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El Positivismo

Enviado por Eladio Román Urbina Tortolero

Consiste en no admitir como validos científicamente otros conocimientos, sino los que
proceden de la experiencia, rechazando, por tanto, toda noción a priori y todo concepto
universal y absoluto. El hecho es la única realidad científica, y la experiencia y la
inducción, los métodos exclusivos de la ciencia. Por su lado negativo, el positivismo es
negación de todo ideal, de los principios absolutos y necesarios de la razón, es decir, de la
metafísica. El positivismo es una mutilación de la inteligencia humana, que hace posible,
no sólo, la metafísica, sino la ciencia misma. Esta, sin los principios ideales, queda reducida
a una nomenclatura de hechos, y la ciencia es una colección de experiencias, sino la idea
general, la ley que interpreta la experiencia y la traspasa. Considerado como sistema
religioso, el positivismo es el culto de la humanidad como ser total y simple o singular.

 Evolución.

El término positivismo fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático francés
del siglo XIX Auguste Comte, pero algunos de los conceptos positivistas se remontan al
filósofo británico David Hume, al filósofo francés Saint-Simon, y al filósofo alemán
Immanuel Kant.

Comte eligió la palabra positivismo sobre la base de que señalaba la realidad y tendencia
constructiva que él reclamó para el aspecto teórico de la doctrina. En general, se interesó
por la reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través del
conocimiento científico, y por esta vía, del control de las fuerzas naturales. Los dos
componentes principales del positivismo, la filosofía y el Gobierno (o programa de
conducta individual y social), fueron más tarde unificados por Comte en un todo bajo la
concepción de una religión, en la cual la humanidad era el objeto de culto. Numerosos
discípulos de Comte rechazaron, no obstante, aceptar este desarrollo religioso de su
pensamiento, porque parecía contradecir la filosofía positivista original. Muchas de las
doctrinas de Comte fueron más tarde adaptadas y desarrolladas por los filósofos sociales
británicos John Stuart Mill y Herbert Spencer así como por el filósofo y físico austriaco
Ernst Mach.

 Comte, Augusto (1798-1857).

Filósofo positivista francés, y uno de los pioneros de la sociología. Nació en Montpellier el


19 de enero de 1798. Desde muy temprana edad rechazó el catolicismo tradicional y
también las doctrinas monárquicas. Logró ingresar en la Escuela Politécnica de París desde
1814 hasta 1816, pero fue expulsado por haber participado en una revuelta estudiantil.
Durante algunos años fue secretario particular del teórico socialista Claude Henri de
Rouvroy, conde de Saint-Simon, cuya influencia quedaría reflejada en algunas de sus obras.
Los últimos años del pensador francés quedaron marcados por la alienación mental, las
crisis de locura en las que se sumía durante prolongados intervalos de tiempo. Murió en
París el 5 de septiembre de 1857.

Para dar una respuesta a la revolución científica, política e industrial de su tiempo, Comte
ofrecía una reorganización intelectual, moral y política del orden social. Adoptar una
actitud científica era la clave, así lo pensaba, de cualquier reconstrucción.

Afirmaba que del estudio empírico del proceso histórico, en especial de la progresión de
diversas ciencias interrelacionadas, se desprendía una ley que denominó de los tres estadios
y que rige el desarrollo de la humanidad. Analizó estos estadios en su voluminosa obra
Curso de filosofía positiva (6 vols., 1830-1842). Dada la naturaleza de la mente humana,
decía, cada una de las ciencias o ramas del saber debe pasar por "tres estadios teoréticos
diferentes: el teológico o estadio ficticio; el metafísico o estadio abstracto; y por último, el
científico o positivo". En el estadio teológico los acontecimientos se explican de un modo
muy elemental apelando a la voluntad de los dioses o de un dios. En el estadio metafísico
los fenómenos se explican invocando categorías filosóficas abstractas. El último estadio de
esta evolución, el científico o positivo, se empeña en explicar todos los hechos mediante la
aclaración material de las causas. Toda la atención debe centrarse en averiguar cómo se
producen los fenómenos con la intención de llegar a generalizaciones sujetas a su vez a
verificaciones observacionales y comprobables. La obra de Comte es considerada como la
expresión clásica de la actitud positivista, es decir, la actitud de quien afirma que tan sólo
las ciencias empíricas son la adecuada fuente de conocimiento.

Cada uno de estos estadios, afirmaba Comte, tiene su correlato en determinadas actitudes
políticas. El estadio teológico tiene su reflejo en esas nociones que hablan del Derecho
divino de los reyes. El estadio metafísico incluye algunos conceptos tales como el contrato
social, la igualdad de las personas o la soberanía popular. El estadio positivo se caracteriza
por el análisis científico o "sociológico" (término acuñado por Comte) de la organización
política. Bastante crítico con los procedimientos democráticos, Comte anhelaba una
sociedad estable gobernada por una minoría de doctos que empleara métodos de la ciencia
para resolver los problemas humanos y para imponer las nuevas condiciones sociales.

Aunque rechazaba la creencia en un ser transcendente, reconocía Comte el valor de la


religión, pues contribuía a la estabilidad social. En su obra Sistema de Política Positiva
(1851-1854; 1875-1877), propone una religión de la humanidad que estimulara una
benéfica conducta social. La mayor relevancia de Comte, sin embargo, se deriva de su
influencia en el desarrollo del positivismo.

 La Ley de los tres Estados.

Según Comte, los conocimientos pasan por tres estados teóricos distintos, tanto en el
individuo como en la especie humana. La ley de los tres estados, fundamento de la filosofía
positiva, es, a la vez, una teoría del conocimiento y una filosofía de la historia. Estos tres
estados se llaman:

 Teológico.
 Metafísico.
 Positivo.

 Estado Teológico:

Es ficticio, provisional y preparatorio. En él, la mente busca las causas y los principios de
las cosas, lo más profundo, lejano e inasequible. Hay en él tres fases distintas:

 Fetichismo: en que se personifican las cosas y se les atribuye un poder mágico o


divino.

 Politeísmo: en que la animación es retirada de las cosas materiales para trasladarla a
una serie de divinidades, cada una de las cuales presenta un grupo de poderes: las
aguas, los ríos, los bosques, etc.

 Monoteísmo: la fase superior, en que todos esos poderes divinos quedan reunidos y
concentrados en uno llamado Dios.

En este estado, predomina la imaginación, y corresponde a la infancia de la humanidad. Es


también, la disposición primaria de la mente, en la que se vuelve a caer en todas las épocas,
y solo una lenta evolución puede hacer que el espíritu humano de aparte de esta concepción
para pasar a otra. El papel histórico del estado teológico es irremplazable.

 Estado Metafísico:

O estado abstracto, es esencialmente crítico, y de transición, Es una etapa intermedia entre


el estado teológico y el positivo. En el se siguen buscando los conocimientos absolutos. La
metafísica intenta explicar la naturaleza de los seres, su esencia, sus causas. Pero para ello
no recurren a agentes sobrenaturales, sino a entidades abstractas que le confieren su nombre
de ontología. Las ideas de principio, causa, sustancia, esencia, designan algo distinto de las
cosas, si bien inherente a ellas, más próximo a ellas; la mente que se lanzaba tras lo lejano,
se va acercando paso a paso a las cosas, y así como en el estado anterior que los poderes se
resumían en el concepto de Dios, aquí es la naturaleza, la gran entidad general que lo
sustituye; pero esta unidad es más débil, tanto mental como socialmente, y el carácter del
estado metafísico, es sobre todo crítico y negativo, de preparación del paso al estado
positivo; una especie de crisis de pubertad en el espíritu humano, antes de llegar a la
adultes.

 Estado Positivo:

Es real, es definitivo. En él la imaginación queda subordinada a la observación. La mente


humana se atiene a las cosas. El positivismo busca sólo hechos y sus leyes. No causas ni
principios de las esencias o sustancias. Todo esto es inaccesible. El positivismo se atiene a
lo positivo, a lo que está puesto o dado: es la filosofía del dato. La mente, en un largo
retroceso, se detiene a al fin ante las cosas. Renuncia a lo que es vano intentar conocer, y
busca sólo las leyes de los fenómenos.
 EL CARACTER SOCIAL DEL ESPIRITU POSITIVO.

El espíritu positivo tiene que fundar un orden social. La constitución de un saber positivo es
la condición de que haya un autoridad social suficiente, y esto refuerza el carácter histórico
del positivismo.

Comte, fundador de la Sociología, intenta llevar al estado positivo el estudio de la


Humanidad colectiva, es decir, convertirlo en ciencia positiva. En la sociedad rige también,
y principalmente, la ley de los tres estados, y hay otras tantas etapas, de las cuales, en una
domina lo militar.

Comte valora altamente el papel de organización que corresponde a la iglesia católica; en la


época metafísica, corresponde la influencia social a los legistas; es la época de la irrupción
de las clases medias, el paso de la sociedad militar a la sociedad económica; es un período
de transición, crítico y disolvente; el protestantismo contribuye a esta disolución. Por
último, al estado positivo corresponde la época industrial, regida por los intereses
económicos, y en ella se ha de restablecer el orden social, y este ha de fundarse en un poder
mental y social.

 EL POSITIVISMO Y LA FILOSOFIA.

Es aparentemente, una reflexión sobre la ciencia. Después de agotadas éstas, no queda un


objeto independiente para la filosofía, sino ellas mismas; la filosofía se convierte en teoría
de la ciencia. Así, la ciencia positiva adquiere unidad y conciencia de sí propia. Pero la
filosofía, claro es, desaparece; y esto es lo que ocurre con el movimiento positivo del siglo
XIX, que tiene muy poco que ver con la filosofía.

Pero en Comte mismo no es así. Aparte de lo que cree hacer hay lo que efectivamente hace.
Y hemos visto que:

1. Es una filosofía de la historia (la ley de los tres estados).


2. Una teoría metafísica de la realidad, entendida con caracteres tan originales y tan
nuevos como el ser social, histórica y relativa.
3. Una disciplina filosófica entera, la ciencia de la sociedad; hasta el punto de que la
sociología, en manos de los sociólogos posteriores, no ha llegado nunca a la
profundidad de visión que alcanzó en su fundador.

Este es, en definitiva, el aspecto más verdadero e interesante del positivismo, el que hace
que sea realmente, a despecho de todas las apariencias y aun de todos los positivistas,
filosofía.

 EL SENTIDO DEL POSITIVISMO.

Esta ciencia positiva es una disciplina de modestia; y esta es su virtud. El saber positivo se
atiene humildemente a las cosas; se queda ante ellas, sin intervenir, sin saltar por encima
para lanzarse a falaces juegos de ideas; ya no pide causas, sino sólo leyes. Y gracias a esta
austeridad logra esas leyes; y las posee con precisión y con certeza.

Una y otra vez vuelve Comte, del modo más explícito, al problema de la historia, y la
reclama como dominio propio de la filosofía positiva. En esta relación se da el carácter
histórico de esta filosofía, que puede explicar el pasado entero.

BIBLIOGRAFIA

BURK, Ignacio; (1985). "Filosofía". Ediciones Insula. Caracas, Venezuela.

"Diccionario Enciclopédico Abreviado"; (1957). Editorial, Espasa – Calpe, S.A. Tomo II.
Madrid, España.

"Enciclopedia Barsa"; (1985). Ediciones Encyclopaedia Britannica Publishers, INC.


México.

"Enciclopedia Microsoft Encarta 99". 1993-1998 Microsoft Corporation.

HIRSCHBERGER, J.; (1968). "Breve Historia de la Filosofía". Editorial, Herder.


Barcelona, España.

MARIAS, Julián; (1960). "Historia de la Filosofía". 12va edición. Ediciones, Castilla.


Madrid, España.

Leer más:
http://www.monografias.com/trabajos/positivismo/positivismo.shtml#ixzz5ERUN38z1

El Positivismo
Enviado por cibercrazy5000

1.
2.
3. El Positivismo
4. Augusto Comte
5. La Ley de los Tres Estados según Comte
6. El Carácter Social del Espíritu Positivo
7. El Positivismo y la Filosofía
8. El Sentido del Positivismo
9. El Positivismo y el Avance Científico del Siglo XIX
10. La Filosofía como modo de Saber Positivo
11. La Política Positiva
12. John Stuart Mill
13. Herbert Spencer
14. El Positivismo Científico de Mach
15. Las Matemáticas en el Siglo XIX
16. Conclusión
17. Bibliografía

INTRODUCCIÓN

El termino positivismo fue utilizado por primera vez por el filosofo y matemático francés
del siglo XIX Auguste Comte, pero algunos de los conceptos positivistas se remontan al
filosofo británico David Hume, al filosofo francés Saint-Simon, y al filosofo alemán
Immanuel Kant.

Cuando el inesperado romanticismo fija la atención de los hombres estudiosos, es un gran


espectáculo y vamos a decir que la filosofía es el régimen intelectual de todo estado,
precisamente porque es un estado que viene de otros y conduce a otros y es algo
esencialmente diverso en si misma.

La filosofía es un estado del espíritu humano socialmente considerado y es un estado


caracterizado por la vertiente que da a las ideas últimas sobre las que se halla asentado cada
estado social del espíritu. Por ello, consideramos que no es un momento más entre
cualquiera estado social, sino que es momento fundante de todos los demás.

Por eso, vamos a ver que la positividad se halla constituida por ser un carácter que afecta
las cosas en tanto que, en una u otra forma, se manifiestan.

El conocimiento de los hechos es relativo porque hace referencia intrínseca al hombre que
se enfrenta con los hechos y a su modo de enfrentarse con ellos.

EL POSITIVISMO

Doctrina iniciada por Auguste Comte (francés) en el siglo XIX.

Identifica 3 fases en la historia intelectual de la humanidad que fueron cambiando a medida


que adquiría mayores conocimientos científicos.

El positivismo es el romanticismo de la ciencia. La tendencia propia del romanticismo a


identificar lo finito con lo infinito, a considerar lo finito como revelación y realización
progresiva de lo infinito, es transferida y realizada por el positivismo en el seno de la
ciencia. Con el positivismo, la ciencia se exalta, se considera como única manifestación
legítima de lo infinito y, por ello, se llena de significación religiosa, pretendiendo suplantar
a las religiones tradicionales.

El positivismo es una parte integrante del movimiento romántico del siglo XIX. Que el
positivismo sea incapaz de fundar los valores morales y religiosos y especialmente, el
principio mismo del cual dependen, la libertad humana, es un punto de vista poémico que la
reacción antipositivista, espiritualista e idealista de la segunda mitad del siglo XIX ha
hecho prevalecer en la historiografía filosófica. Se puede también considerar justificado, en
todo o en parte, este punto de vista. Pero existe el hecho de que, en sus fundadores y en sus
seguidores, el positivismo se presenta como la exaltación romántica de la ciencia, como
infinitización, como pretensión de servir como única religión auténtica y, por tanto, como el
único fundamento posible de la vida humana individual y social.

El positivismo acompaña y provoca el nacimiento y la afirmación de la organización


técnico industrial de la sociedad, fundada y condicionada por la ciencia. Expresa las
esperanzas, los ideales y la exaltación optimista, que han provocado y acompañado esta
fase de la sociedad moderna. El hombre ha creído en esta época haber hallado en la ciencia
la garantía infalible de su propio destino. Por esto ha rechazado, por inútil y supersticiosa,
toda alegación sobrenatural y ha puesto lo infinito en la ciencia, encerrando en las formas
de la misma la moral, la religión, la política, la totalidad de su existencia.

