Está en la página 1de 27

12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

Como biblioteca, NLM brinda acceso a literatura científica. La inclusión en una base de datos
de la NLM no implica respaldo ni acuerdo con los contenidos por parte de la NLM o los
Institutos Nacionales de Salud.
Más información: Descargo de responsabilidad de PMC | Aviso de derechos de autor de PMC

Med. Biopsicosoc. 2018; 12: 7. PMCID: PMC5932796


Publicado en línea el 3 de mayo de 2018. doi: 10.1186/s13030-018-0126-z PMID: 29743938

Deriva disbió tica y medicina biopsicosocial: có mo el microbioma vincula la salud


personal, pú blica y planetaria
Susan L. Prescott , 1 Ganesa Wegienka , 2 Alan C. Logan , 3 y David L. Katz 4

Abstracto

El concepto emergente de salud planetaria enfatiza que la salud de la civilizació n humana está es‐
trechamente relacionada con la salud de los sistemas naturales dentro de la biosfera de la Tierra;
Aquí, nos centramos en la ciencia del microbioma que avanza rá pidamente (en particular, la
investigació n sobre la microbiota y la salud mental) como una forma de ilustrar las vías por las
cuales la exposició n a la biodiversidad favorece la salud. La ciencia del microbioma está ilumi‐
nando las formas en que el estré s, las desventajas socioeconó micas y las políticas sociales
interactú an con el estilo de vida y el comportamiento para influir en la biodiversidad a nivel micro
y macro que de otro modo media la salud. Aunque la investigació n en desarrollo sobre micro‐
bioma y salud mental está dominada por el optimismo en las soluciones biomé dicas (por ejemplo,
probió ticos y prebió ticos), nos centramos en los factores psicosociales y ecoló gicos implicados en
la disbiosis; conectamos la biodiversidad a gran escala en el entorno externo con diferencias en la
microbiota asociada a los humanos y, por extensió n, diferencias en la funció n inmune y la per‐
spectiva mental. Argumentamos que el éxito de la salud planetaria como nuevo concepto se verá
fortalecido por una comprensió n má s sofisticada de las formas en que los individuos desarrollan
conexiones emocionales con la naturaleza (relació n con la naturaleza) y las políticas y prá cticas
sociales que facilitan o inhiben los valores proambientales. que de otro modo apoyan la salud per‐
sonal, pú blica y planetaria.

Palabras clave: Microbioma, Disparidades en salud, Ecología, Enfermedades no transmisibles,


Disbiosis, Ambientes naturales

Fondo
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 1/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

“ Incluso con todas nuestras tecnologías médicas, no podemos tener seres humanos sanos en un pla‐
neta enfermo. La salud planetaria es esencial para el bienestar de todos los seres vivos. Los futuros
profesionales de la salud deben prever su papel dentro de este contexto más amplio, o sus esfuerzos
fracasarán en su objetivo básico. Aunque hasta hace poco los proveedores de atención médica podían
ignorar este contexto más amplio, tal negligencia ya no puede aceptarse ” [ 1 ].

Thomas Berry, 1992.

El té rmino salud planetaria, popularizado en las dé cadas de 1980 y 1990, subraya que la salud hu‐
mana no puede desvincularse de la salud de los sistemas naturales dentro de la biosfera de la Tie‐
rra. En su libro de texto de 1991 sobre medicina biopsicosocial, los psicó logos Judith Green y Ro‐
bert Shellenberger subrayaron que “ la salud planetaria no está separada de la nuestra ” [ 2 ]. Má s
recientemente, la Comisió n Lancet sobre Salud Planetaria publicó su informe clave [ 3 ]; Llegaron
a la conclusió n de que los sistemas políticos, econó micos y sociales (las políticas y prá cticas que
definen la modernidad) se cruzan con toda la vida en el planeta Tierra. Específicamente, la salud
planetaria se definió formalmente en este contexto como " la salud de la civilización humana y el es‐
tado de los sistemas naturales de los que depende ", y uno de los objetivos principales del concepto de
salud planetaria es encontrar " soluciones a los riesgos para la salud planteados ". por nuestra mala
gestión de nuestro planeta ' [ 3 ]. El Informe reconoce que el camino hacia la salud planetaria debe
pasar por una mayor comprensió n del comportamiento humano en el contexto de las influencias
sociales, psicoló gicas y bioló gicas.

El paradigma biopsicosocial se ocupa de la atenció n simultá nea a las dimensiones bioló gica, psico‐
ló gica y social de la enfermedad [ 4 ]. Como tal, la medicina biopsicosocial está íntimamente conec‐
tada con el teatro ecoló gico en el que los individuos acumulan sus experiencias de vida mientras
interactú an con otros "actores": compañ eros humanos y otras formas de vida en la Tierra [ 5 ]. La
biodiversidad global, es decir, la variedad de especies, su contribució n gené tica y los ecosistemas
que forman, es esencial para la promoció n de la salud y el bienestar humanos, incluida la salud
mental [ 6 , 7 ]. Sin embargo, la relevancia clínica de esta realidad a menudo escapa al discurso en
el contexto de la medicina biopsicosocial. De la misma manera, los investigadores en el nuevo á m‐
bito de la salud planetaria pueden pasar por alto la importancia del paradigma biopsicosocial, pri‐
vilegiando la tecnología y la biomedicina en su discurso (como lo demuestra la ausencia de los té r‐
minos "psicosocial" o "biopsicosocial" en el artículo de 56 pá ginas de Lancet Informe de la Comi‐
sió n de Salud Planetaria).

Si bien no son tan fá cilmente visibles como otras especies en el entorno natural, como el panda gi‐
gante o la secuoya gigante, los microorganismos son la forma de vida invisible en el teatro ecoló ‐
gico que puede subrayar la importancia de la salud planetaria para la salud humana. Los microor‐
ganismos pueden ser los má s adecuados para iluminar tanto las formas en que la exposició n a la
biodiversidad favorece la salud como las formas en que el estré s, las emociones positivas y negati‐
vas y las políticas sociales interactú an con el estilo de vida y el comportamiento para influir en la
biodiversidad que media en la salud. Si bien la diversidad bioló gica es una característica recono‐

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 2/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

cida desde hace tiempo de los entornos saludables, una gran cantidad de nuevos datos ahora re‐
velan có mo los ecosistemas microbianos se encuentran en la base de los numerosos y diversos
sistemas naturales que sustentan la salud humana [ 8 ].

Aquí, en nuestro Comentario, nos centramos en la ciencia emergente del microbioma que sirve
para subrayar la importancia de las experiencias acumuladas dentro del entorno vivido total, y
có mo estas experiencias influyen en los sistemas bioló gicos; La ciencia del microbioma unifica
convenientemente cada parte de la ecuació n bioló gica, psicoló gica y social que es tan crítica para
la salud personal, pú blica y planetaria. Subrayamos desde el principio que a pesar de los notables
avances en la ciencia del microbioma, el conjunto de trabajos permanece en gran medida en su in‐
fancia. En esta etapa, los científicos aú n tienen que descubrir un microbioma "ideal" (aunque se
está n logrando avances en la identificació n de firmas microbianas intestinales que separan la sa‐
lud y la enfermedad [ 9 ]) y, de hecho, gran parte de la investigació n se centra en la correlació n, no
en la causalidad. [ 10 ]. Sin embargo, existe suficiente investigació n sobre el microbioma para per‐
mitir que esta forma "invisible" de la naturaleza, potencialmente influenciada por condiciones psi‐
cosociales, políticas y prá cticas sociales, ayude a borrar las líneas entre la medicina biopsicosocial
y la salud planetaria.

Específicamente, argumentaremos que la ciencia del microbioma está ilustrando que la medicina
biopsicosocial y el paradigma emergente de salud planetaria son esencialmente uno en el mismo;
Las discusiones sobre uno requieren discusiones sobre el otro porque los "ecosistemas" de los
sistemas políticos y sociales dan forma al teatro ecoló gico (incluidos los microbios invisibles den‐
tro de los entornos urbanos o naturales) que nos da forma a nosotros (Fig.1). ​ Para respaldar ese
argumento, primero exploramos algo de la historia y el contexto de la ciencia del microbioma, y ​
luego analizamos las formas en que los factores psicosociales pueden influir en el microbioma hu‐
mano en el entorno moderno. Estos incluyen el estré s, los patrones dieté ticos, el contacto con en‐
tornos naturales y el estilo de vida en general. Finalmente, discutimos caminos para unificar las
discusiones sobre la medicina biopsicosocial y el paradigma emergente de la salud planetaria.

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 3/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

Figura 1

La salud humana depende de la salud planetaria, los aportes biopsicosociales como determinantes de la salud
planetaria

Microbioma: historia y contexto

En 1988, los científicos que trabajaban en el campo de la ecología vegetal definieron el micro‐
bioma “ como una comunidad microbiana característica que ocupa un hábitat razonablemente bien
definido y que tiene propiedades fisicoquímicas distintas. Por lo tanto, el término no sólo se refiere a
los microorganismos involucrados sino que también abarca su teatro de actividad ” [ 11 ]. Ahora, tres
dé cadas despué s, el microbioma se ha convertido en un foco central de prá cticamente todas las
ramas de la ciencia y la medicina; Las investigaciones emergentes está n cambiando la posició n his‐
tó rica, desde la cual los microbios eran vistos en gran medida, si no exclusivamente, como una
amenaza pató gena. A pesar de los efectos positivos sobre la morbilidad y la mortalidad, ahora ha
quedado claro que los éxitos en la reducció n de enfermedades infecciosas mediante antibió ticos
no específicos han implicado, al menos en parte, dañ os colaterales a los microbios beneficiosos.
Ademá s, el uso generalizado de antimicrobianos en las prá cticas de cría de animales y la prescrip‐
ció n innecesaria en entornos clínicos pueden tener consecuencias incalculables para los ecosiste‐
mas grandes y pequeñ os [ 8 , 12 ].

En muchos sentidos, este mundo microbiano invisible (alrededor de 1 billó n de especies en la


biosfera [ 13 ] y hasta 100.000 microbios en un solo grano de arena [ 14 ]) ahora está iluminando
distintos y considerables puentes de conectividad entre todas las formas de vida en la Tierra. Por
ejemplo, se revela que las alteraciones en la ecología microbiana sustentan los cambios en la salud
del suelo, las plantas, los animales y los seres humanos con la industrializació n y las prá cticas agrí‐
colas modernas, incluido el uso generalizado de antibió ticos, pesticidas y otros productos quími‐
cos [ 8 , 12 , 15 ]. Al mismo tiempo, la investigació n sugiere que la aplicació n de microbios benefi‐

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 4/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

ciosos puede mejorar la salud del suelo, promover el crecimiento de plantas ricas en nutrientes [
16 ], desintoxicar los contaminantes ambientales [ 17 ] e incluso amortiguar el trastorno del co‐
lapso de las colonias en las abejas al proteger contra la inmunotoxicidad. de pesticidas [ 18 ].

Las alteraciones de las complejas comunidades microbianas comensales, es decir, la pé rdida de


microorganismos beneficiosos y/o la expansió n de microbios potencialmente dañ inos y/o la pé r‐
dida de la diversidad microbiana general, se denomina disbiosis [ 19 ]. En el contexto de la salud
planetaria, es interesante observar que el origen etimoló gico griego de disbiosis se traduce como
'vida difícil' o 'vida en apuros'; Dadas las presiones contemporá neas del cambio climá tico, la de‐
gradació n ambiental, las grotescas desigualdades en salud, las epidemias de enfermedades no
transmisibles (ENT), las pé rdidas de biodiversidad y la rá pida urbanizació n, hemos argumentado
que el significado original de disbiosis es apropiado [ 20 ]. Como describiremos con má s detalle a
continuació n, la deriva disbió tica es un té rmino utilizado para describir las formas en que el en‐
torno occidentalizado empuja la disbiosis microbiana (y la "vida en apuros") de maneras no alea‐
torias; es decir, impulsa con má s fuerza un gradiente sesgado hacia la desventaja socioeconó mica
[ 21 ].

