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La trama y los hilos.

Modernización capitalista y las cuatro espirales de la modernidad.

Miguel Baraona Cockerell.


La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no
pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra,
se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los
hombres. Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos
hemos tenido; pues en mitad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve, me parecía a
mí que estaba metido entre las estrechezas de la hambre, porque no lo gozaba con la libertad que lo gozara
si fueran míos; que las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recebidas son ataduras
que no dejan campear al ánimo libre. ¡Venturoso aquél a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le
quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!
Don Quijote de la Mancha.
CAPÍTULO LVIII
(Segunda parte, 1615).

1
A las cuatro mujeres más importantes de mi vida:

Para Carlin, por la luz de la vida.

Para Anita, por la luz del amor.

Para Maya, por la luz del futuro.

Para Mazu, por la luz de la esperanza.

2
Índice.

Introducción.

Capítulo Uno. Las cuatro espirales de la modernidad.

Modernización capitalista y globalización.

Conflicto y resistencia.

Capítulo Dos. Los grandes brotes modernizadores: génesis y etapas.

Paleo-Modernización (circa 1492-1789).

Modernización Temprana (circa 1789-1871).

Modernización Clásica (circa 1871-1917).

Modernización Neoclásica (circa 1917-1945).

Modernización Tardía (circa 1945-1958).

Alta-Modernización (circa 1959-1990).

Capítulo Tres. Transición a la Hiper-Modernización (circa 1990-2007).

Fin de la Guerra Fría.

Globalización Neoliberal (circa 1985-2012), fase superior de la Globalización


Transnacional (circa 1960-2012).

Nuevos actores sociales y sujetos históricos.

Transición a la Hipermodernización y a la Hipermodernidad (circa 1990-2007).

Fundamentalismo neoliberal y la ideología dominante en la Transición a la


Hipermodernidad.

3
El centro se cae a pedazos: crisis, conflicto y resistencia.

Fin de la Transición a la Hipermodernidad.

Capítulo Cuatro. Migraciones, etnicidad y las cuatro espirales.

Deriva migratoria y cambio y estructuración social.

Europeos en el nuevo Mundo: la migración conquistadora.

La gran migración compulsiva del África subsahariana a América.

Veinte reflexiones sobre etnicidad: bases conceptuales para un modelo.

Nuevas jerarquías sociales y ordenes étnicos.

Ordenes étnicos y estructuración social: dos modelos simples de análisis.

Migraciones en la era de la Globalización Transnacional.

Capítulo Cinco. La Hipermodernidad y sus alternativas: la Gran


Depresión II y otro mundo es indispensable.

Las crisis que vienen galopando.

Los dos capitalismos: el imaginario y aquel realmente existente.

Grandes ciclos capitalistas y la caída tendencial de la tasa de ganancia.

El libre mercado imaginario y el monopolio muy real.

Triunfo de la doctrina neoliberal: celebrando un “libre mercado” imaginario.

La Gran Depresión II.

Otro mundo es indispensable: La Hipermodernización y sus alternativas.

Bibliografía citada.

4
Lista de Esquemas, Mapas, Figuras, Gráficas y Cuadros.

Esquema No 1. La modernidad entendida como el resultado neto de la interacción compleja de las cuatro
espirales (modernización, globalización, conflicto y resistencia) generadas por el (o asociadas al) desarrollo
capitalista.

Esquema No 2. Las cuatro espirales de la modernidad (modernización, globalización, conflicto y


resistencia) y fases secuenciales de modernidad.

Figura No 1. Imágenes de la Primera Revolución Industrial en Inglaterra, 1780-1840.

Figura No 2. Imágenes de la Primera Revolución Industrial y sus consecuencias, 1780-1840.

Figura No 3. Sistemas de tranvías jalados por caballos en las principales ciudades del mundo
industrializado, 1870.

Mapa No 1. Desarrollo industrial de Europa hacia mediados del siglo XIX.

Figura No. 4. Uno de los primeros motores de combustión interna, 1833.

Cuadro No 1. Reservas probadas de petróleo en el Medio Oriente.

Cuadro No 2. El Medio Oriente (M.O.) y la producción mundial de petróleo. (Millones de barriles por día).

Cuadro No. 3. Estimaciones de tres fuentes sobre el crecimiento anual (promedios) del PNB de la URSS
entre 1928-1985.

Cuadro No. 4. Crecimiento del PNB y del consumo en la URSS, Europa-OCDE y EEUU entre 1950-1980.

Mapa No. 2. Zona del conflicto por el control del canal de Suez, 1956

Gráfica No 1. Consumo energético mundial desde 1800 al 2000.

Gráfica No 2. Producción y consumo de los EEUU en millones de barriles por día, 1940-2000.

Gráfica No 3. Curva de Hubbert de 1956 estimando la evolución futura de la producción petrolera en todo
el mundo. (En 109 x barriles producidos al año).

Gráfica No 4. Pico y evolución futura estimada de la extracción petrolera mundial.

Mapa No. 3. Países en los que la producción petrolera alcanzó su máximo (rojo) y países
en los que aún no se ha llegado a este punto (verde).

Gráfica No. 5. Evolución ascendente de los precios del petróleo en años recientes: 2001-2006.
(En dólares por barril).

Gráfica No. 6. Curvas de calentamiento global y de gases de invernadero antropogénicos (y otros gases de
origen natural), 1900-1990.

5
Gráfica No. 7. Curvas de reservas de petróleo disponibles (%) y concentraciones de CO2 en la atmósfera
(PPM=Partes Por Millón).

Esquema No. 3. El gran motor de la destrucción ambiental.

Esquema No. 4. La dinámica del crecimiento capitalista sin cesar que conduce a la destrucción en escala
cada vez mayor y más acelerada del medio ambiente (gases de invernadero).

Esquema No 5. Las dos vertientes complementarias de la modernización y sus efectos.

Esquema No 6. La dinámica de las fases de la gestación modernizante y la creación de un cierto


tipo de modernidad en el capitalismo.

Esquema No. 7. Modernización capitalista y formación de actores sociales y sujetos históricos.

Esquema No. 8. Factores fundamentales que determinan la naturaleza de los impactos generados por la
migración bi-nacional en los países de origen y destino.

Mapa No. 4. Grandes movimientos migratorios en el mundo a partir de 1500.

Mapa No. 5. Los cuatro viajes de Colón.

Mapa No. 6. Colonización española del Nuevo Mundo.

Gráfica No. 8. Migración española a América y a México y Centroamérica: 1765-1823.

Mapa No. 7. Areas de influencia y anexión de España y Portugal luego del Tratado de Tordesillas.

Mapa No. 8. Grandes movimientos emigratorios europeos de antes y después de la Segunda Revolución
Industrial, 1860-1920.

Figura No. 5. La Mita.

Figura No. 6. Vista superior y corte transversal de un barco inglés para tráfico de esclavos
de África a América. Siglo XIX.

Cuadro No. 5. Números estimados de esclavos (en miles) traficados desde África hacia Europa y América
entre 1451-1870.

Cuadro No. 6. Población esclava estimada en las Américas a fines del siglo XVIII.

Gráfica No. 9. Tráfico anual de esclavos negros del África subsaharaiana a América: 1526-1861.

Figura No. 7. Esclavos laborando en una procesadora de algón en los EEUU en 1850.

Cuadro N. 7. Precio promedio de los esclavos en Georgia, para algunos años entre 1828 y 1860.

Esquema No. 9. Modelo I. Transición ideal de una sociedad simple, horizontal, tribal y clánica a una
sociedad jerárquica compleja, con un sistema político altamente centralizado, con fuerte estructuración de
clases y con una jerarquía de honor social que conduce a la formación de un orden étnico.

6
Esquema No. 10. Modelo II. Formación ideal de un orden étnico en una sociedad moderna, compleja y
jerárquica a lo largo del proceso de formación de un Estado-nación moderno. Caso imaginario en América.

Mapa No. 9. Países receptores de migrantes (azul), países neutros (verde), y países expulsores (naranja).

7
8
Introducción.

El propósito fundamental de este trabajo consiste en presentar un embrión de una teoría


del desarrollo capitalista, y examinar el tipo específico de transformación histórica que este
proceso ha supuesto desde el siglo XVI en adelante. Nos proponemos examinar también, a
grandes rasgos, la manera como se vincula este proceso con los grandes flujos migratorios y con
la formación de distintos ordenes étnicos, los que, a nuestro juicio, son dos fenómenos decisivos
en la conformación de las distintas fases de la modernidad a lo largo del desarrollo capitalista.1
Pero insistimos: lo que aquí presentamos no pretende ser aún una gran teoría propiamente tal,
sino más bien un bosquejo teórico sobre el tipo de historicidad (modo de producir historia) que
preside el surgimiento de aquellos marcos existenciales –que aquí definimos como modernidad-
amplios dentro de los cuales se define la acción social durante determinados períodos de
modernización capitalista. Estos marcos existenciales, se constituyen por la confluencia e
interacción de cuatro grandes espirales de transformación y estructuración social: 1. La
modernización capitalista; 2. La globalización; 3. El conflicto social (que incluye por supuesto la
lucha de clases, pero que no se remite a esta, razón por la cual ponemos énfasis en la
estructuración de las distinciones étnicas y en los conflictos a los que conducen); 4. La resistencia
a la modernización capitalista y a la globalización en diferentes etapas de organización del
sistema-mundo, y que abarca desde fenómenos estrictamente políticos, a respuestas menos obvias
a nivel de la esfera ideológico-cultural.
Sin embargo, ponemos un interés particular en discutir el tema de las migraciones, pues
muy a menudo estas han sido desde el siglo XVI a nuestros días en el siglo XXI, la principal
forma de lo que llamamos “globalización desde abajo”; es decir, aquellas fuerzas de
transformación global cuya génesis no está controlada por lo que Adam Smith llamó “los amos
de la humanidad”,2 refiriéndose a las elites del poder y del dinero que en cada etapa histórica de
la modernización-globalización han impuesto, en lo esencial, sus intereses y aspiraciones
específicas al resto de la sociedad de su época.

1
Ver: Daniel Sayer, 1991.
2
Ver: Adam Smith, (1776) 1992.

9
Las migraciones han sido una forma de globalización espontánea, no sujeta a ninguna
agenda colectiva prestablecida, y no dominadas ni controladas por ningún actor social en
particular. Las migraciones modernas (1550’s al presente) son más bien una propiedad emergente
de la globalización, y que nace de la adición compleja de una infinidad de iniciativas y
aspiraciones individuales, generadas por el proceso de modernización capitalista y sus efectos
generales sobre el sistema-mundo. La interacción molecular de millones de seres humanos
empujados por la necesidad y la esperanza, forma así, a lo largo de siglos, uno de los fenómenos
de transformación global, de mayor magnitud e importancia desde el “descubrimiento” de
América hasta nuestros días.
Además, queremos mostrar aquí como las migraciones han sido factores decisivos en la
formación de nuevas sociedades y en la transformación de las ya existentes; y sobre todo, cómo
han influido en la formación de nuevos ordenes étnicos, o en la modificación o simple
destrucción de jerarquías étnicas previas al influjo masivo de nuevos habitantes a un determinado
territorio; nuevos habitantes que son portadores, a su vez, de nuevas tradiciones culturales, de
nuevas prácticas sociales, y a veces, de nuevos paradigmas tecnológicos y económicos, como fue
el caso de los europeos que migraron en forma masiva al Nuevo Mundo luego de 1492.
A medida que el mundo entero se sumerge con altibajos y distintos ritmos regionales en la
crisis económica mundial, el tema migratorio parece retroceder a un segundo plano. No obstante,
el migrante sigue siendo un protagonista central de nuestra sociedad global contemporánea,
aunque de seguro habrá cambios significativos en los flujos, las redes, la dinámica y la tipología
de los movimientos migratorios que hemos utilizado hasta ahora para caracterizar este
fenómeno.3 De igual manera, diversas jerarquías étnicas (parte esencial de todo orden étnico)
propias de fases históricas previas, de seguro serán impactados en diverso grado por la gran crisis
económica que aqueja al capitalismo mundial desde el año 2007 a la fecha.4
Hay numerosas razones para afirmar esto último: empezando por el simple hecho de que
la caída de las remesas ha tenido un impacto negativo en los países de origen, y siguiendo luego,
por la trascendencia de la movilización social y política de los migrantes en los países receptores
para llegar a ser miembros plenos de los países huéspedes, aún en tiempos de crisis. Lo cierto es
que los flujos migratorios que han caracterizado a los últimos cincuenta años de historia, como

3
Temas que serán abordados en el Capítulo Cuatro.
4
Ver: Chris Harman, 2009.

10
nunca antes en el pasado, han dejado huellas indelebles que no se han de borrar ni siquiera con
una prolongación por muchos años de la actual crisis económica mundial, 5 y que persiste a pesar
de los enormes rescates financieros y otros estímulos a bancos y otros grandes conglomerados
empresariales.6
Tanto las sociedades de origen como las receptoras de migrantes, han quedado
modificadas en forma irreversible por las mutaciones culturales, sociales, políticas y económicas
que este gran fenómeno de nuestra época ha representado. Además, sin estos procesos de
“globalización desde abajo”, los peores aspectos de la transnacionalización compulsiva, impuesta
por los grandes intereses y agentes políticos y económicos de nuestra era, habrían dominado por
completo nuestro escenario social, cultural, político, económico y existencial de hoy. Han surgido
numerosas formas de resistencia popular y democrática a las imposiciones de la globalización
impuesta desde arriba por las elites del poder y el dinero, pero una de las más efectivas e
impactantes, ha sido la movilidad masiva de gente desafiando las fronteras que separan y dividen
a los pueblos y a las naciones.
Muchos atribuyen el surgimiento de una cultura de “aldea global” a las nuevas
tecnologías de la comunicación e información, 7 pero, a nuestro juicio, lo que ha tenido efectos
más dramáticos en este proceso, ha sido la nueva interacción cultural y social intensa y cotidiana
que resulta de la cercanía física entre comunidades con culturas e historias dispares, a raíz
precisamente de los enormes flujos migratorios de nuestros días.
Por eso, mejor que aldea global, que denota cierta horizontalidad democrática e igualitaria
propia de un pequeño asentamiento humano rural o de una horda de cazadores-recolectores,
Saskia Sassen ha tenido la buena ocurrencia de utilizar otra metáfora que es a nuestro juicio
mucho más acertada: ciudad global. 8
Es decir, una sociedad mundial estrechamente vinculada por todas las redes globales, pero
dividida internamente por las profundas disparidades socio-económicas, y las tajantes formas de
segregación urbana que separan a las diferentes clases sociales en las grandes ciudades modernas
de hoy. Es un mundo suspendido en una misma red, pero la red posee segmentos de gran calidad

5
Ver: Miguel Baraona, 2011 (Ensayo No. 6).
6
Ver: Michel Chossudovsky and Andrew Gavin Marshall, 2012.
7
Utilizando la famosa metáfora del comunicólogo canadiense Marshall McLuhan.Ver: Marshall McLuhan, 1968.
8
Refiriéndose la autora con este término también las megalópolis que ocupan lugares estratégicos dentro de la red
económica, política y cultural mundial. Ver: Saskia Sassen, 1991.

11
de vida, otros intermedios, y luego amplios sectores donde la sordidez de la miseria y la
marginalidad son preponderantes. Es una típica mega-urbe moderna cuya organización del
espacio físico natural y artificial, expresa las terribles y cada vez más insostenibles desigualdades
de nuestra era.9 Y esta gran red mundial que se extiende por todo el orbe uniendo cada rincón del
planeta y a cada grupo de la humanidad en una sola estructura social jerárquica compleja, es en
gran medida producto de las migraciones actuales y pasadas, y desde épocas que se remontan a
los albores de nuestra especie. Aquí sostenemos, entonces, que es imposible comprender a
cabalidad la sociedad de ayer y de hoy, sin aprehender en lo esencial el fenómeno de las
migraciones, y la forma como estas han contribuido al proceso de estructuración de la sociedad y
su evolución a través del tiempo y del espacio.
Los movimientos humanos a través del espacio y el tiempo ocupan un lugar privilegiado
en el desenvolvimiento de nuestra especie. El proceso evolutivo que condujo al surgimiento del
Homo Sapiens estuvo condicionado por la emigración de pequeños grupos humanos desde África
hacia Asia primero, y luego en fases sucesivas pero espaciadas a veces por grandes hiatos
temporales, hacia todo el resto del planeta. El surgimiento mismo de nuestra especie no habría
sido posible ni puede comprenderse sin estas grandes derivas migratorias. Tampoco el desarrollo
histórico de las sociedades y culturas humanas puede ser seriamente estudiado, sin un análisis
cuidadoso de estos traslados de diversos individuos y grupos de un escenario geográfico a otro.
El carácter deambulatorio de la especie, indudablemente responde a necesidad, pero también a la
curiosidad, al afán exploratorio, al deseo de saber que hay al otro lado de mares y montañas, o
cómo se vive en otro rincón de la tierra. Posiblemente esta curiosidad fue una de las
adquisiciones evolutivas más importantes para la supervivencia de la especie, y por ello los
fenómenos migratorios nunca podrán ser entendidos cabalmente, como una mera proyección
mecánica del imperio de la necesidad. La migración, puesto que involucra poderosos mecanismos
subjetivos, es también un acto de creación cultural, un acto motivado por las expectativas íntimas
que nacen del doble poder de la imaginación y la curiosidad, y del rigor de la necesidad. Y a estas
se debe agregar un espíritu aventurero, fruto de la audacia temeraria del que desea arriesgarse
más allá de los confines de su mundo de origen. La temeridad es también un ingrediente
necesario, pues no todos aquellos que sufren las demandas de la necesidad y que poseen
imaginación y curiosidad, se atreven a partir a un lugar de destino distante y plagado de

9
Ver: Joseph Stiglitz, 2012.

12
incognitas: casi todo flujo migratorio importante en la historia de la humanidad, se ha efectuando
mediante una travesía llena de peligros y desafíos; sobre todo, cuando esta migración ha sido
realizada al margen de las leyes o normas prescritas por la sociedad; la migración es mucho más
que simple necesidad y curiosidad: es además, un acto de coraje y audacia; y cuando se trata de la
migración indocumentada, habría que agregar, además, que es un acto de insubordinación y
desafío, sean cuales sean los motivos de tal acción.
En el primer capítulo, presentamos en forma muy sintética los fundamentos conceptuales
en los que se basa todo este trabajo. Es un acápite muy breve, para no distraer la atención de los
lectores de la trama que se expone en los capítulos siguientes, y de la cual sólo abordamos
algunas hebras principales, al tiempo que dejamos muchas otras apenas definidas para futuras
investigaciones y trabajos. El capítulo uno constituye, en efecto, una proposición de tipo
conceptual para aprehender en forma sistémica –es decir no como una adición mecánica de
factores desconectados, sino como un proceso orgánico y complejo, y en el cual las interacciones
son más importantes que los elementos particulares per-se - ciertos fenómenos que consideramos
de importancia crucial de la historia viva del pasado y de nuestros días, y en la que todos nos
encontramos inmersos en la actualidad, de una forma u otra. En este capítulo nos hemos
propuesto dejar en claro las diferencias que en nuestro modelo de análisis existen entre las cuatro
espirales de la modernidad, así como la importancia que cada una de ellas tiene y el rol que
desempeña en el proceso de constitución de la modernidad. Y por supuesto, se busca en esas
pocas páginas dejar bien establecidas las diferencias conceptuales y fenomenológicas que en
nuestra perspectiva existen entre las nociones claves de modernización y modernidad.
En el capítulo dos, exponemos una visión histórica a vuelo de pájaro, mostrando el
proceso de modernización capitalista a través de varias etapas distintas, pero articuladas entre sí,
por un tipo particular de historicidad generada por el surgimiento de esta nueva forma de
racionalidad e imperativo económico que conocemos como capitalismo. No obstante, admitimos
que esa temática es demasiado amplia como para abordarla en forma exhaustiva, y la mayoría de
los fenómenos y procesos que mencionamos y examinamos al paso, quedan simplemente
señalados como hitos para recordar el lugar que ocupan dentro de la trama compleja de la
modernidad en cada fase histórica. Y es por ello que ni siquiera podemos examinar como se
desenvuelven las cuatro espirales de la modernidad, pues estamos conscientes de que eso nos
llevaría muchos volúmenes como este, e incluso mucho más amplios cada uno de ellos que el

13
presente trabajo. Por ello, nos concentramos principalmente en algunos aspectos acotados del
desarrollo capitalista y de la espiral modernizadora, pues más que un análisis comprensivo del
fenómeno de la modernidad, deseamos poner a prueba e ilustrar mediante un material empírico
apropiado, el modelo analítico y conceptual que se presenta al comienzo de este trabajo. De modo
que en el segundo capítulo sólo nos conformamos con seguir parcialmente algunos de los hilos de
la muy rica y muy vasta textura del proceso modernizador a lo largo de la historia. Algunos de
estos hilos son de índole política, y otros, de índole social; pero puesto que la modernización
capitalista se origina de manera constante a partir de la innovación tecnológica y científica
aplicada a la esfera de la producción de mercancías,10 algunas de las hebras que se abordan tienen
que ver con esta problemática, la que incluye los cambios que se observan en las fuentes
energéticas empleadas desde la Primera Revolución Industrial (1780-1840) a la actual y Cuarta
Revolución Industrial (1990-¿?) en pleno desarrollo. Queremos aclarar también que el capítulo
dos es esencialmente una presentación de datos empíricos, sobre los cuales se sustenta también
una buena parte de la perspectiva que desarrollamos en los capítulos siguientes.
El tercer capítulo intenta establecer los rasgos esenciales del período que en este y otros
trabajos anteriores, hemos denominado y conceptualizado como la Transición a la
Hipermodernización; período que abarca más o menos desde el fin de la Guerra Fría hasta el
comienzo de la Gran Depresión II en al año 2007. De alguna manera esta sección completa la
secuencia del capítulo uno sobre la espiral modernizadora y el desarrollo histórico del
capitalismo, y sirve también como preámbulo necesario para los dos capítulos siguientes.
En el capitulo cuatro, hay una revisión somera de los dos grandes procesos migratorios –
la emigración invasora europea al Nuevo Mundo colonial, y la migración forzada del África
subsahariana a América- que presiden el surgimiento y consolidación del sistema-mundo, que
nace a partir del siglo XVI con la expansión global del capitalismo. A continuación exponemos
lo esencial de nuestra teoría sobre etnicidad, y concluímos con un análisis de las migraciones
contemporáneas. El final de este capítulo, se concentra fundamentalmente en las causas y
consecuencias sociales (transformación de diversos ordenes étnicos en los países receptores de
migrantes) de las migraciones en estos últimos veinticinco años de lo que llamamos aquí la
Globalización Transnacional (circa 1960 al presente), dominada desde el fín de la Guerra Fría por
el triunfo del dictum neoliberal y por las mega-corporaciones transnacionales. Por ende, el último

10
Generando así una revolución constante de los medios de producción capitalista. Ver: Ernest Mandel, 1968.

14
punto de este capítulo, consiste en un conjunto de observaciones y datos muy generales sobre los
procesos migratorios y étnicos en las fases de modernización capitalista que preceden a aquella
en la que nos encontramos en la actualidad, y que marca el fin de una especie de interregno entre
la Alta Modernización (circa 1959 a circa 1990) y la Hiper-Modernización y sus alternativas
(circa 2007-¿?).
Queremos agergar que al final del capítulo cuatro, se abordan las conexiones entre tres
mega-fenómenos de nuestra era: 1. La globalización y modernización transnacional y neoliberal
posterior al fin de la Guerra Fría;11 2. Los conflictos sociales que se tejen en torno a cuestiones
identitarias en la actualidad como producto del surgimiento de nuevas y grandes comunidades
migrantes en numerosos países, y como resultado también de las transformaciones de los diversos
imaginarios colectivos, y de su interacción a escala planetaria en formas que a menudo son
conflictivas; 3. Y las peculiaridades contemporáneas de los movimientos de población entre
diversas regiones del planeta cuyo impacto en los medios, los círculos gubernamentales y la
imaginación colectiva, parecen dominar cada vez más los debates sobre el presente y el futuro de
las naciones involucradas, así como las relaciones entre ellas. El primer tópico sirve de marco
general de referencia, mientras el segundo y el tercero constituyen el corazón de algunos de los
procesos más trascendentes de nuestra era.
El último capítulo es esencialmente un análisis de la situación crítica actual en la que se
encuentra la humanidad, con una serie de reflexiones sobre las causas y génesis de la crisis
económica mundial, así como de los aspectos esperanzadores que esta depresión comporta para
las posibilidades del surgimiento de modelos societales alternativos a lo que llamamos la
hipermodernización capitalista. Es, además, una crítica a los modelos neoclásicos de
interpretación del desarrollo y comportamiento del capitalismo, y un adelanto de varios ensayos
al respecto que esperamos poder elaborar y publicar a la brevedad posible.

San José, Costa Rica. Noviembre de 2012.

11
Nosotros vemos en realidad la globalización neoliberal posterior al fin de la Guerra Fría, como la última etapa y
como la coronación de la Globalización transnacioanl que se inicia tímidamente en los años sesenta del siglo pasado,
y que se extiende hasta nuestros días.

15
16
Capítulo Uno. Las cuatro espirales de la modernidad.

Entrelazados en un solo haz, hay cuatro procesos que se entretejen como espirales que
evolucionan en conjunto, interactuando entre ellas de manera compleja, y configurando así el
marco general en el cual se gestan –junto con muchos otros fenómenos- los grandes procesos
migratorios de la era urbano-industrial, así como la estructuración de ordenes étnicos a partir de
la expansión del capitalismo mercantil a escala planetaria entre el siglo XVI y el siglo XVIII,
siguiendo luego con el auge del capitalismo industrial (siglos XIX y XX). Es evidente, entonces,
que estas cuatro espirales a las que estamos aludiendo, tienen como eje central el desarrollo del
capitalismo mundial, y su expansión en oleadas sucesivas de modernización, desde su centro en
los países altamente industrializados, hacia la periferia del sistema-mundo que nace a partir del
siglo XVI.
El arco cronológico amplio del capitalismo se puede estimar que no pasará de los
seiscientos años de duración: desde circa fines de los 1500’s, a circa algún punto en el tiempo
durante el transcurso del siglo XXI. Es nuestra firme convicción de que nosotros, o nuestros
hijos, tendrán la dicha o la desgracia –según sea el cristal con que se mire el asunto- de presenciar
y experimentar en carne propia la desintegración del capitalismo en tanto sistema mundial. 12 En
este trabajo hacemos una travesía muy sumaria en la máquina intelectual del tiempo de la que
todos estamos dotados de una forma u otra, y examinamos la transformación no de la historia,
sino de la historicidad, examinando continuidades y cambios en la forma como se produce la
historia a lo largo del desarrollo capitalista, partiendo del capitalismo comercial en el siglo XVI,
mismo que luego evoluciona para convertirse en capitalismo industrial en a fines del siglo XVIII
y XIX, y que desde la segunda mitad del siglo XX al siglo XXI muta de nueva cuenta,
convirtiéndose en capitalismo financiero; es decir, en una maquinaria económica que crea dinero
a partir solamente de dinero, sin pasar a menudo por las complejidades de la economía real y de
la producción efectiva de nueva riqueza material. Y tal es la ironía de esta dialéctica histórica,
12
La última vez que un cambio de estas magnitudes geológicas ocurrió en la historia de la humanidad, fue durante el
catastrófico siglo XIV y mediados del siglo XV, cuando el universo feudal que emergió durante el medioevo
europeo, comienza a derrumbarse, y es sutituído en forma sistémica por el nuevo capitalismo comercial. En uno de
los estudios más sugerentes e incisivos sobre este periodo –El otoño de la Edad Media- el gran historiador holandés,
Johan Huizinga, describe el período como uno de profunda decadencia y depresión económica y social, y de
agotamiento cultural, tal como ocurre en nuestra época moribunda. Ver: Johan Huizinga, (1919) 2006.

17
que en el momento mismo en que el capitalismo comienza a materializar las fantasías del mito
del Rey Midas, es porque ha puesto ya uno de sus pies en la que de seguro será su tumba.
Las cuatro espirales de la modernidad han co-evolucionado desde fines del siglo XV, y se
han retroalimentado, debilitándose a veces, o potenciándose en otras ocasiones, según sea la
coyuntura histórica o la fase de desarrollo de la sociedad moderna que se considere para el
análisis.

Modernización capitalista y globalización.

Habiendo surgido como una nueva forma de racionalidad e imperativo económico en las
ciudades-Estado del norte de Italia hacia mediados de los mil cuatrocientos,13 que siguió a uno de
los peores siglos14 en la a menudo atormentada historia de Europa, el capitalismo empezó así su
carrera ascendente hacia la hegemonía global que hoy posee en nuestro mundo de comienzos del
siglo XXI.
El “descubrimiento”, o mejor dicho encuentro inesperado del Nuevo Mundo a fines del
siglo XV luego de la azarosa travesía atlántica de Cristóbal Colón, y su rápida y desastrosa (para
los habitantes originales de América) incorporación al sistema-mundo en formación, significó
que cuatro procesos que podemos observar con muchas manifestaciones distintas, se
desencadenaran o acentuarán a partir del siglo XVI.15 El capitalismo naciente en su forma
primordialmente mercantil, muy pronto se estrelló con las barreras geopolíticas y económicas que
implicaba estar restringido a Europa (aún dominada en gran parte por formas feudales y semi-
feudales de producción), un sector de la cuenca mediterránea, y con muy poco y/o difícil acceso
al Medio Oriente y el Lejano Oriente, donde había mercados y fuentes de materia primas
esenciales para la expansión del capitalismo. La real o mítica historia de Marco Polo, abriendo la

13
Ver: Giovanni Arrighi, 1994.
14
El terrible siglo de los mil trescientos -que la historiadora Barabara W. Tuchman acertadamente definió como “el
calamitoso siglo catorce” en su famosa obra, Un espejo distante, publicada por primera vez en 1987- preparó el
terreno subjetivo y objetivo para el nacimiento del capitalismo en Europa al precipitar la decadencia del feudalismo.
El capitalismo naciente, además, será ideológicamente impulsado en gran parte por los ideales renacentistas que
exaltaban un tipo nuevo de individualismo antropocéntrico, muy en acorde con el espíritu del nuevo sistema
económico en pañales.
15
Ver: Immanuel Wallerstein, 1979.

18
ruta de la seda al comercio entre Europa y China, es emblemática de esa necesidad que tenía el
capitalismo mercantil en ciernes por expandir mercados y obtener materias primas –en este caso
seda, especias, manufacturas artesanales de gran valor, textiles, y ciencia y tecnología mejor
desarrollada en Asia- que permitieran acelerar y profundizar el proceso de tesaurización y
acumulación primitiva, indispensables en la fase de despegue del nuevo sistema económico.
De igual manera, las cruzadas habían representado un intento algo desesperado por
reactivar la desfalleciente economía feudal, y las últimas fueron orientadas principalmente al
saqueo y al control de un área estratégica para dominar el comercio entre Asia y Europa, con lo
que sin que sus mismos protagonistas lo supieran, se buscaba facilitar el surgimiento del
capitalismo comercial en la cuenca mediterránea.16 Pero todos estos intentos resultaron
infructuosos para sacar a Europa de la asfixia a la que su falta de proyección mundial parecía
condenarla. Era apenas una oscura provincia del mundo que se ahogaba en sus confines. Y es en
esta encrucijada muy crítica de la historia europea, que la aventura de Colón vendría a resolver a
favor del desarrollo capitalista todos los dilemas fundamentales del nuevo sistema económico. Es
a partir de este momento en que durante el siglo XVI, el capitalismo vence los obstáculos que
suponían los vestigios del feudalismo. El nuevo sistema económico se impone en casi todo el sur
occidental y mediterráneo de Europa, y luego experimenta una gran revolución que lo impulsará
en forma definitiva hacia la hegemonía global, cuando en el centro y norte del Viejo Mundo17 un
sistema empresarial, de finanzas y de ahorro moderno, se establece por encima de la economía
tributaria y parasitaria propia del sistema feudal. Sumado al mercantilismo en auge y a las fuentes
casi inagotables de riquezas y materias primas en América, y también a la gran reserva de mano
de obra forzada y la acumulación de capital generada por la agricultura comercial que se
desarrolla en el Nuevo Mundo, aparece en forma aún germinal, el modelo empresarial
característico del capitalismo que combina contabilidad rigurosa,18 junto con la aplicación
sistemática de dos principios axiales: maximización de la ganancia y acumulación de capital.
Con el aparecimiento del capitalismo en las postrimerías del siglo XV, se desencadena el
fenómeno de la modernización, y en acorde con el cual la expansión económica está íntimamente
ligada con la incorporación de los avances en ciencia y tecnología al proceso productivo,19 y la

16
Ver: James D. Tracy, 1994.
17
Específicamente en Alemania, Prusia, Austria y los Países Bajos.
18
Ver: Max Weber, (1905) 2003.
19
Ver: Ian McNeil, 1990.

19
circulación de mercancías en el mercado. En cada uno de sus grandes períodos de modernización,
el capitalismo de esa fase histórica, consigue expandirse tanto desde el punto de vista productivo
como geopolítico, mediante la puesta en práctica innovaciones tecnológicas en el proceso de
generación, circulación, comercialización y realización de la mercancía. Son revoluciones del
aparato productivo que conducen a una transformación también de las relaciones sociales de
producción y, finalmente, del proceso general de estructuración de la sociedad.
Desde sus orígenes, el capitalismo es un sistema económico que debe expandirse –tanto
en términos de crecimiento económico como en términos de ampliación territorial-20 debido a sus
características inherentes. Desde el nivel microempresarial, pasando por todas las empresas
intermedias hasta los oligopolios que dominan la vida económica global del capitalismo, el tener
un crecimiento inferior a cero (comparando un cierto período del año con el equivalente del año
anterior), cero o muy bajo (sobre todo en comparación con aquellas empresas que se sitúan en el
mismo nicho o segmento del mercado), significa desde el punto de vista capitalista que la tasa de
ganancia es insatisfactoria. Desde el nivel celular (empresas individuales) hasta el nivel
macroeconómico, un crecimiento bajo, cero o inferior a cero, significa un verdadero descalabro
en términos capitalistas. 21
No es sorprendente, por ende, que la primera espiral, aquella que aquí llamo
modernización, condujera de manera ineludible a la globalización; ya que esta última no es sino
el producto de una expansión mundial (económica y territorial) del capitalismo, siempre sediento
por nuevos mercados, fuentes de mano de obra barata y de materia primas y otros insumos
(combustibles, por ejemplo) indispensables para mantener la fuite-en-avant económica en
expansión permanente.
El capitalismo es un sistema incomprensible si no se lo entiende intrínsecamente asociado
con los dos fenómenos y nociones complementarias de modernización y globalización. La
modernización permite mantener la tasa de ganancia -que tiende a descender en estados de
crecimiento bajo cero o cercanos cero- y la globalización, a su vez, facilita el proceso de
transformación económica modernizante del capitalismo, al permitir que siempre haya una
frontera nueva pre-capitalista o en una fase previa de desarrollo capitalista,22 hacia la cual

20
A mi juicio, Rosa Luxemburgo expuso estas nociones de manera magistral en su obra sobre la acumulación
capitalista de igual nombre en 1913.
21
Lo que Marx llamaba la “reproducción ampliada”.
22
Ver: R. Luxemburgo, Primera Parte, Capítulo VI, 1913.

20
expandirse. Modernización y globalización son las dos caras de la misma moneda dentro del
proceso histórico del desarrollo capitalista. En otras palabras, el capitalismo no sería viable sin
estarse renovando de manera constante mediante la modernización productiva, y sin expandirse
territorialmente, lo cual llevó con el tiempo a la globalización que se inicia en el siglo XVI.23
Pero el surgimiento del capitalismo y la constitución de un sistema-mundo, supuso en
cada una de las etapas históricas que conducen desde el siglo XVI a la segunda década del siglo
XXI, conflictos de clase, étnicos, políticos y culturales que influyen en el proceso de
estructuración de la sociedad moderna, tanto como la modernización y la globalización.

Conflicto y resistencia.

Primero, es el teatro europeo el que se sacude con las luchas religiosas, los levantamientos
campesinos, los enfrentamientos entre ciudades-Estado en vías de desarrollo capitalista y
compitiendo por rutas comerciales, y poco después empieza la dolorosa conquista de América y
la resistencia de muchos grupos étnicos autóctonos, que luchan por no ser devorados por el
sistema-mundo capitalista en su expansión incipiente. Los movimientos sociales anti-sistémicos
se multiplican por todo el orbe, a medida que las grandes potencias europeas llevan el capitalismo
a sangre y fuego hacia la periferia del sistema, y triunfan, consolidando algunos países
metropolitanos tinglados coloniales de gran envergadura. A los conflictos con las poblaciones
periféricas subyugadas, ahora se suman los conflictos entre las potencias colonialistas por el
reparto de los territorios colonizados. Modernización, globalización y agudización de conflictos
por el dominio sobre el sistema-mundo en los países metropolitanos, o por liberarse de su yugo
en las naciones periféricas, aparecen como tres espirales que se desenvuelven en forma
concomitante e influyéndose poderosamente entre ellas.
Como producto de la interacción dialéctica entre esas tres espirales, nace además otra
espiral que en todos los períodos críticos de la evolución del sistema-mundo y del desarrollo
capitalista, asume una trascendencia primordial: la resistencia anti-sistémica; es decir, la
resistencia no contra el principio general de que la humanidad se una a través de la globalización

23
Ver: David Harvey, 1975.

21
en un sólo sistema mundial; sino la resistencia contra los intereses dominantes dentro de este
proceso, que son siempre los de una minoría privilegiada y poderosa, o los “amos de la
humanidad”, como acertadamente los calificara Adam Smith.
Por último entonces, pero no por ello de menor importancia, en cada fase histórica de
modernización capitalista emergen formas correspondientes de resistencia anti-sistémica. Se trata
de un amplio abanico de movimientos sociales que resisten la imposición de nuevas formas de
explotación y despojo características de cada fase de modernización-globalización capitalista, y
que se plantean o bien morigerar esos factores, o eliminarlos por completo.24 (Ver: Esquema No.
1).

Esquema No. 1.
La modernidad entendida como el resultado neto de la interacción compleja de las cuatro
espirales (modernización, globalización, conflicto y resistencia) generadas por el (o asociadas al)
desarrollo capitalista.

Globalización. Conflicto.

Desarrollo del Modernidad.


Capitalismo.

Modernización. Resistencia.

Fuente: el autor.

Desde la perspectiva latinoamericana, podemos mencionar todas aquellas formas de


resistencia de las poblaciones originales de la región ante el avance colonizador europeo,25
seguidas luego por movimientos campesinos (a menudo con una componente étnica indígena
importante) que luchan por preservar formas de producción campesinas y modos de acceso y uso
de la tierra de manera comunitaria, y por el desarrollo del movimiento obrero organizado en el

24
Ver: Terence K Hopkins, Giovanni Arrighi and Immanuel Wallerstein, 2012.
25
Ver: M. Baraona, 2011b.

22
siglo XIX y siglo XX. De modo que muchos de los nuevos conflictos sociales que van surgiendo
a medida que la modernización-globalización avanza y la hegemonía económica del capitalismo
se hace más extensa e intensa, son fruto de los movimientos sociales anti-sistémicos (algunos
bastante radicales, y otros de carácter meramente reformista) que surgen bajo muchas
modalidades y con discursos y programas de lucha muy diversos, pero unificados por las causas
fundamentales que explican su aparición. Y esta es la cuarta espiral que informa junto con las
otras tres, lo esencial de las formas históricas que va asumiendo la modernidad en cada época y
región del mundo, según como se manifiestan el conjunto de las espirales en determinadas épocas
y secciones del sistema-mundo en formación y transformación constante. La modernidad, por
consiguiente, no es sino el resultado neto de la evolución dialéctica de las cuatro espirales
fenomenológicas que hemos discutido poco antes. (Ver: Esquema No. 2).

Esquema No. 2.
Las cuatro espirales de la modernidad (modernización, globalización, conflicto y resistencia) y fases
secuenciales de modernidad.
Modernidad 1 Modernidad 2 Modernidad 3

Modernización Modernización Modernización

Globalización
Globalización Globalización

Conflicto Conflicto Conflicto

Resistencia Resistencia Resistencia

Fuente: el autor.

Es muy frecuente utilizar los términos “modernización” y “modernidad” en forma


indistinta y sin ningún esfuerzo conceptual riguroso para definir estos vocablos de uso tan
extendido y tan necesario en las ciencias sociales. En este y en otros trabajos precedentes, hemos
puesto, sin embargo, un cuidado y un esfuerzo especial por distinguir y separar de manera teórica
estas dos nociones, para sí poder utilizarlas de forma más eficiente en el modelo conceptual en el

23
que hemos estado trabajando ya por varios años.26 El punto anterior nos parece que ha dejado
parcialmente establecida la diferencia entre modernización y modernidad, pero creemos que
algunas otras reflexiones al respecto son necesarias y pueden ayudar a esclarecer y a profundizar
aún más la diferencia entre ambos conceptos dentro del esquema analítico que aquí proponemos.
Para mantener las tasas de ganancias en un nivel aceptable y en general lo más altas
posibles, el capitalismo incorpora de manera constante nuevas aplicaciones tecnológicas que
permitan a su vez modernizar los métodos de producción y circulación de mercancías. Son, por lo
general, innovaciones que tienden a reducir al mediano plazo los costos de producción, al generar
un mayor número de mercancías en un tiempo más corto. Uno de los propósitos fundamentales
de este proceso -que es de gran complejidad en términos de su racionalidad económica-27 a nivel
celular o microeconómico, es prevalecer en aquellos períodos de competencia intensificada28 y
crecimiento macroeconómico (Kondratieff A) que invariablemente preceden a fases de
monopolio y estancamiento general (Kondratieff B).29
Como se podrá apreciar a lo largo del texto de este primer capítulo, en algunas fases de la
modernización hemos enfatizado transformaciones de tipo científico-tecnológico; en otras la
atención se concentra principalmente en procesos estrictamente económicos y productivos; hay
también etapas en las que el análisis examina conflictos sociales y formas de resistencia a la
modernización y la globalización capitalista propias del período que se aborda; y, por último, hay
secciones en las que se pone especial atención a los efectos ambientales que tienen ciertas
modalidades de uso y abuso de los recursos naturales.
Es necesario aclarar también que las fechas que separan a cada etapa de la modernización,
no son hitos de tipo económico, sino principalmente políticos, poniendo así de relieve la
importancia que los conflictos sociales y las diversas modalidades de resistencia que aparecen
ante el desarrollo capitalista en cada era, y su influencia decisiva sobre la historicidad; es decir,
sobre el modus-operandi de la historia a lo largo de las distintas fases de la modernización
capitalista. Con esto nos alejamos de cualquier reduccionismo economicista30, y resaltamos la

26
Ver: M. Baraona 2005 y 2011a.
27
Ver capítulo final de este mismo trabajo.
28
Y que los economistas del establishment llaman “libre mercado”, confundiendo una fase de los grandes ciclos
económicos capitalistas con la naturaleza intrínseca del sistema, que por el contrario, tiende siempre hacia el
monopolio y la competencia imperfecta.
29
Ver capítulo final de este mismo trabajo.
30
Ver al respecto: M. Baraona, 2007: 60-68.

24
importancia de la agencia humana y de los movimientos sociales en determinar los derroteros de
la historia. Y en esta decisión no hay ningún prurito anti-económico, sino sólo la admisión de que
el proceso general de transformación de las sociedades, es siempre un proceso sistémico,
complejo y multifacético, y por lo tanto, imposible de reducir a una sola dimensión del quehacer
humano. Y así como los movimientos sociales y la emergencia de actores sociales son fenómenos
ininteligibles sin considerar los procesos económicos, de igual manera, la economía y su
dinámica específica, es incomprensible sin tomar en cuenta eso que los economistas del
establishment han definido desde hace mucho tiempo en forma algo despectiva, como
“externalidades”. 31

31
Ver: James Buchanan and W. C. Stubblebine, 1962.

25
26
Capítulo Dos. Los grandes brotes modernizadores: génesis y etapas.

Paleo-Modernización (circa 1492-1789).

Durante fases tempranas del desarrollo capitalista en los siglos XVI y XVII, cuando aún
no surgía el capitalismo moderno urbano-industrial, la incorporación de avances científicos y
técnicos a la producción y circulación de mercancías es un proceso lento y tortuoso, pero no por
ello menos significativo. El siglo XVI vio el triunfo del renacentismo por sobre la vieja cultura
teocéntrica de la Edad Media,32 y fue también el escenario histórico de la que ha sido quizás la
más grande revolución del conocimiento, con los trabajos de Nicolás Copérnico (1473-1543),
Galileo Galilei (1560-1642) y Johannes Kepler (1571-1630), entre otros,33 y el surgimiento de las
ciencias naturales y físicas basadas en principios experimentales, corroboración independiente,
observación sistemática y soportes empíricos. Sin embargo, quizás el avance tecnológico más
importante fue un poco antes de la gran explosión de creatividad intelectual del siglo XVI en
Europa. Sería en efecto la inventiva práctica de hombre humilde, básicamente un trabajador
manual, Johannes Gutenberg (1400-1468), quién desarrolló (circa 1444) la primera imprenta con
tipos móviles,34 la que sentaría sin que pudiera imaginarlo siquiera el propio inventor, las bases
para la revolución científica de los siglos XVI y XVII.
Hasta antes de Gutenberg los libros en Europa eran escasos y se producían y reproducían
con gran lentitud. Eran escribanos profesionales y monjes pendolistas los que en forma muy lenta
y laboriosa registraban escritos o los reproducían, de forma que los libros “a mano” eran objetos
lujosos y muy pocos podían acceder a ellos. Debido a la escasez y elevado precio de los libros
producidos y reproducidos por copistas, las bibliotecas en general eran sólo prerrogativa de las
autoridades eclesiásticas o de la nobleza y algunos pocos burgueses enriquecidos, de manera que

32
Ver: Rodney Hilton, 1988.
33
Juan de Celaya (1490-1558), Pedro Nunes (1492-1577), Pedro Sánchez Ciruelo (1470-1548), Paracelso (1493-
1541), Gerolamo Cardano (1501-1576), Andrea Cesalpino (1519-1603), Ticho Brahe (1546-1601), Georgius
Agricola (1549-1555), Bautista Antonelli (¿?-1616).
34
La invención de Gutenberg sería tan avanzada para su época que casi quinientos años después los fundamentos de
la impresión en el mundo se han mantenido más o menos iguales: una prensa, moldes con la forma de las letras, y
tintas basadas en aceites minerales. Ver: Elizabeth Eisenstein, 1980.

27
la difusión del conocimiento y las ideas en aquella época anterior al invento de Gutenberg, era
restringida y muy lenta. Algo que además se veía reforzado por el bajo porcentaje de individuos
que supieran leer y escribir. 35
Entre 1300 y 1450 se estima que cerca de cuatrocientos libros nuevos fueron hechos a
mano, mientras que entre 1470 y 1500, salieron impresos cerca de tres mil nuevos libros, de los
cuales se hicieron tirajes que a menudo superaban los cinco mil ejemplares, algo que está en
consonancia con lo que son los tirajes habituales de libros nuevos en los comienzos del siglo
XXI.36
La imprenta de Gutenberg multiplicó en casi veinte veces la velocidad y la amplitud de la
difusión de conocimientos e ideas. Solamente en Italia, se crean cerca de doscientos nuevos
talleres tipográficos antes del mil quinientos, lo cual no está desligado del auge y la importancia
especial que en este país tuvo durante el Renacimiento.37 Pero este fenómeno se replicó en menor
grado en casi todos los países europeos. La producción y reproducción de textos escritos
mediante la imprenta tuvo un impacto enorme,38 mismo que rebasa con creces lo que los números
de libros impresos parecen indicar; no obstante, para tener una idea del orden de magnitud del
fenómeno, baste señalar que hacia fines del siglo XVI se calcula que había cerca de veinte
millones de volúmenes impresos circulando en Europa.39
Tratándose aún de un capitalismo esencialmente mercantil, la aplicación práctica de los
avances científicos y tecnológicos en los siglos XVI y XVII se dan sobre todo en el área de la
industria bélica y en la navegación, en las cuales España y Portugal primero,40 y luego varias
otras naciones europeas, establecieron el predomino que les permitiría en los siglos XVIII y XIX,
dominar los mares y conquistar a cuanta nación y territorio de la periferia del emergente sistema-
mundo, despertara la codicia de las nuevas potencias imperiales y coloniales que dominarían el
orbe por largo tiempo.41

35
Ver: Georges Duby, 1976.
36
Ver: Elizabeth Eisenstein, 2005.
37
Ver: Jason Epstein, 2002; Laura Suárez de la Torre, 2001.
38
Incluso de mayor trascendencia que la revolución anterior del libro que supuso la transición de los rollos escritos a
los codex paginados. Ver: Jason Epstein, 2002.
39
Ver: Neil Rhodes, 2000; Roger Chartier 2001.
40
Ver: Lyle McAlister, 1984.
41
Ver: Boise Penrose, 1967.

28
En el transcurso de los siglos XIV, XV y XVI se produjeron mejoras técnicas y
productivas significativas en el campo (el arado de una vertedera o doble vertedera que remplazó
al viejo arado romano)42 que revolucionaron la agricultura (siendo la introducción generalizada
de la rotación de cultivos, otro gran avance en la producción de alimentos).43 Por otra parte, la
utilización de molinos de agua44 con gran poder de tracción y molienda permitieron el desarrollo
de la minería en gran escala y de la metalurgia a nivel semi-industrial. 45
Las forjas y fundidoras a fuelle –muchas de ellas accionadas por poderosos molinos
rotatorios de agua- para derretir metales y separarlos de la borra asociada a ellos, y que permitían
producir el hierro fundido en cantidades importantes, estaban ya operando en Alemania desde
mediados del siglo XV,46 permitiendo la fundición en moldes apropiados, de cañones de hierro de
gran dureza y mucho mayor poder de carga de pólvora (pudiendo así lanzar grandes proyectiles a
mucha distancia) desplazando muy rápido a los viejos cañones de bronce que eran poco eficientes
y peligrosos. A medida que se obtuvieron todas estas mejoras técnicas en cuanto al poder y
resistencia de carga de los cañones, los ingenieros y trabajadores metalúrgicos comenzaron a
aplicar estos mismos lineamientos tecnológicos, a las famosas bombardas, que disparaban
enormes bolas de hierro por sobre los muros de los fuertes y descendían con un poder aterrador
en forma casi directa desde el cielo sobre los horrorizados defensores de alguna plaza fuerte
sometida a asedio prolongado.47 Muy pronto, hacia fines del siglo XV, el desarrollo en fundición
y forja, facilitó la producción de cañones de menor calibre, pero de largo alcance y, por supuesto,
de mayor movilidad. Ya los cañones no tenían que ser piezas estáticas ancladas a algún

42
Ver: Georges Duby, 1991.
43
Ver. J. Gimpel, 1976.
44
El desarrollo de los molinos de agua desde sus orígenes fue de gran impacto y se extendió muy rápido desde
Inglaterra a casi toda Europa. Sus aplicaciones resultaron ser múltiples, e incluían desde la molienda de granos
diversos, el corte de maderas en aserraderos, el izamiento de cargamentos de minerales desde los piques de las minas
y su subsiguiente trituración, y también la molienda de piedra para producir las primeras versiones del cemento
actual que tanto se utiliza hoy en construcciones modernas. En el Libro de Winchester (el primer catastro de bienes
nacionales públicos y privados en Inglaterra y que se instituyó a partir del año 1086 bajo las instrucciones del rey
Guillermo I de Inglaterra), la mayoría de las ciudades importantes contaban con varios molinos de agua, e incluso en
pueblos menores y aldeas había molinos rotatorios impulsados también por agua (algunos de ellos de casi treinta
metros de altura), totalizando unos 7.500 en Gran Bretaña en el siglo XI. Ver: Elizabeth M. Hallam, 1986.
45
Fenómeno que se produjo sobre todo en Alemania, que junto con los Países Bajos pronto se transformaría en una
región con un importante desarrollo semi-industrial y manufacturero que se adelanta por un par de siglos a la Primera
Revolución Industrial en Inglaterra a principios del siglo XIX.
46
Como primera seña quizás de que el centro neurálgico del desarrollo capitalista en Europa, pronto se desplazaría
desde el norte de Italia y la cuenca mediterránea hacia el norte del continente.
47
Ver: B. H. St.J. O'Neil, 1960.

29
contrafuerte o plaza fija, sino que podían ser arrastrados sobre ruedas por hombres, caballos o
bueyes, a grandes distancias y a una velocidad razonable, para alguna batalla importante o para
poner sitio a una ciudad fortificada.48
Mucho antes del período que nos ocupa en esta primera parte de este capítulo (siglos XVI
y XVII), hubo avances notables en la tecnología naval mediante el uso muy difundido ya de la
brújula y de las cartas de navegación (siglo XIII), y en instrumentos bélicos que utilizaban la
pólvora introducida y diseminada desde China hacia el Occidente (siglos XIII, XIV y XV). Los
desarrollos tecnológicos en Europa medieval entre los siglos XI y XIV, fueron posibles en gran
medida a partir de técnicas originadas en tiempos bizantinos y romanos, mismas que habían sido
previamente adaptadas de inventos cuyo origen estaba en Persia, Turquía, India, China y en
general en el mundo islámico 49 del Medio Oriente.50
Con frecuencia, el impacto innovador de estos intercambios multiculturales entre Europa
y Asia, residiría para Occidente no tanto en el descubrimiento per-se de las nuevas tecnologías
adoptadas, sino en su perfeccionamiento práctico y en su aplicación bélica y económica. Así, por
ejemplo, aunque la pólvora había sido inventada y utilizada por los chinos y luego por otros
pueblos del Lejano Oriente varios siglos antes de que los europeos la adoptaran para sus propias
necesidades, fueron los occidentales quienes la aplicaron de manera más brutal, sistemática y
eficiente desde el punto de vista militar, durante el Renacimiento en los siglos XIV y XV;51
sentando así las bases bélicas para la futura expansión conquistadora europea en los siglos XVI,
XVII y XVIII; y posteriormente del colonialismo y el imperialismo occidental de los siglos XIX
y XX.52
Hacia comienzos del siglo XVII los primeros fusiles comenzaron a remplazar a los
arcabuces y las ballestas, y las pistolas junto con alabardas, bombardas y cañones de hierro
bastante mortíferos, daban en casi todos los escenarios de conquista en las regiones de la
periferia, una ventaja insuperable a los europeos.53 Todas estas innovaciones surgieron

48
Ver: Christon I. Archer, 2002.
49
Ver: W. Montgomery Watt, 2004; John Tolan, Henry Laurens & Gilles Veinstein, 2012.
50
Ver: John M. Hobson, 2004.
51
La polvora fue inventada en China en el año 850 A.D. y se sabe que los chinos la emplearon extensivamente para
fuegos artificiales en el siglo XIII, y en menor medida en armas. La primera vez que se registra su uso en Europa fue
en el año 1345 durante la Batalla de Crécy. Ver: Bert S. Hall, 2001.
52
Ver: Eric Hobsbawm, 1987.
53
Ver: Kenneth Warren Chase, 2003.

30
afluyéndose unas con otras en un proceso sinergístico de profundas consecuencias, creando así un
paradigma tecnológico de gran dinamismo a pesar de estar cimentado en fuentes de energía hoy
marginales –como es la energía humana, animal, eólica y acuática- y en relativamente poca
energía per-cápita. Pero sería este paradigma tecnológico el centro dinámico de una Paleo-
Modernización54 que permitió de forma bastante visible el avance del capitalismo mercantil sobre
el sistema feudal autárquico, ya bastante fracturado y en vías de desaparición. 55
La navegación hacia diversos hinterlands del continente europeo a través de los
principales ríos y algunos de sus tributarios y afluentes de mayor caudal, permitió la expansión
del comercio entre diversos centros urbanos, y de estos con zonas rurales aledañas, y por ende, el
desarrollo de las técnicas de navegación en un ámbito más seguro de experimentación, antes de
navegar a mar abierto.56 Al mismo tiempo que se desarrollaba la navegación y el comercio fluvial
intra-europeo, el Mediterráneo servía como segunda fase de prueba, antes de que los navegantes
occidentales se arriesgaran por fin a la conquista de los grandes océanos del mundo.57
El desarrollo a partir del siglo XV y XVI de rutas transoceánicas alrededor de África
siguiendo la vía marítima abierta por Vasco da Gama, 58 conectando así de manera más regular a
Oriente y Occidente que la vieja y peligrosa ruta de la seda, y posteriormente con América,
permitieron poder en práctica y con resultados económicos muy favorables a la naciente
burguesía europea, la brújula seca (una versión mejorada de la vieja brújula flotante), el timón,
los catalejos, las carabelas españolas,59 el astrolabio y la llamada vara de Jacob.60

54
Que conduciría a su vez a nuevos desarrollos en las espirales de globalización, conflicto y resistencia, dando
origen así a una Paleo-Modernidad.
55
Ver: Marc Bloch, 1987.
56
Ver: Eugene Rice, 1994.
57
Ver: José M. López Piñero, 2007.
58
Ver: David Abernethy, 2000; Malyn D.D. Newitt, 2005.
59
Desarrolladas en los siglos XII y XIV a partir de las viejas naos, y que dieron una considerable superioridad a los
navegantes españoles en los siglos XV y XVI. No es exagerar suponer que sin las carabelas españolas, la travesía de
Colón a través del Atlántico habría sido imposible. Las carabelas fueron los primeros navíos europeos de gran
envergadura en ser construidos a partir de un esqueleto prediseñado de madera, sobre el cual se montaba luego todo
el resto del barco.
60
Denominada indistintamente como palo de Jacob, cruz de Jacob, cruz geométrica, balástela, línea de Jacob o varita
de oro, es una simple tablita delgada cruzada por otra de menor longitud en su parte superior. Con alguna destreza y
entrenamiento, su empleo permite medir alturas de la misma forma como lo hace un goniómetro. Algunos
historiadores del desarrollo de la tecnología medieval y renacentista, piensan que este instrumento fue ideado por
primera vez por el matemático judío Levi Ben Gerson (Provenza, Occitana, Francia) a partir de un instrumento de
uso popular por viajeros de la Europa de los siglos XIII y XIV. Pero esto es debatible, y hay quienes consideran que
su invención y construcción final fue por Jacob Ben Makir (y de quien se derivaría el nombre de este sencillo pero
valioso instrumento), otro gran científico –astrónomo, traductor de textos científicos y filosóficos del árabe al

31
Pero como ya hemos dicho y queremos enfatizar, también hubo influencias exógenas a
Europa que permitieron a esta realizar aquellos avances tan importantes en los siglos XV, XVI,
XVII y XVIII. La difusión desde el Lejano y Medio Oriente hacia Europa, de los
descubrimientos, teorías e invenciones atesoradas durante siglos por intelectuales, filósofos,
matemáticos, astrónomos y pensadores hindúes, árabes, persas, chinos y japoneses, fungieron en
gran medida como plataforma de lanzamiento del paradigma tecnológico paleo-moderno que
permitió la primera modernización capitalista en el Viejo Mundo y la disolución final del
feudalismo. 61 Entre los conocimientos se cuentan el álgebra, la óptica, la astronomía, la medicina
y la química; entre los inventos: las lupas y los anteojos ópticos, el papel y la brújula magnética
de China, el estampado en gran escala de textiles de la India, y los diques y sistemas de irrigación
del mundo islámico, son apenas unos pocos de los innumerables conocimientos científicos y
tecnológicos transferidos de Oriente a Occidente, y que permitieron la gestación de un paradigma
tecnológico paleo-moderno, mismo que a su vez facilitara la Paleo-Modernización y la Paleo-
Globalización capitalista de los siglos XV, XVI, XVII y parte del XVIII.

Modernización Temprana (circa 1789-1871).

El llamado “siglo de las luces” (siglo XVIII)62 marca una transición hacia nuevas formas
de modernización, globalización, conflicto social y resistencia anti-sistémica. Es una era en que
el predominio del capitalismo sobre los remanentes feudales en Europa, queda plenamente
establecido. Y junto con el desarrollo del capitalismo, se acentúan las tendencias hacia el
surgimiento de movimientos sociales en el centro del sistema que propugnan una mayor libertad
individual y colectiva, en sociedades dominadas aún por sistemas de clases muy rígidos y
jerárquicos, y con formas anacrónicas de monarquías absolutistas y a veces constitucionales.63

hebreo, y regente de la facultad de medicina de Montpellier- judío de la época (1234-1304). Era también Francés
(presumiblemente de Marsella) al igual que Levi Ben Gerson, y vivió en Montpellier en el mismo período que este
último. Ver: Gerard Turner, 1980.
61
Ver: Jonathan Lyons, 2009.
62
Ver: Louis Dupre, 2004.
63
Ver: William J. Bouwsma, 1988.

32
El aparecimiento de la ideología liberal en política y en economía,64 refleja y al mismo
tiempo promueve esas propensiones libertarias, que con frecuencia asumen una retórica y
planteamientos propios de lo que llegaría a ser conocido como “socialismo utópico”.65 El
pensamiento de John Locke (1632-1704), quien propugnaba el derecho natural de todos los
individuos, un contrato social basado en el dominio de la ley y no en prerrogativas autocráticas,
que los gobernantes debían estar sujetos al consentimiento explícito de los gobernados, y que los
individuos tenían derecho a la vida, la libertad, y la propiedad, marca el nacimiento de la
ideología liberal que asumiría un vasto abanico de posturas semejantes pero al mismo tiempo
diferentes.66
En 1712 aparece por primera vez en una versión funcional, un aparato que revolucionaría
el horizonte tecnológico del siglo XVIII, dejando atrás muy rápido la Paleo-Modernización
capitalista de los tres siglos precedentes. Al igual que varios siglos antes con el trabajo
revolucionario de Gutenberg, el motor a vapor que cambiaría los destinos del mundo y
precipitaría la Primera Revolución Industrial de fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX,
sería el producto de la inventiva de dos hombres herrajeros humildes y que vivían del trabajo de
sus manos y de su ingenio práctico. A fines del 1712, Thomas Nowcomen de Dartsmouth-
Inglaterra desarrolló un aparato llamado “motor a vapor atmosférico” con la ayuda de otro
herrajero de Modbury-Inglaterra, de nombre Thomas Savery. Un poco más de una década
después, Gabriel Fahrenheit inventa en 1724 el termómetro a mercurio, que sería luego
fundamental para calcular con mayor precisión la temperatura y la presión interna de las primeras
máquinas calentadas por carbón y/o leña y accionadas por vapor.67

64
Ver: Andrew Gould, 1999.
65
Ver: Michael Newman, 2005.
66
Ver: John Locke, (1689) 1991.
67
Ver: Thomas Crump, 2007.

33
Figura No 1.
Imágenes de la Primera Revolución Industrial en Inglaterra, 1780-1840.

Fuente: https://www.mtholyoke.edu/courses/rschwart/ind_rev/images/indust.html.htm

En 1764 James Hargreaves, un hilandero y carpintero inglés, inventó una máquina


accionada por energía humana, pero de mucha eficiencia y que permitía hilar grandes cantidades
de algodón en un solo día. Este sería el preludio de la aplicación de la energía generada con
carbón encendido y agua caliente (vapor) al proceso manufacturero.68 Pero antes de ello, en 1768,
Richard Arkwright, diseñó un modelo de tejedora accionada mediante un sistema de paletas que
eran movidas por un chorro continuo de agua, y que permitía acelerar bastante el proceso de
producción de telas. Richard Arkwright montó el primer taller de producción en masa de textiles
en un edificio especialmente construido para tal propósito. Esto marcó la transición fulminante de
los pequeños talleres textiles domésticos, a las fábricas de telas. Poco después, Arkwright sería
despojado de la patente que tenía sobre su invento, y las factorías textiles que utilizaban el mismo
diseño de máquina tejedora accionado por un chorro continuo de agua, proliferarían en Inglaterra
y EEUU hasta fines del siglo XVIII.69
La Primera Revolución Industrial (1780-1840) significó la transición bastante rápida de la
Paleo-Modernización a la Modernización Temprana (1789-1871)70, en una evolución del
capitalismo de su fase mercantil a su fase urbana e industrial, que a su vez conduciría a una nueva
y muy intensa etapa de globalización en la que se consolidaría la hegemonía imperial de
68
Ver: Eric H. Robinson, March 1974.
69
Ver: Richard Brown, 1991.
70
La racionalidad de esta periodización la hemos explicado en trabajos anteriores y volveremos sobre ella más
adelante en este mismo trabajo para desarrollarla con mayor profundidad.

34
Inglaterra, y el dominio colonial de Europa sobre buena parte de los pueblos y naciones
periféricas en el Nuevo Mundo (con excepción de los EEUU que pronto experimentaría su propia
revolución industrial y manufacturera que implicaría la conversión de este país en una potencia
metropolitana).
Los conflictos de clase entre la nueva clase industrial apoyada por los Estados en todas
aquellas naciones que experimentaron su propia Revolución Industrial y la clase obrera
emergente, marcan de manera decisiva esta Modernidad Temprana que sustituye a la Paleo-
Modernidad del Renacimiento. Esta modernidad, resultante de la modernización capitalista
temprana, la Globalización Temprana, las luchas de clases urbanas, y la resistencia anti-sistémica
de las naciones colonizadas, y también producto de las luchas de los campesinos y sectores
rurales metropolitanos y periféricos, amenazados por las grandes mutaciones económicas que se
están gestando, es contradictoria, violenta y desgarradora para enormes sectores de la población
mundial. Es el poder, en apariencia arroyador y triunfal, de las máquinas movidas por vapor y
carbón, sobre la fuerza humana, animal y de los molinos e instrumentos movidos por el agua y la
gravedad, en el proceso de producción de mercancías.71 Es, además, un período en que los
intelectuales críticos del nuevo estado de cosas, se inclinan hacia las ideas socialistas, o hacia una
crítica romántica del capitalismo industrial, y reivindican a veces una visión idealizada de un
pasado bucólico, gentil y campechano, que según ellos ha sido violentado por la nueva cultura del
dinero, la producción masiva e impersonal, y por la idea de que todo se puede vender y comprar,
incluidas la conciencia, los valores, los sentimientos y la voluntad de las personas. 72

71
Razón por la cual el primer movimiento social y popular contra los efectos visiblemente nocivos de la Primera
Revolución Industrial (1780-1840) sobre amplios sectores de la población trabajadora, se enfocó en un principio en
destruir la mayor cantidad de telares e hiladores mecanizados posibles, pues eran percibidos como el origen de todos
los males que aquejaban a tantos. Este movimiento llamado luddita (nombre derivado de Ned Ludd, un joven que
treinta años antes de la creación más o menos organizada del movimiento luddita, había destruido él solo dos telares
grandes, y cuya acción pasó a ser simbólica de la ira popular contra las máquinas y el duro trabajo que se asociaba
con ellas, además de la destrucción de las economías campesinas inglesas de fines del siglo XVIII y principios del
siglo XIX), expresaba una toma de consciencia de clases que atacaba los instrumentos tecnológicos del cambio, en
vez de dirigir sus demandas en contra de las nuevas relaciones sociales de producción capitalistas, y de la
explotación de la clase obrera en formación. Ver: Kevin Binfield, 2004; Eric Hobsbawm, 1964.
72
Respecto a esta primera reacción romántica del movimiento modernista en el arte, la filosofía y la producción
intelectual disidente, la hemos abordado y discutido en un trabajo anterior. Ver: M. Baraona, 2005: 27-32.

35
Figura No 2.
Imágenes de la Primera Revolución Industrial y sus consecuencias, 1780-1840.

Fuente: https://www.mtholyoke.edu/courses/rschwart/ind_rev/images/indust.html.htm

Todo ese conjunto de fuerzas, que incluye la modernización capitalista industrial, la


globalización industrial, los conflictos de clases de tipo urbano-industrial, 73 la resistencia de los
sectores sociales agrarios impactados por la industrialización así como la lucha anti-colonialista
de las naciones de lo que luego se denominaría como el Tercer Mundo, y las alternativas
ideológicas de los grupos intelectuales progresistas, configuran eso que aquí llamamos
Modernidad Temprana.74

73
Qué culminó en 1840 con los levantamientos populares y democráticos contra el poder autoritario de la oligarquía
europea, y que se extendió por casi toda la Europa Occidental y parte de la Europa Oriental.
74
Hay, por supuesto, un sinnúmero de otros factores, tales como nuevas modas, nuevos hábitos de vida y de
relacionamiento entre las personas, nuevas modalidades discursivas, etc., pero para los fines del modelo conceptual
aquí propuesto, esos serían considerado algo así como material de relleno en un constructo en el que lo esencial son
los cimientos y los materiales estructurales.

36
La historia posterior (a partir de circa 1850) a la Primera Revolución Industrial (1780-
1840) es mucho mejor conocida que sus antecedentes Paleo-Modernos (siglos XV-siglo XVIII) y
la modernización temprana (circa 1789 a circa 1871). De igual manera, es de sobra conocido el
hecho de que la modernización y la globalización entre 1871 en que se produce La Comuna de
París (uno de los primeros grandes levantamientos obreros y populares al final de la
Modernización Temprana y que inaugura el tránsito a la Modernización Clásica)75 y 1917 (año en
que triunfa la Revolución Rusa), es un período en que se gesta la primera modernización
capitalista fundada en los principios reformulados (y en gran medida distorsionados) y
acentuados del liberalismo económico del siglo XVIII.
Desde 1860 a 1913 predomina una globalización y una modernización capitalista
fundadas en una ideología extrema de laissez-faire, y que prefigura hasta cierto punto, la
Globalización Transnacional y la Hipermodernización (desde circa 1989 a circa 2007) de tiempos
muy recientes. Sin embargo, aunque cueste creerlo, los datos económicos indican que entre 1860
y 1913 la economía de los países metropolitanos (Europa Occidental y EEUU) estuvo mucho más
abierta al comercio internacional y a una globalización basada en el laissez-faire que en la época
actual. Entre 1860 y 1913, el comercio internacional y las inversiones extranjeras directas entre
países metropolitanos alcanzaron niveles proporcionales que aún hoy no han sido superados. La
inversión extranjera directa, por ejemplo, creció tan rápidamente en esa fase que en el último año
de ese ciclo globalizador había superado al 9% del producto mundial –una proporción todavía no
rebasada en los primeros años del siglo XXI.76 Igualmente, la expansión del comercio exterior –
si comparamos el valor total de importaciones y exportaciones en relación con el PIB- era mayor
en 1914 que en 1990 en los países del centro.77
El gran auge globalizador de fines del siglo XIX a principios del XX, es tan llamativo que
algunos autores han escrito que:

La economía internacional era en muchos sentidos más abierta antes de 1914 que en
cualquier otro período posterior, incluyendo aquel que va de los setentas hasta el
presente. El comercio internacional y los flujos de capital, tanto entre las economías en
rápido proceso de industrialización, como entre éstas y los territorios coloniales, eran
75
Ver: Martin Phillip Johnson, 1996.
76
Ver: Paul Bairoch and Roberto Kozul-Wright, 1996.
77
Ver: M. Bordo, 2002.

37
más elevados en relación con el PIB de antes de la primera guerra mundial, y
seguramente aún lo son. (Hirst y Grahame, 1997: 31. Traducción del autor).

Pero aún si aceptamos que el ciclo globalizador que estamos discutiendo tuvo en efecto
esa intensidad entre 1860 y 1914, esto último es seguramente una exageración que resulta de la
aplicación de un modelo de análisis económico internacional que no se ajusta adecuadamente a la
naturaleza del desarrollo transnacional contemporáneo. Utilizar las tasas de comercio en relación
con el PIB para medir hoy el grado de globalización de la economía mundial oscurece el
problema en vez de ilustrarlo, puesto que ignora la trascendencia de las grandes corporaciones
transnacionales y la forma como ello distorsiona el marco convencional de análisis económico
internacional. Por ejemplo, las exportaciones de General Motors y Ford a Europa apenas si
figuran en las cifras de comercio exterior de los Estados Unidos, puesto que ambas
transnacionales operan simultáneamente en ambos ámbitos geopolíticos y económicos. Estas
grandes compañías de automóviles fabrican vehículos en Europa, y por consiguiente Estados
Unidos no necesita exportarlos allí. Además, hay países como México, por ejemplo, que
simplemente son asiento de una gran cantidad de compañías manufactureras norteamericanas y
de otros países, y que además del terreno para isntalar físicamente estos establecimientos, sólo
brindan servicios básicos subsidiados (agua, electricidad, etc.), cobran bajos impuestos y aportan
mano de obra muy barata, y cuando las mercancía generadas en estas plantas son transferidas a
los EEUU, aparecen como “exportaciones” mexicanas al vecino del norte. Pero es evidente que si
analizamos estas transacciones más allá de fronteras internacionales formales, ellas no deberían
ser en rigor consideradas como parte del “comercio internacional”, ya que revisten casi los
mismos rasgos y atributos que una simple transferencia de productos de un estado a otro dentro
de los EEUU.

Modernización Clásica (circa 1871-1917).

Durante el período de la Modernización Clásica (1871-1917) las luchas de clases urbanas


que tienen como protagonista a la clase obrera en los países metropolitanos, asumen rasgos de

38
gran agudeza y a menudo acaban en levantamientos armados (Rusia 1905; Alemania 1918, entre
otros casos) o en huelgas nacionales prolongadas. En la periferia del sistema, las luchas
patrióticas, nacionalistas e independentistas se acrecientan, y tanto el Medio Oriente, como el
resto de Asia y África son escenarios de luchas dramáticas por sacudirse el yugo de la
dominación colonial ejercida sobre esas regiones y esos pueblos por los países capitalistas
metropolitanos.78 Es en este período también en las ideas socialistas de inspiración marxista
alcanzan en Europa su punto quizás de mayor importancia histórica hasta el día de hoy. 79 El
mundo capitalista está a punto de entrar en un nuevo paradigma tecnológico aplicado a las
manufacturas y al mundo industrial, y que será dominado por la incorporación de la electricidad y
los hidrocarburos como las principales fuentes de energía. Empiezan a aparecer las primeras
grandes fábricas que producen y ensamblan en línea y que tienen una rigurosa e implacable
regimentación del trabajo obrero, y que se ejerce en las etapas de la manufactura de nuevos
productos. El llamado fordismo, es el nuevo modelo de la fábrica y las manufacturas capitalistas
en gran escala, que imperará durante la Modernización Clásica (1871-1917) y la Modernización
Neoclásica (1917-1939/1945). Se trata de un método de explotación de la fuerza de trabajo obrera
llevado al límite de la capacidad física de los obreros, quienes deben efectuar en forma
sincronizada y sin parar durante muchas horas, tareas repetitivas dentro de una cinta contínua de
fabricación y montaje. Un nuevo sistema de organización productiva e incorporación de
tecnología, fue instaurado por Henry Ford, el barón de la fabricación de automóviles de igual
nombre, y sería llamado por primera vez por el intelectual marxista italiano Antonio Gramsci,
como fordismo. 80
En realidad, el fordismo, que permitió bajar el precio al consumidor de un Ford-T de $870
a $350 entre 1910 y 1914,81 era un refinamiento del famoso sistema de explotación intensiva de
la mano de obra obrera en las líneas de montaje prescrito por Frederick Taylor en su obra de
1908.82 La propuesta de Taylor y perfeccionada por el fordismo, lo que buscaba en último

78
Lo cual ocurre también en algunos países latinoamericanos como Cuba y Puerto Rico, en los que el dominio
español y luego norteamericano los mantiene aún entrado el siglo XX en una condición colonial.
79
Ver: Carl Boggs, 1984.
80
Ver: Antonio Gramsci, 1970; Dante L. Germino, 1990.
81
La complejidad del fordismo y su propuesta de organización escalonada del trabajo y del montaje progresivo,
queda bien ilustrada cuando consideramos que para producir el viejo Ford T se necesitaban 32,000 máquinas-
herramientas accionadas por electricidad, cuarenta fases de montaje, y 2.500 obreros extendidos a lo largo de la línea
principal de montaje. Ver: David A. Hounshell, 1984.
82
Ver: Frederic Taylor, 1908.

39
término, era que los obreros no fueran más que una extensión humana, pero rigurosamente
automatizada, de las máquinas en la línea de montaje. Se supone que el propio Henry Ford habría
hecho un comentario sobre la trascendencia mayor de la línea de montaje y la sincronización por
fases del proceso manufacturero con respecto al trabajo proletario en la producción del Ford T,
señalando que sin la electrificación de sus plantas de automóviles “nada hubiera sido posible”.83
Era esa ideología de glorificación del mundo altamente mecanizado y deshumanizado de los
tiempos del surgimiento de las líneas de montaje masivo, lo que distingue tanto a la visión
empresarial, tanto taylorista como fordista, de la época de la Modernización Clásica. Según
Taylor, cada obrero debería realizar una ínfima parte del trabajo total; una parte perfectamente
establecida y calculada de antemano en términos del tiempo mínimo necesario y en términos de
los pequeños actos a realizar, aprendidos de memoria y ejecutados “sin pensar”, y repetidos
miles de veces en forma idéntica a lo largo de toda la jornada laboral. Textualmente el autor y
gerente escribió:

[…] el hombre en el cuarto de planeación, y cuya especialidad es planear en forma


adelantada, invariablemente descubre que el trabajo puede efectuarse en forma más
económica mediante la subdivisión del trabajo; cada acto de cada trabajador, por
ejemplo, debe ser precedido por varios actos preparatorios realizados por otros
hombres”. Frederick Taylor, 1908: 47. Traducción del autor.

Era un supuesto “método científico”, que calculaba incluso hasta el segundo cuanto debía
tardarse un obrero en la línea de montaje en apretar una determinada tuerca, y pretendía
minimizar así hasta la mecanización total el “error humano”, mediante instrucciones detalladas de
cada movimiento productivo que debía hacerse dentro de un determinado lapso de tiempo.
Llevaba de este modo la enajenación del trabajo asalariado proletario, a un nuevo nivel de
deshumanización aún desconocido hasta aquella época, incluso durante el terrible período del
capitalismo salvaje de la Primera Revolución Industrial (1780-1840), que hacía trabajar a los
obreros hasta catorce horas diarias, incluyendo a mujeres a menudo embarazadas y a menores de
edad, y sin mayor respiro para descansar e ir al baño.

83
Ver: Samuel Crowther, 1922.

40
El taylorismo remplazaba ese enfoque embrutecedor y que percibía el uso de la fuerza
laboral proletaria simplemente como una forma más de explotación de animales de trabajo, al
igual que un caballo o una yunta de bueyes (pero sin el cuidado que incluso los dueños de los
animales de trabajo tienen por sus bestias, las que al fin y al cabo son de su propiedad y
representan un pequeño capital), por un nuevo enfoque igualmente embrutecedor pero menos
primitivo, y que intentaba convertir al proletariado en máquinas, con la ventaja también que no
eran parte del capital fijo de las factorías y se podía prescindir de los trabajadores individuales
cuando fuera necesario, sin que ello representara ninguna pérdida para el capitalista, quien
disponía de un inagotable ejercito industrial de reserva para obtener nuevos obreros. El fordismo
es una continuación del taylorismo, pero con características un poco más “benignas” en cuanto a
una rutinización menos extrema de la fuerza laboral en la línea de montaje, pero en el cual
predominan las consideraciones estrictamente “económicas” sobre el bienestar psicológico y
físico de los trabajadores.84
La Modernización Clásica es, además, la época en que la expansión mundial del
capitalismo en las postrimerías del siglo XIX, se consigue a menudo mediante la intervención
militar de las potencias occidentales desarrolladas, para quebrar cualquier resistencia nativa ante
la imposición de nuevos esquemas de expoliación colonial. En EEUU se inicia el llamado tiempo
del Gilded Age (la era enchapada en oro),85 en la cual una aparente prosperidad encubre apenas
las grandes desigualdades sociales y económicas, y las malas condiciones laborales que imperan
en todos los centros industriales que ocupan vastas cantidades de trabajo proletario muy mal
remunerado y con escasos derechos laborales. La denominación de Gilded Age, acuñada por
Twain y Warner, alude precisamente a esa cruel dualidad social del período. Pero junto a la
emergencia de los oligopolios de la era del imperialismo industrial, las luchas obreras también se
intensifican, los sindicatos poco a poco van ganando terreno en una sociedad que dista mucho
aún de los Estados benefactores y el New Deal de finales de los años treinta y comienzos de los
cuarenta. La invención, explotación y difusión de nuevas tecnologías para usar aquellas fuentes
de energía que marcarían el crecimiento económico por muchas décadas a venir (hidrocarburos y

84
Aún hoy existen economistas y administradores que con algunos matices continúan percibiendo el taylorismo y el
fordismo como el nacimiento de una nueva “ciencia” del manejo de los “recursos humanos” en el ámbito de las
empresas capitalistas modernas. Ver: Bernardo Kliksberg, 1973.
85
Como fuera bautizada en forma sarcástica por Mark Twain y Charles Dudley Warner en 1873.

41
energía eléctrica obtenida de grandes presas y turbinas),86 nuevas instrumentos aplicados a las
manufacturas en gran escala (dínamos eléctricos, turbinas industriales, baterías y transformadores
eléctricos de grandes dimensiones, motores de combustión interna que usaban petróleo o
gasolina, el desarrollo de la radio y su implementación en tanto el primer medio de comunicación
de masas que no requería de un público alfabetizado como los periódicos o los libros impresos),
nuevas ramas industriales dedicadas a refinación de hidrocarburos y a la producción y
distribución de energía eléctrica, o nuevas formas de organización empresarial (oligopolios o
cárteles) permitieron a algunos países capitalistas del centro salir de la crisis en mejores
condiciones y embarcarse más rápido en la Segunda Revolución Industrial (1860-1920).87
La Segunda Revolución Industrial avanzó a pasos agigantados a pesar de la crisis de
pánico de 1873-1880, sobre todo debido al empuje de las ciencias aplicadas, y de las cuáles se
derivó a su vez un nuevo paradigma tecnológico que dejó muy atrás al de los motores a vapor y
de la energía derivada esencialmente del carbón. Hacia la mitad del siglo XIX, la química y la
física habían dado un salto considerable hacia la comprensión de las leyes de la termodinámica.
La termodinámica alcanzó un desarrollo bastante pleno en los últimos veinte años del siglo XIX,
asumiendo en lo esencial las mismas formulaciones que tiene en la actualidad. Los principios y
las leyes fundamentales de la termodinámica condujeron de manera muy natural hacia el
desarrollo de la físico-química; y de esta, se transitó con rapidez hacia la manipulación más
eficiente de diversas materias primas y a su conversión en nuevos materiales útiles para el mundo
industrial y manufacturero.
La química inorgánica, aunada a la termodinámica, permitió la invención de nuevos tipos
de tintes industriales que muy pronto desplazaron a todas las viejas tinturas de extracción
orgánica, que eran menos duraderas y más costosas de producir. Otra de las ramas y actividades
industriales que se vio enormemente beneficiada con los avances de la química inorgánica
durante la Segunda Revolución Industrial, fue la producción de hierro y su conversión en un
metal mucho más duro y flexible como es el acero. A partir del proceso básico de Bessemer para
transformar hierro en acero, se desarrolló otra técnica aún más eficiente y menos costosa llamada
“proceso Gilchrist-Thomas”, que implicaba revestir los tanques de conversión del hierro en
86
Ver: Harold F. Williamson, 1959.
87
Situada convencionalmente entre 1860 y 1920, la Segunda Revolución Industrial es usualmente considerada como
una sub-etapa de la Revolución Industrial, en la que la invención del acero Bessemer y la aplicación sistemática de
los avances científicos de la época al desarrollo de tecnologías útiles para la innovación y expansión de las
manufacturas, es de central importancia. Ver: James Hull, 1999.

42
acero, con piedra caliza o dolomita marina, para así remover el fósforo, una impureza persistente
y que reduce la calidad del mineral de hierro en su forma primaria.88
Durante la Segunda Revolución Industrial, el auge de la química inorgánica redundó en
un perfeccionamiento de la metalurgia en general. Nuevos métodos de investigación y
experimentación en química inorgánica, redundaron en un perfeccionamiento general de las
técnicas metalúrgicas. Se identificaron procedimientos para purificar varios metales estratégicos
para la industria de metales y de uso de metales en la producción de mercancías tan importantes
como barcos, automóviles (posteriormente, a principios del siglo XX), galpones, puentes de gran
extensión y resiliencia, partes para el desarrollo de las ferrovías y trenes, etc. Varios metales de
especial dureza y resistencia, y por lo tanto, fundamentales para nuevas aleaciones con acero y
otros metales, pudieron ser purificados y preparados para fundirse y mezclarse en forma
apropiada.
Metales tales como el vanadio, el níquel, el cromo, el molibdeno, el titanio y el platino,
comenzaron a ser utilizados en nuevas aleaciones debido a sus propiedades intrínsecas que a
pesar de su alto costo, los convierten en metales de gran utilidad en aleaciones apropiadas. Una
de las aleaciones más resistente a la fatiga de materiales, sería el acero con vanadio, que aún hoy
tiene muchas aplicaciones industriales, y que a principios del siglo XX sería utilizado
extensamente en fabricación de partes para automóviles. La invención de turbinas indispensables
para la generación de energía hidroeléctrica, o empleadas en otros instrumentos productivos
accionados por vapor y sujetos a altas temperaturas (y que ocupan partes móviles y aspas de gran
resistencia al uso prolongado e intenso),89 fue posible sólo gracias a los avances en la elaboración
del acero inoxidable. Asimismo, las aspas de navíos, sujetas a la torsión de los poderosos motores
de los barcos de gran calado y a la acción corrosiva del mar, mejoraron mucho con la producción

88
Ver: Thomas J. Misa, 1995.
89
Las turbinas a vapor que dejaban atrás las viejas calderas de los motores a vapor de comienzos de la Revolución
Industrial, fueron diseñadas y desarrolladas por primera vez por el ingeniero Charles Parsons en 1884, contribuyendo
con este avance de manera decisiva a la Segunda Revolución Industrial. En contraste con los motores a caldera de
vapor, las turbinas de vapor generan un poder bastante mayor a través de la rotación. El método no solo generaba
mucho más poder, sino que era más seguro, y más económico al eliminar varias de las piezas necesarias para
convertir el movimiento rectilíneo de los pistones internos de los motores a vapor, en movimiento rotatorio necesario
para mover ruedas, engranajes y otros instrumentos productivos. El paso del vapor a través de las turbinas se
efectuaba en varias etapas diferentes, lo cual reducía la perdida de energía y maximizaba el poder generado. Otra
ventaja de las turbinas de vapor residía en que podían ser mucho más efectivas que un motor a vapor con pistones
que a menudo era diez veces de mayor tamaño. Esta reducción de tamaño fue de particular utilidad para la aplicación
de las turbinas de (ya sea de vapor o movidas por agua como en el caso de las represas) a navíos de todo tamaño, y
luego, a principios del siglo XX (1902 en adelante) para la producción de energía eléctrica.

