzar la roca sólida de una naturaleza humana universal, Barthes señala que un humanismo
progresista debería examinar constantemente qué implica ser natural y universal para
descubrir la historia así y establecer la naturaleza en sí misma como histórica. La práctica
fotográfica en National Geographic es ajustada a forma clásica de humanismo, estructurando la
atención de lectores a través de su representación de la diferencia, y luego mostrando que
debajo de vestimentas coloridas y piel, todos somos más o menos lo mismo. Si su énfasis en la
vida de todos los días y naturaleza humana distingue la fotografía de la National Geographic del
fotoperiodismo, tampoco puede ser incluida estricta en la tradición de fotografía artística. Los
fotógrafos del staff comparten con colegas del fotoperiodismo un desdén por las imágenes
personales, en las cuales la propia visión estética del fotógrafo es percibida como interferencia
con la presentación de lo que está verdaderamente afuera. Así, espectadores son distraídos por
artificios artísticos que traen a la memoria que el fotógrafo tiene un punto de vista. Mientras
imágenes no fueran excesivamente personales, fotógrafos expresan el deseo de que algunos
aspectos de su estilo o visión personal permanezcan y fueran reconocidos. La tolerancia de
National Geographic hacia las imágenes "artísticas" había aumentado en los últimos años.

En los 60 y 70, los fotógrafos se veían a sí mismos simplificando y aclarando una abundancia de
imágenes compleja: interpretaban su trabajo como imposición de una suerte de organización a
una caótica realidad. Creían que en los 80, fotógrafos se habían vuelto más tolerantes a la
ambigüedad en imágenes, más deseosos de describir complejidades y matices de situaciones.
Caracterizaban este cambio como un crecimiento en la sofisticación de la fotografía en la
sociedad y de estilo para adaptarse al postmodernismo. Relataron conflictos sobre el derecho a
publicar fotografías personales o más artísticas: una terrible de la cabeza de una oveja en el
piso de un matadero fue admitida en la ronda final de selección de fotografías para un artículo
sobre inmigrantes norafricanos en Francia. Era interesante en su composición. Garret objetó la
fotografía (demasiado fuerte). En una afirmación entendida como última palabra, sugirió que,
si les gustaba tanto la foto, la podían colgar en sus paredes. No apareció en la revista, pero si
colgada al menos en tres oficinas durante nuestras visitas. La fotografía en National Geographic
está ubicada a mitad de camino entre la fotografía de arte y fotoperiodismo. Es más expresiva y
multidimensional, desempeña una función educativa transmitiendo información acerca de
gentes y lugares. Es extensión de estratégica ocupación de la frontera entre entretenimiento y
ciencia. En National Geographic, ser expresivo es decir cosas acerca de verdades humanas y de
la naturaleza humana. A pesar de que estas afirmaciones acerca de la naturaleza humana son
señaladas en el encargo a fotógrafos y de que la historia es conceptualizada por el Consejo de
Planeamiento y editor fotográfico, ambas están envueltas y ofrecidas a lectores como verdades
encontradas en el campo. El espacio entre arte y noticia no es el único territorio incierto que
fotógrafos de la National Geographic ocupan. El status de verdad de fotografías son objeto de
largos e intensos debates. Argumentan que las fotografías tienen fuerte relación con una previa
e irrecuperable realidad. La cualidad especial de la fotografía deriva de que es casi una directa
inflexión de este momento previo. Otros opuestos, argumentan que la fotografía implica la
producción de nueva realidad que tiene poca o ninguna relación con situación prefotográfica.
Al discutir el status de verdad del trabajo, fotógrafos de la National Geographic relacionan su
trabajo con la tradición de la fotografía documental, con el subvencionado por la Farm Security
Administration en los 30 y 40. Estas son fotografías profundas que hablan de la condición
humana, pero también son consideradas verdaderas en su contenido ponen en pie la cuestión
de objetividad. ¿Hasta qué grado la teoría de fotógrafos sobre lo que ocurre en el mundo
influencia su trabajo? Las motivaciones y usos de fotografía de la Farm Security Administration
eran complejos, pero esos artistas eran involucrados en la observación social. La mayoría de
fotógrafos de National Geographic no se sienten bien con la idea de que hacen una declaración
de tipo social con sus fotografías. Tener una teoría social muy definida te hace menos objetivo.
Una idea preconcebida de aspectos sociales origina prejuicios e interfiere con "instintos"
acerca de que es importante en el campo. Editores y fotógrafos coinciden de que el fotógrafo
accede a una realidad objetiva y única cuando se deja llevar por su sentido común, más que
por enredos de una teoría o voces de un punto de vista comprometidos. Fotógrafos y editores
de National Geographic son periodistas que definen su trabajo, idealmente y en la realidad,
como apolítico, apartidario y objetivo. Hallin: consecuencias de esta desconfianza hacia lo
partidario por el periodismo incluye el apoyo al orden social existente. Aun cuando periodistas
sean críticos con respecto a la política de la administración o episodio de la política exterior,
serán críticos con los activistas que trabajan para cambiarlo. Serán más críticos con estos
últimos, quienes harán peticiones políticas apasionadas, mientras las elites pueden a menudo
retroceder en una postura casi ‘tecnocrática' o 'propia de un hombre de estado. El ideal de
objetividad periodística puede también derivarse de la necesidad o deseo de conseguir la
mayor audiencia posible. Siglo XIX: el ideal "permitir a la prensa cultivar y acumular un
moderno público masivo presentando hechos en tal forma y manera como para conducir a los
hombres de todos los partidos a que se basen en sus afirmaciones. Algunas empresas a se
sienten sujetas a la presión de patrocinadores o lobbies. Empresas que confían en obtener una
gran parte de sus recursos de los sectores dominantes de la sociedad dispondrán sus
actividades de modo de molestar a la menor cantidad posible de estas entidades. La afirmación
se aplica más a National Geographic que a otros tipos de revistas, aun aquellas que no tienen
excepciones impositivas garantizadas por el gobierno y aquellas con audiencias más pequeñas
y especializadas. Si bien la objetividad está amenazada por la teoría, también se beneficia de la
buena suerte para encontrar cosas valiosas de casualidad. Para referirse a lo que hace un buen
fotógrafo, refiere a conjunción de contenido informativo con color, movimiento y composición.
Pero es también entendida como la habilidad del fotógrafo para estar atento y tomar ventaja
de momentos que tienen un contenido emocional significativo o aspectos significativo. Esto no
puede estar planeado, y una teoría demasiado dura reduce la apertura a esos momentos. Si el
control del fotógrafo va muy lejos obtiene una fotografía artificial, debe ser un proceso místico.
Funciona o no funciona.

Otros fotógrafos rechazan la idea de la buena suerte. Fotógrafos de la National Geographic


necesitan entender el contexto en el que están trabajando y tener sentido de qué tipo de fotos
llegarán al corazón del problema entre manos. Si el tema no esta consignado explícitamente,
fotógrafos que llegan a la escena con una noción muy definida de lo que está ocurriendo
pueden tener dificultades al trabajar dentro de una historia diseñada por el consejo y editor
fotográfico. Pero mandar a un fotógrafo a la búsqueda de estos momentos especiales en el
contexto de un encargo bien definido, serviría para generar un conjunto de fotografías
interesantes y precisas, vagamente agrupadas en torno de un tema central. Para editores esto
es preferible a fotografías estructuradas alrededor de la propia política estética del fotógrafo. Si
la buena suerte es una manera de conseguir objetividad, otra es a través de la búsqueda de un
equilibrio. Convencidos de que la diversidad es crucial para mantener audiencia, editores
buscan alcanzar un apropiado mix de materiales serios y superficiales, de aspectos positivos y
negativos, de artículos cortos y largos y se esfuerzan para tener una representación balanceada
de puntos de vista políticos y apropiada cobertura de cada área del mundo. En National
Geographic, el equilibrio es perseguido en la selección de las fotografías. Esto implica balancear
distancias focales y sujetos, asegurarse de que haya adecuado conjunto de retratos, paisajes y
fotografías de planos medios. Involucra balancear positivos y negativos, optimismos y
depresiones, críticas y alabanzas. Como un editor: Nos corresponde a nosotros mostrar la
realidad y nada es totalmente malo o bueno. Los fotógrafos se adaptan a esta actitud.

Para los jóvenes lectores una focalización muy fuerte en aspectos negativos de una historia
podría ser perturbadora. Ligada a discusiones sobre la objetividad está la cuestión del grado en
que el tema de fotografía puede y debe ser manipulado. Fotógrafos y editores creen que es
mejor esforzarse por obtener fotografías inocentes. Becker: el argumento naturalista en la
fotografía: El valor de la imagen reside en su observación de la verdad. Valor que corre riesgos
que llegan hasta la intervención del fotógrafo en circunstancias sociales, causando una ruptura
de lo que naturalmente hubiera podido haber sucedido. Fotógrafos sienten y expresan la
contradicción entre esta característica y la necesidad de orquestar fotografías para responder
al encargo hecho, para realzar colores o crear interés. Algunas manipulaciones pueden ser
necesarias, pero las fotografías no deben verse artificiales. Muchos también expresan el
desaliento ante las nuevas tecnologías que hacen posible el realce y alteración de fotografías
después de la toma. Las alteraciones hechas por computadora socavan el argumento
naturalista y suscitan preguntas acerca del derecho de fotógrafos a ejercer control sobre su
trabajo. Los de la National Geographic nunca controlaron cuáles de sus fotografías van a ser
publicadas; la pérdida de control sobre el producto final erosionaría aún más su autoría. Una
cosa distingue la fotografía e impresión en la National Geographic de las que se pueden
encontrar en otros lados: el dinero para hacer las cosas correctamente. Algunos fotógrafos se
mostraban especialmente admirados de su habilidad para resolver problemas. Un fotógrafo
nos habló de su acercamiento a un grupo de hombres sentados sobre un banco en los que les
preguntó si podía tomarles una foto. Al comienzo no querían, porque estaban sucios y con
ropas de trabajo, pero dijeron que accederían si el epígrafe explicaba que estaban haciendo
una pausa en su trabajo con automóviles. El fotógrafo les aseguró que así se haría. Esto era una
cuestión de ética, parte de lo que entendían como intento de mostrar a la gente a través de sus
propios ojos (retratarlos de manera que ellos pudieran reconocerse a sí mismos). Fotógrafos
contaron anécdotas acerca de conflictos con personas del gobierno por los permisos para sacar
fotografías. La fotografía era importante porque el área que estaban fotografiando iba a quedar
debajo de las aguas en dos años debido a la construcción de una represa hidroeléctrica, y los
migrantes desaparecerían. Entonces, vio su rol de documentar un pedazo de historia. Debido a
que ven su trabajo como parte de un esfuerzo humanístico y científico, fotógrafos de National
Geographic manifiestan pocos escrúpulos acerca de su derecho de fotografiar cualquier cosa
que ellos elijan en lugares del Tercer Mundo. Dentro de la organización, hay una distinción
entre fotógrafos, que son vistos como renegados, peculiares, que operan y responden a un
mundo diferente, del de los hombres del staff. Hay una tensión entre los dos grupos. Los
fotógrafos quieren contar la verdad acerca de lo que ellos ven, y editores y staff pueden objetar
protestando que esto es diferente de lo que ellos suponían. Se puede diferenciar a fotógrafos
de National Geographic de acuerdo a períodos en que fueron contratados.

