Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Consiste en no admitir como validos científicamente otros conocimientos, sino los que
proceden de la experiencia, rechazando, por tanto, toda noción a priori y todo concepto
universal y absoluto. El hecho es la única realidad científica, y la experiencia y la
inducción, los métodos exclusivos de la ciencia. Por su lado negativo, el positivismo es
negación de todo ideal, de los principios absolutos y necesarios de la razón, es decir, de la
metafísica. El positivismo es una mutilación de la inteligencia humana, que hace posible,
no sólo, la metafísica, sino la ciencia misma. Esta, sin los principios ideales, queda reducida
a una nomenclatura de hechos, y la ciencia es una colección de experiencias, sino la idea
general, la ley que interpreta la experiencia y la traspasa. Considerado como sistema
religioso, el positivismo es el culto de la humanidad como ser total y simple o singular.
Evolución.
El término positivismo fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático francés
del siglo XIX Auguste Comte, pero algunos de los conceptos positivistas se remontan al
filósofo británico David Hume, al filósofo francés Saint-Simon, y al filósofo alemán
Immanuel Kant.
Comte eligió la palabra positivismo sobre la base de que señalaba la realidad y tendencia
constructiva que él reclamó para el aspecto teórico de la doctrina. En general, se interesó
por la reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través del
conocimiento científico, y por esta vía, del control de las fuerzas naturales. Los dos
componentes principales del positivismo, la filosofía y el Gobierno (o programa de
conducta individual y social), fueron más tarde unificados por Comte en un todo bajo la
concepción de una religión, en la cual la humanidad era el objeto de culto. Numerosos
discípulos de Comte rechazaron, no obstante, aceptar este desarrollo religioso de su
pensamiento, porque parecía contradecir la filosofía positivista original. Muchas de las
doctrinas de Comte fueron más tarde adaptadas y desarrolladas por los filósofos sociales
británicos John Stuart Mill y Herbert Spencer así como por el filósofo y físico austriaco
Ernst Mach.
Para dar una respuesta a la revolución científica, política e industrial de su tiempo, Comte
ofrecía una reorganización intelectual, moral y política del orden social. Adoptar una
actitud científica era la clave, así lo pensaba, de cualquier reconstrucción.
Afirmaba que del estudio empírico del proceso histórico, en especial de la progresión de
diversas ciencias interrelacionadas, se desprendía una ley que denominó de los tres estadios
y que rige el desarrollo de la humanidad. Analizó estos estadios en su voluminosa obra
Curso de filosofía positiva (6 vols., 1830-1842). Dada la naturaleza de la mente humana,
decía, cada una de las ciencias o ramas del saber debe pasar por "tres estadios teoréticos
diferentes: el teológico o estadio ficticio; el metafísico o estadio abstracto; y por último, el
científico o positivo". En el estadio teológico los acontecimientos se explican de un modo
muy elemental apelando a la voluntad de los dioses o de un dios. En el estadio metafísico
los fenómenos se explican invocando categorías filosóficas abstractas. El último estadio de
esta evolución, el científico o positivo, se empeña en explicar todos los hechos mediante la
aclaración material de las causas. Toda la atención debe centrarse en averiguar cómo se
producen los fenómenos con la intención de llegar a generalizaciones sujetas a su vez a
verificaciones observacionales y comprobables. La obra de Comte es considerada como la
expresión clásica de la actitud positivista, es decir, la actitud de quien afirma que tan sólo
las ciencias empíricas son la adecuada fuente de conocimiento.
Cada uno de estos estadios, afirmaba Comte, tiene su correlato en determinadas actitudes
políticas. El estadio teológico tiene su reflejo en esas nociones que hablan del Derecho
divino de los reyes. El estadio metafísico incluye algunos conceptos tales como el contrato
social, la igualdad de las personas o la soberanía popular. El estadio positivo se caracteriza
por el análisis científico o "sociológico" (término acuñado por Comte) de la organización
política. Bastante crítico con los procedimientos democráticos, Comte anhelaba una
sociedad estable gobernada por una minoría de doctos que empleara métodos de la ciencia
para resolver los problemas humanos y para imponer las nuevas condiciones sociales.
Según Comte, los conocimientos pasan por tres estados teóricos distintos, tanto en el
individuo como en la especie humana. La ley de los tres estados, fundamento de la filosofía
positiva, es, a la vez, una teoría del conocimiento y una filosofía de la historia. Estos tres
estados se llaman:
Teológico.
Metafísico.
Positivo.
Estado Teológico:
Es ficticio, provisional y preparatorio. En él, la mente busca las causas y los principios de
las cosas, lo más profundo, lejano e inasequible. Hay en él tres fases distintas:
Estado Metafísico:
Estado Positivo:
El espíritu positivo tiene que fundar un orden social. La constitución de un saber positivo es
la condición de que haya un autoridad social suficiente, y esto refuerza el carácter histórico
del positivismo.
EL POSITIVISMO Y LA FILOSOFIA.
Pero en Comte mismo no es así. Aparte de lo que cree hacer hay lo que efectivamente hace.
Y hemos visto que:
Este es, en definitiva, el aspecto más verdadero e interesante del positivismo, el que hace
que sea realmente, a despecho de todas las apariencias y aun de todos los positivistas,
filosofía.
Esta ciencia positiva es una disciplina de modestia; y esta es su virtud. El saber positivo se
atiene humildemente a las cosas; se queda ante ellas, sin intervenir, sin saltar por encima
para lanzarse a falaces juegos de ideas; ya no pide causas, sino sólo leyes. Y gracias a esta
austeridad logra esas leyes; y las posee con precisión y con certeza.
Una y otra vez vuelve Comte, del modo más explícito, al problema de la historia, y la
reclama como dominio propio de la filosofía positiva. En esta relación se da el carácter
histórico de esta filosofía, que puede explicar el pasado entero.
BIBLIOGRAFIA
"Diccionario Enciclopédico Abreviado"; (1957). Editorial, Espasa – Calpe, S.A. Tomo II.
Madrid, España.
Leer más:
http://www.monografias.com/trabajos/positivismo/positivismo.shtml#ixzz5ERUN38z1
El Positivismo
Enviado por cibercrazy5000
1.
2.
3. El Positivismo
4. Augusto Comte
5. La Ley de los Tres Estados según Comte
6. El Carácter Social del Espíritu Positivo
7. El Positivismo y la Filosofía
8. El Sentido del Positivismo
9. El Positivismo y el Avance Científico del Siglo XIX
10. La Filosofía como modo de Saber Positivo
11. La Política Positiva
12. John Stuart Mill
13. Herbert Spencer
14. El Positivismo Científico de Mach
15. Las Matemáticas en el Siglo XIX
16. Conclusión
17. Bibliografía
INTRODUCCIÓN
El termino positivismo fue utilizado por primera vez por el filosofo y matemático francés
del siglo XIX Auguste Comte, pero algunos de los conceptos positivistas se remontan al
filosofo británico David Hume, al filosofo francés Saint-Simon, y al filosofo alemán
Immanuel Kant.
Por eso, vamos a ver que la positividad se halla constituida por ser un carácter que afecta
las cosas en tanto que, en una u otra forma, se manifiestan.
El conocimiento de los hechos es relativo porque hace referencia intrínseca al hombre que
se enfrenta con los hechos y a su modo de enfrentarse con ellos.
EL POSITIVISMO
El positivismo es una parte integrante del movimiento romántico del siglo XIX. Que el
positivismo sea incapaz de fundar los valores morales y religiosos y especialmente, el
principio mismo del cual dependen, la libertad humana, es un punto de vista poémico que la
reacción antipositivista, espiritualista e idealista de la segunda mitad del siglo XIX ha
hecho prevalecer en la historiografía filosófica. Se puede también considerar justificado, en
todo o en parte, este punto de vista. Pero existe el hecho de que, en sus fundadores y en sus
seguidores, el positivismo se presenta como la exaltación romántica de la ciencia, como
infinitización, como pretensión de servir como única religión auténtica y, por tanto, como el
único fundamento posible de la vida humana individual y social.