43
del acero inoxidable y de otras aleaciones de gran resistencia al desgaste, el estrés mecánico y a
la oxidación.
En términos de la Globalización Clásica (1871-1917) que acompaña a la modernización
capitalista que hemos estado describiendo, el centro neurálgico del sistema-mundo ubicado en
Europa (más específicamente en Gran Bretaña) se consolida y se extiende hacia América,
incorporando a los EEUU al selecto club de naciones dominantes. La Segunda Revolución
Industrial reforzó así el predomino industrial, económico y militar occidental (con la sola
excepción de Japón),90 y así la estructura global del sistema-mundo que aún hoy subsiste, quedó
en todas sus líneas principales establecida durante la Modernización Clásica.
El imperialismo, la expansión económica y militar de Europa y EEUU en otros
continentes, y la lucha entre potencias occidentales capitalistas por el control de las colonias en la
periferia del sistema, llevará a la Primera Guerra Mundial, que en la práctica no fue sino otra
forma de intentar superar el estancamiento económico y el poco crecimiento que prevalece desde
el fin de la crisis de pánico económico de 187391 (a pesar de las bondades que para el capitalismo
representaba la Segunda Revolución Industrial), mediante un conflicto bélico de gran
envergadura.

90
Durante el período de la Restauración Meiji (1868-1912) el Japón experimentó una fase de desarrollo capitalista
urbano-industrial muy intensa que redujo los resabios del feudalismo a su mínima expresión, aunque preservó hasta
el día de hoy el sistema imperial. Se trató de una “revolución desde arriba” impulsada por el emperador y las nuevas
oligarquías industriales. Esta etapa de modernización capitalista de gran intensidad y con espectaculares resultados,
le permitió al Japón desarrollar una fuerza militar moderna y dotada de los mejores instrumentos bélicos
comparables a los que poseían las grandes potencias occidentales de la época. En gran medida, la urgencia de la
Restauración Meiji, respondía a la necesidad de tener un desarrollo económico capaz de competir con éxito en el
Pacifico oriental y en el Lejano Oriente con el expansionismo creciente de las potencias occidentales, las que ya
habían tenido éxito en derrotar a China y comenzar la colonización efectiva de esa gran nación, sobre todo después
de la victoria militar británica durante la Primera Guerra del Opio (1839-1842). Posteriormente, Japón vio con
resquemor creciente el aumento de la presencia de Estados Unidos en el Pacífico oriental, y el deseo y la voluntad
cada vez más enérgica expresada por este último país de que Japón permitiera la entrada de mercancías europeas y
norteamericanas al mercado interno nipón. Japón intentó infructuosamente negociar acuerdos más favorables a sus
intereses económicos nacionales con británicos y estadounidenses, pero la respuesta occidental fue brutal. Ya en
1853-1855, el Comodoro Perry de los EE.UU, forzó al emperador y a las elites económicas niponas mediante
amenazas apenas veladas, a permitir el uso de ciertos puertos por la flota norteamericana operando en el área. Pocos
años más tarde, Japón sufriría una nueva humillación, cuando en 1862, los británicos bombardearon sin resistencia
nipona la ciudad de Kagashima causando numerosas bajas civiles, como represalia por la simple muerte de un
marino inglés, supuestamente a manos de algunos japoneses. Todos estos fueron resortes muy poderosos que
obligaron a Japón a iniciar una modernización a pasos forzados, si no quería ser objeto de los mismos atropellos ya
sufridos con anterioridad por China. Ver: Kohachiro Takahashi, 1986.
91
Ver: Paul Kennedy, 1989.

44
Modernización Neoclásica (circa 1917-1945).

La Modernización Neoclásica que se inaugura poco después del triunfo de la Revolución


Rusa, es un período de crisis económica profunda entre 1929 y 1930, y de conflictos de clase y de
resistencia obrera en los países del centro, y de resistencia nacional ante el auge del imperialismo
industrial, en los países del que luego serían bautizados como el Tercer Mundo. Pero la Gran
Depresión de los años treinta del siglo XX, es sólo la segunda gran crisis económica del
capitalismo después de la que tuvo lugar entre 1873 y 188092, que conduciría a una falsa puerta
de escape hacia el nacimiento de los primeros oligopolios capitalistas internacionales que fueran
bautizados por los medios de la época como cárteles.93 La Modernización Clásica, prepara el
terreno para la transición productiva, tecnológica, social y política a la Modernización Neoclásica
que conduciría en su culminación a la Segunda Guerra Mundial. Así, igual como el capitalismo
financiarizado de fines de la Modernidad Clásica conduce al “otoño”94 del poder hegemónico del
período que es Inglaterra y permite el surgimiento de los EEUU como nueva potencia dominante
en el mundo capitalista,95 el capitalismo financiarizado de fines de los años veinte conduce a la
Gran Depresión, al tropiezo momentáneo de la hegemonía norteamericana, y al surgimiento
impetuoso por cerca de dos décadas de la Alemania Nazi. 96
El nacimiento y desarrollo de la industria automovilística en EEUU y en Europa,
constituye la cúspide de la Segunda Revolución Industrial, y permite la rápida transición de la

92
La “crisis de pánico financiero” de 1873, es el nombre con el que suele denominarse a una oleada de ventas
precipitadas en Wall Street por la bancarrota del Banco de Filadelfia (Jay Cooke and Company) que se declaró e
mediados de septiembre de 1873, y que siguió a la previa caída estrepitosa de la Bolsa de Viena a principios del mes
de mayo del mismo año. Fue una de la serie de crisis económicas que azotaron la vida económica de la última parte
del siglo XIX y principios del XX. Supuso el inicio de una dura depresión económica de alcance global en los países
metropolitanos y con algunas repercusiones menores en la periferia del sistema-mundo, conocida como la
"Depresión larga" que perduró hasta el año 1880, simultáneamente a la Segunda Revolución Industrial. Es la primera
de las grandes depresiones o crisis sistémicas del capitalismo, debido a la financiarización económica desbocada
(hipertrofia del sistema financiero (con poca o ninguna fundamentación en la economía productiva real), y falta de
regulaciones en el mercado a causa del laissez-faire.
93
Ver: David Glasner, 1997.
94
Noción desarrollada por el historiador Fernand Braudel que al estudiar los ciclos largos del desarrollo capitalista,
encontró sólida evidencia empírica que al final de cada fase de hegemonía de alguna potencia capitalista (que
denominó como “otoño” de ese particular hegemón) hay una hiper-financialización, o hipertrofia del sector
financiero, que aplaza de momento el recambio de hegemonía, pero que al final acaba precipitándolo en forma
catastrófica. Ver: Fernand Braudel, 1985.
95
Ver: Sam Gindin and Leo Panitch, 2012.
96
Ver: B.S. Bernanke (ed.), 2000.

45
Modernización Clásica a la Modernización Neoclásica a comienzos de la década de los veinte del
siglo pasado. El primer país desarrollado en que aparece en forma más o menos significativa la
industria de los automóviles propulsados por motores a combustión interna, es EEUU.97 La
industria del automóvil nace en los EEUU en 1890, y ya hacia 1920 era la más grande y pujante
del mundo gracias a la implementación del fordismo –que ya hemos examinado antes- en las
plantas manufactureras, y gracias también al tamaño del mercado doméstico que superaba con
creces al de cualquier país europeo industrializado.98 La hegemonía norteamericana en la
fabricación y venta de automóviles duraría hasta la década de los ochenta del siglo XX, cuando
sería en esa época superado por el Japón, y luego, en el 2008, por China. En la actualidad China
sigue siendo el mayor productor de automóviles del mundo, con Japón y EEUU compitiendo por
el Segundo lugar. China produjo en el 2010 alrededor de 12 millones de automóviles, seguido por
los EEUU con entre 8 y 10 millones automóviles. Sin embargo, es importante notar que entre
1970 y el año 2000, los EEUU habían estado produciendo un promedio de automóviles que
oscilaba, según el año, entre 13 y 15 millones de unidades al año.99
El desarrollo de los medios de transporte de masas (trenes y navíos de vapor con turbinas)
y de los vehículos con motores de combustión interna, estuvo acompañado por el auge
concomitante de los medios de comunicación. El telégrafo, inventado en 1847, pronto sustituyó
al correo para envío de mensajes urgentes. Hacia 1890, todas las grandes capitales de los países
del centro, estaban interconectadas por una vasta red de telégrafos. El teléfono sería patentado en
1876,100 pero transcurrirían un par de décadas antes de que comenzara a utilizarse en forma
comercial y estuviera al alcance de los ciudadanos comunes. Al igual que el telégrafo en la
primera mitad del siglo XIX, el teléfono sería utilizado por mucho tiempo con fines
exclusivamente diplomáticos y empresariales de alto vuelo. Con estos avances, el tiempo y el
espacio se tornan flexibles, y el mundo se hace cada vez más pequeño. La globalización cobra
unos ímpetus insospechados, y ahora el sistema-mundo está sostenido no sólo por vínculos

97
Ver: Michael Berger, 2001.
98
Ver: Jane Holtz Kay, 1997.
99
Ver: Booz&co, 2012.
100
Patente que fue precedida de una amarga trifulca legal entre Elisha Gray y Alexander Graham Bell, quienes la
parecer había desarrollado en forma independiente diferentes aparatos que podían transmitir el hablar por medio de
impulsos eléctricos. Los dos inventores se apresuraron a correr a la oficina de patentes del gobierno de los EEUU a
registrar su teléfono, pero con una diferencia de un par de horas apenas a favor de Graham Bell, quien al final se
quedó con los derechos exclusivos de su invento. Ver: Robert V. Bruce, 1990.

46
económicos, sino también por redes de comunicación y transporte cada vez más eficientes,
extensas e influyentes.
El tránsito de un uso limitado y elitista del telégrafo y el teléfono con el transcurso del
tiempo, a un uso cada vez más masivo y al alcance de la ciudadanía en general, fue quizás la
tercera gran revolución mediática luego del desarrollo del lenguaje proto-cuneiforme escrito por
primera vez (3.500 antes de nuestra era, es decir, más de cinco mil años atrás)101 en la historia de
la humanidad en la antigua Mesopotamia y su registro en tabletas de barro cocido (primera
revolución mediática), y de la invención de la imprenta de tipos móviles de Gutenberg en el siglo
XV (segunda revolución mediática). Desde mediados del siglo XV empieza la expansión de los
textos escritos e impresos y su abanico de influencia se expande en forma considerable al
aparecer los primeros periódicos dirigidos al gran público.102
Durante el período de la Paleo-Modernización al que hemos aludido antes en este mismo
capítulo, y coincidiendo con el surgimiento del capitalismo mercantil del norte de Italia, apareció
en Venecia en 1556 el primer periódico (Notizie scritte) impreso de circulación general,
publicado por el gobierno de la ciudad. 103 Este proceso fue en incremento constante, de modo que
hacia principios del 2007, poco antes del comienzo de la Gran Depresión II, se estima que había
7.000 periódicos en circulación en el mundo, y que ellos vendían alrededor de 400 millones de
copias al día. Desde entonces, debido a la drástica disminución de avisos privados y públicos
pagados y anuncios comerciales, se calcula que quedan cerca de 4.500 diarios y que venden en la
actualidad (2012) un poco menos de 300 millones de copias, incidiendo de este modo la crisis
económica en el proceso gradual de sustitución de los periódicos físicos por la televisión y el
Internet, tendencia que ya venía desarrollándose desde los años sesenta del siglo XX.104
La expansión de la palabra impresa desde el siglo XV hasta la primera mitad del siglo
XIX, ya sea en la forma de libros, periódicos, revistas u otros tipos de formato, se había visto
frenada en sus impulsos debido a las materias primas utilizadas para fabricar papel. Se utilizaba

101
Hoy existen en diversos museos y centros de investigación arqueológica alrededor del mundo cerca de 6.000
tabletas de arcilla cocida con lenguaje proto-cuneiforme escrito en la antigua Mesopotamia. Estas seis mil tabletas
contienen 38.000 líneas de texto escritas en una versión temprana del lenguaje Uruk (sin conexiones lingüísticas con
ningún otro idioma pasado o presente conocido en el mundo) y presumiblemente asociado con la civilización
Sumeria, aunque este es aún tema de investigación y debate. Ver: Stephen D. Houston, 2004.
102
En China durante la Dinastía Ming a principios del siglo XVI, ya había hojas de noticias impresas en forma
privada, pero no de circulación amplia como se concibe hoy un periódico. Ver: Timothy Brook, 1998.
103
Ver: David Conley and Stephen Lamble, (3a ed.) 2007.
104
Ver: Patricio Olguín, 2012.

47
algodón y trapos macerados de lino para producir una pulpa que servía luego para hacer el papel,
lo que era una limitación, pues esas materias primas eran relativamente escasas y costosas.
Encontrar una fuente de materia prima abundante y barata para pulpa de papel se hizo cada vez
más urgente e imprescindible a fines del siglo XVIII y principios del XIX, luego de que en 1779
se inventara una máquina capaz de producir papel en rollos continuos y en grandes cantidades.
Pero su influencia quedó disminuida por la falta de elementos apropiados para generar pulpa y
papel en cantidades apropiadas, y con costos razonables. El salto adelante se produjo en circa
1845, cuando se inventó un procedimiento basado en triturar y luego macerar105 trozos de madera
para producir pulpa barata y papel en cantidades suficientes para la demanda creciente de la
industria impresora. En 1885 se comenzaron a utilizar procesos químicos para reducir los trozos
de madera a una pulpa blanda y dúctil con alto contenido de fibra vegetal, la que a su vez
quedaba reducida a láminas blancas luego de ser blanqueadas con ácidos.106 A fines de la
Modernización Clásica (1917), estas técnicas estaban ampliamente difundidas y habían
remplazado por completo a la pulpa de trapos de algodón y lino, con lo cual la revolución
mediática desencadenada por la imprenta de Gutenberg, llegaría a su cúspide de influencia
cultural, económica y política durante la Modernización Neoclásica.
Otros inventos, en más o menos la misma época, contribuyen también de manera decisiva
a la coronación de la tercera revolución mediática. A comienzos del siglo XIX, un impresor y
artista francés llamado Charles Lorilleux elabora en 1820 una tinta de imprenta casi indeleble, de
bajo costo y susceptible de ser producida en forma industrial. 107 Otro desarrollo tecnológico y
manufacturero importante para el avance de la palabra impresa en gran escala, tuvo lugar poco
antes de la invención de Lorilleux, cuando a fines del año 1814, el The Times,108 un periódico
londinense de gran circulación en Gran Bretaña en la época a pesar de la limitaciones técnicas en
la producción de papel barato, imprime por primera vez un tiraje del diario en cuestión, en una
prensa mecánica propulsada por vapor, gracias a los talentos y la inventiva del alemán Friedrich
Konig. Esos periódicos se imprimían en hojas más pequeñas que las comunes de hoy, y por una
sola cara. Pero pocos años después de la innovación de la imprenta accionada por vapor

105
Que consiste básicamente en tomar el detritus de madera y empaparlo en algún líquido hasta dejarlo convertido en
una papilla apta para convertirla en láminas de papel.
106
Ver: Dard Hunter, 1978.
107
Ver: Geoffrey Wakeman, 1970.
108
Seguido al día siguiente por el otro periódico de la misma compañía, llamado Sunday Times.

48
introducida por The Times, la misma compañía comienza a imprimir sus diarios por ambos lados
de la misma hoja.109 Dos décadas más tarde, otro gran avance se gesta al otro lado del Atlántico,
en los EEUU, cuando el ingeniero Robert Hoe, diseña y construye una imprenta con dos grandes
tambores giratorios por entre los cuales corre un rollo papel continuo. Estos tambores giratorios
imprimen a gran velocidad, rotando además la impresión de los periódicos por ambos lados de
cada hoja.110 Este aparato de impresión, conocido simplemente como una máquina rotativa, se
sumaría a los avances en tinta indeleble y en la producción de papel manufacturado a partir de
pulpa de madera, para que los periódicos dominaran el escenario mediático sin competencia hasta
la invención de la radio a transistores en el siglo XX.
La “era enchapada en oro”, fue despiadada en su prosecución de mayores ganancias en
base a la explotación del trabajo obrero, y una buena parte del “progreso” y la “prosperidad” del
período se explican por una acumulación de capital que fuera grandemente facilitada por la
ausencia de regulaciones y leyes laborales que pusieran coto a la sobreexplotación del trabajo.
Esa impúdica disparidad entre la masa proletarizada de los trabajadores manuales y las diminutas
pero omnipotentes clases propietarias, estuvo apenas velada por la enorme prosperidad capitalista
del período que experimenta el nuevo hegemón emergente. Como siempre, un período que es
próspero para las elites del poder y del dinero, independientemente de cómo resulta ser para las
clases asalariadas, es considerado oficialmente una “era de bonanza”. Y como ha ocurrido varias
veces con esos “períodos de bonanza” que sólo favorecen al quintil superior de la pirámide de
ingresos, el carnaval de prosperidad elitista terminó en un gran colapso económico. Así, este
período de falsa prosperidad concluiría con la crisis de pánico de 1873-1880. Al igual que otras
grandes crisis económicas globales, 111 la crisis de pánico económico supondría un recambio de
potencias en el liderazgo económico, político, ideológico y bélico del sistema-mundo.112 De esta
forma, los EEUU se convirtieron en la principal potencia industrial capitalista del mundo,
rebasando en forma definitiva a Gran Bretaña; lugar hegemónico que se mantendrá hasta nuestros
días, siendo sólo momentáneamente disputado por Alemania y Japón en los años treinta del siglo
pasado, y por la Unión Soviética y sus aliados entre 1945 y los años ochenta del siglo XX.

109
Ver: Harold Evans, 1983.
110
Ver: Elizabeth L. Eisenstein, 1980.
111
Como ocurrió durante la crisis económica de la segunda mitad del siglo XVII que permitió la sustitución de
España por los Países Bajos como la principal potencia hegemónica global.
112
Idea que Arrighi tomó de Braudel y que refinó mucho más mediante un análisis exhaustivo del desarrollo
capitalista contemporáneo en su libro The Long Twentieth Century. Ver: Giovanni Arrighi, 1994. Op. cit.

49
Quizás uno de los avances tecnológicos y económicos más trascendente de la
Modernización Neoclásica, fue la sustitución acelerada del vapor y el carbón como métodos
generadores de energía, por los hidrocarburos y la electrificación masiva.
A fines del siglo XIX y todavía en el periodo que aquí hemos denominado de la
Modernización Clásica, Sir Joseph Swan, un físico-químico inglés, inventó en 1881 la primera
ampolleta de luz incandescente que era industrialmente viable, dada su capacidad para durar
muchas horas encendida con un filamento al rojo vivo; y que, por consiguiente, se podía
manufacturar en grandes cantidades pare ser luego comercializadas. Swan fue capaz de crear un
bulbo de vidrio al vacío que contenía filamentos de carbono113 y que resistía el ennegrecimiento
que hacía poco viables todos los modelos anteriores de ampolletas. El prestigio del invento de
Swan se vio considerablemente amplificado, cuando el gobierno británico le pidió que iluminara
con su Nuevo artefacto el elegante Savoy Theatre de la ciudad de Westmintser a las afueras de
Londres. Joseph Swan fabricó cerca de mil quinientas ampolletas, de las cuales 1.200 fueron
destinadas al proyecto de iluminación del Savoy Theatre. De esta manera, el antiguo y señorial
teatro pasó a ser el primer edificio público en la historia que estuvo completamente iluminado
con electricidad, y que comenzaba de este modo con este evento tan emblemático a desplazar a
los viejos sistemas de iluminación por gas pobre o por aceite.
La invención de un bombillo, manufacturable en grandes cantidades y de alto valor
comercial para uso no sólo industrial y empresarial, sino para que estuviera al alcance de un
número cada vez más grande de usuarios comunes, representó un avance muy significativo para
el desarrollo del capitalismo y el impacto modernizador que ello supondría.
Con frecuencia se atribuye la invención de la ampolleta eléctrica a Thomas Alva Edison
(1847-1931), un ingeniero norteamericano notable, pero que sólo lo perfeccionó dentro de los
parámetros del viejo modelo de Swan. De hecho, Edison no comenzó a trabajar seriamente en el
bombillo eléctrico sino hasta 1878, cuando ya muchos otros inventores antes que él habían hecho
progresos sustanciales en la materia. 114

113
Luego, en 1903, el científico e inventor húngaro Sándor Just obtuvo una patente en su país por el desarrollo de los
filamentos de tungsteno, capaces de durar cien veces más que los de carbono, y mucho más brillantes también. Esto
convirtió la iluminación por bombillos eléctricos el método favorito y luego más extenso de iluminación en el mundo
moderno luego de la Primera Guerra Mundial. En 1913, otro inventor, Irving Langmuir, desarrolló un nuevo método
para rellenar las ampolletas con un gas inerte en vez de al vacío, y esto prolongó aún más la vida de los bombillos y
previno mejor el ennegrecimiento por el uso prolongado.
114
Ver: Matthew Josephson, 1959.

50
Edison había intentado infructuosamente crear una ampolleta que tuviera un filamento de
gran irradiación de luz y que durara mucho tiempo sin quemarse. Para ello había efectuado
experimentos con rodio, platino y otros metales duros así como diversas aleaciones, pero no pudo
crear un filamento mejor que el tradicional de carbono. Volvió entonces a utilizar el materia
tradicional en aquel entonces, y con este consiguió mediante un grosor apropiado, crear un
bombillo con un filamento que duró encendido casi catorce horas seguidas, lo cual era un triunfo
para la época, y sin dudas una mejora con respecto a las ampolletas patentadas antes por otros
inventores. Pero Edison era un perfeccionista y no estaba contento aún con sus prometedores
resultados, y decidió seguir trabajando para desarrollar un prototipo más eficiente y más
económico. Por fin, en noviembre de 1879, Thomas Alva Edison se decidió a patentar una
ampolleta eléctrica que tenía un filamento de carbón enroscados en espiral, y unido a una platina
en la cual estaban las terminales de dos cables que transportaban la electricidad necesaria para
encender el bombillo. Los bombillos desarrollados por Edison y un equipo de investigadores
asociados con él, demostró ser bastante eficiente y cuando el filamento se producía con hebras de
bambú carbonizado, podían a veces durar hasta más de mil horas seguidas con el bombillo
encendido.
Con los trabajos pioneros de Swan y Edison, sólo faltaba un ingrediente para que el
invento estallara con todas sus fuerzas potenciales en el escenario del desarrollo capitalista: un
contexto empresarial. Pero eso no tardaría en ocurrir. De hecho, aunque los propios Edison y
Swan lo ignoraban en la época, ya existía un modelo de empresa eléctrica anterior a sus patentes,
y que cobijaría diversos inventos en esa misma rama ingenieril, proyectándolos al mercado y a la
acumulación de capital en forma bastante espectacular. 115 La compañía fundada en 1878 por
Hiram S. Maxim, fue precisamente creada para albergar y explotar comercialmente los inventos
de este ingeniero y también los de William Sawyer, otro inventor con varias patentes previas.
Para aquel entonces, Edison ya vendía ciertas cantidades de sus lámparas eléctricas, pero su
empresa continuaba siendo sobre todo un gran laboratorio de experimentación e invención
llamado el Taller de Menlo Park (por la calle en que se situaba), aunque tenía un área semi-
industrial con muchas máquinas.
La compañía creada por H.S. Maxim (United States Electric Lighting Company) se
convirtió en la primera en alcanzar gran éxito comercial e industrial con los nuevos inventos en

115
Ver: Neil Baldwin, 2001.

51
materia de ampolletas eléctricas, y aunque la de Edison la había precedido, carecía aún del perfil
netamente empresarial del primero.116 El éxito empresarial de la compañía de Maxim se
consolidaría, cuando obtuvo en el segundo semestre de 1880, un contrato para instalar bombillos
incandescentes en el Mercantile Safe Deposit Company de Nueva York. Unos pocos meses antes,
el taller-laboratorio de Menlo Park de Edison, habían conseguido un contrato más pequeño para
instalar ampolletas eléctricas en el vapor norteamericano Columbia. Ese mismo año, en el mes de
octubre, Maxim patentó un nuevo método para recubrir filamentos de carbono con una
delgadísima capa de carbón disuelto en agua, lo que estimaba aumentaría su vida útil en casi un
40% más.
Y si nos estamos deteniendo en estos acontecimientos hoy casi enterrados en el olvido y
que sólo parecen destinados a la historia cubierta de polvo de los inventos y sus inventores, es
porque, a nuestro juicio, ellos ilustran con claridad la forma como un cierto paradigma
tecnológico trasciende el marco restrictivo de la creación técnica y científica propiamente tal en
el capitalismo, y promueve, una vez que se le han encontrado sus virtudes prácticas –desde el
punto de vista empresarial- que permiten incorporarlos a la esfera de las manufacturas y los
negocios. La transición de la ciencia pura, a la ciencia aplicada, y de esta a un paradigma
tecnológico que promueve nuevas formas de desarrollo capitalista, mismo que a su vez generan
un nuevo impacto modernizador, y a continuación todas las respuestas o elaboraciones sociales,
políticas, culturales, ideológicas, etc., que este fenómeno concita, transformando en última
instancia y a consecuencia de todo ello el marco existencial general, es lo que aquí denominamos
como modernidad. Esto es particularmente obvio a partir de la Modernización Temprana, y es un
modelo de historicidad y de cambio social general que se reproduce con nuevas características
particulares -pero ciñéndose al mismo tipo de génesis histórica transformadora- hasta nuestros
días a comienzos del siglo XXI.
La absorción del nuevo paradigma tecnológico por parte del capitalismo, fue tan
fulminante y efectiva como era de esperarse. Al otro lado del Atlántico, las compañías que en
forma separada habían formado Edison en los EEUU y Swan en Inglaterra, se fusionaron en un
acuerdo firmado en Londres, y pasaron a ser Edison and Swan United Electric Company, la que
poco después sería rebautizada, para abreviar y darle más impacto al nombre, como Ediswan.

116
Pero, siguiendo el ejemplo de vocación mucho más capitalista del negocio de Maxim, que de algún modo
prefiguraba el desarrollo eléctrico industrial del futuro y de empresas que con el transcurso del tiempo llegarían a ser
mega-compañías, Edison fundó compañías con gran porvenir, tales como General Electric, por ejemplo.

52
Pero un par de años después, Edison adquirió la parte de Swan (algo que al parecer desde el
principio había deseado hacer),117 y que le permitió consolidar su propiedad sobre la compañía
que luego generaría un potente proceso de acumulación de capital. Pero el inventor británico en
realidad solo cedió sus intereses y derechos de patente en los EEUU a Edison a mediados de
1882, quién creó con ellos una nueva empresa denominada Brush Electric Company.
La gestación de esta nueva rama empresarial e industrial capitalista, se reflejó muy pronto
en un proceso de modernización cuyo impacto en la vida del ciudadano común, no puede
exagerarse. Los faroles con ampolletas eléctricas comenzaron a proliferar en todas las grandes
ciudades metropolitanas, y las grandes avenidas estaban ahora profusamente iluminadas con la
nueva tecnología. La electrificación e iluminación eléctrica de los centros manufactureros,
también experimentó una gran expansión, tan importante o quizás más aún que la luz eléctrica de
uso citadino y doméstico. Ahora los operarios y obreros en las fábricas podían trabajar en turnos
que cubrían las veinticuatro horas del día y de la noche, además de que la mejor iluminación y el
aire más limpio en los centros de trabajo otrora iluminados por lámparas humeantes de gas,
contribuyeron a elevar la productividad del trabajo, redundando, a su vez, en una maximización
creciente de la ganancia y en un ciclo de acumulación de capital más intenso y de mayor
magnitud, en cada período cronológico de la producción. Otro beneficio inmediato del uso de la
luz eléctrica para iluminar casas, centros de trabajo y edificios públicos, fue la reducción
considerable de la incidencia de incendios, lo que sumado a sus otras ventajas ya mencionadas,
representaba una disminución de los gastos por pérdidas y por pago de seguros para siniestros
ocasionados por incendios, muy comunes en la época de la luz generada con gas.
En el año de 1886, un inventor llamado Frank Joseph Sprague, pudo construir el primer
motor eléctrico que se pudo instalar con buenos resultados a los tranvías motorizados. Esto tuvo
tal éxito, que hacia 1889, se estima que había cerca de ciento veinte sistemas de tranvías
eléctricos funcionando o en desarrollo en EEUU y Europa.118 La expansión global de este

117
Edison quiso retractarse de toda unión con su contraparte británica y al comienzo se opuso a la fusión completa de
ambas compañías en una sola de mayor envergadura, pero Swan lo llevó a juicio y ganó, de modo que el inventor
norteamericano no tuvo más remedio que adaptarse a las nuevas circunstancias, pero en el fondo siempre estuvo
queriendo volver a tener la propiedad absoluta de su antigua empresa. Ver: Kenneth R. Swan, 1946.
118
Antes se utilizaban tranvías jalados por un par de caballos, pero el sistema era lento, los caballos duraban poco
tiempo sometidos a semejante esfuerzo todos los días, varias epidemias los azolaron además, y dejaba grandes
cantidades de excrementos y orina por todas las calles por donde transitaban varias veces en una jornada. Luego,
hacia 1860, se comenzó a tirar de los tranvías mediante un sistema de cables que iban por dentro de un tubo entre los
dos rieles, y al cual los choferes de los tranvías podían conectarse o desconectarse según fuera necesario. Los cables,
que se extendían por muchos kilómetros, eran jalados por enormes motores a vapor, que eran peligrosos y utilizaban

53
sistema de transporte colectivo en los comienzos del siglo XX, pone de manifiesto el éxito
alcanzado por los tranvías eléctricos. En la antesala de la Gran Depresión de 1929, había, por
ejemplo, un sistema de transporte por tranvías eléctricos en Chicago, que movía cerca de
novecientos millones de pasajeros al año, más que todos los otros medios de transporte (privados
o públicos) combinados.

Figura No 3.
Sistemas de tranvías jalados por caballos en las principales ciudades del mundo industrializado, 1870
(Modernización Clásica).

Fuente: https://www.mtholyoke.edu/courses/rschwart/ind_rev/images/indust.html.htm

Incluso poco antes de 1910 la mayoría de los tranvías eléctricos en las grandes ciudades
se habían reconvertido al uso de motores que utilizaban el torque generado mediante campos
magnéticos rotatorios, que eran conocidos como motores AC. La invención por Nikola Tesla de
los motores eléctricos AC en la última década del siglo XIX, una tecnología que utilizaba de
manera bastante eficiente el carácter alternado de la electricidad, permitió abaratar los costos de
los tranvías y hacerlos más rápidos y más confiables119. La tecnología de motores AC inventada

grandes cantidades de hulla de carbón, lo que también generaba enormes volúmenes de smog, que ensuciaban el aire
de las grandes capitales hasta hacerlo muy malsano a mediados del siglo XIX. Ver: Paul Barrett, 1983.
119
Ver: Marc J. Seifer, 2001.

54
por Tesla, pronto se hizo dominante y comenzó a ser aplicada a la electrificación de la industria
en los EEUU y Europa occidental antes de 1915. Para 1920, la mayoría de los sistemas de
transporte mediante tranvías eléctricos en el mundo, había adoptado los motores AC. Para esa
misma época, alrededor de 1925-1930, la electrificación de los hogares en los países
metropolitanos se convirtió en una realidad bastante común.120
La revolución de la electrificación y del uso creciente de hidrocarburos que se desarrolla
en los primeros veinte años del siglo XX, continúa su curso ascendente durante la Modernización
Neoclásica hasta la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Pero fue sobre todo el auge y
predominio de la industria petrolera y el uso de hidrocarburos en forma intensiva, lo que marca la
principal diferencia entre la Modernización Clásica y la Modernización Neoclásica. Sin embargo,
ello no significa que antes la explotación de petróleo y algunos de sus derivados no hubiera
tenido cierta importancia.

120
Ver: Thomas Parke Hughes, 2004.

55
Mapa No 1.
Desarrollo industrial de Europa hacia mediados del siglo XIX.

Fuente: http://img.webme.com/pic/p/profesorfrancisco/industria_en_europa.jpg

Ya a comienzos del siglo XIX, en la Rusia imperial, se había comenzado la exploración y


explotación de algunos yacimientos petrolíferos de fácil acceso.121 En 1825, Rusia imperial

121
Aunque hay que señalar que ciertas formas primitivas de extracción y explotación de hidrocarburos existía desde
vieja data antes de que el proceso que describimos en esta sección del ensayo tuviera lugar. Por ejemplo, en el siglo
IV de nuestra era, algunos pozos de petróleo de hasta doscientos metros fueron excavados en China utilizando para
ello fresas de hierro atadas a postes de bambú. Cerca de la mitad del siglo XIII, se explotaba petróleo que afloraba a
la superficie en la antigua Persia, como quedó registrado en las bitácoras de viajeros occidentales que viajaban por la
ruta de la seda a China. En el siglo XVI también se registran factorías primitivas dedicadas a recolectar el petróleo
de la superficie en el lugar mismo donde emergía (Montes Cárpatos en Polonia), para envasarlo y comercializarlo
para lámparas de aceite. A fines del siglo XVI, en Bakú en la antigua Persia, hay cronistas de la época que describen
pozos de hasta cuarenta metros de profundidad cavados a pico y pala para extraer y comercializar petróleo. En el
siglo XVIII, en Pechelbronn-Alsacia (noreste de Francia) arenas bituminosas impregnadas y ricas en petróleo, son
explotadas por una industria minera en pañales. En 1802 un pozo de casi treinta y cinco metros es perforado
utilizando para ello una fuente de aguas brotantes en los EEUU -en el valle de Kanaha en Virginia Occidental- por

56
produjo cerca de cuatro mil toneladas de petróleo crudo, la que en 1850 se había más que
duplicado alcanzando la cifra de diez mil toneladas, lo cual era mucho si consideramos las
limitaciones del mercado y la demanda petrolera en aquellos tiempos.122 Tan temprano como en
1848, después que grandes yacimientos fueran descubiertos en Azerbaiyán, Rusia imperial
financió e inició la construcción de dos oleoductos; uno de 900 kilómetros (terminado en 1906)
desde las orillas del Mar Caspio al Mar Negro, donde podía ser embarcado y exportado; y otro
más corto, de 162 kilómetros de extensión, para llevar petróleo desde el este del imperio -pasando
por la siempre rebelde región de Chechenia- hasta las orillas del Mar Caspio.
Para la primera década del siglo XX, la producción petrolera rusa era casi el 50% de la
producción total del mundo en esa época, y un importante desarrollo industrial asociado a tal
industria había comenzado su despegue. Más de 250 refinerías privadas de distinto tamaño y
producción se habían desarrollado en la región del Caspio (sobre todo en la famosa Península de
Apsherón) en 1890,123 y aún en la actualidad, esa área es escenario de un importante desarrollo
petrolero.124 En 1889, Ludvig Noble, hermano mayor de Alfred Noble (cuyo nombre sirve hoy
para designar algunos de los principales premios en ciencias, economía, literatura y de la paz),
quien ya se había instalado con su propia compañía petrolera en la Península de Apsherón, diseñó
y encargó después la construcción del primer buque-tanque (Zoroastro) para transporte de
hidrocarburos en la historia moderna. El buque operaba sobre una ruta relativamente corta, entre
Bakú y Astrakán, pero marcó un hito importante, pues con este evento se inauguraba de manera
incipiente la era de los hidrocarburos en el desarrollo del capitalismo; era, cuya trascendencia se
prolongaría hasta nuestros días, siendo aún un tema contencioso y un fenómeno de primera
importancia al adentrarnos ya en la segunda década del siglo XXI.125
A mediados del siglo XIX la demanda por crudo y sus derivados no cesaba de aumentar.
Y no es sorprendente, entonces, que la exploración, explotación y distribución del petróleo y sus

dos hermanos con el fin de producir brea. Es un intento rudimentario, pero demuestra que se puede acceder a napas
profundas de petróleo con las técnicas adecuadas. Ver: Paul H. Giddens, 1947.
122
Ver: Anne Aldis Shirin Akiner, 2005.
123
Es necesario señalar que ya en 1858, había dos refinerías de petróleo operando en las regiones de Galicia
(Austria) y Londomería (Polonia). Sin embargo, eran más pequeñas que las refinerías rusas que surgirían más tarde,
y sólo refinaban petróleo para obtener aceites lubricantes, asfalto para carreteras y para impermeabilizar techos de
grandes edificios, y combustible para lámparas portátiles utilizadas en la minería y en otras circunstancias similares.
Pero a pesar del carácter limitado de sus operaciones, estas dos refinerías tempranas generaron un volumen
considerable de riqueza a los empresarios privados y para las arcas fiscales. Ver: Alison Fleig Frank, 2005.
124
Ver: N.Y. Krylov, A.A. Bokserman y E.R. Stavrovsky, 1998.
125
Ver: Marius Vassiliou, 2009.

57
subproductos aumentara en forma geométrica década con década a partir de 1830. En 1850, la
demanda superaba con creces la oferta de petróleo y sus derivados, de modo que los precios del
crudo no cesaban de aumentar, lo cual se convertía en un poderoso acicate para invertir en este
negocio tan lucrativo y seguir así expandiendo sin cesar la industria petrolera. Pero aún faltaba,
para que el uso industrial del carbón en tanto combustible de preferencia, fuera desplazado a una
posición secundaria por los hidrocarburos. Esta transición definitiva no ocurriría sino hasta que
la industrialización acelerada de todos los países metropolitanos, entre la Revolución Rusa126 y el
comienzo de la Segunda Guerra Mundial, período que aquí hemos definido como la
Modernización Neoclásica. La historia del ascenso de la producción y consumo de hidrocarburos,
es a su vez la historia condensada del desarrollo y la modernización capitalista desde el fin de la
Modernización Clásica hasta nuestros días en que estamos ingresando a la Hipermodernización y
sus posibles alternativas en el año 2012 de nuestra era. Pero es también la historia condensada del
ascenso de los EEUU desde una simple potencia industrial, a superpotencia hegemónica.
Al principios de la década de los treinta, la explotación petrolera de los EEUU (que
llegaría a ser uno de los grandes productores mundiales y de lejos el principal consumidor de
petróleo y sus derivados)127 era importante, pero aún tenía un largo trecho por recorrer antes de
llegar a dominar por un breve período el panorama y el mercado mundial de la producción
petrolera hasta comienzos de los años cincuenta, cuando la producción en ascenso del Medio
Oriente y otras regiones del globo, la relegan a un segundo plano. En los años setenta, la
producción interna de crudo de petróleo en los EEUU comienza a declinar, y en forma bastante
rápida, las importaciones petroleras pasan a ser fundamentales para este país. (Ver: Gráfica No.
2).
En 1932, Texas Company, una compañía pionera en el desarrollo de la extracción de
crudo y su procesamiento en los EEUU, diseñó y produjo las primeras barcazas móviles de acero
para iniciar la perforación y extracción de petróleo en áreas costeras del país. Poco después, esas
mismas barcazas serían utilizadas con idéntico propósito en zonas de aguas salobres en el Golfo
Pérsico, facilitando el meteórico ascenso productivo de hidrocarburos de una región del mundo

126
Estimulada en parte por la competencia económica creciente entre las nuevas potencias emergentes como Japón y
Alemania, y las viejas potencias capitalistas como Inglaterra y Francia. Al incorporarse a esta ecuación tan explosiva
los EEUU, la competencia entre países capitalistas se hizo aún más ríspida, situación que se tornó todavía más volátil
cuando la Unión Soviética comenzó a emerger entre los países industrializados del mundo, con tasas de crecimiento
económico que superaban a casi todos los países capitalistas, con excepción de Alemania y Japón.
127
Ver. J.M. Blair, 1976.

58
que llegaría ser fundamental en el desarrollo de esta actividad. Este sería, en efecto, el preludio
del desarrollo de las famosas plataformas petroleras que incluso pueden utilizarse en mar abierto.
Pocos años después de la invención de las barcazas móviles, la Pure Oil Company128 junto con la
Superior Oil Company,129 fabricaron por primera vez una plataforma fija para extraer petróleo en
una profundidad de cinco metros de agua, y capaz de operar a esa profundidad hasta casi dos
kilómetros de distancia de la costa, mar adentro. Se puso en práctica por primera vez en
Calcasieu Parish-Louisiana, y su éxito produjo gran entusiasmo en la industria del ramo. Las
inversiones en la industria de combustibles fósiles líquidos creció en forma notable, y esto
impulsó todavía más el desarrollo de nueva tecnología para la exploración y explotación de los
yacimientos petrolíferos.130
En junio de 1948, la compañía Superior Oil, construyó una plataforma marina de doble
propósito –perforación de pozos y extracción de petróleo- erigida sobre una profundidad de casi
siete metros de agua y a una distancia de cerca de treinta kilómetros mar adentro frente al
condado de Vermilion Parish en Luisiana, lo cual representaba una ampliación extraordinaria de
las posibilidades de la industria petrolera, sobre todo la de EEUU. Pero no sería sino hasta que la
compañía Kerr-McGee Oil Industries131, una empresa que operaba bajo el alero de otra compañía
más grande llamada Stanolind Oil & Gas, asociada con Phillips Petroleum132, perforó el gran
pozo Ship Shoal Block 32 a fines del año de 1947, que finalmente se pudiera iniciar la
exploración y explotación petrolera en aguas marinas abiertas y sin que desde esa distancia se
vislumbrara el menor atisbo de tierra firme.
Durante la Segunda Guerra Mundial la lucha entre las potencias enfrentadas por control
de rutas y fuentes de petróleo desempeñó un rol decisivo en el desenvolvimiento geo-estratégico
del conflicto.133 Una de las razones que impulsaron a Hitler a lanzar la invasión de la Unión
Soviética, fue precisamente la necesidad urgente de apoderarse de las regiones ricas en petróleo
del Cáucaso, sobre todo Ucrania.134 Posteriormente, sería el poderío aéreo combinado de EEUU e

128
Que hoy es parte de la Chevron Corporation.
129
Hoy parte de ExxonMobil Corporation.
130
Ver: Daniel Yergin, 1991.
131
Hoy convertida en la compañía Anadarko Petroleum Corporation.
132
En la actualidad muy conocida como la empresa multinacional Conoco Phillips.
133
Y sería precisamente este gran conflicto bélico el que coronaría al motor de combustión interna como la
tecnología de transporte más efectiva y que aún hasta el día de hoy es predominante.
134
Ver: Hanson Baldwin, 1959.

59
Inglaterra, y la devastación que causaron en las líneas de abastecimiento de combustible
alemanas, y la forma como poco después destruyeron en 1944135 todos los laboratorios
industriales donde los alemanes habían comenzado a producir importantes cantidades de
combustible artificial, 136 lo que volcó a favor de ellos la guerra.137
El teatro bélico de la Segunda Guerra Mundial fue –sobre todo en contraste con la
Primera Guerra Mundial- un escenario de gran movilidad terrestre y aérea y, por lo tanto, de
mucho mayor complejidad táctica que ninguna otra guerra anterior en la historia de la
humanidad. El vértigo de las nuevas operaciones militares que se desenvolvían en corto tiempo
sobre grandes extensiones territoriales, sería inaugurado con la gran ofensiva relámpago –
blitzkrieg- lanzada por los alemanes en contra de las tropas francesas y aliadas a través de la
Ardennes y también a través de los Países Bajos, eludiendo así la famosa la Línea Maginot
fuertemente fortificada y de difícil asalto frontal. Con ese sólo episodio, los alemanes escribieron

135
Aunque en el invierno de 1944, las tropas al mando del General Patton que avanzaban desde el sur occidental de
Europa hacia Alemania luego del épico desembarco en Normandía, quedaron sin combustible para sus vehículos, y
ese fue un momento dramático y que estuvo a punto de convertirse en un revés estratégico para las fuerzas aliadas.
Un gran esfuerzo aéreo permitió reabastecer a Patton quien siguió su avance hacia Alemania. Ver: Alan Axelrod,
1984.
136
Con frecuencia se da poca trascendencia a los combustibles artificiales de la Alemania Nazi, a pesar de que
tuvieron mucha tanta importancia en mantener, entre 1942 y 1944, la maquinaria de guerra de ese país funcionando
con relativa eficiencia. Alemania utilizó dos tecnologías para obtener combustible del carbón, ya que tenía buenos
yacimientos de ese combustible fósil, y también con su avance militar sobre el resto de Europa la hulla carbonífera le
era relativamente accesible de obtener: 1. La licuefacción del carbón: que los alemanes efectuaban mediante un
proceso denominado Fischer-Tropsch, inventado por dos químicos germanos que lo desarrollaron en la década de los
veinte del siglo pasado. Este era un complicado proceso químico-industrial que suponía transformar el carbón en gas.
Luego este gas que ha sido sintetizado mediante la combinación adecuada de monóxido de carbono e hidrógeno, se
vuelve a mezclar a su vez con una serie de metales de cobalto y/o hierro que sirven de catalizadores. Luego,
mediante una secuencia igualmente compleja de procesos físico-químicos, este producto se transforma en un etanol o
hidrocarburo ligero, el cual es reducido mediante procesos sucesivos que lo van tornando más pesado, llegando a ser
así un sustituto artificial de la gasolina o el diesel, subproductos normalmente extraídos del petróleo. Es un proceso
largo, complejo y caro, pero los alemanes recurrieron a él con frecuencia para paliar su escasez crónica de petróleo y
derivados, y pudieron así mantener su capacidad de combate hasta finales de 1944; 2. La hidrogenación del carbón:
es un proceso más simple para convertir el mineral de carbón en un líquido de fácil combustión. Esto se obtiene por
medio de la agregación de un conjunto de catalizadores y aceites pesados al mineral de carbón previa trituración fina
en centros industrialiales especializados en esta tarea, y al final se mezcla toda esta combinación de elementos a
temperaturas elevadas que alcanzan los 500º. Este método entrega como producto un líquido que es altamente
combustible dado que tiene dos átomos más de hidrógeno que el carbón original. El método en cuestión se llama
proceso de Hans Bergius, denominado así en honor al científico germano que lo inventó en 1912, y cuyos logros y
descubrimientos lo llevarían a obtener el Premio Nobel de Química en 1932. Todo esto vale una mención así de
larga, ya que durante la Guerra Fría, serían los combustibles artificiales de alto rendimiento los que darían una
ventaja momentánea a la industria de cohetes norteamericana sobre la soviética. Y esto último sería posible en gran
medida, como resultado de la absorción por el complejo científico-industrial de EEUU, de importantes científicos
alemanes que dominaban bien los principios de la creación y producción de combustibles artificiales. Ver: Wolfgang
E. Samuel, 2004.
137
Ver: Adolf Galland, 1954.

60
el epitafio a las viejas tácticas militares fundadas en el establecimiento de líneas defensivas y
trincheras con escasa movilidad, y que fueran la norma bélica durante la Primera Guerra
Mundial.
Pero, junto con marcar el fin de las tácticas de posiciones fijas, la blitzkrieg alemana que
aniquiló a las fuerzas aliadas en un par de semanas y las empujó a la desesperada retirada hacia
las playas de Dunkerque en el Canal de la Mancha, significó la coronación definitiva de los
motores de combustión interna. Ya a fines del siglo XVIII, el primer motor de combustión
interna que operaba en acorde con los mismos principios de los motores actuales de igual
naturaleza, fue patentado por Robert Street en 1794. En 1825, otro inventor británico, Samuel
Brown patentó varias versiones mejoradas del motor anteriormente desarrollado por Street. En
1833, William L. Wright patentó un nuevo diseño de motor de combustión interna con un pistón
central que tenía dos válvulas permitiendo la entrada alternativa y regulada de agua y gas, para
generar la explosión interna controlada que permite el ascenso y descenso del pistón, y la
subsecuente conversión de este movimiento perpendicular en movimiento rotatorio capaz de
impulsa un par de ruedas o algún otro tipo de artefacto útil.

Figura No. 4.
Uno de los primeros motores de combustión interna, 1833.
(Modernización Temprana)

Fuente: http://wiki.vintagemachinery.org/A-Brief-History-of-the-Internal-Combustion-Engine.ashx

61
No obstante, la inserción práctica de los motores de combustión interna en el desarrollo
capitalista de la época, se vio retrasado varias décadas por la falta de un combustible apropiado y
en cantidades suficientes como para permitir su éxito manufacturero y comercial. No sería
entonces hasta la Segunda Revolución Industrial, que presenció justamente el remplazo gradual
del carbón por el petróleo, y la sustitución de los motores de vapor por los de combustión interna,
que se inaugura la era de las máquinas y vehículos propulsados por gasolina.138
Al finalizar el gran conflicto bélico con el triunfo de las potencias aliadas y de la Unión
Soviética, el desarrollo de la industria y el mercado petrolero mundial fue explosivo. En todos los
lugares tradicionales se incrementó la producción de crudo y su refinamiento para generar los
preciados sub-productos, pero ya hacia mediados de los años cincuenta el Medio Oriente era la
región con mayor desarrollo de la exploración y extracción de petróleo. La producción en los
EEUU, América Latina, Asia, y en la Unión Soviética crecería de manera notable, pero el gran
emporio petrolero –tanto por sus reservas probadas como por la calidad del petróleo allí
existente- muy pronto sería el Oriente Medio. 139 Ya en los primeros años de la década de los
cincuenta del siglo XX, las reservas probadas de crudo del Medio Oriente alcanzaban a casi la
mitad del total mundial (Ver: Cuadro No. 1). También hacia el comienzo de la década de los
noventa del siglo pasado, el M.O. por sí sólo genera casi el 30% de toda la producción petrolera
mundial. (Ver: Cuadro No. 2). Volveremos sobre este tema en la sección correspondiente a la
Alta Modernización.

Modernización Tardía (circa 1945-1959).

Llamamos tardía a esta fase, pues es el comienzo bastante postergado de la


industrialización de buena parte del Tercer Mundo, y la implementación del llamado “modelo
desarrollista” con base en la sustitución de importaciones.
Esta fase de la modernización la situamos en el período inmediatamente posterior a la
Guerra Fría, en la que los dos grandes potencias imperialistas, EEUU y la URSS, establecen su

138
Ver: Antonio Estevan, 2008.
139
Ver: Marian Radetzki, 1992.

62
poder sobre las órbitas de influencia respectivas y que se habían distribuido entre ella poco antes
del fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando ya era evidente la caída de la Alemania nazi. Su
fin lo situamos con la Revolución Cubana, pues sería este evento y el temor que despertó en las
elites gobernantes en los EEUU de que hubiera una “base” soviética a apenas 90 millas del
territorio norteamericano, lo que impulsó la carrera armamentista de la Guerra Fría a niveles
antes desconocidos en la competencia bélica entre potencias rivales.
Las grandes inversiones públicas de Washington en el MIT y otros centros universitarios
y de investigación de tecnología aplicada a la creación de nuevas armas, conducirían al desarrollo
acelerado de la ciencia informática y de sus aplicaciones computacionales. La URSS siguió estos
desarrollos nuevos en los EEUU de la mejor manera posible, y a pesar de contar con recursos
físicos y financieros mucho más limitados. Hizo una contribución significativa a ellos en gran
parte debido a la calidad de sus recursos humanos en las áreas de la ciencia y la tecnología.
Esa competencia cada vez más acendrada entre EEUU y la URSS, le dio un vigor
inesperado a la nueva ciencia y tecnología informática y computacional, y como ha ocurrido con
muchas aplicaciones científicas a la creación de nuevos instrumentos bélicos, muy pronto esas
tecnologías rebasaron sus límites iniciales, y comenzaron a difundirse y aplicarse cada vez más a
la esfera de la manufactura y circulación de mercancías. La carrera por la “conquista del
espacio”, cuyas implicaciones para el desarrollo bélico son bastante obvias, fue otro de los
grandes motores del desarrollo de la ciencia informática y computacional. Con esto se plantaron
los cimientos para lo que aquí llamamos la Tercera Revolución Industrial (circa 1960 a circa
1995), y que abordaremos en el punto siguiente sobre la Alta Modernización.
Una vez concluida la Segunda Guerra Mundial, varias innovaciones tecnológicas e
industriales mantuvieron la expansión de la exploración y la explotación petrolera en el mundo
avanzando a pasos agigantados. Entre las innovaciones más importantes de esa época en materia
de explotación petrolera, están: el desarrollo de una flota mundial de tanqueros de gran calado
capaces de transportar enormes volúmenes de crudo; la perforación exploratoria y extractiva de
pozos a gran profundidad en aguas marinas abiertas; la expansión de numerosas redes de
oleoductos y gasoductos en todos los países que son grandes productores de petróleo, gas y otros
derivados. En las décadas siguientes de los sesenta y setenta, se formaran grandes organizaciones
representando a diversos Estados productores de crudo, tales como la OAPEP y OPEP, y que

63
muy pronto desempeñarían un rol importante en establecer cuotas de producción y en fijar
precios.140

Cuadro No 1.
Reservas probadas de petróleo en el Medio Oriente.

Año Miles de millones de barriles Porcentaje del total mundial (%)


1951 48 48.8
1970 340 54.8
1975 368 55.5
1980 362 55.3
1985 390 56.2
1990 660 65.2
Fuentes: Resources for Freedom (1952); BF Statistical Review (1992).

Pero en la vertiente negativa de este gran proceso de expansión de la industria petrolera,


estarán los incidentes cada vez más frecuentes de fugas, derrames, y hundimiento de buques
tanque portando grandes cantidades de crudo y derivados en aguas costeras y en mar abierto.
Desde entonces, el impacto ambiental negativo ocasionado por los derrames y otros accidentes, y
la contribución de los hidrocarburos a los gases de invernadero, han sido preocupación constante
y en aumento no sólo de ambientalistas, sino del público en general. Toda modernización
capitalista ha sido fruto entre otros numerosos factores, del descubrimiento y desarrollo de
nuevas fuentes de energía y, por ende, ha sido el preludio de nuevas formas de destrucción del
medio ambiente con una intensidad en una escala hasta entonces desconocida por la humanidad.
A su vez, ante las nuevas modalidades de destrucción capitalista del medio ambiente, siempre
han surgido voces y movimientos contestatarios que intentan preservar un hábitat viable para la
vida humana a largo plazo en el planeta. Pero ya volveremos sobre este tópico en las páginas que
siguen en la sección dedicada a la Alta Modernización.

140
Ver: George Caffentzis, 2005.

64
Cuadro No 2.
El Medio Oriente (M.O.) y la producción mundial de petróleo. (Millones de barriles por día).

Año M.O. Mundo Porcentaje mundial del M.O. (%)


1938 0.3 5.5 6
1950 1.7 10.4 16
1955 3.2 15.5 21
1960 5.2 21.1 25
1965 8.3 31.3 27
1970 13.8 47.3 29
1975 19.5 54.7 36
1980 18.5 61.6 30
1985 10.7 56.1 19
1990 17.9 66.7 27
Fuentes: Darmstadter et. al. (1971); BP Statistical Review (1975, 1985, 1991).

La Modernización Tardía es breve, y constituye casi sólo una fase transitoria rápida entre
la Modernización Neoclásica que hemos examinado antes, y la Alta Modernización (circa 1959-
1990). Sin embargo, posee importancia histórica, pues es la primera etapa de la Guerra Fría
(1945-1990), período en el cual emerge el socialismo de Estado liderado por la Unión Soviética y
sus satélites, y a los cuales se une en 1949 la China de Mao. El mundo se divide en dos bloques
globales y antagónicos, y las escaramuzas entre las dos potencias de la época –los EEUU y la
Unión Soviética- ocupan una buena parte de la atención mundial. Pero se da inicio a una
competencia económica, militar, científica y tecnológica entre los dos grandes rivales, y que
permite intensificar el proceso de modernización capitalista, que incorpora gran cantidad de
avances tecno-científicos a las manufacturas y otros aspectos del desarrollo capitalista.
Sin embargo, durante la Modernización Tardía, la llamada “edad de oro” o “los treinta
gloriosos” (porque tuvieron lugar entre 1945 y 1975) de la economía mundial, tuvo un despegue
relativamente lento, al menos en lo que se refiere a la economía capitalista, y sobre todo a la
economía específica de los EEUU. Esto es sorprendente, pues es una noción generalmente
aceptada y errónea, de que los EEUU de posguerra experimentaron un crecimiento económico
explosivo, sobre todo como fruto del auge económico que el Plan Marshall incentivó en Europa
Occidental, y debido también al resurgimiento de la economía japonesa bajo la ocupación
norteamericana. Otra noción igualmente popular y errada, es aquella que pretende que la Unión
Soviética tuvo siempre una economía estancada, inoperante y destinada al fracaso. Se confunde

65
una crítica –a nuestro parecer legítima- a los horrores del estalinismo y del socialismo de Estado
en ese país, con una visión negativa con respecto a todos los aspectos del sistema soviético.

Cuadro No. 3.
Estimaciones de tres fuentes sobre el crecimiento anual (promedios) del PNB de la URSS entre
1928-1985.
Años Fuente 1: Khanin.a Fuente 2: CIA.b Fuente 3: EUS.c
% crecimiento PNB. % crecimiento PNB. % crecimiento PNB.
1928-1941 2.9 5.8 13.9
1950s 6.9 6.0 10.1
1960s 4.2 5.2 7.1
1970s 2.0 3.7 5.3
1980-85 0.6 2.0 3.2
a
Fuente: Cuadro adaptado por el autor de Stanley Fischer, 1994: Cuadro 7.4. ( Theodore Khanin, 1994; b
Central de Inteligencia Americana, Countryfacts, 1997; c Estadísticas Unión Soviética).

Pero los datos económicos son porfiados, y es irracional intentar ignorarlos sólo porque
parecieran darle un poco de prestigio al socialismo de Estado, cuyo fracaso fue, a nuestro parecer,
mucho más trascendente y dañino para las propias ideas socialistas en todo el mundo, a causa de
la baja calidad de vida en general de la ciudadanía común y corriente,141 de la persecución
religiosa, de la destrucción sistemática de las minorías nacionales y étnicas, de la destrucción del
medio ambiente a una escala dantesca, de la brutalidad de la represión de todo pensamiento
disidente, de la falta de libertades reales, de la ausencia de una verdadera democracia, etc. Desde
mucho antes de la posguerra, la economía soviética venía creciendo a un ritmo bastante notable,
inclusive durante el período entre 1929-1939, en que la CIA, una entidad difícilmente favorable a
la URSS, registra un crecimiento del PNB del 5.8 % de promedio anual (Ver: Cuadro No. 3), en
que las economías capitalistas de los países industrializados, se arrastraban –con la sola
excepción de Alemania y Japón- apenas debido al estancamiento de la Gran Depresión I. (Ver:
Cuadro No. 4).

141
Al respecto ver el revelador estudio de indicadores biológicos de bienestar humano en la Unión Soviética de
Elizabeth Brainerd, 2002. Y como botón de muestra, que baste con el dato sobre mortalidad infantil en la URSS (el
más poderoso indicador del estado general de bienestar biológico de una determinada población humana), que nos
revela que en el año 1989 era de 17 infantes fallecidos antes de cumplir el primer año de vida por cada mil niños
nacidos a nivel urbano, y de 19 por cada mil a nivel rural. En ese mismo año la mortalidad infantil promedio de la
Europa Occidental era de 7 por cada mil niños nacidos en medio urbano, y de 8 en el medio rural. Es decir,
exactamente la mitad que en la Unión Soviética. Ver: Carlo A. Orsini y Pier Paolo Viazzo, 1997; Robert W. Fogel,
1994.

66
Cuadro No. 4.
Crecimiento del PNB y del consumo en la URSS, Europa-OCDE y EEUU entre 1950-1980.
Países/Regiones. URSS. Europa-OCDE. EEUU.
Años. 1950-80 1960-80 1970-80 1950-80 1970-80 1950-80 1970-80
Crecimiento anual % 3.3 3.1 2.1 3.3 2.3 1.9 2.0
PNB per-cápita.
Crecimiento anual % 3.7 3.2 2.6 3.2 2.6 2.1 2.3
consumo de los hogares
per-cápita.
Fuente: Adaptado por el autor de Elizabeth Brainerd, 2002: Cuadro No. 2.

Como podemos apreciar en el Cuadro No. 4, muestran una tasa de crecimiento del PNB
soviético bastante bueno de acuerdo con los estándares capitalistas entre 1929 y fines de los años
sesenta, especialmente si tomamos como referencia principal los datos de la CIA, que se
encuentran en un punto intermedio razonable entre la información de T. Khanin y las fuentes
oficiales de la URSS. En los setentas y en los ochentas el ritmo de crecimiento baja
considerablemente al llegar a su término los “treinta gloriosos”. Pero lo mismo ocurre con la
economía mundial, de modo que eso no debería sorprendernos en el caso particular de la URSS.
En el Cuadro No. 4, que nos presenta datos comparativos entre la URSS, Europa-OCDE y
los EEUU, podemos corroborar que el crecimiento económico de los dos primeros es más o
menos igual, pero ambos son superiores al norteamericano. Eso no deja de ser sorprendente, pero
lo más llamativo es que el crecimiento anual del consumo de los hogares soviéticos per-cápita, es
igual al de los países capitalistas avanzados de Europa-OCDE, y considerablemente superior al
de los EEUU en todos los períodos considerados en el cuadro. Y no es sino hasta el período
1980-1990, que tanto el crecimiento del PNB y del consumo de los hogares per-cápita de la
URSS disminuye sensiblemente,142 y queda rezagado con respecto a la Europa Occidental y los
EEUU.143 El resto ya es conocido: la economía soviética se estanca o crece muy poco, y la
carrera armamentista de la Guerra Fría se intensifica.144
El absurdo e inservible plan de Ronald Reagan,145 llamado “guerra de la estrellas”,146
supondría, en la mente de los estrategas militares norteamericanos, la creación de un sistema de

142
Ver: William Easterly and Stanley Fischer, 1994.
143
Ver: Ofer Gur, 1987.
144
Ver: F. Halliday, 1989.
145
Inservible desde el punto de vista estrictamente militar.

67
cohetes armados con rayos laser, y capaces de proteger en forma efectiva a los EEUU de un
eventual ataque intercontinental proveniente de la URSS, tuvo no obstante un efecto desastroso, y
posiblemente no intencional sobre la economía soviética.147 La enormidad del gasto militar
norteamericano llevó a los soviéticos a aumentar aún más su presupuesto militar a pesar de una
economía languideciente,148 lo que sumado a la onerosa –en dinero y vidas humanas- guerra en
Afganistán, llevó a la URSS al borde del colapso económico.149 El resto de la historia ya es
ampliamente conocida, y conduciría no sólo a la caída económica de la URSS, sino a su completa
disolución política y desmembramiento territorial en numerosas repúblicas nuevas, y muchas de
ellas antagónicas a Rusia.
Durante la Modernización Tardía hay una gran cantidad de conflictos sociales, pero de
una forma u otra, la mayoría de ellos se enmarcan dentro de la pugna sorda y constante entre la
URSS y los EEUU por la hegemonía global. En los países capitalistas desarrollados, comienza a
surgir una clase obrera en las principales ramas industriales que empieza a disfrutar de ciertas
prebendas socio-económicas y laborales nunca antes vistas en esas naciones. El “Estado
benefactor” se impone muy rápido en EEUU, Europa Occidental, Japón y en todas las otras
sociedades de capitalismo industrial desarrollado, mediante la aplicación de las principales
recetas económicas de John Maynard Keynes. Es producto de la prosperidad creciente de los
“treinta gloriosos”, y de la necesidad de contener la difusión del “comunismo” mediante un pacto
social entre el Estado, la clase capitalista, y la clase obrera que asciende en términos de nivel de
vida a una situación semejante a la de la clase media. Se producen así grandes mutaciones
estructurales en la sociedad de clases de los países capitalistas desarrollados en el período de

146
En abril de 1983, Ronal Reagan, el entonces president de los EEUU, propuso la llamada Iniciativa Estratégica
para la Defensa (Strategic Defense Initiative: SDI), y que sería conocida en los medios de comunicación como la
“guerra de las estrellas”.
147
Ver: David Pahl, 1987.
148
En la década de los setentas, la industria soviética, atrasada desde el punto de vista tecnológico, y con una
productividad inferior a de la mayoría incluso de las industrias en diversos países subesarrollados, dejó de ser un
factor importante de crecimiento económico, y no fue renovada en parte debido a que la Unión Soviética pasó a
depender cada vez más de los altos precios del petróleo a partir de 1973. Por otra parte, la agricultura soviética se
hizo cada vez menos productiva por la falta de nuevas inversiones y el deterioro ecológico que afectaba a le región d
el Caucaso, vital para la producción d egranos básicos, sobre todo trigo, y la Unión Soviética pasó a ser un
importador crónico y cada vez más dependiente de la compra de estos productos alimentarios esenciales en el
mercado internacional, pero sobre todo en EEUU y Argentina.
149
Ver: Paul Kengor, 2006.

68
posguerra,150 y esto facilita el auge de la socialdemocracia y del Estado benefactor, los que a su
vez, estimulan el desarrollo de la llamada “aristocracia obrera” y de la clase media en general.
Contrario a lo que Marx y Engels habían concluido en el Manifiesto Comunista, respecto
a una sociedad capitalista cada vez más polarizada entre un proletariado miserable y una pequeña
clase burguesa dominante, el capitalismo desarrollado evoluciona hacia una estructura de clases
con una amplia clase media y un proletariado que se beneficia considerablemente de la
prosperidad económica de los “treinta gloriosos”. No obstante, en 1863, Marx mismo había
comenzado a modificar sus conclusiones previas en algunos pasajes poco difundidos de su
ensayo Teoría de la plusvalía. Este ensayo era parte de una obra más amplia que tituló como Una
contribución a la crítica de la economía política, y en la cual planteaba que la desaparición de la
clase media, así como la consiguiente polarización creciente de clases, eran dos conclusiones que
necesitaban ser reconsideradas.
Pero Marx falleció antes de que tuviera oportunidad realmente de llevar a cabo esa
revisión de su propia teoría al respecto. Esto dejó un vacío enorme en la evolución futura de
quienes abrazaron sus ideas, muchas veces aceptándolas en sus formas más simplistas que a
menudo condujeron a un doctrinarismo dogmático, cuya máxima expresión sería el “marxismo
soviético”. Una extraña paradoja, pues Marx siempre fue enfático en que no estaba fundando una
“doctrina”, sino que estaba echando las bases para una ciencia de la sociedad y de su evolución
histórica, lo cual presupone, obviamente, la revisión crítica sistemática, como es natural en toda
teoría que se defina como científica. Pero no significa, sin embargo, que toda revisión necesaria
sea acertada. El revisionismo de Eduard Bernstein contenía algunas verdades en cuanto a la
crítica de la polarización de clases del Marx del Manifiesto Comunista, y que luego el desarrollo
mismo del capitalismo en los países del centro del sistema-mundo, demostraría que era una
revisión acertada. No obstante, la idea de que un mero reformismo gradualista podría facilitar
dentro del capitalismo la transición al socialismo al tiempo que se abandona toda aspiración real
de llegar a él, demostró ser fatal. En la actualidad, la socialdemocracia en casi todo el mundo ha
abandonado incluso estas ideas de gradualismo reformista, y ha promovido luego del fin de la
Guerra Fría, casi todos los dogmas neoliberales. Marx tenía razón, entonces, de considerar al

150
Ver: Jan Pukalski and Malcolm Waters, 1996.

69
lasallismo alemán, 151 precursor de las posturas de Bernstein,152 como el primer paso hacia la
claudicación final de la socialdemocracia ante el capitalismo. 153
Sin embargo, después del gran conflicto bélico de la Segunda Guerra Mundial, el
sindicalismo asociado a la socialdemocracia, sigue ganando terreno en todos los países
capitalistas desarrollados, y las huelgas y diversos conflictos laborales siguen sacudiendo la paz
interna de estos países entre 1945 y 1959.154 Pero no será sino hasta después del fin de la
Modernización Tardía (1959), en que estas sociedades serán sacudidas (sobre todo EEUU y
Europa Occidental) por nuevas formas de activismo político contestatario, y por una oleada de
oposición cultural que se expandió muy pronto por todo el mundo capitalista desarrollado, e
incluso a buena parte de la periferia del sistema al comenzar la década de los sesenta.155 Serían
formas novedosas de resistencia popular ante el auge del llamado “capitalismo tecnetrónico”,156
que proponía nuevos métodos de ingeniería social para promover sociedades funcionales, en el
sentido parsoniano del concepto,157 y para orientar toda la vida social y cultural hacia una suerte
de sopor conformista que facilitara que el consumismo se convirtiera en un credo secular
ineluctable. Pero la mayoría de estos nuevos movimientos sociales surgirían al terminar la fase de
la Modernización Tardía que estamos examinando, y volveremos a discutirlos más adelante.
A pesar de los indudables avances materiales del capitalismo desarrollado entre el período
de posguerra (1945 en adelante) hasta la Revolución Cubana, que como ya hemos explicado,
constituye el hito que a nuestro parecer pone término a la Modernización Tardía en 1959, la

151
Movimiento itelectual y político alemán con algunas ramificaciones al resto de Europa, inspirado en la labor y las
ideas de Ferdinand Lasalle (1825-1864), quien fue un abogado y socialista, y uno de los fundadores en 1863 de la
Asociación General de Trabajadores Alemanes y del Partido Obrero Socialista de Alemania. Su apoyo a Bismark
como posible unificador de todas las naciones germánicas en una sóla gran Alemania, sumado a sus posturas cada
vez más gradualistas y de compromiso entre sindicatos y la clase patronal, le granjearon la enemistad y la crítica de
Marx.
152
Ver: Eduard Berstein, 1893.
153
Ver: Rosemary Ashton, 1989.
154
Ver: Howard Zinn, 2003.
155
Ver: Mark Spritzler, 2003.
156
Un término acuñado por primera vez por Zbigniew Brzezinski en los setentas. Aunque no lo utilizamos en el
mismo sentido que Brzezinski, hay una idea central de sus planteamientos que nos parece acertada y que se condensa
en la siguiente cita:
La era tecnetrónica involucra el gradual surgimientode una sociedad más controlada. Tal sociedad sería
dominada por una elite, no limitada por valores tradicionales. Pronto sera possible imponer una vigilancia
casi continua sobre cada ciudadano y mantener expedientescompletos actualizados que contengan hasta
la información más personal de cada ciudadano. Estos expedientes estarán todo el tiempo a disposición de
las autoridades. Zbigniew Brzezinsky, 1970: 67. Traducción del autor.
157
Ver: Talcott Parsons, (1950) 1999.

70
influencia de las diversas ideas de izquierda en EEUU y Europa Occidental no deja de
aumentar.158 Pero hay escasos desarrollos ideológicos nuevos. Algunas corrientes menores
apuntan hacia cierta renovación de las ideas socialistas, pero son marginales, mientras que la
mayoría se identifica con una versión idealizada por la propaganda, del socialismo de Estado al
estilo de la URSS, o con las propuestas de la socialdemocracia del período de posguerra.
La socialdemocracia se torna una fuerza bastante poderosa en Europa occidental, pero
renuncia a cualquier identificación profunda con las ideas socialistas, promoviendo en cambio un
“capitalismo benefactor” característico de la posguerra.159 Este viraje de la socialdemocracia ya
había comenzado en los años treinta y cuarenta,160 pero se acentúa en la posguerra. A fines de los
años cuarenta, la socialdemocracia europea, se define a sí misma como una visión gradualista de
avance hacia formas más justas de vida social. La premisa central en la que se sostiene esta
perspectiva, es la creencia de que reformas sociales graduales y democráticas al capitalismo,
pueden tener éxito en crear eventualmente una economía socialista. A final de cuentas la
socialdemocracia termina ajustándose cada vez más a los imperativos del capitalismo, y no al
revés. 161
Los horrores del estalinismo en la URSS contribuyen no poco a estimular este
distanciamiento cada vez mayor con respecto a toda idea socialista, como si el socialismo de
Estado fuese realmente un sistema socialista, y no simplemente otra modalidad de tiranía de las
pequeñas elites del poder sobre la gran ciudadanía, pero disfrazada, en este caso, bajo una
retórica seudo-igualitaria y una ideología oficial que la hacía pasar por genuino “socialismo”.
Luego, a pesar de la denuncias del estalinismo durante la era de Nikita Jrushchov, 162 163 la URSS

158
Ver: Michael Harrington, 1989.
159
Ver: Sheri Berman, 2006.
160
Viraje que se inspira en gran medidad de las ideas claves del socialista reformista alemán con formado en el
trabajo de Marx, Edward M. Bernstein, quien ya a fines del siglo XIX había criticado a Marx por sus posturas con
respecto a la evolución posible del capitalismo hacia una sociedad cada vez más polarizada, proponiendo, en cambio,
la posibilidade de efectuar reformas socialistas dentro del capitalismo. La revolución Rusa, la Gran Depresión I
(1929-1939), el ascenso del fascismo en Alemania, y la Segunda Guerra Mundial retrasarían el triunfo eventual de la
socialdemocracia, que se produce de manera bastante general en Europa occidental en el perído de posguerra. Ver: S.
Ramaswamy and Subrata Mukherjee, 1989.
161
Ver: Steve Bastow and James Martin, 2003.
162
Fue Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética entre 1953 y 1964, y Presidente del Consejo
de Ministros, de 1958 a 1964.
163
Nikita Jrushchov, quien fuera discípulo de Stalin y partícipe en muchas de sus purgas y persecuaciones, procedió,
sin embargo, a una denuncia de los crímenes de quien fuese su mentor político, durante el XX Congreso del Partido
Comunista de la URSS el 14 de febrero de 1956. Ver: William Taubman, 2003.

71
siguió siendo un sistema elitista con pocas ventajas para el grueso de la población, pero aun así,
aunque parezca increíble, superior como calidad de vida en muchos aspectos, a lo que es hoy la
Rusia neoliberal post-soviética.164
Entre 1950 y 1953, estalla la guerra en la Península de Corea, en que las dos potencias
mayores, EEUU y la URSS, se enfrentan a través de Corea del sur apoyada por los primeros, y
Corea del norte, apoyada por China y la Unión Soviética. Luego de tres años de conflicto agudo,
se llega a un acuerdo de paz con una división más o menos simétrica de la península, y con una
zona desmilitarizada en el paralelo 38. Es una guerra sangrienta en la que tropas de EEUU (que
provee el 88% del contingente de veinte países que intervienen en apoyo a Corea del sur) y de
China a favor de Corea del norte, se enfrentan a menudo, llevando a veces el conflicto al borde de
una Tercera Guerra Mundial. Pero será el modelo que seguirán numerosos conflictos bélicos en la
periferia del sistema-mundo durante la Guerra Fría.165
En 1954 se inicia la revolución argelina que llevará a la independencia de Argelia en
1962, cuando finalmente el General De Gaulle admite la derrota inevitable del colonialismo
francés en el norte de África. En este conflicto no intervendrían de manera muy ostensible los
EEUU y la Unión Soviética, aunque no es difícil imaginar de qué lado del conflicto argelino se
inclinaba cada una de estas potencias. 166 Las bajas entre civiles y soldados de ambos bandos, se
estiman entre 400.000 y 1.500.000 muertos.167 Y aunque no estalla un conflicto total entre las dos
potencias protagonistas de la Guerra Fría, la paz de la posguerra se tiñe de sangre en muchos
países del Tercer Mundo.168
En el mismo año en que se inicia la guerra de la independencia en Argelia, el Viet Min,
una coalición de fuerzas patrióticas vietnamitas lideradas por Ho Chi Minh, y que se habían
insurreccionado contra el colonialismo francés en el sudeste asiático a partir de 1941, derrota al
grueso del ejército aliado franco-vietnamita, en la famosa batalla de Dien Bien Phu.169
Eventualmente, el fracaso militar del colonialismo francés y su dramática derrota en Dien Bien
Phu, llevará más tarde a una intervención de los EEUU en Viet Nam, 170 utilizando como pretexto

164
Ver: Stephen J. Collier, 2011.
165
Ver: Philip West, Steven I. Levine and Jackie Hiltz, 1998.
166
Ver: Alistair Horne, 1978; Martin Windrow, 1997.
167
Ver: Ives Benot, 1994.
168
Ver: John Lewis Gaddis, 1972.
169
Ver: Bernard B. Fall, 1967.
170
Ver: Ted Morgan, 2010.

72
el montaje conocido como el “incidente en el Golfo de Tonquin”. 171 El colonialismo francés se
derrumba al ritmo que ambas potencias imperialistas –EEUU y la URSS- se encuentran trenzadas
en un conflicto cada vez más intenso, sordo y mal disimulado. Muy rápido luego de la Segunda
Guerra Mundial, la división del mundo que las dos potencias de la Guerra Fría acordaron entre el
4 y el 11 de febrero de 1945 en Yalta-Crimea,172 poco antes del fin de la Segunda Guerra
Mundial. Una vez terminada la guerra, ambas potencias principales extienden su poder a nivel
global, y compiten sobre todo por el control del Tercer Mundo que se convierte en el escenario de
las confrontaciones más calientes de la Guerra Fría.
Los sucesos que tuvieron lugar en Irán en el año 1953, ponen también de manifiesto la
determinación tanto de EEUU como de la URSS, de luchar con ferocidad y utilizando a veces
cualquier medio, para competir por ganar mayor poder global, y expandir sus áreas iniciales de
influencia a todo el planeta. En 1951 fue democráticamente electo (una de las pocas elecciones
democráticas en la historia del Medio Oriente durante el período de la Guerra Fría) como Primer
Ministro de Irán el prestigioso abogado y político Mohammad Mosaddegh. Su gobierno
implementó un amplio programa de reformas progresistas que incluían iniciativas tales como la

171
En realidad fueron dos incidentes en el Golfo de Tonquín durante el año de 1964. El primero fue una escaramuza
real entre cuatro lanchas torpederas nor-vietnamitas y el destructor norteamerica Maddox. En el intercambio de
fuego los pequeños navíos de Viet-Nam del norte fueron dañados y cuatro marineros de ese país murieron, mientras
el barco de los EEUU resultó con algunos daños secundarios, al igual que un avión F-8 de combate; pero no hubieron
bajas norteamericanas. El segundo incidente ocurrió dos días después, el 4 de agosto de 1964, y fue en realidad un
montaje del Pentágono norteamericano, en que supuestamente se avistaron por radar varios barcos de nor-vietnam
avanzando en forma amenazadora hacia la flota de los EEUU estacionada en el Golfo de Tonquin. Tiempo después
los EEUU admitieron que habían sido “imágenes fantasmas” en sus radares, y no verdaderos navíos nor-vietnamitas.
De todos modos, el Presidente de los EEUU, Lyndon B. Johnson utilizó esos incidentes manufacturados de manera
muy conveniente por la inteligencia norteamericana, e invocó poderes especiales al congreso de su país, los que le
fueron concedidos de inmediato. Y así, de este modo tan poco edificante, EEUU entró al futuro teatro de guerra en
Viet-Nam con tropas regulares norteamericanas. Todo parecía indicar según las fuentes de inteligencia militar
norteamericanas, que la intervención en Viet-Nam sería breve y que conduciría a una derrota decisiva del ejército
campesino nor-vietnamita. Pero todos estos cálculos tan optimistas como precipitados resulatron erróneos, dando
origen así la intervención norteamericana a una de las guerras más cruentas y prolongadas de la segunda mitad del
siglo XX. Ver: Daniel Ellsberg, 2002.
172
La reunión estuvo orquestada y protagonizada por Churchill, Roosevelt y Stalin en el antiguo Palacio Imperial de
Yalta, en Ucrania. En ella, los tres hombres más poderosos del mundo en aquel entonces (Hitler y sus secuaces
estaban en franco declive y faltaba poco para su derrota final), se reunieron para decidir la forma como se dividirían
en zonas de influencia el mundo entre los EEUU, Inglaterra, Francia y la URSS al terminar la Segunda Guerra
Mundial. En Yalta se decidió que Alemania sería dividida en dos áreas: una bajo control de EEUU y sus aliados
europeos, y la otra bajo el dominio de la URSS. Surgieron discrepancias respecto al futuro de Polonia, pero el avance
arrolador del Ejército Rojo soviético en los últimos meses de la guerra, dirimió por la vía de los hechos consumados
este asunto tan contencioso. Pero quedaron numerosas áreas grises y sin una distribución clara dentro de las zonas de
influencia que las grandes potencias se habían asignado en Yalta, y fue en esa amplian franja ambigua donde se
libraron las confrontaciones más encarnizadas entre EEUU y la URSS, pero a través de sus respectivos aliados tercer
mundistas. Ver: Diane Clemens Shavers, 1970.

73
reforma agraria, seguridad social, impuestos más elevados a los terratenientes y grandes
propietarios de suelos urbanos, educación laica, etc. Sin embargo, la medida más controvertida y
que acarreó su caída, fue la nacionalización de la industria petrolera en manos de capitales
privados británicos desde 1913, cuando la compañía Anglo-Persian Oil Company
(APOC/AIOC)173 adquirió los derechos de explotación del petróleo iraní por una bagatela. Luego
de desatar una de las primeras operaciones encubiertas (covert operations)174 para crear caos,
turbulencia, sabotaje, y conflicto destinados a desestabilizar al gobierno nacionalista de
Mosaddegh, el Primer Ministro fue derrocado por un golpe de Estado el 19 de agosto de 1953. Es
un hecho ya del dominio público que el putsch fue planeado, organizado e implementado por la
CIA norteamericana en estrecha colaboración con el MI6 de la inteligencia británica. Al día
siguiente del golpe, el general iraní Fazlollah Zahedi, fue impuesto por estos dos poderes
imperiales y coloniales para suceder al depuesto Primer Ministro, Mohammad Mosaddegh.175
Como tantos otros líderes patrióticos elegidos en forma democrática en el Tercer Mundo y
cuyas políticas los llevaron a una confrontación con poderes imperiales y colonialistas durante los
años de posguerra y a lo largo de toda la Guerra Fría, Mohammad Mosaddegh tuvo un destino
aciago luego de su caída.176 Fue encarcelado durante tres años, y luego fue confinado a arresto
domiciliario por el resto de su vida. En estas condiciones falleció Mossadegh en 1967.
En otra parte del mundo, en América Latina, históricamente considerada como el “patio
trasero” de la política exterior y de los intereses imperiales de los EEUU, un presidente
nacionalista y progresista llega al poder en Guatemala el 15 de marzo de 1951, en elecciones
igualmente democráticas que aquellas que llevaron a Mossadegh a convertirse en Primer Ministro
de Irán en el mismo año.
Hay entre estos dos eventos una suerte de simetría fatídica. Son fenómenos coincidentes
en muchos aspectos fundamentales, y que iluminan todo el escenario político y social de un
Tercer Mundo que intenta recuperar en forma democrática su soberanía, lanzar proyectos de
desarrollo nacional independiente utilizando recursos naturales estratégicos, y generando a nivel
doméstico, movilidad social ascendente para sectores sociales históricamente postergados y

173
Y que en los años sesenta del siglo XX se convertiría en la British Petroleum (BP). Ver: James H. Bamberg,
2000.
174
Mismas que serían luego el modus-operandi favorito de la inteligencia norteamericana durante la Guerra Fría.
Ver: David Halberstam, 1993.
175
Ver: Mark J. Gasiorowski and Malcolm Byrne, 2004.
176
Ver: Stephen Kinzer, 2006.

74
oprimidos, y que sucumbe ante poderes fácticos internacionales que desean mantener las
estructuras del sistema-mundo dentro de un cierto esquema de poder global. Lo sucedido en Irán
y en Guatemala, pone de manifiesto la resistencia que emerge desde la periferia del sistema-
mundo antes las nuevas modalidades de modernización capitalista, así como al tipo de
globalización que impera en el período de posguerra.177
Lo que señaló la caída de Mossadegh fue la nacionalización del petróleo, y lo que
provocaría la acción armada en contra de Jacobo Arbenz, sería su intento por llevar a cabo una
reforma agraria que permitiera limitar el latifundio, y distribuir tierras a las comunidades
campesinas e indígenas, para que estas pudieran desarrollarse más allá de lo que les permitía el
confinamiento de su producción agraria dentro del minifundio. La manzana de la discordia sería
el Decreto 900 que otorgaba poderes especiales para expropiar las tierras ociosas de los grandes
latifundios, y redistribuir esa tierra entre nuevos propietarios campesinos. La medida gozaba de
gran popularidad, excepto entre la clase terrateniente, los sectores más conservadores de la Iglesia
Católica y, por supuesto, la compañía norteamericana United Fruit Company, que dominaba la
producción agraria comercial en casi toda Centroamérica.
La CIA entró de inmediato en acción, organizando un complot según el cual el gobierno
de Arbenz era “comunista”, ya que se encontraba asociado al Partido Comunista de Guatemala, y
además, estaba recibiendo armas soviéticas. En febrero de 1954, la CIA plantó numerosas armas
soviéticas en la costa de Nicaragua, señalando al ser estas “descubiertas”, que iban destinadas a
Guatemala.178 Luego, la CIA compra en forma encubierta a Checoslovaquia un arsenal de armas
alemanas viejas de la Segunda Guerra Mundial, las embarca en el navío sueco Alfhem y las hace
llegar a Guatemala, en donde son misteriosamente descubiertas por agentes aduanales instruidos
de antemano. Según los EEUU, eso ponía al “descubierto” los vínculos secretos entre el gobierno
de Arbenz y la Unión Soviética, y adicionalmente “probaba” que el primero estaba planeando a
espaldas del pueblo guatemalteco, la imposición de una “dictadura comunista”.179
Pero la causa principal de la irritación del gobierno de Dwight Eisenhower de los EEUU,
es el intento por parte del gobierno de Arbenz de expropiar las tierras ociosas de la United Fruit

177
Ver: John Lewis Gaddis, 1997.
178
Esta operación encubierta sería conocida como Operation Washtub. Ver: Stephen C. Schlesinger and Stephen
Kinzer, 1990.
179
Ver: Nick Piero Gleijeses, 1991.

