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ESCUELA DE EDUCACIÓN SUPERIOR PEDAGÓGICA PÚBLICA

“MONSEÑORFRANCISCO GONZALES BURGA” FEREÑAFE


CÓDIGO MODULAR N°1157916

“Año del fortalecimiento de la soberanía nacional”

TEMA:

EL cerebro alfabetizado

CURSO:

Las adolescencias: Desarrollo, cambio e identidades

DOCENTE:

Yris Esther Horna Pflucker

ALUMNA:

Angela Anthonela Llontop Rojas

ESPECIALIDAD:

Ciencia y Tecnología II

2022
CÓMO APRENDE EL CEREBRO
LAS CLAVES PARA LA EDUCACIÓN
Sarah-Jayne Blakemore/ Uta Frith

CAPÍTULO 5: EL CEREBRO ALFABETIZADO


Las consecuencias que la capacidad de leer y escribir tiene en nuestra vida social,
política y económica son enormes. Para los alfabetizados, leer y escribir es algo tan
natural como hablar y escuchar.
En este capítulo describimos investigaciones cerebrales recientes sobre la capacidad
de leer y escuchar, y ponemos de manifiesto que ésta tiene profundas consecuencias
en el moldeado del cerebro humano.

o Breve historia de la escritura


o El legado del alfabeto
o Lenguaje visible en el cerebro
o Comparación entre gente que sabe leer y escribir y gente analfabeta
o ¿Hasta qué punto es diferente el cerebro alfabetizado?
o El sistema de lectura del cerebro, ¿depende de la lengua del lector
o El sistema de lectura del cerebro y su ajuste
o ¿Qué hacen las tres regiones del sistema de lectura?
o El sistema de lectura ajustado
o ¿Es el sistema de lectura un accesorio del sistema del habla?
o Mezcla de colores y palabras
EL CEREBRO ALFABETIZADO

Breve historia de la escritura


La escritura comenzó hace unos 5.000 años por separado en Sumeria, parte de
Mesopotamia y en China. El curso de la historia de la escritura no ha estado exento de
obstáculos, habiendo distintas formas de representar el lenguaje en una forma visible.
Algunos ejemplos muy antiguos de escritura son pictóricos, y los más antiguos de todos,
descubiertos en Mesopotamia, eran modelos en arcilla.
Antes de la escritura, había existido lenguaje hablado desde hace decenas de miles de
años. El habla depende de la memoria y, aunque puede transmitirse en forma épica y
contada, no deja de ser un modo de comunicación efímero. Cuando se elaboraban
leyes, era útil grabarlas en piedra, por ejemplo, el famoso código de Hammurabi que
está escrito con caracteres cuneiformes en granito duro.
No obstante, la escritura no expresa con precisión las mismas cosas que el habla. Es
un código que transmite sólo unos aspectos del lenguaje y no otros. Por ejemplo, el
lenguaje escrito no refleja la melodía o la prosodia de las frases habladas.
El chino y los antiguos jeroglíficos egipcios, por ejemplo, ante todo hacen corresponder
signos abstractos e imágenes rudimentarias con significados lingüísticos. Otras lenguas
han desarrollado sistemas de escritura que fundamentalmente establecen
correspondencias entre signos visibles y sonidos del habla. Aquí se han seguido dos
caminos muy diferentes. Varias lenguas indias utilizan un silabario: cada sílaba existente
en el idioma tiene un símbolo reconocible.
La primera gran invención del alfabeto fue la de introducir símbolos para las
consonantes, lo cual se atribuye a los fenicios de la costa mediterránea. Este pueblo
conocía los jeroglíficos egipcios, pero los rehízo para que representaran los sonidos del
habla más importantes de su propia lengua. Hay que atribuir a los griegos la segunda
invención importante del alfabeto: la introducción de signos gráficos para las vocales.
Desde ese entonces, el alfabeto ha sido adoptado cada vez por más lenguas. Los
romanos redujeron este número, y el orden que utilizaban para recitar el alfabeto es el
mismo que usamos todavía en la actualidad.
En la Grecia y la roma antigua, lo primero que se hacía en la escuela era aprender el
alfabeto. Alrededor de 150 d.c, un riquísimo mecenas de las artes, Herodes Ático, tenía
un hijo al que le costaba aprender el alfabeto. Este contrató a 24 esclavos, a cada uno
de los cuales dio el nombre de una letra. Cabe suponer que a la larga aprendió los
nombres de los esclavos a la vez que el alfabeto. Puede que Ático sea el primer disléxico
de la historia.

