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Lo que cohesiona al mundo

LOS FUNDAMENTOS MORALES


Y PREPOLÍTICOS DEL ESTADO LIBERAL*

JOSEPH RATZINGER

EN LA aceleración del ritmo de los desarrollos históri-


cos que estamos viviendo aparecen, en mi opinión,
dos factores que son particularmente sintomáticos de
una evolución que antes se daba con mucha más lenti-
tud. El primero es el surgimiento de un(:l sociedad de
dimensiones mundiales, en la que los distintos pode-
res políticos, económicos y culturales son cada vez
más interdependientes y se tocan y se compenetran en

• La Academia Católica de Baviera, con sede en Munich, organizó el19 de


enero de 2004 un coloquio en el que el profesor Jürgen Habermas -el
nente más conocido de la visión laicista del Estado- y yo -como represen-
tante de la tradición católica clásica- debíamos presentar en breves ponen-
cias nuestra visión de los fundamentos morales del Estado, En el coloquio
participó un público escogido de filósofos, politólogos y teólogos invitados
a discutir junto con los ponentes sobre su exposición y, más que nada, sobre la
propia cuestión. Las dos conferencias se han publicado varias veces. No obs-
tante, dado ·que· las cuestiones afrontadas en aquel coloquio están estrecha-
mente unidas a las que presentamos en este pequeño libro, se reproduce de
nuevo aquí el texto.

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sus diversos ámbitos. El otro es el crecimiento de las puede generar un ethos, es decir', una conciencia ética
posibilidades que tiene hombre de producir y de des- renovada no puede ser producto del debate científico.
truir, lo que plantea con mayor hincapié de lo habitual Por otra parte, es innegable que la transformación
la cuestión del control jurídico y moral del poder. Y por radical de la imagen del hombre y del mundo que ha
consiguiente, la cue.s tión (de máxima urgencia) de có- brotado del incremento de los conocimientos científi-
mo las culturas, al encontrarse, pueaen hallar bases cos ha desempeñado un papel esencial en demoler las
éticas capaces de fundar adecuadamente la conviven- viejas certezas morales. En este sentido, la ciencia tiene
cia entre ellas y construir una estructura jurídica común una responsabilidad respecto al hombre y, en especial,
responsable del control y del ordenamiento poder. 1· la filúsofía tiene la responsabilidad de acompañar crí-
Que el proyecto de una «ética mundial» propues- ticamente el desarrollo de cada ciencia y de analizar de
to por Hans Küng1 haya encontrado tan amplio con- manera crítica conclusiones apresuradas y falsas certe-
senso demuestra, en cualquier caso, que se trata de . zas sobre lo que es el hombre, de dónde viene y por
una cuestión de gran actualidad. Ello sigue siendo qué existe, o, dicho en otros términos, de depurar los
válido aun cuando se acepte Li aguda ·c rítica a dicho resultados_científicos del elemento no científico que a
proyecto que formuló Robert Spaemann/ ya que a los menudo se mezcla con ellos; así se mantendrá la mira-
dos factores mencionados se añade un tercero: en el · da abierta a la totalidad, a las amplias dimensiones de
proceso del encuentro y de la compenetración de las la realidad del hombre, de la que en la ciencia sólo se
culturas han saltado por los aires certezas éticas pueden mostrar aspectos particulares.
nidas hasta ahora. La cuestión de qué es el bien, espe-
cialmente en el contexto presente, y de por qué hay
que realizarlo incluso en perjuicio propio es una pre- l. PODER Y DERECHO
gunta fundamental todavía sin respuesta.
Me parece obvio que la ciencia en cuanto tal no Es tarea concreta de la política poner el poder bajo el
-
1
H. Küng, ¿Por qué una ética mundial? Religión y ética en tiempos de globa- escudo del derecho y regular así su recto uso. No debe
lización, Herder, Barcelona, 2002.
2
R. Spaemann, «Weltethos als Projekt», en Merkur, núms. 570/571, regir el derecho del más fuerte, sino más bien la fuerza
pp. 893-904, del derecho. El poder ejercido en el orden del derecho