Consiste en no admitir como validos científicamente otros conocimientos, sino los que
proceden de la experiencia, rechazando, por tanto, toda noción a priori y todo concepto
universal y absoluto. El hecho es la única realidad científica, y la experiencia y la
inducción, los métodos exclusivos de la ciencia. Por su lado negativo, el positivismo es
negación de todo ideal, de los principios absolutos y necesarios de la razón, es decir, de la
metafísica. El positivismo es una mutilación de la inteligencia humana, que hace posible,
no sólo, la metafísica, sino la ciencia misma. Esta, sin los principios ideales, queda reducida
a una nomenclatura de hechos, y la ciencia es una colección de experiencias, sino la idea
general, la ley que interpreta la experiencia y la traspasa. Considerado como sistema
religioso, el positivismo es el culto de la humanidad como ser total y simple o singular.
EVOLUCIÓN.
El término positivismo fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático francés
del siglo XIX Auguste Comte, pero algunos de los conceptos positivistas se remontan al
filósofo británico David Hume, al filósofo francés Saint-Simon, y al filósofo alemán
Immanuel Kant.
Comte eligió la palabra positivismo sobre la base de que señalaba la realidad y tendencia
constructiva que él reclamó para el aspecto teórico de la doctrina. En general, se interesó
por la reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través del
conocimiento científico, y por esta vía, del control de las fuerzas naturales. Los dos
componentes principales del positivismo, la filosofía y el Gobierno (o programa de
conducta individual y social), fueron más tarde unificados por Comte en un todo bajo la
concepción de una religión, en la cual la humanidad era el objeto de culto. Numerosos
discípulos de Comte rechazaron, no obstante, aceptar este desarrollo religioso de su
pensamiento, porque parecía contradecir la filosofía positivista original. Muchas de las
doctrinas de Comte fueron más tarde adaptadas y desarrolladas por los filósofos sociales
británicos John Stuart Mill y Herbert Spencer así como por el filósofo y físico austriaco
Ernst Mach.
Para dar una respuesta a la revolución científica, política e industrial de su tiempo, Comte
ofrecía una reorganización intelectual, moral y política del orden social. Adoptar una
actitud científica era la clave, así lo pensaba, de cualquier reconstrucción.
Según Comte, los conocimientos pasan por tres estados teóricos distintos, tanto en el
individuo como en la especie humana. La ley de los tres estados, fundamento de la filosofía
positiva, es, a la vez, una teoría del conocimiento y una filosofía de la historia. Estos tres
estados se llaman:
Teológico.
Metafísico.
Positivo.
Estado Teológico:
Es ficticio, provisional y preparatorio. En él, la mente busca las causas y los principios de
las cosas, lo más profundo, lejano e inasequible. Hay en él tres fases distintas:
Estado Metafísico:
Metafísica: Todo lo que ocurre se debe a fuerzas naturales o esencias y se realizan ritos
para que pase tal o cual cosa (danza de la lluvia, sacrificio de un animal, ritos religiosos,
etc.) llamando así la atención de los dioses. Busca respuesta al cómo suceden las cosas.
Estado Positivo:
Positiva: El nombre positivo deriva de lo que el ser humano hace y crea, no es Dios. Es
cuando llega a una estructura científica de la mente buscando las causas de los fenómenos
con la razón a través de la experimentación, la observación y la experiencia para descubrir
las leyes científicas que regulan sus relaciones. Busca respuesta al por qué suceden las
cosas. La razón es considerada como la única fuente de conocimiento de la realidad y ésta
se expresa en el conocimiento científico. Con la razón y las ciencias es posible el progreso
indefinido de la sociedad pero, para que se produzca, debe existir el orden social. Para ello
es necesario evitar todo tipo de conflictos sociales.
El espíritu positivo tiene que fundar un orden social. La constitución de un saber positivo es
la condición de que haya una autoridad social suficiente, y esto refuerza el carácter
histórico del positivismo.
EL POSITIVISMO Y LA FILOSOFIA.
Pero en Comte mismo no es así. Aparte de lo que cree hacer hay lo que efectivamente hace.
Y hemos visto que:
Este es, en definitiva, el aspecto más verdadero e interesante del positivismo, el que hace
que sea realmente, a despecho de todas las apariencias y aun de todos los positivistas,
filosofía.
EL SENTIDO DEL POSITIVISMO.
Esta ciencia positiva es una disciplina de modestia; y esta es su virtud. El saber positivo se
atiene humildemente a las cosas; se queda ante ellas, sin intervenir, sin saltar por encima
para lanzarse a falaces juegos de ideas; ya no pide causas, sino sólo leyes. Y gracias a esta
austeridad logra esas leyes; y las posee con precisión y con certeza.
Una y otra vez vuelve Comte, del modo más explícito, al problema de la historia, y la
reclama como dominio propio de la filosofía positiva. En esta relación se da el carácter
histórico de esta filosofía, que puede explicar el pasado entero.
Los estudios sociales, desde una óptica positivista... escriben la totalidad de las acciones
pasadas de los seres humanos partiendo de la observación y enumeración de todos los
documentos y hechos en forma lineal y cronológica. No analizan la totalidad ni la
cotidianeidad.
No hay propuestas para seleccionar información ya que todos os hechos son singulares e
individuales, no busca comprender, sólo describir lo sucedido en un orden inalterable y sin
conexión ni relación entre los hechos de la política, la economía, la sociedad y las
manifestaciones culturales. Todo aparece atomizado, desconectado. El conocimiento es
absolutizado y no permite la interdisciplinariedad al presentar la realidad como una
enunciación taxativa de hechos y cosas.
Se pueden distinguir tres grandes corrientes en el positivismo del siglo XIX: el positivismo
social, formulado por Auguste Comte, en el que se acentúa la naturaleza histórica y los
fines prácticos del conocimiento; el positivismo evolucionista de Herbert Spencer, que
afirma un patrón universal de transformaciones progresivas en el conocimiento, la ciencia y
la sociedad; y, finalmente, el positivismo de Ernst Mach, que minimiza el componente
social y propone una reducción sistemática de los conceptos científicos a las sensaciones.
Saint-Simon
Comte
El nombre de filosofía designa "el sistema general de las concepciones humanas". Pero esta
filosofía ha de ser positiva, y este adjetivo designa
1. La positividad se halla constituida por ser un carácter que afecta a las cosas en tanto
que, en una o en otra forma, se nos manifiestan. Manifestarse se dice fenómeno
2.
3. Estos fenómenos son algo con que el hombre se encuentra. En cuanto encontrados
en su condición de fenómenos, las cosas son algo que está ahí.
4. Estas cosas, así puestas como fenómenos, han de poder encontrarse de una manera
sumamente precisa: solamente en cuanto observables. No se trata de ir por detrás de
los fenómenos a aquello que se manifiesta en ellos, sino de tomar el fenómeno
puesto ahí en y por sí mismo. Algo es positivo solamente en la medida en que es
observable.
5. Es necesario, además, que el observable sea verificable para cualquiera.
1. Si estos hechos han de servir para un saber positivo, es necesario que sean
observados y verificados con máxima precisión y rigor. Sólo entonces adquieren su
cualidad decisiva: la objetividad. Hecho es hecho objetivo. Y como el medio para
lograr esta objetividad es el método científico, resulta que los hechos son los hechos
científicos.
Las leyes son fenómenos de invariabilidad de presentación; no nos dicen por qué, sino
cómo ocurren los hechos. La ley es en sí misma un fenómeno. Cada ley no es sino un caso
particular de una ley general: el fenómeno de la invariabilidad del orden, según el cual se
presentan los hechos, la ley de invariabilidad de las leyes de la naturaleza.