En el contexto de la medicina biopsicosocial, el microbioma está cambiando la forma en que ve‐


mos el "yo" humano; Desde la perspectiva bioló gica, ya no es sostenible considerarnos funcional‐
mente separados de los organismos que viven en nosotros y dentro de nosotros [ 22 ]. A medida
que acumulamos nuestras experiencias de vida (crecer, aprender, trabajar, jugar y amar), nuestros
genes codificadores de proteínas del Homo sapien son superados enormemente en nú mero por
los genes microbianos que portamos [ 23 ]. Es importante destacar que el microbioma aporta ge‐
nes funcionales que influyen en muchos aspectos de la fisiología humana, incluidos los del sistema
nervioso. Por tanto, examinar el "yo" bioló gico significa mirar a travé s de la lente del holobionte;
este té rmino se refiere al eucariota multicelular y las colonias inseparables de simbiontes persis‐
tentes que juntos forman una unidad de anatomía, fisiología, inmunología, crecimiento y evolució n
de importancia crítica [ 24 ]. Juntos, el hué sped humano y su microbioma (la microbiota y sus ge‐
nomas colectivos) son una comunidad ecoló gica que existe en un teatro ecoló gico.

Microbioma, forma y funció n.

En todos los sistemas naturales saludables, la microbiota contribuye a los "servicios ecosisté mi‐
cos"; Desempeñ an un papel en eventos que van desde la formació n de nubes [ 25 ] hasta la pro‐
tecció n de las plantas en presencia de insectos depredadores [ 26 ]. Para los humanos, el micro‐
bioma es esencial en el mantenimiento de barreras al entorno externo (por ejemplo, estructuras
cutá neas y mucosa intestinal), el "entrenamiento" normal del sistema inmunoló gico en desarrollo,
la protecció n contra pató genos y el metabolismo de los xenobió ticos. Ademá s, el microbioma se
encuentra en la interfaz entre la nutrició n y el metabolismo; Las funciones incluyen extracció n de
nutrientes, producció n de vitaminas, transformació n de fitoquímicos dieté ticos, metabolismo de lí‐
pidos, suministro de á cidos grasos de cadena corta (y una serie de otros metabolitos potencial‐
mente bioactivos) [ 5 , 27 , 28 ].

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 5/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

Cada vez má s, los estudios metagenó micos y otros estudios comparativos en humanos revelan
que la reducció n de la biodiversidad y las alteraciones de la composició n de la microbiota intesti‐
nal y cutá nea está n asociadas con diversas ENT inflamatorias, como asma, enfermedades alé rgicas
e inflamatorias del intestino, diabetes tipo 1 y 2, obesidad, depresió n y muchas otras. ENT [ 29 ].
Sumado a esto, hay pruebas só lidas de que un componente importante del riesgo de muchas de
estas ENT está programado en las primeras etapas de la vida, incluso aquellas que no se manifies‐
tan durante dé cadas [ 30 ], lo que constituye la base de los orígenes del desarrollo de la salud y la
enfermedad ( DOHaD) hipó tesis [ 31 ]. Como ocurre con todos los sistemas corporales, la micro‐
biota infantil inmadura es má s vulnerable a las presiones ambientales, paradó jicamente durante
un período en el que el uso de antibió ticos per cá pita es má s intensivo [ 12 ]. Innumerables mode‐
los animales experimentales proporcionan datos confirmatorios y dilucidan vías mecanicistas, in‐
cluida có mo los factores de riesgo de ENT en las primeras etapas de la vida (estré s, nutrició n, anti‐
bió ticos, toxinas y biodiversidad ambiental) pueden mediar sus efectos a travé s del microbioma en
desarrollo [ 32 ]. Esto sugiere que, al igual que ocurre con las enfermedades infecciosas, la pre‐
venció n y el tratamiento de las ENT tambié n pueden depender de la optimizació n de la ecología
microbiana, aunque de manera diferente.

Esto tambié n llama la atenció n sobre el sistema inmunoló gico, que es el nú cleo de todas las inter‐
acciones entre el medio ambiente externo y los sistemas internos del cuerpo [ 32 ]. El sistema in‐
munoló gico depende críticamente de la exposició n microbiana para su maduració n inicial y fun‐
ció n continua, y los cambios disbió ticos tanto en la microbiota intestinal [ 20 ] como en la piel [ 33
] producen una desregulació n inmune y una propensió n anormal a la inflamació n [ 20 ]. De he‐
cho, la inflamació n aberrante es el vínculo patogé nico comú n entre la microbiota intestinal alte‐
rada y la diversa gama de enfermedades que contribuyen a la carga de ENT, incluidas las enferme‐
dades mentales. Esto subraya el papel central del sistema inmunoló gico en la mediació n de las
consecuencias multisisté micas de la disbiosis, así como las estrategias que podrían emplearse
para superarla.

Por supuesto, la amenaza de los microorganismos pató genos aú n persiste; Los pará sitos, helmin‐
tos transmitidos por el suelo, como anquilostomas, grandes ascá rides y tricocé falos, siguen repre‐
sentando una causa de importancia crítica de morbilidad cró nica en el contexto de la salud plane‐
taria [ 34 ]. Por otro lado, la patogenicidad de estos organismos parece estar determinada, al me‐
nos en parte, por las bacterias intestinales [ 35 ], y la exposició n cada vez menor a pará sitos hel‐
mínticos y sapró fitos ambientales inofensivos en las naciones occidentalizadas puede comprome‐
ter la inmunorregulació n. Esta "deficiencia" de exposició n (en relació n con nuestro pasado ances‐
tral) se ha relacionado con un mayor riesgo de diversas enfermedades no transmisibles [ 36 ]. En
otras palabras, nuestro desafío es encontrar el "punto ó ptimo" de exposiciones controladas para
que podamos obtener beneficios de un "endobioma" robusto (es decir, el mundo microbiano den‐
tro de nosotros y dentro de la biosfera planetaria), evitando al mismo tiempo exposiciones adver‐
sas. Eso invita a regresar a la "naturaleza", pero a una naturaleza modificada que no nos amenace
habitualmente con la malaria y los pará sitos dañ inos [ 37 ].

Microbioma, cerebro y estrés

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 6/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

La primera pista de que los microbios desempeñ an un papel importante en la fisiología del cere‐
bro se remonta a un estudio histó rico realizado en 1986; Aquí, los investigadores mostraron dife‐
rencias en los niveles de histamina cerebral entre animales convencionales y libres de gé rmenes [
38 ]. Los investigadores tambié n demostraron que cantidades minú sculas de Campylobacter jejuni
administrado por vía oral activaban los nú cleos sensoriales viscerales en el tronco del encé falo y
promovían un comportamiento ansioso en los animales [ 39 ]; El mecanismo de esta actividad ce‐
rebral inducida por microbios intestinales fue posible mediante la comunicació n directa entre el
intestino y el cerebro a travé s del nervio vago [ 40 ]. Ademá s, otros grupos estaban demostrando
que diversas formas de estré s (calor, frío, acú stico, hacinamiento, agotamiento físico, restricció n,
privació n de alimentos, separació n materna) podían alterar la microbiota gastrointestinal normal
en los animales; Esto llevó a sugerencias tempranas de que la administració n clínica de microbios
beneficiosos podría tener efectos positivos en la fatiga física y cognitiva y mejorar los síntomas de‐
presivos [ 41 , 42 ].

La fuente del interé s contemporá neo por la microbiota del cerebro intestinal a menudo se re‐
monta a la investigació n histó rica (2004) de Nobuyuki Sudo y colegas; Este equipo descubrió que
la expresió n del gen del factor neurotró fico derivado del cerebro (BDNF) era menor en el hipo‐
campo y la corteza de los animales libres de gé rmenes en comparació n con los animales libres de
pató genos específicos criados convencionalmente. Dado el papel del BDNF en la plasticidad ner‐
viosa, era una clara indicació n de que los microbios comensales podrían influir en la estructura y
funció n del cerebro. Ademá s, el equipo de Sudo tambié n demostró una mayor actividad del eje hi‐
potalá mico-pituitario-suprarrenal entre animales libres de gé rmenes despué s de un estré s agudo,
lo que añ ade aú n má s fuerza a la idea de que la microbiota está involucrada en la programació n
de la respuesta al estré s [ 43 ]. Grupos de investigació n separados tambié n han utilizado modelos
animales libres de gé rmenes y pató genos específicos para confirmar que la colonizació n micro‐
biana en las primeras etapas de la vida inicia mecanismos de señ alizació n que afectan los circuitos
neuronales involucrados en el control motor y el comportamiento de ansiedad [ 44 ].

Las vías por las cuales el microbioma podría influir en la cognició n y la salud mental no se com‐
prenden completamente, y se remite al lector a artículos elegantes que revisan en detalle los posi‐
bles mecanismos [ 45 , 46 ]. Brevemente, se cree que el eje microbiota-cerebro-intestino se comu‐
nica a travé s de rutas neuronales (el nervio vago en particular, que transporta informació n me‐
diada por microbios al cerebro [ 47 ]), molé culas de señ alizació n humoral (p. ej., citoquinas), neu‐
ropé ptidos y mensajeros hormonales. Los microbios intestinales influyen en la integridad de la
barrera intestinal, que, si se ve comprometida, puede iniciar una cascada de inflamació n de bajo
grado y desregulació n metabó lica [ 48 ]. Ademá s, el microbioma intestinal es fundamental para el
á mbito de la psiquiatría nutricional; Los microbios intestinales actú an sobre componentes de la
dieta que van desde aminoá cidos (por ejemplo, triptó fano, el precursor de la serotonina) hasta
polifenoles (que producen metabolitos bioactivos) que son directa e indirectamente capaces de in‐
fluir en el estado de á nimo [ 49 , 50 ].

Desde entonces se han acumulado volú menes de estudios en animales sobre los efectos del estré s
como factor perturbador del microbioma; Se ha demostrado que incluso el estré s social a corto
plazo altera el microbioma de los mamíferos [ 51 , 52 ]. Estos estudios en animales está n respalda‐

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 7/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

dos por investigaciones en humanos que han relacionado las percepciones de estré s psicoló gico,
síntomas depresivos y ansiedad con disbiosis microbiana [ 53 - 56 ]. Ademá s, se ha observado
que los pacientes con trastorno depresivo mayor y otros trastornos mentales tienen perfiles de
microbioma intestinal que difieren de los controles sanos [ 57 - 62 ]. Ademá s, la exposició n a anti‐
bió ticos en los primeros añ os de vida [ 63 ] y el uso repetido de antibió ticos en adolescentes y
adultos [ 64 ] se han relacionado con la depresió n posterior. Incluso aspectos de la personalidad
como la escrupulosidad se han relacionado con firmas del microbioma en investigaciones trans‐
versales [ 65 ].

Aunque los vínculos entre el estré s humano y las alteraciones del microbioma son correlacionales,
y el significado funcional (si lo hay) de estas diferencias del microbioma en la depresió n/ansiedad
humana es un á rea de gran interé s científico [ 66 ], existe evidencia experimental que aboga por
al menos al menos cierto grado de causalidad. Por ejemplo, hay pruebas de animales no humanos
que proporcionan un fuerte argumento de que una vez que se produce la disbiosis, el microbioma
alterado agrava la depresió n, la ansiedad y/o la disfunció n cognitiva. Por ejemplo, cuando los in‐
vestigadores trasplantan material fecal de donantes humanos con depresió n o ansiedad a roedo‐
res receptores sanos, estos animales muestran comportamientos indicativos de depresió n y ansie‐
dad. Estos cambios de comportamiento no ocurrieron cuando los animales recibieron material fe‐
cal de donantes humanos sanos [ 67 - 69 ].

Los mecanismos por los cuales el estré s puede causar disbiosis no se comprenden completa‐
mente; La presencia de hormonas del estré s puede influir directamente en el crecimiento de mi‐
croorganismos seleccionados e influir indirectamente en la adhesió n microbiana a las superficies
mucosas [ 70 ]. El estré s puede promover la producció n de sustancias químicas de señ alizació n in‐
flamatoria que posteriormente influyen en la disbiosis y puede cambiar la motilidad gastrointesti‐
nal, las secreciones gá stricas y otros aspectos de la fisiología gastrointestinal [ 71 , 72 ]. Los estu‐
dios en roedores y humanos muestran que el estré s afecta las elecciones dieté ticas; a menudo
esto se traduce en el consumo de alimentos muy sabrosos, ricos en energía, pobres en nutrientes
y ricos en aditivos [ 73 - 76 ]. A su vez, estas son las opciones dieté ticas (bajas en fibra, fitoquími‐
cos y á cidos grasos esenciales) que está n implicadas en la disbiosis del microbioma intestinal [ 77
, 78 ].

