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El libro de Hector Jacquet “En otra historia”, del capítulo “Juntos pero no revueltos”.

Este capítulo es más un abordaje metodológico sobre los textos que estudian y retratan el
proceso colonizador de Misiones por parte de historiadores, relatores del pasado y
cientistas sociales.
Un pequeño contexto: la historiografía local surge en 1940 con la Junta de Estudios
históricos de Misiones, a fin de crear ese relato del pasado de la provincia, demostrar esa
continuidad institucional y poblacional en el territorio con un fin político, es decir cambiar la
condición institucional del territorio y que se convierta en un estado provincial. Esa matriz
historiográfica tomaba a los guaraníes como elemento humano autóctono, las Misiones
jesuíticas como experiencia civilizatoria y Andrés Guacurarí como defensor del pueblo
misionero. Esa producción historiográfica dejaba de lado a los inmigrantes europeos, pues
se los veía ajenos a ese origen autóctono que se pretendía demostrar.
A partir de los 70 más o menos se empieza a despertar el interés por la inmigración y
colonización, con la creación de la Carrera de Antropología también se pudo dar ese
tratamiento etnográfico a los colonos y las colonias, así como también las problemáticas
rurales que se empezaron a estudiar.
A partir de esa época la identificación étnica de los productores agrarios de la provincia
también hizo necesario que se reconstruya la historia de las migraciones que dieron forma a
esa estructura agraria.

Esto tuvo dos consecuencias: un esfuerzo importante para contextualizar estas


problemáticas de investigación, y por otro la transferencia a estas investigaciones de
información histórica distorsionada que había salido de esa matriz historiográfica.
De esta segunda consecuencia: se daba valor de verdad a datos históricos que debían ser
relativizados en base a las condiciones en cual fueron producidos, o también cuando en
textos de antropólogos o sociólogos se suponía la neutralidad de un dato histórico.
El conocimiento científico siempre es producto del estado de avance del conocimiento en un
momento dado. El problema entonces se da cuando no se reconoce esa provisionalidad o el
hecho de que cualquier dato está construido en un determinado momento y lugar,
respondiendo a intereses del investigador.
Esto da cuenta de una falta de diálogo interdisciplinario que ayude a construir
conjuntamente ese objeto de estudio.
Esto se traspasa a los textos escolares, donde se repiten los mismos modelos teóricos y no
se enseña la discusión crítica y la controversia necesarias para el progreso científico
interdisciplinario.
El libro reúne enfoques sobre la colonización y poblamiento misionero y la forma en que los
grupos étnicos se perciben a sí mismos.

1. La colonización en el marco de la matriz historiográfica misionera.


Para Cambas por ejemplo, la colonización de pobladores de origen europeo era parte de un
proceso mayor de poblamiento del suelo misionero, donde el proceso migratorio perdía su
novedad así como su especificidad
El territorio tenía una preeminencia dentro de la historia, y por derecho natural pertenece al
pueblo misionero como parte de la soberanía nacional y provincial. Los inmigrantes eran
concebidos como una integración de los pobladores al seno del pueblo misionero, no
implicaba una transformación de la identidad territorial previa, sino que se sumaban a un
proceso poblacional anterior.
Posee tres características:
a. Colonización como proceso de subsistencia de Misiones en el entorno nacional,
quitándole especificidad como proceso socio-cultural;
b. Reproduce matriz identitaria misionera, tierra y pueblo son entidades esenciales
inamovibles;
c. Colonización como contingencia externa en el seno de una identidad mucho más
perdurable, con una identidad intocable.

2. La historia de los pueblos


Son historias, anécdotas, testimonios descriptivos y poco explicativos sobre el origen,
fundación, primeros pobladores y crecimiento de las comunidades del interior de la
provincia.
Mayormente escritas por docentes, descendientes de pioneros. El objetivo es contribuir a la
historia de Misiones a través de la mirada de los inmigrantes, solicitan espacio en la cultura
e identidad misionera que esa matriz historiográfica les había negado.
Marcan una ruptura con procesos históricos anteriores. La historia del lugar empieza recién
con la llegada de los “pioneros” a fines del siglo XIX, cada grupo étnico se presenta como
fundadores de Misiones.
Por más que sirvan para ampliar y ver con otros ojos la historia de Misiones, no puede
dejarse de lado ese excesivo localismo reivindicativo que las impulsa.