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y a su s ervicio está en las antípodas de la violencia, garantía de la participación en la formación del dere-
entendida ésta como poder sin derecho y opuesto a él. cho y en la justa administración del poder es la razón
De ahí que_sea importánte para cada sociedad que el esencial a favor de la democracia como la más adecua-
derecho y su ordenamiento estén por encima de toda da de las formas de ordenamiento político.
sospech a, porque sólo así la arbitra- Sin embargo, me parece que queda aún otra cues-
riedad y se puede vivir la libertad c;omo libertad com- tión. Puesto que es difícil encontrar la unanimidad
partida. La libertad carente de derecho es anarquía y, entre los hombres, la formación democrática del con-
por ta:p.to, es la destrucción de la libertad. El recelo senso no tiene como instrumentos indispensables más
contra el derecho y la rebelión contra él reaparecerán si que delegación, por un lado, y por otro la decisión
se percibe que el derecho es un producto del arbitrio, de la mayoría. De ahí se deriva la importancia de la
un crite rio establecido por los que tienen el poder y no cuestión sobre los distintos ordenamentos que para, las
la expre sión de una justicia al servicio de todos. mayorías se pueden pedir. Pero también las mayorías
La misión de colocar el poder bajo el escudo del pUeden ser ciegas o injustas. La historia da buena prue-
derécho nos plantea la siguiente cuestión: ¿cómo nace ba de ello. ¿Se puede seguir hab_lando de justicia y de
el derecho y cómo debe elaborarse para que sea vehícu- derecho cuando, por ejemplo, una mayoría, incluso si
lo de ju sticia y no el privilegio de establecer lo que es es grande, aplasta con leyes opresivas a una minoría
justo por parte de los que tienen el poder? Por una religiosa o racial? Por tanto, con el prü:cipio mayori-
parte n os preguntamos cómo se forma el derecho, tario queda siempre abierta 'la cuestión de las bases
pero p o r otra también cuál es su criterio. Que el de- éticas del derecho, la pregunta de si hay o no algo que
recho n o debe ser el instrumento de poder de unos no puede convertirse en derecho, es decir, algo que es
pocos, sino expresión del interés común de todos, pa- siempre injusto de por sí, o viceversa, si hay algo que
rece, al de entrada, un problema resuelto me- por naturaleza es siempre indiscutiblemente, según el
diante los instrumentos de la formación democrática derecho, algo que precede a cualquier decisión de la
del con senso, ya que todos participan en el nacimien- mayoría y.que debe ser respetado por ella.
to del derecho, y por tanto el derecho es de todos y La época moderna ha dado una formulación es-
como t al puede y debe ser observado. En efecto, la table a dichos elementos normativos en las distintas

