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DERECHO DE LA COMUNICACIÓN

PROFESORA MARIA REMEDIOS GUILABERT VIDAL

UNIDAD DIDÁCTICA II: EL MARCO CONSTITUCIONAL DE LA COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL

TEMA 3: El modelo español de los medios de comunicación audiovisual

1. La actividad audiovisual como servicio público o como servicio de interés general. Los
sistemas de acceso a las actividades de comunicación audiovisual.

Hasta hace poco toda la actividad televisiva y radiofónica se configuraba como servicio
público esencial de titularidad estatal: la gestión por particulares de las cadenas privadas se
llevaba a cabo por la vía de concesiones administrativas hasta el año 2005. Las consecuencias
de este sistema eran:

- Exclusión de la iniciativa privada en este campo, lo que chocaba con el art. 20 CE.

- El Derecho comunitario permite a los Estados miembros financiar el servicio público de


radiodifusión en la medida en que la financiación se conceda para llevar a cabo la función de
servicio público. Esto chocaba con el hecho de que la función de servicio público no se atribuía
en exclusiva a la televisión y radio públicas.

- Las televisiones públicas y privadas que tenían concesiones administrativas, competían para
conseguir la máxima audiencia y así mayores ingresos publicitarios, lo que les llevaba a ofrecer
contenidos muy parecidos. Las televisiones públicas olvidaban los fines y objetivos de servicio
público y se dejaban guiar por criterios estrictamente económicos.

- Se ponía en juego la libre competencia, pues las televisiones públicas recibían una doble
financiación: una proveniente de los ingresos en publicidad y otra de los presupuestos
generales del Estado. Mientras que las televisiones privadas no se financiaban con los
presupuestos generales del Estado.

Esta situación cambia con la aparición de tres leyes:

-Ley 17/2006, de 5 de junio, de la Radio y la Televisión de Titularidad Estatal

-Ley 8/2009, de 28 de agosto, de Financiación de la Corporación de Radio y Televisión


Española; y

-Ley 7/2010, de 31 de marzo, General de Comunicación Audiovisual


Medidas que se adoptan con la nueva legislación:

- La consideración de servicio público queda limitada a las obligaciones que la


normativa reguladora de las radios y televisiones públicas establezca, destinándose a
tal fin la financiación pública que reciben (vid. Arts. 40 a 43 Ley 7/2010)

- Se establece un sistema único de financiación de la Corporación de Radio y Televisión


Española basado (casi) exclusivamente en ingresos públicos con el objeto de reforzar la
independencia respecto de los dictados del mercado. Ya no se financia con la
publicidad.

- La radio y la televisión pasan a considerarse servicios de interés general en el marco


de la libertad de empresa, si bien se distinguen dos formas de acceso al mercado en
función del modo de transmisión de la señal:

+ Servicios que se prestan por ondas hertzianas terrestres: será necesaria la


obtención de una licencia otorgada mediante concurso por la autoridad
audiovisual competente.

+ Servicios que se prestan por cable o satélite, bastará con la mera


comunicación fehaciente ante la autoridad audiovisual competente

2. La competencia en el sector audiovisual.

En el sector audiovisual, el que exista competencia entre los distintos operadores supone que:

- los operadores tienden a obtener los máximos beneficios económicos, lo que les lleva a
competir unos con otros, por captar el mayor número de usuarios lo que les reportará
beneficios directos e indirectos (por vía de la publicidad)

- en una economía de mercado, basada en la libertad de empresa (art. 38 CE) ha de protegerse


que haya una competencia efectiva entre los competidores, lo que repercutirá tanto en
beneficio de éstos como de los consumidores y usuarios

- evita los Monopolios.

Es importante destacar en esta materia la Ley 15/2007, de 3 de julio, de Defensa de la


Competencia y la existencia de la Comisión Nacional de la Competencia.