• El primer período (hasta 1960): el de ascenso de "la elite del Este". Personas con valores
victorianos que se veían a sí mismos como curadores de piezas de museos y curiosidades
procedentes de todos los rincones del mundo. Cuando trabajaban en exterior, se
relacionaban con la elite. Consideraban a siguientes generaciones de fotógrafos y
redactores campesinos viajeros debido a su origen de clase media y tendencia a
relacionarse con gente común.
• Hacia comienzos de los 60: una segunda generación de trabajadores de campo fue
empleada por Melville Grosvenor. Este grupo fue descrito como conservador, con una
perspectiva de hombre común, provinciano. Caracterizaban a sus predecesores
excesivamente intelectuales. Los fotógrafos buscaban tomas de chicos de la calle y
prostitutas porque querían mostrar la dura realidad. En el extranjero, preferían trabajar
con funcionarios del nivel medio de burocracias gubernamentales en lugar de con elites.
• Fotógrafos empleados en los 70 y 80: más liberales, menos etnocéntricos y más
interesados en el cambio social. Si bien persisten actitudes de los tres, cada período, por
estilos y prácticas dictadas por el editor y consejo dentro de la institución, todos se han
readaptado a través de relaciones interpersonales.

Seleccionar fotografías: armar la historia

El paso inicial en la selección es el proceso de revisión, en el cual miembros de la oficina


revisan cada toma para evaluar dificultades técnicas, problemas de exposición o desperfectos
de cámara. Fotógrafos son notificados rápido de la calidad técnica de las fotografías para que
puedan hacer ajustes. Descartaba las inocuas y aburridas en favor de aquellas visualmente
atractivas y ricas en información. Buscaban que apelaran a los sentidos, que tocasen a lectores
por su belleza o impacto. Una fotografía debe hacer el lector quisiera estudiarla y observarla.
Haciendo estas selecciones, editores de fotografía toman reacciones propias como indicador
de cómo respondería el lector promedio. Después de la primera selección, tiene una razón más
racional para elegir una por sobre otra. Las fotografías necesitan transmitir un sentido de
movimiento y construcción alrededor de un tema. El público espera imágenes menos literales
Cuando se ponen estas fotos no literales juntas se tiene un efecto acumulativo, una sensación
de textura, olor, gusto, que no se puede obtener de otra manera. Un buen fotógrafo internaliza
objetivos y conocimientos, obtiene imágenes casi personales. Fotógrafos y editores asocian
mayor ambigüedad con mayor objetividad. La ambigüedad da al lector una sensación más
verdadera e inmediata de cómo es el lugar, porque los compromete perceptivamente más que
conceptualmente, alentándolos a usar sentidos y juzgar por sí mismos más que a aceptar una
evaluación editorial. La selección es la etapa donde la noción de equilibrio se impone. Además
de preocuparse por la continuidad temática y repetir ciertos elementos para dar a la historia un
tono específico, editores buscan alcanzar un equilibrio a lo largo de varias dimensiones. Esto
incluye asegurar la presentación de dimensiones positivas y negativas del tema, y combinar
imágenes activas con tomas más pasivas (madres con niños y hombres rezando bajo una suave
luz) y consideraciones de distancia focal y de obtención de retratos. Editores de fotografía
están interesados en la "fuerza" de estas. Se refieren a imágenes inquietantes como fuertes o
duras, peligrosas porque pueden ofender lectores o ser vistas como inapropiadas para niños. Es
revelador que entre gente lo contrario de fotografía fuerte no es una débil sino equilibrada.
Son también peligrosas porque están sujetas a múltiples interpretaciones. Los fotógrafos han
tendido a ver esta reacción como algo que ellos podrían controlar quizás limitando la variedad
de maneras en que lectores pueden ubicarse frente a ésta. Desacuerdos acerca de si usar o no
una fotografía fuerte están enmarcados por problemas más generacionales que políticos. Las
diferencias que emergen son encuadradas no como batallas entre valores, sino como
diferencias de opinión relacionadas con el entrenamiento y experiencia social de diferentes
cohortes. El resultado de la selección fotográfica es un conjunto de 80 a 100 fotos que son
mostradas al director de fotografía para su ingreso y aprobación. Luego en una sesión de
revisión fotográfica el número de fotos se reduce a alrededor de 25. La discusión es acalorada y
el editor tiene la última palabra. Todas las imágenes se archivan; muchas para que la búsqueda
y recuperación resulten fáciles, buena parte son reutilizadas en otras publicaciones de National
Geographic. A partir de estas reutilizaciones, uno se hace una idea de cómo la institución
evalúa los méritos relativos de su trabajo previo. Imágenes elegidas para múltiples
reimpresiones son las más seguras. La selección de las mejores del trabajo de cada fotógrafo
revela mucho acerca de su contexto sociopolítico, como Bolton mostro en su análisis de una
exhibición del trabajo de Richard Avedon y su recepción. Los organizadores eligieron las
fotografías menos "difíciles" para la entrada de exhibición y cubierta del catálogo.

Diagramación: el arte de la yuxtaposición

Una vez seleccionadas, se envían a diagramación (toma dos semanas para un artículo sencillo).
Esta tarea, que implica elegir el tamaño, orden y ubicación de fotografías, es realizada por
especialistas que consultan al fotógrafo y editor de fotografía. Hasta este punto, fotografías no
están acompañadas por el texto. El trabajo está dirigido por el contenido, lo informativo de las
fotografías prevalece sobre el contenido estético, color u otras consideraciones, al momento de
decidir la secuencia. En relación con esto, se plantea el tamaño; cada una suficiente para ser
legible (apreciar sus detalles). Otros criterios son estéticos: tienen buenas líneas, sombras y
colores. O implican poner de relieve lo nuevo o inusual del tema fotografiado: se les da gran
tamaño o se dejan solas en página. La diagramación debe ser sensible a la yuxtaposición de
imágenes en términos de forma y contenido. La yuxtaposición produce el tercer efecto: nuevos
sentidos que se generan al ver dos fotografías juntas, una al lado de la otra. Editores que
intervienen en diagramación utilizan principios de diseño para acrecentar el drama de la
historia. Tratan de comenzar con una fotografía visualmente excitante, que contenga
información, temas relevantes para el artículo y quizás una toma aérea para orientar al lector.
A lo largo del desarrollo, tratan de encontrar un equilibrio entre consideraciones de diseño y
criterios temáticos del editor de fotografía. Las excepciones a estas reglas son reveladoras:

• Un editor de fotografía habla acerca de una fotografía de 1988 que mostraba gente
escarbando en un basural en Guatemala. El presidente y editor no estaban de acuerdo con
la fotografía (era muy cruel). La solución fue incluirla, pero en un tamaño mínimo. Había
dos fotografías más de niños: una niña pobre, sentada en la calle, y un niño frente a una
cerca de donde estaba sentada, que mostraba a una estrella de cine. La foto tenía
alrededor de un tercio del tamaño de la otra. La foto de la niña pobre estaba embellecida
por un brillante dibujo a tiza en la acera.
• En la diagramación de una historia sobre cazadores Efe, el texto mencionaba que las
mujeres proveían a esta sociedad la mayor parte del alimento. El editor responsable del
diseño contó que las imágenes de hombres se anteponían a las de mujeres porque el
artículo se centraba en la caza. No estaba claro por qué las mujeres fotografiadas estaban
adornándose o la caza había fue el foco elegido para la nota. En esta misma historia, un
retrato de una jovencita sonriente fue impreso en un tamaño grande, mientras que
imágenes con detalles de la ornamentación del cuerpo de las mujeres aparecían pequeñas.
Una cara sonriente puede destacar para equilibrar el foco puesto en el trabajo o economía.
En este caso, todos aquellos involucrados en la historia estaban de acuerdo en que se había
retratado a los Efe como algo desagradable y que habían dado un lugar destacado a esta
fotografía para contrarrestar ese efecto.

Epígrafes: sumergir la imagen en un texto que las fija

En National Geographic la redacción de epígrafes está separada de la redacción de textos y


fotografía. El 53% de suscriptores leen solo epígrafes y no el texto, editores los ven como
oportunidad para brindarles una muestra del artículo. Se estableció un departamento
redactarlos que empleaba diez redactores en 1989. Cada uno tenía asignado un artículo por
mes para la investigación y redacción de epígrafes. Barthes describe la función de anclaje que
los epígrafes desempeñan. Sirven para racionalizar una imagen multidimensional; carga la
imagen con una cultura, moral e imaginación. El texto de epígrafe dirige al lector hacia algunos
significados y los aleja de otros, y tiene un valor represivo. Ayuda a elegir el nivel de percepción
correcto, permite focalizar la mirada y entendimiento, constituyendo significados connotados
frente a proliferación hacia regiones demasiado individuales (que limita el poder proyectivo de
la imagen) o hacia valores disfóricos. Un ejemplo tomado del volumen que conmemora el
centenario de la sociedad, ilustra cómo los epígrafes anclan las fotografías:

• Un miembro de National Geographic Society con tres blancos y un guía, está sentado en un
carro que dos hombres de Formosa empujan a lo largo de un puente hecho con troncos. La
imagen se dirige a contrastes entre el confort y placer de viajeros blancos y el esfuerzo de
trabajadores formoseños. Pero las relaciones con el poder colonial son un terreno
peligroso. El epígrafe busca focalizar la atención del lector en los peligros del viaje y lo
primitivo de la tecnología empleada, más que en las relaciones humanas descritas en la
fotografía. Mientras que pudo funcionar bien para la audiencia americana de fines del 40,
puede resultar extraño para lectores del volumen aniversario en los 80. La reimpresión de
1988 dejó afuera la del epígrafe de 1950: Estas preguntas producen réplicas fatalistas.