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l.
declaraciones de los derechos del hombre, sustrayén- más bien quisiera esbozar los desáfíos que brotan de
dolos al juego de las mayorías. En la conciencia actual las nuevas formas de poder que se han desarrollado en
nos podemos contentar con la evidencia interna de los últimos 50 años. En la primera parte de la segunda
dichos valores. Pero semejante reducción de la cues- posguerra predominó el miedo ante el nuevo poder de
tión tiene también un carácter filosófico. Hay valores destrucción que había surgido con la invención de la
permanentes que brotan de la naturaleza del hombre y bomba atómica. El hombre se vio de repente con capa-
que, por tanto, son intocables en todos los que parti- · l cidad no sólo para destruirse a sí mismo, sino también a
cipari de dicha naturaleza. Tendrem_os que volver de la tierra. De ahí nació la pregunta sobre qué mecanis-
nuevo sobre el alcance de una concepción de este tipo, mos políticos hacen falta para evitar esta destrucción.
sobre todo porque no todas las culturas reconocen ¿Cómo se pueden hallar mecanismos de este tipo y có-
hoy esta El Islam ha formulado un catálogo mo pueden ser eficaces? ¿Cómo se pueden desencade-
propio de derechos humanos distinto del occidental. nar fuerzas éticas capaces de plasmar dichas formas
La China actual lleva ciertamente la impronta de una políticas y de hacerlas eficaces? Durante largo tiempo,
forma cultural nacida en Occidente, el marxismo; lo que nos salvó de los horrores de una guerra nuclear
-pero, que yo sepa, se plantea de todos modos la pre'- fue, de Jacto, la rivalidad entre bloques de poder con- ·
gunta de si los derechos humanos no son una inven- trapuestos, así como el miedo a provocar, con la des-
ción propiamente occidental que hay que cuestionar. trucción del otro, también la propia destrucción. La
limitación recíproca de los poderes y el miedo a su-
cumbir resultaron ser fuerzas de salvación.
2. NUEVAS FORMAS DE PODER Ahora lo que nos atormenta ya no es tanto el mie-
Y NUEVAS CUESTIONES SOBRE SU EJERCICIO do a un gran conflicto, cuanto el miedo ante un terror
omnipresente capaz de golpear y actuar en todas par-
Cuando se trata de la relación entre poder y derecho y tes. Como se ve, el hombre no necesita un gran con-
de las fuentes del derecho, hay que analizar también el flicto para hacer el mundo inhabitable.Los poderes
fenómeno del poder en sí mismo. No es mi intención anónimos del terror, que pueden estar presentes por
tratar de definir la naturaleza del poder en cuanto tal; doquier, son tan fuertes que persiguen a cada uno has-

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ta dentro de su cotidianidad; y nos hallamos ante la error? ¿No debería ponerse la religión bajo tutela de la
amenaza de que unos criminales puedan tener acceso razón y dentro de unos límites adecuados? Natural-
a los grandes potenciales de destrucción y hagan que mente nos deberíamos entonces cuestionar quién lo
el mundo se precipite en el caos, fuera de los ordena- puede hacer y cóm,o. Pero queda la pregunta general: _
mientos po,líticos. ¿es verdad que la gradual eliminación de la religión, su
De ahí que se haya desplazado la cuestión del de- superación, se ha de considerar como progreso nece-
recho y del ethos: ¿en qué fuerites se alimenta el terror? sario de la humanidad, capaz de permitirle hallar el
¿Cómo podemos llegar a eliminar desde dentro esta camino de la libertad y de la tolerancia universal?
nueva enfermedad de la humanidad? En este sentido Mientras tanto asoma otra forma de poder que a
es inquietante que el terror se esté otorgando en cierto primera vista parece puramente benéfico y digno de
modo 1.1na legitimación moral. Los mensajes de Bin toda aprobación, pero que en realidad podría conver-
Laden presentan el terror como la respuesta de los pue- tirse en una nueva ámenaza para el hombre. El hom-
blos y oprimidos por la arrogancia de los pode- bre es ya capaz de hacer hombres, de producirlos, por
rosos, como el justo castigo a su presunción, a su blas- así decir, en probeta. El hombre se convierte en un
femo de$potismo y a su crueldad. Estas motivaciones, producto, y de esta suerte la relación del hombre con-
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evidentemente, son convincentes para los que se en- sigo mismo cambia radicalmente. No es ya don de la
cuentran en determinadas situaciones sociales y polí- naturaleza o del Dios creador; es un producto fabri-
ticas. La acción terrorista es presentada también como cado por él mismo. El hombre ha descendido al fondo
defensa de la tradición religiosa contra la impiedad de de la fuente del poder, a las fuentes de su propia exis-
la sociedad occidental. tencia. Ahora la tentación de construir el hombre per-
En este momento aflora una cuestión sobre la que fecto, la tentación de hacer experimentos con el hom-
tendremos que volver: si el terrorismo se nutre tam- bre, la tentación de considerar a los hombres como ·
bién de fanatismo religioso -y lo hace-, ¿es la reli- basura y de deshacerse de ellos no son ya fantasías de
gión una fuerza curación y de salvación, o no será moralistas hostiles al progreso.
más bien un poder arcaico y peligroso que construye fal- Antes había surgido la cuestión de si hay que con-
sos universalismos induciendo a la intolerancia y al siderar la religión como una fuerza nii:>ral positiva;