3. La importancia del contexto global.


Este modelo prioriza el contexto internacional, nacional y regional de la región para poder
entender el proceso colonizador en Misiones. Priorizan entonces describir estructuras
generales antes que casos concretos. El contexto y las circunstancias políticas, sociales y
económicas son los antecedentes naturales de la colonización y la base para su estudio.
Este análisis incluye la expansión europea en el mundo, el capitalismo mundial y el aumento
de la población y emigración europea. Luego el proceso de organización del estado
nacional, la inserción al mercado mundial, la evaluación del impacto migratorio y las
políticas de acción de este proceso y la ley de inmigración de 1876.
Por contexto regional se acercan bastante a el esquema de la matriz historiográfica, con la
victoria de la civilización nacional frente al atraso representado por los indígenas, las cuales
una vez eliminadas harían que Misiones integrase las fuerzas del desarrollo nacional.
Esta es una simplificación de las relaciones interétnicas y el conflicto del proceso
colonizador.
Esta forma de acercamiento da una excesiva generalidad que hace perder la especificidad
del proceso colonizador misionero. Las historias de los pueblos necesitan un contexto
explicativo que supere el terreno del relato familiar.

4. La epopeya de la colonización y los relatos de la memoria


A partir de los 90 hay una tendencia de reconstrucción de las historias de grupos étnicos o
de personajes considerados trascendentes de la colonización.
Es similar a la historias de los pueblos, solo que en esta forma se enfatiza a un grupo etnico
(polacos, ucranianos, alemanes), o un personaje pionero.
Tienen una esquema que combina algunos modelos que ya mencioné: reconstrucción del
contexto europeo que provoca esa emigración, impacto en plano nacional a partir de la Ley
de inmigración, y el proceso de colonización en Misiones, a fin de rescatar el aporte de ese
grupo étnico particular a la formación de la provincia y la nación.
También se realizan en pos de una legitimación de los descendientes de inmigrantes, que
se veían como excluidos de un esquema identitario nacional y provincial vinculadas a
relatos historiográficos. Muchos de estos relatos no incluyen los detalles negativos acerca
de su asentamiento en el territorio, hay en juego una voluntad reivindicadora que no permite
un análisis más abarcativo, no incluyen ese conflicto interétnico que estaba presenta en la
nueva sociedad pluriétnica que se daba sobre una sociedad ya construida.
Este afán de legitimación también generaba el “crisol de razas” armónico en Misiones que
no daban cuenta de los conflictos de las relaciones interétnicas propias de todo proceso
social.
Estos relatos familiares, epopéyicos, de intención reivindicativa abren un camino para el
estudio de la colonización, pero deberán tomar partes teóricas e interdisciplinarias.
Análisis comparativos dan cuenta que otras formas de análisis podrían no dar cuenta:
omnipresencia de los indígenas que interactúan con colonos, relaciones interétnicas,
conflictos y solidaridades entre grupos, y diferenciaciones internas y de clase dentro de un
mismo grupo etnico. El posicionamiento de clase y lugar que ocupa el colono en el proceso
colonizador modifica y transforma la percepción de ese proceso.

5. Una historia de inspiración socio antropológica.


En 1982 Leopoldo Bartolomé pública la separata Colonias y colonizadores en Misiones, con
un nuevo enfoque de los estudios de la colonización en Misiones, y es un buen
representativo de la historia enriquecida por aportes de la sociología y la antropología.
El autor usa y recrea conceptos teóricos que integran varias escalas de análisis como parte
de la explicación del mismo proceso colonizador. Son tan relevantes las condiciones del
medio del cual salieron como la percepción que tuvieron los propios agentes del medio en
que debieron insertarse y su relación con él.
Perspectiva comparativa con otros procesos colonizadores del mundo y regiones del país
para dar cuenta de las semejanzas y especificidades del proceso que se dio en el territorio
de misiones.