La filosofía concebida positivamente tiene ciertas ventajas; entre ellas están: 1) es la única
manera de poner orden en el conjunto tan vario de los hechos y de los pensamientos en que
aquellos son entendidos; 2) es el único medio de zanjar, de una vez para todas, las querellas
inútiles en que se ha perdido la filosofía anterior; 3) la filosofía positiva es
constitutivamente progresiva; es decir, el progreso de cada ciencia no es sólo algo que
efectivamente se da, sino que es un momento constitutivo de la ciencia en cuanto tal,
gracias justamente a su positividad; toda ciencia es por razón propia una progresiva
aproximación a los hechos cada vez más precisamente estudiados.
LA POLÍTICA POSITIVISTA
Comte había estado perpetuamente preocupado por un problema que fascinó a muchos
autores del siglo XIX: la Revolución había inaugurado una nueva era en la política, la del
individuo soberano, portador de derechos y fuente última de la legitimidad política; pero, al
hacerlo, había destruido los anteriores fundamentos del vínculo social, dejando en su lugar
una sociedad amenazada por la inconsistencia, e incluso destinada al desorden institucional
y social. En gran medida, la interrogación de Comte se sumaba a la de Benjamín Constant,
a la de Tocqueville, o a la, un poco más tardía, de John Stuart Mill: la violencia
revolucionaria, la inestabilidad crónica de las instituciones, son sólo los síntomas de un
problema recurrente, el del vínculo que une al individuo con el cuerpo social.
Una vez reconocido que sólo la filosofía positiva, como física social, puede "presidir
realmente hoy la reorganización final de las sociedades modernas", Comte define una
exigencia de método en tres proposiciones. Su doctrina política y social tiene que estar en
"perfecta coherencia con el conjunto de sus aplicaciones", tiende hacia la unidad bajo la ley
de las "necesidades sociales", y realizará por fin la unión del pasado y del presente
haciendo "salir a la luz la uniformidad fundamental de la vida colectiva de la humanidad".
Unidad, coherencia, uniformidad, estos parecen ser finalmente los conceptos fundamentales
del pensamiento político de Comte. La revolución metafísica, dice substancialmente
Comte, descansa en dos "dogmas", la igualdad y la libertad, dogmas positivos en cuanto
han servido para destruir las bases de la doctrina de los reyes y así realizar un progreso,
pero que luego se han hecho negativos, ya que al servir de punto de apoyo a un
pensamiento sistemático "crítico", impiden toda reorganización.
"Los dos intereses que predominan al presente en la sociedad europea son la libertad y el
socialismo; la libertad sin la cual el hombre moderno considera incompleta su existencia y
se siente, como decía el romano, deminutus capite; el socialismo como aspiración de las
clases populares hacia la plenitud de la vida social. Poco importa cómo pueden satisfacerse
estos dos intereses con tal de que lo sean. Pero ambos implican la libertad de discusión, y la
experiencia se encarga de comprobar diariamente que la discusión no es efectiva sino en los
gobiernos representativos. Comte pretendía sustituirlos por la dictadura, pero nadie podrá
jamás unir la dictadura con la libertad de discusión". Littré rechaza toda voluntad de
sistema, toda idea de un voluntarismo dirigido a reconstruir a toda costa una unidad, y
prefiere apostar por unas instituciones libres.
Los republicanos se convencieron pronto de que la política debía ser experimental. Esto
significa dos cosas: el rechazo de los dos dogmas antagonistas, el de la restauración y el de
la revolución, que en realidad pretendían detener el movimiento profundo de una sociedad
dividida con soluciones tan radicales como peligrosas para dichos conflictos, pero también
la preocupación por tener en cuenta lo que es, por ejemplo para Littré, esencial: el tiempo.
Aquí el pensamiento republicano es realmente un pensamiento de conflicto: consciente de
su existencia, rechaza toda solución apriorística, pero trata de hallar, teniendo en cuenta la
duración, soluciones armoniosas, porque respetan la complejidad de lo real. "La república,
escribe Littré, es el régimen que mejor permite que el tiempo conserve su justa
preponderancia". No se trata de valorizar la tradición por sí misma en contra de cualquier
voluntarismo político; los republicanos no conciben el futuro de las sociedades como la
realización de un plan de la Providencia, y no esperan nada de lo que Chateaubriand llama
"la lenta conspiración de las edades", sin embargo quieren que el tiempo cumpla su papel,
apostando que la verdad terminará por ganar la partida sin que haga falta imponerla por la
fuerza, y que los conflictos perderán agudeza, sin que sea necesario extinguirles
construyendo una unidad por la fuerza.
Es precisamente por eso por lo que la República debe ser conservadora: no en el sentido de
los "conservadores" partidarios del inmovilismo e incluso del regreso al orden antiguo, sino
para no dañar el tejido social, para eliminar la solución violenta de los conflictos. "Dos
categorías de hombres trabajan para evitar el peligro: por un lado, los republicanos, que
tratan de llevar el partido revolucionario al campo de la discusión y de la legalidad; por el
otro, los conservadores, que aceptan el régimen republicano y son garantía del orden."
Así se abre la posibilidad de una política que será "oportunista" al menos por tres razones.
Porque es el único medio de respetar el tiempo, que es lo único que puede reconciliar el
orden necesario del lado de lo social y el progreso, horizonte de una filosofía y una política.
Pero también porque los republicanos piensan que lo provisional es lo único que puede
erradicar los fantasmas de la violencia e instalar lo definitivo; en esta dialéctica, Littré
destaca que resulta imposible imponer por la fuera lo deseable, pues eso es algo que sólo se
puede conseguir por la discusión, por la libertad practicada. Por último, la política
republicana es oportunista porque se basa en la "transacción". En política, para reunir las
fuerzas suficientes para instalar un régimen que no puede ser más que parlamentario para
dar una forma a la publicidad. En materia social, porque esta forma de régimen no cierra el
paso a ninguna posibilidad, sin que sea necesario imponer nada, sino sólo convencer.
Así entendida, implica, en primer lugar, la idea del progreso. El progreso es "el desarrollo
del orden". El concepto del mismo fue establecido en la Revolución Francesa. Pero tal
concepto no hubiese podido completarse de no haberse antes hecho justicia a la Edad
Media, por la que la Edad Antigua y la Edad Moderna están, al mismo tiempo, separadas y
unidas. La tendencia final de toda vida animal consiste en formar un Gran Ser, más o
menos análogo a la Humanidad. Esta disposición común no podía, con todo, prevalecer más
que en una sola especie animal; por esto, toda especie animal fuera del hombre es "un Gran
Ser más o menos abortado".
La lógica:
Está generalmente admitido que la existencia de la materia o del espíritu, del espacio o del
tiempo, no es por naturaleza susceptible de ser demostrada, y que si hay algún
conocimiento de ella, debe ser por intuición inmediata. Pero una "intuición inmediata" que
caiga fuera de toda posibilidad de investigación y de razonamiento está privada de
significación filosófica. Al lado de la eliminación de toda realidad metafísica está la
eliminación de todo fundamento metafísico o trascendente o, en general, no empírico de las
verdades y de los principios universales. Todas las verdades son empíricas: la única
justificación del "esto será" es el "esto ha sido". Las llamadas proposiciones esenciales son
puramente verbales: afirman de una cosa indicada con un nombre sólo lo que es afirmado
por el hecho de llamarla con este nombre. Son, por tanto, fruto de una pura convención
lingüística y o dicen absolutamente nada real sobre la cosa misma. Lo que llamamos
axiomas son verdades originariamente sugeridas por la observación. Tales axiomas no
tienen un origen diferente de todo el resto de nuestros conocimientos: su origen es la
experiencia.
HERBERT Spencer
Spencer ofrece una visión evolucionista de la realidad que, como la ley de los tres estados,
tiene también consecuencias políticas y sociales. A pesar de sus protestas, no deja Spencer
de ser positivista, pues basa el conocimiento en el desarrollo intelectual de la humanidad,
busca construir la ciencia y la filosofía sobre una base empírica, rechaza la metafísica y
ofrece la ciencia social como el único vehículo capaz de estudiar la sociedad.