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o !i
ahora debe surgir la duda sobre la fiabilidad de la ra- nes tradicionales perdió su evidencia y fue necesario
zón. Al fin y al cabo, la bomba atómica es un producto 1
indagar sobre razones más profundas del derecho. Así
de la razón; al fin y al cabo, también la producción y la surgió la idea de que frente al derecho establecido, que
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selección de hombres han sido creadas por la razón. podía ser injusto, debía existir un derecho que proce-
En ese caso, ¿no habría que poner a la razón bajo ob- diese de la naturaleza, de la esencia del hombre. Se
servación? Pero ¿por medio de quién o de qué? ¿O no tuvo que descubrir este derecho adecuado para corre-
deberían quizá circun_scribirse recíprocamente la reli- gir los defectos del derecho positivo.
gión y la razón, mostrarse una a otra los respectivos Más cercano nos resulta examinar la doble fractu-
límites y ayudarse a encontrar el camino? Y aquí aso- ra que se produjo en la conciencia europea al comien-
ma de nuevo la cuestión de cómo en una sociedad de zo de la época moderna y que sentó las bases de una
dimensiones mundiales, con sus mecanismos de po- nueva reflexión sobre el contenido y los orígenes del
. der y sus fuerzas incontrolables, con sus distintas con- derecho. En primer lugar está el desbordamiento de
cepciones del derecho y de la moral, se puede en con- -las fronteras del mundo cristia:po europeo que se llevó
trar una evidencia ética eficaz que tenga suficiente a cabo con el descubrimiento de América. En ese mo-
fuerza de motivación y que sea capaz de responder a mento tuvo lugar el encuentro con pueblos ajenos al
los desafíos rpencionados y ayudar a superarlos. entramado de la fe y el derecho cristianos, que hasta
entonces había sido para todos origen y modelo del
derecho. En el terreno jurídico no había nada en co-
3· PRESUPUEST_OS DEL DERECHO: mún con aquellos pueblos. Pero ¿eso significaba que ca-
DERECHO, NATURALEZA, RAZÓN recían de leyes -tal como algunos afirmaron actuan-
do en consecuencia-, o bien existía un derecho por
Echemos primero un vistazo a situaciones históricas encima de todos los sistemas jurídicos, que muestra
que, en la medida de lo posible, sean comparables con que los hombres son hombres y los une entre sí? Ante
la nuestra. Siempre merece lq, pena pararse a recordar esta situación, Francisco de Vitoria desarrolló una
que la Grecia antigua también tuvo su propia Ilustra- idea que ya existía, la idea del ius gentium, el «dere-
ción, que la validez del derecho fundado en las religio- cho de los pueblos», donde la palabra pueblos se asocia

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a la idea de «paganos», de «no cristianos». Se trata raleza y la razón se entrelazaban y en el que la natura-
de una concepción del derecho como algo a la leza misma era racional. Al prevalecer la teoría de la
concreción cristiana del mismo, y que debe regular evolución, esta concepción de la naturaleza se ha que-
la justa convivencia entre todos los pueblos. brado: la naturaleza en cuanto tal no es racional-se
La segunda fractura se produjo dentro de la mis- nos dice- aunque haya en ella comportamientos ra-
ma cristiandad debido al cisma que dividió la comu- cionales; éste es el diagnóstico evolucionista, que hoy
nidad de los cristianos en diversas comunidades con- en día parece indiscutible.3 De las distintas dimensio-
trapuestas entre sí, a veces de modo hostil. Y de nuevo ne§ del concepto de naturaleza en que basaba origi-
fue necesario desarrollar una noción de derecho pre- nariamente el derecho natural, sólo ha quedado la que
via al dogma, una base jurídica mínima que no se apo- Ulpiano (a .comienzos del siglo rn d. C.) formulaba con
yase en la fe sino en la naturaleza, en la razón humana. esta expresión: Ius naturae est, quod natura omnia ani-
Hugo Grocio, Samuel von Pufendorf y otros elabora- malia docet («El derecho natural es aquel que la natu-
ron la idea del derecho natural como derecho de la raleza enseña a todos los animales»). 4 Pero esto no bas-
razón, que valora la razón como el órgano de la cons- ta para nuestra indagación, que no se refiere a todos los
trucción de un derecho común por encima de las fron- animalia, sino a las cuestiones específicamente huma-
teras de la fe, 3 La expresión más impresionante de esta filosofía de la evolución, todavía