Consiste en no admitir como validos científicamente otros conocimientos, sino los que
proceden de la experiencia, rechazando, por tanto, toda noción a priori y todo concepto
universal y absoluto. El hecho es la única realidad científica, y la experiencia y la
inducción, los métodos exclusivos de la ciencia. Por su lado negativo, el positivismo es
negación de todo ideal, de los principios absolutos y necesarios de la razón, es decir, de la
metafísica. El positivismo es una mutilación de la inteligencia humana, que hace posible,
no sólo, la metafísica, sino la ciencia misma. Esta, sin los principios ideales, queda reducida
a una nomenclatura de hechos, y la ciencia es una colección de experiencias, sino la idea
general, la ley que interpreta la experiencia y la traspasa. Considerado como sistema
religioso, el positivismo es el culto de la humanidad como ser total y simple o singular.

EVOLUCIÓN.

El término positivismo fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático francés
del siglo XIX Auguste Comte, pero algunos de los conceptos positivistas se remontan al
filósofo británico David Hume, al filósofo francés Saint-Simon, y al filósofo alemán
Immanuel Kant.

Comte eligió la palabra positivismo sobre la base de que señalaba la realidad y tendencia
constructiva que él reclamó para el aspecto teórico de la doctrina. En general, se interesó
por la reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través del
conocimiento científico, y por esta vía, del control de las fuerzas naturales. Los dos
componentes principales del positivismo, la filosofía y el Gobierno (o programa de
conducta individual y social), fueron más tarde unificados por Comte en un todo bajo la
concepción de una religión, en la cual la humanidad era el objeto de culto. Numerosos
discípulos de Comte rechazaron, no obstante, aceptar este desarrollo religioso de su
pensamiento, porque parecía contradecir la filosofía positivista original. Muchas de las
doctrinas de Comte fueron más tarde adaptadas y desarrolladas por los filósofos sociales
británicos John Stuart Mill y Herbert Spencer así como por el filósofo y físico austriaco
Ernst Mach.

COMTE, AUGUSTO (1798-1857).

Filósofo positivista francés, y uno de los pioneros de la sociología. Nació en Montpellier el


19 de enero de 1798. Desde muy temprana edad rechazó el catolicismo tradicional y
también las doctrinas monárquicas. Logró ingresar en la Escuela Politécnica de París desde
1814 hasta 1816, pero fue expulsado por haber participado en una revuelta estudiantil.
Durante algunos años fue secretario particular del teórico socialista Claude Henri de
Rouvroy, conde de Saint-Simon, cuya influencia quedaría reflejada en algunas de sus obras.
Los últimos años del pensador francés quedaron marcados por la alienación mental, las
crisis de locura en las que se sumía durante prolongados intervalos de tiempo. Murió en
París el 5 de septiembre de 1857.

Para dar una respuesta a la revolución científica, política e industrial de su tiempo, Comte
ofrecía una reorganización intelectual, moral y política del orden social. Adoptar una
actitud científica era la clave, así lo pensaba, de cualquier reconstrucción.

Aunque rechazaba la creencia en un ser trascendente, reconocía Comte el valor de la


religión, pues contribuía a la estabilidad social. En su obra Sistema de Política Positiva
(1851-1854; 1875-1877), propone una religión de la humanidad que estimulara una
benéfica conducta social. La mayor relevancia de Comte, sin embargo, se deriva de su
influencia en el desarrollo del positivismo.

LA LEY DE LOS TRES ESTADOS.

Según Comte, los conocimientos pasan por tres estados teóricos distintos, tanto en el
individuo como en la especie humana. La ley de los tres estados, fundamento de la filosofía
positiva, es, a la vez, una teoría del conocimiento y una filosofía de la historia. Estos tres
estados se llaman:

 Teológico.
 Metafísico.
 Positivo.

Estado Teológico:

Es ficticio, provisional y preparatorio. En él, la mente busca las causas y los principios de
las cosas, lo más profundo, lejano e inasequible. Hay en él tres fases distintas:

 Fetichismo: en que se personifican las cosas y se les atribuye un poder mágico o


divino.
 Politeísmo: en que la animación es retirada de las cosas materiales para trasladarla a
una serie de divinidades, cada una de las cuales presenta un grupo de poderes: las
aguas, los ríos, los bosques, etc.
 Monoteísmo: la fase superior, en que todos esos poderes divinos quedan reunidos y
concentrados en uno llamado Dios.

Teológica: Da explicaciones simples de los fenómenos naturales como la lluvia, el trueno,


la fertilidad o el viento creando dioses para explicarlos (Dios de la lluvia, Dios del trueno,
etc.).

En este estado, predomina la imaginación, y corresponde a la infancia de la humanidad. Es


también, la disposición primaria de la mente, en la que se vuelve a caer en todas las épocas,
y solo una lenta evolución puede hacer que el espíritu humano de aparte de esta concepción
para pasar a otra. El papel histórico del estado teológico es irremplazable.

Estado Metafísico:

O estado abstracto, es esencialmente crítico, y de transición, Es una etapa intermedia entre


el estado teológico y el positivo. En el se siguen buscando los conocimientos absolutos. La
metafísica intenta explicar la naturaleza de los seres, su esencia, sus causas. Pero para ello
no recurren a agentes sobrenaturales, sino a entidades abstractas que le confieren su nombre
de ontología. Las ideas de principio, causa, sustancia, esencia, designan algo distinto de las
cosas, sí bien inherente a ellas, más próximo a ellas; la mente que se lanzaba tras lo lejano,
se va acercando paso a paso a las cosas, y así como en el estado anterior que los poderes se
resumían en el concepto de Dios, aquí es la naturaleza, la gran entidad general que lo
sustituye; pero esta unidad es más débil, tanto mental como socialmente, y el carácter del
estado metafísico, es sobre todo crítico y negativo, de preparación del paso al estado
positivo; una especie de crisis de pubertad en el espíritu humano, antes de llegar a la
adultes.

Metafísica: Todo lo que ocurre se debe a fuerzas naturales o esencias y se realizan ritos
para que pase tal o cual cosa (danza de la lluvia, sacrificio de un animal, ritos religiosos,
etc.) llamando así la atención de los dioses. Busca respuesta al cómo suceden las cosas.

Estado Positivo:

Es real, es definitivo. En él la imaginación queda subordinada a la observación. La mente


humana se atiene a las cosas. El positivismo busca sólo hechos y sus leyes. No causas ni
principios de las esencias o sustancias. Todo esto es inaccesible. El positivismo se atiene a
lo positivo, a lo que está puesto o dado: es la filosofía del dato. La mente, en un largo
retroceso, se detiene a al fin ante las cosas. Renuncia a lo que es vano intentar conocer, y
busca sólo las leyes de los fenómenos.

Positiva: El nombre positivo deriva de lo que el ser humano hace y crea, no es Dios. Es
cuando llega a una estructura científica de la mente buscando las causas de los fenómenos
con la razón a través de la experimentación, la observación y la experiencia para descubrir
las leyes científicas que regulan sus relaciones. Busca respuesta al por qué suceden las
cosas. La razón es considerada como la única fuente de conocimiento de la realidad y ésta
se expresa en el conocimiento científico. Con la razón y las ciencias es posible el progreso
indefinido de la sociedad pero, para que se produzca, debe existir el orden social. Para ello
es necesario evitar todo tipo de conflictos sociales.

EL CARACTER SOCIAL DEL ESPIRITU POSITIVO.

El espíritu positivo tiene que fundar un orden social. La constitución de un saber positivo es
la condición de que haya una autoridad social suficiente, y esto refuerza el carácter
histórico del positivismo.

Comte, fundador de la Sociología, intenta llevar al estado positivo el estudio de la


Humanidad colectiva, es decir, convertirlo en ciencia positiva. En la sociedad rige también,
y principalmente, la ley de los tres estados, y hay otras tantas etapas, de las cuales, en una
domina lo militar.

Comte valora altamente el papel de organización que corresponde a la iglesia católica; en la


época metafísica, corresponde la influencia social a los legistas; es la época de la irrupción
de las clases medias, el paso de la sociedad militar a la sociedad económica; es un período
de transición, crítico y disolvente; el protestantismo contribuye a esta disolución. Por
último, al estado positivo corresponde la época industrial, regida por los intereses
económicos, y en ella se ha de restablecer el orden social, y este ha de fundarse en un poder
mental y social.

EL POSITIVISMO Y LA FILOSOFIA.

Es aparentemente, una reflexión sobre la ciencia. Después de agotadas éstas, no queda un


objeto independiente para la filosofía, sino ellas mismas; La filosofía se convierte en teoría
de la ciencia. Así, la ciencia positiva adquiere unidad y conciencia de sí propia. Pero la
filosofía, claro es, desaparece; y esto es lo que ocurre con el movimiento positivo del siglo
XIX, que tiene muy poco que ver con la filosofía.

Pero en Comte mismo no es así. Aparte de lo que cree hacer hay lo que efectivamente hace.
Y hemos visto que:

1. Es una filosofía de la historia (la ley de los tres estados).


2.
3. Una teoría metafísica de la realidad, entendida con caracteres tan originales y tan
nuevos como el ser social, histórica y relativa.
4. Una disciplina filosófica entera, la ciencia de la sociedad; hasta el punto de que la
sociología, en manos de los sociólogos posteriores, no ha llegado nunca a la
profundidad de visión que alcanzó en su fundador.

Este es, en definitiva, el aspecto más verdadero e interesante del positivismo, el que hace
que sea realmente, a despecho de todas las apariencias y aun de todos los positivistas,
filosofía.
EL SENTIDO DEL POSITIVISMO.

Esta ciencia positiva es una disciplina de modestia; y esta es su virtud. El saber positivo se
atiene humildemente a las cosas; se queda ante ellas, sin intervenir, sin saltar por encima
para lanzarse a falaces juegos de ideas; ya no pide causas, sino sólo leyes. Y gracias a esta
austeridad logra esas leyes; y las posee con precisión y con certeza.

Una y otra vez vuelve Comte, del modo más explícito, al problema de la historia, y la
reclama como dominio propio de la filosofía positiva. En esta relación se da el carácter
histórico de esta filosofía, que puede explicar el pasado entero.

Los estudios sociales, desde una óptica positivista... escriben la totalidad de las acciones
pasadas de los seres humanos partiendo de la observación y enumeración de todos los
documentos y hechos en forma lineal y cronológica. No analizan la totalidad ni la
cotidianeidad.

No hay propuestas para seleccionar información ya que todos os hechos son singulares e
individuales, no busca comprender, sólo describir lo sucedido en un orden inalterable y sin
conexión ni relación entre los hechos de la política, la economía, la sociedad y las
manifestaciones culturales. Todo aparece atomizado, desconectado. El conocimiento es
absolutizado y no permite la interdisciplinariedad al presentar la realidad como una
enunciación taxativa de hechos y cosas.

No tienen en cuenta la simultaneidad en la evolución de las distintas sociedades.

Todo se describe basado en un determinismo de tipo causal o culturalista, derivado de los


enfoques centrados en los legados culturales.

EL POSITIVISMO Y EL AVANCE CIENTÍFICO DEL SIGLO XIX

El positivismo consiste en una epistemología que plantea la naturaleza empírica del


conocimiento, en una teoría que enlaza ese conocimiento al desarrollo intelectual del
individuo y de la sociedad, y en un plan para aplicar los métodos de la ciencia al estudio de
las relaciones sociales. Intenta reemplazar, en nombre del progreso, la religión y la
metafísica con los procedimientos empíricos de la ciencia moderna.

Se pueden distinguir tres grandes corrientes en el positivismo del siglo XIX: el positivismo
social, formulado por Auguste Comte, en el que se acentúa la naturaleza histórica y los
fines prácticos del conocimiento; el positivismo evolucionista de Herbert Spencer, que
afirma un patrón universal de transformaciones progresivas en el conocimiento, la ciencia y
la sociedad; y, finalmente, el positivismo de Ernst Mach, que minimiza el componente
social y propone una reducción sistemática de los conceptos científicos a las sensaciones.

En sus fundadores y en sus seguidores, el positivismo se presenta como la exaltación


romántica de la ciencia, comoinfinitización, como pretensión de servir como única religión
auténtica y, por tanto, como único fundamento posible de la vida humana individual y
social. El positivismo acompaña y provoca el nacimiento y la afirmación de la organización
técnico industrial de la sociedad, fundada y condicionada por la ciencia. Expresa las
esperanzas, los ideales y la exaltación optimista, que han provocado y acompañado esta
fase de la sociedad moderna. El hombre ha creído en esta época haber hallado en la ciencia
la garantía infalible de su propio destino. Por esto ha rechazado, por inútil y supersticiosa,
toda alegación sobrenatural y ha puesto lo infinito en la ciencia, encerrando en las formas
de la misma la moral, la religión, la política, la totalidad de su existencia.

El positivismo en sentido estricto corresponde al espíritu de la ciencia moderna tal como se


la celebraba en el siglo XIX. Valora las ciencias cuyo estado de desarrollo (la metodología)
habría alcanzado el estadio positivo: las matemáticas y la física; en medida notablemente
inferior, la química y la biología, y, por último, la sociología o "filosofía social", que Comte
contribuye a elaborar. Los rasgos distintivos del espíritu positivista son las características
de las ciencias de la naturaleza más desarrolladas a comienzos del siglo:

 Empirismo: la experiencia, la observación de los fenómenos intersubjetivamente


controlables, e fuente de conocimientos objetivos. El empirismo constituye una
actitud científica relativamente pasiva, moderadamente abierta al experimentalismo,
es decir, a la invención, la provocación, construcción de experiencias que suponen,
en general, técnica, mediante una vigorosa interacción con la naturaleza;
 Descriptivismo: el saber positivo es fundamentalmente comprobante: una ley sólo
es la fórmula general de una regularidad natural, pues la observación permite
comprobar que hasta el presente, un acontecimiento o un hecho de tipo y sigue
siempre a un acontecimiento o un hecho de tipo x. La ciencia positivista no pretende
tanto explicar los fenómenos naturales (lo que implica el recurso a la noción
discutible de "causa") como describirlos;
 Abanderamiento antimetafísico: la formulación nomológica de regularidades
fenomenales no va más allá de una hipótesis prudente a propósito de lo observable.
No da intervención a nociones metafísicas relativas a la naturaleza profunda de las
cosas o a sustancias que estén "detrás" de los fenómenos o los hechos observables y
ni siquiera a la noción de causalidad. El positivismo es nominalista, rechaza la
hipóstasis de abstracción o de entidades no observables empíricamente;
 Relativismo: no se puede extrapolar (o, en todo caso, sólo con gran prudencia y a
modo de hipótesis), ni mucho menos absolutizar. Nada permite afirmar que en el
futuro se verificarán las regularidades naturales que se ha comprobado hasta ahora,
ni que las leyes astronómicas que se han enunciado a partir de la observación del
sistema solar sean válidas más allá de éste;
 Pragmatismo: «Saber para poder con el fin de proveer». El valor del saber
científico, positivo, consiste en su eficacia y en su utilidad social. Las "creencias
científicas", aun cuando, en términos absolutos, no sean más verdaderas que las
otras (en el sentido de conformidad a la naturaleza profunda de las cosas), son, por
el momento, las mejores en lo que concierne a la supervivencia y a la organización
de la vida de los hombres en sociedad;
 Consensualismo: la organización social y el mejoramiento de las condiciones de
existencia exigen la paz. Ahora bien, las ciencias que han llegado al estado positivo
se caracterizan por un método no violento para regular los conflictos de opinión
que, en la mentalidad religiosa y metafísica, son interminables o se dirimen de
manera dogmática y hasta con violencia física. El espíritu positivo permite regular
los diferendos de manera pacífica y consensuada por todos los que aceptan
someterse a la regla de la observación empírica, objetiva, es decir, repetible y
compartida. Lo que ha de poner fin a las discusiones es la comprobación de los
hechos y no la ley del más fuerte ni del más hábil. Ese consensualismo pacífico es
un modelo para regular los conflictos entre los seres humanos, sean los que fueren;
 Estatismo: es mitigado y se refiere sobre todo a las ciencias que han llegado al
estado positivo, para las cuales Comte no espera ya ninguna revolución. Estas
ciencias se contentan con acrecentar o precisar un corpus de leyes del que ya se ha
adquirido lo esencial. Por tanto, todas las transformaciones profundas que ocurran
en matemáticas, en lógica o en física quedan al margen de la perspectiva del
positivismo. Su concepción de la ciencia positiva es cerrada, doctrinaria: sólo
requiere una exposición sistemática en un tratado enciclopédico. Únicamente
algunas ciencias –como la biología o la sociología– tienen todavía mucho que
evolucionar hacia el estado positivo, que es el estado superior o adulto final.

