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Efecto Pigmalión

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Para otros usos de este término, véase Pigmalión (desambiguación).
El efecto Pigmalión, también conocido como efecto Rosenthal, es un fenómeno
que se utiliza en psicología y pedagogía para referirse a la potencial influencia que
ejerce la creencia de una persona en el rendimiento de otra. Supone, por tanto,
algo importante de conocer y estudiar para los profesionales del ámbito educativo,
laboral, social y familiar. El efecto Pigmalión debe su nombre al mito griego
de Pigmalión, un escultor que se enamoró de una estatua que había tallado, y al
final, ésta acabó cobrando vida.
El efecto Pigmalión se puede identificar de las siguientes maneras:

 Suceso por el que una persona consigue lo que se proponía previamente a


causa de la creencia de que puede conseguirlo.
 "Las expectativas y previsiones de los profesores sobre la forma en que de
alguna manera se conducirán los alumnos determinan precisamente las
conductas que los profesores esperan." (Rosenthal y Jacobson).
 Una profecía autocumplida es una expectativa que incita a las personas a
actuar en formas que hacen que la expectativa se cumpla.
Tipos[editar]
Efecto Pigmalión positivo o efecto Pigmalión propiamente dicho: produce un
efecto positivo en el sujeto, de forma que afianza el aspecto sobre el cual se
produce el efecto, provocando un aumento de la autoestima del sujeto y del
aspecto en concreto.
Efecto Pigmalión negativo o efecto Golem: produce que la autoestima del
sujeto disminuya y que el aspecto sobre el que se actúa disminuya o incluso
desaparezca.
Origen[editar]
El efecto Pigmalión tiene su origen en un mito griego, en el que un escultor
llamado Pigmalión (Πυγμαλίων en griego antiguo) se enamoró de una de sus
creaciones: Galatea. A tal punto llegó su pasión por la escultura que la trataba
como si fuera una mujer real, como si estuviera viva. El mito continúa cuando la
escultura cobra vida después de un sueño de Pigmalión, por obra de Afrodita, al
ver el amor que éste sentía por la estatua, que representaba a la mujer de sus
sueños.

Pigmalión y Galatea, por Angelo Bronzino (1530).


Este suceso fue nombrado efecto Pigmalión ya que superó lo que esperaba de sí
mismo y al creer que la estatua estaba viva esta llegó efectivamente a estarlo.
Igualmente el término también encuentra su origen en la obra de
teatro Pigmalión de George Bernard Shaw.
Ámbitos[editar]
Educativo[editar]
Rosenthal y Jacobson estudian el efecto Pigmalión desde la perspectiva de la
teoría de la profecía autorrealizada. Esta teoría la entendemos como uno de los
factores que influyen en la motivación de los alumnos en el aula. Aparentemente
parece que es un efecto mágico, pero no lo es, lo que ocurre es que los profesores
formulan expectativas acerca del comportamiento en clase de diferentes alumnos
y los van a tratar de forma distinta de acuerdo con dichas expectativas. Es posible
que a los alumnos que ellos consideran más capacitados les den más y mayores
estímulos, más tiempo para sus respuestas, etc. Estos alumnos, al ser tratados de
un modo distinto, responden de manera diferente, confirmando así las
expectativas de los profesores y proporcionando las respuestas acertadas con
más frecuencia. Si esto se hace de una forma continuada a lo largo de varios
meses, conseguirán mejores resultados escolares y mejores calificaciones en los
exámenes.
Laboral[editar]
Si un empleado recibe la continua aceptación de su jefe, es muy posible que aquel
exhiba un alto desempeño en sus funciones y por tanto su rendimiento sea más
alto, a la vez que efectivo. Si por el contrario, sus capacidades son siempre
cuestionadas por parte del superior, la actitud indiferente y desmotivación por
parte del subordinado irán aumentando, lo que incuestionablemente conllevará
una disminución de la cantidad y calidad de su trabajo. En el mundo de la
empresa, el efecto Pigmalión viene a significar que todo jefe tiene una imagen
formada de sus colaboradores y les trata según ella; pero lo más importante es
que esa imagen es percibida por el colaborador aunque el jefe no se la
comunique. De tal manera que cuando es positiva, todo va bien, pero cuando es
negativa, ocurre todo lo contrario.
Social[editar]
En todos los grupos sociales, la tradición cultural asigna normas de
comportamiento a las que se espera que se adapten sus miembros. Generalmente
implícitas, estas normas imponen códigos de conducta que no es fácil rehuir, por
ejemplo, el que una mujer deba tener gestos delicados o que si la familia de una
persona es adinerada, entonces esa persona debe vivir en una casa lujosa. Lo
que empieza como una imitación por parte de los hijos de lo que hacen sus padres
se convierte en su propio modo de ser. Esto quiere decir que las personas
adquieren un rol a partir de los demás, y acaban creyéndolo propio. Se puede
decir entonces, que somos lo que los demás esperan que seamos. El
sociólogo Merton, en 1948, aplicó este concepto al ámbito sociológico, idea que
podría explicar parte de la crisis económica actual. Este autor dice que el miedo a
una quiebra bancaria, en un inicio sin fundamento, lleva a que los ciudadanos
retiren sus depósitos de dicho banco por lo que, efectivamente, lo llevan a la
quiebra. También aplica dicho concepto a los prejuicios sociales desde el mismo
planteamiento.
Investigaciones[editar]
Estudio de la motivación humana[editar]
David C. McClelland.
David C. McClelland realizó un “Estudio de la motivación humana”, en el cual se
encuentra un epígrafe dedicado al efecto Pigmalión. En este apartado se explica
que Rosenthal (1966) demostró cómo las expectativas o sesgos de un
investigador influían en el comportamiento de los sujetos estudiados,
independientemente del contexto o ámbito en que la investigación se llevara a
cabo. Esta investigación la llevó al ámbito educativo, junto con Jacobson en el
libro Pygmalion in the Classroom, donde se encuentran resumidamente, las
conclusiones anteriormente expuestas en el apartado del efecto Pigmalión en el
ámbito educativo. A continuación, McClelland expone un estudio sobre un caso del
ámbito escolar en el que se realizaron test de capacidades a alumnos negros del
casco urbano de entre 7 y 11 años y del segundo al quinto grado. Una vez
evaluados dichos test se les comunicó a los profesores que una mitad de cada
clase, elegida al azar, era muy brillante mientras que de la otra mitad se dieron los
resultados reales. Los resultados de esta investigación fueron que la mitad de las
clase que se habían considerado más capacitados obtuvieron un progreso mayor
al final de curso, siendo elegidos al azar, que la otra parte de la clase cuyos
resultados comunicados al profesorado eran reales. También se observaron
diferencias de rendimiento de un grado a otro. Como conclusión, McClelland
defiende que, al considerar los profesores más inteligentes a ciertos estudiantes,
éstos tienden a rendir más.
Críticas[editar]
Una de las críticas más importantes que se le hacen a este efecto es que está
basado en su ambigüedad, ya que como anteriormente se ha comentado, éste
puede ser tanto negativo como positivo. Podría entenderse de varias maneras o
admitir distintas interpretaciones y dar, por consiguiente, motivo a dudas,
incertidumbre o confusión.[cita requerida]
Ejemplos[editar]
George Bernard Shaw (1913).