El derecho natural ha seguido siendo -sobre dominante aunque con ciertos ajustes, se encuentra en ]. Monod, El azar y la
necesidad, Tusquets, Barcelona, 1993. Para la distinción entre los resultados
todo en la Iglesia católica- el argumento con el cual científicos propiamente dichos y la filosofía que los acompaña, cf R. Junker,
se la razón común en el diálogo con la sociedad S. Scherer (comps.), Evolution. Ein kritisches Lehrbuch, Weyel, 19844 • Sobre la
discusión en torno a la filosofía que acompaña a la teoría de la evolución:
laica y con las demás comunidades religiosas y se bus- ]. Ratzinger, Fe, verdad y tolerancia, Sígueme, Salamanca, 2005.
can las bases para un entendimiento sobre los princi- 4 Sobre las tres dimensiones del derecho natural medieval (dinámica del

ser en general, orientación de la naturaleza común a hombres y a animales


pios ét icos del derecho en una sociedad laica y plura- [Ulpiano] y orientación específica de la naturaleza racional del hombre)
lista. Pero este instrumento, por desgracia, ha dejado cf las observaciones formuladas en el artículo de Ph. Delhaye, «Naturrecht»,
en Lexikon für Theologie und Kirche 2 VII, pp. 821-825 . Es interesante el concep-
de ser fiable, y por eso en esta conversación mía no to de derecho natural que figura al inicio del Decretum Gratiani: Humanum
genus duobus regitur, naturali videlicit iure et moribus. Ius natura/e est quod in
quiero basarme en él. La idea del derecho natural pre-
lege et Evangelio continetur, quo quisque iubetur alii facere quod sibi vult fieri et
suponía un concepto de naturaleza en el que la natu- prohibetur alii inferre quod sibi no lit fieri.

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sigue siendo una fuerza activa. A veces estos dos polos . tiana y la de la racionalidad laica, por más que ambas,
opuestos están más cerca o más lejos entre sí y más o cada una a su modo, influyan en todo el mundo y en
menos dispuestos a aprender el uno del otro o a recha- todas las culturas. En este sentido la cuestión del cole-
zarse recíprocamente. ga de Teherán citada por Habermas me parece de par-
También el ámbito cultural islámico se caracteriza ticular importancia: a saber, si, desde el punto de vista
por tensiones semejantes, y presenta un arco muy am- . de la comparación de culturas y de la sociología de la
plio que va desde el absolutismo fanático de un Bin religión, la secularización europea no sería un camino
Laden hasta posiciones abiertas de racionalidad tole- particular que necesita revisión. 6 Yo1no reduciría en
rante. El tercer gran ámbito cultural, el indio, o, más absoluto la cuestión, al menos no necesariamente -tal
exactamente, los ámbitos culturales del hinduismo y el como hicieron Carl Schmitt, Martín Heidegger y Lévi-
budismo, están también sujetos a tensiones parecidas, Strauss-, a la situación europea, cansada, por así de-
aunque no tan drásticas, al menos tal como las vemos cirlo, de la racionalidad. Lo cierto es que nuestra ra-
nosotros. También estas culturas se hallan expuestas cionalidad laica, por más que pueda parecer evidente a
tanto a la pretensión de la racionalidad occidental co- nuestra razón educada al estilo occidental, no es com-
mo a la fe cristiana, que las interpela: ambas están pre- prensible para toda ratio, en el sentido de que, como