2.1. Acuerdos y prácticas restrictivas de la competencia.

En cuanto a los acuerdos que restringen la competencia, destacamos el art. 1.1 de la Ley
15/2007, de 3 de julio, de Defensa de la Competencia prohíbe los acuerdos, decisiones o
recomendaciones colectivas y las prácticas concertadas o conscientemente paralelas entre
empresas que tengan por objeto o efecto restringir o falsear la competencia en el mercado.

Este tipo de conductas se materializan, entre otros, en acuerdos o pactos para la fijación de
precios o de otras condiciones comerciales, la limitación de la producción o el reparto del
mercado. Un ejemplo lo constituye el caso en que determinadas empresas de un mismo sector
acuerdan elevar conjuntamente y en medida similar el precio de venta al público de sus
productos.

Este tipo de acuerdos es sancionado porque tiene efectos perjudiciales sobre los consumidores
al eliminar los incentivos de las empresas intervinientes en los acuerdos para mejorar la calidad
de sus productos o servicios para reducir sus costes, al tiempo que dificultan la actividad de
otras empresas.

Los acuerdos y prácticas concertadas pueden referirse a la fusión de plataformas de televisión


o cadenas de radio, acuerdos para adquirir derechos exclusivos de retransmisión de
determinados acontecimientos (sobre todo eventos deportivos), gestión común de
determinados servicios, acuerdos sobre tarifas de derechos de autor, participación en el
mercado publicitario, etc.

Por otra parte tenemos el concepto de abuso de posición dominante, que también ataca a la
libre competencia, ya que una sola empresa es tan influyente que puede falsear la
competencia. Por eso el art. 2 LDC prohíbe la explotación abusiva por una o varias empresas de
su posición dominante.

Por posición dominante se entiende la situación en la que una empresa tiene la posibilidad de
desarrollar un comportamiento relativamente independiente que le permite actuar en el
mercado sin tener en cuenta a los proveedores, clientes o competidores.

Ejemplos de explotación abusiva de una posición dominante son la imposición de precios u


otras condiciones comerciales no equitativas, la negativa injustificada a satisfacer las
demandas de compra de productos o de prestación de servicios o la subordinación de la
celebración de contratos a la aceptación de prestaciones suplementarias que no guarden
relación con el objeto de los mismos.

Lo que se sanciona no es la mera posición dominante, puesto que ésta puede ser resultado de
un buen desempeño empresarial, sino un abuso de la misma que pretenda restringir la libre
competencia debilitando a los competidores, obstaculizando la entrada a otras empresas o
aplicando condiciones injustas a clientes o proveedores.

Por último, hablaremos de los actos de competencia desleal del art. 3 LDC.

Se considera competencia desleal todo acto de competencia que sea contrario a las normas de
corrección y buenos usos mercantiles. Ejemplos de ello es:

- La denigración de los competidores, que menoscaben su crédito en el mercado.

- La imitación de las prestaciones e iniciativas de un tercero aprovechándose indebidamente


de la reputación o el esfuerzo ajeno.
- La violación de secretos empresariales de un competidor.

- La discriminación de los consumidores sin causa justificada.

- Los que induzcan a error a los consumidores, mediante la utilización de indicaciones


incorrectas o falsas.

2.2 Concentraciones de empresas en el sector audiovisual.

La revolución tecnológica en el sector audiovisual lleva consigo la necesidad de grandes


inversiones, lo que favorece la concentración de empresas

Ello entraña un riesgo, pues la concentración puede suponer de facto una limitación del acceso
de diferentes ideas, opiniones y corrientes políticas a los medios, lo que repercutiría
negativamente en el derecho a la libertad de expresión e información y, consecuentemente,
en el funcionamiento de un sistema democrático

En el sector de la comunicación caben dos tipos de concentraciones:

Monomedia: Entre empresas que realizan el mismo tipo de actividad (por ejemplo
concentraciones de operadores de televisión).

Multimedia: Entre empresas que actúan en diferentes tipos de medios de comunicación (por
ejemplo, radio, prensa, televisión…). Estas concentraciones pueden suponer un riesgo para el
pluralismo pero no están limitadas por el derecho de la competencia

La Ley 7/2010 General de Comunicación Audiovisual prevé reglas específicas para el


mantenimiento de un mercado audiovisual competitivo, transparente y plural (arts. 36 y 37)

Límites que se establecen para garantizar el pluralismo ideológico:

- No se puede acumular participaciones en varios prestadores de servicios de comunicación


audiovisual televisiva que representen el 27% de la audiencia.

