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“La Transición a la Democracia” por Nicolás

Simone.
Definiciones:
La transición comienza cuando un régimen no democrático comienza a
retirarse y termina cuando un régimen democrático se impone ya sin riesgo de
ser derrocado.
LAS TRANSICIONES ESTÁN DELIMITADAS POR LA DISOLUCIÓN DEL
RÉGIMEN AUTORITARIO Y POR EL ESTABLECIMIENTO DE ALGUNA
FORMA DE DEMOCRACIA.
En Argentina, la transición se abre luego de la derrota de Malvinas que deja
al gobierno militar sin ningún tipo de apoyo ciudadano y los obliga a llamar a
elecciones y finalizó cuando el gobierno de Menem derrotó a los militares
“carapintada”. Este triunfo de la democracia le dio un impulso definitivo y ya
no hubo peligro de retrocesos.
Las transiciones son momentos conflictivos. Un cambio de régimen político
implica un cambio de reglas de acceso al poder y del grupo que tomará el
control del Estado. En los 80 se iniciaron los estudios académicos sobre las
transiciones. Los expertos asumieron un compromiso militante con la
democracia. Creían que se abría la oportunidad para la dirigencia política para
canalizar de manera armónica los conflictos políticos, económicos y sociales.
Pero, los expertos se referían a la democracia como un sistema en el que exista
libertad política para asociarse, libertad de expresión y la posibilidad de elegir y
ser elegidos en elecciones limpias y competitivas. La democracia se define
como una poliarquía, una versión mínima, pero que por ello puede lograr más
consenso.

Los actores políticos en la transición a la democracia:


En la transición, los actores políticos conviven y compiten a la vez. En una
primera etapa, la élite política, dirigentes expulsados del poder por los
militares, comienza a “conspirar” contra el régimen autoritario. Éste se halla
debilitado por algún motivo, crisis económica o descontento popular. La élite
política empieza a reunirse y llega a acuerdos muy generales, que no tienen
que ver con programas de gobierno sino con la intención de expulsar al
gobierno no democrático. Sobre todo buscan un llamado a elecciones libres.
En un segundo lugar, la sociedad civil (sindicatos, organismos de derechos
humanos, estudiantes) mediante movilizaciones o pidiendo ayuda internacional
presiona a favor de la democracia. La participación activa de la sociedad es
posible porque la dictadura está débil. Por ello, la represión es menor y se
corren menos riesgos.
En tercer lugar, están los sectores blandos del régimen autoritario, dirigentes
que apoyaron inicialmente a la dictadura y que, como está debilitada, se inclinan
por una salida democrática. De forma clandestina participan de la conspiración
a favor del llamado a elecciones junto a sectores de la élite política. Pero buscan
mantener su influencia para evitar futuras investigaciones judiciales o porque
creen que es lo correcto. Esto se vio en Argentina con el llamado pacto militar
sindical.
En cuarto lugar, los nostálgicos de régimen autoritario que pueden conspirar,
durante la transición, contra la consolidación del régimen democrático. Harán
todo lo posible para volver al régimen en que tenían poder e influencia y con el
que coincidían ideológicamente. Es el caso de Rico y Seineldín en Argentina.
Es importante que los sectores prodemocráticos puedan aislarlos y para ello es
necesario que se alíen aunque pertenezcan a diferentes partidos.
Por ultimo están los actores internacionales, organismos que presionan
desde afuera por la instauración de la democracia. Se trata de organizaciones
internacional de partidos como la Internacional socialista o la Democracia
Cristiana y de organismo supranacionales como la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, la ONU o la OEA.

Pactos e incertidumbre:
Los procesos de democratización suelen estar a cargo de una élite política que
debe tomar decisiones pensando en el bien común así como el beneficio
personal y grupal. Pero el cálculo del beneficio personal es complejo en un
proceso de transición dada la activa acción de los nostálgicos del régimen
autoritario. Por ello, los políticos de los distintos partidos deben acordar reglas
para controlar la lucha por el poder. Deben alcanzar pactos, secretos o
públicos, que tengan como fin generar garantías recíprocas para competir en
igualdad de condiciones y posibilitar la alternancia. Pueden acordar que no haya
proscripciones, fecha de elecciones o cual será el sistema electoral.
Estos pactos también constituyen una garantía para que los nostálgicos no
tengan margen de maniobra de otro golpe y son una red de contención de las
demandas de la sociedad que salen a la luz luego de años de represión y por
ello está movilizada más de lo habitual. Los pactos y la necesidad de moderar
las demandas y expectativas a la vez que contener posibles golpes de Estado
son las claves para una transición exitosa y ordenada. Ese es el modelo de la
transición española.