Guimond señala de qué modo la National Geographic usa los epígrafes como soporte de una
particular visión del mundo. Describe un foto-ensayo: "Irán: milagro del desierto” fotografía de
un chico harapiento de Beluchistán de pie junto a su bicicleta. Tomada por sí misma, la escena
es muy ambigua. Podría interpretarse como algo acerca de la desigualdad. Pero el epígrafe
invita a lectores a una interpretación diferente: "Con la perspectiva de al menos una educación
de nivel secundario comienza un nuevo mundo de oportunidades. Esta noche, él puede soñar
sueños tan vastos como todo el Irán, y caminando, puede encontrar que esos sueños
comienzan a hacerse realidad". Estas palabras dirigen la atención fuera de harapos, hacia un
conjunto de oportunidades que no son visibles ni reales. Sin epígrafe, la bicicleta del chico
hacía la fotografía ambigua e interesante, tenerlo excluye estos pensamientos, contiene
significados connotados frente a la proliferación. Redactores de epígrafes de la National
Geographic deben equilibrar la información que tienen sobre las fotografías con el desarrollo
de los temas claves de la historia. Pueden entrevistar al fotógrafo para conocer el contexto,
contactar gente retratada e intención del fotógrafo o viajar al campo. Para determinar los
temas que deben ser desarrollados, entrevistan a personas encargadas de la diagramación,
preguntando por qué las imágenes están agrupadas como están. Pueden concluir con la lista de
puntos a ser cubiertos, la elección de estos puntos será influenciada por la actualidad
intelectual y política del momento. Cuando fotografías obtenidas décadas atrás son publicadas
nuevamente, se vuelven a escribir los epígrafes. La variación permite ver los cambios en la
interpretación de otras sociedades y en el rol de los epígrafes:

• Una imagen de enero de 1974 mostraba a un minero negro sudafricano que trabajaba en
una mina de oro en un experimento científico. Se hallaba desnudo en un cuarto
brillantemente iluminado, cuya experiencia ayudarán a los empresarios sudafricanos de
minas de oro a saber la cantidad de ventilación necesaria, a diferentes profundidades, para
mantener temperaturas adecuadas de trabajo. El epígrafe de decía: Atrapado en una
pesadilla tecnológica, un voluntario desnudo, cubierto con pintura negra, es bombardeado
por luces para determinar el área total de su cuerpo un factor crucial en la medición de la
capacidad de soportar el calor. Los resultados daban a entender que la pesadilla sólo era
un sueño momentáneo en la ruta hacia mejores condiciones de trabajo y vida. Reimpresa
siete años más tarde, la imagen tenía un nuevo epígrafe que llamaba la atención sobre
aptitudes artísticas del fotógrafo, pero los términos eran más críticos y el experimento
ahora tratado como deshumanizante: Una silueta inundada en luz dorada, el dibujo de
diagonales y círculos, una cámara de experimentos para conejillos de indias humanos
consigue el propósito de Stanfield: hacer que nos preguntemos ¿Qué? ¿Por qué?

Se espera que los redactores de epígrafes produzcan textos vivaces, literarios y concisos
dirigidos a lectores con un nivel de estudios de escuela media. Deben evitar escritura
académica y construcciones muy informales. El estilo de epígrafes de la revista: son extensos,
con inclusión de mucha información y estilo lírico, hasta ornamental. Redactores de epígrafes
deben también evaluar la información de que disponen los lectores de la National Geographic.
Si están escribiendo un epígrafe para una fotografía de un ritual en la India, deben decidir si
dará por supuesto que lectores conocen que estos rituales están encuadrados en el hinduismo
o si debe brindar esta información en los epígrafes. Se espera que redactores extraigan
aspectos no literales de fotografías, de modo de contribuir a la narración de la historia y que
vinculen las imágenes con el mundo de modo de resolver bastante de su ambigüedad. No
consideran que su trabajo tenga una dimensión política, aunque la elección de palabras puede
ser controvertida. Términos como "guerrilla", versus "combatiente por la libertad" pueden
causar problemas. Una vez que epígrafes están escritos, circulan entre el personal involucrado
en la historia. El departamento de investigación los chequea para asegurar la precisión, pueden
también enviarse a especialistas o académicos para su chequeo. La verificación es un objetivo,
pero está diseñada también para asegurar que la versión final sea aceptable.

La impresión: un proceso creativo

La impresión de la National Geographic está continuamente actualizándose y mejorando. La


calidad de las fotografías fue aumentando de tal modo que imágenes realizadas pocos años
antes se veían fuera de moda. Fue lo que ocurrió con el cambio a color en los años 30. Otras
diferencias se dieron con el cambio tipográfico a offset y de offset al huecograbado. La
fotografía original es tomada como una guía en el proceso de impresión. Trabajando con la
exposición fotográfica de la revista y pruebas desde la diagramación, el staff de impresión
desarrolla la imagen que será publicada. El proceso de ampliación puede crear una imagen más
cercana a la realidad prefotográfica que el original fotográfico por sí solo. Algunas alteraciones
son ampliar, reparar y eliminar. Otras buscan compensar el efecto de compresión del papel
impreso, donde el tamaño es más pequeño y se dispone de un rango pequeño de luminoso a
oscuro. La corrección electrónica del color permite ampliar el contraste, agregar brillo y
cambiar el rango de densidad para iluminar la imagen o producir un impreso que es mejor que
el original. Usando equipos computarizados, el staff de impresión también hace accesibles
áreas en sombras para revelar detalles no visibles de otro modo. El último objetivo es colocar
la fotografía en la revista de la manera en que el editor quiere que aparezca. La alteración
computarizada de imágenes es un tema delicado, más desde 1982, cuando las pirámides de
Egipto fueron colocadas más cerca una de otra. No ocurren alteraciones sustantivas, pero los
fotógrafos cuentan acerca de diagramadores que querían reparar desgarros en chaquetas de
los granjeros de los Apalaches golpeados por la pobreza o agregar pasto en paisajes áridos. La
alteración de fotografías en National Geographic tiene una historia anterior a las tecnologías
computarizadas. El uso del aerógrafo para quitar manchas y cicatrices fue observado. A veces el
objetivo fue el recato o decoro. Pruebas de un artículo de 1966 revelaban un número de
instrucciones para el impresor, incluyendo balancear el color de la gente, eliminar cicatrices y
eliminar (refiriéndose a penes). Buckley menciona un caso en el cual el color de la piel de una
mujer de la Polinesia, parcialmente desnuda, fue oscurecido para hacer su desnudez más
aceptable para el público americano. La National Geographic no economiza en el proceso de
impresión. El comité está siempre dispuesto a invertir en la más actualizada tecnología y en
papel de gran calidad. La operación de impresión de la revista se especializa en producir
revistas brillantes y material publicitario de alta calidad.

El encuadre del marketing y la publicidad

El departamento de marketing de National Geographic conduce diferentes tipos de estudios.


Algunos siguen la pista al público en sus características socioeconómicas y culturales, utilizando
parcialmente estudios llevados a cabo por el Instituto de Investigaciones de Mercado y
parcialmente a través de una investigación propia. Monitorean prácticas de lectura. Como un
seguimiento de cada número, se consultan grupos seleccionados de lectores para determinar
la popularidad de algunos artículos, fotografías y cubiertas, y testean la popularidad de
fotografías de la cubierta tomando en cuenta a la población general. Conocen qué áreas del
mundo son más populares. Desde el punto de vista del marketing, National Geographic
trabajaría mejor limitándose a artículos de historias de pequeñas criaturas: atractivos animales
o especies amenazadas. África es un tema impopular como lo son los problemas sociales. La
voluntad de National Geographic por continuar publicando este tipo de artículos proviene de
su cometido de ocupar la posición de comentarista e intérprete de fenómenos de este tipo. Se
espera que el editor haga balance entre las consideraciones del mercado y mantenimiento del
rol de la National Geographic como una institución educativa que brinda al público lector
americano una ventana sobre el mundo. Los conflictos entre editor y comité giran alrededor
del balance entre estos dos objetivos. El despido de Garret en 1990 provino de la percepción
del comité de que las consideraciones de marketing deberían jugar un rol más amplio en el
perfil y determinación del contenido de la revista. Editores tienen cuidado de asegurar que la
selección y ubicación de los avisos publicitarios estén de acuerdo con su reputación de
publicación seria, asumiendo que lectores no querían publicidades que los distraigan del serio
material presentado en artículos. Como la National Geographic está en el negocio de vender
sus propias fotografías, esta ubicación impedía que las publicidades atractivas distrajeran al
lector de lo que debía ser la principal atracción. Avisos de servicios de turismo eran mayoría en
los 50 y 60. Entre 1968 y 1971, los avisos de bienes de consumo se hicieron predominantes.
Esta amplitud de ítems publicitados parecía hacerse necesaria por el crecimiento de gastos en
papel de alta calidad y proceso de impresión. Aun las compañías que publicitan en la National
Geographic son un grupo exclusivo, enfocados a bienes durables o lujosos y servicios
respetables ubicados por encima del perfil del mercado de los lectores de la revista. Los avisos
son tradicionales en cuanto a forma estéticamente agradables, pero no artificiales. Fotografías
de National Geographic deben operar en un contexto condicionado por fotografías de avisos
publicitarios y deben responder a tendencias impuestas por la fotografía publicitaria. Se elige
no competir abiertamente con innovaciones en la publicidad en sus propias páginas.

