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El maíz ha sido fundamental para las culturas mesoamericanas desde hace miles de años, sirviendo como base de su agricultura, alimentación y mitología. Las grandes civilizaciones mesoamericanas como los mayas dependían completamente del maíz para su supervivencia. Tras la conquista española, aunque el maíz continuó siendo importante para la dieta, los españoles introdujeron nuevos cultivos y animales y expropiaron las tierras de los pueblos indígenas, fracturando su soberanía alimentaria de forma irreversible. El maí
El maíz ha sido fundamental para las culturas mesoamericanas desde hace miles de años, sirviendo como base de su agricultura, alimentación y mitología. Las grandes civilizaciones mesoamericanas como los mayas dependían completamente del maíz para su supervivencia. Tras la conquista española, aunque el maíz continuó siendo importante para la dieta, los españoles introdujeron nuevos cultivos y animales y expropiaron las tierras de los pueblos indígenas, fracturando su soberanía alimentaria de forma irreversible. El maí
El maíz ha sido fundamental para las culturas mesoamericanas desde hace miles de años, sirviendo como base de su agricultura, alimentación y mitología. Las grandes civilizaciones mesoamericanas como los mayas dependían completamente del maíz para su supervivencia. Tras la conquista española, aunque el maíz continuó siendo importante para la dieta, los españoles introdujeron nuevos cultivos y animales y expropiaron las tierras de los pueblos indígenas, fracturando su soberanía alimentaria de forma irreversible. El maí
El maíz es el alimento fundamental de todas las culturas americanas. Forma parte
tanto de la dieta alimenticia como del mundo mitológico del pueblo Maya y de sus descendientes actuales. Las grandes civilizaciones de Mesoamérica no habrían podido existir sin el maíz. Ese grano duro, blanquecino o amarillo fue el auténtico eje de su agricultura y base de su alimentación. Vivían de él y para él, y se comprendía profundamente su importancia en el ciclo de la vida. El maíz, superior en productividad a cualquier cereal del viejo mundo (trigo, arroz, sorgo, cebada, centeno…) permitía alimentar todo el año a sus cultivadores y a la élite gobernante por lo que la seguridad alimentaria de la población estaba garantizada. Eso permitía dedicar tiempo a la construcción, infraestructura de caminos, murallas, templos, palacios, acueductos, etc, lo que le dio un extraordinario esplendor a la cultura Maya. Con la conquista del territorio Maya por las tropas españolas (1519), la unidad cultural y económica de Mesoamérica fue reemplazada por una economía colonial centralizada desde Europa. A mediados del siglo XVI ya había explotaciones especializadas en cultivos tropicales y ganadería. La introducción de la caña de azúcar favoreció el desarrollo de las plantaciones. Los españoles llamaron «indias e indios» a la población aborigen y la esclavizó en sus plantaciones, haciendas, ingenios y obrajes. A pesar de ello, el maíz continuó siendo la base de la alimentación de indios e indias durante la colonia. Los excedentes eran comercializados en las plazas. Con la independencia de 1812 termina el periodo colonial e inicia el periodo de hegemonía criolla. Se expropiaron entonces tierras comunales a los indígenas para sentar las bases del cultivo de café, algodón y caña de azúcar. Con el tiempo, ésta última, el café, y algunos animales que introdujeron ocuparon un lugar en la dieta de criollos, mestizos e indígenas. La seguridad alimentaria y principalmente la soberanía alimentaria de los pueblos indígenas se vieron fracturadas de forma irreversible. Las tierras arrebatadas eran anteriormente utilizadas para la milpa por la mano de obra que tuvo que buscar su sustento en las fincas dedicadas a los nuevos cultivos extensivos. Esta hegemonía criolla (secuencia de dictaduras civiles y militares) termina en 1944 con las primeras elecciones libres que gana el Dr. Juan José Arévalo. Le siguió en la presidencia el coronel Jacobo Arbenz Guzmán, quien a pesar de ser militar propició una Reforma Agraria que apuntaba a acabar con los latifundios para devolver la tierra arrebatada al sector campesino y garantizar la provisión de maíz y frijol que el país requería. Sin embargo, Arbenz fue derrocado mediante un golpe de estado. El régimen militar impuesto reinstaló en una de sus primera acciones los privilegios de los terratenientes. El modelo de «desarrollo» escogido entonces por los diferentes gobiernos hasta llegar al actual, ha sido el de favorecer los negocios agrícolas de las poderosas familias de terratenientes en detrimento de la economía campesina, cuyo pilar aún se asienta en la milpa. Para unos, sembrar maíz ha significado sembrar pobreza (hasta que llegaron los agrocombustibles) mientras que para otros el maíz no es solamente tortilla, sino el grano sagrado, el que mantiene la condición de Mayas, de mujeres y hombres de maíz… Los alimentos a base de maíz no se han modificado sustancialmente, pues sus derivados permanecen intactos. Abundante en carbohidratos, tiene también proteínas, el frijol aporta hierro, la mayor proporción de proteínas, la calabaza posee fibra y betacarotenos, las hierbas comestibles son también fuentes de hierro. Esta dieta es rica y equilibrada sin necesidad de adicionarle proteína de origen animal. Sin embargo, desde la conquista los habitantes de Mesoamérica cazaban y pescaban de forma habitual. Con la conquista llegaron al continente algunos animales para quedarse, adaptarse, multiplicarse e incorporarse a la dieta tradicional (las gallináceas, los cerdos, las vacas, las ovejas, las cabras, los caballos…). El maíz tiene además de ricas propiedades alimenticias, componentes curativos y culturales cosmogónicos y esotéricos.