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1. La actividad audiovisual como servicio público o como servicio de interés general. Los
sistemas de acceso a las actividades de comunicación audiovisual.
Hasta hace poco toda la actividad televisiva y radiofónica se configuraba como servicio
público esencial de titularidad estatal: la gestión por particulares de las cadenas privadas se
llevaba a cabo por la vía de concesiones administrativas hasta el año 2005. Las consecuencias
de este sistema eran:
- Exclusión de la iniciativa privada en este campo, lo que chocaba con el art. 20 CE.
- Las televisiones públicas y privadas que tenían concesiones administrativas, competían para
conseguir la máxima audiencia y así mayores ingresos publicitarios, lo que les llevaba a ofrecer
contenidos muy parecidos. Las televisiones públicas olvidaban los fines y objetivos de servicio
público y se dejaban guiar por criterios estrictamente económicos.
- Se ponía en juego la libre competencia, pues las televisiones públicas recibían una doble
financiación: una proveniente de los ingresos en publicidad y otra de los presupuestos
generales del Estado. Mientras que las televisiones privadas no se financiaban con los
presupuestos generales del Estado.
En el sector audiovisual, el que exista competencia entre los distintos operadores supone que:
- los operadores tienden a obtener los máximos beneficios económicos, lo que les lleva a
competir unos con otros, por captar el mayor número de usuarios lo que les reportará
beneficios directos e indirectos (por vía de la publicidad)
En cuanto a los acuerdos que restringen la competencia, destacamos el art. 1.1 de la Ley
15/2007, de 3 de julio, de Defensa de la Competencia prohíbe los acuerdos, decisiones o
recomendaciones colectivas y las prácticas concertadas o conscientemente paralelas entre
empresas que tengan por objeto o efecto restringir o falsear la competencia en el mercado.
Este tipo de conductas se materializan, entre otros, en acuerdos o pactos para la fijación de
precios o de otras condiciones comerciales, la limitación de la producción o el reparto del
mercado. Un ejemplo lo constituye el caso en que determinadas empresas de un mismo sector
acuerdan elevar conjuntamente y en medida similar el precio de venta al público de sus
productos.
Este tipo de acuerdos es sancionado porque tiene efectos perjudiciales sobre los consumidores
al eliminar los incentivos de las empresas intervinientes en los acuerdos para mejorar la calidad
de sus productos o servicios para reducir sus costes, al tiempo que dificultan la actividad de
otras empresas.
Por otra parte tenemos el concepto de abuso de posición dominante, que también ataca a la
libre competencia, ya que una sola empresa es tan influyente que puede falsear la
competencia. Por eso el art. 2 LDC prohíbe la explotación abusiva por una o varias empresas de
su posición dominante.
Por posición dominante se entiende la situación en la que una empresa tiene la posibilidad de
desarrollar un comportamiento relativamente independiente que le permite actuar en el
mercado sin tener en cuenta a los proveedores, clientes o competidores.
Lo que se sanciona no es la mera posición dominante, puesto que ésta puede ser resultado de
un buen desempeño empresarial, sino un abuso de la misma que pretenda restringir la libre
competencia debilitando a los competidores, obstaculizando la entrada a otras empresas o
aplicando condiciones injustas a clientes o proveedores.
Por último, hablaremos de los actos de competencia desleal del art. 3 LDC.
Se considera competencia desleal todo acto de competencia que sea contrario a las normas de
corrección y buenos usos mercantiles. Ejemplos de ello es:
Ello entraña un riesgo, pues la concentración puede suponer de facto una limitación del acceso
de diferentes ideas, opiniones y corrientes políticas a los medios, lo que repercutiría
negativamente en el derecho a la libertad de expresión e información y, consecuentemente,
en el funcionamiento de un sistema democrático
Monomedia: Entre empresas que realizan el mismo tipo de actividad (por ejemplo
concentraciones de operadores de televisión).
Multimedia: Entre empresas que actúan en diferentes tipos de medios de comunicación (por
ejemplo, radio, prensa, televisión…). Estas concentraciones pueden suponer un riesgo para el
pluralismo pero no están limitadas por el derecho de la competencia
- En el ámbito radiofónico no se permite que nadie controle más del 30% del conjunto de
licencias con cobertura en todo el territorio nacional.
2.3. Ayudas estatales a los organismos públicos de radiodifusión.
Esta Comunicación nos dice que la financiación pública de los organismos públicos de
radiodifusión no son contrarios al Tratado CE siempre que concurran dos requisitos:
- Que exista una definición de la misión de servicio público y que una autoridad u organismo
controle que el servicio público se presta efectivamente.
- Que se mantengan separadas las actividades de servicio público y las que no lo son, de
manera que la financiación de las primeras puede provenir de los fondos públicos, pero la de
las segundas no.
- Asesorar a las Cortes, al Gobierno y a otros organismos en las materias relacionadas con el
sector audiovisual.
Indicar también que se compone de siete miembros, propuestos por el Congreso de los
Diputados, por mayoría de tres quintos entre personas de reconocida competencia en
materias relacionadas con el sector audiovisual. Los nombra el Gobierno mediante Real
Decreto.