Conclusiones

El estilo y contenido de fotografías de National Geographic no son solo determinados desde


arriba. La influencia del comité se siente, pero el contenido y estilo no están predeterminados
por sus miembros. Fotógrafos del staff y free lance generan materiales que cubren un amplio
rango. Operando dentro de instrucciones que piden imágenes atractivas, altamente legibles y
de interés humano, producen cantidades de imágenes innovadoras, interesantes y desafiantes.
Una vez producidas, entran en la arena de la negociación. En la selección y ubicación de éstas
en los artículos, editores de imágenes desempeñan un rol imponiendo una visión institucional,
pero sus poderes no son absolutos. Pueden también actuar como defensores de la visión de los
fotógrafos, presentando sus casos al director de fotografía y editor de la revista. El director de
fotografía y staff también han desempeñado el rol de defensores, apoyando uso de fotografías
fuertes o personales que no resultan cómodas para editores senior. Negociación, veto, defensa:
estos procesos concurren en la producción de cada artículo. La mayoría de veces, las fotos
elegidas reflejarán el gusto tradicional y visión humanística conservadora de la revista. Pero las
complejidades del proceso admiten sorpresas (fotografías desafiantes). La naturaleza
negociadora del proceso de selección conlleva a conflictos, pero miembros senior del staff
reconocen es esencial. Las imposiciones estrictas a fotógrafos y editores que trabajan con ellos
pueden destruir impulsos creativos y desalentar a trabajar en la National Geographic. Pero
dando un rango de licencia creativa ligeramente amplio, incrementado actualmente, editores
buscan obtener constante aporte de lo que ellos consideran muy buenas imágenes (fotografías
que operan dentro de marcos realistas tradicionales aun conteniendo elementos de sorpresa o
interés y contar con ciertos preceptos de la cultura institucional, conocimientos sobre buena
suerte para encontrar cosas valiosas, equilibrio y objetividad), asegura que fotógrafos conozcan
qué se espera de ellos y que no se alejen demasiado de esas expectativas.

Peter Burke

VISTO Y NO VISTO El uso de la imagen como documento histórico

INTRODUCCIÓN

EL TESTIMONIO DE LAS IMÁGENES

El interés fundamental del presente volumen es el uso de la imagen como documento


histórico. Ha sido escrito con el fin de fomentar la utilización de este tipo de documentos y de
advertir a los posibles usuarios de algunas de las trampas que comportanhistoriadores han
ampliado considera- blemente sus intereses, hasta incluir en ellos no sólo los acontecimien- tos
políticos, las tendencias económicas y las estructuras sociales, sino también la historia de las
mentalidades, la historia de la vida cotidia- na, la historia de la cultura material, la historia del
cuerpo, etc. No habrían podido llevar a cabo sus investigaciones sobre estos campossi se
hubieran limitado a las fuentes tradicio- nalescada vez másestán utilizando distin- tos tipos de
documentación, entre los cualeslas imágenes ocupan un lugarla historia de la cultura material,
que estudiaremos en el capítulo V, sería práctica- mente imposible sin el testimonio de las
imágenes, que también hansupuesto una contribución importante a la historia de las
mentalida- des

¿INVISIBILIDAD DE LO VISUAL?

<los historiadores... prefie- ren ocuparse de textos y de hechos políticos o económicos, y no de


los niveles más profundos de la experiencia que las imágenes se en- cargan de sondear»; otro,
en cambio, habla de la «actitud de supe- rioridad para con las imágenes» que esto
presupone.'pocos los historiadores que consultan los archi- vos fotográficosSon relativamente
pocas las revistas de historia que contienen ilustracionesCuando utilizan imágenes, los
historiadores suelen tratarlas como simples ilustraciones, reproduciéndolas en sus libros sin el
menor comentario. En los casos en los que las imágenes se ana- lizan en el texto, su testimonio
suele utilizarse para ilustrar las con- clusiones a las que el autor ya ha llegado por otros medios,
y no para dar nuevas respuestas o plantear nuevas cuestiones. En un artículo en el que
describe su descu- brimiento de la fotografia victoriana, el difunto Raphael Samuel se definía a
sí mismo y a otros especialistas en historia social de su ge- neración como «analfabetos
visualesseguiría siendo toda su vida<<pre- televisual». Su educación, en la escuela y en la
universidad, consistía en un adiestramiento en la lectura de textos.* Con todo, ya por entonces
una minoría significativa de historiado- res utilizaba el testimonio de las imágenes,
especialmente los especia- listas en las épocas en las que los documentos escritos son raros o
ine- xistentesEn ambos casos, las imágenes proporcionan prác- ticamente el único testimonio
existente de prácticas sociales tales como la caza. Algunos estudiosos especializados en épocas
posteriores tam- bién se toman en serio las imágenes. Por ejemplo, los especialistas en la
historia de las actitudes políticas, de la «opinión pública» o de la pro- paganda llevan muchos
años usando el testimonio de los grabados. El empleo de las imágenes por parte de unos pocos
historiadores se remonta mucho más atrás. las pinturas de las catacumbas de Roma fueron
estudiadas en el siglo XVII como testimonio de la histo- ria del cristianismo primitivoEl Tapiz de
Bayeux (Fig. 79) fue ya tomado en serio como fuente histórica por los estudiosos a comienzos
del si- glo XVIIIque escribió varias obras sobre el arte italiano an- tes de dedicarse a la cultura
del Renacimiento en general, calificaba las imágenes y monumentos de «testimonios de las
fases pretéritas del desarrollo del espíritu humano», de objetos «a través de los cua- les
podemos leer las estructuras de pensamiento y representación de una determinada
época».Huizingacomparaba el pensamien- to histórico con la «visión» o «sensación»y
declaraba que «<lo que tienen en común el estudio de la historia y la creación artística es una
manera de formar imágenes». Más tarde, describiría el método de la historia cultural en
términos visuales como «el método del mosaico». Warburgacabó su carrera intentando escribir
una historia de la cultura basada tanto en las imágenes como en los textos. El Instituto
Warburgha seguido fomentando ese enfoque«iniciada en la técnica de Warburg consistente en
utilizar los testimonios visuales como documentos históricos». El testimonio de imágenes y
fotografías fue utilizado tambiénporGil- berto Freyre (1900-1987), que se definía a sí mismo
como un pintor histórico del estilo de Tiziano y calificaba su enfoque de la historia social como
una forma de «impresionismo«intento de sorprender la vida en movimientoRobert Levine, ha
publicado una serie de fotografías de la vida en la América Latina a finales del siglo XIXxx con
un comentario que no sólo sitúa las fotos en su contexto, sino que analiza los principales
problemas planteados por el empleo de este tipo de documen- tación. La imagen fue el punto
de partida de dos importantes estudios de Philippe Ariès (1914-1982), que se definía a sí
mismo como «histo- riador dominguero», una historia de la infancia y una historia de la
muerte, en las cuales las fuentes visuales eran descritas como «testi- monios de sensibilidad y
de vida», por los mismos motivos que «<la literatura o los documentos de los archivos».Su
planteamiento fue imitado durante los años setenta por algunos historiadores francesesLa
«tendencia plástica»es visible también en el mundo de habla inglesa.9 Fue a mediados de los
años sesenta, como él mismo confiesa, cuando Raphael Samuel y algunos contemporáneos
suyos se dieron cuenta del valor de las fotografías como documentos de la historia social del
siglo XIX, pues les ayudan a construir una «historia desde abajo» cen- trada en la vida cotidiana
y en las experiencias de la gente sencilla. No obstante, si tomamos la influyente revista Past
and Present como representante de las nuevas tendencias historiográficas en el mundo de
habla inglesa, resulta bastante sorprendente comprobar que de 1952 a 1975 ni uno solo de los
artículos incluidos en ella contienen imágenes. Que los años ochenta supusieron un punto
clave en este sentido nos lo confirman también las actas de un congreso de historiadores
americanos celebrado en 1985 y dedicado a los «testimonios del arte».Desde en- 10 tonces,
uno de los participantes, Simon Schama, se ha hecho famoso por la utilización de los
testimonios visuales en estudios que abar- can desde la investigación de la cultura holandesa
del siglo XVIIa un repaso de las actitudes occidentales ante el paisaje durante varios siglosEn
los próximos años será in- teresante comprobar cómo unos historiadores de una generación
que se ha visto expuesta a los ordenadores y a la televisión práctica- mente desde su
nacimiento y que siempre ha vivido en un mundo sa- turado de imágenes, se sitúa ante los
testimonios visuales del pasado.