El legado del alfabeto


El aprendizaje del alfabeto sigue siendo la base de la alfabetización. Aprender a usar el
alfabeto no resulta igual de fácil para todos. De la pequeña minoría que experimenta
dificultades graves mientras aprende a leer y escribir se dice que padece dislexia.
En los sistemas alfabéticos la escritura es más sencilla porque el número de símbolos
es pequeño, y por suerte sólo unas cuantas letras son confusas. Están las infames letras
especulares: b, d, p, q. las letras confunden porque el cerebro está acostumbrado a
funcionar en un mundo tridimensional, y hacerlo en un mundo de dos dimensiones en
papel es una novedad. El cerebro de un niño entra en conflicto.
El origen de las formas de las letras que utilizamos actualmente se remonta a los inicios
de la escritura, cuando los escribas fenicios y griegos tomaron las formas de los
jeroglíficos egipcios y las modificaron. Las formas de las letras han cambio poco
después desde que los romanos decidieron cuales eran adecuadas para las
inscripciones en piedra.
Lenguaje visible en el cerebro
El lenguaje visible crea un nuevo mundo de objetos, símbolos o letras, que tienen una
relación con el sonido del habla. Hay que aprender las correspondencias entre el habla
y los símbolos, aprendizaje que tiene un impacto duradero en el cerebro.
Las personas alfabetizadas sólo necesitan mirar el texto impreso para saber lo que
pone. De hecho, lo descodifican automáticamente, aunque no tengan intención de
leerlo. Podemos demostrarlo a través del siguiente ejemplo: el paradigma de Stroop.
Stroop enseñó a varios individuos una lista de palabras escritas en diferentes colores y
les pidió que nombraran el color de la tinta en que estaban escritas. A continuación,
midió el tiempo que tardaban en poner nombre al color de cada palabra. La trampa era
que a veces la palabra era el nombre de un color que no coincidía con el color de la tinta
en que estaba escrita. Cuando el color de la tinta difería del color designado por la
palabra, la gente tardaba más que cuando no existía tal discordancia.
En general, una vez reconocida la palabra escrita, el mundo ya no parece el mismo.
Cuando tenemos el texto impreso delante de los ojos, nos sentimos impulsados a
leerlos.