Una vez aclarada esta distinción epistemológica, Spencer define la filosofía como un
conocimiento completamente unificado y coherente. Su objeto es establecer no sólo las
conexiones simples entre los datos sino también una concepción unitaria del por qué de las
cosas. Representa el conocimiento más general de la realidad: «El sentido común es el nivel
más bajo del conocimiento no-unificado; la ciencia es el conocimiento parcialmente
unificado; la filosofía es el conocimiento totalmente unificado». La filosofía comienza con
las generalizaciones más amplias de las ciencias particulares que se sistematizan y se
asocian para formar conceptos aun más generales, hasta llegar a una unificación total del
conocimiento bajo primeros principios, «las proposiciones más generales de la experiencia,
no inferibles de ninguna más profunda y probadas al demostrarse una congruencia completa
entre las conclusiones que implican». La filosofía es, entonces, una superciencia, un
depósito de verdades inductiva de gran generalidad que expresan las reglas que unifican el
conocimiento y las condiciones en que se produce la experiencia.
La ley de la evolución tiene, para Spencer, una aplicación universal. Afirma que los
organismos
Congruente con el positivismo clásico, Mach reafirma que la ciencia describe y predice las
relaciones observables entre los fenómenos; que sus métodos no son los apodícticos de la
lógica y las matemáticas, sino los de experimentación y verificación; y que su objeto es dar
una descripción completa y económica de la realidad. La economía se logra al "reemplazar
o salvar las apariencias por medio de la reproducción y anticipación de los hechos en el
pensamiento. La memoria está más a mano que la experiencia, y frecuentemente sirve los
mismos fines". La ciencia economiza al sustituir las experiencias científicas con los
conceptos y leyes que la representan, facilitando el cálculo y librando a la mente de labores
excesivas. La ciencia es, además, instrumental y utilitaria –es un instrumento para controlar
la naturaleza a beneficio del que la estudia–. Por eso, tiene primero que liberarse de todo
aquello que impida su misión –de conceptos metafísicos, teológicos o inútiles– con un
programa metodológico que permita derivar estrictamente el conocimiento de la
observación.
Para Mach, las sensaciones son los colores, sabores, olores, sonidos, etc., que sentimos. Las
llamamos colectivamente la experiencia y, al enfocarlas en una dirección, se denominan
observación. Con ellas se construye la realidad: "el mundo consiste en nuestras
sensaciones". Para Mach no hay evidencia de que, detrás de las sensaciones, exista una
realidad que las cause. Las sensaciones son, por lo tanto, irrefutables. Los errores
perceptivos y las ilusiones son, simplemente, malas interpretaciones de lo que observamos.
El problema está en los conceptos teóricos. Éstos son irreductibles a las sensaciones y por
lo tanto carecen de significado concreto. Mach admite que son útiles y que sin ellos la
ciencia resultaría demasiado estrecha. Su solución es tratarlos como conceptos auxiliares,
instrumentos de cálculo que sirven para facilitar el razonamiento y economizar la labor
mental, pero que no se refieren a nada y carecen de veracidad.
Las matemáticas del siglo XIX se caracterizan 1) por una notable exigencia de rigor,
entendiéndolo como una explicación de los conceptos de las distintas teorías y una
determinación de los procedimientos deductivos y fundacionales de aquéllas y 2) por una
gradual eliminación de la evidencia como instrumento de fundamentación y de aceptación
de los resultados matemáticos.
Weierstrass, Cantor y Dedekind mostraron que la teoría de los números reales, junto con
todas las construcciones que se pueden obtener partiendo de ella proceden de manera
rigurosa del concepto y de las propiedades de los números naturales, con lo que algunos
especialistas consideraron que el número natural era el material originario que podía servir
como fundamento de toda la matemática. Sin embargo, hubo matemáticos que no aceptaron
el carácter primitivo del número natural, y pensaron que era posible relacionar la idea de
número natural con algo todavía más profundo o más primigenio. De aquí surgen dos
líneas: 1) Frege, quien quiso relacionar la aritmética con la lógica, reduciendo el concepto
de número natural a una combinación de conceptos meramente lógicos; Frege pretendía
obtener "las leyes más simples del numerar" a través de "medios puramente lógicos". Nace
así el logicismo. 2) Cantor, el cual deduce la aritmética a la teoría de los conjuntos.
Yo podría enunciar del modo siguiente el ideal de un método rigurosamente científico para
los matemáticos [...] no se puede pretender, porque es imposible, que todo se demuestre;
pero se puede exigir que todas las proposiciones, que se usan sin demostración, sean
explícitamente enunciadas como tales, para que se pueda reconocer con claridad cuáles son
las bases en que se apoya toda la construcción. Además, hay que tratar de reducir al mínimo
la cantidad de estas leyes originarias, para que se dé la demostración de todo lo que se
pueda demostrar. Además, y en esto voy más allá de Euclides, exijo que se expliciten
previamente todos los procedimientos deductivos que se aplicarán después. En caso
contrario, no queda satisfecha de un modo seguro la primera exigencia (Frege,
Fundamentos de la aritmética).
CONCLUSION
El espíritu positivo tiene que fundar un orden social. La constitución de un saber positivo es
la condición de que haya autoridad social suficiente, y esto refuerza el carácter histórico del
positivismo. Este es, en definitiva, el aspecto más verdadero e interesante del positivismo,
el que hace que sea realmente, a despecho de todas las apariencias y aun de todos los
positivistas, filosofía.
Leer más:
http://www.monografias.com/trabajos15/positivismo/positivismo.shtml#ixzz5ERUhbO5B
Indice
1. Introducción
3. Definición
4. Actualidad del pensamiento
5. Conclusiones
6. Referencias Bibliográficas
1. Introducción
Y en este marco, con los cimientos antes mencionados, germina la semilla del Positivismo,
doctrina que Comte resume bien, a través de su Ley de los Tres Estadios, marcando así el
comienzo de la Historicidad del Conocimiento Humano.
2. El Positivismo
Sus orígenes
El termino Positivismo fue utilizado por primera vez por el filósofo matemático francés del
Siglo XIX Auguste Comte, no obstante, algunos de los conceptos positivistas pueden
perseguirse claramente desde Hume, Kant, y Saint-Simon.
Pensador francés, que insistió en el progreso industrial y científico con el fin de delinear un
nuevo orden social. El Saintsimonísmo es una doctrina socialista, basada en las teorías del
Conde Saint-Simon, según la cual cada uno ha de ser clasificado según su capacidad y
remunerado según sus obras. Considera que hay dos tipos de épocas en la historia:
Las orgánicas: donde el hombre no es una entidad pasiva dentro del acontecer histórico,
sino que siempre trata de descubrir modos de alterar el medio social dentro del cual vive,
dichas alteraciones se imponen como indispensables para el desarrollo de la sociedad
cuando funciona ésta según normas no correspondientes. No se puede decir en absoluto que
existen normas sociales convenientes a toda organización humana; lo que para una época
puede ser adecuado, para otra no. Así sucede para con la sociedad industrial moderna.
Para Saint-Simon es engañoso suponer que las clases deben ser niveladas o que deben
mantener la estructura de anteriores épocas, durante las cuales dependía de la jerarquía,
pero se mantenía cuando menos en lo que concierne a la moral y a las creencias religiosas,
una cierta igualdad. Dice que esta igualdad es imposible: "la moral y los sistemas de ideas
deben ser diferentes para cada una de las clases fundamentales de la nueva sociedad
industrial moderna". (Ramírez, Pág. 10 , 2000)
3. Definición
Según Enciclopedia Hispánica (Pág. 75-76, 1993) "Fundado por Augusto Comte, alega que
el hombre debe aplicarse al conocimiento de los fenómenos y sus leyes, y la ciencia se
ubica de acuerdo a su complejidad y generalidad creciente, estableciendo categorías para
analizar hechos sociales, porque conocer el mundo físico no es igual que conocer la
realidad social.