FUENTES Y VESTIGIOS

los historiadores han llamado a sus documentos «<fuentes», como si se dedicaranrío de la ver-
dad y sus relatos fueran haciéndose más puros a medida que se acer- caran más a los
orígenesequívoca, por cuanto implica la posibilidad de realizar una exposi- ción del pasado
libre de la contaminación de intermediarios. Natu- ralmente resulta imposible estudiar el
pasado sin la ayuda de toda una cadena de intermediariosarchiveros que ordenaron los
documentos, los escribas que los copiaron y los testigos cuyas pala- bras fueron
recogidasconvendría sustituirfuentes por la de «vestigios» del pasado en el presente."
«vestigios» designaría los manuscritos, libros impresos, edifi- cios, mobiliario, paisajey diversos
tipos de imágenes: pinturas, estatuas, grabados, o fotografías. Los historiadores no pueden ni
deben limitarse a utilizar las imá- genes como «<testimonios»Debería darse cabida a «el
impacto de la imagen en la imaginación histórica». Pinturas, estatuas, estampas, etc., per-
miten a la posteridad compartir las experiencias y los conocimientos no verbales de las culturas
del pasadoimágenes nos permiten «<imaginar» el pasado de un modo más vivofrente a una
imagen nos situamos «frente a la historia». Elque las imágenes fueran utilizadas en las diversas
épocas como objetos de devoción o medios de persuasión, y para proporcio- nar al espectador
información o placer, hace que puedan dar testi- monio de las formas de religión, de los
conocimientos, las creencias, los placeres, etc., del pasado. Aunque los textos también nos
ofrecen importantes pistas, las imágenes son la mejor guía para entender el poder que tenían
las representaciones visuales en la vida política y re- ligiosa de las culturas pretéritas. 12 Así,
pues, en este libro analizaremos la utilización de diferentes ti- pos de imágenes
como«testimonios admisi- bles» de los distintos tipos de historia. La idea fundamental que la
presente obra pretende sostener e ilustrar es que, al igual que los textos o los testimonios
orales, las imá- genes son una forma importante de documento histórico. Reflejan un
testimonio ocular. una famosa imagen, el retrato de un hombre y su espo- sa, llamado «El
matrimonio Arnolfini»lleva la siguiente inscripciónJan van Eyck estuvo aquí»como si el pintor
hubiera actuado como testigo de la boda de la parejaErnst Gombrich habla en sus obras del
«principio del testigo ocular», en otras palabras, de la norma seguida por los artistas en
algunas culturas, a partir de la de los antiguos griegos, consistente en representar lo que un
testigoocular podría haber visto desde un determinado punto en un deter- minado momento y
sólo eso«estilo de testigo ocular» fue in- troducida en un estudio de la pintura de Vittore
Carpacciopara desig- nar el amor por el detalle que reflejan sus cuadros y el deseo de los
artistas y sus patronos de «pintar lo que se ve de manera tan verídica como sea posible, según
los criterios imperantes de testimonio y 15 prueba». A veces los textos corroboran nuestra
impresión de que a un artista le preocupaba ofrecer un testimonio exacto de las cosas. Por
ejemplo, en una nota escrita en la parte trasera de su cuadro Ca- balgando hacia la
libertadEast- man Johnson (1824-1906) calificaba su pintura de testimonio de «un incidente
real ocurrido durante la Guerra Civil, visto por mí mismo». También se han utilizado
definiciones como estilo «docu- mental» o «<etnográfico» para describir imágenes semejantes
de épo- cas posterioresel uso del testimonio de las imágenes plan- tea numerosos problemas
harto delicados. Las imágenes son testigos mudos y resulta difícil traducir a palabras el
testimonio que nos ofre- cen. Pueden haber tenido por objeto comunicar su propio mensaje,
pero no es raro que los historiadores hagan caso omiso de él para «<leer entre líneas» las
imágenes e interpretar cosas que el artista no sabía que estaba diciendo. Evidentemente
semejante actitud com- porta graves peligros. La «crítica de las fuentes» de la documentación
escrita constituyeparte fundamental de la formación de los historiadores. En compa- ración
con ella, la crítica de los testimonios visuales sigue estando muy poco desarrollada, aunque el
testimonio de las imágenes, como el de los textos, plantea problemas de contexto, de función,
de retó- rica, de calidad del recuerdosi se trata de un testimonio secundario, etc. Por eso
algunas imágenes ofrecen un testimonio más fiables que otrasPor ejemplo, los bocetos
tomados directamente del naturallibres de las limitaciones del «gran estilo»constituyen
testimonios más fidedignos que las pinturas realizadas después en el estudio del artista. En el
caso de Eugène De- lacroixpodemos ejemplificar perfectamente este argu- mento comparando
su boceto Dos mujeres sentadas y su cuadro Lasmujeres de Argel (1834), que tiene un carácter
más teatral y, a diferen- cia del estudio original, contiene referencias a otras imágenes. ¿Hasta
qué punto y de qué forma ofrecen las imágenes un testimo- nio fiable del pasado? Un icono de
la Virgen del siglo XVI y un póster de Stalin del siglo xx dicen a los historiadores muchas cosas
acerca de la cultura rusa, pero-a pesar de ciertas analogías de lo más curioso-existen
evidentemente diferen- cias enormes entre lo que nos dicen y no nos dicen una imagen y otra.
Si pasamos por alto la diversidad de las imágenes, de los artistas, de la utilización de la imagen
y de las actitudes frente a ella en los distintos períodos de la historia, será bajo nuestra propia
responsabilidad.

VARIEDADES DE IMAGEN

El presente ensayo trata de las «imágenes» y no del «arte»,Indepen- dientemente de su


calidad estética, cualquier imagen puede servir como testimonio histórico. Los mapas, las
planchas decorativas, los exvotos (Fig. 17), las muñecas de moda o los soldados de cerámica
enterrados en las tumbas de los primeros emperadores chinos, cada uno de estos objetos
tienen algo que decir al historiador. es preciso tener en cuenta los cambios que se producen en
el tipo de imagen disponible en de- terminados lugares y momentos, y en particular dos
revoluciones que han tenido lugar en el terreno de la producción de imágenes, a saber, la
aparición de la imagen impresa (xilografía, grabado, agua- fuerte, etc.) durante los siglos xv y
XVI, y la aparición de la imagen fotográfica (incluidos el cine y la televisión) XIX y xx. la
apariencia de las imágenes cambió radicalmente. Durante las primeras fases de la xilografía y
de la fotografía, las imá- genes en blanco y negro sustituyeron a las pinturas en colorla imagen
en blanco y negro esuna forma «más fría» de comunicación que la policroma, más ilusionista,
que fomenta un distanciamiento mayor del observador. Además, las imágenes impresas, lo
mismo que ocurriría luego con la fotografía, podían fabricarse y transportarse con mayor
rapidez que las pinturas, de suerte que las imágenes de los acontecimientos actuales podían
llegar a los observadores mientras los hechos estaban aún frescos en la memoriaOtro
argumento que conviene tener presente en el caso de ambas revoluciones es que permitieron
que se produjera un salto cuantita- tivo en el número de imágenes al alcance de la gente
sencillapocas imágenes circulaban en la Edad Mediael público en general sólo tenía a su dis-
posición las imágenes de los altares y los frescos de las iglesias. ¿Cuá- les fueron las
consecuencias culturales de esos dos saltos? Las consecuencias de la imprenta han sido
analizadas habitual- mente en términos de estandarización y fijación de los textos en una
forma permanente, y lo mismo cabría decir de las imágenes graba- das. William M. Ivins
Jrsostenía que la importancia de las estampas del siglo XVI radica en que eran «afirmaciones
plásticas suscepti- bles de ser repetidas con toda exactitud».los grie- gos de la Antigüedad, por
ejemplo, abandonaron la costumbre de añadir ilustraciones a los tratados de botánica por la
imposibilidad de producir imágenes idénticas de una misma planta en las diferen- tes copias
manuscritas de una misma obra. siglo xv los herbarios irían ilustrados habitualmente con
xilografias. Los mapasofre cen otro ejemplo del modo en que la comunicación de la
información por medio de imágenes se vio facilitada por la capacidad de re- 16 petición que
proporcionó la imprenta." En la época de la fotografía, segúnWalter Benjaminla obra de arte
cambió de carácter. La má- quina «sustituye la singularidad de la existencia por la pluralidad de
la copia» y hace que el «valor de culto» de la imagen se convierta en «<valor de exhibición».
«Lo que se pierde en la edad de la reproduc- ción mecánica es el aura de la obra de arte»El
propietario de una xilo- grafía, por ejemplo, puede tratarla con respeto en la idea de que es
una imagen singular y no pensando que se trata de una copia más. Ogracias a los cuadros de
los maestros holandeses del siglo XVIIexisten documen- tos visuales que demuestran que en
las paredes de las casas se colga- ban tanto pinturas como xilografías y grabadosen la época de
la fotografíala reproducción de la imagen puede llegar incluso a incrementar su aura, del
mismo modo que la multiplicación de sus fotos no supone menoscabo alguno para el glamour
de una estrella del cine, sino todo lo contrario. Si hoy nos tomamos la imagen singular menos
en serio que nuestros antepasados, tesis que todavía no ha sido demos- trada, tal vez no se
deba a la reproducción propiamente dicha, sino a la incesante saturación de imágenes que
padece nuestro universo de experienciacabría aconsejar a todo el que intente utilizar el tes-
timonio de una imagen, que empiece por estudiar el objetivo que con ella persiguiera su autor.
son relativamente fiables las obras que se realizaron a modo de documento, con el objetivo pri-
mordial de registrar los restos de la antigua Roma, pongamos por caso, o la apariencia o las
costumbres de las culturas exóticas. Las imágenes de los indios de Virginia realizadas por el
artista elizabet- hiano John Whitefueron hechas in situ, lo mismo que las de los hawaianos y los
tahitianos que hicieron los dibujantes que acompañaban al capitán Cook y a otrosexploradores,
precisamente con el fin de dejar constancia de sus des- cubrimientos. Los «artistas de guerra»,
enviados al campo de batalla para retratar los combates y la vida de los soldados en
campañaactivos desde la época de la expedición de Carlos V a Túnez hasta la intervención de
los americanos en la guerra de Viet- namsuelen ser testigos más fidedignos, que sus colegas
que trabajanen su domicilio. Las obraseste párrafo podrían calificarse de «arte documental»>.
No obstante, no sería prudente atribuir a estos artistas-reporterosuna actitud totalmente ob-
jetiva, libre de expectativas y prejuicios de todo tipoesos estudios y pinturas reflejan un «punto
de vista». En el caso de Whitedebemos tener en cuenta que inter- vino personalmente en la
colonización de Virginia y que quizá in- tentó dar una buena impresión del país omitiendo las
escenas de des- nudos, sacrificios humanos y cualquier otra que pudiera asustar a los
potenciales colonos. Los historiadores que utilizan este tipo de docu- mentos no pueden
ignorar la posibilidad de la propagandao de las visiones estereotipadas del «otro»ni olvidar la
importancia de las convenciones plásticas admitidas como algo natural en determinadas
culturas o en determinados génerosPara corroborar esta crítica de la mirada inocente,
resultaríaejemplos en los que el testimonio histórico de las imágenes es, o en cualquier caso
parece ser, claro y directo: las foto- grafías y los retratos