Con todo este análisis podemos decir que se pueden resolver capas de historias para
producir contenidos y lineamientos de análisis muchos menos prejuiciosos, en favor de
modelos interdisciplinarios, controversiales y dinámicos.
LOS COLONOS DE APÓSTOLES
Poblamiento de Misiones por inmigrantes europeos: Primero estuvieron los jesuitas (Siglo
XVII-XVIII), la corona los expulsa y derrumba su organización socio-religiosa es
derrumbada, se dan incursiones de caza a esclavos y se abandonan muchos pueblos.
Luego por 1810 hay estabilidad por la independencia argentina y Andresito gobernaba la
zona pero tiene su derrota final por el Marqués de Chagas, junto con represión, destrucción
y saqueo del territorio.
Las autoridades nacionales se interesaron por el territorio después de la Guerra de la Triple
Alianza por la posición estratégica de Misiones y la ausencia de población argentina. El
territorio estaba bajo control de Corrientes y las regulaciones que prohibían establecer
asentamientos permanentes en el área de yerba mate impedían que se transformara en
centros de colonización humana.
Cuando se quiso federalizar el territorio de Misiones, Corrientes vendió tierras generando 38
terratenientes, aunque por la prisa las tierras no fueron inspeccionadas, los contratos
estaban legalmente incorrectos, no cumplían con la cláusula de mantenimiento de tierras, lo
que significaron ventajas para recuperarlas.
Federalización de Misiones: En 1881 Julio A. Roca anunció la federalización de Misiones,
en 1882 fue nombrado un gobernador con instrucciones para promocionar la colonización
en el territorio. Activaron una política de colonización, ayudadas por:
Ley Nacional de Inmigración y Colonización: que establece facilidades a ser concedidas a
los inmigrantes que quisieran ser agricultores. Además regulaba los procedimientos que
regirían la inmigración a Argentina.
Ley 1882: reguló el acceso y pase de la tierra, prohibiendo la venta de tierras públicas sin
previo estudio.
Buscaban estimular la emigración con transporte gratuito para una familia desde el
desembarque hasta la colonia, préstamos, casas, herramientas, animales, semillas,
provisiones, etc.
Asentamiento de inmigrantes en Apóstoles: Una ola de inmigrantes galitzianos al no poder
entrar en Estados Unidos por no cumplir con los requisitos, vinieron a Argentina tras una
recomendación de una autoridad del puerto de Hamburgo. José Lanusse, gobernador de
misiones, les pagó el viaje a Posadas. Fueron siete familias polacas, seis ucranianas,
principales fuentes emigrantes para Apóstoles.
Galitzia estaba habitada mayormente por ucranianos (63%) y polacos (23%) sin embargo, la
nobleza y los puestos administrativos estaban ocupados por polacos que usaban sus
posiciones para perseguir a los ucranianos.
Tenían diferencias religiosas: los polacos eran católicos de ritual latino y los ucranianos eran
uniates, miembros del ritual ucraniano oriental de la Iglesia Católica Romana. La mayor
diferencia residía en el grado de diferenciación social interétnica: los campesinos
ucranianos tenían una ideología interna igualitaria que daba a sus comunidades cohesión.
Los campesinos polacos eran divididos en sub-estratos.
Familia y comunidad: Estaba centrada en la parroquia, principal regulador de sus vidas.
Estaban compuestas por un grupo de sangre bilateral y de parientes afines con varios
grados de intimidad. La organización interna estaba compuesta en la suprema autoridad del
pater familia, dependencia económica e intelectual en los jóvenes y sumisión. Producían
para satisfacer sus necesidades básicas y responder a las obligaciones impuestas por el
Estado. La tierra constituía la preocupación central y no era considerada un bien
económico.
Tenían la creencia en la Divina Omnipotencia que creó y controla todo y una voluntad divina
que rige la naturaleza y controla el orden social y el destino de los individuos.
Los motivos de migración fueron: bajos salarios, superpoblación en algunos distritos, falta
de tierras, rumores sobre las tierras del otro lado del océano, la suba de precios cuando los
parientes que ya emigraron enviaron dinero, etc.
Al llegar se encontraron con hostilidad, y sin tierras en Posadas, Lanusse los mandó a
Apóstoles, una frontera marginal en donde todo estaba “por hacerse” y el cumplimiento de
la ley era flojo. La agricultura satisfacía las necesidades básicas en canteros redondos con
cerca, con maíz, mandioca y batata más la cría de ganado. Las familias ayudaban al
programa de colonización escribiendo cartas y motivando a parientes a emigrar, siendo
recompensados con 100 hectáreas. El número de colonos ascendió y comenzó a mejorar
todo. Antes los colonos intentaban recrear su forma de vida en Galitzia, eran considerados
como trabajadores pero también como humildes, sumisos y atrasados tecnológicamente.
Sin embargo, la situación financiera de los colonos mejoró lentamente durante la primera
década de la colonia. Algunos asumían los riesgos de los caminos y vendían sus
mercaderías en Posadas. El gobierno instaló escuelas públicas para evitar un enclave
cultural en Apóstoles. La hostilidad se terminaba en medida que la comunicación
aumentaba, y para 1922 Apóstoles ya era una pequeña ciudad con servicios bancarios y
una vida comercial e industrial activa.
Luego la integración de la región en el sistema productivo de yerba mate mató los sueños
de una vida como en Galitzia y los altos precios de la yerba desplazaron al maíz y al arroz
como las cosechas más rentables. En 1932 Apóstoles se convirtió en la región más
productiva de Misiones, llevando a la apertura de fábricas procesadoras, molinos, demanda
de mano de obra, etc.