Transición española:
La transición española se inicia con la muerte del dictador Franco, en 1975,
aunque se había abierto dos años antes con el asesinato del sucesor
designado, Carrero Blanco, por parte de la ETA. Ante esto, Franco designó
como rey y nuevo sucesor a Juan Carlos I.
Dos días después de la muerte de Franco asume Juan Carlos I y se inicia una
transición lenta y gradual que durará hasta 1982. Juan Carlos fue uno de los
protagonistas de la transición. En 1981 un grupo de militares tomó por la fuerza
el parlamento en nombre del rey pero Juan Carlos condenó por TV al intento de
cada golpe que finalmente, fracasó.
Otro protagonista fue Adolfo Suárez, un “blando” del régimen franquista y que
fue presidente del gobierno español entre 1977 y 1981. Suárez legalizó al
Partido Comunista (PC) a cambio de que aceptara a la monarquía
constitucional. Quería que la coalición prodemocrática fuera lo más amplia
posible. Halló fuerte oposición entre los seguidores del franquismo, en el
gobierno de EEUU y en miembros de su partido.
Para el PC español tampoco era fácil ese pacto, ya que debía aceptar la
presencia de un rey, lo que es opuesto a la ideología propia de ese partido. Sin
embargo, Carrillo, presidente del PC, aceptó y rompió relaciones con la URSS
que se oponía a negociar.
Suárez y Carrillo sabían que, para la superar a la dictadura, debían ceder y
aceptar algunas demandas de los otros.
Felipe González del PSOE, fue otro de los protagonistas. Se apoyó en otros
gobiernos socialistas europeos y fortaleció su imagen dentro de España. Su
estrategia fue bloquear el ingreso a España a la comunidad Europea hasta que
no hubiera terminado la democratización. Lo que estimuló al empresariado a
apoyarlo. González ganó las elecciones en 1982 y gobernó hasta 1996.
Los políticos españoles tomaron decisiones difíciles y apostaron a confiar entre
sí, abandonando antiguas disputas y construir la democracia española
acompañada de bienestar y libertad. En los “Pactos de la Moncloa” se
incluyeron cuestiones sociales y económicas que llevaron a una mejor calidad
de vida de los españoles.
El caso español fue un éxito, los pactos permitieron avanzar en la
construcción del Estado de Bienestar similar al del resto de Europa. España se
convirtió en un modelo a seguir (Esto no es del todo cierto ya que parte de la
transición se basó dejar impune todos los actos ilícitos que se llevaron a cabo
durante el franquismo. En cambio, en Argentina hubo juicio a los militares).

Transición argentina:
Tras la derrota de Malvinas, en 1982, el gobierno militar, gobernado por
Galtieri, había perdido toda legitimidad. La sociedad y la élite política exigían
su renuncia y el llamado a elecciones. Galtieri fue reemplazado por Bignone
quien convocó a las mismas.
Pero el declive de la dictadura había empezado en 1979 cuando la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos vino al país y denunció las
violaciones a los DDHH. El gobierno se vio obligado a reconocer las
desapariciones.
Además, la situación económica era cada vez peor (crisis del petróleo, falta de
proyecto económico). El intento de recuperar Malvinas fue un manotazo de
ahogado para recuperar el apoyo perdido pero, al contrario, expuso las
debilidades y errores de la dictadura. De esta manera, la transición argentina
se inició por derrumbe del régimen militar saliente. A diferencia del caso
español, en el que Franco mantuvo el poder hasta su muerte, la dictadura
argentina cayó sin un plan alternativo, dejando problemas a los civiles. Los
políticos argentinos estaban ante una gran posibilidad pero no buscaron una
salida pactada sino que sólo acordaron presionar por elecciones inmediatas en
las que compitieron sin acuerdos mínimos. Incluso, algunos buscaron apoyarse
en lo que quedaba de poder militar contra sus adversarios.
LA INCONSCIENCIA Y LA FALTA DE LEALTAD ENTRE PARTIDOS Y
DIRIGENTES FUE UNA MARCA QUE QUEDÓ EN EL SISTEMA POLÍTICO
ARGENTINO HASTA NUESTROS DÍAS.
En las elecciones de 1983 ganó el radical Raúl Alfonsín, el candidato que
más criticaba al régimen, se había opuesto a la guerra de Malvinas y prometía
juzgar a los militares que habían violado los derechos humanos. Los
peligros de un nuevo golpe fueron visibles durante todo su mandato. La
ausencia de pactos entre la élite política impidió que hubiera acuerdos en
materia económica así como en qué hacer con los militares (juzgarlos o no).
El gobierno radical, en soledad, enjuició y condenó a las cúpulas militares
responsables del golpe y desapariciones desde 1976. Esto llevó a que los
sectores nostálgicos de régimen militar se mantuvieran en alerta y mostraran
su capacidad de daño. Hubo tres levantamientos militares durante el
gobierno de Alfonsín y un cuarto bajo el mandato de Menem. Este último
reprimió a los militares rebeldes e perdonó a los militares enjuiciados. Desde
entonces no hubo más amenazas militares, la democracia se consolidó y
finalizó la transición.

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