Saint-Simon

La idea fundamental de Saint-Simon es la de la historia como un progreso necesario y


continuo. «Todas las cosas que han sucedido y todas las que sucederán forman una sola y
misma serie, cuyos primeros términos constituyen el pasado, y los últimos el futuro». La
historia está regida por una ley general que determina la sucesión de épocas críticas y
épocas orgánicas. La época orgánica es la que descansa sobre un sistema de creencias bien
establecido, se desarrolla de conformidad con él y progresa dentro de los límites por él
establecidos. En un cierto momento, este mismo progreso hace cambiar la idea central
sobre la cual la época estaba anclada y determina así el comienzo de una época crítica.

En la organización social fundada en la filosofía positiva dominará un nuevo poder


espiritual y un nuevo poder temporal. El nuevo poder espiritual será el de los científicos, o
sea, el de los hombres "que pueden predecir el mayor número de cosas". La ciencia ha
nacido como capacidad de previsión; y la verificación de una predicción es lo que da al
hombre la reputación de científico. La administración de los asuntos temporales será
confiada a los industriales, a los "emprendedores de trabajos pacíficos, que darán ocupación
al mayor número de individuos". «Esta administración, por efecto directo del interés
personal de los administradores, se ocupará, en primer lugar, de mantener la paz entre las
naciones y, en segundo lugar, de disminuir lo más posible el impuesto, de manera que se
empleen los productos del modo más ventajoso para la comunidad»

Comte

Fundamental al positivismo comteano es la aserción metodológica de que el conocimiento


positivo se debe derivar estrictamente de la experiencia: se observan los fenómenos, lo
dado en las sensaciones; se notan sus relaciones de semejanza y sucesión; se identifican
grupos uniformes, estables y duplicables de fenómenos (los hechos); se analizan las
circunstancias en que se producen y, considerados como objetos de leyes invariantes, se
suman al resto del conocimiento organizado que llamamos ciencia. Estos datos de la
observación, una vez incorporados a la ciencia, ya sea como hechos, ya como principios o
leyes empíricas, se reexaminan a la búsqueda de semejanzas y sucesiones de mayor
generalidad y se reducen al menor número de leyes posibles.

Nuestro arte de observar se compone, en general, de tres procedimientos diferentes: 1)


observación propiamente dicha, o sea, examen directo del fenómeno tal como se presenta
naturalmente; 2) experimentación, o sea, contemplación del fenómeno más o menos
modificado por circunstancias artificiales que intercalamos expresamente buscando una
exploración más perfecta, y 3) comparación, o sea, la consideración gradual de una serie de
casos análogos en que el fenómeno se vaya simplificando cada vez más (Comte, Curso de
filosofía positiva, I, 99).

El modelo es la ciencia inductiva; el propósito, comprender la naturaleza y los límites del


conocimiento, a fin de pronosticar y proceder eficazmente: "Ver para prever; prever para
actuar".

Advierte que, al estudiar la naturaleza, el investigador no comienza a observar con la mente


en blanco, como creía Locke, sino que tiene que hacer varias suposiciones necesarias y
fundamentales. Estas suposiciones especifican en qué consiste la experiencia, qué son los
hechos, cómo se pueden concebir, y hasta cómo se deben percibir. Son necesarias, pues sin
ellas no es posible concebir siquiera la investigación misma, y fundamentales porque
indican cómo obtener conocimientos que llegarán a ser ciencia. Son estrictamente reglas
metodológicas que impropiamente interpretadas crean mitologías y metafísicas, pero que
bien aplicadas indican cómo observar, sin dictar los resultados ni afirmar verdades.

LA FILOSOFÍA COMO MODO DE SABER POSITIVO

El nombre de filosofía designa "el sistema general de las concepciones humanas". Pero esta
filosofía ha de ser positiva, y este adjetivo designa

¿Qué es un saber positivo? El saber positivo es un saber que responde a un principio


fundamental: nada tiene sentido real e inteligible si no es la enunciación de un hecho o no
se reduce en última instancia al enunciado de un hecho. El vocablo "positivo" tiene, según
Comte, al menos seis acepciones:

1. Se entiende por positivo lo real por oposición a lo quimérico

2. Algo es positivo cuando es útil

3. Algo es positivo cuando es cierto y no indeciso

4. Un conocimiento es positivo cuando realmente es un conocimiento preciso, riguroso y


estricto

5. Es positivo lo que se opone a lo negativo

6. Es positivo aquello que es constatable por oposición a aquello que es inconstatable.


Es el último carácter el que resume a los otros cinco y, por tanto, la positividad se resume
en constatabilidad. ¿Qué es la constatabilidad?, ¿Qué es, por tanto, la positividad?

1. La positividad se halla constituida por ser un carácter que afecta a las cosas en tanto
que, en una o en otra forma, se nos manifiestan. Manifestarse se dice fenómeno
2.
3. Estos fenómenos son algo con que el hombre se encuentra. En cuanto encontrados
en su condición de fenómenos, las cosas son algo que está ahí.
4. Estas cosas, así puestas como fenómenos, han de poder encontrarse de una manera
sumamente precisa: solamente en cuanto observables. No se trata de ir por detrás de
los fenómenos a aquello que se manifiesta en ellos, sino de tomar el fenómeno
puesto ahí en y por sí mismo. Algo es positivo solamente en la medida en que es
observable.
5. Es necesario, además, que el observable sea verificable para cualquiera.

La unidad de estos cuatro caracteres es lo que llamamos un hecho.

1. Si estos hechos han de servir para un saber positivo, es necesario que sean
observados y verificados con máxima precisión y rigor. Sólo entonces adquieren su
cualidad decisiva: la objetividad. Hecho es hecho objetivo. Y como el medio para
lograr esta objetividad es el método científico, resulta que los hechos son los hechos
científicos.

Las leyes son fenómenos de invariabilidad de presentación; no nos dicen por qué, sino
cómo ocurren los hechos. La ley es en sí misma un fenómeno. Cada ley no es sino un caso
particular de una ley general: el fenómeno de la invariabilidad del orden, según el cual se
presentan los hechos, la ley de invariabilidad de las leyes de la naturaleza.

El objeto de la filosofía es el hecho en cuanto tal.

La filosofía concebida positivamente tiene ciertas ventajas; entre ellas están: 1) es la única
manera de poner orden en el conjunto tan vario de los hechos y de los pensamientos en que
aquellos son entendidos; 2) es el único medio de zanjar, de una vez para todas, las querellas
inútiles en que se ha perdido la filosofía anterior; 3) la filosofía positiva es
constitutivamente progresiva; es decir, el progreso de cada ciencia no es sólo algo que
efectivamente se da, sino que es un momento constitutivo de la ciencia en cuanto tal,
gracias justamente a su positividad; toda ciencia es por razón propia una progresiva
aproximación a los hechos cada vez más precisamente estudiados.

LA POLÍTICA POSITIVISTA

Comte había estado perpetuamente preocupado por un problema que fascinó a muchos
autores del siglo XIX: la Revolución había inaugurado una nueva era en la política, la del
individuo soberano, portador de derechos y fuente última de la legitimidad política; pero, al
hacerlo, había destruido los anteriores fundamentos del vínculo social, dejando en su lugar
una sociedad amenazada por la inconsistencia, e incluso destinada al desorden institucional
y social. En gran medida, la interrogación de Comte se sumaba a la de Benjamín Constant,
a la de Tocqueville, o a la, un poco más tardía, de John Stuart Mill: la violencia
revolucionaria, la inestabilidad crónica de las instituciones, son sólo los síntomas de un
problema recurrente, el del vínculo que une al individuo con el cuerpo social.

El objetivo de Comte es concebir de otra forma las condiciones de la vinculación del


hombre moderno, individualista, al cuerpo social; dar una base a la legitimidad de un poder
que, a la vez, respete los nuevos principios y garantice la coherencia de la sociedad.

Su tentativa puede resumirse en la búsqueda de una forma de asentar en una historia


científica una política reorganizadora. El fundamento de este proyecto está sin duda en la
convicción de que las ciencias llamadas exactas proporcionan el modelo de un positivismo
universal, mientras que la política se halla todavía en una fase precientífica que exige una
urgente superación. El pensamiento político se apoya entonces sobre la ciencia por partida
doble: en una teorización de la historia, Comte demuestra a la vez los irresueltos problemas
del presente y las soluciones, y queriendo "hacer que la política entre en la edad positiva",
produce una especie de epistemología que debe fundamentar una práctica. A partir de una
homologación entre las etapas del desarrollo del individuo y las de la humanidad, Comte
distingue tres edades que llama respectivamente teológica, metafísica y positiva.

Primera fase del desarrollo de la inteligencia, primera edad de la humanidad, la edad


teológica es aquella en la que reina lo sobrenatural y, en la política, "la doctrina de los
reyes", que basa en el derecho divino las relaciones sociales y el orden político. Esta edad
termina con la Revolución Francesa, que ve el triunfo de un pensamiento político abstracto
(el de los derechos individuales, del contrato …), característico de la edad metafísica: a los
principios sobrenaturales los sustituyen entidades abstractas, el derecho y los derechos, que
se convierten en el medio para una crítica incesante de las instituciones, en nombre de una
idea general del hombre. Pero este estado es solamente "bastardo", es decir intermedio, y ha
de ser superado por la última etapa de todo desarrollo, el estado científico. Aquí ya no hay
nada sobrenatural ni tampoco hay entidades metafísicas (el hombre, el contrato, los
derechos), sino realidades, una política fundada en la observación científica, que descubre
constantes, plantea leyes y describe la organización única y necesaria de la sociedad. Pensar
la política en el presente equivale pues, para Comte, a realizar a partir de esta historia una
doble tarea: criticar las concepciones comunes, en cuanto expresiones que son de un
pensamiento metafísico surgido de la Revolución y del siglo XVIII, y colocar las bases del
futuro describiendo las contradicciones de una política positiva.

Una vez reconocido que sólo la filosofía positiva, como física social, puede "presidir
realmente hoy la reorganización final de las sociedades modernas", Comte define una
exigencia de método en tres proposiciones. Su doctrina política y social tiene que estar en
"perfecta coherencia con el conjunto de sus aplicaciones", tiende hacia la unidad bajo la ley
de las "necesidades sociales", y realizará por fin la unión del pasado y del presente
haciendo "salir a la luz la uniformidad fundamental de la vida colectiva de la humanidad".

Unidad, coherencia, uniformidad, estos parecen ser finalmente los conceptos fundamentales
del pensamiento político de Comte. La revolución metafísica, dice substancialmente
Comte, descansa en dos "dogmas", la igualdad y la libertad, dogmas positivos en cuanto
han servido para destruir las bases de la doctrina de los reyes y así realizar un progreso,
pero que luego se han hecho negativos, ya que al servir de punto de apoyo a un
pensamiento sistemático "crítico", impiden toda reorganización.

Habiendo sido sucesivamente el orden y el progreso los factores de la evolución de la


sociedad, no lo han hecho nunca cooperando sino combatiendo entre sí; es por lo tanto
imprescindible recuperar el principio de orden de la doctrina "orgánica" y el de progreso de
la doctrina "progresista", pero depurando ambas nociones de sus escorias, sobrenaturales en
un caso y metafísica en el otro. Frente a tal proceso radical, el pensamiento "estacionario"
del liberalismo ignora la necesidad de un "poder espiritual" que garantice la unidad de la
sociedad, mientras que, por temor a las utopías, pretende congelar la evolución social en un
estado que no puede ser sino transitorio. Pero, además, el liberalismo se basa por entero en
una concepción de la libertad como dogma, concepción que para Comte no se puede
mantener.

No existe la libertad de conciencia en astronomía, en física, en química, e incluso en


fisiología, hasta el punto de que todo el mundo encuentra absurdo no creer en los principios
que han sido establecidos para estas ciencias por hombres competentes. El que en política
no suceda lo mismo, es únicamente debido a que los viejos principios han caído y los
nuevos no se han formado aún, y por eso en este intervalo no puede hablarse de principios
establecidos.

Comte destruye así la doctrina de la libertad basada en la autonomía del individuo, y el


antiindivualismo le lleva a ciertas posiciones muy lógicas desde su punto de vista. En
primer lugar un anticonstitucionalismo radical: las operaciones constituyentes, dice, no han
hecho sino "trozar" los viejos poderes al "organizar entre ellos a unos antagonismos
ficticios y complicados", sin cambiar lo esencial, "la naturaleza general del antiguo
régimen". Cambio que desde luego no podrá conseguirse con el principio de la soberanía
del pueblo, que no es más que una expresión vacía, como lo es la palabra derecho. Esta,
dice Comte, debiera ser "apartada del verdadero lenguaje político, como la palabra causa
del auténtico lenguaje filosófico". El liberalismo político está basado en un individualismo
que hace de la libertad el valor primero y que no consigue encontrar una solución al
problema del vínculo social, de la cohesión de la sociedad en un período de crisis. Comte
ve en él una doctrina "crítica", sobre la que no se podrá construir nada estable, y, para
responder al problema de la cohesión social, desplaza el análisis del individuo a lo social y
trata de pensar de nuevo lo político desde el punto de vista de la sociedad y por la sociedad,
suprimiendo el de la autonomía del hombre. La libertad ya no es la libertad-autonomía
liberal, la libertad de criticar, de pensar, de experimentar, pues sólo tiene sentido en el
"desarrollo gradual de las facultades humanas", en la "sumisión racional a la sola
preponderancia, convenientemente comprobada, de las leyes fundamentales de la
naturaleza". La política entonces no es sino sumisión a "invariables leyes naturales", debe
estar apoyada en una educación positivista, confiada a ese poder esencial para una sociedad
moderna que es el "poder espiritual", que por medio de un "sistema universal de educación"
debe dar relieve al "ascendiente social".

El comtismo político es extremadamente ambiguo: Comte planteó con fuerza el problema


con el que se enfrenta todo pensamiento político del siglo XIX; es decir, cómo contrarrestar
la disolución del vínculo social producida por el individualismo cuando emergen nuevas
capas sociales, pero su solución pasaba por la negación de los principios modernos del
humanismo. Toda la operación republicana consistirá en eliminar esta ambigüedad,
efectuando la síntesis paradójica del ideal científico del comtismo y del pensamiento del
derecho marginado por éste. Littré conservará de Comte una sensibilidad en los límites de
la inestabilidad, e incluso de la anarquía, de las "edades intermedias", aquellas en las que un
viejo orden ha sido abolido y el nuevo trata de nacer, que se fundamenta en una articulación
clara de una concepción del vínculo social y una teoría de lo político. A partir de este
momento, tanto para él como para Comte, debe reintroducirse un principio de orden. Para
Littré el gobierno representativo no es algo vano y la libertad individual no es un falso
principio.

"Los dos intereses que predominan al presente en la sociedad europea son la libertad y el
socialismo; la libertad sin la cual el hombre moderno considera incompleta su existencia y
se siente, como decía el romano, deminutus capite; el socialismo como aspiración de las
clases populares hacia la plenitud de la vida social. Poco importa cómo pueden satisfacerse
estos dos intereses con tal de que lo sean. Pero ambos implican la libertad de discusión, y la
experiencia se encarga de comprobar diariamente que la discusión no es efectiva sino en los
gobiernos representativos. Comte pretendía sustituirlos por la dictadura, pero nadie podrá
jamás unir la dictadura con la libertad de discusión". Littré rechaza toda voluntad de
sistema, toda idea de un voluntarismo dirigido a reconstruir a toda costa una unidad, y
prefiere apostar por unas instituciones libres.