- No se pueden tener participaciones significativas en más de ocho canales de ámbito estatal ni


más de cuatro de ámbito autonómico.

- Debe garantizarse un mínimo de tres operadores privados estatales.

- En el ámbito radiofónico no se permite que nadie controle más del 30% del conjunto de
licencias con cobertura en todo el territorio nacional.
2.3. Ayudas estatales a los organismos públicos de radiodifusión.

Hasta la Ley 8/2009, de 28 de agosto, de financiación de la Corporación de Radio y Televisión


Española, ésta obtenía una doble financiación: ingresos públicos más ingresos publicitarios.

Destaquemos también la Comunicación de la Comisión Europea de 2 de julio de 2009 sobre la


aplicación de las normas en materia de ayudas estatales a los servicios públicos de
radiodifusión.

Esta Comunicación nos dice que la financiación pública de los organismos públicos de
radiodifusión no son contrarios al Tratado CE siempre que concurran dos requisitos:

- Que exista una definición de la misión de servicio público y que una autoridad u organismo
controle que el servicio público se presta efectivamente.

- Que se mantengan separadas las actividades de servicio público y las que no lo son, de
manera que la financiación de las primeras puede provenir de los fondos públicos, pero la de
las segundas no.

El modelo de financiación de la Corporación de radio y televisión española previsto en la Ley


8/2009, tiene dos aspectos importantes:

- Se establece un sistema de financiación basado en financiación pública consignada cada en la


Ley de Presupuestos Generales del Estado. Por tanto se elimina la publicidad como fuente de
financiación.

- Se impone a los operadores privadas de televisión y telecomunicaciones el pago de una


aportación para financiación de la radio y la televisión pública, fundado en las ventajas que
obtienen de la nueva regulación:

+ Los operadores de telecomunicaciones (porque se benefician de la ampliación de los


servicios de banda ancha fija y móvil): el 0,9% de sus ingresos brutos de explotación;

+ Las televisiones privadas (que se benefician de la eliminación de la publicidad en la tv


pública): el 3% de sus ingresos brutos de explotación

Problemas que suscita el modelo de financiación de la Corporación de radio y televisión


española previsto por la Ley 8/2009:

- La justificación de la aportación de los operadores de televisión y de servicios de


telecomunicaciones no está clara, pues no todos se benefician de la supresión de la publicidad
en la televisión pública.

- La compatibilidad con el Derecho europeo de la competencia, pues según la Ley española


todos los gastos en que incurra la Corporación de Radio Televisión Española se pueden costear
con financiación pública, cuando lo cierto es que no toda su programación cumple una función
de servicio público (muchos de sus programas tienen un contenido comercial similar a los que
emiten televisiones privadas con las que concurren).
3. Las autoridades audiovisuales: el Consejo estatal de medios audiovisuales.

Es un organismo público, orgánicamente al Ministerio de la Presidencia, aunque independiente


en su organización, actuaciones y funciones.

Su regulación se contiene en los arts. 45 y ss. Ley 7/2010 de Comunicación Audiovisual.

Sus funciones son::

- Supervisión de la programación y los contenidos emitidos.

- Supervisión del cumplimiento del servicio público encomendado a la Corporación de Radio y


Televisión Española.

- Aprobar el catálogo de acontecimientos de interés general para la sociedad.

- Vigilar el mantenimiento de un mercado audiovisual competitivo, transparente y fiable.

- Asesorar a las Cortes, al Gobierno y a otros organismos en las materias relacionadas con el
sector audiovisual.

Indicar también que se compone de siete miembros, propuestos por el Congreso de los
Diputados, por mayoría de tres quintos entre personas de reconocida competencia en
materias relacionadas con el sector audiovisual. Los nombra el Gobierno mediante Real
Decreto.

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