Según Biblioteca Práctica de Consulta del Nuevo Milenio (Pág. 124, 2000) "Es una
corriente filosófica que se fundió con distintas variantes; la que pretende estar por encima
del idealismo y del materialismo, argumenta ser una tercera vía para la filosofía. De hecho
se trata de eludir definiciones sobre los problemas fundamentales y concentrarse en el
conocimiento positivo, esto es, en los datos de la ciencia que da por vía experimental".
Según Juan Ramírez (Pág. 10, 1999) "Es un sistema filosófico basado en la experiencia y el
conocimiento empírico de los fenómenos naturales, en el cual la metafísica y la teología
son sistemas de conocimientos imperfectos e inadecuados".
Principales representantes
Augusto Comte(1798-1857)
Vida. Nació en Montpellier en 1798 y murió en París en 1857. Estudió en París y luego de
diversos avatares académicos, logró el puesto de profesor auxiliar de matemáticas en la
Escuela Politécnica de París. Su vida económica fue bastante desgraciada, debiendo
subsistir los últimos años de su vida de las ayudas de discípulos y amigos. La hostilidad que
sus escritos suscitaron en los diferentes ambientes académicos fue la principal causa de su
desgracia.
Vida. Nació en Derby (Inglaterra) y murió en Brighton en 1903. Durante toda su vida se
mantuvo apartado de los cargos y honores oficiales, dedicándose a su obra filosófica.
Vida. Nació en Londres en 1806 y murió en 1873. Hijo de James Mill, un destacado
utilitarista inglés, quien le inculca a su hijo, estos principios filosóficos. Crearon juntos
(padre e hijo) el radicalismo filosófico y se propusieron explicar como mecanismos
mentales todas las supersticiones entre las que incluyeron al cristianismo, al cual
consideraban el enemigo mayor de la moralidad. John recibió una cuidada educación. Las
ideas utilitaristas de Bentham, gran pensador inglés de su tiempo y amigo de su padre, le
influyeron decisivamente.
Obras. Entre las más destacadas están: "Principios de economía política y utilitarismo",
"Filosofía de las ciencias y métodos", "Autobiografía", "Sistema de lógica racionativa e
inductiva", "Sobre la libertad",, "Augusto Comte y el Positivismo", "Naturaleza y utilidad
de la religión".
Doctrina
Comte eligió la palabra Positivismo sobre la base que señalaba la realidad y tendencia
constructiva que él reclamó para el aspecto teórico de la doctrina. Se interesó por la
reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través del conocimiento
científico, y por esta vía, del control de las fuerzas naturales. Los dos componentes
principales del Positivismo: la Filosofía y el Gobierno (o programas de conductas
individual y social), fueron más tardes unificados en todo bajo la concepción de una
religión en la cual la realidad es el objeto de culto.
El Positivismo no admite como válido científicamente otros conocimientos, sino los que
proceden de la experiencia, rechazando toda noción a priori y todo concepto total y
absoluto, por lo que apoya el relativismo del conocimiento. El hecho es la única realidad
científica, y la experiencia y la inducción, los métodos exclusivos de la ciencia.
El Positivismo es, antes que nada, una Teoría de Historia y un intento de construir una
teoría de la sociedad humana es decir una sociología. El dogma del progreso y los tres
estados de la sociedad (de Comte), son las dos columnas fundamentales que la sostiene. La
base del planteamiento de Comte consiste en afirmar que todo enunciado o proposición que
no se corresponda al simple testimonio de un hecho, no encierra ningún sentido real e
inteligible.
Estadio mitológico – teológico: en este estadio el ser humano hace depender los fenómenos
naturales de la voluntad de poderes personales superiores, es lo conocido como fetichismo
donde se atribuyen poderes mágicos a fenómenos naturales. Es en este estadio donde se
vive el proceso del paso del politeísmo al monoteísmo.
Estas precisiones semánticas pueden sirven para ir acotando cuál es la verdadera esencia de
la teoría positivista del conocimiento.
1)La exigencia de realidad es el postulado fundamental. Comte nos aclara que con esta
exigencia se pretende limitar el conocimiento filosófico "a las investigaciones
verdaderamente asequibles a nuestra inteligencia, con exclusión permanente de los
impenetrables misterios con que se ocupaba, sobre todo en su infancia" (Alsina, 2000). Lo
asequible a nuestra inteligencia es lo que el Positivismo llama los hechos. Comte establece
"como regla fundamental que toda proposición que no pueda reducirse estrictamente al
mero enunciado de un hecho particular o general no puede ofrecer ningún sentido real e
inteligible" (Alsina, 2000); definiendo los hechos como las cosas o acontecimientos
accesibles a la observación, o dicho de otra manera, fenómenos u objetos de experiencia.
Esta exigencia va contra toda construcción especulativa, contra toda elaboración a priori o
puramente racional del conocimiento, en definitiva, contra toda metafísica o todo cuanto no
sea sensible – material (Materialismo), valiéndose del Empirismo para reducir por completo
todo conocimiento a sensaciones sensibles, por medio de regularidades observadas en los
fenómenos, a las cuales se llega a través de la observación por procedimientos inductivos.
5)Positivo como contrario a negativo y/o Relativo en contra de absoluto. Ambas acepciones
permiten la entrada a un nuevo tema: El sentido histórico, ya que la historicidad del
hombre, junto al nacimiento de la Sociología, vislumbran el más profundo hallazgo del
Positivismo. La historicidad del hombre plantea la relatividad del conocimiento: "El estudio
de los fenómenos, en lugar de poder llegar a ser, en modo alguno, absoluto, debe
permanecer siempre relativo a nuestra organización-oposición" (Alsina, 2000). Es decir que
la valoración de una teoría científica deberá hacerse en función de las circunstancias
históricas que la rodean. Al descubrir la historicidad del hombre, Comte descubre también
la historicidad de la ciencia. Como consecuencia directa de este relativismo e historicismo
se plantea por primera vez la existencia de la Historia de la Ciencia como disciplina
autónoma; pero los propios dogmas del Positivismo frustran en parte las expectativas de un
descubrimiento tan importante como es la historicidad del conocimiento. La ciencia se
contextualiza en función de su época, de su momento histórico, pero a su vez, este
momento histórico se ve siempre en relación con el Gran final, con el advenimiento del
espíritu positivo, y al llegar aquí el movimiento de la historia se detiene, y lo que era
relativo deviene ahora en lo absoluto. Además, la creencia de que la historia tiene un motor
propio se traslada también a la historia de la ciencia, deduciéndose de aquí que la ciencia
tiene un movimiento propio y autónomo de su entorno social e histórico.
Pero además de definir este ideal de la unificación de la ciencia, que sus herederos
neopositivistas han intentado llevar a la práctica, Comte clasifica y jerarquiza las ciencias,
añadiendo además una discriminación entre las auténticas ciencias, las positivas, y las que
no lo son. La psicología, por ejemplo, no es admitida entre las ciencias. Partiendo desde su
base matemática, las ciencias positivas son jerarquizadas según su grado de generaIidad
decreciente y de complejidad creciente: astronomía, física, química, biología y sociología.
Esta ordenación es a la vez lógica, histórica y pedagógica. Nos indica el orden en que han
ido apareciendo las distintas ciencias, nos indica a la vez la lógica interna del proceso según
los dos parámetros arriba indicados, y nos indica también el orden en que deben ser
enseñadas en una educación positiva. Respecto al orden histórico cabe añadir el comentario
de que no responde a la realidad: las distintas ciencias no han aparecido en el orden que
Comte quiere imponer. Otra vez la especulación, el debe ser, la deducción a partir de unos
postulados se impone sobre la observación: de nuevo triunfa la metafísica.