75
Company, 180 e indemnizar a esta de acuerdo con el valor con que la propia compañía
norteamericana había tasado en sus libros de contabilidad esos predios.181
A mediados de 1954, el teniente coronel y exiliado guatemalteco Carlos Castillo Armas,
inicia una invasión de su propio país el 18 de junio desde Honduras. La invasión se realizó a
través de cinco puntos diferentes de la frontera entre ambos países, y el contingente total de
Castillo Armas no superaba los quinientos hombres pertrechados por los EEUU. Fueron
precedidos en su avance por un grupo de saboteadores profesionales adiestrados también por los
EEUU, y que fueron destruyendo puentes, cortando líneas de telégrafo y volando otras obras de
infraestructura, para impedir un contra ataque de las fuerzas de Arbenz, y para que no llegaran
noticias claras a Ciudad de Guatemala que indicaran que las fuerzas invasoras eran en realidad
bastante exiguas. Además, cuatro aviones de guerra norteamericanos apoyaron a las fuerzas
invasoras, y mediante emisiones radiales desde Honduras la CIA pudo crear la falsa impresión de
que Castillo Armas dirigía un ejército de considerables dimensiones. De todos modos, Arbenz no
tuvo mayor apoyo del resto del ejército guatemalteco, y fue derrocado el 27 de junio de 1954,
apenas nueve días después de que Castillo Armas iniciara la invasión. 182
Al igual que Mossadegh en Irán, el depuesto mandatario guatemalteco sufrió una serie de
humillaciones innecesarias luego de su derrocamiento. Las nuevas autoridades guatemaltecas lo
obligaron a desnudarse en el aeropuerto antes de partir al exilio, y le hicieron fotografías que
luego se dieron a conocer en forma pública. Era el escarnio personal que esperaba a todos
aquellos líderes tercermundistas que se atrevieran a desafiar el nuevo orden de cosas imperantes a
nivel global en la posguerra. Arbenz murió después en el exilio en México en 1971. Castillo
Armas por su parte se convirtió en un tirano: disolvió el parlamento guatemalteco, revocó la muy
progresista Constitución de 1945, anuló la reforma agraria, amordazó la prensa, persiguió a todos
los intelectuales y estudiantes disidentes, y finalmente fue asesinado en 1957 por un soldado de
su propia guardia personal.
La colusión muy estrecha entre la Anglo-Persian Oil Company y los servicios de
inteligencia británicos y norteamericanos que permitieron el derrocamiento de Mossadegh en

180
Un dato muy significativo y relativamente poco conocido, es que el Director de la CIA en la época de Arbenz,
Allen Dulles, era un abogado que aún se encontraba en la nómina de pago de la United Fruit Company. Ver: John
Lewis Gaddis, 1997.
181
Ver: Stephen G. Rabe, 2003.
182
Ver: Steve Striffler and Mark Moberg, 2003.

76
Irán, constituyeron un modelo de intervención imperialista y de operaciones encubiertas, casi
idéntico al seguido en Guatemala entre la CIA y la United Fruit Company para acabar con el
gobierno progresista de Jacobo Arbenz.183
Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, el triunfal Ejército Rojo soviético ocupó
casi toda la Europa del este (incluyendo, además, la mitad de Alemania y de Berlín), que luego
quedaría en la zona de influencia de la URSS al acordarse en Yalta, la división de buena parte del
mundo entre los dos poderes imperiales que protagonizarían durante poco menos de medio siglo
la Guerra Fría.
Entre los numerosos países de la Europa del este que quedaron en la órbita soviética y
luego se convirtieron en sus satélites, con los respectivos partidos comunistas al mando de cada
Estado, se encontraba Hungría.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno húngaro de la época se alió con el eje
nazi-fascista junto con Alemania, Italia, Bulgaria y Rumania. Incluso en la primavera de 1941,
tropas húngaras participaron en la invasión de Yugoeslavia y de la URSS. En 1944 los ejércitos
nazis y sus aliados comenzaron a retroceder en la URSS luego de fracasar en tomar Stalingrado,
Leningrado y haberse detenido a las afueras de Moscú. El Ejército Rojo estaba a punto de invadir
Hungría a fines de 1944, cuando el gobierno de ese país decidió iniciar negociaciones de paz con
los aliados occidentales. Pero fue demasiado tarde, pues los alemanes ocuparon Hungría y junto
con el ejército de ese país, prepararon la defensa ante la inminente ofensiva soviética. El Ejército
Rojo derrotó a ambas fuerzas y ocuparon Hungría en 1945, asegurándose así que este país
quedara firmemente en la órbita soviética.
Pero el proceso posterior de control de la URSS sobre Hungría, fue un poco más tortuoso
que en los otros países satélites de la Europa del este. Aún bajo ocupación soviética directa, los
húngaros celebraron elecciones parlamentarias en noviembre de 1945, tal y como Stalin se había
comprometido a hacer al firmar el Acuerdo de Yalta pocos meses antes. El Partido Independiente
de los Pequeños Propietarios (PIPP)184 ganó esas elecciones en forma apabullante,185 y eligieron

183
De acuerdo con uno de los gerentes de la United Fruit Company, Thomas McCann, cuando la CIA lanzó en 1954
la Operación Éxito (Operation Success), la "United Fruit estaba involucrada a cada nivel del complot”. Desde la
vecina Honduras, el Embajador de EEUU en ese país, Thomas Willauer, dirigió personalmente los bombardeos en
Guatemala por parte de aviones norteamericanos. En reuniones corporativas de la United Fruit Company, McCann se
enteró de que la CIA embarcó armas a las tropas de Castillo Armas, utilizando para ello los propios botes de la
empresa bananera norteamericana. Ver: Richard H. Immerman, 1983.
184
Fundado en 1908. En 1910 participó en elecciones generales y no obtuvo ningún escaño.

77
al nuevo Primer Ministro para gobernar en coalición con el Partido Agrario y el Partido Cívico.
Al verse en una minoría bastante notoria, el Partido Comunista formó también una coalición más
amplia de partidos opuestos al nuevo gobierno, definido por ellos como reaccionario. Sin
embargo, aun así el PIPP mantuvo control del parlamento y del puesto de Primer Ministro hasta
1947. Entre 1945 y 1946, Zoltan Tildy fungió como Primer Ministro, para ser sustituido en 1946
por Ferenc Nagy de su mismo partido, y en 1947 este último fue remplazado por Lajos Dynnies,
también un miembro destacado del PIPP.
Pero en 1946 y 1947 afloraron documentos y pruebas que en algunos casos pueden haber
sido genuinas, y en otros, falsificadas, y que mostraban la asociación que muchos de los
parlamentarios del PIPP habían tenido con el previo régimen pro-nazi de Hungría durante los
años de la guerra. Numerosos miembros del PIPP renunciaron a sus puestos en el gobierno y en
el parlamento; algunos abandonaron el país rumbo al exilio, y otros fueron arrestados por la
Policía de Seguridad Estatal (Államvédelmi Hatóság), que dependía del Ministerio del Interior, y
que estaba bajo control del Partido Comunista. Lo demás es una historia de sórdidas intrigas
mediante las cuales el Partido Comunista Húngaro va recortando poco a poco la influencia del
PIPP, que sin duda albergaba gran número de elementos de dudosos antecedentes políticos, pero
que será evacuado del poder mediante argucias y maniobras muy propias del estalinismo. Las
distancias éticas e ideológicas entre el estalinismo triunfante y los postulados del marxismo
clásico, se tornan cada día más amplias. 186
En 1949 ya el Partido de los Trabajadores de Hungría –y que era el producto de la fusión
del Partido Comunista y el Partido Socialdemócrata- controlaba todo el poder en el país. 187 Había
ganado en forma holgada las elecciones generales, y aunque hay detractores que pretenden que
ese triunfo fue un fraude, nunca se ha podido demostrar en forma fehaciente. Lo cierto es que es
muy posible que la reforma agraria y otras medidas de beneficio popular lanzadas por iniciativa
de los comunistas, les hayan granjeado un apoyo electoral y político momentáneo, y que luego
las prácticas represivas y las medidas económicas erróneas que caracterizaron al nuevo sistema
en Hungría, al igual que en todos esos regímenes con socialismo de Estado, hayan acabado por

185
El PIPP obtuvo el 57% de los votos en las elecciones parlamentarias de noviembre de 1945, contra el 17% del
Partido Comunista Húngaro. De esta forma el PIPP designó a su lider Zoltán Tildy como Primer Ministro de
Hungría. Ver: Michael Korda, 2006.
186
Ver: Miguel Baraona, 2007; Raya Dunayevskaya, (1957) 1999.
187
Ver: M. Laar, 2009.

78
generar un enorme malestar colectivo subterráneo que se fue acumulando hasta que estalló en la
revuelta de 1956. Pero en ese mismo año de 1949, el país fue rebautizado como la República
Popular de Hungría, y se firmó además un tratado de mutua asistencia con la URSS, que
convertía al Ejército Rojo aún presente, en un invitado permanente.188
El libreto que los comunistas húngaros siguieron en su país, se ajustaba al pie de la letra al
programa de estatización a ultranza que ya se había implementado en la Unión Soviética, aunado
a un proceso de centralización política que conducía de manera inevitable a una tiranía ejercida
por una nueva clase dominante que se estaba forjando en los niveles más altos del Estado y del
Partido de los Trabajadores de Hungría. Era la materialización plena de lo que ni el mismo
Trotsky y otros críticos acerbos del camino seguido por la URSS bajo Stalin se atrevieron a
aceptar:189 la creación de un nuevo modelo de dominación de clases, en que una minoría
privilegiada detenta todo el poder político, armado y económico, y oprime y explota a una gran
mayoría de trabajadores reducidos a una suerte de conscripción laboral forzada.
En la actualidad se ha hecho popular la noción de que fue el fracaso económico-
estructural debido al modelo estatizante a ultranza adoptado por los comunistas húngaros
siguiendo el ejemplo soviético, lo que condujo a la hiperinflación, la baja productividad, el
desempleo encubierto, el estancamiento del agro, la falta de viviendas, etc.190 Pero aún
admitiendo que el modelo estatizante a ultranza de la Unión Soviética a la larga generó resultados
económicos decepcionantes, lo cierto es que en el período inmediato de posguerra, la economía
de la URSS creció en forma consistente, e incluso más que la de los principales países capitalistas
(Ver: Cuadro No. 3 y Cuadro No. 4.), y nos sólo en términos del PNB, sino incluso en el
consumo per-cápita de los hogares. Y por ello resulta dudoso que esas hayan sido las causas
principales del desempeño lamentable de la economía húngara entre 1946 y 1956, año este último
en que se desata la revuelta popular en contra del orden establecido.
Pienso más bien que las causas fundamentales de la crisis económica húngara entre 1946
y 1956 fueron: 1. La terrible desarticulación de la sociedad húngara, sobre todo a partir de 1947,
debido a la ampliación e intensificación de la represión estalinista; 2. Las reparaciones de guerra
que el país debía pagar; 3. El costo de sostener y alimentar a cuatro divisiones soviéticas enteras

188
Ver: Charles Gati, 2006.
189
Respecto a las fatales trepidaciones de Trotzky en el exilio sobre este tema, ver: Isaac Deutscher, 1963.
190
Ver: Victor Sebestyen, 2006.

79
en su territorios; 4. La destrucción de la producción agraria mediante políticas erradas de
colectivización compulsiva.
Aún para los muy bajos estándares morales del estalinismo en los países satélites de
Europa del este, la cacería de brujas en Hungría destaca por su implacable brutalidad. Y aunque
es cierto que había una gran cantidad de elementos del antiguo régimen pro-nazi, o ligados a él
que actuaban en forma solapada después de la guerra, y que eran apoyados financieramente por la
oligarquía terrateniente y la burguesía urbana, la represión estalinista no se detuvo en ellos, sino
que al poco tiempo abarcó a intelectuales y estudiantes disidentes (muchos de ellos progresistas
que habían resistido al nazi-fascismo), campesinos descontentos con la intervención de
burócratas estatales en el manejo de sus tierras, líderes obreros que también veían como con cada
día que pasaba, los sindicatos industriales perdían autonomía frente a los nuevos poderes, etc.
Stalin tenía especial encono contra Hungría, pues junto con Rumania y Bulgaria eran los únicos
países de la Europa del Este que se habían alineado con el eje nazi-fascista. Pero la gran
diferencia entre Hungría y esos otros dos países, residía en que el contingente de soldados
húngaros que había participado en la invasión a la URSS,191 era bastante considerable.192
Además, aún Stalin recordaba la caída del régimen comunista de Bela Kun,193 quien llegó
brevemente al poder durante cuatro meses en Hungría luego de una revolución exitosa, y que
luego fuera aplastado de manera brutal por una contra-revolución194 que llevó a un período de
terror anti-comunista y anti-semita casi sin parangón hasta entonces en Europa.195 Las cuentas de
Hungría a saldar con Stalin eran voluminosas, y este último se encargó de cobrar cada una de
ellas con creces.
Hacia 1949, los comunistas húngaros eran percibidos en la órbita soviética de países de la
Europa del este, como los más serviles a Moscú, y como los más feroces en la aplicación del
modelo represivo estalinista en su país. La mayor parte de la clase obrera y de los pequeños y

191
Sólo en la famosa Batalla de Voronesh, por el control de Stalingrado, se estima que el 2º Ejército Húngaro perdió
alrededor de 100.000 hombres, cuando la contra-ofensiva del Ejército Rojo destrozó a las fuerzas húngaras y
alemanas que estaban allí manteniendo el cerco a esa ciudad. Ver: Dr. Nigel Thomas y Laszlo Pal Szabo, 2008.
192
Ver: C. D. Eby, 2007.
193
Ver: György Borsányi, 1993.
194
Apoyada por una invasión de tropas Rumanas que aniquilaron a miles de comunistas húngaros, y saquearon el
país de manera insaciable. Ver: Louise Chipley Slavicek, 2010.
195
Los elementos de la ultra-derecha húngara que apoyaban al Regente reaccionario austro-húngaro Miklós Horthy,
instalado en el poder por la contra-revolución y por la Entente, se dedicaron con especial inquina a la persecución de
la población judía, a la que percibían como enteramente “comunista”. Ver: Dan Diner, 2008.

80
medianos productores del campo en Hungría, habían sido ya brutalmente perseguidos y abusados
de muchas maneras por el régimen autoritario y pro-fascista entre 1920 y 1944,196 dirigido por el
ex-almirante austro-húngaro y Regente Miklós Horthy,197 y hervían de deseos de ajustar cuentas
con los miembros del antiguo régimen, y acabar con la oligarquía terrateniente en el campo y con
la burguesía en las principales ciudades. Por ello, al principio, los comunistas húngaros crecieron
en apoyo popular y tuvieron un cierto éxito electoral -y es muy posible que su victoria electoral
de 1949 haya sido legítima y no un fraude como concluyen hoy muchos críticos de derecha. Pero
esas simpatías de los trabajadores húngaros del campo y la ciudad hacia el nuevo régimen
comunista no durarían mucho.
Entre los numerosos arreglos que Stalin hizo con los EEUU y Gran Bretaña en Yalta y en
otros tratados posteriores, los países que fueran categorizados como naciones parte del eje nazi-
fascista, deberían pagar reparaciones de guerra propias de los vencidos en la Segunda Guerra
Mundial. A partir de 1948, los comunistas húngaros hicieron todo lo posible por complacer a
Stalin, y aparte de aplicar sus mismos métodos represivos en mayor escala y con mayor
intensidad que en ningún otro país de la Europa del este,198 se esmeraron en estrujar a los
trabajadores al límite de la sobrevivencia económica y física, para extraer de ellos la plusvalía
necesaria para pagar las infames reparaciones de guerra por el Tratado de París.199 Así, aunado a
la represión, 200 los estalinistas mantuvieron muy bajos los niveles de vida de todos los
trabajadores en Hungría, abonando de este modo sin querer, el terreno para la revuelta popular de

196
Ver: Thomas Sakmyster, 2000.
197
Y luego, entre 1944 y 1945, por los propios nazis alemanes que invadieron Hungría y depusieron a Miklós
Horthy, enviando luego a cientos de miles de judíos húngaros (500.000) y a gitanos (30.000) a los campos de
exterminio (principalmente Auschwitz). Ver: Randolph L. Braham, 2002.
198
Aparte de eliminar a los elementos reaccionarios todavía muy activos en Hungría, los comunistas húngaros
procedieron a grandes purgas de combatientes anti-fascistas, muchos de los cuáles eran comunistas, pero con una
mentalidad demasiado independiente para el gusto de Moscú, o críticos del estalinismo. Siguiendo el liderazgo de
uno de los estalinistas más fieles a Moscú, Mátyás Rákosi (Secretario General del comunismo húngaro entre 1945-
1956, originalmente llamado: Mátyás Rosenfeld), el Partido Comunista (luego rebautizado como Partido de los
Trabajadores de Hungría) húngaro procedió a fenomenales purgas. Se estima que sólo entre 1952 y 1956, 1.136.434
personas fueron sometidas a juicio, de los cuales cerca de la mitad terminó cumpliendo sentencias en cárceles y en
campos de trabajo forzado, donde muchos murieron de inanición, enfermedades y exceso de labores, en jornadas
obligatorias que duraban hasta catorce horas diarias. Ver: Peter Fryer, 1986.
199
El Tratado de París, firmado el 10 de febrero de 1947, obligaba a Hungría a pagar 200 millones de dólares en
reparaciones de Guerra a la URSS, 50 millones de dólares a Checoslovaquia, y 50 milliones de dólares a
Yugoeslavia. Además, se estipuló que Hungría tendría que cederle una parte de su territorio a Checoslovaquia, lo que
la dejaba con un territorio aún menor que el que obtuviera con el Tratado de Trianón.
200
Es importante notar que la policía secreta (AVH) del nuevo régimen estalinista en Hungría, estaba formada en sus
comienzos por una mayoría de agentes policiales del antiguo régimen fascista de Horthy. Ver: Peter Fryer, 1986.

81
1956. Además, la colectivización forzada del agro, y que ponía este último bajo el control de
burócratas y apparatchiks del Partido Comunista, causó una merma considerable en la
producción de alimentos, y redujo el área de cultivos en un 10% entre 1946 y 1956.201 A estos
factores que gravitaban en forma tan negativa en las posibilidades de que la economía de Hungría
se levantara, fueron parte del fermento de las revueltas que se iniciarían hacia fines de 1956.202
Después de la muerte de Stalin en 1953, y sobre todo después del discurso de Jruschev
criticando al estalinismo durante el XXo Congreso del Partido Comunista de la URSS en la
primavera de 1956,203 el movimiento obrero y los intelectuales disidentes comenzaron a abrigar
esperanzas de cambios profundos en toda la órbita soviética. La determinación de oponerse al
nuevo sistema de dominación de clases mediante el cual los apparatchiks estalinistas se habían
ido transformando en una nueva elite del poder y del dinero -o en otras palabras, en una suerte de
burguesía burocrático-estatal - se hizo más patente.204
En 1953, una parte significativa de los obreros alemanes del este habían lanzado una
huelga que terminó en una revuelta popular más amplia que sería sofocada. Pero aun así, este
acontecimiento insólito, pareció señalar el comienzo de una nueva era de resistencia de los
trabajadores en Europa del este, contra la explotación y la opresión impuesta por la emergente

201
Ver: Stephen R. Burant, 1989.
202
A esos factores económicos negarivos, habría que agregar el hecho de que cuando los ejércitos nazis comenzaron
su retirada de Hungría ante el avance incontenible del Ejército Rojo en 1945, destruyeron carreteras, puentes,
hospitales, reservas de alimentos, y quemaron fábricas y campos cultivados en un intento desesperado por ralentizar
la ofensiva sovietica. Por su parte, las tropas soviéticas saqueron también todo lo que pudieron para garantizar el
avituallamiento de sus hombres, dejando así a Hungría doblemente destruída a fines de la Segunda Guerra Mundial.
Ver: Ronald Zweig, 2002.
203
Discurso que primero fue secreto, y luego se difundió muy ampliamente.
204
Al respecto es valioso aún hoy releer el libro de Milovan Djilas sobre la transformación del estalinismo
burocrático y represivo de los primeros años luego de la toma del poder, en un nuevo sistema de dominación de
clases, fundado en ese híbrido, que a falta de mejor denominación, se ha bautizado con el oxímoron de “socialismo
de Estado”, y que sin dudas no tiene absolutamente nada que ver con lo que Marx y Engels -y muchos otros
luchadores y pensadores- concibieron teóricamente como socialismo en el siglo XIX. El análisis de Djilas es
valioso, en la medida que es un pensador marxista crítico, y que vivió de cerca y en forma personal, el proceso de
metamorfosis de la dominación burocrática ambigua de fines de los años cuarenta, en una dominación de clases
abierta por parte de una nueva clase elitista y opresora en Yugoslavia durante los años cincuenta. A diferencia de la
crítica a medias de Trotzky, quien no se atreve a admitir la naturaleza profunda de los nuevos regímenes
autodenominados “comunistas” en La URSS y los países de la Europa del Eeste, Djilas no trepida en llegar hasta el
duro y amargo fondo del asunto. A veces la crítica y el penetrante análisis de Djilas ha sido utilizado como una
crítica reaccionaria a todo ideal socialista, pero ello no es más que una deformación oportunista de sus ideas. Ver:
Milovan Djilas, 1957 (1963). Algunas de las ideas de Djilas, constituyen una ratificación de las aseveraciones del
marxista danés, Anton Pannekoek, quien varias décadas antes, había visto en el estalinismo un proceso conducente a
la creación de una nueva clase dominante minoritaria, con un poder fundado en la represión y el terror sistemático de
Estado, y en la explotación de una masa trabajadora desposeída de todo derecho, y de todo instrumento legal de
lucha y resistencia. Ver: Paul Mattick, 1963.

82
burguesía burocrático-estatal en esos países. Poco después de los obreros alemanes del este,
veinte mil trabajadores acereros húngaros de la planta Mátyás-Rákosi, en el distrito industrial de
Csepel en la capital Budapest, iniciaron una huelga indefinida. Al principio pareció ser un
incidente aislado, pero pronto se extendió a otras ciudades del país. La reactivación de la lucha de
clases, sofocada hasta ese instante por el aparato represivo estalinista, hace erupción de nuevo, y
hace soplar una brisa de renovación por casi todas las sociedades de la Europa del este.205
Las nacientes burguesías burocrático-estatales perciben con temor los nuevos aires, y en
particular la nueva clase dominante en Hungría, entiende que ha llegado la hora de hacer algunas
concesiones y relajar un poco el puño de la represión. El gobierno húngaro pone en práctica un
conjunto de concesiones a las clases trabajadoras, los estudiantes y los intelectuales críticos,
siguiendo instrucciones que emanan del propio Jruschev. Pero al ver que el clima de inminente
revuelta no parece apaciguarse, Jruschev da un paso más allá, y remplaza a Rákosi quien estaba
cargo del gobierno húngaro, por Imre Nagy, un líder comunista que se había hecho popular por
haber corregido los excesos iniciales del proceso de reforma agraria, y haber introducido medidas
más sutiles y flexibles a partir de fines de 1945. Y aunque el efecto productivo de la
colectivización compulsiva del agro había sido negativo por decirlo suavemente, la habilidad y el
tacto personal de Nagy en manejar ese proceso, le brindaron un cierto reconocimiento popular. A
ojos de Jruschev, Nagy parecía el hombre ideal para dirigir con cautela el nuevo plan de reformas
y de apertura, pues era considerado como un apparatchik con una cierta sensibilidad hacia el
sentir popular, algo poco común entre los de su clase.
Imre Nagy llegó al poder prometiendo de inmediato un “nuevo derrotero” histórico. Lo
que en otras palabras se traducía en aquello que muchos de los ciudadanos húngaros ansiaban
luego de tan largo período de privaciones: mejorar el nivel de consumo y de vida de las clases
trabajadoras húngaras. Pero las “reformas” que liberaban un poco el acceso interno a algunos
bienes durables y no-durables en Hungría, duraría poco, y hacia el final del primer año la mayoría
de las antiguas restricciones de la tarjeta de racionamiento habían sido activadas de nueva cuenta.
Y media año más tarde –ese decir, solo 18 meses después de haber comenzado- Nagy fue
destituido por órdenes de Moscú, que veía con cierta preocupación el clima moderado de
libertades públicas que de manera bastante tímida había comenzado a florecer en Hungría. El
impopular Rákosi fue puesto otra vez al mando del Estado húngaro. Su regreso al poder fue

205
Ver: Cajo Brendel, 1953.

83
recibido con hostilidad generalizada por la mayoría de los húngaros, e incluso hubo síntomas de
disidencia al interior del propio Partido de los Trabajadores de Hungría.
El malestar popular en Hungría se iría haciendo cada vez más pronunciado hasta
comienzos del año 1956. Pero el descontento que se habían incubado por tanto tiempo y que
comenzaba aflorar, no era una situación aislada en la Europa del este. En la vecina Polonia,
también se estaba manifestando un fermento de agitación popular que pronto de manifestaría. El
30 de junio una revuelta de estudiantes y trabajadores estallaría en la ciudad de Poznan. Pero las
retaliaciones serían muy duras: el ejército y las fuerzas de seguridad abrirían fuego sobre la
multitud, matando a un número estimado de entre cincuenta y cien personas. 206
Pocos meses después, en octubre de 1956, la crisis social se intensificaría poniendo al país
al borde de una guerra civil, misma que provocaría profundas divisiones dentro del propio
Partido Comunista de Polonia. Como luego sería un procedimiento de rutina ante crisis de esta
índole en países satélites de la Europa del este, tropas soviéticas iniciaron un movimiento
importante hacia la frontera de la URSS con Polonia. Al mismo tiempo Jruschev viaja a
Varsovia, intentando negociar una tregua en las manifestaciones, y tratando de ganar tiempo
mediante algunas concesiones. 207
Wladyslaw Gomulka, un ex-apparatchik polaco disidente y que se encontraba en prisión
al momento del viajar Jruschev a Varsovia, es liberado y en una de esas volteretas curiosas del
destino, se convirtió en la cabeza del Partido Comunista de Polonia en cuanto abandonó la cárcel.
Es muy posible que ese insólito cambio de fortuna de Gomulka, se debiera en gran medida al
deseo de Jruschev de calmar los ánimos de los rebeldes, colocando a la cabeza del Partido
Comunista a un miembro caído en desgracia de la burguesía burocrático-estatal, y rodeado de un
aura de reformista y de un cierto prestigio en círculos opositores por su previo encarcelamiento.
Su nombramiento fue un acierto, y las llamaradas de la insurrección se apaciguaron. Así la
situación entró en una tensa calma en Polonia.208

206
El 28 de junio de 1956, los obreros comenzaron una serie de demostraciones de descontento en las Fábricas
Cegielski, exigiendo lo usual en estos movimientos proletarios, y que no era más que mejores condiciones d etrabajo
y mejores salarios, protestando, además, contra una reciente alza en el precio de los alimentos, sumados a impuesots
más elevados y cuotas laborales en tiempo trabajado, mucho más altas que hasta ese momento. Pronto los
trabajadores empezaron a marchar por la calles, y se les unirían obreros de otras fábricas, intelectuales, estudiantes y
ciudadanos communes. En unas pocas horas la manifestación había conseguido reunir a unas cien mil personas que
se concentraron frente al Castillo Imperial de Poznan. El lugar de la concentración era emblemático, pues allí era
donde los servicios de inteligencia y la policía del régimen tenían su cuartel general. Ver: Ewa Wacowska, 1971.
207
Ver: Jaroslaw Maciejewski, 1978.
208
Ver: Bruno de Weydentahl, 1978.

84
No obstante, las chispas de la revuelta habían alcanzado las tierras de Hungría, que pronto
ardieron con una violencia inusitada. En la primavera del año axial de 1956, poco después del
conocido discurso de Jruschev denunciando los excesos del estalinismo en la URSS de los cuales
él había sido arte y parte, una oleada de protestas callejeras protagonizadas por escritores,
intelectuales y estudiantes contra el impopular régimen Rákosi, estallaron en Budapest. La
trascendencia de estas protestas se refleja en el hecho de que hasta las Juventudes Comunistas,
una brazo usualmente dócil del régimen, creó un foro de discusión permanente sobre los temas
urgentes planteados por los jóvenes e intelectuales disidentes, y lo bautizó con el nombre del
poeta patriótico húngaro Petöfi.
La importancia y significación inicial del Foro Petöfi se expandió muy rápido, atrayendo
a números cada vez mayores de disidentes y críticos del régimen de Rákosi. Ya en la segunda
semana desde su inauguración, los participantes estaban demandando la renuncia de Rákosi y el
comienzo de un proceso amplio de reformas que condujera al fin de la tiranía de la burguesía
burocrático-estatal, heredera y fruto a su vez de la tiranía y la ideología estalinista.209
La falta de receptividad del régimen resultaría fatal en el corto plazo para la estabilidad
sobre la que se cimentaba una buena parte de su fuerza. Muy pronto del debate y el intercambio
de ideas en el Foro Petöfi, los estudiantes y otros sectores de la juventud de Hungría comenzaron
a marchar a través de las principales calles y avenidas de la capital. Miles más se les sumaron en
forma espontánea, cuando los disidentes marcharon a través del centro de Budapest, y se
dirigieron en número estimados en 200.000,210 hacia el edificio del Parlamento proclamando sus
demandas mediante un vehículo con altoparlantes instalados en el techo de una furgoneta.
Una delegación de estudiantes entró en una radio oficial e intentaron transmitir al resto
del país sus puntos de vista. No alcanzaron a hacerlo, pues fueron arrestados casi de inmediato.
Cuando los otros miles de disidentes demandaron su liberación pocas horas después, la Policía de
la Seguridad del Estado (ÁVH, por sus siglas en magiar) abrió fuego sobre ellos desde el interior
del edificio del Parlamento. Y como en tantas otras manifestaciones pacíficas en la órbita de la
URSS o de los EEUU, esa acción violenta contra los manifestantes resultó ser fatal, pues en vez

209
Ver: M. Haynes, 2006.
210
Ver: Paul E. Zinner, 1962.

85
de atemorizar a los disidentes, desencadenó una gran revuelta que pronto se extendió a toda
Budapest.211
En los días siguientes la revuelta se extendió a todas las principales ciudades y pueblos de
Hungría. La situación se hizo insostenible, y el régimen de Rákosi colapsó. Miles de ciudadanos
corrientes y asimismo excombatientes anti-fascistas se organizaron en milicias armadas, y
combatieron en numerosos puntos del país a la Policía de Seguridad del Estado, y a las tropas
soviéticas ya estacionadas en el país y que muy pronto se incorporaron a la defensa del nuevo
sistema de dominación de clases.
Muchos miembros pro-soviéticos del Partido de los Trabajadores de Hungría fueron
arrestado y ejecutados por los insurrectos, al mismo tiempo que numerosos opositores al sistema
fueron liberados de las cárceles, entre los cuales había genuinos revolucionarios progresistas, y
también numerosos colaboradores del antiguo régimen pro-nazi de Miklós Horthy. Era una
situación compleja y algo caótica, pero los elementos progresistas de la oposición pronto se
organizaron en Consejos Populares a nivel municipal, para sustituir al sistema de dominación
burguesa y burocrático-estatal que había surgido después del fin de la Segunda Guerra
Mundial. 212 Al mismo tiempo, emergieron de entre las sombras un conjunto de grupos y
movimientos reaccionarios que buscaban convertir la revolución popular en un levantamiento
contra toda idea socialista y progresista. Consignas anti-semitas empezaron a parecer de manera
esporádica en algunos muros de Budapest. El Cardenal József Mindszenty fue excarcelado, y de
inmediato una parte de la prensa occidental comenzó a pintarlo como el “líder” moral de la
revolución, y como un “héroe de la resistencia anti-comunista”. Estas facetas secundarias de la
revolución en Hungría, serían magnificadas y utilizadas luego por la burguesía burocrático-
estatal, para caracterizar todo el proceso insurreccional como un “levantamiento fascista y contra-
revolucionario”.
El nuevo gobierno que se formó de esta manera, pronto desbandó a la detestada ÁVH, y
los nuevos líderes que surgieron de la revuelta, anunciaron que Hungría se retiraría del Pacto de
Varsovia y se comprometieron a restablecer las elecciones libres en el país. El mundo miraba con
asombro la evolución tan fulminante de estos acontecimientos. Y como ocurrió con frecuencia
durante la Guerra Fría, el bando que más se podía beneficiarse en apariencia con la nueva

211
Ver: Reg Gadney, 1986.
212
Ver: István Bibó, 1991.

86
situación en Hungría (los EEUU y sus socios menores de la Europa Occidental en este caso),
expresaron su apoyo retórico a los insurrectos, pero en lo esencial se mantuvieron al margen,213
esperando que al fin el otro bando (la URSS y sus socios menores) restablecieran el balance de
poder y la división del mundo previamente acordada por las grandes potencias en Yalta (1945) y
en París (1947).214
A finales de octubre de 1956, casi todos los combates y escaramuzas armadas en Hungría
habían cesado, y una calma llena de buenos y malos presagios, dominada la atmósfera política y
social en Hungría. El Politburó del Partido Comunista de la URSS (PCUS), pareció ceder al
principio a las demandas de los insurrectos, y se mostró anuente a negociar la retirada de las
tropas soviéticas estacionadas en Hungría.215 Pero sólo cuatro días después de mostrarse flexible
ante los acontecimientos húngaros, lo cual ya se presentaba como una victoria sin precedentes en
la Europa del este para los insurrectos, el PCUS echó marcha atrás y ordenó la invasión con
tropas frescas desde la URSS a Hungría. Quizás la anuencia inicial había sido solo una maniobra
para distraer un poco la atención de los insurrectos,216 de manera que bajaran la guardia y hacer

213
Ver: Charles Gati, 2006.
214
Los EEUU y sus socios menores de la Europa occidental, intentaron, por supuesto, sacar provecho de la situación
convulsa en Hungría, pero sin arriesgar nada para conseguirlo. La Radio Europa Libre se lanzó en una campaña
desenfrenada utiliando todos los viejos artilugios del anticomunismo, creando al mismo tiempo la falsa impresión de
que intervendrían a favor de la insurrección en caso de una intervención soviética. Empero, utilizando las vías
tortuosas y secretas de la diplomacia, el gobierno de los EEUU le aseguró al Kremlin que consideraban a Hungría
como parte del sistema de seguridad de la URSS. Y los soviéticos entendieron bien el mensaje real, que envuelto en
retórica hostil, le estaban enviando las potencias occidentales: el Kremlin era libre de actuar como mejor deseara. Es
sabido que en la noche en que las tropas soviéticas pusieron cerco a Budapest, el Secretario de Estado
norteamericano, John Foster Dulles, declare que la invasion era perfectamente legal bajo los términos del Pacto de
Varsovia, así como desde el “[…] punto de vista de la legislación internacional y el respeto a los acuerdos”, y
agregó, “Yo no creo que haya existido una ruptura de los contratos”. Ver: Johanna Granville, 2004: 120.
215
Hoy sabemos por documentos que han aflorado en Rusia luego del fin de la URSS, que el día 23 de octubre,
mientras muchedumbres húngaras celebraban el triunfo de su revolución, los líderes soviéticos se habían reunido en
cóclave urgente en el Kremlin, para analizar la crisis en Hungría y adoptar las medidas pertinentes. Luego de un
acalorado debate el Kremlin por fin decidió adopter una postura común del liderazgo soviético, misma que no sería
ninguna sorpersa, demostrando que los métodos represivos de la época del estalinismo más duro, persistían icólumes
aún después del famoso discurso de Jruschev en el XXo Congreso del PCUS. Y en lo esencial, la postura se resumía
en esto: que el Kremlin no podia tolerar por más tiempo los experimentos políticos y las reformas introducidas en
Hungría, y que era urgente restablecer el status-quo-ante por la fuerza. La nueva burguesía burocrático-estatal
soviética tenía, en efecto, poderosas razones para temer las consecuencias de una revolución triunfante en Hungría.
Era un “mal ejemplo” que fácilmente podría extenderse al resto de la Europa del este, e incluso, a la misma URSS.
216
El primero de noviembre, dos miembros del liderazgo del Partido de los Trabajadores de Hungría, Janos Kadar y
Ferenc Muennich, ingresaron surrepticiamente a la embajada de la URSS en Budapest a donde habían sido
previamente convocados. Allí permanecieron encerrados durante dos largos días sin que nadie desde el exterior de la
embajada soviética pudiera contactarlos. En un intenso forcejeo los líderes húngaros cedieron ante todas las
demandas e instrucciones emanadas desde Moscú. Y según ha sido establecido después, una de las demandas
centrales del Kremlin era que aplastara a los Consejos Populares en las fábricas, algo que la burguesía burocrático-
estatal soviética percibía como uno de los peligros mayores que emanaban de la experiencia revolucionaria húngara.

87
así más expedita la invasión soviética.217 Pero a pesar de ello, la tarea de los invasores resultaría
ser mucho más ardua de lo previsto por Moscú.218
El cuatro de noviembre de 1956, un gran contingente de tropas soviéticas219 procede a
invadir Hungría, desplegándose en Budapest y otras ciudades mayores del país. Pero los
insurrectos resisten de manera extraordinaria, sobre todo si consideramos la disparidad
abrumadora de fuerzas a favor de los invasores soviéticos. La resistencia de las fuerzas armadas
húngaras es poco efectiva, desorganizada y sólo esporádica. Sin embargo, en esos combates
mueren cerca 2.500 soldados húngaros y 700 soldados soviéticos. Además, decenas de tanques y
otros vehículos blindados y de transporte de los soviéticos serán destruidos. La resistencia
combinada de los insurrectos civiles y militares húngaros en Budapest, será la más difícil de
vencer para los soviéticos.220
En cinco días, entre el 4 y 9 de noviembre el drama húngaro llegó a su conclusión. El
Mariscal soviético Zhukov, informó a Moscú que se habían desarmado a doce divisiones
húngaras de tropas regulares, dos regimientos mecanizados, y a la Fuerza Aérea de Hungría en su
totalidad. La combinación de tropas húngaras y combatientes civiles resistió con especial
determinación en algunos distritos industriales de Budapest de Csepel junto al Rio Danubio, en la
ciudad de Pécs situada en el difícil macizo montañoso de Mecsek, y en los cordones industriales,
con alta densidad de proletarios, del centro de Dunaújváros.
Los combates en Budapest fueron librados entre una fuerza de quince mil hombres de la
resistencia, entre los cuales se hallaban militares húngaros regulares, y un gran y abigarrado
contingente de insurrectos civiles. Cuando los combates cesaron por completo, las bajas civiles
de los insurrectos húngaros llegaron a los 1.569 y a 20.000 heridos. Cerca del 53% de los caídos

La nueva clase dominante soviética estaba consciente de que no había mayor amenaza para el sistema de dominación
de clases que se había instaurado en la URSS, que el desafío de una clase obrera autónoma, rebelde y bien
organizada.
217
Ver: James Michener, 1985.
218
El día 3 de noviembre una delegación de los insurrectos húngaros liderada por el Ministro de Pál Maléter, fuen
invitada a una mesa de negociaciones en el Centro de Comando Soviético en Tököl, a las afueras de Budapest. Pero
el “diálogo” no marcha bien de acurdo a los intereses soviéticos, y cerca de la medianoche, el General Ivan Serov,
jefe de la Policía de Seguridad Soviética (KGB), entiende que los insurrectos no cederán ante las presiones de
Moscú, y ordena el arresto de la delegación húngara. Al día siguiente el ejército soviético inicia la invasion de
Hungría con doce divisiones que sumadas a las cinco ya existentes en ese país, suman una fuerza total de diecisiete
divisiones. Esa misma noche las tropas soviétivas rodearon completamente Budapest, y al día siguiente dieron por
iniciado el ataque con una fuerza combinada de tanques, infantería, aviones y artillería.
219
Las tropas soviéticas invasoras fueron trasladadas a la frontera con Hungría desde los rincones más remotos de la
URSS, y convencidas de que iban a combatir a los nazis.
220
Ver: M. Kramer, 1998.

88
por el bando de los insurrectos eran obreros industriales, y la mitad de todas las bajas de los
rebeldes eran jóvenes de menos de treinta años.221 Miles de los insurrectos fueron arrestados, y de
estos 26.000 fueron llevados a las cortes y enjuiciados, y de ellos trece mil recibieron diversas
sentencias de cárcel. 222 Hubo también 350 individuos ejecutados.223 Los refugiados que huyeron
de Hungría al final de conflicto, sumarían alrededor de 200.000.224 La contra-revolución
prevalecía, y los engranajes de la gran maquinaria estalinista de moler carne se ponían en
marcha.225
Pero a pesar de la derrota militar de los insurrectos, los obreros húngaros, siguieron
decididos a mantener sus Consejos de los Trabajadores, y pocos días después de la invasión
soviética organizaron una huelga general contra el nuevo régimen títere de János Kádár. Los
arrestos se multiplicaron y la represión contra los obreros revolucionarios se hizo cada vez más
brutal. Pero aun así, con la destrucción de toda otra forma de oposición al régimen burgués
burocrático-estatal fue destruida por la represión luego de la derrota militar de la revolución en
Hungría, la clase obrera, esa misma que se suponía que ejercía aquello que se llamaba “dictadura
del proletariado”, se convirtió en el último baluarte de resistencia a la tiranía seudo-comunista.
Después del 9 de noviembre, cuando la resistencia armada había sido aplastada, el
régimen de Kádár siguió negociando algún acuerdo con los Consejos de los Trabajadores en
huelga. Pero la huelga y las negociaciones se arrastrarían por semanas, puesto que el régimen de
Kádár temía que una represión violenta para acabar de una buena vez con el proletariado
insurgente, podría ser el comienzo de una nueva guerra civil, o de un descalabro económico y
productivo aún mayor que el que afectaba a Hungría desde hacía al menos 10 años. Además, el
Partido de los Trabajadores de Hungría, deseaba mantener al menos una fachada que disimulara
un poco el nuevo sistema de dominación, pretendiendo que el proletariado era la clase que
gobernaba ese socialismo de Estado inventado en la URSS, e impuesto a continuación a toda la
Europa del este.
No obstante, Kádár no se habría atrevido a mantener esa actitud “conciliadora”, sin antes
haber recibido la venia del Kremlin. Quizás el proceso negociador particular más revelador de

221
Ver: Paul Lendvai, 2008.
222
Muchos permanecieron en la cárcel hasta 1963, cuando la mayoría fueron beneficiados por una amnistía.
223
Ver: László Borhi, 1999.
224
Ver: Christopher Adam, Tibor Egervari, Leslie Laczko & Judy Young, 2010.
225
Ver: Georges Litván (ed.), 1996: 152.

89
esta etapa “flexible” del régimen de Kádár, fueron las tensas conversaciones con el Consejo de
Trabajadores del complejo industrial más grande del país, las Factorías Csepel de Hierro y
Metales (FCHM) con 30.500 obreros distribuidos en dieciocho fábricas. Los trabajadores del
Consejos de Trabajadores de las FCHM, agrupaba a cerca de ochocientos delegados de todos los
consejos particulares que se habían creado en las distintas fábricas del complejo, y que eran
voluntarios que no recibían ninguna paga por su labor. Reunidos en forma esporádica desde la
invasión soviética para aplastar la revolución, al terminarse los combates el Consejo de
Trabajadores de FCHM se volvió a reunir por varias horas y decidió que no reconocerían al
régimen de Kádár, y que esperaban el retorno de Imre Nagy al puesto de Primer Ministro,226
como exigencia principal para negociar con el gobierno de Hungría. Esto causó irritación en el
régimen de Kádár y en Moscú, pero lo que más enfureció a estos poderes, fue la declaración del
Consejo de Trabajadores de FCHM de que el gobierno de Hungría debía declarar en forma
pública a través de la radio y los periódicos que reconocería los Consejos de los Trabajadores y
que confirmaba sus derechos en tanto órganos representativos de la clase obrera.227
El espectro de la autonomía del proletariado, se alzaba de nuevo en forma amenazante.
Pero la situación en toda la Europa del Este era delicada, y el régimen de Kádár con la anuencia
de Moscú, decidió ceder un poco de terreno, y en el periódico Népszabadság el día 14 de
noviembre de 1956, publicó un desplegado oficial anunciando que extendía a los Consejos de los
Trabajadores los siguientes derechos: 1. El reconocimiento al auto-gobierno de los trabajadores
en cada ámbito de la vida fabril y su derecho a tomar decisiones independientes; 2. La
elaboración de un sistema de salarios en las industrias; 3. El derecho de los Consejos de los
Trabajadores a dividir según sus criterios parte de las ganancias netas de las industrias entre los
obreros; 4. Los Consejos de los Trabajadores permanentes deberían ser elegidos dentro de tres
semanas a partir de la publicación del desplegado, con la participación de todos los empleados de
cada industria; 5. Los sindicatos desarrollarán los lineamientos detallados y finales sobre la
elección y el funcionamiento de los Consejos de los Trabajadores.
Pero tras las bambalinas, el régimen de Kádar monitoreado de cerca por el Kremlin,
apostaba al desgaste del movimiento de los trabajadores y a su gradual disolución. Luego de sus
226
Esta petición jamás se materializó, e Imre Nagy fue enjuciado en forma secreta, encontrado culpable de “sedición
y alta traición” y sentenciado a muerte. Fue ejecutado por ahorcamiento en junio de 1958. Ver: Peter Unwin, 1991.
En 1989, los restos de Nagy fueron exhumandos y enterrados de nuevo con plenos honores. Se estima que cerca de
100.000 personas asistieron a sus funerales 31 años luego de ser ejecutado. Ver: Karl Benziger, 2008.
227
Ver: Johanna Granville, 1996.

90
concesiones a los Consejos de los Trabajadores, el gobierno pidió a los trabajadores que
depusieran sus huelgas. Pero los trabajadores indicaron tanto a Moscú como al régimen húngaro,
que solo regresarían a trabajar si todos los presos políticos eran liberados y se retiraban las tropas
soviéticas de Hungría; agregaron, además, que estaban decididos a mantener el control de las
fábricas en manos de los Consejos de los Trabajadores.
En medio de grandes dilaciones, el régimen de Kádár se mantuvo a la expectativa
enviando señales contradictorias a los huelguistas. Una reunión general fue convocada en
Budapest el 21 de noviembre de 1956 por los Consejos de Trabajadores con el fin de comenzar a
organizar un Consejo Nacional de Trabajadores, que fungiera como una suerte de gobierno
provisional, remplazando así la dictadura de la burguesía burocrático-estatal por una naciente
democracia proletaria. Pero cuando los cientos de delegados llegaron al lugar convenido para
reunirse, se encontraron con que la policía y el ejército habían bloqueado las entradas al edificio.
Y a pesar de las evidentes señales de que se estaba urdiendo una represión masiva del
movimiento obrero contestatario, los delegados decidieron reunirse en otro lugar ya efectuaron
allí su reunión. Pero la voz de alarma se había extendido a numerosos centros de trabajo, donde
los obreros respectivos habían decretado de inmediato nuevas huelgas para protestar por que
imaginaban había sido el arresto de sus delegados. El espíritu de la revolución aún no había
muerto en el proletariado húngaro, a pesar de la derrota militar de los insurrectos poco tiempo
antes.228
El hostigamiento contra el movimiento obrero insurgente seguiría sin pausa durante las
semanas siguientes a la gran convención proletaria del 21 de noviembre. Arrestos y
desapariciones se volvieron el pan de cada día, y carentes de medios, prensa y una organización
política independiente, hizo que la estructura meramente sindical de los trabajadores se fuera
debilitando. Para la toma del poder, el proletariado húngaro hubiese necesitado de que los
Consejos de Trabajadores, especialmente el de envergadura nacional elegido el 21 de noviembre,
se convirtiera en una estructura política, con un programa de reorganización social y política
profunda de toda Hungría, para poder pasar así de la acción reivindicativa a la acción
revolucionaria.229 Pero carentes los obreros de esta guía y estructura para elevarse a la acción
política, el régimen de Kádár, que sí tenía esas capacidades además de tener control del aparato

228
Ver: Sergei Kopásci, 1987.
229
Ver: M. Molnar 1971.

91
estatal y de las fuerzas de seguridad, le fue doblando la mano a los Consejos de Trabajadores. Sin
poder tomar el poder, los Consejos de Trabajadores se enfrascaron en negociaciones
reivindicativas tan prolongadas y desgastantes como estériles. Finalmente, las bases proletarias en
varias industrias se cansaron de un proceso que no parecía llevar a ninguna parte, y comenzaron a
votar en forma separada el regreso al trabajo. Pero aun así, sólo el 25% de los obreros húngaros
volvieron a las faenas habituales.
Transcurrieron otros dos meses de gran tensión. Y en enero, el régimen de Kádár estimó
que los Consejos de Trabajadores estaban lo suficientemente desalentados y débiles, como para
asestarles el golpe de gracia. Pronunció un decreto con fuerza de ley, que prohibía todas las
huelgas o llamados a huelga, amenazando a cualquiera que contraviniera esta orden, con
sanciones muy duras que llegaban incluso a la pena de muerte.230 Los Consejos de los
Trabajadores fueron asimismo prohibidos, y todas las resoluciones concernientes a las fábricas,
requerían de ese instante en adelante de la aprobación de un Comisario Político elegido por la
propia burguesía burocrático-estatal, en acorde con los métodos más tradicionales del
estalinismo.231 Los eventos en Hungría, al igual que otros levantamientos obreros revolucionarios
en Europa del este, son de extraordinaria importancia para la relaboración de una nueva teoría de
la transición al socialismo, así como sobre la naturaleza radicalmente democrática que este último
debe asumir; una democracia sin cortapisas, fundada en la participación activa del pueblo a través
de organizaciones de base y movimientos sociales ciudadanos, fuera del control de cualquier
partido o segmento de clase perteneciente a las viejas o las nuevas elites del poder y del dinero.232
Todos los temas cruciales sobre una nueva sociedad y cómo llegar – y cómo no llegar- a ella
están subsumidos en la convulsa y dramática experiencia del levantamiento contra la emergente
burguesía burocrático-estatal en Hungría y otros países satélites de la URSS en la Europa del
este.233
La destrucción final del movimiento obrero insurgente en Hungría, contó con la
aprobación universal y tácita de todas las naciones de la Europa occidental, que no hicieron otra
cosa que seguir en esto el ejemplo de la aprobación por parte de Washington, a todas las
iniciativas tomadas por Moscú para aplastar la revolución en Europa del este. No hubo ruptura de

230
Ver: G. Litván (ed.), 1996.
231
Ver: Bill Lomax, 1976.
232
Ver: John Molyneux, 1987.
233
Ver: John Molyneux, 1978.

92
relaciones diplomáticas, ni voto de censura en la ONU, sólo un gran cacareo estéril en los medios
privados y en algunas declaraciones oficiales. Pero al final de cuentas, la revolución húngara fue
aplastada con toda impunidad por las burguesías burocrático-estatales de la URSS y Hungría. Del
mismo modo como la URSS y satélites poco o nada hicieron para defender el gobierno socialista
y democrático del doctor Salvador Allende en Chile, un poco menos de dos décadas después. Era
el sino de los tiempos por venir.
Inglaterra y Francia, las dos principales potencias europeas occidentales de la época (esto
era antes del resurgimiento de Alemania occidental) se hallaban enfrascadas hasta el cuello en el
conflicto con Egipto por el control del Canal de Suez. Brindaron impunidad a la URSS a cambio
de su propia impunidad para actuar, violando todos los preceptos internacionales de convivencia
entre naciones soberanas, en aquellas áreas del mundo que consideraban de su propiedad
exclusiva.
Egipto había nacionalizado el estratégico Canal de Suez, y para hacerlo había expropiado
a sus antiguos dueños franceses y británicos. En 1956, el presidente nacionalista y progresista
egipcio Gamal Abdel Nasser,234 había procedido a expropiar y luego nacionalizar el Canal de
Suez, como medida para financiar la construcción de una presa sobre el Nilo en Asuán, condición
que le había sido impuesta por funcionarios del Banco Mundial para otorgar el préstamo
necesario para la construcción de esta gran obra (que luego sería llevada a cabo por la URSS) al
gobierno egipcio. Pero en realidad, los alcances simbólicos y geopolíticos de la audaz iniciativa
de Nasser eran mucho mayores que esta simple razón: era una afirmación nacionalista en un país
del Tercer Mundo al comienzo de la Guerra Fría, y que señalaba que en la amplia franja
periférica de naciones que las dos grandes superpotencias se habían repartido, existía un deseo
profundo de obtener formas reales de soberanía e independencia, desafiando así la implacable
división del mundo por EEUU y la URSS.235 La iniciativa de Nasser provocó, por supuesto, la ira
en los círculos de gobierno y de negocios en Londres y París, y pocos días después
desembarcaron tropas para ocupar militarmente la zona del canal e impedir su nacionalización.
Esta acción militar relámpago creó condiciones favorables para las ambiciones expansionistas de
Israel, que veía en la Península del Sinaí una parte integral del sueño sionista de crear el Gran

234
Ver: Said K. Aburish, 2004.
235
Ver: Anne Alexander, 2005.

93
Israel, 236 en acorde con fronteras similares a las que supuestamente poseía el antiguo reino judío
antes de la ocupación romana.
Así el intervencionismo colonialista de Francia y gran Bretaña para recuperar por la
fuerza el control del Canal de Suez, se convirtió en la llamada Guerra del Sinaí, al desplegar
Israel sus tropas en la estratégica Península del Sinaí, en un operativo militar llamado Operación
Kadesh.237 El 29 de octubre de 1956, mientras Europa se estremecía con los acontecimientos en
Hungría que hemos discutido antes, el Estado de Israel decide invadir la Península del Sinaí; al
encontrar muy poca resistencia egipcia, consigue ocupar toda esa región en cuestión de días.238
Dos días luego de que Israel invadiera el Sinaí, el 31 de octubre, una fuerza combinada de tropas
franco-británicas amplía su acción inicial en el Canal de Suez, y paracaidistas toman Port Said. A
continuación esa fuerza de vanguardia facilita el desembarco de un número importante239 de
tropas británicas y francesas. 240 Es la primera y la última vez que durante la Guerra Fría, algunos
de los satélites y socios menores de las dos superpotencias, se atreverían a actuar de manera tan
temeraria sin la aprobación previa de los EEUU o de la URSS, según fuese el caso.241

236
Ver: Ilan Pappé, 2006.
237
Ver: Ahron Bregman, 2002.
238
Ver: Thomas Baylis, 2011.
239
Una fuerza de cerca de 90.000 (50.000 británicos y casi 40.000 franceses) hombres participan en esta acción,
denominada Operación Mosquetero, y que luego se convertiría en Operation Revise. Ver: Malcolm Templeton,
1994.
240
Ver: André Beaufre, 1969.
241
Ver: Miles Copeland, 1969.

94
Mapa No. 2
Zona del conflicto por el control del canal de Suez, 1956.

Fuente: el autor.

Y como era de esperarse, con esta acción que venía a romper el delicado y aún inestable
diseño geopolítico global adoptado por ambas superpotencias al comienzo de la posguerra, se
produjo una reacción casi inmediata de rechazo unánime tanto por parte de la URSS como por
parte de EEUU,242 a la acción bélica de las dos potencias menores en proceso de devenir satélites
de la política exterior norteamericana.243
Esta acción de las dos antiguas potencias coloniales europeas occidentales, se estrelló con
la reacción negativa e inmediata de las dos superpotencias, algo que al parecer no había entrado
en sus cálculos y que fue un brusco llamado a poner los pies sobre la nueva realidad de la Guerra
Fría.244 Pocos días después y una vez repuesta de la sorpresa inicial, la URSS amenaza el 5 de
noviembre a los agresores con represalias atómicas. Los EEUU, que ven igualmente con malos
ojos una iniciativa tan temeraria y unilateral por parte de dos de sus más importantes socios
menores, se manifiestan asimismo en contra de la intervención en Egipto. Temen, además, que el

242
Hay que tener presente, además, que ambas potencias se encontraban al mismo tiempo involucradas en el
conflicto que en esas mismas fechas se estaba desencadenando en Hungría.
243
Ver: John Darwin, 1988; Ronald Hyam, 2006.
244
Ver: L.J. Butler, 2002.

95
control de la región geopolítica más estratégica en el mundo luego del fin de la Segunda Guerra
Mundial se deteriore, hasta alcanzar un punto sin retorno. Hace pocos años han derrocado al
nacionalista iraní Mossadegh, han contribuido a cimentar al naciente Estado de Israel, y han
establecido fuertes lazos con Turquía y Arabia Saudita, forjando así un sistema de seguridad
regional pro-norteamericano en el Medio Oriente, y de invaluable trascendencia para el nuevo
imperio de los EEUU luego de la Segunda Guerra Mundial. 245 En apariencia, la hegemonía
norteamericana en el Golfo Pérsico y en todo el Medio Oriente –que ya emerge como la principal
zona petrolera del mundo- se haya en camino de estructurarse en forma cada vez más sólida, pero
la crisis en Egipto amenaza con echar a pique todo el proyecto de los EEUU. Este último país ve
con gran preocupación que el nacionalismo naserista se extienda como reguero de pólvora por
todo el Medio Oriente, y que el conjunto del mundo árabe bascule hacia posiciones
independientes, o hacia una alianza perdurable con la URSS. 246 De modo que ponen una fuerte
presión para que Londres y París cesen cuanto antes su invasión de Egipto.247
Pero a pesar de las advertencias de Moscú y las admoniciones de Washington, británicos
y franceses arrastran los pies y se muestran dubitativos ante la nueva situación. El Premier de
Gran Bretaña, Anthony Eden, no está seguro en un principio de la seriedad de las declaraciones
de los norteamericanos, y decide seguir adelante con la ocupación de Egipto, misma que apunta a
una eventual anexión de la zona del canal. 248 Pero sus dudas se disipan abruptamente cuando los
norteamericanos ponen masivamente en venta libras esterlinas, provocando una devaluación
peligrosa de la moneda de Gran Bretaña. La caída de la divisa británica hizo que Londres
convenciera en forma precipitada a París para acabar con la ocupación militar de Egipto. La
URSS depuso sus amenazas atómicas, y Washington muestra satisfacción ante la anuencia de
Gran Bretaña y Francia de inclinarse ante su hegemonía dentro del bloque de grandes economías
capitalistas occidentales. Gran Bretaña cede ante las presiones norteamericanas, y el último
contingente de tropas de la coalición franco-británica abandona Egipto el 22 de diciembre de
1956.
Sin embargo, a pesar de que Gran Bretaña se pliega rápidamente ante las presiones
norteamericanas, las consecuencias políticas posteriores son desastrosas para el gobierno de este

245
Ver: Noam Chomsky, 1999.
246
Ver: Mohamed Heikal, 1973.
247
Ver: Salim Yaqub, 2004.
248
Ver: James Robert Rhodes, 1986.

96
país. La oposición al gobierno británico de turno se atrinchera tras el fracaso estrepitoso de la
intervención franco-británica en Egipto, y presenta una acusación constitucional contra el
Premier. Anthony Eden es acusado de engañar a la opinión pública y al parlamento británico para
efectuar su casus-belli y conseguir apoyo para su aventura militarista en el Medio Oriente. El
debate se vuelve agrio, el público inglés se vuelca en contra de Anthony Eden, y pocos meses
después de su fallida iniciativa bélica, el día 9 de enero de 1957, el Primer Ministro británico
presenta su renuncia indeclinable. Pero en consonancia con los nuevos tiempos que corren, la
estrepitosa caída de Anthony Eden no responde solamente a los problemas y disensiones internas.
Ahora sabemos que Dwight Eisenhower, Presidente de los EEUU en la época, puso una gran
presión también para desembarazarse de un Premier británico, percibido como demasiado
independiente (sic!), según las reglas tácitas del juego que rigen el nuevo orden mundial de
posguerra.249
Anthony Eden, contrario a la mayoría de los premieres británicos antes que él, duraría
entonces muy poco. Había corrido ciegamente hacia un muro de acero, y sin esperarlo, se había
estrellado de manera fatal contra él; no duró más que dos años (1955-1957) en el poder, y su
carrera política llegó a una conclusión fulminante: durante más de tres décadas había sido un
exitoso político de oposición y había ocupado también varios roles en gobiernos de su partido
(Partido Conservador), de manera que cuando asumió como Primer Ministro nadie habría podido
predecir el súbito eclipse de su larga y fructífera carrera política.250 Fue quizás una de las
primeras víctimas del mundo político en el occidente desarrollado, sucumbiendo ante las
emergentes realidades del nuevo orden mundial de la Guerra Fría.
Habiendo aprendido la dura lección propinada a Eden por ambas superpotencias, y en
especial por los EEUU, el nuevo Primer Ministro británico, Harold Macmillan, comprende que el
ruinoso tinglado colonial heredado de “tiempos mejores”, debe ser abandonado en gran parte,
dejando así que países otrora bajo el dominio imperial de Gran Bretaña, alcancen una
independencia formal, al tiempo que sus elites nativas casi siempre ingresan de buen grado a la
nueva esfera de dominación imperial norteamericana. De modo que Macmillan se aboca a la
urgente tarea de soltar las amarras coloniales de las naciones tercermundistas oprimidas
249
Ver: R.F. Holland, 1985.
250
Ha quedado registrado el comentario crítico y amargo de Eden sobre el doble estándar de la política exterior
norteamericana, cuando en su retiro señaló que le repugnaba la actitud que Eisenhower, quien había exigido el retiro
de las tropas franco-británicas de Egipto, luego de haber planeado e implementado el golpe de Estado contra
Mossadeghj en Irán en 1953, y el derrocamiento de Arbenz en Guatemala en 1954.

97
directamente por el aparato colonial británico. Los tiempos del imperialismo colonial
decimonónico han terminado; ahora se trata de un nuevo tipo de imperialismo, más discreto,
capaz de cooptar las elites nativas para sus grandes intereses estratégicos, y dejar que vivan la
ilusión de una soberanía e independencia en gran parte ficticia.251 Esto sin dudas le reportó el
reconocimiento de los EEUU, que ven con buenos ojos esta transferencia solapada pero efectiva
del control mundial ejercida por el viejo hegemón británico al nuevo hegemón norteamericano.
Por su parte, Israel demuestra una vez más su carácter militarista, y su inclinación a
usar la fuerza bélica cada vez que ello pudiese mejorar su posicionamiento geopolítico en el
Medio Oriente a expensas de sus vecinos árabes. La fácil conquista de la Península del Sinaí, que
viene a sumarse a todas las otras fulgurantes victorias militares anteriores de Israel, llevan a Ben
Gurion, a afirmar a mediados de noviembre -cuando el éxito militar de la operación franco-
británica no ha sido tan espectacular como esperaban sus artífices- que “si hubieran nombrado a
uno de nuestros comandantes en tanto jefe de la operación, habrían destruido a Nasser en dos
días.”252 Israel permanecería en la Península de Sinaí hasta marzo de 1957, cuando se retiraría por
presiones también de la URSS y EEUU, algo de lo cual Eisenhower se arrepentiría en sus
memorias. 253 De todas maneras, la rápida y exitosa ocupación del Sinaí por los israelitas,
demuestra, a su juicio, que pueden derrotar con facilidad incluso a los ejércitos árabes mejor
armados.254 Es un paso más en el expansionismo belicista israelí, que en este caso no rinde frutos
muy tangibles en materia de nuevos territorio anexados, pero que realza una vez más la
superioridad militar del nuevo Estado de Israel en comparación con todos sus vecinos árabes.
Al final de cuentas, no serán los campos de batalla los que decidirían el resultado neto de
la crisis y guerra por el control del Canal de Suez y el Sinaí. Francia e Inglaterra, vencen con
relativa facilidad al enorme pero ineficiente aparato militar de Nasser, para luego ser derrotados
en el plano diplomático y retirarse de Egipto con la cola entre las piernas ante las presiones
conjuntas de la URSS y los EEUU. Israel vence también desde el punto de vista militar, pero
debe abandonar los territorios conquistados, también ante las presiones combinadas de los EEUU
y de la URSS. Los grandes vencedores son en realidad las dos superpotencias y el hábil político

251
Ver: Leo Panitch, 2005.
252
Ver: W. Scott Lucas 1991: 44.; W. J. Hudson, 1991: 103
253
Ver: Stephen Ambrose, 1984: II: 67.
254
Los egipcios tenían un ejército de 300.000 hombres y habían estado comprando gran cantidad de material bélico
soviético desde hacía ya varios años. Ver: Mohamed Heikal, 1973.

98
nacionalista Gamal Abdel Nasser, quien a pesar de ver casi destruidas sus fuerzas armadas,
maniobra con habilidad durante el desarrollo de la crisis, consiguiendo al terminar el conflicto
quedarse de manera efectiva con el Canal de Suez y la Península del Sinaí. Aquí, al revés de lo
postulado por el gran estratega militar von Clausewitz (1780-1831),255 no es la guerra una
continuidad de la política, sino esta última la continuación efectiva del conflicto armado.
Nasser pierde en el campo de batalla, pero vence en el terreno más difícil y pantanoso de
la política y la diplomacia. Y de esta manera algo insolita, el fracaso militar de Nasser se
convierte en un gran triunfo político, y su ideología nacionalista, moderadamente socialista y
secular, y promotora del pan-arabismo, emerge como un espectro amenazante para los intereses
de los EEUU en el Medio Oriente. La nacionalización del Canal de Suez se mantiene, y el
prestigio del líder egipcio aumenta de forma espectacular. La estrepitosa derrota de los ejércitos
egipcios en 1967 ante las fuerzas armadas de Israel, marca el declive del naserismo, el
nacionalismo y el pan-arabismo, y permite la consolidación del poderío norteamericano en el
Medio Oriente. Nasser fallecería de manera inesperada por un ataque cardíaco en 1970, y es
sucedido por Anwar Al-Sadat,256 cuyo ascenso al poder marca el fin de la era progresista de
Nasser en el mundo árabe.

Alta-Modernización (circa 1959-1990).

La Revolución Cubana en 1959, marca un nuevo momento de desarrollo del nacionalismo


periférico en un mundo polarizado entre dos superpotencias que no dejan de competir por la
influencia y el control global, pero que al mismo tiempo actúan en complicidad cuando alguna
tercera fuerza intenta rediseñar o modificar de manera sustancial el sistema de relaciones
internacionales en alguna región particular del planeta. Es un caso de rivalidad complementaria,
que a pesar de la hostilidad entre sus actores principales, permite mantener un orden mundial en
que las crisis localizadas son sofocadas de una manera u otra, sin que afecten la arquitectura

255
Ver: Carl von Clausewitz, (1832) 1984: 87.
256
Ver: As’ad Abukhalil, 1999.

99
general de la correlación de fuerzas propia de la Guerra Fría.257 Dentro de este contexto mundial,
solamente la independencia de Argelia en 1962 junto con la de otras naciones del África sub-
sahariana, vienen a romper levemente con el delicado equilibrio global, impuesto al mundo por
las dos superpotencias en conflicto a lo largo de toda la Guerra Fría.258
Por ello, la Revolución Cubana marca el fin de la primera fase de la Guerra Fría, y
también el fin de la Modernización Tardía; es el único fenómeno político en el Tercer Mundo,
que efectivamente viene a romper con el rígido molde del sistema internacional impuesto por los
EEUU y por la URSS. Cuba, como todo el resto de Latinoamérica, había sido relegada al patio
trasero de Washington, y se suponía entonces que pertenecía a la esfera de influencia exclusiva
de los EEUU. Con el agravante, además, que Cuba se encuentra a sólo 90 millas al sur de La
Florida, y en medio del Caribe, que desde hacía mucho era considerado mare nostrum por los
EEUU. Y si uno considera la hostilidad que pronto despertó la Revolución Cubana en los círculos
del poder en los EEUU, es evidente que la única forma como podría sobrevivir ante el
intervencionismo norteamericano, sería integrándose a la esfera de influencia soviética. La URSS
de seguro habría renunciado a incorporar a Cuba a su alero, de no tratarse de un país ubicado en
una posición tan estratégica, y que desde el comienzo el Kremlin percibió como una caballito de
batalla que podría utilizar para poner presión ante otros bastiones norteamericanos que estaban
también muy cerca del territorio soviético, como era el caso de Turquía. Pero los EEUU no
renunciarían a Turquía y la URSS se aferraría a Cuba, generándose así una situación compleja y
volátil que amenazaría en 1962 con destruir el frágil equilibrio de fuerzas de la Guerra Fría, y de
llevar a la humanidad entera al holocausto.259
En el mismo año que Argelia se liberó por fin del yugo francés luego de una cruenta
guerra revolucionaria que causaría un poco menos de un millón de muertos –bajas ocasionadas
sobre todo por las represalias coloniales en contra de los civiles y guerrilleros argelinos- ,260 se
produjo la llamada Crisis de los Misiles entre los EEUU, Cuba y la URSS.261 Nunca la
humanidad había estado tan cerca en los tiempos modernos de su total auto-destrucción.262

257
Ver: Norman Stone, 2010.
258
Ver: Alan Axelrod, 2009.
259
Ver: David Gibson, 2012.
260
Ver: Alistair Horne, 2006: 179-185; Guy Pervillé, 2002:132-139.
261
Ver: Graham Allison and Philip Zelikow, 1999.
262
Ver: Ignacio Ramonet, 2007.

100
Pero en esta sección son otros los hilos de la trama que nos interesa seguir. Pues el ciclo
de la Alta-Modernización es también el período en que se gesta la Tercera Revolución Industrial,
impelida por la expansión en el uso de los combustibles fósiles –principalmente de los
hidrocarburos (Ver: Gráfica No.1)- y por el desarrollo de las tecnologías computacionales y de la
informática. De modo que dejaremos de lado algunos de los hilos que hemos estado examinando
hasta este punto, y nos concentraremos en la espiral modernizadora que resulta del desarrollo
capitalista de posguerra, al comenzar los años sesenta.
En la segunda fase de la Guerra Fría que se inicia junto con la década de los sesenta, la
carrera armamentista y la competencia económica entre las superpotencias se aceleran. Una
buena parte del Tercer Mundo se industrializa a través de la sustitución de importaciones, y la
demanda de combustibles fósiles a nivel global se expande de manera notable.
En la Gráfica No. 1 que sigue, podemos apreciar el crecimiento espectacular del consumo
energético de casi todos los tipos conocidos de combustibles y/o fuentes energéticas a escala
planetaria. Pero lo que más poderosamente llama la atención, y que está en concordancia con lo
que hemos venido señalando hasta este punto, es la expansión del consumo del petróleo que llega
a ser por sí sólo un poco más del 35% del consumo total de combustibles y energéticos en el
mundo, y más del 90% de la energía empleada en los transportes.263 Y a pesar de que la
explotación del carbón se mantiene alta, y de que la fisión nuclear y el gas natural crecen en
importancia, en términos tanto absolutos como relativos el petróleo y sus derivados siguen
dominando la producción y el mercado de energéticos en el planeta.

263
Ver: Fernando Bullón Miró, 2011.

101
Gráfica No 1.
Consumo energético mundial desde 1800 al 2000.

Fuente: Fernando Bullón Miró, 2011: 21.

En la Gráfica No. 2, podemos apreciar también como a pesar de que EEUU llegaría a ser
uno de los más grandes productores de petróleo y el más grande consumidor del mismo en el
mundo, la proporción de hidrocarburos importados ha ido superando al porcentaje producido en
forma doméstica a partir de los años 90 del siglo pasado. En realidad, la dependencia de EEUU
del crudo importado, comienza a manifestarse en forma creciente a partir del año axial de
1970.264

264
Ver: Ramón Fernández Durán, 2006.

102
Gráfica No 2.
Producción y consumo de los EEUU en millones de barriles por día, 1940-2000.

Fuente: Campbell, C.J., 2002: 45.

Pero la dependencia creciente de los EEUU de los hidrocarburos importados, es sólo uno
de los aspectos de un proceso más amplio, y que tiene que ver con el declive gradual de la
producción mundial de petróleo y sus derivados a partir de circa el año 2010.265 Todas las
estimaciones disponibles indican que la producción mundial no sólo es ahora superada poco a
poco por la demanda global, sino que además ha comenzado a descender hacia su ocaso final
alrededor del año 2050. (Ver: Gráfica No. 3).266
Esto hace presumir que los precios del crudo y sus derivados irán en aumento constante
en las próximas décadas, aún a pesar de la crisis económica mundial que comenzara en el
2007,267 y aún a pesar del posible desarrollo de fuentes renovables y alternativas de energéticos.
(Ver: Gráfica No. 5).268
Hacia fines de 1949, el geofísico norteamericano Marion King Hubbert, había
desarrollado un complejo modelo matemático-estadístico para hacer proyecciones que

265
Ver: Roberto Bermejo, 2005.
266
Ver: Joaquim Sempere, 2008.
267
Ver: Andrew Kliman, 2011.
268
Ver: Ramón Fernández Durán, 2012.

103
permitieran estimar con décadas de anticipación la evolución futura de la extracción petrolera en
cada pozo, en cada país productor, y por consiguiente, en todo el mundo. El modelo desarrollado
por Hubbert y expuesto en un artículo científico en 1956, mostraba que en todo yacimiento
petrolífero los pozos presentan una dinámica típica consistente en una curva con forma de
campana, en la que un ascenso en la producción alcanza al cabo de un cierto tiempo su punto
máximo, desde el cual comienza su gradual descenso hacia un punto en que el coste de la
extracción supera a los rendimientos y deja de ser viable su explotación. Se trata, entonces, de un
modelo matemático-estadístico bastante preciso, que pronostica el nivel de extracción del
petróleo a lo largo del tiempo. Hubbert reunió una masa cuantiosa de datos compilados por la
compañía Shell en Houston-Texas, y para la cual trabajaba. Con su modelo analítico Hubbert
pudo establecer en forma contundente que la extracción de un pozo cualquiera sigue una curva
con un máximo, y que esa evolución en el tiempo se podía calcular con bastante precisión y con
mucha antelación.269 Hubbert determinó que una vez que se alcanza ese máximo, cada unidad de
petróleo obtenida se vuelve más cara de extraer, de modo que la producción deja de ser rentable;
o en otras palabras, el proceso de extracción deja de ser rentable cuando se necesita un barril de
energía consumida para extraer otro barril de petróleo, algo que carece tanto de sentido
económico como energético.
Hubbert comprobó así que todos los pozos petrolíferos tienen una vida útil predecible; y
que esta vida útil, sigue estadísticamente una curva de campana (un tipo específico de Bell Curve,
hoy conocida como la curva de Hubbert) desde el momento de la primera extracción, hasta el
momento en que se abandonan por poco productivos. La cantidad anual de petróleo que se extrae
aumenta hasta que llega un momento en que, cuando se ha extraído aproximadamente la mitad, el
pozo alcanza su punto máximo (conocido como el pico de Hubbert) de producción rentable y
luego desciende. Una vez que un pozo llega al pico de Hubbert, la extracción se hace más difícil
sin que las mejoras técnicas puedan incidir mucho en la producción cuyo declive está
determinado esencialmente por la caída de los niveles de crudo. El modelo de Hubbert señala que
cualquier estimación de reservas actuales no significa automáticamente que todas ellas estarán
disponibles, pues una parte de las mismas será demasiado cara y difícil de extraer, y se perderán
al abandonarse la extracción por anti-económica.

269
Ver: Marion King Hubbert, 1949.

104
Pero lo más importante y revelador del modelo de Hubbert radica no tanto en su
capacidad para predecir la evolución cronológica y productiva de la extracción, sino que su
aplicación se podía extender a la esfera de los descubrimientos de nuevos yacimientos. Cuando
las napas más grandes de crudo subterráneo son detectadas, los descubrimientos de otros
yacimientos subsidiarios tienden a revelar otros bolsones de petróleo cada vez más pequeños, en
la medida, lógicamente, que las exploraciones avanzan desde la detección fácil de las reservas
más grandes, hacia otras cada vez más pequeñas y más difíciles de hallar. Al final los
yacimientos más pequeños son tan caros de encontrar que eso aumenta el coste de producción al
elevarse los gastos exploratorios, y de nuevo su explotación se torna a menudo anti-económica.
Partiendo de la aplicación de su modelo predictivo a la evolución futura de la producción
de crudo en los EEUU, Hubbert concluyó en forma acertada que el cénit de producción de
petróleo en este país llegaría alrededor de 1970. Esto dio mucho prestigio a su modelo, aunque es
necesario indicar que todavía tiene algunos detractores, sobre todo entre aquellos que quisieran
ver una expansión ilimitada e incesante de la producción de crudo en el mundo.
Por ejemplo, Leonardo Maugeri, el segundo gerente más importante de la compañía
petrolea italiana ENI, argumentó hace unos años atrás que casi todas las estimaciones sobre un
eventual pico productivo no consideran todo el petróleo no-convencional –sobre todo los
llamados yacimientos de petróleo bituminoso- aunque constituyen una reserva importante. Los
petróleos pesados y duros como los que hay en gran abundancia en Venezuela, constituyen, de
acuerdo con la argumentación de Maugeri, una reserve enorme y que a medida que los precios de
los hidrocarburos siguen subiendo y se desarrollan nuevas tecnologías, será viable explotarla. El
empresario italiano señala también que gracias al desarrollo de nuevas tecnologías, la tasa de
recuperación de los yacimientos petroleros en el mundo ha aumentado en forma considerable: de
sólo 22% en 1980, a cerca del 35% en la actualidad (era el año 2006 cuando Maugeri afirmaba
esto), porcentaje que muy posiblemente seguirá subiendo en los años venideros.
Otro argumento esgrimido por los detractores del modelo de Hubbert, señalan que el radio
entre reservas probadas de crudo y la producción actual ha mejorado en forma constante durante
las últimas décadas. En 1950 las reservas probadas alcanzaban para veinte años de explotación
continua con la capacidad extractiva de aquella época; en 1975 ya habían llegado esas reservas a
treinta y cinco años de explotación continua, y con mejores técnicas extractivas; y, finalmente,
en el año 2005 las reservas alcanzaban para cuarenta años. Se argumenta, además, que estas

105
mejoras fueron posibles incluso en una época de poca inversión en nuevas exploraciones y de
escaso avance tecnológico debido a los precios bajos del petróleo durante dos décadas. Y esto es
un punto fuerte de los críticos del pico de Hubbert, pues señalan no sin cierta razón, que con los
precios elevados del petróleo durante los últimos quince años, la exploración en busca de nuevos
yacimientos se ha intensificado, algo que piensan que redundará en un aumento tanto de las
reservas probadas, como de aquellas probables. 270 No obstante, en contra de las expectativas tan
entusiastas de aquellos que como Maugeri piensan (o pensaban hasta hace poco) que las reservas
probadas y probables se ampliarían de manera casi espectacular con los precios altos de los
hidrocarburos en los últimos años, un estudio cuidadoso de la British Petroleum del año 2007,
proyecta rendimientos mundiales decrecientes para todas las regiones productoras de crudo en el
mundo, y en toda clase de yacimientos. (Ver: Gráfica No. 4).
Pero quizás lo que más molesta a muchos detractores271 el modelo de Hubbert –en
particular el llamado pico productivo de Hubbert- es que lleva implícita una crítica general a la
noción de un posible crecimiento exponencial de la industria petrolera en forma ilimitada, y bajo
las condiciones impuestas a su vez por el crecimiento constante del capitalismo. En un ensayo
crítico a todas las ideas de que es posible sostener un crecimiento económico exponencial,
fundado a su vez en un crecimiento exponencial de la explotación de recursos naturales no
renovables, M.K. Hubbert escribió a mediados de la década de los setenta que:

Nuestras principales limitaciones son de orden cultural. Durante los últimos doscientos
años no hemos conocido otra cosa que el crecimiento exponencial, y en forma paralela
hemos desarrollado lo que podemos llamar una cultura del crecimiento-exponencial, una
cultura tan fuertemente dependiente de la continuación del crecimiento exponencial para
mantener su estabilidad, que es incapaz de enfrentarse a los problemas del no-
crecimiento. Ver: M. K. Hubbert, 1975: 79. Traducción del autor.

Lo cierto es que la evolución real de la exploración y la explotación petrolera en el último


medio siglo, ha mostrado de manera bastante clara que la curva de Hubbert era acertada, y que la

270
Ver: Leonardo Maugeri, 2004.
271
Y que debe notarse que son en su mayoría empresarios y gerentes de compañías petroleras.

106
mayoría de quienes se oponen a su modelo lo hacen por razones de interés económico y no por
diferencias científico-técnicas con el geofísico de Texas. (Ver: Gráfica No. 3 y Gráfica No. 4).

Gráfica No. 3.
Curva de Hubbert de 1956 estimando la evolución futura de la producción petrolera en todo el mundo.
(En 109 x barriles producidos al año).

Fuente: "Has the World Already Passed “Peak Oil”? " en, National Geographic News. November 9, 2010:33.

Desde el año 1969 las exploraciones petroleras sólo han podido descubrir la cuarta parte
de nuevos yacimientos en relación con el total de hidrocarburos consumidos. O en otros términos,
estamos descubriendo cuatro veces menos petróleo del que consumimos cada año a partir de
1969. Esto es algo incontrovertible y que pone en tela de juicio la visión propuesta por algunos
críticos del trabajo de Hubbert, como el empresario petrolero Maugeri que hemos discutido
brevemente. De hecho, si comparamos la curva de producción petrolera mundial calculada por
Hubbert con su modelo en 1956, con la curva estimada con datos muy recientes por la British
Petroleum, podremos apreciar la similitud notable entre ambas.
Al final de cuentas, el trabajo pionero de Hubbert se ha ido imponiendo simplemente por
la fuerza de los hechos. A nuestro juicio, el hecho de que los precios del petróleo se han ido
recuperando – en la Gráfica No. 5 se puede apreciar el ritmo acelerado de aumento de precios del
petróleo entre enero de 2001 y enero de 2006- luego de su caída entre 2007 y 2009 a causa de la
primera fase de la Gran Depresión II, indica que aún con una demanda y un consumo mermado,
la producción es insuficiente para inundar el mercado de hidrocarburos baratos, tal y como

107
desearían EEUU y otras grandes potencias industriales. Que países productores como Venezuela
mantenga cuotas relativamente bajas de producción en relación con su capacidad instalada, es tal
vez la estrategia más sensata a seguir desde el punto de vista de sus intereses económicos
nacionales. Cuando se puede proyectar que los precios de un recurso no renovable tenderán a
subir en el mediano y largo plazo, lo más inteligente es preservar lo más posible las reservas
existentes, para que en el futuro se puedan vender a precios aún más altos que los de hoy,
aumentando de este modo con cada año que pasa el valor total del recurso en cuestión, y
maximizando también las ganancias por unidad de producción (en este caso por cada barril de
petróleo).272

Gráfica No. 4.
Pico y evolución futura estimada de la extracción petrolera mundial.

Fuente: BP (Bristish Petroleum): “Statistical Review of World Energy”. BP. http://www.bp.com 2007.

Al cénit de producción petrolera de EEUU que ya hemos discutido antes, se han


registrados declives importantes en al menos cincuenta y seis de las sesenta y ocho naciones más
importantes a nivel mundial por su producción petrolera.273 Esto indicaría que casi todos los

272
Ver: C.D. Masters, E.D. Attanasi, and D. Root, 1994.
273
Ver: L. F. Ivanhoe, 1996.

108
grandes productores nacionales de hidrocarburos han sobrepasado ya el cénit de su capacidad
extractiva, y se encuentran ya avanzando por la vertiente descendente de la curva de Hubbert,
hacia su nadir en las próximas dos décadas. (Ver: Gráfica No. 4 y Mapa No. 2).

Mapa No. 3.
Países en los que la producción petrolera alcanzó su máximo (rojo) y países
en los que aún no se ha llegado a este punto (verde).

Fuente: Andrés Barreda et. al, 2007: “Atlas Mundial del Petróleo “en, Oilwatch-UICN.

De lo anterior se sigue que hay muy pocos países que tienen potencial para aumentar su
extracción (de nuevo, como puede apreciarse en el Mapa No. 2). Por otra parte, si aceptamos la
premisa de Hubbert de que la evolución productiva de cualquier pozo petrolífero muestra una
curva en forma de campana, se sigue lógicamente que la producción sumada de varios de ellos –
o de todos los pozos de un determinado yacimiento- nos da igualmente una curva agregada que
tendrá el mismo perfil en forma de campana de un solo pozo. Podemos entonces extrapolar que el
potencial productivo de cualquier yacimiento, país productor, o incluso de toda la industria
petrolera mundial, experimentarán, tarde o temprano, una evolución en forma de campana; algo
que ya estamos presenciando. Y así entonces como Hubbert calculó con notable precisión el cénit
y la fase declinante de la producción petrolera de los EEUU, estimó también correctamente que el

109
cénit global de la producción petrolera tendría lugar a finales del siglo XX, o a comienzos del
siglo XXI. Pero quizás lo más perturbador para las ilusiones de los optimistas, como Leonardo
Maugeri, que creen que las reservas probadas aumentarán bastante como fruto combinado del
progreso tecnológico y los altos precios, es que Hubbert, calculó también, que si las reservas
mundiales superasen en un 50% a las que él consideraba más probables, el cénit petrolero
mundial sólo se retrasaría en alrededor de una década.

Gráfica No. 5.
Evolución ascendente de los precios del petróleo en años recientes: 2001-2006.
(En dólares por barril)

Fuente: BP (Bristish Petroleum): “Statistical Review of World Energy”. BP: http://www.bp.com 2007.

Pero en realidad sólo podemos alegrarnos de que la era de los hidrocarburos esté llegando
a su fin. En los próximos veinte o treinta años la humanidad tendrá que hacer una transición
energética hacia fuentes renovables y alternativas, quiéralo o no: el petróleo comienza a acabarse
y se hará cada año más caro y menos accesible para la mayoría de las naciones del planeta que
son relativamente pobres y carecen de producción de hidrocarburos como para al menos auto-
abastecerse. Es casi totalmente seguro que si las reservas de petróleo fueran infinitas, la
humanidad jamás haría esta transición energética en forma planificada, voluntaria y con la
convicción y la determinación de hierro que se necesitan para lograrlo. Estamos profundamente
inmersos en esa telaraña de ilusiones tiránicas que nos impone el credo supremo del capitalismo
hipermoderno: consumir hasta que la muerte nos libere más temprano que tarde de este suplicio
de Sísifo; consumir hasta consumirnos a nosotros mismos y todo aquello que sostiene la vida a
nuestro alrededor; consumir hoy sin descanso, para asegurarnos de que mañana todo esté
consumido, incluida nuestra propia existencia como especie.