Los republicanos se convencieron pronto de que la política debía ser experimental. Esto
significa dos cosas: el rechazo de los dos dogmas antagonistas, el de la restauración y el de
la revolución, que en realidad pretendían detener el movimiento profundo de una sociedad
dividida con soluciones tan radicales como peligrosas para dichos conflictos, pero también
la preocupación por tener en cuenta lo que es, por ejemplo para Littré, esencial: el tiempo.
Aquí el pensamiento republicano es realmente un pensamiento de conflicto: consciente de
su existencia, rechaza toda solución apriorística, pero trata de hallar, teniendo en cuenta la
duración, soluciones armoniosas, porque respetan la complejidad de lo real. "La república,
escribe Littré, es el régimen que mejor permite que el tiempo conserve su justa
preponderancia". No se trata de valorizar la tradición por sí misma en contra de cualquier
voluntarismo político; los republicanos no conciben el futuro de las sociedades como la
realización de un plan de la Providencia, y no esperan nada de lo que Chateaubriand llama
"la lenta conspiración de las edades", sin embargo quieren que el tiempo cumpla su papel,
apostando que la verdad terminará por ganar la partida sin que haga falta imponerla por la
fuerza, y que los conflictos perderán agudeza, sin que sea necesario extinguirles
construyendo una unidad por la fuerza.

Es precisamente por eso por lo que la República debe ser conservadora: no en el sentido de
los "conservadores" partidarios del inmovilismo e incluso del regreso al orden antiguo, sino
para no dañar el tejido social, para eliminar la solución violenta de los conflictos. "Dos
categorías de hombres trabajan para evitar el peligro: por un lado, los republicanos, que
tratan de llevar el partido revolucionario al campo de la discusión y de la legalidad; por el
otro, los conservadores, que aceptan el régimen republicano y son garantía del orden."
Así se abre la posibilidad de una política que será "oportunista" al menos por tres razones.
Porque es el único medio de respetar el tiempo, que es lo único que puede reconciliar el
orden necesario del lado de lo social y el progreso, horizonte de una filosofía y una política.
Pero también porque los republicanos piensan que lo provisional es lo único que puede
erradicar los fantasmas de la violencia e instalar lo definitivo; en esta dialéctica, Littré
destaca que resulta imposible imponer por la fuera lo deseable, pues eso es algo que sólo se
puede conseguir por la discusión, por la libertad practicada. Por último, la política
republicana es oportunista porque se basa en la "transacción". En política, para reunir las
fuerzas suficientes para instalar un régimen que no puede ser más que parlamentario para
dar una forma a la publicidad. En materia social, porque esta forma de régimen no cierra el
paso a ninguna posibilidad, sin que sea necesario imponer nada, sino sólo convencer.

El concepto de Humanidad no es un concepto biológico, sino un concepto histórico,


fundado en la identificación romántica de tradición e historicidad. La Humanidad es la
tradición ininterrumpida y continua del género humano, tradición condicionada por la
continuidad biológica de su desarrollo, pero que incluye todos los elementos de la cultural y
de la civilización del género humano. La Humanidad no es más que la tradición divinizada;
una tradición que comprende todos los elementos objetivos y subjetivos, naturales y
espirituales, que constituyen el hombre.

Así entendida, implica, en primer lugar, la idea del progreso. El progreso es "el desarrollo
del orden". El concepto del mismo fue establecido en la Revolución Francesa. Pero tal
concepto no hubiese podido completarse de no haberse antes hecho justicia a la Edad
Media, por la que la Edad Antigua y la Edad Moderna están, al mismo tiempo, separadas y
unidas. La tendencia final de toda vida animal consiste en formar un Gran Ser, más o
menos análogo a la Humanidad. Esta disposición común no podía, con todo, prevalecer más
que en una sola especie animal; por esto, toda especie animal fuera del hombre es "un Gran
Ser más o menos abortado".

JOHN STUART MILL

La lógica:

Para el positivismo de Stuart Mill, el recurso a los hechos es continuo e incesante, y no es


posible ninguna dogmatización de los resultados de la ciencia. La lógica tiene como fin
principal abrir brecha en todo absolutismo de la creencia y preferir toda verdad, principio o
demostración a la validez de sus bases empíricas.

En la Introducción de la Lógica, Mill se desembaraza de todas las cuestiones metafísicas


que, según afirma, caen fuera del dominio de esta ciencia, en cuanto es la ciencia de la
prueba y de la evidencia.

Está generalmente admitido que la existencia de la materia o del espíritu, del espacio o del
tiempo, no es por naturaleza susceptible de ser demostrada, y que si hay algún
conocimiento de ella, debe ser por intuición inmediata. Pero una "intuición inmediata" que
caiga fuera de toda posibilidad de investigación y de razonamiento está privada de
significación filosófica. Al lado de la eliminación de toda realidad metafísica está la
eliminación de todo fundamento metafísico o trascendente o, en general, no empírico de las
verdades y de los principios universales. Todas las verdades son empíricas: la única
justificación del "esto será" es el "esto ha sido". Las llamadas proposiciones esenciales son
puramente verbales: afirman de una cosa indicada con un nombre sólo lo que es afirmado
por el hecho de llamarla con este nombre. Son, por tanto, fruto de una pura convención
lingüística y o dicen absolutamente nada real sobre la cosa misma. Lo que llamamos
axiomas son verdades originariamente sugeridas por la observación. Tales axiomas no
tienen un origen diferente de todo el resto de nuestros conocimientos: su origen es la
experiencia.

HERBERT Spencer

Spencer ofrece una visión evolucionista de la realidad que, como la ley de los tres estados,
tiene también consecuencias políticas y sociales. A pesar de sus protestas, no deja Spencer
de ser positivista, pues basa el conocimiento en el desarrollo intelectual de la humanidad,
busca construir la ciencia y la filosofía sobre una base empírica, rechaza la metafísica y
ofrece la ciencia social como el único vehículo capaz de estudiar la sociedad.

Spencer toma la condición biológica de la humanidad como dato concreto, innegable y


esencial: el individuo y la sociedad son organismos que, para sobrevivir, están en
transacción constante con el ambiente; todo órgano y toda acción son instrumentos de
supervivencia –la experiencia del pensamiento y los razonamientos adquieren su valor al
incrementar las oportunidades para sobrevivir–. Este proceso biológico es tanto un modelo
filosófico como una realidad fundamental.

Según Spencer, el conocimiento surge de la experiencia. Esta última es fenoménica y


accesible a la observación. Fuera de nuestro control o deseos, responde a algo terco,
intransigente, que sentimos como externo y que llamamos la realidad. Dividimos la
experiencia en dos categorías epistemológicas: lo cognoscible y lo incognoscible. Dentro de
la primera cae lo conocido y lo que se puede conocer –la experiencia misma–. De ella brota
y a ella está limitado el conocimiento: se observan los fenómenos, se descubren sus
relaciones, se conectan con inducciones que al repetirse y acumularse en la memoria
resultan en el saber que llamamos sentido común y que nos permite sobrevivir. El
razonamiento –otra habilidad adquirida por el organismo para sobrevivir– consiste en
conectar conceptos derivados de la experiencia por medio de procedimientos aprendidos y
aprobados por la experiencia misma.

La segunda categoría es lo incognoscible, lo que no se puede concebir o experimentar. En


ella cae lo que está detrás de la experiencia, los objetos tradicionales de la metafísica y la
religión: la realidad, la naturaleza absoluta de las cosas, el origen del universo, Dios, la
conciencia, el tiempo y el espacio, la materia y el movimiento, etc. Según Spencer, el
razonamiento, por trabajar sólo con conceptos empíricos, no puede formular ninguna
concepción de estos absolutos. Al afirmar proposiciones sobre los incognoscibles, el
razonamiento crea contradicciones, antinomias o suposiciones inauditas e inconcebibles.
Por lo tanto, la metafísica no es posible, es pura palabrería porque se engendra de la
aplicación errónea a lo incognoscible de los procedimientos racionales usados para
comprender lo cognoscible. El error de la metafísica es suponer que los incognoscibles
tienen referencias como las tienen los cognoscibles; creer que lo que se piensa tiene que
existir más allá del pensamiento.

Una vez aclarada esta distinción epistemológica, Spencer define la filosofía como un
conocimiento completamente unificado y coherente. Su objeto es establecer no sólo las
conexiones simples entre los datos sino también una concepción unitaria del por qué de las
cosas. Representa el conocimiento más general de la realidad: «El sentido común es el nivel
más bajo del conocimiento no-unificado; la ciencia es el conocimiento parcialmente
unificado; la filosofía es el conocimiento totalmente unificado». La filosofía comienza con
las generalizaciones más amplias de las ciencias particulares que se sistematizan y se
asocian para formar conceptos aun más generales, hasta llegar a una unificación total del
conocimiento bajo primeros principios, «las proposiciones más generales de la experiencia,
no inferibles de ninguna más profunda y probadas al demostrarse una congruencia completa
entre las conclusiones que implican». La filosofía es, entonces, una superciencia, un
depósito de verdades inductiva de gran generalidad que expresan las reglas que unifican el
conocimiento y las condiciones en que se produce la experiencia.

La ley de la evolución tiene, para Spencer, una aplicación universal. Afirma que los
organismos

EL POSITIVISMO CIENTÍFICO DE MACH

Congruente con el positivismo clásico, Mach reafirma que la ciencia describe y predice las
relaciones observables entre los fenómenos; que sus métodos no son los apodícticos de la
lógica y las matemáticas, sino los de experimentación y verificación; y que su objeto es dar
una descripción completa y económica de la realidad. La economía se logra al "reemplazar
o salvar las apariencias por medio de la reproducción y anticipación de los hechos en el
pensamiento. La memoria está más a mano que la experiencia, y frecuentemente sirve los
mismos fines". La ciencia economiza al sustituir las experiencias científicas con los
conceptos y leyes que la representan, facilitando el cálculo y librando a la mente de labores
excesivas. La ciencia es, además, instrumental y utilitaria –es un instrumento para controlar
la naturaleza a beneficio del que la estudia–. Por eso, tiene primero que liberarse de todo
aquello que impida su misión –de conceptos metafísicos, teológicos o inútiles– con un
programa metodológico que permita derivar estrictamente el conocimiento de la
observación.

Para Mach, las sensaciones son los colores, sabores, olores, sonidos, etc., que sentimos. Las
llamamos colectivamente la experiencia y, al enfocarlas en una dirección, se denominan
observación. Con ellas se construye la realidad: "el mundo consiste en nuestras
sensaciones". Para Mach no hay evidencia de que, detrás de las sensaciones, exista una
realidad que las cause. Las sensaciones son, por lo tanto, irrefutables. Los errores
perceptivos y las ilusiones son, simplemente, malas interpretaciones de lo que observamos.

Este sensacionalismo se traduce en un reductivismo conceptual; todo concepto científico


tiene significado si se puede traducir sin residuo al lenguaje de colores, sonidos, etc. Mach
ve tres tipos de conceptos científicos: aquellos que se pueden reducir directamente a las
sensaciones; aquellos –como los derivados de las inducciones– cuya reducción es indirecta;
y los teóricos, donde la reducción no es posible. La reducción de los primeros conceptos no
ofrece dificultades. La de los segundos se lleva a cabo siguiendo reglas inductivas similares
a las establecidas por Mill. Los conceptos que afirman nexos causales se reducen a la
contigüidad y conjunción constante de fenómenos. Las leyes científicas se tratan como
registros de ocurrencias de tipos específicos de sensaciones y abstracciones (relaciones
generales entre las sensaciones) que funcionan como resúmenes de las experiencias pasadas
y sirven para predecir las futuras.

El problema está en los conceptos teóricos. Éstos son irreductibles a las sensaciones y por
lo tanto carecen de significado concreto. Mach admite que son útiles y que sin ellos la
ciencia resultaría demasiado estrecha. Su solución es tratarlos como conceptos auxiliares,
instrumentos de cálculo que sirven para facilitar el razonamiento y economizar la labor
mental, pero que no se refieren a nada y carecen de veracidad.

Al permitirse el uso de lo teórico como instrumental, también se permite el uso de lo


metafísico, siempre y cuando recordemos que los enunciados de la metafísica no son
verdades sino instrumentos que también economizan el razonamiento. Clasifican, ayudan a
predecir o economizan la labor mental, pero no se refieren a ninguna realidad, ni nos
comprometen a afirmar su existencia. Las sensaciones no presuponen algo externo que las
causa en la mente, pues lo mental y la mente, tanto como lo corpóreo y el cuerpo, carecen
de significado como entidades metafísicas. Son conceptos auxiliares que ayudan a
organizar los datos de la experiencia misma.

LAS MATEMÁTICAS EN EL SIGLO XIX

Las matemáticas del siglo XIX se caracterizan 1) por una notable exigencia de rigor,
entendiéndolo como una explicación de los conceptos de las distintas teorías y una
determinación de los procedimientos deductivos y fundacionales de aquéllas y 2) por una
gradual eliminación de la evidencia como instrumento de fundamentación y de aceptación
de los resultados matemáticos.

Weierstrass, Cantor y Dedekind mostraron que la teoría de los números reales, junto con
todas las construcciones que se pueden obtener partiendo de ella proceden de manera
rigurosa del concepto y de las propiedades de los números naturales, con lo que algunos
especialistas consideraron que el número natural era el material originario que podía servir
como fundamento de toda la matemática. Sin embargo, hubo matemáticos que no aceptaron
el carácter primitivo del número natural, y pensaron que era posible relacionar la idea de
número natural con algo todavía más profundo o más primigenio. De aquí surgen dos
líneas: 1) Frege, quien quiso relacionar la aritmética con la lógica, reduciendo el concepto
de número natural a una combinación de conceptos meramente lógicos; Frege pretendía
obtener "las leyes más simples del numerar" a través de "medios puramente lógicos". Nace
así el logicismo. 2) Cantor, el cual deduce la aritmética a la teoría de los conjuntos.

Por su parte, Boole mostraba la posibilidad de someter a un tratamiento calculístico –e.e.,


algebraico– no sólo las magnitudes, sino también entes como las proposiciones, las clases,
etc. Boole logra traducir a una teoría de ecuaciones la lógica de términos tradicional y en
particular la silogísticas, esbozando además una teoría algebraica de la lógica de las
proposiciones. Boole transformó la lógica en "lógica simbólica", que venía a configurarse
así como una rama de la matemática que permitía un control riguroso de las demostraciones
matemáticas. En esto concuerda con Frege, para el cual la lógica no es únicamente el
fundamento al que se remontan a través de la aritmética las diversas teorías matemáticas,
sino también el instrumento que sirve para erigir de modo correcto y riguroso el edificio
mismo de la matemática.

Yo podría enunciar del modo siguiente el ideal de un método rigurosamente científico para
los matemáticos [...] no se puede pretender, porque es imposible, que todo se demuestre;
pero se puede exigir que todas las proposiciones, que se usan sin demostración, sean
explícitamente enunciadas como tales, para que se pueda reconocer con claridad cuáles son
las bases en que se apoya toda la construcción. Además, hay que tratar de reducir al mínimo
la cantidad de estas leyes originarias, para que se dé la demostración de todo lo que se
pueda demostrar. Además, y en esto voy más allá de Euclides, exijo que se expliciten
previamente todos los procedimientos deductivos que se aplicarán después. En caso
contrario, no queda satisfecha de un modo seguro la primera exigencia (Frege,
Fundamentos de la aritmética).