 La cultura romana (Ovidio, en su Metamorfosis) reelaboró el mito: Pigmalión,


un escultor, fabricó una estatua de marfil representando su ideal de mujer y se
enamoró de su propia creación. La diosa Venus –la equivalente latina de la
griega Afrodita– dio vida a la estatua atendiendo a las plegarias de Pigmalión.
En la tradición educativa, el mito –versión latina– de Pigmalión tiene una fuerte
tradición.

 Desde la obra teatral del mismo nombre de Bernard Shaw (1913) llevada a
la pantalla como My Fair Lady (1964) y en la que el profesor Higgins acaba
enamorándose de su creación (una chica del arrabal reconstruida, como
alumna, en una dama), a la teoría sobre el “efecto Pigmalión” en la escuela,
con la que Rosenthal (1968) explica que el maestro actúa convirtiendo sus
percepciones sobre cada alumno en una didáctica individualizada que le lleva,
constructiva o destructivamente, a confirmar esas percepciones.

 Un jefe entra en la oficina donde están sus trabajadores y observa a uno de


sus subordinados, al que aprecia mucho. El jefe no se da cuenta pero entra
con una sonrisa de lado a lado y además habla con un tono amigable y le
ofrece tareas que fomentan el crecimiento intelectual. Hasta este momento el
subordinado no tenía ningún pensamiento (ni bueno ni malo) hacia su jefe,
pero ante estos estímulos es más sencillo que él comience a sentir amistad por
su jefe. Sin darse cuenta el jefe, el resultado de la relación entre él y su
colaborador ha llegado a la situación que tenía en mente el jefe pero que ha
sido favorecida por acciones propias que no ha observado pero que ha
realizado realmente.
 Por otro lado también existen efectos de Pigmalión con el mismo resultado (se
consigue el fin que se tiene en mente) pero de tónica negativa. El jefe no
aprecia a un subordinado aunque no sepa cuál es la razón para ello. El
subordinado no tiene ningún tipo de opinión sobre su jefe. Cuando llega el jefe
lo hace con cara agria, tono imperativo y le asigna tareas que están muy por
debajo de la capacidad de su colaborador. El subordinado tiene más
probabilidades de acabar realizando sólo ese trabajo pues recibe estímulos
que le dirigen hacia esa situación. Al final el jefe dice "Sabía que no podía dar
más" sin darse cuenta de que muchos signos que recibe el colaborador son
creados por el jefe de forma velada incluso para él mismo.

 Basado en un experimento real: Se forma una clase de colegio con alumnos


iguales, sin diferencias intelectuales, todos capaces de realizar la misma tarea
con resultados similares (aprobar el curso). A un profesor se le saca de clase,
y se le dice qué alumnos tienen una capacidad más elevada de la media, y un
gran futuro. También se le dice que ciertos alumnos tienen una capacidad más
limitada que la media, y que no llegarán muy lejos. Todo ello en realidad es
mentira, pero al finalizar el curso se observa que aquellos alumnos de los que
se esperaba un alto rendimiento lo tuvieron, y aquellos de los que se esperaba
un bajo rendimiento tuvieron unas calificaciones mediocres. Ha ocurrido el
efecto Pigmalión. El profesor ha tratado de forma diferente a los alumnos de
los que esperaba un alto rendimiento, preguntándoles más en clase,
retándoles con desafíos intelectuales. Los alumnos que se consideraban más
atrasados se les ignoraba y no eran estimulados. [cita requerida]
Sujeto Deseo Consecuencia
Pigmalión Belleza femenina Galatea
Henry
Hacer pasar a una violetera por duquesa Eliza Doolittle
Higgins
Geppeto Un hijo Pinocho

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