110
La era de los hidrocarburos ha sido tal vez la que más cerca nos está llevando de nuestra
potencial extinción en tanto especie. Aparte de los derrames que han causado verdaderas
catástrofes ecológicas localizadas274 y efectos ambientales nocivos y perdurables sobre amplias
extensiones marinas, la quema de combustibles fósiles como el petróleo genera grandes
cantidades de gases carbónicos, dentro de los cuales el más dañino es el dióxido de carbono
(CO2). Estos “gases de invernadero” ascienden a las capas superiores de la atmósfera, destruyen
otros gases benéficos como el ozono que filtran la luz solar que llega a la tierra y reducen el
impacto de los rayos ultravioleta e infrarrojo. Al mismo tiempo, los gases de invernadero forman
una capa que no permite que la luz que se refleja sobre la superficie terrestre se disipe de vuelta
hacia el espacio, lo que en última instancia lleva a un calentamiento progresivo de nuestra
atmósfera a nivel global. 275 Este proceso es de origen antropogénico, y la causa principal es
nuestro uso masivo de combustibles fósiles. Y es necesario destacar que en la comunidad
científica especializada en este campo de estudio, tanto el fenómeno de cambio climático global,
como sus causas, han dejado de ser un tema de debate276 o una teoría muy osada como lo era en
los primeros años del siglo pasado, cuando fue planteada por primera vez. 277 Hoy se ha
convertido en una realidad empírica archi-comprobada, aunque hay ciertos sectores empresariales
y sus representantes políticos que se niegan a admitir el carácter rigurosamente científico de los
muy numerosos estudios que demuestran el proceso de cambio climático global, así como de sus
causas fundamentales. 278
Según todos los datos globales disponibles, la temperatura promedio a nivel global ha
ascendido 0.6o centígrados en casi un siglo teniendo como año base 1900. Eso coincide desde el
punto de vista estadístico, con un movimiento ascendente casi idéntico de los llamados gases

274
Como ocurrió con el mega derrame en aguas otrora prístinas de Alaska, y que fue ocasionada por el hundimiento
de un gran tanquero de la Exxon debido a que su capitán estaba ebrio. El derrame tuvo lugar el 24 de marzo de 1989
en una area particularme preciosa desde el punto de vista de la ecología marina de la region denominada Prince
William Sound, cuando un gran buque tanque en dirección a Long Beach se estrelló contra un arrecife y derramó
cerca de 750,000 barriles de petróleo no refinado. Por su magnitud y la riqueza prístina de area costera de Alaska en
que se produjo el encallamiento, ha sido considerado uno de los peores desastres ecológicos ocasionados por el ser
humano. Ver: Charles H. Peterson, Stanley D. Rice, Jeffrey W. Short, Daniel Esler, James L. Bodkin, Brenda E.
Ballachey, and David B. Irons, 2003.
275
Ver: Gerald A. Meehl, et al., 2007.
276
Ver: W.J. Humphreys, 1913. Este autor negaba la importancia que pudieran asumir los gases carbónicos de
origen antropogénico y planteaba que de mucho mayor trascendencia serían en todo caso los gases carbónicos
liberados por la actividad volcánica natural de la corteza terrestre.
277
Ver: Svante Arrhenius, 1908.
278
Ver: William R. L Anderegg, et. al., 2010; Maxwell T. Boycoff, 2011.

111
invernadero (CO2 principalmente), mientras que el comportamiento otros gases de origen
volcánico y otras fuentes naturales se ha mantenido bastante estable. (Ver: Gráfica No. 6.). En la
misma gráfica, puede apreciarse cómo los modelos que forzaban en sus cálculos un aumento de
gases de invernadero para pronosticar sus efectos futuros sobre la temperatura global, resultaron
ser bastante cercanos a la realidad empírica del aumento de temperatura que ha sido medida en
forma científica muchos años después. Lo cual indica, que esos modelos predictivos son bastante
de fiar, y que el tema del calentamiento global por emisión masiva de gases de invernadero no
dejará de cobrar importancia con cada año que pase.279 Lo cual no implica en absoluto que dentro
de una curva general ascendente de la temperatura a mediano y largo plazo, no se den pequeñas
variaciones a corto plazo ligeramente por debajo o por encima de la tendencia general al
calentamiento.280

Gráfica No. 6.
Curvas de calentamiento global y de gases de invernadero, 1900-1990.
Cambios de temperatura en C 0

Temperatura observada___ Temperatura modelada___ Gases de invernadero___


Otros gases___ ___ ___ ___

Fuente: T. P. Barnett, D. W. Pierce, and R. Schnur, 2001: 25.

279
Ver: Venkatachalam Ramaswamy, et. al., 2006.
280
Ver: Kevin Trenberth, 2009.

112
Durante igual período de tiempo, la elevación mundial promedio de los oceanos ha sido
de treinta centímetros, debido al derretimiento de los casquetes polares y de los glaciares.281 Hay
estimaciones que señalan que si la temperatura promedio global ascendiera dos grados –es decir,
1,4o centígrado más que ahora- los niveles de los oceanos podría subir setenta metros más por
encima de su nivel actual, lo que, sin duda, sería una catástrofe de dimensiones apocalípticas,
puesto que ello supondría que una gran cantidad de asentamientos humanos en áreas costeras
quedarían sumergidos bajo el mar.282
Se estimaba en 2002 que cerca de tres mil millones y medio de personas vivían a menos
de doscientos kilómetros de la costa en alguna parte del orbe.283 En otras palabras, una elevación
de setenta metros del nivel del mar significaría la destrucción de incontables puertos y grandes
ciudades cercanas al mar, así como la destrucción de millones de vidas humanas y de
modalidades de vida de pescadores y otros habitantes establecidos en áreas costeras.284 Eso
supondría casi de seguro una total desarticulación de nuestra civilización tal y como la
conocemos en la actualidad.285
Por otra parte, es interesante notar que a medida que la curva de reservas disponibles de
petróleo desciende a nivel global, el consumo sigue en aumento generando cada vez más gases de
invernadero medidos en partes por millón de CO2 (Ver: Gráfica No. 7). Nuestro afán por
consumir volúmenes cada vez mayores de combustibles fósiles parece ser incontenible, aún si
ello supone despilfarrar justamente uno de los recursos naturales decisivos para el proceso de
modernización y desarrollo capitalista desde el último cuarto del siglo XIX hasta nuestros días.

281
Ver: Don Hinrichsen, 1998.
282
Ver: Wallace S. Broecker, 1999 y 2004.
283
Ver: Sara Curran et. al., 2002.
284
Ver: John Tibbets, 2002.
285
Ver: Shan Sun y James Hansen, 2003.

113
Gráfica No. 7.
Curvas de reservas de petróleo disponibles (%) y concentraciones de CO2 en la atmósfera
(PPM=Partes Por Millón).

Fuente: BP (Bristish Petroleum): “Statistical Review of World Energy”. BP: http://www.bp.com 2007.

Ya hemos discutido como el capitalismo está impelido por un tipo de racionalidad


económica que privilegia el crecimiento continuo y que aborrece cualquier período de
estancamiento o de crecimiento negativo, como ocurre en la actualidad con la Gran Depresión II
en pleno proceso de desencadenamiento. En forma bastante ingenua, eso era lo que el geofísico
M.K. Hubbert, había denominado en 1975 como la “cultura del crecimiento exponencial”,286
misma que él consideraba sólo como un fenómeno pasajero en la historia de la humanidad y
destinado a autodestruirse por su inviabilidad a largo plazo.
Los dos principios rectores del capitalismo que lo impulsaron en su triunfo sobre todo
otro tipo de racionalidad económica previo o alternativa, y que lo empujaron a su expansión
mundial desde el siglo XVI en adelante, son también los que de seguro lo conducirán a su
obsolescencia en algún punto no muy lejano de nuestra historia en el siglo XXI. Eso a nosotros
nos parece algo que está fuera de discusión, sobre todo si consideramos la conjunción de lo que
en otros trabajos hemos denominado como las cuatro crisis que vienen cabalgando: 1. La crisis
económica; 2. La crisis ambiental (especialmente en lo tocante al cambio climático global); 3. La
crisis de hegemonía global; 4. La crisis de civilización.
Desde el nivel microeconómico (empresas individuales) hasta el nivel macroeconómico,
el capitalismo está regido por la necesidad constante de crecer con respecto a igual período en un

286
Ver: M.K. Hubbert, 1975.

114
ciclo cronológico anterior. Durante la fase A del ciclo de Kondratieff287 la competencia y la
necesidad de contrarrestar la tendencia a la baja de la tasa de ganancia mediante nuevas
inversiones, hace que el capitalismo necesite experimentar,288 por fuerza mayor, una
reproducción ampliada que implique agregar nuevas ganancias al capital existente. Este proceso
de acumulación de capital, presupone que en cada transacción económica que se efectúe a nivel
micro de todas las empresas capitalistas, se agregue una ganancia que se va sumando a otras, de
modo que en comparación con igual período anterior de actividad económica, haya un margen de
ganancia general, que cuanto más grande mejor. Así maximizar la ganancia es condición
indispensable para la acumulación de capital, y esta última es, a su vez, condición indispensable
para ampliar la inversión y obtener mayores ganancias en cada transacción económica.289 El
capitalismo es, de este modo, un sistema cuya lógica y arquitectura interna está fundada sobre la
premisa inescapable de “crecer o morir”.290
Una vez que el capitalismo transita de la fase A, a la fase B del ciclo de Kondratieff, la
economía se encuentra ya altamente monopolizada y con una tendencia muy fuerte al
estancamiento y a la financiarización, que sustituye las inversiones productivas mediante la
especulación financiera, de manera que el crecimiento macro está garantizado por una secuela de
burbujas que tarde o temprano estallan: mientras más grande la burbuja, más severa la recesión
subsiguiente.291 El problema es que se necesitará llegar al paroxismo de la especulación para que
levante una burbuja tan grande, que lo que siga no sea una recesión, sino una depresión muy
severa, que conduzca al fin a una corrección catastrófica que destruirá casi todo el edificio del
capitalismo, de manera que pueda ser reconstruido otra vez desde sus cimientos y sobre nuevas
bases competitivas que den origen a un nuevo ciclo de Kondratieff en fase A. 292 Esto ocurrió ya
una vez entre 1929 y 1939, y la competencia acendrada entre Estados capitalistas buscando salir
de la depresión, condujo a la Segunda Guerra Mundial. Pero sea como sea, el capitalismo
monopolista propio de la fase B del ciclo de Kondratieff, debe continuar creciendo, aunque lo
haga a través de los mecanismos perversos de la financiarización, y que tan alejados están de lo

287
Ver: Tessaleno Devezas, 2006.
288
Ver: Alan Freeman and Andrew Kliman, 2000.
289
Ver: Andrew Kliman, 2012.
290
Esta dinámica la hemos abordado y analizado con mayor detalle en el Sexto ensayo de Diez ensayos críticos,
publicado en el año 2011. En este trabajo ver: M. Baraona, 2011.
291
Ver: Ernest Mandel, 1980.
292
Ver: Solomos Solomou, 1989.

115
que la retórica pro-capitalista, en tanto sistema económico de “libre mercado” y de “libre
competencia”, desearía hacernos creer.293 El problema es que el débil crecimiento especulativo
durante la fase B de un ciclo de Kondratieff, se cimenta siempre en la financiarización a muchos
niveles de la vida económica294, y que como vasos comunicantes y en expansión, invaden al igual
que un cáncer avanzado y con metástasis, toda la economía nacional y global, levantando
burbujas financieras que tarde o temprano acaban estallando con consecuencias terribles. 295
Pero volviendo a nuestro tema central en esta parte de este trabajo, observamos que en
ambas fases del ciclo de Kondratieff, el capitalismo sigue su marcha avante por cualquier senda
que le permita mantener tasas de crecimiento y expansión, ya sea sobre un fundamento más o
menos sólido y dentro de un mercado relativamente competitivo,296 o sobre un fundamento
perverso e hiper-monopólico, y dentro de una gran burbuja de financiarización. 297 En ambos
ciclos el consumo se expande, y correlativamente la producción, aunque en la fase A esta
expansión exprese una ampliación real de la base productiva producto de inversiones a su vez
productivas y de la competencia, y en la segunda la base productiva altamente monopolizada, se
estimula sólo mediante la financiarización económica.298 Y aunque las consecuencias eventuales
de ambas fases sean muy distintas, el leit-motiv capitalista de maximizar la ganancia para
acumular capital, y de acumular capital para maximizar la ganancia, se mantiene incólume, hasta

293
Ver: James Story, 2002.
294
Financiarización de los Estados que conduce a una deuda externa y a un déficit fiscal letal en el largo plazo;
financiarización del sistema financiero privado propiamente tal, con el surgimiento de grandes empresas financieras
que suplantan a los bancos regulares e incluso a los bancos de crédito y que comienzan a inventar sofisticados
esquemas e instrumentos especulativos para convertir artificialmente un dólar en miles de dólares que sólo son
“humo y espejos”, y que representan la acumulación muy peligrosa de “activos tóxicos”; financiarización de las
compañías manufactureras que dependen cada vez más del crecimiento de sus acciones y de las inversiones externas,
y cada vez menos de su propia capacidad productiva real para generar riquezas y ganancias con un fundamento
económico tangible; la financiarización mediante el crédito “fácil” de los hogares y los individuos a través de
hipotecas, tarjetas de crédito y de compra, préstamos para pagar estudios y otros servicios, créditos para pagar por
salud o para la compra de un automóvil, etc. Todos estos niveles y modalidades de financiarización se potencian los
unos a los otros y se aúnan para llevar en forma colectiva al capitalismo a una inflación crediticia que enmascara los
problemas de fondo de la falta de crecimiento real y de la tendencia a la caída de la tasa de ganancia de la cual tarde
o temprano no hay escapatoria posible sino mediante una crisis profunda y prolongada, y una subsecuente
reconstrucción económica desde los cimientos. Ver: Greta R. Krippner, 2003 y 2005.
295
Ver: Vincent Barnett, 1998.
296
Como ocurrió entre circa 1945 y circa 1975.
297
Ver: Harry Magdoff and P.M. Sweezy, 1987.
298
Ver: Bernard Dockés et Paul Rosier, 1983.

116
que una depresión económica severa obliga a todos los operadores capitalistas a poner
forzadamente los pies sobre la tierra otra vez.299 (Ver: Esquema No. 3).

Esquema No. 3.
El gran motor de la destrucción ambiental.

Fuente: el autor.

Y mientras el capitalismo pueda funcionar de alguna manera a nivel macro-económico, y


a escala planetaria en la actualidad como fruto de lo que hemos llamado en otros trabajos la
Globalización Transnacional”, 300 la destrucción del medio ambiente para obtener todas la
materias primas necesarias, los recursos energéticos indispensables, y para deshacerse de una
infinidad de desechos industriales al menor costo económico posible –y, por consiguiente, al
mayor costo ecológico imaginable- seguirá en auge y buscando siempre ese crecimiento
exponencial que es el sueño dorado de todo apologista del capital. 301 La idea de que puede haber
un “capitalismo verde”, en armonía con el medio ambiente,302 es uno de los artefactos
propagandísticos más burdos de todos los tiempos, y que desafía la lógica más elemental. 303

299
Ver: Andrew Tylecote, 1991.
300
Ver: M. Baraona, 2005 y 2011.
301
Ver: Thomas Robinson, 2009.
302
Ver: la interesante discusión en, Michael Perelman, 2002.
303
Y en esto la derecha pro-capitalista está muy clara, a sabiendas que toda política seria para detener el cambio
climático global, así como cualquier política conservacionista global efectiva y seria, resultaría en colocar limitantes
fatales para la perpetuación del sistema capitalista. Así, el autor e ideólogo pro-capitalista Larry Bell, en un ensayo
reciente titulado de manera sugerente como Climate of Corruption (Clima de corrupción), argumenta que toda
política ambientalista está orientada esencialmente a “[…] transformar el American way of life, a favor de una

117
Esquema No. 4.
La dinámica del crecimiento capitalista sin cesar que conduce a la destrucción en escala cada vez
mayor y más acelerada del medio ambiente (gases de invernadero=calentamiento global).

Aumento de
la
producción.
Mayor Calentamiento
Crecimiento Más gases de
económico explotación global.
invernadero.
constante. de recursos
naturales.

Aumento
del
consumo.

Fuente: el autor.

Y es posible que muchos de los apologistas del capital que anuncian con gran fanfarria la
implementación de un “desarrollo sostenible”, no sean en realidad tan ingenuos como para pensar
que el actual sistema económico hegemónico en todo el planeta, pueda de verdad operar sin
destruir el medio ambiente, y sin poner cada día más en peligro la viabilidad misma de la especie
humana. Más bien, a lo que se refieren, es a una preservación ecológica mínima que permita
sostener por mucho tiempo más la expansión capitalista. No es una perspectiva que proponga
cambios estructurales y a largo plazo del capitalismo para que el medio ambiente se sostenga, y
pueda a su vez sostener la vida humana en forma indefinida, sino que busca cómo minimizar el
costo ecológico, de forma que el capitalismo es el que sea sostenible de manera indefinida.304
Pero nuestro escepticismo respecto incluso a la viabilidad de esta noción de sostenibilidad pro-

redistribución global de la riqueza”. Ver: Larry Bell, 2011: 46. (Traducción del autor). Y en la misma tónica, el
escritor británico James Delingpole, señala enfático que notes that “El ambientalismo moderno avanza en forma
exitosa muchas de las causas más importantes de la izquierda: redistribución de la riqueza, más impuestos, más
intervención gubernamental, y más regulaciones”. Ver: James Delingpole, 2011: 68. (Traducción del autor).
304
Ver: Stephen James Purdey, 2010.

118
capitalista, es muy grande.305 Y la razón reside en que la tendencia constante al decrecimiento de
la tasa de ganancia, obliga a las empresas capitalistas manufactureras a reducir sus costos de
producción, al tiempo que se expanden mediante nuevas inversiones productivas que les permitan
mantener sus ganancias a un nivel aceptable, o mediante la financiarización durante las fases
mopolísticas y de estancamiento. Y creer que las empresas capitalistas serían capaces de
implementar medidas rigurosas de protección ambiental, elevando así considerablemente sus
costos de producción, es más que ingenuo.306 Pero lo más peregrino, es pensar que el capitalismo
en su conjunto puede renunciar a ser un sistema expansivo, y transformarse así en un tipo de
racionalidad económica basada en el uso renovable de los recursos naturales;307 es decir,
convertirse en un sistema económico cuyo crecimiento tienda a cero y a una armonía perdurable
entre economía y naturaleza, como parte esencial de su racionalidad.308
No cabe duda que algunas normativas proteccionistas del medio ambiente y la salud
humana dependiente del entorno natural, pueden ser implementadas dentro del capitalismo, pero
siempre serán un muy pálido remedo de verdaderas políticas de sustentabilidad ecológica y de
bienestar biológico de nuestra especie. Sustentabilidad ecológica que no es otra cosa, en última
instancia, que la sustentabilidad de la vida humana sobre el planeta.309 Y las pruebas están a la
vista y son contundentes: a pesar de las muchas normativas e iniciativas tendientes a reducir la
emisión de gases de invernadero en las últimas dos décadas, el problema no cesa de agravarse.310
Iniciativas como el Protocolo de Kioto, 311 son con frecuencia violadas por las naciones firmantes,
mientras que otras que son grandes emisoras de CO2 per-cápita (y también de otros cinco gases
de invernadero) y en volumen total, como los EEUU, no ha querido ratificar el acuerdo, o como
Canadá que se retiró hace algunos años.
Y mientras la comunidad de los climatólogos y otros expertos dedicados a estudiar el
tema científico del cambio climático global, asume de manera cada vez más coherente y

305
Ver: Fred Magdoff and John Bellamy Foster, 2011.
306
Ver: Phillip Lawn, 2006.
307
Ver: Fred Magdoff, 2012.
308
Ver: T. Trainer, 2010.
309
Ver: John Bellamy Foster, 1994.
310
Ver: John Bellamy Foster, 2002.
311
El objetivo del Protocolo de Kioto consiste en reducer a nivel mundial la emisión de gases de invernadero en un
5.2% por debajo del nivel de 1990 entre los años 2008 y 2012. Pero si comparamos los niveles probables de emisión
de gases de invernadero en 2010 sin tomar ninguna medida restrictiva, con el posible 5.2% de reducción con respecto
a 1990, entonces el nivel de liberación de gases nocivos sería 29% más alto.

119
homogénea una misma postura -y que se resume en que el calentamiento general es un hecho
incontrovertible y que su causa fundamental es de naturaleza antropogénica- en círculos políticos
y económicos de la mayor potencia mundial, hay quienes insisten en que todo el asunto es una
especie de complot de los “rojos” haciéndose pasar por “verdes”. Tanto es así, que el doctor en
geoquímica, James Lawrence Powell, ha escrito en un libro muy reciente sobre el tema, que “[…]
en la negación del calentamiento global, estamos presenciando el ataque más vicioso -y hasta
ahora el más exitoso también- a la ciencia en la historia”.312
En un artículo reciente, Naomi Klein, la conocida autora del libro La doctrina del shock,
escribió hace poco un artículo titulado Capitalismo versus el clima (Capitalism vs. the
Climate),313 en el cual critica a aquellos liberales con inclinaciones de izquierda (dentro de lo que
en EEUU se considera como de “izquierda”) por negar aquello que la derecha norteamericana y
europea parece haber entendido muy bien: que las posturas ecologistas que buscan soluciones
verdaderas y profundas a la cuestión de la destrucción del medio ambiente, representan una
crítica radical de la racionalidad económica capitalista. Y Naomi Klein plantea con su habitual
agudeza, que en efecto, el debate sobre la cuestión del cambio climático global representa un
peligro para la hegemonía ideológica del capitalismo. Agrega, que hay sectores de la izquierda
que desean morigerar las implicaciones políticas y económicas del problema, afirmando al estilo
de las posturas de Al Gore, que la protección ambiental es compatible con el expansionismo
económico capitalista, y que, por ende, no es una amenaza para el capitalismo. Es un
“ambientalismo blando”, que desea reducir las medidas conservacionistas a la propagación de los
automóviles híbridos, o a reciclar la basura, o a utilizar ampolletas de luz más eficientes.
Medidas todas que sin duda son loables, pero no por ello suficientes para resolver el problema del
cambio climático global, o tan siquiera mitigarlo. Es como querer detener un tren desbocado,
colocando guijarros sobre las vías férreas delante de él.
Hasta este punto hemos abordado la forma como los avances científicos y tecnológicos en
el largo ciclo del nacimiento y desarrollo del capitalismo desde el siglo XV hasta el amanecer del
siglo XXI en la actualidad, permite un estado continuo y permanente de modernización
productiva, la que a su vez genera una modernización general de la sociedad a medida que
impregna toda la estructura social, política, cultural e ideológica en cada fase de la modernidad.

312
Ver: James Lawrence Powell, 2011: 15. Traducción del autor.
313
Ver: Naomi Klein, 2012.

120
Pero estas fases de modernidad, que no son otra cosa que el marco existencial general (sumatoria
compleja de factores objetivos y subjetivos que determinan la gestación acción social y la
estructuración social –historicidad- en un momento histórico determinado) que resulta de la
modernización, la globalización (impulso hacia la creación de un sistema-mundo), los conflictos
y la resistencia propias de cada etapa del desarrollo del capitalismo.314 La modernidad, por
supuesto, incluye un universo muy amplio de fenómenos, especialmente en el ámbito cultural e
ideológico, y que son a menudo intangibles y difíciles de analizar y catalogar. Son fenómenos,
sin embargo, que tendrán un efecto muy poderoso en la constitución de los actores sociales en
cada etapa de la modernidad, y sin los cuales, la modernización capitalista, la globalización, los
conflictos sociales y las formas de resistencia que informan cada período histórico, serían
ininteligibles para el analista.
De hecho, con frecuencia, las espirales de conflicto social y resistencia asociadas a la
irrupción modernizadora de un nuevo esquema de desarrollo capitalista en una cierta fase
histórica, son esencialmente fenómenos culturales e ideológicos, y que al determinar en gran
parte los discursos y visiones de los actores sociales que se constituyen, resultan ser de una
importancia cardinal. Al final de cuentas, la historicidad (modo específico de producir la historia
o de estructuración social) peculiar de cada tipo de modernidad, es, a su vez, el resultado
exclusivo de la acción social del conjunto de actores sociales que se constituyen en ciertas
coyunturas y que a veces se mantienen activos e influyentes en el escenario social por mucho
tiempo. La estructuración de la sociedad no es un proceso descentrado y carente de
protagonismo, sino que, por el contrario, es una propiedad emergente del sistema social que es
fruto única y exclusivamente de la acción social; es decir, del protagonismo que asumen todos los
actores sociales en el proceso histórico.
En general, puede afirmarse que toda sociedad compleja y jerárquica que ha existido en la
evolución social y cultural de la humanidad desde la invención de la agricultura y los primeros
asentamientos humanos sedentarios, ha transitado en su historicidad, o proceso de estructuración
a lo largo del tiempo, por grandes momentos existenciales. Estos momentos existenciales, que al
igual que la modernidad han sido la sumatoria compleja y sistémica de todos los factores
subjetivos y objetivos que intervienen en la conformación de actores sociales y en el proceso de

314
Un buen estudio sobre el caso particular del Japón, pero que ilustra bien lo que hemos planteado a este respecto,
puede leerse en: Ichiyo Muto, 1996.

121
estructuración social, son el gran marco de referencia dentro del cual individuos y grupos sociales
encuentran su identidad y definen sus discursos, así como los propósitos mundanos y
trascendentes315 de su propia existencia. La diferencia entre la constitución de marcos
existenciales amplios (que son la sumatoria compleja y sistémica de todos los factores subjetivos
y objetivos en un período histórico determinado de una cierta sociedad o civilización)316 y la
modernidad como la hemos definido hasta aquí, reside en que el núcleo dinámico del marco
existencial moderno (la modernidad) está constituido por la modernización capitalista, la que
debido a su naturaleza intrínseca,317 no puede dejar de experimentar una revolución intensa y
permanente de las fuerzas productivas que sostienen justamente la expansión del capital en el
proceso histórico. En las sociedades pre-capitalistas con frecuencia no hay un núcleo dinámico
perfectamente distinguible, sino un conjunto de fuerzas más o menos difusas, entre las cuáles a
veces el leit-motiv existencial central puede ser una determinada cosmogonía o visión religiosa, o
el imperativo de la conquista militar y la mantención de un cierto sistema de dominación cultural,
político, étnico y, por supuesto, económico. Y si se nos permite utilizar aquí una metáfora del
mundo natural, diríamos que los marcos existenciales amplios en sociedades pre-capitalistas
semejan a una nebulosa sin un centro muy definido, mientras que el marco existencial (la
modernidad) en sociedades capitalistas es una galaxia con un cetro y contornos bien definidos.
Ahora bien, ¿significa lo afirmado más arriba que estemos proponiendo una visión
economicista del proceso de estructuración social? De ningún modo, puesto que lo señalado poco
antes no implica que la cultura, los actores sociales, la globalización, los conflictos sociales, y las
diferentes formas de resistencia ante el desarrollo del capitalismo, estén mecánicamente
determinadas por este último, sino simplemente que son influidas por este, y a menudo dando
origen a modalidades existenciales amplias (modernidad) que no son favorables a los propósitos
y necesidades fundamentales del capital. Por ello, justamente, entre las cuatro espirales de la
modernidad, he situado como de importancia central, cuya evolución suele ser antagónica a los

315
Que no necesariamente serán de orden místico o religioso. Más bien con este término estamos implicando la
existencia de una cosmogonía determinada que da sentido a la vida individual y colectiva en una determinada
sociedad y dentro de un marco existencial amplio que predomina en una fase histórica particular.
316
Entendemos por civilización el marco existencial más amplio y que engloba a todos los demás dentro de una
sociedad (o conjunto de ellas) determinada.
317
La que responde a dos principios rectores y que distinguen la racionalidad económica capitalista de toda otra
forma de racionalidad económica: 1). La maximización de la ganancia (aumento constante de las tasas de ganancia
de un cierto período cronológico a otro); 2). La acumulación de capital (sobre todo el capital variable que puede
reinvertirse para acumular más capital).

122
intereses centrales del desarrollo capitalista, como son los conflictos sociales y la resistencia a la
modernización.
El desarrollo capitalista (modernización) es, por lo tanto, un núcleo dinámico dentro de la
modernidad sin cuya influencia sobre esta última ella sería ininteligible, pero es tan influido en su
accionar por las otras espirales de la modernidad, como él influye a su vez sobre estas. Si la
modernización no estuviera influida por las otras espirales que hemos destacado en este trabajo y
otros anteriores, entonces la modernidad dejaría de ser un marco existencia complejo y de
numerosas facetas y dimensiones, para convertirse en simple modernización; es decir, en simple
desarrollo capitalista “químicamente puro”; y, por ende, ya no tendría sentido hablar de
modernidad como de un fenómeno con su propia realidad fenomenológica y epistemológica,
diferente y diferenciable de la modernización. Desde sus orígenes, el capitalismo se presenta
como un tipo de economía que no puede estar en una condición estable y en equilibrio con otros
tipos de organización productiva (feudalismo, economía campesina, mercantilismo pre-
capitalista, comunismo primitivo, etc.) por mucho tiempo. El capitalismo es un tipo de
racionalidad económica que pronto llegó a ser hegemónica luego de su emergencia en el siglo
XV en el norte de Italia, como resultado precisamente de su capacidad para expandirse,
erosionando, devorando, y eventualmente eliminando o reduciendo a su mínima expresión toda
otra forma de racionalidad económica alternativa.
Pero a pesar de esa capacidad extraordinaria para englobar y digerir a su favor otros
sistemas económicos no capitalistas o pre-capitalistas, la modernización capitalista no ha sido
capaz de dominar por completo toda la modernidad, hasta convertirla en un mero reflejo
mecánico de la modernización. (Ver: Esquema No. 2). La modernidad será entonces siempre
mucho más que mera modernización; y nuestro marco existencial, siempre será más que la
predominancia hegemónica de los imperativos ideológicos que promueven la legitimidad del
capitalismo. Pues más allá de todos los disfraces discursivos, la racionalidad económica
capitalista es la proyección histórica de una suerte de individualismo radical, según el cual
cualquier forma de altruismo es “económicamente irracional”; y que como ya lo dijera el propio
Adam Smith, no es más que la extensión y glorificación de aquella “vil máxima” de todos “los
amos de la humanidad” a lo largo de los siglos: “todo para nosotros, nada para otra gente”.
Y dado que suele atribuirse al pensamiento Adam Smith -y cuya obra ha sido a menudo
tan desvirtuada por apologistas como por detractores del capitalismo- esta modalidad actual de

123
capitalismo irrestricto que hoy conocemos como neoliberalismo, es justo y útil citar las palabras
del propio economista y filósofo con respecto a la decadencia ideológica que ocasiona el exceso
de privilegios y el surgimiento de la vanidad más frívola y perversa de los ricos y poderosos; o
sea, de “los amos de la humanidad”:

Pero todo aquello que la violencia de las instituciones feudales no pudo lograr, el
insensible y silencioso trabajo del comercio exterior y de las manufacturas, lo consiguió
gradualmente. Poco a poco estas otorgaron al gran propietario con algo que pudiera
intercambiar el producto excedente de sus tierras, y que pudieran consumir sin tener que
compartirlo ni con sus trabajadores o prestamistas. Todo para nosotros y nada para otra
gente, parece ser, en cada etapa del mundo, la vil máxima de los amos de la humanidad.
Tan pronto, por lo tanto, como pudieron encontrar un método para consumir ellos
mismos la totalidad del valor de su renta, no tenían la menor disposición a compartirlo
con ninguna otra persona. Por un par de aretes de diamante, o quizás, por algo tan inútil
y frívolo, ellos intercambiarían el sustento, o lo que es lo mismo, el precio del sustento
de mil hombres al año, y con ello todo el peso y la autoridad que podrían otorgarles. Los
aretes, no obstante, serían completamente de ellos, y ninguna otra criatura humana
tendría el derecho a compartirlos; mientras que el método más antiguo de gastar en
bienes útiles, habría beneficiado al menos a mil personas. Con la discreción que permitió
que se estableciera una nueva preferencia, esta fue decisiva.; y así, se pudo hacer para la
gratificación más infantil, más perversa y más sórdida de las vanidades, y con ello
dilapidaron gradualmente todo su poder y autoridad.318

Sin el triunfo de una determinada ideología de individualismo extremo, misma que venía
forjándose en los círculos dominantes del sistema-mundo desde sus orígenes en el siglo XVI, y
de la cual la conquista y la empresa colonizadora española en América fue una de sus grandes
apoteosis históricas, la modernización capitalista no habría sido viable. La modernización
capitalista, en todas sus etapas históricas, es siempre la manifestación tangible de una revolución
ideológica concurrente al proceso de transformación económica, y que es el lubricante que
permite el funcionamiento óptimo de todos los nuevos engranajes productivos, y también, el

318
Ver: Adam Smith, 1776: (III-10): 418. Traducción del autor.

124
combustible psico-social que le da bríos subjetivos y un sentido de propósito más allá del mero
conjunto de nuevas prácticas económicas capitalistas. Y con frecuencia ocurre que el impacto
modernizador de estas nuevas formas de legitimación y sublimación ideológica del desarrollo
capitalista en todas sus fases, genera un impacto tan grande como la modernización misma del
aparato productivo.
La modernización avanza, entonces, a lo largo de dos vertientes complementarias (Ver:
Esquema No 4) e indispensables: la modernización de los entramados mentales y la
modernización de las fuerzas productivas. Y ambas vertientes encontrarán a su vez modalidades
de resistencia y conflicto, tanto a los nuevos valores y normas mentales y propuestas ideológicas,
como a las nuevas prácticas productivas per-se. No ha existido jamás algún proceso de
modernización capitalista de las ideas que no haya generado su contraparte crítica y alternativa,
así como tampoco no ha existido jamás un proceso de modernización productiva capitalista, que
no haya sido contestado a nivel político y a nivel específicamente económico. Aunque esto
último, por supuesto, no significa que a veces amplios sectores de las poblaciones afectadas por
estos procesos de modernización capitalista, no hayan abrazado con diferentes grados de
intensidad y entusiasmo, la modernización ideológica capitalista –que suele ser sólo una nueva
modalidad de individualismo radical edulcorada en visiones de realización personal y felicidad
mundana. Es más, sin este proceso de popularización de nuevos horizontes subjetivos
capitalistas, cuya adopción convierte así en promotores de segunda línea del advenimiento
psicosocial y cultural de un nuevo universo de legitimación ideológica a sectores de la sociedad,
la modernización económica difícilmente podría efectuarse con posibilidades de éxito.

125
Esquema No. 5.
Las dos vertientes complementarias de la modernización y sus efectos.

Esfera ideológica.

Recepción
Modernización negativa.
ideológica.
Recepción
positiva.

Modernidad.
Esfera económica.

Recepción
Modernización negativa.
económica.
Recepción
positiva.

Fuente: el autor.

Hay otros aspectos que necesitamos abordar en relación con la manera como la
modernización capitalista se vincula en forma dialéctica con la globalización, hasta el punto que
es imposible concebir la renovación de las fuerzas productivas en las que se funda el capital, sin
que este proceso sea visualizado también en términos de su expansión territorial en el transcurso
de la historia.
Un sistema económico que necesita siempre aumentar, o al menos mantener elevada su
tasa de ganancia, es por fuerza una estructura que tenderá a reproducirse en forma cada vez más
ampliada, tanto desde el punto de vista económico como desde la óptica de la expansión
territorial en busca de nuevos mercados, materias primas, y mano de obra más barata. Desde la
microeconomía empresarial, hasta el conjunto total de la economía capitalista, crecer en forma
comparativa a un ciclo cronológico anterior, es el único signo de que se está operando en forma
exitosa. Crecimiento cero o inferior durante dos o más ciclos económicos consecutivos, es lo que
usualmente se considera como una recesión o una crisis económica, poniendo de manifiesto con
ello, la racionalidad expansiva inevitable del capitalismo. 319

319
Ver: Jerry Mander, 2012.

126
Sabemos que históricamente el capitalismo se desarrolla o expande mediante dos
mecanismos fundamentales: 1. Mediante la expansión vertical: es decir, mediante la
intensificación de la explotación del proletariado lo que genera mayor plusvalía y, por ende,
mayores tasas de ganancia. Esto se consigue por medio de un conjunto de tácticas económicas
diferentes, entre las cuales está mantener un ejército de reserva industrial que permita mantener
los salarios reales de los trabajadores por debajo del aumento promedio de la tasa de ganancia,
y/o mediante el aumento de la productividad per-cápita de los trabajadores, que no es sino otra
forma encubierta de mantener los salarios bajos, ya que los obreros produce más por el mismo
pago en dinero. El aumento constante de los precios al consumidor que se traduce en inflación
crónica, es también propio de las economías capitalistas altamente monopolizadas, y no es otra
cosa que la apropiación vía el mercado de ingresos monetarios individuales, y que son
expropiados por la clase capitalista. Estas y otras tácticas que no podemos examinar en forma
pormenorizada en este trabajo, asumen una particular trascendencia durante la fase B del ciclo de
Kondratieff, cuando el monopolio se transforma en la modalidad empresarial dominante,
conduciendo a un estancamiento cada vez más pronunciado de la economía capitalista que se
solventa en forma transitoria mediante la financiarización,320 misma que eventualmente conduce
a una crisis peor aún, 321 cuando estalla la gran burbuja crediticia;322 2. Mediante la expansión
horizontal: vale decir, mediante la ampliación económica y geopolítica permanente hacia nuevos
territorios que ofrecen ventajas comparativas, tales como nuevos mercados, nuevas fuentes de
materias primas, y nuevas fuentes de mano de obra barata. Cuando este fenómeno alcanza una
magnitud geopolítica de gran escala, entonces lo que tenemos es el proceso de globalización, o
una nueva etapa histórica de la globalización.

320
Ver: Erik S. Reinert, 2012.
321
Ver: Andrew Kliman, 2009.
322
Ver: Engelbert Stockhammer, 2004.

127
Esquema No. 6.
La dinámica de las fases de la gestación modernizante y la creación de un cierto
tipo de modernidad en el capitalismo.

Avances científicos y
tecnológicos.
Modernidad.

Nuevo paradigma
tecnológico. Globalización.

Aplicaciones prácticas
Modernización. Conflictos.
en la economía.

Desarrollo Resistencia.
capitalista.

Fuente: el autor.

Dado el carácter concéntrico del sistema-mundo que ha resultado de la modernización


capitalista y la globalización desde el siglo XV hasta nuestros días, las transformaciones e
innovaciones tecnológicas y científicas que conducen a un nuevo paradigma tecnológico a su vez
que habrá de incidir en nuevo tipo de desarrollo capitalista y de modernización, los cambios
modernizantes se producen primero en las naciones metropolitanas para luego diseminarse a lo
largo y ancho de la economía mundial hasta las regiones periféricas.

128
129
Capítulo Tres. Transición a la Hiper-Modernización (circa 1990-2007).

Fin de la Guerra Fría.

Situamos el comienzo de la Hipermodernización en 1990, año en que convencionalmente


se acepta el fin de la Guerra Fría. Es también el comienzo de la Cuarta Revolución Industrial
basada en la nueva tecnología de la bioingeniería. La Tercera Revolución Industrial, generada por
los avances en ingeniería computacional e informática –que un autor ha definido, acertadamente
a nuestro parecer, como la Segunda Revolución de la Información, luego del surgimiento del
telégrafo, la radio y el teléfono-323 aún perdura y no deja de tener un significativo impacto, pero
el nuevo núcleo científico y tecnológico de la Cuarta Revolución Industrial, es la nueva
bioingeniería o ingeniería genética. Y así, aunque aún estamos bajo el impacto de formas
anteriores de modernización que de alguna forma se combinan en forma dinámica, haciendo que
todas las precedentes magnifiquen el poder de la última oleada modernizadora, la transición a la
Hipermodernización está marcada esencialmente por la aplicación de la genética a la esfera de las
empresas capitalistas.
Al terminarse la Guerra Fría, el panorama político, económico y cultural en el mundo se
transforma de maneras que a menudo son insólitas e inesperadas. Se acaba el orden internacional
basado en una cierta correlación de fuerzas entre las superpotencias de la Guerra Fría, y la URSS
se desintegra, al igual que el bloque satélite de la Europa del este. EEUU queda como la única
gran potencia mundial, y las elites del poder en este país se aprestan a convertir el siglo XXI que
se aproxima, en “el nuevo siglo Americano”.324 Pero el momento unipolar pronto comenzará a
complicarse con la emergencia de China y del este asiático, y las complejidades del Medio
Oriente ponen también en evidencia los límites del poder norteamericano, a pesar de su enorme

323
Ver: Gerald W. Brock, 2003.
324
Ver: Noam Chomsky, 2003.

130
superioridad militar.325 Una América Latina cada día más independiente, pone asimismo en
cuestión la capacidad de los EEUU para mantener una hegemonía global absoluta.326
Pero el triunfo de la Hipermodernización queda garantizado mediante la expansión global
del capitalismo, que se extiende a los países con socialismo de Estado. Abruptamente, en menos
de quince años, más de tres mil millones de personas (principalmente en Europa del este y la ex-
Unión Soviética, China, India, y Vietnam) fueron arrastrados al torbellino de la modernización
capitalista neoliberal, o Hipermodernización, como la llamamos también en este trabajo. Estos
países transitarían sin desvío ni descanso, de ser economías y sociedades relativamente
enclaustradas, a lidiar de manera directa con el incipiente universo de la Hipermodernidad.
Pero el resto del mundo tampoco ha permanecido incólume frente a esta súbita
incorporación. Con el fin de la Guerra Fría, todos los países de reciente integración no sólo
llegaron al mercado mundial en busca de energéticos, alimentos, servicios, capital, y bienes de
toda índole; ellos son también crecientemente parte de un sólo mercado mundial de mano de
obra. Las consecuencias de estas transformaciones recién se dejan sentir. De una parte, la
economía global ha precipitado movimientos masivos de capital y trabajo a través de fronteras
nacionales que en muchos casos se han tornado irrelevantes, o por lo menos incapaces de
contener estos mega-flujos transnacionales.

Globalización Neoliberal (circa 1985-2012), fase superior de la Globalización


Transnacional (circa 1960-2012).

La palabra “globalización” que hemos empleado a lo largo de gran parte de este trabajo,
es quizás uno de los vocablos de las más usados y abusados de nuestra época. Se ha transformado
en una especie de sortilegio lingüístico para despejar todas aquellas incógnitas complejas de la
vida social y económica contemporánea.327 Fue acuñada hacia fines de los ochenta, y ya en los

325
Con el 52% del gasto militar global en el año 2011, los EEUU siguen siendo de lejos la principal potencia bélica
del mundo en la actualidad, del mismo modo como lo fueron desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Ver:
Antony Best, Jussi Hanhimäki, Joseph Maiolo and Kirsten Schulze, 2008.
326
Ver: Tom Barry, 2006.
327
Ver: Robbie Anderson, 2003; Justin Rosemberg, 2000 y 2005.

131
noventa era repetida sin cesar, aunque se la utilizara con numerosos significados diferentes, y a
menudo, opuestos. Con frecuencia, por no decir casi siempre, se habla y se escribe hoy de
globalización, como si esta hubiese comenzado apenas en los años noventa del siglo XX,
confundiendo así la ‘globalización’ en general, con la “globalización neoliberal”328 de las últimas
dos décadas. Y esta confusión no es de extrañar, pues es en estos veinte años recientes en que la
palabra “globalización” se ha puesto de moda, saliendo de los confines estrechos de la academia
y los intelectuales, para ser adoptada por los medios de comunicación de masas, y a través de
estos, por el gran público, la humanidad ha experimentado la fase más intensa de globalización de
la historia moderna.
Por ende, la globalización, como ya hemos discutido extensamente en este y otros
trabajos, es un término que casi naturalmente evoca la idea de los mercados mundiales y la
creación de una nueva economía política global. Pero nunca se insistirá lo suficiente en que la
globalización es un proceso que se remonta a los orígenes del sistema-mundo desde fines del
siglo XV; y que este proceso ha pasado por numerosos altos y bajos, y por diferentes etapas
históricas. Es un proceso antiguo cuya culminación transnacional en la actualidad lo hace más
evidente, pero es un error pensar que comenzó hace sólo un par de décadas atrás. Como hemos
mostrado a lo largo de casi todas las secciones precedentes en este trabajo, globalización y
modernización son procesos estrechamente inter-conectados, y a menudo no son sino dos
dimensiones del mismo proceso general de transformación de la sociedad –al menos desde que el
capitalismo se estableció como la forma hegemónica de racionalidad económica. Podría decirse,
en otras palabras, que la globalización, en su sentido más amplio, es el proceso de incorporación
–a veces en forma gradual, y otras de manera vertiginosa, como en los últimos veinte años- de
toda la humanidad a una vida social y cultural marcada por la modernización capitalista.
Pero aunque la globalización y la modernización son dos fenómenos que están
indisolublemente ligados desde la irrupción del capitalismo, 329 las diferencias entre ellos son
esenciales para comprender la dinámica de las sociedades modernas. Mientras la modernización
es el conducto mediante el cual se canalizan las transformaciones que tienen su fuente de origen
en el desarrollo capitalista, la globalización es su resultado final. Pero este resultado final no es
sólo el producto de las transformaciones que se dan en la esfera productiva, sino que es una

328
Que es a su vez la fase culminante de Globalización Transnacional que despunta ya desde fines de los años
sesenta del siglo pasado.
329
Ver discursión en el primer capítulo de ste trabajo.

132
adición mucho más compleja que incluye también un amplio espectro de respuestas culturales y
políticas a la modernización. La modernización es así el corazón dinámico en torno al cual
diversos actores sociales se enfrentan y luchan por definir la orientación general y los resultados
particulares del proceso histórico, mientras que la globalización es el escenario mundial concreto
en el cual se libran y negocian estos conflictos; y por último, la modernidad es el marco
existencial en que ambos fenómenos se encuadran. A cada fase de modernización corresponde
algún tipo peculiar de globalización, y en cada una de estas etapas el ser humano va definiendo,
mediante innumerables acciones e interpretaciones, el significado general de cada momento
histórico; es decir, la modernidad, o el marco existencial más amplio en que se constituyen los
sujetos históricos, en todas sus posibles manifestaciones antagónicas y complementarias.
Además, hay que mencionar el hecho de que es durante esta última etapa globalizadora
neoliberal (1985-2012), en que hemos observado la creación de un espacio geopolítico mundial
favorable en extremo a la acción de los agentes económicos y capitalistas transnacionales. En
ningún otro momento histórico globalizador y modernizante desde el siglo XVI a nuestros días,
habían existido tantas facilidades legales, y políticas en el concierto mundial de naciones, para
que el gran capital pudiera ejercer sus dictados con tanta facilidad. Es el sueño de los fisiócratas
del siglo XVIII, hecho realidad. Y más que nunca, el famoso grito de batalla del naciente
capitalismo liberal del siglo de las luces, laissez faire et laissez passer, le monde va de lui
meme,330 parece haber encontrado un eco universal entre casi todas la elites gobernantes del
mundo. Las barreras aduanales y tarifas han sido eliminadas en su mayor parte por casi todas las
naciones en la actualidad, al tiempo que mediante “tratados de libre comercio”, se han levantado
la mayor parte de las barreras jurídicas, comerciales, impositivas, ambientales y laborales que
tornaba inseguras, o limitaban, las ganancias generadas por las grandes inversiones extranjeras de
los países metropolitanos en los países de la periferia.331
El “libre comercio”, no es otra cosa que la creación de “garantías de hierro” a la inversión
extrajera, en aquellas naciones que ofrecen ventajas comparativas enormes debido a sus
cuantiosas reservas de mano de obra barata.332 Con ello se ha podido gestar un inmenso ejército
industrial de reserva a nivel global, para así mantener los salarios deprimidos en el centro, y

330
Dejad hacer y dejad pasar que el mundo marcha por sí solo. Traducción del autor.
331
Ver: Michael Barrat Brown, 1993.
332
Ver: Michael D. Yates, 2004.

133
miserables en la periferia.333 Lo cual ha generado formas aberrantes de concentración de la
riqueza en pocas manos334 y terribles desigualdades socio-económica en todos los países
inmersos en la globalización transnacional335: mientras más inmersos, más desiguales. 336 Se trata,
en realidad, de la culminación de un ciclo globalizador y modernizador, capitalista y
transnacional, que se inicia a fines de los años sesenta del siglo pasado, y que alcanza su plena
maduración luego del fin de la Guerra Fría y el triunfo de las doctrinas neoliberales en casi todo
el planeta. La globalización neoliberal es la fase superior de la globalización transnacional.
De lo anterior se sigue que yo aquí defino la globalización, como la expresión
morfológica de la expansión del capitalismo y de los procesos de modernización permanente que
ello supone. Es inevitable expresión geopolítica de la expansión y la modernización capitalista a
escala planetaria. Entiendo, entonces, que la globalización es la manifestación macro-territorial
del proceso de acumulación capitalista, llevado a nivel mundial. Proceso que se inicia, como ya
he señalado, con el nacimiento del capitalismo en las ciudades-Estado del norte de Italia y la
consecuente expansión y consolidación de la redes comerciales en Europa, Oriente Medio, norte
de África y, a través de la insegura ruta de la seda, al Lejano Oriente. Expansión primero
titubeante, pero que se transforma en un proceso de globalización planetaria, cuando a fines del
siglo XV, Cristóbal Colón llega al Nuevo Mundo. Pero lo más importante, a mi juicio, que es
necesario retener aquí, es que no es posible el proceso de acumulación de capital, sin que al
mismo tiempo se efectúe una ampliación territorial y mercantil permanente, misma que en última
instancia, conduce a diversas fases globalizadoras en concordancia con las distintas modalidades
históricas que asume la modernización capitalista.337
Mucho de lo que hemos postulado en este trabajo sobre la Globalización Transnacional,
puede parecer trivial a la luz de todo lo que hoy sabemos sobre este proceso. Pero es importante,
para entender dentro de este escenario la prominencia de todos los movimientos sociales que
buscan la regeneración de una identidad colectiva amenazada, suprimida o distorsionada. La

333
Ver: Branko Milanovic, 2005.
334
Ver: Eric A. Schutz, 2011.
335
Es importante hacer notar en relación con esto, que la gran superpotencia que aún hoy domina en forma
hegemónica sobre el sistema internacional, ha pasado a ser una de las sociedades más desiguales entre los países
desarrollados. Ver: Max Fisher, 2011. Otro aspecto en el que la decadencia imperial de los EEUU se parece a la
decadencia imperial de Roma, la que en sus últimos años alcanzó un nivel intolerable de desigualdades económicas
internas entre sus propios ciudadanos. Ver: Walter Scheidel and Steven J. Friesen, 2009.
336
Ver: Frank Cowell, 2011; Michael D. Yates, 2012.
337
Ver: William K. Tabb, 2010.

134
política del significado se concentra en nuestros días esencialmente –aunque no exclusivamente-
338
en establecer algún marco de referencia político, religioso, ideológico, cultural, moral, y
psicosocial - combinados de todas las formas imaginables y con toda clase de prioridades entre
ellos- dentro del cual diferentes grupos sociales puedan definir lo que son y lo que desean. Aquí
es donde algunos movimientos étnicos - que datan de antes de la Globalización Transnacional,
aunque han sido dinamizados por esta- se intersectan con la tendencia al pensamiento
fundamental de los años noventa y de los primeros siete años de este siglo.

Nuevos actores sociales y sujetos históricos.

La constitución de los sujetos históricos en cada etapa de modernización, globalización, y


modernidad es, por consiguiente, un proceso que tiene que ver no sólo con el surgimiento de
actores sociales de clase, sino también con otros actores que se gestan también en varias otras
dimensiones de la acción social. 339 Y será el conjunto complejo de todos los actores sociales y
sus múltiples y contradictorias interacciones, o que defina los sujetos históricos, y el modo
particular como se produce la historia (historicidad) en cada fase de este proceso. La mutación
que conduce del actor social al sujeto histórico, no es otra que la que lleva de la subjetividad a la
objetivación; o sea, la que permite la transformación de la subjetividad colectiva en factor de
estructuración objetiva del mundo social. 340 Será, por consiguiente, a través de la historicidad que
los actores sociales se podrán convertir (o no) en sujetos históricos, capaces de incidir de manera
significativa en la orientación general de la modernidad en cada brote de modernización
capitalista.341
Es claro que no puede predecirse de antemano qué actores sociales ascenderán a la
categoría más trascendente de sujetos históricos, teniendo así una relevancia especial dentro del
diseño general de la modernidad en cada época de intensa modernización capitalista. Pero la

338
No es el caso de los movimientos sociales y políticos globales contra el neoliberalismo, y más recientemente, por
la paz; desde nuestra percepción, estos movimientos sociales prefiguran las características fundamentales de la
acción social regeneradora del futuro.
339
Ver: Alain Touraine, 1986.
340
Ver: Hugo Zemelman, 1998.
341
Ver: Alain Touraine, 1993.

135
historia pasada revela que aquellos sujetos históricos que emergen de entre los grupos oprimidos
y que siguen el camino de la resistencia, dejan una huella perdurable que ni siquiera la
“historiografía oficial”, aquella que relata los eventos del ayer según las perspectivas dominantes,
puede ignorar por completo.342 La gran diferencia entre los sujetos históricos que emergen desde
arriba de la pirámide social y aquellos que surgen desde abajo, habrá de radicar en que los
primeros buscaran perpetuar las estructuras de dominación a través de la mera reproducción del
orden social, mientras que los segundos no tienen más remedio que desafiar el sistema de poder
existente, y al hacerlo buscar cambios estructurales; o, en otros términos, “producir historia”.
La producción de la historia, entendida no como el mero flujo caótico de eventos, sino
como el proceso o modelo de transformación histórica (historicidad), es posible bajo el
capitalismo sólo cuando los objetos principales –las llamadas “victimas del progreso”- de los
impactos más terribles de su expansión (Ver: Esquema No. 7), se convierten en actores sociales a
través del conflicto y de la resistencia, y si su accionar tiene un efecto estructurador, entonces
ascienden a la categoría de sujetos históricos. La modernización capitalista de la Primera
Revolución Industrial en Europa que al principio transformó a campesinos desposeídos de la
tierra en un proletariado inerme y sobrexplotado, se estrelló a partir de la tercera década del siglo
XIX, con conflictos sociales cada vez más amplios y más intensos entre la burguesía y la naciente
clase obrera.343 Y sería la experiencia histórica del proletariado emergente que se foguea a través
de la lucha de clases y el conflicto social, la que permitió que la resistencia de los trabajadores
convirtiera al proletariado industrial en actores sociales, y muy pronto, en sujetos históricos.344

342
En nuestro libro sobre la formación de un orden étnico colonial en Yucatán y la resistencia maya, mostramos
cómo los habitantes originales de la península y de las tierras bajas en general, se convirtieron en un sujeto histórico
al influir d emanera ecisiva en el curso de la historia regional. Ejemplos similares en distintas regiones del mundo y
épocas históricas abundan, y cuando la historia se escribe “desde abajo”, la evolución de las sociedades se torna
mucho más inteligible para los estudiosos u observadores posteriores que una simple visión “desde arriba”, o cuando
se escribe la historiografía sin ninguna visión respecto a la constitución de sujetos históricos populares. Ver. M.
Baraona, 2011.
343
Ver: E.P. Thompson, 1963.
344
Realidad que muy a menudo ha sido subestimada o abiertamente desestimada por pensadores progresistas,
especialmente dentro de cierta tradición marxista occidental europea, que combina una suerte de reificación extrema
de la capacidad de dominación de las clases dominantes, con un fatalismo igualmente extremo cuando se trata del
potencial de resistencia de los grupos oprimidos. Al respecto E.P. Thompson, el gran historiador británico de la
formación y emergencia de la consciencia proletaria, escribió estas lúcidas palabras:

Ningún otro rasgo es más característico de los marxismos occidentales, ni más revelador de sus premisas
profundamente antidemocráticas. Tanto si se trata de la Escuela de Frankfurt como de Althusser, están
marcados por el mismo fuerte énfasis en el peso ineluctable de los modos ideológicos de dominación: una
dominación que destruye cada espacio para la iniciativa o la creatividad de la masa del pueblo; una

136
De igual forma la experiencia de lucha del campesinado y los grupos nativos tercermundista ante
la modernización capitalista del agro en la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo
XX,345 transformó al campesinado en un actor social capaz de resistir346 –a veces con mucho
éxito como muestra la experiencia de la Revolución China que culmina en 1949- y de
transformarse finalmente en un sujeto histórico.347

Esquema No. 7.
Modernización capitalista y formación de actores sociales y sujetos históricos.

Actores Reproducción
sociales Social
dominantes
Modernización
Capitalista
S
SJH H

Actores Cambio
sociales estructural
populares

MODERNIDAD
S= Sociedad. SJH= Sujetos Históricos. H=Historicidad.
Fuente: el autor.

A medida que la modernización capitalista invade e intenta colonizar todos y cada uno de
los aspectos de la vida social e individual, surgen actores sociales nuevos cuya acción se proyecta
simultáneamente ‘hacia fuera’ y ‘hacia adentro’ del ser social, mediante nuevas formas de
conciencia y discursos que fusionan de manera creciente reivindicaciones “objetivas” de tipo

dominación de la que solamente la minoría ilustrada de los intelectuales puede liberarse [...] es ésta una
triste premisa con la cual debería emprender la teoría socialista (todos los hombres y mujeres, a excepción
de nosotros, son originalmente estúpidos) y que conduce naturalmente a conclusiones pesimistas o
autoritarias. Ver: E.P. Thompson, 1981: 68.

345
Ver: James C. Scott, 1987.
346
Ver: James C. Scott, 2009.
347
Ver: James C. Scott, 1990.

137
socio-económico y político, con reivindicaciones “subjetivas”; es decir, con reivindicaciones que
tienen que ver con prestigio, estatus cultural, reconocimiento de la identidad específica de algún
grupo por la sociedad mayor, etc. Hoy, las cuestiones de básicas de la reproducción física y
material de los individuos y las colectividades humanas, están indisolublemente ligadas a las
llamadas ‘políticas del significado’; fenómeno que es a su vez amplificado y proyectado a una
nueva escala de acción social, por la Globalización Transnacional que ha dominado los procesos
internacionales desde mediados de la década de los sesentas, y que está culminando con la fase
neoliberal desde principios de los noventa.348 Y no es que la Globalización Transnacional haya
generado estas fracturas de orden subjetivo en el imaginario colectivo de tantas sociedades y
naciones en la actualidad, sino que al debilitar formas narrativas hegemónicas vinculadas a la
“integridad de la nación” y puesto en entredicho a menudo la capacidad de los Estados nacionales
para lidiar con grupos domésticos subalternos, un amplio espectro de reivindicaciones étnicas y
socio-culturales antiguas y nuevas se han abierto paso hacia los medios y la opinión pública. No
se trata por tanto de Yihad versus McWorld, 349 como vívidamente lo describiera un analista en
los noventa, sino del fortalecimiento de la metacultura corporativa y capitalista global y de las
identidades particularistas, a expensas de las diversas narrativas y discursos nacionales
predominantes hasta fines de los ochenta. No cabe duda hoy que la Globalización Transnacional
no acabó minando por completo la integridad de los Estados nacionales como pensaban algunos
autores hace dos décadas atrás,350 pero no puede negarse que los ha debilitado en muchos casos, y
que la fracturación de viejos ordenes étnicos y la irrupción de la migración transnacional masiva,
han contribuido tanto a este fenómeno como los “amos de la humanidad”, que no son otros que
las grandes corporaciones privadas multinacionales asociadas a los Estados más poderosos del
planeta.

Transición a la Hipermodernización y a la Hipermodernidad (circa 1990-2007).

348
Ver: David Harvey, 2005.
349
Ver: Benjamin R. Barber, 1996.
350
Como plantearon entre muchos otros prestigiosos autores tales como David Held y Anthony McGrew. Ver: D.
Held and A. McGrew, 1998.

138
Con frecuencia, en la Transición a la Hipermodernización, 351 esta combinación de
elementos tales como la radicalización de los particularismos identitarios y el auge del
pensamiento fundamental, se transforma en una fórmula explosiva, especialmente cuando ciertas
corrientes dentro de dos grupos étnicos adversarios comienzan a moldear estrictamente sus
discursos, prácticas, y expectativas dentro del esquema tóxico del fundamentalismo. Y que se
entienda desde ya, que al hablar de fundamentalismo, nos referimos a todo el amplio espectro de
manifestaciones que abarca este fenómeno, y que va desde los postulados neoconservadores que
dominaron la política exterior de los EEUU hasta hace muy poco, incluyendo el fundamentalismo
de mercado, los movimientos de inspiración religiosa que se reclaman de un integrismo con muy
escasa profundidad de espiritualidad y agresivos propósitos mundanos, hasta los postulados
perentorios de la postmodernidad que de pronto proclamaban el fin de las “metanarrativas” y el
nacimiento de la era de la “pospolítica”.
En la Transición a la Hipermodernidad alzan la cabeza una serie de certidumbres
absolutas que anuncian toda clase de “develamientos” finales, y que están todas profundamente
empapadas de fundamentalismo, incluso aquellas que proclaman el fin de las grandes ideologías
de tiempos anteriores de la modernidad, y también aquellas que anuncian el “fin de la historia”.352
Son elaboraciones intelectuales débiles, plagadas de subjetividad y envueltas en gran retórica de
redención, pero que poseen escasa o ninguna fundamentación científica y académica seria.
Aunque no por ello dejan de desatar amargos debates intelectuales entre variantes de estos
fundamentalismos intelectuales. Los libertarios más radicales, adeptos a un neoliberalismo a
ultranza, ven con horror el consenso de Washington, por considerarlo una inaceptable transacción
entre los “ideales” del “libre mercado” y el Estado de bienestar. Son las nuevas guerras religiosas
propias de un tiempo de transición y turbulencia.
Así, en la Transición a la Hipermodernidad, se preparan los fundamentos del nuevo ciclo
hipermodernizador. Consideramos el año 2007 como el último de la transición, pues una de las
espirales faltantes en ese interregno, la resistencia a las nuevas formas de modernización
capitalista, acaba por tomar forma a nivel global; por fin, los nuevos conflictos, dan origen a
formas discursivas y de acción coherentes y confluyentes a nivel global, incentivadas
esencialmente por el carácter socialmente retrógrado que asume el capitalismo a raíz de la crisis

351
Y que es el proceso que impulsa la Transición a la Hipermodernidad.
352
Ver: Ha-Jong Chang, 2003.

139
económica mundial este último en que a nuestro parecer hemos entrado ya a la primera etapa de
un nuevo ciclo modernizador, que se caracteriza por su carácter tumultuoso, la crisis económica
mundial, la ampliación de los movimientos sociales y populares de resistencia,353 el surgimiento
de un grupo de países que desafía la autoridad de los EEUU en lo que ha sido tradicionalmente
considerado su “patio trasero”,354 el repetido surgimiento y fin de la llamada “primavera árabe”,
la inevitable pérdida de influencia global de la superpotencia norteamericana, y el avance casi
incontenible de la nueva tecnología de la bioingeniería y su aplicación práctica al proceso de
acumulación de capital. Pero así como hemos ya ingresado a la Hipermodernidad, surge también
la búsqueda de vías alternativas a la Hipermodernización capitalista, como son especialmente los
experimentos políticos que buscan una transición a un nuevo tipo de socialismo en América
Latina.
En la transición a la Hipermodernidad, presenciamos la paulatina defunción de todos los
iconos de formas pasadas de modernidad, y así la caja de Pandora de la lucha por afirmar
particularismos identitarios se abrió completamente. Muchas fuerzas tan temibles como
inesperadas se abrieron paso hacia el exterior, pero no cabe duda que la caja aún está llena de
sorpresas. La transición a la Hipermodernidad - que como todo interregno es un período de aguas
revueltas en que priman la incertidumbre, la obsolescencia de los marcos de referencia
prexistentes, y la búsqueda de reafirmaciones identitarias a la vez absolutas y particularistas
dentro de la atmósfera ideológica general del fundamentalismo- parecía conducirnos a salidas
apocalípticas. Por ello no debe sorprendernos que los presentimientos y profecías apocalípticas
ocuparan un lugar tan importante en todas las narrativas fundamentalistas que proliferaron
durante la Transición a la Hipermodernidad.

353
Ver: Donatella della Porta and Sidney Tarrow (eds.), 2004.
354
Ver los orígenes de estos movimientos en: Arturo Escobar and Sonia Alvarez (eds.), 1992.

140
Fundamentalismo neoliberal y la ideología dominante en la Transición a la
Hipermodernidad.

Desde aquellos para quienes la historia había terminado, hasta quienes esperaban la
llegada del Mesías, o el fin del mundo y el juicio final, el Apocalipsis 355 anunciaba que los
elegidos ya habían alcanzado, o estaban a punto de alcanzar, el reino de los justos. Los
fundamentalistas religiosos, en términos quizás más burdos pero más sinceros, proclamaban (y
muchos aún proclaman) abiertamente que el paraíso estaba próximo para aquellos que se
mantuvieran fieles a una lectura rigurosamente escritural del mundo; el Apocalipsis no sería otra
cosa que el parto doloroso, pero necesario, por medio del cual los elegidos llegarían al más allá
prometido.
Los fundamentalistas del mercado, por supuesto, utilizaron en los años noventa y los
primeros siete años del nuevo siglo, una línea de argumentación que se pretendía laica por su
estilo y su jerga, pero que alcanzó un nivel de fervor religioso por la fe ciega depositada en su
propia deidad, el “libre mercado”, o la “mano oculta”.356 También bajo formas sui-generis, su
creencia en los poderes omnímodos y omniscientes del mercado –y subsidiariamente de la
“democracia liberal”- sugiere que al llegarse a esta elevada meseta histórica en que
supuestamente nos encontrabamos en aquella época, el paraíso ya estaba aquí. Sólo era cuestión
de llevar metódicamente la buena nueva a todo el planeta, curando las llagas del pasado, y
quemando en la pira del neoliberalismo todos los fetiches del estatismo, el socialismo, el
comunismo, y otras idolatrías que surgieron durante estadios preliminares de la modernidad. La
idea del Apocalipsis, en este caso, era subyacente y se encontraba envuelta en la retórica más
respetable de los círculos de poder que buscaban legitimación absoluta para el status-quo; es
decir, el status-quo económico mundial basado en la aplicación de las políticas neoliberales en
los ochenta, y el llamado “consenso de mercado” o “consenso de Washington” en los noventa del

355
Uso aquí en concepto de Apocalipsis de manera literal; es decir por su etimología en el griego antiguo en que apo
(sin) y kalyptein (cubrir) comunican la noción de ‘descubrir aquello que se encontraba oculto’. Es decir, el
Apocalipsis es el momento crucial en que una verdad que había estado encubierta por mucho tiempo es finalmente
revelada luego de algún evento catastrófico. Es el fin o la culminación por lo tanto de una historia que comienza con
el Génesis y termina con el Apocalipsis. Para los neoliberales el origen y el génesis de su “verdad oculta” se
remontan a los comienzos del capitalismo, y alcanza su apoteósico clímax –el Apocalipsis- con la caída del muro de
Berlín.
356
Ver: Richard Kozul-Wright, 2007.

141
siglo pasado, y que algunos autores celebraban en forma apresurada como el “renacimiento” de la
socialdemocracia,357 cuando de hecho sólo marca su conversión fatal al dictum neoliberal.
La caída del bloque soviético tuvo un efecto de dominó que precipitó el declive de todas
las ideas socialistas en el mundo. Las izquierdas que no se reconstruyeron con un discurso
neoliberal, 358 inaugurando así la llamada “tercera vía”, simplemente desaparecieron de la pantalla
del radar político mundial. En general, los cambios de fin de la década de los ochenta y principios
de la del noventa del siglo XX, encontraron a una izquierda anquilosada, y por consiguiente
incapaz de responder con agilidad y creatividad a la emergencia del neoliberalismo. Puede
argüirse que los cambios que sobrevinieron fueron demasiado inesperados como para haber
tenido preparada una agenda política progresista que se ajustara a las nuevas circunstancias. Hay
algo de cierto en ello, pero los cambios fueron en gran medida sorpresivos, ya que la izquierda
continuaba interpretando la realidad social con un marco conceptual tan caduco como
dogmático.359
Por otra parte, la experiencia desastrosa del socialismo de Estado –que ya hemos
discutido en parte con anterioridad en este mismo trabajo- contribuyó también a esta decadencia
súbita e irremediable a corto plazo de las izquierdas a nivel mundial. Algo que a mediano y largo
plazo, ha sido quizás providencial, como ha planteado el propio Chomsky, 360 pues ha liberado a
todos aquellos que luchan por un socialismo genuinamente libertario, de la cruz del socialismo de
Estado que debían cargar, y cuyos horrores y errores eran injustificables; y que quedaron tan bien
expuestos, por ejemplo, durante la Revolución Húngara de 1956, analizada por nosotros con
antelación en este mismo trabajo.
En la práctica hubo un hiato de varios años a principios de la década pasada en que la
izquierda carecía de toda propuesta alternativa al modelo hegemónico. Las nuevas ideas fueron
surgiendo sólo paulatinamente. Se trataba de un conjunto de críticas cada vez más acertadas y
perspicaces al neoliberalismo,361 pero con gran falencia de ideas propositivas que pudiesen
traducirse en un programa político, social y económico viable. Por otro lado, los medios de
357
Ver: Anthony Giddens, 1998 y 2000.
358
Casi siempre las fuerzas políticas socialdemócratas, que al abrazar la agenda neoliberal dejaron al mismo tiempo
de ser de izquierda y socialdemócratas, para conformar una suerte de centro-derecha algo más moderada en su
neoliberalismo que la derecha tradicional.
359
Sobre todo me refiero a esa izquierda que seguía confundiendo el socialismo con su caricatura: el socialismo de
Estado.
360
Ver: Noam Chomsky, youtube: http://www.youtube.com/watch?v=FyyvzrMzJFg.
361
Ver: Pierre Bourdieu, 1999.

142
comunicación masivos habían pasado a ser casi monopólicamente controlados por los apologistas
del libre mercado. Así, las ideas programáticas nuevas que hacia finales de la década pasada y
comienzos de la presente se han elaborado desde una perspectiva progresista, habían gozado de
escasa difusión, y sólo en los primeros dos o tres años del siglo XXI, consiguieron abrirse paso
más allá del círculo restringido de iniciados para llegar al gran público, especialmente a través del
Internet. Otra vía de difusión masiva fue el impacto que las grandes manifestaciones populares
contra la globalización neoliberal han tenido en los medios,362 pero desgraciadamente, de manera
distorsionada por estos últimos que acuñaron el término peyorativo de “globalifóbicos” para
desprestigiar el movimiento: sin dudas nadie se oponía a la globalización per-se,363 de la cual los
mismos manifestantes eran parte importante, sino de su configuración neoliberal impulsada,
sobre todo, por las grandes corporaciones transnacionales.
Al no existir un paradigma del cual pudiesen nutrirse las diversas fuerzas políticas que se
reclaman de izquierda, muchos de los partidos que solían definirse dentro de este campo que
abarca un espectro muy amplio que va de liberales moderados, pasando por todos los matices del
socialismo, hasta el anarquismo, o quedaron sin voz significativa o se alinearon con el consenso
neoliberal. Numerosos políticos transitaron hacia posturas de centro-derecha y asumieron
programas de corte esencialmente neoliberal, con algunas pequeñas concesiones marginales a sus
viejas posturas liberales de izquierda. Por supuesto que todos estos políticos entendieron su giro
hacia la derecha no como una capitulación, sino como el lanzamiento de una nueva modalidad de
hacer política, libre ya de los viejos esquemas caducos de izquierda versus derecha, y liberalismo
versus conservadurismo. Este fue el origen de la tan celebrada “tercera vía”. 364 El lanzamiento de
la tercera vía unió bajo el mismo alero a segmentos del espectro político tan disímiles como ex–
socialistas radicales con libertarios de extrema derecha, teóricos defensores de nuevos modelos
de gestión empresarial con académicos liberales obnubilados por el postmodernismo y la
deconstrucción. Aparentemente, a lo largo del consenso elitista de los noventa, cohabitaron y
lucharon por el control del “centro” muchos individuos y grupos que otrora se situaban en
extremos opuestos del pensamiento y el quehacer político. Y digo “aparentemente”, pues este
supuesto “centro político” era sólo ilusoriamente tal. Pero volveremos sobre ello un poco más
adelante.
362
Ver: Graciela Di Marco, Héctor Palomino y Susana Méndez, 2003.
363
Ver: Fernando Calderón, 1995.
364
Ver: Flavio Romano, 2006.

143
Curiosamente, la noción de “inevitabilidad” con que se presentó intelectualmente toda la
retórica sobre la “nueva economía” que era el non-plus-ultra del ideario neoliberal en los
noventa, fue en parte el resultado de la influencia trasnochada de ciertos malos hábitos
ideológicos de izquierda. Por ejemplo, Francis Fukuyama, el politólogo norteamericano cuyo
artículo en 1989 sobre “el fin de la historia” plantó la peregrina aunque fervorosa creencia en la
mente de numerosos intelectuales de que el triunfo de la democracia liberal y el libre mercado
estaba ya señalado desde el origen de los tiempos, basó una buena parte de su argumentación en
el trabajo del filósofo ruso Alexandre Kojève.365 Luego, los servicios de inteligencia franceses,
revelaron que en realidad el ruso-francés Kojève había sido un agente de la KGB por más de
treinta años. El asunto ha sido disputado por otros, pero se sostiene el hecho incontrovertible de
que Kojève, el maestro intelectual de Fukuyama, era gran admirador de Stalin. Hasta qué punto
las verdaderas inclinaciones políticas ocultas de Kojève hacia el totalitarismo pudieron influir en
su pensamiento filosófico -y por consiguiente en el pensamiento de Fukuyama- son debatibles,
pero no deja de ser un hecho sorprendente que da mucho que pensar. Nadie puede realmente
definir a Fukuyama en tanto estalinista, pero hay algo en el espíritu mesiánico de las
convicciones secretas de Kojève que sin duda resultó muy atractivo para él. 366 Los dogmatismos
de todo pelaje, suelen en última instancia confluir hacia un punto común de irracionalidad.
Pero posiblemente el vuelco político más espectacular de intelectuales que otrora fuesen
de izquierda hacia el fundamentalismo de mercado, ocurrió en Inglaterra. Fue precisamente en el
centro de discusión e investigación Demos donde, desde mediados de los noventa, se elaboraron
los argumentos más sofisticados, y al mismo tiempo más delirantes, sobre la ineluctabilidad del
triunfo total y final del neoliberalismo. Demos fue creado por Geoff Mulgan, Charles
Leadbeater,367 y Martin Jacques368 entre otros. Todos ellos a su vez habían contribuido por largo
tiempo activamente con artículos y ensayos en la revista del Partido Comunista, Marxism Today,
de la cual Martin Jacques369 era editor. Era la transformación espectacular, pero al mismo tiempo

365
Ver: Francis Fukuyama, 1992.
366
Ver: Mark Lilla, 2001.
367
Ver: Charles Leadbeater, 1999.
368
Ver: Chris Marsden, 2004.
369
Luego de un prolongado romane con el llamado Nuevo Laborismo (New Labour) a través de una estrecha relación
con Tony Blair, Martin Jacques finalmente comenzó a mostrar ciertos desacuerdos con el régimen laborista por ser
una continuación demasiado obvia del régimen de Margaret Thatcher, y por la participación de Gran Bretaña en la
coalición militar que invadió Irak para derribar a Sadam Hussein. Pero su pretensión de sustituir la lucha de clases de
todo análisis marxista contemporáneo, y sustituírlo por un énfasis exclusivo en cuestiones de género y etnicidad, se

144
predecible, de viejos militantes estalinistas frustrados al ver que sus dogmas no se cumplían, a la
nueva religión igualmente dogmática del mercado.
De acuerdo con el discurso que se elaboró en Demos, la democracia de los mercados era
la forma superior de libertad política y participativa a la que la humanidad legítimamente podía
aspirar. Las bestias negras de la democracia de mercado según este discurso son, por supuesto,
los impuestos y la planificación e intervención económica estatal. Para los intelectuales de Demos
la inevitable evolución de la historia ya no era hacia el socialismo y el comunismo entendidos en
la forma anticuada en que Marx lo hiciera, sino hacia la “democracia popular de mercado”. El
surgimiento de la ínter- conectividad horizontal a través de nuevas tecnologías como el Internet, y
el desarrollo de nuevas empresas inteligentes, flexibles, basadas en el uso intensivo del
conocimiento al servicio de un capitalismo popular donde todos pueden y deben enriquecerse,
eran expresiones concretas del avance hacia una fase superior dentro de un proceso de evolución
370
social predeterminado. Según Mulgan, esta fase superior, es el nuevo universo de la
“conexividad”, donde las odiosas “jerarquías absolutas de la cultura” se extinguirían junto con el
respeto forzado a las elites del poder y el dinero, los dirigentes gubernamentales, y los
aristócratas. De este modo, el capitalismo popular y la democracia de mercado estaban
subvirtiendo con más eficacia que ningún movimiento social y político progresista, el poder
tradicional de las elites. Las fuerzas del mercado canalizadas por la conexividad establecían ahora
que a partir de la irrupción de la nueva economía, la democracia electoral sólo era de verdad
democrática cuando operaba en armonía con los principios mercantiles de competencia y libre
escogencia.
La extraña mezcla de certidumbres propias del evolucionismo social y de la fe ciega en el
poder del mercado capitalista, hicieron que el grupo de Demos se hiciera escuchar por los
operadores políticos ingleses. Mulgan se incorporó al círculo más íntimo de allegados y
consejeros de Blair, mientras Leadbeter 371 se convirtió en el pensador político con más influencia
sobre el primer ministro británico. Los intelectuales de Demos son interesantes sólo en la medida

mantuvo imperturbable. En cuanto a esto último, vemos con aprobación la inclusión de esas otras dos dimensiones
conflcitiva en el análisis de las sociedades capitalistas contemporáneas (algo que en otros trabajos hemos
denominado como los Tres Pilares de la Iniquidad, que incluyen las jerarquías y conflictos de clase, género y
étnicos), pero eliminar o desconocer la realidad de la lucha de clases por entero, nos parece un camino teórico y
práctico muy equivocado.
370
Ver: Geoff Mulgan, 1998.
371
De gran influencia entre los operadores políticos del movimiento “New Labor” fue el libro de Leadbeater. Ver:
Charles Leadbeter, 1999.

145
que ofrecen un instructivo ejemplo de lo que ha sido la disolución efectiva de una buena parte de
la izquierda –desde intérpretes dogmáticos de Marx hasta socialdemócratas arrepentidos- y su
consiguiente absorción por el consenso político dominante. El derrotero intelectual y político
invertido de estos ex-izquierdistas, era particularmente caro a los intereses de las elites
neoliberales. Habiendo combatido en otra época no muy lejana por los intereses del ciudadano
común, por los trabajadores, y por mayor justicia social, ahora constituían la “prueba viviente” de
que el mercado capitalista y el orden corporativo son los “verdaderos protectores” de esas causas.
El neoliberalismo salía grandemente fortalecido a medida que muchos dentro de la izquierda
perdían su fe en el socialismo, y se convertían con un frenesí renovado a una nuevo tipo de
determinismo histórico basado en premisas ideológicas inversas. En su conversión, además,
muchos traían a la nueva fe el lastre mental de una teleología “marxista”, misma que el propio
Marx habría sido el primero en rechazar asqueado.372 El profetismo de una izquierda dogmática,
mutaba y se convertía en su gemelo opuesto: el mito de la inevitabilidad del triunfo del ideal
neoliberal.
Mientras los fundamentalistas religiosos anunciaban un Apocalipsis inminente, los
fundamentalistas de mercado ya se les habían adelantado un paso. Para ellos el Apocalipsis tuvo
lugar a fines de los ochenta, cuando se derrumbó el bloque soviético. En ese punto, con el triunfo
del “libre mercado” y la “democracia liberal”, el paraíso del consumismo comenzaba su
inexorable descenso al mundo terrenal. La humanidad había por fin había accedido a las
ilimitadas posibilidades del consumo. Ahora no sólo las elites del poder y las finanzas celebraban
una comunión colectiva plena en torno al “pensamiento único”, sino que las masas populares eran
invitadas a unírseles a través del “populismo de mercado”. Luego de la gran catarsis apocalíptica
de fines de la década de los ochenta, el triunfo ideológico del neoliberalismo era avasallador en
los noventa. No es de extrañarse, entonces, que Luttwak, un fervoroso entusiasta del laissez-faire,
celebrara así nuestro ingreso al paraíso en aquella era de grandes promesas y escuálidos
resultados:

En la actualidad, todos los americanos de elite, con los patrones de las corporaciones y
los economistas de moda a la cabeza, están categóricamente convencidos que han
descubierto la fórmula ganadora para el éxito económico –la única fórmula- buena para

372
Ver: Michael A. Peters, 2001.

146
cada país, rico o pobre, buena para todos los individuos que deseen escuchar el mensaje,
y, por supuesto, buena para las elites americanas: PRIVATIZACION + DESREGULACION +
373
GLOBALIZACION = TURBO-CAPITALISMO = PROSPERIDAD.

Poco después, y con gran satisfacción, Thomas Friedman, uno de los propagandistas más
acérrimos del consenso de Washington, afirmaba que aquellos que se negaban a abrazar sin
reservas el programa neoliberal, habían quedado desprovistos de todo recurso político e
intelectual. Mientras otrora alguna gente se había ilusionado con la peregrina idea de que existía
algún otro mecanismo diferente al “libre mercado” para dirigir y resolver los asuntos humanos,
ahora estaba claro que esas opciones eran ilusorias. Finalmente, afirmaba Friedman, “No creo
que esta vez haya ninguna ideología alternativa posible”, y concluía rotundamente: “No, no hay
ninguna”. 374 El nuevo dogma, o conjunto de dogmas, que presidirían ideológicamente el proceso
de Transición a la Hipermodernidad, era celebrado con exultación en estos términos tan burdos,
poniendo así de manifiesto el poder hipnótico de las nuevas ilusiones ideológicas promovidas por
el discurso de los poderes omnímodos y combinados del “libre mercado” y la “democracia
liberal”.
Hacia fines del siglo pasado, era claro que el consenso de mercado había triunfado en casi
todo el planeta. Las voces disidentes habían sido simplemente acalladas, o se habían vuelto
inaudibles para el gran público intoxicado aún en esa fase, por el aparato propagandístico del
fundamentalismo de mercado.375 Pero, a pesar de su gran triunfo, había un área que permanecía
fuera del alcance de los tentáculos del neoliberalismo.
En su libro que tuvo buenas ventas en su época,376 Daniel Yerguin y Joseph Stanislaw
describieron cuidadosamente como el mundo de los negocios había aplastado ideológica y
prácticamente a sus opositores dentro del gobierno y los sindicatos norteamericanos. Pero,
señalaban con alarma, que todavía existía un reducto que no cedía ante la expansión neoliberal:

Un sistema que considera la búsqueda del interés propio y la ganancia como su luz
conductora, no satisface necesariamente el anhelo del alma humana de creer en algún

373
Ver: Edward Luttwak, 1999: 60. Traducción del autor.
374
Ver: Thomas Friedman, 1999.
375
Ver: Eddie J. Girdner, 2000.
376
Ver: Daniel Yerguin and Joseph Stanislaw, 1998.

147
significado más elevado que el materialismo. Durante la guerra civil española a fines de
los treinta, los soldados republicanos morían con el nombre de Stalin en sus labios. Su
visión idealizada del comunismo soviético, aunque mal guiada, proveía una justificación
para el sacrificio final. Poca gente moriría con las palabras libre mercado en la boca.377

En un arranque de sinceridad, Yerguin y Stanislaw debieron admitir que el neoliberalismo


había llevado al paroxismo el sentimiento de vacuidad existencial que usualmente genera la
modernización capitalista al iniciarse cada una de sus oleadas de transfiguración histórica. El
desencantamiento del mundo del que escribiera Weber ante otra oleada modernizadora, ya no era
simplemente el triunfo de la vida moderna burocratizada y rutinizada por el auge del capitalismo
industrial y sus consecuencias sobre la organización del Estado y la vida cotidiana, sino lisa y
llanamente, el vacío espiritual absoluto, el triunfo del materialismo más craso que se haya
inventado a lo largo de la torturada trayectoria humana. Ya no era sólo desencantamiento del
mundo, sino sólo un gran vacío existencial que se instalaba en el centro mismo del quehacer
humano, liberándolo así de toda atadura irracional cuya prosecución estorbara la acción
infinitamente más sabia de la mano oculta; no era la muerte únicamente del carisma, sino el fin
de toda forma de altruismo, pues ahora el egoísmo del consumidor y la búsqueda de la riqueza
por parte de las empresas capitalista, constituía el mecanismo pragmático magnífico para
garantizar el bienestar colectivo sin recursos ideológicos ni proyectos históricos utópicos. El
consumidor que escogía de preferencia un determinado pan, y el panadero quien a su vez luchaba
por su beneficio personal bajando los costos de sus productos y los mejoraba para triunfar por
sobre la competencia, aseguraban por sí solos el bienestar de todos: el mejor pan y el más
sabroso. Así, mediante una alquimia tan simple y sin mayores alardes ideológicos, el egoísmo
radical generaba como subproducto no intencional, la felicidad y el progreso de todos.
De tal forma, en su primer movimiento negativo, el tránsito a la Hipermodernidad asumió
una semblanza que pareciera corresponder más a la perspectiva de Nietzsche que a la de
Weber.378 Un mundo, aparentemente, en el cuál el pensamiento otrora extravagante de Nietzsche,
sería a partir del fin de la Guerra Fría, apenas una crónica costumbrista. Pues cuando una nueva

377
Ver: Daniel Yerguin and Joseph Stanislaw, 1998: 116. Traducción del autor.
378
Ver discusión al rspecto en M. Baraona, Puntos de fuga, 2005: 37-58.