Desde otro ámbito, la construcción de las geometrías no euclidianas comportará la


eliminación de los poderes de la intuición, sustituyéndolos por la fundamentación y la
elaboración de una teoría geométrica: los axiomas ya no son verdades evidentes, que
garantizan la fundamentación del sistema geométrico, sino que se reducen a nuevos
comienzos, puntos de partida convencionalmente elegidos y admitidos, con objeto de llevar
a cabo una construcción deductiva dela teoría. Ahora bien, si se considera que los axiomas
son verdaderos, también serán verdaderos los teoremas correctamente deducidos de tales
axiomas, y por lo tanto el sistema queda garantizado. No obstante, si, como han demostrado
las geometrías no euclidianas, los axiomas son meros postulados, ¿quién garantizará el
sistema? Esta cuestión es importante porque en la geometría no euclidiana la verdad reside
en la no contradictoriedad de la teoría. De aquí partirá el programa formalista de Hilbert, al
cual Gödel dará el golpe de gracia.

CONCLUSION

Finalmente, creemos que el Positivismo consiste en la base que señala la realidad y la


tendencia constructiva para el aspecto teórico de la doctrina, el positivismo es el culto de la
humanidad como ser total y simple o singular, las cuales tiene un objeto o componente
principal, que es la filosofía y el gobierno de una sociedad.

El espíritu positivo tiene que fundar un orden social. La constitución de un saber positivo es
la condición de que haya autoridad social suficiente, y esto refuerza el carácter histórico del
positivismo. Este es, en definitiva, el aspecto más verdadero e interesante del positivismo,
el que hace que sea realmente, a despecho de todas las apariencias y aun de todos los
positivistas, filosofía.

Es real, es definitivo. En él la imaginación queda subordinada a la observación. La mente


humana se atiene a las cosas. El positivismo busca sólo hechos y sus leyes. No causas ni
principios de las esencias o sustancias. Todo esto es inaccesible. El positivismo se atiene a
lo positivo, a lo que está puesto o dado: es la filosofía del dato. La mente, en un largo
retroceso, se detiene al fin ante las cosas. Renuncia a lo que es vano intentar conocer, y
busca sólo leyes de los fenómenos.

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http://www.monografias.com/trabajos15/positivismo/positivismo.shtml#ixzz5ERUhbO5B

Indice
1. Introducción

3. Definición
4. Actualidad del pensamiento
5. Conclusiones
6. Referencias Bibliográficas

1. Introducción

Indudablemente el Positivismo aparece en un momento histórico (finales del Siglo XIX y


comienzos del XX), cuyo terreno había sido abonado por innumerables cambios
tecnológicos como los acontecidos por la Revolución Industrial, coincidiendo a la vez, con
el decaimiento del sentido metafísico y religioso del conocimiento.

El hombre, al no obtener las respuestas esperadas en la religión, en su búsqueda y


peregrinaje permanente, por saber el porque de las cosas, fija su atención en la ciencia, ya
que la misma le brinda seguridad, confianza y confort. Ya no es el hombre, a merced de la
naturaleza, mas bien es un ser, que encuentra respuestas lógicas al estudiar en forma
analítica, los mecanismos de los objetos que se encuentran en su alrededor.

Y en este marco, con los cimientos antes mencionados, germina la semilla del Positivismo,
doctrina que Comte resume bien, a través de su Ley de los Tres Estadios, marcando así el
comienzo de la Historicidad del Conocimiento Humano.

A partir de este momento, la realidad se va a encontrar limitada por coordenadas de:


tiempo, espacio y masa, puesto que solo considera la posibilidad de estudiar científicamente
los hechos, los fenómenos, el dato experimentable, lo observable, lo verificable para lograr
el progreso de la sociedad, y ello, solo se puede alcanzar a través de la ciencia, considerada
desde Hegel, como la expresión más pura de la Racionalidad de la cultura. Esta, se propone
a entender el mundo real, definir sus relaciones, leyes y características de la manera más
objetiva, independientemente de la subjetividad de los investigadores, de los orígenes y
condiciones psico-sociales del descubrimiento o de sus aplicaciones prácticas, utilizando en
todo momento, la verificación en la experiencia y en la observación de los fenómenos.
Concepción que se expande hacia todas las ramas del saber, inclusive hacia los hechos
sociales que también son tratados como cosas.

2. El Positivismo
Sus orígenes

El termino Positivismo fue utilizado por primera vez por el filósofo matemático francés del
Siglo XIX Auguste Comte, no obstante, algunos de los conceptos positivistas pueden
perseguirse claramente desde Hume, Kant, y Saint-Simon.

David Hume( 1711-1776)

Filósofo escocés, cuyo espíritu analítico le llevó al escepticismo. Considera que el


conocimiento esta limitado a los acontecimiento actuales de la existencia, no puede ir más
allá, porque no acepta que existan ideas innatas, ya que todos los contenidos de la
conciencia provienen de la experiencia, y su teoría principal reside en la asociación de las
ideas. Para él, las ideas son copias borrosas sin viveza de las impresiones directas. Tanto la
percepción como la reflexión aportan una serie de elementos que se atribuyen a la sustancia
como soporte de ellos, no limita su crítica a la sustancia material, sino al propio yo. Esto
significa que las causas y hechos del mundo físico no se pueden entender, ni por mucho, ni
poco; solamente la creemos porque la naturaleza se comporta siempre así. El escepticismo
de Hume no pone en entre dicho la ciencia, pero le pone un basamento caprichoso: la
costumbre, el hábito, la asociación de ideas, los fenómenos naturales, psicológicos;
provocan en él la creencia en el mundo exterior.

Immanuel Kant (1724-1804)


Filósofo alemán; formado en el racionalismo, comienza a dudar del valor de la razón al leer
a Hume, planteándose el problema del valor y los límites de ésta. La filosofía kantiana,
supone una síntesis del racionalismo y del empirismo, cerrando una época filosófica muy
importante. Kant procede a un estudio de cómo es posible la construcción de la ciencia,
llevando a cabo una reflexión sobre el problema de las relaciones de la razón con la
realidad, que en ella aparecen vinculadas. Kant distinguió dos grandes facultades dentro del
conocimiento humano: 1)La sensibilidad: es pasiva, se limita simplemente a recibir una
serie de impresiones sensibles, que Locke había llamado ideas de sensación y Hume
impresiones, y 2)El entendimiento: es activo y espontáneo. Y puede generar, dos tipos de
ideas o conceptos:

Conceptos puros o categorías: ideas o conceptos independientes de la experiencia (que


provienen de la razón)

Conceptos empíricos: ideas obtenidas a partir de la experiencia.

Admite que existen categorías o conceptos que no provienen de la experiencia, pero a la


vez sostiene que la aplicación de estos conceptos a la realidad nunca podrá ir más allá de la
experiencia sensible. Constituyendo así, una síntesis entre racionalismo y empirismo, ya
que, el conocimiento es síntesis a priori: es síntesis porque es organización o conexión de
datos sensibles (como lo exige el empirismo) y a priori, porque el principio de esta
organización es nuestra conciencia, la cual al constituirla, actúa según leyes esenciales a su
propia naturaleza, y por eso mismo leyes universales y necesarios (conforme a la exigencia
del racionalismo)
Claude Saint-Simon (1760-1825)

Pensador francés, que insistió en el progreso industrial y científico con el fin de delinear un
nuevo orden social. El Saintsimonísmo es una doctrina socialista, basada en las teorías del
Conde Saint-Simon, según la cual cada uno ha de ser clasificado según su capacidad y
remunerado según sus obras. Considera que hay dos tipos de épocas en la historia:

Las críticas: son necesarias para eliminar las fosilizaciones sociales.

Las orgánicas: donde el hombre no es una entidad pasiva dentro del acontecer histórico,
sino que siempre trata de descubrir modos de alterar el medio social dentro del cual vive,
dichas alteraciones se imponen como indispensables para el desarrollo de la sociedad
cuando funciona ésta según normas no correspondientes. No se puede decir en absoluto que
existen normas sociales convenientes a toda organización humana; lo que para una época
puede ser adecuado, para otra no. Así sucede para con la sociedad industrial moderna.

Para Saint-Simon es engañoso suponer que las clases deben ser niveladas o que deben
mantener la estructura de anteriores épocas, durante las cuales dependía de la jerarquía,
pero se mantenía cuando menos en lo que concierne a la moral y a las creencias religiosas,
una cierta igualdad. Dice que esta igualdad es imposible: "la moral y los sistemas de ideas
deben ser diferentes para cada una de las clases fundamentales de la nueva sociedad
industrial moderna". (Ramírez, Pág. 10 , 2000)

Saint-Simon atribuyó el poder temporal a los industriales (propietarios, técnicos y


campesinos) y el espiritual, a aquellos a quienes encomendaba la elaboración de un sistema
llamado Nuevo Cristianismo basado frente a los preceptos negativos desarrollados por el
catolicismo, protestantismo y otras religiones en leyes positivas afirmadoras del desarrollo
del trabajo. Dicho sistema tenía como núcleo fundamental: la idea de fraternidad, que
conducía a la concepción de una sociedad mundial libre, es decir, una sociedad universal
continuamente dedicada a la producción y en la cual la Iglesia pudiese ser sustituida por el
taller.
Son elementos destacados de sus ideas: la bondad de la propiedad privada, la preocupación
básica de la sociedad debería ser la mejora de la clase más numerosa y pobre, la herencia
debía suprimirse y todo los individuos (clasificados por su capacidad y retribuidos por sus
obras) debían trabajar.

3. Definición

Según Enciclopedia Hispánica (Pág. 75-76, 1993) "Fundado por Augusto Comte, alega que
el hombre debe aplicarse al conocimiento de los fenómenos y sus leyes, y la ciencia se
ubica de acuerdo a su complejidad y generalidad creciente, estableciendo categorías para
analizar hechos sociales, porque conocer el mundo físico no es igual que conocer la
realidad social.

Según el Club Caminante (Pág. 1, 1999) "Consiste en no admitir como validos


científicamente otros conocimientos, sino los que proceden de la experiencia, rechazando,
por tanto, toda noción a priori y todo concepto universal y absoluto. El hecho es la única
realidad científica, y la experiencia y la inducción, los métodos exclusivos de la ciencia".

Según Biblioteca Práctica de Consulta del Nuevo Milenio (Pág. 124, 2000) "Es una
corriente filosófica que se fundió con distintas variantes; la que pretende estar por encima
del idealismo y del materialismo, argumenta ser una tercera vía para la filosofía. De hecho
se trata de eludir definiciones sobre los problemas fundamentales y concentrarse en el
conocimiento positivo, esto es, en los datos de la ciencia que da por vía experimental".

Según Juan Ramírez (Pág. 10, 1999) "Es un sistema filosófico basado en la experiencia y el
conocimiento empírico de los fenómenos naturales, en el cual la metafísica y la teología
son sistemas de conocimientos imperfectos e inadecuados".

Según la Nueva Enciclopedia Larousse (Pág. 7892,1982) "Tendencia científica y filosófica


de la segunda mitad del siglo XIX que se caracteriza por la atención exclusiva a los hechos,
prescindiendo de cualquier postulado no verificable".

Principales representantes
Augusto Comte(1798-1857)

Vida. Nació en Montpellier en 1798 y murió en París en 1857. Estudió en París y luego de
diversos avatares académicos, logró el puesto de profesor auxiliar de matemáticas en la
Escuela Politécnica de París. Su vida económica fue bastante desgraciada, debiendo
subsistir los últimos años de su vida de las ayudas de discípulos y amigos. La hostilidad que
sus escritos suscitaron en los diferentes ambientes académicos fue la principal causa de su
desgracia.

Obras. "Curso de filosofía positiva", "Sistema de política positiva o tratado de la sociología


que instituye la religión de la humanidad", "Discurso sobre el espíritu positivo", entre otras.
Herbet Spencer (1820-1903)

Vida. Nació en Derby (Inglaterra) y murió en Brighton en 1903. Durante toda su vida se
mantuvo apartado de los cargos y honores oficiales, dedicándose a su obra filosófica.

Obras. "Principios de Sicología", "Primeros Principios" "Principios de Biología"


"Principios de Sociología", "Carta a cerca de la esfera de acción que le compete al
gobierno", "Estática social", "La educación intelectual, moral y física", "Clasificación de
las ciencias", "La Sociología descriptiva", "El individuo contra el estado", "Principios de
una moral evolucionista", "Una Introducción a la Ciencias Sociales".

John Stuart Mill (1806-1873)

Vida. Nació en Londres en 1806 y murió en 1873. Hijo de James Mill, un destacado
utilitarista inglés, quien le inculca a su hijo, estos principios filosóficos. Crearon juntos
(padre e hijo) el radicalismo filosófico y se propusieron explicar como mecanismos
mentales todas las supersticiones entre las que incluyeron al cristianismo, al cual
consideraban el enemigo mayor de la moralidad. John recibió una cuidada educación. Las
ideas utilitaristas de Bentham, gran pensador inglés de su tiempo y amigo de su padre, le
influyeron decisivamente.
Obras. Entre las más destacadas están: "Principios de economía política y utilitarismo",
"Filosofía de las ciencias y métodos", "Autobiografía", "Sistema de lógica racionativa e
inductiva", "Sobre la libertad",, "Augusto Comte y el Positivismo", "Naturaleza y utilidad
de la religión".

Doctrina

Comte eligió la palabra Positivismo sobre la base que señalaba la realidad y tendencia
constructiva que él reclamó para el aspecto teórico de la doctrina. Se interesó por la
reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través del conocimiento
científico, y por esta vía, del control de las fuerzas naturales. Los dos componentes
principales del Positivismo: la Filosofía y el Gobierno (o programas de conductas
individual y social), fueron más tardes unificados en todo bajo la concepción de una
religión en la cual la realidad es el objeto de culto.

El Positivismo no admite como válido científicamente otros conocimientos, sino los que
proceden de la experiencia, rechazando toda noción a priori y todo concepto total y
absoluto, por lo que apoya el relativismo del conocimiento. El hecho es la única realidad
científica, y la experiencia y la inducción, los métodos exclusivos de la ciencia.

El Positivismo es, antes que nada, una Teoría de Historia y un intento de construir una
teoría de la sociedad humana es decir una sociología. El dogma del progreso y los tres
estados de la sociedad (de Comte), son las dos columnas fundamentales que la sostiene. La
base del planteamiento de Comte consiste en afirmar que todo enunciado o proposición que
no se corresponda al simple testimonio de un hecho, no encierra ningún sentido real e
inteligible.

Algunas ideas centrales de su pensamiento son: la concepción historicista del desarrollo de


la ciencia y de la razón; las cuales él desarrolla en tres estados fundamentales, es decir, la
historia del pensamiento transitó por tres senderos y en el último radica la verdad clara y
demostrada; estos estadio son:

Estadio mitológico – teológico: en este estadio el ser humano hace depender los fenómenos
naturales de la voluntad de poderes personales superiores, es lo conocido como fetichismo
donde se atribuyen poderes mágicos a fenómenos naturales. Es en este estadio donde se
vive el proceso del paso del politeísmo al monoteísmo.

Estadio metafísico: es el estadio en el cual todo es explicado a partir de entidades


abstractas, es un período crítico, en el cual irrumpen las fuerzas disolventes de la
inteligencia; simplemente es transitorio.

Estadio positivo: Es el estadio definitivo y superior porque en él se explica la realidad


mediante la observación y la experimentación. Ya que, el Positivismo busca explicar los
hechos por medio de la formulación de sus leyes y es por ello que prescinde de la
metafísica. En este estadio se renuncia al conocimiento de lo absoluto, y se pasa a buscar
las leyes de los fenómenos.
Comte intenta fijar el sentido de la palabra positivo, analizando las diversas acepciones de
la misma:

1) Positivo como real por oposición a quimérico


2) Útil en contraste con inútil
3) Certeza frente a indecisión
4) Preciso frente a vago
5) Positivo como contrario a negativo y/o Relativo en contra de absoluto

Estas precisiones semánticas pueden sirven para ir acotando cuál es la verdadera esencia de
la teoría positivista del conocimiento.