Soluciones biomédicas

Como era de esperar, la investigació n emergente sobre el microbioma intestinal y el cerebro ha


generado mucho entusiasmo por las terapias biomé dicas que tienen como objetivo manipular el
microbioma para obtener beneficios mentales y neuroló gicos [ 79 , 80 ]; Estos incluyen la admi‐
nistració n de probió ticos (microbios vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas,
confieren beneficios al hué sped [ 81 ]), prebió ticos (un sustrato que los microorganismos del
hué sped utilizan selectivamente con un beneficio para la salud resultante [ 82 ]) o encefalobió ti‐
cos. (microbios no viables, partes microbianas y/u otros agentes que influyen en el microbioma
con beneficios resultantes en la cognició n, el bienestar mental o la salud cerebral [ 31 ]). Cierta‐
mente, hay investigaciones alentadoras a partir de estudios preliminares de intervenció n humana
que indican que los microbios vivos [ 83 – 85 ] e incluso inactivados por calor [ 86 – 89 ] pueden
influir positivamente en el estado de á nimo, el estré s, la ansiedad y el sueñ o. Tambié n hay eviden‐

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 8/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

cia de estudios en humanos que indican que el consumo de alimentos fermentados (ricos en á ci‐
dos grasos y probió ticos) se asocia con menores síntomas de ansiedad/depresió n [ 90 , 91 ], me‐
jor funció n inmune bajo estré s mental [ 92 , 93 ] y cambios en el cerebro. actividad que sugiere un
valor potencial para reducir la reactividad a estímulos estresantes [ 94 ].

Se remite al lector a reseñ as de expertos centradas específicamente en las posibilidades terapé uti‐
cas de las intervenciones bioló gicas basadas en microbios en el bienestar mental humano; Sin
duda, hay muchas promesas aquí. Sin embargo, en el discurso sobre el microbioma y la salud
mental, a menudo se ignora el contexto social. Algunos acadé micos han cuestionado hasta qué
punto la narrativa del microbioma dominada por la biomedicina enmascara los persistentes y sub‐
yacentes impulsores psicosociales y ecoló gicos de la angustia, los trastornos mentales y la preca‐
riedad que contribuyen a la disbiosis tanto en su significado amplio como en su definició n micro‐
biana. En la carrera hacia biomedicinas dirigidas a los microbiomas, es necesario subrayar que el
holobionte no existe en el vacío; La prominencia del teatro ecoló gico en el discurso de la salud
mental y el microbioma se aclara al examinar los factores ambientales que se han relacionado con
la disbiosis microbiana (en estudios en humanos y/o animales) en naciones occidentalizadas y
có mo estos se superponen con las desventajas socioeconó micas (las poblaciones con mayor
riesgo de angustia, depresió n y trastorno mental).

Contexto social, desventaja y disbiosis.

Sin duda, hay muchos factores biopsicosociales que pueden influir en la salud y la longevidad, y
hay mucho que aprender de naciones con una longevidad notable como Japó n y Suecia (así como
de naciones ricas como Estados Unidos que no gozan de altos niveles de longevidad). longevidad)
[ 95 , 96 ]. Sin embargo, dentro de las naciones occidentalizadas e industrializadas, es bien sabido
que las desventajas socioeconó micas aumentan el riesgo de mortalidad. La desventaja puede "me‐
terse bajo la piel" y manifestarse, bioló gicamente, como una carga alostá tica (el "desgaste" acumu‐
lativo de las respuestas al estré s) [ 97 , 98 ]. Sostenemos que la desventaja en la posició n socio‐
econó mica tambié n "se mete en las entrañ as".

Dado que el microbioma intestinal de un individuo es en gran medida producto de exposiciones


ambientales má s que de herencia gené tica, los aspectos psicosociales del discurso del microbioma
son de importancia crítica [ 99 ]. Como se mencionó anteriormente, el provocador má s obvio de la
disbiosis microbiana es el insidioso patró n dieté tico occidental con sus alimentos ultraprocesados,
grasas refinadas y exceso de azú car [ 100 ]. La ausencia de frutas y verduras coloridas y cereales
integrales agrava la disbiosis por su deficiencia en la ingesta de nutrientes y fitoquímicos específi‐
cos (por ejemplo, polifenoles en alimentos vegetales integrales, magnesio en vegetales de hojas
verdes y nitrato natural que se encuentra en los vegetales) [ 101 - 103 ]. Ademá s, la dieta occiden‐
talizada contiene aditivos alimentarios (sodio, emulsionantes, edulcorantes artificiales, ftalatos, re‐
siduos de pesticidas) que se han relacionado con la disbiosis en humanos o modelos animales [
104-110 ] . Ademá s, las formas en que se preparan los alimentos occidentalizados modernos, utili‐
zando altas temperaturas en ausencia de agua (por ejemplo, asar, hornear, freír) está n aumen‐
tando la presencia de productos finales de glicació n avanzada (AGE, por sus siglas en inglé s) que
se han relacionado con la inflamació n. estré s oxidativo y disbiosis microbiana [ 111 , 112 ].

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 9/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

La presencia dominante de alimentos altamente procesados ​desplaza a las frutas y verduras fres‐
cas, así como a los alimentos fermentados tradicionales, y al hacerlo limita la ingesta de microbios
beneficiosos que de otro modo se transportarían con los dos ú ltimos grupos de alimentos [ 113 ,
114 ]. La bú squeda de alimentar a la mayor cantidad de personas al menor costo ha reducido el
hambre; sin embargo, el continuo enfoque en la producció n de alimentos como una industria en
lugar de una intervenció n de salud pú blica ahora hace que el contenido nutricional sea menor.
Quizá s no sea sorprendente que la obesidad infantil y el consumo de alimentos ultraprocesados ​
hayan aumentado simultá neamente [ 115 , 116 ].

Sin embargo, existen otros factores del estilo de vida implicados en la disbiosis microbiana. El con‐
sumo excesivo de alcohol, el comportamiento sedentario, el sueñ o inadecuado o las alteraciones
de los ritmos circadianos y la exposició n al tabaco se han relacionado con la disbiosis [ 117 - 120
]. Ademá s, tambié n está n implicadas otras exposiciones, incluidas las que se producen a nivel de
barrio; Los contaminantes ambientales, incluidas las partículas en suspensió n en el aire, el plomo,
el mercurio, los hidrocarburos aromá ticos policíclicos y los ftalatos, se han relacionado con la dis‐
biosis intestinal [ 110 , 121 , 122 ]. Tambié n se incluye en la lista de vías hacia la disbiosis, quizá s la
má s obvia, la exposició n a antibió ticos y antimicrobianos [ 12 ]. Es importante subrayar que se
trata casi exclusivamente de estudios de exposició n ú nica; sin embargo, la ciencia emergente del
exposoma sugiere que habrá una respuesta disbió tica siné rgica y/o acumulativa a estas exposicio‐
nes colectivas con el tiempo [ 32 , 123 , 124 ]. Las exposiciones acumulativas que pueden erosio‐
nar la diversidad del microbioma humano en las naciones occidentalizadas, y su vínculo con una
mayor carga de ENT en personas y comunidades desfavorecidas por NSE, se han descrito como la
hipó tesis de la "deriva disbió tica" [ 21 ].

La teoría de la deriva disbió tica retira la lente de exposiciones ú nicas; Al examinar los factores de
riesgo de disbiosis se hace evidente que estos son los mismos factores relacionados con la expe‐
riencia total vivida en desventaja socioeconó mica. El estré s psicoló gico, el consumo de una dieta
occidentalizada (con sus nutrientes faltantes y químicos añ adidos, AGE), las alteraciones circadia‐
nas, el consumo excesivo de alcohol y tabaco, la exposició n a ftalatos y sustancias químicas am‐
bientales y las prescripciones má s altas de antibió ticos no se distribuyen al azar. Estos factores del
exposoma presionan sobre el microbioma a lo largo de las líneas SES [ 21 , 31 ]. De hecho, las
muestras de biopsia de mucosa (una de las formas má s precisas de tomar muestras del micro‐
bioma intestinal) demuestran una diversidad reducida del microbioma intestinal entre los residen‐
tes de barrios desfavorecidos de Amé rica del Norte [ 125 ].

En resumen, una combinació n de estudios preclínicos y en humanos demuestra que los mismos
factores del estilo de vida que está n relacionados con las ENT está n interconectados con alteracio‐
nes del microbioma. Si bien la composició n del "microbioma ideal" aú n no se ha identificado, y es
probable que siga sié ndolo en el corto plazo, hay suficientes investigaciones para sugerir que, una
vez establecida, la disbiosis puede amplificar el riesgo de enfermedades no transmisibles. Una vez
má s, el impacto de las fuerzas disbió ticas es sin duda mayor en las primeras etapas de la vida, an‐
tes de que se haya establecido un microbioma maduro. La aplicació n de biomedicina microbiana
en las primeras etapas de la vida, como los probió ticos, puede ser la mayor promesa como inter‐
venció n para la salud mental y la funció n cognitiva saludable en etapas posteriores de la vida [

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 10/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

126 ]; sin embargo, el predominio de las soluciones biomé dicas y la comercializació n de esos re‐
medios pueden oscurecer las "causas de las causas" e ignorar la oportunidad de prevenir la
disbiosis.

Así, la biomedicina intenta deshacer la disbiosis (vida en apuros) mediante la fabricació n de solu‐
ciones orientadas a los fá rmacos para el problema de la disbiosis microbiana; al mismo tiempo, el
problema tanto de la disbiosis (vida en apuros) como de la disbiosis microbiana está siendo fabri‐
cado, al menos en parte, por un sistema en el que la comercializació n multinacional de productos
disbió ticos no se controla. La evidencia disponible muestra que el marketing influye efectivamente
en las elecciones dieté ticas infantiles [ 127 ]. Tambié n muestra que esas elecciones dieté ticas está n
entrelazadas con mú ltiples factores del estilo de vida: tiempo frente a la pantalla, sueñ o, estré s y
disponibilidad ambiental de opciones de alimentos. Como se indica sucintamente en The Lancet
(2013), las ganancias en las industrias de alimentos ultraprocesados, alcohol y tabaco fomentan
pandemias de ENT [ 128 ]. Los expertos en medicina biopsicosocial deben evaluar hasta qué
punto la disbiosis en el entorno moderno se sustenta en la comercializació n de opciones poco sa‐
ludables y un estilo de vida general que está en desacuerdo con la prevenció n de las ENT [ 129 –
135 ] y en qué medida las políticas sociales mantienen o mitigan el mantenimiento de la disbiosis,
especialmente a lo largo de líneas socioeconó micas.

Contexto planetario

Volviendo al concepto de salud planetaria (la interconectividad de la salud de la civilizació n hu‐


mana y la de los sistemas naturales), la revolució n científica del microbioma es al mismo tiempo
un á rea importante para la investigació n y la consideració n clínica, y una metá fora de un sistema
roto. La ciencia del microbioma subraya el mensaje de dé cadas de la medicina biopsicosocial: que
el paciente en la sala de espera, ya sea que asista a una visita de bienestar, preventiva, de diagnó s‐
tico o de tratamiento, es una manifestació n del entorno total en el que vive y ha vivido. 32 ].

Segú n investigaciones que involucran a poblaciones cada vez má s menguantes de quienes viven
en relativo aislamiento de la occidentalizació n y la urbanizació n, nuestros ancestros cazadores-re‐
colectores, así como aquellos que llevaban un estilo de vida de subsistencia temprano, probable‐
mente vivieron con un microbioma mucho má s diverso. Con un buen grado de coherencia, los es‐
tudios internacionales que involucran a cazadores-recolectores y/o comunidades que permane‐
cen relativamente aisladas de la occidentalizació n han mostrado niveles má s altos de diversidad
microbiana intestinal y cutá nea [ 136 - 138 ]. Sin las ventajas de los antimicrobianos y las vacunas,
estos grupos está n menos protegidos contra los pató genos y las amenazas en las primeras etapas
de la vida. Sin embargo, ahora es posible teorizar que la diversidad microbiana mediada por el es‐
tilo de vida desempeñ a un papel en la resiliencia a las ENT en el curso de la vida posterior entre
dichos grupos [ 139 ]. Los estudios experimentales sugieren que las pé rdidas en la diversidad mi‐
crobiana asociadas con el estilo de vida occidentalizado podrían ser producto de una ingesta re‐
ducida de ciertos componentes de la dieta, en particular fibra y fitoquímicos [ 140 , 141 ].