COLONOS Y OCUPANTES - FRONTERA AGRARIA


La frontera agraria refiere a la zona de división entre tierras ocupadas y tierras vacantes. Se
habla de frontera agraria cuando media un proceso de asentamiento y de uso productivo de
la tierra, por el contrario con el “frente extractivo” en donde se aprovechaban de los recursos
pero sin implicar la ocupación permanente del suelo.
La expansión de la frontera puede ser por: acción del estado, de empresas privadas o de
manera espontánea. El estado regula las características de una frontera: estableciendo
condiciones flojas para su ocupación (frontera abierta) o restringiendo el acceso (frontera
cerrada o controlada). La capacidad de atraer población define la existencia de una frontera,
la expulsión de migrantes marca la conclusión de su efecto.
Las oleadas de poblamiento y la migración constante que caracterizan al espacio fronterizo
están en la raíz de los procesos de diferenciación social. Observar los procesos de
colonización en el momento que ocurren nos instruye acerca de los mecanismos de
constitución de la sociedad.
En las ocupaciones fiscales de misiones, la trayectoria social ascendente está representada
por la transición de “ocupante” a “colono”, que a diferencia de otras (gringo/criollo ispano
parlantes/ mestizos, indios) NO hace referencia a pertenencias étnicas o nacionales.
- Ocupante: se define por el componente de la clandestinidad, asociado a condiciones
precarias de tenencia de la tierra, al cultivo de anuales y a situaciones de inestabilidad y de
pobreza.
- Colono: se define por la situación de legalidad alcanzada a partir de condiciones seguras
de tenencia de la tierra, ocupación estable, arraigo, permanencia, vinculados a la
implantación de perennes (plantas de raíz) y a la posibilidad de acumular excedentes. La
legalización de la tenencia es un paso importante en el “ascenso social” porque es requisito
para lograr el desmonte y la gestión de cupos para la implantación de yerba mate.