1)La exigencia de realidad es el postulado fundamental. Comte nos aclara que con esta
exigencia se pretende limitar el conocimiento filosófico "a las investigaciones
verdaderamente asequibles a nuestra inteligencia, con exclusión permanente de los
impenetrables misterios con que se ocupaba, sobre todo en su infancia" (Alsina, 2000). Lo
asequible a nuestra inteligencia es lo que el Positivismo llama los hechos. Comte establece
"como regla fundamental que toda proposición que no pueda reducirse estrictamente al
mero enunciado de un hecho particular o general no puede ofrecer ningún sentido real e
inteligible" (Alsina, 2000); definiendo los hechos como las cosas o acontecimientos
accesibles a la observación, o dicho de otra manera, fenómenos u objetos de experiencia.
Esta exigencia va contra toda construcción especulativa, contra toda elaboración a priori o
puramente racional del conocimiento, en definitiva, contra toda metafísica o todo cuanto no
sea sensible – material (Materialismo), valiéndose del Empirismo para reducir por completo
todo conocimiento a sensaciones sensibles, por medio de regularidades observadas en los
fenómenos, a las cuales se llega a través de la observación por procedimientos inductivos.

2)Comte precisa el sentido de la palabra utilidad: el verdadero conocimiento no tiene un fin


en sí mismo (no es "una estéril curiosidad"), sino en el "mejoramiento continuo de nuestra
identidad individual y colectiva". Es decir, el conocimiento científico, aparte de su utilidad
instrumental y tecnológica, contribuye a un mejoramiento del ser humano. El gran destino
práctico de la positividad, al hacer al hombre fin último de todo saber, postula también una
ciencia de lo social, lo moral y lo político, unificada por Comte en la sociología, con sus
técnicas correspondientes. Sin embargo, las precisiones de Comte, no pueden evitar la idea
de utilidad asociada al conocimiento interpretado en el sentido pragmático de conocimiento
aplicado y tecnológico.

3)Certeza frente a indecisión, revela el utopismo y refleja el exceso de optimismo que


anima a Comte, y como tal hay que relegarlo al cajón de las grandes ilusiones no
confirmadas por el fallo inapelable de la historia, lo cual no es óbice para que no sigan
formando parte del repertorio ideológico de la modernidad, con aggiornamentos
continuados (Alsina, 2000).

4)Precisión frente a vaguedad. El gran desarrollo de la tecnología y la revolución industrial


no podían fundamentarse en conceptos vagos y confusos, y así nos habla Comte del "grado
de precisión compatible con la naturaleza de los fenómenos" y de que "el pensamiento de
una acción final recuerda siempre la condición de una precisión conveniente" (Alsina,
2000).

5)Positivo como contrario a negativo y/o Relativo en contra de absoluto. Ambas acepciones
permiten la entrada a un nuevo tema: El sentido histórico, ya que la historicidad del
hombre, junto al nacimiento de la Sociología, vislumbran el más profundo hallazgo del
Positivismo. La historicidad del hombre plantea la relatividad del conocimiento: "El estudio
de los fenómenos, en lugar de poder llegar a ser, en modo alguno, absoluto, debe
permanecer siempre relativo a nuestra organización-oposición" (Alsina, 2000). Es decir que
la valoración de una teoría científica deberá hacerse en función de las circunstancias
históricas que la rodean. Al descubrir la historicidad del hombre, Comte descubre también
la historicidad de la ciencia. Como consecuencia directa de este relativismo e historicismo
se plantea por primera vez la existencia de la Historia de la Ciencia como disciplina
autónoma; pero los propios dogmas del Positivismo frustran en parte las expectativas de un
descubrimiento tan importante como es la historicidad del conocimiento. La ciencia se
contextualiza en función de su época, de su momento histórico, pero a su vez, este
momento histórico se ve siempre en relación con el Gran final, con el advenimiento del
espíritu positivo, y al llegar aquí el movimiento de la historia se detiene, y lo que era
relativo deviene ahora en lo absoluto. Además, la creencia de que la historia tiene un motor
propio se traslada también a la historia de la ciencia, deduciéndose de aquí que la ciencia
tiene un movimiento propio y autónomo de su entorno social e histórico.

Finalmente se tiene como una temática fundamental en el discurso positivista: la unidad de


la ciencia. Comte la vincula, directamente a la dinámica social, reafirmando una vez más la
tesis de que el Positivismo es, más que una Filosofía o una Filosofía de la Ciencia, una
Teoría de la Historia. Los compartimentos estancos del conocimiento humano, que
llamamos las ciencias, deben articularse en una superior unidad, una unidad sistemática
determinada por su origen y destino común. En la mente humana esta unificación dará
lugar a la armonía mental, de tipo universal, a la que aspira Comte, y esto se producirá
indefectiblemente cuando la totalidad de los conocimientos humanos hayan alcanzado el
estado positivo.

Pero además de definir este ideal de la unificación de la ciencia, que sus herederos
neopositivistas han intentado llevar a la práctica, Comte clasifica y jerarquiza las ciencias,
añadiendo además una discriminación entre las auténticas ciencias, las positivas, y las que
no lo son. La psicología, por ejemplo, no es admitida entre las ciencias. Partiendo desde su
base matemática, las ciencias positivas son jerarquizadas según su grado de generaIidad
decreciente y de complejidad creciente: astronomía, física, química, biología y sociología.
Esta ordenación es a la vez lógica, histórica y pedagógica. Nos indica el orden en que han
ido apareciendo las distintas ciencias, nos indica a la vez la lógica interna del proceso según
los dos parámetros arriba indicados, y nos indica también el orden en que deben ser
enseñadas en una educación positiva. Respecto al orden histórico cabe añadir el comentario
de que no responde a la realidad: las distintas ciencias no han aparecido en el orden que
Comte quiere imponer. Otra vez la especulación, el debe ser, la deducción a partir de unos
postulados se impone sobre la observación: de nuevo triunfa la metafísica.
El desarrollo de la técnica y el progreso de la ciencia acreditaron el estadio positivo de la
ciencias naturales junto al dinamismo que supuso la teoría evolucionista de Darwin, la cual
fue avalada en la compendiosa obra de H. Spencer cuya directriz esta fundamentada en la
evolución natural, en virtud de una ley que rige el paso de lo homogéneo a lo heterogéneo,
de lo indefinido a lo definido, de lo simple a lo complejo. Spencer aducía, que la evolución
se aplica a todas las formas de la existencia cósmica y a todas las ciencias, en general
integración de materia y disipación concomitante del movimiento; desde este punto de
vista, es un fenómeno mecánico, evidenciable en la biología cuando muestra, el paso de lo
homogéneo a lo heterogéneo en la transformación de las células fecundadas en organismo
vivo. En la psicología explica la génesis de los procesos psíquicos por una adaptación
progresiva de un estado interno, simple al principio, a un medio que cada vez va siendo más
complejo; dicha adaptación origina las diversas funciones mentales. En cuanto a la
sociología, Spencer señala que en todo organismo social y en cada órgano en particular (en
la familia, en el Estado, en la Iglesia), existe una complejidad creciente y una densidad cada
vez mayor. Dada la radical identidad de la sustancia universal, todos los fenómenos de la
naturaleza forman una serie en la que no hay lugar a fisuras, ni a ninguna creación: los
hechos psico-sociológicos nacen de los hechos biológicos y estos a su vez, nacen de los
fenómenos físicos y cósmicos; la creciente complejidad es suficiente para explicar la
aparición de los reinos superiores.

No obstante, Mill consideró necesario crear un método que permitiera la indagación de


dichos fenómenos de manera positiva, postulando el método inductivo como vía científica
del conocimiento. Considera que la experiencia suministra los datos, los fenómenos; razón
por la cual establece cuatro reglas para averiguar sus antecedentes:

 La Concordancia: que consiste en la observación de un fenómeno y su


circunstancias antecedentes, si las cambiamos todas menos una y el fenómeno sigue
dándose, la conclusión es que esta última circunstancia es la causa del fenómeno
observado.
 La Diferencia: si se suprime una circunstancia antecedente y, como consecuencia,
desaparece el fenómeno, se puede afirmar que tal antecedente es la causa del
fenómeno.
 Los Residuos: llegado el caso en que se conoce la causa de una parte del fenómeno,
se debe considerar que el resto del fenómeno se debe a causas desconocidas aún.
 Las Variaciones Concomitantes: consiste en partir de los hechos y, mediante el uso
de la inducción, llegar al establecimiento de las leyes físicas; es decir, cuando un
fenómeno varía en función de otro, se podría afirmar que de tal fenómeno es efecto
del segundo.

Mill funda su ciencia social en la voluntad y la creencia, toma el egoísmo como el principal
motor de las relaciones humanas, considera los valores religiosos como simple
colaboración, en los que la marcha del hombre va en la búsqueda moral. Afirma que el
hombre ante las necesidades materiales descubre que no existen soluciones espirituales,
sino que esas soluciones se encuentran en la Sociología. La lógica la declara como una
ciencia de prueba, lo mismo que a la Psicología como ciencia moral. Ya que, establece que:
"La observación y la experimentación, por profunda que sea, no puede conducirnos al
conocimiento absoluto de los fenómenos. Hay que partir, por tanto, de un cierto relativismo
cognoscitivo"(Ramírez, Pág. 30, 2000).

4. Actualidad del pensamiento

El Positivismo en la actualidad tiene influencia en muchas personas y lugares, que sin ser
conscientes, se sitúan en esta línea de pensamiento.

Definitivamente, hoy lo social y teórico pierden más espacio que ganan lo matemático y
comprobable. El Positivismo por sus bases empíricas rechazan todo lo que no se pueda
comprobar desde la óptica humana y eso pasa en nuestros días, el hombre cada vez más
acostumbrado a la técnica y a la manera de mostrar las cosas, a través de laboratorios e
investigaciones, se hace más inverosímil ante las tesis de pensamiento y las especulaciones.

El gran desarrollo de la ciencia en los últimos siglos le ha permitido al Positivismo


posicionarse en nuestros días como una disciplina de verdadero conocimiento, que mirando
atrás, puede situarse con muchos adelantos y muchos logros, ya que lo que se vende, lo
aceptado y lo creíble para nuestros días, es solamente lo que se puede comprobar por algún
proceso positivo.

Las ciencias que han rechazado el Positivismo hoy no despiertan ningún tipo de seguidores,
ya que la conceptualización tan propia en otras épocas, donde fueron aceptadas y tenidas
como fuente de conocimiento, hoy más que nunca son cuestionadas y tildadas de
troncadoras del verdadero saber, y esto gracias al Positivismo.

De todas maneras, el pensamiento positivista, ha influido en la actualidad, en especial en


nuestro continente donde todos los países han sido marcados por estas ideas, sobretodo en
el campo político y en países subdesarrollados, buscando formas de progreso. En
Latinoamérica, se tiene un peculiar caso, y es que la tradición positivista de corte inglés
será el telón de fondo de una concepción neoescolástica de la vida, tanto política como
social.

Sin embargo, a pesar de las influencias efectivas del Positivismo en la vida espiritual
latinoamericana, no se puede afirmar que tal influencia posee un carácter reflejo, pues ya
existía en nuestros países un autóctono Positivismo, que empieza a germinar a partir de la
crítica de la escolástica y la teología colonial. Es más, el Positivismo fue instrumentalizado
por un afán de sus seguidores de imprimirlo a las específicas situaciones históricas. Se
arraiga de manera profunda dicha actitud positivista en la mayoría de nuestros pensadores,
también siendo su reacción muy extraordinaria.

El positivismo en Venezuela

Rafael Villavicencio (1886-1896)

Es un insigne representante de la teoría Positivista en Venezuela, ya que su contribución a


la educación define época y marca huellas imborrables. Los aportes mas interesantes los
hizo junto al Dr. Ernest Adolf, quienes desde la primera exposición que hacían en el
periódico La Tribuna y de las lecciones de la cátedra de Historia Universal a la que luego
convirtió en Filosofía de la Historia, ayuda a formar una generación de pensadores que
actúan para comprender y analizar los fenómenos desde otras perspectivas. La orientación
imperante en este momento, focalizaba su atención en construir una inventiva y un saber
afianzado sobre el método de la ciencia positiva.

Arturo Uslar Pietri dice al respecto: el Positivismo se presenta como una de las mas
fecundas etapas de la historia del pensamiento venezolano. No consistió solamente en una
serie de conceptos aprendidos en libros europeos, sino que despertó la curiosidad por el
estudio de nuestros fenómenos sociales, históricos y provocó así un mejor conocimiento del
país y de su realidad.

De manera que bajo esta influencia se paso del conocimiento de la Historia, como narración
a la conceptualización de la Historia como Ciencia.

El Doctor Villavicencio miraba con una aureola de Positivismo comteano, ya que ejerció en
Venezuela el liderazgo de esta Escuela. Entre los años 1866 y 1880 aprendió el positivismo
con Litte con la lectura de una obra titulada: Conservación, Revolución del Positivismo

En dos grandes ideas centró la atención de esta nueva teoría en la concepción de la historia
y en la necesidad de estudiar y divulgar la ciencia como base del progreso. Es importante
destacar que en los discursos que pronunciaba Villavicencio en la Universidad caraqueña
en 1866 y 1869, no solo perseguía trasmitir las ideas conceptuales del Positivismo sino que
se deja entrever un mensaje político, la búsqueda de una Filosofía que vigorice con sus
principios el progreso del país dentro del orden y estabilidad institucional en momentos de
grave disolución y deterioro de fuentes de la riqueza.

Villavicencio era hombre de saberes actualizados y la novedad científica influye en sus


definiciones filosóficas, de manera que su filosofar está muy asociado a la ciencia. Al
respecto dice: "He sido y soy positivista en el sentido de que todo verdadero conocimiento
tiene por base la experiencia, es cuestión de método no de doctrinas".(Heces, Pág. 92,
1994)

En cuanto a lo epistemológico, su vocación científicista se caracteriza por la confianza que


tiene en la observación y experimentación para la adquisición del conocimiento, y este se
mantiene, dentro de la filosofía positivista.

Villavicencio pone todo el peso en la educación y cree firmemente en la influencia de esta,


para lograr la formación del nuevo estado y la consolidación del nuevo orden, a partir de la
expansión del poder material e industrial.

De igual manera destaca la importancia del dominio de la naturaleza por la inteligencia,


tomados como elementos que definen a la sociedad positivista; ya que sostiene que: "La
sociedad es un hecho natural sometido a leyes fijas ,y sustraído como tal a la voluntad
humana, pero no de la inteligencia que puede comprenderle y modificar notablemente su
tendencia y determinación" (Heces, Pág. 97, l994). Asimismo, se dedicó a la divulgación de
dichas ideas positivistas, considerando a las filosofías de inspiración teológicas o
metafísicas, insuficientes para las necesidades del espíritu moderno acostumbrado a las
demostraciones científicas.

En cuanto a las ideas educativas, las resume en tres documentos: A)El informe de 1890,
conocido en el primer congreso pedagógico de Caracas en 1895; B)El informe claustro
universitario de Caracas; y C)Las observaciones que hace al proyecto Código de
Instrucción Pública 1909.

Al ser interrogado a cerca de la elaboración de estos documentos, él expresa claramente que


los avala la madurez que produce la experiencia desde el punto de vista comteano. En los
cuales, se da un elemento común: que es la clara modificación al curriculum, fundamentado
en el orden lógico e histórico de las diferentes ciencias.