El desarrollo de la técnica y el progreso de la ciencia acreditaron el estadio positivo de la
ciencias naturales junto al dinamismo que supuso la teoría evolucionista de Darwin, la cual
fue avalada en la compendiosa obra de H. Spencer cuya directriz esta fundamentada en la
evolución natural, en virtud de una ley que rige el paso de lo homogéneo a lo heterogéneo,
de lo indefinido a lo definido, de lo simple a lo complejo. Spencer aducía, que la evolución
se aplica a todas las formas de la existencia cósmica y a todas las ciencias, en general
integración de materia y disipación concomitante del movimiento; desde este punto de
vista, es un fenómeno mecánico, evidenciable en la biología cuando muestra, el paso de lo
homogéneo a lo heterogéneo en la transformación de las células fecundadas en organismo
vivo. En la psicología explica la génesis de los procesos psíquicos por una adaptación
progresiva de un estado interno, simple al principio, a un medio que cada vez va siendo más
complejo; dicha adaptación origina las diversas funciones mentales. En cuanto a la
sociología, Spencer señala que en todo organismo social y en cada órgano en particular (en
la familia, en el Estado, en la Iglesia), existe una complejidad creciente y una densidad cada
vez mayor. Dada la radical identidad de la sustancia universal, todos los fenómenos de la
naturaleza forman una serie en la que no hay lugar a fisuras, ni a ninguna creación: los
hechos psico-sociológicos nacen de los hechos biológicos y estos a su vez, nacen de los
fenómenos físicos y cósmicos; la creciente complejidad es suficiente para explicar la
aparición de los reinos superiores.
Mill funda su ciencia social en la voluntad y la creencia, toma el egoísmo como el principal
motor de las relaciones humanas, considera los valores religiosos como simple
colaboración, en los que la marcha del hombre va en la búsqueda moral. Afirma que el
hombre ante las necesidades materiales descubre que no existen soluciones espirituales,
sino que esas soluciones se encuentran en la Sociología. La lógica la declara como una
ciencia de prueba, lo mismo que a la Psicología como ciencia moral. Ya que, establece que:
"La observación y la experimentación, por profunda que sea, no puede conducirnos al
conocimiento absoluto de los fenómenos. Hay que partir, por tanto, de un cierto relativismo
cognoscitivo"(Ramírez, Pág. 30, 2000).
El Positivismo en la actualidad tiene influencia en muchas personas y lugares, que sin ser
conscientes, se sitúan en esta línea de pensamiento.
Definitivamente, hoy lo social y teórico pierden más espacio que ganan lo matemático y
comprobable. El Positivismo por sus bases empíricas rechazan todo lo que no se pueda
comprobar desde la óptica humana y eso pasa en nuestros días, el hombre cada vez más
acostumbrado a la técnica y a la manera de mostrar las cosas, a través de laboratorios e
investigaciones, se hace más inverosímil ante las tesis de pensamiento y las especulaciones.
Las ciencias que han rechazado el Positivismo hoy no despiertan ningún tipo de seguidores,
ya que la conceptualización tan propia en otras épocas, donde fueron aceptadas y tenidas
como fuente de conocimiento, hoy más que nunca son cuestionadas y tildadas de
troncadoras del verdadero saber, y esto gracias al Positivismo.
Sin embargo, a pesar de las influencias efectivas del Positivismo en la vida espiritual
latinoamericana, no se puede afirmar que tal influencia posee un carácter reflejo, pues ya
existía en nuestros países un autóctono Positivismo, que empieza a germinar a partir de la
crítica de la escolástica y la teología colonial. Es más, el Positivismo fue instrumentalizado
por un afán de sus seguidores de imprimirlo a las específicas situaciones históricas. Se
arraiga de manera profunda dicha actitud positivista en la mayoría de nuestros pensadores,
también siendo su reacción muy extraordinaria.
El positivismo en Venezuela
Arturo Uslar Pietri dice al respecto: el Positivismo se presenta como una de las mas
fecundas etapas de la historia del pensamiento venezolano. No consistió solamente en una
serie de conceptos aprendidos en libros europeos, sino que despertó la curiosidad por el
estudio de nuestros fenómenos sociales, históricos y provocó así un mejor conocimiento del
país y de su realidad.
De manera que bajo esta influencia se paso del conocimiento de la Historia, como narración
a la conceptualización de la Historia como Ciencia.
El Doctor Villavicencio miraba con una aureola de Positivismo comteano, ya que ejerció en
Venezuela el liderazgo de esta Escuela. Entre los años 1866 y 1880 aprendió el positivismo
con Litte con la lectura de una obra titulada: Conservación, Revolución del Positivismo
En dos grandes ideas centró la atención de esta nueva teoría en la concepción de la historia
y en la necesidad de estudiar y divulgar la ciencia como base del progreso. Es importante
destacar que en los discursos que pronunciaba Villavicencio en la Universidad caraqueña
en 1866 y 1869, no solo perseguía trasmitir las ideas conceptuales del Positivismo sino que
se deja entrever un mensaje político, la búsqueda de una Filosofía que vigorice con sus
principios el progreso del país dentro del orden y estabilidad institucional en momentos de
grave disolución y deterioro de fuentes de la riqueza.
En cuanto a las ideas educativas, las resume en tres documentos: A)El informe de 1890,
conocido en el primer congreso pedagógico de Caracas en 1895; B)El informe claustro
universitario de Caracas; y C)Las observaciones que hace al proyecto Código de
Instrucción Pública 1909.
Fue un insigne educador que durante las postrimerías del Siglo XIX y comienzo del XX,
tuvo una destacada participación en la educación superior venezolana. Estuvo becado en
Francia, específicamente en la ciudad de París donde recibió una formación caracterizada
según Jacques Maritain como cientificísta, determinista, materialista, y positivista. En
varias ocasiones, el Dr. Razzetti se define como: determinista, porque creo que todos los
fenómenos de la naturaleza están sometidos a leyes abstractas. "Soy monista porque creo
que la materia y la energía son dos propiedades esenciales de la sustancia universal, infinita
y eterna" (Hernández Pág. 298, 1984)
Luis Razzetti fue un joven que recibió la influencia del Dr. Villavicencio y de Dr. Adolfo
Ernest, los cuales fueron considerados por Razzetti como los apóstoles máximos en
Venezuela de la filosofía y ciencias positivista. La enseñanza del Dr. Villavicencio
estimularon el apetito intelectual de Razzetti como para acoger con admiración las fuentes
que nutren su pensamiento científico- filosófico de las obras de Darwin y Hackel. Del
primero, abrazo la idea del principio evolucionista, que descalifica la tesis creacionista y la
espiritualidad del alma. A Hackel lo calificó como maestro predilecto, en cuyas obras
aprendió a amar la verdad, de él toma la idea del monismo cientificísta.
En l893 publica en la Gaceta Medica de Caracas las ideas sobre la renovación de los
estudios médicos, iniciado el planteamiento por la base, es decir, por la necesidad de
reformar los estudios del Bachillerato, diversificándolo según áreas de interés vocacional,
de modo que permitan la adecuada preparación básica para los aspirantes a cursar los
estudios médico. Consideraba que la educación primaria debía ser tomada como piedra
angular de la educación, sin embargo la educación superior debería quedar restringida y
dirigida por las autoridades de la Facultad de Medicina , ya que la Medicina es una ciencia
objetiva, y para que esta pueda ser aplicada se crea un centro de salud como el Hospital
Vargas.
Al Dr. Razzetti se deben los siguientes aportes hechos en la educación de esa época como:
La enseñanza antialcohólica y la educación sexual.
El Ministro de Educación Dr. Felipe Guevara Rojas encomienda al Dr. Luis Razzetti en
Abril de l913, la tarea de preparar el texto para orientar la enseñanza antialcohólica.