FOTOGRAFÍAS Y RETRATOS

tentacionesde tomar una imagen por la realidad, son especialmente seductoras en el caso de
las fotografías y los retratosla fotografía, el nuevo medio fue estudiado como auxiliar de la
historia. George Francis invitaba a coleccionar sistemáticamente fotografias por considerarlas
«<la me- jor representación gráfica posible de nuestras tierras, de nuestros edificios y de
nuestros modos de vida». El problema que se plantea al historiador es si se debe prestar
crédito a esas imágenes y hasta qué punto debe hacerse. A menudo se ha dicho que «la
cámara nunca miente». Pero en nuestra «cultura de la instantánea»sigue viva la tentación de
tratar la pintura como el equiva-Jente de esas fotografías yde esperar que tanto his-toriadores
como artistas nos ofrezcan representaciones realistas. De hecho es posible que nuestro sentido
del conocimiento histó- rico haya sido modificado por la fotografíaPaul Valérynuestros criterios
de veracidad histórica nos llevan incluso a plantearnos la siguiente cues- tión: «¿Podría haber
sido fotografiado tal o cual hecho, del mismo modo que ha sido contado?» Los periódicos
llevan mucho tiempo utilizando la fotografía como testimonio de autenticidadsuponen una
gran apor- tación a<efecto realidad». En el caso de las viejas fotografías de ciudadesel
espectador llega a experimentar la vívida sensación de que, si qui- siera, podría meterse en la
foto y ponerse a caminar por la calle.' El problema que plantea la pregunta de Valéry es que
implica una contraposición entre la narración subjetiva y la fotografía «objetiva>> o
«documental»La idea de objetividad, planteada ya por los prime- ros fotógrafos, venía
respaldada por el argumento de que los propios objetos dejan una huella de sí mismos en la
plancha fotográfica cuando ésta es expuesta a la luz, de modo que la imagen resultante no es
obra de la mano del hombre, sino del «pincel de la natura- leza». En cuanto a la expresión
«fotografia documental», empezó a emplearse en los Estados Unidospara desig- nar las
escenas de la vida cotidiana de la gente sencilla, sobre todo los más pobres, vistas a través de
la lente desociologíay cali- ficó su obra de «fotografia social».² Sin embargo, debemos situar
esos «documentos»en su contexto. No siempre resulta fácil en el caso de la fo- tografía, pues la
identidad de los modelos y de los fotógrafos a me- nudo se desconoce, y las propias
fotografíashan sido desgajadas del conjunto o del álbum en el que fueron expuestas en un
principio, para acabar en algún museo o archivo. No obstante, en algunos casos famosos, como
los «documentos» realizados por Riis, Lange, y Hine, podemos decir algo acerca del contexto
social y po- lítico de las fotos. Esas imágenes te- nían generalmente por objeto despertar la
simpatía del público. En cualquier caso, la selección de los temas e incluso de las postu- ras que
hicieron los primeros fotógrafos a menudo siguió el ejemplo de la pintura, la xilografía y el
grabado, mientras que los fotógrafos más recientes no dudaron en citar o aludir a sus
predecesores. La textura de la fotografía también transmite un mensaje. Por citar el ejemplo de
Sarah Graham-Brown, «una foto de un suave color sepia emana el aura serena de las "cosas
pasadas"», mientras que la imagen en blanco y negro puede «transmitir una sensación de
cruda "rea- lidad">>,3los historiadores, al igual que los fotógrafos, seleccionan qué aspectos
del mundo real van a retratar. «Todos los grandes fotó- grafos se han sentido perfectamente
libres de seleccionar los moti- vos, el marco, la lente, el filtro, la emulsión y el grano, según su
sen- sibilidad. «Desde el momento en el que un fotógrafo selecciona un tema», decía, «está
trabajando sobre la base de una actitud sesgada análoga a la que po- demos apreciar en los
historiadores».4los fotógrafos han ido más allá de la mera selección. componían las escenas
dicien- do a la gente dónde debían colocarse y qué actitud debían adoptaren su estudio como
si lo hacían al aire libre. A veces construían sus escenas de la vida social con arreglo a las
convenciones familiares de la pintura de géneroAl recordar el descubrimiento de la fotografía
en InglaterraRaphael Samuel hablaba con cierta amargura de «nuestra ignorancia de los
artificios de la fotografía victoriana», comentando que «muchas de las fotos que reprodujimos
con tanto entusiasmo y que comentamos tan meticulosamenteeran una impostura, una ficción
pictórica por su origen y por sus intenciones, aunque su forma fuera documental». Por
ejemploel fotógrafo O. G. Reij- lander «<pagó a un muchacho de Wolverhampton cinco
chelines por posar para él, lo cubrió de harapos y le embadurnó debidamente la cara de
mugre».5

Algunos fotógrafos intervinieron más que otros con el fin de ade- cuar objetos y personas a sus
intencionesen las fotos de la Guerra Civil americana (Fig. 5) eran, al parecer, soldados vivos que
posaron ama- blemente para la cámara. La autenticidad de la foto más famosa de la Guerra
Civil españolaha sido puesta en duda por razones similares. Por esos y otros muchos motivos se
ha dicho que «las fotografías no son nunca un testimonio de la historia: ellas mismas son algo
histórico»,de un juicio demasiado negativo: como otras for- mas de testimonio, las fotografías
son las dos cosas a la vez. Son par- ticularmente valiosascomo testimonio de la cultura material
del pasado«podemos apreciar cómo se vestían los ricos, sus po- ses y actitudes, las contención
del vestuario de la mujer eduardiana, el elaborado materialismo de una cultura que creía que
la riqueza, el sta- tus social y la propiedad privada debían ser ostentados abiertamen- te». La
expresión «candidez de la cámara»,tiene mucho de verdad, aunquetiene que sujetarla siempre
una persona y unos fotógrafos son más cándidos que otros. el testimonio de las fotografías «es
de gran utilidad si se las sabe someter a un careo severo». Un ejemplo espectacular de este
tipo de careo es el empleo de la fotografía aérea (La fotografía aérea, que «com- bina los datos
de la foto con los del plano» y que registra un tipo de variaciones de la superficie de la tierra
imperceptibles a ras de suelo para el ojo humano, ha revelado la organización de las zonas
cultiva- das por distintas familias, la localización de poblados abandonados, y la disposición de
las abadías. En una palabra, permite hacer un reco- nocimiento del pasado.7

EL RETRATO, ¿ESPEJO O FORMA SIMBÓLICA?

tentación de considerar el retrato una representación exacta, una instantánea o una imagen
especular de un determinado mode- lo, con el aspecto que pudiera tener en un momento
dado. No se debe caer en esa tentación por varias razones. En primer lugar, el re- trato es un
género pictórico queestá compuesto con arreglo a un sistema de convenciones que cambian
muy lenta- mente a lo largo del tiempo. Las poses y los gestos de los modelos y los accesorios u
objetos representados junto a ellos siguen un es- quema y a menudo están cargados de un
significado simbólico. En este sentido el retrato es una forma simbólica. las convenciones del
género tienen la finalidad de presentar al modelo de una forma determinada, por lo general
favorableEn el siglo xv, Federico da Montefeltro, duque de Urbino, que había perdido un ojo en
un torneo, sería representado siempre de perfil. Los modelos suelen ponerse sus mejores galas
para posar, de modo que los historiadores se equivocarían si tra- taran el retrato como un
testimonio de la vestimenta cotidiana. el retrato no es tanto el equivalente pictórico de la
«candidez de la cámara» cuanto una muestra de lo que el sociólogo Erving Goffman denomina
«la representación del yo», proceso en el que artista y modelo solían chocar. Las convenciones
de la auto- representación eran más o menos informales, en función del modelo y de la época.
En la InglaterraXVIII, por ejemplo, hubo un momentode «informalidad esti- lizada», que
ilustraríaretrato de Sir Brooke Booth- by tumbado en un bosque con un libro en las manos (cf.
Fig. 52). No obstante, esa informalidad tenía sus limitaciones, como demuestran las reacciones
de escándalo de los contemporáneos ante el retrato de la señora Thicknesse realizado por
Thomas Gainsborough, en el que la modelo aparece con las piernas cruzadas por debajo de la
faldaa fi- nales del siglo xx, la princesa Diana aparece en esa misma postura en el famoso
cuadro de Bryan Organ y se considera la cosa más normal del mundo. Los accesorios
representados junto a los modelos refuerzan por regla general esa auto-representación. Dichos
accesorios pueden ser considerados «propiedades» del sujeto en el sentido teatral del
térAlgunos objetos simbólicos hacen referencia a papeles sociales específicos. En un retrato,
por lo demás bastante ilusionista, de Joshua Reynolds, la enorme llave que sujeta el modelo
entre sus manos tiene por objeto comunicar que se trata del gobernador de Gibraltar (cf. Fig.
7). También hacen su apa- rición accesorios vivos. En el arte renacentista italiano, por ejemplo,
la presencia de un gran perro en el retrato de un hombre suele ir asociada con la caza ycon la
virilidad aristocrática, mientras queen el retrato de una mujer o de una pareja de
cónyugessimbolice la fide- lidadCamuflando las diferencias existentes en- tre las clases sociales,
los fotógrafos ofrecían a sus clientes lo que se ha denominado una «inmunidad transitoria de la
realidad».""' Tanto si son pinturas como si se trata de fotografías, lo que recogen los re- tratos
no es tanto la realidad social cuanto las ilusiones sociales, no tanto la vida corriente cuanto una
representación especial de ella. Pero por esa misma razón, proporcionan un testimonio
impagable a todos los que se interesan por la historia del cambio de esperanzas, valores o
mentalidades. Dicho testimonio resulta particularmente ilustrativo en los casos en los que se
puede estudiar una serie de retratos a largo plazo y de esa forma apreciar los cambios
introducidos en la manera de repre-sentar al mismo tipo de personasEn su momento, el retrato
de Rigaud se hizo paradigmático. Lo que había sido invento de un artista se convirtió en
convención. Así, toda una se- rie de retratos oficiales de reyes franceses evocan la imagen de
Luis XIV pintada por Rigaud y nos muestran a Luis XV, Luis XVI (cf. Fig. 8) y Carlos X apoyándose
del mismo modo en su cetro, quizá con el fin de subrayar la continuidad dinástica, o para
sugerir que los siguien- tes monarcas eran dignos sucesores de Luis «<el Grande>>El hecho de
que los artistas, sus modelos y numerosos espectadores conocieran las representaciones
anteriores aumenta la significación incluso de las divergencias más pequeñas respecto del
modelo tradicional. Durante el siglo xxel retrato oficial sufrió una transformación. El retrato de
Stalinasocia al dictador con la modernidad, simbolizada por los tractores y las torres de alta
tensión que aparecen al fondo, así como por la luz del amanecer. Al mismo tiempo, el género
del <<retrato oficial» fue superado por los acontecimientos, en el sentido de que fue
asociándose cada vez más con el pasado en una época ca- racterizada por la fotografia oficial
firmada y la imagen moviéndose en la pantalla

REFLEXIONES SOBRE LOS REFLEJOS

Los cuadros se han comparado a menudo con ventanas y con espe- jos, y una y otra vez se dice
de las imágenes que «reflejan» el mundo visible o el mundo de la sociedad. ¿cómo puede
utilizarse la ima- gen como testimonio histórico?

1 el arte puede ofrecer testimonio de algunos aspectos de la realidad social que los textos
pasan por alto, al menos en algunos lugares y en algunas épo- cas, como ocurre con la caza en
el antiguo Egipto

2 el arte figurativo a menudo es menos re- alista de lo que parece, y que, más que reflejar la
realidad social, la distorsiona, de modo que los historiadores que no tengan en cuenta la
diversidad de las intenciones de los pintores o fotógrafos (por no hablar de las de sus patronos
o clientes) pueden verse inducidos a co- meter graves equivocaciones.