Dr. Luis Razzetti (1896)

Fue un insigne educador que durante las postrimerías del Siglo XIX y comienzo del XX,
tuvo una destacada participación en la educación superior venezolana. Estuvo becado en
Francia, específicamente en la ciudad de París donde recibió una formación caracterizada
según Jacques Maritain como cientificísta, determinista, materialista, y positivista. En
varias ocasiones, el Dr. Razzetti se define como: determinista, porque creo que todos los
fenómenos de la naturaleza están sometidos a leyes abstractas. "Soy monista porque creo
que la materia y la energía son dos propiedades esenciales de la sustancia universal, infinita
y eterna" (Hernández Pág. 298, 1984)

Luis Razzetti fue un joven que recibió la influencia del Dr. Villavicencio y de Dr. Adolfo
Ernest, los cuales fueron considerados por Razzetti como los apóstoles máximos en
Venezuela de la filosofía y ciencias positivista. La enseñanza del Dr. Villavicencio
estimularon el apetito intelectual de Razzetti como para acoger con admiración las fuentes
que nutren su pensamiento científico- filosófico de las obras de Darwin y Hackel. Del
primero, abrazo la idea del principio evolucionista, que descalifica la tesis creacionista y la
espiritualidad del alma. A Hackel lo calificó como maestro predilecto, en cuyas obras
aprendió a amar la verdad, de él toma la idea del monismo cientificísta.

La concepción científica – filosófica de Hackel que negaba la existencia de Dios y el


mundo sobrenatural, consideraba que no había dos mundos uno natural y otro moral, sino
uno solo donde la vida intelectual y moral forma parte del Cosmos. El hombre forma parte
de los vertebrados sociales y tiene dos clases de deberes: los que surgen de su naturaleza y
los que corresponden a su beneficio y progreso individual. Esto hace que el Dr. Luis
Razzetti sea considerado como ateo y le trajo como consecuencia una serie de disputas con
el clero. Sin embargo, pensaba que las ciencias eran un hermoso producto de nuestro siglo
de verdad, creyendo que las únicas ciencias validas son las naturales y las ciencias del
espíritu, que también son parte de las naturales. Explicando además, que la verdadera
ciencia reposa en el empirísmo y no sobre la trascendencia; y que el verdadero método es el
empírico, porque compromete en el desenvolvimiento del mismo, la actividad de nuestros
órganos de los sentidos y de nuestro cerebro.
Todas estas ideas inciden en el desempeño de Razzetti como docente de la Facultad de
Medicina de la Universidad Central de Venezuela, en cuya cátedra exigía a sus alumnos la
presentación de una tesis, con la cual aprenderían a observar, experimentar, y aprender a
expresar; de manera, que se evitaría combatir el apriorismo, y el abstraccionismo. Logrando
extender dicha práctica a todo el magisterio.

En l893 publica en la Gaceta Medica de Caracas las ideas sobre la renovación de los
estudios médicos, iniciado el planteamiento por la base, es decir, por la necesidad de
reformar los estudios del Bachillerato, diversificándolo según áreas de interés vocacional,
de modo que permitan la adecuada preparación básica para los aspirantes a cursar los
estudios médico. Consideraba que la educación primaria debía ser tomada como piedra
angular de la educación, sin embargo la educación superior debería quedar restringida y
dirigida por las autoridades de la Facultad de Medicina , ya que la Medicina es una ciencia
objetiva, y para que esta pueda ser aplicada se crea un centro de salud como el Hospital
Vargas.

Al Dr. Razzetti se deben los siguientes aportes hechos en la educación de esa época como:
La enseñanza antialcohólica y la educación sexual.

El Ministro de Educación Dr. Felipe Guevara Rojas encomienda al Dr. Luis Razzetti en
Abril de l913, la tarea de preparar el texto para orientar la enseñanza antialcohólica.
Razzetti ya venía haciendo estudios en la traducción y adaptación al medio venezolano del
libro del Dr. Galtier Boissiere, Manual de Antialcohólismo, obra elaborada de acuerdo a los
programas escolares de Francia, para que sirviese de texto a la nueva enseñanza prevista en
Venezuela. La medida acordada por las autoridades pone de manifiesto, la preocupación
existente por la generalización del consumo de las bebidas alcohólicas.

En 1921, preocupa a Luis Razzetti la lucha contra las enfermedades venéreas, de manera
que es necesario educar sobre este tema desde la escuela primaria hasta la universidad, lo
que son las enfermedades venéreas por medio de conferencias populares, indicándole a la
juventud los medios de que podemos valernos para evitar el contagio. El aclaraba, que la
educación sexual debía impartirse a través de metodologías sencillas y de acuerdo a la
edad. Se impartiría de arriba hacia abajo, desde los padres a los jóvenes de mayor edad
hasta llegar a los niños; en estos se principiaría por la fecundación de las plantas y de los
animales inferiores.

Un aspecto importante relacionado con el tema de la educación sexual fue el eugenismo. El


lo define como "el estudio de los factores sometidos al cuidado y vigilancia de la sociedad
y susceptible de modificar, en bien o en mal, las cualidades de la raza, físicas y mentales,
en las generaciones futuras". (Fernández, Pág. 325, 1994)

Cual era el objetivo del programa hombres y mujeres sanos sin enfermedades hereditarias.
Para ello es importante exigir el certificado pre-nupcial, testificando de que no son
portadores de aquellas enfermedades capaces de contribuir a la degeneración de la
descendencia.

José Gil Fortoul (1912) y Rómulo Gallegos (1895)


Son prácticamente contemporáneos y la formación de uno y otro coincide con aquella
oleada de positivismo y de libre pensamiento. Desde la época de Guzmán Blanco se origino
en Venezuela, un ambiente hostil a los valores de la tradición católica. Este ambiente
cargado de positivismo conduce al mundo del agnosticismo que limita el horizonte de
valoración a solo los datos inmediatos. Este agnosticismo condiciona la concepción sobre la
moral y la religión, lo lleva inexorablemente al laicismo, al libre pensamiento, y a una
posición ecléctica de la vida.

Entre las reformas mas importante se encuentra la escuela laica y la libertad de enseñanza.
El tema de la educación laica adquiere mas importancia en el país a medida que se acentúa
la influencia política del liberalismo y de la filosofía positivista.

En cuanto al segundo aspecto es importante que las ideas luchen en el amplio campo de la
discusión, garantizar el derecho a elegir y rodear de un profundo respeto el pensamiento de
los demás

Gil Fortoul opina que la moral no es nada mas que un conjunto de ideas que se han
trasmitido por herencia y dominan tiránicamente en nuestra sociedad.

La ley de la evolución es compartida por todos los seres vivos. En tanto que la de la
evolución cerebral solo es compartida por los seres humanos y en la expresión de Gil
Fortoul expresa que esto es producto de la ciencia, el arte y la industria. La evolución
cerebral no depende solamente de la evolución natural sino de otros factores y en el caso
venezolano dice: La raza y el clima son para nosotros, causa evidente de inferioridad
orgánica y la única solución es la inmigración.

La educación debe ser un instrumento para que el hombre modifique el medio, por lo tanto
no se admite escuela sin práctica.

En 1911, Gil Fortoul es designado Ministro de Instrucción Pública, allí permanece hasta
fines de Abril de l912. Lo acompaña un destacado pedagogo: Guillermo Todd, cuyas
modificaciones esta orientadas a modificar la observación, la memoria y el razonamiento.

Entre los criterios para orientar el proceso de enseñanza aprendizaje se dan los siguientes
lineamientos: de lo simple a lo complejo, que la enseñanza debe ayudarse de la pedagogía
con el propósito de dar al educando una educación integral dentro de la concepción
Spenceriana. En síntesis un sistema educativo basado en la observación, experimentación y
critica de los hechos.

Rómulo Gallegos, su proposición educativa consistió en una perspectiva de expansión


cultural, de responsabilidad intelectual y de promoción socio-política. Se dejo influenciar
por las ideas de Sarmiento en Argentina, que establecía una diferencia entre Barbarie y
Educación, sólo puede concebirse la cultura aparejada al principio y sentido de libertad.

La idea central de la idea educativa de Gallegos, consiste en: personal, idóneo y apto, para
ello crea las escuelas normales donde con métodos eficaces se formen verdaderos maestros.
En cuanto al método de enseñanza, opina que debe sustituirse el empirísmo por métodos
científicos de observación y experimentación, y aboga por la aplicación de aquellos
métodos que la Psicología y la Educación indican como pertinente en la enseñanza. La
Reforma al Sistema Educativo es una de sus ideas principales, la más transcendental y
fecunda que debería hacerse su máxima ser resumiría en este aspecto en el siguiente
pensamiento: pensar más en educar que en instruir.

Entre el concepto que merece la Educación esta el actuar sobre el carácter y formar al
hombre: en tanto que la instrucción actúa sobre la inteligencia.

La influencia, que tiene la escuela en la sociedad, es motivo de preocupación en la obra de


Gallegos, donde destaca el papel de la escuela en la constitución de una sociedad sana y
productiva.

5. Conclusiones

El Positivismo, es una doctrina filosófica en donde se acepta como conocimiento válido, el


saber científico obtenido a través de la experimentación, es decir, con la utilización del
método científico, se estudian los hechos y a partir de estos, se deducen las leyes que los
hacen valederos. Por ello, el Positivismo es considerado como analítico, y tiene como
características generales:

Nomotética: porque halla las causas que explican los fenómenos, confrontando la teoría con
la praxis, detecta discrepancias y establece conexiones generalizables entre variables.

Propicia la utilización de un método de investigación: el método hipotético-deductivo como


método científico.

La neutralidad valorativa: como criterio de objetividad.

Sin embargo, esta doctrina, incurre en dos importantes contradicciones: 1)Aunque


legitimiza el conocimiento científico, no específica de manera clara, inequívoca y por tanto
positiva en qué consiste exactamente este conocimiento científico; y 2)Que las más
importantes afirmaciones de la doctrina positivista como la Ley de los Tres Estadios
(teológico, metafísico y positivo), no proceden de la actividad científica ni de la
observación, sino de la especulación filosófica y son por tanto metafísica.

Pero esto, no ha mermado la proliferación de trascendentales descubrimientos y avances del


mundo moderno; los cuales, se deben sin lugar a duda, a la influencia del Positivismo,
siendo uno de sus más importantes hallazgos, el descubrimiento de la Historicidad del
Conocimiento Humano a través de la Sociología, que permite la jerarquización (orden y
progreso) de la Sociedad de acuerdo a su nivel intelectual, a fin de que estos, reciban una
remuneración acorde a su labor desempeñada. A partir de la Sociología se debe ubicar
cualquier investigación para que exista un orden, ya que la experiencia que posee el
individuo la sustrae de su entorno, y esta transcurre en un momento histórico, que lo
orientará a través del proceso de experimentación científica.
En Venezuela, los diferentes representantes del Positivismo abogan por modificaciones
educativas que debiesen darse desde las perspectivas metodológicas y de proyecciones que
la educación debe tener en la formación de un ciudadano útil y productivo para la Sociedad.
Actualmente el país, se encuentra en pleno proceso de desarrollo del Enfoque Humanista:
nuevo diseño curricular, proyectos pedagógicos de aulas, proyectos pedagógicos
comunitarios; sin embargo, las investigaciones que se realizan mantienen un patrón
positivista: son cuantitativos-medibles, porque los datos que se extraen de la realidad,
tienen que ser validados utilizando métodos estadísticos.

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos6/posix/posix.shtml#ixzz5ERV1pCS1

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El Método Positivista
Enviado por Hernán Antonio Nuñez

1. Introducción
2. Reseña biográfica
3. Definición del positivismo
4. Características del positivismo
5. Historia del positivismo (antecedentes)
6. Importancia del positivismo en las ciencias sociales
7. Bibliografía
Introducción

Este ensayo es el primero de este tipo, que nos fue asignado al grupo por el profesor de la
asignatura. El tema fue expuesto magistralmente en clase, en forma de conferencia, con
parcas y ocasionales intervenciones de los estudiantes del curso.

El tema trata de una corriente filosófica denominada "Positivismo", enmarcada en un


contexto histórico y filosófico de la historia de la humanidad, que surgió en el siglo XIX, en
contraposición al pensamiento feudalista; en el cual la Iglesia y Dios tenían un carácter de
supremacía y la contemplación religiosa y dogmática, eran principios y valores ineludibles
de los individuos de la sociedad.

Esta filosofía acompaña el nacimiento y afirmación de la organización técnico-industrial de


donde se refundan los principios y valores burgueses; es interesante conocerla y tomar
posición, en tanto que estamos inmersos en una sociedad cuyos integrantes pugnan por
conseguir una forma de vida más equitativa y con una concepción social de mayor armonía.

Esta investigación nos va a permitir (en forma muy somera) comparar, comprender y
evaluar, con respecto a otras corrientes del pensamiento humano, la diversidad de criterios
ideológicos y racionales, que pueden privar de manera subyacente algunas veces y otras
con una marcada imposición cultural, en las sociedades a través de la historia.
Entre las fuentes utilizadas contamos con apuntes tomados en la clase del profesor, además
de obras bibliográficas propuestas por el mismo, otras buscadas por cuenta propia, y de
Internet, entre otros.

Los criterios utilizados para su selección son obvios: todos los contenidos tienen
explicaciones conexas con la esencia de esta teoría del pensamiento positivista
decimonónico, que aun dos siglos después se mantiene vigente en gran parte del mundo.

Quedará de nuestra iniciativa y albedrío seguir indagando sobre los problemas filosóficos
que circundan esta teoría del conocimiento y seguir mejorando los conocimientos sociales
que ya iniciamos en "La casa que vence las sombras".

Reseña biográfica

Hace más de dos siglos nació en Montpellier Francia, Isidoro Augusto María Francisco
Javier Comte, el 18 de Enero del 1798, en el seno de una familia humilde de un funcionario
menor. Desde muy chico fue reacio a la religión católica tradicional y también rechazaba
las doctrinas monárquicas.

Desde joven demostró excelentes habilidades matemáticas (siendo tan solo un adolescente
de 16 años enseñaba a otros coetáneos suyos); luego ingresa a la elitista Escuela
Politécnica, en la capital francesa (1814-1816), y fue expulsado con otros estudiantes al
participar en un revuelta (al proporcionar una calurosa bienvenida a Napoleón Bonaparte, a
raíz de la Batalla de los Cien días), acusándosele de republicanismo e indisciplina.

Regresa a su ciudad natal y cursa medicina; va de nuevo a París para seguir sus estudios,
haciendo traducciones mientras tanto para subsistir. Por 1817 conoce al teórico socialista
Claude Henri de Rouvoy, Conde de Saint-Simon, de quien sería, un año después, secretario
y colaborador hasta el año 1824, cuando rompen por diferencias de criterios ideológicos;
sin embargo las ideas reformadoras de Saint-Simon dejarían su huella en Comte, lo cual se
nota en algunas de sus obras.

A partir de ese momento dedica su vida a estructurar un pensamiento particular, procurando


ganar adeptos en su entorno social. Durante dos años se dedica a dar lecciones privadas
para sobrevivir a las condiciones deplorables de vida que tenía a nivel económico.

En el año 1826 comenzó a dar cursos privados de su filosofía positiva al público en general
pero prominentemente a personas preclaras en el saber. Desajustes mentales le impiden
seguir impartiendo dichos cursos, que continúa luego de tres años; un año después (1830)
sale a la luz el primer volumen de su Curso de filosofía positiva (la obra completa consta de
seis tomos y toda su publicación tardó doce años).

Además de los emolumentos que recibía por los cursos de filosofía que dictaba, también
instruía en astronomía, aunado al importe que le podían devengar sus publicaciones, sin
embargo, todo ello era insuficiente para mantener unas condiciones mínimas de vida
decorosa, por lo que acepta el puesto de examinador en la Escuela Politécnica (donde había
estudiado anteriormente), al no lograr ingresar como docente en la universidad.

John Stuart Mill, un amigo suyo, lo beneficiaba con subsidios que recogía desde Inglaterra.
Una infeliz unión conyugal terminó, como era de esperar, en separación. Luego, en 1845,
se enamora platónicamente de Clotilde de Vaux, quien fallecería un año después. Éste
efímero amor lo marcó de tal manera, que el culto a la mujer amada se reflejó en sus obras
posteriores.