A pesar de la posibilidad de planes dieté ticos diseñ ados exclusivamente para condiciones específi‐
cas, la preponderancia de la evidencia indica que los patrones dieté ticos que favorecen la salud
humana son aquellos que apoyan la diversidad microbiana intestinal (o al menos, cambios especí‐

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 11/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

ficos en la dominancia bacteriana relacionados con la salud) [ 142 ]; a su vez, las dietas ricas en
alimentos vegetales saludables y limitadas en productos animales tambié n son las que parecen re‐
ducir la carga de las emisiones de gases de efecto invernadero, la degradació n ambiental y otras
amenazas a la salud planetaria [ 143 – 147 ]. Por ejemplo, las estimaciones hasta 2050 sugieren
que la expansió n global de patrones dieté ticos de estilo occidental ricos en productos animales
conduciría a aumentos masivos (80%) en las emisiones de gases de efecto invernadero y requeri‐
ría hasta 740 millones de hectá reas de tierras de cultivo adicionales (en comparació n con una
dieta saludable). modelado entre las dietas mediterrá nea, pescetariana y vegetariana) [ 147 ].

En los vínculos entre la medicina biopsicosocial y la salud planetaria, subrayamos ademá s que el
microbioma no es exclusivamente una historia intestinal y dieté tica. Las investigaciones emergen‐
tes muestran que la exposició n a microbios asociados con ambientes naturales al aire libre tam‐
bié n puede tener propiedades que promueven la salud, particularmente en las primeras etapas de
la vida, en asociació n con el entrenamiento del sistema inmunoló gico. La dermis intacta ya no se
considera una muralla impenetrable para los microbios; La evidencia experimental sugiere que
los microbios de la piel pueden tener actividad inmune sisté mica que abre la puerta a vínculos en‐
tre los microbios en el entorno total vivido y muchos aspectos de la salud [ 33 ].

Si los microbios cutá neos tienen una influencia sisté mica, magnifica la importancia de las formas
en que la urbanizació n y la posició n socioeconó mica se vinculan con el microbioma de la piel y los
microbiomas cambiantes dentro de los hogares y á reas residenciales [ 148 , 149 ]. La proximidad
residencial a los á rboles y otros aspectos de los entornos naturales se ha relacionado con la salud
mental [ 150 ]. Hay algunos indicios de que esto puede estar, al menos en parte, mediado por in‐
teracciones entre la microbiota inmune y el contacto con microbios que se encuentran en entor‐
nos naturales [ 16 , 151 - 155 ].

Comprender las formas en que la experiencia con la naturaleza, especialmente en las primeras
etapas de la vida, influye en las actitudes posteriores hacia la naturaleza (que, a su vez, pueden de‐
terminar ciertos comportamientos prosociales y proambientales) es un objetivo de investigació n
fundamental en el á mbito de la salud planetaria. Se puede medir hasta qué punto un individuo va‐
lora el mundo natural en su vida diaria. Por ejemplo, escalas validadas de relació n con la natura‐
leza (tambié n conectividad con la naturaleza, conexió n con la naturaleza) recopilan la conciencia
individual y la fascinació n por el mundo natural; La relació n con la naturaleza y las escalas relacio‐
nadas evalú an el grado en que un individuo tiene interé s en establecer contacto con la naturaleza.
De importancia para la medicina biopsicosocial y la salud planetaria, la relació n con la naturaleza
se ha relacionado con el bienestar psicoló gico, la empatía, las actitudes proambientales y el huma‐
nitarismo (y negativamente con el materialismo) [ 156 - 159 ].

La suma de las investigaciones existentes indica que la experiencia del curso de vida con (y las
percepciones tempranas de) la naturaleza pueden moldear la relació n con la naturaleza y las
actitudes/comportamientos proambientales; Dado que investigaciones anteriores publicadas en
BioPsychoSocial Medicine [ 160 ] y en otros lugares [ 161 ] indican que la occidentalizació n y la ur‐
banizació n coinciden con una creciente desconexió n psicoemocional de la naturaleza, los investi‐
gadores está n explorando activamente qué tipos de entornos (y actividades en ellos) pueden ele‐
var la relació n y la forma de la naturaleza. Actitudes ambientales que promueven o perjudican la

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 12/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

salud personal, pú blica y planetaria [ 162 – 167 ]. Por ejemplo, las investigaciones emergentes
muestran que los niñ os que experimentan con frecuencia la naturaleza tienen probabilidades de
desarrollar una mayor afinidad emocional y apoyo para la protecció n de la biodiversidad [ 168 ].
Ademá s, comprender tipos específicos de relaciones entre humanos y naturaleza puede ayudar a
predecir comportamientos proambientales [ 169 ].

Una vez má s, esta investigació n emergente necesita un discurso sobre consideraciones sociales y
ecoló gicas; Si los espacios verdes y el contacto con entornos naturales son un activo para la salud,
¿tienen todos los ciudadanos un acceso equitativo a la naturaleza y la oportunidad de desarrollar
una conexió n psicoló gica con los sistemas naturales de la Tierra? Las investigaciones disponibles
sugieren que las desventajas socioeconó micas no só lo empujan la dibiosis desde una direcció n en
forma de estré s, alimentos ultraprocesados, contaminació n, etc., sino que tambié n lo hacen por
ausencia; Esta desventaja a menudo se asocia con un menor acceso a espacios verdes y con me‐
nos oportunidades de entrar en contacto con la naturaleza. Ademá s, la falta de un salario digno y
la necesidad de trabajar horas adicionales (o incluso dos empleos) con una compensació n mínima
contribuyen poco a dejar tiempo para la recreació n en entornos naturales [ 31 ]. El tiempo para la
recreació n al aire libre puede ser un activo asociado con la riqueza [ 170 ].

Por lo tanto, combinar un tiempo limitado con recursos financieros limitados puede reducir la ca‐
pacidad de un individuo para elegir alimentos y entornos de vida que probablemente aumenten la
diversidad microbiana personal. Cuando las personas se enfrentan a la necesidad de alimentarse
a sí mismas y a sus dependientes, mientras se encuentran bajo presió n financiera, só lo existe una
ilusió n sobre las opciones de alimentos, ya que estas personas a menudo se ven limitadas a selec‐
cionar entre una amplia gama de productos econó micos, muy sabrosos, ultraprocesados ​y alta‐
mente refinados. -Alimentos grasos y bajos en fibra que favorecen la deriva disbió tica. Ademá s,
cambiar los patrones de dieta y actividad a nivel individual y familiar requiere tiempo, energía y
paciencia, algo que escasea en las sociedades má s afectadas por la disminució n de la diversidad
microbiana. Se trata de debates complejos que incluyen ideologías sociopolíticas y econó micas y
los sistemas que mantienen diná micas de poder desiguales en el contexto de la medicina biopsico‐
social [ 171 ].

Estas cuestiones interconectadas de gran complejidad deben explorarse desde diversas vías; nue‐
vas cohortes de nacimientos intervencionistas, como Born in Bradford [ 172 ], el proyecto ORIGINS
[ 173 ], el proyecto ECHO [ 174 ], y una red cada vez mayor de cohortes de intervenció n de pre‐
venció n que ahora está n examinando la influencia de muchos de estos dominios ambientales en la
mejora Resultados de salud dentro de un marco ecoló gico: proyectos comunitarios locales que
contribuyen a la narrativa de salud planetaria. El objetivo es explorar factores protectores y amor‐
tiguadores má s amplios que mejoren la resiliencia y reduzcan la carga alostá tica, como la cons‐
trucció n de la relació n con la naturaleza, las relaciones interpersonales, el propó sito, la atenció n
plena y las emociones positivas y el sueñ o. Esto determinará si estos enfoques "anticipados" hacia
el comportamiento de bienestar tendrá n efectos en los objetivos de riesgo "habituales" (como la
mala nutrició n, la inactividad física, el estré s y el abuso de sustancias) al influir en estos comporta‐
mientos centrales a travé s de mejores relaciones consigo mismo y con la comunidad. y el medio
ambiente. Tenemos la esperanza de que, ademá s de la bú squeda científica, los grupos comunita‐
rios, especialmente aquellos centrados en familias jó venes, puedan ser parte de las soluciones en

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 13/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

cada comunidad, alimentando de hecho a individuos y comunidades enteras hacia un cambio posi‐
tivo. En esencia, los estudios de cohortes representan un camino para que el cambio global co‐
mience localmente: la oportunidad de participar como parte de una estrategia de base interconec‐
tada para comprender las complejidades que pueden ayudar a promover la salud global.

Conclusió n

La salud personal, y de hecho la de la civilizació n humana en general, está acoplada a la salud de


los sistemas naturales dentro de la biosfera de la Tierra. Si bien la diversidad bioló gica es una ca‐
racterística reconocida desde hace tiempo de los entornos saludables, una gran cantidad de nue‐
vos datos ahora revelan có mo los ecosistemas microbianos se encuentran en la base de los nume‐
rosos y diversos sistemas naturales que sustentan la salud humana [ 8 ]. Durante el ú ltimo siglo, la
actividad humana y los cambios en el estilo de vida moderno han tenido un impacto importante
en los ecosistemas, grandes y pequeñ os, y muchas de las consecuencias adversas está n mediadas
por alteraciones de los ecosistemas microbianos [ 8 ]. Esto incluye efectos sobre el microbioma
humano, que ahora se sabe que tiene una influencia crítica en la mayoría de los aspectos de la sa‐
lud y el desarrollo, con efectos epigené ticos e incluso transgeneracionales [ 8 ]. Estas perspectivas
subrayan la necesidad de un marco ecoló gico integrado al considerar los desafíos ambientales y
de salud humana del siglo XXI. La disciplina emergente de la salud planetaria es un esfuerzo multi‐
sectorial que reconoce la interconectividad de la salud pú blica y personal con ecosistemas pró spe‐
ros, y la necesidad de soluciones sisté micas urgentes para abordar la salud del medio ambiente
natural y nuestra relació n con é l [3 ] . Como tal, la salud planetaria no puede desvincularse de la
medicina biopsicosocial y viceversa [ 5 ]. En esto, es crucial que las políticas y decisiones sociales
resultantes se adopten con una comprensió n integral del nexo entre el estilo de vida, el micro‐
bioma y la salud humana.

Con los avances en la investigació n, es realista esperar que la contribució n microbiana a los eco‐
sistemas saludables, que abarca escalas macro a micro, pueda aprovecharse para la salud perso‐
nal, pú blica y planetaria para brindar soluciones a algunos de nuestros problemas má s apremian‐
tes, incluida nuestra capacidad para sostener la vida que nutre y sostiene a la humanidad. En el si‐
glo XX, la medicina científica inició su exitosa campañ a contra las enfermedades infecciosas, redu‐
ciendo la mortalidad y mejorando la calidad de vida mediante innovaciones en el desarrollo de an‐
timicrobianos, vacunas y una variedad de estrategias de salud pú blica, incluidos programas contra
el hambre. Sin embargo, ahora el pé ndulo de la salud ha oscilado de tal manera que las llamadas
ENT son ahora la principal causa de mortalidad en todo el mundo y afectan desproporcionada‐
mente a los má s vulnerables [ 175 ], lo que indica que ahora es necesario proteger al rebañ o de
otras maneras.

Como hemos señ alado, la salud planetaria es medicina biopsicosocial. El individuo que consume
informació n crítica sobre salud pú blica o se sienta en la "sala de espera" es al mismo tiempo un
producto de la salud del planeta y un determinante importante de la salud planetaria. Hemos utili‐
zado la ciencia emergente del microbioma, reconociendo sus limitaciones actuales, para ilustrar
có mo una forma "invisible" de la naturaleza puede iluminar las conexiones entre la medicina bio‐
psicosocial y la salud planetaria. Si bien "manipular el microbioma" con avances en biomedicina
pronto podría ayudar a prevenir y tratar las ENT, tambié n es necesario abordar las causas de la

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 14/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

disbiosis global. La raíz etimoló gica de disbiosis significa "vida en apuros", y un reequilibrio de las
escalas psicosociales -para igualar el dominio privilegiado de la biomedicina- puede ser una de las
primeras prioridades del creciente movimiento por la salud planetaria.

Abreviatura

ENT enfermedades no transmisibles

Contribuciones de los autores

SLP: comentario desarrollado, supervisió n del proyecto, aná lisis de la investigació n y aprobació n
del manuscrito final. GW: ayudó con la interpretació n de la investigació n y aportes sobre los oríge‐
nes tempranos y las perspectivas del curso de vida. ACL proporcionó aná lisis de investigació n y
desarrolló un borrador del manuscrito. DLK: supervisió n de comentarios, interpretació n de la in‐
vestigació n, revisió n crítica del manuscrito y aportes de perspectivas de salud pú blica. Todos los
autores leyeron y aprobaron el manuscrito final.

Notas

Aprobació n ética y consentimiento para participar.

No aplica.