3 el propio pro- ceso de distorsión constituye un testimonio de ciertos fenómenos que muchos
historiadores están deseosos de estudiar: de ciertas men- talidades, de ciertas ideologías e
identidades.

La imagen material o li- teral constituye un buen testimonio de la «imagen» mental o metafó-
rica del yo o del otro el segundo y el tercero quizá merezcan un poco más de atenciónel inte-
rés del historiador por las representaciones plásticas se ha producido en una época de debate,
en la que las ideas normales en torno a la re- lación existente entre «realidad» y
representaciónhan sido puestas en tela de juicio, en una época en la que el término
<<realidad» se pone cada vez con más frecuencia entre comillashan subrayado la importancia
de las convenciones artísticas y han señalado que incluso el estilo artístico deno- minado
«<realismo» tiene su propia retórica. Han llamado la atención sobre la importancia del «punto
de vista» en la fotografía y la pintura en el sentido literal y metafórico de la expresión, haciendo
alusión tanto al punto de vista fisico como a lo que podría denominarse «punto de vista
mental» del artista. A cierto nivel, pues, las imágenes son una fuente poco fiable, un espejo
deformante. Pero compensan esa desventaja proporcionando buenos testimonios a otro nivel,
de modo que el historiador puede convertir ese defecto en una virtud. Por ejemplo, las
imágenes cons- tituyen una fuente fundamental y traicioneraporque el arte tiene sus pro- pias
convenciones, porque sigue una línea de desarrollo interno y al mismo tiempo reacciona frente
al mundo exterior. Por otro lado, el testimonio de las imágenes es esencial para el historiador
de las men- talidades, porque la imagen es necesariamente explícita en materias que los textos
pueden pasar por alto con suma facilidadtestimonio de aquello que no se expresa con pala-
bras. Las distorsionesson un testimonio de ciertos puntos de vista o «miradas» del pasadolos
mapamundis medievales, como el famoso mapa de Hereford, que pone a Jerusalén en el cen-
tro del mundo, constituyen un valioso documento de las cosmovisio- nes existentes en la Edad
MediaLas imágenes decimonónicas de los harenes europeosquizá nos digan poco o nada
acerca de la vida doméstica del islam, pero tienen mucho que decirnos acerca del mundo
fantástico de los europeos que crearon esas imágenes, las compraron o las contemplaron en
exposiciones y librosUna vez más las imágenes pueden ayudar a la posteridad a captar la
sensibilidad colectiva de una época pretéritala imagen del caudillo derrotado, típica de la
Europa de comienzos del siglo XIX, simbolizaba la nobleza o el romanticismo del fracaso, que
era una de las formas en que aquella época se veía a sí misma, o más exactamente una de las
formas en que ciertos grupos sociales prominentes se veían a sí mismospuede resultar
extremadamente equívoco considerar el arte una mera expresióno «espíritu de la
época».pecialistas en historiahan caído en la tenta- ción de considerar determinadas
imágenesrepresentativas de la época en la que fueron realizadastiene la desventaja de dar por
supuesto que las épocas históricas son lo bastante homogéneas como para poder ser
representadas por una sola imagen. Es de suponer que en todas las épocas se produzcan di-
ferencias y conflictos culturales. Naturalmente cabe la posibilidad de interesarse
fundamentalmen- te por esos conflictosHauser veía en los cuadros meros reflejos o
expresiones de los conflictos sociales en- tre la aristocracia y la burguesíasemejante
planteamiento es demasiado simple, por no decir puramente reduccionista. En cualquier caso,
ese planteamien- to funciona mejor como explicación de las tendencias generales de la
producción artística que como interpretación de determinadas imágenes.4existen formas
alternativas de estudiar la posible re- lación que mantienen las imágenes y la cultura (o las
culturas o sub- culturas) que las producen. En el caso de las imágenessu testimonio resulta más
fiable cuando nos dicen algo que ellas, en realidad los artistas, no saben que saben. En su
famoso estudio sobre el lugar que ocupaban los animales en la sociedad in- glesa de comienzos
de la Edad Modernalos grabados de David Logganaparecen perros por doquierLo que el
grabador y los espectadores de la época daban por su-puesto se ha convertido en materia de
interés para los estudiosos de la historia de la cultura.'5

LAS OREJAS DE MORELLI

Este último ejemplo ilustrala importancia que tiene prestar atención a los pequeños detalles.
Sherlock Holmes comenta en cier- to pasaje que resolvía sus casos prestando atención a las
pequeñas pistasEn un célebre artículo el historiador italiano Carlo Ginzburg compara el método
de Sherlock Holmes con el de Sig- mund Freud en su Psicopatología de la vida cotidiana, y
afirma que el hecho de seguir las pistas más insignificantes constituye todo un pa- radigma
epistemológico, una alternativa de carácter intuitivo al razo- namiento. La palabra «vestigios»
empleada por el historiador holandésviene a expresar una idea similar, ¹De manera análoga,
Morelli desarrolló un método, que él de- nominaba «<experimental», para identificar al autor
de un determi- nado cuadro en caso de atribución dudosaconsistía en interpretar «el len- guaje
de las formas», se basaba en examinar cuidadosamente pe- queños detalles tales como la
forma de las manos o de las orejas que -consciente o inconscientemente cada autor representa
de una manera peculiar, permitiendo a Morelli identificar lo que él llamaba la «forma
básicaEsas formas podrían calificarse de sínto- mas de autoría, queconstituían un testimo- nio
más fiable que los documentos escritosSiegfried Kracauer seguía una línea de pensamiento
análoga cuan- do afirmaba que un estudio del cine alemán, por ejemplo, proba- blemente
sacara a la luz muchas cosas de la vida alemana que otras fuentes no serían capaces de sacar.
«La dimensión total de la vida co- tidiana con sus movimientos infinitesimales y su multitud de
acciones transitorias no podría revelarse en ningún otro sitio más que en la pantalla ... el cine
ilumina el reino de la bagatela, de los aconteci- mientos sin importancia». La interpretación de
las imágenes a través de un análisis de los de- talles se denomina «iconografía». En el capítulo
siguiente analizare- mos los logros y los problemas del método iconográfico

VISIONES DE LA SOCIEDAD

August Sander era retratar a la sociedad a través de las fotos de individuos típicos. Rov Stryker
presentó a los his- toriadores lo que él llamaba fotografías «documentales» como un nuevo
medio del que podían valerse para «captar elementos impor- tantes, aunque fugaces, de la
escena social». Les invitaba a examinar <<casi cualquier tipo de historia social, contando los
adjetivos y los pa- sajes descriptivos», y calificaba estas técnicas literarias de «<intento... de
evocar las imágenes gráficas que la fotografía puede ofrecer di- rectamente y de manera
mucho más precisaCabría calificar a muchos pintores de historiadores de la sociedad alegando
que sus imágenes registran formas de comportamiento social, tanto festivas como
cotidianasLos histo- riadores de la danza, del deporte, del teatro, y otros especialistas han
estudiado el testimonio de esas imágenes con gran cuidado y atención al detalle. No sabemos
por qué los artistas holandeses eligieron esos temas y los pintaron de esa forma, pero George
Bingham pretendía realizar documentos históricos, un «inventario artístico», como él decía, de
la vida social y política de su tiempo, que él consideraba en términos pictóricos «expuesta» a
diario año tras año. La pintura, según Bing- ham, tenía el poder de «perpetuar una serie de
acontecimientos conuna claridad que sólo cede la primacía a la que emana de la observación
directa». retrataban la vida de su región, Missourise basaban en la observación de primera
mano, Cabría decir de él que adaptó una tradi- ción pictórica a una situación local, y no sólo
que registró o reflejó la vida de su país y de su tiempoAugust Sanderofrece no tanto un archivo
cuanto «una reso- lución en imágenes» de la crisis social de la clase media de su tiempo."Para
comprobar la teoría de Bingham acerca del pintor como ángel registrador-reportero-,
convendrá examinar algunas imágenes de niños y mujeres con más detalle,