Razzetti ya venía haciendo estudios en la traducción y adaptación al medio venezolano del
libro del Dr. Galtier Boissiere, Manual de Antialcohólismo, obra elaborada de acuerdo a los
programas escolares de Francia, para que sirviese de texto a la nueva enseñanza prevista en
Venezuela. La medida acordada por las autoridades pone de manifiesto, la preocupación
existente por la generalización del consumo de las bebidas alcohólicas.
En 1921, preocupa a Luis Razzetti la lucha contra las enfermedades venéreas, de manera
que es necesario educar sobre este tema desde la escuela primaria hasta la universidad, lo
que son las enfermedades venéreas por medio de conferencias populares, indicándole a la
juventud los medios de que podemos valernos para evitar el contagio. El aclaraba, que la
educación sexual debía impartirse a través de metodologías sencillas y de acuerdo a la
edad. Se impartiría de arriba hacia abajo, desde los padres a los jóvenes de mayor edad
hasta llegar a los niños; en estos se principiaría por la fecundación de las plantas y de los
animales inferiores.
Cual era el objetivo del programa hombres y mujeres sanos sin enfermedades hereditarias.
Para ello es importante exigir el certificado pre-nupcial, testificando de que no son
portadores de aquellas enfermedades capaces de contribuir a la degeneración de la
descendencia.
Entre las reformas mas importante se encuentra la escuela laica y la libertad de enseñanza.
El tema de la educación laica adquiere mas importancia en el país a medida que se acentúa
la influencia política del liberalismo y de la filosofía positivista.
En cuanto al segundo aspecto es importante que las ideas luchen en el amplio campo de la
discusión, garantizar el derecho a elegir y rodear de un profundo respeto el pensamiento de
los demás
Gil Fortoul opina que la moral no es nada mas que un conjunto de ideas que se han
trasmitido por herencia y dominan tiránicamente en nuestra sociedad.
La ley de la evolución es compartida por todos los seres vivos. En tanto que la de la
evolución cerebral solo es compartida por los seres humanos y en la expresión de Gil
Fortoul expresa que esto es producto de la ciencia, el arte y la industria. La evolución
cerebral no depende solamente de la evolución natural sino de otros factores y en el caso
venezolano dice: La raza y el clima son para nosotros, causa evidente de inferioridad
orgánica y la única solución es la inmigración.
La educación debe ser un instrumento para que el hombre modifique el medio, por lo tanto
no se admite escuela sin práctica.
En 1911, Gil Fortoul es designado Ministro de Instrucción Pública, allí permanece hasta
fines de Abril de l912. Lo acompaña un destacado pedagogo: Guillermo Todd, cuyas
modificaciones esta orientadas a modificar la observación, la memoria y el razonamiento.
Entre los criterios para orientar el proceso de enseñanza aprendizaje se dan los siguientes
lineamientos: de lo simple a lo complejo, que la enseñanza debe ayudarse de la pedagogía
con el propósito de dar al educando una educación integral dentro de la concepción
Spenceriana. En síntesis un sistema educativo basado en la observación, experimentación y
critica de los hechos.
La idea central de la idea educativa de Gallegos, consiste en: personal, idóneo y apto, para
ello crea las escuelas normales donde con métodos eficaces se formen verdaderos maestros.
En cuanto al método de enseñanza, opina que debe sustituirse el empirísmo por métodos
científicos de observación y experimentación, y aboga por la aplicación de aquellos
métodos que la Psicología y la Educación indican como pertinente en la enseñanza. La
Reforma al Sistema Educativo es una de sus ideas principales, la más transcendental y
fecunda que debería hacerse su máxima ser resumiría en este aspecto en el siguiente
pensamiento: pensar más en educar que en instruir.
Entre el concepto que merece la Educación esta el actuar sobre el carácter y formar al
hombre: en tanto que la instrucción actúa sobre la inteligencia.
5. Conclusiones
Nomotética: porque halla las causas que explican los fenómenos, confrontando la teoría con
la praxis, detecta discrepancias y establece conexiones generalizables entre variables.
Monografías
Nuevas
Publicar
Blogs
Foros
Busqueda avanzada
Descargar
Imprimir
Comentar
Ver trabajos relacionados
El Método Positivista
Enviado por Hernán Antonio Nuñez
1. Introducción
2. Reseña biográfica
3. Definición del positivismo
4. Características del positivismo
5. Historia del positivismo (antecedentes)
6. Importancia del positivismo en las ciencias sociales
7. Bibliografía
Introducción
Este ensayo es el primero de este tipo, que nos fue asignado al grupo por el profesor de la
asignatura. El tema fue expuesto magistralmente en clase, en forma de conferencia, con
parcas y ocasionales intervenciones de los estudiantes del curso.
Esta investigación nos va a permitir (en forma muy somera) comparar, comprender y
evaluar, con respecto a otras corrientes del pensamiento humano, la diversidad de criterios
ideológicos y racionales, que pueden privar de manera subyacente algunas veces y otras
con una marcada imposición cultural, en las sociedades a través de la historia.
Entre las fuentes utilizadas contamos con apuntes tomados en la clase del profesor, además
de obras bibliográficas propuestas por el mismo, otras buscadas por cuenta propia, y de
Internet, entre otros.
Los criterios utilizados para su selección son obvios: todos los contenidos tienen
explicaciones conexas con la esencia de esta teoría del pensamiento positivista
decimonónico, que aun dos siglos después se mantiene vigente en gran parte del mundo.
Quedará de nuestra iniciativa y albedrío seguir indagando sobre los problemas filosóficos
que circundan esta teoría del conocimiento y seguir mejorando los conocimientos sociales
que ya iniciamos en "La casa que vence las sombras".
Reseña biográfica
Hace más de dos siglos nació en Montpellier Francia, Isidoro Augusto María Francisco
Javier Comte, el 18 de Enero del 1798, en el seno de una familia humilde de un funcionario
menor. Desde muy chico fue reacio a la religión católica tradicional y también rechazaba
las doctrinas monárquicas.
Desde joven demostró excelentes habilidades matemáticas (siendo tan solo un adolescente
de 16 años enseñaba a otros coetáneos suyos); luego ingresa a la elitista Escuela
Politécnica, en la capital francesa (1814-1816), y fue expulsado con otros estudiantes al
participar en un revuelta (al proporcionar una calurosa bienvenida a Napoleón Bonaparte, a
raíz de la Batalla de los Cien días), acusándosele de republicanismo e indisciplina.
Regresa a su ciudad natal y cursa medicina; va de nuevo a París para seguir sus estudios,
haciendo traducciones mientras tanto para subsistir. Por 1817 conoce al teórico socialista
Claude Henri de Rouvoy, Conde de Saint-Simon, de quien sería, un año después, secretario
y colaborador hasta el año 1824, cuando rompen por diferencias de criterios ideológicos;
sin embargo las ideas reformadoras de Saint-Simon dejarían su huella en Comte, lo cual se
nota en algunas de sus obras.
En el año 1826 comenzó a dar cursos privados de su filosofía positiva al público en general
pero prominentemente a personas preclaras en el saber. Desajustes mentales le impiden
seguir impartiendo dichos cursos, que continúa luego de tres años; un año después (1830)
sale a la luz el primer volumen de su Curso de filosofía positiva (la obra completa consta de
seis tomos y toda su publicación tardó doce años).
Además de los emolumentos que recibía por los cursos de filosofía que dictaba, también
instruía en astronomía, aunado al importe que le podían devengar sus publicaciones, sin
embargo, todo ello era insuficiente para mantener unas condiciones mínimas de vida
decorosa, por lo que acepta el puesto de examinador en la Escuela Politécnica (donde había
estudiado anteriormente), al no lograr ingresar como docente en la universidad.
John Stuart Mill, un amigo suyo, lo beneficiaba con subsidios que recogía desde Inglaterra.
Una infeliz unión conyugal terminó, como era de esperar, en separación. Luego, en 1845,
se enamora platónicamente de Clotilde de Vaux, quien fallecería un año después. Éste
efímero amor lo marcó de tal manera, que el culto a la mujer amada se reflejó en sus obras
posteriores.