Conflicto de intereses

SLP informa lo siguiente: Comité Asesor Científico y honorarios de oradores de Danone Nutricia,
Schiphol, Países Bajos y Nestlé Nutrition Institute, Lausana, Suiza; honorarios de consultoría de la
Divisió n de Suplementos Dieté ticos de Bayer, Whippany, Nueva Jersey, EE. UU.; honorarios de ora‐
dores de Health World Inc., Queensland, Australia; regalías de un libro de bolsillo comercial que
analiza el microbioma. GW no informa de intereses en competencia. ACL ha recibido honorarios
de consultoría de Genuine Health, Toronto, Canadá ; honorarios de oradores de Health World Inc.,
Queensland, Australia; regalías de un libro de bolsillo comercial que analiza el microbioma. DLK
no informa de intereses en competencia.

Nota del editor

Springer Nature se mantiene neutral con respecto a reclamos jurisdiccionales en mapas publica‐
dos y afiliaciones institucionales.

Informació n del colaborador


https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 15/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

Susan L. Prescott, correo electró nico: susan.prescott@uwa.edu.au .

Ganesa Wegienka, correo electró nico: gwegien1@hfhs.org .

Alan C. Logan, correo electró nico: aclnd@cfs-fm.org .

David L. Katz, correo electró nico: davkatz7@gmail.com .

Referencias

1. Berry T. Sanar las heridas que hemos infligido a nuestro planeta. Prog. de salud. 1992; 73 : 60–63. [ PubMed ] [ Google
Scholar ]

2. Green JA, Shellenberger R. La dinámica de la salud y el bienestar: un enfoque biopsicosocial. Holt, Rinehart y Winston
Inc. Fort Worth, TX. 1991:p29.

3. Whitmee S, Haines A, Beyrer C, Boltz F, Capon AG, de Souza Dias BF, Ezeh A, Frumkin H, Gong P, Head P, et al.
Salvaguardar la salud humana en la época del Antropoceno: informe de la comisió n lanceta de la Fundació n Rockefeller
sobre salud planetaria. Lanceta. 2015; 386 (10007): 1973-2028. [ PubMed ] [ Google Scholar ]

4. Engel GL. La necesidad de un nuevo modelo médico: un desafío para la biomedicina. Ciencia. 1977; 196 (4286): 129–136.
[ PubMed ] [ Google Scholar ]

5. Prescott SL, Logan AC, Millstein RA, Katszman MA: Biodiversidad, microbioma humano y salud mental: ¿hacia una nueva
ecología clínica para el siglo XXI? Int J Biodiversity 2016, volumen 2016 (ID de artículo 2718275): 1–18.

6. Cardinale BJ, Duffy JE, González A, Hooper DU, Perrings C, Venail P, Narwani A, Mace GM, Tilman D, Wardle DA, et al. La
pérdida de biodiversidad y su impacto en la humanidad. Naturaleza. 2012; 486 (7401): 59–67. [ PubMed ] [ Google Scholar
]

7. Bernstein AS. Biodiversidad y salud pú blica. Annu Rev Salud Pública. 2014; 35 : 153–167. [ PubMed ] [ Google Scholar ]

8. Flandroy L, Poutahidis T, Berg G, Clarke G, Dao MC, Decaestecker e FE, Haahtela T, Massart S, Plovier H, et al. El impacto
de las actividades y estilos de vida humanos en la microbiota interrelacionada y la salud de los seres humanos y de los
ecosistemas. Medio ambiente total de ciencia. 2018; 627 : 1018–1038. [ PubMed ] [ Google Scholar ]

9. Armor CR, Nayfach S, Pollard K, Sharpton TJ. Un metanálisis metagenó mico revela firmas funcionales de salud y
enfermedad en el microbioma intestinal humano. bioRxiv. 2018:286419. 10.1101/286419.

10. Gilbert JA, Blaser MJ, Caporaso JG, Jansson JK, Lynch SV, Knight R. Comprensió n actual del microbioma humano. Nat
Med. 2018; 24 (4): 392–400. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

11. Whipps JM, Lewis K, Cooke RC. Micoparasitismo y control de enfermedades de las plantas. En: Burge NM, editor.
Hongos en sistemas de control bioló gico: Manchester University Press; 1988. pág. 176.

12. Blaser MJ. Uso de antibió ticos y sus consecuencias para el microbioma normal. Ciencia. 2016; 352 (6285): 544–545. [
Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

13. Locey KJ, Lennon JT. Las leyes de escala predicen la diversidad microbiana global. Proc Natl Acad Sci EE.UU. A. 2016;
113 (21): 5970–5975. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 16/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

14. Probandt D, Eickhorst T, Ellrott A, Amann R, Knittel K. Vida microbiana en un grano de arena: desde sedimento a granel
hasta granos individuales. ISME J. 2018; 12 (2): 623–633. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

15. Ikoyi I, Fowler A, Schmalenberger A. La aplicació n ú nica de fertilizantes fosfatados a las columnas de pastizales
modifica la microbiota del suelo y limita su papel en los servicios ecosistémicos. Medio ambiente total de ciencia. 2018;
630 : 849–858. [ PubMed ] [ Google Scholar ]

16. Lakshmanan V, Cottone J, Bais HP. Matar dos pájaros de un tiro: arroz natural Los microbios rizosféricos reducen la
absorció n de arsénico y las infecciones por explosiones en el arroz. Ciencia vegetal frontal. 2016; 7 :1514. [ Artículo
gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

17. Claus SP, Guillou H, Ellero-Simatos S. La microbiota intestinal: ¿un actor importante en la toxicidad de los contaminantes
ambientales? Microbiomas de biopelículas de NPJ. 2016; 2 :16003. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

18. Daisley BA, Trinder M, McDowell TW, Welle H, Dube JS, Ali SN, Leong HS, Sumarah MW, Reid G. La susceptibilidad a
pató genos inducida por neonicotinoides se mitiga mediante la estimulació n inmune de Lactobacillus plantarum en un
modelo de Drosophila melanogaster. Representante de ciencia 2017; 7 (1): 2703. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [
Google Scholar ]

19. Petersen C, Ronda JL. Definició n de disbiosis y su influencia en la inmunidad y la enfermedad del huésped. Microbiol
celular. 2014; 16 (7): 1024–1033. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

20. Logan AC, Jacka FN, Prescott SL. Immune-microbiota interactions: Dysbiosis as a Global Health issue. Curr Allergy
Asthma Rep. 2016;16(2):13. [PubMed] [Google Scholar]

21. Logan AC. Dysbiotic drift: mental health, environmental grey space, and microbiota. J Physiol Anthropol. 2015;34:23.
[PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]

22. Gilbert SF, Sapp J, Tauber AI. A symbiotic view of life: we have never been individuals. Q Rev Biol. 2012;87(4):325–341.
[PubMed] [Google Scholar]

23. Qin J, Li R, Raes J, Arumugam M, Burgdorf KS, Manichanh C, Nielsen T, Pons N, Levenez F, Yamada T, et al. A human gut
microbial gene catalogue established by metagenomic sequencing. Nature. 2010;464(7285):59–65. [PMC free article]
[PubMed] [Google Scholar]

24. Bordenstein SR, Theis KR. Host biology in light of the microbiome: ten principles of Holobionts and Hologenomes. PLoS
Biol. 2015;13(8):e1002226. [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]

25. DeLeon-Rodriguez N, Lathem TL, Rodriguez RL, Barazesh JM, Anderson BE, Beyersdorf AJ, Ziemba LD, Bergin M, Nenes
A, Konstantinidis KT. Microbiome of the upper troposphere: species composition and prevalence, effects of tropical storms,
and atmospheric implications. Proc Natl Acad Sci U S A. 2013;110(7):2575–2580. [PMC free article] [PubMed] [Google
Scholar]

26. Kong HG, Kim BK, Song GC, Lee S, Ryu CM. Aboveground whitefly infestation-mediated reshaping of the root microbiota.
Front Microbiol. 2016;7:1314. [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]

27. Jandhyala SM, Talukdar R, Subramanyam C, Vuyyuru H, Sasikala M, Nageshwar Reddy D. Role of the normal gut
microbiota. World J Gastroenterol. 2015;21(29):8787–8803. [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]

28. Ramakrishna BS. Role of the gut microbiota in human nutrition and metabolism. J Gastroenterol Hepatol. 2013;28 Suppl
4:9–17. [PubMed] [Google Scholar]

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 17/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

29. Haahtela T, Holgate S, Pawankar R, Akdis CA, Benjaponpitak S, Caraballo L, Demain J, Portnoy J, von Hertzen L, Change
WAOSCoC et al. the biodiversity hypothesis and allergic disease: world allergy organization position statement. World
Allergy Organ J. 2013;6(1):3. [PMC free article] [PubMed]

30. Prescott SL. Origins: early-life solutions to the modern health crisis. UWA publishing; 2015.

31. Prescott SL, Logan AC. Transforming Life: A Broad View of the Developmental Origins of Health and Disease Concept
from an Ecological Justice Perspective. Int J Environ Res Public Health. 2016;13(11):E1075. [PMC free article] [PubMed]

32. Renz H, Holt PG, Inouye M, Logan AC, Prescott SL, Sly PD. An exposome perspective: early-life events and immune
development in a changing world. J Allergy Clin Immunol. 2017;140(1):24–40. [PubMed] [Google Scholar]

33. Prescott SL, Larcombe DL, Logan AC, West C, Burks W, Caraballo L, Levin M, Etten EV, Horwitz P, Kozyrskyj A, et al. The
skin microbiome: impact of modern environments on skin ecology, barrier integrity, and systemic immune programming.
World Allergy Organ J. 2017;10(1):29. [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]

34. WHO . Monitoring anthelmintic efficacy for soil-transmitted helminths (STH) Geneva: World Health Organization; 2008.
[Google Scholar]

35. Rosa BA, Supali T, Gankpala L, Djuardi Y, Sartono E, Zhou Y, Fischer K, Martin J, Tyagi R, Bolay FK, et al. Differential
human gut microbiome assemblages during soil-transmitted helminth infections in Indonesia and Liberia. Microbiome.
2018;6(1):33. [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]

36. Rook GA. Review series on helminths, immune modulation and the hygiene hypothesis: the broader implications of the
hygiene hypothesis. Immunology. 2009;126(1):3–11. [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]

37. Katz DL. Unity, Balance, Power. Huffington Post Aug 12, 2013. https://www.huffingtonpost.com/david-katz-md/health-
research_b_3427663.html. Accessed 12 Mar 2018.

38. Hegstrand LR, Hine RJ. Variations of brain histamine levels in germ-free and nephrectomized rats. Neurochem Res.
1986;11(2):185–191. [PubMed] [Google Scholar]

39. Gaykema RP, Goehler LE, Lyte M. Brain response to cecal infection with campylobacter jejuni: analysis with Fos
immunohistochemistry. Brain Behav Immun. 2004;18:238–245. [PubMed] [Google Scholar]

40. Wang X, Wang BR, Zhang XJ, Xu Z, Ding YQ, Ju G. Evidences for vagus nerve in maintenance of immune balance and
transmission of immune information from gut to brain in STM-infected rats. World J Gastroenterol. 2002;8(3):540–545.
[PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]

41. Logan AC, Venket Rao A, Irani D. Chronic fatigue syndrome: lactic acid bacteria may be of therapeutic value. Med
Hypotheses. 2003;60(6):915–923. [PubMed] [Google Scholar]

42. Logan AC, Katzman M. Major depressive disorder: probiotics may be an adjuvant therapy. Med Hypotheses. 2005;64:533–
538. [PubMed] [Google Scholar]

43. Sudo N, Chida Y, Aiba Y, Sonoda J, Oyama N, Yu XN, Kubo C, Koga Y. postnatal microbial colonization programs the
hypothalamic-pituitary-adrenal system for stress response in mice. J Physiol. 2004;558(Pt 1):263–275. [PMC free article]
[PubMed] [Google Scholar]

44. Diaz Heijtz R, Wang S, Anuar F, Qian Y, Bjorkholm B, Samuelsson A, Hibberd ML, Forssberg H, Pettersson S. Normal gut
microbiota modulates brain development and behavior. Proc Natl Acad Sci U S A. 2011;108(7):3047–3052. [PMC free
article] [PubMed] [Google Scholar]

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 18/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

45. Foster JA, Rinaman L, Cryan JF. Stress & the gut-brain axis: regulation by the microbiome. Neurobiol Stress. 2017;7:124–
136. [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]

46. Kelly JR, Minuto C, Cryan JF, Clarke G, Dinan TG. Cross talk: the microbiota and neurodevelopmental disorders. Front
Neurosci. 2017;11:490. [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]