COMPARACIÓN ENTRE GENTE QUE SABE LEER Y ESCRIBIR Y GENTE


ANALFABETA
Si la alfabetización es una especie de lavado de cerebro, entonces de ahí debe resultar
que el cerebro está organizado de manera distinta en los alfabetos y en los analfabetos.
Los investigadores Luz Cary, José Moráis y sus colegas llevaron a cabo una serie de
experimentos psicológicos con dos grupos de personas. Las cuales lo conformaban
personas analfabetas y que lo habían seguido siendo durante toda su vida laboral, y
personas moderadamente alfabetizadas.
Los experimentos utilizaron el lenguaje hablado, a veces imágenes, y pusieron de
manifiesto diversas diferencias sorprendentes. Las consecuencias de la alfabetización
eran especialmente claras cuando hacía falta descomponer, los sonidos del habla, esto
es, manipular fonemas. Este estudio reveló por primera vez la idea de que la
descomposición de palabras en sonidos más pequeños llega a tener sentido si podemos
imaginar estos sonidos como letras.
El lavado de cerebro mediante la alfabetización es algo real. En cuanto uno domina el
principio del alfabeto, cambia su percepción global del habla.
Se observó otro efecto del principio alfabético en un estudio realizado por Alexandre
Castro-Caldas y sus colegas, en el cual participaban nuevamente individuos
alfabetizados y analfabetos, a quienes pedía que repitieran palabras reales y palabras
inventadas carentes de sentido. Todos repetían bien las palabras reales, de modo que
no se apreciaba diferencia entre el grupo de alfabetizados y el de analfabetos. No
obstante, sí se advertía una diferencia curiosa cuando repetían palabras absurdas.
Si no conocemos estos principios, sólo podemos considerar las palabras inventadas
como existentes, bien que desconocidas.
¿HASTA QUÉ PUNTO ES DIFERENTE EL CEREBRO ALFABETIZADO?
Según el estudio de Martín Ingvar y sus colegas del Instituto Karolinska, de Estocolmo.
Cuando repetían no palabras, los voluntarios analfabetos activaban más intensamente
los lóbulos frontales, las áreas cerebrales multiuso de resolución de problemas, y en
especial las regiones conocidas por su implicación en la recuperación de recuerdos. En
cambio, los voluntarios alfabetizados activaban con más fuerza el lóbulo temporal
izquierdo, el área cerebral dedicada específicamente al procesamiento del lenguaje.
Es lo que cabía esperar, pues las personas analfabetas tratan las palabras absurdas
como si fueran palabras reales, que habían entendido mal o que desconocían. De ahí
que a veces las transformaran en reales, para lo cual generalmente buscaban este tipo
de palabras en su memoria. Los alfabetizados trataban las no palabras con cierta
indiferencia, como posibles, aunque no reales. No hacía falta buscar en su memoria ni
considerar la posibilidad de convertirlas en palabras reales.
Este excepcional experimento proporcionó una primera demostración de los cambios
cerebrales que se debe a la alfabetización, poniendo de manifiesto que el cerebro
alfabetizado reacciona de manera distinta incluso cuando sólo está escuchando hablar.

El sistema de lectura del cerebro, ¿depende de la lengua del lector?


Las demandas especializadas de idiomas concretos, como inglés, italiano o francés,
suponen demandas específicas en la escritura. Aunque todas estas lenguas usan el
mismo alfabeto, históricamente han desarrollado sistemas de escritura bastantes
distintos.
En teoría, el alfabeto garantiza que podamos pronunciar inmediatamente una palabra
escrita en otra lengua, pero en la práctica el sistema de escritura de cada idioma incluye
reglas adicionales de pronunciación. Por ejemplo, comparemos el italiano y el inglés. El
italiano tiene una ortografía regular y muy transparente. En inglés en cambio, las mismas
combinaciones de letras pueden tener pronunciaciones muy diferentes.
Recordemos que incluso cuando leemos en silencio, la forma visual de la palabra no
puede divorciarse de su sonido.

El sistema de lectura del cerebro y su ajuste


Los investigadores Eraldo Paulesu, de Milán, Jean-frangois Demonet, de Toulouse, y
Uta Frith, de Londres, llevaron a cabo un estudio europeo de colaboración.
En una primera etapa, efectuaron escáneres de lectores competentes de inglés e
italiano mientras estos leían palabras simples en voz alta o en silencio, poniéndose de
manifiesto que las regiones que componen el sistema de lectura del cerebro son
exactamente las mismas en los ingleses y en los italianos.
En un estudio posterior, se efectuaron escáneres a lectores de habla francesa bajo
condiciones idénticas. Activaban exactamente el mismo sistema que los otros dos
grupos lingüísticos, pero en lo que respecta al ajuste, se ponían de parte de los lectores
ingleses. Al fin y al cabo, los franceses tienen un sistema de escritura bastante complejo,
más parecido al inglés que al italiano.

¿QUÉ HACEN LAS TRES REGIONES DEL SISTEMA DE LECTURA?