Aun cuando esta gran cantidad de escritos no le granjeó un escalafón social, si le consiguió
cierto renombre, principalmente del célebre sabio Emile Littré, quien acogió con
beneplácito y difundió ampliamente los preceptos e ideas de este movimiento positivista.
Hacia finales de los 40 se funda la sociedad positivista. Más personas adoptaban sus ideas
filosóficas, llegando a constituirse casi en un religión irreverente, una especie de culto (no a
una deidad) hacia el hombre histórico: la humanidad, con sus santos y todo (científicos,
pensadores, etc.), lo que Comte observaba con buenos ojos; sus ritos subsisten todavía en
Francia y Brasil.
Fue un genio (que literalmente, rayaba en la demencia) huraño, de arduo trato; tal como son
la generalidad de pensadores que se toman a pecho el cometido de transformar un orden
establecido en la sociedad, inclusive a nivel global.
Muere muy pobre en París, donde vivió el mayor tiempo de su vida, el 5 de Septiembre de
1857.
Es una teoría del conocimiento que sostiene que la verdadera fuente del saber son los
hechos, la experiencia y la observación: detallada, continua, objetiva, predictiva y causal de
esos fenómenos experienciales, mediante la aplicación de los pasos del método científico
(lo cual se considera universal), guiado por la razón analítica.
Es el nombre dado a una corriente filosófica, cuyo rasgo primordial es el ideal de una
fundamentación en el conocimiento científico (sin elementos teológicos o metafísicos),
basada únicamente en el análisis hipotético-deductivo de los datos empíricos del mundo
físico.
Conocimiento Científico
Es un saber sistemático, racional, metódico, lógico, objetivo, autocrítico, empírico y se basa
en los pasos del método científico.
Método Científico
Hipótesis
Recolección de datos
Contrastabilidad de datos
En esta fase se confrontan los datos recogidos con la hipótesis formulada, para verificarla e
ir redactando lo que será la parte conclusiva o final.
Al positivismo, sus detractores, le critican que sus principios niegan todo lo ideal, abstracto
o metafísico, lo que permite ir mas allá de las experiencias. Que trunca la inteligencia del
hombre, reduciendo la ciencia a pura nomenclatura, colección de hechos, observación y
formulación, sin ningún espíritu.
Asimismo afirman, quienes mantienen posiciones distintas, que no todas las experiencias
son reales, aun cuando nuestros sentidos así lo aprecien (ilusiones ópticas, trucos de magia,
confusión mental, etc.) y por el contrario, muchos científicos han llegado a conclusiones
concretas utilizando, a veces, la abstracción y/o métodos no verificables o "medibles".
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, el romanticismo que caracterizaba al idealismo
alemán comienza a perder vigencia. El positivismo pretende "atenerse a los hechos" y toma
a la ciencia experimental como modelo de toda racionalidad.
Paradójicamente, muchos positivistas, que bien pudieran ser considerados románticos, han
exaltado a la ciencia y a la humanidad en su capacidad de producir ciencia. Hay quienes
incluso, afirman que el positivismo es una suerte de "romanticismo de la ciencia".
Hay en esta filosofía una relación notable con el empirismo, en tanto valoran la información
que proviene de la experiencia; pero también hay una clara diferencia: el positivismo lo
considera, sin lugar a dudas, un realismo (los sentidos toman contacto con la realidad, y las
leyes de la naturaleza expresan con conexiones "reales" y no simplemente abstracciones
subjetivas).
Para Comte esta filosofía de vida es una respuesta al pensamiento medieval (que se
centraba en Dios), su intención principal consistía en liberar al hombre de las "estorbos" del
mito y la tradición y en este aspecto concordaba parcialmente con Francis Bacon, quien
intentó recoger los primeros resultados de la revolución industrial.
Pero el positivismo fue también un intento para remediar los conflictos sociales de esa
época tan convulsionada. Era necesario para lograr tal reforma una nueva organización del
saber y una nueva epistemología, que llevase al hombre a una ilustración guiada por la
razón.
Orden y progreso
Éstas son premisas de la filosofía Comtiana, las cuales poseen una clara intención de
reforma social en el contexto de las secuelas de la Revolución Francesa. Comte afirma que
la reforma de la sociedad no se puede realizar exitosamente sin una reforma teórica.
Augusto Comte contrapone el orden a la revolución, lo cual lo aproxima a los filósofos del
movimiento Restaurador; pero se separa de ellos a buscar el orden en el progreso y no de
regreso al pasado.
"Consiste esta ley que en cada una de nuestras concepciones principales, cada rama de
nuestros conocimientos, pasa sucesivamente por tres estados teóricos diversos: el estado
teológico o ficticio; el estado metafísico o abstracto; el estado positivo o científico. (...) En
el estado teológico, el espíritu humano, la dirigir esencialmente sus investigaciones hacia la
naturaleza íntima de los seres, las causas primeras y finales de todos los efectos que
percibe, es una palabra, hacia los conocimientos absolutos, se representa los fenómenos
como producidos por la acción directa y continuada de agentes sobrenaturales, más o
menos numerosos, cuya intervención arbitraria explica todas las aparentes anomalías del
universo. En el estado metafísico, que no es en el fondo sino una simple modificación
general del primero, se substituyen los agentes sobrenaturales por fuerzas abstractas... En
fin, en el estado positivo, es espíritu humano, reconociendo la imposibilidad de obtener
nociones absolutas, renuncia a buscar el origen y el destino del universo y a conocer las
causas íntimas de los fenómenos, para dedicarse únicamente a descubrir, mediante el
empleo bien combinado del razonamiento y de la observación, sus leyes efectivas." [1]
El positivismo ha ejercido una gran influencia en el pensamiento después del siglo 19. Los
grandes creadores de la ciencia natural han transitado por rumbos positivos. En la historia
de la cultura Venezolana, el positivismo clásico está notablemente presente. Se puede
hablar de dos generaciones de pensadores genuinamente positivas. La primera se inicia con
Adolfo Ernst (1848-1928) y A. Rojas (1826-1894).
La segunda generación la constituyen los discípulos de Ernst y de Villavicencio. En la
actualidad ya no podemos ser positivistas clásicos, la experiencia de dos grandes guerras
nos han enseñado que el progreso de la ciencia y la tecnología de por si no hace feliz ni
moralmente bien a nadie. Nuestro problema consiste en la creación de una nueva moral que
sea aceptable para la mentalidad científica y de consenso universal.
El término positivo es una manera especial de filosofar, examinar las teorías de cualquier
orden, es decir, la filosofía positiva se ocupa del estudio de los fenómenos sociales
considerando los resultados de la actividad de nuestras facultades intelectuales, nos
proporciona el único medio verdadero y racional. La doctrina positivista se interesa por la
reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través del conocimiento
científico y a su vez el control y dominio de las fuerzas naturales. Los componentes
principales del positivismo son la filosofía y el programa en conductas individual y social,
la cual se traduce en una fusión bajo el concepto de una religión, siendo en realidad la
humanidad el objeto del culto.
El positivismo, científicamente, no admite otros conocimientos como válido, sino los que
proceden de la fenomenología, rechazando toda noción previa y todo concepto total y
absoluto.
El espíritu positivo tiene que fundar un orden social. La constitución de un saber positivo es
la condición de que hay una autoridad social suficiente y esto refuerza el carácter histórico
del positivismo.
Comte, desea el rescate de la naturaleza orgánica que cambias los modos del pensamiento y
su desarrollo intelectual, con el fin de que la humanidad se insertase a una sociedad
positiva, para así poder restaurar todo aquello que se venía arrastrando desde la sociedad
feudal, para así centrarse en el individuo, es decir, con una organización espiritual que
tendría fundamentos no sólo en los dogmas teológicos y creencias cristianas, sino
precisamente en la ciencia.