sentes en sus ámbitos y asimilan tanto la una como la · racionalidad, encuentra límites en su intento de hacer-
otra de modos distintos, aunque sín dejar de mante- se inteligible. De hecho, su evidencia está ligada a de-
ner su propia identidad. Completan el panorama las terminados ámbitos culturales, y debe reconocer que,
;i
culturas tribales africanas y también las culturas triba- tal como es,· no es reproducible en el conjunto de la
les latinoamericanas, incitadas por ciertas teologías humanidad y, en consecuencia, tampoco puede ser
cristianas. Éstas ponen en cuestión la racionalidad occi- plenamente operativa a escala global. En otras pala-
dental, pero también la pretensión universal de la reve- bras, no existe la fórmula universal racional o ética o
lación cristiana.
¿Qué se deduce de todo esto? En primer lugar, me 6
Habermas había mencionado en su conferencia esta observación de un
colega de Teherán, pero la había rechazado incluyéndola en la línea de pen-
parece, una falta de universalidad de Jacto de las dos samiento de C. Schmitt, M. Heidegger y Lévi-Strauss. La conferencia de
grandes culturas de Occidente, la cultura de la fe cris- Habermas se publicó en Zur Dibatte, núm. 34, 2004, n. 1, pp. 2-4.

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nas, que han surgido de la razón del hombre y que no 4· LA INTERCULTURALIDAD

pueden resolverse sin a la razón. Y SUS CONSECUENCIAS

El último elemento que ha quedado del derecho


natural (que, en el fondo, pretendía ser un derecho ra- Antes de llegar a alguna conclusión quisiera ahondar
cional, por lo menos en la modernidad) son los dere- algo más en lo que acabo de indicar. Me parece que
chos humanos, los cuales no son comprensibles si no se hoy es indispensable la dimensión intercultural para
acepta previamente que el hombre por sí mismo, sim- plantear la discusión sobre las cuestiones fundamenta-
plemente por su pertenencia a la especie humana, es les acerca del hombre, que no se puede entablar pura y
sujeto de derechos, y su existencia misma es portadora simplemente entre cristianos ni únicamente dentro de
de valores y normas que hay que descubrir, no que la tradición Es cierto que am-
inventar. Quizás hoy habría que complementar la doc- bas perspectivas consideran como universal su auto-
trina de los derechos humanos con una doctrina de comprensión, y quizá, de iure, lo sea. Sin embargo, de
_los deberes y los límites del hombre, y esto podría ayu- Jacto, deben reconocer que sólo son aceptadas e inclu-
dar a replantear en otros términos 1?- cuestión de si so comprensibles en determinados sectores de la hu-
puede existir una razón de la naturaleza y por consi- manidad. Aunque también es verdad que el número
guiente un derecho de la razón aplicable al hombre y a de las culturas concurrentes es mucho más limitado de
su lugar en el mundo. Esta cuestión habría que afron- lo que a primera vista pudiera parecer.
tarla e interpretarla a escala intercultural. Para los cris- Es importante sobre todo tener en cuenta que
tianos tiene que ver con la creación y el Creador. En el dentro de los distintos ámbitos culturales ya no hay
mundo hindú correspondería al concepto de dharma, uniformidad; todos están marcados por tensiones
la ley interna del ser, y en la tradición china, a las ideas radicales en el seno de su propia tradición. En Occi-
y a los mandatos celestiales.s dente esto salta a la vista. Y aunque la cultura laica
rigurosamente racional-que Habermas nos acaba de
s Es obvio que el concepto de naturaleza y de ley natural basado en la fe ilustrar con eficacia- ocupa un papel preponderante
en Dios Creador es profundamente distinto del concepto de ley universal del
ser expresado en el concepto del dharma y también del «universalismo>> chino.
y se concibe a sí misma como el elemento unificador,
Pero precisamente esta diversidad debe provocar el diálogo. lo cierto es que la comprensión cristiana de la realidad