47. Forsythe P, Bienenstock J, Kunze WA. Vagal pathways for microbiome-brain-gut axis communication. Adv Exp Med Biol.
2014;817:115–133. [PubMed] [Google Scholar]

48. Stevens BR, Goel R, Seungbum K, Richards EM, Holbert RC, Pepine CJ, Raizada MK. Increased human intestinal barrier
permeability plasma biomarkers zonulin and FABP2 correlated with plasma LPS and altered gut microbiome in anxiety or
depression. Gut. 2017. [PMC free article] [PubMed]

49. Marx W, Moseley G, Berk M, Jacka F. Nutritional psychiatry: the present state of the evidence. Proc Nutr Soc.
2017;76(4):427–436. [PubMed] [Google Scholar]

50. Martinez-Guryn K, Hubert N, Frazier K, Urlass S, Musch MW, Ojeda P, Pierre JF, Miyoshi J, Sontag TJ, Cham CM, et al.
Small Intestine Microbiota Regulate Host Digestive and Absorptive Adaptive Responses to Dietary Lipids. Cell Host Microbe.
2018;23(4):458–469. [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]

51. Partrick KA, Chassaing B, Beach LQ, McCann KE, Gewirtz AT, Huhman KL. Acute and repeated exposure to social stress
reduces gut microbiota diversity in Syrian hamsters. Behav Brain Res. 2018;345:39–48. [PMC free article] [PubMed]
[Google Scholar]

52. Galley JD, Nelson MC, Yu Z, Dowd SE, Walter J, Kumar PS, Lyte M, Bailey MT. Exposure to a social stressor disrupts the
community structure of the colonic mucosa-associated microbiota. BMC Microbiol. 2014;14:189. [PMC free article]
[PubMed] [Google Scholar]

53. Knowles SR, Nelson EA, Palombo EA. Investigating the role of perceived stress on bacterial flora activity and salivary
cortisol secretion: a possible mechanism underlying susceptibility to illness. Biol Psychol. 2008;77(2):132–137. [PubMed]
[Google Scholar]

54. Sundin J, Rangel I, Fuentes S, Heikamp-de Jong I, Hultgren-Hornquist E, de Vos WM, Brummer RJ. Altered faecal and
mucosal microbial composition in post-infectious irritable bowel syndrome patients correlates with mucosal lymphocyte
phenotypes and psychological distress. Aliment Pharmacol Ther. 2015;41(4):342–351. [PubMed] [Google Scholar]

55. Zijlmans MA, Korpela K, Riksen-Walraven JM, de Vos WM, de Weerth C. Maternal prenatal stress is associated with the
infant intestinal microbiota. Psychoneuroendocrinology. 2015;53:233–245. [PubMed] [Google Scholar]

56. Karl JP, Margolis LM, Madslien EH, Murphy NE, Castellani JW, Gundersen Y, Hoke AV, Levangie MW, Kumar R,
Chakraborty N, et al. Changes in intestinal microbiota composition and metabolism coincide with increased intestinal
permeability in young adults under prolonged physiologic stress. Am J Physiol Gastrointest Liver Physiol. 2017:ajpgi
00066 02017. [PubMed]

57. Jiang H, Ling Z, Zhang Y, Mao H, Ma Z, Yin Y, Wang W, Tang W, Tan Z, Shi J, et al. Altered fecal microbiota composition in
patients with major depressive disorder. Brain Behav Immun. 2015;48:186–194. [PubMed] [Google Scholar]

58. Hemmings SMJ, Malan-Muller S, van den Heuvel LL, Demmitt BA, Stanislawski MA, Smith DG, Bohr AD, Stamper CE,
Hyde ER, Morton JT, et al. The microbiome in posttraumatic stress disorder and trauma-exposed controls: an exploratory
study. Psychosom Med. 2017;79(8):936–946. [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]

59. Naseribafrouei A, Hestad K, Avershina E, Sekelja M, Linlokken A, Wilson R, Rudi K. Correlation between the human fecal
microbiota and depression. Neurogastroenterol Motil. 2014;26(8):1155–1162. [PubMed] [Google Scholar]
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 19/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

60. Schwarz E, Maukonen J, Hyytiainen T, Kieseppa T, Oresic M, Sabunciyan S, Mantere O, Saarela M, Yolken R, Suvisaari J.
Analysis of microbiota in first episode psychosis identifies preliminary associations with symptom severity and treatment
response. Schizophr Res. 2018;192:398–403. [PubMed] [Google Scholar]

61. Lin P, Ding B, Feng C, Yin S, Zhang T, Qi X, Lv H, Guo X, Dong K, Zhu Y, et al. Prevotella and Klebsiella proportions in fecal
microbial communities are potential characteristic parameters for patients with major depressive disorder. J Affect Disord.
2017;207:300–304. [PubMed] [Google Scholar]

62. Evans SJ, Bassis CM, Hein R, Assari S, Flowers SA, Kelly MB, Young VB, Ellingrod VE, McInnis MG. The gut microbiome
composition associates with bipolar disorder and illness severity. J Psychiatr Res. 2017;87:23–29. [PMC free article]
[PubMed] [Google Scholar]

63. Slykerman RF, Thompson J, Waldie KE, Murphy R, Wall C, Mitchell EA. Antibiotics in the first year of life and
subsequent neurocognitive outcomes. Acta Paediatr. 2017;106(1):87–94. [PubMed] [Google Scholar]

64. Lurie I, Yang YX, Haynes K, Mamtani R, Boursi B. Antibiotic exposure and the risk for depression, anxiety, or psychosis:
a nested case-control study. The Journal of clinical psychiatry. 2015;76(11):1522–1528. [PubMed] [Google Scholar]

65. Kim HN, Yun Y, Ryu S, Chang Y, Kwon MJ, Cho J, Shin H, Kim HL. Correlation between gut microbiota and personality in
adults: a cross-sectional study. Brain Behav Immun. 2018;69:374–385. [PubMed] [Google Scholar]

66. Chen Z, Li J, Gui S, Zhou C, Chen J, Yang C, Hu Z, Wang H, Zhong X, Zeng L, et al. Comparative metaproteomics analysis
shows altered fecal microbiota signatures in patients with major depressive disorder. Neuroreport. 2018;29(5):417–425.
[PubMed] [Google Scholar]

67. Zheng P, Zeng B, Zhou C, Liu M, Fang Z, Xu X, Zeng L, Chen J, Fan S, Du X, et al. Gut microbiome remodeling induces
depressive-like behaviors through a pathway mediated by the host's metabolism. Mol Psychiatry. 2016;21(6):786–796.
[PubMed] [Google Scholar]

68. De Palma G, Lynch MD, Lu J, Dang VT, Deng Y, Jury J, Umeh G, Miranda PM, Pigrau Pastor M, Sidani S, et al.
Transplantation of fecal microbiota from patients with irritable bowel syndrome alters gut function and behavior in
recipient mice. Sci Transl Med. 2017;9(379) [PubMed]

69. Kelly JR, Borre Y, OB C, Patterson E, El Aidy S, Deane J, Kennedy PJ, Beers S, Scott K, Moloney G, et al. Transferring the
blues: depression-associated gut microbiota induces neurobehavioural changes in the rat. J Psychiatr Res. 2016;82:109–118.
[PubMed] [Google Scholar]

70. Gur TL, Bailey MT. Effects of stress on commensal microbes and immune system activity. Adv Exp Med Biol.
2016;874:289–300. [PubMed] [Google Scholar]

71. Konturek PC, Brzozowski T, Konturek SJ. Stress and the gut: pathophysiology, clinical consequences, diagnostic
approach and treatment options. J Physiol Pharmacol. 2011;62(6):591–599. [PubMed] [Google Scholar]

72. Lewis JD, Chen EZ, Baldassano RN, Otley AR, Griffiths AM, Lee D, Bittinger K, Bailey A, Friedman ES, Hoffmann C, et al.
Inflammation, antibiotics, and diet as environmental stressors of the gut microbiome in pediatric Crohn's disease. Cell Host
Microbe. 2015;18(4):489–500. [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]

73. Tryon MS, Carter CS, Decant R, Laugero KD. La exposició n cró nica al estrés puede afectar la respuesta del cerebro a las
señ ales de alimentos ricos en calorías y predisponer a hábitos alimentarios obesogénicos. Comportamiento fisiológico.
2013; 120 : 233–242. [ PubMed ] [ Google Scholar ]

74. Steinsbekk S, Barker ED, Llewellyn C, Fildes A, Wichstrom L. Alimentació n emocional y alimentació n emocional:
procesos recíprocos y la influencia de la afectividad negativa. Desarrollo infantil. 2017; [ PubMed ]
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 20/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

75. Errisuriz VL, Pasch KE, Perry CL. Estrés percibido y elecciones dietéticas: el papel moderador del manejo del estrés.
Comportamiento alimentario. 2016; 22 : 211–216. [ PubMed ] [ Google Scholar ]

76. Leigh SJ, Lee F, Morris MJ. Hiperpalatabilidad y generació n de obesidad: roles del ambiente, exposició n al estrés y
diferencia individual. Representante Curr Obes 2018; 7 (1): 6–18. [ PubMed ] [ Google Scholar ]

77. Prescott SL, Logan AC. Cada comida importa en el exposoma: consideraciones bioló gicas y comunitarias en las
asociaciones socioeconó micas de comida rápida. Economía Hum Biol. 2017; 27 (parte B): 328–335. [ PubMed ] [ Google
Scholar ]

78. Logan AC, Prescott SL. Astroalimentos, prioridades y pandemias: reflejos de un programa de desayuno ultraprocesado y
la deriva disbió tica contemporánea. Desafíos. 2017; 8 (2):24. [ Google Académico ]

79. Reardon S. El vínculo intestino-cerebro atrae a los neurocientíficos. Naturaleza. 2014; 515 (7526): 175–177. [ PubMed ]
[ Google Scholar ]

80. Garber K. Drogando el microbioma intestinal. Nat Biotecnología. 2015; 33 (3): 228–231. [ PubMed ] [ Google Scholar ]

81. Reid G, Alimentació n, Organizació n Agrícola de las Naciones Unidas, la OMS la importancia de las directrices en el
desarrollo y aplicació n de probió ticos. Curr Pharm Des. 2005; 11 (1): 11–16. [ PubMed ] [ Google Scholar ]

82. Gibson GR, Hutkins R, Sanders ME, Prescott SL, Reimer RA, Salminen SJ, Scott K, Stanton C, Swanson KS, Cani PD, et al.
Documento de consenso de expertos: declaració n de consenso de la Asociació n científica internacional de probió ticos y
prebió ticos (ISAPP) sobre la definició n y el alcance de los prebió ticos. Nat Rev Gastroenterol Hepatol. 2017; [ PubMed ]

83. Wallace CJK, Milev R. Los efectos de los probió ticos sobre los síntomas depresivos en humanos: una revisió n
sistemática. Ann Psiquiatría General. 2017; 16:14 . [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

84. Slykerman RF, Hood F, Wickens K, Thompson JMD, Barthow C, Murphy R, Kang J, Rowden J, Stone P, Crane J, et al. Efecto
del Lactobacillus rhamnosus HN001 durante el embarazo sobre los síntomas posparto de depresió n y ansiedad: un ensayo
aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo. EBioMedicina. 2017. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ]

85. Papalini S, MF, Kohn N, Wegman J, van Hemert S, Roelofs K, Vasquez AA, Aarts E. El estrés importa: un ensayo
controlado aleatorio, doble ciego sobre los efectos de un probió tico de mú ltiples especies en la neurocognició n. BioRxiv.
2018:263673.

