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Hans Jonas fue un filósofo y pensador alemán, de ascendencia judía, cuyo trabajo se basó en los
problemas éticos y sociales creados por la tecnología. Su obra más famosa es “El principio de
responsabilidad”, de la cual hablaremos hoy, y la cual abarca un análisis ético de la sociedad actual, en la
cual los avances tecnocientíficos han afectado negativamente las acciones humanas y han puesto en
peligro la continuidad de la existencia humana.
El autor menciona que, en la ética de la época, llamada ética tradicional, poseía algunos aspectos como
los siguientes:
El poder que poseen los humanos para manipular la naturaleza a su gusto en la actualidad es cada día
mayor, y no se posee la sabiduría suficiente para entender las consecuencias presentes y futuras. Jonas
menciona que “La enormidad de los nuevos poderes del hombre le impone a éste una nueva dimensión
de responsabilidad ética nunca antes soñada”, o, poniéndolo en palabras de Ben Parker, “Un gran poder
conlleva una gran responsabilidad. Estas responsabilidades no solo son la naturaleza, sino también a la
vez con el hombre mismo y las generaciones futuras, ya que para el autor el principio ético último sería
la preservación del sujeto, entendiendo que, al preservar la existencia de la naturaleza, en este ámbito
converge la supervivencia del ser humano.
En primer grado el poder que el hombre posee sobre la naturaleza; en segundo grado, ese poder se ha
escapado del control del hombre (principalmente debido a los avances tecnológicos) y el tercero grado
busca poder controlar ese segundo poder que está desenfrenado.
Debido a este panorama, el autor plantea la necesidad de crear una nueva ética, que denomina ética del
futuro, la cual pueda buscar garantizar la existencia humana en el planeta, siguiendo su imperativo
categórico que plantea: “Obra de tal manera que los efectos de tu acción sean compatibles con la
permanencia de una vida auténticamente humana sobre la Tierra”.
Esta ética deja en un segundo plano la autonomía moral del individuo, para centrarse en la sociedad en
conjunto como sujeto de la responsabilidad. También, no se enfoca solamente en el presente y la
sociedad actual, sino más en el futuro y las generaciones que vendrán. En relación con esto, aparece
otro concepto importante como lo es la humildad, no referente, como podríamos creer, a la escasez de
poderes, sino en cambio a la capacidad desmesurada de poder, el cual no podemos controlar, por eso es
necesaria la humildad para poder evaluar y tomar decisiones conscientes que preserven el futuro.
La heurística del miedo es una de las bases de este planteamiento ético, la cual consiste en la mezcla del
respeto con el miedo, que cumple una función heurística al descubrirnos el bien a preservar a través del
sentimiento imaginario del mal; esto previene de un pensamiento llamada la profética de la catástrofe,
relacionado con sus raíces judías, inspirado en los profetas de la edad antigua que prevenían al pueblo
de las catástrofes futuras si no cambiaban sus hábitos actuales.
Desde el avance ético , Jonas plantea que la política es preservar la escogencia de fines, sin embargo en
este proceso hay carencias que se hacen notar, ya que las decisiones y las escogencias van ligadas a
ciertas influencias que se puedan presentar por fines económicos o sociales; esto hace que la política
presente una crisis a futuro, ya que los poderosos no tienen acceso a esa identificación de los fines
comunes que se puedan presentar.
Existe una ambivalencia en ciertos conceptos, por ejemplo el antropocentrismo es una idea que se
remite a culturas antiguas, sin embargo desde lo que jonas plantea, existen ideas nuevas al respecto,
por ejemplo que las afectaciones entre hombre y naturaleza van ligadas al manejo desproporcionado de
los avances tecnológicos.
Por otro lado jonas plantea requisitos que la elite democrática no podría desarrollar en su política, sin
embargo otro tipo de políticas desplazarían la responsabilidad de un eje individual a uno global, el resto
es utopía