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Historia y etnología

Corina Ramírez Ortega


28 de octubre de 2021

Walter Ong, Oralidad y escritura: capítulo I “La oralidad del lenguaje”

Este comentario tiene como propósito reflexionar sobre el capitulo I. “La oralidad del lenguaje”

de Walter Ong en su libro: Oralidad y escritura, tecnologías de la palabra. En primer momento

resulta importante preguntarnos cuál es el camino que debemos tomar en esta breve reflexión.

Si bien, tomaremos los contrastes entre lo oral y lo escrito, que Walter Ong ha trabajado en su

obra; exponiendo, además, la necesidad de reconocer y visibilizar la historia de las sociedades

orales sobre un contexto predominantemente escrito.

Walter Ong, nos ha hablado acerca de un despertar, que el mundo académico ha llevado a cabo,

del carácter oral del lenguaje al señalar que el lenguaje, e incluso el pensamiento, se relaciona

estrechamente con el sonido1 por lo que es un fenómeno netamente oral. Y él lo menciona así:

“El lenguaje es tan abrumadoramente oral que, de entre los muchos miles de lenguas -

posiblemente decenas de miles- habladas en el curso de sólo alrededor de 106 nunca han sido

plasmadas por escrito en un grado suficiente para haber producido literatura, y la mayoría de

ellas no han llegado en absoluto a la escritura. Sólo 78 tienen una literatura de las 3 mil

existentes. […] La condición oral básica del lenguaje es permanente.”2

Por otro lado, W. Ong, nos ha referido a la escritura como “la consignación de la palabra en el

espacio”3, la cual, ha dotado al pensamiento de una nueva estructura; en este proceso los

dialectos pasarán a ser grafolectos y, de esta forma, la escritura pasará a tener un poder sobre

cualquier dialecto oral. Pero, no olvidemos lo que W. Ong ha mencionado a este respecto, pues

1
ONG, Walter J., “La oralidad del lenguaje” en Oralidad y escritura: tecnologías de la palabra.
Traducción de Angélica Sherp. México: Fondo de Cultura Económica, 2013, p. 16.
2
Ídem. P. 16 – 17
3
Ibidem. P. 17
“todos los textos escritos tienen relación directa o indirecta con el mundo del sonido (como

ambiente natural del lenguaje) para transmitir sus significados” porque leer significa convertir

en sonidos un texto.

Debido a lo anteriormente expuesto, podemos darnos cuenta acerca de lo difícil que es pensar a

la escritura prescindiendo de la oralidad. Y al contario, tan fundamental es la oralidad que, sin

ella, la escritura no podría existir debido a su condición como sistema secundario y dependiente.

Ong, lo ha afirmado de este modo: “la expresión oral es capaz de existir, y casi siempre ha

existido, sin ninguna escritura en absoluto; empero, nunca ha habido escritura sin oralidad.”4

Pero, ¿cómo nos explicamos que, a pesar de la importancia de la oralidad, el uso de la escritura

predominó en el campo de las ciencias y la cultura? W. Ong, nos explica algunas de las razones

de este fenómeno. En primera instancia, a través del interés de occidente, específicamente en la

antigua Grecia, por el habla oral; se menciona que con la creación de la retórica (considerada

como el arte de hablar o la oratoria) se dio paso a su organización escrita de sus principios para

dar forma a un cuerpo lógico y ordenado que ayudara a su estudio. Por lo que hay algunas

consecuencias ideológicas de por medio; estas nos refieren principalmente a la concentración de

los académicos sobre los textos escritos, difundiéndose así la idea, entre la población, de que las

formas orales no son aptas para estudiarse seriamente. 5 En segundo momento, la imprenta

ayudó a la potencialización de la escritura acelerando su proceso, ya existente, y modificando

diversos aspectos en la vida personal.

Si nos concentramos de nuevo en occidente, pareciera ser que ahí, la historia del humano es

digna de estudiarse en tanto que hay un vasto registro de producciones escritas. Pero, ¿qué

sucede si pensamos fuera de occidente, en las sociedades que cuentan con una tradición oral

4
Op. Cit, ONG, Walter J. P. 18
5
La Historia, en todo caso, se ha configurado como una disciplina que trabaja esencialmente con textos
escritos para registrar y analizar las acciones del humano en el pasado. En comparación con otras
disciplinas (como la lingüística, la antropología y la etnología, que se acercan más a lo oral, se marcará
un punto de separación importante, determinado por contextos históricos y geográficos específicos.
conformada por oralituras o testimonios verbales para narrar su historia? ¿estas sociedades en

realidad son pueblos sin historia como se ha llegado a afirmar? Estas preguntas nos remiten en

varios sentidos a África y podríamos decir que si bien, la maquinaria del colonialismo ha

trabajado en aras de ocultar su lugar en la historia debido a la visión positivista occidental de

descartar las fuentes no escritas. Sin embargo, África no se encuentra en un limbo histórico y

muchos menos es un monolito, porque al existir diversas evidencias sobre sus tradiciones

orales6 como memorias vivas y gracias a la figura del griot, como historiadores, narradores y

conciencia del pueblo, se puede decir que África tiene historia y está viva.

Finalmente, es necesario que no olvidemos el carácter fundamentalmente oral de nuestro

lenguaje, que antecede a lo escrito, y que repensemos la preponderancia histórica y actual de lo

escrito sobre lo oral. De esta forma, es posible que nos acerquemos a la construcción o

comprensión de nuevos sentidos, inscritos en la diversidad cultural pues como W. Ong señala

acertadamente: “las culturas orales producen, representaciones verbales pujantes y hermosas de

gran valor artístico y humano”.7

Referencias:

 Vansina, Jan. “La Tradición Oral”, Madrid: Labor, 1985, PP. 33 – 61.
 ONG, Walter J., “La oralidad del lenguaje” en Oralidad y escritura: tecnologías de la
palabra. Traducción de Angélica Sherp. México: Fondo de Cultura Económica, 2013, p.
16.

6
Jan Vansina. “La Tradición Oral”, Madrid: Labor, 1985. p. 33.
7
Op. Cit, ONG, Walter J. p. 23

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