148
oleada de 379 modernización destruye casi todos los antiguos sistemas culturales y sociales que la
sociedad desarrollara en fases previas como respuesta mitigadora y alternativa a otros ciclos
modernizadores, entonces la fuerza descarnada del poder físico y material de aquellos que
controlan los grandes instrumentos de decisión económica y militar, campea en la arena social y
política mundial, libre de todo sistema de control y balance. Pero era evidente que un mundo
desequilibrado, en el que reinaba de manera tan cruda el poder del más fuerte, nos conduciría
simultáneamente al nihilismo y al fundamentalismo, que no son sino las dos caras de una misma
moneda. El nihilismo que imperaba en la sociedad mundial entre 1990 y 2007, como resultado
del triunfo de una ideología y un modo de vida tan obscenamente superficial, era lo que nutría el
desencanto, el escepticismo, la atomización de la vida social y política y, por ende, las fantasías
del pensamiento fundamental.
El pensamiento fundamental se alimenta de sí mismo: el fundamentalismo de mercado
promueve las condiciones subjetivas –la vacuidad existencial- que generan y hacen crecer a los
diversos fundamentalismo religiosos, nacionalistas, y etnocéntricos que intentan “dotar de alma”
a un mundo que carece de ella. A su vez, todos los fundamentalismos particularistas terminan
ofreciendo falsas salidas a los dilemas de la Hipermodernidad, acentuando en último término el
gran vacío existencial que dimana de la modernización hoy “legitimada” por la ideología
neoliberal. El discurso hegemónico entonces se fortalece con los despliegues de fanatismo estéril
de los fundamentalismos particularistas, y nos recuerda constantemente que es inútil buscar otra
verdad esencial que no sea la del libre mercado y el consumismo.
Pero a la pobreza de la propuesta “espiritual” del fundamentalismo de mercado, se agregó
también su incapacidad para calar más hondamente en la conciencia colectiva. A pesar de la
gigantesca “guerra cultural” desatada por su aparato propagandístico, había realidades tangibles
que se negaban a desaparecer a pesar del avance triunfal del neoliberalismo: los conflictos
380
sociales, las guerras, el crimen y el auge del universo carcelario, el consumo y producción de

379
De hecho esta es sólo la segunda vez, desde la revolución industrial decimonónica, en que la humanidad enfrenta con las
“manos desnudas” un brote de modernización de semejante magnitud. La diferencia no obstante reside en que la revolución
industrial irrumpió en una sociedad que no poseía ninguna respuesta programática frente a los nuevos desequilibrios y desafíos de
la modernización, mientras hoy la modernización transnacional simplemente barrió con casi todo el acervo político, ideológico, y
social anterior acumulado por casi doscientos años dejándonos al mismo tiempo desvalidos y desmoralizados. La tarea de
reconstrucción es por tanto doblemente difícil: debemos por un lado despejar toda percepción derrotista con respecto a las
posibilidades de reestablecer nuevas formas simbólicas y materiales alternativas de socialización frente a una modernización
completamente fuera de balance, al mismo tiempo que formulamos, generamos e impulsamos esas respuestas. La sociedad de la
época de la revolución industrial debió partir de cero. Nosotros, por el contrario, debemos partir de menos cero.
380
Este aspecto que puede parecer de importancia meramente anecdótica, es en realidad uno de los fenómenos más tristemente
sintomáticos de nuestra era. En todos los países la población carcelaria ha hecho verdadera explosión, y con frecuencia ello se

149
drogas, la desigualdad crecientes, la concentración de la riqueza, y la pobreza, continuaban
dominando cada vez más la escena social en la Transición a la Hipermodernidad. El conflicto
social se tornaba cada vez más agudo en muchos puntos críticos del planeta, y a pesar de que el
movimiento contra la globalización neoliberal cobraba fuerzas a nivel mundial, la resistencia
anti-sistémica carecía aún de discursos y propuestas que articularan una nueva izquierda y un
programa viable contra el neoliberalismo.

El centro se cae a pedazos: crisis, conflicto y resistencia.

Si bien un consenso militante había sido alcanzado entre políticos, financistas y gente de
negocios y economistas en los noventa, el consenso entre estas elites y el gran público era aún
frágil. 381 El pensamiento único dominaba por medio del consumismo, pero el mercantilismo a
ultranza, a pesar de todos los pesares, sólo convencía totalmente a las elites del poder y del
dinero. La guerra cultural desatada por el neoliberalismo no conseguía persuadir definitivamente
a la opinión pública, de que el mercado dominado por el capitalismo representaba algo más
elevado que la simple codicia por poder y dinero.382 Y en aquellos países, como los EEUU y
Gran Bretaña en que la ideología neoliberal pareció tener mayor acogida en la opinión pública –
especialmente durante los años de Reagan y Thatcher- la influencia de los proponentes del “libre
mercado” no residía tanto en el poder de convicción de sus ideas, como en una coyuntura
económica negativa en que cualquier política de cambios estructurales, sería percibida con
buenos ojos por la mayoría de los votantes.383

manifiesta en trágicos levantamientos dada la insuficiencia de espacio –incluso en los países más ricos- y las terribles
condiciones del confinamiento penitenciario en la mayor parte de las instituciones carcelarias. De manera bastante significativa,
los EEUU ha pasado a ser desde hace ya más de quince años el país del orbe con la tasa de encarcelamiento per-capita más
elevada, y desde hace unos diez años el país con el número absoluto más alto de presidiarios en el mundo. Según el último
informe del Departamento de Justicia (Junio del 2004) alrededor de un 3.2% de todos los adultos en los EEUU se encuentra
confinado y/o bajo la tutela del sistema de justicia criminal. En el último año la población carcelaria creció en 130,700 individuos
hasta alcanzar la cifra record de 6.9 millones de presos (incluyendo los que están provisionalmente libres bajo palabra, y los que
se encuentran en probatoria). Ver: Amanda Luker, 2004.
381
Ver: Monica Prasad, 2006.
382
Ver: Michael Levien and Marcel Paret, 2012.
383
Ver: Monica Prasad, 2006.

150
Las mayorías populares se mantenían pasivas en el mejor de los casos, o escépticas en el
peor, pero el mundo estaba lejos aún de la oleada contestataria de la década de los sesentas. La
cultura del consumismo parecía haberse implantado en todas partes, pero aún no era obvio para
muchos, que el triunfo del Dios Mercado hubiese en efecto transportado a la humanidad a un
“paraíso terrenal”, como planteaban incluso economistas prestigiosos y sofisticados como J.
Bradford DeLong, quien afirmaba que a pesar de todo el mundo se “deslizaba hacia la utopía”.384
Sin prestar mayor atención a la buena nueva que profetas como Friedrich Hayek y Milton
Friedman habían proclamado largo tiempo atrás, la opinión pública a menudo continuaba
apoyando a los trabajadores en contra de los capitalistas, y a los sindicatos en contra de las elites
privatizadoras; mucha gente además continuaba deseando con nostalgia el retorno de sistemas de
solidaridad y seguridad social, que permitieran el acceso barato a los servicios de salud y
educación, y que protegieran a los más débiles y los más necesitados –algo que era considerado
como la persistencia de una mentalidad parasitaria, aunque el dinero empleado para tales
beneficios sociales saliera de los bolsillos mismos de los contribuyentes.
La entronización del pensamiento único y el consenso entre las elites del poder y el
dinero, tendría como corolario, un proceso alarmante de declive democrático en el mundo entero.
Esta afirmación puede escandalizar e indignar a aquellos que piensan que la ‘democratización
formal’ de muchos países ilustra precisamente lo contrario. De hecho quienes piensan que hemos
llegado al fin de la historia, están convencidos que el triunfo de las fuerzas angélicas del libre
mercado y la democracia liberal sobre los poderes satánicos del totalitarismo, marcan el fin de la
evolución de las ideas políticas y sociales. Este pensamiento maniqueo simplemente no se
compadece de los hechos que informan día a día nuestras vidas. Cada vez percibimos con mayor
claridad que las apariencias son engañosas, y que hay motivos de sobra para estar preocupados
por el presente y el futuro de la democracia en nuestra sociedad contemporánea.
Era como si los acontecimientos, procesos y fenómenos del mundo en esta fase
transitoria, probara exactamente lo contrario de lo planteado por DeLong. En vez de deslizarnos
hacia un mundo utópico, parecíamos rodar de manera ineluctable hacia la distopía:385 el mercado
global, colonizado en todos y cada uno de sus nichos productivos y de consumo por un
capitalismo cada vez más monopólico, se tornaba menos libre a medida que la competencia

384
Ver: J. Bradford DeLong, 1997.
385
Ver: Susan Buck-Morss, 2002.

151
imperfecta lo convertía en un mero artefacto manipulado a su antojo por las grandes
corporaciones transnacionales; la difusión de instituciones democráticas por el mundo las vaciaba
de verdadero significado democrático a medida que el gran dinero se asociaba con la gran política
y los grandes medios de comunicación, para destruir la autonomía de la opinión pública, tan
indispensable para la salud de cualquier democracia; la esfera social y económica se tornaba a su
vez cada vez más desigual, con sectores mayoritarios de la población mundial relegados a niveles
inaceptables de pobreza. El medio ambiente era saqueado con ferocidad en nombre de la libertad
de empresa y el progreso económico, y las poblaciones nativas eran forzadas a abandonar el
control ancestral de muchos de los recursos naturales que obraban en sus territorios durante
siglos. Y la lista podría prolongarse así por páginas y páginas…
Y el famoso poema de Yates que había inspirado a DeLong, parecía en realidad describir
mucho mejor la gran distopía:

The Second Coming (1919).

By William Butler Yeats (1865-1939).

Turning and turning in the widening gyre


The falcon cannot hear the falconer;
Things fall apart; the centre cannot hold;
Mere anarchy is loosed upon the world,
The blood-dimmed tide is loosed, and everywhere
The ceremony of innocence is drowned;
The best lack all conviction, while the worst
Are full of passionate intensity.

Surely some revelation is at hand;


Surely the Second Coming is at hand.
The Second Coming! Hardly are those words out
When a vast image out of Spiritus Mundi
Troubles my sight: a waste of desert sand;
A shape with lion body and the head of a man,
A gaze blank and pitiless as the sun,
Is moving its slow thighs, while all about it
Wind shadows of the indignant desert birds.

The darkness drops again but now I know


That twenty centuries of stony sleep

152
Were vexed to nightmare by a rocking cradle,
And what rough beast, its hour come round at last,
Slouches towards Bethlehem to be born?

La segunda venida.

Girando y girando en el creciente círculo


El halcón no puede oír al halconero;
Todo se deshace; el centro no puede sostenerse;
Mera anarquía es desatada sobre el mundo,
La oscurecida marea de sangre es desatada, y en todas partes
La ceremonia de la inocencia es ahogada;
Los mejores carecen de toda convicción, mientras los peores
Están llenos de apasionada intensidad.

Seguramente alguna revelación está cerca;


Seguramente la Segunda Venida está cerca.
¡La Segunda Venida! Apenas pronunciadas esas palabras
Cuando una vasta imagen del Spiritus Mundi
Inquietó mi vista: en algún lugar en las arenas del desierto
Una forma con cuerpo de león y cabeza de hombre,
Una mirada vacía y despiadada como el sol,
Mueve sus pausados muslos, mientras por doquier
Circundan las sombras de las indignadas aves del desierto.

La oscuridad cae de nuevo; pero ahora sé


Que veinte siglos de un pétreo sueño
Fueron contrariados hasta la pesadilla por el mecer de una cuna,
¿Y qué tosca bestia, cuya hora llega al final,
cabizbaja se desliza hacia Belén para nacer?

Hoy, como sucede periódicamente, nos encontramos en una disyuntiva crítica que marca
el fin de una historia, y el comienzo de otra. Más que nunca, la democracia no puede ser
concebida como un simple conjunto de instituciones. Tampoco el hecho de vivir en una sociedad
relativamente abierta, garantiza la salud del sistema democrático. El mercado capitalista requiere
de una sociedad más o menos abierta, pero abierta sobre todo a la circulación de mercancías y
capitales. Como hemos visto numerosas veces a lo largo de la historia moderna, el capitalismo
puede encontrarse perfectamente bien servido por un sistema político y un Estado autoritario. Por
ello, la democracia está siempre amenazada por aquellas fuerzas económicas que quisieran

153
reducir la sociedad civil al mercado, y el ciudadano al rol de consumidor.386En realidad, la
democracia será siempre un proceso en constante desenvolvimiento; un proceso que pasa por
altos y bajos, y cuyo desenlace siempre será transitorio. No se trata de un proceso lineal y en
constante ascenso, sino de un sendero sinuoso, que asciende y desciende sin dirección ni destino
garantizado. A menudo lo que se llama “democracia”, no es más que un esfuerzo por mantener
un sistema formalmente democrático como una simple fachada engañosa, pero de gran utilidad
cuando se trata de perpetuar injusticias y desigualdades, que de otro modo serían intolerables.
Hay quienes vieron en el consenso elitista de los noventa, una contundente demostración
del avance democrático en el mundo luego del fin de la Guerra Fría. Las fuerzas centrípetas que
arrastraron a quienes fuesen otrora rivales a unirse en el “centro”, o a competir por él, parecían
ser la prueba más palpable de que la vieja división entre izquierda y derecha se había esfumado,
haciendo desaparecer los extremos del espectro político-ideológico. Pero esta era una ilusión
óptica producto de la desaparición política transitoria de la izquierda. En realidad, los extremos
del espectro político no se estaban fusionando en el centro, sino que el centro se había movido
hacia la derecha a medida que el consenso entre las elites políticas y económicas se consolidaba
en torno a lo que el editor en jefe de Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet, llamase el
“pensamiento único”. Ahora la derecha y la “izquierda” competían por el control de un nuevo
centro situado en lo que solía ser la banda derecha del antiguo espectro político. Y las
consecuencias de este proceso para el libre juego democrático y la diversidad política genuina,
han sido alarmantes.
Nada más peligroso para un genuino juego democrático que la ausencia de verdaderas
opciones. Cuando la política en su sentido más elevado - es decir, como la confrontación en la
arena de las ideas sociales, de propuestas programáticas alternativas- se reduce a la agitada pero
estéril pugna entre variaciones del mismo tema con el sólo fin de servir a diferentes grupos de

386
Como ocurre, por ejemplo, con el llamado “populismo de mercado” que pretende que al consumir los frutos del
capitalismo la gente está mostrando su apoyo al sistema económico imperante. Así, el ciudadano se convierte en el
consumidor que vota por el capitalismo y el mercado cada vez que consume. Mediante este mecanismo tan sencillo
como “natural” y al alcance de todos (¡aunque hay que admitir que algunos tienen un “poder de voto” mucho más
grande que otros!) el consumidor se convierte en el principal protagonista dentro de un plebiscito permanente mucho
más democrático y libre que cualquier elección política formal. Según esta “lógica”, cada vez que consumimos
votamos por el sistema capitalista y también por alguna marca de producto en contra de otra; facilitando de este
modo un doble proceso de legitimación general del capitalismo por una parte, y una suerte de “selección natural”
entre diversas mercancías que compiten por el mercado por la otra. Según estos populistas de nuevo cuño, con esta
democracia de mercado, la democracia política puede ahora tranquilamente proceder a morir, puesto que ya tiene un
mejor reemplazante.

154
interés dentro de la misma perspectiva, la democracia está en problemas muy serios. Cuando a
esto se suma además la apatía creciente de los votantes ante debates y rencillas politiqueras que
sólo reflejan la lucha en la cúpula del sistema político entre diferentes sectores de la elite del
poder, el problema se torna aún más inquietante. Cuando esta apatía electoral es particularmente
acentuada entre los votantes jóvenes y las minorías étnicas que se sienten sin representación ni
voz política real, el diagnóstico es aún más severo. Sin embargo, este es quizás el único tipo de
“democracia” que el capitalismo realmente existente puede tolerar: una fantasía democrática
hábilmente montada, y que brinda en apariencia legitimidad indefinida a un sistema político al
servicio de muy pequeños grupos de poder.
Pero para complicar aún más las cosas, la “democracia real”387 puede fallecer luego de
nacer en medio de grandes esperanzas; y a menudo decae y muere dentro de la camisa de fuerza
de sistemas de dominación que la utilizan para adjudicarse una legitimidad de la que en el fondo
carecen. Mientras el cascarón institucional permanece aparentemente incólume, el contenido real
de la democracia - consistente en la participación política universal, activa, y libre de todos los
sectores de la sociedad- puede desvanecerse: como la concha de un molusco muerto tiempo atrás
y que ahora es arrastrada, depositada, y lentamente erosionada por la acción del mar y el viento
de la historia. Pero para los pueblos es muy difícil liberarse de ese cascarón muerto, que una vez
que se impone asume un poder casi demiurgico, sofocando con eficacia el desarrollo de una
genuina consciencia cívica y política en la ciudadanía en general, y en los sectores más oprimidos
y postergados, en particular.
La democracia no es una “cosa”; o sea, algo sólido en su materialidad, como si fuera un
objeto físico. La democracia es un conjunto de prácticas políticas y de relaciones sociales que
sostienen y dan vida a una cierta institucionalidad, y no viceversa. Se trata de un contrato social,
que aunque poseedor de cierta resiliencia, no por ello deja de ser vulnerable. La historia muestra
que la democracia puede conquistarse y luego perderse, y que nunca está consolidada para
siempre. De hecho, si entendemos la democracia como un sistema participativo muy amplio, más
amplio que la mera rutina electoral, en el cual es fundamental el libre juego y confrontación de
ideas y propuestas, las instituciones políticas no son suficientes para canalizar todas las formas
de expresión de la voluntad popular. Para que las instituciones políticas democráticas se

387
Es decir, aquello que suele llamarse democracia bajo las condiciones políticas e ideológicas que suelen imperar
allí donde el capital domina, y que dista mucho de esa “democracia ideal” que los propagandistas e ideólogos del
capitalismo pregonan, como si fuera de verdad existente.

155
mantengan vivas y no queden reducidas a la condición de un mero cascarón burocrático, es
necesario que la sociedad civil esté activamente incorporada a una gama muy amplia de
organizaciones de base, y manifestándose por intermedio de un gran abanico de movimientos
sociales. La democracia no puede ser sólo política e institucional, debe ser también civil y
espontánea. Cuando las instituciones democráticas son secuestradas por una partidocracia que
representa apenas variaciones de un mismo tema ideológico, suele ocurrir que cae presa también
de grupos de interés privado, que con su poder económico dominan los procesos electorales y
controlan le sistema político y sus opciones. Al final, la partidocracia deja de representar a los
votantes, que no hacen más que brindar legitimidad a un sistema donde los poderes fácticos del
gran dinero asociado a la gran política, controlan todo el estrecho abanico de decisiones y de
intereses que favorecen a un porcentaje ínfimo de la población. Si a esto sumamos la destrucción
de la libertad efectiva de expresión por una red todopoderosa de medios privados que sólo
transmiten una versión unilateral, y por lo tanto tergiversada, de la realidad social, política y
cultural, la “democracia” ya no es más que un triste remedo de lo que realmente debiera ser.
La contestación es tan importante -en un modelo de participación más amplio y ambicioso
que el tradicional modelo liberal- como la misma votación. La opinión pública no debe ser sólo
un reflejo pasivo de la influencia de los medios de comunicación, sino que debe forjarse a través
de la movilización y la organización popular desde la base de la sociedad.
Cuando los medios de comunicación sólo baten el tambor de la ideología hegemónica;
cuando las fuerzas políticas que se oponen al consenso ideológico predominante en la cúspide del
sistema político, carecen de los medios para convertirse en vocales de los sectores más desvalidos
de la sociedad; cuando los movimientos sociales son débiles o inexistentes, o no tienen
representación ni repercusión política significativa en el aparato político oficial, el sistema
electoral se convierte en una farsa. Y cuando el sistema electoral pierde legitimidad, la
democracia declina, y la vacuidad existencial que constantemente genera la modernización
capitalista se acentúa, o bien los movimientos sociales se radicalizan y la resistencia se amplía.
La democracia liberal ha demostrado desde la Transición a la Hipermodernización, hasta nuestros
días en que ya estamos instalados en la primera fase de la Hipermodernidad, que es necesaria
pero insuficiente. Que una democracia estrictamente representativa puede dejar de serlo con
bastante facilidad, si no se complementa y amplía mediante una democracia participativa.

156
Durante el período de la Transición a la Hipermodernización, la vacuidad existencial
alcanzó ribetes particularmente dramáticos: el angst social se tradujo en un aumento de los
comportamientos auto-destructivos y anti-sociales: consumo de drogas, violencia irracional,
genocidio, criminalidad desatada, vanidad y hedonismo como tristes sustitutos a una verdadera
autoestima y autoidentidad, mayor tasa de suicidios y de encarcelamiento per-cápita; y, por
supuesto, en la búsqueda frenética de respuestas simples e incontrovertibles a la complejidad de
la vida social y los grandes enigmas de la condición humana; es decir, en fundamentalismo.
Grandes eran en la Transición a la Hipermodernización –y aún lo son, pero en menor
medida- las fuerzas que amenazaban nuestras posibilidades de expresión democrática. A la abulia
generalizada del electorado frente a disyuntivas políticas en que no hay opciones reales, se suma
el poder de los medios de comunicación, casi todos bajo la férula monopólica del pensamiento
único. Solía decirse, no sin cierto cinismo, que la libertad de prensa es magnífica para quienes
son sus dueños. En la actualidad, por desgracia, esa frase lapidaria encierra mucho más que un
granito de verdad. Pero aunque graves, la apatía política y la homogeneidad ideológica de una
prensa y televisión casi totalmente al servicio de la difusión de una sola versión de la realidad
social, son sólo un reflejo de un problema aún más apremiante.
La virtual desaparición política de una izquierda verdadera durante el período de
Transición a la Hipermodernización, capaz de levantar un programa alternativo al neoliberalismo,
nos privó durante años de un debate ideológico indispensable para la salud de las instituciones
democráticas, y redujo los movimientos sociales contestatarios al triste rol de defensores de un
legado programático obsoleto. Pero pronto quedó en evidencia que defender los despojos de lo
que otrora fuesen grandes sistemas estatales de previsión y protección social, no es suficiente
para la reactivación de la izquierda. Su refundación pasaba necesariamente por la definición de
un nuevo programa de acción, que fuese al mismo tiempo políticamente convincente y
socialmente viable. A su vez, un programa de esta naturaleza debía encontrar sus fundamentos
intelectuales en un entendimiento más acabado de aquellos tiempos confusos de la Transición a la
Hipermodernidad. Era hora de comenzar a llenar el gran vacío existencial causado por las nuevas
formas de modernización, con una visión progresista que articulara un vasto plan de
transformación social, y que expresara las aspiraciones inmediatas de la gran mayoría de los
habitantes del planeta.

157
Fin de la Transición a la Hipermodernidad.

El fin de la Transición a la Hipermodernidad estuvo señalado por el renacimiento de una


izquierda capaz de representar una alternativa real al neoliberalismo. Cuando este proceso
alcanzó un nivel satisfactorio de maduración, la turbulencia propia del período de transición,
comenzó a ceder su lugar a un panorama social y político más claro, y entonces hemos
comenzado a ver con mayor precisión los contornos de la Hipermodernidad y de sus alternativas.
Por ahora, sólo podemos vaticinar con cierta seguridad que la Hipermodernidad estará en gran
parte centrada en torno a definir y materializar un concepto de libertad y justicia social que rebase
con creces el concepto tradicional de democracia liberal.
El capitalismo comienza ya a dejar atrás sus formas más recientes de crecimiento
mediante el uso intensivo de la tecnología computacional, 388 para incursionar en los nuevos y
prometedores campos de la ingeniería genética. El taylorismo y el fordismo quisieron regimentar
y homogenizar la ‘exterioridad’ de nuestra vida colectiva. El capitalismo programático invadió
nuestra vida íntima, queriendo determinar nuestros gustos y opciones subjetivas mediante el
consumismo. El capitalismo hipermoderno, intentará ahora eliminar todas las barreras éticas -
fundadas en preceptos humanistas- que impiden o limitan la manipulación con fines económicos
de la fuente misma de la vida y de nuestra intimidad más recóndita: los genes.
El capitalismo de la revolución industrial trajo consigo pobreza, sobrexplotación, guerras
coloniales de pillaje y reparto del mundo, y autoritarismo político. Esto concitó muchas
respuestas que dieron forma a la sociedad moderna: la lucha democrática, el movimiento laboral,
las guerras antimperialistas de independencia, la creación del Estado benefactor, las luchas por el
socialismo, etc. El capitalismo tecnetrónico y postindustrial trajo consigo la estandarización y
control de nuestra vida subjetiva mediante el consumismo, y el auge de los grandes instrumentos
de control y manipulación masiva facilitadas por la nueva tecnología informática y de
comunicación audio-visual. Nuevos tipos de movimientos sociales surgieron como respuesta al
proyecto de dominación que las elites tecnoburocráticas y tecnoempresariales trataban de
imponer. La lucha de clases en este período estuvo más que nunca asociada con la política del

388
La Tercera Revolución Industrial.

158
significado y los temas identitarios.389 Emergieron y prosperaron todos aquellos movimientos que
buscaban recobrar y reivindicar los derechos y la identidad de segmentos de la sociedad cuyos
intereses habían sido olvidados por mucho tiempo. Las minorías (no en el sentido demográfico,
sino en términos de poder y prestigio) generacionales, culturales, raciales, étnicas, nacionales,
sexuales, etc., saltaron a la palestra y los conceptos de equidad, libertad, y justicia social se
expandieron más allá de los confines de las reivindicaciones laborales y de clase. La proliferación
de nuevos actores sociales ponía así de manifiesto la necesidad de afirmar identidades y derechos
múltiples y específicos, en una sociedad donde había fuertes presiones para borrar todo sentido
íntimo de singularidad. Sin embargo, los grandes ideales de altruismo colectivo emanados de las
ideas socialistas, siguen desempeñando un rol que aunque aún es menos prominente que en el
pasado, es hoy más poderoso y más prometedor, pues se ha desembarazado del fardo del
socialismo de Estado, con todas sus fallas, engaños y horrores. La idea de un socialismo
entendido como una forma de democracia política y social muy superior a la “democracia real”, o
seudo-democracia que aún predomina en la mayoría de los países del mundo llamados
“democráticos”, sirve en la actualidad como telón de fondo al mosaico de infinidad de
reivindicaciones particularistas, y también a las nuevas luchas populares, que poco a poco se
perfilan desde el comienzo de la gran crisis económica mundial que se desencadenara desde el
2007.
No fue sino hasta el fin de la Guerra Fría en que todo ese acervo social y político
acumulado a lo largo de muchas generaciones comenzó a ser desmantelado. Eso indicaba el fin
de una era de modernidad. La modernización capitalista hipermoderna, entró en acción con
consecuencias casi tan dramáticas y espectaculares como las que ocasionó la revolución
industrial de principios del siglo XIX. Durante esos diecisiete años de Transición a la
Hipermodernización, vivimos momentos confusos y difíciles, pero como ahora podemos apreciar
con claridad, la confusión puede estar preñada de grandes posibilidades renovadoras si al menos
uno tiene claro que está confundido. Una constelación de prácticas, movimientos, e instituciones
sociales quedó obsoleta y el síndrome de la vacuidad existencial se hizo sentir con más fuerzas
que nunca. El reto era conquistar este gran espacio vacío, y llenarlo con una nueva praxis social y
política que resignificará nuestro presente histórico.390 Eventualmente, la coronación de este

389
Ver: Sonia Alvarez, Evelina Dagnino, and Arturo Escobar (eds.), 1998
390
Ver: Joe Foweraker and Todd Landman, 1997.

159
esfuerzo nos llevó fuera de ese período de transición y señaló nuestro ingreso pleno a la
Hipermodernidad y a sus alternativas.
Dos fenómenos han marcado a nuestro parecer nuestro ingreso a la Hipermodernidad y
sus alternativas, a partir del año 2007: 1. El surgimiento de un grupo de naciones
latinoamericanas que han roto con el neoliberalismo y que han desafiado con relativo éxito la
hegemonía de los EEUU en América,391 y que en diversas modalidades y grados de profundidad
desean iniciar una transición al socialismo; 2. La gran crisis del capitalismo a nivel global y que
aún está en pleno proceso de desarrollo.
Son dos eventos de índole muy diferente: uno podríamos considerarlo como el
acontecimiento de mayor trascendencia en la historia latinoamericana desde la independencia en
el siglo XIX, y es un fenómeno positivo; el otro, es un fenómeno negativo, pero que encierra
enormes e indudables posibilidades en germen para cambios profundos en la sociedad, la política,
la cultura y la economía mundial. De este modo el proceso pionero que se está dando en América
Latina, se potencia y asume proyecciones globales, al servir de faro y de ejemplo al resto de los
pueblos que luchan contra las políticas retrógradas con las que se intenta salvar un capitalismo
otoñal en el mundo. De esta forma, la Cuarta Revolución Industrial asociada con el surgimiento
del paradigma tecnológico de la bioingeniería y su incorporación al proceso de acumulación de
capital, enfrenta ahora a una humanidad que se moviliza para impedir que todas las conquistas
sociales y políticas de más de un siglo, sean sacrificadas en el altar neoliberal. Pero falta aún que
esta gran resistencia global se transforme en un movimiento continuo, creciente y cada vez más
preclaro, determinado y organizado rumbo a un socialismo genuinamente libertario. Es posible
que este proceso ocupe una buena parte de los esfuerzos de la humanidad en contra de la
Hipermodernización capitalista durante muchos años hacia el futuro.

391
Ver: Susan Eckstein, 2002: 330-68.

160
161
Capítulo Cuatro. Migraciones, etnicidad y las cuatro espirales.

Deriva migratoria y cambio y estructuración social.

Las preguntas centrales que orienta y da forma a esta sección del trabajo pueden
resumirse como sigue:
¿Qué grandes movimientos migratorios en el pasado contribuyeron en parte a forjar los
ordenes étnicos que aún hoy predominan en América Latina? ¿Qué hay de peculiar en los
movimientos migratorios contemporáneos que hace de este tema uno de los más ásperamente
debatidos y, por consiguiente, cruciales de nuestra época? ¿De qué manera podemos considerar a
estos movimientos como una forma espontánea de resistencia a la modernización capitalista?
¿Cómo influyen hoy estos procesos migratorios en la conformación de numerosos ordenes
étnicos nacionales, y por lo tanto, de qué manera inciden en los conflictos étnicos y de clase?
Estas interrogantes abarcan muchas otras incógnitas subsidiarias, y podría plantearse de
numerosas formas distintas; pero, a mi juicio, tal formulación enfatiza el aspecto esencial de los
fenómenos migratorios que aquí se examina: la migración no como proceso estrictamente
demográfico y económico, sino en tanto fenómeno social y cultural de múltiples dimensiones. Es
decir, en tanto fenómeno complejo, cuyas causas y consecuencias no se remiten de forma
exclusiva a las relaciones entre diferentes países y/o Estados, sino que las rebasan generando un
espacio de acción social, cultural y política que es transnacional. Las causas y consecuencias de
los fenómenos migratorios en nuestra era son de naturaleza sistémica, y por consiguiente,
reverberan en muchos niveles de nuestra sociedad planetaria actual, afectando no sólo a las
naciones directamente involucradas, sino a toda la configuración del sistema-mundo. Hemos
visto recientemente, por ejemplo, el impacto político que ha tenido en EEUU el auge del voto
latino en las recientes elecciones presidenciales; y aunque minoritario, este segmento de los
votantes en EEUU ha sido suficiente, junto con el de otras minorías, para hacer una diferencia
significativa en el resultado final. 392 Por primera vez, un candidato presidencial en los EEUU con
relativamente poco apoyo electoral entre las mayorías blancas, consigue ganar, a pesar de ello,

392
Ver: Mark Hugo Lopez and Paul Taylor, 2012.

162
con el voto de las minorías étnicas. Este evento político sin precedentes en la historia de los
EEUU, es por supuesto trascendente no únicamente debido al efecto sobre la política doméstica
de este país, sino sobre el conjunto del sistema-mundo debido al lugar preminente que él tiene a
nivel global. Pero la mutación en la composición étnica y en os ordenes étnicos de varios países
metropolitanos y centrales dentro del sistema-mundo como resultado del impacto migratorio de
los últimos cuarenta años, es un fenómeno de primera magnitud y cuyos impactos a mediano y
largo plazo son difíciles de discernir.
De hecho, quizás uno de los aspectos más atractivos que representa el fenómeno
migratorio hoy para el analista, reside no sólo en su ubicuidad y prominencia desde el punto de
vista de la dinámica poblacional o estrictamente demográfica, sino en su riqueza y diversidad, y
en la complejidad de sus causas y efectos, las que rebasan con creces los grandes aspectos
comunes y evidentes que lo caracterizan a través de todo el orbe. Pues a pesar de que la
migración árabe a Francia posee algunos rasgos similares a la migración desde América Latina a
los EEUU, sus efectos son diferentes. Estos contrastes son debido a historias nacionales distintas;
a diferencias en las relaciones históricas entre países de origen y países de destino;393 a
diferencias también políticas y culturales entre los países involucrados; a diferencias en el nivel
de desarrollo económico; y, obviamente, como resultado de diferentes estructuras de clase y
distintos ordenes étnicos precedentes en las sociedades expulsoras y receptoras.
Podríamos decir que los flujos migratorios, ya sea de ingreso o de salida de una
determinada sociedad, son el fenómeno que condensa todos sus desequilibrios, asimetrías,
desigualdades, injusticias, o bondades y atractivos, según se trate de un polo de expulsión o de
atracción migratoria. Aún si imagináramos a esa determinada sociedad como una caja negra, y
desconociéramos los detalles más íntimos de sus procesos históricos, de sus estructuras internas,
sus jerarquías sociales, su economía, etc., la entrada o salida de migrantes, y el balance entre
ambos flujos, nos debería dar una buena idea inicial respecto a la naturaleza de dicha sociedad.
Las migraciones son, en otras palabras, el resultado neto de todos los factores negativos y
positivos que una determinada sociedad representa para los sectores más pobres, y que sólo
poseen su fuerza de trabajo para vender y obtener así el sustento diario. Además, las migraciones
nos dan una buena idea sobre la estructura de las relaciones internacionales, y sobre la posición
de los Estados nacionales dentro de las jerarquías entre naciones en una determinada fase de la
393
Diferencias en las relaciones históricas entre los países involucrados que incluye las historia de las relaciones
inter-estatales, pero que no se remite exclusivamente a estas últimas.

163
evolución del sistema-mundo. Y cuando se trata de relaciones binacionales entre Estados, las
migraciones son un punto de partida esencial para capturar la esencia de esos vínculos, así como
de su historia y posibles derroteros futuros (Ver: Esquema No. 8.).

Esquema No. 8.
Factores fundamentales que determinan la naturaleza de los impactos generados por la migración
bi-nacional en los países de origen y destino.

Historia de las relaciones entre ambos países

Flujo migratorio
*Sistema político *Sistema político
*Desarrollo *Desarrollo
*Cultura *Cultura
*Estructura de clases
*Estructura de clases
*Orden étnico
*Coyuntura histórica *Orden étnico
*Coyuntura histórica

Fuente: el autor.

También cabe señalar aquí, que los flujos migratorios internacionales en una determinada
fase histórica de la evolución y estructuración del sistema-mundo, arrojan una luz muy poderosa
sobre el impacto globales y nacionales de los grandes procesos modernizadores; y aunque no hay
siempre una relación simple y mecánica entre la fase de modernización que se considere, y los
movimientos migratorios que se producen en esa misma etapa histórica, las conexiones entre
ambas esferas de la acción social son poderosas, y ambas se influyen mutuamente, determinando
a su vez en parte el tipo de historicidad que caracteriza al período en cuestión. Y por último, los
fenómenos migratorios y su impacto en los procesos demográficos, étnicos, de clase, culturales,
políticos y económicos de las naciones involucradas, son decisivos en la constitución de los
distintos marcos existenciales que caracteriza a la modernidad. Y aunque la relación es menos
pronunciada y evidente, dado que los flujos migratorios influyen sobre la historicidad y la
modernidad en países de importancia central dentro del sistema-mundo, no es descabellado

164
pensar que ellos afectan de manera indirecta a la constitución de la modernidad en casi todas las
naciones del orbe. Pero ya volveremos sobre esto cuando examinemos los flujos migratorios
transnacionales de la actualidad, y su impacto específico en los países de origen y destino, y a
partir de estos, como ondas en un cuerpo de agua que se expanden en todas direcciones, su
impacto también en los países que no participan directamente en estos grande fenómenos de
movimientos poblacionales de un sector al otro del sistema-mundo.
La migración es así uno de esos hilos conductores que ocupa un lugar privilegiado en la
forma como se está tejiendo la trama de nuestra sociedad contemporánea, en el umbral ya de la
Hipermodernidad y sus alternativas. Por ello es que quizás no sólo el estudioso o el especialista
estén en la actualidad atraídos por el tema. Son en realidad sociedades enteras, las de origen y las
de destino, las que ponderan, reflexionan, debaten, a veces celebran, aunque con mayor
frecuencia deploran, la incidencia creciente de la migración en la vida cotidiana de sus
ciudadanos, así como en la economía y el quehacer político y cultural nacional de todos los países
involucrados. Así, ya sea para bien o para mal, la migración es uno de esos fenómenos que nunca
pasan desapercibido, y que nunca deja indiferentes a quienes lo experimentan de una forma u
otra. Ya sea como defensores o detractores, todos los involucrados en las sociedades de origen,
aquellos que participan en la migración misma, y también quienes son ciudadanos en los países
receptores, suelen tomar partido con intensidad frente a un fenómeno que de manera creciente
parece definir nuestra condición humana en el inicio de la Hipermodernidad.
La migración es una experiencia subjetiva e individual antigua (Ver: Mapa No.4),
profunda, decisiva, y a menudo dramática. En el pasado no muy lejano, quien migraba partía a
una nueva vida, incierta y peligrosa; dejaba atrás familia, patria, comidas, costumbres y paisajes
entrañables con pocas esperanzas de retorno. La migración era usualmente sinónimo de ruptura y
renovación, casi tan desgarradoras y absolutas como inevitables. Era un proceso unidireccional e
irremediable la mayoría de las veces: el migrante partía hacia una suerte de destierro, prometedor
es cierto, pero no por ello menos difícil. 394 Y no es de extrañar que en el pasado la música, la
literatura, las artes plásticas, el cine y muchas otras formas de codificación simbólica y cultural
de los procesos y experiencias migratorias, transmitieran al angst, la melancolía y la nostalgia de
abandonar en forma irremediable el viejo país para tratar de reinventarse en nuevas tierras
lejanas, y entre gentes extrañas y con una cultura e historia diferente.

394
Ver por ejemplo las 130 historias personales en: Charlotte Fox Zabusky and Joan Morrison, 1993.

165
Mapa No. 4.
Grandes movimientos migratorios en el mundo a partir de 1500.

Fuente: http://www.google.cl/imgres?q=european+migration+to+the+world&hl

Pero aquí debemos hacer un paréntesis para referirnos a dos de las más grandes y
trascendentes migraciones395 que se gestan desde el amanecer del capitalismo a partir del siglo
XVI.396
Una, fue la masiva transferencia de europeos al Nuevo Mundo entre los siglos XVI y la
primera mitad del XX. Esta fue en sus inicios una migración de conquista e invasión a lo largo de
lo que aquí denominamos La Paleo-Modernización (circa 1492-1789) y parte de la
Modernización Temprana (circa 1789-1876), resultantes del desarrollo capitalista en sus etapas
iniciales de expansión militar y mercantil global, y de la Primera Revolución Industrial, y que
luego continuaría hasta bien entrado el siglo XIX. Y nos estamos refiriendo al tráfico masivo de
hombres, mujeres y niños desde el África, para convertirse en esclavos en el Nuevo Mundo,
adonde remplazarían, en parte, a la mano de obra indígena brutalmente mermada por las guerras

395
Y que abordaremos nuevamente en este mismo capítulo más adelante y en forma más detallada.
396
Aunque los primeros esclavos africanos provenientes del África Occidental llegaron a las islas de la Hispaniola y
de Cuba tan temprano como en los años de 1501 y 1502, para remplazar a la población indígena terriblemente
diezmada ya a menos de diez años después de la llegada de Colón al Nuevo Mundo. Ver: Eric Williams, 1972.

166
de conquista, las terribles enfermedades europeas para las que carecían de inmunidad apropiada,
la sobre-explotación y el hambre. Sería una de las más grandes, o quizás la más grande, de las
migraciones compulsivas en las que los sujetos migrantes estaban totalmente forzados a
trasladarse a un nuevo hábitat, una nueva sociedad, una nueva cultura, y una nueva condición
esclava en la que muchas y muchos perecerían, o seguirían viviendo en condiciones intolerables y
sin conocer nunca más la libertad, a excepción de los pocos que alcanzarían a huir hacia el abrigo
incierto pero liberador de selvas profundas y de otros refugios naturales igualmente remotos.
Pero, a pesar de las causas y de las consecuencias trágicas de esta enorme migración compulsiva,
las poblaciones de origen africano dejarían una huella profunda e imborrable en las sociedades y
culturas americanas en las que los esclavos tendrían que insertarse y adaptarse. América es hoy
incomprensible sin entender el impacto pasado, presente, y de seguro futuro, de los migrantes
africanos y de su descendencia, obligados a dejar sus tierras ancestrales, para sobrevivir apenas
en el Nuevo Mundo que los acogió como un gran lagar humano, para intentar exprimir de ellos
hasta la última gota de sangre y sudor que pudiese ser convertida en acumulación de capital. 397
Antes de la gran revolución moderna del transporte masivo aéreo y las comunicaciones
telefónicas y digitales, quien partía se lanzaba a una travesía en solitario que lo alejaba casi
irremisiblemente de su lugar de origen. Aquellos que se expatriaban por razones económicas lo
hacían impelidos por razones de fuerza mayor, y atraídos también por la esperanza de una vida
mejor. Su experiencia individual constituía una diminuta porción de una experiencia colectiva
mucho más amplia, pero al final de cuentas era solo en los rincones más íntimos del corazón y la
mente de cada migrante, que se urdía una interpretación o un acervo subjetivo de su aventura o
desventura migratoria.
Esto último ciertamente no ha cambiado. La migración continúa siendo no sólo uno de los
grandes mecanismos del cambio histórico, sino también una experiencia personal intensa e
irreproducible; una experiencia que hay que vivirla en carne propia para entenderla a cabalidad.
Pero también ha habido grandes transformaciones que hacen del proceso migratorio actual algo
sui-generis en comparación con el mismo fenómeno en otras etapas históricas. Nuevos factores
sociales, económicos, y culturales crean un marco histórico y existencial único, y que distingue a
los procesos migratorios presentes y la forma como se configura la experiencia individual y
mancomunada de los migrantes.

397
Ver: James H. Billington and Robin D.G. Kelley, 2000.

167
Desde el origen de lo que aquí denominamos la Modernización Temprana,398
presumiblemente a fines del siglo XVIII con el impacto de las dos grandes revoluciones –la
revolución francesa y la revolución norteamericana- que inauguran los tiempos modernos, los
flujos poblacionales han estado como siempre vinculados a los cataclismos sociales y naturales
que suelen impulsar el traslado físico de grupos humanos de un lugar a otro, pero cada vez más a
los ritmos y la dinámica del desarrollo urbano y manufacturero, y a la conformación de un
sistema económico mundial regido por la expansión del capitalismo industrial.
Los migrantes decimonónicos y los de comienzos del siglo XX, aquellos que impulsaron
la formación de grandes países de inmigrantes, como los Estados Unidos y la Argentina, cortaban
definitivamente el cordón umbilical que los unía al viejo país terruño, para intentar convertirse en
miembros integrales de una nueva sociedad y cultura. En estas circunstancias tan drásticas, la
nostalgia por las tierras ancestrales llevó al surgimiento de diásporas en las que los migrantes se
asociaban en las nuevas tierras para mantener viva “la tradición”, y para unir fuerzas en la lucha
colectiva por abrirse paso en una sociedad aún ajena, y que con frecuencia los recibía con cierta
desconfianza, o con abierta hostilidad.
A veces, esas diásporas conseguían mantener a pesar de la distancia y el tiempo, endebles
e intermitentes relaciones con la antigua patria. Pero incluso esa ocurrencia era más la excepción
que la regla, y el paso del tiempo parecía erosionar inexorablemente los lazos vivos entre las
comunidades expatriadas y sus lugares de origen. Así, las diásporas persistían simplemente a
fuerza de nostalgia, orgullo, y amor por la vieja tradición y el país ancestral, que por una
interacción real y continua con ellos. Poco a poco las diásporas recreaban una semblanza cada
más estilizada, aunque no por ello menos vital, de los viejos usos y costumbres; y a menudo esta
estilización de la vieja tradición se tornaba en forma tan inadvertida como involuntaria en una
“nueva tradición”. Por otra parte, los migrantes debían integrar sincréticamente lo novedoso de la
sociedad receptora y la herencia cultural de la sociedad expulsora, en amalgamas singulares que
sólo la imaginación colectiva y la memoria ya distorsionada de los migrantes, asociaba todavía
con el terruño de origen.
Sin embargo, la memoria y la nostalgia nunca serán suficientemente poderosas como para
impedir plenamente el surgimiento de nuevos modus vivendis en acorde con un contexto social
nuevo, cambiante y diferente al del lugar de origen de los migrantes. En todas las comunidades

398
Al respecto ver discusión correspondiente en el Capítulo Dos.

168
humanas la “invención de la tradición” debe seguir su curso siempre hacia adelante,
alimentándose de la reinterpretación crónica del pasado, para servir a los intereses y necesidades
presentes y a las expectativas de un futuro más promisorio. Pero si consideramos que los
migrantes no solo se distanciaban de su pasado y sus raíces por el curso natural del proceso
histórico, sino por la brusca ruptura física y el alejamiento espiritual con los escenarios materiales
y culturales en donde se había forjado inicialmente su identidad, sumado a una activa interacción
con un nuevo entorno completamente distinto y seguramente hostil a la formación en su seno de
nuevas comunidades “extranjeras”, el esfuerzo de invención de la tradición tenía y tiene por
fuerzas que ser descomunal.
Al cambio en los paisajes culturales y físicos drásticos, se agregaba además la
transposición a un tipo de sociedad que se situaba en una posición diferente dentro del sistema-
mundo. Era también una migración hacia las fronteras desconocidas del mundo occidental, un
movimiento desde sociedades viejas y estancadas o en crisis, hacia naciones jóvenes, vibrantes,
situadas a veces todavía en el límite de los extramuros del sistema mundo, o poseedoras de
grandes territorios fronterizos o hinterlands aún por explorar y colonizar.
Aunque naturalmente existieron muchos otros movimientos migratorios en esa misma
época, el gran flujo poblacional que caracteriza a épocas más tempranas de la globalización y la
modernización posteriores a la Revolución Industrial, fue de la vieja Europa399 hacia el Nuevo
Mundo, y también, aunque en un grado menor, hacia Oceanía, Asia, y África. En otros términos,
era un movimiento desde el centro del sistema-mundo, hacia la periferia de este último, o hacia
áreas económicamente prometedoras y emergentes, pero que no formaba aún parte integral del
centro.400
Con el advenimiento de la Revolución Industrial y la hegemonía británica en el sistema-
mundo, se establece un intenso y dinámico intercambio de capitales, tecnología, y fuerza de
trabajo en lo que se ha denominado como la economía circum-atlantica.401 Podemos afirmar, con
bastante certeza, que las grandes migraciones del mundo moderno se inauguran con la
destrucción de las economías campesinas en Inglaterra, y el consiguiente flujo de migrantes que

399
Por cierto también migraron hacia diversas tierras americanas personas del Medio Oriente y de Asia, pero estos
fueron componentes subsidiarios del gran movimiento poblacional del viejo al nuevo mundo luego de la revolución
industrial.
400
Especialmente en los casos de EEUU, Canadá, Australia, y Argentina.
401
Ver: A.G. Kenwood and A.L. Barnell, 1999; Kevin H. O’Rourke and Jeffrey G. Williamson, 2002.

169
en condiciones paupérrimas llegan a Londres y otras grandes urbes en proceso de
industrialización en Gran Bretaña a comienzos del siglo XIX.
Desde esa temprana época, los flujos migratorios principales en el mundo, están
claramente vinculados a diversos procesos de modernización capitalista en distintas fases
históricas y en diferentes regiones del planeta. Pero se distinguen hasta muy avanzado el siglo
XIX, por la expulsión migratoria de la vieja Europa conmovida por la modernización capitalista
industrial, hacia el Nuevo Mundo y otras regiones periféricas del sistema mundial. 402
En la primera mitad del siglo XX ese esquema migratorio se mantiene, pero comienzan a
insinuarse algunos fenómenos nuevos que luego serán una constante en el período de posguerra.
Desde México una gran oleada de refugiados migrantes cruza el Río Bravo escapando del
conflicto armado que durará un poco más de diez años entre 1910 y 1921, y que llevará al triunfo
parcial de las fuerzas revolucionarias. Esto inaugura un flujo que con pocas interrupciones se hará
cada vez más pronunciado desde los países del sur pobre y en vías de desarrollarse (o mejor
dicho, intentando desarrollarse, a menudo sin conseguirlo) hacia el norte conformado por los
países ricos, prósperos y de capitalismo avanzado en EEUU, Canadá y en Europa Occidental.
Sin duda la causas principales de las grandes migraciones en la segunda mitad del siglo
XX son de carácter económico, pero hay además guerras, sequías persistentes, hambrunas,
problemas epidemiológicos, conflictos políticos y sociales agudos, deterioro ambiental, etc., que
acentúan los movimientos de multitudes a través de fronteras y entre regiones y países diferentes
dentro del sistema-mundo cada vez más integrado que se constituye a partir de 1945.
A esos flujos de sur a norte, pronto se le agregarán luego del fin de la Guerra Fría circa
1989-1990, grandes movimientos del este hacia el oeste, pero la migración de países
tercermundistas al centro desarrollado del sistema, seguirá siendo la tendencia dominante.
Además, en este período posterior al colapso de la Unión Soviética y sus satélites de la Europa
Oriental, se produce en los fenómenos migratorios, una de las mutaciones a nuestro juicio más
importante e inesperada: los migrantes dejan de constituir comunidades fijas y diásporas cuya
locación es clara y bien definida en el espacio geopolítico. Por el contrario, el desarrollo de los
nuevos medios de comunicación y transporte masivo que se abaratan al popularizarse y se hacen
cada vez más asequibles para los migrantes en los países desarrollados, permite que surjan
402
Aunque es necesario destacar que hay también flujos migratorios crecientes desde el este hacia el oeste del
sistema mundo, especialmente desde Medio Oriente, China y Japón hacia América.

170
nuevos tipos de diásporas, constituidas por comunidades de individuos que permanecen en
estrecho contacto con sus países de origen. En este trabajo nos referimos a ellas como
transdiásporas, y su existencia ilustra mejor casi que ningún otro fenómeno social y cultural de
nuestra época, el tipo de globalización que ha surgido en el mundo desde mediados de los años
setenta del siglo pasado, y que se ha acentuado de manera particularmente llamativa desde fines
de los años ochenta cuando el mundo se unifica en un gran mercado global dominado por las
corporaciones transnacionales y regido por la ideología neoliberal. 403
Pero al comenzar la Gran Depresión II a partir del año 2007 y que aún sigue en curso casi
inalterable a pesar de los mega rescates efectuados por los EEUU, Europa Occidental, China,
Japón y Corea del Sur, los flujos de sur a norte se ralentizan, y en algunos países que antes eran
destino favorito de los migrantes (sobre todo los indocumentados), se produce un re-vertimiento
de las tendencias, y comienzan a salir más personas migrando a otros lugares, que aquellas que
arriban con la ilusión de poder obtener algún empleo no calificado404 y quedarse en forma más
permanente o definitiva. España en los meses recientes es quizás uno de los ejemplos más
dramáticos de esta inversión de la tendencia anterior, misma que situaba a este país entre las
naciones netamente receptoras de migrantes, convirtiéndose ahora en uno expulsor de
población. 405
En cuanto al futuro de los flujos migratorios nada está escrito en piedra. Todo dependerá
en gran medida de la evolución y desenlace final de la crisis económica mundial en pleno
desenvolvimiento, de los conflictos bélicos actual y por venir, y del comportamiento del clima
global en las próximas décadas así como de sus efectos distintos en diferentes regiones del
planeta.
Los avatares en gran medida impredecibles de la sociedad y economía global seguirán su
curso a menudo sorprendente, con cambios quizás igualmente dramáticos en los grandes flujos
403
Ver: Ismail Shariff, 2005.
404
Un trabajo no calificado quizás como primer peldaño laboral para ubicarse en la nueva sociedad con la esperanza
de legalizar su situación y obtener papeles de residencia que les permitan avanzar hacia mejores trabajos. En esta
categoría, la situación de migrantes del Magreb en Francia, turcos en Alemania, o mexicanos en EEUU entre otros
casos similares, constituyen un fenómeno particular (pero cada vez más común) dentro del gran universo migratorio
mundial, ya que son comunidades de individuos que suelen moverse a menudo y durante muchos años entre sus
países de origen y sus países de destino, constituyendo así un puente cultural y social vivo y dinámico entre ambos
extremos (origen y destino) del fenómeno migratorio.
405
Según artículo publicado recientemente en el periódico El País de España, se consigna que inmigraron a ese país
457.000 personas y salieron 507.740 entre españoles y extranjeros; y en el primer semestre del año 2012, han entrado
195.539 y han emigrado 269.519 en total, y de los cuales 40.000 son ciudadanos españoles. Ver: El País, 17 de julio
de 2012, sección Sociedad.

171
migratorios, pero los movimientos poblacionales entre países y regiones del planeta de seguro
seguirán imprimiendo un sello único y a menudo indeleble al proceso de estructuración del
sistema-mundo. Cuando los humanos dejemos de movernos a través de los innumerables etno-
espacios406 y geo-espacios que configuran el gran mosaico social y ambiental de nuestra especie,
entonces, es posible que hayamos entrado en una fase de decadencia terminal. Un mundo sin
fronteras –en el sentido más lato del concepto- que conquistar, sería un mundo petrificado y
carente de estímulos renovados. Ciento ochenta mil años de trayectoria humana, demuestran que
las fronteras desconocidas para explorar y los horizontes lejanos para escudriñar, son
indispensables para el avance histórico de nuestra especie.

Europeos al Nuevo Mundo: la migración conquistadora.

El poblamiento europeo del Nuevo Mundo, es quizás uno de los episodios migratorios
más dramáticos, prolongados y masivos en la historia de la humanidad. Dramático, pues supuso
la expropiación a menudo violenta de tierras y hábitats que habían pertenecido por milenios a
diversos y numerosos pueblos originarios, al tiempo que estos disminuían en número y en
diversidad cultural, ante el avance conquistador y colonizador europeo. Cristóbal Colón llega a
América en un momento histórico en que el feudalismo agoniza en Europa, sin que al mismo
tiempo el capitalismo incipiente tenga aún el ímpetu y la magnitud como para empezar a
sustituirlo.407 Es un periodo de crisis económica, estancamiento demográfico y falta de
expectativas para los jóvenes de las clases más bajas que no encuentran asidero posible en las
economías campesinas maltrechas de sus ancestros, ni tampoco mayores oportunidades de
subsistencia en las endebles economías urbanas.408 Ser soldado de fortuna, bandido,409 o
sacerdote son las únicas alternativas más viables para los jóvenes que quieren alzarse un poco
sobre la miseria imperante entre las clases más bajas de la sociedad europea de la época.

406
Como bien ha denominado Arjun Appadurai a los espacios culturales, raciales y sociales que constituyen los
nichos fundamentales dentro de los cuáles se forja la identidad colectiva e individual de la especie.
407
Ver: J. W. Moore, 2000.
408
Ver: Rodney Hilton 1988.
409
Ver: Rodney Hilton, 1985.

172
La migración europea masiva al Nuevo Mundo puede ser vista a través de dos crisoles
distintos, pero complementarios: como una forma de resistencia de las clases bajas europeas ante
los sistemas sociales desiguales e injustos imperantes en las metrópolis, y también, como una
invasión a un ámbito geográfico y cultural poblado por los habitantes originarios de las américas,
donde se enfrentarán ellos mismos a la resistencia de los indígenas oprimidos y a menudo
suprimidos.410
Asimismo, la migración conquistadora al Nuevo Mundo por parte de los europeos, puede
-y debe ser vista a nuestro juicio- como la confluencia de dos fenómenos que el analista puede
distinguir conceptualmente, pero que en la praxis histórica concreta, no son otra cosa que las dos
caras de la misma moneda: como una forma de globalización espontánea desde abajo, y como la
gestación de un nuevo universo de conflictos sociales y de resistencia por parte de los pueblos
originarios y esclavos africanos, incorporados de manera compulsiva a las estructuras jerárquicas
propias de la colonización.
El feudalismo entra en su fase otoñal hacia fines de la Edad Media. La llamada Crisis de
la Alta Edad Media, consistió en un conjunto de eventos circunstanciales y procesos estructurales
negativos que marcaron el comienzo de la decadencia final del feudalismo. Entre en siglo XIV y
fines del siglo XV, la modesta prosperidad alcanzada por Europa en los tres siglos anteriores, se
desplomó por completo. Se combinaron de manera fatal tres crisis que inter actuaron
potenciándose la una a la otra en forma negativa –en forma similar al modo como las cuatro
grandes crisis de hoy (ambiental, económica, de hegemonía y de civilización) se retroalimentan
en forma catastrófica- y que condujo a la decadencia final del feudalismo y la civilización en
estaba fundado ese sistema social: las guerras crónicas entre señores feudales y otros poderes de
la época, y que produjeron una insoportable inestabilidad política; el colapso demográfico como
producto de la incidencia recurrente de la peste bubónica y la crisis de la agricultura y los
sistemas alimentarios de la época feudal; y la ruptura de la hegemonía religiosa e ideológica del
catolicismo, y el surgimiento de otras ramas cristianas con las cuales el Vaticano se enfrentaría en
guerras desastrosas y de larga duración.
Entre 1314 y 1318 se desató la Gran Hambruna en Europa, como resultado de la
destrucción de tantos ecosistemas naturales mediante la tala indiscriminada de bosques y el

410
A los que luego se agregarían, por supuesto, los esclavos africanos.

173
consiguiente empobrecimiento de los suelos por sobre-explotación. 411 Unos años después, en
1347, la demografía europea sufrió otro gran revés al estallar la primera pandemia de peste
bubónica con altas tasas de mortalidad. La combinación terrible del hambre y la peste redujo la
población europea a la mitad en la segunda parte del siglo XIV. Para agravar aún más esta
situación, cuando hacia fines del siglo XIV se produce un cambio climático, que ocasiona el fin
del llamado Período Templado Medieval y se inicia la también llamada Pequeña Edad del
Hielo. 412 Pero el despoblamiento no trajo paz social, como podría esperarse de un universo
geopolítico con menor densidad de población y, por lo tanto, con más territorio per-cápita para
colonizar y llevar a cabo actividades productivas.
La caída demográfica y la consiguiente escasez de mano de obra servil, condujo a luchas
aún más brutales entre los señores feudales para apropiarse de campesinos y tierras vecinas,
necesarias para mantener sus economías tributarias a flote. Las guerras religiosas tomaron un
cariz igualmente brutal, acentuándose aún más por el clima apocalíptico que dominada la escena
existencial y social de los europeos de la Alta Edad Media de los siglos XIV y XV.413
Durante la Alta Edad Media las hambrunas son recurrentes y la falta de saciedad
alimentaria crónica de las clases bajas, pasa a ser una realidad consubstancial del período, y es
considerada como un “hecho natural” de la vida de los pobres. Durante la desgastante Guerra de
los Cien Años, en Francia la producción agrícola descendió de manera dramática, y la población
del país se redujo en cerca de un 70%. Por ejemplo, a fines de la Edad Media hubo 79 grandes
hambrunas en Francia y 98 en Gran Bretaña.
Las guerras parecían una maldición insuperable en la Europa medieval, así como las
revueltas populares, especialmente los levantamientos campesinos contra un orden social que los
estaba condenando al aniquilamiento por hambre y por violencia endémica.414 Solamente en
Francia, hubo un total de nueve guerras internas que diezmaron la población y empobrecieron
todavía más a las clases populares.415 La Guerra entre Francia e Inglaterra por la hegemonía en
Europa, y la decadencia del Sacro Imperio Romano asociado con la pérdida de poder de la Iglesia

411
Ver: Jason W. Moore, 2002.
412
Ver: Brian M. Fagan, 2000.
413
Ver: Marc Bloch, 1966.
414
Ver: Rodney Hilton, 1988.
415
Ver: James L. Goldsmith, 1995.

174
Católica,416 fueron además eventos y fenómenos cataclísmicos que agravaron la crisis
demográfica en el Viejo Mundo. Así, de esta manera caótica, el feudalismo llegaba a su declive
final, y se abrían de par en par, las puertas para el desarrollo del capitalismo y la Paleo-
Modernización (circa 1492-1789),417 que ya hemos examinado en el Capítulo Dos de este mismo
trabajo.418
El “descubrimiento” por Colón del Nuevo Mundo, desencadenó un flujo continuo y en
ascenso de migrantes voluntarios que abandonaban sus tierras ancestrales en Europa y se
lanzaban a “hacerse la América”, como de manera tan vívida lo describe este popular dicho. La
migración a América, comenzó incluso antes de que Colón realizara su cuarto y último viaje.419
Ya a partir de 1492 hubo algunos colonos europeos que se quedaron en la Hispaniola, pero ese
tímido primer intento de colonización que no sería muy afortunado, fue el catalizador que abrió
las compuertas a un flujo cada vez mayor de nuevos inmigrantes provenientes del Viejo Mundo.
Antes de que el siglo XVI se extinguiera, cerca de doscientos cuarenta mil españoles y otros
europeos se habían trasladado a los territorios americanos que serían parte del imperio colonial
español en el Nuevo Mundo. Durante el siglo siguiente, ese flujo se incrementaría a cerca de
seiscientos mil nuevos pobladores venidos de Europa a la América española.420

416
Ver: Guy Bois, 1976.
417
Ver: David McNally, 1990.
418
Ver: J. M. Bennett and C. W. Hollister, 2006; J.W. Moore, 2004.
419
Ver: Nancy Rubin Stuart, 2004.
420
Ver: Carlos Martínez Shaw, 1994.

175
Mapa No. 5.
Los cuatro viajes de Colón.

Fuente: http://eloviparo.wordpress.com

Y si el flujo de migrantes europeos a las colonias españolas en América no fue mayor, es


porque muy pronto luego de iniciada la conquista, el Rey Fernando de Aragón estableció, en
1511, un decreto según el que todos los españoles o personas que eran sujetos de la corona
Fuente: http://www.tiempo.com/ram/2172/el-mapa-del-tiempo-de-una-pgina-de-la-historia/

española, pudieran viajar a las Indias Occidentales sin discriminación ni examen acucioso;
bastaría que dieran sus nombres y que quedarán registrados de este modo como españoles o
sujetos de la corona española que se habían trasladado al Nuevo Mundo bajo dominio de
España.421
Posteriormente, en los años de 1519, 1522, 1531, and 1540, la corona española emitió
nuevas ordenanzas mucho más restrictivas. En acorde con ellas se establecía, como ley suprema,
421
Ver: J. Nadal Oller, 1976.

176
que ninguna persona convertida al catolicismo del judaísmo, islamismo u otra religión no-
cristiana, ni los hijo de ellas, o nietos de los individuos que habían sido forzados y castigados a
llevar la Cruz de San Andrés con la que la Inquisición marcaba a los herejes, idólatras, apóstatas
o infieles de cualquier tipo, ya sea por línea materna o paterna, podía trasladarse al Nuevo
Mundo. El castigo para cualquier violación de estas normativas, consistiría en la expropiación de
todos sus bienes, cien azotes, prohibición perpetua de viajar a las Indias españolas (Ver: Mapa
No. 5), y además, sus cuerpos quedarían a la merced de lo que dispusiera su majestad el Rey. 422
Aun así, el paso de judíos conversos y otras minorías escapando de las tenazas de la
Inquisición hacia los confines menos controlados por los poderes de la Corona y la Iglesia en el
Nuevo Mundo, nunca se detuvo por completo. Pero aún antes de los edictos reales mencionados
antes, hubo ejemplos muy notorios de discriminación contra las minorías religiosas en España
consideradas heréticas, y que fueran promulgados casi desde el comienzo de la invasión europea.
Por ejemplo, en el año de 1501, Nicolás de Ovando, gobernador de la región colonial
conocida como Tierra Firme, y que era en aquel entonces la costa norte de América del Sur, tomó
la decisión por su cuenta, mucho antes de que las leyes migratorias restrictivas fueran emitidas
por la corona, de prohibir la llegada de moros, judíos, “mal vivientes”, y otros herejes, así de
como recién conversos al catolicismo, a la región bajo su autoridad.423
Pero los esfuerzos iniciales de filtrar cuidadosamente la emigración española al Nuevo Mundo a
comienzos de la invasión, nunca serían coronados por un pleno éxito, y gran cantidad de diversos tipos de
“indeseables” consiguieron colarse al naciente mundo colonial hispano en América. La demanda creciente
de funcionarios, soldados, colonos, clérigos, comerciantes, artesanos para ampliar y consolidar el sistema
colonial españolen el Nuevo Mundo, al final prevaleció con mucho por sobre el deseo y la voluntad de los
poderes metropolitanos por controlar el flujo migrante a América. Esto no quiere decir que no lo hubo,
pero nunca fue tan eficiente como hubieran deseado sus artífices.424
Por ello es que es aún hoy tan difícil hacer una estimación más precisa del trasiego de
migrantes españoles a América durante la conquista y la colonia. En los registros oficiales
española de la época, sólo aparecen aquellos que fueron efectivamente anotados y que muchos
estudiosos del tema consideran como una fracción de quienes realmente atravesaron el Atlántico
rumbo al Nuevo Mundo. La cuantificación de la migración española a las colonias seguía siendo

422
Ver: Magnus Morner, 1975.
423
Ver. Richard Konetzke, 1972.
424
Ver: Antonio Eiras Roel, 1991a.

177
uno de los problemas más arduos de resolver satisfactoriamente para los investigadores del
fenómeno y el período, como resultado justamente de las lagunas e inconsistencias de las fuentes
y los datos oficiales.
Aparte de los polizontes que se escondían y viajaban en forma ilegal y quizás pagando
algún dinero a los oficiales de los barcos, hubo también muchos viajeros que figuraban como
miembros de la tripulación, pero luego desembarcaban y se quedaban en tierra con licencias
falsas, o simplemente desapareciendo hacia los hinterlands con escaso control efectivo de las
autoridades coloniales. Por otro lado, la Casa de Contratación que llevaba la contabilidad de los
españoles trasegados a América, no poseía una definición del concepto de “migrante”, y utilizaba
en cambio el término mucho más vago de “pasajero”, que incluía a numerosos mercaderes,
burócratas, clérigos y otros viajeros que con frecuencia iban por un período determinado de
tiempo a las colonias,425 luego regresaban a España, y de nuevo a veces se embarcaban en otra
misión rumbo a América. Esto conducía a una sobre numeración de ciertos tipos de pasajeros y
enturbiaba así la fidelidad de los números recabados por la Casa de Contratación. Eran habituales
los pasaportes colectivos que agrupaban a varias personas bajo el nombre oficial de uno sólo de
ellos, lo que hacía que en el Catálogo de Indias donde se registraban los pasajeros, hubiera
también una sub-numeración frecuente de ciertas clases de emigrantes.426
Pero de todas las anomalías y dificultades anteriores en los registros oficiales, sin dudas
el más serio era el elevado porcentaje de viajeros que se beneficiaban de la corrupción, la
incompetencia, la falta de recursos humanos y administrativos, y la laxitud de una burocracia
colonial poco preocupada por cumplir con la ley más allá de las formalidades superficiales. Hay
historiadores que estiman el tráfico ilegal de pasajeros españoles al Nuevo Mundo, en cerca del
30% del total, y hay algunos estudiosos que incluso consideran que ese segmento de los
trasegados a las colonias americanas, podría llegar a la notable cifra de 80% durante el siglo
XVI.427
El trasiego ilegal a América era incluso evidente para los contemporáneos del siglo XVI,
que es, a pesar de la bruma estadística que pende sobre este aspecto del período, el mejor
estudiado y conocido en términos de la migración de España al Nuevo Mundo.428 Por ejemplo,

425
Solía ser un máximo de tres años, pues así estaba prescrito en las leyes de la época.
426
Ver: Encarnación Lemus y Rosario Márquez, 1992: 35-100.
427
Ver: Peter Boyd-Bowman, 1973.
428
Ver: Ida Altman, 1995.

178
Bartolomé de Las Casas, escribió a propósito de este tráfico ilegal de viajeros españoles sin
licencia con destino a América, en su famosa Historia de las Indias, que el propio Rey de España
le había pedido que aconsejara a los oficiales de los barcos españoles que viajaban a América,
que no tuvieran la osadía de llevar a ningún pasajero a escondidas, pues de seguro grandes
castigos (“grandes penas”, literalmente) les aguardaban en caso de ser descubiertos.429

Mapa No. 6.
Colonización española del Nuevo Mundo.

Fuente: Spanish_colonization_of_the_Americas.htm

Pero a pesar de las preocupaciones del monarca, la emigración sin licencia desde España a
América, nunca pudo ser realmente eliminada ni siquiera reducida en forma significativa, y es
sabido que creció a lo largo del siglo XVI debido a la facilidad con que se podían burlar los
controles. Había toda clase de artimañas para hacerlo, como, por ejemplo, muchos decían que
iban a las Canarias y continuaban viaje hacia las colonias del Nuevo Mundo, sin que ese
movimiento quedara registrado en los archivos oficiales.430 Algo que al parecer se prolongó hasta
entrado el siglo XX.431 De allí que quizás el porcentaje señalado por Boyd-Bowman pueda tener
validez; aunque lo más probable es que nunca sepamos a ciencia cierta la importancia relativa del

429
Ver: Bartolomé de las Casas, 1875: 220.
430
Ver: José Manuel Castellanos Gil, 1980.

179
trasiego ilegal de pasajeros a América,432 ni tampoco los números reales de la emigración
española total hacia las colonias del Nuevo Mundo.433
Si el siglo XVI presenta muchas interrogantes casi imposibles de resolver en forma
definitiva en cuanto a este tópico que estamos discutiendo, el siglo XVII es un misterio aún
mayor. De igual forma ocurre con el siglo XVIII, que es sin ambages el de la menor cantidad
estimada de migrantes españoles a América (precisamente al revés de lo que ocurre del Portugal a
Brasil en igual período).434
Según datos oficiales, en la segunda mitad del siglo XVIII, rara vez hay un año que
registre más de quinientos españoles transferidos a las colonias americanas, y la mayoría suelen ir
con destino a México y Centroamérica (Ver: Gráfica No. 8.). Luego, a comienzos del siglo XIX,
hay un repunte entre los años 1809 y 1812, y luego un declive otra vez, seguramente como
resultado de las guerras de independencia que sacuden a una buena parte de la región, terminando
con la mayor parte de imperio colonial español en América. En total se estima que no hubo más
de cien mil migrantes españoles llegados a América en el siglo XVII.435 El siglo XVII fue un
período de declive considerable de la población de los pueblos originarios en casi toda la
América hispana, y de crisis económica en el imperio colonial español, pero sobre todo en la
segunda mitad.436 También hay la hipótesis de que sería la caída o el estancamiento de la
población española en la propia España durante el siglo XVII, la que propició –posiblemente en
combinación con el empobrecimiento de las colonias que dependían fuertemente de una elevada
población indígena como mano de obra barata para su prosperidad437- la caída del flujo
migratorio de la metrópolis a la periferia colonial americana.438

431
Ver: Julio Antonio Yanes Mesa, 2004.
432
Aunque hay que señalar que una veta valiosa y muy fructífera están resultando ser los estudios regionales y
locales en España con respecto a quiénes partieron de cada lugar y cuándo a las Indias, hurgando en archivos y
documentación menor, está contribuyendo a aclarar un poco más el panorama global, al agregar más piezas a este
rompecabezas provenientes de nuevas fuentes. Esto tanto para el período d ela historia colonial, como para la
emigración española a América en el siglo XX. Ver: María del Carmen Martínez, 1992 (2): 205-236; Encarnación
Lemus, 1992 (2): 261-292; Lourdes Díaz-Trechuelo López-Spínola (ed.), 1990; Antonio Macías Hernández, 1988;
Néstor Rodríguez Martín, 1988.
433
Ver: Magnus Mörner, 1975; Peter Boyd-Bowman, 1967.
434
Ver: Antonio Macías Hernández, 1991.
435
Ver: Carlos Marínez Shaw, 1993.
436
Ver: M. Baraona, 2011: 279-289.
437
Ver: Ruggiero Romano, 1997.
438
Ver: Antonio Eiras Roel (ed.), 1991b.

180
Gráfica No. 8.
Migración española a América y a México y Centroamérica: 1765-1823.

Fuente: Rosario Márquez Macías, 1995: 164-165

En el ciclo de cuatro años que van de 1885-1989, se produce uno de los más grandes
brotes emigratorios de España a la América hispana. En esos cuatro años, se trasladan al Nuevo
Mundo cerca de veinticinco mil españoles cada año,439 y luego, en el siglo XX, hay otro brote
importante entre 1905-1910, en que alrededor de veinte mil migrantes de España que anualmente
se trasladan a las excolonias americanas. 440 Pero es importante hacer notar, que en la primera
década del siglo XX, se registra un número oficial de treinta mil emigrados, pero hay otros
cálculos que indican que a estos se sumaron además cerca de cuarenta mil emigrantes españoles
ilegales a América.441 En la primera mitad del siglo XX es cuando llegan más emigrantes
españoles a América Latina, aunque por supuesto, ya no se trata de los traslados de población
europea al Nuevo Mundo para tomar tierras, recursos y explotar la mano de obra indígena y
esclava africana. Son ahora individuos que pertenecen al proletariado, el campesinado y sectores
pobres de España, que migran como cualquier otro migrante, en busca de mejores oportunidades

439
Principalmente a Cuba, que era una de las últimas colonias que los españoles aún poseían en América.
440
Ver: Carlos Yánez, 1994.
441
Ver: Vicente Borregón Ribes, 1952.

181
que en sus países de origen. Ya no es la emigración española de la Paleo-Modernización y la
Modernización Temprana, sino que son los típicos “refugiados económicos” a los que la
Modernización Clásica y la Modernización Neo-Clásica del capitalismo industrial emergente (de
la Segunda Revolución Industrial, circa 1860-1920), empuja a la migración. Es además una época
en que la Primera Guerra Mundial y luego la Gran Depresión de 1929-1939, en que la mayor
parte de Europa se sume en el estancamiento económico y la crisis política, mientras que varios
países latinoamericanos florecen, al relajarse los lazos de dependencia de la periferia al centro del
sistema-mundo -y que los condenaban al “desarrollo del subdesarrollo”, como más tarde
acuñaría A.G Frank.442
La fase en que se registra el mayor número de migrantes legales (y sólo podemos
especular respecto a los ilegales) de España a América, es entre 1900 y 1913, durante el cual
arriban a hispanoamericana una oleada de casi doscientos mil españoles cada año. Luego debido
a las consecuencias sobre el transporte marítimo de la Primera Guerra Mundial, los migrantes
españoles a América se reducen considerablemente. Pero entre 1919 y 1930, se produce un nuevo
brote emigratorio hacia varios países latinoamericanos (principalmente Argentina, Uruguay,
México y Cuba) que disfrutan en esa época de un buen crecimiento económico. Se estima que
entre 1882 y 1930, cerca de tres millones de migrantes españoles se trasladaron a la América
hispana, siendo este flujo al menos cinco veces superior al total de emigrantes españoles al
Nuevo Mundo durante los casi cuatrocientos años previos de dominación colonial de España en
Latinoamérica.443
Al igual que muchos otros grandes movimientos poblacionales en el curso de la historia
del proceso de modernización capitalista, las migraciones de España a América, son parte de
forma espontáneas de resistencia sin otra agenda política que la de sobrevivir; estas emigraciones,
condensan y expresan de manera muy vívida el impacto, combinado y dialéctico, de las cuatro
espirales de la modernidad sobre algunos de los sectores más pobres y oprimidos, de aquellas
sociedades que expulsan grandes cantidades de individuos hacia otras tierras lejanas y diferentes.
Pero en los tiempos coloniales, y sobre todo en la primera fase de invasión y conquista, esas
emigraciones al Nuevo Mundo están marcadas por el sello de la dominación y opresión que la
transferencia demográfica de Europa a América representa para los pueblos originarios primero,

442
Ver: Andre Gunder Frank, 1966.
443
Ver: Salvador Palazón Ferrando, 1995.

182
y luego para estos y los esclavos del África negra traídos en grandes cantidades para sustituir a
una mano de obra indígena devastada por las epidemias, la explotación, las guerras de conquista,
y todos los otros males que representan el lado más oscuro de la colonización europea.
Las insurrecciones indígenas contra la invasión y conquista española se desatan en casi
todas las tierras ocupadas casi a los pocos meses de que el proceso de colonización se iniciara.
Durante toda la colonia las insurrecciones de los pueblos originarios y luego de los esclavos
negros, sumaran decenas, entre las cuales hay algunas de gran impacto y trascendencia, como la
de Lautaro en Chile, la de Tupaj Amaru en Bolivia, y la de Jacinto Canek en Yucatán. Algunas de
estas insurrecciones indígenas en las tierras bajas mayas las hemos abordado en un libro
anterior,444 y su magnitud escapa por completo a las dimensiones y alcances de esta obra. Sin
embargo, nos detendremos a examinar un par de ejemplos en las páginas que siguen, al examinar
las migraciones portuguesas al Brasil colonial. Y así como las migraciones españolas al Nuevo
Mundo contribuyeron en forma indeleble a forjar la identidad nacional de todas las naciones que
surgirían en América a raíz del contacto -a menudo catastrófico para los pueblos originarios-
entre las poblaciones venidas de Europa y las comunidades nativas y los esclavos negros y su
descendencia, también esos enormes flujos de salida dejarían un sello imborrable en la forma
como se fue estableciendo la identidad nacional de España y de sus diversas regiones de mayor
emigración.445
En la otra mitad lusitana446 de Sudamérica, las políticas migratorias de la corona
portuguesa serían más benignas,447 pero de todas maneras ello no activó una gran migración de

444
Ver: M. Baraona, 2011.
445
Ver: Désirée Kleiner-Liebau, 2009.
446
Lusitania era el nombre de la provincia romana que ocupaba aproximadamente el territorio actual de Portugal.
447
Algunos de los recién migrados a Brasil eran lo que solía llamarse “nuevos cristianos”, es decir, judíos y quizás
también algunos musulmanes portugueses que se convirtieron de manera generalmente compulsive al catolicismo,
luego de la caída del Al-Andaluz en el sur de la Península Ibérica. Habían sido perseguidos por la Inquisición (que a
partir de 1530 había comenzado a operar con ferocidad en aumento en Portugal) bajo la acusación de ser cripto-
judíos y falsos conversos, y con frecuencia migraban a Brasil con la esperanza de escaper de la persecución religiosa
y étnica en la Península Ibérica. Y precisamente, a causa en parte del carácter clandestino de la migración de
“herejes” y falsos conversos a Brasil, es difícil establecer con certidumbre la cantidad de judíos portugueses y nuevos
cristianos que consiguieron huir hacia una mayor libertad y seguridad en Brasil. Sin embargo, se estima, por ejemplo,
que llegarona constituir cerca del 15% de la población blanca de Pernambuco durante el siglo XVI, lo cual es
bastante notable. Según indagaciones por Keila Grinberg y otros investigadores de la historia de la migración judía a
Brasil (ver referencia al final de nota) en su obra sobre la migración e influencia judía en Brasil y la Inquisición,
entre 1575 y 1625, cerca del 35% de los dueños de los ingenios (engenhos) azucareros en al ciudad de Pernambuco
eran de origen judío. Desde los inicios de la colonización portuguesa en Brasil, hubo migrantes judios que se
trasladaron al Nuevo mundo desde la metropolis europea, y sobre todo, en el perído del siglo XVIII en que se dio el
flujo principal de migrantes. Otro aspecto de la migración de judíos portugueses a Brasil que hizo que su número e

183
Europa a Brasil, y el poblamiento europeo en ese país permaneció estancado durante largo
tiempo; lo cual de seguro fue una bendición para las poblaciones originarias en ese vasto
territorio tropical, que vieron así ralentizado el ritmo de su destrucción por la colonización
europea. Y así, la migración europea permaneció bastante pequeña durante al menos los dos
primeros siglos de colonización. Entre el año 1500 y el año 1700, se estima que sólo cien mil
portugueses se radicaron en la colonia americana del Portugal. No obstante, en el siglo XVIII, el
panorama cambiaría drásticamente, cuando el empuje de la minería en Brasil aumentó los
ingresos de los emprendedores portugeses y de origen europeo en general, elevó los salarios de
los trabajadores no sometidos a régimen de esclavitud, y mejoró adicionalmente, las posibilidades
de encontrar empleo remunerado para los migrantes que desembarcaban del Viejo Mundo.448
Poco después de iniciada la invasión portuguesa del Brasil, la mayoría de los europeos,
intimidados quizás por la salvaje y desconocida naturaleza del interior, se instalaron cerca de la
costa, a excepción de aquellos que fundaron la ciudad de Sao Paulo, que sería utilizada como
base de operaciones para las incursiones bandeirantes449 hacia los hinterlands más profundos del
inmenso territorio, en su gran mayoría inexplorado y desconocido.
En el siglo XVIII, el empuje inaugurado por los bandeirantes hacia el sur, norte e interior
del Brasil se intensificó, cuando oleadas sucesivas de portugueses se movieron desde las áreas
iniciales de colonización hacia zonas donde esperaban enriquecerse con la explotación del oro,

impacto fuese significativo, es que solían hacerlo acompañados de sus familia extensa que podía llegar a tener más
de una docena de miembros. Además, la endogamia que caracterizaba a los judíos en la Europa cristiana y anti-
semita, se relajó considerablemente en Brasil donde muchos de los descendientes de los primeros inmigrantes
comenzaron a mezclarse (aunque rara vez casarse) con indígenas y negros. En el siglo XVII y comienzos del XVIII,
la Inquisición, preocupada por el auge de los judíos brasileños en la economía, la cultura e incluso la política dentro
de ciertas refgione emergenets del Brasil, comenzaron a perseguirlos con distintos pretextos, y a acusarlos de
practicar a escondidas los ritos religiosos judaicos. Algunos fueron arrestados y llevados de vuelta a Portugal para ser
juzgados y usualmente ejecutados, y otros, con más suerte, fueron expulsados con cualquier destino fuera de Brasil.
Pero muchos consiguieron eludir la persecución inquisitorial y se mezclaron con la población brasileña para
desaparecer en la multitude anónima. Pero su impacto perduró, y quizás en Brasil más que en ninguna otra colonia
europea, dejaron una huella significativa en al cultura y la composición étnica. Ver: Richard Konetzke, 1972: 88-
110; Keila Grinberg (ed.), 2005: 45-250.
448
Ver: F. B. D’Avila, 1956.
449
Los bandeirantes eran aventureros que se organizaban en pequeñas bandas armadas y portadoras de sus distintivas
banderas (de allí su nombre) para explorar y conquistar aquel gran territorio interior del Brasil, mayoritariamente
ignoto. Muchos bandeirantes eran mestizos y portugueses que apredieron de los indios los modos de sobrevivencia
en el difícil medio ambiente brasileño. Uno de los principales propósitos iniciales de los bandeirantes había sido el de
capturer indígenas para forzarlos a la esclavitud y a los trabajos forzados en las áreas con mayor desarrollo en el
Brasil que era donde se había conseguido establecer algún tipo de agricultura comercial, a pesar de la escasez crónica
de mano de obra d ela colonización en sus primeras fases. Pero luego de los descubrimientos de oro en Minais
Gerais, la búsqueda de se mineral y otras riquezas en gemas preciosas y metales valiosos pasó a ser una de sus
principales motivaciones.