L}as cuatro décadas que comprenden el período 1920 y 1960 fueron las de mayor
desarrollo ocupacional y poblacional de Misiones. En esa etapa se ocupó casi plenamente
el territorio y se desarrollaron los primeros centros urbanos de importancia.
Durante las dos primeras décadas del siglo XX, a la actividad económica limitada a la
búsqueda de yerbales silvestres abandonados o la explotación forestal, se sumó la
radicación masiva de inmigrantes aplicados a la agricultura. Verdaderos pioneros que
fueron abriendo nuevos caminos, explotando nuevos espacios, creando colonias agrícolas.
El origen de esas primeras colonias misioneras fue diverso. Las primeras, instaladas en el
sur misionero, cerca de los antiguos pueblos jesuíticos, respondieron a la iniciativa oficial.
Otras fueron colonias que se fueron creando espontáneamente en la cresta de la Sierra
Central y un tercer modelo de origen de colonias en Misiones fue a partir de la iniciativa
privada. Apóstoles es el símbolo del primer tipo de colonización, la oficial; Oberá sintetiza la
colonización espontánea y Eldorado es un ejemplo de colonización privada.
Apóstoles nació bajo el impulso del gobernador Juan José Lanusse. Ya en 1887 se otorgó a
un particular una extensión de 40.000 hectáreas en el sur de Misiones para ser colonizadas.
Una parte de esas tierras fue destinada a crear las colonias Apóstoles y Azara. En 1895 el
agrimensor Juan Queirel mensuró en el área del antiguo pueblo de Apóstoles cuatro leguas
cuadradas que se vendieron a los pobladores que ya estaban radicados en el lugar. Con el
gobernador Lanusse se trazó el pueblo sobre las ruinas de la antigua misión jesuítica, se
oficializó la colonia y se radicaron los primeros inmigrantes ucranianos y polacos. Estas
primeras familias se adaptaron rápidamente a tal punto que en 1903, el gobernador
Lanusse escribía, “Esta inmigración reviste el carácter de espontánea por cuanto no viene al
país atraída por la propaganda de agentes de inmigración, sino solicitada por las cartas que
escriben desde aquí, llamando a sus parientes y relaciones de Europa los colonos
establecidos en Apóstoles”. En esos momentos ya contaba la colonia con 539 familias y
2662 habitantes que cultivaban más de 4000 hectáreas. Cada familia disponía de un arado,
una rastra y un carro cada dos familias. Se contabilizaban en las chacras más de 2200
vacunos, 1400 cerdos y 1400 vacas lecheras. La llegada del Ferrocarril del Nordeste y la
edificación de una estación en las cercanías de la colonia permitió la comercialización de su
producción. El pueblo de Apóstoles adquirió el rango de ciudad a fines de la década de
1950.
Oberá también tiene una historia particular en sus orígenes. Nació como consecuencia de la
radicación espontánea de familias suecas venidas desde Rio Grande do Sul. Esas familias
habían llegado a Porto Alegre en 1891 y fueron orientadas por las autoridades brasileñas
hacia el Puerto Lucena, sobre el río Uruguay donde prácticamente fueron abandonadas, lo
que llevó a que, desalentadas, algunas familias buscaran regresar. Pero las que quedaron
decidieron internarse en Misiones hacia el año 1902 dirigiéndose entre 1913 y 1914 hacia
Yerbal Viejo, en la sierra misionera. Allí se asentaron, cultivaron la tierra y atrajeron a
nuevos inmigrantes. En 1927 fue creado allí el pueblo de Oberá. Un rango característico de
esta corriente inmigratoria fue la variedad de lenguas, credos y nacionalidades. Allí
convivieron desde su inicio ucranianos y polacos, alemanes y suecos, suizos, finlandeses, y
otros. Y se sumaron a los pobladores paraguayos, brasileños y correntinos instalados desde
antes en las cercanías de la colonia.
El tercer caso simbólico de la colonización misionera fue el de la colonia Eldorado. Nació
por impulso del empresario alemán Adolfo Julio Schwelm en 1919. Inicialmente Schwelm
compró 67.000 hectáreas de selva virgen a orillas del río Paraná entre los ríos Piray Guazú
y Piray Miní con el fondo a las sierras centrales. Para lograr su objetivo de colonizar el lugar
recibió el apoyo de financistas europeos y a través de una eficaz propaganda se invitó a los
europeos que quisieran radicarse en estas promisorias tierras. El sueño se cumplió con la
fundación de Eldorado el 29 de septiembre de 1919, que contaba hacia 1924 con luz
eléctrica, agua corriente, almacenes independientes de la empresa colonizadora, radio y
telégrafo.
Los inmigrantes llegaban a Eldorado en barcos por el río Paraná desembarcando en el
Puerto Viejo, desde donde se les mostraban las tierras para su radicación. Ello suponía la
apertura de picadas en la selva, construir sus viviendas, disponer los cultivos y prepararse
para vivir definitivamente en esos recónditos lugares. Los primeros colonos fueron de origen
alemán, danés y sueco, incorporándose luego alemanes brasileños venidos de la Colonia
San Leopoldo en Río Grande. Estos grupos fueron agrupándose por nacionalidades a lo
largo de la picada principal, en dirección perpendicular al río Paraná, en lotes de entre 25 y
50 ha. Un diseño urbano totalmente diferente al cuadrangular que caracterizaba las otras
colonias. Las picadas fueron tomando los nombres de las nacionalidades según las iban
creando. Así nacieron la picada danesa, la picada bávara, picada alemana, etcétera.
El sentido asociativo de los grupos de inmigrantes que se fueron asentando en Eldorado
hizo que en poco tiempo se desarrollara la colonia con cooperativ

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