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religiosa en la _que todos puedan estar de acuerdo .Y en tencial es todavía más amenazadora: la bomba atómi-
la que todo pueda apoyarse. Por eso mismo la llamada ca, el ser humano entendido como producto. Por eso
«ética mun,dial» sigue siendo una abstracción. también a la razón se le debe exigir a su vez que re-
conozca sus límites y que aprenda a escuchar a las
grandes tradiciones religiosas de la humanidad. Si se
5· CONCLUSIONES emancipa totalmente y renuncia a dicha disposición a
aprender, si renuncia a la correlación, se vuelve des-
¿Qué hacer, entonces? En cuanto a las consecuencias · tructiva·. Kurt Hübner ha expresado recientemente
prácticas, estoy en gran parte de acuerdo con lo que ha esta exigencia diciendo que una tesis de este tipo no
expuesto Habermas sobrela sociedad postseculariza- significa un inmediato «retorno a la fe», sino que de
da, sobre la disponibilidad para aprender y sobre la este modo «nos liberamos de la id-ea enormemente fal-
autolimitación por ambas partes. Para terminar, po- sa de que la fe ya no tiene nada que decir al hombre de
dría resumir mi visión personal en dos tesis. hoy, pues contradice su concepto humanista de razón,
racionalidad y libertad». 8 Por ello, yo hablaría de una
1.Hemos visto que en la religión hay patologías alta- correlación necesaria de razón y fe, de razón y reli-
mente peligrosas que hacen necesario considerar la luz
divina de la razón como una especie de órgano de con-
l gión, que están llamadas a depurarse y regenerarse re-
cíprocamente, que se necesitan mutuamente y deben
trol por el que la religión debe dejarse purificar y regu- reconocerlo.
lar una y otra vez, cosa que ya pensaban los Padres de la
Iglesia/ Pero nuestras consideraciones han puesto 2.Esta regla básica debe hallar una concreción en el
también de manifiesto (y la humanidad hoy, en gene- contexto intercultural presente. Sin duda, los dos
ral, no se da cuenta de ello) que también hay patolo- agentes principales en esta correlación son la fe cristia-
gías de la razón, una hybris de la razón que no es menos na y la racionalidad occidental laica. Esto se puede y se
peligrosa; más aún, si se considera su efectividad po- 1 debe decir sin caer en un falso eurocentrismo. Ambas
1

7 He tratado de ilustrarlo mejor en mi libro Fe, verdad y tolerancia, op. cit.; f 8


K. Hübner, Das Christentum im Wettstreit der Weltreligionen, Mohr
cf. también M. Apologie im frühen Christentum, Schoning, 2001J. Siebeck, Tubinga, 2003, p. 148.

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,-
caracterizan la situaci6n mundial como ninguna ?tra
fuerza cultural. Pero ello no significa que nos
mos desentender de las· demás culturas como si fueran
Entre razón y religión, de Jürgen Habermas y
una quantité négligeable. Ésta sería una forÍna de hybris Joseph Ratzinger, se terminó de imprimir
occidental que pagaríamos muy caro, y en parte ya lo y encuadernar en junio de 2013 en Impresora
y Encuadernadora Progreso, S. A. de C. V.
estamos haciendo. Es importante que los grandes (rEPSA), calzada San Lorenzo, 244; 09830
componentes de la cultura occidental estén dispuestos
a escuchar y desarrollen una auténtica correlación tam-
í México, D. F. En su composición, elaborada
en el Departamento de Integración Digital del
FCE por Yolanda Morales Galván, se usaron tipos
Minian de 16, 10:14 y 9:14 puntos. La edición
bién con esas culturas. Es importante darles voz en el , esutvo al cuidado de Javier Ledesma. El tiraje
intento de una auténtica correlación polifónica en la fue de 2 000 ejemplares rústicos.

que se abran a la esencial relación d_e


razón y fe, de modo que pueda crecer un proceso uni-
versal de purificación en el que al final puedan res-
plandecer de nuevo los valores y las normas que en
cierto modo todos los hombres conocen o intuyen, y
así pueda adquirir nueva fuerza efectiva entre los hom- .
bres lo que cohesiona al mundo.

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