184
luego de que generosas vetas del metal dorado fueron descubiertas en las montañas de Minas
Gerais450 a partir de 1690.
Noticias del descubrimiento de oro en Minas Gerais se filtró lentamente hasta alcanzar la
costa de Brasil, llegando incluso hasta la capital metropolitana, Lisboa. Y así se desencadenó al
comenzar el siglo XVIII, el primer gold rush en el mundo occidental; mucho antes que el de
California o el del sur de Chile. Cientos de miles de aventureros, exploradores, colonos,
comerciantes, artesanos, jugadores profesionales de cartas, especuladores, vendedores de licor, y
proveedores de todo tipo –incluidos, por supuesto, los servicios sexuales- acompañados muchas
veces de sus esclavos negros e indígenas, se abalanzaron rumbo a las montañas al norte de Rio de
Janeiro, en busca de fortuna fácil.
Eventualmente, al disminuir los retornos en oro y ganancias para la mayoría de los
buscadores del precioso metal en Minas Gerais, en donde los grandes mineros monopolizan la
extracción al cabo de un par de décadas, el frenesí aurífero se diseminó en menor escala hacia
otros lugares al oeste del país, a lo que hoy conocemos como Goiás y el Mato Grosso. Pero el
frenesí se desató de nuevo cuando en 1727 se descubrieron yacimientos importantes de diamantes
al norte de la región aurífera. De pronto, había de nuevo esperanzas para el pequeño aventurero y
explorador en búsqueda de una fortuna rápida y cuantiosa, algo que rara vez sucede en este tipo
de estampidas hacia alguna quimera de metales y gemas preciosas. Pero como también ha
ocurrido históricamente en situaciones similares, aunque los beneficios del frenesí redundaron a
favor de muy pocos, no por ello la producción de oro y diamantes dejó de ser extraordinaria. Y
entre 1728 y 1770, oro y diamantes producidos en Brasil con sangre, sudor y lágrimas, llegaron
inevitablemente adonde tenían que llegar: las economías metropolitanas en Europa.
De pronto, el mercado de metales y piedras preciosas en Lisboa, Madrid, Berlín, Moscú,
Londres, París, Amsterdam y otras grandes capitales europeas, se vieron inundados de oro y
diamantes de origen brasileño. No es de extrañar entonces que en la segunda mitad del siglo
XVIII, cerca del 80% de todo el oro que llegó a Europa, proviniese de los extraordinarios
yacimientos brasileños, donde unos pocos se hicieron de grandes fortunas, y el resto, la inmensa
mayoría, murió tan o más miserable que al comienzo del gold rush.451

450
En las estribaciones montañosas al norte de Rio de Janeiro.
451
Ver: Patrick O’Brien, 1982.

185
Por otra parte, el oro y los diamantes le dieron nuevos bríos a una economía colonial
estancada. Y aunque no favoreció a las grandes mayorías en el Brasil, la fiebre del oro y de los
diamantes, sustituyeron como centro dinámico de una economía dependiente, exportadora y
colonial. Pero así como el oro y los diamantes energizaron una economía languideciente debido
al declive de las grandes plantaciones e ingenios azucareros, el aumento del circulante en
moneda, produjo una severa inflación en Brasil, y una nueva era de acumulación y
modernización capitalista en Europa. El enriquecimiento obsceno de las elites aristocráticas en
Europa y las brutales desigualdades de clases en estos países, conduciría también a la decadencia
de los regímenes monárquicos y a un debilitamiento de la legitimidad ideológica del sistema de
opresión de clases en las sociedades metropolitanas.452 Se sentaban así las bases para que las
cuatro espirales de la modernidad comenzaran a girar con más velocidad histórica, precipitando
la transición de la Paleo-Modernización (circa 1492-1789) a la Modernización Temprana (circa
1789-1871). Tanto la Revolución Americana como la Revolución Francesa, son expresiones
históricas dramáticas del desgaste de un determinado modelo de modernidad, producto a su vez
de la misma modernización capitalista que lleva a una nueva etapa globalizadora (que impulsa los
desarrollos independientes de los Estados-nacionales y el deterioro de los imperios coloniales
tradicionales), y de nuevos conflictos sociales que desembocan en nuevas formas de resistencia.
Pero en esta fase del desarrollo capitalista, las migraciones en Brasil no están ya
completamente dominadas por el traslado de europeos a la colonia, sino que ponen de relieve
también las transformaciones internas dentro de la estructura económica tradicionalmente agro-
exportadora, a una de producción y venta en los mercados metropolitanos, de metales y piedras
preciosas. De alguna forma casi paradojal, esta evolución es una vuelta a los tiempos primeros de
la colonización del Nuevo Mundo, cuando el oro fácil se agota, y la llamada tesaurización y
acumulación primitiva, nacidas en gran medida del saqueo de las riquezas de los pueblos
originarios de la América, son poco a poco sustituidas como fuente de riqueza para las elites
coloniales y metropolitanas, por la agricultura comercial y capitalista como el banano, el café, el
tabaco, el cacao y la caña de azúcar. Pero lo que ocurre, es que a diferencia del imperio colonial
español, el lusitano está afincado en una metrópolis que nunca llega a alzarse completamente en
el firmamento de las grandes potencias occidentales, a pesar de las abundantes riquezas que
fluyen de su enorme imperio colonial que se extiende desde el Nuevo Mundo, a África, la India y

452
Ver: Clive Pontig, 2000.

186
el Lejano Oriente.453 Portugal había tenido, en efecto, mucho antes que España, un gran
desarrollo del comercio, la exploración y la expansión colonial. De hecho, Portugal fue la
vanguardia occidental en la exploración del orbe mucho antes que ninguna otra futura potencia
europea. La Era de los Descubrimientos de los siglos XVI y XVII, sería tempranamente liderado
por Portugal. El famoso Príncipe Enrique el Navegante, hijo del Rey Juan I, se convertiría en el
mecenas y patrón del notable espíritu explorador y desarrollo mercantil marino de Portugal, en
una época aún muy temprana, convirtiéndose de esta forma, en el protagonista inicial de la
expansión europea de ultramar con que se inaugura la Paleo-Modernización capitalista.454
En el transcurso del siglo XV, Portugal había lanzado exploraciones marítimas exitosas
en el Océano Atlántico, descubriendo en este vasto cuerpo oceánico varios archipiélagos como
Madeira, Cabo Verde y las Azores. En el año de 1416, el poder lusitano emergente, conquistó
Ceuta, estableciendo allí una colonia y centro comercial muy próspero, en un territorio
mayoritariamente musulmán. En Madeira y las Azores anteriormente descubiertas por ellos, los
portugueses iniciaron los que serían parte de las primeras acciones colonizadoras de occidente en
el resto del mundo. Portugal también exploró algunas áreas costeras de África hasta entonces casi
desconocidas, y de allí empezó asentamientos coloniales estables en ciertas regiones
subsaharianas, y que perduraron algunas hasta el siglo XX.455
También durante el siglo XV, los portugueses tuvieron éxito en establecer varios otros
centros comerciales (aparte de Ceuta), en la costa occidental Africana. En estos puestos
coloniales comerciales, los portugueses promovieron el tráfico de esclavos y la compra de oro
que luego llevaban a Europa; pero su mayor aspiración era poder extender estas exploraciones y
tratar de encontrar una ruta que condujera al Oriente y a sus codiciadas especies. Hacia fines del
siglo XV, los portugueses por fin descubrieron una ruta oriental hacia la India que descendía por
el África occidental, rodeaba el cabo de Buena Esperanza, y atravesando parte del Océano Índico,
permitía llegar a la India e incluso más al este también.
En el siglo XVI, los portugueses descubrieron Brasil, 456 exploraron aún más el Océano
Índico, inaugurando rutas marítimas comerciales a lo largo y ancho de casi todo el sur y el este de

453
A pesar de que la reconquista católica del Reino de Portugal parcialmente en manos de los moros, se efectúa y
completa en 1139 en la Batalla de Ourique, mucho antes que en la parte española de la Penísula Ibérica (1492).
454
Ver novela histórica de: Arkan Simaan, 2007.
455
Ver: Peter E. Russell, 2000.
456
La tierra que hoy conocemos como Brasil fue apropiada por Portugal, cuando una flota comandada por Pedro
Álvares Cabral, llegó hasta sus costas en abril del año 1500, solo ocho años después del primer viaje de Colón.

187
Asia. A raíz de estos últimos desarrollos, los portugueses establecieron las primeras legaciones
diplomáticas y misiones comerciales occidentales en Japón y en China.457
Posteriormente, el Tratado de Tordesillas, 458 consolidó la amplitud de las posiciones
portuguesas en el Nuevo Mundo, y permitió que Portugal pasase a tener una enorme colonia de
inconmensurable valor potencial por la amplitud de su territorio y la riqueza de sus recursos
naturales, en las Américas. Esto significó un mayor enriquecimiento para los portugueses, que a
pesar de su exiguo territorio metropolitano y su pequeña población, pasó a ser una de las naciones
más prósperas de Europa.459

Mapa No. 7.
Áreas de influencia y anexión de España y Portugal luego del Tratado de Tordesillas.

Fuente: http://mas-historia.blogspot.com

457
Ver: M.D.D. Newitt, 2005.
458
El Tratado de Tordesillas, consistió en un acuerdo formal suscrito por las coronas de Portugal y España, y
promovido por el Vaticano, para dividir las posesiones de ambas potencias católicas en la América del Sur. El
tratado fue firmado en Tordesillas en la provincia española de Valladolid , el día 7 de junio de 1494 (sólo dos años
luego del primer viaje de Colón a América) entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, Reyes Católicos de la
España apenas reconquistada, y Juan II, Rey de Portugal. Según este acuerdo, se determinaba que la división y el
reparto y anexión de las tierras del Nuevo Mundo entre Portugal y España, mediante una línea imaginaria que dividía
a la América del sur, separando al Brasil de las otras colonias españolas. El tratado, que fuera sugerido y auspiciado
por el Vaticano, que ya veía en el Nuevo Mundo posibilidades ingentes de enriquecimiento para la Iglesia, tanto en
términos materiales como en términos de la llamada “cosecha de almas”, buscaba evitar conflictos entre las coronas
de España y Portugal, ambas naciones de gran fidelidad al catolicismo y de importancia estratégica para su
diseminación por el mundo.
459
Ver: Daniel J. Boorstin, 2000.

188
Pero lo cierto es que a pesar de todos sus éxitos en exploración marítima, navegación
comercial y expansión colonial de los siglos precedentes, Portugal carece en la segunda mitad del
siglo XVIII, de la impronta administrativa y la capacidad para inyectar capitales, del espíritu
empresarial orientado hacia la industrialización, la demografía, el poderío militar, y la capacidad
de consumo, como para desarrollar un mercado metropolitano adecuado para la agricultura
capitalista colonial del Brasil, que debe competir, además, con la de otras colonias portuguesas en
África y en Asia.460
En la capital portuguesa, la monarquía lusitana se hizo inmensamente rica, al recolectar
un 20% de toda la riqueza generada por el oro brasileño en el siglo XVIII. Mucho más de lo que
habían conseguido incluso antes con el tráfico de esclavos, el comercio de las especias, el oro
africano, y las tasaciones provenientes de la agricultura tropical en todas sus colonias en
América, África y Asia. De pronto Brasil, antes periferia algo abandonada de Portugal a pesar de
su gran potencial, pasa a ser el centro económico y la fuente de riqueza más poderosa de todo el
imperio colonial lusitano. Oro, diamantes y otras piedras preciosas, así como la agricultura
capitalista, habían terminado por convertir a Brasil en el corazón dinámico de todo el vasto
imperio colonial portugués. Desde el enorme territorio brasileño, se generaba una riqueza fácil
para la metrópolis, misma que significaría su decadencia, y eventualmente, su ruina también al
convertirla en una economía parásita y tributaria, e incapaz en última instancia, de incorporarse a
la Primera Revolución Industrial de fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX.
El éxodo de portugueses rumbo al Brasil, más prometedor y en apariencia con más
oportunidades para las clases pobres de la metrópolis que esta misma, se acentuó. Pero al mismo
tiempo se desencadenó un proceso migratorio endógeno dentro del propio Brasil; fenómeno que
ya hemos adelantado en parte al referirnos en páginas anteriores al gold rush de Minas Gerais.
Más de cuatrocientos mil portugueses y medio millón de esclavos africanos se trasladaron en una
migración interior masiva dentro del Brasil, de las zonas costeras hacia los lugares donde se
descubrió oro, y luego hacia las áreas ricas en yacimientos de diamantes. La mayoría de esos
migrantes internos provendrían de las plantaciones de azúcar, que fueron abandonadas casi por
completo, y de la costa muy pobre del nordeste, en dirección a las regiones auríferas. El gran
avance colonizador y demográfico hacia el interior de Brasil había comenzado, y seguiría de una
forma u otra, hasta nuestros días en la segunda década del siglo XXI. Eso ilustra bastante bien no

460
Ver: Melvin Eugene Page and Penny M. Sonnenburg (eds.), 2003.

189
sólo el tamaño de Brasil, sino las dificultades para conquistar y poblar sus hinterlands más allá de
la costa y el centro del país.
La fiebre del oro y los diamantes empujó al movimiento de colonización interno en Brasil
cada vez más hacia áreas despobladas de europeos, criollos, mestizos y negros, en donde ya
comenzaban los territorios de tribus y grupos étnicos que habían residido allí con total libertad y
en considerable abundancia durante milenios. Con anterioridad, los bandeirantes eran los únicos
forasteros que habían incursionado ocasionalmente y de manera esporádica en esas tierras, a la
caza de esclavos y de cualquier tesoro desconocido hasta ese entonces que pudiera emerger de
esos territorios de leyenda y de mitos fabulosos. Pero en la segunda mitad del siglo XVIII, por
primera vez los portugueses y las elites criollas empezaban a establecer una colonización efectiva
del interior, creando asentamientos perdurables. 461 Desde Minas Gerais hasta la costa, y un poco
más hacia el interior norteño, un Brasil de dimensiones colosales comenzaba a constituirse
gradualmente. Los viejos límites occidentales establecidos para esta colonia portuguesa por el
Tratado de Tordesillas, estaban quedando obsoletos a ojos vista, y un Brasil con un área de
tamaño continental, comenzaba a cobrar forma.462 La necesidad de un nuevo acuerdo entre
España y Portugal, se volvía completamente imperiosa.
En 1750 representantes de las dos coronas ibéricas, se reunieron en la capital española, y
firmaron en Tratado de Madrid que trasladaba la línea de Tordesillas hacia el oeste, reflejando así
el avance portugués hacia el interior y las tierras efectivamente ocupadas por ambas potencias
coloniales en Sudamérica. Las fronteras actuales de Brasil se rigen y coinciden en forma bastante
aproximada con las prescripciones limítrofes definidas por el Tratado de Madrid. Y desde ese
instante, ya no fue necesario que las coronas de Portugal y España, volvieran pactar los límites
territoriales de su repartija del gran botín que representaban sus colonias en el Nuevo Mundo.
Al comenzar la segunda década del siglo XVIII, un poco más de la mitad de la población
del Brasil colonial habitaba en el sureste del país. Pero como ya hemos señalado, grandes oleadas
de migración proveniente de la metrópolis -que comenzaba a estancarse económicamente, pues la
gran riqueza que fluía a ella era concentrada en pocas manos y no se invertía en actividades
productivas que tendieron a decaer en vez de prosperar- llegaron a Brasil con la esperanza de
salir de la pobreza que los atenazaba en Portugal.

461
Ver: Charles Wagley, 1963.
462
Ver: Caio Prado Júnior, 1967.

190
Como ya hemos destacado con anterioridad, la noticia de que grandes cantidades de oro
habían sido descubiertas en tierras brasileñas al norte de Rio de Janeiro, aceleraron aún más el
proceso de migración de la metrópolis europea a la colonia americana. En forma tan rápida como
insólita, la colonia se estaba transformando en la metrópolis y viceversa. Sin embargo, a pesar de
la gran afluencia de migrantes portugueses a Brasil durante el siglo XVIII, pero aun así su
número sería muy inferior al de los esclavos africanos traídos a la fuerza para el desarrollo de la
agricultura capitalista, la minería, y las labores domésticas. 463
Entre 1540 y 1860, se calcula que alrededor de cuatro millones de esclavos negros fueron
traídos en cadenas a Brasil provenientes del África occidental y a través del Atlántico, en una
travesía tan azarosa como cruel para los cautivos, aunque de gran profitabilidad para los
esclavistas. Y aunque ello no presupone que la mayoría de la población brasileña era negra antes
de la independencia en noviembre de 1823, no cabe duda que era ya en aquellos tiempos un
porcentaje substancial de la población total del país, aunque sea difícil hacer una estimación
exacta. Lo que ocurría, es que el promedio de vida en Brasil de los esclavos recién llegados de
África, era apenas de siete años. De modo que era una población con una expectativa de vida
muy corta y con altas tasas de mortalidad; que no alcanzaban a compensarse con las altas tasas de
natalidad que poseía ese segmento de la población brasileña, ya que las tasas de mortalidad
infantil eran igualmente elevadas. 464
Las leyes coloniales portuguesas implicaban que los descendientes de esclavos negros
nacían en la misma condición de esclavitud que sus padres, lo cual limitaba las posibilidades de
mejoramiento de sus condiciones de vida, y eso de seguro también repercutía en una vida dura y
corta. Y aunque hacia el siglo XVIII ya había negros brasileños nacidos en la colonia y
condenados a permanecer en la esclavitud al igual que sus progenitores, los portugueses y
blancos criollos continuaban dependiendo de los mercaderes de esclavos traídos de África, para
suplirse de la mano de obra que necesitaban. Ello, porque a pesar de que, como ya hemos dicho,
la alta natalidad entre los esclavos negros, la fuerza de trabajo esclava nacida en Brasil crecía
muy lento debido a la alta mortalidad, producto a su vez de la explotación, el maltrato y la
desnutrición casi crónica. También se registra un porcentaje significativo de “negros cimarrones”
que huían de la esclavitud hacia el interior del país, y morían en el intento, o conseguían formar

463
Ver. Stuart B. Schwartz, 1996.
464
Ver: Herbert S. Klein and Francisco Vidal Luna, 2010.

191
colonias rebeldes fuera del alcance –al menos por un tiempo- de sus amos. Hubo también
revueltas de esclavos negros en Brasil, y algunas llegaron a ser insurrecciones armadas conocidas
como “quilombos”;465 de manera que las masacres de esclavos rebeldes tampoco ayudaron al
crecimiento demográfico de los negros brasileños.
Entre las cuales destaca el famoso Quilombo dos Palmares, de 1605 a 1694; y la gran
insurrección musulmana de 1835 en Bahía. La revuelta de esclavos en Bahía es no solo
interesante por su magnitud, sino también por sus características étnicas tan peculiares. Estuvo
protagonizada por un grupo de esclavos que era numeroso en esa ciudad, y que eran conocidos
como los malês, nombre con que se denominaba a los africanos musulmanes durante el siglo XIX
en Bahía. Los malês eran del grupo étnico nago, que era también la forma como se designaban a
los yoruba en el Brasil. La mayoría de los malês habían servido como guerreros en las
confrontaciones entre los ilorin, los oyo y otras naciones africanas yorubas, durante los primeros
quince años del siglo XIX. De modo que poseían algún tipo de experiencia y adiestramiento
militar, y ciertamente estaban poseídos de un espíritu bastante aguerrido e indómito. La única
razón por la cual habían descendido a la condición de esclavos y llevados a Brasil, era porque
antes habían sido cautivos de algunas de las naciones yorubas en guerra civil entre ellas, las que a
su vez, los habían vendido a los esclavistas portugueses en África.
Otros participantes de la rebelión eran los clérigos musulmanes de origen nupe y hausa,
quienes junto con los jeje (que eran soldados de Dahomey) se habían convertido al Islam, y
habían participado en diversas acciones militares con otros musulmanes que intentaban expandir
su área de influencia en el África occidental y subsahariana Hacia fines del siglo XVIII y
principios del siglo XX, estos clérigos musulmanes serían los inspiradores religiosos e
intelectuales del alzamiento de los malês. Pero a pesar de esta revuelta y otras de menor
envergadura, la esclavitud en Brasil perduró hasta 1851, año en que fue finalmente abolida. Pero
el temor a nuevos alzamientos de esclavos negros en Brasil había quedado firmemente plantado
en el corazón y la mente de los blancos y mestizos, y se considera que la rebelión de los malês
aceleró el fin de la esclavitud en Brasil. 466

465
Ver: R.K. Kent, 1970.
466
Ver: Eugene D. Genovese, 1980; Joao Jose Reis, 1993.

192
Y por las razones anteriores,467 es que tanto en números totales, como en relación con la
población de esclavos en los 1800’s, la población brasileña blanca resultante de la inmigración
portuguesa y europea en general, aumentó en forma considerable: se calcula que cerca de
seiscientos mil portugueses se trasladaron a la colonia, y que otros sesenta mil europeos de
distintos orígenes hicieron lo mismo. Debemos dimensionar adecuadamente la importancia
relativa de esa migración portuguesa, tomando en cuenta que en ese mismo período de tiempo, la
población total de Portugal nunca superó los dos millones de habitantes. Por ende, en proporción
a la población de origen, ese flujo migratorio habría sido masivo: quizás uno de los movimientos
migratorios proporcionalmente más grande de un país de origen a otro de destino, en la historia
del desarrollo y la modernización capitalista desde el siglo XVI en adelante.
Pero a pesar de ese flujo entrante de portugueses y otros europeos a Brasil en todo el siglo
XVIII, los cambios demográficos y estructurales de la economía del país, se mantuvieron como
tendencias estables y a largo plazo. El movimiento de bienes, servicios, producción y gente hacia
el sudeste del país, no cesó de drenar la ya alicaída economía de plantaciones capitalistas en el
nordeste. En 1764 el rey decidió que la capital de Brasil fuese trasladada desde Salvador a Rio de
Janeiro, coronando así el surgimiento del sureste a expensas del nordeste. Desde hacía casi cuatro
décadas, Río de Janeiro se había convertido en el principal centro urbano de operaciones
financieras y mercantiles relacionadas con la fiebre de la minería del oro. La ciudad, aparte de
crecer muy rápido desde el punto de vista demográfico y económico, poseía la ventaja de tener
una excelente bahía que servía como puerto de entrada de esclavos, capitales y bienes para Minas
Gerais, y de salida para el oro, los diamantes y otros artículos de exportación.
La expresión más conspicua de este auge de Rio de Janeiro, era la magnificencia de su
desarrollo arquitectónico colonial, y las numerosas Iglesias de estilo barroco que se edificaron,
así como de centenares de esculturas, pinturas y otras expresiones artísticas de gran fasto que se
produjeron localmente, o que fueron traídas de Europa por la nuevas clases adineradas y las
autoridades de la ciudad. Otro tanto ocurría en Minas Gerais, aunque quizás en una escala aún
más espléndida que en Rio de Janeiro.468
En el otro extremo de la cadena de extracción/apropiación de la riqueza que fluía de la
explotación colonial de esclavos africanos y pueblos originarios, para beneficio de las elites
467
Corta expectativa de vida de los esclavos llegados de África en el Brasil; alta tasa de mortalidad; y fugas y
rebeliones.
468
Ver: Leslie Bethell, 1986.

193
locales y metropolitanas dentro del imperio colonial portugués, se encontraban la corona y la
corte de Portugal, que acumularon enormes fortunas. Pero con la misma facilidad con que las
elites metropolitanas se enriquecían, se encargaban también de malgastar su nueva fortuna con
abandono, comprando mercancías del norte y centro de Europa, donde había países que ya
empezaban a desarrollar los primeros establecimientos productivos y manufactureros, que serían
la base de la Primera Revolución Industrial.
Pero a pesar del carácter tributario y parasitario de la economía metropolitana en Portugal
-y que se acentuó con las riquezas que manaban desde Brasil- hubo algunos intentos de
modernización institucional que fueron pioneros, pero que no fueron suficientes como para
generar un desarrollo capitalista significativo en ese país. Por ejemplo, el autoritario y
omnipotente Marqués de Pombal, 469 Primer Ministro de Estado del Rey José de Portugal, utilizó
su autoridad casi ilimitada, para promover varias reformas administrativas, económicas,
educativas y legales en el imperio colonial.
Así, en 1755, exactamente noventa y seis años antes que en Brasil, Portugal abolió la
esclavitud en general, y prohibió, en particular, la esclavización de los indígenas americanos, y
los declaró ciudadanos libres en su colonia brasileña. Todo esto fue gracias al puño de hierro y a
la voluntad modernizadora de déspota ilustrado, que animaba al Marqués de Pombal en toda su
vida pública. Con dedicación infatigable, Pombal diseñó un programa de transformaciones
económicas muy ambicioso, que se centraba principalmente en regular la actividad comercial
portuguesa, y en establecer normas de calidad estandarizadas para las mercancías esenciales en
todo el país. Yendo un paso más lejos, intentaría abolir también la esclavitud en todas sus formas
en Brasil, pero luego de cavilar un año sobre la cuestión, decidiría finalmente echar pie atrás al
aceptar que la esclavitud era la base laboral forzada e indispensable para la agricultura capitalista
en esa colonia. Pombal era ambicioso, pero tenía también una vena muy realista en su carácter, lo
que le ayudó a sortear muchos obstáculos y neutralizar a sus peores enemigos dentro y fuera de la
corte.
Pombal fue asimismo capaz de captar en toda su magnitud la enorme importancia que
Brasil tenía para el bienestar de las elites imperiales en Portugal. Y decidió que debía ampliar el
radio de acción de sus ímpetus reformistas, para incluir a Brasil en las transformaciones que se

469
Su nombre de bautizo era, Dom Sebastião José de Carvalho e Melo, 1er Marqués de Pombal, y 1er Conde de
Oeiras. Nacido el 13 Mayo de 1699, y fallecido el 8 de Mayo de 1782.

194
había propuesto llevar a cabo en Portugal. Intentó así elevar la eficiencia capitalista de la
economía brasileña, y mejorar la administración colonial ejercida por funcionarios portugueses
en Brasil. Uno de los propósitos centrales de estas reformas de Pombal en Brasil, consistía en
morigerar las tensiones, cada vez mayores, entre los criollos de origen portugués nacidos en la
colonia, y los gobernantes coloniales y la elite portuguesa dominante en la vida social, política y
económica local. Para hacerlo tuvo la brillante idea de involucrar a blancos nacidos en Brasil a
todos los niveles de la administración colonial. Esto le garantizó el apoyo entusiasta de los
criollos, que ya eran una mayoría frustrada e irritada de las elites blancas en Brasil. Impulsó,
además, nuevos cultivos en Brasil que ampliaran el espectro de la agro-producción colonial, más
allá de los típicos cultivos tropicales como el café, el cacao, el banano y la caña de azúcar.470
Pero, quizás la más astuta de todas sus iniciativas en términos de sus propios intereses y poder,
fue la expulsión de los jesuitas del Brasil, quienes se habían opuesto a todas sus reformas
económicas, y que habían reaccionado con indignación al intercambio de territorios entre España
y Portugal, que entregaba a los primeros la disputada Colonia do Sacramento a la entrada del rio
Uruguay, a cambio de siete reducciones indígenas guaraníes en Paraguay, y que eran misiones
jesuitas.471
Las siete misiones jesuitas, llamadas San Miguel, Santos Angeles, San Lorenzo Mártir,
San Nicolás, San Juan Bautista, San Luis Gonzaga, and San Francisco de Borja, fueron otra vez
transferidas con todo el enorme territorio aledaño (cerca de 500.000 kilómetros cuadrados) a la
soberanía de la Corte de España mediante el Tratado de Madrid o Tratado de Permuta en 1750.
Luego este tratado sería anulado en 1761 mediante el Tratado de El Pardo, que restituía las
demarcaciones y soberanías anteriores a 1750. Pero no sin antes de que tres mil tropas conjuntas
de España y Portugal atacaran en 1754 al cacique guaraní Sepé Tiaraju, quien junto con su gente
se habían negado a entregar sus tierras ancestrales, lo que ocasionó la muerte estimada de mil
seiscientos guaraníes y apenas cuatro soldados europeos en las batallas que se produjeron. Estos
hechos sangrientos serían parte de la llamada Guerra Guaraní, la que en este período no fue en
realidad otra cosa que una gran masacre de indígenas paraguayos a manos de portugueses y
españoles.

470
Lo que era una buena iniciativa, pero que al final de cuentas tuvo un efecto positive muy limitado, dadas las
restricciones comerciales imuestas por Portugal a sus colonias. Brasil necesitaba nuevos mercados internacionales, y
no los conseguiría sino hasta después de la independencia. Ver: Roderick J. Barman, 1999.
471
Ver: Thomas E. Skidmore, 1999.

195
Pero el espíritu combativo y rebelde del pueblo guaraní no se había extinguido, y la
Guerra Guaraní entró en su segundo y más memorable episodio: un poco más de treinta años
después de la masacre de 1754, los guaraníes de la región del Ingre se agruparon para realizar
asaltos a las misiones y las haciendas entre 1795 y 1799. Si bien en 1754, Sepé Tiaraju no habían
manifestado mayor encono contra los misioneros que de algún modo los protegían de la
depredación extrema del Portugal y España, en los cuatro años de la Guerra Guaraní II el
levantamiento fue para desembarazarse de toda forma de opresión europea, religiosa y
económica. El levantamiento creció y tomó fuerzas hasta alcanzar en 1799 su apogeo. Bajo la
dirección espiritual y militar de los ipajes (líderes chamánicos, entre los cuales se recuerdan hoy
los nombres de Sacuarao, de Pirití; Turupajú, de los pueblos chané de Kaipipendi; Guaricaja, de
Yti; y Guarey, del Gran Parapetí), quienes el 7 de noviembre de 1799, dirigieron a las huestes
indígenas en los asaltos y batallas que se libraron para ocupar la misión de Parapetí, que fue
tomada finalmente, e incendiada y destruida por completo.
A continuación, los insurrectos guaraníes atacaron varias misiones y fuertes españoles,
con la intención de expulsar de sus tierras para siempre a los europeos. A mediados del año 1800,
los españoles consiguieron por fin reorganizarse y contraatacaron con una fuerza militar
expedicionaria, causando grandes bajas entre los guerreros indígenas y la población guaraní en
general. Pero la resistencia fue también feroz, y al final los españoles decidieron acordar la paz
con los guaraníes en agosto del mismo año 1800, aceptando que la invasión de tierras indígenas
por parte de hacendados y misiones se detuviera, y permitiendo que los guaraníes conservaran
control de la mayoría de sus tierras ancestrales. Posteriormente, en 1874-1875, se producen
levantamientos guaraní-chiriguanos en Bolivia, contra la ocupación de sus tierras por hacendados
blancos y mestizos, misiones, y nuevos colonos de otros grupos indígenas. 472
Aparte de su gran poder, consolidado sobre todo a raíz del “asunto Távora”,473 Pombal
había adquirido antes prestigio por su rápida reacción luego del terrible terremoto que afectó a

472
Ver: Guillermo Wilde, 2012; Emilio Hurtado Guzmán, 2011; Lía Quarleri, 2009.
473
El asunto Távora fue un conflicto político con ribetes escandalosos y dramáticos, que sacudió a la corte de
Portugal en el siglo XVIII y conmovió a la opinión pública de la época. Los acontecimientos que desencadenaron el
drama se iniciaron con el fallido intento de asesinato del rey portugués José I en el año 1758, y que acabaron con la
ejecución de buena parte de la familia Távora un año después. Los hechos tal y como los conocemos hoy fueron así:
Cuando el Rey José I y su valet Pedro Teixeira, regresaban a Belém desde el palacio de los Marqueses de Távora en
Septiembre de 1758, tres jinetes enmascarados los emboscaron y tomaron por asalto en la oscuridad de la noche, y
dispararon contra el monarca hiriendo al rey en el hombro y en un brazo. Los agentes del Primer Ministro
rápidamente identificaron a dos de los jinetes y fueron torturados hasta que confesaron que los Marqueses de Távora
estaban involucrados. El Primer Ministro ocultó por un tiempo el producto de esas confesiones, hasta que sus espías

196
Lisboa en 1755, lo que demostró en la práctica su capacidad de liderazgo. También le granjeó
cierta popularidad, el hecho de que Pombal debilitaría a la Inquisición, a pesar de utilizarla
hábilmente en el juicio y condena de los Távora, al designar a su propio hermano como
inquisidor responsable de llevar a cabo ese proceso. La estrella de Pombal no cesaba de ascender
en el firmamento del poder y la fama en el Portugal de su época. Tanto es así, que el término de
moda en su época en Portugal para describir el estilo de su mandato, y también su influencia en el
estilo arquitectónico de la reconstrucción de Lisboa luego del terremoto de 1755, era Pombalina.
Pombal resultó ser un hijo paradojal de la Iluminación, combinando una búsqueda muy
inteligente de reformas racionales de la sociedad y la economía portuguesa, con los métodos
propios de los grandes déspotas ilustrados de un siglo antes.474
Quizás, en las complejidades y contradicciones de su persona, se sintetizan de manera
emblemática todas las inconsistencias propias del imperio colonial portugués, que sería siempre
un poco más moderado e ilustrado que el imperio colonial español, pero incapaz de avanzar
realmente hacia un sistema político más representativo y en acorde con las aspiraciones
republicanas de todos los grandes pensadores del Siglo de las Luces.475 Al igual que España,
Portugal pudo transitar de la Paleo-Modernización a la Modernización Temprana, pero no sería
capaz de evolucionar hacia una incorporación plena a la Modernización Clásica, sino hasta fines
del siglo XIX; es decir, casi cien años después que Inglaterra y otras naciones europeas.
Así como las migraciones europeas a las colonias españolas y Brasil estuvieron
ampliamente dominadas por personas provenientes de España y Portugal, la migración de Europa
a Norte América,476 estuvo dominada por británicos, irlandeses y personas del norte de Europa.
El traslado masivo de europeos hacia la periferia del sistema-mundo, fue producto de la
pobreza endémica en los países de origen, combinada con las expectativas de poder vivir mejor
en las colonias de ultramar. Y como ya hemos visto brevemente en los casos de España y
Portugal, la emigración desde Europa en gran escala hacia América se inicia en el siglo XVI, y se

interceptaron unos mensajes de los Távora, que parecían probar en forma definitiva su culpabilidad. Aún se
desconoce a ciencia cierta si de verdad esa familia estuvo involucrada en la organización del atentado, y hasta que
punto era responsable de él. El suntos e dio en un contexto de agudo conflicto entre los jesuitas portugueses y el
futuro Marqués de Pombal, y eran de sobra conocidos los estrechos vínculos en la época entre los Távora y esa orden
eclesiástica. De modo que aún se sospecha que fue un complot urdido por el propio Primer Ministro Sebastião José
de Carvalho e Melo, quien luego llegaría a ser Marqués de Pombal, para limitar el poder creciente de las familias
aristocráticas desafectas de la corte y de la orden de los jesuitas. Ver: Christine Vogel, 2010.
474
Ver: Marcus Cheke, 1969.
475
Ver: Kenneth Maxwell, 1995.
476
Nos estamos refiriendo aquí sólo a los EEUU y Canadá, pues México era parte del imperio colonial español.

197
acentúa durante el siglo XVIII, y luego continúa después del fin de los principales imperios
coloniales en el siglo XIX y la primera mitad del XX, como fruto principalmente de los efectos
catastróficos de la Primera Revolución Industrial, la crisis económica de 1873-1880 (llamada
también crisis de pánico que ya hemos abordado en el segundo capítulo de este trabajo), la
Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión de 1929-1939. Una vez que los imperios coloniales
europeos pierden casi todas sus colonias en el Nuevo Mundo, las migraciones típicas de Europa a
América durante la Pale-Modernización y la Modernización Temprana, son sustituidas por
nuevos flujos migratorios respondiendo a diferentes causas estructurales, propias de la
Modernización Clásica (circa 1871-1917) y la Modernización Neoclásica (circa 1917-1945).
Entre 1820 y 1935 (fin de la Modernización Temprana, toda la Modernización Clásica, y
parte de la Modernización Neoclásica), alrededor de 70 millones de personas abandonaron
Europa (algunos volvería más tarde, y a veces retornarían al cabo de un tiempo al Nuevo
Mundo). Sus lugares de origen serían variados, así como también los de destino, pero siguiendo
un patrón étnico, nacional y geográficos bastante discernible: personas del área anglosajona,
centro y norte de Europa, por lo general se dirigirían a los EEUU y Canadá;477 los migrantes del
área mediterránea y especialmente de España, Italia, Grecia y Portugal, irían en su mayoría hacia
la América hispana y portuguesa, y algunos, en menor porcentaje (a excepción de italianos y
portugueses que lo harían en grandes cantidades) también a la América angloparlante.
De forma que, entre el fin de las guerras napoleónicas y 1935, alrededor de 70 millones de
europeos migraron a diversos destinos en el mundo, pero principalmente hacia el Nuevo Mundo.
De estos el 70% se dirigieron a Norteamérica (Canadá y los EEUU); 21% hacia Latinoamérica
(principalmente Brasil y Argentina)478; y el resto hacia Nueva Zelanda y Australia. Y de los 12
millones de personas que fueron a la América Latina, el 38% eran italianos, el 28% eran
españoles, y el 11% eran portugueses.
Estos migrantes europeos, por lo general, se establecieron en sus países de destino en
forma permanente, con algún porcentaje menor de retorno a las tierras ancestrales. Estas
comunidades migrantes en el Nuevo Mundo formaron diásporas que mantuvieron diversos
grados y tipos de relaciones emocionales, económicas, culturales y físicas con sus países de
origen. Pero usualmente estos vínculos serían con escaso contacto real con la “madre patria”

477
Ver: Steven Sarson and Jack P. Green (eds.), 2010.
478
Ver: Gino Germani, 1966.

198
debido a las características aún rudimentarias de los medios de transporte masivo y el escaso
desarrollo de las comunicaciones modernas, sobre todo si los comparamos con la “inmediatez”
que ellas tienen en la actualidad. No es extraño, entonces, que los vínculos de los migrantes con
sus terruños ancestrales hayan tendido en esa época a ser más imaginarios, nostálgicos, culturales
e identitarios, que realmente lazos económicos y físicos, dinámicos y fluidos, como lo son en el
presente las relaciones entre expatriados y lugares de origen.
Las comunidades y personas de origen europeo se multiplicaron con rapidez, no sólo a
causa del influjo de nuevos migrantes que provenían del mismo origen, sino también como
resultado de altas tasas de fertilidad y natalidad, y tasas de mortalidad cada vez menores.479 Se
calcula así que en el año que estalla la Primera Guerra Mundial, el 39% de la población mundial
era de origen europeo, de los cuales un porcentaje creciente se encontraba en el Nuevo Mundo.480
En América con cada nuevo siglo que transcurre, la población con ancestros europeos no cesa de
crecer, y en algunos países – como Canadá, EEUU y Argentina- llega a ser la mayoría. Pero los
europeos y su descendencia no solo llegan y se multiplican en el Nuevo Mundo, sino también en
África y Asia, consolidando así aún más la hegemonía que por largo tiempo tendrían sobre el
resto del mundo. En América Latina, los europeos y su descendencia se cruzan con otros grupos
humanos, en un proceso de miscegenación en una escala tan grande, que pronto la región entera
se define esencialmente como mestiza.481
Pero los europeos se diseminan por todo el orbe, y las poblaciones de este origen incluso
aumentan de manera considerable en el Asia; en especial en el norte de Asia (la Siberia Rusa),
donde los descendientes de europeos predominan en números y en crecimiento relativo.482 De
otra parte, la creación del Estado de Israel en el Asia menor (Medio Oriente) en 1948, supuso una
transferencia considerable de judíos Askenazi de origen europeo a una tierra (Palestina) en la cual
llegan pronto a ser la principal minoría, sobre todo gracias a los influjos de migrantes desde la
Europa del Esta luego de la caída del bloque soviético. También en África –sobre todo en el
África subsahariana- aunque no hay ningún país con mayoría de descendientes de europeos, hay

479
Ver: Eric Hinderaker and Rebecca Horn.
480
Ver: League of Nations, 1946.
481
Ver: Herbert E. Bolton, 1933.
482
Ver: Dirk Hoerder, 2002.

199
sin embargo, países como Sudáfrica, en que hay una considerable proporción de habitantes de
este origen.483
La migración europea a los EEUU comienza a ser bastante pronunciada apenas comienza
el siglo XX, poniendo así de relieve las consecuencias funestas que para amplios sectores
populares tendría la Primera Revolución Industrial. Por ejemplo, entre 1820 y 1880, 10 millones
de europeos se instalaron a comenzar una nueva vida en los EEUU. Eran sobre todo germanos e
irlandeses, pero ya comenzaban a agregarse a este flujo principal de migrantes, personas del norte
y del este de Europa. A partir de 1830, migrantes de los países escandinavos y de Inglaterra,
empiezan a sumarse a alemanes e irlandeses. Sin embargo, en el punto más álgido de la
migración europea a los EEUU, que se dio entre 1910 y 1917, los nuevos extranjeros residentes
en proporción con la población nativa, nunca superaron el 14.7%. Aun así, hubo síntomas
perturbadores del surgimiento del nativismo y la xenofobia en ese período,484 pero nada
comparado con el rechazo que hoy provoca en los norteamericanos, la presencia de tan sólo un
12% de migrantes nacidos en el extranjero, en relación a la población total del país. En este
segundo caso, la xenofobia está asociada al racismo, constituyendo de tal manera una
combinación bastante letal. 485
Con anterioridad a lo que Mark Twain llamó el Período Enchapado en Oro (Gilded
Age),486 los movimientos de europeos a los EEUU constituyeron una fase migratoria que se
denomina usualmente como la Vieja Inmigración (Old Immigration), y que fue la primera oleada
de migrantes pobres desde la Europa industrial a este país. Pero en el período siguiente, el
llamado Guilded Age, la inmigración de origen europeo explotó en los EEUU. En esta fase llegan
no solamente europeos pobres de origen urbano o rural desplazados y proletarizados por la
Primera Revolución Industrial y la crisis económica de pánico (1873-1888), sino que hubo
también algunos granjeros con dinero que se trasladaron a los EEUU con la esperanza de
conseguir tierras gratis y cuantiosas en las nuevas fronteras agrícolas que se estaban abriendo en

483
Ver: Patrick Manning, 2005.
484
Lo que resulta algo sorprendente en un país hecho sobre todo de inmigrantes.
485
Ver: Timothy J. Hatton and Jeffrey G. Williamson, 1998.
486
Y que corresponde al período de 1870 a la del 1890, que siguió a la Guerra Civil y a la Reconstrucción en los
EEUU, y que estuvieron llenos de falsas promesas de una igualdad racial y una prosperidad general que nunca se
materializaron. Hubo un crecimiento económico notable, pero este resultó en mayor pobreza y desigualdad social, ya
que estuvo dominado por el poder, la codicia y la alianza corrupta entre los grandes industriales y la clase política del
país. En el exterior, fue la primera gran expansión imperial de los EEUU en la escena mundial. Ver: Sean Dennis
Cashman, 1993; Walter LaFeber, 1998.

200
forma constante hacia el este. Los pobres se ubicaron de preferencia en el oeste y el norte de
EEUU, donde había gran cantidad de fábricas, minas, altos hornos para producir acero, molinos,
comercios, etc.; pero también existieron aquellos que siendo pobres y teniendo algunos ahorros
se atrevieron a participar en la conquista del Wild West, con resultados diversos. Pero muy pocos
en esta oleada inmigratoria partieron hacia el sur empobrecido y estancado luego de la Guerra de
Secesión. En 1982, el gobierno de los EEUU inauguró (con intenciones prácticas, pero también
simbólicas) el centro de recepción y procesamiento del gran flujo de inmigrantes en Ellis Island,
que se encuentra junto a la Estatua de la Libertad.
En la primera generación de inmigrantes, los retornos a Europa ocurrieron, pero no fueron
la mayoría, que decidió establecerse en forma permanente en el nuevo país, aunque solían vivir
en enclaves étnicos donde se hablaba primordialmente el idioma de origen, sobre todo en aquellas
comunidades que eran numerosas. En cuanto a la mayoría de los descendientes en la segunda
generación de esta vieja oleada de inmigrantes europeos del siglo XIX, se había ya integrado con
plenitud a la vida civil, cultural y política de los EEUU, y habían comenzado muy rápido a
despojarse de todo vestigio de nostalgia por “la vieja patria”. Pero si la segunda generación
poseía un cierto nivel de bilingüismo, la tercera por lo general ya sólo hablaba inglés y con suerte
tenía un manejo muy rudimentario del idioma ancestral de los abuelos.
La llamada Nueva Inmigración (New Immigration) estaba compuesta de inmigrantes
mucho más pobres que la primera gran oleada, y llegaron a los EEUU luego de la Primera Guerra
Mundial. La mayoría eran del sur y el este de Europa, e incluía a numerosos italianos, griegos,
judíos y polacos. Entre italianos y griegos fue común una mentalidad de inmigrantes temporarios,
deseosos de reunir algún dinero y regresar a sus países de origen. Tendieron así a vivir en guetos
mucho más cerrados que otros inmigrantes europeos (con excepción de los judíos). Trabajaban
largas horas y en más de un empleo, y ahorraban todo el dinero posible para el sueño del retorno,
que en la mayoría de los casos nunca se materializó. Y aunque los judíos vivían en una
comunidad étnica bastante cerrada, desde el principio habían decidido nunca retornar a Europa
(donde habían sido perseguidos por siglos), y en hacer así de los EEUU su hogar definitivo.487
En todas estas comunidades inmigrantes de Europa en EEUU, se dieron procesos
similares de asimilación al nuevo país, a pesar de las evidentes diferencias culturales existentes
entre ellas. Al igual que la oleada de los viejos inmigrantes del siglo XIX, los inmigrantes de la

487
Ver: Hasia Diner, 2006.

201
nueva oleada del principios del siglo XX, se localizaron en áreas urbanas pobres e incluso
miserables, en donde formaron enclaves étnicos que servía en principio como muro defensivo
ante la hostilidad nativista y la xenofobia, y que luego condenaba a los que permanecían en ellos
a la marginalidad.488 Allí surgían negocios étnicos, con comida y otros productos típicos étnicos,
y con fiestas y celebraciones religiosas y laicas que establecían un cordón umbilical imaginario
con las viejas aldeas y terruños de origen. Con frecuencia la densidad demográfica en estos
guetos urbanos era severa, y en casi todos los pocos cuartuchos o departamentos dilapidados que
existían, vivían grupos familiares numerosos y extensos.489 Por lo general, los inmigrantes
europeos que se confinaban en estos enclaves étnicos no los abandonaban en la primera
generación, y sólo los hijos o los nietos conseguían abandonar la vida del gesto e incorporarse al
mainstream. 490 Situación que como discutiremos más adelante, no ha sido tan fácil con los
migrantes latinos que en décadas recientes han confluido desde muchos países hacia los EEUU.
En el caso de estos últimos, los prejuicios raciales en su contra han sido mucho más fuertes, y
además, estos migrantes han llegado en una era de declive demográfico de la mayoría blanca y de
origen europeo en EEUU;491 y eso es un factor negativo adicional que se agrega al problema de la
incorporación de los hispanos y otros grupos inmigrantes tercermundistas, a la vida nacional del
país de llegada.492
Argentina es otro de los países americanos que se constituyó esencialmente a partir de
sucesivas olas de migrantes europeos en el siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Al comenzar
la segunda década del siglo XX, el 35% de la población del país eran migrantes europeos recién
llegados.493 A pesar de ello, los fenómenos nativistas y de xenofobia casi no figuran como un hito
importante en la historia de Argentina en este período de inmigración europea masiva. 494 No es
que no hubieran estas reacciones hostiles en contra de los recién llegados, pero al parecer
constituyeron un fenómeno de segunda importancia, comparado con la trascendencia que ha
tenido en la historia de los EEUU durante los ciclos de inmigración masiva.

488
Ver: June Granatir Alexander, 2007.
489
Ver: John Bodnar, 1985.
490
Ver: Thomas J. Archdeacon, 1984.
491
Ver: Alejandro Portes and Robert L. Bach, 1985.
492
Ver: Ali Behdad, 2005.
493
Y de la población total de Argentina en esa época, los italianos constituían el 15%; cifra que en términos relativos,
es muy superior a la de los italianos recién migrados a los EEUU, en proporción a la población total del país, y en
cualquier época que se considere. Ver: Gino Germani, 1966.
494
Ver: Alfredo E. Lattes, 1985.

202
Otro de los grandes receptores de migración europea durante la Modernización Clásica y
la Modernización Neoclásica, fue Canadá. Hacia 1882, el 14% de la población total de Canadá
había nacido en el extranjero, pero sobre todo en Europa. Al comenzar la segunda década del
siglo XX, ese porcentaje de había ascendido a 22%, sin que se registraran grandes explosiones
de xenofobia.
Tomando en cuenta estos antecedentes someramente enunciados hasta aquí, no hay duda
que es con destino a las Américas hacia donde se dirige el número mayor de migrantes europeos,
sobre todo en la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX.495 Las naciones
que acogieron el mayor número de migrantes europeos entre 1870 y 1950, fueron las siguientes:
4 millones en Canadá; 5 millones en Brasil; 2 millones en Argentina; 500.000 en Uruguay
(quizás la nación del mundo que más inmigrantes de origen europeo en proporción con la
población del país, recibió en este período); 1 millón y medio en Venezuela; 620.000 en Cuba; 27
millones en los EEUU; 600.000 en Chile.496
A partir de fines del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX (Ver Mapa No. 8), las
migraciones de europeos a América, constituyen en forma más integral un movimiento
poblacional de gente humilde en busca de mejores condiciones de vida en aquellos países
americanos que parecían más prometedores.

495
Ver: Peter Stalker, 2008.
496
Ver: Stephen Castles and Mark J. Miller, 1993.

203
Mapa No. 8.
Grandes movimientos emigratorios europeos de antes y después de la
Segunda Revolución Industrial, 1860-1920.

Fuente: http://img.webme.com/pic/p/profesorfrancisco/movimientos_migratorios.jpg

Pero antes de terminar con esta sección del presente trabajo, es necesario recapitular en
forma resumida e insistir en lo que ya hemos señalado con antelación: 1. Que los grandes flujos
migratorios, desde la Paleo-Modernidad hasta nuestros días, son en general expresiones
espontáneas de la resistencia popular –aunque sin una agenda política e ideológica definida- a la
modernización capitalista (a excepción, por supuesto, de la migración forzada de esclavos negros
desde África a América); 2. Que las migraciones masivas modernas tienen como el dios Jano una
doble cara: pues si bien es cierto que son formas de resistencia popular, también suelen servir en
forma involuntaria a las necesidades de una nueva fase de modernización en proceso de emerger;
3. Que la migración de europeos pobres a la América colonial, tuvo también la doble faceta de ser
una forma de resistencia a la modernización capitalista en Europa, al mismo tiempo que en el
Nuevo Mundo era parte de una invasión de conquista y expoliación; 4. Que sin una comprensión

204
de los flujos migratorios fundamentales en cada fase histórica del desarrollo capitalista, no es
posible dilucidar a cabalidad los fenómenos modernizadores, y entender, además, la forma como
un tipo de modernización transita y muta en otra forma novel de este mismo proceso; 5. Que el
estudio de los grandes movimientos migratorios es esencial para comprender mejor la
constitución de los ordenes étnicos modernos, los sistemas de clase, y la acción social y la
estructuración de las sociedades a lo largo de la historia.

La gran migración compulsiva del África subsahariana a América.

El gran trasiego de esclavos desde África a América a partir del siglo XVI, sería uno de
los capítulos más sombríos en la turbulenta historia de la humanidad, y se convertiría en un
proceso decisivo para la constitución de ordenes étnicos en el Nuevo Mundo. Sin embargo, el
flujo de esclavos africanos hacia América Latina en particular, estuvo condicionado por el
deterioro cada vez peor del mercado laboral en la región, como resultado, a su vez, del
pronunciado declive de la población indígena a lo largo del siglo XVI y primeras dos décadas del
siglo XVII. Con justa razón esta caída de la demografía indígena en las américas luego del
contacto, ha sido llamado por algunos autores y estudiosos del fenómeno, como el holocausto
americano.497
No tenemos una cifra precisa para la cantidad de habitantes que existían en las Américas
antes del fatal contacto con europeos, pero las estimaciones han ido en aumento con la
ampliación de los estudios al respecto. En el siglo XIX los cálculos rondaban la bastante modesta
cifra de 10 millones. A fines del siglo pasado, se proponía la cifra de 50 millones, 498 y en tiempos
más recientes algunos expertos han estimado que la cantidad real de indígenas a fines del siglo
XV en las américas, posiblemente alcanzaba los 100 millones.499 Se estima que hacia mediados
del siglo XVII, la población de los pueblos originarios había descendido cerca del 70% u 80%
con respecto a su tamaño a fines del siglo XV.500 501

497
Ver: David E. Stannard, 1993.
498
Ver: Henry F. Dobyns, 1993.
499
Ver: Alan Taylor, 2002.
500
Ver: Massimo Livi-Bacci, 2006.

205
El tráfico de esclavos del África negra ya existía antes de la llegada de Colón a América,
aunque el flujo hacia el Nuevo Mundo, se desató casi desde el comienzo de la invasión europea;
pero lo cierto es que a medida que la mano de obra nativa declinada, era remplazada por mano de
obra esclava tardía desde África en condiciones atroces (Ver: Figura No. 6). Una vez que las
grandes fuentes de mano de obra indígena abundante y barata en Perú, Guatemala, México y
otros centros de alta civilización originaria -y que poseían una densidad demográfica
considerable- comenzaron a agotarse por los excesos de las encomiendas, repartimientos y
reubicación forzosa de los indios en áreas cada vez más pobres en agricultura y recursos, y
debido al fardo del tributo, las hambrunas, las enfermedades y la mita (Ver: Figura No. 5).502
En Brasil, ante la creciente escasez de mano de obra servil nativa, los portugueses
impusieron la esclavitud de los indígenas, que aunque formalmente era un sistema más
denigrante e inhumano que la encomienda de los colonos españoles, en la práctica, ambos
sistemas de labor forzada resultaron ser igualmente devastadores para la demografía de los
pueblos originarios así sometidos. Se intentó también traer los llamados “esclavos blancos”, que
eran europeos que se vendían a sí mismos en servidumbre a un comerciante de mano de obra,
quien les costeaba el transporte a América, al igual que su comida, ropa y manutención.
Permanecían con el traficante de fuerza de trabajo esclava, hasta que este a su vez conseguía
vender a sus “esclavos blancos” a algún terrateniente, o rico urbano en el Nuevo Mundo. Luego,
los “esclavos blancos” debían trabajar sin remuneración, y recibiendo sólo una magra pitanza y
algo de ropa y un techo para dormir, hasta que devolvieran de esta forma lo que su amo había
pagado por ellos. Luego podían recuperar su libertad e incorporarse a la vida colonial, como
cualquier otro ciudadano de la metrópolis que se había desplazado a las colonias con la intención
de “hacerse la América”.
Era una condición de esclavitud temporal o por contrato (indentured), y de la cual se
podían liberar eventualmente, e incluso se registran algunos casos de ex–esclavos blancos que
triunfaron en las colonias luego de su liberación. Pero esos casos son quizás contados con los

501
Sin embargo, el debate y los cálculos sobre la magnitud real de la población indígena continuará de seguro por
muchos años más, púes son todas simples estimaciones basadas en fuentes indirectas y en un alto grado de
especulación. Al respecto ver: David Henige, 1998.
502
La mita fue un esquema de trabajo forzado que obligaba a un séptimo de los hombres adultos en las comunidades
indígenas a trabajar en la minería, donde cerca del 90% de ellos solía morir por la brutalidad de las labores y las
condiciones de vida miserables, en los primeros tres años. Se implementó esencialmente en Perú, Bolivia y Ecuador,
pero sistemas parecidos fueron utilizados en otras regiones del imperio colonial español en América. Ver: J. Gölte,
1980; Anil Mukerjee, 2008.

206
dedos de la mano. Muchos fallecían antes siquiera de poder liberarse de su deuda, o quedaban en
tan malas condiciones que luego llevaban una vida de mendicidad o de pobreza, laborando en
cualquier trabajo de ocasión que pudieran conseguir. De manera que pronto el rumor se diseminó
en las metrópolis de que esa no era la manera más promisoria y saludable de trasladarse a las
colonias, y el número de “esclavos blancos”, nunca pasó de una cantidad pequeña, con escasa o
ninguna incidencia positiva sobre la escasez crónica de fuerza de trabajo barata en las colonias
americanas de ultramar.503
Así estaban dadas todas las condiciones objetivas que “justificaban” el tráfico de esclavos
de África negra. Este trasiego consistía en asaltar las aldeas tribales africanas subsaharianas, 504 y
luego de algún posible enfrentamiento, subyugar en forma violenta cualquier intento de
resistencia local; finalmente, luego de escoger a todas las mujeres y hombres jóvenes (incluyendo
a menudo niños pequeños) que estuvieran en la flor de su capacidad física productiva, se les
conducía a marchas forzadas (a veces cubriendo grandes distancias en una larga caminata donde
muchos esclavos morían) hasta la costa occidental de África. Allí se encerraba a los prisioneros
en barracones estrechos y atestados, donde apenas se alimentaba a los esclavos, por lo cual
muchos morían antes de subir al navío que los llevaría a América. A veces pasaban varias
semanas en este tipo de encierro, hasta que algún barco esclavista llegaba para comprar los
esclavos y embarcarlos encadenados rumbo al Nuevo Mundo. Estos navíos del horror eran
embarcaciones con dos o tres niveles por debajo de la cubierta del barco,505 en donde los esclavos
permanecían recostados con la cabeza hacia el pasillo por donde circulaban los tripulantes que
vigilaban de que no intentaran escaparse, y los alimentaban una vez al día con una papilla que se
suponía debía mantenerlos vivos hasta llegar al puerto de destino, donde generalmente eran
subastados al mejor postor.

503
Ver: David Gelenson, 1981 y 1984.
504
Muchos de los traficantes de esclavos que llevaban a cabo esta parte de la operación, eran individuos de otras
regiones de África, y que formaban parte de bandas que se habían dedicado a esta terrible tarea mucho antes de que
se desencadenara el gran trasiego de esclavos a través del Atlántico.
505
Ver: Marcus Rediker, 2007.

207
Figura No. 5.
La Mita.

Fuente: Tomado de Santa Rosa de Lima de Guillermo Álvarez.

Por supuesto la tasa de mortalidad de los esclavos era elevada, y muchos de los
prisioneros se negaban a comer por depresión o rebeldía, enfermando o falleciendo en la travesía.
Los esclavos que se negaban a comer a menudo eran forzados a hacerlo, puesto que eran ya una
mercadería valiosa que debía ser resguardada. Y a los prisioneros más recalcitrantes que seguían
negándose a comer pesar de las amenazas verbales, y seguían manteniendo sus bocas
fuertemente cerradas, les rompían con cincel y martillo los dientes delanteros, y luego les
empujaban la papilla a través de un embudo largo que descendía hasta sus esófagos. Esto último
era considerado no sólo una buena sabia práctica de negocios, sino incluso una expresión de
humanidad de los esclavistas hacia los esclavos, al intentar salvar a la fuerza sus vidas del
suicidio por inanición, al que muchos de los prisioneros optaban por dignidad, resistencia y
desesperación. De hecho, hay numerosas fuentes que revelan que en los círculos dominantes en
Europa y América, lo único que era considerado lesivo a los “derechos” y la integridad de los
esclavos, era la alta mortandad durante los viajes por mar desde África. Y la legitimidad
ideológica del esclavismo en la época (primera mitad del siglo XIX) era tan poderosa, que aparte
del asunto engorroso de la alta tasa de mortalidad de los esclavos en la travesía, todos los otros
aspectos del tráfico (asalto violento a las aldeas, destrucción de ellas, aprisionamiento ilegal de
personas, marchas forzadas de los prisioneros a través de desiertos y selvas hasta la costa,

208
detención y hacinamiento encadenados y en barracas antes de ser embarcados, etc., etc.) en
cuestión jamás eran debatidos ni cuestionados por los blancos en Europa o en América.
Se ha guardado registro de 27.000 viajes506 de barcos desde África a América
transportando esclavos.507 De 5.000 de ellos existe un catastro del número y características de
edad y género de los esclavos transportados, así como de la cantidad de ellos que murieron
durante el viaje en el mar, llamado eufemísticamente como Middle Passage, o Tránsito
Intermedio, y que incluía también la adaptación y aclimatación a las condiciones ambientales,
alimentarias, sociales y climáticas a las que debían enfrentarse luego de su llegada al Nuevo
Mundo.
En 1835, Thomas Fowell Buxton publicó un ensayo508 sobre la cuestión de la elevada
mortandad de los esclavos desde el momento en que eran aprisionados, hasta el instante en que se
incorporaban a alguna plantación u otra actividad de trabajo forzado en América. El trabajo de
Buxton llama poderosamente la atención, pues es en forma velada una de las pocas críticas al
sistema esclavista y al tráfico del cual se nutría, que circularon en esa época en Europa y en
América. Buxton señalaba no sólo los “problemas” en la captura, aprisionamiento, traslado y
transporte de los esclavos, y que ocasionaban una tan alta tasa de mortalidad entre estos cuando
se los sumaba todos, sino que describió como este tráfico humano estaba destruyendo las
sociedades tribales africanas, ocasionando también en África una disrupción y debacle social y
demográfica de dimensiones catastróficas. En un párrafo señala textualmente que “la principal y
casi única causa de guerras en el interior de África, es el deseo de procurar esclavos para el
tráfico”.509 Y Buxton concluía enseguida de esa reflexión, que la mortalidad causada por esas
guerras generadas por el tráfico de esclavos, era igual o quizás aún mayor que la que producía el
trasiego humano en sí mismo.
Poco antes de que Buxton publicara su obra, William Wilberforce hizo un discurso en el
parlamento británico en 1789,510 señalando en un debate sobre las “ineficiencias” del tráfico de
esclavos, que alrededor del 50% de todos los esclavos que llegaban a embarcarse, morían durante

506
Los que indudablemente fueron muchos más, pues estos son sólo aquellos de los que se guarda algún registro.
507
Base de datos de: W. E. B. Du Bois Institute for African and African-American Research, de la Universidad de
Harvard. Ver: Stephen Behrendt, 1999.
508
Ver: Thomas Falwell Buxton, (1835)1967.
509
Textualmente escribió Buxton en inglés: "the principal and almost the only cause of war in the interior of Africa,
is the desire to procure slaves for traffic". op.cit: 29. Traducción del autor.
510
Ver: Discurso citado en el trabajo anti-esclavista de James Ramsay, (1793)1969.

209
la travesía y las etapas subsiguientes. A esto Buxton agregó en su trabajo, que en las etapas
previas al embarque -es decir durante la captura, traslado y detención de los cautivos antes de ser
colocados en un barco rumbo a América- ya se había producido una tasa de mortalidad del 50%;
con lo cual podemos deducir que en realidad sólo sobrevivían 25% de los cautivos negros y que
acababan convertidos en esclavos.511 Por ende, para construir el Nuevo Mundo, se necesitó el
holocausto combinado y doble de África y América, y sin los cuales el surgimiento del
capitalismo y su transición del mercantilismo al industrialismo, fenómenos que hoy consideramos
naturales e inevitables, probablemente habrían sido imposibles. La Paleo-Modernización y su
transición a la Modernización Temprana, y luego de esta a la Modernización Clásica, no habrían
sido viables sin los aportes involuntarios y dramáticos de millones de indígenas y esclavos
negros, que fueran inmolados en el gran altar de la acumulación de capital.

Figura No. 6.
Vista superior y corte transversal de un barco inglés para tráfico de esclavos
de África a América. Siglo XIX.

Fuente: Marcus Rediker, 2007: 65.


Se calcula que entre el año de 1451 (cuando el tráfico de esclavos era solamente a Europa
y todavía no se había iniciado el gran trasiego esclavista a América) y el año 1870 (Ver: Cuadro
No. 5), llegaron al Nuevo Mundo (todas las américas) casi 10 millones512 de individuos de
diferentes partes del África, de ambos géneros y con edades distintas, pero en general, por debajo
de los 35 años. Brasil fue de lejos el principal punto de llegada de esclavos africanos en América
(casi cuatro millones de individuos). El segundo lugar en importancia (1.673.300) fue ocupado
por las colonias británicas (las llamadas indias occidentales británicas). En este largo ciclo de

511
Ver: Herbert S. Klein, Stanley L. Engerman, Robin Haines, and Ralph Shlomowitz, 2001.
512
Otras estimaciones calculan que fueron 20 millones. Ver: Kevin Shillington, 2007.

210
tráfico de esclavos, Hispanoamérica ocuparía un tercer lugar en importancia (1.643.600), a pesar
del declive de la población indígena que hemos examinado antes, y que requería mano de obra
barata para su remplazo. Es posible que en el siglo XVII, la lenta pero progresiva recuperación
demográfica de los pueblos originarios, sumada al relativo estancamiento de la economía colonial
y metropolitana en España, haya demandado menos fuerza de trabajo esclavizada.

Cuadro No 5.
Números estimados de esclavos (en miles) traficados desde África hacia Europa y América entre
1451-1870.

Fuente: Herbert S Klein, 1993: Cuadro No. 1. p. 9.

En los siglos XVIII y XIX, la agricultura comercial de plantaciones capitalistas surge con
gran fuerza en las naciones que llegarían a independizarse de España; y esto naturalmente
demandaba mucha más mano de obra barata, sobre todo para faenas agrícolas tropicales, para las
cuáles la mayoría de los pueblos originarios de tierras frías y templadas, no estaban adaptados
(Ver: Cuadro No. 6). Llama mucho la atención que las colonias francesas (estén en un cuarto
lugar en esta lista de la deshonra, a pesar de que el tamaño de sus territorios en el Nuevo Mundo
eran en comparación con las de España, Portugal e Inglaterra, bastante pequeñas. Ello sin duda
nos habla del gran dinamismo de la agricultura de plantaciones en Haití y otras colonias francesas
en América. En cuanto a los EEUU y las colonias británica en Norteamérica, los datos del
Cuadro No 5 son reveladores: el tráfico de esclavos con ese destino empieza tarde (a comienzos

211
del siglo XVIII) en comparación con los otros puertos de llegada, pero tiene un brote importante
a partir de la mitad del siglo XVIII, que es cuando la economía de plantaciones capitalistas513 en
el sur de los EEUU comenzó su auge.

Cuadro No. 6.
Población esclava estimada en las Américas a fines del siglo XVIII.
Región/Colonias No. de Esclavos
Caribe 1.122.000
Brasil 1.000.000
EEUU 575.000
México y América Central 19.000
Panamá 4.000
Nueva Granada 54.000
Venezuela 64.000
Ecuador 8.000
Perú 89.000
Chile 12.000
Río de la Plata 21.000
Total 2.968.420
Fuente: Herbert S Klein, 1993: Cuadro No. 7. p. 24. Rediseño del autor.

En la Gráfica No. 9 y en el Cuadro No. 6, podemos también apreciar como el brote


principal en el tráfico de esclavos al Nuevo Mundo, se dio entre 1700 y 1841, lo cual se
corresponde bastante bien con las demandas crecientes de mano de obra para la agricultura
capitalista tropical en las américas. Y también en consonancia con esto último, en las curvas de
esa gráfica podemos apreciar como Brasil es en todo momento el principal punto de destino de
esclavos africanos, y el que con su dinámica específica determina la tendencia general de ese
trasiego para todas las américas.
Por otra parte, también es muy posible que los datos que entrega el Cuadro No. 5, sean
sub-numerados,514 pues hay otras fuentes que indican que el total de esclavos del África

513
Principalmente algodón, tabaco y caña de azúcar.
514
Aunque las tendencias que muestra, y las proporciones entre lugares de destino de los esclavos, sean correctas.

212
subsahariana que se trajeron a América llegaba a los 12 millones de individuos,515 de los cuales
sólo entre el 5% y el 6% (dependiendo otra vez de las fuentes),516 estuvieron destinados a los
EEUU antes y después de la independencia. Lo cual indica que a pesar de la trascendencia que
tendría en la historia de los EEUU el doloroso asunto de la esclavitud, su magnitud relativa
dentro del tráfico total de esclavos africanos no es enorme.

Gráfica No. 9.
Tráfico anual de esclavos negros del África subsahariana a América: 1526-1861.

América hispana: - - - - - - - Brasil: — . — . — Toda América: ___________


Fuente: diseño de gráfica basado en Philip D. Curtin, 1969: 16 y David Eltis, 1987: 136.

Sin embargo, lo que hay que tener en mente cuando se examina la cuestión de la
importancia relativa de la población esclava en los EEUU, es que su crecimiento demográfico fue
bastante explosivo en los siglos XVIII y XIX dentro del territorio de este país luego de que los
primeros esclavos arribaran, y que esa población estuvo concentrada principalmente en los
estados sureños.
De acuerdo con el censo de los EEUU de 1860, una de cuatro familias en el estado sureño
de Virginia, tenía esclavos. Se registra además, que en ese mismo estado había un poco más de
cien grandes propietarios de plantaciones, que poseían al menos cien esclavos cada uno. Esto
515
Una cifra que según los expertos tendería más bien a subir que a bajar, en acorde con la tendencia que se ha
puesto de manifiesto con los nuevos datos que se están recabando poco a poco. Ver: Ronald Segal, 1995; Paul E.
Lovejoy, 1989.
516
Ver: Stephen Behrendt, 1999.

213
indica que la propiedad y usufructo de la mano de obra esclava, estaba bastante concentrada; y
aunque había muchas familias que tenían unos cuantos esclavos con fines sobre todo domésticos,
los que los poseían en grandes cantidades y como parte de un capital invertido, eran bastante
pocos.517 El esclavismo en la historia de la humanidad es una práctica muy vieja, sin embargo, el
sistema esclavista que hemos estado examinando en este trabajo, fue desde sus orígenes hasta sus
últimos días, una institución netamente capitalista.

Figura No. 7.
Esclavos laborando en una procesadora de algodón en los EEUU en 1850.

Fuente: http://www.ehow.com/info_8498068_types-plantation-slave-labor-existed.html

Unos años antes de la Guerra Civil en los EEUU que terminaría con el triunfo militar del
norte y de los abolicionistas tras la primera guerra moderna dominada por el industrialismo
bélico, el número de esclavos en los estados sureños bastante es elevado:
En el llamado sur profundo o bajo sur, los esclavos negros eran 2.312.352, lo que
representaba el 47% de la población total. En los estados sureños más al norte, había 1.208.758,
que era el 29% de toda la población. Y en los estados aledaños al sur de los EEUU, había
432,586, o el 13% de la población total. Pero de nuevo nos encontramos que en el año de 1858
517
Ver: Ira Berlin, 2004.

214
(dos años antes de la Guerra Civil que comienza en 1860) que menos de la tercera parte de las
familias en todo el sur tenían esclavos. Pero del total de dueños de esclavos (385.000) que tenía
más de 30 esclavos apenas llegaba al 1.2% de la población blanca en los estados sureños y en los
aledaños.518
Los datos anteriores resaltan de nuevo el tema de la concentración de la propiedad de los
esclavos en manos de quienes casi de seguro los explotaban con fines empresariales, y la
expansión notable de la población negra esclava a partir de menos de 400.000 prisioneros traídos
originalmente desde África. Este último dato es importante, pues revela que los esclavistas en los
EEUU hicieron todo lo posible por cuidar dentro de ciertos límites sus esclavos; e hicieron lo
posible por aumentar esta fuerza de trabajo facilitando su reproducción lo más posible. Y esto
tiene bastante sentido, pues desde el punto de vista del empresario capitalista que explotaba una
mano de obra esclava que era de su propiedad, su inversión debía ser protegida para que rindiera
los mayores retornos posibles. Para estos empresarios, los criterios analíticos básicos que les
permitían determinar el rendimiento económico de sus esclavos, eran los mismos empleados por
cualquier capitalista para establecer los rendimientos de una inversión de capital, sin importar de
qué índole fuese.519
Así como la incorporación de cualquier otro factor de producción a una determinada
empresa, adquirido mediante la inversión de capital, la compra de un esclavo se hacía anticipando
mayores retornos que los que se podían obtener invirtiendo en otros elementos productivos
quizás de menor costo. Un esclavista tenía que decidir si valía la pena comprar un esclavo (que
eran muy caros si consideramos los datos en el Cuadro No. 7.), y luego tener que alojarlo, darle
alimento y curarlo en caso de algún accidente o enfermedad tratable; o si era más redituable
desde el punto de vista capitalista contratar peones libres, 520 a quienes debía pagar un jornal, pero
hacia quienes no tenía ninguna otra obligación más que esta.

518
Ver: Michael Tadman, 1989.
519
Ver: Eugene D. Genovese, 1967.
520
Jornaleros que eran escasos en un país en plena colonización de sus fronteras, algo que obviamente influía en los
criterior de costos/producción/retornos de los agricultores capitalistas en el sur de los EEUU.

215
Cuadro N. 7.
Precio promedio de los esclavos en Georgia, para algunos años entre 1828 y 1860.

Precios por esclavo en dólares del siglo XIX


Años en EEUU.
1828 $ 700
1835 $ 900
1837 $ 1.300
1839 $ 1.000
1840 $ 700
1844 $ 600
1848 $ 900
1851 $ 1.050
1853 $ 1.200
1859 $ 1.650
1860 $ 1.800
Fue nte: U. B. Ph illips, 1905.

Los esclavos eran caros, pero aun así indispensables debido a la falta crónica de peones
libres que estuvieran dispuestos a trabajar por un sueldo miserable en rudas faenas asociadas a
mano de obra forzada, en vez de partir hacia las ciudades industriales del norte a trabajar como
obreros, o de lanzarse a la gran aventura, siempre llena de promesas incitantes, de la conquista
del lejano oeste. Por ello es que aunque los esclavistas no tuvieran ningún aprecio especial y/o
personal por sus esclavos (aunque, sin dudas, había algunos que tenían cierto afecto paternalista
por ellos, sobre todo para los negros de interior, o dedicados a las tareas doméstica en la casa de
los amos), los propietarios cuidaban de su propiedad humana, con el mismo celo de quien cuida
de su maquinaria agrícola, o de sus animales de campo.521
El cuidado que en general los esclavistas tenían hacia sus esclavos en tanto bienes de
capital, se revela en las pocas estadísticas demográficas existentes de la época. Sabemos, no
obstante, que en 1850 la expectativa de vida de los hombres blancos y negros (esclavos y
libertos) al nacer en los EEUU, era de alrededor de 42 años para los primeros, y de 39 años para
los segundos; lo cual, considerando todos los horrores morales y físicos que implicaba el sistema
esclavista, no es una diferencia tan dramática entre ambos grupos.522 Algo que fue utilizado por
los apologistas de la esclavitud en los EEUU antes de la Guerra Civil en 1860, para demostrar
que la condición de un esclavo no era en realidad tan mala, y que a diferencia de los hombres
blancos libres y pobres que debían procurar su sustento y el de sus familias en medio de grandes

521
Ver: Roger L. Ransom, 1974.
522
Ver: L.I. Dublin, A.J. Latka and M. Spiegelman, 1949.

216
limitaciones e incertidumbre, los esclavos negros tenían asegurada su comida y hospedaje “sin
costo alguno”.523
El éxito económico del sistema esclavista en el sur de los EEUU, queda demostrado por el
hecho de que el porcentaje de retornos netos (ganancias brutas menos costos de producción)
obtenidos cada año por cada esclavo adulto (promediando hombres y mujeres, pero descontando
el gasto en los niños demasiado pequeños para trabajar los campos) variaba entre 4.55% y 13.0%,
dependiendo del año agrícola y la fluctuación de los precios en el mercado.524 Si comparamos
estos retornos con los obtenidos en la misma época en la mejores ramas industriales (minería y
manufacturas) que solía ser de entre 3% y 7%, podemos darnos cuenta de la razón económica por
la cual los esclavistas sureños de los EEUU prefirieron embarcarse en una guerra sangrienta y
prolongada con el norte para salvar sus empresas agrícolas, antes que aceptar los tímidos intentos
abolicionistas525 de Lincoln en el primer año de su gobierno.
Se ha argumentado que en acorde con los procesos de transformación del capitalismo
hacia una economía moderna, urbana e industrial en el siglo XIX, el capitalismo esclavista de las
plantaciones sureñas, estaba destinado a perecer tarde o temprano. Y la razón fundamental para
hacer esta aseveración, radica en la rigidez de la fuerza laboral esclava, la que no puede ser
aumentada o reducida en acorde con las fluctuaciones del mercado y con los vaivenes de la
demanda. Esta falta de flexibilidad laboral, eventualmente produciría una debacle de la economía
capitalista basada en el sistema esclavista, cuando el mercado sufriera una caída abrupta. Es
posible, pero esto nunca sucedió, y mientras duró el capitalismo esclavista en el sur de los EEUU,
lo único que se observa, es el auge económico, año con año, de las plantaciones de monocultivos
(principalmente, pero no exclusivamente, de arroz, caña de azúcar, tabaco y algodón) tropicales.
Y al final de cuentas, sería la desastrosa derrota militar de las huestes sureñas en la Guerra Civil,
la que precipitaría junto con la abolición, el colapso final del capitalismo esclavista en los
EEUU.526
Así en América Latina y en los EEUU surgen ordenes étnicos fundados en la historia
demográfica y económica de ambas regiones. Estos ordenes étnicos tendrán algunas similitudes,
y al mismo tiempo diferencias significativas, pero en ambos formas de estructuración y

523
Ver: Clarence L. Mohr, 1986.
524
Ver: Edmund Ruffin, 1963.
525
Ver: Eric Foner, 2010.
526
Ver: Wilbert Ellis Morris, 1980.

217
ordenamiento social, estarían cimentados en el racismo y en el clasismo, ideologías ambas que
tan importante papel desempeñaron en la imposición del colonialismo europeo en América, y en
la persistencia de las jerarquías étnicas desde los albores de la independencia hasta nuestros días.

Veinte reflexiones sobre etnicidad: bases conceptuales para un modelo.

Antes de introducir un par de modelos de análisis en la sección que viene a continuación,


nos parece pertinente adelantar estas veinte reflexiones sobre la etnicidad, y que resumen las
principales nociones en las que se funda el concepto de orden étnico que hemos empleado en este
y en varios otros trabajos anteriores:

1. La etnicidad es una forma específica de conciencia social que emerge


históricamente con el aparecimiento de sociedades complejas, dotadas de un Estado y un sistema
político centralizado, con alguna forma avanzada de demarcación territorial, y con una estructura
social interna organizada de acuerdo con un sistema de distinciones sociales jerárquicamente
establecido .

2. La etnicidad es, por consiguiente, una forma específica de acción social impulsada
por diferentes actores sociales que se constituyen a partir de un tipo específico de distinciones y
jerarquías sociales.

3. La conciencia social étnica, se diferencia de todo otra modalidad de distinción


social, por los siguientes rasgos peculiares: a. Es una forma de identidad colectiva que define a un
determinado grupo y sus relaciones con otros (los que se definen a su vez a partir de los mismos
parámetros básicos), pero en relación con lo que denomino en este trabajo, como una ‘jerarquía
de honor social’; b. Es una forma de conciencia y acción social que define a un grupo social a
partir del supuesto –implícito o explícito- de que hay ‘un ancestro común’, o una raíz antigua
común, que establece la cohesión y la peculiaridad del grupo; c. Es una forma de conciencia
social que sólo cobra vida en relación con el sistema general de jerarquías y diferencias sociales

218
existentes dentro de una determinada sociedad -y no sólo en relación con la jerarquía de honor
social. Sin embargo, la jerarquía de honor social es la dimensión esencial; d. Es una forma de
conciencia social en la que los grupos dominados o subalternos, se definen a sí mismos como
‘grupos étnicos’, mientras los grupos dominantes tienden, durante un ciclo histórico más o menos
largo, a transformarse en la norma; es decir, el mainstream, o el modelo socio-cultural “idóneo”
al cual los otros sectores deben plegarse o asimilarse; e. Es una forma de conciencia social en la
que las reivindicaciones económicas, productivas, o laborales pueden ocupar un lugar, pero en la
que los temas cruciales son de tipo cultural, de honor social, de desigualdad/igualdad cultural y/o
racial, y de identidad colectiva.

4. Los procesos históricos concretos que generan sociedades complejas, jerárquicas y


pluri-étnicas son fundamentalmente los de conquista e invasión, migración, constitución de
nuevos Estados nacionales, y a veces, el surgimiento gradual de distinciones culturales
(generalmente de tipo religioso, pero también pueden ser raciales, lingüísticas, o incluso tan
triviales como diferentes tradiciones) que generan a su vez una jerarquía de honor social, y que
llevan a la formación de nuevas modalidades de conciencia social que podemos definir como
étnicas, de acuerdo con los criterios anteriores.

5. No hay formación de grupos étnicos sin jerarquías discriminatorias, y estas sólo se


originan y moldean a lo largo de un proceso histórico. El estudio sincrónico de los fenómenos
étnicos no pasará nunca de ser una instantánea, congelada de un momento efímero de la historia;
pero la formación de la conciencia étnica es un proceso longitudinal y prolongado, y en tres
sentidos fundamentales: a. la conciencia étnica se distingue de la conciencia de clase por la
referencia obligatoria al pasado distante -con frecuencia mítico e imaginario- en donde subyace
supuestamente la clave sobre los orígenes y la identidad intrínseca del grupo ; b. La conciencia
étnica sólo se gesta y madura durante ciclos históricos más o menos prolongados, a lo largo de
los cuales se articulan los discursos en que se sustenta. Para que una comunidad étnica
determinada, pueda realmente imaginarse a sí misma como un grupo étnico, con un destino y con
orígenes comunes, se necesita una grado avanzado de elaboración discursiva; c. La conciencia
étnica sitúa en el corazón de sus preocupaciones las reivindicaciones socio-culturales, y la crítica
a las jerarquías de honor social imperantes.

219
6. La etnicidad se desenvuelve en el presente, pero encuentra su razón de existir de
acuerdo con un discurso que por fuerza sitúa su origen en el pasado (en lo que metafóricamente
llamo el “ancestro común”, siguiendo una idea de Weber). Toda forma de conciencia social se
desarrolla lentamente y sólo alcanza madurez a través del tiempo, independientemente de que la
referencia al pasado sea o no una condición sine-qua-non para su gestación. Pero para la
formación de la conciencia étnica en particular, esa referencia al pasado y a una trayectoria
histórica prolongada, no es simplemente un factor complementario, sino esencial. A diferencia
del proceso de formación de la conciencia de clases, la tradición (o el rescate de ella) ocupa pues
un lugar privilegiado dentro de los discursos étnicos.

7. Aunque la etnicidad está fundada en un tipo específico de conciencia social, los


rasgos que distinguen esta conciencia y su formación en cada caso particular, sólo pueden ser
estudiados por el analista u observador externo mediante: a. El análisis de los discursos a través
de los cuales se articula lingüísticamente esa conciencia; b. El estudio de los actos y expresiones
políticas, sociales y culturales tangibles mediante las cuales se revela esa conciencia; c. La
inferencia intelectual, por medio de la cual el analista puede reconstruir conceptualmente en su
modelo las características particulares de las jerarquías sociales –y sobre todo, lo que denomino
en este trabajo la jerarquía de honor social- en las que está inserto un determinado grupo étnico .

8. La etnicidad, en tanto fenómeno complejo externo, nunca puede ser


completamente agotado por el modelo del analista, quien debe traducir e interpretarlo de acuerdo
con necesidades cognoscitivas y limitaciones propias de la mente humana. Incluso el modelo más
acabado y perfecto de acuerdo con el estado del arte, poseerá limitaciones epistemológicas que
impiden una aprehensión total y final del fenómeno que se analiza. La etnicidad tendrá, por
consiguiente, ciertas características y rasgos que dadas las limitaciones y propiedades específicas
de toda modelística humana, jamás podrán ser definitivamente descritas y aprehendidas.

9. Especialmente aquellos procesos síquicos subjetivos asociados con la experiencia


directa de la etnicidad, ciertas formas de vivir el tiempo social subjetivo por parte del actor social,
y de percibir “en carne propia” la naturaleza de las distinciones discriminatorias que informan

220
toda jerarquía étnica, permanecerán en la oscuridad y el silencio, fuera de toda posibilidad de ser
incorporadas objetivamente dentro del modelo de análisis. El analista podrá quizás recrear esa
subjetividad radical en su propia existencia individual, pero no podrá plasmarla y transmitirla en
forma abstracta mediante su modelo. Por tanto, las propiedades de la realidad nunca podrán ser
perfectamente duplicadas, debido a la infinita complejidad de esta, pero debido también a las
propiedades del modelo que obligan a ciertas distorsiones epistemológicamente necesarias.

10. La vieja teoría de la conciencia humana entendida como mero reflejo, y no como
creadora de una nueva dimensión peculiar de la realidad circundante durante el proceso de
interpretación de esta, se desploma al ser confrontada con fenómenos como la etnicidad, en los
que la experiencia subjetiva radical de los actores sociales mismos simplemente no puede ser
“reflejada” por el modelo.

11. No basta con una comprensión del conjunto de las relaciones sociales de una cierta
sociedad para entender los fenómenos étnicos que se generan en su interior, sino que es necesario
construir un modelo específico que aborde esa parcela específica de ellas (de las relaciones
sociales), que he definido en este trabajo como un ‘orden étnico’.

12. Un orden étnico consiste esencialmente en un sistema de interacción y relaciones


sociales específicas. Este sistema específico, está organizado de acuerdo con una jerarquía social
de honor en la que el grupo socio-cultural dominante participa como el mainstream, o referente
de normalidad, y los grupos subalternos socio-culturales son reducidos (por doble definición
externa y percepción interna) a la condición de grupos étnicos. En otras palabras, un orden étnico
es un sistema específico de relaciones sociales de poder, y organizado de acuerdo con una
jerarquía de honor social.

13. Una jerarquía de honor social, es un sistema ideológico y normativo –aunque


usualmente difuso- mediante el cual se adscribe una valoración jerárquica, desigual y
discriminatoria a diferentes segmentos socio-culturales de la población. De este modo, para que
una simple comunidad socio-cultural caracterizada por ciertos marcadores externos peculiares
como “raza”, religión, idioma, costumbres y tradiciones, etc., se transforme en un grupo étnico,

221
necesita primero incorporarse a un orden étnico organizado de acuerdo a una jerarquía de honor
social. Diferencias discretas entre comunidades socio-culturales que no dan origen (o que no se
definen en relación con una ya existente) a una jerarquía social de honor, no llegarán tampoco a
generar un orden étnico, ni conducirán en sentido estricto, a la formación de grupos étnicos.

14. Todo orden étnico es por definición un sistema donde no sólo se organiza
concretamente el tipo de relaciones sociales que conducen al surgimiento de grupos étnicos, sino
también un campo donde se libran en forma crónica -a veces abiertamente y otras en forma
velada- conflictos sociales en torno a la preservación, modificación, o destrucción de las
jerarquías de honor social que los informan.

15. La etnicidad no pertenece a una fase obsoleta o anterior de la evolución de las


sociedades. No es una sombra del pasado proyectada sobre el presente, o un resabio anacrónico
que de alguna forma irracional y torcida se perpetúa en la sociedad moderna. Es un fruto y pilar
central en las sociedades complejas y jerárquicamente estructuradas.

16. La etnicidad es una problemática que surge históricamente con el aparecimiento


de las primeras sociedades humanas complejas, evoluciona con estas, y se torna a su vez cada vez
más compleja a medida que la empresa humana en general se vuelve más compleja también. Se
puede, por ende, decir que la etnicidad es una propiedad esencial de las sociedades complejas,
jerárquicas y desiguales; y tan consubstancial de estas como las jerarquías de clase.

17. Las sociedades complejas que emergieron con la transición a asentamientos


urbanos, sedentarios y agrícolas, basados en formas avanzadas de división del trabajo y
estamentos estructurados en forma piramidal, con un sistema político centralizado y con un
Estado, se sustentaron en numerosas dimensiones jerárquicas –de género, geopolíticas, laborales,
generacionales, raciales, religiosas, educativas, etc.- entre las cuales las de clase y las étnicas
ocupan un lugar central.

18. Así como hay una historia de formación de clases sociales y de conflicto entre
ellas que explica en gran parte la evolución de las sociedades complejas, hay también una historia

222
étnica que reviste la misma importancia. La historia de clases y la historia étnica de toda sociedad
compleja y jerárquica, son las dos fuentes principales de su desarrollo, y deben ser preocupación
prioritaria de todo estudioso de la sociedad.

19. Contrariamente a los supuestos en que se fundan la mayor parte de las teorías
sobre la modernidad y la modernización, la intensificación del desarrollo capitalista no hace sino
exacerbar, ampliar, magnificar, diseminar y perpetuar los fenómenos étnicos y los conflictos
asociados a ellos. La etnicidad entonces no es un lastre arrastrado por la modernización
capitalista, sino uno de sus resultados principales, y uno de sus mecanismos dinámicos más
determinantes. La etnicidad interviene activamente en la configuración de las sociedades
modernas.

20. La importancia de los fenómenos étnicos en la sociedad moderna no ha dejado de


acentuarse desde la revolución industrial y la intensificación del proceso mundial de desarrollo
capitalista. La formación de nuevos Estados nacionales en todo el mundo, y la globalización
incesante de la economía, han conducido a la formación de nuevos y más complejos órdenes
étnicos y a la transformación de los más antiguos. Hemos observado que los conflictos étnicos se
acentúan en todo el orbe como resultado de este proceso, y es presumible pensar que en el futuro
ellos ocuparán un lugar cada vez más preponderante en el escenario social y político mundial.