86. Nakakita Y, Tsuchimoto N, Takata Y, Nakamura T. Efecto del Lactobacillus brevis SBC8803 (SBL88) muerto por calor en
la dieta sobre el sueñ o: un estudio piloto cruzado, no aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo. Microbios
beneficiosos. 2016: 1–10. [ PubMed ]

87. Nishida K, Sawada D, Kuwano Y, Sugawara T, Aoki Y, Fujiwara S, Rokutan K. La administració n diaria del paraprobió tico
Lactobacillus gasseri CP2305 mejora los síntomas cró nicos asociados al estrés en estudiantes de medicina japoneses. J
Alimentos Funcionales. 2017; 36 : 112-121. [ Google Académico ]

88. Sashihara T, Nagata M, Mori T, Ikegami S, Gotoh M, Okubo K, Uchida M, Itoh H. Efectos de lactobacillus gasseri OLL2809
y alfa-lactoalbú mina en atletas estudiantes universitarios: un experimento aleatorizado, doble ciego, con placebo. ensayo
clínico controlado. Appl Physiol Nutr Metab. 2013; 38 (12): 1228-1235. [ PubMed ] [ Google Scholar ]

89. Monoi N, Matsuno A, Nagamori Y, Kimura E, Nakamura Y, Oka K, Sano T, Midorikawa T, Sugafuji T, Murakoshi M, et al. La
suplementació n con levadura de sake japonesa mejora la calidad del sueñ o: un ensayo clínico controlado, aleatorio, doble
ciego. J Sueño Res. 2016; 25 (1): 116-123. [ PubMed ] [ Google Scholar ]

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 21/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

90. Hilimire MR, DeVylder JE, Forestell CA. Fermented foods, neuroticism, and social anxiety: an interaction model.
Psychiatry Res. 2015;228(2):203–208. [PubMed] [Google Scholar]

91. Miyake Y, Tanaka K, Okubo H, Sasaki S, Arakawa M. Intake of dairy products and calcium and prevalence of depressive
symptoms during pregnancy in Japan: a cross-sectional study. BJOG. 2015;122(3):336–343. [PubMed] [Google Scholar]

92. Shida K, Sato T, Iizuka R, Hoshi R, Watanabe O, Igarashi T, Miyazaki K, Nanno M, Ishikawa F. Daily intake of fermented
milk with lactobacillus casei strain Shirota reduces the incidence and duration of upper respiratory tract infections in
healthy middle-aged office workers. Eur J Nutr. 2017;56(1):45–53. [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]

93. Nishihara J, Kagami-Katsuyama H, Tanaka A, Nishimura M, Kobayashi T, Kawasaki Y. Elevation of natural killer cell
activity and alleviation of mental stress by the consumption of yogurt containing lactobacillus gasseri SBT2055 and
Bifidobacterium longum SBT2928 in a double-blind, placebo-controlled clinical trial. J Funct Food. 2014;11:261–268.
[Google Scholar]

94. Tillisch K, Labus J, Kilpatrick L, Jiang Z, Stains J, Ebrat B, Guyonnet D, Legrain-Raspaud S, Trotin B, Naliboff B, et al.
Consumption of fermented milk product with probiotic modulates brain activity. Gastroenterology. 2013;144(7):1394–
1401. [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]

95. Robine JM, Cubaynes S. Worldwide demography of centenarians. Mech Ageing Dev. 2017;165(Pt B):59–67. [PubMed]
[Google Scholar]

96. Avendano M, Kawachi I. Why do Americans have shorter life expectancy and worse health than do people in other high-
income countries? Annu Rev Public Health. 2014;35:307–325. [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]

97. Castagne R, Gares V, Karimi M, Chadeau-Hyam M, Vineis P, Delpierre C, Kelly-Irving M, Lifepath C. Allostatic load and
subsequent all-cause mortality: which biological markers drive the relationship? Findings from a UK birth cohort. Eur J
Epidemiol. 2018; [PMC free article] [PubMed]

98. Kim GR, Jee SH, Pikhart H. Role of allostatic load and health behaviours in explaining socioeconomic disparities in
mortality: a structural equation modelling approach. J Epidemiol Community Health. 2018; [PubMed]

99. Rothschild D, Weissbrod O, Barkan E, Kurilshikov A, Korem T, Zeevi D, Costea PI, Godneva A, Kalka IN, Bar N, et al.
Environment dominates over host genetics in shaping human gut microbiota. Nature. 2018;555(7695):210–215. [PubMed]
[Google Scholar]

100. Singh RK, Chang HW, Yan D, Lee KM, Ucmak D, Wong K, Abrouk M, Farahnik B, Nakamura M, Zhu TH, et al. Influence of
diet on the gut microbiome and implications for human health. J Transl Med. 2017;15(1):73. [PMC free article] [PubMed]
[Google Scholar]

101. Mahajan R, Goel G, Attri S. Microbe-bio-chemical insight: reviewing interactions between dietary polyphenols and gut
microbiota. Mini Rev Med Chem. 2016; [PubMed]

102. Kina-Tanada M, Sakanashi M, Tanimoto A, Kaname T, Matsuzaki T, Noguchi K, Uchida T, Nakasone J, Kozuka C, Ishida
M, et al. Long-term dietary nitrite and nitrate deficiency causes the metabolic syndrome, endothelial dysfunction and
cardiovascular death in mice. Diabetologia. 2017;60(6):1138–1151. [PubMed] [Google Scholar]

103. Pyndt Jorgensen B, Winther G, Kihl P, Nielsen DS, Wegener G, Hansen AK, Sorensen DB. Dietary magnesium deficiency
affects gut microbiota and anxiety-like behaviour in C57BL/6N mice. Acta Neuropsychiatr. 2015;27(5):307–311. [PubMed]
[Google Scholar]

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 22/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

104. Feng ZM, Li TJ, Wu L, Xiao DF, Blachier F, yin YL. monosodium L-glutamate and dietary fat differently modify the
composition of the intestinal microbiota in growing pigs. Obes Facts. 2015;8(2):87–100. [PMC free article] [PubMed]
[Google Scholar]

105. Yang Y, Zheng L, Wang L, Wang S, Wang Y, Han Z. Effects of high fructose and salt feeding on systematic metabonome
probed via (1) H NMR spectroscopy. Magn Reson Chem. 2015;53(4):295–303. [PubMed] [Google Scholar]

106. Uebanso T, Ohnishi A, Kitayama R, Yoshimoto A, Nakahashi M, Shimohata T, Mawatari K, Takahashi A. Effects of low-
dose non-caloric sweetener consumption on gut microbiota in mice. Nutrients. 2017;9(6) [PMC free article] [PubMed]

107. Chassaing B, Van de Wiele T, De Bodt J, Marzorati M, Gewirtz AT. Dietary emulsifiers directly alter human microbiota
composition and gene expression ex vivo potentiating intestinal inflammation. Gut. 2017;66(8):1414–1427. [PMC free
article] [PubMed] [Google Scholar]

108. Jin Y, Wu S, Zeng Z, Fu Z. Effects of environmental pollutants on gut microbiota. Environ Pollut. 2017;222:1–9.
[PubMed] [Google Scholar]

109. Aitbali Y, Ba-M'hamed S, Elhidar N, Nafis A, Soraa N, Bennis M. Glyphosate based- herbicide exposure affects gut
microbiota, anxiety and depression-like behaviors in mice. Neurotoxicol Teratol. 2018; [PubMed]

110. Hu J, Raikhel V, Gopalakrishnan K, Fernandez-Hernandez H, Lambertini L, Manservisi F, Falcioni L, Bua L, Belpoggi F,


LT S, et al. effect of postnatal low-dose exposure to environmental chemicals on the gut microbiome in a rodent model.
Microbiome. 2016;4(1):26. [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]

111. Luevano-Contreras C, Gomez-Ojeda A, Macias-Cervantes MH, Garay-Sevilla ME. Dietary advanced glycation end
products and Cardiometabolic risk. Current diabetes reports. 2017;17(8):63. [PubMed] [Google Scholar]

112. Snelson M, Clarke R, Tan SM, Nguyen TV, Penfold S, Thalles-Bonke V, Kellow NJ, Sourris K, Cooper M, Coughlan M:
Excess consumption of dietary advanced glycation end-products induces changes in gut microbiota which is associated
with inflammation. Nutr Diet 2016, (Suppl 1)(73):26.

113. Chilton SN, Burton JP, Reid G. Inclusion of fermented foods in food guides around the world. Nutrients. 2015;7(1):390–
404. [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]

114. Vitali B, Minervini G, Rizzello CG, Spisni E, Maccaferri S, Brigidi P, Gobbetti M, Di Cagno R. Novel probiotic candidates
for humans isolated from raw fruits and vegetables. Food Microbiol. 2012;31(1):116–125. [PubMed] [Google Scholar]

115. Baraldi LG, Martinez Steele E, Canella DS, Monteiro CA. Consumption of ultra-processed foods and associated
sociodemographic factors in the USA between 2007 and 2012: evidence from a nationally representative cross-sectional
study. BMJ Open. 2018;8(3):e020574. [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]

116. Skinner AC, Ravanbakht SN, Skelton JA, Perrin EM, Armstrong SC. Prevalence of obesity and severe obesity in US
children, 1999-2016. Pediatrics. 2018; [PMC free article] [PubMed]

117. Samuelson DR, Shellito JE, Maffei VJ, Tague ED, Campagna SR, Blanchard EE, Luo M, Taylor CM, Ronis MJJ, Molina PE,
et al. Alcohol-associated intestinal dysbiosis impairs pulmonary host defense against Klebsiella pneumoniae. PLoS Pathog.
2017;13(6):e1006426. [PMC free article] [PubMed] [Google Scholar]

118. Monda V, Villano I, Messina A, Valenzano A, Esposito T, Moscatelli F, Viggiano A, Cibelli G, Chieffi S, Monda M, et al.
Exercise modifies the gut microbiota with positive health effects. Oxidative Med Cell Longev. 2017;2017:3831972. [PMC free
article] [PubMed] [Google Scholar]

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 23/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

119. Krueger JM, Opp MR. Sleep and microbes. Int Rev Neurobiol. 2016;131:207–225. [PMC free article] [PubMed] [Google
Scholar]

120. Ishaq HM, Shahzad M, Wu X, Ma C, Xu J. caracterizació n molecular de la microbiota fecal de sujetos fumadores de
tabaco chinos sanos en la provincia de Shaanxi, Xi'an China. J Ayub Med Coll Abbottabad. 2017; 29 (1): 3–7. [ PubMed ] [
Google Scholar ]

121. Li R, Yang J, Saffari A, Jacobs J, Baek KI, Hough G, Larauche MH, Ma J, Jen N, Moussaoui N, et al. La ingestió n de
partículas ultrafinas ambientales altera la microbiota intestinal en asociació n con un aumento de los metabolitos lipídicos
aterogénicos. Representante de ciencia 2017; 7 :42906. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

122. Bisanz JE, Enos MK, Mwanga JR, Changalucha J, Burton JP, Gloor GB, Reid G. Estudio piloto aleatorizado y abierto sobre
la influencia de los probió ticos y el microbioma intestinal en los niveles de metales tó xicos en mujeres embarazadas y
escolares de Tanzania. MBio. 2014; 5 (5):e01580–e01514. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

123. Cedergreen N. Cuantificació n de la sinergia: una revisió n sistemática de estudios de toxicidad de mezclas dentro de la
toxicología ambiental. Más uno. 2014; 9 (5): e96580. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

124. Liess M, Foit K, Knillmann S, Schafer RB, Liess HD. Predecir la sinergia de mú ltiples efectos del estrés. Representante
de ciencia 2016; 6 :32965. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

125. Miller GE, Engen PA, Gillevet PM, Shaikh M, Sikaroodi M, Forsyth CB, Mutlu E, Keshavarzian A. Estado socioeconó mico
más bajo del vecindario asociado con una diversidad reducida de la microbiota coló nica en adultos sanos. Más uno. 2016;
11 (2):e0148952. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

126. Partty A, Kalliomaki M, Wacklin P, Salminen S, Isolauri E. Un posible vínculo entre la intervenció n probió tica temprana
y el riesgo de trastornos neuropsiquiátricos más adelante en la infancia: un ensayo aleatorio. Res. Pediatra. 2015; 77 (6):
823–828. [ PubMed ] [ Google Scholar ]

127. Norman J, Kelly B, Boyland E, McMahon AT. El impacto del marketing y la publicidad en los comportamientos
alimentarios: evaluació n de la evidencia de una relació n causal. Rep. Curr Nutr. 2016; 5 :139. [ Google Académico ]

128. Moodie R, Stuckler D, Monteiro C, Sheron N, Neal B, Thamarangsi T, Lincoln P, Casswell S, Lancet NCDAG. Ganancias y
pandemias: prevenció n de los efectos nocivos de las industrias del tabaco, el alcohol y los alimentos y bebidas
ultraprocesados. Lanceta. 2013; 381 (9867): 670–679. [ PubMed ] [ Google Scholar ]

129. Malone RE, Chapman S, Gupta PC, Nakkash R, Ntiabang T, Bianco E, Saloojee Y, Vathesatogkit P, Huber L, Bostic C, et al.
¿Una "declaració n franca" para el siglo XXI? Control de tumbas. 2017; 26 (6): 611–612. [ PubMed ] [ Google Scholar ]

130. Moodie AR. Lo que los profesionales de la salud pú blica necesitan saber sobre las tácticas industriales poco
saludables. Soy J Salud Pública. 2017; 107 (7): 1047–1049. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