NIÑOS

Las fotografías de niños han sido analizadas a veces por los estudio- sos de la historia social;
uno de ellos señalaba, por ejemplo, que los niños de la calle de Washington iban bastante bien
vestidos, pero que parecían tener pocos juguetes. ha servido sobre todo para documentar la
historia de la infancia, en otras palabras, para documentar los cambios experimentados por la
visión que los adultos tienen de los niños. Philippe Ariès, cuya obra ya hemos mencionado en la
Introduc- ción, fue un pionero en el estudio de la historia de la infancia, y tam- bién en el
empleo de las imágenes como testimonio. Y no es casuali- dad. Como los niños no aparecen
demasiado en los documentos conservados en los archivos, para escribir su historia era preciso
des- cubrir nuevas fuentes: diarios, cartas, novelas, cuadros y otras imáge- nes. A Ariès le llamó
especialmente la atención una ausencia, a saber, la escasez de representaciones de niños en el
arte de los primeros tiempos de la Edad Media, y también el hecho de que las imágenes
medievales de niños los mostraran como adultos en miniatura. En cambio, a partir de los siglos
XVI y XVII, en Francia y en otros países, podemos apreciar la aparición de retratos infantiles y
de tumbas de niñosel aumento de la atención prestada a los signos de lo que podríamos llamar
«infantilismo», y la separación cada vez mayor de los mundos sociales de niños y adultos.
Según Ariès, todas esas innovaciones serían pistas importantísimas para los historiadores, en
perfecta coherencia con los testimonios literarios, e indicarían que los adultos desarrollaron un
sentido más agudo de la infancia como forma de vida diferente de la suyaEntre los argumentos
que Ariès confirmaba a través de estas fuentes visuales está el de la ausencia de segregación
en virtud de la edad durante el antiguo régimen, tesis ilustrada por una escena de taberna del
siglo XVII en la que los niños aparecen mezcla- dos con los adultosla imagen del Niño enfermo
del pintor ho- landés Gabriel Metsumuestra un interés por los niños que se supone que el
espectador compartirá. Al menos este cuadro es muy improbable que fuera pintado para
celebrar la historia de una familia. El retrato de los Hijos de los GrahamHogarth en 1742 se ha
considerado <<un resumen definitivo de la infancia del siglo XVIII», ya que constituye una
afirmación de la alegría infantil y muestra ade- más la diferencia de los caracteres de los cuatro
jóvenes modelos, pues presenta, por ejemplo, a la hija mayor «con una expresión so- lemne de
conciencia maternal». A pesar de todo, en los cuarenta y tantos años transcurridos desde su
publicación, Centuries of Childhood ha sido a menudo objeto de crí- tica. Por ejemplo, la tesis
de que los niños solían ser vistos como adul- tos en miniaturamuestra una gran indiferencia por
el contexto, o más exac- tamente no tiene en cuenta el hecho de que niños y adultos no solían
llevar las ropas de diario cuando posaban para ser retratados. Especialmente serias son dos de
las críticas que se han hecho al li- bro de Ariès. En primer lugar, se le acusa de no prestar
suficiente atención a la historia de los cambios experimentados por las conven- ciones de la
representaciónPor otra parte, un estudio posterior y más detallado del tema sostenía que la
imaginería de comienzos de la Edad Media sí que mostrabaun verdadero interés por la infancia
como tal», por su inocencia y vulnerabilidad, aunque dicho interés pasara desapercibido a unos
es- pectadores no acostumbrados a «la manera conceptualizada y hasta cierto punto abstracta,
lineal, propia del arte de comienzos de la Edad Media». En otras palabras, Ariès no había
sabido leer las con- venciones plásticas vigentes a comienzos de la época medievaly tampoco
había sabido juzgar qué temas se consideraban en aquella época dignos de ser representados
plásticamente, temas religiosos en su mayor parte, en los quelos niños no enca- jaban
demasiadoel Renacimientose produ-jo una ampliación general de lo que se consideraba digno
de ser pin- tado, entre otras cosas los niñosSe ha criticado también a Ariès por no prestar
suficiente atención a las funciones o utilizaciones de las imágenes. Los niños eran repre-
sentados en general de dos maneras. En primer lugar, formando parte de grupos familiaresesas
imágenes servirían a la historia como testimonio de la existencia más de un sentido de la
familia, que de un sentido de la in- fancia. XVII y XVIII, los niños empezaron a ser mirados cada
vez más como símbolo de la inocen- cia, y algunos cuadros de niños tienen un carácter
alegórico o al me- nos cuasi-alegórico.9El testimonio de los retratos y las imágenes no ha sido
desechado por completo, pero sí reinterpretado. Simon Schama, por ejemplo, se apoyaba en
los ricos testimonios visuales procedentes de la República Holandesa del siglo XVII sin dar por
su- puesto que sus imágenes fueran realistas. Por el contrariodecía de esas imágenes que
estaban «cargadas de todo tipo de ideas preconcebidas y prejuicios morales»."la infancia iba
distinguiéndose cada vez con más claridad de la edad adulta, además de ser mostrada de una
manera más posi- 12 tiva. En otras palabras, la memorable imagen Los hijos de los Graham de
Hogarth forma parte de una tendencia muyo más general. Esa tendencia positiva seguiría
adelante durante todo el siglo XIX,
LA MUJER EN LA VIDA COTIDIANA

Un tópico de la historia de la mujeres quetenido que escribirse en contra de las fuentesque han
sido creadas por varones y que suelen expresar los intereses de éstosel silencio de los
documentos oficiales ha ani- mado a los estudiosos de la historia de la mujer a recurrir a las
imáge- nes correspondientes a diversos lugares y épocas, que representaban actividades en las
que participaban las mujeres. de China, Japón y la Indiamues- tran qué tipo de personas se
supone que se dejan ver en público en un determinado momento histórico y una determinada
cultura. Así, un rollo de seda pintadamuestra una población mayorita- riamente masculina en
la calle, aunque podemos ver pasar en primer plano a una mujer acaudalada paseando en un
palanquín«<los hombres podían verse por todas partes en los barrios co- merciales de la
ciudad, mientras que la mujer era una visión más rara». Por el contrario, una estampa japonesa
de alrededor del año 1780 que representa una calle de Edo (la actual Tokio) por la noche,
muestra a varias mujeres entre una multitud de «actores, aficionados al teatro, turistas, y
comerciantes»Naturalmente esta estampa, reali- zada por Utagawa Toyoharu, debe situarse en
su contexto. Los carte-les colgados a las puertas de las casas demuestran que la calle perte-
necía al barrio de los teatros, y las mujeres, entre ellas una que apa- rece en primer plano con
un peinado complicadísimo, probablemen- te sean cortesanas. 14 Para conocer el lugar que
correspondía a los distintos tipos de mujer en la vida de una ciudad occidental deberíamos
recurrir a la serie de 132 escenas de Vienapodemos ver a muchas mu- jeres por la calle, la
mayoría a pie, algunas bien vestidas y en actitud de saludarse unas a otras«las señoras con
abanico mantienen conversaciones cor- teses», mientras que «los transeuntes contemplan con
interés a dos vendedoras del mercado que se tiran del moño»Las imágenes ofrecen sobre todo
un testimonio valioso de los di- versos trabajos que supuestamente realizan las mujeres,
muchos de ellos en el marco de la economía extraoficial que a menudo pasa de- sapercibida a
la documentación oficial. Las pinturas de la India mogol mues- tran a mujeres trabajando en
obras de construcción, unas picando piedra, otras cribando arena (Fig. 56) y otras subiéndose
al tejado portando cosas a la cabeza. En las fotos más antiguas del Oriente Próximo aparecen
mujeres escardando los campos o trillando grano, mientras que en las escenas urbanas, por el
contrario, están comple- tamente ausentes de las calles y de los cafés. los especialistas en
historia social pueden recurrir, si lo desean, a testimonios de ese estilo, siempre y cuando
tomen las precauciones de rigor. una imagen procedente de la Ingla- terra del siglo XIV, en la
que aparecen tres segadoras, y que se con- tradice con la impresión producida por otro tipo de
documentos, según los cuales en aquella época las mujeres no realizaban por lo ge- neral este
tipo de actividades. La presencia de mujeres en esta minia- tura ha sido justificada por Michael
Camille alegando que se trata de una ilustración al texto de los Salmos, en los que se habla de
una co- secha espiritual." un relieve romano de mármol procedente de Ostia y de unos 1800
años de antigüedad representa a una mujer vendiendo verduras en un puesto (Fig. 57). La
pintura holandesa del siglo XVII tiene mucho que decirnos acercade este aspecto de la vida
cotidianaParticularmente valiosas para el especialista en historia social son las numerosas
series de grabados o aguafuertes que proporcionan un inventario plástico de las ocupaciones
ejercidas en la ciudadEl incremento de la popularidad de este género durante el siglo XVIII
indica que ciertos aspectos de la vida de la clase trabajado- ra empezaban a ser considerados
«pintorescos» por la clase media. Gracias a la aparición de este género pictórico en Europa, se
re- cogió en forma de imágenes bastante información en torno a los tra- bajos realizados en las
ciudades chinas. Entre las trabajadoras que aparecen en estas pintu-ras y dibujos podemos ver
a tejedoras, zurcidoras, mujeres dedicadas a torcer seda, a reparar zapatos, a dibujar flores o
llevando orinales. El historiador no puede permi- tirse el lujo de olvidar que estas imágenes
fueron producidas en un contexto especial, por artistas locales que trabajaban para una clien-
tela extranjeraes posible que representaran ciertas escenas para satisfacer las expectativas del
espectador europeo. 18 Podemos seguir la pista de la alfabetización de la mujer y su acti- vidad
laboral a través del tiempo gracias a las imágenes, desde la épo- ca de los griegos hasta
nuestros días. Algunas imágenes de escuelas de comienzos de la Edad Moderna muestran la
práctica de la segrega- ción por sexos, y así podemos ver a los niños a un lado y a las niñas a
otro, como en un grabado del siglo XVIII en el que aparece una cs- cuela rural francesaa
menudo aparecen representadas mujeres le- yendo. Da la impresión de que la decadencia de
las imágenes de la Virgen leyendo a partir de 1520 fue una respuesta temprana a lo que
podríamos llamar la «demonización» de la lectura por parte de la Iglesia Católica a partir de la
Reforma, cuando se culpó al fácil acceso a los libros por parte de los profanos de ser la causa
de la aparición de la herejía.20Los cuadros de mujeres con libroshan sido inter- pretados como
una prueba de la difusión de la lectura en la Franciadel siglo XVIII. .

ESCENAS DE GÉNERO

los especialistas en histo- ria social no pueden permitirse el lujo de ignorar las convenciones de
determinados géneros plásticos, como tampoco las de los litera- riosdebemos pres- tar especial
atención a las convenciones de las escenas de la vida coti- diana, tipo de representación
plástica que desde finales del siglo XVIII se dio en llamar escenas de «género».22 La pintura de
género surgió como tipo independiente de imagen en la Holanda del siglo XVIINo suele
llamarse pintores de género a los impresionistas franceses, pero las escenas de la vida ocio- sa
de París y sus alrededores recogidas en los cuadros de Édouard Manetofrecen nuevas
variaciones sobre este temaPese a lo que decía Bingham acerca de los «inventarios
artísticos»>, los especialistas en historia social no pueden creer que imágenes como éstas sean
documentos impersonales. En el caso de algunos cuadros de géneroel problema se com- plica
aún más. Algunos han sostenido que ciertos cuadros holande- ses de charlatanes representan
no ya escenas de la vida urbana, sino escenas teatrales, en las que aparecen personajes de
repertorio de la commedia dell'arte. En este caso, los charlataneshan pasado no por uno, sino
por dos filtros de moralización. Volve- mos así al problema del «realismo aparente» (cf.
Capítulo V)." Un problema análogo es el del elemento satírico perceptible en algunas escenas
de bodaFijémonos por un momento en una imagen que, al menos a pri- mera vista, pudiera
parecer más objetiva y documental: el grabado de Abraham BosseLa acción tiene lugar
alrededor de una mesa en la que los padres dela pareja negocian el contrato, mientras el
notario lo copiaEn primer planose encuentra la pareja de novios, cogi- dos de la mano, en un
gesto que probablemente signifique que están prometidos, y no que están enamorados. Dos
niños de ambos sexos, presumiblemente el hermano y la hermana menor de uno de los no-
vios, aparecen jugando al lado de la mesa, como si no fueran cons- cientes del papel que en el
futuro deberán desempeñar en otro drama social análogoEl grabado presta mucha aten- ción a
los detalles del vestido y al mobiliario, y nos permite situar la escena en el mundo social de la
alta burguesía, tanto si las familias en cuestión habían hecho fortuna en el comercio como si se
habían en- riquecido en el ámbito de la abogacía

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