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Oralidad y escritura

La tecnologización de la
palabra, de Walter J. Ong

Autora: Mirtes María De Oliveira Portela

Reporte de lectura
Sandra Nohemí de la Torre Aguilera
Cuando dios creó el mundo, según la Sagrada Biblia, dijo: “Hágase la luz, y la luz se hizo”.
No sólo pensó una idea, la pronunció en voz alta y la comunicó a alguien que la escribió
para que quedara constancia de ello. Pero, ¿Cómo se puede saber si realmente dijo eso?, la
lengua escrita genera mundos ficcionales a capricho e interés del autor o atendiendo a los
gustos de quienes lo leerán. Originalmente la literatura se aprehendía por medio del sentido
auditivo, con la manifestación de la escritura cambió la forma de utilizar los órganos
corporales: se necesita del sentido visual para recibir información, por lo que también se
modificó la forma en la que el cerebro procesaba estos datos por las diferencias en los
procesos cognitivos de la oralidad y la escritura. También se modificaron las formas de
convivencia, pues ya no se necesitaba a alguien que narrara una historia para un grupo de
personas que compartían al mismo tiempo sus impresiones y cometarios, se originó la
lectura individual o silenciosa.
Según la investigación de Ong, en los medios de comunicación modernos, como la
televisión o la radio es posible encontrar grietas que unen el contenido con la tradición oral
con la del texto escrito para darles un soporte estructural. Cuando se escribe un guion para
ser expuesto de manera oral en cualquier plataforma, ya sea digital o analógica, como en un
speech para vender un producto o una obra de teatro, se toma en cuenta que suene natural,
es decir, toma vestigios de la tradición oral para nutrir su estructura. Así como hizo Homero
en la Ilíada y la Odisea, el origen de las estructuras escritas está en la oralidad.
Con las investigaciones acerca de la historia de la literatura y el estudio de los alfabetos, (el
griego, por ejemplo, que está relacionado con la cultura helenística), se puede dilucidar
cuáles son las raíces de una cultura. En las culturas orales la palabra puede concebirse como
mágica, puesto que no es recuperable una vez pronunciada. En cambio, en la cultura escrita
las palabras permanecen, son recuperables y almacenadas. En el primer tipo las palabras
tienen una conexión con el sonido con el que se expresan y el proceso mental que las
produce para facilitar la memorización de los discursos y formas poéticas como los
proverbios, o los adagios. Se usan también partes temáticas de la narrativa, como la
existencia de un héroe, un combate, etc. Una vez que se asimila las formas estandarizadas
del discurso, se dominan estas fórmulas y se reproducen o recombinan. Facilita esta labor el
uso del ritmo, asonancias, y otras figuras retóricas, como en las canciones populares.
Por último, la ciencia y la literatura pueden ser presentadas con diferentes cualidades y
soportes, lo que involucra una evolución en la forma de analizar y comprender el texto
impreso: no es lo mismo leer un cómic americano a un manga japonés o una revista y quien
pueda leer los tres formatos tuvo que aprehender y dominar conocimientos sobre los
distintos soportes físicos y, en su caso, las bases culturales de cada uno.

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