En 1842 publicó su Tratado elemental de geometría analítica; en 1844 su Tratado


filosófico sobre la astronomía popular y su Ensayo sobre el espíritu positivo; de 1851 a
1854 su Sistema de política positiva; el 1854 sale el Catecismo positivista; en el 1856 La
síntesis subjetiva o el sistema universal de las ideas relativas al estado normal de la
humanidad.

Aun cuando esta gran cantidad de escritos no le granjeó un escalafón social, si le consiguió
cierto renombre, principalmente del célebre sabio Emile Littré, quien acogió con
beneplácito y difundió ampliamente los preceptos e ideas de este movimiento positivista.

Hacia finales de los 40 se funda la sociedad positivista. Más personas adoptaban sus ideas
filosóficas, llegando a constituirse casi en un religión irreverente, una especie de culto (no a
una deidad) hacia el hombre histórico: la humanidad, con sus santos y todo (científicos,
pensadores, etc.), lo que Comte observaba con buenos ojos; sus ritos subsisten todavía en
Francia y Brasil.

Fue un genio (que literalmente, rayaba en la demencia) huraño, de arduo trato; tal como son
la generalidad de pensadores que se toman a pecho el cometido de transformar un orden
establecido en la sociedad, inclusive a nivel global.

Muere muy pobre en París, donde vivió el mayor tiempo de su vida, el 5 de Septiembre de
1857.

Definición del positivismo

Es una teoría del conocimiento que sostiene que la verdadera fuente del saber son los
hechos, la experiencia y la observación: detallada, continua, objetiva, predictiva y causal de
esos fenómenos experienciales, mediante la aplicación de los pasos del método científico
(lo cual se considera universal), guiado por la razón analítica.

Es el nombre dado a una corriente filosófica, cuyo rasgo primordial es el ideal de una
fundamentación en el conocimiento científico (sin elementos teológicos o metafísicos),
basada únicamente en el análisis hipotético-deductivo de los datos empíricos del mundo
físico.

Conocimiento Científico
Es un saber sistemático, racional, metódico, lógico, objetivo, autocrítico, empírico y se basa
en los pasos del método científico.

Método Científico

El método científico, es una reflexión metódica sobre el proceso de producción del


conocimiento científico y es: empírico, analítico, hipotético y deductivo.

Pasos del Método Científico

 Elección del tema o problema. Puede ser libre o impuesto:

 Libre. Si es espontáneo, Que le parezca importante o que toque sus fibras.


 Impuesto. Cuando ha sido asignado por un profesor, un superior o un tercero.

 Delimitación del problema. En esta etapa, ya el problema resulta ser un objeto de la


investigación científica, en la cual es necesario delimitar:

 La ubicación espacial o geográfica.


 En el tiempo.
 Su precisión epistemológica.

Debemos ser concretos, específicos y precisos al circunscribir el tema escogido.

 Referencia al marco teórico

Se debe investigar la esencia y el contexto del tema, en un conjunto de conceptos,


categorías y nociones que permitan pensar la situación planteada o el problema. Para ello es
necesario apoyarse en una buena bibliografía, con argumentos relacionados con la esencia
de lo que se indaga.

 Hipótesis

Es un enunciado o planteamiento de solución posible y debe ser consecuencia directa de un


adecuado marco teórico.

Junto a los datos contrastados se va hilando metodológicamente, aferrándose a una verdad


lógica, que va guiando la investigación hasta tener una conclusión.

 Recolección de datos

Es posterior a la hipótesis, en la cual se va elaborando un esquema provisional y una


programación de lo que se inquiere, permitiendo ahora una referencia empírica.

 Contrastabilidad de datos
En esta fase se confrontan los datos recogidos con la hipótesis formulada, para verificarla e
ir redactando lo que será la parte conclusiva o final.

 Conclusión. Esta debe ser abierta y temporal:

 Abierta, porque debe ser sometida a toda crítica, inclusive la propia.


 Temporal, porque debe ser susceptible de modificarse posteriormente.

Al positivismo, sus detractores, le critican que sus principios niegan todo lo ideal, abstracto
o metafísico, lo que permite ir mas allá de las experiencias. Que trunca la inteligencia del
hombre, reduciendo la ciencia a pura nomenclatura, colección de hechos, observación y
formulación, sin ningún espíritu.

Asimismo afirman, quienes mantienen posiciones distintas, que no todas las experiencias
son reales, aun cuando nuestros sentidos así lo aprecien (ilusiones ópticas, trucos de magia,
confusión mental, etc.) y por el contrario, muchos científicos han llegado a conclusiones
concretas utilizando, a veces, la abstracción y/o métodos no verificables o "medibles".

Características del positivismo

En general, la ciencia positiva, se puede caracterizar por:

 Empirismo: la experiencia, la observación de los fenómenos intersubjetivamente


controlables, de fuente de conocimientos objetivos. El empirismo constituye una
actitud científica relativamente pasiva, moderadamente abierta al experimentalismo,
es decir, a la invención, la provocación, construcción de experiencias que suponen,
en general, técnica, mediante una vigorosa interacción con la naturaleza.
 Descriptivismo: el saber positivo es fundamentalmente comprobante: una ley sólo
es la fórmula general de una regularidad natural, pues la observación permite
comprobar que hasta el presente, un acontecimiento o un hecho de tipo y sigue
siempre a un acontecimiento o un hecho. La ciencia positivista no pretende tanto
explicar los fenómenos naturales (lo que implica el recurso a la noción discutible de
"causa") como describirlos.
 Abanderamiento antimetafísico: la formulación nomológica de regularidades
fenomenales no va más allá de una hipótesis prudente a propósito de lo observable.
No da intervención a nociones metafísicas relativas a la naturaleza profunda de las
cosas o a sustancias que estén "detrás" de los fenómenos o los hechos observables y
ni siquiera a la noción de causalidad. El positivismo es nominalista, rechaza la
hipóstasis de abstracción o de entidades no observables empíricamente.
 Relativismo: no se puede extrapolar (en todo caso, sólo con gran prudencia y a
modo de hipótesis), ni mucho menos absolutizar. Nada permite afirmar que en el
futuro se verificarán las regularidades naturales que se ha comprobado hasta ahora,
ni que las leyes astronómicas que se han enunciado a partir de la observación del
sistema solar sean válidas más allá de éste.
 Pragmatismo: «Saber para poder con el fin de proveer». El valor del saber
científico, positivo, consiste en su eficacia y en su utilidad social. Las "creencias
científicas", aun cuando, en términos absolutos, no sean más verdaderas que las
otras (en el sentido de conformidad a la naturaleza profunda de las cosas), son, por
el momento, las mejores en lo que concierne a la supervivencia y a la organización
de la vida de los hombres en sociedad.
 Consensualismo: la organización social y el mejoramiento de las condiciones de
existencia exigen la paz. Ahora bien, las ciencias que han llegado al estado positivo
y se caracterizan por un método no violento para regular los conflictos de opinión
que, en la mentalidad religiosa y metafísica, son interminables o se dirimen de
manera dogmática y hasta con violencia física. El espíritu positivo permite regular
los diferendos de manera pacífica y consensuada por todos los que aceptan
someterse a la regla de la observación empírica, objetiva, es decir, repetible y
compartida. Lo que ha de poner fin a las discusiones es la comprobación de los
hechos y no la ley del más fuerte ni del más hábil. Ese consensualismo pacífico es
un modelo para regular los conflictos entre los seres humanos, sean los que fueren.
 Estatismo: es mitigado y se refiere sobre todo a las ciencias que han llegado al
estado positivo, para las cuales Comte no espera ya ninguna revolución. Estas
ciencias se contentan con acrecentar o precisar un conjunto de leyes del que ya se ha
adquirido lo esencial. Por tanto, todas las transformaciones profundas que ocurran
en matemáticas, en lógica o en física quedan al margen de la perspectiva del
positivismo. Su concepción de la ciencia positiva es cerrada, doctrinaria: sólo
requiere una exposición sistemática en un tratado enciclopédico. Únicamente
algunas ciencias –como la biología o la sociología– tienen todavía mucho que
evolucionar hacia el estado positivo, que es el estado superior o adulto final.

Historia del positivismo (antecedentes)

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, el romanticismo que caracterizaba al idealismo
alemán comienza a perder vigencia. El positivismo pretende "atenerse a los hechos" y toma
a la ciencia experimental como modelo de toda racionalidad.

Paradójicamente, muchos positivistas, que bien pudieran ser considerados románticos, han
exaltado a la ciencia y a la humanidad en su capacidad de producir ciencia. Hay quienes
incluso, afirman que el positivismo es una suerte de "romanticismo de la ciencia".

La forma más antigua de positivismo se basa en el pensamiento filosófico del francés


Augusto Comte. Es posible que sea él quien mejor represente esa corriente de pensamiento,
tanto que podría ser considerado su fundador; aunque hay conceptos comunes que también
manejan pensadores de la talla de: Bacon, Hume, Kant y Saint-Simon, entre otros.

Hay en esta filosofía una relación notable con el empirismo, en tanto valoran la información
que proviene de la experiencia; pero también hay una clara diferencia: el positivismo lo
considera, sin lugar a dudas, un realismo (los sentidos toman contacto con la realidad, y las
leyes de la naturaleza expresan con conexiones "reales" y no simplemente abstracciones
subjetivas).
Para Comte esta filosofía de vida es una respuesta al pensamiento medieval (que se
centraba en Dios), su intención principal consistía en liberar al hombre de las "estorbos" del
mito y la tradición y en este aspecto concordaba parcialmente con Francis Bacon, quien
intentó recoger los primeros resultados de la revolución industrial.

Pero el positivismo fue también un intento para remediar los conflictos sociales de esa
época tan convulsionada. Era necesario para lograr tal reforma una nueva organización del
saber y una nueva epistemología, que llevase al hombre a una ilustración guiada por la
razón.

Comte consideraba necesaria la desaparición de una visión cósmica tradicional, de corte


teológico, en beneficio de la racionalización de todos los procesos relacionados con la vida
del hombre.

Orden y progreso

Éstas son premisas de la filosofía Comtiana, las cuales poseen una clara intención de
reforma social en el contexto de las secuelas de la Revolución Francesa. Comte afirma que
la reforma de la sociedad no se puede realizar exitosamente sin una reforma teórica.

Augusto Comte contrapone el orden a la revolución, lo cual lo aproxima a los filósofos del
movimiento Restaurador; pero se separa de ellos a buscar el orden en el progreso y no de
regreso al pasado.

Ley de los tres estados

"Consiste esta ley que en cada una de nuestras concepciones principales, cada rama de
nuestros conocimientos, pasa sucesivamente por tres estados teóricos diversos: el estado
teológico o ficticio; el estado metafísico o abstracto; el estado positivo o científico. (...) En
el estado teológico, el espíritu humano, la dirigir esencialmente sus investigaciones hacia la
naturaleza íntima de los seres, las causas primeras y finales de todos los efectos que
percibe, es una palabra, hacia los conocimientos absolutos, se representa los fenómenos
como producidos por la acción directa y continuada de agentes sobrenaturales, más o
menos numerosos, cuya intervención arbitraria explica todas las aparentes anomalías del
universo. En el estado metafísico, que no es en el fondo sino una simple modificación
general del primero, se substituyen los agentes sobrenaturales por fuerzas abstractas... En
fin, en el estado positivo, es espíritu humano, reconociendo la imposibilidad de obtener
nociones absolutas, renuncia a buscar el origen y el destino del universo y a conocer las
causas íntimas de los fenómenos, para dedicarse únicamente a descubrir, mediante el
empleo bien combinado del razonamiento y de la observación, sus leyes efectivas." [1]

El positivismo ha ejercido una gran influencia en el pensamiento después del siglo 19. Los
grandes creadores de la ciencia natural han transitado por rumbos positivos. En la historia
de la cultura Venezolana, el positivismo clásico está notablemente presente. Se puede
hablar de dos generaciones de pensadores genuinamente positivas. La primera se inicia con
Adolfo Ernst (1848-1928) y A. Rojas (1826-1894).
La segunda generación la constituyen los discípulos de Ernst y de Villavicencio. En la
actualidad ya no podemos ser positivistas clásicos, la experiencia de dos grandes guerras
nos han enseñado que el progreso de la ciencia y la tecnología de por si no hace feliz ni
moralmente bien a nadie. Nuestro problema consiste en la creación de una nueva moral que
sea aceptable para la mentalidad científica y de consenso universal.

Importancia del positivismo en las ciencias sociales

El término positivo es una manera especial de filosofar, examinar las teorías de cualquier
orden, es decir, la filosofía positiva se ocupa del estudio de los fenómenos sociales
considerando los resultados de la actividad de nuestras facultades intelectuales, nos
proporciona el único medio verdadero y racional. La doctrina positivista se interesa por la
reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través del conocimiento
científico y a su vez el control y dominio de las fuerzas naturales. Los componentes
principales del positivismo son la filosofía y el programa en conductas individual y social,
la cual se traduce en una fusión bajo el concepto de una religión, siendo en realidad la
humanidad el objeto del culto.

El positivismo, científicamente, no admite otros conocimientos como válido, sino los que
proceden de la fenomenología, rechazando toda noción previa y todo concepto total y
absoluto.

Es la única realidad científica, y la experiencia y la inducción, los métodos exclusivos de la


ciencia. Es una teoría de historia y un intento de construir una teoría de la sociedad humana,
es decir una Sociología. Cada ciencia pasa inevitablemente por esta fase que de ningún
modo hace falta representar como un conjunto de prejuicios estériles, sino precisamente
como la forma embrionaria del saber. La mente humana cae en interrogantes sobre la
naturaleza oculta de las cosas, saber el por qué de las cosas; es un estado de intermedio
entre el teológico y el positivo, en él se siguen buscando los conocimientos absolutos,
intenta explicar la naturaleza de los seres, su esencia, sus causas, en el estado positivo, a
través de él se explica la realidad mediante la observación y la experimentación, busca la
explicación de los hechos por medio de la formulación de las leyes y prescinde de la
metafísica.

El espíritu positivo tiene que fundar un orden social. La constitución de un saber positivo es
la condición de que hay una autoridad social suficiente y esto refuerza el carácter histórico
del positivismo.

Comte, fundador de la Sociología, intenta llevar al estado positivo el estudio de la


humanidad colectiva, es decir, convertirlo en ciencia positiva. Él valora altamente el papel
organizador de la iglesia católica, en la época metafísica, corresponde la influencia social a
los legistas, es la época de la irrupción de las clases medias, el paso de la sociedad militar a
la sociedad económica, es un período de transición, crítico y disolvente, el protestantismo
contribuye a esta disolución. Por último, al estado positivo corresponde la época industrial,
regida por los intereses económicos y en ella se ha de restablecer el orden social, y este ha
de fundarse en un poder mental y social.
La idea de la reforma social

Comte, reflexiona sobre la Francia contemporánea y le lleva a la convicción de que era


indispensable una reforma de la organización social y que era necesaria una reforma de las
ciencias; reformada permite fundar las ciencias no existentes de la sociedad, sin la cual es
imposible reconstruir unificadamente la vida social.

Durante las épocas de organización de las sociedades estaban orientadas hacia la


conservación de las cosas; la sociedad era considerada como una entidad supra-individual
que posee valores propios con respectos a los individuos; la sociedad era considerada como
la totalidad que no poseía autonomía ya que estaba regida por otros valores que eran muy
escasos, pero que fueron superados a medida que se fueron afianzando en su identidad
hasta llegar a un progreso justo.

Comte, desea el rescate de la naturaleza orgánica que cambias los modos del pensamiento y
su desarrollo intelectual, con el fin de que la humanidad se insertase a una sociedad
positiva, para así poder restaurar todo aquello que se venía arrastrando desde la sociedad
feudal, para así centrarse en el individuo, es decir, con una organización espiritual que
tendría fundamentos no sólo en los dogmas teológicos y creencias cristianas, sino
precisamente en la ciencia.

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos87/metodo-positivista/metodo-


positivista.shtml#ixzz5ERVG4O3t

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