La región más frontal se denomina área de Broca en honor de Paul Broca, pionero
francés en el campo de la neurología. Aunque hay diferencias individuales de las cuales
los límites precisos del área son inciertos, existe un acuerdo total respecto a que el habla
depende de esa parte del lóbulo frontal.
La región central del sistema de lectura incluye el área de Wernicke y la circunvolución
angular. El neurólogo alemán del siglo XIX Cari Wernicke, examinó a pacientes que
podían hablar, pero no entendían el lenguaje. En estos pacientes, el área dañada, que
se encuentra en el plano temporal del hemisferio izquierdo, recibe el nombre de área de
Wernicke. Numerosos estudios de pacientes pusieron de manifiesto que, cuando esta
región resultaba dañada, el paciente ya no podía nombrar letras ni transcribir una
palabra escrita al habla. Esta área es especialmente importante para aprender el código
alfabético.
¿Y qué pasa con la tercera área, situada en la base del lóbulo temporal izquierdo?
Wernicke también atendió a pacientes con lesiones en la base de dicho lóbulo, los
cuales tienen grandes dificultades para deletrear y reconocer palabras enteras. El
neurocientífico Stanislas Dehaene y su colega Laurent Cohén, de París, confirmaron
que el área ubicada en el lóbulo temporal izquierdo tenía que ver efectivamente con las
palabras enteras.

El sistema de lectura ajustado


Hemos visto que el sistema de lectura puede dividirse en tres partes. La parte frontal, el
área de Broca, es el sistema básico de producción de habla del cerebro. La parte central,
el área de Wernicke y la circunvolución angular, esa activa durante la transcripción de
letras y sonidos. El área posterior, la de la forma de las palabras, situada en la porción
inferior del lóbulo temporal, es la región involucrada en el almacenamiento y la
recuperación de palabras enteras.
Podemos ya explicar la diferente importancia que tienen las distintas regiones del
sistema de lectura en los lectores italianos, ingleses y franceses. Por tanto, cuando
aprendemos a leer en inglés o en francés, trabaja más la región responsable del
reconocimiento de palabras enteras; y cuando aprendemos italiano, trabaja más la
región responsable de la transcripción letras-sonidos.

¿ES EL SISTEMA DE LECTURA UN ACCESORIO DEL SISTEMA DEL HABLA?


Evidentemente ambas son importantes. A diferencia del caso del lenguaje escrito, el
cerebro ha tenido millones de años para que el habla evolucionara. El sistema alfabético
que ha llegado a ser el sistema predominante de escritura en las lenguas del mundo es
parásito del antiguo sistema del habla humana.

Mezcla de colores y palabras


Las personas sinestésicas mezclan sensaciones diferentes. Por ejemplo, una persona
nota que algo tiene sabor amargo cada vez que oye sonar un timbre, otro caso, oler
fresa siempre que toca ropa de algodón. La forma más común de sinestesia supone
asociar un color a una letra o palabra concreta.
Una idea alternativa es que la sinestesia se debe a conexiones hiperactivas entre la
región del cerebro que procesa los colores, denominada V4 (área visual 4), y el área
cerebral que almacena las palabras (área de la forma de las palabras). Estas dos áreas
se hallan muy próximas entre sí, en la parte posterior del cerebro, y es posible que pasen
señales de una a la otra.

CONCLUSIONES:
Se ha demostrado que el cerebro de alguien que sabe leer y escribir es diferente al de
un analfabeto (y distinto de un disléxico, cuya dificultad consiste en aprender a leer y
escribir). Para un cerebro normal, la lectura llega a hacerse automática e incluso
involuntaria, (leemos, aunque tratemos de evitarlo) como demuestra el Paradigma
Stroop.
Los cambios cerebrales se deben a la alfabetización, poniendo de manifiesto que el
cerebro alfabetizado reacciona de manera distinta incluso cuando solo está leyendo. La
alfabetización consiste en una especie de “lavado de cerebro”, ya que cambia la
percepción global de la persona. Los experimentos dado en personas alfabetizadas y
analfabetas demuestra que las personas analfabetas repetían palabras absurdas como
si fueran palabras reales.
Una curiosidad del sistema de lectura del cerebro, es que depende del idioma del
lector: inglés y francés, por ejemplo, trabajan más la región responsable del
reconocimiento de palabras enteras. Italiano y castellano: trabajan más
la transcripción letra-sonido.
Por último, personas que mezclen sensaciones distintas, como, por ejemplo, asocien un
color a una determinada letra o palabra concretas. Se les consideran personas
sinestésicas.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Blakemore, S. y Frith, U. (2007). Cómo aprende el cerebro. Ariel

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