223
Nuevas jerarquías sociales y ordenes étnicos.

Ya hemos examinado a grandes rasgos los grandes procesos históricos de conquista,


invasión, emigración europea al Nuevo Mundo, conflicto, resistencia y modernización capitalista,
que se conjugaron para la constitución de ciertas jerarquías sociales y nuevos ordenes étnicos en
América. Ahora deseamos abordar la cuestión de cómo esos grandes fenómenos de
transformación histórica del sistema-mundo (o Paleo-Globalización y Globalización Temprana),
se expresaron en los discursos, la ideología y la praxis concreta de los nuevos grupos dominantes
en América luego de la invasión y la conquista europea.
De nuevo recurrimos en esta sección a comparaciones entre la gestación y evolución de
los ordenes étnicos en América Latina y los EEUU, pues nos parece que se hace un contraste
fructífero entre dos formas de historicidad con rasgos y orígenes históricos similares, y al mismo
tiempo con diferencias significativas. Pensamos que esto le permite al analista entender mejor las
conexiones fenomenológicas entre la modernización capitalista, los procesos globalizadores, las
migraciones, y la constitución de diversos ordenes étnicos a partir del siglo XVI.
Como bien sabemos, los conquistadores españoles llegaron a América en grupos
compuestos casi exclusivamente por hombres. En contraste con el caso de los Estados Unidos,
territorio al cual los peregrinos llegaron a menudo con mujeres y niños, en grupos familiares que
se habían formado antes de abandonar Inglaterra hacia el Nuevo Mundo. Los primeros casos de
mestizaje entre los invasores europeos y las poblaciones amerindias, fueron el resultado de la
necesidad y deseos de parte de los soldados españoles por tener relaciones sexuales con las
mujeres nativas. Ya Alvar Núñez Cabeza de Vaca describía en forma bastante gráfica el
espectáculo del mestizaje temprano:

[…] otros (españoles) tenían acceso carnal con madre e hija, dos hermanas, tías y
sobrinas y otros parientes, y las indias libres crystianas vendían, trocaban y cambiaban
como si fueran esclavas, y especialmente el dicho Domingo de Irala lo hizo, e otorgó
cartas de venta ante escribano de las indias libres que vendió, e demás desto estaban
amancebados con treinta y cuarenta y cincuenta mujeres […]. Alvar Núñez Cabeza de
Vaca. (1538) 1968: 16.

224
Esos supuestamente “promiscuos” vínculos carnales con las mujeres nativas, generaron
una gran preocupación en los círculos de la corona española sobre el futuro de las relaciones
raciales en América. Pero esas inquietudes nunca fueron lo bastante pronunciadas, y tampoco
pudieron impedir el proceso de mestizaje que tan rápido comenzó a desencadenarse en los nuevos
territorios coloniales de ultramar. Además, todo el proceso se desenvolvía en remotas regiones
adonde el brazo del poder real apenas alcanzaba, y los soldados y colonos españoles mostraron
un particular desinterés respecto al futuro de las nuevas generaciones de mestizos, que se
anunciaban ya en forma masiva. Ellos tenían urgencias físicas (y a menudo emocionales) de
disfrutar de relaciones íntimas y encontrar afecto femenino, y lo hicieron con las mujeres nativas
que encontraban a su paso con total abandono y entusiasmo. Utilizando para esto último a
menudo su posición de poder y autoridad en tanto vencedores, para cobrarse lo que muchos de
ellos percibían como un justo botín de guerra.
Pero lo interesante respecto a este proceso espontáneo de mestizaje en los primeros años
bélicos de la conquista, guerra y rapiña, es que el proceso no se detuvo aquí. A diferencia de otras
campañas de invasión y conquista a lo largo de las cuales los ejércitos foráneos vencedores,
obligan a las mujeres de los grupos sometidos a pagar una cuota del botín en la forma de
servicios sexuales forzados, los españoles continuaron mezclándose con mujeres nativas largo
tiempo después de terminada la fase estrictamente militar de la conquista. Con el tiempo llegó a
ser algo mucho más significativo y complejo, que el típico caso de “hombres de los grupos
dominantes cruzándose con mujeres del grupo subordinado”, como ha indicado Van den
Berghe527. Había, como discutiré a continuación, ciertos rasgos culturales y actitudes entre los
colonos españoles, que los distinguirían grandemente de sus iguales en el norte de Europa.
Luego del fin de la conquista, las mujeres españolas comenzaron a llegar en números
crecientes al Nuevo Mundo, y sus hijos, sumados a los adultos que no cesaban de llegar,
engrosaron las filas de la población blanca en América. De este modo, cincuenta años después del
descubrimiento de América y la conquista de la mayor parte de sus territorios, se estaban dando
las condiciones demográficas entre los colonos españoles, como para que se detuviese el proceso
de mestizaje con los nativos, y se generase, por el contrario, un alto grado de endogamia racial
entre los europeos -tal y como ocurrió en casi todas las otras colonias creadas por otras naciones

527
Ver: Pierre L. Van den Berghe, 1985.

225
europeas más al norte del viejo continente. Pero esa endogamia entre colonizadores jamás se
produjo realmente.
Como bien indica Andrés Serbin:

El enfoque diferente que se dio en la América hispanoparlante tenía raíces en


importantes precedentes culturales, religiosos y legales con respecto a las relaciones
interétnicas y la asimilación cultural de las comunidades subyugadas. Hubo una amplia y
extendida experiencia de relaciones entre españoles, judíos y moros en España, antes de
la colonización del Nuevo Mundo. Al mismo tiempo, había un cuerpo jurídico que
databa de la época en que fue establecido el código de Alfonso el Sabio, y que establecía
las reglas básicas para la posesión de esclavos que preceden a la colonización y que
incluían la manumisión –es decir, el derecho de los esclavos de comprar su propia
libertad. Finalmente, existían las experiencias previas de la conversión por parte de la
iglesia católica de otros grupos étnicos, con el fin de consolidar la unidad nacional y la
homogeneización cultural en España.
Como resultado de lo anterior, los conquistadores españoles en el Nuevo Mundo, ya
habían tenido la experiencia en contactos interétnicos y habían establecido su maestría
en el arte de la asimilación y la cooptación política de grupos étnicos subyugados.
Andrés Serbin, 1990: 26.

En general alrededor de la cuenca Mediterránea se había dado una mayor exposición a los
contactos e influencias directas de pueblos no europeos, que en el centro y norte de Europa,
regiones en las que aparte de las incursiones mongolas, se había carecido de esas experiencias
enriquecedoras. Pero entre todas las naciones del Mediterráneo europeo, España constituía un
crisol de culturas absolutamente excepcional. 528 En España el encuentro entre Europa, África del
norte y el Medio Oriente había dado lugar a un intercambio prolongado y fecundo entre
comunidades, religiones e individuos de origen e inclinaciones muy diversas,529 en especial en el
sur y centro de España, que es desde donde había salido el impulso cultural, financiero y
demográfico principal conducente al descubrimiento e invasión de América. La unidad nacional

528
Ver: P. Guichard, 1976.
529
Ver: J. Bosch Vila, 1984.

226
había acaecido tardíamente en la España aún medieval. Y sólo unos meses antes de que Colón
arribase al Caribe, los Reyes Católicos habían por fin conseguido reconquistar Granada, el
corazón y centro dinámico del más grande experimento de fusión cultural y convivencia religiosa
y étnica en toda la historia de Europa.530
La reconquista del sur de España, y la caída de la ciudad de Granada a la llegada de Colón
a las islas Guanajas, marca el fin de siete siglos de dominación e influencia musulmana y árabe.
Pero las consecuencias de esos setecientos años que se habían iniciado en el año 711 con la
invasión por siete mil guerreros árabes del sur de la Península Ibérica, 531 serían indelebles, y
marcarían además muchos aspectos de la invasión de América por los españoles, así como de la
sociedad y cultura que surgirían durante la colonia en el Nuevo Mundo. Con la invasión árabe a
España se había detenido la persecución de los judíos ibéricos a raíz de los edictos de Toledo, y
de ese modo se había iniciado un experimento de larga duración que permitiría la convivencia por
siete siglos de las tres religiones abrahámicas, sobre todo en Al-Andalus. Ninguna otra nación de
Europa (con la excepción de los países de la Europa del Este, que luego sería en parte
incorporada al Imperio Otomano) conocería una influencia tan prolongada por parte de una
religión y una cultura no europea. Durante ese ciclo histórico, España conoce diversas formas de
mestizaje entre grupos de origen visigodo, iberos, poblaciones de origen celta, fenicio, vasco,
romano, judío y árabe. Y aunque el tema del mestizaje y la herencia racial árabe es un tópico
polémico, y que muchos racistas en España rechazan con vehemencia, la influencia cultural desde
el Medio Oriente, el norte de África, la península arábiga, las islas del Golfo Pérsico e incluso
Persia y Turquía, nadie la puede negar.532 Y este es el aspecto peculiar de la historia española
anterior a la invasión, que considero relevante y deseo destacar.
Los árabes no eran solamente portadores de otra cultura y religión, sino que era una
población con raíces distantes, y que en general se caracterizaba por una complexión y rasgos
físicos muy diferentes. Los árabes, quienes eran, a su vez, miembros de una vasta comunidad
religiosa que había incorporado muchas culturas, sociedades y poblaciones diferentes, se
distinguían por elevadas tasas de mestizaje con los grupos y las naciones subyugadas. El mundo
musulmán estaba fundado, y se había expandido y consolidado con base en una tradición racial y

530
Ver: Zachary Karabell, 2007.
531
Ver: C. Sánchez-Albornoz, 1948.
532
Ver: W. Montgomery Watt, 1972.

227
cultural inclusiva. 533 Esa flexibilidad era justamente lo que había permitido a los árabes ser muy
exitosos en convertir a un gran número de campesinos españoles cristianos.534 Estos muladís y
sus descendientes (con frecuencia mezclados en diversos grados con árabes), con el tiempo,
llegarían a ser cientos de miles y a constituir la vasta mayoría de la población de Al-Andalus. De
hecho, cuando Granada fue finalmente reconquistada por las huestes de los Reyes Católicos,
había sólo 5,000 árabes no nacidos en España viviendo allí; el resto eran todos descendientes
lejanos de españoles cristianos conversos al islam, a menudo mezclados con árabes.
Pero España era desde antes de la ocupación árabe, un corredor por donde habían
transitado y dejado sus descendientes muchos pueblos de Europa y el Norte de África. La
ocupación árabe, y la creación de un reino musulmán que abarcaba buena parte de España, sólo
vinieron a reforzar una tradición nacional de mezclas culturales y raciales ya existente. España
sin duda se había convertido hacia fines del siglo XV, en el crisol cultural y racial más rico y
variado en la historia de la Europa occidental.
Aunque una nota de cautela y una breve digresión se imponen en este punto, pues uno
debe ser cuidadoso en no confundir esa tradición con una suerte de tolerancia racial y cultural. Es
más, la política seguida por la corona española, tanto en el Nuevo Mundo después de la
conquista, y en España luego de la reconquista, claramente muestra que el imperio colonial
español se basaría en una pronunciada inclinación a la intolerancia cultural, el racismo, el
etnocidio y una política de persecución religiosa. Tradición institucional, que iría a contrapelo de
la cultura y tradición popular, en la que la idea de la posibilidad del mestizaje sería ya parte
integral de una idiosincrasia espontáneamente forjada por muchos siglos de historia.535
Pero esa intolerancia oficial no se desarrollaría sino hasta poco después de la reconquista.
Para ilustrar mejor esta actitud oficial inicial de la corona española y que parecía mantener una
solución de continuidad con el espíritu de convivencia pacífica que había primado en el Reino
Almorávide de Córdoba y Granada antes de la reconquista,536 baste recordar que en el tratado de
capitulación firmado con los musulmanes árabes y españoles después de la caída de Granada el 2
de enero de 1492, se estipulaba que los moros derrotados:

533
Ver: Wayne B. Chandler, 1985.
534
Ver: W. Montgomery Watt, 1992.
535
Ver: Guillermo Araya, 1983.
536
Ver: Américo Castro, 1940.

228
[…] retendrían sus propias costumbres y libertades religiosas y serían juzgados sólo por
sus propios jueces […] y que las mujeres cristianas casadas con moros y otros que se
habían convertido al islam desde la cristiandad, no serían reconvertidas en contra de su
voluntad. Jan Rea, 1975: 45. Traducción del autor.

Como bien puede apreciarse, los términos del tratado de capitulación eran muy
generosos. Pero sólo unos meses luego de la reconquista de Granada, la Reina Isabel promulgaría
un edicto ordenando la expulsión de los muladís o moriscos (españoles que alguna vez tuviesen
ancestros cristianos que se habían convertido al islam) y de los judíos. Entre 1493 y 1609 se
estima que 200.000 judíos serían expulsados hacia el Norte de África y los Balcanes, y alrededor
de 300.000 moriscos partirían rumbo al Magreb y/o el Medio Oriente. Todos los judíos y
musulmanes que se negaron a convertirse al cristianismo, fueron expulsados. La Inquisición
Española, 537 bajo las órdenes de Tomás de Torquemada, comenzó también en 1494 la
persecución sistemática de todos los llamados idólatras e infieles en España. Y sólo diez años
más tarde, la corona española procedería a expropiar todos los bienes y propiedades de los
conversos recientes del judaísmo o del islam al catolicismo.
En el panorama aún confuso y caótico que prevalece en España luego del fin de la
reconquista, las conversiones masivas al catolicismo se precipitan a medida que la represión
religiosa y cultural azota todo el país. Pero según los rumores que recorrían la sociedad española
de la época, como ramalazos de histeria colectiva alimentada por la política cada vez más
intolerante de los Reyes Católicos, los conversos, llamados también “marranos” o cristianos
nuevos, en contraposición a los cristianos viejos o “lindos” (que son los originarios cristianos),
carecían de una genuina sinceridad católica. Abundan las historias de que los idólatras de ayer,
falsamente convertidos al catolicismo por temor y/o por oportunismo, continúan practicando en
secreto en sus hogares y a altas horas de la noche, sus ritos herejes. Pero en realidad mucho de
esto se debe a que cuando los conversos cambian de religión, los impedimentos que tenían, en
tanto judíos o moriscos, son eliminados y empiezan a tener acceso a todos los oficios y puestos
del reino, que antes les eran vedados. Enseguida comienzan a escalar posiciones en las cortes de
España por su capacidad y sabiduría, aventajando a los cristianos lindos. El temor oficial a su

537
Instaurada por Isabel de Castilla y Fernando de Aragón en 1478, era una versión adaptada a las condiciones
especiales de España, de las ya existentes Inquisición Episcopal e Inquisición Pontificia, y que operaban en la mayor
parte de Europa desde el siglo XI, con el fin de combatir diversas herejías.

229
influencia creciente y a las sospechas nunca despejadas de que no son realmente fieles a su nueva
fe, sumado a las envidias populares y los rumores de la calle, mantienen viva la persecución y la
intolerancia.538
Sin embargo, a pesar de las persecuciones que se desatan en España, y la atmósfera de
superchería e intolerancia primitiva que parece reinar por doquier, la vieja tradición de mestizaje
cultural y racial no desaparece del todo; y de esta manera, la colonización española no asumirá
nunca los ribetes extremos de segregación racial que se observan en otros proyectos coloniales
europeos. La tradición de mestizaje y mezcla cultural sería transferida naturalmente a los nuevos
escenarios americanos539. Esto marcaría profundas diferencias con la funcionalidad del racismo
en los Estados Unidos y la estructuración de los respectivos órdenes étnicos. Y sin riesgo de
exagerar, podría decirse que este proceso de mestizaje extenso y prolongado coloca a América
Latina en un lugar especial, en cuanto a la historia demográfica y cultural general de la
humanidad. Fenómeno que para Uslar Pietri "es uno de los grandes hechos culturales de la
historia". 540
Dados los antecedentes históricos que he mencionado antes, no es sorprendente entonces
que aquello que había comenzado simplemente como un proceso de mestizaje coyuntural,
producto de la “[…] conquista de las mujeres del Nuevo Mundo” por una fuerza invasora casi
exclusivamente masculina, se convirtiese en un fenómeno generalizado y durable541. Y a pesar
del racismo e intolerancia que empapaba toda la política oficial española de conquista y
colonización, el mestizaje continuó expandiéndose, escapando por último a todo control central.
Inicialmente la corona había embarcado a un gran número de mujeres españolas muladís
esclavas, para servir como prostitutas o esposas cautivas de los conquistadores.542 Pero el ímpetu
sexual y las necesidades afectivas de la mayoría de los conquistadores, muchos de ellos menores
de veinte años, simplemente desbordaría con creces esa oferta de mujeres españolas esclavas,
obligadas a lanzarse a la azarosa travesía del mar océano. Ningún envío forzado de mujeres desde

538
Ver: Mircea Eliade (ed.), 1990.
539
Ver: Claudio Esteva Fábregat, 1964.
540
Ver: Arturo Uslar Pietri, 1990.
541
En las palabras del especialista Magnus Mörner, 1967: 57. Traducción del autor.
542
Pero a pesar de ello la población blanca en América Latina creció lentamente. De hecho, criollos y peninsulares
nunca fueron muy numerosos. A mediados del siglo XVI había unos 150,000 de ellos en la América española, cifra
que aumentó a los 660,000 a mediados el siglo siguiente. Recién a comienzos del siglo XVIII la población blanca
sobrepasó el millón de habitantes. Vease discusión precedente en este mismo capítulo al examinar la transferencia
demográfica de europeos a la América colonial.

230
la madre patria podría, realmente satisfacer las necesidades sexuales de las crecientes huestes de
soldados de fortuna y aventureros que no cesaban de fluir desde los estratos más pobres de la
metrópolis colonial, hacia las prometedoras indias occidentales.
Además, ocurrió nuevamente lo inesperado. Indios hidalgos en proceso de ascenso social,
caciques locales exitosos dentro del nuevo establecimiento colonial, y mestizos adinerados que
ocupaban altos cargos y posición social en el Nuevo Mundo, comenzaron a procurar a esas
mujeres españolas que llegaban desde Europa, y a mezclarse con ellas. Y no sólo para su
gratificación sexual, sino para procrear hijos más blancos, de modo que así su progenie
ascendiera en la incipiente gradiente racial jerárquica en América Latina. Pero el proceso de
miscegenación, 543 se movía en todas las direcciones e involucraba nuevas y más complicadas
recombinaciones biológicas. Mientras más numerosos eran los descendientes que surgían de la
mezcla entre españoles y nativos, mayor era también la importancia demográfica relativa de los
mestizos. Rápidamente, la expansión demográfica notable de los mestizos redundaba en su
creciente importancia política, cultural y social. A través de sucesivas e interminables
recombinaciones biológicas entre los habitantes del Nuevo Mundo (tanto los autóctonos como los
allegados y su descendencia), América Latina se dirigía hacia la predominancia visible y
creciente de los mestizos, algunos de los cuales ya se iban agregando a la cúspide del sistema
social junto a los españoles. Pero junto con ese proceso, se estaba constituyendo una jerarquía
racial y étnica sumamente tortuosa.
Durante las primeras décadas luego de la invasión de América, las autoridades españolas,
incapaces de impedir el mestizaje, intentaron al menos mantener un cierto tutelaje burocrático
sobre el proceso, introduciendo un engorroso sistema de clasificación racial según los tipos
principales de combinación posible. Este complicado sistema de jerarquización racial estaba
destinado a limitar los derechos y la influencia potencial de los mestizos en la sociedad colonial.
Durante la colonia se introdujo, por lo tanto, un remedo de un verdadero sistema de castas,
ordenando socialmente a los individuos en diversos agrupamientos sociales definidos
primordialmente por el color de la piel. 544 Este sistema de jerarquías y clasificación racial, acorde

543
Palabra cuyo origen es el vocablo en inglés miscegenation, inventada en los Estados Unidos. La etimología de la
palabra en ingles parece estar vinculada con la Guerra Civil, el movimiento abolicionista, y la segregación racial de
los negros en Estados Unidos. La palabra fue utilizada por primera vez en un panfleto aparecido en Nueva York en
1863, titulado: Miscegenación: la teoría de la mezcla de razas aplicada al hombre americano y al negro. Traducción
del autor.
544
Ver: Sergio Bagú, 1985.

231
con la complexión de la piel, es lo que se denominada “las castas” durante la colonia, y que
algunos autores han denominado con agudeza, la “pigmentocracia”. 545
A principios del siglo XVIII en México y Perú,546 por ejemplo, aún se intentaba
seriamente mantener una pigmentocracia bien establecida, mediante una clasificación de
combinaciones raciales cada vez más rebuscada e inoperante. En la Exposición Americanista de
Madrid de 1881,547 se expusieron una serie de retratos muy detallados de parejas ficticias con un
hijo, provenientes de México y Perú, en los que bajo cada óleo de un determinado pequeño grupo
familiar, había una inscripción definiendo la casta a la que pertenecía el vástago, y la
combinación racial que lo generaba.
Los retratos y las pintorescas denominaciones que los acompañaban son interesantes, no
sólo como testimonio visual de la importancia del sistema de castas y la obsesión de las
autoridades civiles y religiosas coloniales con el tema racial y su significación jerárquica en el
Nuevo Mundo, sino porque revela otros rasgos que perdurarán en nuestras sociedades
latinoamericanas. Las pinturas son de bastante calidad artística, y son de las pocas muestras de
arte profano de la época que sobreviven.548 Muestran con lujo de detalles las indumentarias
típicas y propias de cada tipo racial y estrato social, y ponen especial cuidado en resaltar el color
de la piel, la textura del cabello y los rasgos físicos de todos los personajes. Como apuntaban los
propios personeros de la administración colonial, 549 se trataba de una guía pictórica para poder
ilustrar la nomenclatura racial que permitía “medir la sangre que corría por las venas del nuevo
pueblo”. Los cuadros servían de este modo para determinar el registro civil de los mestizos al ser
bautizados en las parroquias.
Pero como ya he señalado antes, el sistema era absurdo e impracticable. Y aunque quizás
se haya seguido hasta cierto punto y en ciertos lugares, aún no se ha podido determinar a ciencia
cierta de que haya sido practicado en forma sistemática. 550 Las combinaciones de los grupos
raciales primarios se tornaban cada vez más intrincadas, haciéndose de esta forma imposible
rastrear y “medir” el porcentaje exacto de cada “tipo de sangre”.

545
Ver: Alejandro Lipchutz, 1967.
546
Ver: Nicolás León. 1924. Las castas del México colonial o Nueva España. México.
547
Ver: Efraín Castro Morales, 1983.
548
Ver: Manuel Toussaint, 1963.
549
Ver: Gregorio Torres Quintero, 1921.
550
Ver: Gonzálo Aguirre Beltrán, 1972.

232
Pero el asunto es revelador, para los fines que aquí interesan. Refleja la morfología exacta
de la ideología racista colonial, y la forma como operaba en la nueva sociedad periférica en
América Latina. No se trataba de acuerdo con los cánones racistas específicos de la colonia
española de segregar las razas, sino siguiendo la tradición peninsular que ya he discutido a
grandes rasgos, de crear una jerarquía gradual de razas que al mismo tiempo consagrara las
desigualdades socioeconómicas y de clases en formación. Además, y esto es muy peculiar de
América Latina, la nomenclatura racial, a pesar de ser tan chabacana, es al mismo tiempo
bastante descriptiva, de modo que uno podemos percatarnos de una situación muy reveladora:
que hay fórmulas raciales que indican una combinación favorable (de ascenso racial), y otras que
denotan una caída en la escala de la pigmentocracia. Por ejemplo, el tipo tres, castizo con
española, conduce a una descendencia equivalente a la de dos españoles “puros”. En cambio, el
tipo seis, cuarterón con española, lleva a una progenie “inferior”, como claramente lo indica la
expresiva denominación de salta p’atrás. En contraste con el sistema racial en los Estados
Unidos, basado en la segregación y la negación de cualquier estamento racial intermedio, en
América Latina se implanta una cultura del mestizaje asociada en forma compleja con el racismo,
y con una noción de movilidad racial que admite una infinidad de matices raciales.
A medida que el número de mestizos aumentaba, una legislación colonial discriminatoria
contra ellos se promulgaba y ponía en práctica. Así, por ejemplo, se les prohibió tener
repartimientos y encomiendas, o desempeñar oficios públicos y reales. "Excluidos de toda
función social y del reparto de bienes -señala Manuel Lucena Salmoral-551 fueron prácticamente
empujados a ser pequeños agricultores en un mundo donde la tierra estaba ya repartida entre
blancos e indios, lo que les convertiría en un detonador social".
Algunas de las complejidades del proceso de miscegenación en América Latina han sido
bien develadas por el trabajo de Martínez-Alier sobre la experiencia cubana del siglo XIX.552 De
acuerdo con la investigación de la autora, un infante era considerado solamente un miembro
pleno de una familia blanca de alto nivel social, sólo en virtud de la clasificación étnico-racial de
la madre. Así una familia de alcurnia en la isla, únicamente podía mantener su pretensión de ser
racialmente pura y blanca, si las mujeres de la familia se unían en relaciones endógamas con
otros miembros masculinos de su misma raza blanca. Los hombres de la familia en cambio

551
Ver: Manuel Lucena Salmoral, 2005: 166.
552
Ver: Verena Martínez-Alier, 1974.

233
podían mezclarse y casarse con jóvenes mestizas adineradas y de piel clara, pero los hijos de esta
unión serían de este modo reconocidos como mestizos. Sistema que no sólo pone en evidencia las
fuertes inclinaciones racistas de las clases pudientes en la Cuba decimonónica, 553 sino también la
discriminación que imperaba incluso hacia las mujeres de las elites.
La “pureza” racial entre las familias de alto rango social cubanas en el siglo XIX era,554
por lo tanto, preservada mediante la regulación de la sexualidad y las preferencias matrimoniales
de las mujeres.555 Hasta cierto punto, esto es similar a lo que ocurría dentro del sistema de
relaciones raciales que operaba en el sur de los Estados Unidos antes de la emancipación de los
esclavos negros. Durante el período esclavista, había numerosos nacimientos resultantes de la
violación de la mujer negra esclava por su dueño blanco. Entre 1850 y 1860, la población mestiza
esclava se incrementó en un 67%, mientras que la población esclava total sólo creció en un
20%.556 Paralelamente, con este incremento de la población mulata en el sur esclavista, la norma
de “una sola gota” se hizo popular.557 Con esta idea se confinaba a los mulatos, incluso aquellos
con una diminuta herencia negra en sus venas, a la misma condición de inferioridad racial con la
que se mantenía a los esclavos negros al fondo del orden étnico imperante. Así, no sólo se
desconocía dentro de la jerarquía racial el lugar intermedio de los mestizos en plena expansión
demográfica, sino que se mantenía en la esclavitud a los hijos de hacendados blancos y mujeres
negras en servidumbre total. En 1899, Booker T. Washington, describió la llamada norma de
“una sola gota”, en los siguientes términos:

Es un hecho de que si una persona tiene un 1% de sangre africana, deja de ser blanca.
Así, un 99% de sangre caucásica no pesa tanto como un 1% de sangre negra. La sangre
blanca del mulato no cuenta para nada. La persona que la tenga seguirá siendo negra,
todo el tiempo. Citado en: John G. Mencke. 1980. Mulattoes and Race Mixture:
American Attitudes and Images, 1865-1918. p.37. Ann Arbor: UMI Research Press.
Traducción del autor.

553
Ver: Consuelo Orovio Naranjo y Armando García González, 1996.
554
En relación fundamentalmente con el mestizaje entre blancos y negros, dado que la población nativa fue casi por
completo exterminada en el primer siglo luego de la invasión española.
555
Ver: Verena Stolcke, 1992.
556
Ver: Naomi Zack, 1993.
557
O lo que acertadamente Marvin Harris llamó “hipodescendencia”. Ver: Marvin Harris, 1964.

234
El mestizaje y la sexualidad interracial, eran controlados de manera rigurosa en cuanto se
refería al cuerpo y deseos sexuales de las mujeres blancas, pero relativamente libres y aceptados
cuando se trataba de hombres blancos que se mezclaban con mujeres negras. Una buena parte del
mestizaje entre blancos y negros en los Estados Unidos, de hecho, proviene de aquella época y
región sureña. Pero la gran diferencia entre ambos casos reside en el lugar asignado a la progenie
mestiza. Mientras en Cuba los mulatos pasarían a tener un lugar especial y visible entre blancos y
negros, en Estados Unidos no llegarían jamás a constituir un estrato diferenciado y reconocido
social y culturalmente. Con distintas combinaciones raciales a partir de grupos raciales primarios
diferentes a los de México, Cuba llegaría no obstante a conformar un orden étnico basado en
principios jerárquicos muy similares a los de ese país.
Otro ejemplo altamente instructivo es el de Ecuador. En un estudio realizado por R.
Stutzman,558 este desmenuza la retórica oficial en Ecuador sobre la cuestión racial. Según este
discurso, el mestizaje es un fenómeno admirable y que debe ser, por consiguiente, alentado y
apoyado. Esto, de acuerdo con la ideología formal del Estado ecuatoriano, es sinónimo de una
nación moderna y tolerante y que avanza por la senda de la integración racial. Pero este discurso
ha sido sustentado por grupos de poder, que están muy asociados con una minoría social y
económica que se percibe con orgullo de gran pureza racial. Precisamente esos grupos sociales
que han dominado el escenario político, económico y social en Ecuador, y que son
homogéneamente blancos, son los mismos que han promovido una ideología del mestizaje en un
país donde las clases desposeídas son sobre todo indígenas y mestizas. Mientras las elites del
poder y el dinero en el país se mantienen protegidas dentro de una suerte de bunker racial blanco,
recetan al resto de la población el mestizaje, con la esperanza no muy disimulada, de que ello
conduzca al gradual desaparecimiento de los indígenas, lastre racial y cultural del país en su
peculiar visión racista y seudomodernizante. Este discurso, tan hipócrita y plagado de
inconsistencias, es lo que Stutzman caracteriza como la ideología del “blanqueamiento”
(whitening) –y que otros autores citados anteriormente en este trabajo ya habían señalado.
Así como en el caso de Cuba en el siglo XIX, el Ecuador de nuestros días es aún
dominado por una minoría blanca que define las condiciones bajo las cuales el mestizaje es
socialmente aceptable. Pero mientras en Cuba la pureza racial de las elites, era preservada
mediante el control cuidadoso de la sexualidad y la reproducción de las mujeres blancas de clase

558
R. Stutzman, 1988.

235
alta, en Ecuador el mestizaje es concebido como una fórmula social para dejar atrás la pobreza y
el atraso atávico asociado con las poblaciones indígenas, muy numerosas por cierto en el país. En
ambos casos, el racismo sirve como un instrumento fundamental para establecer una jerarquía de
honor social, pero sin al mismo tiempo anular completamente la posibilidad de movilidad racial
ascendente, mediante el mestizaje. Y el mismo enfoque básico se discierne en el caso mexicano;
enfoque que en forma tan dramática se expresase ya en los tiempos tempranos de la colonia,
mediante la obsesión oficial con el grotesco sistema de “las castas”. En estos tres países, el
mestizo adquiere un estatus especial por encima de las razas primarias consideradas inferiores
(básicamente indígenas y negros), pero muy por debajo de las elites blancas que ocupan la
cúspide del sistema racial y del orden étnico.
De acuerdo con Stutzman, en esa ideología oficial del blanqueamiento, la idea general de
“proceso civilizador” se encuentra íntimamente entrelazada con el “mejoramiento racial” que ese
discurso prescribe. Mientras más se “blanquea” el país, más avanza hacia la civilización
moderna, cristiana, blanca y occidental. Así, no sólo los individuos ascienden de generación en
generación mediante el impulso benéfico del mestizaje hacia el ideal blanco que domina la
sociedad, sino que la nación entera progresa hacia la modernidad y la civilización, a medida que
el elemento racial indígena se diluye mediante el cruce con otros más blancos. Pero si uno amplía
su área geográfica de análisis sobre este tema, podrá percatarse que el discurso indigenista
oficial559 de todas las naciones latinoamericanas con un sector indígena demográficamente
significativo, se caracteriza por esta duplicidad de mensaje, pero que apenas disimula su
naturaleza en esencia racista.560
El registro histórico sobre el tema indica que a medida que más se internan las naciones
latinoamericanas en el proceso de miscegenación racial, más veladas e hipócritas se tornan las
distinciones raciales imaginadas por la ideología racista. Así, en las primeras décadas del siglo
XX, emergen mitos nacionalistas, paternalistas y con frecuencia asociados a diversas
modalidades de populismo político, que ensalzan la raíz indígena del país, que prodigan elogios a
sus poblaciones mestizas, al mismo tiempo que el racismo domina aún la escena cultural oficial, e

559
Y con esto me refiero al indigenismo como discurso de Estado, sin incluir en él al indigenismo y neoindigenismo
literario, ni al indigenismo político de las propias comunidades indígenas y los movimientos que sustentan sus
reivindicaciones.
560
Con relación al caso peruano, ver también: F. Bourricault, 1975.

236
incluso genera muchas políticas y prácticas discriminatorias de los propios gobiernos hacia sus
sujetos indígenas y negros.
La ideología de Estado, conocida como “indigenismo oficial”, es precisamente uno de los
más fascinantes ejemplos que ilustran las duplicidades flagrantes de los discursos
gubernamentales, sobre los indígenas y su lugar en el pasado, presente y futuro de la nación. El
indigenismo oficial alaba a los ancestros indígenas y sus magníficas realizaciones culturales del
pasado, al mismo tiempo que silenciosamente condona la persecución y expoliación de sus
comunidades en el presente. Como bien apunta el antropólogo mexicano Armando Bartra, este
discurso “[…] invita a la cultura indígena a entrar por la puerta principal como parte de la
ideología nacionalista, mientras los campesinos indígenas son recibidos por la puerta de atrás
como sirvientes o peones explotados”.561
Ya he examinado como al principio, las autoridades civiles y eclesiásticas coloniales
españolas intentaron controlar burocráticamente el proceso de mestizaje, asignando diferentes
posiciones sociales y jurídicas a distintas modalidades de miscegenación racial. Así, un
laberíntico sistema de clasificación racial surgió y feneció bajo el peso de su falta de viabilidad
práctica. El sistema de clasificación racial, que los colonialistas españoles buscaban instaurar,
simplemente no podía aplicarse dentro de un proceso de miscegenación racial permanente y cada
vez más complejo.
Frente a la incontrolable realidad del mestizaje, el modelo racista que fue imponiéndose
gradualmente y en forma espontánea –aunque favorecido por las clases dominantes- no sería uno
basado en rígida segregación biológica, sino en un doble sistema jerárquico de distinción y
movilidad racial. Este orden racial y étnico funcionaría, entonces, como una suerte de continuo
socio racial vertical (en el cual el color y tono de la piel sería el factor diacrítico fundamental), a
lo largo del cual los individuos y su progenie podrían transitar en su gradual proceso de
emblanquecimiento facilitado por el mestizaje. En vez de ser un sistema inflexible de
estratificación y segregación racial como el de los Estados Unidos. En contraste con este último
país, los órdenes étnicos en América Latina estarían organizados acorde con una gradiente
vertical, pero sutil de jerarquías raciales y de clases. Una manera de describirlo gráficamente, es
como una especie de pirámide dominada desde el vértice superior por una minoría de individuos
más blancos, seguida por una serie descendente de innumerables estratos definidos por raza y

561
Ver: Armando Bartra, 1974: 37.

237
condición social, hasta llegar a la base, más numerosa, más oscura, y obviamente más pobre de
todo el sistema. Ni siquiera Argentina o Uruguay, los países con una mayor componente racial de
origen europeo, se escapan por completo de esta estructuración étnica de acuerdo con odiosas
pero veladas562 distinciones y desigualdades raciales y sociales.
Pero las anteriores son las propiedades generales a partir de las cuales se configuran
diversos órdenes étnicos nacionales en América Latina,563 y aunque su presencia se puede
descubrir en todos los casos, las diferencias específicas entre países son también significativas.
No hay a mi juicio países latinoamericanos más o menos racistas que otros, y aunque me parece
un despropósito tratar de visualizar este fenómeno en esos términos valorativos, los contrastes
entre naciones son significativos e interesantes para el estudioso de la etnicidad, pues revelan
distintas historias sociales y étnicas particulares. Casi en cada país latinoamericano, ha existido
un proceso singular de formación de un orden étnico nacional duradero, y que se fue gestando a
través de distintas etapas históricas, e involucrando a grupos raciales y étnicos diferentes.564
Comparaciones entre países latinoamericanos luego de la independencia, ejemplifican la
necesidad de respetar analíticamente esas diferencias. Argentina565 y Uruguay, 566 por ejemplo, se
han nutrido casi exclusivamente de su legado racial y cultural europeo, para forjar una identidad
nacional que es sobre todo blanca. México, así como casi todos los países de América Latina, ha
asumido una identidad nacional mestiza con una dosis superficial, pero importante en la retórica
oficial, de indigenismo. Chile se define casi por completo como un país mestizo relativamente
blanco, y los indígenas ocupan el escalafón más bajo del orden étnico nacional, mientras los

562
Insisto en utilizar este adjetivo, ya que lo que se observa en toda América Latina son las distinciones raciales
obvias y explícitas de las sociedades segregadas, que en el subcontinente se tornaron casi invisibles para el ojo
casual, debido a que se diluyeron a lo largo de una escala cromática que de manera tácita –y a menudo hipócrita-
adjudica valores sociales negativos a los rasgos físicos indígenas y negros.
563
Ver: Greg Urban and J. Sherzer (eds.), 1992.
564
Hay países en los que se observa bastante solución de continuidad entre el orden étnico colonial, y el que se
observa en la actualidad. En países muy indígenas como Ecuador, Guatemala, Bolivia y Perú, e incluso Chile, siendo
una sociedad más mestiza, las diferencias entre el orden étnico colonial tardío y el que surge después de la
independencia y se prolonga hasta nuestros días son relativamente pequeñas. Países como México, en cambio, donde
existía una feroz discriminación racial hasta mucho después de la independencia, sufre cambios importantes luego de
la caída del porfiriato, después de la Revolución Mexicana en 1921. En Cuba también se producen cambios
importantes después de la revolución, pero cabe una nota de cautela respecto a esto último, puesto que ni en este país
ni en México, el racismo desaparece completamente.
565
Ver: Mario Margulis y Marcelo Urresti, 1998; Angel Rodríguez Kauth, 2001.
566
Ver: Luis Ferreira, 1999.

238
libros de historia de las escuelas están llenos de elogios a la bravura y dignidad del pueblo
mapuche.567
Otros países, como Venezuela 568 y Puerto Rico,569 se perciben a sí mismos como naciones
“café con leche”, aunque en el primero existe una elite blanca, rica y poderosa, que no deja de
manifestar en forma constante y abierta su racismo; y en el segundo, el racismo es también obvio
e impregna toda la cultura de la isla. En Guatemala, las relaciones raciales e interétnicas están
profundamente marcadas por una historia de violencia inaudita, y las elites más blancas ejercen
un poder despiadado sin ninguna exaltación indigenista, en un país donde más de la mitad de la
población se define como indígena.570 Perú ha sido incapaz, al igual que Guatemala, de superar
una imagen nacional dual en la que predomina el legado europeo y criollo, sobre el pasado y
presente indígena; en estos dos últimos países, el bajo nivel de integración de todos los grupos
étnicos y sectores sociales a un proyecto nacional común bajo amparado en una ideología
hegemónica encubierta, pero racista como en casi toda Latinoamérica, ha llevado a una suerte de
divorcio hasta ahora irremediable entre una imagen nacional blanca y una indígena. Chile571 y
Costa Rica parecen definirse como países criollos,572 bastante blancos, aunque con un grado
admitido de mestizaje. Brasil es un caso más complejo,573 debido al tamaño y diversidad de la
población, pero sin duda con un alto grado de racismo combinado con falsas autoimágenes
oficiales y populares, que definen a esta gran nación en tanto “democracia racial”. 574 El discurso
racial dominante en Brasil es de una aparente benevolencia paternalista hacia la numerosa
población negra, aunque una rápida mirada a las estructuras de poder y de distribución de la
riqueza, muestran las terribles desigualdades y las condiciones extremas de pobreza y

567
Ver: Gilda Waldman Mitnik, 2004.
568
Ver: Winthrop R. Wright, 1993; Gregory Wilpert, 2004. Hay que agregar aquí una salvedad: Desde fines del
siglo XX, Venezuela se encuentra inmersa en un proceso de cambio social bastante intenso, y es posible, pero no
absolutamente seguro, que esto tenga un impacto sobre el orden étnico que existe en este país desde tiempos d ela
colonia española, y que al igual que otros países latinoamericanos, ha cambiado muy poco desde ese lejano ayer.
569
Ver: Thomas G. Matthews, 1974; Joseph Fitzpatrick, 1959.
570
Ver: Carol Smith (ed), 1993; Mario Roberto Morales, 1998; Sol Tax et al., 1952.
571
Ver: William F. Sater. 1974.
572
Ver: Epsy Campbell, 1998.
573
Ver: Arthur F. Corwin, 1974.
574
Un mito llamado también como “la gran ilusión nacional” por el sociólogo brasileño Florestán Fernandes. Más
específicamente, en un artículo publicado en 1972, este sociólogo critica la noción de democracia racial, llamándola
en cambio una “utopía racial”; una ficción colectiva promovida por las clases dominantes brasileñas para legitimar
una estructura social desigual. Ver: Florestan Fernandes, 1971.

239
marginalidad en que viven la mayor parte de los descendientes de los esclavos africanos en ese
país.
Así, como bien puede apreciarse, a pesar de todas las diferencias nacionales discretas,
América Latina ha seguido un gran camino común, hacia la organización de órdenes étnicos
basados en aproximadamente los mismos principios raciales discriminatorios. Y es por ello que
podemos establecer a grandes trazos una comparación de gran utilidad heurística entre este
modelo latinoamericano y el norteamericano.
En América Latina, debido al prolongado y extenso proceso de mestizaje, la línea de color
se ha tornado borrosa, siendo reemplazada por un contínuum jerárquico de color. En los Estados
Unidos luego del período esclavista en que se produjo un mestizaje forzado y abusivo entre
hombres blancos y esclavas negras, un sistema rígido de segregación racial, con un alto grado de
endogamia étnica, ha sido desde entonces el patrón dominante. Es claro que encuentros y
contactos prolongados entre poblaciones humanas diferentes, invariablemente suele producir un
cierto grado de sincretismo cultural y miscegenación biológica. La experiencia histórica muestra
que el mestizaje suele ocurrir cuando hombres de un sector étnicamente dominante, tienen fácil
acceso sexual a las mujeres del grupo subordinado. Relaciones de dominación tales como la
esclavitud o la servidumbre forzada, involucran un alto grado de miscegenación mediante el
oprobioso mecanismo indicado poco antes. Mientras más vulnerable es la posición del grupo
subordinado, más grande es la incidencia de explotación sexual de las mujeres del sector
oprimido. Pero aquí, en este punto del proceso, es donde se bifurcan las experiencias en
Latinoamérica y los Estados Unidos.
A pesar de que la abolición de la esclavitud y el fin de la encomienda indígena tuvieron
lugar en muchos países de América Latina con anterioridad al triunfo del abolicionismo en los
Estados Unidos, el mestizaje se extendió en todos los países iberoamericanos, hasta nuestros días.
Podría incluso postularse que luego del fin de las diversas formas de manumisión extrema en
América Latina, más se aceleró el proceso multiforme de mestizaje, al facilitarse los movimientos
migratorios de una región a otra, y al crearse más puntos de contacto posibles entre distintas
poblaciones. Además, el fin del fallido intento por establecer “castas” en América Latina y
sancionar así toda forma “regresiva” de mestizaje, al otorgar un estatus racial y étnico inferior a
los vástagos de ciertos cruzamientos considerados desafortunados, redujo un poco los límites

240
jerárquicos, y los disuasivos ideológicos y legales que quizás ponían un coto a la miscegenación
indiscriminada.
Pero el proceso constante de mestizaje en América Latina destruyó a través de la praxis
histórica misma, cualquier ilusión que las viejas autoridades coloniales españolas hayan tenido de
organizar las jerarquías de la sociedad en acorde con un sistema de castas. Así, las grandes
migraciones europeas a la América hispana, y luego la migración forzada de millones de esclavos
negros a la región, dieron lugar a un crisol de razas que se fueron fundiendo a través del mestizaje
constante, dando origen a ordenes étnicos en las colonias españolas y portuguesas que son
peculiares y distintivos de esta parte del Nuevo Mundo. Son ordenes étnicos basados en
distinciones y jerarquías raciales, al igual que en la América anglosajona, pero en los cuales se
enfatizan distinciones dentro de una gradiente sutil e implícita de complexión y aspecto físico, y
no en un sistema de segregación racial y biológico en el que las diferencias de color de piel y
otros rasgos físicos operan de manera muy explícita, aunque el discurso oficial esté fundado en
un igualitarismo ideal. En ambos tipos de ordenes étnicos, el racismo es una ideología que
desempeña un papel fundamental, pero se expresa y opera de maneras diferentes, aunque con
resultados finales igualmente odiosos.

Ordenes étnicos y estructuración social: dos modelos simples de análisis.

En la sección en que hemos expuesto algunas nociones conceptuales básicas que hemos
desarrollad en trabajos e investigaciones anteriores sobre los fenómenos étnicos, hemos señalado
que la etnicidad es una forma específica de conciencia social. Hemos enfatizado, además, las
condiciones particulares en que la etnicidad emerge históricamente en la evolución social de la
humanidad. Hemos dicho que los orígenes de la etnicidad se remontan al aparecimiento de
sociedades complejas, dotadas de un Estado y un sistema político centralizado. Se tratan, además,
de sociedades poseedores de alguna forma avanzada de demarcación territorial, y con una
estructura social interna, organizada de acuerdo con un sistema de distinciones sociales
jerárquicamente establecido. La etnicidad es, por consiguiente, una forma específica de acción
social impulsada por diferentes actores sociales, que se constituyen, a su vez, a partir de un tipo

241
específico de distinciones y jerarquías sociales. La conciencia social étnica difiere de toda otra
modalidad de distinción social, por los siguientes rasgos peculiares:
A. Es una forma de identidad colectiva que define a un determinado grupo y sus
relaciones con otros (que se definen a partir de los mismos parámetros básicos), pero en relación
con lo que denomino en este trabajo, una ‘jerarquía de honor social’.
B. Es una forma de conciencia y acción social que define a un grupo social a partir del
supuesto –implícito o explícito- de que hay ‘un ancestro común’, o una raíz antigua común, que
establece la cohesión y la peculiaridad del grupo.
C. Es una forma de conciencia social que sólo cobra vida en relación con el sistema
general de jerarquías y diferencias sociales existentes dentro de una determinada sociedad -y no
sólo en relación con la jerarquía de honor social. Sin embargo, la jerarquía de honor social es la
dimensión esencial.
D. Es una forma de conciencia social en la que los grupos dominados o subalternos, se
definen a sí mismos como ‘grupos étnicos’, mientras los grupos dominantes tienden, durante un
ciclo histórico más o menos largo, a transformarse en la norma; es decir, el mainstream, o el
modelo sociocultural “idóneo” al cual los otros sectores deben plegarse o asimilarse.
E. Es una forma de conciencia social en la que las reivindicaciones económicas,
productivas o laborales pueden ocupar un lugar, pero en la que los temas cruciales son de tipo
cultural, de desigualdad/igualdad cultural y/o racial, y de identidad colectiva.
Basándonos en estos criterios conceptuales y otros que hemos expuesto a lo largo de este
trabajo, hemos elaborado gráficamente los modelos analíticos que se agregan a continuación:
En el Modelo I (Ver Esquema No. ), se representa gráficamente la transición de una
sociedad simple [A], sin estructura de clase ni sistema político centralizado, a una poseedora de
todos estos atributos [B]. El círculo inicial simboliza por supuesto un punto de partida ideal; el
comienzo de un proceso ideal, que conduce hacia una sociedad cada vez más compleja en la que
la expansión demográfica, productiva y cultural eventualmente lleva a la integración de otras
sociedades y culturas menos desarrolladas o poderosas. Como he discutido detalladamente en el
primer volumen, nuestros modelos, en el mejor de los casos, no hacen sino capturar una serie de
instantáneas idealizadas, y que sólo recrean de manera artificial la verdadera riqueza concreta de
nuestros sujetos y objetos de estudio. En este caso salta a la vista, que hay una gran variedad de
modalidades concretas de sociedades simples que han existido en el pasado y que aún existen. No

242
obstante, el círculo de partida enfatiza la naturaleza escasamente jerárquica de estas sociedades
en cuestión, y la ausencia, por lo tanto, de verdadera etnicidad. A esto algunos podrán objetar
que, sin embargo, hay numerosas sociedades tribales hoy distribuidas a lo largo y ancho del
etnoespacio mundial, y que muchas de ellas poseen una fuerte identidad y conciencia étnica. A lo
cual yo sólo replicaría que tal fenómeno surge precisamente cuando esas sociedades tribales son
incorporadas a una sociedad mayor (usualmente algún Estado-nación moderno), más compleja y
jerárquica, donde son posicionadas en tanto categorías o grupos étnicos, dependiendo de
numerosas circunstancias específicas.
Y es justamente ese último proceso, el que se ilustra en el paso de una sociedad jerárquica
compleja [C] a una sociedad asimismo piramidal [E], pero con una diversidad de grupos
socioculturales distribuidos dentro de las jerarquías sociales, mucho mayor. Es cuando una
sociedad jerárquica y compleja se expande para integrar a otros grupos (que pueden ser
sociedades tribales [A]), naciones (que pueden ser sociedades complejas simples [B]) o
sociedades complejas avanzadas [C] en proceso de colonización o subyugación por otra sociedad
más poderosa). El surgimiento de nuevas formas de jerarquías sociales, o dimensiones, según sea
el punto de vista del observador en cada caso, corresponde precisamente con el momento
histórico [D] en que una serie de grupos tribales, sociedades jerárquicas simples y/o sociedades
jerárquicas complejas son arrastrados al proceso de formación de un sistema nacional nuevo que
los engloba, o que los absorbe a un Estado dominante que ya existe. Ese momento histórico [D]
puede asumir muchas modalidades diferentes. Puede corresponder a una conquista y
concomitante anexión imperial (imperios de la antigüedad e imperios coloniales); o puede ser la
formación de un nuevo Estado nacional que se centra en una determinada etnicidad y empuja
otras a la periferia del poder, el estatus y la identidad colectiva nueva (formación de Francia,
España, etc.); o puede ser por la expansión gradual de una frontera nacional interior que va
llevando a la incorporación compulsiva y subordinada de otras poblaciones con distintos estadios
de desarrollo cultural y social (“conquista” de lejano oeste en los Estados Unidos; expansión de la
frontera nacional rusa hacia Siberia y el Cáucaso; ampliación de la frontera interna nacional en
Brasil hacia la Amazonía; etc.); o finalmente, puede ser fruto, como en la actualidad, de grandes
flujos migratorios de la periferia de un sistema multinacional al centro de este.
La última pirámide social [E] representa una sociedad compleja, jerárquica y
multicultural. Usualmente las distinciones de clases preceden a las distinciones étnicas, pero toda

243
sociedad clasista es una estructura jerárquica que tiende por su propia naturaleza a organizar
jerárquicamente toda otra forma de vida social y cultural, que surja o se incorpore a dicha
sociedad. Cuando nuevos grupos socioculturales constituyen o se integran a una estructura social
jerárquica y compleja, se forma una suerte de pirámide social con dos vertientes o dimensiones
fundamentales: de clases y étnicas. Lo cual en la última pirámide social [E] del Modelo I aparece
representado como dos sub-pirámides estamentales que descienden paralelamente desde la
cúspide del sistema social hasta su base más ancha. Sin embargo, como podrá apreciarse también,
cada una de estas sub-pirámides posee una estructuración interna específica. Lo que quiero
enfatizar con ello es que no hay una simetría estructural entre ambas dimensiones del orden
social, y que tanto el orden de clases, como el orden étnico, poseen más allá de ciertas similitudes
muy generales, su propia dinámica, su propia organización y su propia representación ideológica
específica. De allí que los sujetos de clases y los sujetos étnicos no sólo tienen una distribución
distinta (con algunos traslapes, por supuesto) en el orden social, sino que, además, desarrollan
distintas percepciones subjetivas, sustentadas en diferentes discursos y en formas de conciencia
social bastante disímiles. Tanto los actores de clase como los actores étnicos se constituyen
dentro de un sistema social jerárquico, pero en dimensiones muy distintas dentro de este.
Pero, ¿cómo se constituye un orden étnico? En general esta dimensión específica de las
jerarquías en una sociedad se constituye gradualmente, durante ciclos históricos largos y cuando
poblaciones diversas son incorporadas a lo que se puede denominar como un mosaico vertical, de
culturas e identidades distintas. La etnicidad y los órdenes que la perpetúan, preceden a los
procesos de modernización y el desarrollo capitalista. Pero tampoco es un fenómeno que se
remonta a los albores de la humanidad. No es un fenómeno propio, por ejemplo, de lo que Lévy-
Strauss solía llamar “sociedades frías” –mismas que en el Modelo I se presentan como sociedades
simples. Es decir, sociedades sin Estado, ni sistema político centralizado ni división interna de
clases.

244
Esquema No. 9.
Modelo I
Transición ideal de una sociedad simple, horizontal, tribal y clánica a una sociedad jerárquica compleja, con un sistema
político altamente centralizado, con fuerte estructuración de clases y con una jerarquía de honor social que conduce a la
formación de un orden étnico.

B
A

Sociedad
simple,
horizontal, Sociedad jerárquica
tribal y clánica Sociedad
jerárquica compleja y en
simple expansión
territorial y
demográfica

Sociedades tribales, poblaciones y E


naciones incorporadas a la sociedad
dominante y al orden étnico emergente

Sistema de Orden
clases étnico

Fuente: el autor.

Como ya he señalado a grandes rasgos en la explicación del Modelo I y en otras secciones


anteriores de este trabajo, un orden étnico determinado sólo emerge cuando poblaciones con
distinto origen y sustrato histórico y cultural –y a menudo caracteres “raciales” diferentes- son

245
integradas en un mismo sistema social complejo y jerárquico. Estas son sociedades con una
estructura de clases y de poder vertical, centralizada, asimétrica y desigual. 575
Pero no basta con eso para el desarrollo de los fenómenos étnicos en su seno; se necesita,
además, diversidad cultural y racial, y orígenes distintos.576 Sólo así se definirán los discursos y
prejuicios que permiten establecer un sentido de honor social, una jerarquía de honor social, y
finalmente una nueva dimensión jerárquica que conduce a través de procesos históricos más o
menos prolongados, a la estructuración de un orden étnico.
Procesos tales como las migraciones, la colonización, la expansión imperial y la
formación de nuevos Estados-nación, son episodios históricos que empujan a distintas
poblaciones a compartir un sistema común de jerarquías sociales. En tales circunstancias, los
factores diacríticos que transforman la tradición diferente en conciencia étnica y la mantiene viva
por largos períodos, son las jerarquías culturales y raciales que llevan a un orden étnico. Y todo
orden étnico es, por definición, un sistema de acceso discriminatorio y desigual a recursos
económicos, de poder y también a recursos naturales. Ningún orden étnico tendría sentido en una
sociedad compleja y jerárquica, si su existencia no se tradujera en posiciones sociales y
económicas dispares dentro de un mismo sistema social. Pero esas características no son
suficientes como para entender las peculiaridades de todo orden étnico. Por ello, debe ser además
un sistema desigual y asimétrico de distribución de prestigio social; es decir, lo que he venido
denominando como una jerarquía de honor social.
Puesto que todo orden étnico es en esencia un sistema carente de verdadera legitimidad,
esta última será manufacturada gradualmente.577 Surge, de esta forma, un sistema organizado de
percepciones derogatorias; un sistema en que las diferencias de estatus y honor social serán
“justificadas” mediante una concepción naturalista de las capacidades y talentos inherentes a los
distintos grupos étnicos en formación. Pero la “naturalidad” de semejante orden no es casi nunca
aceptada sin cuestionamiento por los grupos étnicos subordinados. De hecho, mientras con se
dibuja con mayor nitidez un orden étnico, y mientras más visibles se tornan sus estructuras y
jerarquías verticales para todos los involucrados, mayor será la lucha entre la cúspide y la base de
ese sistema. La transformación social acelerada, será además, un catalizador de los potenciales

575
Ver: M. Baraona, 2007: 51-106.
576
Ya sean percibidos como tales, o realmente diferentes; poco importa en este caso.
577
El uso de este adjetivo pareciera indicar nuevamente una acción planeada de antemano; un complot para dirimir
cuestiones sociales complejas. Pero no es este mi propósito.

246
conflictos en orden étnico. Mientras más veloz sea, por ejemplo, la transformación económica y
científico-tecnológica de la sociedad, mayores serán las expectativas que eso genera respecto a la
posibilidad de transformar el sistema de jerarquías sociales. Y esta es precisamente una de las
razones por las cuales la modernización cada vez más intensa, enciende y dinamiza los conflictos
étnicos, e impulsa la etnicidad al centro de la acción social e histórica, en contra de las
predicciones de todos los culturalistas evolucionistas que la conciben como un relicto condenado
a desaparecer.
De hecho, el capitalismo avanzado es probablemente el ejemplo más extremo del
enervamiento al que las tensiones y conflictos étnicos pueden llegar. En las fases tardías de la
modernización –como en la actualidad- las tensiones entre la rigidez del sistema de jerarquías
étnicas, y las expectativas crecientes de igualdad cultural y racial entre distintos segmentos de la
sociedad, pasan a ser un fenómeno cotidiano, y quizás uno de los rasgos más característicos de la
modernidad. Mientras más se avanza en la modernidad, más amargos y difíciles de resolver son
los conflictos étnicos que brotan por doquier, como producto precisamente de las demandas
crecientes de movilidad social, justicia histórica e igualdad cultural y racial por parte de los
grupos subordinados. La modernización y la contestación que ella suscita llevan inevitablemente
a conflictos étnicos cada vez más ríspidos; y a medida que las nociones de equidad y justicia
social impulsan nuevas formas de lucha democratizadora en sociedades poli-étnicas y jerárquicas,
los conflictos étnicos se agudizan.
De lo anterior se sigue lógicamente que los fenómenos distintos, pero entrelazados, de
modernización y modernidad, son de importancia analítica decisiva para entender los fenómenos
contemporáneos de etnicidad.
En el pasado, en sociedades feudales, o en civilizaciones antiguas y pre modernas como
Roma, Grecia, China, la India, Japón, los aztecas, los mayas, etc., la poli etnicidad se traducía en
distinciones entre poblaciones percibidas como diferentes y que tenían un valor adscrito desigual
de acuerdo con una jerarquía de honor social. Pero esas sociedades complejas, jerárquicas,
estratificadas y centralizadas, estaban basadas en formas rígidas de división del trabajo, y en muy
poca o ninguna movilidad social; y aún en esos sistemas sociales estólidos e inflexibles, el orden
étnico correspondiente era cuestionado. Y es así como se registran en la historia de esas
sociedades, numerosos enfrentamientos sociales que el estudioso puede claramente entender

247
como conflictos centrados en disputas sobre las jerarquías étnicas, y sobre sus efectos materiales
y existenciales en la vida de los individuos involucrados.
Pero mientras más se desarrollan las sociedades hacia modalidades de historicidad
definidas por alta movilidad social e intensa transformación económica y científico-tecnológica,
los temas de igualdad cultural y racial y de “estilos de vida” ocuparán con mayor frecuencia y
severidad el corazón de toda agitación social y política. Con el propósito de ilustrar gráficamente
todas estas nociones y propuestas analíticas, me parece de particular interés utilizar el caso más
específico de América Latina. Este es un caso regional que he analizado con especial atención a
lo largo de casi todo este trabajo y que tiene ciertas características que, mutatis mutandis, son de
utilidad para un modelo de aplicación universal.
En el Modelo II, intento capturar y representar en forma gráfica y grandemente
simplificada y esquemática, esas características que me parecen de tanto interés general. En él se
describe un orden étnico ya constituido, y que en forma por supuesto idealizada, representa una
sociedad nacional modal en Latinoamérica. A la izquierda del modelo, se sitúan los diversos
sectores socioculturales y raciales que serán integrados en forma desigual al orden étnico
emergente. Para cada país de América Latina, habría que examinar los meandros históricos
particulares que informa el proceso, de manera que este modelo no describe esa dinámica, sino
que asume su existencia peculiar en cada caso. Por ello, los grupos que se identifican a la
izquierda, en forma de pequeños cuadrados, están ya situados jerárquicamente de acuerdo con lo
que hoy sabemos que fue la distribución desigual de poder, influencia, prestigio, honor social,
riqueza, etc., entre esos diferentes sectores.

248
Esquema No. 10.
Modelo II.
Formación ideal de un orden étnico en una sociedad moderna, compleja y jerárquica a lo largo del proceso
de formación de un Estado-nación moderno. Caso imaginario en América

Grupos socioculturales. Sistema de jerarquías étnicas.

Categoría
étnica
dominante;
sectores
blancos y
algunos
mestizos

Mainstream

Categoría étnica
intermedia; amplios
sectores
mestizos.

Grupos étnicos

Fuente: el autor.

Los cuadrados blancos en la parte superior, por supuesto, simbolizan a todos los distintos
sectores de origen europeo, provenientes de distintos países y regiones en el viejo continente, y
que al llegar a América y ser parte de las diversas naciones emergentes, se fusionaron en forma
gradual hasta constituir en general las llamadas oligarquías. Pero no necesariamente las
oligarquías, sino también amplios sectores de las clases medias, en especial en aquellos países
(Argentina, Uruguay, Chile, Costa Rica, etc.) en que los individuos con ancestros
primordialmente europeos, constituyen un grupo demográficamente significativo dentro del total
de la población nacional. Hay que recordar, una vez más, que no hay una perfecta concordancia
entre el orden de clases y el orden étnico en América Latina, sino solamente una coincidencia

249
aproximada. Por ello, en la cúspide del orden étnico-racial, pueden situarse algunos sectores
mestizos, que a través de lazos matrimoniales y económicos, se han vinculado con los sectores
más blancos de la población –y así, aunque no hay simetría entre un orden de clases y un orden
étnico, las conexiones entre ambos serán siempre poderosas. Asumo que en el modelo se
describe una sociedad nacional en que la mayoría de la población se sitúa en una categoría
étnico-racial intermedia, compuesta por individuos que de hecho pueden situarse en distintos
escalafones de la estructura de clases.
En orden descendente, hay cinco (número arbitrario) cuadrados más oscuros que
representan aquellos grupos de la población que son objeto de la mayor discriminación racial y
cultural, y que de hecho llegan a constituir aquel gran segmento oprimido y marginado que
reivindica una etnicidad específica y opuesta al mainstream nacional. En la mayor parte de los
países latinoamericanos, este segmento está conformado por los pueblos originarios, pero a veces
también por grupos afroamericanos que han desarrollado en el Nuevo Mundo un sentido de
identidad y de comunidad bastante fuerte, y que permite considerarlos como grupos étnicos
también. Así, una de las asimetrías fundamentales en todo orden étnico, y que son especialmente
visibles en el caso latinoamericano, es descrita por el modelo: mientras los sectores blancos y
mestizos de la población constituyen sólo categorías étnicas desprovistas de los fuertes referentes
étnicos de los grupos en la base de la pirámide (formando así un mainstream), los grupos
indígenas y afroamericanos poseen un conjunto de visiones colectivas, expectativas y
reivindicaciones que se encuadran muy estrictamente dentro de un discurso y una conciencia
étnica. Razón por la cual, la línea que separa en el modelo a la categoría étnico-racial superior de
la intermedia, es solo una tenue línea de puntos.
Hay por supuesto un conjunto de situaciones excepcionales que escapan a este modelo.
Por ejemplo, hay grupos étnicos que son blancos y que, por ende, ocupan desde ese punto de
vista un lugar usualmente elevado en la jerarquía que intento describir. Hay sectores
poblacionales de origen asiático (chinos, japoneses y árabes) que suelen ser percibidos como
bastante blancos, pero que en muchos países nunca llegan a ser parte realmente de la cúspide del
sistema étnico-racial. Su carácter no europeo influye en esto, pero también influye el fuerte
sentido endogámico y étnico que estos sectores a menudo mantienen luego de muchas
generaciones (aunque los árabes en una proporción mucho menor). Pero en general, la fuerte
proclividad al mestizaje que predomina en toda Latinoamérica suele diluir el sentido endogámico

250
y comunitario relativamente cerrado de estos grupos, que acaban integrándose de algún modo a
las jerarquías étnico-raciales preponderantes. Lo que se observa con mucha frecuencia inclusive
entre los judíos, que a menudo son más excluyentes en sus prácticas matrimoniales y culturales,
que casi todos los otros grupos migrantes minoritarios.
La línea que separa a las dos categorías étnicas que conforman el mainstream de los
grupos étnicos es más pronunciada que la que separa al estamento intermedio de la cúspide, pero
ello no significa que no haya movilidad entre ambos. En el capítulo tres discuto las diferencias
que separan a los órdenes étnicos en los Estados Unidos y en Latinoamérica. Allí, creo haber
mostrado de manera bastante fehaciente como en el primer caso, las distinciones raciales son
rígidamente implementadas dentro de un sistema de segregación biológica y social muy rígido, y
como en el caso de Latinoamérica, a pesar del racismo imperante hay, sin embargo, un grado
considerable de movilidad racial. Ya sea a través del proceso de mestizaje, o través de cualquier
otro mecanismo de “ascenso” social, miembros de las categorías étnico-raciales en América
Latina se desprenden de su matriz original y asumen nuevas identidades dentro de la categoría
mestiza (proceso que en algunos países de gran población indígena se ha denominado como de
“ladinización”).
Con estos dos modelos simples, no pretendo obviamente cubrir la vasta gama de
situaciones concretas que pueden presentarse en la estructuración de distintos órdenes étnicos;
pero, como ya he señalado oportunamente, en su elaboración están implícitos los conceptos e
instrumentos analíticos con los cuales se puede desentrañar el fenómeno en toda su enorme
variedad de manifestaciones específicas.

Migraciones en la era de la Globalización Transnacional.

A partir de los años sesenta del siglo pasado, la globalización es crecientemente dominada
por las grandes corporaciones transnacionales. Pero a la globalización de las grandes compañías
transnacionales, se ha contrapuesto también una poderosa corriente emergente ‘desde abajo’.
La globalización transnacional desde abajo comprende no sólo un “vasto océano de
resistencia” como bien lo ha descrito Howard Zinn, sino otros procesos que podríamos considerar
como no políticos y de carácter ‘espontáneo’, y que están contribuyendo a definir

251
dramáticamente el perfil de la sociedad mundial en que vivimos. Pienso que cuando los
historiadores del mañana vuelvan su mirada inquisitiva a nuestra época, verán en los grandes
movimientos migratorios de las últimas décadas una de las mutaciones más trascendentes de
todos los tiempos.
Los grandes movimientos migratorios de los últimos treinta años han sido esencialmente
desplazamientos masivos de personas desde el este al oeste, y desde el sur hacia el norte. Las
grandes migraciones ciertamente no son nada nuevo en la historia de la humanidad. En realidad
no hay ningún episodio histórico relevante que no esté íntimamente asociado con no sólo la
evolución de la sociedad, sino con la evolución biológica misma del hombre. Por ejemplo, la
caída del imperio romano y el tránsito a la Edad Media estuvo marcada o precipitada por las
grandes invasiones mongolas, la ocupación de Roma por pueblos germánicos, y en general, por
el movimiento de numerosos individuos del norte de Europa hacia la cuenca mediterránea, y más
específicamente a lo que hoy es Italia. Ya hemos visto como la invasión y creación del Nuevo
Mundo no hubiese sido posible, sin la migración masiva de Europa a América. Y también hemos
examinado como la migración forzada desde el África subsahariana a América, contribuyó de
manera decisiva durante la Paleo-Modernización y la Modernización Temprana, al desarrollo
global del capitalismo y a la formación del moderno sistema-mundo, al mismo tiempo que
desempeñó un rol decisivo en la formación de los ordenes étnicos post-contacto en el Nuevo
Mundo. En fin, la historia como disciplina, es ante todo el estudio de los grandes movimientos
espaciales humanos a lo largo y ancho del globo, y sus consecuencias diacrónicas en el proceso
de formación y cambio de las sociedades.
Hoy las migraciones de la periferia del sistema hacia el centro ponen de manifiesto
578
profundos no sólo los cambios profundos en la economía global, sino lo que Appadurai ha
definido como la colosal transformación del ‘etno-espacio’ mundial (Ver: Mapa No. 9.); es decir,
una revolución en la distribución espacial de los diferentes grupos étnicos que configuran la
población humana contemporánea. Muy rápidamente los “paisajes” raciales y culturales de casi
todos los países más prósperos del centro se han modificado, permitiendo que a simple vista
cualquier viajero pueda observar los cambios en la apariencia física de las poblaciones en países
tradicionalmente homogéneos –o con una diversidad étnica previa muy diferente a la actual-

578
Arjun Appadurai, 1996.

252
desde el punto de vista racial. 579 El observador foráneo casual también podrá apreciar cambios
significativos en el ámbito cultural, sin necesidad de ser ningún experto en la materia. Ahora las
grandes metrópolis de la mayor parte de los países del centro constituyen un abigarrado mosaico
vertical de grupos étnicos y raciales que hace no mucho tiempo se encontraban separados por
grandes distancias físicas y culturales. Países que antes eran casi exclusivamente “caucásicos” y
cristianos, hoy son receptáculos también de muy dinámicas comunidades religiosas antes
consideradas “exóticas” (desatando con frecuencia grandes debates sobre “derechos culturales”
vs. “obligaciones ciudadanas”),580 y de grupos inmigrantes venidos de tierras remotas y en
apariencia desvinculados del imaginario histórico nacional y popular, característico hasta hacía
poco de esas naciones.
En el mundo actual (últimos cuarenta años), existen en números absolutos más migrantes
que en ninguna otra época histórica previa de la cual se tengan registros más o menos confiables.
Y es posible que en términos relativos (migrantes como porcentaje de la población mundial total),
esta sea también una de las eras con mayor porcentaje de migrantes. Pero eso no es más que mera
especulación informada, ya que carecemos de información confiable de épocas anteriores. Lo que
si sabemos a ciencia cierta, es que la migración internacional de nuestros días,581 ha tendido a
subir de manera vertiginosa y consistente en los años anteriores a la crisis económica que
comenzó a fines del 2007. El número total de migrantes a nivel mundial en el 2010, se ha
estimado en 214 millones de personas. Y esta cantidad se ha mantenido estable entre 2005 y
2010, en tanto porcentaje del total de la población mundial, pasando apenas de 3.0% a 3.1% en
este período de tiempo. Pero proyectando las tendencias migratorias de las últimas dos décadas -
pues a pesar de la crisis los niveles migratorios en el mundo han descendido poco-582 se estima
que para el año 2050 habría alrededor de 405 millones de personas viviendo fuera de sus países
de origen. 583
Los EEUU continúa siendo desde hace ya cuarenta años, el país del mundo que tiene la
mayor cantidad de migrantes en números absolutos, seguido de Francia, Alemania, Rusia,
España, Ucrania, y el Reino Unido, en ese orden de importancia. Cincuenta y siete por ciento de
579
Ver: Montserrat Guibernau and John Rex, 2010.
580
Ver: Claire-Marie Foblets, 2002.
581
Es necesario aclarar que en esta sección, así como en casi todo el trabajo, nos estamos refiriendo casi
exclusivamente a las migraciones internacionales.
582
Ver: Armand Pereira, 2009; Philip Martin, 2009.
583
Ver: World Migration Report. The Future of Migration: Building Capacities for Change, 2010.

253
todos los migrantes en el mundo en el 2010, se encuentra localizado en los países con mayor
nivel de vida y desarrollo del planeta contra sólo un 43% en 1990. En el año 2010 alrededor de
un 11% de la población total de EEUU, Francia, Alemania, Rusia, España y el Reino Unido, eran
inmigrantes, en comparación con el 7.2% en 1990. El número absoluto de migrantes en todo el
mundo ha seguido creciendo en años recientes, con un radio hombres mujeres de 51/49, aunque
esta relación entre los géneros varía mucho cuando se consideran los países y regiones de origen,
y cuando se toma en cuenta también, el tipo de preparación de los migrantes.584 Por ejemplo, el
porcentaje de mujeres migrando a los EEUU desde México, Centroamérica y el Caribe, ha
aumentado en forma notoria en los últimos diez años. Se observa que entre estos migrantes que
las mujeres suelen constituir con más frecuencia que los hombres, una fuerza laboral más
especializada y con mayor preparación general. 585
Si a comienzos de las migraciones en la era de la Globalización Transnacional, los
migrantes se dirigían con frecuencia a zonas rurales en los países receptores, esto ha comenzado a
cambiar sensiblemente en los últimos veinticinco años. En el año 2007, por ejemplo, se registró
que había veinte ciudades en el mundo (2 en Asia; 2 en Oceanía; 9 en Norte América (EEUU); 3
en Europa; y 4 en el Medio Oriente) con más de un millón de individuos nacidos en otra nación.
Si sumamos el total de población inmigrante en estas ciudades, tenemos la asombrosa cifra de 37
millones de personas. Aquí hay que destacar, además, que existen 25 ciudades cuya población
inmigrante nacida en otro país, es el 25% de la población total de estas urbes.586
Y aunque carece del mismo impacto global de las migraciones transnacionales, la
migración doméstica o interna de muchos países como China, México, Brasil, EEUU, India, etc.,
es mucho mayor que aquella que se da a través de fronteras internacionales. De acuerdo con datos
de las Naciones Unidas, había en el año 2009 alrededor de 740 millones de migrantes internos en
el mundo.587
Desde un punto de vista más cualitativo, otros de los rasgos sobresalientes de la
migración en la era de la globalización transnacional, es que posee una complejidad y diversidad
étnica y cultural sin precedentes en la historia moderna desde el siglo XVI.588 Y llama

584
Ver: Michael Ben-Gad, 2008.
585
Ver: World Migration Report. The Future of Migration: Building Capacities for Change, 2010.
586
Ver: Marie Price and Lisa Benton-Short, 2010; Marie Price and Lisa Benton-Short (eds.), 2007.
587
Ver: UN: Human Development Report, 2009.
588
Ver: Montserrat Guibernau and John Rex, 2010.

254
poderosamente la atención que, a diferencia de oleadas migratorias más antiguas, las mujeres
participan hoy en roles protagónicos centrales; y la migración transnacional está en proceso de
feminizarse cada vez más, a medida que las mujeres migrantes aparecen como cabeza de
hogar.589 Existe también un número creciente de migrantes indocumentados, y que supera al de
los migrantes legales y con papeles migratorios en regla. Los migrantes en general no pierden
contacto con sus países de origen, y participantes en diásporas que tienen un alto grado de
vinculación con las comunidades de las cuales partieron. 590 Esto último consiste en viajes
frecuentes a los países de origen, envío de remesas familiares e inversiones en las sociedades de
partida,591 y aumento de la migración temporal y circular.592 Es también notable, el impacto doble
de las diásporas migratorias transnacionales del Tercer Mundo en los países más desarrollados; y
asimismo, sobre la economía y la cultura de las naciones de origen. La transferencia masiva de
población de los países demográficamente jóvenes de la periferia del sistema-mundo (a menudo
con tradiciones culturales no-occidentales y no-cristianas) a los centros metropolitanos
estancados desde el punto de vistas poblacional, 593 es también una característica que no pasa
desapercibida para nadie, y que es la fuente de grandes conflictos sociales594 y debates políticos
en los países receptores.595 Estos, y otros fenómenos asociados a ellos, serán discutidos en las
páginas que siguen.
A las viejas divisiones y jerarquías que caracterizaban los ‘órdenes étnicos’ tradicionales
en los países del centro, ahora se suman nuevas formas de etnicidad y conflicto étnico que se
imbrican de manera muy compleja con el resto de la sociedad.596
Pero no es la magnitud del nuevo fenómeno migratorio y sus consecuencias demográficas
y étnicas en las sociedades de los países receptores lo que más atrae la atención. 597 Y es sobre

589
Ver: G. A. Gilbertson, 1995.
590
Un studio reciente (2010) sobre migración y desarrollo a través de muchos países, ha mostrado que aunque los
porcentajes de migrantes que retornan a sus países de origen, y luego vuelven al país receptor, varían mucho de
nación en nación y de un año a otro, este tipo de movimiento circular involucra de entre 12% a 38% de los
migrantes, y que los regresos a los paíse ancestrales suelen durar un promedio de tres meses. Ver: Laura Chappell,
Danny Sriskandarajah, Ramona Angelescu-Naqvi, George Mavrotas, 2010.
591
Ver: H. De Haas, 2005.
592
Ver: Frans Bieckmann and Roeland Muskens, 2007.
593
Y con esto nos referimos a las poblaciones blancas, casi siempre de europeas o de origen europeo, y con una
cultura propia del Occidente desarrollado.
594
Ver: Nonna Mayer, 1994.
595
Ver: T.K Bauer, M. Lofstrom, K.F Zimmermann, 2000.
596
Ver: Basch, Linda, Nina Glick-Schiller, and Cristina Szantón Blanc, 1994.

255
todo el nuevo carácter transnacional de estas migraciones lo que resulta llamativo. Lo que
empezó –la globalización transnacional- como una reestructuración esencialmente económica del
sistema mundial, ha asumido ahora una multiplicidad de formas inesperadas. La dinámica
multifacética del cambio global ha promovido un número creciente de conexiones
transnacionales que desafían o simplemente ignoran fronteras culturales, económicas, políticas, y
analíticas que antes parecían firmemente establecidas.598

Mapa No. 9.
Países receptores de migrantes (azul), países neutros (verde), y países expulsores (naranja).

Fuente: http://www.google.cl/search?q=european+migration+to+the+world&hl

Los grandes flujos corporativos y financieros apoyados en una nueva tecnología abrieron
las compuertas transnacionales a una corriente mucho más amplia de otros flujos culturales,
políticos, económicos, y migratorios.599 Estos nuevos flujos que se dan desde la base de la
sociedad en la mayoría de los casos, a su vez han creado nichos y conexiones donde nuevos tipos
de actores sociales comienzan a tomar forma. Y el transmigrante es posiblemente uno de los más
influyentes entre estos nuevos agentes sociales. Apoyándose en las mismas tecnologías que han
permitido la constitución de las redes transnacionales de las grandes corporaciones, el
transmigrante puede efectivamente moverse a su nuevo país de destino, manteniendo al mismo
597
Ver: Thomas Faist, 2000.
598
Ver: Manuel Castells, 1996.
599
Ver: P. Giuliano and M. Ruiz-Arranz, 2009.

256
tiempo un vínculo activo con su lugar de origen. Esto ha dado lugar a un nuevo tipo de diáspora
que no sólo conserva un vínculo afectivo y cultural con el terruño ancestral (como fue el caso de
numerosas diásporas en el pasado), sino que es capaz además de incidir a muchos niveles
(cultural, político, y económico) en los asuntos cotidianos de su comunidad nativa.600
Son numerosos los estudios de casos que describen la génesis y organización de estas
nuevas diásporas transnacionales en las que sus integrantes viven casi simultáneamente en dos o
más lugares gracias a la velocidad de las comunicaciones, 601 el transporte, y la información en
nuestros días. Quizás uno de los casos más interesantes –sobre todo por lo bien documentado- es
el de la comunidad emigrante del estado de Puebla en México a la ciudad de Nueva York. En un
estudio de caso fascinante, Robert C. Smith pudo rastrear el origen de esta comunidad e
602
identificar a sus primeros fundadores que llegaron a Nueva York en 1954. Desde entonces la
comunidad creció de manera vertiginosa hasta llegar a tener miles de integrantes a principios de
los noventa. Se trataba de una comunidad que provenía de un conjunto de pueblitos y aldeas
indígenas en el sector oriental del estado de Puebla. Al mismo tiempo que habían comenzado a
migrar hacia Nueva York, también lo hacían hacia la Ciudad de México. Esto generó una suerte
de tríada diaspórica, en la que los grupos migrantes en la capital mexicana y Nueva York se
mantenían en contacto entre sí al tiempo que lo hacían con sus comunidades ancestrales en
Puebla.
Los migrantes en Nueva York empezaron a desempeñar un rol cada vez más decisivo en
la política y la economía de sus pueblos de origen en México en la medida que las nuevas
tecnologías y sus logros en EEUU les permitían enviar sumas cada vez mayores de dinero en
forma de remesas. Por su lado, las comunidades en México contribuían a mantener viva la cultura
y las tradiciones ancestrales entre las nuevas generaciones nacidas en EEUU. Una vez al año se
envían a muchos de los jóvenes nacidos en EEUU e hijos de migrantes a los pueblos de donde
vinieron sus padres y abuelos, para que conserven el orgullo de sus raíces y para disminuir así el
riesgo de que sean arrastrados al vórtice de las drogas, la violencia pandillera, y la
descomposición juvenil tan común entre grupos minoritarios en los EEUU.
Formando una alianza transnacional a través de fronteras regionales e internacionales, los
migrantes de Ticuani-Puebla han conseguido unir fuerzas y recursos para mejorar las condiciones
600
Ver: Saskia Sassen, 2011, 2010, 1991 y 1988.
601
Ver: John Stack Jr, 1981.
602
Ver: Robert C. Smith, 1995.

257
de vida y las perspectivas futuras de todas las personas involucradas en ambos extremos del nexo
transnacional. 603 Obras públicas, escuelas, centros de recreación, acceso a Internet, e incluso el
desenlace favorable de numerosas elecciones de representantes políticos locales y regionales para
las comunidades de origen de los migrantes, han sido posibles gracias a este nuevo tipo de acción
social.
La cantidad de casos similares que han sido documentados en casi todo el planeta
muestran que hay nuevas formas de participación ciudadana que brotan de la migración
transnacional. 604 Las diversas esferas en las que la migración y las diásporas transnacionales
están influyendo sobre la configuración de nuestra sociedad de hoy son numerosas. Pero entre las
más importantes están naturalmente la influencia en aumento que los grupos migrantes
emergentes han tenido en los últimos veinte años sobre las otrora “altas” esferas de la política
internacional. 605 Han surgido nuevas modalidades de agencia social que se han convertido en
conductos viables para influir en las relaciones binacionales entre países. Por ello, el estudio en la
actualidad de las relaciones internacionales, requiere del desarrollo de un enfoque lo
suficientemente amplio y comprensivo como para hacer inteligible la compleja maraña de
relaciones inter-Estatales y redes transnacionales. 606
La ‘globalización transnacional desde abajo’ no es un proceso promovido por ninguna
super-estructura política.607 Es un movimiento espontáneo que no tiene un locus claro ni fijo, que
no posee una agenda explícita o una estrategia o ideología común, y sin embargo, es uno de los
fenómenos más espectaculares de nuestra época. A medida que la modernización capitalista
parece cerrar canales tradicionales de participación ciudadana y de libre y real circulación de
información, y a medida que el consumismo parece aniquilar inexorablemente todo espíritu
ciudadano, van surgiendo estas nuevas modalidades de participación ciudadana y comunicación
colectiva a través de fronteras. Tal pareciera ser que mientras más estandarizada es en apariencia
la sociedad, más obvias son también las fisuras, las líneas de separación, y las formas alternativas
de ser y existir en un mundo con una fachada superficialmente homogénea.608

603
Robert C. Smith concentró su estudio principalmente en un pueblito del estado de Puebla que por razones
confidenciales denominó Ticuani.
604
Ver: Aiwa Ong, 1999; Peggy Levitt and Nina Glick Schiller, 2003.
605
Ver: Miguel Baraona, Rodolfo de la Garza and Manuel Orozco, 1998.
606
Ver: Christian Joppke, 1998.
607
Ver: Una buena discusión del tema en: Jeremy Brecher, Tim Costello and Brendan Smith, 2001.
608
Ver: Martha Finemore, 1993.

258
Los transmigrantes han desempeñado también un papel cada vez más importante desde el
punto de vista económico. Y no me estoy refiriendo aquí a la función económica más obvia de
los transmigrantes, que es la de aportar mano de obra barata para servicios y procesos
productivos en los países del centro que de otra manera serían incosteables. Tampoco me estoy
refiriendo a como los países de origen en realidad subsidian a los países más ricos de destino al
brindarles una fuerza laboral joven, en la cúspide de su capacidad productiva, y que ya fue
alimentada, sanada, y educada por una nación generalmente pobre.609 Pues aunque todas estas
consideraciones son importantes desde la óptica económica, sin duda la contribución más
significativa de los transmigrantes son las remesas familiares. Por este medio, los migrantes
pasan a ser los agentes más importantes en la globalización económica por abajo, y a través de su
acción, consiguen articular610 localidades geopolíticas y culturales que normalmente estaban
disociadas dentro de una sociedad mundial, 611 en que periféricos y metropolitanos parecen habitar
en planetas distintos.612
El Departamento del Tesoro de los EEUU ha estimado que durante el año 2003 las
remesas totales que los migrantes enviaron desde los países del centro a sus familias en la
periferia, ascendieron a los $90,000 millones. 613 Lo que representaba un alza significativa si se
compara con los $72,000 millones que se enviaron en el 2001. 614 Además, ya en 2003 las
remesas enviadas por los transmigrantes superaban con creces la asistencia económica oficial que
usualmente recibían todos los países “en desarrollo”. En realidad, hace ya casi diez años atrás, las
remesas que llegan a los principales países receptores en la periferia, constituían un monto más o

609
Esta fuerza de trabajo es por lo tanto doblemente útil para los países ricos de destino pues no sólo es barata, sino
que además no les costó absolutamente nada generarla. Un hecho que todos aquellos “especialistas” hostiles (ver:
Samuel Huntington, Marzo/Abril del 2004. José can you see? Foreign Policy) a los flujos inmigratorios a sus países
jamás consideran en aquellos “modelos” con los que intentan probar que los migrantes representan una carga mayor
que los beneficios que aportan. Un galimatías que nadie puede tomar realmente en serio.
610
Un fenómeno que algunos estudiosos del tema llaman ‘simultaneidad’. En un trabajo reciente, Peggy Levitt y
Nina Glick Schiller escriben que :
Simultaneidad es una posibilidad que necesita ser teorizada y explorada. Más que ver la migración como un
proceso unidireccional, un número cada vez mayor de estudiosos reconoce que los migrantes viven
simultáneamente ciertos aspectos de sus vidas en los países de origen al mismo tiempo que están
incorporados en los países que los reciben. (op. cit. p. 3).
611
Ver: M.B. Jorgensen, 2008.
612
Ver: Miguel Baraona, Rodolfo de la Garza, Manuel Orozco, 1997.
613
Testimonio del Secretario del Tesoro John W. Snow ante el Comité de Servicios Financieros de los EEUU, Casa
de representantes, Estado del Sistema Financiero Internacional, 25 de marzo del 2004.
614
Ver: Dilip Ratha, 2003.