131. Lee CW. Las raíces del astroturf. Contextos. 2010;9(1):73–5.

132. Donohoe M. Grupos fachada corporativa y el abuso de la ciencia. Revista Z. 2007, octubre: 42–6.

133. Clapp J, Scrinis G. La gran alimentació n, el nutricionismo y el poder corporativo. Globalizaciones. 2017; 14 : 578–595. [
Google Académico ]

134. Leon KS, Ken I. El fraude alimentario y la asociació n para un Estados Unidos "más saludable": un estudio de caso sobre
delitos entre empresas y estados. Crimen crítico . 2017; En prensa

135. Daube M, Moodie R, McKee M. ¿Hacia un mundo libre de humo? La nueva fundació n de Philip Morris International no
es creíble. Lanceta. 2017; 390 (10104): 1722–1724. [ PubMed ] [ Google Scholar ]
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 24/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

136. Gupta VK, Paul S, Dutta C. Geografía, etnia o variaciones específicas de subsistencia en la composició n y diversidad del
microbioma humano. Microbiol frontal. 2017; 8 :1162. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

137. Segata N. Microbioma intestinal: occidentalizació n y desaparició n de la diversidad intestinal. Curr Biol. 2015; 25 (14):
R611–R613. [ PubMed ] [ Google Scholar ]

138. Winglee K, Howard AG, Sha W, Gharaibeh RZ, Liu J, Jin D, Fodor AA, Gordon-Larsen P. La urbanizació n reciente en China
se correlaciona con un microbioma occidentalizado que codifica genes de mayor virulencia y resistencia a los antibió ticos.
Microbioma. 2017; 5 (1):121. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

139. McDade TW, Ryan C, Jones MJ, MacIsaac JL, Morin AM, Meyer JM, Borja JB, Miller GE, Kobor MS, Kuzawa CW. Los
entornos sociales y físicos en las primeras etapas del desarrollo predicen la metilació n del ADN de genes inflamatorios en
la edad adulta joven. Proc Natl Acad Sci EE.UU. A. 2017; 114 (29): 7611–7616. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [
Google Scholar ]

140. Sonnenburg ED, Smits SA, Tikhonov M, Higginbottom SK, Wingreen NS, Sonnenburg JL. Las extinciones inducidas por
la dieta en la microbiota intestinal se combinan a lo largo de generaciones. Naturaleza. 2016; 529 (7585): 212–215. [
Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

141. Thaiss CA, Itav S, Rothschild D, Meijer M, Levy M, Moresi C, Dohnalova L, Braverman S, Rozin S, Malitsky S, et al. Las
alteraciones persistentes del microbioma modulan la tasa de recuperació n de peso después de la dieta. Naturaleza. 2016. [
PubMed ]

142. Pallister T, Spector TD. Alimentos: ¿una nueva forma de medicina personalizada (microbioma intestinal) para
enfermedades cró nicas? JR Soc Med. 2016; 109 (9): 331–336. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

143. Hendrie GA, Baird D, Ridoutt B, Hadjikakou M, Noakes M. El consumo excesivo de energía y la ingesta discrecional
excesiva de alimentos inflan las emisiones de gases de efecto invernadero en la dieta en Australia. Nutrientes. 2016;8(11). [
Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ]

144. Lacour C, Seconda L, Allès B, Hercberg S, Langevin B, Pointereau P, Lairon D, Baudry J, Kesse-Guyot E. Impactos
ambientales de las dietas basadas en plantas: ¿Có mo contribuye el consumo de alimentos orgánicos a la sostenibilidad
ambiental? Nuez delantera. 2018. 10.3389/fnut.2018.00008. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ]

145. van de Kamp ME, Seves SM, Temme EHM. Reducir las emisiones de GEI y mejorar la calidad de la dieta: explorar el
potencial de reducir el consumo de carne, queso y bebidas alcohó licas y refrescos en momentos específicos del día. Salud
pública de BMC. 2018; 18 (1):264. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

146. Katz DL, Meller S. ¿Podemos decir qué dieta es mejor para la salud? Annu Rev Salud Pública. 2014; 35 : 83–103. [
PubMed ] [ Google Scholar ]

147. Tilman D, Clark M. Las dietas globales vinculan la sostenibilidad ambiental y la salud humana. Naturaleza. 2014; 515
(7528): 518–522. [ PubMed ] [ Google Scholar ]

148. Parajuli A, Grö nroos M, Siter N, Puhakka R, Vari HK, Roslund MI, Jumpponen A, Nurminen N, Laitinen OH, Hyö ty H, et
al. La urbanizació n reduce la transferencia de diversa microbiota ambiental al interior. Microbiol frontal. 2018.
10.3389/fmicb.2018.00084. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ]

149. Kim HJ, Kim H, Kim JJ, Myeong NR, Kim T, Park T, Kim E, Choi JY, Lee J, An S, et al. Los microbiomas de la piel frágil en
las megaciudades se ensamblan mediante un proceso predominantemente basado en nichos. Ciencia avanzada. 2018; 4 (3):
e1701581. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 25/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

150. Barton J, Rogerson M. La importancia de los espacios verdes para la salud mental. BJPsych Int. 2017; 14 (4): 79–81. [
Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

151. Stamper CE, Hoisington AJ, Gó mez OM, Halweg-Edwards AL, Smith DG, Bates KL, Kinney KA, Postolache TT, Brenner
LA, Rook GA, et al. El microbioma del entorno construido y el comportamiento humano: implicaciones para la salud
emocional y el bienestar en las sociedades occidentales posmodernas. Int Rev Neurobiol. 2016; 131 : 289–323. [ PubMed ]
[ Google Scholar ]

152. Muller-Rompa SEK, Markevych I, Hose AJ, Loss G, Wouters IM, Genuneit J, Braun-Fahrlander C, Horak E, Boznanski A,
Heederik D, et al. Una aproximació n al efecto granja protectora del asma mediante geocodificació n: buenas granjas y
mejores granjas. Pediatr Alergia Inmunol. 2018. [ PubMed ]

153. Craig JM, Logan AC, Prescott SL. Ambientes naturales, relació n con la naturaleza y el teatro ecoló gico: conexió n de
satélites y secuenciació n del shinrin-yoku. J. Physiol Anthropol. 2016;35(1). [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ]

154. Siebler PH, Heinze JD, Kienzle DM, Hale MW, Lukkes JL, Donner NC, Kopelman JM, Rodríguez OA, Lowry CA. La
administració n aguda de la bacteria saprofita no pató gena Mycobacterium vaccae induce la activació n de neuronas
serotoninérgicas en el nú cleo dorsal del rafe y un comportamiento similar al antidepresivo en asociació n con hipotermia
leve. Celular Mol Neurobiol. 2017; [ PubMed ]

155. Fyhrquist N, Ruokolainen L, Suomalainen A, Lehtimaki S, Veckman V, Vendelin J, Karisola P, Lehto M, Savinko T, Jarva
H, et al. Las especies de Acinetobacter en la microbiota de la piel protegen contra la sensibilizació n alérgica y la
inflamació n. J Alergia Clin Immunol. 2014; 134 (6): 1301–1309. [ PubMed ] [ Google Scholar ]

156. Capaldi CA, Dopko RL, Zelenski JM. La relació n entre la conexió n con la naturaleza y la felicidad: un metanálisis.
Psicólogo Frontal. 2014; 5 :976. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

157. Martyn P, Brymer E. La relació n entre la relació n con la naturaleza y la ansiedad. J Psicología de la Salud. 2016; 21 (7):
1436-1445. [ PubMed ] [ Google Scholar ]

158. Nisbet EK, Zelenski JM. Subestimar la naturaleza cercana: los errores de previsió n afectivo oscurecen el feliz camino
hacia la sostenibilidad. Ciencia psicológica. 2011; 22 (9): 1101–1106. [ PubMed ] [ Google Scholar ]

159. Metz AL. De regreso a la naturaleza: la relació n entre la relació n con la naturaleza, la empatía y el narcisismo en la
generació n millennial. Vistas en línea. 2017; 11 :1–14. [ Google Académico ]

160. Logan AC, Selhub EM. Vis Medicatrix naturae: ¿la naturaleza "ministra la mente"? Med. Biopsicosoc. 2012; 6 (1):11. [
Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

161. Soga M, Gastó n KJ. Extinció n de la experiencia: la pérdida de las interacciones hombre-naturaleza. Frente Ecológico
Entorno. 2016; 14 (2): 94–101. [ Google Académico ]

162. Wyles KL, White MP, Hattam C, Pahl S, King H, Austen M. ¿Son algunos entornos naturales más beneficiosos
psicoló gicamente que otros? La importancia del tipo y la calidad en la conexió n con la naturaleza y la restauració n
psicoló gica. Comportamiento ambiental. 2017. 10.1177/0013916517738312.

163. Flores EP, Freeman P, Gladwell VF. Un estudio transversal que examina los predictores de la frecuencia de visitas a
espacios verdes locales y el impacto que esto tiene en los niveles de actividad física. Salud pública de BMC. 2016; 16 :420. [
Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [ Google Scholar ]

164. Cox DT, Shanahan DF, Hudson HL, Fuller RA, Anderson K, Hancock S, Gaston KJ. Dosis de naturaleza cercana asociadas
simultáneamente a mú ltiples beneficios para la salud. Int J Environ Res Salud Pú blica. 2017;14(2). [ Artículo gratuito de
PMC ] [ PubMed ]
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 26/27
12/24/23, 2:43 PM Deriva disbiótica y medicina biopsicosocial: cómo el microbioma vincula la salud personal, pública y planetaria - PMC

165. Shanahan DF, Cox DT, Fuller RA, Hancock S, Lin BB, Anderson K, Bush R, Gaston KJ. Variació n en las experiencias de la
naturaleza a través de gradientes de cubierta arbó rea en ciudades compactas y en expansió n. Plan Urbano del Paisaje. 2017;
157 : 231–238. [ Google Académico ]

166. Whitburn J, Linklater WL, Milfont TL. La exposició n a la naturaleza urbana y la plantació n de árboles están
relacionadas con el comportamiento proambiental a través de la conexió n con la naturaleza, el uso de la naturaleza para la
restauració n psicoló gica y las actitudes ambientales. Comportamiento ambiental. 2018. En prensa

167. Asah ST, Bengston DN, Westphal LM, Gowan CH. Mecanismos de exposició n de los niñ os a la naturaleza: predicció n de
la ciudadanía ambiental en la edad adulta y el compromiso con las actividades basadas en la naturaleza. Comportamiento
ambiental. 2017. 10.1177/0013916517718021.

168. Soga M, Gaston KJ, Yamaura Y, Kurisu K, Hanaki K. Tanto las experiencias directas como indirectas de la naturaleza
afectan la voluntad de los niñ os de conservar la biodiversidad. Int J Environ Res Salud Pú blica. 2016;13(6). [ Artículo
gratuito de PMC ] [ PubMed ]

169. Braito MT, Bock K, Flint C, Muhar A, Muhar S, Penker M. Relaciones entre humanos y naturaleza y vínculos con el
comportamiento ambiental. Entorno Val. 2017; 26 : 365–389. [ Google Académico ]

170. Crouse DL, Pinault L, Balram A, Hystad P, Peters PA, H contra C, Donkelaar A, Martin RV, Ménard R, Robichaud A, et al.
Verdor urbano y mortalidad en las ciudades más grandes de Canadá: un estudio de cohorte nacional. Lancet Planetary
Health. 2017; 1 : e289–e297. [ Google Académico ]

171. Benatar S, Upshur R, Gill S. Comprender la relació n entre ética, neoliberalismo y poder como un paso hacia la mejora
de la salud de las personas y de nuestro planeta. Antropoceno Rev. 2018. En prensa.

172. Nacido en Bradford. Cohorte comunitaria. https://borninbradford.nhs.uk/ . Consultado el 12 de marzo de 2018.

173. El Proyecto ORÍGENES. Un Proyecto Comunitario Local con Visió n Global. Instituto Teletó n Niñ os.
https://originsproject.telethonkids.org.au/ . Consultado el 12 de marzo de 2018.

174. Gillman MW, Blaisdell CJ. Influencias ambientales en los resultados de salud infantil, un programa de investigació n de
los Institutos Nacionales de Salud. Curr Opinión Pediatr. 2018; 30 (2): 260–262. [ Artículo gratuito de PMC ] [ PubMed ] [
Google Scholar ]

175. Allen LN, Feigl AB. ¿Lo que hay en un nombre? Un llamado a replantear las enfermedades no transmisibles. Lancet Glob
Salud. 2017; 5 (2):e129–e130. [ PubMed ] [ Google Scholar ]

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5932796/ 27/27

También podría gustarte