259
menos igual a la inversión directa extranjera (FDI), y constituían un flujo más estable que esta
última y también que la asistencia económica.
En el año 2009 se estimaba que las remesas llegaban a la cifra de 415 mil millones de
dólares (USA), de los cuales 316 mil millones de dólares iban destinados a los países llamados en
desarrollo. Lo cual representaba un aumento de más de 300% con respecto al año 2003, pero era
una caída del 6% con relación a los 336 mil millones de dólares que se habían enviado en el
2008,615 cuando la Gran Depresión II recién comenzaba a impactar la economía capitalista
global. 616 Aunque es necesario recalcar que esta es la primera vez que se registra una caída en las
remesas desde 1985; e igualmente, es importante señalar que a pesar de la caída de las remesas a
nivel global que se registra en el 2009, etas aún son más elevadas que las que s enviaron en el año
2007, y que alcanzaron los 385 mil millones de dólares. De eta suma, cerca de 100 mil millones
de dólares fueron destinados a la India y China, que han sido los principales receptores de
remesas en el mundo por más de dos décadas.617 En América Latina, el principal receptor ha sido
históricamente México, que es a su vez el país que más migrantes documentados e
indocumentados tiene en los EEUU. Pero ya abordaremos más adelante las estadísticas
correspondientes a la emigración desde América Latina.
En los últimos veinte años el flujo de migrantes sin documentos que han ingresado a los
EEUU y a la Europa Occidental, ha sido considerable, pero precisamente por la naturaleza semi-
clandestina de esta migración, hay pocos datos precisos y confiables. Pocos países en realidad
han llevado siquiera estadísticas básicas sobre los inmigrantes indocumentados que Cruzan sus
fronteras y se establecen en ellos. Los EEUU genera estimaciones periódicas, aunque debatibles,
sobre el flujo de indocumentados, pero aunque los números posiblemente subestiman la magnitud
real del flujo inmigratorio indocumentado, nos dan al menos una idea general de proporciones
(comparaciones entre grupos de migrantes indocumentados) y de tendencias. Entre los años 2000
y 2005, las autoridades de los EEUU estimaron un ingreso promedio de 850.000 migrantes sin
autorización. Pero entre los años 2007 y 2009, ese número había declinado en forma dramática a
cerca de unos 300.000.618 En especial el declive los migrantes indocumentados mexicanos a los

615
Ver: World Bank, 2008: Migration and Remittances Factbook. Washington, D.C: World Bank.
616
Ver: Dilip Ratha et. al., 2009.
617
Ver: World Bank, 2010: Global Economic Prospects 2010: Crisis, Finance, and Growth.Washington, D.C.:
World Bank.
618
Ver: Jeffrey Passel and D’Vera Cohn, 2011.

260
EEUU, ha sido muy grande: de 500.000 en promedio anual a 150.000, durante el mismo período
de 2007 a 2009. Se supone que esta descenso se debe en parte a una vigilancia más rigurosa –y
mucho más cara- en la frontera y al interior del país (con un gran número de deportaciones), pero
casi todos los que estudian el tema concuerdan en que la causa principal es la elevada cesantía en
los EEUU, y que es particularmente pronunciada entre los migrantes sin papeles legales de
residencia o de ingreso.619
Aun así, el total de inmigrantes indocumentados en los EEUU, se estimaba en enero del
2010 que era de entre 10 millones y 12 millones, lo que representa un descenso de cerca de un
millón si se le compara con el nivel que tenía esa población en enero del 2007. 620 Lo que
corresponde a un 3.5% del total de la población de EEUU, y cerca del 28% de toda la población
nacida en el extranjero, pero residente en el país. En la medida que la economía norteamericana
permanece casi estancada y con un crecimiento técnico que no favorece las condiciones laborales
en el país, la migración en general a los EEUU se ha mantenido igualmente estancada, pero,
sobre todo, con una caída muy fuerte en la entrada de migrantes indocumentados. Lo mismo se
observa en Europa occidental, de manera que esta es al parecer una tendencia global. 621
En América Latina, el movimiento de remesas también ha seguido las tendencias globales
de los últimos veinte años. Antes del estallido de la crisis económica mundial, la remesas a
México, Centroamérica, el Caribe, Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador, crecieron de manera
considerable, pero sobre todo en los primeros siete años del siglo XXI.
Por ejemplo, en el año 2002, las naciones de Latinoamérica recibieron 32,000 millones de
dólares en remesas, de las cuales 25,000 millones de dólares llegaron de los EEUU. Esta cantidad
representa cerca del 2% del PIB de toda la región en ese mismo año, lo cual es muy elevado si
consideramos que hay varias naciones latinoamericanas que no tienen flujos emigratorios
significativos. En el 2002, las remesas de los transmigrantes constituyeron casi el 30% del PIB de
Nicaragua, el 25% del PIB de Haití, y el 15% del PIB de El Salvador. Pero México fue el
principal receptor en términos absolutos en América Latina622 -con más de 10,000 millones de

619
Ver: Jeffrey S. Passel and Paul Taylor, 2010.
620
Ver: Michael Hoeffer, Nancy Rytina and Bryan C. Baker, 2011.
621
Ver: Michael Fix, Demetrios G. Papademetrious, Jeanne Batalova, Aaron Terrazas, Serena Yi-Ying
Lin and Michelle Mittelstadt, 2009; Azfar Khan, Rola Abimourched y Ruxandra Oana Ciobanu, 2010.
622
Y el segundo receptor más grande de remesas en el ámbito mundial después de la India.

261
dólares en el 2002. 623 Otras cifras recién indican que el total de remesas a América Latina en el
año 2003 subió en cerca de un 19% del total en el año 2002, a 38,000 millones de dólares. 624
No obstante, siguiendo la tendencia mundial, luego de varias décadas de crecimiento
continuo de las remesas a América Latina, estas se redujeron en un 12% entre el 2008 y el 2009,
y en el 2010 aumentaron, pero si alcanzar los niveles del 2007. Esta reducción hacia América
Latina fue especialmente marcada, ya que los emigrantes de esta región se han dirigido
fundamentalmente hacia los EEUU y España, dos países golpeados con severidad por la crisis
económica mundial a partir de comienzos del año 2008. Pero, además, en el caso de los migrantes
latinoamericanos a estos países, ellos sufrieron una merma considerable en sus ingresos, ya que
muchos trabajaban en el sector de la construcción, que ha sido uno de los más afectados por la
crisis económica.625
En particular, durante 2009 las remesas de los EEUU hacia países como México y El
Salvador (ambos con importantes comunidades migrantes en los EEUU), se redujeron en 18.6%
en el primer caso, y en 4.2% en el segundo. Como era de esperarse, dado que la economía
norteamericana ha conseguido volver a crecer un poco, los datos recientes del 2011 indican que
la tendencia a la caída de las remesas a México, se revirtió un poco con un aumento del 6%. Pero
la caída de las remesas de España a Ecuador, sufrió en ese mismo año un colapso de cerca del
27%; es decir, de 1.280 millones de dólares a 944 millones de dólares.626
Durante los años de apogeo de la migración del sur tercermundista al norte desarrollado,
las remesas se convirtieron en un flujo financiero que despertó la codicia de bancos, gobiernos y
empresas de transferencia de dinero de los países receptores a los expulsores. La acción
simultánea de los bancos e instituciones financieras en los quince años anteriores a 2007 se
orientó a tratar de capturar algo de esa bonanza que fluía desde los bolsillos de humildes
migrantes (muchos de ellos indocumentados) a sus hogares en los países de origen. En casi todos
los países donde hay un gran número de emigrantes, así como en las diásporas que envían dinero
a sus familiares en el Tercer Mundo, bancos y gobiernos en los países donde viven los migrantes
y en aquellos de los cuales partieron, intentaron diseñar políticas para tomar una tajada de ese

623
Inter-American Dialogue, 2004ª: All in the Family: Latin America’s Most Important International Flow.
Washington D.C.: IAD.
624
Ver: Inter-American Dialogue, 2004: Task Force on Remittances. Washington D.C.: IAD.
625
Ver: OECD/ECLAC, 2011: International Migration in the Americas. First Report of the Continuous Reporting
System on International Migration in the Americas (SICREMI). Washington D.C.: OAS.
626
Ver: Ibrahim Sirkeci, Jeffrey H. Cohen and Dilip Ratha (eds.), 2012.

262
flujo financiero que no cesaba de crecer año con año; lo cual ponía aún más de relieve la
importancia económica de los flujos de remesas.627
Como un ejemplo típico de los promotores de la globalización económica ‘por arriba’
intentando controlar la globalización económica ‘por abajo’, los gobiernos y las instituciones
financieras han comenzado a establecer toda clase de medidas, para convencer a los
transmigrantes de que efectúen sus transferencias dentro de los canales que ellos ofrecen. Las
tarifas para llevar a cabo las transferencias han bajado considerablemente en los últimos quince
años, poniendo también de manifiesto la competencia entre grandes agentes financieros y
políticos por reorientar y manejar estos flujos de dinero a su conveniencia. Hay una cantidad de
nuevos programas bancarios y gubernamentales (sobre todo en los países receptores de remesas)
para facilitar el envío de dinero.628 No obstante, los migrantes a menudo permanecen escépticos
frente a las bondades que se les promete.629
Pero como muchos otros procesos en la globalización transnacional, los nuevos
fenómenos migratorios asumen consecuencias inesperadas. A pesar del aumento de la xenofobia
en los países receptores de migrantes, el flujo de remesas sumado al poder de compra creciente de
los migrantes ha significado que una parte cada vez mayor del mundo de los negocios haya
encontrado en estos “advenedizos” una fuente importante de ganancias en los países del centro.630
El crecimiento espectacular de la comunidad hispana en los EEUU en las últimas dos décadas –
crecimiento impulsado en gran parte por la inmigración- ha llevó a esta comunidad a representar
una capacidad de consumo de 653 mil millones de dólares en el año 2003, y de 825 mil millones
de dólares en el 2007 (poco antes de la crisis económica), según un estudio de la Universidad de
Georgia (Selig).
De acuerdo con datos de la encuesta sobre Finanzas de los Consumidores realizada por la
Reserva Federal, más del 44% de los hispanos en los EEUU poseían su propia casa antes de la
crisis, lo cual indicaba, obviamente, que ellos representaban un mercado sustancial para
préstamos hipotecarios, seguros, y otros servicios. Como consecuencia de lo anterior, y a pesar
del retroceso de los programas de enseñanza bilingüe en las escuelas y del uso del español en el
sector público desde mediados de la década de los noventa, los comerciales, el empleo de

627
Ver: Sheila Bair, 2003.
628
Ver: John Herrera, 2003.
629
Ver: Washington Post, 23 de mayo de 2002: Loosing Patience with Fox. Remittances at Work.
630
Ver: R. Klingholz, 2009.

263
personas que saben español en las grandes cadenas de tiendas, y de formas y panfletos también en
este idioma han hecho recientemente una verdadera explosión en los EEUU. En el año 2003, en
una encuesta de 340 bancos importantes efectuada por la American Banking Association, se
encontró que el 47% de ellos utilizaban el llamado “marketing multicultural”, y el 75% de ellos
también tenían sistemas de mercadeo específicamente diseñados para los hispanos.631
Todo lo anterior ilustra vívidamente la forma como una serie de flujos transnacionales
‘por encima’ y ‘por debajo’ se entretejen, complementan y refuerzan para transformar
simultáneamente varias localidades en países muy distantes dándole un sentido muy real a ciertos
vocablos nuevos tan poco atractivos como ‘glocal’ (global/local) y ‘transméstico’
(transnacional/doméstico).
Es imposible decir en este punto turbulento del proceso, cuáles serán los resultados a
largo plazo. Hay quienes afirman que los Estados se encuentran en vías de extinción o al menos
de retroceso, frente a la pujanza de los procesos transnacionales. Pero, anuestro juicio, lo que
vemos en este momento es una situación muy compleja e imposible de discernir en sus rasgos
fundamentales –que por lo demás están cambiando a gran velocidad- de un sistema en transición
a “algo” desconocido en que los patrones que se repetían en el paso de una forma estructural del
sistema internacional a otra durante muchos siglos, hoy no parecen estarse repitiendo. En cada
gran fase de transición de una modalidad de globalización y modernización a otra ha habido un
poder estatal hegemónico declinante y otro emergente que impera durante la etapa subsiguiente.
En su momento Inglaterra reemplazó a Holanda, y a su vez ésta fue reemplazada por EEUU en
una suerte de relevos imperiales. 632 Hoy el poder aún hegemónico de los EEUU no parece estar
seriamente amenazado por ningún otro Estado-nacional, sino más bien por fuerzas y movimientos
transnacionales difíciles de confrontar con los métodos tradicionales de competencia y conflicto
inter-Estatal de la Guerra Fría.
Con el fin del período de Transición a la Hipermodernidad a partir de la crisis económica
mundial, se hace incluso más difícil que nunca predecir o incluso imaginar con precisión cuál
será la configuración del sistema-mundo al terminar esta depresión: es posible que avancemos
aún más por la senda de la hipermodernización capitalista, o que los proyectos alternativos de
sociedad puedan afianzarse de modo que al menos una perte de la humanidad comience a vivir en

631
Ver: American Banking Association. September 13 of 2003. Banks Will Boost Marketing Budgets in 2004.
632
Ver: Giovanni Arrighi y Beverly J. Silver, 2001.

264
un tipo de economía diferente. Es demasiado prematura aún para discernir con amyor precisión
los contornos del mundo que se avecina.
La Transición a la Hipermodernidad fue, entonces, entre numerosas otras formas de
transición concomitantes, un período de reajuste del sistema-mundo. Ahora damos los primeros
pasos vacilantes hacia la hipermodernización capitalista impuylsada pro la implementación de la
bioingeniería a nuevas modalidades de producción y acumulación de capital, al mismo tiempo
que numerosos signos indican que quizás este proceso no se pueda profundizar mucho debido a
la crisis económica, y a las respuestas políticas y sociales nuevas que buscan un camino diferente.
Pero cualquiera que sea el resultado de este proceso que no implique el colapso final del
capitalismo, veremos surgir una sociedad en que el choque entre la modernización capitalista y
los movimientos de contestación y resistencia. Ello puede conducir a una bifurcación histórica
cuya trascendencia en la evolución de las sociedades humanas será sin precedentes: o los
conflictos y la resistencia nos empujarán a un nuevo tipo de modernización y modernidad en caso
de que el capitalismo persista; o nos conducirán a nuevos tipos de sociedades alternativas que
habrán dejado atrás los imperativos de la modernización capitalista, y se adentrarán en los
terrenos experimentales y renovadores de una larga transición al socialismo.

265
266
Capítulo Cinco. La Hipermodernidad y sus alternativas: la Gran Depresión
II y otro mundo es indispensable.

Las crisis que vienen galopando.

Hemos llegado a un punto en la historia de la humanidad, en que debemos intentar lo


imposible para no llegar a lo impensable. Cuatro crisis fundamentales se encuentran en pleno
proceso de desenvolvimiento, y aunque cada una de ellas tiene sus propias causas, génesis y
prospectos específicos, todas ellas se retroalimentan en forma negativa, haciendo que sea
imposible solucionar ninguna de ellas en forma más o menos definitiva y prolongada, sin
enfrentar a las cuatro en forma simultánea: la crisis del medio ambiente global, la crisis
económica mundial, la crisis de hegemonía en la que el momento unipolar de los años noventa ha
demostrado que EEUU no puede controlar por sí solo todo el sistema-mundo, y la crisis de
nuestra civilización, debido a la vulgaridad, mediocridad y superficialidad de la metacultura
capitalista impuesta al mundo por la globalización neoliberal. Estas cuatro crisis simultáneas,
forman un cuarteto letal y que plantea quizás uno de los desafíos más severos que haya
enfrentado la humanidad hasta hoy.
Las dos espirales de la modernidad, globalización neoliberal y modernización capitalista,
han sin dudas generado hacia principios del nuevo siglo XXI, poderosas respuestas políticas,
sociales y culturales, que configuran en nuestros días las otras dos espirales que faltaron, o eran
demasiado incipientes, durante la Transición a la Hipermodernidad, y que son el conflicto social
y la resistencia.
Pero si todas las formas de resistencia no se orientan por una programa común, universal
y que de un sentido estratégico a las demandas puntuales y a las diversas tácticas de lucha contra
el desmantelamiento de todo aquello que la humanidad conquistó durante décadas de avance
progresista y democrático, de poco servirá el esfuerzo para revertir un proceso en que las elites
del poder y del dinero buscan salvar el capitalismo, a costa de enormes penurias para las grandes
mayorías de la población mundial

267
Los dos capitalismos: el imaginario y aquel realmente existente.

En un trabajo reciente,633 Samir Amín ha condensado en pocas palabras uno de los males
que a quienes son sus intérpretes “oficiales”: uno de los principales obstáculos intelectuales e
ideológicos para que economistas, políticos y propagandistas de todo tipo a favor del capitalismo
puedan aprehender su verdadera naturaleza de este, se encuentra en que la raíz paradigmática de
la cual se nutren sus visiones e interpretaciones es una visión del siglo XVIII que imaginó de
cierta manera lo que es y debe ser el capitalismo. Y esta esta ficción del siglo de las luces ha sido
antepuesta a la realidad concreta, efectiva y muy poco atractiva del capitalismo en su
funcionamiento histórico real. De modo que toda vez que el capitalism ha demostrado mediante
hechos contundentes y difíciles de negar cuál es su real naturaleza, quienes se aferran al
“capitalismo imaginario”, dicen que ese “otro” capitalismo real no es más que una desviación,
distorsión o perversión del capitalismo que ellos siguen imaginando como el “único verdadero”.
El capitalismo que realmente existe, es un sistema económico que tiende en forma natural
a la concentración de la riqueza, a la desigualdad creciente, al monopolio y al estancamiento, a la
destrucción permanente y en aumento del medio ambiente natural, y a la inestabilidad cíclica,
ocasionando enorme sufrimiento colectivo en sus períodos de descenso y crisis, aún entre
aquellos sectores de la población que algo se habían beneficiado con la riqueza acumulada
durante la fase de auge económico.634 Es un sistema tan oneroso en términos sociales y
ambientales, que su perpetuación, aún a pesar de la actual crisis severa que lo aqueja, tendría de
seguro consecuencias nefastas para la futura supervivencia de la especie.
Han existido períodos del desarrollo y la modernización capitalista que podríamos
denominar como más racionales –en el sentido de que una economía racional debería aportar
prosperidad y bienestar a la mayoría de la población, sino a toda ella- y un poco más progresistas
–en el sentido de que en vez de ser un obstáculo para el avance de la humanidad hacia formas de
vida colectiva superiores, la economía es uno de sus mecanismos propulsores. Estos estos
usualmente han sido períodos de expansión y crecimiento económico –por lo general luego de
alguna crisis devastadora- y de mayor libre competencia y de acceso al mercado, para ser, a

633
Ver: Samir Amin, 2010.
634
Sobre todo sectores de clase media y trabajadores en los países del centro del sistema.

268
continuación, seguidos de una larga etapa de estancamiento, monopolio y erosión cada vez más
severa de cualquier posibilidad de competencia equitativa en un mercado abierto a la innovación
empresarial y al surgimiento de nuevas compañías. Uno de esos períodos entre 1840 y 1860,
cuando la Primera Revolución Industrial generó algunos beneficios para el nacimiento de la clase
media, algunos intentos de democratización de los sistemas políticos autoritarios imperantes en
casi toda Europa, el surgimiento de los sindicatos y la progresiva reforma laboral que permitiría
más adelante limitar los excesos del capitalismo salvaje de principios del siglo XIX, y se dio un
desarrollo económico explosivo en las metrópolis del sistema-mundo.
Pero ya partir de fines de 1860, el capitalismo ha conseguido reducir considerablemente la
libre competencia y dar paso a las grandes corporaciones que dominaban lo esencial de la
producción industrial y del mercado internacional. Lo irónico aquí, es que justamente cuando se
proclama la doctrina económica del laissez-faire,635 es cuando menor es el margen de libertad
efectiva en los mercados en el siglo XIX, y mayores son las influencias de los grandes capitales
monopólicos sobre estos, y también sobre las elites políticas que deciden las acciones y
lineamientos económicos de los Estados. Y al tiempo que esto ocurre, es cuando pensadores
favorables al capitalismo, proclaman su superioridad en tanto sistema económico que promueve
la libertad empresarial y la libertad de los mercados. Patrón que se ha repetido grosso-modo en
tiempos recientes, en que los cañones del “libre mercado” han sido utilizados para derribar las
barreras nacionales a la expansión del capital transnacional promovido por las grandes
corporaciones monopólicas de nuestra era.
El endiosamiento de los poderes ocultos del mercado636 para resolver todos los grandes
problemas de la humanidad en el presente (discurso que con la crisis mundial se haya
severamente golpeado por la realidad de nuestros días), es una narrativa que en esencia no es muy
distinta de las nociones que se promovieron en los siglos XVIII y XIX, proclamando al
capitalismo como un sistema económico superior, natural, y en tanto el único que interpreta y
refleja la verdadera “naturaleza humana”, que no es otra que la maximización del beneficio
individual.
Entre 1873 y 1887, la llamada crisis de pánico económico que sacudió a Europa y los
EEUU, y que fue la primera gran crisis mundial del capitalismo, terminó al mismo tiempo con la
635
A la que podríamos considerar como precursora del neoliberalismo actual.
636
Y sabemos que quienes hablan del “mercado”, no hacen otra cosa que hablar del capitalismo, como si ambos
fenómenos y conceptos fuesen perfectamente intercambiables.

269
ilusión de que el capitalismo podía proyectarse y crecer en forma indefinida, y puso fin también a
la ilusión de que los mercados internacionales abiertos de par en par, y sin regulación al control
monopólico de las grandes corporaciones que surgían de la fusión del capital financiero con el
capital industrial, podía perdurar sin un apoyo activo del Estado a la modernización y el
desarrollo capitalista. El camino hacia el capitalismo de Estado, como expresión histórica
concreta y real de la verdadera esencia de este sistema económico, quedaba ahora abierto a los
nuevos desarrollos que se darían en el siglo XX. Pero antes, el mundo capitalista tendría que ser
sacudido de manera muy profunda por la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la Gran
Depresión I, y la Segunda Guerra Mundial, para que desde el seno mismo de la academia y del
mundo intelectual pro-capitalista, surgieran ideas un poco más realistas que aquellas que
asimilaban mecánicamente al capitalismo con libre mercado, y que pensaban que en última
instancia, este (el mercado) tenía poderes de auto-regulación con los cuales nadie debía interferir.
La receta económica keynesiana para intentar solventar la Gran Depresión I mediante un
aumento del gasto fiscal y la ampliación de la política monetaria y la deuda de los gobiernos para
reactivar las economías capitalistas estancadas,637 tuvo un efecto moderado entre 1929 y 1939,
pero no resolvió por completo el problema. El keynesianismo fue aplicado sobre todo en
Inglaterra y los EEUU, y después serviría luego como fundamento intelectual del Estado
benefactor de posguerra. Desde 1945 empieza en los países del centro y también en muchos de la
periferia, un ciclo de expansión económica que beneficia a sectores amplios de la población,
mediante un conjunto de políticas e instituciones gubernamentales que conforman el llamado
Estado benefactor, o Welfare State, como se le conoce en inglés.
En realidad, la idea de un Estado benefactor, es decir, capaz de lanzar programas públicos
de inversión social para mejorar la calidad de vida de los asalariados de clase media y
trabajadores fabriles y rurales, existía desde el siglo XIX;638 o incluso desde mucho antes, si es
que uno pudiera considerar las llamadas “leyes de pobres” (poor laws) del siglo XVI en
Inglaterra, como uno de los primeros gérmenes de una propuesta para un Estado asistencialista.

637
Ver: John Maynar Keynes, 1978 (1936).
638
Entre 1852 y 1870 en Francia, ya se utilizaba el concepto de État-providence (Estado-providencial), como parte
de una visión republicana y decimonónica que definía también el rol del Estado como de benefacor y protector de los
pobres. Durante el Segundo Reich alemán, también las políticas de ayuda social de Bismarck fueron definidas como
una nueva agenda social del Estado prusiano, que se concebía a sí mismo como autoritario y defensor de los grandes
terratenientes y capitalistas, pero también paternalista hacia las grandes mayorías alemanas.

270
Las teorías de Keynes son complejas, y han sido intensamente debatidas por los
economistas profesionales, encontrando particular resistencia de parte de aquellos pensadores
neoclásicos como Hayek, que creían firmemente que la producción capitalista se regulaba
perfectamente a través de la dinámica del mercado, y a través de este automatismo, podía a su
vez, resolver todos las necesidades materiales de la humanidad.639 Pero al final de cuentas, estos
oscuros debates entre economistas de esa talla, quedaron relegados a los claustros exclusivos del
mundo académico, y en la práctica las necesidades mismas del desarrollo capitalista impulsaron
la intervención estatal en acorde con el modelo de Keynes, dando nacimiento de esta forma
origen a los modernos Estados de bienestar y a modalidades muy avanzadas de capitalismo de
Estado.
El modelo de Keynes, intentaba en realidad rescatar al capitalismo de sus propios
impulsos auto-destructivo, y dotarlo de mecanismos racionales de regulación, asegurando,
además, mediante la inversión pública un estado económico de pleno empleo, o al menos cercano
a este. Este modelo de un “capitalismo racional”, llevaba implícita en sus premisas la noción de
que la racionalidad económica de la acumulación capitalista genera, si es dejada a su libre
impulso, una economía que resultaba irracional desde el punto de vista de garantizar la
prosperidad y el bien común. Así, según la visión de Keynes, la racionalidad de la acumulación
capitalista, podía también recobrar o alcanzar una racionalidad social, si el Estado proporcionaba
inversiones complementarias que aumentaran la demanda agregada y la capacidad de consumo de
toda la población.
En realidad la propuesta de Keynes, se vio reforzada intelectual y académicamente, por el
trabajo de Joseph Schumpeter, otro de los grandes economistas del siglo XX. Ambos revisaron la
teoría neoclásica y quisieron alejarse del “capitalism imaginario”, y aceptar el “capitalism real”,
intentado salvarlo con sus propuestas. Ambos economistas, John Maynard Keynes and Joseph
Schumpeter, desarrollaron sus nuevas ideas en el contexto dramático de la Primera Gran
Depresión, y como una respuesta capitalista al socialismo de Estado, que desde su nacimiento en
la URSS, llegaría a expandirse en el curso del siglo XX, englobando a casi la mitad de la
población mundial. Ellos aceptaron que el capitalismo encierra contradicciones internas que son
insolubles en el marco de una acumulación salvaje de capital, y tuvieron el optimismo de pensar

639
Ver: José Luis Feito, 1999; David Sanz Bas, 2011.

271
que esas contradicciones podían resolverse de manera racional mediante la intervención selectiva,
planificada y complementaria del Estado.
Keynes argumentó en contra de la ley de Say,640 mostrado que la oferta no crea
automáticamente su propia demanda, y que esta última debía ser garantizada mediante
intervención estatal. Pero adicionalmente, Keynes indicaba que solo se podía asegurar una
inversión pública beneficiosa para la economía capitalista y la población en general, si se
evitaban las burbujas y la especulación financiera, y los dineros estatales se destinaban a
empresas y actividades productivas que generaran una riqueza real y tangible. Algo que a partir
del fin del gran crecimiento económico de posguerra a mediados de los setenta, se abandonó por
completo junto con la eliminación del patrón oro.
Las opiniones de Keynes sobre esto último, condujeron a que el acuerdo de Bretton
641
Woods tuviera un conjunto de salvaguardas que asegurarían la salud general de la economía
capitalista real, a pesar de sus contradicciones inherentes. Lo que resultó acertado por un largo
tiempo, aunque hacia principios de los años setenta, esas contradicciones inherentes de la
acumulación capitalista, y que tanto Keynes se había esmerado en minimizar mediante el
capitalismo de Estado, se habían acumulado por años sin ser verdaderamente resueltas, de modo
que la única manera de que pudiera sostenerse y mantener la tasa de ganancia a un nivel
aceptable, era acabar gradualmente con el estatismo benefactor. Pero ya volveremos sobre esto
más adelante en este mismo capítulo.

640
La ley de Say, o ley del mercado, como se la conoce también, es uno de los principios fundacionales de la
economía clásica, y que fue desarrollada por el economista francés Jean-Baptiste Say (1767–1832), quién no si un
gran optimismo, había propuesto que las mercancías de la producción capitalista se pagan con otras mercancías
convertidas en dinero a través del mercado, y que de este modo se tendía a un equilibrio natural entre oferta y
demanda; el que sólo podía verse alterado cuando se invertía demasiado en la producción de alguna mercancía en
particular, y no lo suficiente en la producción de otra mercancía. Siendo el mismo un hombre de negocios exitoso,
Say consideraba que todo empresario racional debe evitar acumular demasido dinero en forma de ahorro, y que debía
gastarla lo más pronto posible, para garantizar así la circulación mercatil del dinero y de las mercancías,
considerando, además, que el valor del dinero es perecible debido a la inflación y posibles devaluaciones.
641
El acuerdo monetario y financiero de Bretton Woods se orientaba a la creación de una nueva economía mundial
de posguerra que estuviese fundada en un sistema monetario internacional, con un tipo de cambio basado en el dólar
como moneda internacional. El dólar a su vez debía estar referenciado por un patrón oro-divisas, en el que EEUU
matuviera el precio del oro en 35 dólares por onza troy (aprox. 32 gramos de oro de 24 kilates) y se le concedió la
facultad de cambiar dólares por oro a ese precio sin cortapisas de ninguna clase. Al mantenerse fijo el precio del
dólar (con respecto al patrón oro) como moneda de referencia internacional, las naciones restantes tendrían que
establecer el precio de sus monedas con relación a la divisa de los EEUU; y de ser indispensable, los gobiernos
deberían intervenir dentro de los mercados cambiarios, con el fin de mantener los tipos de cambio dentro de una
banda de fluctuación del 1% con respecto al dólar.

272
Tanto Schumpeter como Keynes se había alejado en sus modelos de varios de los
supuestos básicos de los economistas neoclásicos, y su ruptura con las ideas de Hayek había
llegado a ser bastante profunda, aunque ello nose manifestara de manera muy evidente para el
gran público y los neófitos, pues el capitalismo expansivo de posguerra estuvo muy bien servido
en sus intereses fundamentales por un estatismo que era complementario, y que adicionalmente
trajo aparejada una era de prosperidad general en los países metropolitanos. En este clima
general, la noción de Hayek y Von Mises de un mercado auto-regulado, quedó relegada al mundo
de la academia y de los economistas profesionales. Pero esa victoria de la ideas de Keynes y
Schumpeter no sería en realidad un triunfo intelectual de sus teorías y modelos, como un triunfo
político al convertirse en el paradigma de pensamiento económico adoptado por las elites
políticas en todos los países capitalistas del centro, y en la mayoría de las naciones periféricas
también. Por otro lado, es importante señalar que el economista más progresista de los dos era
Schumpeter, quien aunque no veía conexión estructural entre capitalismo e imperialismo, estaba
convencido de que un capitalismo liberado de toda forma de intervención estatal reguladora,
conduciría a una erosión de las bases sociales y culturales necesaria para la vida colectiva; y por
ende, necesarias para la supervivencia misma del capitalismo. Al acercarse a una concepción más
realista de la economía capitalista, Keynes y Schumpeter en realidad abogaban, sobre todo, por la
salvación misma del capital.
Pero cuando el capitalism global comienza a declinar en los setenta, hay un cambio rápido
y radical en el enfoque de las elites políticas en los países capitalistas metropolitanos, y
comienzan a descartar las ideas de Schumpeter y Keynes, y a acercarse a las propuestas de
Hayek, pero sin que ello significara en absoluto abandonar el capitalismo de Estado. Por el
contario, comienza a poner al servicio del capital financiero los recursos y el respaldo estatal,
como una forma de sostener mediante la financiarización creciente, una prosperidad y una
demanda agregada ficticia. Así se inicia la larga fase de financiarización (a partir de 1975) y
posterior caída (a partir del 2007). Es un largo ciclo de sustitución paulatina y creciente de la
gestación de riqueza real por un crecimiento ficticio, basado en una serie de burbujas
especulativas, y que alcanzarían su apoteosis con el frenesí financiero de los primeros años del
siglo XXI. A lo largo de esa fase, el mundo académico y los economistas profesionales se
reconvirtieron en su mayoría al paradigma de Hayek; al tiempo que Keynes y Schumpeter fueron
a su vez relegados al museo de las ideas económicas obsoletas. De nuevo, la victoria transitoria

273
de una cierta visión económica no estuvo determinada por un triunfo intelectual o científico, sino
simplemente, por las necesidades y posibilidades reales dictadas por una nueva fase en el proceso
global de acumulación capitalista.
Hubo una escuela de pensamiento económico, creativa y rigurosa, y con raíces profundas
en el pensamiento clásico de Marx, que se apoyó también en los trabajos lúcidos Michal Kalecki
y Josef Steindl, y que era un brote fresco de pensamiento económico contemporáneo en los años
sesenta y setenta, en un mundo dominado por la economía neoclásica, o por Keynes y
Schumpeter, o por el tedioso, dogmático e improductivo “marxismo soviético” de la Guerra Fría.
Pero precisamente por no ser un tipo de pensamiento económico fácilmente etiquetable en acorde
con los cánones de esos años, el trabajo de Paul Baran y Paul Sweezy no ha conseguido tener la
influencia y el impacto que por sus méritos debería alcanzar.642
La argumentación crítica de Sweezy y Baran, se desarrolla señalando que la prosperidad
de la Europa Occidental, Japón y los EEUU en la posguerra, fue una conjunción de factores
aleatorios que hicieron de este ciclo de crecimiento global, una excepción. Los dos economistas
argumentan que el estado normal del capitalismo es el estancamiento crónico, y que los brotes de
expansión económica real son episodios breves y excepcionales. Dicho de otro modo, la
expansión económica de posguerra sería el fruto de la conjugación de elementos históricos
peculiares y transitorios a partir de la Segunda Guerra Mundial, y que como tales, estaban
destinados a disiparse y perder relevancia con el paso del tiempo. Estos factores excepcionales,
argumentaban Baran y Sweezy, eran los siguientes: A. El ahorro y la liquidez acumulada por los
consumidores en los EEUU, durante los años austeros de la Segunda Guerra Mundial; B. La
propagación del automóvil, el surgimiento de los suburbios y la construcción de una red de
autopistas; C. La reconstrucción de posguerra de las economías de Japón y Europa; D. La
hegemonía mundial norteamericana y la imposición del dólar como moneda internacional; E. El
gasto militar y la emergencia del complejo industrial-militare en los EEUU; F. El auge de la
propaganda comercial y del consumismo; G. La nueva arquitectura financiera mundial y la
superestructura financiera en los EEUU, lo que permitió expandir de una manera descontrolada la
deuda de los hogares y de los consumidores en general. Pero en su naturaleza intrínseca, el

642
Digamos que otro tanto ocurrió con el pensamiento de Pannekoek, Mandel, y algunos otros pensadores de
inspiración marxista clásica. Samir Amin y Giovanni Arrighi, son casos algo diferentes porque sus teorías y trabajos
han tenido mucha mayor difusión, debido quizás a su asociación con la muy difundida labor de los teóricos de la
dependencia en los años setenta y ochenta.

274
capitalismo seguía siendo un sistema dominado por sus contradicciones, e irracional desde la
perspectiva de una economía al servicio del progreso y el bienestar colectivo.
Para Sweezy y Baran el sistema debía apoyarse en el militarismo y el imperialismo, para
poder generar el tipo de globalización necesaria para su expansión territorial y económica en cada
fase de su desarrollo. El poder de los hegemones que se turnaban en la conducción de la
globalización y la modernización capitalista en cada fase, solo podían alcanzar la hegemonía
mundial y mantenerla mediante la dominación militar, que casi inevitablemente conducía a un
estado perpetuo de guerra, con conflictos bélicos estallando uno tras otro en alguna parte del
orbe. Argumentaban, además, que la política keynesiana de elevar la demanda agregada mediante
grandes inversiones públicas, era incapaz, en último término, de impedir completamente la
tendencia al estancamiento del capitalismo. No podía dejar de considerarse también la estructura
de poder en los países capitalistas: naciones que aun cuando tuvieran sistemas políticos
formalmente democráticos, los grupos de interés organizados en la cúspide de la economía,
tendrían siempre suficiente influencia para torcer a su manera las decisiones gubernamentales, y
anteponer sus intereses a los del bienestar colectivo. Y a medida que el monopolio sustituía a la
competencia en amplias áreas de la economía, la publicidad y las ventas remplazaban a la
inversión productiva. Pero lo más grave de todo, es que al madurar el capitalismo mayor era la
tendencia a sustituir al emprendedor racional por monopolios, que imponen precios, limitan el
crecimiento de los sueldos reales para aumentar ganancias, llevando a una explotación cada vez
mayor del trabajo, con jornadas más largas y peor pagadas, reduciendo el tiempo de ocio,
diversión y descanso de los asalariados. Y tal como Baran y Sweezy pronosticaron en los años
sesenta, el estancamiento del capitalismo a partir de la década de los setenta se convirtió en una
realidad. Y en efecto, desde entonces la productividad per-cápita mundial, así como los salaries
reales de los trabajadores no han crecido, e incluso, han involucionado. Todo estaba listo para la
eliminación por etapas del Estado benefactor, para el ajuste estructural, y para la seudo-
prosperidad generada por financiarización de la economía durante el apogeo neoliberal. Una
nueva etapa en la existencia del “capitalismo imaginario” había comenzado, y era la del “libre
mercado”.

Grandes ciclos capitalistas y la caída tendencial de la tasa de ganancia.

275
Aunque la línea de análisis propuesta por Baran y Sweezy sobre el estancamiento crónico
del capitalismo es de gran interés, nosotros nos inclinamos a pensar en forma algo distinta a este
respecto. Nos parece que la historia del desarrollo capitalista, así como la naturaleza más íntima
del proceso de acumulación capitalista a nivel macro-económico, sugiere la existencia de largos
ciclos con una fase A de ascenso y expansión económica real, seguido de una fase B de
estancamiento progresivo que conduce a una mega-crisis económica al final de esta etapa
declinante. Tal y como ocurrió antes y después de la primera crisis mundial del capitalismo
industrial entre 1873 y 1880, y como luego volvió a suceder entre 1929 y 1939. De manera que
las reflexiones que presentamos a partir de este punto del trabajo, van encaminadas en esa
dirección
Como ya hemos mencionado antes en este mismo capítulo, no es entonces sino a partir de
1945, que la economía capitalista mundial se recupera con plenitud, luego de su debacle a partir
del crack financiero de 1929. Como ya hemos señalado, desde antes de la Segunda Guerra
Mundial, se observa que la economía de los países capitalistas se define cada vez más como una
modalidad avanzada de capitalismo de Estado, impulsado por una serie de intervenciones
estatales en la esfera económica a medida que se aplicaban las recetas de Keynes en Estados
Unidos, Europa Occidental y en otras naciones del orbe.
A partir de entonces, el capitalismo de Estado pasa a ser un rasgo permanente del
andamiaje productivo, financiero y político de nuestras sociedades modernas de posguerra, hasta
mediados de la década del setenta, en que comienza a ser desmantelado en forma parcial. Pero al
mismo tiempo que el capitalismo de Estado pasa a ser una característica esencial del capitalismo
moderno,643 la economía mundial progresa luego del fin de la guerra con bastante velocidad. Se

643
Ni siquiera el neoliberalismo, en sus expresiones más virulentas a favor del "libre mercado", ha conseguido
eliminar por completo al capitalismo de Estado. En general, lo que se ha hecho más bien desde comienzos de los
noventa del siglo pasado, es eliminar toda forma de capitalismo de Estado que pueda servir a las necesidades
populares, para acentuar sólo aquellas intervenciones estatales que favorecen a los intereses privados y al gran
capital. En el discurso neoliberal que todavía campea entre las elites del poder y los medios a su servicio en nuestros
países capitalistas, toda forma de intervención estatal que favorezca en forma muy ligera a los trabajadores y
asalariados, es definido como "socialismo", mientras que el capitalismo de Estado que interviene de manera
exclusiva en beneficio de los grandes capitales privados, es denominado, como una acción a favor de un mítico libre
mercado. Ninguna de las dos visiones corresponde a la realidad, puesto que el capitalismo de Estado es la negación
del socialismo verdadero, y al mismo tiempo su rol central en nuestros días, reduce el concepto de libre mercado a
una utopía absurda, como lo ha sido desde los días lejanos de Adam Smith.

276
inicia así, un ciclo de tenue desarrollo capitalista, cuya primera fase aún frágil e incipiente de
recuperación, se gesta entre el fin del período agudo de la gran depresión (1937) y el comienzo de
la Segunda Guerra Mundial (1939). Es un ciclo caracterizado por una etapa de crecimiento muy
lento y frustrante, que no se trasciende sino mediante la reactivación intensa de las economías
industrializadas, a raíz de la Segunda Guerra Mundial. La verdad es que la Gran Depresión I, sólo
se supera mediante la destrucción en gran escala que acompaña al auge de la economía de guerra,
como fruto del terrible conflicto.
Al terminar la guerra, el Plan Marshall y la reconstrucción de Europa Occidental y del
Japón, proveen los estímulos indispensables para el comienzo de los que muchos economistas
han definido como la edad de oro del capitalismo, o como los "treinta gloriosos" de desarrollo
económico mundial, 644 que va de circa 1945 a 1975.645 Es un período de expansión del bienestar
popular, sin precedentes en la historia económica moderna desde comienzos del siglo XIX,
cuando el capitalismo industrial irrumpe en la escena europea y se extiende al resto del mundo.
Pero era sólo una fase dentro de un ciclo más amplio que comprende esa expansión inicial,
seguido de otra fase declinante. A partir más o menos de la mitad de la década del setenta del
siglo XX, se inicia un período de estancamiento del desarrollo a favor de las grandes mayorías
trabajadoras, y que responde a una presión646 hacia la contracción crónica de la tasa de ganancia
de las empresas capitalistas.647 Es parte de un macro ciclo que fuese bien tipificado hace mucho
tiempo por el economista ruso Kondratieff, quien a fines del siglo XIX, había establecido en
forma empírica mediante una gran masa de datos estadísticos, la morfología de estos largos ciclos
capitalistas de expansión, estancamiento y contracción de la economía mundial. Entre 1945 y
1975 se produce la fase de expansión; entre 1975 y 2007 la de estancamiento;648 y entre 2008 y
(¿?), la de contracción y crisis, que podría ser a su vez el preludio de una nueva fase Kondratieff
A de crecimiento dentro también de un nuevo macro ciclo general de la economía capitalista.
Pero así como no puede negarse que existe esa posibilidad de restauración capitalista, hay
asimismo la alternativa de iniciar procesos de transición al socialismo, en todos aquellos países

644
Ver: Sammer Dossani y Noam Chomsky, 18-2-2009.
645
Ver: Giovanni Arrighi, 1994.
646
Presión, que como discutiré en forma oportuna, queda enmascarada por las adaptaciones internas del capitalismo
que consigue así elevar en realidad la tasa de ganancia, pero a un costo social y político enorme en el mediano plazo.
647
Ver: David Harvey, 1982.
648
Al respecto recomiendo leer la entrevista al economista Robert Brenner. Ver: Seongjin Jeong Hankyioreh, 2009.

277
en los que la resistencia popular se convierta en insurrecciones políticas organizadas y
democráticas en contra de la tiranía del capital. 649
Siguiendo otra línea de análisis anterior, pero que resulta a mi parecer complementaria a
la de Kondratieff, Marx había argumentado que el capitalismo está regido por lo que él llamó,
con un lenguaje característico de la época, la "ley de la tendencia decreciente de la tasa de
ganancia". Esta ley fue presentada por él en el tercer volumen de El Capital, pero
desgraciadamente no pudo explorar de manera exhaustiva la forma como el capital se adapta a
esta limitante endógena. En todo caso, vista dentro del contexto económico catastrófico de hoy, la
explicación de Marx asume nuevos ribetes de dramática vigencia.650
De manera magistral, simple y a la vez profunda, Marx explica cómo a nivel
microeconómico de cada empresa, la tasa de ganancia se reduce con cada ciclo productivo, si no
hay un incremento constante del capital variable;651 es decir, del capital invertido para aumentar
la productividad del trabajo en nuevas máquinas, tecnologías y métodos de explotación de la
fuerza laboral, y que se convierte de este modo en capital fijo una vez que se incorpora y se
agrega a los medios de producción ya existentes. En otras palabras, la ampliación constante del
capital variable, necesario para incrementar la tasa de ganancia, empuja a su vez a una ampliación
constante del capital total al convertirse, una vez invertido, en nuevos instrumentos y medios de
producción que pasan a conformar parte integral del capital fijo acumulado. Pero esta ampliación
constante del capital variable mediante la dinámica recién descrita, implica un sistema económico
en permanente necesidad de ampliación en su fase expansiva; y, por ende, de competencia más y
más acerba entre empresas capitalistas que luchan por el control del mercado y la consiguiente
eliminación de sus rivales. Ocurre que la destrucción o absorción de empresas rivales desemboca
siempre en la concentración de los medios de producción y el capital en manos de un número
cada vez menor de empresas. Lo que, en otras palabras, se traduce en monopolios cada vez más
poderosos que imponen condiciones de creciente arbitrariedad, tanto a los trabajadores como a
los mercados. Cuando la economía capitalista general alcanza ese punto crítico en que los
monopolios dominan casi completamente el mercado, se inicia una fase Kondratieff B, de
estancamiento económico prolongado.

649
Ver. Eric Hobsbawm, 2003.
650
Ver: Ernest Mandel, 1968: 52-84.
651
Ver: Carlos Marx. 1962(1866) II- XIII: 233-253.

278
Ese es el talón de Aquiles del capitalismo, y la causa primaria, estructural e insoslayable
que conduce a lo largo de muchos recovecos al monopolio, la sobreproducción, la caída de los
salaries reales, la desigualdad económica creciente entre clases sociales652 y, finalmente, al
estancamiento crónico y las crisis cíclicas. Los tecnicismos que explican en detalle esta ley, son
demasiado complejos para abordarlos aquí, pero es necesario señalar que los macro ciclos
económicos descritos por Kondratieff (un historiador y economista liberal y sin ninguna conexión
intelectual con el trabajo de Marx),653 son la forma exterior y prolongada mediante la cual se
manifiesta la tendencia endógena a la caída de la tasa de ganancia general del capitalismo. 654 Es
decir, que esa ley descubierta y descrita por Marx, se manifiesta gradualmente y en forma cada
vez más acentuada, de manera que luego de un período de expansión, sobreviene un
estancamiento que precede a una fase declinante, la que a su vez conduce de manera inevitable a
una depresión severa cuando se alcanza un punto extremo de sobreproducción y de caída del
consumo.655
A partir de circa 1973-75, la presión hacia una tasa de ganancia declinante comienza a
aumentar en una forma que será duradera y cada más acentuada. A la tendencia natural a la
disminución de la ganancia en el capitalismo, se suman acontecimientos históricos y fenómenos
económicos a escala mundial, que agravarán a aún más a nivel macroeconómico, el mecanismo
macroeconómico básico que empuja a la caída de la tasa de ganancia en cada centro productivo
capitalista. Vemos cómo a partir de la década del sesenta del siglo pasado, se genera un
incremento gradual de la competencia al incorporarse en forma cada vez más amplia e intensa a
la economía mundial, los nuevos poderes capitalistas emergentes, como Europa Occidental
(especialmente Alemania), Japón y, posteriormente, los tigres asiáticos.

652
Ver: Branco Milanovic, 2006.
653
Ver: Nikolai D. Kondratieff, 1946(1935) y 1995.
654
Fenómeno que no siempre encuentra una expresión estadística y cuantitativa evidente, pues, como discutiré más
adelante en este mismo ensayo, el capitalismo desarrolla numerosos mecanismos de adaptación a la presión
constante que ejerce esta limitante endógena, y que consiguen encubrir su manifestación explícita, pero que
conllevan a la acumulación de una serie de factores negativos (de los cuales el monopolio, la exportación de empleos
a países periféricos que ofrecen mano de obra barata, y las burbujas financieras basadas en la expansión especulativa
del crédito, son quizás los mas dañinos) que a la larga provocan igualmente el estallido de crisis estructurales muy
severas.
655
Para una buena discusión de este mismo tópico, pero desde la óptica opuesta, ver: Joseph A. Schumpeter , 1935:
2-10 y 1939.

279
Así llega en forma eventual a su fin una fase de expansión económica sin precedente en la
historia moderna, y comienza, también, el largo descenso hacia la crisis actual. El período de
expansión económica de la posguerra (que muchos han denominado los "gloriosos treinta", en
referencia a las tres décadas aproximadas de su duración), es de crecimiento notable de acuerdo
con todos los indicadores tradicionales (inversión, salarios reales, PIB, etc.). Pero sobre todo, es
notable por el avance que se registra en los indicadores sociales, que debieran ser los criterios
más importantes para medir la expansión económica, pues no sólo nos hablan de crecimiento,
sino de desarrollo en su sentido más amplio. En esta fase ascendente del macro ciclo descrito por
Kondratieff, el quintil estadístico con menores ingresos de la población, mejora su nivel
económico con mayor rapidez que el más alto, lo cual es precisamente lo opuesto de lo que
sucede durante la fase declinante. Es la fase en la que el capitalismo puede darse el lujo de
beneficiar a ciertas capas asalariadas y, al mismo tiempo, garantizar elevadas tasas de
ganancia.656

El libre mercado imaginario y el monopolio muy real.

La tasa decreciente de la ganancia, a la que se suma una competencia cada vez más
acérrima dentro del capitalismo, empuja a la búsqueda de alternativas que permitan sostener un
retorno económico más satisfactorio, a nivel de cada empresa en particular, y del capitalismo en
general. Varias serán las nuevas estrategias proseguidas por el capitalismo para intentar solventar
este problema, y cada una de ellas ayudará a mantener la tasa de ganancia por empresa, a niveles
satisfactorios, al tiempo que acentúa las mismas causas que empujan al estancamiento a nivel
económico general. Mientras mayor sea el empuje hacia el aumento del capital variable en cada
empresa, mayor será también el clima general de competencia entre empresas. Por ello, aunque el
efecto global sobre la totalidad del sistema económico será nocivo,657 una de estas estrategias a
nivel microeconómico, consiste precisamente en la intensificación e innovación tecnológica
constante aplicada a la esfera productiva. Ello parecería en principio poner de manifiesto la

656
Ver: Doug Dowd, 2009.
657
Sin hablar del impacto depredador constante y en aumento que sobre el entorno natural tendrá tal estrategia.

280
naturaleza progresista del capitalismo, puesto que impulsa en forma permanente al desarrollo
tecnológico, basado en la creatividad empresarial y la innovación científica y tecnológica. Pero
esto no es más que una ilusión óptica pasajera. La intensificación y renovación tecnológica
aplicada a la productividad permite sostener los retornos económicos por empresa,658 pero tiene a
su vez, el efecto general de agravar la competencia entre capitales antagónicos, misma que
conducirá en forma irremisible a la eliminación masiva de los rivales y, por consiguiente, al
monopolio.659
El monopolio es retrógrado,660 puesto que implica una inversión menor en renovación de
los instrumentos productivos, lo que, a su vez, tiene tres consecuencias indeseables que llevan al
estancamiento económico general:
1. Las bases mismas de la libre competencia son erosionadas, 661 destruyéndose con esto el
estímulo económico mismo que impulsa al capitalismo en su fase de auge.662
2. Se retrae, además, el impulso progresista del capital hacia la innovación tecnológica y
la investigación científica aplicada a la economía.
3. La calidad de los productos desciende y los precios son más elevados. A consecuencia
de la combinación letal de estos tres efectos indeseables de la concentración del capital, el
estancamiento económico se vuelve crónico, la tasa de ganancia tiende a reducirse aún más que

658
El aumento del capital variable mediante la renovación permanente de los instrumentos productivos, se traduce en
una fuga constante hacia adelante, y en una rivalidad aún más acendrada entre capitalistas, con el agravante de que la
intensificación tecnológica supone también intensificación del capital y, naturalmente, un aumento de los costos de
producción y una reducción de la tasa de ganancia que no es compensada a plenitud por el aumento de la
productividad.
659
Ver: Joan Robinson, 1933; Edward Chamberlain, 1933; John M. Blair, 1972.
660
Ver: Paul A. Baran and Paul M. Sweezy, 1966.
661
Según William G. Shepherd, las empresas oligopólicas impiden la libre competencia impidiendo el ingreso a
ciertos nichos del mercado dominados por ellos, mediante veintidós barreras u obstáculos que resultan casi
insuperables para cualquier nuevo y potencial competidor: 1. Requerimientos de capital; 2. Economías de escala; 3.
Ventajas absolutas de costo; 4. Diferenciación del producto; 5. Sunk costs: gastos retrospectivos que no son
totalmente recuperables. Por ejemplo: el envejecimiento y pérdida de valor de ciertos instrumentos e infraestructura
productiva; 6. Intensidad de la investigación y desarrollo de la empresa; 7. Asset specificity: es decir, la aplicación,
transacción o inversión específica más redituable posible de ciertos activos tienen dentro de un abanico de opciones;
8. Integración vertical; 9. Diversificación de acuerdo con los conglomerados existentes; 10. variando costos dentro
de un sistema complejo; 11. Ciertos riesgos e incertidumbres especiales; 12. Asimetría en la información; 13.
barreras formales establecidas por los Estados; 14. Acciones para prevenir incorporación de nuevas empresas a un
mercado ya controlado por grupos económicos existentes; 15. Capacidad para generar excesos; 16. Gastos de venta,
incluyendo la publicidad; 17. Segmentación del mercado; 18. Patentes; 19. Control exclusivo de ciertos recursos
estratégicos; 20. Emprender acciones que aumentan los costos de los rivales; 21. Una elevada y constante
diferenciación del producto; 22. Capacidad para mantener el secreto en torno las condiciones de la competencia.
662
Y ello a pesar de toda la retórica vacía del discurso oficial a favor del libre mercado. Ver: Michael Perelman.
2006.

281
en condiciones normales de competencia, y la única escapatoria que queda, es reducir los salarios
reales de los trabajadores.
En el capitalismo monopólico y transnacional de nuestra era, lo anterior se ha conseguido
mediante numerosos ardides pero, sobre todo, por medio de la transferencia del aparato industrial
y productivo a aquellos países con más bajos salarios mínimos y con mayores facilidades para
ejercer en forma descarnada la explotación del trabajo. De modo que, al final de cuentas, la
globalización transnacional impulsada por el neoliberalismo, no es más que la expresión tangible
de esta estrategia del capitalismo monopólico.663
En el pasado, mientras los mercados domésticos operaban como compartimentos estancos
relativamente separados y bajo el control omnímodo de los capitalistas nacionales, la
competencia a escala planetaria entre distintos centros nacionales capitalistas se agravó
considerablemente, en especial luego del fin de la Segunda Guerra Mundial. De esta forma, los
mercados domésticos cautivos eran en parte erosionados mediante el capital monopólico nacional
en auge. Pero, a nivel internacional, la rivalidad664 se intensificaba de manera tal, que las
empresas foráneas continuaban representando un serio peligro para los monopolios nacionales
que habían conseguido eliminar a sus rivales internos,665 o convivir con ellos al especializarse en
distintos nichos de consumo.
El ejemplo más palpable de ese proceso, lo constituye la industria del automóvil, gran
motor dinámico de la economía capitalista de posguerra. Luego de que GM, Chrysler y Ford
consiguen aplastar a sus otros competidores menores en los Estados Unidos, proceden a
compartir, con pocas áreas reales de fricción, el mercado doméstico cautivo que esto genera,
estableciéndose así como capitales monopólicos sobre la base de destruir los fundamentos del
libre mercado.666 Pero luego de algunos años de bonanza, el regreso económico triunfal de
Europa Occidental, Japón y otros países asiáticos, representa el surgimiento de nuevos y cada vez
más enconados rivales económicos internacionales que empiezan a desplazarlos de los mercados
mundiales y, finalmente, a destronarlos dentro del propio mercado nacional norteamericano.667

663
Ver: John Bellamy Foster, 1986: 52-56.
664
Para una mejor comprensión de la diferencia conceptual entre ‘competencia’ y ‘rivalidad’ dentro del contexto
teórico de la economía neoclásica, ver: John Bellamy Foster, Robert W. McChesney and R. Jamil Jonna, 2011.
665
O asociarse con ellos.
666
Ver: David Harvey, 2003.
667
Ver: Josef Steindl, 1976.

282
Así surgen las corporaciones transnacionales,668 que intentan distribuir geográficamente
diversas ramas de la producción y administración, en un conjunto de distintos países que les
ofrecen ventajas comparativas desde diversos puntos de vista: salarial, impositivo, regulaciones
ambientales, leyes laborales, infraestructura, etc. Este impulso hacia la formación de enormes
empresas transnacionales nace del poder económico de los monopolios que pueden abarcar todo
el planeta con sus redes de inversión y manufactura; y de la necesidad de abaratar costos de
producción, sobre todo accediendo a mano de obra barata.669 Con este fenómeno de grandes
proporciones, se inicia un nuevo ciclo de globalización que se torna más extenso y más profundo
a medida que la fase Kondratieff B, de declive gradual, domina cada vez más la escena
económica global. Este declive, que genera una globalización al servicio de los intereses de las
transnacionales, alcanzará su culminación en la década de los noventa, cuando el neoliberalismo
se convierte en la doctrina económica oficial del capitalismo.

Triunfo momentáneo de la doctrina neoliberal: celebrando un “libre mercado”


imaginario.

Ya hemos enfatizado antes que el neoliberalismo triunfa en tanto doctrina económica y


social, no por sus "bondades intelectuales”, o sus méritos científicos, sino porque las condiciones
dentro del proceso de acumulación de capital a nivel mundial, se inclinan con fuerzas a su
favor.670 En la misma proporción en que el capitalismo decae, con él decaen también todos sus
marcos de referencia ideológica e intelectual. Es un colapso que se anuncia en todos los frentes
del quehacer humano asociados con el capitalismo. El neoliberalismo, con su pobreza analítica y
la demencia de sus propuestas prácticas, sólo puede ser implementado a plenitud mediante la
política del “shock”,671 y por ello se convierte en la lápida que consigna el comienzo del fin de un
sistema y su civilización. El neoliberalismo, se propone derribar todos las barreras nacionales que
obstaculizan la expansión transnacional del capital, y su caballito de batalla son los llamados
"tratados de libre comercio", que en realidad no son otra cosa que tratados de libres inversiones

668
Ver: Stephen Herbert Hymer, 1976.
669
Ver: Joyce Kolko, 1988.
670
Ver: David Harvey, 2005.
671
Ver: Naomi Klein, 2007.

283
que garantizan el desarrollo de los grandes monopolios capitalistas, y que buscan condiciones
propicias para abaratar los costos de producción, y permitir su instalación simultánea en varios
países al mismo tiempo. La apertura comercial facilita, además, la exportación de las mercancías
y servicios producidos en los países periféricos donde la mano de obra es muy barata, a los
centros metropolitanos, donde se consumen la mayoría de los productos manufacturados a bajo
costo en el tercer mundo.
La industrialización transnacional de la periférica del sistema promovida por el
neoliberalismo es, entonces, una industrialización truncada, pues los países que son objeto de la
inversión capitalista de los grandes monopolios, generalmente reciben ramas parciales y aisladas
de una misma industria, sin tener acceso al proceso completo de fabricación, ni tampoco al
complejo tecnológico que lo sustenta. Es, con algunas raras excepciones parciales -como Corea
del Sur y China, por ejemplo- una falsa transferencia de tecnología y manufacturas del centro a la
periferia. Se trata de la proliferación de ramas incompletas de fabricación y montaje en naciones
que siguen siendo económicamente dependientes, y que sólo son receptoras de segmentos
incompletos de una industrialización que sigue favoreciendo a las compañías capitalistas
afincadas en el centro del sistema mundial.
El flujo comercial de la periferia al centro se incrementa, pero todo es una fachada que
encubre el único hecho de verdad relevante: que sigue siendo una producción metropolitana
emplazada en territorios periféricos, pero no ligada en forma orgánica a las economías de estas
naciones. Las empresas transnacionales siguen vinculadas en forma orgánica a los países del
centro, y su único interés consiste en explotar al máximo los factores ventajosos de producción en
los países dependientes, pero sin que ello represente mayor beneficio duradero para estos últimos.
No obstante, la propaganda a favor de estos procesos, intenta mostrarlos como un legítimo
intercambio comercial entre economías nacionales soberanas e interdependientes. En esta gran
ficción económica, México, por ejemplo, aparece como el principal socio comercial de los
Estados Unidos. Sin embargo, no es strictus sensus la economía de México la que en efecto
produce, exporta y se beneficia con este flujo de mercancías y servicios baratos hacia el norte,
sino las compañías que operan en ambos países al mismo tiempo. México contribuye con su
dañado medio ambiente, sus obreras y obreros baratos, su corrupción que engrasa los
enmohecidos engranajes de la burocracia nacional, la falta general de garantías sociales efectivas
para los trabajadores, y una democracia cuestionable y dotada de un sistema político férreamente

284
controlado por las elites del poder y el dinero. No es, por consiguiente, el sur conquistando, o
recuperando terreno económico frente al coloso del norte. Es, por el contrario, el sur siendo
utilizado a destajo por el norte, con el fin de producir barato para beneficio casi exclusivo de este
último. Pero el bombardeo ideológico incansable de los medios corporativos, sumado al consenso
entre las elites, levanta densas cortinas de humo que impiden, de momento, ver el crudo trasfondo
de la nueva economía que emerge como fruto de la expansión trasnacional del capitalismo.
El poder económico sigue, entonces, residiendo en los países metropolitanos -aunque
como señalaré más adelante, estos también comienzan a sufrir severas distorsiones estructurales
en la organización de sus economías nacionales. En último término, el capitalismo transnacional
y la globalización neoliberal, empujan de modo inexorable al sistema en su conjunto por la senda
del desastre. El capitalismo consigue aplazar el colapso general por un par de décadas, pero al
hacerlo, profundiza aún más las condiciones objetivas que presidirán sobre su eventual caída. Se
sube más alto, sólo para caer luego desde mayor altura.
Por otra parte, la desregulación creciente de los mercados financieros que promueve el
neoliberalismo desde fines de los ochenta, permite no sólo la expansión del capital transnacional
a partir de las libres inversiones y la libre comercialización, sino también, por medio de la
repatriación, sin límites ni regulaciones, de las ganancias. 672 El capital transnacional
manufacturero y de servicios, que surge con ímpetus al entronizarse el neoliberalismo, se
comienza a estancar de nueva cuenta, debido a los grandes monopolios que dominan ramas
enteras de la economía y sofocan el mercado,673 la caída de los salarios reales,674 la cada vez
mayor desigualdad entre los dos quintiles más elevados y los dos quintiles más bajos de la
pirámide de la riqueza,675 y a la competencia día a día más ríspida entre megaempresas
capitalistas que luchan por aniquilarse o devorarse las unas a las otras. Ya desde inicios de los
años ochenta -poco antes del ascenso del neoliberalismo y, como de costumbre, frente al
estancamiento prolongado del capitalismo- se comienzan a recorrer las conocidas etapas676 que

672
Ver: Miguel Baraona, 2005.
673
Lo que en forma irónica se produce paralelamente con el auge de la retórica económica y política sobre el "libre
mercado", ese espejismo ideológico que nunca se convierte en realidad bajo el capitalismo.
674
Ver: Doug Dowd, 2009.
675
Expresado desde el punto de vista estadístico, en coeficientes de Gini que revelan desigualdades abrumadoras y
crecientes entre ricos y pobres en casi todos los países del orbe; pero, sobre todo, en aquellos en los que el
neoliberalismo avanza con mayor éxito, como Chile, por ejemplo, que pasa a incorporarse al grupo de las diez
economías más desiguales del orbe.
676
Ver: Hyman Minsky, 1993.

285
conducen a las burbujas financieras que sustituyen cada vez más al ciclo económico normal de
producción y consumo, con la inflación monetaria y la especulación desenfrenada.677

La Gran Depresión II.

Al cabo de apenas una década de neoliberalismo desbocado, cuando despunta el nuevo


siglo, comienza a hacerse evidente que la especulación financiera descontrolada678 se ha
convertido en su momento final de descomposición, en una gigantesca pirámide internacional de
Ponzi.679 La financiarización gradual de toda la economía capitalista que empieza desde los años
setenta del siglo pasado, llega a su clímax catastrófico. En un esquema de muy alto riesgo en que
miles de empresas financieras y bancos interconectados dentro de un complejo sistema
internacional de vasos comunicantes, palanquean sus activos, brindan crédito barato a cualquiera
que lo solicite, y hacen pingues negocios sin siquiera poseer un flujo de caja que permita cubrir
los intereses de las deudas contraídas entre sí. Es un sistema seductor y letal, en el que los
protagonistas hacen ganancias sin precedentes. De este modo, pequeños círculos de magos
financieros hacen fortunas de la noche a la mañana recurriendo a actos de prestidigitación donde
se especula con dinero inexistente, se hacen promesas de criminal irresponsabilidad a millones de
inversionistas, se adelantan créditos de alto riesgo a diestra y siniestra, y se pretende que la
burbuja puede inflarse ad infinitum. Y en esta espiral cada vez más amplía y cada vez más frágil,
el frenesí especulador se nutre de su propio éxito inicial, la burbuja crece sin control, y la codicia
desmedida se apodera por completo de los círculos financieros. La atracción fatal que ejerce esta
modalidad de ganancia en apariencia “fácil” sobre los grandes especuladores financieros es tan
irresistible, que el avance al abismo se celebra con cada paso hacia adelante, con explosiones de
júbilo y con toda clase de argucias intelectuales y racionalizaciones seudo-científicas destinadas a
“explicar” este movimiento económico perpetuo rumbo a la riqueza sin costos ni límites. El
capitalismo marcha triunfal y con los ojos cerrados a su bancarrota.

677
Ver: Paul M. Sweezy, 1994(June): 1-12.
678
Sobre los detalles técnicos de cómo se fue inflando la gran burbuja financiera especulativa a partir del
“palanqueo”, ver: Peter Gozan, 2009.
679
Ver: J. Crotty, 2009(13).

286
Es una conjura delirante, pues a pesar de ser tan fecunda en ganancias para sus principales
protagonistas, es impelida por la corrupción y la ambición descontrolada de un capitalismo
terminal, 680 que sólo consigue ahora crecer mediante la especulación y el riesgo.681 Se trata de
una dinámica especulativa en apariencia infinita, pero que se nutre de sus propias entrañas en un
movimiento acelerado y sin descanso hacia adelante, y que está destinado a desplomarse tarde o
temprano con estrépito.682 Y ello ocurre, por fin, en julio del 2007, cuando Wall Street se
estremece al ver con pánico como se derrumba el gigante financiero Bear Sterns, quien admite de
manera pública, la insolvencia de dos de sus principales fondos de inversión. 683 Esto echa a rodar
una bola de nieve que no ha cesado de crecer hasta hoy, y que sorprende tanto a "expertos"
financieros como a la población en general. De este modo, una prolongada crisis estructural que
despunta a mediados de los setenta, resultado del estancamiento que produce la caída histórica y
general de la tasa de ganancia, y que ha sido enmascarada durante mucho tiempo por medio de
burbujas financieras cada vez más grandes, estalla, y pone al descubierto las debilidades
inherentes a todo el sistema capitalista.
La real magnitud de la burbuja financiera que aún está en proceso de desinflarse, es un
misterio para todos, puesto que los bancos ocultan y/o desconocen el tamaño real de sus propios
créditos y bienes financieros tóxicos. Según algunos, esta burbuja habría alcanzado proporciones
tales,684 que ella supera con creces al conjunto de la economía mundial. Si esto fuese así, ello
implicaría que no hay suficiente dinero en todo el mundo para apagar esta conflagración, y que
resulta una total futilidad intentar hacerlo con los diversos paquetes de rescate y estímulo que se
han arrojado a la hoguera, sin importa cuán grandes ellos sean. Al final del día, el incendio
financiero que avanza sobre la llanura económica, reseca y propicia a su incineración, terminará
devorando igualmente todos esos esfuerzos desesperados por apagarlo.
Pero debo insistir en que la crisis financiera no es más que la punta del iceberg, o la
consecuencia y detonante de la actual depresión, ya que en último análisis son las prolongadas
dificultades para elevar la tasa de ganancia del capital partir de los años setenta, las causas
profundas que subyacen escondidas bajo las aguas procelosas de este maremoto económico. Al

680
Ver: Michael Perelman, op. cit., 2005.
681
Ver: David M. Kotz, 2009: 305-317; Thomas I. Palley, 2008 y 2009.
682
Ver: John Cassidy, 2009.
683
Que contenían valores altamente especulativos, sostenidos por hipotecas de escasa o ninguna confiabilidad.
684
Ver: Jorge Beinstein., 3/3/09.

287
estallar, la burbuja financiera ha desencadenado, con todas sus fuerzas apenas contenidas hasta
hoy, el factor esencial que domina los procesos económicos mundiales, y que oculto tras las
bambalinas, ha determinado la marcha de la economía global durante los últimos treinta y cinco
años.
La transnacionalización del capital que permitió el crecimiento de las llamadas
"economías o mercados emergentes", convirtiéndolos en nuevos centros neurálgicos de
acumulación del capital, surgieron gracias a sus bajos costos de producción y, de ese modo,
también, dinamizaron al conjunto de la economía global. Pero a la larga esto ha resultado ser
fatal, creando nuevos desequilibrios globales de difícil solución.
Uno de los nuevos desequilibrios resulta de los procesos de desindustrialización que
supuso la transferencia masiva de manufacturas y servicios a la periferia del sistema, para los
centros económicos metropolitanos en Estados Unidos y en Europa Occidental.685 Ello forzó una
transición en estos últimos países a la llamada "economía de la información", que no es más que
el auge del sector terciario y de servicios públicos y privados, en detrimento de la base industrial
y manufacturera, que se traslada hacia países con bajísimos salarios mínimos y escasas
regulaciones ambientales y laborales, como China, México, India, América Latina en su
conjunto, etc. Pero incluso esa economía de servicios, siguió la tendencia general marcada por la
industria manufacturera, y comenzó a ser exportada hacia países donde la retribución al trabajo es
muy pequeña, en comparación con Estados Unidos y Europa Occidental.
Ello supuso tanto la destrucción de lo que quedaba del Estado keynesiano y benefactor de
posguerra en las naciones del centro, y una exacerbación de las presiones hacia la baja de los
salarios reales de los trabajadores en estas economías, con el fin de elevar la tasa de ganancia en
los países metropolitanos686. La expresión política de estos imperativos económicos será el
ascenso de los neoconservadores durante los regímenes de Reagan y Thatcher. A partir de
entonces, los sindicatos son gradualmente eliminados o reducidos a la impotencia; se disminuye
el gasto social para favorecer los subsidios ocultos o abiertos (bajo la forma sobre todo de
reducción de tarifas e impuestos) a las grandes empresas transnacionales; y los asalariados ven
caer en forma alarmante el poder de compra de sus ingresos.

685
Ver: Robert J.S. Ross and Kent C. Trachte, 1990: 35-146; David Gordon, 1988: 22-65.
686
Ver al respecto, el revelador trabajo del economista norteamericano Richard Wolf, 2010.

288
Los hogares de los quintiles medios e inferiores de las diversas economías metropolitanas,
se esfuerzan por recuperar el terreno perdido, mediante la incorporación cada vez mayor de las
mujeres al mercado laboral junto a los hombres.687 Los hogares de las capas medias y proletarias
en los países de capitalismo avanzado, recurren cada vez más al endeudamiento privado, con el
fin de mantener un nivel de consumo más satisfactorio. Para el año 2008, la deuda de los hogares
norteamericanos corresponde ya al 90% de PNB, y cerca del 80% de sus ingresos anuales se
destinan al pago de las diferentes deudas agregadas. Esto es grave, pues hay que recordar que el
75% de la economía norteamericana depende directamente del poder de sus consumidores. La
situación, por lo tanto, se torna insostenible. Poco a poco el pago de tarjetas de crédito, hipotecas
y otras deudas, se convierte en una carga agobiante para un número creciente de hogares y
deudores metropolitanos. Esto marca el comienzo del fin. Pues desde la base misma corroída de
la economía, el edificio entero empieza a desmoronarse. La gran pirámide de Ponzi se desploma,
erosionada en sus frágiles cimientos, por la acumulación de la insolvencia de los hogares y los
consumidores en general.
Pero antes de llegar al punto de ruptura, la burbuja financiera que inicialmente buscaba
mantener la capacidad de consumo de los mercados internos en los países metropolitanos (sobre
todo en los Estados Unidos) mediante el crédito fácil y barato, entró en una etapa final (1998-
2008) de frenesí especulativo.688 Fue una fase corta, pero igualmente desastrosa. Una fase de
descomposición terminal, que pone de manifiesto no sólo la inmoralidad esencial que de una
economía fundada en la codicia, sino también, las limitantes estructurales que definen al
capitalismo. La ilusión se disipa, y así, sin ninguna gloria y con mucha pena, se transita hacia el
lumpen capitalismo, y de este, al abismo. Hoy estamos ya cayendo hacia el fondo de este
precipicio, pero sin saber su verdadera profundidad, ni por cuanto tiempo tendremos que
descender antes de estrellarnos contra el fondo.
Creo que no es en absoluto aventurado pronosticar que esta crisis será aún peor que La
Gran Depresión de comienzos del siglo XX. Se trata de una economía global mucho más grande,
mucho más interdependiente, y por ello la burbuja financiera es descomunal y tardará mucho más
tiempo en desinflarse por completo que en previas recesiones. Debido a la globalización
transnacional, el contagio entre naciones será también mucho más intenso y de una escala mucho
687
Lo que, debido a la discriminación laboral por géneros, se traduce en salarios inferiores para un trabajo idéntico,
lo que resulta en una bonanza suplementaria e inesperada para el capital.
688
Ver: Robert Brenner, 2002.

289
más amplia y compleja que en el pasado. Será difícil para las distintas economías nacionales,
tomar medidas efectivas dado que una parte importante de sus aparatos productivos están unidos
de manera tan inextricable a la economía global, y no dependen sólo de la manipulación
económica doméstica.
Las economías insertas con mayor profundidad y amplitud en la globalización
transnacional, serán aquellas que sufran más. Asimismo, aquellas naciones que poseen una mayor
capacidad de intervención estatal en la economía doméstica, asociada con un mejor control de sus
flujos económicos con la economía global, serán las que mejor resistan la pandemia. Aquellas
naciones que se han orientado hacia modelos de desarrollo basados esencialmente en la
industrialización para exportar, serán golpeadas con especial virulencia. También economías que
dependen demasiado de un sólo producto de exportación y no han buscado fomentar la
sustitución de importaciones por medio de las manufacturas y la producción doméstica, decaerán
en forma alarmante. Quizás, dentro de esta última categoría, únicamente aquellos países que
producen materias primas esenciales para la economía mundial, 689 como el petróleo y otras, verán
su economía ascender impulsada por la hiperinflación que seguirá al proceso deflacionario inicial
en el cual estamos inmersos en este momento.690 Esta es, en efecto, la primera crisis económica
mundial, en el sentido estricto del concepto. Por ello, tampoco es descabellado pensar que esta
será una crisis prolongada, y que con muchas probabilidades, se desenvolverá siguiendo una "L"
y no una "V", como creen los más optimistas. Es decir, que no será una brusca caída económica
seguida de una recuperación igualmente fulminante, como sugiere una recesión tipo "V". Más
bien, lo que se visualiza, a mi juicio, es que luego del colapso y la brutal deflación de activos y
riqueza que hoy vemos como producto inmediato del estallido de la burbuja financiera,
sobrevendrá un período largo de estancamiento e inflación, en el que los precios de las materias
primas y los alimentos crecerá mucho más rápido que la economía y los salarios en su conjunto.
Y ello, debido a la casi segura devaluación creciente del dólar a largo plazo. Cuando China ya no
pueda solventar el déficit y la deuda de los Estados Unidos mediante voluminosas compras de
bonos del tesoro norteamericano,691 este último país deberá declararse insolvente y el dólar dejará

689
Sobre todo para las economías emergentes del BRIC, pero sobre todo para la economía de China.
690
Ver: Eric Janszen, 23-2-2009.
691
Arriesgado curso de acción que China ha seguido, por dos razones esenciales: 1. Para mantener vivo el mercado
de consumo interno de los Estados Unidos que absorbe 20% de sus exportaciones totales; 2. Y, asimismo, para
mantener bajo el valor de sus moneda -lo que le permite exportar barato y competir mejor- y sostener el valor del
dólar mediante compras masivas de él.

290
de ser la moneda internacional de referencia. Ello implicaría que Estados Unidos no podría seguir
emitiendo dólares a destajo para salvar su economía por la vía fácil del endeudamiento crónico, y
tendría que enfrentar las consecuencias de sus desaciertos financieros y económicos, igual como
se ve forzada a hacerlo el resto de las naciones del orbe. Todo ello dependerá de la resiliencia de
la economía China para cargar a hombros el peso muerto de la economía norteamericana.692
Lo cierto es que solventar la crisis financiera no representa más que la solución de una
pequeña parte del problema, ya que los problemas derivados de una presión cada vez mayor hacia
una baja tasa de ganancia continuarán plagando al capitalismo. Es obvio que la destrucción de
una parte de la riqueza acumulada y de las empresas existentes todavía,693 aunada a la pérdida de
poder competitivo de muchas economías nacionales, abrirá un nuevo espacio para un desarrollo
capitalista futuro. Pero esto se verá ralentizado por la caída aún mayor del poder adquisitivo de
los consumidores durante la crisis, la reducción de los salarios reales, y la severidad de la
desigualdad socio-económica entre los quintiles superiores e inferiores de la población, heredada
de treinta y cinco años de incremento de la brecha entre ricos y pobres, y entre capitalistas y
trabajadores, en todo el mundo. Una vez que el impacto inmediato de la crisis financiera
comience a ser superado, estaremos aún sumidos hasta el cuello en la crisis de estancamiento
estructural del capitalismo.
Suele pensarse que el keynesianismo de Franklin D. Roosevelt, permitió la recuperación
de la economía norteamericana luego de la Gran Depresión I, facilitando a su vez una
reactivación del conjunto del capitalismo mundial. Pero la receta keynesiana, que sugería un
déficit fiscal considerable y grandes inversiones estatales en infraestructura y obras públicas para
solventar la Gran Depresión I, apenas si resultó un paliativo. En realidad el capitalismo mundial
continuo arrastrándose a lo largo de la recesión, sin conseguir reestablecer tasas de crecimiento
satisfactorias.694 El keynesianismo, entonces, no es una cura radical que elimina el problema

692
Que consigue mantenerse en esta situación privilegiada gracias a lo que A.G. Frank en forma muy acertada llamó
"posicionamiento". Es decir, posiciones privilegiadas dentro de la economía mundial, como la que confiere a los
EEUU el dólar en tanto moneda de referencia internacional.
693
Es decir, mediante una destrucción de capital fijo que permite un crecimiento comparativo del capital variable, lo
que en el diagnóstico clásico de Marx, facilita en parte la recuperación de la tasa de ganancia promedio.
694
Es posible incluso que, como señalan algunos economistas seguidores de la escuela Austriaca, el keynesianismo
sólo prolongó la recuperación al impedir que las fuerzas del Mercado empujaran a una crisis profunda y devastadora,
seguida de una rápida recuperación igualmente dramática -en términos más gráficos: que se queme toda la estepa
para que los nuevos brotes de pastizal rejuvenecido puedan surgir. Es en efecto probable que esto haya sido así, pero
también es por igual cierto que sin el paliativo keynesiano, la situación social y política se hubiese tornado
insostenible dentro de los países capitalistas, y la gravedad brutal del desempleo y la pobreza, hubiesen provocado

291
económico por completo, pero tendrá la virtud, desde el punto de vista capitalista, de salvar al
sistema del estallido social y revolucionario que también amenaza con destruirlo por completo.
Al final de cuentas, no será sino la Segunda Guerra Mundial, con su secuela de horrores y
destrucción, la que se convierte en el resorte mágico que permite la reactivación económica del
capitalismo languideciente.
Hoy debemos detenernos con parsimonia y pensar en forma cuidadosa la lección histórica
que encierra la experiencia de la Gran Depresión I. Lo que ella indica, es que el colapso del
capitalismo entonces fue devastador no sólo por sus consecuencias económicas, sino por la lucha
fratricida y la carnicería en una vasta escala a la que condujo apenas una década luego de haberse
desencadenado. Tenemos que preguntarnos con seriedad, ¿cuáles son las probabilidades de que el
mundo se hunda otra vez en guerras de gran escala a raíz de la presente depresión? La respuesta,
a mi juicio, es que, por desgracia, esa probabilidad será alta. Uno de los primeros síntomas que
manifiestan la respuesta de las naciones capitalistas a la depresión en curso, ha sido elevar la
retórica sobre la defensa del comercio internacional y la globalización neoliberal, al tiempo que
en forma solapada comienzan a implementar medidas proteccionistas que contradicen tan
"loables" propósitos.
Por otra parte, la devaluación gradual pero incontenible del dólar, sumada a la
monetización (inflación sin precedentes de la emisión de dinero) que los programas de estímulos,
subsidios y de quantitative easing (alivio o paliativo de liquidez) que en total suman varios
billones de dólares sólo en los EEUU,695 han generado una situación potencialmente más
explosiva una vez que se disipe su efecto transitorio, que la misma crisis que intentan resolver o
al menos mitigar. Lo mismo ocurrió en Europa, donde los gobiernos siguen tratando de
implementar fallidas políticas de rescate a bancos, instituciones financieras y grandes empresas,
mientras destruyen a gran velocidad todo el sistema de previsión social, y estrujan a la ciudadanía
para hacerla pagar los costos de la crisis. Al final de cuentas, estas políticas son cíclicas (es decir,
que van a favor del ciclo económico depresivo), y al destruir la demanda interna aún más de lo

grandes estallidos populares y revueltas que habrían dado al trasto con todo el sistema capitalista. De manera que el
keynesianismo no fue una fórmula económica ideal para salvar al capitalismo, pero sin duda permitió que este
sobreviviese desde el punto de vista social, durante la peor de sus crisis. Los economistas burgueses que piensan que
la economía es un sistema que funciona con leyes y mecanismos propios, que están al margen de la sociedad en su
conjunto, habrían desatado las fuerzas del mercado y, con ello, revoluciones incontenibles, que hubiesen tornado el
tema estrictamente económico en algo banal e intrascendente.
695
Trillones de dólares en inglés.

292
que ya está por el endeudamiento impagable de los hogares y consumidores en general,
impedirán cualquier atisbo de recuperación económica en el corto y mediano plazo.
El proteccionismo encubierto, disimulado pero en auge,696 sin dudas, destruirá los
fundamentos de la globalización neoliberal y al mismo tiempo acentuará, durante el período
álgido de la depresión que aún está por venir, las luchas entre naciones capitalistas desarrolladas
por el control del comercio internacional, sobre todo en el área de materias primas y alimentos.
Pero en general, el declive del nivel de vida de los ciudadanos a escala mundial, agravará las
contradicciones de clase en el ámbito interno dentro de cada país. Frente a ello, igual que tantas
otras veces en el pasado, muchos Estados buscarán por la vía dolorosa pero expedita de los
conflictos armados, reestablecer su hegemonía interna uniendo a sus poblaciones tras un esfuerzo
bélico nacional. Las tareas de los progresistas del orbe, consistirán, por ende, en oponerse a las
guerras al servicio de las elites dominantes, e impulsar el socialismo como única respuesta válida
y viable ante los horrores generados por el capitalismo en proceso de derrumbarse paso a paso. El
socialismo, entonces, no surgirá sólo como una alternativa deseable, sino como el único camino
posible para la salvación de la humanidad.697
La tarea más urgente en este momento es oponerse al belicismo creciente de las potencias
capitalistas desarrolladas sumidas en una crisis sin aparente remedio, e intensificar todo esfuerzo
político, ideológico e intelectual por redefinir la naturaleza de la transición a una nueva sociedad
que no sea la simple reedición del fallido socialismo de Estado.

Otro mundo es indispensable: La Hipermodernidad y sus alternativas.

La crisis económica mundial ha acelerado el comienzo de la hipermodernidad, en la


medida que una de las cuatro espirales –la resistencia- que había permanecido en estado larval
luego del fin de la Guerra Fría y el colapso del socialismo de Estado en casi todo el mundo, ha
696
Proteccionismo que se desliza en forma tan artera como disimulada en las nuevas políticas económicas adoptadas
por los Estados más desarrollados en relación con las importaciones provenientes (excepto aquellas que son sólo
manufacturas, productos y bienes generados por sus propias transnacionales en naciones más periféricas que ofrecen
amplias ventajas comparativas) de países periféricos en auge (los llamados “mercados emergentes”), al tiempo que
intentan mantener sus flujos comerciales abiertos y sin restricciones entre ellos.
697
Valiosas reflexiones orientadas en la misma dirección general del análisis que he presentado aquí, pueden leerse
en: Ian J., Seda-Irizarry, 2009: 581-585.

293
madurado con velocidad impelida por las medidas retrógradas que muchos gobiernos están
tomando para salvar el capitalismo a costa de los trabajadores y asalariados en general. Este ha
sido el catalizador, y la posibilidad del surgimiento de fuerzas genuinas de izquierda (es decir una
izquierda que procure cambiar el statu-quo, y no simplemente maquillarlo o cambiarlo en
aspectos secundarios) comienza a perfilarse incluso más allá de América Latina, donde las
fuerzas políticas opuestas al neoliberalismo se han desarrollado más temprano y con más
intensidad que en ninguna otra parte del mundo.
Estamos presenciando el nacimiento de nuevos movimientos sociales ciudadanos, que
protestan y luchan mediante un activismo básico contra las elites políticas y del dinero, que
intentan solventar la crisis poniendo todo el peso de esta sobre los hombros de la mayoría de la
población. Cuando estos movimientos sociales hayan adquirido un grado de organización y
hayan sido capaces de movilizarse no sólo para defender a la población de medidas retrógradas,
sino de plantear un programa de cambios estructurales para formas de vida social, económica y
política alternativas a las que ofrece la modernización capitalista, entonces habremos ingresado
de lleno en la hipermodernidad, y quizás más aún, en sus posibles alternativas. Y no será sino con
esas alternativas, que se podrá iniciar la gestación de un mundo indispensable para la
sobrevivencia de la especie.

294
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